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Prevención
Exploración
Intervención
Exploración
Como criterio general toda demanda de exploración que realice un tutor debe ser
encauzada a través del Jefe de Estudios y el Orientador del Centro. Una vez establecida
la pertinencia de nuestra intervención, planteamos la exploración desde las
observaciones que nos presenten el tutor y la familia, y teniendo siempre presente el
desarrollo normal del lenguaje, en tanto referencia obligada para determinar o no la
existencia de algún tipo de problemática.
¿Qué se va a evaluar?
¿Cómo se va a evaluar?
Los resultados así obtenidos nos conducen a un proceso de toma de decisiones sobre
la pertinencia de la intervención logopédica, sobre la necesidad de derivar a otros
servicios educativos, sanitarios o sociales. Decisión que deberá tomarse de forma
colegiada por la maestra de A-L, el orientador, el tutor y la familia.
Intervención
Como línea directriz, pensamos que se deben agotar las posibilidades de intervención
en el entorno familiar y de aula del niño, antes de llevar adelante la atención individual
en sesiones de logopedia.
¿Cuándo acudir al Maestro de Audición y Lenguaje?
Existen muchos indicadores y síntomas a tener en cuenta, entre ellos podemos nombrar:
Sus frases son de una sola palabra. Ej. ·agua", para decir "Quiero agua".
Como mucho hace frases de dos palabras. Ej. "nene coche" por "El coche es del
nene".
No comprende dos órdenes seguidas. Ej. "coge el ... y ponlo en el ..."
"Corta" las palabras simplificando sílabas u omitiendo las átonas. Ej. "pato" por
zapato, "obo" por globo.
Altera el orden sintáctico. Ej. "gaeta quere nene".
No repite de memoria varias palabras.
No distingue palabras que sólo varían en un fonema: Ej. pala/bala, vino/pino,
para/pala, fumo/zumo...
Intercambia la secuencia de los fonemas: flaire x fraile, clavo x calvo.
Inserta vocales (epéntesis) en grupos consonánticos. Ej. "palato" x plato,
"golobo" por globo.
Asimila unos fonemas con otros próximos. Ej. "bufanna" x bufanda, "nuna" x
luna, "muma" x fuma...
Sepa "perder" tiempo y no pretenda que su hijo hable correctamente a la primera. Lleva
su tiempo.
Acepte con alegría (y manifiéstela) todos los intentos de mejora de articulación que haga
su hijo.
Las cosas deben ser denominadas correctamente. No le hable con "lenguaje bebe". No
contribuya a retenerlo en un grado de infantilismo afectivo y lingüístico.
No debe exigirle un esfuerzo que no sea capaz de realizar. Su hijo no debe tener
sentimientos de impotencia. La mayor catástrofe que nos puede ocurrir es que su niño
se niegue a hablar.
Su hijo tiene que "crear". Hay que hacer que se esfuerce y no dirigirle en exceso de
forma que sólo conteste "sí" o "no".
Ejercitar los movimientos de la boca con todo tipo de estratagemas y juegos: "vamos a
relamernos", "juegos de mímica"... También con tipos de alimentación que incluyan
masticación, deglución adecuada... (ha de masticar su filete, el pan, la fruta...), mascar
chicles...
Hablar con claridad y articulando bien. Evitar repetir las palabras mal articuladas por el
niño, aunque sean graciosas.
Darle ocasión para contar lo que ha hecho y lo que piensa, evitando hacerle excesivas
preguntas y animándole a hablar en situaciones de no tensión.
Hablarse a sí mismo y habla paralela. Cuando estamos jugando con el niño no debemos
centrar nuestra atención en que éste hable continuamente. Nuestras emisiones deben
ser comentarios en voz alta, tanto para hablar de nuestras acciones como de las que en
ese momento realiza el niño. Estos comentarios conseguirán que se dé comunicación
verbal sin que el niño se sienta obligado a hablar, disminuyendo así el nivel de exigencia.
Darle confianza, que sienta que lo que dice es importante y que va a ser escuchado.
Evitar cualquier comentario o expresión facial que muestre desaprobación del habla del
niño, por el contrario, se debe tratar de adoptar una expresión neutra (como si hablara
bien).
Verbalizar con él todas las conductas: al lavar nombrarle las partes del cuerpo, al vestirle
el nombre de la ropa, al comer...
Evitar hábitos de succión: chupete, biberón, chupar el dedo, el lápiz, el cuello de las
camisas...
Enseñarle a sonarse y si respira por la boca o ronca, llevarle al otorrino para descartar
vegetaciones.
Cuando tenga otitis, tratarlo hasta el final y si son frecuentes hacerle un estudio de
audición.
Y, todo ello, atendiendo a las particularidades del centro al que este profesional se
adscriba: Centro de Educación Especial, Centro Ordinario con Unidad de
Transición/Trastornos Generalizados del Desarrollo, Centro Ordinario con Aula
Alternativa a Centro de Educación Especial en zona rural. La atención especializada del
Maestro/a de Audición y Lenguaje tiene lugar, cuando la respuesta educativa que
precise un/a alumno/a asociada a problemas específicos del lenguaje o de la
comunicación, no pueda resolverse con simples adaptaciones curriculares dentro del
aula, dado el principio de inclusión que vertebra el sistema educativo actual.
Con este alumnado, con carencias y limitaciones más importantes que las que podemos
encontrar en centros ordinarios se priorizan áreas de intervención tales como: