Вы находитесь на странице: 1из 24

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/317036220

El Parlêtre

Chapter · May 2017

CITATIONS READS
0 156

1 author:

Ulises Orestes Cuellar

8 PUBLICATIONS   1 CITATION   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Hipermodernismo y subjetividad View project

All content following this page was uploaded by Ulises Orestes Cuellar on 20 May 2017.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


EL PARLÊTRE

Abstract

Este texto surgió a partir de diferentes cuestiones que se presentan en el quehacer del

Departamento de Desarrollo Estudiantil de la Universidad EAFIT, que dio pie a una pregunta sobre el

posible tratamiento de la psicosis en el ámbito institucional educativo. Con la creación de espacios para

el estudio clínico y epistémico, se han podido dilucidar cuestiones como el concepto de parlêtre (ser

hablante), que supone una ruptura con el esquema psicoanalítico previo; el parlêtre lleva a preguntarse

por la relación entre hablar y ser y de estos con el lenguaje, el hecho y el cuerpo. La re-significación del

concepto de inconsciente, sumado a los nuevos significados que el Seminario 23 otorga a lo imaginario,

lo simbólico y lo real y, las relaciones con el nudo y sus propiedades: agujero, consistencia y existencia;

diferencias que Lacan propone con respecto al desencadenamiento y desenganche, aspectos que

permiten dar cuenta del cambio de lógica que opera en la clínica donde se establece un nuevo horizonte

en el psicoanálisis. Este será el objetivo a desarrollar en el siguiente artículo.

1. Introducción

Quiero extender mis más sinceros agradecimientos a la Universidad EAFIT,

institución que me abrió las puertas como profesional de la psicología en el año 2001 y que,

desde entonces, ha acompañado y apoyado mi formación en el psicoanálisis, tanto desde lo

1
académico, como desde mi actividad en la AMP1, específicamente en la sede de la NEL2

Medellín.

Así mismo agradecer a Daniel Millas, a Gerardo Arenas y Miguel Rossi por acoger

esta apuesta y ayudar a que una vez más el deseo pueda ser acto; en el mismo sentido a

Leonardo Gorostiza por compartir su saber y orientarme en el qué hacer clínico. A los

psicólogos del Departamento de Desarrollo Estudiantil por acompañar no solo el día a día,

sino el deseo de saber sobre el psicoanálisis, quienes mediante su ánimo, comprensión y

trabajo hacen posible que mis ideas se puedan llevar a buen puerto. Finalmente, a la Directora

de Desarrollo Humano-Bienestar Universitario, Luz Amparo Posada, quien me brinda el

apoyo necesario para la labor en el Departamento de Desarrollo Estudiantil.

Es importante señalar algunas cuestiones que dan origen a la reflexión sobre el

tratamiento institucional de las psicosis, a saber: i) la creciente demanda al servicio de

consulta psicológica por pacientes que podríamos ubicar bajo esta estructura y encuentran en

el quehacer del departamento un espacio propicio para el acompañamiento de la invención

de un tratamiento de sus afecciones, de modo tal que puedan sostenerse en el lazo

universitario y social.; ii) la práctica de control colectivo de casos en la cual el equipo de

psicólogos del Departamento de Desarrollo Estudiantil pone en común lo que nos enseñan

dichos casos, las dificultades y analizamos los impases de la práctica misma; y iii) la mesa

de lectura sobre el Seminario 23 de Jacques Lacan, que nos permite esclarecer problemas

1 Asociación Mundial de Psicoanálisis


2 Nueva Escuela Lacaniana

2
teóricos relacionados con el tratamiento de la psicosis.

Estas tres cuestiones llevaron a que las preguntas por el tratamiento posible de las

psicosis se incluyeran en la agenda de formación establecida al interior del Departamento de

Desarrollo Estudiantil y, que con ello, se tomaran las acciones que este reto suponía. A fin

de responder desde la rigurosidad que el tema merece, iniciamos un seminario donde

indagamos acerca de los orígenes y tratamientos, que dentro del campo de la clínica

psicoanalítica, se han hecho sobre las psicosis.

El primer resultado de este trabajo está dado por el descubrimiento de parajes

insospechados, en lo que tiene que ver con la escucha de los pacientes psicóticos, y del

armado epistemológico del hacer dentro del psicoanálisis; es precisamente en este último

punto, donde la lectura del Seminario 23 de Jacques Lacan permite orientar algunas de estas

cuestiones y abrir preguntas sobre la práctica clínica.

Se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que la clínica Lacaniana antes del

Seminario 23 es de un orden discontinuista y fundamentalmente binaria, es una práctica que

está caracterizada por ser de corte estructuralista y dando preponderancia al registro

simbólico, por encima de lo imaginario y lo real, y con el concepto de Nombre del Padre

como principio diferenciador entre neurosis y psicosis.

2. Algunas definiciones del parlêtre

La orientación que al trabajo psicoanalítico se abre con la última clínica o última

enseñanza de Lacan, es una respuesta al empuje de nuestros tiempos, al empuje de la

3
caída del Nombre del Padre y sus consecuencias, la cual devela la oposición que atraviesa

la enseñanza en los últimos seminarios, por ejemplo coherencia-contingencia, sentido-

real, entre otros; como resultado Lacan propone la fórmula de dejarse llevar.

A partir del trabajo del Seminario 23, Lacan vuelve sobre sus pasos e interroga el

esquema previamente señalado, y plantea su trabajo de la mano de James Joyce, o más bien

de su escritura, pues hay que aclarar que Joyce no fue su paciente. Su investigación sobre el

tratamiento de la letra por parte de Joyce, trae consigo elaboraciones que amplían el campo

clínico y epistémico de la psicosis, cuestión que conduce a la generación de nuevas preguntas

sobre la práctica clínica. Una de las preguntas que nos planteamos es si el concepto de

inconsciente, tal como clásicamente había sido diseñado, conserva su vigencia, o si es

necesario sustituirlo por el de parlêtre (hablaser o ser hablante), que se ha escogido como

título y orientación para el presente escrito.

Encontramos la noción de hablante en los diferentes seminarios de Lacan y las

referencias al concepto parlêtre como tal aparecen en los Seminarios 19, 20, 22, 23, 24 y 27.

Para iniciar con la exploración del concepto se partirá de lo expresado en el Seminario 20:

[…] La contingencia, la encarné en el cesa de no escribirse. Pues no hay allí más


que encuentro, encuentro, en la pareja, de los síntomas, de los afectos, de todo cuanto en
cada quien marca la huella de su exilio, no como sujeto sino como hablante, de su exilio
de la relación sexual. ¿No quiere esto decir que sólo por el afecto que resulta de esta
hiancia se encuentra algo, que puede variar infinitamente en cuanto al nivel del saber, pero
que, un instante, da la ilusión de que la relación sexual cesa de no escribirse?— ilusión de
que algo no sólo se articula sino que se inscribe, se inscribe en el destino de cada uno, por
lo cual, durante un tiempo, tiempo de suspensión, lo que sería la relación sexual encuentra
en el ser que habla su huella y su vía de espejismo. El desplazamiento de la negación, del
cesa de no escribirse al no cesa de escribirse, de contingencia a necesidad, éste es el punto
de suspensión del que se ata todo amor. […] (Lacan, El seminario de Jacques Lacan, libro
20, Aun, 1972) pág. 175

4
Lacan abre con esto una ampliación de lo que son las elaboraciones que viene

realizando de la mano de Freud, pero se hace evidente que inicia un desplazamiento hacia

otros horizontes que lo llevaran a soltarse del vienés y buscar en Joyce, apoyándose en la

topología, nuevas explicaciones sobre la teoría y la clínica psicoanalítica.

En el Seminario libro 23, El Sinthome (1975), se encontrarán menciones del concepto

de parlêtre que desde el inicio, en la página 13, hace una alusión muy general pero

orientadora de cómo se llega a esta escritura, con una nota al pie en donde explica qué es un

neologismo, creado por Lacan a fin de conjugar parler y être, hablar y ser, y desliza sin hacer

mayor aclaración, estableciéndolo como un armado nuevo a fin de designar el inconsciente.

Las posteriores referencias no harán mayor claridad para dilucidar una definición como tal,

sino más bien al uso del concepto, dentro del armado epistémico que el autor está presentando

a la audiencia de su seminario.

En la página 56 presenta nuevamente el parlêtre, mientras se ubican los diferentes

goces en los agujeros del nudo, y lo asocian con el concepto de sujeto:

[…] en cambio, el goce fálico se sitúa en la conjunción de lo simbólico con lo


real. Esto en la medida en que, en el sujeto que tiene su soporte en el parlêtre, qué es eso
que designo como inconsciente, está el poder de conjugar la palabra con cierto goce […]
(Lacan, El seminario de Jacques Lacan, libro 23, El Sinthome, 1975) pág. 56.

Un poco más adelante, en la clase IV “Joyce y el enigma del zorro”, Lacan toma el

concepto para designar tres elementos, a saber: i) tratar de responder a un cuestionamiento

que el mismo plantea sobre ¿Qué es un hecho?; ii) la referencia al cuerpo y iii) la relación

del ser hablante con el cuerpo:

5
[…] ¿Qué es un hecho? Es justamente él quien lo hace. Sólo hay hecho por el
hecho de que el parlêtre lo diga. […] el amor propio es el principio de la imaginación.
El parlêtre adora su cuerpo porque cree que lo tiene. En realidad no lo tiene, pero su
cuerpo es única consistencia - consistencia mental, por supuesto, porque su cuerpo a cada
rato levanta campamento. […] (Lacan, El seminario de Jacques Lacan, libro 23, El
Sinthome, 1975) pág. 65

En el Seminario inédito y del cual no se cuenta con un texto establecido por Jacques-

Alain Miller, y que Lacan en su momento nombró: L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à

mourre, expresión sobre la que no se encuentra una traducción que sea unánime en la

comunidad llamada psicoanalítica (si es que eso ex-siste), se puede encontrar:

[…] Este "Palabrero", creo reconocer allí el acceso de lo que articulé desde
siempre, a saber que el significante, es de eso que se trata en el inconsciente. El
inconsciente, es que en suma uno habla — si es que hay hablaser (parlêtre) — solo. Uno
habla sólo porque uno no dice jamás sino una sola y misma cosa — salvo si uno se abre a
dialogar con un psicoanalista […] (Lacan, El seminario de Jacques Lacan, libro 24, L’insu
que sait de l’une-bévue s’aile à mourre, 1976)

La última referencia que es importante señalar de Lacan, se encontrará en el escrito

“Joyce el síntoma” (1975) en Otros escritos, y en esta oportunidad lo unirá a otro concepto

que guarda estrecha relación con la operación que Lacan describe para Joyce como un saber

hacer, es decir, un arte:

[…] El S.K.bello es lo que condiciona en el hombre el hecho de que él viva del


ser (=que vacía el ser) en la medida en que él tiene -su cuerpo: por lo demás no lo tiene
sino a partir de eso- De allí mi expresión parlêtre [hablaser], que sustituirá al ICS de Freud
(inconsciente, que se lee así): apártate de ahí para que yo me instale, pues. Para decir que
el inconsciente en Freud, cuando lo descubre (lo que se descubre es de una sola vez, y aún
es necesario después de la invención hacer su inventario), el inconsciente es un saber en
tanto hablado constituyente de LOM, la palabra por supuesto definiéndose por ser el único
lugar, donde el ser tiene un sentido. El sentido del ser es el de presidir el tener, lo que lo
disculpa de la farfulla epistémica […] (Lacan, Otros Escritos, 2012) pág. 592.

Tomando lo citado anteriormente se podría expresar la siguiente hipótesis: El ser

hablante o parlêtre es en definitiva el concepto de cuerpo afectado por el lenguaje, o más

específicamente por lalengua, una invención lacaniana para referirse a lo que antes él mismo

6
denominó sujeto y Freud, inconsciente. Cabe aclarar que esta hipótesis se presenta bajo una

novedad, los tres registros están inmersos en una lógica nodal, lo que quiere decir que los

tres son al mismo tiempo; no hay lugar para pensarse un registro sin la concomitancia de los

otros dos.

Jacques-Alain Miller en el texto “Lo real y el sentido” expresa:

[…] Lacan opera éste desplazamiento en su última enseñanza cuando habla de


ser-hablante, es decir, que sitúa el ser del lado de lo simbólico. El ser-hablante es otro
modo de decir el sujeto. El ser se encuentra siempre del lado de lo simbólico. Nos
atribuimos el ser. También está el ser del lado de lo imaginario, cuando lo encontramos
en la unidad del cuerpo, y allí se habla del cuerpo hablante y de su ministerio. Pero el ser
se eclipsa frente a lo real. De eso es lo que se trata la última enseñanza de Lacan, que
decide operar de entrada con las tres dimensiones y no reservar la de lo real para este más
allá del atravesamiento. Lacan lo vuelve a incluir, lo sitúa y lo articula de entrada en su
arquitectura nodal. […] (Miller, Lo real y el sentido, 2003) pág. 72

3. De la mano de Joyce3, la relación del parlêtre con su cuerpo.

La metáfora paterna es la invención de Lacan ante lo que Freud había configurado

bajo el complejo de Edipo, y será el soporte de la estructura neurótica, la forclusión del

Nombre del Padre conllevará a que se instaure una falta en el orden del significante paterno

dentro del registro de lo simbólico, y con ello surge una lógica en la cual se intentará suplir

lo que la hiancia gesta en el parlêtre.

3 Se utiliza el mismo título del capítulo II de Piezas Sueltas de Jacques-Alain Miller.

7
En el Seminario 23, Lacan nos muestra con Joyce uno de los argumentos que ha

guiado al psicoanálisis hasta ese momento, lo que se denomina como orden del significante

y responde al síntoma freudiano, y que además, si este existiese querría decir que en el

registro de lo simbólico se acoge un orden, y sería entonces la condición bajo la cual se

encuentra el sentido, pero a lo largo del seminario Lacan pondrá en cuestión esta articulación

cuando introduce la noción de goce.

La última enseñanza de Lacan se orienta hacia la caída del Nombre del Padre, como

único significante de la ley y como eje central de lo que hasta entonces se ha denominado

como estructura; por otra parte con los nudos se trata de establecer una equivalencia entre los

registros simbólico, imaginario y real, y esto traerá como consecuencia que el Nombre del

Padre se diversifique, dejando de ser un elemento céntrico que ordena, a ser un punto de

excepción.

A partir de lo anterior Lacan va introduciendo cambios, por ejemplo, estructura-

sistema, síntoma-sinthome, lenguaje-lalengua, dando cuenta de la pretensión de la última

enseñanza: salirse del imperativo del síntoma freudiano. Se puede entender este cambio en

el imperativo como una transformación de la lógica, con la cual se opera en el ejercicio

clínico, de ahí que Lacan precisamente escogiese a James Joyce para hacer con él un acto

8
dantesco, es decir, dejarse llevar de la mano de Joyce como Dante es guiado por Virgilio a lo

largo de todo su viaje4.

Lacan utilizará entonces la obra de Joyce no para interpretarla, dado que esa es tarea

de los universitarios como el mismo Joyce lo profetizara: Lo que escribo no cesará de dar

trabajo a los universitarios (Lacan, El seminario de Jacques Lacan, Libro 23, El Sinthome,

1975 página 161); sino para demostrar que la metáfora delirante en la psicosis, es el paralelo

de lo que la metáfora paterna instaura en la neurosis, es decir, por medio de la construcción

delirante se apunta a poner imaginario, en lugar del significante que falta; a partir de esto, el

parlêtre puede procurarse un mundo un poco más estable. Al faltar el significante del padre,

el sujeto se esfuerza en encarnarlo él mismo como la excepción, como en el famoso caso

Schreber cuando alude ser «la mujer de Dios».

Existen diferencias marcadas entre el caso Schreber y Joyce, que no serán abordadas

en este capítulo, pero con Joyce, Lacan presenta un ejemplo de lo que es una suplencia en un

desanudamiento del nudo borromeo. Surge entonces en el orden del tener, no un cuerpo como

en el caso de la neurosis, sino una escritura, la cual parece actuar como anudamiento y como

efecto de este, la pretensión de ocupar a los universitarios con ella, que es a su vez un intento

de promover su nombre propio.

4 Hace referencia a esto Jaques Alain Miller en piezas sueltas, capítulo 2.

9
Como consecuencia de lo que el psicoanalista francés presenta en el Seminario El

Sinthome, a saber, que el padre de Joyce no fue un padre, dice Lacan, en tanto este no le

enseñó nada, es decir, no hay de parte del padre transmisión de ningún saber – hacer con

respecto a estar en el mundo. Lacan enunciará que lo único que hizo bien el padre de Joyce

fue encomendarlo a los padres jesuitas.

La escritura o más bien su arte de escribir, es en el caso de Joyce la forma en que

configura el sinthome, es exactamente una compensación de la carencia paterna, dado que

viene a operar como una consistencia que posibilita que los tres registros: simbólico,

imaginario y real se mantengan unidos, pero es un orden que no responde al que podría

ubicarse dentro del régimen paterno, en su caso, es más bien dependiente de una cierta

polifonía de la palabra con la cual genera ecos y neologismos, como bien se puede apreciar

en el particularmente ilegible Finnegans Wake, que está escrito en una lengua personal que

juega con todas las asonancias.

Es precisamente a partir de este punto, que Lacan brinda una orientación diferente al

trabajo clínico, partiendo de lo que Joyce le proporciona como ejemplo; el síntoma como tal,

no debe interpretarse ni curarse, sino que debe procurar reducirse para que se pueda, por

medio de los efectos del análisis, hacer uso de él, cabría entonces la pregunta, ¿de qué uso se

habla?

Con Jacques-Alain Miller (2013) tenemos una primera respuesta y es como pieza

suelta, suelta en tanto es el residuo que queda, un resto de real que al producirse deja caer el

10
tejido que lo envuelve, se trataría de un bordado dice Lacan, que “teje historias” y que serían

las formaciones del inconsciente.

