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EL C0NFLICTO ARMADO INTERNO

EN COLOMBIA Y LA PAZ
Es una guerra asimétrica de baja intensidad que se desarrolla en Colombia desde la década de 1960hasta la
actualidad.24 Los principales actores involucrados han sido en un comienzo el Estado colombiano y las guerrillas
de extrema izquierda, sumándose décadas después los grupos paramilitares de extrema derecha, los carteles del
narcotráfico y las bandas criminales. Ha pasado por varias etapas de recrudecimiento, en especial desde los años
ochenta cuando algunos de los actores se comenzaron a financiar con el narcotráfico.25
El conflicto tiene sus antecedentes históricos en la época de «La Violencia» (conflicto bipartidista que se gestó a
finales de la década de 1940 y los 50´s. Yendo más lejos, se ha afirmado que tiene sus orígenes en varios
sucesivos enfrentamientos internos acerca del modelo de Estado que debía adoptar el país que ha
sufrido Colombia desde su independencia de España, cuando era llamada la Nueva Granada. Sin embargo, cada
etapa de la historia del país ha traído consigo un enfrentamiento diferente.26
Las causas para que se desarrollara el conflicto armado colombiano se centran en una amalgama de elementos
entre los que cabe destacar la debilidad del Estado, el conflicto por la posesión de la tierra, la existencia de
marcadas diferencias económicas, o la polarización y la persecución de la población civil debido a su orientación
política. También destaca la permanencia de guerrillas de orientación comunista y la existencia de una industria
del narcotráfico que se ha introducido en todos los sectores de la sociedad y del Estado.26
Durante la década de 1980 el conflicto armado presentó un rápido escalamiento que se caracterizó por la
intimidación generalizada que produjo la guerrilla en numerosas regiones del país,2728 por los asesinatos selectivos
de miembros civiles de la izquierda a manos de los nacientes grupos paramilitares, así como por la aparición de
sectores del narcotráfico que chocan con la guerrilla en desarrollo de sus actividades delincuenciales (en particular,
por el secuestro extorsivo de familiares de capos del narcotráfico por parte de la guerrilla).25 En esa década, el
país experimentó transformaciones económicas que se centraron en la transición de Colombia de país cafetero a
país minero y cocalero, con el dinamismo de nuevos sectores de la agroindustria, así como de la minería del
carbón, el petróleo y el oro. A esta irrupción de nuevos polos de desarrollo económico se sumó el suroriente del
país, donde creció la industria ilegal de la coca.
La época en la que se ubica el mayor recrudecimiento ocurrió entre 1988 y 2003,29 pero es en la segunda mitad
de la década de 1990 cuando se presenta la mayor degradación del conflicto debido a que se generalizan las
tomas armadas de poblaciones, las desapariciones forzadas, las masacres indiscriminadas de civiles, el
desplazamiento forzado masivo y los secuestros colectivos de civiles, militares y políticos;3031 el pico de este
recrudecimiento se presenta durante la presidencia de Andrés Pastrana y el gobierno de Álvaro Uribe, cuando
confluyen el accionar del Estado, las guerrillas, grupos de narcotraficantes y paramilitares.2925
A partir de la desmovilización de los grupos paramilitares que se lleva a cabo entre 2003 y 2006, 32 sumado al
debilitamiento de la guerrilla,33 se presenta un descenso de la intensidad del conflicto. No obstante, las estructuras
paramilitares no cesaron su accionar sino que siguieron comportándose como carteles de droga con gran
capacidad militar (llamados ahora Bacrim), mientras que la guerrilla todavía conserva capacidad de acción y
confrontación en ciertos lugares del país.3435
En 2013 un estudio cifró en 220.000 las muertes causadas por el conflicto desde 1958.36 Sin embargo, si se suman
el resto de personas que han sufrido otros crímenes de guerra, la cifra total supera los 6 millones de víctimas.
Dentro de estas categorías se encuentran las personas que fueron desaparecidas, amenazadas, secuestradas,
víctimas de algún acto de terrorismo, personas afectadas por el asesinato de un ser querido, víctimas de minas
antipersonal, tortura, reclutamiento forzado de menores de edad y violencia sexual.37 Según las Naciones Unidas,
las guerrillas fueron responsables de 12% de los asesinatos de civiles del conflicto armado, los paramilitares de
80% y las fuerzas gubernamentales de 8%.38

Índice

 1Antecedentes
 2El conflicto durante el Frente Nacional
o 2.1Repúblicas independientes y el inicio de la confrontación armada
o 2.2Nuevas resistencias armadas en Colombia

1
o 2.3La pacificación de Valencia y conformación de las FARC
o 2.4Nacen el ELN y el EPL
o 2.5La reforma agraria de Lleras
o 2.6Evolución de las guerrillas desde 1966 hasta 1974
o 2.7Nacimiento del M-19
o 2.8Estado de sitio
 3Gobierno de López Michelsen
o 3.1El paro cívico nacional
 4Gobierno de Turbay
o 4.1Auge guerrillero y su disputa con los narcotraficantes. Inicios del paramilitarismo
o 4.2Cambio de rumbo y final de la administración Turbay
o 4.3Reorganización de las guerrillas
o 4.4Inicios del narcotráfico
 5La administración Betancur (1982-1986)
o 5.1El proceso de paz
o 5.2Reorganización del Ejército
o 5.3La oposición a la paz
o 5.4La guerra se recrudece
o 5.5La muerte de Lara: Empieza la guerra contra el narcotráfico
o 5.6El narcoterrorismo: 1984-1986
 6La administración Barco (1986-1990)
o 6.1Ofensiva guerrillera y conversaciones de paz
o 6.2Negociaciones y desmovilización del M-19
o 6.3Expansión de las autodefensas
o 6.4Masacres paramilitares, guerra sucia y exterminio de la Unión Patriótica
o 6.5Inicio de la guerra entre carteles
o 6.6Negociaciones y sicariato. Muerte de Galán
o 6.7Doble ofensiva narcoterrorista. Muerte de Rodríguez Gacha
 7La administración Gaviria (1990-1994)
o 7.1Las FARC y el ELN continúan el belicismo
o 7.2La estrategia de orden público y el “revolcón militar”
o 7.3El fracaso de Caracas y Tlaxcala
o 7.4Ofensivas guerrilleras
o 7.5Negociación de penas con el Cartel de Medellín y los paramilitares
o 7.6Fin del Cartel de Medellín. Fuga y muerte de Escobar
o 7.7Auge del cartel de Cali e inicios de las ACCU
 8El cuatrienio Samper: la violencia desborda el Estado
o 8.1La crisis del Proceso 8000
o 8.2La ofensiva de las guerrillas
o 8.3De Puerres a El Billar
o 8.4El dominio de las Farc en las regiones
o 8.5La ofensiva Paramilitar. Creación de las AUC
o 8.6El narcotráfico durante la era Samper. Fin del Cartel de Cali y el de la Costa Atlántica
o 8.7Surgimiento y consolidación del Cartel del Norte de Valle
 9Pastrana y el Proceso del Caguan. El Plan Colombia
o 9.1La ofensiva del 3 de agosto y el ascenso de Pastrana
o 9.2La toma de Mitú y la desmilitarización del Caguan
o 9.3Los diálogos del Caguán
o 9.4Ofensivas de las FARC
o 9.5La nueva política anti-narcóticos y el Plan Colombia
o 9.6Fortalecimiento de las FF.AA.
o 9.7Logros y reveses de la política antinarcóticos
o 9.8Crisis del Proceso de paz; primeros choques entre FARC y ELN
o 9.9Las FARC entre dos vías

2
o 9.10La ofensiva del 2000: la batalla de Dabeiba
o 9.11Golpe a la disidencia del EPL: Muerte de Alias El Nene
o 9.12Apogeo de las AUC: las masacres paramilitares
o 9.13Agonía del Proceso de paz
o 9.14Fin del proceso de paz y ascenso de Uribe
 10Gobierno Uribe
o 10.1La negociación con las AUC
o 10.2El pacto de Ralito; desmovilización de las AUC y su crisis interna
o 10.3La ley de Justicia y Paz
o 10.4Crisis y final del Cartel del Norte del Valle: Los Rastrojos contra Los Machos
o 10.5Guerra sin cuartel contra las FARC
o 10.6Primera fase del Plan Patriota: Libertad I y Operación JM
o 10.7Avances y retrocesos
o 10.8La ofensiva del 2005
o 10.9El intercambio humanitario
o 10.10La reelección de Uribe y ofensiva pre-electoral
o 10.11Debilitamiento progresivo de las FARC
o 10.12FARC contra ELN: la guerra entre las guerrillas
o 10.13El conflicto en 2007
o 10.14Apogeo de la Política de Seguridad Democrática (PSD)
o 10.15Surgimiento de las Bandas Criminales o BACRIM
o 10.16Las BACRIM entre 2008 y 2010
 11Gobierno Santos
o 11.1Proceso de paz con las FARC, plebiscito, renegociación y desmovilización. Premio Nobel de Paz
o 11.2Proceso de paz con el ELN
o 11.3Operativos contra las BACRIM
 12Efectos
o 12.1Pérdidas y abusos a los derechos humanos
o 12.2Opinión pública sobre la guerra
o 12.3Impacto ambiental
 13Debate político por definición de "conflicto interno" y beligerancia
 14Véase también
 15Referencias

Antecedentes
La Violencia
Desde la independencia de Colombia en 1819 y la desintegración de la república creada por Bolívar en 1830, el
país no ha estado ajeno a la violencia bipartidista, hecho que fue evidente en las numerosas guerras civiles que
se desarrollaron durante el siglo XIX culminando en la Guerra de los Mil Días (1899–1902).26
Solo entre 1902 y 1946, Colombia gozó de una relativa paz, primero bajo los gobiernos de la hegemonía
conservadora (1886–1930) y luego con los presidentes reformistas liberales (1930–1946).39 No obstante, el
conflicto se reactivaría a partir de 1946 cuando el partido Liberal perdió las elecciones cediendo el control
al conservador Mariano Ospina Pérez. En las áreas rurales del centro y sur del país (en las regiones andinas),
estallaron violentas luchas entre seguidores de uno y otro partido atizadas por la creciente participación de la
Policía (denominada PoPol -Policía Política- por la oposición) en favor de las huestes conservadoras. Estas
acciones dejaron 14.000 muertos ya en 1947. Sin embargo el verdadero punto de no retorno en la confrontación
llegaría poco después.40
El 9 de abril de 1948, fue asesinado en Bogotá el jefe liberal Jorge Eliécer Gaitán. Aún cuando el magnicidio no
tuvo aparentemente un móvil político partidista, este crimen generó un cruento levantamiento popular en la capital,
que se extendió al resto de la nación, conocido como el Bogotazo, dando inicio al periodo bélico de la historia
conocido como "La Violencia". Al menos 3500 personas murieron en los combates que se extendieron por una
semana. No obstante, el gobierno de Ospina Pérez logró aplastar la revuelta y el primer mandatario culminó su
periodo en 1950. Si bien en un principio accedió a establecer un gobierno de coalición, el intento del partido liberal

3
por juzgar al presidente en el parlamento lo decidió a declarar el Estado de sitio y a asumir poderes dictatoriales.41
En consecuencia para las elecciones presidenciales de noviembre de 1949, el Partido Liberal alegando falta de
garantías, no presentó su candidato.41 Esto facilitó el triunfo del Partido Conservador en cabeza de Laureano
Gómez, quien continuó y profundizó la política de seguridad de su antecesor frente a la violencia partidista,41
política que no contemplaba negociar con los rebeldes y claramente se orientaba hacia una verdadera guerra de
exterminio contra sus contradictores políticos.
La política de represión a ultranza provocó la conformación de guerrillas liberales para oponerse al autoritarismo
del gobierno conservador.42 Además de dichas agrupaciones -que operaban principalmente en los Llanos
Orientales, sur del Tolima, Sumapaz, Magdalena Mediosantandereano y Antioquia-, en varias regiones se
conformaron grupos armados irregulares, tanto por parte de sectores afines al gobierno (pájaros y contraguerrillas)
como por los miembros del Partido Comunista. La fuerza adquirida por estos grupos insurgentes, quedó de
manifiesto el 12 de julio de 1952, cuando las cuadrillas del Llano al mando de Guadalupe Salcedo, emboscaron a
una columna de 100 efectivos del Ejército en El Turpial (Puerto López, Meta) y dieron de baja a 96 soldados. 4344
El fracaso de las políticas oficiales, la agudización del conflicto que derivaba hacia una completa guerra civil y la
desconfianza que inspiraban las actitudes personales de un Gómez proclive al fascismo , llevaron a que este
perdiera buena parte del apoyo del establecimiento, y a que en junio de 1953 el Ejército colombiano secundado
por la clase política tradicional, le propinara un golpe de estado. El poder fue asumido por el general Gustavo
Rojas Pinilla.26
Inmediatamente Rojas Pinilla buscó un acercamiento con los líderes de las guerrillas liberales garantizándoles una
amnistía parcial.26 La mayoría se acogió a los términos de la misma y se desmovilizó entre agosto y octubre de
1953, desactivando la aguda situación de Violencia; la excepción fueron las cuadrillas marxistas que al mando
de Jacobo Prías Alape, "Charro Negro", siguieron combatiendo en el sur de Tolima y norte de Cauca, si bien eran
bastante marginales.
Sin embargo, menos de un año después, la masacre de junio de 1954 en la cual perecieron una decena de
estudiantes en Bogotá abrió un nuevo periodo de guerra. El General Rojas prohibió al Partido Comunista, acusado
de querer desestabilizar su gobierno, e inicio una intensa persecución contra sus cuadros, cercando y hostigando
sus áreas de influencia: todo culminó en la llamada Guerra de Villarrica entre noviembre de 1954 y junio de 1955.
Producto de este choque las fuerzas comunistas debieron replegarse desde el Sumapaz tolimense hacia
pequeños enclaves en la Cordillera Oriental: Alto Sumapaz cundinamarqués, El Pato, Ariari y Guayabero. El
conflicto contra los grupos comunistas también se agravó en el triángulo Huila - sur de Tolima - Norte de Cauca.
Por añadidura el asesinato de varios de los jefes liberales amnistiados y el incumplimiento de las promesas
oficiales, contribuyó a que en breve plazo muchas de las cuadrillas subversivas liberales se rearmaran (excepto
las llaneras) y volvieran a combatir contra el gobierno, si bien esta segunda insurgencia estaba dirigida claramente
contra el Estado y no tenía ya móviles partidistas. En todo caso fue mucho más limitada y se concentró en el sur
del Tolima, el Magdalena Medio y las regiones cafeteras (Viejo Caldas, Valle del Cauca y norte del Tolima), zonas
que además se vieron sometidas a la violencia terrorista de los denominados “Pájaros”, que estaban al servicio
de los terratenientes conservadores.
En todo caso la dirigencia tradicional del estamento bipartidista, preocupada por las veleidades populistas de Rojas
Pinilla -quien además pretendía extender su mandato por 4 años más- promovió apoyada en las clases populares
opuestas al régimen militar, un paro nacional en mayo de 1957. Sin el apoyo incondicional del Ejército, que le
retiro su beneplácito en el último momento, el Teniente General tuvo que renunciar a la presidencia el 10 de mayo.
El poder fue asumido entonces por una Junta Militar de transición mientras se reanudaba el sistema político
democrático tradicional colombiano. Se calcula que aproximadamente 175.000 personas fueron asesinadas,45 y
más de dos millones de colombianos debieron huir del campo hacia las ciudades durante La Violencia.26
Los líderes de los partidos Liberal y Conservador finalmente acordaron que, durante un nuevo período de
transición iniciado en 1958 y que se extendería por los próximos cuatro períodos presidenciales (16 años), ambas
agrupaciones se alternarían en el poder.
Éste sistema se denominó el "Frente Nacional" y fue concebido como una forma de terminar de una vez por todas
con el conflicto bipartidista de los años 50´s.
Si bien el Frente Nacional logró cumplir ese objetivo, con el tiempo también se hizo claro que las esperanzas de
cambio que la paz había traído a la población campesina habían sido defraudadas. Y además que en la práctica
el Frente Nacional obstaculizaba la posibilidad de participación de grupos políticos distintos a los partidos
tradicionales.

4
Presidentes de Colombia durante el conflicto armado

1958-1962 Alberto Lleras Camargo

1962-1966 Guillermo León Valencia

1966-1970 Carlos Lleras Restrepo

1970-1974 Misael Pastrana

1974-1978 Alfonso López Michelsen

1978-1982 Julio César Turbay

1982-1986 Belisario Betancur

1986-1990 Virgilio Barco Vargas

1990-1994 César Gaviria Trujillo

1994-1998 Ernesto Samper Pizano

1998-2002 Andrés Pastrana Arango

2002-2010 Álvaro Uribe Vélez

2010-presente Juan Manuel Santos

5
EL CONFLICTO DURANTE EL FRENTE NACIONAL
Pronto el descontento de los campesinos, que habían visto defraudadas sus esperanzas en el acuerdo bipartidista
de 1958, fue asumido en parte por los denominados “Bandoleros” y del otro por los proyectos políticos
revolucionarios emergentes o comunistas, que empezaron a proliferar basándose en la experiencia cubana. En
efecto, la paz no vino acompañada por reformas de fondo en el sector agrícola o la reparación a las millones de
víctimas despojadas en La Violencia, lo que provocó que el conflicto por la tierra siguiera latente. Las tensiones
producto del surgimiento de nuevos movimientos sociales tampoco hallaron un marco de respuesta adecuada
desde el poder, ejercido por el pacto bipartidista del Frente Nacional. Esto a la larga se convirtió en el caldo de
cultivo para un nuevo conflicto armado. Los temores propios de la guerra fría, y la idea de que la revolución cubana
se acabaría extendiendo por todo el continente, hicieron el resto. En efecto, desde Estados Unidos se promocionó
la denominada Doctrina de Seguridad Nacional, un concepto utilizado para definir ciertas acciones de la política
exterior estadounidense tendientes a que las fuerzas armadas de los países latinoamericanos, modificaran su
misión para dedicarse con exclusividad a garantizar el orden interno, con el fin de combatir aquellas ideologías,
organizaciones o movimientos que, dentro de cada país, pudieran favorecer o apoyar al comunismo en el contexto
del enfrentamiento ideológico con la URSS. El entrenamiento brindado a los
distintos ejércitos latinoamericanos en tácticas de contrainsurgencia en la Escuela de las Américas en Panamá,
es uno de los episodios ilustrativos de este fenómeno.46474849
Repúblicas independientes y el inicio de la confrontación armada
La caída del General Gustavo Rojas Pinilla en mayo de 1957 y la llegada al poder del Frente Nacional en agosto
de 1958, acrecentaron las esperanzas de paz luego de la violencia bipartidista sufrida durante 10 años. Muchas
de las guerrillas liberales que quedaban activas se desarmaron y pactaron con la administración de Lleras
Camargo en virtud de un plan de rehabilitación, pero a su vez otras bandas de combatientes, que tenían el
patrocinio soterrado de algunos terratenientes que buscaban proteger sus territorios, se constituyeron en los
famosos bandoleros, que devastaron buena parte del centro del país entre finales de la década de los 50 y
principios de los 60. Habiendo perdido para las élites su carácter político, pues los dos partidos habían pactado la
paz, en lo sucesivo fueron considerados simples criminales comunes, bandoleros desadaptados a la vida civil.
El otro factor de violencia en ese periodo, las denominadas Autodefensas Campesinas, adscritas al Partido
Comunista y replegadas a 4 pequeños enclaves -dos en la Cordillera Central, Marquetalia y Riochiquito; dos en
la Cordillera Oriental, El Pato y Guayabero-, optaron por cesar sus acciones militares (entre finales de 1957 y
principios de 1960) sin entregar sus armas, pues desconfiaban de las intenciones del gobierno, logrando de esta
manera una tensa paz. Pero a corto plazo el conflicto se reactivó en el sur de Tolima, donde antiguos guerrilleros
liberales y terratenientes locales, empezaron a hostigar a los comunistas, dando muerte a cabecillas amnistiados
o que se hallaban inactivos. El 11 de enero de 1960 fue asesinado en las calles de Gaitania (Tolima) el principal
líder comunista de la región; Jacobo Prías Alape, alias Charro Negro. Después de este suceso, la lucha contra el
gobierno se reactivó en los territorios de las Autodefensas Campesinas en el sur del Tolima, que estaban al mando
del temido “Tirofijo”.
En respuesta a la difícil encrucijada y al acoso de las autoridades, se celebró en el mes de junio de 1961 y en el
más riguroso secreto el IX Congreso del Partido Comunista, que aprobó por primera vez la tesis de combinar todas
las formas de lucha. Meses más tarde, el senador conservador Álvaro Gómez Hurtado comenzó a denunciar ante
el Congreso de la República la existencia de unas llamadas "Repúblicas Independientes" al interior de
Colombia: Marquetalia, El Pato, Sumapaz, Riochiquito, la Región del Ariari y la Intendencia del Vichada, (esta
última debido a los intentos del MOEC de crear en la zona un foco guerrillero); zonas que, según él, se hallaban
por fuera de la soberanía nacional y bajo el control de los comunistas instruidos por la URSS. En una intervención
ante el parlamento, efectuada el 25 de octubre de 1961, señalo:
"...Hay en este país una serie de repúblicas independientes que no reconocen la soberanía del Estado Colombiano, donde el
Ejército Colombiano no puede entrar, donde se le dice que su presencia es nefanda, que ahuyenta al pueblo, o a los
habitantes... Hay la República Independiente de Sumapaz. Hay la República Independiente de Planadas, la de Río chiquito,
la de este bandolero que se llama Richard y ahora, tenemos el nacimiento de...la República Independiente de Vichada”. Álvaro
Gómez Hurtado.
Ya en enero de 1962, durísimos combates enfrentaron a las Autodefensas Campesinas de Tirofijo con efectivos
del Ejército Nacional en Marquetalia, sur del Tolima. Las tropas del gobierno se retiraron luego de varias jornadas
de lucha, pero el conflicto continuaría abierto.50

