Вы находитесь на странице: 1из 1

SUS JUGUETES FAVORITOS

Anoche, después de un largo día de paseos y visitas, mi pequeña hija se durmió antes del horario
habitual. La acostamos en la cuna junto a dos o tres de sus juguetes favoritos. Su costumbre es charlar
con ellos un ratito antes de entregarse al sueño, pero anoche no fue el caso. Tampoco hizo falta
cantarle o mecerla. Por primera vez en meses mi esposa y yo nos acostamos temprano.
Alrededor de una hora después de habernos ido a la cama, me despertó el sonido inequívoco de
unos pasos. No provenían del piso de arriba; no se oían como los que tantas otras veces me habían
despertado. Venían del pasillo que llega desde el living a nuestra habitación. «Serán de Gabriela», pensé,
totalmente incrédulo respecto de cualquier tipo de acontecimiento sobrenatural. Se habrá levantado al
baño o a buscar un poco de agua. La piel se me erizó cuando con el pie toqué su cuerpo entre las
sábanas. Ella seguía allí conmigo, no había abandonado el cuarto. Oía los pasos cada vez con mayor
claridad y celeridad. ¿Eran mis sentidos víctima del sopor, de un ensueño que no quería esfumarse del
todo, o había verdaderamente alguien más en la casa? Decidí enfrentar el miedo y abrí los ojos de par
en par. No pude evitar el sobresalto cuando vi emerger de la penumbra el rostro pálido de mi hijita,
luego su cuerpito, más tarde su voz:
—¡Papá, no me puedo dormir! —repetía con agitación—.
Su figura volvió a perderse en la oscura profundidad del pasillo y se desvaneció por completo
cuando encendí el velador; no así su voz, que durante varios segundos continuó retumbándome en la
cabeza. Me levanté deprisa y atravesé corriendo el pasillo en dirección al cuarto de mi pequeña. Prendí
la luz. En la cuna no había otra cosa que dos o tres de sus juguetes favoritos.

Вам также может понравиться