Este dejar caer, en el arte Joyciano, se puede apreciar en sus textos cuando, a partir

de una palabra, derivan otras que guardan con la primera solo un vínculo fónico y efectos

aleatorios de sentido. La cadena significante S1- S2 –que Miller en Piezas Sueltas (2013)

menciona como la más tonta que hay, dado que está sujeta a un imposible en tanto sucesión–

en lugar de desarrollarse entre significante y significado. En Joyce, genera un movimiento de

reintegro que la hace volver sobre el origen, a saber el S1, cambiándolo, amontonando la

cadena, produciendo con ello que el significante se agujere con sedimentos o pedazos de

otros significantes, consiguiendo un significante no relacionado al sonido ni a la nominación

de un objeto, sino que retorna sobre sí mismo, se podría afirmar que es el neologismo en su

más pura expresión.

[…] Una de las principales características de Finnegans es su concepción


"circular", o mejor aún "esférica", en la que todos los elementos narrativos son principio
y fin de toda la estructura. El mismo título de la obra es un ejemplo de esto. Wake, en
inglés es "velatorio", pero también "despertar", y en el primer capítulo del libro se relata
el velatorio de Finnegans, un albañil muerto a causa de un accidente, y su despertar o
resurrección al caer sobre su cuerpo unas gotas de wiski […] (Carnero González,
1989).p. 157

Lacan enuncia en su última enseñanza que el significante somete al parlêtre a la

debilidad, dado que por su fragilidad remite invariablemente a otro significante. Es en este

sentido que se ve afectado por el efecto del significante y su debilidad marcada en tanto

genera sentido; desde los trabajos del lingüista Ferdinand de Saussure pasando por Román

Jakobson, el psicoanálisis está advertido de la arbitrariedad del signo lingüístico, a saber, que

sin punto de basta cualquier nombre es arbitrario.

11
En la clase X del Seminario 23 titulada “La escritura del Ego” Lacan enunciará que

es precisamente el artificio de la escritura de su ego, lo que le permitió a Joyce crear, a modo

de sinthome, “el corrector de la relación faltante”:

[…] .y donde represento el ego como corrector de la relación faltante, es decir lo


que en el caos de Joyce no anuda de manera borromea lo imaginario con lo que encadena
lo real y el inconsciente. Por este artificio de escritura, se restituye, diré yo el nudo
borromeo. […] (Lacan, El seminario de Jacques Lacan, libro 23, El Sinthome, 1975)
Página 147

Desde este punto es importante abordar el cuerpo a partir de una nueva perspectiva,

lo primero que debemos anotar es que este cuerpo no responde a las elaboraciones hechas

por Lacan en el “estadio del espejo”, en donde la teoría psicoanalítica pensaba el cuerpo a

partir de lo imaginario y lo simbólico, pues con la referencia a la imagen evoca la agresividad

y la rivalidad imaginaria, pero también la primacía del Otro, como el lugar de los

significantes, es desde donde se constituye el sujeto en este periodo epistémico.

¿De qué cuerpo se habla entonces?, Jacques-Alain Miller en el “Ultimísimo Lacan”

(2012) señala como en su última enseñanza, se hace un recorrido por este concepto y

menciona, a propósito de la cita anterior, que cuando escribe “ego” para referirse a Joyce no

es el ego freudiano, ni el de los primeros seminarios que se orienta a la representación

devenida del significante, sino a lo expresado en el Seminario El Sinthome en la página 64,

a saber: “El parlêtre adora su cuerpo” expresión que hace inferir que el cuerpo es algo que

se tiene, no algo constitutivo del ser.

Esta “adoración” obviamente remite a un orden de la creencia, creencia en la tenencia

del cuerpo, dirá Lacan, es la “única consistencia” del parlêtre, y agregará que esta es mental;

12
al darle este calificativo de mental, hace referencia a un aspecto que no es posible asociar a

lo físico, la consecuencia de este razonamiento es establecer una disyuntiva entre el cuerpo

y el ser; en Piezas Sueltas Jacques-Alain Miller afirmará que el parlêtre es un ser no

aristotélico (página 65), es decir, un ser que no tiene una relación dependiente con lo

corpóreo, un ser que no está definido y cuyo estatuto como tal no lo recibe del cuerpo, sino

de la palabra.

Recibir de la palabra su estatuto del ser, deriva para el parlêtre el estar afectado por

lalengua, en otras palabras, que hay traumatismo. El traumatismo de lalengua es contingente

y afecta la singularidad de todo parlêtre; esto es, precisamente, lo que Lacan quiere

mostrarnos al dejarse llevar de la mano de Joyce, que en el horizonte de un psicoanálisis se

encuentra para el parlêtre, hacer de su síntoma una obra de arte.

4. Joyce, Parlêtre y psicosis

Se ha mencionado el esfuerzo que Lacan hace para trascender, en su reflexión clínica

y teórica, el inconsciente freudiano, el inconsciente simbólicamente ordenado a partir de un

significante, donde el síntoma es tomado como un mensaje, como algo que quiere decir algo.