6
NUEVAS RESISTENCIAS ARMADAS EN COLOMBIA
En este contexto una de las primeras organizaciones que dieron forma a la lucha armada fue el Movimiento Obrero
Estudiantil Campesino (MOEC), confluencia de estudiantes e inconformes que habían participado en las
agitaciones estudiantiles de 1958 y 1959, y de intelectuales y ex miembros del Partido Comunista, quienes habían
adelantado fuertes críticas a sus dirigentes, en el marco del entusiasmo provocado por la Revolución Cubana.
El 20 de julio de 1960 se celebró en Cali el primer congreso del MOEC, en el que también participaron ex-
guerrilleros liberales y combatientes contra el régimen militar de Rojas Pinilla. El congreso se sumió en un debate
sobre la insurrección armada contra la oligarquía, sin el apoyo de organizaciones políticas partidistas que pudieran
acceder al pueblo y convocarlo a la revolución. La línea radical, con el líder estudiantil Antonio Larrota al frente
trataría de abrir focos guerrilleros en Tacueyo, norte del Cauca (mayo de 1961) y en Santa Rita, Vichada (julio -
diciembre de 1961) -donde actuó el médico Tulio Bayer- pero fue rápidamente derrotada. El mismo Larrota fue
asesinado por el jefe de cuadrilla con el que se había aliado. Otra experiencia temprana fue la de Roberto
González “Pedro Brincos”, guerrillero liberal calificado por el Frente Nacional como “Bandolero”, que organizó
el Ejército Revolucionario de Colombia (ERC), que sería aniquilado en Turbo (Antioquia) en octubre de 1961.
También fue protagonista de estas nuevas resistencias armadas el Frente Unido de Acción
Revolucionaria (FUAR), fundado en 1962 por Luis Emiro Valencia y Gloria Gaitán, quienes profundamente
influenciados por la revolución cubana, trataron sin éxito de impulsar un proyecto de insurrección armada. Al
mismo tiempo, en 1962, surgió en el llamado Territorio Vásquez (Magdalena Medio) un nuevo foco guerrillero, por
iniciativa de Federico Arango Fonnegra, un ingeniero que había estudiado en los Estados Unidos. La incipiente
organización irregular fue rápidamente aniquilada, pues después del 15 de septiembre de 1963, fecha en que su
líder fuera acribillado desde un helicóptero del Ejército, el grupo se disolvió.51En su conjunto, estas primeras
organizaciones habían partido de la convicción de estar viviendo en Colombia unas condiciones pre-
revolucionarias que el movimiento armado podía recoger, sin contar con el apoyo de bases sociales organizadas
ni partidos.
LA PACIFICACIÓN DE VALENCIA Y CONFORMACIÓN DE LAS FARC
Artículo principal: Emboscada de La Perdiz

La llegada a la presidencia del conservador, Guillermo León Valencia en agosto de 1962, será el inicio de un
esfuerzo masivo por alcanzar la "pacificación" total del territorio nacional, y cerrar así de una vez por todas el
capítulo de la violencia política. En tres años los principales cabecillas del Bandolerismo (Efraín González
Téllez alias "Siete Colores", Jacinto Cruz Usmaalias “Sangre Negra”, William Aranguren alias “Desquite”, Teófilo
Rojas Varón alias “Chispas”) fueron dados de baja tras una ardua cacería, y las llamadas "repúblicas
independientes" fueron recuperadas después de sendos operativos realizados por el Ejército; el más conocido
la Operación Soberanía contra la "República de Marquetalia". La guerra contra estos territorios se llevó a cabo
bajo la presión de la clase política tradicional, recelosa del contagio comunista y de los efectos que pudiera tener
la revolución cubana en el país, y del gobierno norteamericano, ansioso por apagar el incendio revolucionario en
Latinoamérica
Archivo:Operacion contra sangrenegra marzo 1963.JPG
Soldados del Ejercito Nacional de Colombia en medio de un operativo contra los bandolerosdel norte del Tolima en marzo de
1963.

Enmarcado dentro de la Doctrina de Seguridad Nacional y del famoso plan LASO (Latin American Security
Operation, un conjunto de operaciones psicológicas, preventivas, ofensivas y destructivas concebidas por los
asesores contra-insurgentes de EE.UU para evitar la diseminación del comunismo), el Ministro de Defensa, el
General Alberto Ruiz Novoa, un prestigioso militar veterano de Corea, diseño un certero plan para poner a las
Autodefensas campesinas al arbitrio de la Constitución colombiana. Los enfrentamientos se concentraron
inicialmente en la cordillera central contra los rebeldes de Marquetalia. El 26 de septiembre de 1963, tropas del
Batallón Caicedo sorprenden en el Cañón de la Troja, jurisdicción del municipio tolimense de Natagaima a fuerzas
de las Autodefensas y dan de baja a 16 de sus integrantes. Estos en represalia conforman el movimiento armado
26 de septiembre, y tres meses después, el 29 de diciembre, emboscan entre Planadas y Gaitania a una columna
de abastecimiento del Ejército dando muerte a 5 soldados. En marzo del 64 derriban un avión de Aerotaxi; cuando
dos militares tratan de rescatar los cadáveres, son asesinados. Las últimas acciones precipitaron la ofensiva de
castigo que se preveía será la “final”.52

7
El general Gabriel Rebéiz Pizarro, Comandante de las FF.MM, y el firmante de la directiva operacional que
autorizaba la ofensiva contra el núcleo comunista de Marquetalia, advirtió que las regiones intervenidas "deberían
recibir una decidida y rápida acción del INCORA y otras entidades del Estado con el fin de resolver problemas
urgentes" que apremiaban a la población civil. A su vez, el mando táctico de la operación quedó bajo
responsabilidad del coronel Hernando Currea Cubides, Comandante de la VI Brigada en Ibagué. Con tropas
especializadas en contrainsurgencia, grupos de inteligencia y aviones de combate, se dispone de tres batallones
para asegurar toda el área.53
A mediados de mayo de 1964 se lanza la Operación Soberanía: 1000 soldados avanzan sobre el altiplano de Ata
e Iquira, en el sur del Tolima, y hacen un primer contacto armado con los rebeldes el 27. Sin embargo, no logran
penetrar en la zona, y es entonces cuando las tropas del teniente coronel José Joaquín Matallana asaltan con 4
helicópteros el nudo montañoso y lo ocupan rápidamente entre el 14 y el 15 de junio (a costa de 2 muertos y 14
heridos),54 mientras los comunistas en un número aproximado de 150 (48 combatientes de tiempo completo) y
divididos en 2 columnas (lideradas respectivamente por Isauro Yosa “Mayor Lister”, y “Tirofijo”), escapan y se
refugian en Riochiquito, enclave del norte del Cauca, controlado por Ciro Trujillo Castaño. Isaias Pardo, el segundo
de Marulanda se queda en la zona con 35 guerrilleros. El 18 de junio, se celebra el regreso de la autoridad estatal,
y el 22 se asegura toda la zona. Durante los enfrentamientos que siguen a la retirada de Marquetalia, muere a
manos del Ejército Isaías Pardo.55
Posteriormente, las FARC interesadas en erigir su mito fundacional, magnificaran los hechos elevando a 16.000
los atacantes.56
Desde Riochiquito se formularía el famoso Programa agrario de los guerrilleros en julio de 1964 y más tarde en
medio de la 1 conferencia se constituiría el Bloque Sur en conjunto con las fuerzas comunistas del Pato y
Guayabero, nombrando a Pedro Antonio Marín alias Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo como primer comandante,
Ciro Trujillo Castaño alias Mayor Ciro como su segundo y Luis Alberto Morante, Jacobo Arenas como ideólogo y
enlace con el Partido Comunista. Entre otros jefes de cuadrilla se hallaban, Rigoberto Lozada “Joselo”, Jaime
Guaracas, Januario Valero "Oscar Reyes", Noel Matta Matta “Efraín Guzmán” y José de Jesús Rivas "Mayor
Cartagena". El 17 de marzo de 1965, una columna de al menos 140 subversivos se tomó la población de Inza
(Cauca), matando en la incursión a 16 personas (incluyendo al el alcalde la localidad y a 2 monjas).5758Seria sin
embargo, con la caída del enclave de Riochiquito (Cauca) el 15 de septiembre de 1965, que el Bloque Sur se vería
obligado a abandonar definitivamente sus bases fijas y a constituirse en guerrilla móvil. Con alrededor de 350
hombres en armas, abrieron operaciones en el Guayabero, El Pato, Natagaima y Chaparral.
A finales de 1965 y tras sufrir cuantiosas bajas (75 muertos en 18 meses de operaciones) el Ejército aseguro del
área de las denominadas Repúblicas independientes en la cordillera central, mientras el Bloque Sur se replegaba
al piedemonte amazónico y el páramo del Sumapaz (sobre la cordillera oriental) pese a los ataques sufridos por
El Pato en marzo de ese año. Tras una segunda conferencia que culminó el 5 de mayo de 1966, esta organización
tomo el nombre de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, (FARC). Además, adoptaron sus primeros
estatutos, un reglamento interno, un régimen disciplinario y las normas de comando; acogieron un plan militar
nacional y afirmaron que iniciaban una lucha prolongada por la toma del poder. Tres meses después, el 19 de
agosto, mientras las tropas del gobierno continuaban con las operaciones de búsqueda en la cordillera oriental,
miembros de las FARC emboscaron a tropas del Batallón Tenerife en el cañón de San miguel entre San Antonio
y vegalarga (Huila). Allí cayeron muertos el capitán Farid Londoño Calle, dos suboficiales y 12 soldados mas.59
Sin embargo, luego de este ataque pasarían varios meses sin indicios de actividad rebelde hasta principios de
1967.58 El 3 de marzo de ese año, en “La perdiz” zona rural de Algeciras (Huila) -ya en límites con el Caquetá-,
las FARC, dieron su primer gran golpe contra las tropas del gobierno, cuando fue emboscada por al menos 50
irregulares una patrulla del Batallón Boyacá. Dos suboficiales y 14 soldados murieron, mientras que gran cantidad
de material de guerra fue incautado.60El ataque causó consternación en los medios de comunicación, ya que la
opinión pública estaba segura de que después de la Operación Soberanía, “la pesadilla había terminado”.58 No
podían estar más errados, puesto que al mismo tiempo, Ciro Trujillo, el segundo comandante de la organización,
avanzaba hacia el norte del Valle y el departamento de Quindío, donde entraría en alianza con el temido bandolero
liberal Conrado Salazar alias "Zarpazo".6162
No obstante, el crecimiento del nuevo movimiento hasta 1978 fue bastante limitado y para mediados de los 70
solo tenían unos 900 hombres en armas. Para ese momento ya se habían delimitado los principales 4 núcleos de
expansión de las Farc, al que se sumaría un quinto para finales de esa misma década: el primero en las selvas
del sur, Meta, Huila y Sumapaz; el segundo en el norte del Cauca, sur de Tolima y Valle; el tercero en el Magdalena
Medio: el cuarto en Urabá; y el último en Arauca.

8
NACEN EL ELN Y EL EPL
Las consecuencias de la revolución cubana y de la efervescencia “revolucionaria” que vivía Latinoamérica, no
dejaron de hacerse sentir en Colombia. Mientras las FARC tenían su génesis en las secuelas generadas por la
violencia partidista de los años cincuenta, el ELN lo tendría en la experiencia castrista.

Camilo Torres con estudiantes.


Un grupo de jóvenes que, al mando de Fabio Vásquez Castaño, habían recibido entrenamiento militar en Cuba,
regresaron al país y constituyeron la “Brigada pro liberación Jose Antonio Galán”, con el objetivo declarado de
hacer la revolución en Colombia. Decidieron centrar su actuación en Santander, donde la situación originada por
las huelgas petroleras era difícil; y aprovechando los restos de las antiguas guerrillas liberales, conformaron
en San Vicente de Chucuri un primer foco insurgente. En el cerro de Los Andes donde se concentraban para
recibir entrenamiento tomaron el nombre de Ejército de Liberación Nacional (ELN) el 4 de julio de 1964, pero sería
solo seis meses después que el movimiento se hizo público, cuando el 7 de enero de 1965, 22 guerrilleros se
tomaron Simacota y mataron a 5 uniformados y un civil. El pronto enrolamiento en sus filas del sacerdote
católico Camilo Torres Restrepo, defensor de la Teología de la Liberación al interior de la iglesia y jefe
del Movimiento Político Frente Unido, le daría gran popularidad al grupo subversivo.63
El EPL, por su lado, se originó a partir de la escisión del Partido Comunista, acusado de revisionista por sectores
que lo tildaban de ser un movimiento “burgués” al “esperar la revolución” y no generarla. Así fue como en
1965 Pedro Hernando Vásquez Rendón fundó el Partido Comunista Colombiano Marxista-Leninista, del que
el Ejército Popular de Liberación (EPL) se convirtió en su brazo armado. Sus dirigentes decidieron abrir
operaciones en el Noroccidente del país, en las riberas de los ríos Sinú y San Jorge, y conformaron allí su primer
núcleo guerrillero (diciembre de 1967). En 1968 pasaron a la acción cuando asesinaron a Orlando Marchena, un
hacendado de la región.[cita requerida]
La reforma agraria de Lleras
Una de las formas de aliviar el pesado lastre de la Violencia bipartidista era fortalecer la economía campesina,
para restarles fuerza a los enfrentamientos sociales que generaba la mala distribución de la tierra y al mismo
tiempo frenar la migración campo-ciudad. Esta política fue concretada por Carlos Lleras Restrepo, quien intento
imprimir una dinámica más efectiva a la reforma agraria y a la supresión del latifundio improductivo, ambas
medidas contempladas con escaso interés desde principios de la década del 60.[cita requerida]
En este contexto uno de los mayores impulsos que recibió la Reforma Agraria de Lleras, fue posibilitar la
organización del movimiento campesino para de un lado agilizar y multiplicar los servicios del Estado en lo que
tenía que ver con la reforma, y del otro convertirse en un instrumento que frenara las exigencias de los
terratenientes descontentos con el planteamiento de suprimir los latifundios improductivos. Para tal efecto, el
decreto 755 de 1967, legalizo la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) y las Asociaciones locales
de usuarios. La primera fue un eficaz instrumento de organización campesina que ejerció presión sobre la tierra,
constituyéndose durante este gobierno en una importante fuerza social. Por su parte las Asociaciones locales de
usuarios buscaban que el trabajador del campo participara en los diferentes organismos administrativos agrícolas,
como el INCORA. En 1970 cuando se reunió el primer congreso de la ANUC, existían cerca de 500 de estas
organizaciones. El problema para el gobierno vino cuando estas agrupaciones se salieron del redil partidista y se
politizaron con corrientes de izquierda, incluso ilegal (sobre todo del EPL en el norte del país). Comenzaron a
presionar al INCORA para que iniciara la expropiación de tierras cultivadas y se abandonara la tradicional
negociación, además de las indemnizaciones. Esto convirtió a la reforma agraria en un problema político y sin
dejar de recurrir a la represión, se trató por las vías legales de restarle poder a las organizaciones
campesinas.[cita requerida]

9
Además de la creación de la ANUC, el gobierno de Lleras busco fortalecer la débil redistribución de la tierra. Pero
la inestabilidad económica y la necesidad de ampliar el mercado interno para la industria, siguieron favoreciendo
la gran propiedad. Para finales de la década del 60 apenas 3263 hectáreas habían sido expropiadas en 27
procesos y de las 935.000 familias con necesidades de adjudicación cuantificadas por el INCORA, solo 5000
salieron beneficiadas. En estas proporciones la reforma agraria había sido tenue y prácticamente nula. El mismo
ministro de agricultura Armando Samper declaro: “los cambios y realizaciones logrados durante el presente
periodo (1966-1970) en materia de parcelaciones y titulación de tierras, resultan modestos ante la magnitud del
problema”. Al final más que reforma agraria, hubo fue una masiva titulación de baldíos, cerca de tres millones de
hectáreas.[cita requerida]
En todo caso la ANUC siguió liderando el proceso en los primeros años de la década del 70, por medio de nuevas
formas de lucha. El movimiento campesino llevó a cabo más de 2000 invasiones de predios de terratenientes a lo
largo de todo el territorio nacional en ese periodo. Todo ello espoleado por el estancamiento del proceso de reforma
agraria bajo la administración de Misael Pastrana Borrero, sumado al hecho de que este favoreció a los grandes
latifundistas y relego a un segundo plano a la ANUC y los pequeños campesinos en los acuerdos sobre el agro
(Pacto de Chicoral, 1972).[cita requerida]
La reforma agraria termino así en un fracaso y cualquier solución de fondo sobre el problema de las tierras en
Colombia quedó definitivamente aplazada. El conflicto se agravaría entonces.
EVOLUCIÓN DE LAS GUERRILLAS DESDE 1966 HASTA 1974]
Hasta cierto punto las diferentes guerrillas, las FARC, el ELN y el EPL, fracasaron en llevar a cabo sus planes de
insurrección general y más bien fueron duramente golpeadas. Sus principales núcleos en las selvas del
sur, Cauca, Sur de Tolima, Magdalena Medio y en los ríos Sinú y San Jorge, no les permitían acceder a grandes
recursos ni hostigar seriamente al Gobierno y las Fuerza Armadas. Estas últimas encontrarían en generales
como Álvaro Valencia Tovar y José Joaquín Matallana, unos hábiles estrategas contra guerrilleros, capaces de
golpear a la subversión combinando la fuerza bruta con la mano tendida (las denominadas operaciones cívico-
militares).
Los golpes se sucedieron. El 15 de febrero de 1966 Camilo Torres, sacerdote y político que se había unido al ELN
y 5 guerrilleros más, caen en combate en Patio Cemento (Santander) al intentar emboscar al Ejército.
Un año más tarde, cuando hombres de las FARC se arriesgaron a operar en el norte del Valle del Cauca y Quindío,
el movimiento sufrió un fuerte descalabro a manos de las tropas regulares. Después de atacar a unidades del
Batallón Vencedores en zona rural de Cartago (Valle) el 27 de marzo de 1967 (con un saldo de 8 muertos), el
Ejército contraataco y liquidó a buena parte de la fuerza insurgente. Al menos 30 guerrilleros murieron o fueron
capturados (incluyendo al comandante Cesáreo Bahamon, alias "Arrayanales"), mientras el resto de la columna
se replegaba, dejando sobre el terreno gran cantidad de armamento.62 Ciro Trujillo Castaño, el comandante
responsable de la derrota, sería abatido un año después, el 5 de octubre de 1968 cuando pretendía abrir un nuevo
frente en Aquitania, Boyacá. Más tarde, el 14 de abril de 1970, seria detenido Januario Valero, alias "Oscar
Reyes", otro de los comandantes de las FARC.64 No obstante, esos años de repliegue brindarían a la guerrilla
marxista, grandes oportunidades. En las selvas del sur lejos de los principales núcleos de poder, se implantaron
con facilidad entre los colonos recién llegados a la zona y se constituyeron en la autoridad de facto de estas
regiones. La población campesina, esencialmente compuesta por hombres sin tierra o despojados de sus predios
en la Gran Violencia, encontraría su base de apoyo en dicho grupo ante la ausencia total del Estado en la periferia.
El proceso llevo a lo que algunos llaman “Colonización armada”. Así que hasta mediados de los setenta se habían
consolidado 5 frentes guerrilleros y en enero de 1973, se había constituido el Secretariado de las FARC, como
ente director de la organización armada.
El mismo año que cayo Ciro Trujillo, pero el 4 de abril, el reconocido jefe de la insurgencia liberal de los años
50, Dumar Aljure, quien se había negado a entregar las armas y era el amo y señor de una amplia región de los
Llanos orientales, fue abatido tras un violento combate con las fuerzas gubernamentales en el que murieron 9
rebeldes, 3 civiles y 6 soldados. Respaldado por los líderes políticos de la zona que lo utilizaban como elemento
de control social, los cambios en la administración regional lo habían puesto de nuevo en la mira del gobierno. Su
caída señalo el final del denominado (por el Frente Nacional) “Bandolerismo”.65
Entonces, las operaciones se centraron en el ELN, la principal guerrilla del momento. La organización es minada
desde dentro por deserciones y conflictos internos que le cuestan la vida a varios de sus dirigentes en los llamados
juicios revolucionarios: Víctor Medina Morón, Julio Cesar Cortés y Heliodoro Ochoa son fusilados el 22 de marzo
de 1968 por órdenes de Fabio Vásquez Castaño el jefe máximo del ELN. No obstante, en los años que siguen