Es este inconsciente estructurado como lenguaje, el que se produce en la intersección de los

registros simbólico e imaginario, esta intersección en la escritura del nudo constituye un

agujero, el del sentido.

Lacan se servirá entonces de la topología, específicamente de la superficie del nudo,

a fin de dar cuenta de una forma novedosa de ver la estructura psíquica del parlêtre, al

13
introducir esta nueva representación para hablar de inconsciente, pretende una operación

diferente en el ejercicio clínico, que supone entonces, una clínica que ya no estará definida,

exclusivamente, por las estructuras tomadas de la psiquiatría (neurosis, psicosis, perversión).

En el Seminario El sinthome, se evidencia este cambio de perspectiva conceptual en

lo que tiene que ver con los tres redondeles, donde Lacan intenta homogenizarlos sirviéndose

del anudamiento borromeo, en donde la condición básica de este tipo de anudamiento

muestra que no depende de un redondel para mantener la condición de nudo, sino de la forma

en que se anudan los tres, dado que si cortamos uno de los redondeles se sueltan los otros

dos.

R
I

Gráfico del nudo de tres

El gráfico anterior (nudo de tres), es una forma de demostrar que no existe supremacía

de alguno de los tres registros sobre los otros dos. Y así, a partir de esta concepción, se tendrá

una noción de lo que es cada uno de los registros, un nuevo imaginario, un nuevo simbólico

y nuevo real; tres paranoicos, dirá Lacan, en las primeras lecciones del seminario.

14
A lo largo del Seminario 23, Lacan señala algunos elementos que están presentes en

la escritura de Joyce, que le hacen preguntarse por el tipo de anudamiento que logró el

irlandés; uno de ellos lo enunciamos antes en relación con la caída del cuerpo, a raíz de la

paliza recibida por sus compañeros.

Otro fenómeno sintomático que señala Lacan está relacionado con el estilo mismo de

la escritura, la cual se podría calificar de compleja; en tanto Joyce hace un descomposición

especial de cada significante, fragmentándolo, generando neologismos y nuevas formas

sintácticas.

Esa forma particular de tratar con los significantes, es una muestra de una

perturbación en el lenguaje, lo que hará que Lacan en el capítulo titulado “Joyce y las palabras

impuestas” afirme que Joyce, al igual que Gérard Primeau5, presenta el fenómeno de palabras

impuestas, definidas por el propio paciente como: “una emergencia que se impone al intelecto

y que no tiene ninguna significación corriente”. Las palabras impuestas al parecer se orientan

por la misma lógica que el automatismo mental.

Es a partir del fenómeno de palabras impuestas que se deriva la tesis: el humano en

tanto es tomado como un ser que habla, un parlêtre, un cuerpo afectado por la lengua, está

5
Paciente que entrevista Jacques Lacan en Sainte Anne el 13 de Febrero de 1976, denominado: “Una psicosis
Lacaniana”

15
enfermo de esta en cuanto es impuesta; en la página 93 del Seminario 23, El sinthome Lacan

escribe al respecto:

[…] ¿Cómo es que todos nosotros no percibimos que las palabras de las que
dependemos nos son, de alguna manera impuestas?
En este aspecto, lo que llamamos enfermo llega a veces más lejos que lo que
llamamos un hombre de buena salud, se trata más bien de saber por qué un hombre
llamado normal, no percibe que la palabra es la forma de cáncer que aqueja al ser humano.
¿Cómo hay quienes llegan a sentirlo? Ciertamente Joyce nos permite conjeturar algo. […]
(Lacan, El seminario de Jacques Lacan, libro 23, El Sinthome, 1975) pág. 93

Asumirnos como seres que hablamos y retomando a Lacan cuando dice: “solo

hablamos de una cosa”, se tienen entonces dos elementos: que hablamos y de eso que

hablamos, se relaciona con la sustancia de la cosa, lo que resulta es, la palabra conjugada con

cierto goce.

Conjugar la palabra con cierto goce, es lo que Joyce hace en Finnegans Wake, gozar

de la palabra, llevarla a tal extremo que no hace más que expresar lo esencial del traumatismo

y con ello, Joyce, a través de su escritura, logra hacer de su síntoma un arte que le permite

cierto tipo de anudamiento, que no es del tipo del borromeo simple.

La indiferencia afectiva derivada de la paliza sufrida, es uno de los fenómenos

descritos anteriormente, y hace que lo imaginario se desprenda de los otros dos registros; la

perturbación en el lenguaje (palabras impuestas y, el tipo de tratamiento de la escritura),

hacen suponer a Lacan que el tipo de estructura de Joyce está relacionado con la psicosis, sin

embargo, al no haber signos de desencadenamiento, Lacan que se pregunta sobre lo que

ocurre en el caso del escritor.