10
logran extender su accionar a Antioquia y el sur de Bolívar, donde se toman varias poblaciones y tienden
numerosas emboscadas, la más cruenta de ellas ocurrida el 6 de agosto de 1969 en el Río Guayabito, cerca
de Cimitarra (Santander), dejando un saldo de 8 soldados y 1 oficial muertos.66Posteriormente, atentan contra el
general Álvaro Valencia Tovar frente al Ministerio de Defensa en Bogotá el 8 de octubre de 1971. La respuesta
del gobierno vendría con la Operación Anorí, lanzada el 1 de septiembre de 1973, por parte de las fuerzas
combinadas de las Brigadas IV y V del Ejército, al mando de los Coroneles Álvaro Riveros Abella y Ramón Arturo
Rincón Quiñónez, respectivamente. Con todos los medios al alcance, las tropas cercan y copan una importante
columna guerrillera que, al mando de los hermanos de Vásquez Castaño (Manuel y Antonio), se encuentra en
el Bajo Cauca antioqueño. Tras un mes de combates, los destrozan totalmente, dando de baja 30 insurgentes y
capturando un número similar. Los 2 cabecillas son finalmente abatidos el 18 de octubre tras un tiroteo a las orillas
del Río Porce, en la Finca el Astillero. Es un golpe decisivo. Un mes después, en noviembre se rinde el segundo
al mando, Ricardo Lara Parada, y el 20 de febrero de 1974 muere en combate el sacerdote español Domingo Lain.
Derrotado y juzgado por sus propios hombres, Fabio Vásquez Castaño huye del país y se refugia en
Cuba.[cita requerida]
Finalmente, el EPL también encajó una serie de duras derrotas. Solo 5 meses después de la conformación de su
primera columna armada, en mayo de 1968, el Ejército emprendió una potente ofensiva que se prolongó hasta
agosto del mismo año y en el curso de la cual 20 subversivos fueron dados de baja, incluyendo a Pedro Hernando
Vásquez Rendón, su principal comandante. Las continuas operaciones de las fuerzas estatales, la organización
de grupos de autodefensa con campesinos de la región, las divisiones internas y las deserciones impidieron la
consolidación del EPL, que enfrentó en 1975 otra dura derrota con la muerte de su cofundador y líder
máximo Pedro León Arboleda.
La excepción a este pobre balance, lo constituirían las acciones de las FARC, que en el intermedio extendieron
sus operaciones militares por la zona del Urabá antioqueño y del Carare santandereano, donde el 1 de septiembre
de 1970 mataron a 7 militares del Batallón Ricaurte (área rural de Cimitarra, Santander). Además, consolidaron
sus dominios en las estribaciones del Tolima: allí, en zona rural de Gaitania tendieron una mortal celada a unidades
del Batallón Caicedo el 26 de septiembre de 1971, dando muerte a 10 uniformados.67 Tras un nuevo periodo de
repliegue y aparente cese de actividades, una columna de medio centenar de guerrilleros se tomó por asalto la
población de Colombia (Huila), el 22 de mayo de 1973. A partir de entonces las operaciones militares se
extendieron durante varios meses por el norte del Cauca, sur del Tolima y Huila. El 13 de octubre de 1973, en el
Sitio Bejuqueros de Planadas (Tolima), las FARC matan en una emboscada a 8 soldados y 3 civiles.57 Sin embargo
en el contragolpe, las FF.MM. estuvieron a punto de aniquilar la comandancia del grupo guerrillero.
En diciembre, las tropas cercan durante 15 días (del 4 al 17 de diciembre) a una compañía de 30 hombres que
guiada personalmente por Manuel Marulanda se movía en la región de La Sonora, en el municipio de Rió
Blanco (Tolima). Empero, tras varias jornadas de combate, una vez más el astuto cabecilla burlo el sitio y escapó.57
Sin embargo, pese a todas las victorias obtenidas por un Ejército que venía acumulando una gran experiencia en
la lucha contra-insurgente, el poco interés mostrado por las élites gobernantes –que veían el conflicto como algo
lejano, como una serie de emboscadas esporádicas en el fondo de una selva perdida- y el escaso apoyo material
a las FF.MM., impidió que estas obtuvieran un resultado decisivo en su lucha contra las distintas insurgencias.
A las dificultades de un terreno quebrado y de difícil acceso, se sumó el hecho de que el esfuerzo militar se quedó
reducido al empleo de la Infantería regular, sin la presencia de otras unidades que pudiera brindar apoyo táctico
en el combate, como en el caso de la Armada -concentrada en las costas- o de la Fuerza Aérea, que no tenía los
equipos necesarios para operar en todo el territorio.
No existía tampoco una inteligencia verdaderamente articulada ni contingentes de soldados profesionales que
hubiesen podido sostener en el tiempo las labores de contra-guerrilla. Por último y lo que era más importante, los
factores estructurales que habían dado origen al conflicto (como la tenencia de la tierra o la desigualdad social)
estaban lejos de resolverse.68
NACIMIENTO DEL M-19
Para el último período oficial del Frente Nacional, el candidato del gobierno, el conservador Misael Pastrana
Borrero se enfrentó al líder de la ANAPO, el General retirado, Gustavo Rojas Pinilla. Después de una apretada
campaña, en las elecciones del 19 de abril de 1970 Pastrana ganó bajo numerosos alegatos de fraude. Esto
impulsó a varios jóvenes universitarios a conformar un nuevo grupo subversivo, el Movimiento 19 de Abril (M-
19).[cita requerida]

11
El M-19 apareció en escena el 16 de enero de 1973, como respuesta “al descarado robo de las elecciones del 19
de abril de 1970”, y se constituyó inicialmente como una guerrilla urbana tras una audaz campaña de expectativa
en la prensa. Su anti dogmatismo, sus acciones espectaculares y el carisma de su líder Jaime Bateman Cayon lo
dieron a conocer pronto entre las masas de las ciudades, que habían permanecido generalmente ajenas a un
conflicto, que hasta ese momento afectaba solo a las zonas marginales del país, lejos de los principales núcleos
socio-económicos de la nación.
En enero de 1974 en lo que sería su primer gran acto, robaron la espada de Bolívar de la Casa-Museo Quinta de
Bolívar en Bogotá. El arma pasaría desde entonces a convertirse en un símbolo de su lucha. [Cita requerida]

ESTADO DE SITIO
Además los distintos gobiernos del Frente nacional, emplearon continuamente la polémica figura constitucional
del estado de sitio. Al hacer uso de ella, se suspendía la vigencia de las leyes ordinarias y se introducían decretos
extraordinarios del Ejecutivo que entre otras cosas permitían que la autoridad militar reemplazara a la civil en los
casos concernientes al orden público. Los delitos contra el orden público fueron entonces juzgados por un tribunal
militar según el procedimiento de los consejos verbales de guerra. Con el tiempo, esta cuota de poder fue
invadiendo el terreno de la justicia efectiva, mediante la utilización de los sistemas de operación “cívico-militares”
en zonas afectadas por el conflicto armado, lo que le permitía al Ejército ejercer un control especial sobre el
campesinado de esas regiones. Estas medidas dejaron el terreno libre a las FF.MM para que pudieran actuar con
mayor holgura en las áreas rurales y cometer innumerables excesos contra la población civil, que se vio sometida
por su parte a una excesiva presencia militar del Estado. [Cita requerida]
La figura del estado de sitio se mantuvo con pequeñas alternancias vigente hasta el fin del gobierno de Julio Cesar
Turbay Ayala en 1982. [Cita requerida]

Gobierno de López Michelsen.


Con el amplio entusiasmo popular (voto el 58% de los electores) que traían los recuerdos del MRL (Movimiento
de Renovación Liberal) de los años sesenta, Alfonso López Michelsen fue elegido a la presidencia de la república
en las votaciones de 1974. Oficialmente, era el final del llamado frente Nacional, pacto político de los partidos
tradicionales, el liberal y el conservador para repartirse el poder y poner fin a la violencia política de los años
cincuenta; pacto que le había cerrado el espacio político a terceras fuerzas como la ANAPO, permitiendo a las
guerrillas justificar su existencia. No obstante en la práctica la paridad en los puestos públicos se mantendría hasta
el final del Gobierno Betancourt.[cita requerida]
Con los propósitos iniciales de la concertación y de la institucionalización de la democracia, bajo el lema del “Nuevo
Trato”, López intento realizar una mayor apertura, por un lado hacia el movimiento sindical, y por el otro incluso se
propuso negociar con el ELN, que se creía se hallaba al borde de la extinción tras los duros golpes encajados
entre 1973 y 1974. Pero la oposición de los militares -que creían poder rematar de una sola vez el problema por
la vía armada- y la renuencia de los guerrilleros a entregarse, hizo fracasar las negociaciones. Otro propuesta
semejante salida del seno de las propias FARC, se abortó por la misma causa.
En consecuencia, las guerrillas se negaron a rendirse o a desaparecer y continuaron alzadas en armas. Lo que
queda del ELN se reorganiza bajo el mando del "Cura Pérez" y Nicolás Rodríguez Bautista “Gabino” en el sur de
Bolívar, y el 8 de septiembre de 1975, protagonizan un atentado que mata al Inspector General de las FF.AA.
general Ramón Arturo Rincón Quiñónez. Al año siguiente, se desplazaron a la serranía del Perija, que tomarían
como base y cuartel general desde ese momento. Asimismo convirtieron la frontera de Venezuela en punto de
apoyo y abrieron operaciones en los departamentos de Cesar, Norte de Santander y Arauca, donde empezó a
gestarse el Frente Domingo Laín.[cita requerida]
En ese momento precisamente, pese a las promesas de convertir a Colombia en el Japón de Latinoamérica, y a
la misma bonanza económica que vivía el país (gracias a los altos precios del café, y ya a los raudales de dinero
que entraba con el tráfico de cocaína), las clases medias y bajas vieron defraudadas sus esperanzas en el
Gobierno López: Un creciente deterioro del poder adquisitivo afecto a los trabajadores, la inflación se salió de
cauce y una fuerte recesión afectó los sectores no cafeteros de la economía desde 1975 hasta 1977. Como
respuesta a esta difícil situación, a partir de 1975 se dio un aumento inusitado en los conflictos laborales. José
Raquel Mercado, dirigente de la unión sindical Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), fue
secuestrado y muerto por la guerrilla del M-19, acusado de “traicionar las clases populares” en abril de 1976.

12
La Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia (CSTC), más radical y con una mayor influencia
comunista en sus filas, se fortaleció. Se declaró, entonces, la emergencia económica y se aumentaron las
facultades de los militares con Abraham Varón Valencia a la cabeza del Ministerio de Defensa.[cita requerida]
EL PARO CÍVICO NACIONAL
La difícil situación económica y el inconformismo de las clases populares y medias con el crecimiento de las tasas
de inflación y el deterioro de la distribución del ingreso, más la evidencia con las distintas bonanzas de que si
había plata en Colombia, llevó a las centrales sindicales a proclamar el Paro Cívico Nacional del 14 de septiembre
de 1977. El gobierno, que no vio más que subversión en la protesta, lo reprimió con dureza y en los
enfrentamientos con la fuerza pública, murieron 22 personas. Fue el punto de quiebre. La población vio que le era
negado hasta el derecho a la protesta, y perdió la confianza en sus instituciones, que no representaban los anhelos
del grueso de la sociedad.
Las guerrillas aprovecharon entonces la coyuntura y se relanzaron ante la sociedad con una nueva imagen, como
la de los auténticos delegados del pueblo. Su lucha, que hasta el momento no había logrado despegar limitándose
a las zonas periféricas de la nación, toma un nuevo aire: La insurgencia creyó hallarse a las puertas de una
situación pre-revolucionaria y se movilizo para ello. A partir de ese momento, las fuerzas irregulares urbanas toman
un mayor protagonismo con el M-19 y el ADO, aunque también las FARC y el ELN reclutan milicianos y expanden
su influencia por nuevos territorios. Una generación completa, salida de las universidades, cree que el país también
tomará el rumbo de las naciones del Cono Sur, la dictadura militar, y se enrola en la insurgencia. La ofensiva anti-
popular de la última parte del periodo López, no hace más que ensanchar la brecha entre ambas
posiciones.[cita requerida]

Gobierno de Turbay
Para las elecciones presidenciales de 1978, en medio de una abstención electoral bastante alta (solo vota el 45%
de la población con capacidad para hacerlo), sale elegido Julio Cesar Turbay Ayala. Sobre la base de los rumores
alarmantes que le llegaban sobre el crecimiento de las guerrillas y en respuesta a una carta de la oficialidad del
Ejército firmada el 17 de diciembre de 1977, en la que reclamaban mayores poderes, Turbay expidió amparado
en el Estado de Sitio, el 6 de septiembre de 1978 el polémico Estatuto de seguridad. Se limitaron las libertades de
expresión y movilización, se amplió el marco del código penal militar sobre los civiles y se consagró la violación
del Habeas Corpus. Cuando días después, fue asesinado por el ADO, el ex-Ministro de Gobierno, Rafael Pardo
Buelvas, fue desempolvado el Artículo 28 de la Constitución de Colombia de 1886, que permitía la detención hasta
por 10 días de personas sospechosas de alterar el orden público.[cita requerida]
Se vino una ofensiva durísima contra los sindicatos, continuando el esfuerzo iniciado por López. Las centrales
obreras fueron cooptadas, sus líderes represaliados y el movimiento quedó decisivamente debilitado. Además,
tales recursos jurídicos facilitaron los excesos de la fuerza pública, al permitirles realizar detenciones arbitrarias y
prolongadas, interrogatorios con torturas y procesos militares sin garantías de defensa.[cita requerida]
AUGE GUERRILLERO Y SU DISPUTA CON LOS NARCOTRAFICANTES. INICIOS DEL
PARAMILITARISMO
Artículo principal: Toma de la embajada de la República Dominicana

Las guerrillas maduraron y entre 1978- 1980, el EPL, el ADO y el M-19, constituyeron numerosas milicias en los
núcleos urbanos más importantes. Pero serían los golpes de este último, el M-19, los que pondrían fin al
aislamiento de una insurgencia relegada hasta ahora a la periferia, y la presentaría como un verdadero actor
político. Su anti-dogmatismo que los enfrentaba a la intransigencia ideológica de la izquierda tradicional y la astucia
de su jefe Jaime Bateman Cayon, los hicieron un fenómeno público. El 31 de diciembre de 1978, los miembros de
dicha organización ingresaron por un túnel al Cantón Norte en Bogotá y robaron 5000 armas, humillando
al Ejército. Este tocado en lo más profundo, desencadenó una fuerte contraofensiva y gracias a las deficiencias
organizativas del grupo, les infligió duras derrotas, al desarticular varias de sus redes. No obstante en febrero de
1980, nuevamente el M-19, en un otro golpe de mano ocupó la residencia de la embajada dominicana en la capital
y secuestró a 15 diplomáticos. 67 días después, tras arduas negociaciones con los rebeldes, estos viajaron a Cuba
con algunos de los rehenes y allí los liberaron, dando fin a la toma. Después de permanecer maniatado debido a
la presión internacional, el Ejército reaccionó con todo y para mediados del mismo año había desbaratado la
mayoría de las milicias urbanas del M-19 y capturado a sus principales dirigentes, obligándolo a replegarse a las
áreas rurales del sur del país: Caquetá y Huila inicialmente. Los enfrentamientos armados se desplazaron hacia

13
esas zonas y se hicieron cada vez más fuertes y costosos; y en efecto grandes contingentes de tropa fueron
desplazados hacia las selvas del suroriente desde 1981. [cita requerida]
Al mismo tiempo, las FARC multiplicaron sus frentes pasando de 6 en 1978 a 27 en 1982, consolidaron algunas
nuevas áreas de influencia en Urabá, Arauca y Valle del Cauca, y pasaron en varias zonas de la autodefensa a la
ofensiva. En efecto, en un hecho que marcara un antes y un después en la confrontación armada, 3 columnas de
la guerrilla comunista que agrupaban al menos a 100 hombres atacan en Puerto Crevo (a orillas del Rió Duda en
el Meta) a una patrulla de 20 efectivos del Ejército el 18 de agosto de 1980. El ataque (denominado Operación
Cisne Tres por la subversión) el primero en el que una unidad completa de las FF.MM. es reducida por los
irregulares, termina con 3 muertos, 3 heridos y 14 secuestrados en las filas del gobierno.57Pero precisamente en
el momento que las guerrillas se extendían por la geografía nacional, el tráfico de hoja
de coca desde Perú y Bolivia (la cual en Colombia era procesada para convertirse en cocaína desde principios de
los 70´s, teniendo como destino principal a EE.UU y Europa) se intensificó, entrecruzándose con la expansión
insurgente y terminó favoreciendo al negocio ilícito; Colombia terminó convirtiéndose en la placa giratoria del
mismo. Grandes zonas del sur del país, donde era prácticamente inexistente la presencia del Estado, pero en
cambio era fuerte la de las FARC, se llenaron inicialmente de pistas clandestinas, cristalizaderos y laboratorios
donde era procesada la cocaína, para un par de décadas después hacer su aparición los llamados cultivos ilícitos,
haciendo innecesario la importación ilegal de la hoja de coca de los países andinos. Tras un rechazo inicial a
dichas actividades, los frentes presentes en la región terminarían cobrando vacunas, extorsiones y el famoso
“gramaje” a los grandes capos, cultivadores y raspachines. Ese sería el origen de la disputa de Gonzalo Rodríguez
Gacha, capo del Cartel de Medellín, con miembros de la guerrilla, quienes le destruyeron laboratorios para el
procesamiento de cocaína, además de robarle cargamentos y dinero en efectivo en 1983.69
Tampoco fue casualidad que, cuando miembros del M-19 en Antioquia secuestraron en 1981 a Martha Nieves
Ochoa, hermana de los famosos narcotraficantes y miembros del Cartel de Medellín, los hermanos Ochoa
Vásquez (Jorge Luis, Juan David y Fabio), los capos reaccionaran con todos los recursos a su alcance creando el
grupo MAS (Muerte A Secuestradores), organización que sería el germen del moderno paramilitarismo en
Colombia. Cada uno de ellos aportó armas, dinero y hombres, poniéndolos a las órdenes del más activo y poderoso
de los narcos, que ya entonces contaba con una fuerte organización militar bajo su mando, Pablo Escobar Gaviria.
Tras matar a más de 200 personas en su búsqueda, entre milicianos, colaboradores y familiares de estos, Ochoa
fue liberada a principios de 1982. Pronto la organización paramilitar, que contó con el activo respaldo de miembros
de la Fuerza Pública, exportaría su modelo a otras regiones del país y pasaría de matar miembros activos de la
guerrilla a políticos de izquierda.
En efecto, lo que constituyó la primera prueba de la exacerbación del proceso paramilitar, entre el 4 y el 12 de
agosto de 1983 en las veredas Cañaveral y Altos de Manila del municipio de Remedios (Antioquia), fue el
asesinato de 20 campesinos por una patrulla mixta de soldados (adscritos al Batallón de Infantería N° 42 “Batalla
de Bombona"), y civiles al servicio de Fidel Castaño Gil.70 Paralelamente se constituyó en las sombras durante un
par de años la Alianza Americana Anticomunista (AAA), un cuerpo paramilitar conformado por miembros del
ejército que realizaban la "guerra sucia" contra los grupos insurgentes (sobre todo miembros del M-19),
experimentando con toda clase de torturas físicas y psicológicas en las mal llamadas "Cuevas de Sacromonte"
en Facatativá. Este grupo, además de ser parte del conflicto nacional, era parte de la llamada Operación Cóndor,
planificada por Estados Unidos para impedir el avance comunista en el continente.[cita requerida]
CAMBIO DE RUMBO Y FINAL DE LA ADMINISTRACIÓN TURBAY
A finales de 1980 el Gobierno se hallaba en crisis: la economía colapsaba y crecía la oposición de todos los
sectores a la política de orden público y a la violación de los DD.HH. Desbaratadas las redes del M-19, una porción
de la opinión pública manifestaba su aprobación a las propuestas de acuerdo nacional que difundían los milicianos
desde la cárcel, no obstante, que paralelamente ponían en marcha su ofensiva más importante, la llamada invasión
por la Costa Pacífica, que terminó en fracaso ante la potencia de las fuerzas gubernamentales.
En efecto, una columna de 150 hombres, dividida en 2 grupos y entrenada por militares cubanos, ingresó por la
costa pacífica colombiana con el objetivo de abrir operaciones en el interior del país. El primer grupo, al mando
de José Elmer Marín, desembarcó a finales de febrero en Chocó, mientras que la otra agrupación compuesta por
85 elementos y dirigida por Carlos Toledo Plata, lo hizo en la desembocadura del Río Mira, cerca de Tumaco, el
4 de marzo. Sin embargo, el último grupo fue rápidamente detectado por las fuerzas gubernamentales que pasaron
de inmediato a la ofensiva. Para finales de abril, ambas formaciones habían sido desbaratadas (cerca de 40
muertos y 100 capturados) y los sobrevivientes habían huido hacia el Ecuador (entre los muertos se

14
contaban Elmer Marín y Carmenza Cardona Londoño, alias "La Chiqui", quien se había dado a conocer durante
la toma de la embajada de República Dominicana un año atrás).717273
Paralelamente, y formando parte del mismo plan estratégico, el M-19 abría operaciones en las selvas del sur, y el
11 de marzo de 1981 se tomaba la capital de la Comisaría del Putumayo, Mocoa.
Pese a las victorias militares obtenidas por el gobierno, ante el acorralamiento político la administración Turbay
planteó en marzo, una primera Ley de Amnistía, la Ley 37, que a causa de sus múltiples restricciones fue
rechazada por las guerrillas, que a cambio atacaron nuevamente en las selvas del sur: primero las FARC, que el
11 de julio matan a 2 tenientes y 7 suboficiales en San Vicente del Caguan (Caquetá)74 y luego el M-19 que
embosca a dos patrullas del Ejército en Belén de los Andaquies -al sur del mismo departamento- asesinando a 12
militares.75 Como si fuera poco, la misma organización ataca con disparos de mortero la Casa de Nariño el 20 de
julio de 1981. Fracasada esta primera iniciativa y evitando comprometerse personalmente, el presidente conformó
en septiembre de 1981 una comisión nacional de paz, integrada por 9 miembros y encabezada por Carlos Lleras
Restrepo.
Pero aquel gesto fue desdeñado nuevamente por los insurgentes, que prosiguieron su ofensiva. El 20 de octubre
de 1981, guerrilleros del M-19 secuestraron un avión de Aeropesca en Medellín, lo cargaron con armas en La
Guajira y finalmente lo hicieron acuatizar en el Río Orteguaza en las selvas del sur. Un mes después, el 15 de
noviembre, fue hundido el Buque Karina, cuando pretendía ingresar un poderoso arsenal por la Costa Pacífica.
Mientras tanto, la comisión continuó con sus labores y propuso una amnistía más funcional aceptada por el
Gobierno y expedida por el Decreto-ley 474 de 1982. Una nueva negativa como respuesta.
En consecuencia los posteriores intentos de negociación con el M-19 fueron rechazados por Turbay, y la mayoría
de sus miembros renunciaron entre abril y mayo de 1982, siendo desmantelada poco después.[cita requerida]
Así el tema de la paz se convirtió en el centro de la campaña presidencial de 1982, disputada entre Belisario
Betancur con su “paz nacional” y Alfonso López Michelsen (lanzado nuevamente a la primera magistratura) con la
“paz liberal”. Se impondría la primera y para despejarle el camino, Turbay levantó en junio el estado de sitio que
regía desde mediados del periodo de López.[cita requerida]
REORGANIZACIÓN DE LAS GUERRILLAS
Luego de que las FARC celebraran sus dos primeras conferencias guerrilleras entre 1964 y 1966, otras cuatro
más se realizaron hasta 1978. En ellas se prefiguró el encuadramiento de los insurgentes en frentes, columnas y
compañías móviles, se creó el estado mayor y el secretariado, y además se dictaron normas de carácter financiero.
Pero sería con la sexta conferencia realizada en enero de 1978, que se inicia realmente el proceso acelerado de
crecimiento y expansión de las Farc, con el desdoblamiento de sus frentes que pasan de 6 en ese año a 27 en
1982.
No obstante, fue la séptima conferencia de mayo de 1982, la que marcó una ruptura. Realizada en el Guayabero
(Meta) concluyó con la integración de un ejército revolucionario, lo que quedó consagrado agregando la sigla EP
(Ejército del Pueblo) al nombre de las FARC, desde entonces FARC-EP.76Además se adoptó un plan militar
inmediato, situando el eje del despliegue estratégico en la Cordillera oriental tomando a Bogotá como su centro,
mientras se disponía la creación de una cadena de 12 frentes que irían desde La Uribe hasta la frontera de
Venezuela y que permitiría aislar el sur-oriente del resto del país. Este esfuerzo culminaría con la creación 5 años
después del Bloque Oriental. Se ordenó también, duplicar el número de estructuras de 27 a 48, ocupando con
ellas las regiones donde la implantación de la organización era débil, y tomar una actitud más ofensiva. Ya no se
trataría de emboscar al enemigo sino de buscarlo, coparlo y destruirlo. Multiplicar los ataques, desgastar y
desmoralizar a las fuerzas estatales obligándolas a movilizarse constantemente. Paralizar la vida económica a
base de sabotajes a la infraestructura nacional. Dar por tierra con el régimen, erosionando sus bases en 8
años.[cita requerida] Aparte de estas decisiones militares, se tomaron disposiciones en el marco financiero, asignando
cuotas de dinero a cada frente. Cuotas que deberían recaudar de los grandes capitalistas y empresarios del país,
pero también entre los grandes barones de la droga, dando instrucciones en todo caso de que no apareciera el
nombre de la organización involucrado.77 Los cinco años que siguieron serían de una vertiginosa expansión de las
FARC-EP por amplios espacios del país. El crecimiento de frentes fue significativo en el Meta, Putumayo, Huila,
Cundinamarca, Santander, Casanare, Norte de Santander, Sur de Bolívar, Antioquia (nordeste, Bajo Cauca,
Uraba), Choco, Valle, Cauca, Tolima y la Sierra Nevada de Santa Marta. Ello le permitió al secretariado unir sus
cuarteles del sur-oriente a una salida al mar por Uraba.78
Mientras tanto, el ELN afectado por una importante ofensiva militar en 1973 y reorganizado en la frontera
con Venezuela, celebró en 1983 la llamada Reunión de Héroes y Mártires de Anori.

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Se eligió una junta directiva de 9 miembros y se nombró jefe político al sacerdote español Manuel Pérez Martínez
(El Cura Pérez), consolidando la estructura central del grupo. Privilegiando la extorsión, las vacunas y los robos
sobre los sectores energéticos, mineros y agropecuarios de la economía, la fuerza insurgente obtuvo cuantiosos
recursos financieros que le permitieron pasar de 100 hombres y 3 frentes en 1983 a 14 frentes y 1000 miembros
en 1986. Ese mismo año en una nueva asamblea nacional, se conformó el comando central -COCE- de 5
miembros y se dispuso la creación de los ”frentes de guerra” (que deberían agrupar a los frentes de una misma
región) dando a la organización una estructura federal. Se constituyeron 4 de estos frentes de guerra: el nor-
oriental, norte, nor-occidental y sur-occidental, prefigurándose un quinto en el centro del país.
El EPL, por su parte se rehízo bajo la férula de los hermanos Calvo. En abril de 1980, el IX Congreso del partido
Marxista-leninista rompió con las tesis maoístas, puso énfasis en el trabajo político de masas y abrió paso a la
conformación de importantes núcleos de milicias urbanas (Bogotá, Cali y Cartagena), combinando este proceso
de desarrollo con la utilización de instrumentos legales de lucha democrática. Desde el Noroccidente pronto sus
frentes se extenderían hacia el interior de Antioquia, el Eje Cafetero y los Santanderes, mientras se incorporaron
nuevos cuadros dirigentes como Bernardo Gutiérrez, antiguo militante de las FARC. Esta expansión llevo a que
específicamente en Urabá, después de 1980, las FARC y el EPL entraran en una disputa, primero política y luego
militar, dentro de la cual, la movilización y utilización de sus sindicatos respectivos, Sintrabanano del PC (FARC)
y Sintagro del PCC-ML (EPL) se constituyó en un elemento fundamental de lucha.78
INICIOS DEL NARCOTRÁFICO]
La economía del tráfico ilícito de drogas venía operando en Colombia, desde finales de los años 60´s cuando en
la Costa Caribe, especialmente, floreció el cultivo de la marihuana y se dio una primera bonanza, la llamada
“Marimbera”. El mercado norteamericano, receptor principal de los estupefacientes, empezaría luego a derivar
hacia la cocaína, producto originado en la mata de coca y cultivada originalmente en los países andinos
(Bolivia y Perú). En este marco, jugaría Colombia el papel de placa giratoria; La hoja de coca de los países andinos
era procesada en el sur de Colombia para convertirla en cocaína, y luego esta era redistribuida por las mafias
locales hacia EE.UU.
La primera generación de narcotraficantes se originó en los años 70´s, presentes en Medellín y el centro del país,
en gran parte eran antiguos contrabandistas de mercancías que fueron liquidados en guerras internas; le sucedería
una generación más activa de la que serían exponentes Pablo Escobar, su primo Gustavo Gaviria, Rafael Cardona
Salazar, los hermanos Ochoa y Griselda Blanco (sobreviviente de la primera etapa) en Antioquia; Carlos
Lehder en Armenia; Gonzalo Rodríguez Gacha en el centro del país; Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, José
Santacruz Londoño, Helmer Herrera y los Hermanos Henao en el Valle del Cauca y José Rafael Abello en
la Costa Atlántica. Sus profusas redes en Norteamérica, y la diáspora colombiana en el exterior les permitieron
controlar rápidamente el negocio y obtener grandes beneficios económicos. Es así que a partir de la Administración
López la economía de la coca iniciaría su apogeo y la riada de dólares hizo su entrada en el país. El gobierno
Turbay emprendería las primeras acciones contra el narcotráfico presionado por los EE.UU., al lanzar una ofensiva
contra los cultivos de marihuana en la Costa Norte y firmar en 1979 el Tratado de Extradición con la Administración
de Jimmy Carter; medidas que, sin embargo, no pasaron de ser cosméticas y poco eficaces al no haber una
política nacional contra este fenómeno, ya que el narcotráfico era considerado un delito menor en Colombia.
Aunque al principio los narcotraficantes se presentaron solo como empresarios, pronto fue evidente que también
eran agentes de desestabilización, como la misma naturaleza de su negocio lo dictaba. Cuando miembros del M-
19, secuestraron en Antioquia a Martha Nieves Ochoa, hermana de los Ochoa, reconocidos narcotraficantes de
Medellín, los capos reaccionaran con todos los recursos a su alcance creando el MAS (Muerte a Secuestradores),
organización que sería el génesis del paramilitarismo en Colombia. Cada uno de ellos aporto armas, dinero y
hombres, poniéndolos a las órdenes de Pablo Escobar, que ya entonces contaba con la más potente organización
militar bajo su mando. Tras matar a unas 200 personas en su búsqueda, entre milicianos, colaboradores y
familiares de los implicados, Ochoa fue liberada a principios de 1982.
Consecuencia de estos hechos fue la formación de carteles de la droga con la asociación de jefes narcotraficantes:
el de Medellín terminó por alinear a los capos de la región paisa y al llamado cartel de Bogotá, en una alianza que
incluiría a las dos mayores cabezas del negocio: Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha. También se
constituirían los de la Costa, del Amazonas (ambos, cercanos al primer grupo), y el de Cali, aunque todos con
menores recursos y poder que el de Medellín. Además, pronto el modelo del MAS se aplicaría a la región
del Magdalena Medio, donde nació la ACDEGAM (Asociación Campesina de Ganaderos y Agricultores del
Magdalena Medio), una fuerza de autodefensa legal, encargada de combatir la presencia de la guerrilla en la zona
con apoyo del Ejército. Los homicidios y masacres se multiplicarían ahí a partir de 1982. Pronto Rodríguez Gacha,

16
enemistado con las FARC a causa de la destrucción de algunos de sus laboratorios en el sur del país y del robo
de dinero en efectivo y pasta base de coca en 1983, tomó las banderas de la contra-insurgencia y empezó a
apoyar con cuantiosos recursos, entrenamiento y armas a los paramilitares de Puerto Boyacá.

La administración Betancur (1982-1986. El proceso de paz[


El gobierno del “Movimiento nacional”, marco un nuevo inicio en la política estatal para el manejo del conflicto
armado, al reconocer el carácter político del fenómeno guerrillero. Es así como se abrieron conversaciones con
los grupos de “oposición armada”, dejando atrás las soluciones militares. El 18 de noviembre de 1982, el congreso
aprobó la ley de amnistía, la ley 35, proyecto de Gerardo Molina. A pesar del secuestro y asesinato por el ORP,
un oscuro grupo guerrillero, de Gloria Lara de Echeverri (ex directora de las juntas de acción comunal) en
noviembre de 1982, y de la emboscada tendida el 4 de febrero de 1983 a un convoy del Ejército que se movilizaba
por la carretera que une los departamentos de Huila y Caquetá (con el saldo de un oficial, dos suboficiales y nueve
soldados muertos),79 cientos de guerrilleros presos que fueron amnistiados, quedaron en libertad. Dado ese primer
paso, pronto se iniciarían los diálogos exploratorios con las FARC, el ADO y el M-19 -cuyo líder máximo Jaime
Bateman Cayon murió en un accidente de aviación en abril de 1983-. Pese a que los primeros contactos fueron
directamente realizados por el gobierno, en adelante las conversaciones quedaron a cargo de comisiones de paz
autónomas a través de las cuales el diálogo se llevó de forma indirecta. Actuando de esta manera, en la primera
parte de la administración Betancur se llegó a acuerdos de tregua y cese al fuego con las FARC, el ADO y el EPL
(24 de agosto de 1984).
Con el M-19, las conversaciones exploratorias avanzaron con mayores tropiezos a causa de las continuas
operaciones militares del grupo insurgente. Los dos bloques de la organización, el sur (Caquetá) y el occidente
(Cauca y Valle) lanzaron múltiples ataques a partir de marzo de 1984: el 14 de ese mes, de 70 a 80 guerrilleros
ingresaron a Florencia (Caquetá) y se enfrentaron durante varias horas a las autoridades; y entre el 4 y el 5 de
abril, fueron atacadas Corinto y El Palo (Cauca) -los combates que se prolongaron durante una semana dejaron
6 uniformados y 17 guerrilleros muertos-. El Ejército respondió con una fuerte ofensiva sobre el Bloque sur del M-
19, al mando de Gustavo Arias “Boris”. En dos meses, hasta mayo de 1984, 54 insurgentes fueron dados de baja
(por 20 soldados muertos), obligando así al M-19 a concentrar sus acciones en el occidente, donde fue asaltada
la población de Yumbo (Valle) el 11 de agosto siguiente. Solo después de unas jornadas sangrientas en las que
fue asesinado Carlos Toledo Plata, y herido en una emboscada Carlos Pizarro Leongomez, se llegó a un acuerdo
con el M-19, el 24 de agosto de 1984.
REORGANIZACIÓN DEL EJÉRCITO
Paralelo al proceso de mutación que sufrían las guerrillas a principios de la década de los ochenta, el Ejército
Nacional- en quien descansaba prácticamente todo el peso de la lucha contrainsurgente- se vio sometido a unas
profundas transformaciones en su estructura.
El continuo deterioro de la situación de orden público, y la necesidad de movilizar Unidades Operativas Mayores
que pudieran garantizar el mantenimiento del orden constitucional, fueron factores decisivos en la activación a
partir del primer semestre de 1983 de 4 divisiones, cada una de ellas al mando de un Mayor general con su
respectivo estado mayor y que englobarían dentro de su estructura jerárquica varias Brigadas.8081
Efectivamente, las tropas estaban organizadas hasta entonces en brigadas que tenían unas jurisdicciones
territoriales bastante limitadas, por lo que las divisiones tendrían bajo su responsabilidad áreas geográficas mucho
más extensas (la I División inicialmente tenía a su cargo la Costa Caribe y Antioquia, la II División los Santanderes
y el Magdalena Medio, la III División la Región del Pacífico y el Valle y la IV División la Orinoquia y el Amazonas).
Por lo demás, la creación de un mando superior en cada División, permitió la adopción de un plan de acción
general y de un diseño estratégico, que orientara la dirección de las distintas unidades implicadas en la lucha
contra guerrillera.8283
LA OPOSICIÓN A LA PAZ
Pero las conversaciones de paz no tardaron en encontrarse con la oposición del estamento militar. El comandante
del Ejército, Miguel Vega Uribe mostró abiertamente su desacuerdo con el proceso, y el ministro de defensa,
General Fernando Landazábal seria destituido en enero de 1984, a causa de sus continuas fricciones con el
ejecutivo. No por nada el propio presidente de la comisión de diálogo, Otto Morales Benítez, hablo de "enemigos
agazapados de la paz". No obstante, la actitud de los militares se vio favorecida ante la opinión pública por el
accionar de los distintos grupos guerrilleros, como el Ricardo Franco disidente de las FARC, y el ELN (al mando

17
de Manuel Pérez Martínez “cura Pérez”), que se negaron a firmar acuerdos con el Gobierno, continuando las
hostilidades, los secuestros y las extorsiones. Asimismo, el líder del EPL, Oscar William Calvo, reconoció la
implicación de su organización en retenciones y vacunas, pese a encontrarse en medio de un cese al fuego. Con
las FARC que había firmado los acuerdos de la Uribe en mayo de 1984, continuaron también las escaramuzas:
su ambigüedad quedó de manifiesto en el pleno de 1985, donde se pusieron sobre la mesa unos objetivos
esencialmente orientados a lo militar.[cita requerida]
Sin embargo, las mayores dificultades se dieron con el M-19: en diciembre de 1984 un fuerte combate de 18 días
enfrento al Ejército y al grupo insurgente en torno al sitio de Yarumales (20 de diciembre de 1984 - 7 de enero de
1985). La operación Garfio que movilizo a cerca de 4000 soldados contra uno de los campamentos madre del M-
19, ubicado en el Páramo de San Pablo en Corinto (Cauca), terminó con un nuevo acuerdo entre el gobierno y el
grupo insurgente, luego de que las tropas regulares no pudieran desalojar a los subversivos de sus posiciones.84
Pero el dilema siguió abierto, con el establecimiento de una nueva área campamentaría en Los Robles (Cauca).
Además se comenzó a denunciar el proselitismo armado desarrollado por este movimiento en los llamados
Campamentos de paz, abiertos en las principales urbes del país. En vista de lo que sucedía, el Gobierno prohibió
la realización de un congreso del M-19 en Bogotá: al final este se llevaría a cabo en Los Robles (Cauca) a pesar
de la insistencia oficial en prohibirlo.[cita requerida]
A partir de ese momento, el clima del proceso se tensionó: los sectores más retardatarios iniciaron una campaña
de “Guerra Sucia” contra guerrilleros amnistiados y líderes de izquierda, orientando su actuación al asesinato
selectivo. En mayo de 1985 el líder del M-19, Antonio Navarro Wolf fue víctima de un atentado en Cali, que lo dejó
gravemente herido. Además, en el congreso de la República, los partidos tradicionales conscientes de la crisis de
representatividad alcanzada por sus agrupaciones, se opusieron al “Diálogo Nacional”, que era una instancia de
deliberación y de generación de propuestas de cambio social en la que participarían los grupos guerrilleros, los
sectores de izquierda y los 2 partidos, el liberal y el conservador. Esta situación terminó con el experimento legal
de los subversivos, puesto que la mayor parte del movimiento insurgente volvió a la lucha armada, uniéndose en
la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB).
LA GUERRA SE RECRUDECE
El M-19 rompió la tregua el 20 de junio de 1985, día del paro cívico nacional convocado por agrupaciones
populares, “como reacción al hostigamiento político y al asesinato”. El 28 de junio, dicha organización atacó la
población de Génova (Quindío) y mató a 8 policías, 2 militares y 5 civiles.8586Estalló |título=entonces la guerra
abierta,87 y se emprendieron importantes operaciones de lado y lado: asaltos y hostigamientos sobre los municipios
del Valle, que dejaron hasta octubre 44 uniformados y 60 guerrilleros sin vida; muerte del Comandante Iván Marino
Ospina (Cali, 28 de agosto); robo de un camión repartidor de leche en el barrio San Martín de Loba en el sur
oriente de Bogotá (ocurrido el 30 de septiembre, terminó con la muerte de 11 milicianos del M-19); asalto al
Batallón Cisneros de Armenia; y atentado contra el General Rafael Zamudio Molina.
La violencia se intensificó a tal punto que el 6 de noviembre de 1985 un comando del M-19 tomó al asalto el palacio
de justicia en Bogotá. Más de 350 personas fueron tomadas como rehenes. El Ejército contraatacó con más de
1000 soldados y 8 tanques, mientras la Policía movía el Copes (Cuerpo de operaciones especiales) en varios
helicópteros sobre la terraza del edificio. Se produjo una batalla que se prolongó por espacio de 28 horas y que
se saldó con más de 100 muertos y desaparecidos entre ellos la mayor parte de los miembros de la sala
constitucional de la corte suprema de justicia, 11 uniformados y todos los integrantes del comando asaltante.88
Poco después, el EPL rompió también el cese al fuego -tras el asesinato en la capital de su jefe Oscar William
Calvo-, y la guerra se generalizó entonces contra todos los grupos subversivos (excepto las FARC y el ADO),
agrupados a la sazón alrededor de la Coordinadora Nacional Guerrillera CNG. No obstante, la insurgencia
perdería legitimidad a raíz de la Masacre de Tacueyo, efectuada entre sus propias tropas por la guerrilla
del Comando Ricardo Franco Frente-Sur y su líder Javier Delgado, en noviembre de 1985 -con un saldo de más
de 160 muertos-. Las mutuas acusaciones y las recriminaciones por entorpecer cualquier nuevo acercamiento de
paz, se multiplicarían luego de que en una vasta operación contra el M-19, el Ejército matara a 15 personas (4
milicianos y 11 civiles) en el Barrio Siloe de Cali (30 de noviembre - 2 de diciembre). Ese mismo día, 30 de
noviembre, la IV Brigada daba de baja a 22 integrantes del V Frente de las FARC en Las Cañas, Urabá antioqueño,
poniendo de relieve la fragilidad de la tregua pactada en 1984 con la organización comunista.89
La situación no vario en 1986, a raíz de la violenta ofensiva del M-19 en el suroccidente colombiano; la
organización había concentrado para ello todas sus fuerzas en el occidente sacando el centenar de subversivos
que aún tenía en el frente caqueteño. El 19 de enero una gruesa columna de guerrilleros, embosco un camión del
Ejército en el Alto de Méndez en Silvia (Cauca). Nueve militares y un civil murieron y tres uniformados más fueron