16
En este punto, Lacan se aventura a decir que en el caso de Joyce no hay forclusión

del Nombre del Padre, sino un rechazo de hecho, una Verwerfung, es decir, como si no

hubiese existido un padre en el orden de lo real, que facilitara la introducción del padre

simbólico, en una psicosis no desencadenada, pero se hace la pregunta ¿qué fue lo que

sucedió para que no se produjera el desencadenamiento?.

El nudo mal hecho6

Si no hay desencadenamiento ¿Qué es lo que ocurre?, en libro Los inclasificables de

la clínica psicoanalítica (1999) y en La psicosis Ordinaria (2000), Jacques-Alain Miller

propone que el inclasificable, es decir, ese paciente que no es posible ubicar bajo la rúbrica

de la concepción clásica de la clínica, Neurosis - Psicosis, presenta una sintomatología muy

diferente, algo que podría ubicarse en el orden de cierta discreción de los síntomas; son

sujetos que pueden pasar por cuestiones fundamentales en su vida y tal vez no preguntarse

nada al respecto.

6 Grafico tomado del seminario de Jacques lacan libro 23 “El sinthome” pág. 148

17
En estos casos llamados inclasificables o nuevas formas de psicosis, como en Joyce,

donde aparece una Verwerfung, pero no un desencadenamiento, existen elementos

simbólicos con los cuales se puede disponer. Lo que hará que, en lugar del

desencadenamiento, aparezca algo que podría describirse como un fenómeno más discreto,

más temporal, que le permite después retomar la cotidianidad sin mayores estragos. Se podría

afirmar que son de otro orden, parece que hubiese algo que opera en ese sentido de abrochar,

Jacques-Alain Miller lo llama desenganche.

El desenganche, sería un fenómeno un poco más discreto que el desencadena-miento,

como ya se ha mencionado, implicaría entonces, que un sujeto quede por un tiempo sin lazo

social, incluso desenganchado del lenguaje mismo, pero esto no deriva en una psicosis

clásica, por el contrario estos parlêtres son capaces de armar nuevamente un anudamiento

que les permite retomar el lazo social, y al lenguaje por añadidura.

Lacan, en el Seminario 23, muestra como Joyce hace una suplencia, crea un cuarto

redondel a partir de la escritura, pudiendo con ello hacer de lo incurable en sí un amarre, un

Sinthome, lo que permite evidenciar dos cosas, por un lado, aquello que había orientado su

clínica hasta ese momento, la búsqueda de un significante amo que ordene, que haga de

Nombre del Padre, en este caso no ocurre. La segunda se refiere a un significante que no da

un significado, que es del orden de ya no querer decir nada más.

Lacan muestra un ejemplo de lo que sería la pluralización de los Nombre del Padre,

a partir, de la suplencia que la escritura ejerce en la estructuración del nudo en el caso de

Joyce; con esto se da un ejemplo de cómo los significantes están ahí para fallar (yerran), pero

18
al fallar están otros para hacer algo, ahí donde otro falla, una suplencia, es tal vez uno de los

factores que hace que en una psicosis no haya desencadenamiento.

El ego corrector7

Lacan, en el caso de Joyce, denomina a esa suplencia, Ego, posibilitando que lo

imaginario anude con los otros dos redondeles, y afirma que obtiene este cuarto redondel a

partir de la publicación de sus obras, lo que también le permite restablecer el lazo social por

medio del reconocimiento que le hace cumplir con su cometido yoico, es decir, logra una

nominación por fuera del registro del Nombre de Padre y se hace a un nombre propio, El

artista.

5. A modo de conclusión

Los síntomas contemporáneos, que no tienen la misma forma de presentarse como

7 Grafico tomado del seminario de Jacques lacan libro 23 “El sinthome” pág. 149

19
antes, abren para cualquier práctica clínica preguntas sobre el ejercicio en sí. No podemos

olvidar que esta práctica no es ajena a los movimientos propios de cada época, por lo que el

practicante de la clínica, debe estar atento a la enseñanza que estos síntomas traen consigo.

Estar atentos a lo que los síntomas enseñan, lleva a quienes trabajamos por sostener

una forma particular de atención, a no ser ajenos a estos cuestionamientos, a entender que la

época está regida por unas características que podrían definir cierta declinación o nuevas

formas del Nombre del Padre y, que tal vez, sea el momento de trabajar en pro de una

actualización del ejercicio clínico, tomando como orientación la última enseñanza de Lacan.