18
capturados. Cinco días después, el 24, fuerzas especiales rescataron ilesos a los secuestrados en un operativo
en el que murieron 20 insurgentes y 1 soldado (zona rural de Totoro, Cauca).9091Los combates se prolongaron
varios días más, luego de que el M-19 atacara el municipio de Morales (Cauca) el 3 de febrero. Las FF.MM.
debieron movilizar entonces hacia el nororiente del Cauca al menos 6 batallones de tropa, que se enfrentaron en
violentos combates al denominado batallón América y no menos de 400 rebeldes. Empero, desafiando la ofensiva
de los militares, los rebeldes se trasladaron al Valle del Cauca y el 12 de marzo, cerca de 300 milicianos atacaron
Cali desde la Región del rio Pance.
No obstante, para el final de la administración de Betancourt, dicha organización había sufrido golpes con varios
de sus dirigentes asesinados o muertos en combate: Carlos Toledo Plata, Iván Marino Ospina, Álvaro
Fayad, Gustavo Arias “Boris”, Andrés Almarales, Luis Otero y Alfonso Jacquin.
En este marco, solo las FARC permanecieron en el proceso de paz y conformaron con el Partido Comunista y otro
grupos de izquierda la Unión Patriótica, que obtendría en las elecciones de 1986 11 curules en el parlamento y
docenas de puestos en consejos municipales y asambleas departamentales. No obstante, estos avances se vieron
amenazados por el incremento de la “guerra sucia”, denunciada por múltiples organizaciones. Para agosto de
1986, las guerrillas aglutinaban unos 9000 hombres (de 3000 a 5000 de las FARC en 29 frentes, 1000 del M-19,
1000 el EPL, 1000 el ELN, 150 la guerrilla indígena del Quintín Lame, 100 el Patria Libre y otro centenar el PRT -
Partido Revolucionario de los Trabajadores). A ellos se oponían unos 90.000 militares y 50.000 policías.[cita requerida]
La muerte de Lara: Empieza la guerra contra el narcotráfico
La elección de Belisario Betancourt como presidente para el periodo 1982-1986, abrió una nueva etapa, en la aún
incipiente lucha contra el narcotráfico.
La reforma tributaria de 1983, planteó una nueva relación entre el turbulento pero multimillonario negocio, y el
Estado, ofreciendo la alternativa de incorporar los dineros calientes a la economía legal colombiana. Se sondeó
además la posibilidad de la legalización de las drogas y la expedición de un marco legal que permitiera a los
barones de la coca, su participación en la vida social, legal y política del país. El nacimiento del Movimiento Latino
Nacional de Carlos Lehder y de Civismo en Marcha de Pablo Escobar, quien ocupó un puesto en la Cámara de
Representantes, fue una expresión de este proceso. Pero dicho esbozo fracasó por la oposición de los sectores
tradicionales para aceptar estos hechos. El Nuevo Liberalismo, movimiento liderado por Luis Carlos
Galán y Rodrigo Lara Bonilla (nombrado Ministro de Justicia por Betancourt) fue el adalid de esta cruzada contra
la narco-política, que convirtió en el objetivo principal de sus críticas a Pablo Escobar.
En este marco de rechazo a la narco-política se dieron los primeros intentos de diálogo entre los traficantes de
droga y el Gobierno sobre el tratado de extradición a los EE.UU.. En una primera conversación con
el Procurador Gómez en octubre de 1983, el jefe del Ministerio Público mostró su rechazo a la extradición y acordó
con los narcos, que amagaban con declarar la guerra, su retiro de la política. Así fue que al final, pese a los intentos
de sabotear la acción del ministro Lara en el congreso, denunciando su supuesta relación con Evaristo Porras, un
narcotraficante del Amazonas, Escobar se vio obligado a renunciar definitivamente a la actividad política. La difícil
coyuntura que parecía desactivarse se complicó cuando la policía anti-narcóticos, al mando del Coronel Jaime
Ramírez Gómez (con el ministro Lara detrás del operativo), desmanteló el complejo cocalero de Tranquilandia, en
marzo de 1984. Aquel golpe al Cartel de Medellín, fue devuelto el 30 de abril de 1984, cuando 2 sicarios mataron
al ministro de justicia en el Norte Bogotá.
Fue el divorcio entre la sociedad y los barones de la droga. La primera acción inmediata del gobierno contra el
narcotráfico fue ratificar e implementar el Tratado de Extradición de narcotraficantes a los Estados Unidos, firmado
en la época de Turbay Ayala. El gobierno amplió el estado de sitio a todo el país con el Decreto 1038 y con el
Artículo 121 generó casi toda la legislación regulatoria del narcotráfico en Colombia, en especial el Estatuto
Nacional de Estupefacientes (Ley 30 de 1986).
Con este marco legal, Betancourt inició la primera gran guerra contra el narcotráfico: se dispuso del embargo y
del secuestro de bienes y del aumento de penas y multas para delitos asociados al tráfico de drogas, pasando
estos al conocimiento de la Justicia Penal Militar. Los principales cabecillas del Cartel debieron refugiarse
en Panamá (con la complicidad del presidente de facto de ese país, Manuel Antonio Noriega) e intentaron en
mayo de 1984, en medio de los llamados Diálogos de Panamá, un último intento de acercamiento al Estado. Su
fracaso trajo una importante consecuencia: el dinero fue reemplazado por el terror como principal recurso de
enfrentamiento y diálogo. Meses después regresarían clandestinamente al país y la guerra total sería cuestión de
tiempo.92

19
EL NARCOTERRORISMO: 1984-1986
Pese a la ofensiva que siguió al crimen de Rodrigo Lara Bonilla, y a la activación del proceso de extradición, hecho
efectivo en enero de 1985 con el envió de los primeros capturados a EE.UU., los narcotraficantes del cartel de
Medellín permanecieron impunes, ejerciendo el control de su aparato criminal, y expandiendo sus rutas -
México, Nicaragua y Cuba- y mercados. De modo paralelo, los efectos corrosivos del narcotraficante seguían
creciendo, contribuyendo al progreso de la corrupción dentro del gobierno -en sus múltiples estamentos-, los
partidos políticos, y sobre todo las fuerzas de seguridad, sobornadas con profusión por Escobar y sus secuaces.
Solo esto último permitió al cartel de Medellín, continuar golpeando impunemente al Estado colombiano.
Las grandes ciudades Bogotá y Medellín inicialmente, luego otras, conocerán a partir de ese momento
un terrorismo que sin estar ligado directamente al Conflicto armado, hará estremecerse a las instituciones y a la
sociedad con más fuerza que lo hecho por la guerrilla. Es así como la violencia irrumpe con fuerza en el mundo
urbano colombiano, rodeado de áreas periféricas pobres y marginadas: bandas de sicarios en la capital antioqueña
pasan a controlar de facto más o menos desde 1985, las barriadas y comunas de la ciudad, actuando o no al
servicio del cartel; la misma situación se extenderá pronto a Cali, Pereira y Bogotá. Las tasas de homicidio
aumentarán exponencialmente en todo el país desde mediados de la década de los ochenta y alcanzaran más de
20.000 anuales a contar de 1988. La criminalidad común también crecerá y la respuesta de la Policía, en forma
de sangrientas represalias y campañas de “Limpieza social”, solo aumentara progresivamente las dimensiones
del problema.[cita requerida]
En noviembre de 1984 “Los Extraditables”, hicieron estallar un carro-bomba frente a la embajada estadounidense
en la capital, y en junio de 1985 ordenaron la muerte del juez Tulio Manuel Castro Gil. Por esos mismos meses,
Pablo Escobar, se acercó al M-19 por intermedio del comandante Iván Marino Ospina y de algún modo estuvo al
tanto de los hechos que se iban a desarrollar en la toma del Palacio de Justicia ofreciendo apoyo económico para
la operación; si bien los hechos no están dilucidados del todo. En cualquier caso las relaciones fueron bastante
cercanas y motivaron cierto alejamiento de la cúpula del M-19 con Ospina. Carlos Lehder por su parte también
busco refugio entre varios frentes guerrilleros para escapar a la arremetida del gobierno y se declaro luchador
contra el Imperialismo estadounidense.
Después del asalto del M 19 al palacio de justicia, la campaña de terror del Cartel continuaría contra sus enemigos
en el Gobierno, contra los que apoyaran el tratado de extradición, y todos los que denunciaran sus negocios y
redes mafiosas: “los Extraditables” asesinaron en febrero de 1986 en Baton Rouge (Florida) al piloto y testigo ante
la justicia estadounidense Barry Seal, en julio al magistrado Hernando Baquero Borda y al periodista de El
Espectador Roberto Camacho Prada, y el 18 de agosto ya posesionado el nuevo presidente de Colombia Virgilio
Barco, al Capitán de la policía anti-narcóticos Luis Alfredo Macana. Además, demostrarían su poder de corrupción
cuando evitaron que Jorge Luis Ochoa y Gilberto Rodríguez Orejuela capturados en España y ambos reconocidos
narcotraficantes, fueran extraditados a EE.UU. y más bien fueran deportados a Colombia donde pagaron irrisorias
penas de cárcel.
Hasta ese momento, los dos principales grupos exportadores de droga no habían entrado en pugna y respetaban
sus respectivos mercados y territorios, aunque la atención de las autoridades se centraba esencialmente sobre
los violentos cabecillas de Medellín, que controlaban hasta un 80% del lucrativo negocio. Y a pesar de que los
jefes de Cali optaron principalmente por la corrupción y por la infiltración dentro de las instituciones como medio
de lidiar con el Estado, en septiembre de 1986, medios ligados a su mafia ordenaron el crimen del periodista del
Diario Occidente Raúl Echavarría Barrientos.92

LA ADMINISTRACIÓN BARCO (1986-1990).


El presidente colombiano Virgilio Barco, quien tuvo que enfrentar la triple arremetida de guerrilla, paramilitarismo y
narcoterrorismo.
En las elecciones presidenciales de 1986, el liberal Virgilio Barco ganó con 4,8 millones de votos, imponiéndose
por un amplio margen a sus contrincantes. Al declarar el Gobierno de partido, puso fin a la partición equitativa de
puestos con los conservadores, dando así por terminado el periodo del Frente Nacional. [Cita requerida]
Compartiendo el diagnóstico de su predecesor respecto a la existencia de causas objetivas y subjetivas de la
violencia, manifestó sus intenciones de diálogo y puso en marcha programas de aspecto reformista para las zonas
más afectadas por el conflicto. Retomó y fortaleció el Programa Nacional de Rehabilitación (PNR) y reinició las

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conversaciones de paz con la guerrilla. La llamada Política de cambio para la reconciliación, normalización y
rehabilitación, intentó institucionalizar y ampliar la política de paz de Betancur, acercando el Estado y sus
instituciones a la comunidad. Esta iniciativa se precisó al final del primer año de gobierno con la formulación del
PNR, la Erradicación de la Pobreza Absoluta (EPA), y el Plan integral de desarrollo campesino-PIC, que amplió
los programas del fondo de Desarrollo Integral Campesino (DRI). Pese a los amplios esfuerzos del Estado ninguno
tuvo mayor impacto en la situación que vivía el país: el PNR manejado con una visión tecnócrata no alcanzó a
tener repercusión sobre el terreno, debido a la misma violencia que impidió su desarrollo en las áreas con mayores
problemas de orden público; y no hubo erradicación de la pobreza absoluta o integración de las mismas áreas a
la economía nacional. La EPA terminaría opacada por sus bajos resultados frente al PNR.[cita requerida]
Esta apuesta institucional vino acompañada de la implementación de reformas democráticas que, en la primera
elección popular de alcaldes en 1988, dieron el paso definitivo hacia la concreción de la descentralización política
y administrativa. De esta forma se intentó reforzar una concepción más civilista del orden público, reflejada en la
intención de ejercer cierto control sobre las Fuerzas Armadas, mediante el nombramiento de un civil como
Procurador para las Fuerzas Armadas y la creación de una Consejería Presidencial para los Derechos Humanos.
Todo este paquete de medidas, junto con el reconocimiento de fuerzas políticas de la izquierda dentro del juego
político, incluyendo el reconocimiento de la Unión Patriótica y la vigencia de los acuerdos de paz (pese a la ruptura
del proceso con las FARC), hacían parte de una intervención democratizadora que intentaba incidir en una guerra
en desarrollo y en una crisis política continuamente postergada.
Sin embargo, el aislamiento del presidente Barco de la clase política tradicional, su falta de habilidad para lograr
un consenso en la sociedad, y su distanciamiento de la opinión pública, impidieron la aprobación de todas las
reformas que debieron acompañar la política de rehabilitación y la descentralización político-administrativa en
curso. El conflicto entró en una fase de recrudecimiento progresivo y las guerrillas multiplicaron sus acciones,
justificando su creciente radicalización con los hechos de la "guerra sucia". Uno de esos golpes a la confianza
mutua ocurrió 15 de febrero de 1987, cuando fue detenido, torturado y luego presentado como muerto en combate,
uno de los jefes máximos del EPL, Jairo de Jesús Calvo "Ernesto Rojas".[cita requerida]
OFENSIVA GUERRILLERA Y CONVERSACIONES DE PAZ ]
Artículos principales: Emboscada de La Quebrada Riecito y Toma de Saiza.

La violencia guerrillera se intensificaría a niveles desconocidos con numerosos ataques a infraestructura,


emboscadas y tomas de pueblos. El M-19 a la ofensiva entre noviembre de 1985 y marzo de 1986, sufrió una
potente arremetida del Ejército a partir de marzo de 1986 cuando fueron trasladados miles de hombres desde el
fuerte Tolemaida hacia el sur-occidente de Colombia. Aprovechando el cese al fuego con las FARC, que dejaba
espacio para concentrar esfuerzos en el occidente, se movilizaron nada menos que quince mil soldados de las
Brigadas III (Cali) y X (Melgar), con refuerzos mecanizados provenientes de la XIII (Bogotá), y respaldados por
artillería, tanques Urutú y Cascabel, helicópteros artillados y aviones de bombardeo T-33 y T-37. En verdad, luego
del resultado de la operación del palacio de justicia, la organización no pudo volver a levantar cabeza.
El peso del esfuerzo recayó entonces cada vez más en los otros grupos que desplegaron una fuerte escalada en
todo el país. El ELN multiplicó sus atentados y extorsiones contra la infraestructura petrolera en las postrimeras
de 1986, lanzando también una incursión hacia Venezuela el 12 de junio de 1987 (incursión que le costo la vida a
10 efectivos de la Guardia Nacional); mientras que las FARC sacaron como única conclusión del episodio de la
UP, que había que continuar solo en el frente militar y reactivar su aparato bélico, acrecentado y extendido a lo
largo de 3 años en las sombras de un fallido proceso de paz.93 El 16 de junio de 1987 los frentes 14 y 15, atacaron
en la Quebrada Riecito sobre la carretera entre Puerto Rico y San Vicente del Caguan (Caquetá), a una columna
contraguerrilla del Batallón Cazadores del Ejército, matando a 26 soldados y un civil. 94La tregua con el Gobierno
se rompió y las conversaciones que continuaron de manera intermitente hasta 1990, sufrieron un serio traspiés
del que nunca se recuperarían. El EPL por su parte apostaba por operar simultáneamente en el campo político y
militar, constituyendo el denominado Frente Popular en 1988 con el cual pretendía avanzar en las elecciones
locales de ese año. A la vez su estrategia “revolucionaria” pasaba por apoyar insurrecciones parciales en las
regiones, utilizando para ello las movilizaciones sociales. En uno de los ataques lanzados por esta organización
el 22 de marzo de 1987, fue emboscada una patrulla de 18 policías antinarcóticos en Necocli (Antioquia). 11
uniformados murieron y 3 más fueron secuestrados.
La expansión territorial de las guerrillas, en todo caso solo fue posible gracias a nuevos factores que entraron en
escena en la década de los 80. El país experimentó profundas transformaciones económicas que multiplicaron los
conflictos sociales y crearon polos de desarrollo en las antiguas periferias, brindando así valiosos recursos a la
expansión de los grupos irregulares. Esos cambios se centraron en la transición de Colombia de país cafetero a

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país minero y cocalero, con el dinamismo de nuevos sectores de la agroindustria con el banano (Urabá), las flores
y la palma africana (sur del Cesar); y de la minería con el carbón, el petróleo (Arauca) y el oro (Bajo Cauca y
Nordeste antioqueño). También jugaría a su favor la poca disponibilidad de tropas contraguerrilla (unos 6000
soldados a principios de 1987) y la escasez de medios materiales con que contaban las FF.MM. para enfrentar a
una insurgencia en plena expansión.9596
Quebrada la tregua con las FARC que era la mayor organización insurgente del país, los enfrentamientos se
sucedieron sin tregua en las selvas del sur, en Arauca, Córdoba, Urabá y el Magdalena Medio. Además las
distintas guerrillas que combatían al gobierno colombiano (FARC, ELN, EPL, M-19, PRT Y Quintín Lame), crearon
el 27 de septiembre de 1987, la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB) con el fin de poder coordinar
mejor los esfuerzos de guerra de cada organización al margen de la ley en su lucha contra el estado y las fuerzas
armadas legítimamente constituidas. El 21 de noviembre de 1987 miembros de las Farc mataron a 12 soldados al
dinamitar un puente entre Albania y San José (Caquetá); el 24 de enero de 1988 cayeron 8 policías del GOES
(Grupo de operaciones especiales) en una emboscada tendida por guerrilleros en la vía entre Bucaramanga y
Barrancabermeja (Santander); y el 29 del mismo mes, el EPL asesinó en Antioquia a 3 militares. El 17 de febrero,
militantes de la misma organización ultiman al coronel Jaime Gerardo Díaz López, comandante del Batallón Junín,
cuando este pasaba por un falso reten a las afueras de Tierralta (Córdoba).97 El 25 de abril, es una cuadrilla del
ELN, la que incursiona en la población de Nuevo Colon (Cesar) y da muerte a 10 civiles.98
Las hostilidades escalaron a un mayor nivel contando desde mediados de año. El 29 de mayo los insurgentes de
la coordinadora Simón Bolívar atacaron en varios frentes: el M-19 secuestro al político conservador Alvaro Gómez
Hurtado; el ELN asesino en el sitio denominado Llana Caliente, en San Vicente de Chucuri (Santander), al Coronel
del Ejército Rogelio Correa Campos junto a 5 militares y 9 civiles mas, en momentos en que se celebraba una
reunión con miles de campesinos; y una emboscada del EPL en San Pedro de Uraba se saldó con la muerte de 3
soldados y 11 guerrilleros.99 Después de este último ataque el Ejército emprendió una potente contraofensiva con
carros blindados y 3 helicópteros artillados en el Eje bananero, que tras una semana de enfrentamientos terminó
con no menos de 28 víctimas mortales (7 soldados y 21 insurgentes). Mientras los paramilitares contraatacaban
con saña en Antioquia y la región del Ariari, el ELN y las FARC lanzaron un nuevo asalto conjunto el 12 de julio
de 1988, contra un puesto del Ejército en zona rural de El Bagre (bajo Cauca antioqueño): quince uniformados
murieron en el ataque sorpresa.100101 Un mes más tarde en la madrugada del 23 de agosto, el corregimiento de
Saiza (Tierralta, sur de Córdoba) fue escenario de otra batalla. Al menos 200 subversivos de las Farc y el
EPL, atacaron a un pelotón de 31 soldados que acampaba a las afueras de la población y al cuartel de la policía,
guarnecido por 18 uniformados ubicado en el centro del mismo. Después de 12 horas de combate, se reportaron
51 muertos (12 soldados, 2 policías, 12 civiles y 25 guerrilleros) y 22 miembros de la fuerza pública
secuestrados.102103
La subsiguiente propuesta de paz lanzada por el Ejecutivo el 1 de septiembre, fue rechazada por la Coordinadora
Guerrillera Simón Bolívar que multiplico los golpes sobre el terreno. Desde esa fecha hasta el 1 de noviembre
siguiente, múltiples acciones bélicas dejaron más de 120 muertos y decenas de heridos. Además fueron
secuestrados numerosos efectivos del gobierno.104En el hecho más grave, ocurrido el 2 de octubre de 1988, fueron
asesinados 12 soldados y 2 civiles cuando fue atacado un bus de transporte intermunicipal que transportaba
miembros del Ejército Nacional en Cartagena del Chaira, Caquetá.104Por añadidura, el 27 de octubre de 1988, día
del Paro Cívico Nacional convocado por la Central Unitaria de Trabajadores − CUT y la Asociación Nacional de
Usuarios Campesinos − ANUC, entre otras organizaciones, el EPL trato de llevar adelante su apuesta por la
revolución popular, proponiendo esa fecha como inicio de la insurrección contra el Estado. El resultado fue
desastroso. Pocos días más tarde, el 1 de noviembre en la vía que de El Castillo conduce al corregimiento de
Miravalles (Meta) miembros de las FARC atacaron a tropas del batallón de ingenieros Carlos Albán, matando a 2
suboficiales y 11 soldados.105 Pese a la violencia de esta última embestida terrorista, el presidente denegó la
autorización al ministro de Defensa, General Rafael Zamudio, de conducir una estrategia de tierra quemada contra
la rebelión, forzando al alto oficial a dimitir. El 22 de noviembre un coche-bomba estallo en Bogotá al paso de la
caravana de su sucesor en la cartera de guerra, General Manuel Jaime Guerrero Paz, pereciendo en el acto 3 de
sus escoltas.1061988 culminó así con 371 muertos entre las filas gubernamentales contra los 270 de 1987. A estos
se sumaron cerca de 600 guerrilleros dados de baja.
En este marco las FARC realizaron en mayo de 1989 un nuevo pleno de su organización, donde confirmando lo
decidido 2 años atrás, se llegó a la conclusión que los esfuerzos políticos, como la búsqueda de la paz no eran
durables y en consecuencia que la guerrilla debía prepararse para un mayor escalamiento del conflicto:
escalamiento que derivaría hacia la guerra civil. Las estructuras insurgentes entrarían a hostigar frontalmente al
Ejército colombiano. En adelante lo militar iría en detrimento de cualquier otra opción.[cita requerida]

22
NEGOCIACIONES Y DESMOVILIZACIÓN DEL M-19
En vista de la situación de violencia que envolvía el país en todos los frentes, en septiembre de 1988 el Gobierno
reconoció un interlocutor político válido en la insurgencia. Dependiendo del grado de radicalización alcanzado y
de su localización geográfica, el Estado se acercó a negociar unilateralmente con los distintos grupos guerrilleros
reunidos alrededor de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar en septiembre de 1987. El gobierno creó para
ello la consejería para la paz de la presidencia y a diferencia de Betancur con sus comisiones autónomas,
comprometió directamente al ejecutivo en las conversaciones. Pero la administración Barco confrontando una
oleada de violencia ilimitada alimentada desde todos los frentes, no redujo su accionar solo a la búsqueda de la
paz por medio de las conversaciones, sino que también aumentó el presupuesto del renglón de la defensa y
multiplicó los efectivos de las Fuerzas Armadas pasando estos de 150.000 en 1988 a 210.000 al año siguiente. El
ejército que contaba ahora en sus filas 140.000 hombres, empezó a conformar con los primeros contingentes de
soldados profesionales (unos 2000 inicialmente), 14 batallones contraguerrilla (BCG) orientados básicamente a la
lucha contra-insurgente; para apoyar ese esfuerzo adquirió armamento más moderno entre ellos los
helicópteros Black Hawk estadounidenses. Los resultados de esta nueva estrategia llegaron en octubre de 1989
cuando unidades Aero-transportadas atacaron un campamento madre del EPL en Puerto Libertadores (Córdoba)
y dieron de baja a 18 insurgentes. A la par las pérdidas de la FF.AA. disminuyeron sustancialmente y por última
vez caerían a la cifra de 238 en 1989.[cita requerida]
Luego de liberar al político conservador Álvaro Gómez Hurtado secuestrado en mayo de 1988, el M-19, debilitado
política y militarmente se acogió a la fórmula del gobierno e inició conversaciones con la Consejería de paz en
enero de 1989. Como resultado de dicho proceso el 9 de marzo de 1990 se desmovilizaron sus 900 miembros,
reincorporándose a la vida civil. Su exitosa participación en las elecciones locales y parlamentarias como Alianza
Democrática M-19, donde agrupado con otros movimientos de izquierda obtuvo 100.000 votos, llevó a la
administración Barco a concretar su política de pacificación y a que el EPL aceptara también entrar a negociar.
Efectivamente esta última guerrilla, se hallaba debilitada luego de la muerte de los Hermanos Calvo y del
desastroso resultado de la incursión a Tengo (Cundinamarca), en donde fue masacrado su grupo de milicias
bogotanas (9 de marzo de 1989). Pese a que no era la agrupación más fuerte dentro de la insurgencia, el PRT y
el Quintín Lame siguieron el mismo camino y se entregaron a comienzos de 1991. Las FARC y el ELN obcecadas
en seguir con la guerra, continuaron al margen del proceso y no definieron ninguna política de negociación y
diálogo, multiplicando sus acciones desde 1990.[cita requerida]
EXPANSIÓN DE LAS AUTODEFENSAS
Luego de que las guerrillas fueron expulsadas del sur del Magdalena Medio por los paramilitares que atacaron
principalmente a sus redes de apoyo y a la población que consideraban era su colaboradora, el modelo de Puerto
Boyacá fue exportado al resto del país. Amparados en dos leyes de la década de los 60 que permitían la existencia
de las Autodefensas, grupos con experiencia en la zona, entrenaron a sus pares en Córdoba, Urabá, Putumayo y
la región del Ariari (Meta).107
En este punto los narcotraficantes, convertidos en los nuevos terratenientes y en los poseedores de amplias
extensiones de tierra, ansiosos de verse libres de las exigencias económicas de la guerrilla y de los impuestos
que ponían a sus infraestructuras cocaleras del sur del país, entraron a apoyar activamente el proceso
conformando sus propios ejércitos privados y brindando cuantiosos recursos a los demás grupos que constituyeron
ganaderos y grandes hacendados, cansados también de extorsiones y secuestros. No menos contribuyó la actitud
de los subversivos que cometieron abusos contra la población civil, empujándola a los brazos de su enemigo.
Tampoco estuvieron al margen miembros de la Fuerza Pública, que vieron en estas estructuras la oportunidad de
combatir más eficazmente a la insurgencia, dejándoles el trabajo sucio que ellos no podían realizar. Proceso que
además estaba respaldado por el hecho de que las autodefensas eran constitucionalmente legales y de que en
los manuales de contrainsurgencia del Ejército, como el EJC-3-10, aprobado en noviembre de 1987 por el
General Oscar Botero, se les considerara como apoyos indispensables en la lucha contra la subversión.107
El resultado fue un fortalecimiento desmedido de los grupos paramilitares en las zonas rurales y su expansión
generalizada sobre todo en dos áreas estratégicas: Córdoba, Uraba y el nordeste antioqueño de un lado, y el
Magdalena Medio, algunas provincias de Boyacá y Cundinamarca, más los Llanos Orientales del otro. En 1987,
el Ministro de Gobierno, Cesar Gaviria, reconocía la existencia de 128 organizaciones de “justicia privada”.
Conocidos como "Los Tangueros", por el nombre de la finca desde donde operaban, Fidel Castaño y sus
hermanos serían los protagonistas de una brutal cruzada anti-comunista en el norte: conformaron Muerte a
Revolucionaros del Nordeste Antioqueño, MRN (más tarde llamadas Autodefensas Campesinas de Córdoba) con
unos 300 hombres, y emprendieron con apoyo de narcotraficantes una oleada de asesinatos y masacres. El

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médico y activista Héctor Abad Gómez estuvo entre sus primeras víctimas destacadas en 1987; igual que los
asesinatos a miembros de la UP, en este caso, estos crímenes fueron declarados en 2014 por la Fiscalía General
de la Nación como delitos de lesa humanidad, por lo que su investigación y judicialización no prescribirán.
Más al sur en el otro frente, el barón de la droga más poderoso de Colombia después de Pablo Escobar, Gonzalo
Rodríguez Gacha, era el jefe de un ejército privado de 1000 hombres entrenado por
mercenarios británicos e israelíes; mientras que en Puerto Boyacá se centraba la facción que actuaba con la
fachada de la ACDEGAM; comandada por Henry Pérez y Ariel Otero, tras el asesinato de Guarín a manos de las
FARC en 1987, tenía al menos medio millar de integrantes. Su alianza con Rodríguez y sectores de la Fuerza
Pública (Batallón Bárbula), les permitía operar aún con mayor impunidad y apuntar a objetivos de alto valor. A su
vez, Rodríguez no solo financiaba a estos grupos sino que extendía sus bandas armadas hasta los Llanos
Orientales y el Putumayo donde Los Masetos, grupo armado de Rodríguez Gacha, controlaban la zona
del Guamuéz.
MASACRES PARAMILITARES, GUERRA SUCIA Y EXTERMINIO DE LA UNIÓN
PATRIÓTICA
La Unión Patriótica (UP), considerada en su momento el brazo político de las FARC, fue blanco de ataques
sistemáticos por parte de narcotraficantes a través de sicarios, paramilitares e incluso agentes corruptos del
Estado, quienes estarían involucrados en los asesinatos de decenas de líderes y miembros del partido. La
campaña de genocidio político contra la UP inició en septiembre de 1986, cuando el senador Pedro Nel Jiménez y
el representante a la cámara Leonardo Posada, militantes ambos de este movimiento, fueron asesinados en
distintos hechos en Villavicencio y Barrancabermeja respectivamente. El 11 de octubre de 1987, pistoleros al
servicio de El Mexicano asesinaron al presidente de la UP Jaime Pardo Leal. En total fueron 2 candidatos
presidenciales, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y alrededor de 3.500 de sus militantes
(otras fuentes aseguran que fueron unos 5.000) quienes fueron sometidos a exterminio físico y sistemático.108
Muchos de los sobrevivientes al exterminio abandonaron el país.109 A la par de los asesinatos de miembros de la
UP, el 24 de noviembre, 5 miembros de la JUCO fueron acribillados a tiros en la sede de la organización en
Medellín. Estos asesinatos a miembros de la UP fueron declarados en 2014 por la Fiscalía General de la
Nación como delitos de lesa humanidad, al concluir que se trató de un siniestro plan por parte de sectores políticos
tradicionales, en alianza con agentes de seguridad del estado, narcotraficantes y paramilitares, para impedir el
ascenso de movimientos de izquierda en la política colombiana; en consecuencia, estos hechos no prescribirán y
podrán ser investigados y juzgados de manera indefinida por la justicia colombiana.110
Sin embargo la mayor ola de violencia vendría en 1988. A la par que la guerrilla multiplicaba sus frentes y presencia
en amplias regiones, la llamada guerra sucia alcanzó su apogeo. Cientos cayeron víctimas de masacres y ataques
selectivos, centrados sobre todo en el norte del país. El año lo abrieron los paramilitares del Moens (Movimiento
Obrero Estudiantil Nacional Socialista), con el ataque a una gallera en Vista Hermosa (Meta), donde murieron 14
campesinos (21 de febrero). El 4 de marzo, efectivos de la ACDEGAM, transportados con complicidad de las
autoridades militares desde Puerto Boyacá hasta Urabá, mataron en las fincas de La Honduras y La Negra a 20
sindicalistas bananeros. Un mes después, el 3 de abril en la Mejor Esquina (Córdoba), la banda de los
Magníficos ejecuto a 28 campesinos, acusándolos a todos de ser colaboradores de la guerrilla;111el 11 del mismo
mes las víctimas son 23 civiles ultimados con ráfagas de fusil en la Vereda Punta Coquitos de Turbo.112Por
añadidura, el Ejército entregado a una violenta campaña contra las guerrillas, masacro entre el 14 y el 15 de junio
a 17 mineros pertenecientes a la UP (vereda El Topacio, municipio de San Rafael, Antioquia). El 30 de agosto
fueron acribillados 16 jornaleros en El Tomate (Córdoba), y finalmente el 11 de noviembre, "los Tangueros"
perpetraron la masacre de Segovia (Antioquia), asesinando a 43 personas.113
La tendencia se mantuvo en 1989 y marcó un punto culminante el 18 de enero cuando una comisión judicial que
investigaba en La Rochela, Magdalena medio santandereano, las masacres y asesinatos que se venían
cometiendo en la zona, fue atacada y 12 de sus integrantes ejecutados.114Quedó de relevo que los paramilitares
cada vez más relacionados con los narcotraficantes del cartel de Medellín, podían también dirigir su actuación
contra los agentes y funcionarios del Estado. Poco después en otra serie de atentados ordenados por Rodríguez
Gacha, Teófilo Forero, el secretario del partido comunista y 3 personas que lo acompañaban fueron acribillados
en Bogotá (27 de febrero) y el 3 de marzo, el dirigente de la UP, José Antequera, cayó asesinado en el aeropuerto
El Dorado. En este último ataque también salió herido de gravedad Ernesto Samper Pizano, precandidato a la
presidencia por el Partido liberal. Antes de terminar el año, en octubre, hombres de los Castaño mataron en su
propia oficina de Medellín al segundo vicepresidente de la Asamblea de Antioquia, Gabriel Jaime
Santamaría.[cita requerida]

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El gobierno Barco, enfrentado crecientemente a Escobar y sus alfiles, se percató del peligro que representaban
las estructuras de ultraderecha, convertidas en ejércitos al servicio de la mafia, y derogó el Decreto 3398 de 1965,
declarando ilegales las autodefensas. Aunque la ACDEGAM trató de camuflarse en las banderas de un nuevo
movimiento político, MORENA (Movimiento de Restauración Nacional), guiado por Ernesto Báez, la consiguiente
campaña terrorista emprendida contra el estado por Los Extraditables, no dejó dudas al respecto: el matrimonio
entre tráfico de drogas y paramilitarismo era indisoluble. El 15 de diciembre de 1989, Gonzalo Rodríguez Gacha
fue abatido por las autoridades;115 pero su muerte no marco el final del paramilitarismo como fenómeno devorador
de la protesta social ni autor de las masacres colectivas. En efecto el 14 de enero de 1990, Los Tangueros
desaparecen a 43 personas en el Corregimiento de Pueblo Bello (Turbo, Antioquia).116
Como si fuera poco, antes de finalizar el periodo Barco, 2 candidatos presidenciales para sucederle en el cargo
fueron asesinados por las Autodefensas de Córdoba (Hermanos Castaño). El 22 de marzo de 1990 Bernardo
Jaramillo Ossa, el candidato presidencial de la UP fue acribillado en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá por un
sicario que le disparó a quemarropa. Un mes después, el 26 de abril Carlos Pizarro Leongomez, el desmovilizado
comandante del M-19 y candidato presidencial por este movimiento, fue ultimado en un avión en pleno vuelo por
un pistolero suicida.117 Estos dos crímenes fueron declarados tiempo después como delitos de lesa humanidad
por la Fiscalía.
INICIO DE LA GUERRA ENTRE CARTELES

A la par que la violencia guerrillera y paramilitar envolvía progresivamente a todo el país, el terrorismo de los
narcotraficantes, dirigido o indiscriminado fue adquiriendo características de otra guerra. Renombrados como Los
Extraditables a finales de 1986, marcaron como su bandera de lucha la derogación del Tratado de Extradición, a
la vez que robustecían su aparato militar y económico, para poder financiar el previsible escalamiento que vendría.
En efecto, luego del ascenso a la presidencia de Virgilio Barco, las muertes a manos de sicarios motorizados del
Juez Gustavo Zuluaga en octubre de 1986, del Coronel de la Policía anti-narcóticos Jaime Ramírez Gómez un
mes después, y sobre todo, del Director del diario El Espectador Guillermo Cano el 17 de diciembre (este último,
declarado por la Fiscalía en 2010 como delito de lesa humanidad por tratarse de un periodista que venía
denunciando las implicaciones del narcotráfico en la política nacional), más el atentado que sufrió
en Budapest (Hungría), el ex-ministro de Justicia Enrique Parejo González en enero de 1987, le dejaron entrever
al presidente a qué problema se estaba enfrentando.
Problema acrecentado por los contactos entre las fuerzas de autodefensa paramilitar y la cúpula de Los
Extraditables: como ahora los narcos eran los grandes poseedores de la tierra y necesitaban proteger sus negocios
e infraestructura ilegal, y las autodefensas buscaban financiación, la confluencia de intereses los hizo aliados.
La administración Barco obtuvo un triunfo temporal con la captura y extradición a los EE.UU. de Carlos Lehder
Rivas, uno de los principales cabecillas del Cartel de Medellín, efectuada el 4 de febrero de 1987. Pero Lehder, a
causa de sus propias excentricidades y trastornos mentales, ya no representaba una ficha importante para el
cartel, que por un tiempo se replegó sin atacar, desplazando su lucha al terreno jurídico. Sin embargo, en esos
mismos meses, Pablo Escobar, que había eliminado a varios de sus aliados en una purga interna, vio como un
incidente baladí con uno de los principales capos del Cartel de Cali, Helmer "Pacho" Herrera, se transformó en
una pugna abierta.118
La confrontación en dos frentes se hizo inevitable, cuando la captura en noviembre de 1987 de Jorge Luis
Ochoa en Buga (Valle), fue vista por Los Extraditables, como producto de una delación de los traficantes de Cali.119
La amenaza de extradición que pesaba sobre Ochoa determinó además el regreso del narco-terrorismo.
Pocos días después, el candidato a la alcaldía de Medellín Juan Gómez Martínez, se salvó de un intento de
secuestro reivindicado por Los Extraditables. Y si bien Ochoa fue liberado amparado en el derecho de Habeas
Corpus, la dinámica del conflicto se incrementó, cuando el gobierno profirió órdenes de extradición contra los
principales miembros de la organización en los primeros días de enero de 1988. Como si fuera poco Helmer
"Pacho" Herrera uno de los jefes del cartel de Cali, atacó a Escobar en su propio hogar al dinamitar el Edificio
Mónaco -donde vivía su familia- el 13 del mismo mes. La respuesta llegó en la forma de una sangrienta guerra de
sicarios entre ambos carteles y con el estallido de numerosos petardos en la cadena farmacéutica Drogas La
Rebaja, propiedad de los Rodríguez Orejuela. Contra el Estado a su vez, respondió secuestrando, primero al
aspirante a la alcaldía de Bogotá, Andrés Pastrana Arango, el 16 de enero, y después al Procurador General de
la Nación, Carlos Mauro Hoyos, el 25 siguiente, en el momento que este se dirigía al Aeropuerto de
Rionegro (Antioquia). En medio de la balacera, murieron 2 escoltas y un pistolero. El posterior rescate -el mismo
día- de Pastrana, dictaminó la muerte de Hoyos, ultimado a balazos.120

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Se llegó a un punto de no retorno. De un lado se multiplicaron los operativos y allanamientos, del otro, la violencia
criminal y terrorista del Cartel. En marzo, varios cientos de uniformados cayeron sobre la Finca El Bizcocho,
propiedad de Escobar, pero este logró romper el cerco y escapó.92
NEGOCIACIONES Y SICARIATO. MUERTE DE GALÁN
A partir de julio de 1988, el Secretario General de la Presidencia, Germán Montoya, había entrado en
conversaciones con los líderes de Los Extraditables. Subsecuentes declaraciones del gobierno fueron
interpretadas por los narcotraficantes como una invitación al diálogo, por lo que el 15 de septiembre siguiente,
estos respondieron con una carta a la administración Barco, e hicieron llegar a Montoya un proyecto de ley de
indulto y un plan de desmovilización. Sin embargo, ante la intransigencia de los EE.UU., renuente a la posibilidad
de dialogar con los narcos, se dilataron las conversaciones y al final se las presentó como iniciativa personal del
intermediario, desligando al primer mandatario de ellas.
Como una reacción a este diálogo sin resultados, el Cártel de Medellín inicio una cadena de crímenes de jueces,
de funcionarios del gobierno, periodistas y personajes de la vida pública.
A la ya difícil coyuntura se terminó de añadir un nuevo ingrediente: la guerra del capo cundinamarqués Gonzalo
Rodríguez Gacha, con los esmeralderos de Boyacá tras la muerte del jefe de estos, Gilberto Molina, y 17 personas
más en la Masacre de Sasaima (27 de febrero de 1989). En marzo del 89, Los Extraditables mataron a Héctor
Giraldo Gálvez, apoderado del caso Lara, y dos meses después dinamitaron la sede de la Televisora Mundo
Visión. El 30 de mayo, una potente explosión al paso de la caravana del jefe del DAS, General Miguel Maza
Márquez, mató a 7 personas en Bogotá. En Medellín, el 4 de julio, muere en un atentado el Gobernador de
Antioquia, Antonio Roldan Betancur y el 28 es víctima de sicarios la Jueza Maria Helena Diaz. Por los mismos
días, en medio de la lucha de Gacha contra los esmeralderos, la capital es escenario de numerosas acciones
terroristas: 4 personas son masacradas en el edificio Altos del Portal y 2 explosiones destruyen las instalaciones
de Tecminas -propiedad de Víctor Carranza-.121
Era solo el preludio de un golpe más espectacular: el 16 de agosto cayó el Magistrado del Tribunal Superior de
Cundinamarca, Carlos Ernesto Valencia, y el 18, en la capital antioqueña, el Coronel Valdemar Franklin Quintero,
acribillado a traición en las calles de la ciudad. No se había dado bien la noticia del crimen ocurrido en las horas
de la mañana, cuando en la noche, durante un mitin político en Soacha, pistoleros al servicio de Rodríguez Gacha
dieron muerte al precandidato presidencial por el Partido liberal, Luis Carlos Galán. Enemigo de los
narcotraficantes, era el más opcionado para alcanzar la primera magistratura de la nación. Herido de muerte
por Jaime Eduardo Rueda Rocha, falleció horas después a causa de una fuerte hemorragia. Era el comienzo de
la guerra total del estado colombiano contra el Cartel de Medellín y Los Extraditables.92 Tiempo después, el crimen
de Galán fue declarado por el Consejo de Estado como delito de lesa humanidad, por lo que su investigación y
juzgamiento a los implicados en el crimen no prescribirán. Otra víctima del Cartel de Medellín es el periodista Jorge
Enrique Pulido, quien es asesinado por sicarios en las calles de Bogotá el 29 de octubre de 1989..
DOBLE OFENSIVA NARCOTERRORISTA.
MUERTE DE RODRÍGUEZ GACHA
Artículo principal: Atentado al edificio del DAS