En la línea de la última enseñanza de Lacan, se puede señalar que la posición que

implica para el clínico estar atento a los vientos que corren, a los efectos sobre el sujeto y el

lazo social, lleva a buscar la orientación de su ejercicio, acogiendo la singularidad del caso a

caso, con una óptica de intervención no segregativa, es decir, haciendo oposición a una lógica

del para todos lo mismo. Sin olvidar, que este camino guarda sus complejidades tanto en el

plano teórico, como en la práctica y, en ese sentido, es importante reconocer esta condición,

a fin de saber hacer con lo contingente mismo del parlêtre.

Lo contingente del parlêtre y que configura su complejidad, está dado por las

vertientes que se han señalado en relación con el lenguaje, la que concierne al lazo social y

la propia de lalengua. Esto lleva inevitablemente a explorar nuevos caminos en el ejercicio

clínico que aún están por definir; Jacques-Alain Miller en Piezas Sueltas (2013), hace una

invitación a “dejarse llevar como el buen método”, es orientarse por el decir, para identificar

esa forma particular que tiene un paciente de presentarse, de anudarse y develar cómo las

20
diferentes formas del lenguaje lo han afectado, pero desprendidos de supuestas verdades y

de la ilusión de encontrar una verdad última, cómo Lacan enunciaba en su fórmula, no hay

Otro del Otro, que lleve a cabo el juicio final, que sería una clínica orientada por el Nombre

del Padre.

El dejarse llevar, como un método que orienta la clínica, es lo que Lacan intenta

mostrar en su Seminario 23, cuando de la mano de James Joyce, brinda un ejemplo de lo que

sería el propósito último de un análisis: Llevar al parlêtre a no querer decir nada más, a no

dar más significado a un significante, sino encarnarlo, es la operación contraria a la que se

daba en la clínica guiada por el Nombre del Padre; bajo esta nueva perspectiva, se quiere

transponer lo universal de un significante a un singular. Al final, es buscar cuál es esa relación

pura de cada uno con lalengua.

La obra de Joyce, Finnegans Wake, es un ejemplo de esta relación pura con lalengua,

donde solo se encuentran homofonías de los significantes, es la muestra de la existencia de

un troumatismo a partir de lo contingente mismo que es el lenguaje, es señalar puntualmente

la desarmonía originaria, la cual no puede ser reparada. Es incurable.

Dado que el lenguaje reproduce, de manera inexorable, un agujero y este requiere

entonces de un suplemento para cobrar valor; hará de cada ser que la habita y que la habla,

(parlêtre), un enfermo de la palabra, de ahí que el camino a tomar sea el de convertir este

troumatismo en una obra. Es tal vez lo que Lacan demuestra con Joyce, o más bien con la

escritura del nudo joyciano; cómo hacer con su síntoma llevado al extremo, al límite, un

escabel, el cual es necesario. Se podría decir que el escabel es necesario para todo parlêtre,

21
en tanto suple el agujero del lenguaje lalengua.

Queda entonces como reto al ejercicio clínico y, específicamente en una Institución

Educativa, hacerle un lugar a la singularidad que se establece de las relaciones de cada uno

con el lenguaje; estar atentos a las formas particulares de hacer lazo, pero ante todo el reto

más grande como analistas en una institución, es el de no olvidar las complejidades que el

ejercicio implica y las responsabilidades éticas que la formación clínica requiere, sin perder

de vista que también se es un enfermo de la palabra, un parlêtre.

22
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Carnero González, J. (1989). James Joyce y la explosión de la palabra.


Sevilla, España: Univeridad de Sevilla.

Joyce, J. (1989). El retrato del artista adolescente. (A. Dámaso, Trad.)


Madrid, Madrid, España: Alianza.

Lacan, J. (1969). El seminario de Jacques Lacan, libro 17, El reverso del


psicoanálisis. Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Lacan, J. (1972). El seminario de Jacques Lacan, libro 20, Aun. Buenos Aires,
Argentina.

Lacan, J. (1975). El seminario de Jacques Lacan, libro 23, El Sinthome.


Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Lacan, J. (1976). El seminario de Jacques Lacan, libro 24, L’insu que sait de
l’une-bévue s’aile à mourre. Inedito.

Lacan, J. (2012). Otros Escritos. Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Miller, J.-A. (2003). Lo real y el sentido. Buenos Aires, Argentina: Coleccion


Diva.

Miller, J-A (1999) Los inclasificables de la clínica psicoanalítica. Buenos


Aires, Argentina: Paidós.

Miller, J-A (2000) La psicosis ordinaria. Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Miller, J.-A. (2012). El ultimísimo Lacan. Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Miller, J.-A. (2013). Piezas Sueltas. Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Miller, J.-A. (2015). Todo el mundo es loco. Buenos Aires, Argentina: Paidós.

23

View publication stats

Вам также может понравиться