Véase también: Operación Apocalipsis

Inmediatamente después del asesinato de Galán, los diálogos se interrumpieron del todo y el presidente declaró
la guerra al narcotráfico de la misma manera que lo había hecho Betancur 5 años atrás, poniendo precio a la
cabeza de los terroristas en una alocución televisada (inicialmente se ofrecieron 100 millones de pesos por
Escobar Gaviria y Rodríguez Gacha).122 El presidente señalo:
"Colombia, óigase bien está en guerra. Esto no es una simple expresión retórica. El país está en guerra contra los
narcotraficantes y los terroristas. Ni el gobierno, ni el país reposarán hasta no haber ganado esta guerra…”.
Virgilio Barco Vargas. Con el decreto 1830 del 19 de agosto, Barco estableció la extradición por vía administrativa,
sin contar con el fallo de la Corte Suprema de Justicia; con el Decreto 1863 autorizó a los jueces militares a
practicar registros donde se presumía o existían indicios de personas u objetos relacionados con algún delito; con
el Decreto 1856 ordenó la confiscación de los bienes muebles e inmuebles de los narcos; y con el 1859 autorizó
la detención en condiciones de absoluta incomunicación y por un tiempo que excedía las normas constitucionales,
de personas de las que se tuvieran graves indicios de haber cometido delitos contra la existencia y seguridad del
Estado. Además se dispuso la creación del Grupo Élite con 500 hombres, esencialmente dirigido a cazar a los
cabecillas terroristas y lo puso al mando del Coronel Hugo Martínez. En los días posteriores el Ejército y la Policía

26
llevaron a cabo más de 450 allanamientos en todo el territorio nacional y detuvieron a cerca de 13.000 personas
acusadas de estar vinculadas al narcotráfico. [Cita requerida]
El 23 de agosto, Los Extraditables respondieron al gobierno en una carta a la opinión pública, asumiendo el reto
de la guerra total. Con 3000 sicarios en armas, el asocio de bandas paramilitares y el músculo financiero que le
daba el control de al menos un 80% del tráfico de cocaína hacia el exterior, el Cartel de Medellín se enfrentó al
Estado colombiano a base de bombazos y asesinatos selectivos. El terrorismo se multiplicó y puso en jaque como
nunca antes al establecimiento: entre septiembre y diciembre de 1989 más de 100 artefactos hicieron explosión
en Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Cartagena, Barranquilla y Pereira contra edificios gubernamentales,
instalaciones bancarias, comerciales, de servicios e infraestructura económica. En total, sumando los ataques
sicariales, los narcoterroristas fueron los responsables de 269 acciones bélicas en ese periodo, con un fatídico
saldo de 300 víctimas mortales y más de 1500 lesionados. [Cita requerida]
Desde el 24 de agosto las primeras bombas hacen explosión en Medellín, el 2 de septiembre fueron destruidas
las instalaciones del diario El Espectador, el 11 es asesinado el líder liberal Pedro Peláez González, el 21 son
dinamitadas 9 sedes políticas en Teusaquillo y el 25 es atacado el Hotel Hilton en Cartagena. Las autoridades
multiplicaron los allanamientos, las incautaciones y las detenciones, logrando la captura de Eduardo Martínez y
a Rafael Abelló, pero no pudieron descabezar la cúpula central (Rodríguez Gacha y Escobar) ni desmantelar sus
redes terroristas. Como respuesta al duro acoso del estado, el 16 de octubre un coche-bomba arrasó la sede del
periódico Vanguardia Liberal de Bucaramanga y mató a 4 personas. Ahora todo el aparato criminal de los
narcotraficantes se enfiló contra las clases dirigentes: son ultimados sucesivamente el Magistrado Héctor Jiménez
Rodríguez, el Periodista Jorge Enrique Pulido, el Representante a la Cámara Luis Francisco Madero, y la Jueza
del Tribunal Antioqueño, María Elena Espinosa. También se ataca directamente a las fuerzas armadas: a finales
de octubre, 7 policías son dados de baja en la capital antioqueña, 5 de ellos muertos por una bomba accionada
frente al Club de oficiales de la ciudad.
Es solo tras el operativo relámpago lanzado el 23 de noviembre sobre la Hacienda El Oro en Cocorna, Antioquia,
que empieza la persecución sobre los grandes capos. Pese a que Escobar logró escapar, 2 de sus hombres
murieron (uno de los cuales era su cuñado Fabio Henao) y otros 55 fueron detenidos. Pero al final la ofensiva,
sirvió también para que "Los Extraditables" se envalentonaran aún más y para que en represalia empezaran a
recurrir a las masacres indiscriminadas.
Cuatro días después, el 27, un avión de Avianca fue volado en el aire con sus 107 tripulantes a bordo; pensaban
que Cesar Gaviria, el sucesor de Galán en la consulta liberal tomaría el vuelo y por eso lo hicieron estallar. Empero,
Gaviria se salvó gracias a las advertencias de su cuerpo de seguridad y no abordó la aeronave. Finalmente, como
culminación de su campaña contra el Estado, el 6 de diciembre los narcos nuevamente atentaron contra el General
Maza y dinamitaron con 500 kilos la sede del DAS. El bus-bomba destruyó parcialmente la edificación y más de
200 establecimientos comerciales a su alrededor, pero el objetivo salió ileso. 63 personas murieron y 500 quedaron
heridas.
El gobierno Barco no pudo impedir estos actos cada vez más indiscriminados, pero se anotó un éxito cuando el
15 de diciembre, Gonzalo Rodríguez Gacha fue dado de baja tras una intensa persecución entre los municipios
de Tolú y Coveñasen Sucre, junto a su hijo Freddy, a Gilberto Rendón Hurtado, alias "mano de yuca", y a 4
hombres de su cuerpo de seguridad. Atribuyéndosele a él, la mayor parte de las acciones de los últimos meses,
Los Extraditables intentaron una nueva estrategia de diálogo y negociación con el Estado, queriéndolo presionar
con el secuestro del hijo del secretario de presidencia, Álvaro Diego Montoya, y de 2 parientes del presidente de
la República.
Surgió entonces una propuesta del ex presidente Alfonso López Michelsen, consistente en la formación de
una Comisión de Notables para negociar con los narcoterroristas. El 17 de enero de 1990, estos respondieron a
dicha propuesta presentándose en un comunicado como aspirantes legítimos al perdón judicial. Inmediatamente
después liberaron los secuestrados, entregaron un bus con una tonelada de dinamita y uno de los mayores
laboratorios de procesamiento de droga en el Choco. Como contraparte, los narcos esperaban del gobierno la
creación de la comisión de alto nivel que se encargaría de los procedimientos legales que permitirían su rendición.
Sin embargo, esto nunca sucedió y el intento de diálogo y negociación terminó en una nueva oleada de terrorismo;
enfrentados a una potente ofensiva militar en Envigado, declarado zona de operaciones militares por la IV Brigada
del Ejército al mando del General Harold Bedoya, Los extraditables anunciaron que ponían fin a su tregua con el
Estado y ofrecieron 2 millones de pesos por cada policía que fuera muerto (30 de marzo). A partir de entonces,
Medellín y su área metropolitana se vieron envueltas en una verdadera guerra urbana, con las ejecuciones de
uniformados y los atentados contra el Grupo Elite, el primero de los cuales ocurrió sobre un puente de Itagüí el 11

27
de abril. Este ataque que dejó 13 muertos y 100 heridos fue el primero de los 18 que se sucedieron hasta finales
de julio con un saldo de 90 víctimas fatales y 450 heridos.
Pronto, en represalia por el asesinato de 215 policiales asesinados entre abril y julio de 1990, escuadrones de
encapuchados ligados a las autoridades, emprendieron sangrientas "Operaciones de limpieza" en las comunas, y
dieron muerte a decenas de jóvenes. El cartel respondió a su manera con cada vez mayor brutalidad: el 12 de
mayo, víspera de la celebración del Día de la Madre, hicieron explosión en 2 centros comerciales de Bogotá
sendas bombas que mataron a 21 personas; el mismo día pero en Cali, otro acto terrorista se cobró la vida de 9
civiles.
A finales de mes, un nuevo atentado frente al Hotel Intercontinental de Medellín, se cobró la vida de 3 policías y 7
transeúntes (más 2 tripulantes del auto bomba), mientras que en otro ataque caía acribillado el senador Federico
Estrada Vélez y su conductor.
El responsable de esta última acción, el jefe militar de Escobar, John Jairo Arias Tascon, alias “Pinina”, fue abatido
por las autoridades el 14 de junio de 1990, luego de ser ubicado en un apartamento del sector de El Poblado. Pero
su muerte no contribuyó a la pacificación de la ciudad; más bien genero el efecto contrario: 17 jóvenes de la élite
antioqueña fueron masacrados en el Bar Oporto, y un coche-bomba estalló frente a la Estación Libertadores de la
Policía, matando a 13 civiles (28 de junio).
Solo a finales de julio, luego de un operativo en el Magdalena Medio antioqueño del que una vez más escapó
Escobar, Los Extraditables decretaron una nueva tregua y se situaron a la defensiva, en espera de las decisiones
que pudiera tomar la nueva administración de Cesar Gaviria.92

LA ADMINISTRACIÓN GAVIRIA (1990-1994


Véanse también: Narcotráfico en Colombia y Narcoterrorismo.

La estrategia del gobierno Barco que le dio cabida en la sociedad civil a la guerrilla del M-19, dejó empero sin
concluir las negociaciones para la desmovilización y reinserción de tres grupos armados menores que se habían
acogido a ella: el EPL, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Movimiento Armado Quintín Lame.
Movimientos que al momento del cambio de mandatario en agosto de 1990, hacían parte de la coordinadora
Guerrillera Simón Bolívar junto a las FARC y el ELN.
Aunque el gobierno de Cesar Gaviria retomó las negociaciones garantizando las ofertas ya pactadas, que
consistían en reincorporar los miembros de dichas organizaciones a la vida civil en condición de actores políticos
y la implementación de planes de desarrollo a través del PNR (Plan Nacional de Rehabilitación) para las regiones
que se hallaban bajo su influencia, aprovechó la decisión ya tomada de convocar a una Asamblea Nacional
Constituyente, para presionar a los insurgentes a desmovilizarse rápidamente si querían participar en ella, y
concretar la firma de los acuerdos finales sin contemplar reformas al sistema vigente, pues ya habría lugar a ello
en la Constituyente; pero con el compromiso, que efectivamente se cumplió, de financiar una comisión especial
que se encargara de analizar las causas de la violencia en las zonas de actividad del EPL y el Quintín Lame. En
acatamiento de lo así dispuesto, las 3 organizaciones depusieron las armas entre enero y mayo de 1991, cesando
las hostilidades unos 2300 guerrilleros.
En el caso del EPL, que tenía en 1990, 16 frentes de guerra, una ruptura interna entre el ala más dura, comandada
por Francisco Caraballo, y la aperturista de Bernardo Gutiérrez (antiguo integrante de las FARC) marcó el proceso
de desmovilización de esta guerrilla. Caraballo continuó en armas con algo más de 100 hombres, pero el grueso
de la organización se acogió a los términos del acuerdo de paz con el gobierno.123
Aparte de un proceso de paz inconcluso, Gaviria heredó la “guerra contra el narcotráfico” con la que su predecesor
había pretendido reducir al Cartel de Medellín y su red de sicarios, enemigos declarados del Estado. Aunque
durante su campaña presidencial había demostrado total respaldo tanto a la ofensiva como a las medidas tomadas
por el primer mandatario, entre ellas la más temida por los narcoterroristas, que era la extradición por vía
administrativa; una vez posesionado dejó entrever que el elevado costo económico y humano de esta guerra
ameritaba la búsqueda de una salida alterna en la que el fortalecimiento de la justicia sería un elemento clave.

LAS FARC Y EL ELN CONTINÚAN EL BELICISMO

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Artículos principales: Toma de la base militar de Taraza y Operación Casa Verde.

En contra de las expectativas de quienes consideraban que el éxito de tales negociaciones incidiría en atraer hacia
la concertación democrática a los 2 principales grupos rebeldes, estos se mantuvieron remisos a cualquier
acercamiento y continuaron con sus acciones bélicas. Las Farc, bajo el mando único de Manuel Marulanda tras la
muerte de “Jacobo Arenas” en agosto del 90, y el ELN, se entregaron a una ronda de ataques que se saldó con
la muerte de 56 uniformados y 30 civiles entre el 16 de septiembre y el 9 de diciembre de 1990. El 10 de noviembre,
en el curso del más importante golpe de la subversión, fueron asaltadas simultáneamente la base militar de
Taraza y el cuartel de la policía en Cáceres (Antioquia). 9 efectivos del gobierno, incluyendo al Teniente Coronel
del Batallón Girardot, Jaime Fajardo Cifuentes fueron asesinados y 16 quedaron heridos.124125
El 9 de diciembre, día que coincidía con las elecciones para la Constituyente, 640 hombres del Ejército se tomaron
“Casa Verde”, sede del secretariado de las FARC en La Uribe, inmensa área campamentaría ocupada por no
menos de 800 subversivos. El bombardeo de aviones seguido del desembarco de las tropas aerotransportadas
encontró una feroz resistencia. Un Bell 212 fue derribado y sus 4 tripulantes perdieron la vida. Tras varias jornadas
de sangrientos combates los militares aseguraron el área a costa de 19 muertos propios, dando de baja al menos
a medio centenar de guerrilleros. Pero el objetivo principal de la operación no fue alcanzado, pues la cúpula de
las FARC logró replegarse incólume y más bien desató en respuesta, una serie de atentados.126127128 Finalmente,
el año terminó con 364 uniformados muertos a manos de la subversión y 93 más secuestrados, agregando a estas
cifras los cerca de 300 agentes de policía ultimados por órdenes del Cartel de Medellín.[cita requerida]
El gobierno justificó el operativo militar como un acto de soberanía interna dado como respuesta a los continuos
ataques de una organización que mostraba nulos deseos de paz. Como lo expresó el Consejero para la paz, Jesús
Antonio Bejarano, era el anticipo de una nueva estrategia de paz en la que “el diálogo y la acción militar no se
excluyen”.
Pero las FARC golpearon primero. El 2 de enero de 1991 como anticipo de lo que vendría luego, 12 agentes
antinarcóticos son masacrados entre Ciénaga (Magdalena) y Santa Marta, y el 8 del mismo mes, el cerro Girasol
en Mesetas (Meta), es tomado por Víctor Julio Suárez, alias el “Mono Jojoy” en represalia a la destrucción de Casa
Verde. Guarnecido por 41 soldados, 2 de ellos mueren y 17 son hechos prisioneros en el asalto, que también le
cuesta la vida a 30 subversivos.129 Seguidamente, en febrero, las guerrillas iniciaron una escalada terrorista contra
las tropas del gobierno y la infraestructura económica; oleada que por su extensión (seis meses) y su número de
acciones se constituiría como la más grande en la historia de este grupo armado. En este marco arreciaron todos
los ataques contra la fuerza pública, entre ellos los asaltos a bases militares, los hostigamientos, los sabotajes a
instalaciones, las emboscadas a patrullas y los golpes urbanos. De 169 hechos de este tipo en 1990 se pasó a
425 en 1991, representando ello un incremento del 151%. Al finalizar el año, 416 uniformados habían sido
asesinados y otros 276 habían sido capturados.[cita requerida]
La reacción contrainsurgente del Ejército también fue durísima y en el transcurso de 1991 se lanzaron una serie
de masivas ofensivas aéreo-terrestres en todo el país; 9 operaciones en total: Neptuno, Oro Negro, Apolo,
Dignidad (en Antioquia), Saturno (en septiembre de 1991 en la serranía de La Macarena y el Caquetá), Luz Blanca,
Reconquista y Destrucción. 14 frentes de las FARC y 16 del ELN, sufrieron contundentes golpes: 639 guerrilleros
fueron dados de baja, 438 son capturados, y 106 campamentos quedaron destruidos. Sin embargo, también se
multiplicaron los abusos de la Fuerza Pública, que en el curso de ese mismo año cometió dos violentas masacres
en el Cauca: la primera en Los Uvos el 7 de abril de 1991 que le costó la vida a 17 campesinos; y la segunda en
la Hacienda El Nilo de Caloto, donde caen asesinados por la Policía 21 indígenas (16 de diciembre).130131
LA ESTRATEGIA DE ORDEN PÚBLICO Y EL “REVOLCÓN MILITAR”
En plena coincidencia con la propuesta del presidente Gaviria en su propio proyecto de reforma institucional,
la nueva Constitución reemplazó la figura autoritaria de Estado de Sitio por la de Estado de Conmoción Interior,
con la necesidad de poder limitar la autonomía que la primera le concedía a los militares en el manejo del orden
público. Sin embargo, por decisión unánime, los constituyentes dejaron por fuera de los debates otros importantes
asuntos referentes a las Fuerzas Armadas, entre ellos el fuero castrense y la reforma de las instituciones de
seguridad, dejando estos temas en manos del Ejecutivo.
El número de homicidios había alcanzado en este momento su punto cumbre: de 24.304 asesinatos en 1990 se
pasó a 28.280 en 1991, con una tasa de 81 homicidios por cada 100.000 habitantes. Medellín, con 8954 crímenes,
alcanzó el récord de 381 por 100.000. Por lo tanto. apareció a la luz pública en mayo de 1991 “La Estrategia
Nacional Contra la Violencia”, un documento que formulaba una política para afrontar el Conflicto interno con base
en tres objetivos: Garantizar el monopolio del uso de la fuerza por parte de las instituciones armadas

29
gubernamentales; recuperar la capacidad de la justicia para sancionar el delito y combatir la impunidad; y ampliar
el cubrimiento institucional del Estado en todo el territorio nacional.
La novedad de la estrategia esbozada consistía en que, contrario a la regla heredada del Frente Nacional,
depositaba en el Ejecutivo y en su ministro de defensa (un civil) la responsabilidad del diseño general de los planes
de seguridad, así como su financiación y en las fuerzas militares las decisiones estrictamente operativas, en el
marco de su “acción legítima contra la subversión”. En concordancia con esta filosofía, en agosto de 1991 el
presidente colocó en el Ministerio de Defensa a Rafael Pardo, reconocido gestor de paz de la administración Barco
y hasta entonces Consejero para la Defensa y la Seguridad, en reemplazo del General Oscar Botero. Aunque el
relevo de mando se llevó a cabo en los términos más cordiales, algunos oficiales en retiro criticaron la medida,
tomada en plenas negociaciones con la Coordinadora Guerrillera. Sin embargo, entre las facultades otorgadas a
Pardo no figuraban ni la supervisión de las operaciones ni el control de las cortes militares. También en el marco
ofrecido por la Estrategia Nacional Contra la Violencia, se llevaron a cabo la reestructuración de la Policía Nacional
(Ley 62 de 1993), complementada con un nuevo Estatuto de Policía (Artículo 34 de la ley 62), y la modernización
de las Fuerzas Armadas. Tanto en una como en otra institución se mejoraron los salarios y en consideración a las
denuncias, nacionales e internacionales, que vinculaban a algunas unidades militares a graves violaciones
del Derecho internacional humanitario, se introdujeron cursos de instrucción de esta materia en ambos organismos
de seguridad.
Por otra parte, para racionalizar y definir adecuadamente el gasto público asignado a la Defensa en el Plan
Nacional de Desarrollo, se creó la Unidad de Justicia y Seguridad, adscrita al Departamento Nacional de
Planeación. Con el objetivo de mejorar la capacidad operativa del Ejército en el marco de una guerra irregular que
exigía considerables esfuerzos ofensivos para neutralizar al enemigo, se importó material bélico de dotación por
casi USD$500 millones de dólares, se crearon 21 nuevas unidades contraguerrillas así como las Brigadas móviles
1 y 2, integradas por soldados profesionales cuyo número pasó de 2000 en 1990 a 15.000 en 1993. La inteligencia
militar o sexta arma se reorganizó en 1991 con ayuda de una comisión asesora de los EE.UU. y para su debido
funcionamiento se destinaron cuantiosos recursos a partir de 1992 y especialmente en 1993, cuando se diseñó
una campaña de delación de guerrilleros y criminales que operaba por medio de recompensas en dinero. En
noviembre de ese mismo año entró a operar la segunda fase, llamada “Seguridad de la Gente”, de la Estrategia
Nacional Contra la Violencia, que enfatizaba en la seguridad de la ciudadanía, de la que eran responsables las
fuerzas del orden. Con esto concluyó la reforma a las Fuerzas Armadas o “revolcón militar”.
Empero todas las medidas adoptadas, la dinámica de la violencia solo había sufrido disminución casi
imperceptible: 28.225 homicidios en 1992 y 28.048 en 1993.
EL FRACASO DE CARACAS Y TLAXCALA
Véanse también: Toma de Churuyaco y Diálogos de paz de Tlaxcala.

El escalamiento progresivo del conflicto, terminó por abrir de nuevo la posibilidad de dialogar con la Coordinadora.
Primero en Caracas, Venezuela (3 de junio a 30 de septiembre de 1991), y luego en Tlaxcala, México (del 10 de
marzo al 4 de mayo de 1992), los representantes de ambos bandos intentaron infructuosamente llegar a un
acuerdo. Pero el irrespeto a las exigencias mutuas que condicionaban los diálogos, cese de hostilidades por parte
de las guerrillas, y renuencia del gobierno a discutir la agenda suscrita al comienzo de las conversaciones en el
orden que pedían los insurgentes, condujeron las deliberaciones a un punto muerto y al encarnizamiento del
conflicto. La muerte en cautiverio del ex ministro Argelino Duran Quintero, sería el golpe de gracia que terminaría
de hundir el proceso.[cita requerida] El cierre de las conversaciones en Tlaxcala, iba a traer sus consecuencias
inmediatamente. En otra violenta oleada que se prolongó por mayo y junio de 1992, un centenar de personas
resultaron muertas: 70 guerrilleros y 30 uniformados.132Uno de los hechos más sangrientos se desencadenó el 23
de mayo, cuando unos 650 irregulares que se dirigían a Dabeiba (Antioquia), emboscaron y mataron a 15 militares
que les salieron al paso en el Cañón de la Llorona. Los posteriores bombardeos y ametrallamientos, más una
operación rastrillo por tierra dejó una treintena de bajas entre las filas de la subversión.132
En este punto, pese a los esfuerzos de un gobierno que multiplicó los recursos del sector defensa y reclutó miles
de nuevas tropas, las guerrillas continuaron su expansión: la insurgencia contaba con 16.000 hombres y cerca de
$50.000 millones de pesos al año -producto del secuestro y la extorsión a ganaderos, industriales y contratistas
del sector petrolero-, para hacerle frente al Estado. En consecuencia, la situación de orden público se agravó en
el segundo semestre de 1992: el 14 de agosto, 7 agentes de policía fueron asesinados cerca al Aeropuerto Cravo
Norte en Arauca y el 5 de septiembre siguiente en una serie de emboscadas perecieron 15 uniformados más, 9
de ellos en el perímetro urbano de Villavicencio.133

30
El 31 de octubre debían reanudarse las conversaciones entre ambos bandos, pero nuevamente la estrategia de
guerrilla de golpear sobre el terreno, hizo abortar esta última tentativa de acercamiento mutuo. En octubre fueron
ejecutados decenas de ataques sistemáticos contra la Fuerza Pública, los oleoductos, las vías de comunicación y
las torres de energía en respuesta a la muerte en combate del comandante de las FARC, Rigoberto Lozada
Perdomo alias “Joselo”, uno de los fundadores de la organización.79A punta de terrorismo también fue paralizado
el transporte en Putumayo, y hubo retaliaciones contra la población civil en amplias regiones del país. El 20 de
ese mes, 9 soldados murieron en Las Mirlas cerca de Barrancabermeja. Gaviria respondió entonces descartando
el inicio de nuevas negociaciones, declarando con ello que el conflicto se iba a desarrollar a partir de ese momento
en el plano estrictamente militar. Las FARC se encargaron de corroborarlo, el 7 de noviembre, cuando no menos
de 300 insurgentes asesinaron a 26 policías que custodiaban un tramo de oleoducto en Churuyaco, departamento
del Putumayo.134 El Ejecutivo se vio obligado a decretar por segunda vez el Estado de Conmoción Interior y llamó
a calificar servicios a los comandantes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, para conformar una línea de
mando.
OFENSIVAS GUERRILLERAS]
Véase también: Masacre de La Chinita

La actitud refractaria de la guerrilla al diálogo con el Estado, sumado a sus tácticas progresivamente más terroristas
les desprestigiaron ante la opinión pública. No obstante, las cifras de sus ataques demostraban un poderío que
hacía imposible someterlos por la vía armada en los 18 meses anunciados por el Ministro de Defensa Rafael
Pardo, luego de las medidas que se tomaron para fortalecer las Fuerzas del Estado. 2110 acciones bélicas de las
FARC y 1764 del ELN, entre 1990 y 1994, más 337 atentados cometidos en el mismo periodo contra la
infraestructura petrolera (principalmente por el segundo grupo), causaron innumerables pérdidas humanas y
materiales. Solamente Ecopetrol reportó en 1994 daños por un valor de $ 7.700 millones.[cita requerida]
Asimismo, la decisión de gravar a los gremios con un impuesto de guerra destinado a incrementar los efectivos
militares y los primeros efectos palpables de la política económica del gobierno en materia de apertura y
privatizaciones, desataron dos nuevas ofensivas nacionales por parte de las guerrillas.[cita requerida]
En abril de 1993, las FARC celebraron su Octava Conferencia. En ella reajustaron su Plan Estratégico,
adaptándolo a la coyuntura más favorable ahora para pasar a la guerra de movimientos, movilizando para ello los
Bloques de frentes y los Comandos Conjuntos. Se diseñaron también las normas de funcionamiento de los
Estados Mayores y se conformó un Comando general encargado de dirigir la ofensiva insurgente. Se ordenó
además a los Frentes operar en Compañías móviles de combate. Se terminaron de consolidar así 5 Bloques
guerrilleros y 2 comandos conjuntos: el oriental (Víctor Julio Suárez “Mono Jojoy”) en Meta, Guaviare,
Cundinamarca, Casanare, Arauca, Vichada, Guainía y Vaupés; el sur (Luis Edgar Devia “Raúl Reyes”) en el
oriente de Nariño, Caquetá, Putumayo, la Bota Caucana, el sur y oriente del Huila; el Magdalena Medio (Rodrigo
Londoño Echeverri “Timochenko”) en Santander, Norte de Santander, sur de Bolívar, nordeste antioqueño y parte
de Boyacá; el Norte en Sucre, Bolívar, Magdalena, Atlántico, Guajira y Cesar; el Noroccidental o José María
Córdoba (Luciano Marín Arango “Iván Márquez”) el más potente en ese momento, en Antioquia, Córdoba, Choco
y parte del Eje Cafetero; el central en Tolima, norte y occidente del Huila, más Quindío; y el sur-occidental
(Guillermo León Sáenz“Alfonso Cano”) en Valle, Cauca y Nariño. Por último el secretariado formuló la “plataforma
para un gobierno de reconstrucción y reconciliación nacional”, documento de 10 puntos en donde se precisaba su
nuevo modelo de Estado. Entre otras cosas proponían la realización de profundas reformas a las instituciones y a
la justicia, la implementación de mecanismos de control popular, la transformación de las FF.MM bajo una nueva
doctrina bolivariana de defensa nacional, la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía, la
asignación de un 50% del presupuesto a gastos sociales y de otro 10% a la investigación científica.[cita requerida]
Entonces llega la ofensiva del “Septiembre Negro” tras varios meses de un aparente cese de hostilidades. El 28
de agosto de 1993, en La Regadera, a 58 km de Bogotá, 13 policías son muertos en una emboscada y solo 4 días
después el 2 de septiembre en la Vía Carolina del Príncipe-Santa Rosa de Osos (Antioquia) las víctimas son 14
soldados del Batallón Pedro Nel Ospina, ultimados con cargas explosivas.135 Paralelamente, en Mutata otros 3
uniformados son dados de baja. El ELN también multiplica sus acciones: el 17 de diciembre un feroz combate en
Guican (Boyacá) enfrenta a una patrulla de 30 soldados con 160 guerrilleros del Frente Domingo Laín. Catorce
militares y diez subversivos mueren.136137No obstante, 1993 termina con una ligera disminución en la tasa de bajas
de la fuerza pública, respecto al año inmediatamente anterior: de 481 fatalidades en 1992 se pasa a 454.[cita requerida]
En julio de 1994, como “Despedida al gobierno Gaviria”, la coordinadora emprende otra serie de ataques.
Previamente la administración Gaviria se había anotado tres grandes victorias sobre la subversión con la captura
de Gerardo Bermúdez, alias Francisco Galan, miembro del COCE del ELN (diciembre de 1992), Carlos Arturo

31
Velandia Jagua, alias Felipe Torres, y de Francisco Caraballo, jefe máximo de la facción no desmovilizada del EPL
(Junio de 1994). Pero ello no había repercutido en unas FARC, cada vez más fortalecidas gracias a los recursos
de la coca. El 15 de julio, al menos 300 guerrilleros del Bloque sur asaltaron una estación de bombeo de Ecopetrol
en Guamuez, zona rural de Orito (Putumayo). Los 29 soldados que la guarnecían fueron sorprendidos en medio
de la noche y 17 de ellos murieron.138El 19 fue asesinado en Villavicencio el Mayor General Carlos Julio Gil
Coronado, comandante de la IV División del Ejército139 y fueron tomadas simultáneamente las poblaciones de La
Calera, Chuza y Pasca así como el cerro Cruz Verde, cerca a Bogotá. El Putumayo quedó paralizado por un paro
armado y poco después del 22 al 24 de julio, unas jornadas bélicas que se extendieron por Bogotá, Antioquia,
Cauca, Santander, Norte de Santander, Sucre, Arauca y Tolima, culminaron con 13 militares, 6 policías, 1 civil y
70 irregulares muertos.140En Dabeiba una vez más, perdieron la vida 10 miembros de la Brigada XVII141y en el
sector bogotano de Ciudad Bolívar, fue hostigado un centro de atención inmediata.140Ya en agosto, y mostrando
los dientes al nuevo presidente, siguió la ofensiva: el día 9, fue copado un cuartel policial en Cartagena del
Chaira (Caquetá), con un saldo de 4 muertos y 5 secuestrados; el 16 en una emboscada a una patrulla
antinarcóticos entre Toribio y Tacueyo, perecieron 6 policiales; y el 18, el ELN masacró a 8 militares y 11 civiles al
incinerar un bus en Tado, Choco.142 Evidenciando el encarnizamiento de la guerra y el giro que estaba tomando
la situación de orden público, el año terminaría con 571 uniformados dados de baja, superando por primera vez la
línea del medio millar.[cita requerida]
Pese a la violencia imperante en las postrimeras de la administración Gaviria, decenas de milicianos de Medellín
se acogieron a la paz, camino que siguieron la Corriente de Renovación Socialista y el Frente Francisco
Garnica del EPL. A su vez, la fracción del EPL, comandada por Caraballo, capturado recientemente, se dislocaba
al no contar con un mando claro y terminaría por desbandarse 2 años después. No obstante, la política de
desmovilización resultó magra en sus resultados, exceptuando tal vez al Quintín Lame y las milicias urbanas. Al
menos 600 antiguos militantes del EPL, 400 de ellos solo en Urabá, fueron asesinados por las FARC y por sus
correligionarios que no se entregaron. Una gran parte de los que no perecieron, empujados por la persecución de
la cual eran víctimas, se enrolaron con los paramilitares y constituirían más tarde el núcleo de las Autodefensas
Unidas de Colombia (AUC). En el más aleve de estos hechos, miembros del V Frente dieron muerte el 23 de enero
de 1994 a 33 civiles en la masacre de La Chinita en Apartado (Antioquia).143
NEGOCIACIÓN DE PENAS CON EL CARTEL DE MEDELLÍN
Y LOS PARAMILITARES
Aprovechando el respiro de la tregua unilateral indefinida anunciada en julio de 1990 por Los Extraditables, el
ministro de justicia Jaime Giraldo Ángel diseñó la legislación de estado de sitio que se haría pública como “Política
de Sometimiento a la Justicia”. Dicha política, que se materializó en cinco decretos que posteriormente, serían
elevados después de una depuración, a legislación permanente en el nuevo Código de Procesamiento Penal,
aspiraba en términos simplificados, a favorecer con la reducción de la pena a los narcotraficantes que se
entregaran voluntariamente y confesaran un delito, con la garantía, en algunos casos condicional, de ser juzgados
en el país y recluidos en pabellones de alta seguridad.
Escobar receloso de las intenciones del gobierno, organizó una serie de secuestros selectivos de periodistas de
renombre y de personajes influyentes en la vida nacional (Diana Turbay, Marina Montoya, Francisco
Santos, Maruja Pachón, Beatriz Villamizar y 5 periodistas más), presionando de ese modo al presidente para que
fuera tratado como un delincuente político, haciéndose beneficiario de paso de los indultos reservados a los
guerrilleros.[cita requerida]
Los primeros en acogerse a la oferta, entre diciembre de 1990 y febrero de 1991, fueron los hermanos
Ochoa: Jorge Luis, Juan David y Fabio, socios cercanos de Escobar. Sin embargo este último pretendía arrancarle
al Ejecutivo un acuerdo hecho a su medida, y siguió presionando por la vía armada, amenazando con ejecutar a
los rehenes y con reiniciar su ofensiva terrorista. El 12 de diciembre de 1990 una bomba mató a 7 policías en
Medellín, y otros 7 más, serían ultimados por sicarios en los 3 primeros días de enero. Poco después el 22,
resultaron abatidos en un doble operativo lanzado en el departamento de Antioquia, 2 de los hermanos Prisco,
jefes de una banda transformada en el brazo armado del capo. El informante que los delató, entregó luego la
ubicación de 2 de los secuestrados, pero en la confusa operación de rescate que se adelantó el 24 de enero,
Diana Turbay y 3 de sus captores murieron.[cita requerida]
La respuesta no demoró en llegar, con la ejecución de uno de los rehenes, Marina Montoya, hermana del antiguo
secretario de Presidencia, Germán Montoya, y con una nueva racha de atentados: una decena de efectivos
policiales fueron víctimas de sicariato; una explosión en un bus dejó 6 muertos; y el 16 de febrero un bombazo
contra una patrulla del F-2, frente a la plaza de toros de Medellín, se saldó con 23 fallecidos. Dos meses después,

32
el ex-Ministro de Justicia Enrique Low Murtra perdió la vida a manos de pistoleros en la capital de la República.
Dicha estrategia le dio excelentes resultados a Escobar, quien habiéndole ganado el pulso al ejecutivo, libero al
resto de los secuestrados como gesto de “buena fe”. Sin embargo, fue solo cuando estuvo seguro de que la
Constituyente había votado y aprobado el 19 de junio de 1991 el artículo que prohibía la extradición de
colombianos, se entregó en la capital antioqueña, en compañía del sacerdote Rafael García Herreros y Alberto
Villamizar. Luego, Escobar sería recluido en la Cárcel de La Catedral en Envigado. Desde allí siguió controlando
los hilos del negocio ilegal a través de otros 2 aliados suyos que no se entregaron: Fernando Galeano, alias "El
Negro" y Gerardo Moncada, alias "Kiko".92
Como la política de negociación de penas también cobijaba a los paramilitares, muchos miembros de las
organizaciones afincadas en Córdoba, el Magdalena Medio, la Sierra Nevada, Boyacá, el Valle del Cauca y los
Llanos Orientales se allanaron a las autoridades confesando solamente el delito de porte ilegal de armas. El grupo
más grande. al mando de Ariel Otero. desmovilizó a 400 de sus integrantes en Puerto Boyacá, mientras en
Córdoba, la estructura de Fidel Castañoentregaba 600 fusiles y algunas porciones de tierra como supuesta
compensación a los campesinos despojados de sus parcelas. También un reducto de cerca de 200 hombres,
antiguamente mandados por Gonzalo Rodríguez Gacha, se acogió a la amnistía en Pacho (Cundinamarca). En
consecuencia, a partir de 1992, se observa una importante reducción de los asesinatos de civiles, atribuidos a las
autodefensas en los años anteriores, pero en la práctica estas estructuras siguieron activas.
Fin del Cartel de Medellín. Fuga y muerte de Escobar[editar]
Véase también: Atentado del 30 de enero de 1993

A casi un año de su encierro a principios de julio de 1992, Escobar, se había convertido en un extorsionista de alto
rango. Dejó de exportar cocaína y empezó a cobrar dinero a los demás narcotraficantes. Sospechando de sus
aliados, ejecutó a Fernando “el negro” Galeano y Gerardo “Kiko” Moncada, pretextando que estos le ocultaban
$20 millones. La posterior purga entre los más cercanos a ambos capos y entre sus familiares dejó unos 50
muertos.

El gobierno y la Fiscalía General de la Nación, al conocer de los hechos y para evitar que el “Patrón” siguiera
delinquiendo desde su prisión, ordenó el traslado de este hacia un nuevo penal. Pero, en condiciones oscuras que
demostraron una vez más el poder de corrupción y el temor que generaba el narcotraficante, él, su
hermano Roberto y 8 de sus lugartenientes se fugaron de La Catedral el 22 de julio de 1992. El gobierno creó
entonces el Bloque de Búsqueda, integrado por miembros de la Policía y el Ejército, para cazar a los
prófugos.[cita requerida]
Los narcos de Cali se encargaron entonces de desencadenar nuevamente la guerra, al activar un coche bomba
en Medellín que atribuyeron a sus enemigos antioqueños. Estos ante la arremetida de las fuerzas estatales,
reactivaron su campaña con una serie de ataques en los que ejecutaron a 30 uniformados y una juez, entre
septiembre y octubre de 1992. Pero esta vez la situación había cambiado bruscamente para el Cartel: la muerte
de Galeno y Moncada generó una fractura al interior de la organización. Diego Fernando Murillo, jefe de seguridad
de los capos asesinados y los hermanos Castaño, se alinearon con los narcos del Valle contra Escobar, en una
alianza que incluía a oficiales del Bloque de Búsqueda y varios de sus antiguos socios y testaferros. Con la
información que pudieron suministrar a las autoridades se asestaron durísimos golpes a las redes del “Patrón”. El
28 de octubre, Brances Alexander Muñoz, unos de sus jefes militares más importantes del cartel, fue abatido en
una operación especial.[cita requerida]
Escobar, que trataba en ese momento de negociar su re entrega y había autorizado la rendición de varios de sus
lugartenientes más cercanos, entre ellos su hermano Roberto, “Popeye”, “Otto” y el “Mugre”, desencadenó en
respuesta una nueva guerra total. Decenas de pistoleros ejecutaron a un centenar de policías hasta febrero y los
coches bomba reaparecieron en las grandes ciudades a partir de diciembre de 1992. Si bien los mecanismos ya
no eran tan sofisticados como antes, las pérdidas humanas y materiales fueron cuantiosas, pues los atentados ya
no iban dirigidos a un objetivo específico, sino que eran totalmente indiscriminados. En Medellín murieron 19
personas, en la capital de la república 41 y en Barrancabermeja 16.144 El Valle de Aburra se vio afectado por 3
ataques mortales en diciembre del 92 y en Bogotá las explosiones se sucedieron a partir de enero de 1993: el 20
en el norte, el 30 frente a la Cámara de comercio, mediando febrero en dos áreas comerciales, el 5 de marzo en
las instalaciones de Telecom y en abril 15 en la calle 93.92
Pese a la dura arremetida de los terroristas, en el curso de una ardua cacería las autoridades dieron de baja hasta
marzo de 1993, a 100 sicarios y 10 jefes militares del Cartel, entre los que se contaban Mario Castaño Molina,

33
alias “El Chopo”, Hernán Darío Henao, alias “HH” y Johnny Edison Rivera, alias “El Palomo”, todos ellos hombres
de confianza de Escobar. También fueron apresados 1900 sospechosos de pertenecer a la organización y se
rindieron 18 altos mandos de su ala militar. Esto sumado a la derrota por bandas rivales de sus grupos de gatilleros,
en una guerra que dejó 300 muertos, terminó por debilitar decisivamente al grupo de Medellín que perdió en 8
meses el 80% de su capacidad bélica. Como añadidura, el 30 de enero hizo su aparición pública una estructura
paramilitar que se autodenominó “Los Pepes” (Perseguidos por Pablo Escobar), detrás de la que estaban los
Castaño y que se dedicaría a matar a los testaferros, contadores, abogados y familiares del capo, como también
a destruir sus propiedades y minar sus finanzas.92
Escobar, arrinconado por las fuerzas armadas y por las amenazas que pesaban sobre su familia, interrumpió del
todo su campaña terrorista. Trato de renegociar su rendición, condicionándola a la salida del país de su mujer y
sus hijos, pero esta vez su propuesta no halló eco entre el Ejecutivo. Si bien logró evadir al Bloque de Búsqueda
por 6 meses más, la muerte de su jefe de seguridad León Puerta Muñoz, alias “El angelito”, en octubre de 1993,
lo dejó desprotegido, al mando ya de sicarios rasos. Finalmente, la preocupación por la situación de su esposa
refugiada en el Hotel Tequendama bajo vigilancia policial, lo llevó a utilizar un radio de comunicaciones, revelando
su ubicación. En la tarde del 2 de diciembre de 1993 sería abatido por un comando de 20 hombres al mando del
Mayor Hugo Aguilar.
Su muerte y la de su único guardaespaldas significó el final del Cartel de Medellín y del narcoterrorismo como
actor bélico (5500 muertos en la lucha desde 1989 hasta 1993),22 pero en ningún modo afectó como tal al negocio
lucrativo del tráfico de cocaína, en manos ahora de los narcotraficantes de Cali y el Norte del Valle.[cita requerida]
Auge del cartel de Cali e inicios de las ACCU
Véase también: Masacre de Caño Sibao

En orden de aparición Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, José Santacruz Londoño, Helmer Herrera Buitrago, Henry Loaiza
Ceballos y Víctor Patiño Fomeque, capos del Cartel de Cali.

En vez de desaparecer como tal, el Cartel de Medellín se atomizó en pequeñas estructuras, como la
denominada Oficina de Envigado, fomentando además el fortalecimiento indirecto del grupo de Cali, el cual no
solo llegó a controlar el 80% del negocio, sino que perfeccionó sus métodos de inteligencia y reforzó su infiltración
dentro de las autoridades. Y si bien la atención de la opinión pública se había centrado en Escobar y sus socios,
las otras redes de narcotraficantes, específicamente la del Norte del Valle no era menos violenta. En Trujillo (Valle)
los capos Henry Loaiza, alias “El alacrán”, y Diego Montoya, alias “Don Diego”, ejecutaron a principios de la
década del 90 a no menos de 250 personas, en medio del silencio de las autoridades locales.
El gobierno de EE.UU. que había observado con cautela los resultados de la política de sometimiento a la justicia,
empezó a exigirle a Colombia más contundencia en las acciones contra los nuevos amos del narcotráfico y aunque
el Bloque de Búsqueda logró apuntarse algunos éxitos con la captura de Jaime Orejuela e Iván Urdinola, el núcleo
de la organización se mantuvo intacto hasta la llegada de la nueva administración. Además, ahora se añadía un
nuevo ingrediente a la ecuación: los cultivos ilícitos empezaron a expandir su frontera aceleradamente a finales
del cuatrienio Gaviria. De placa giratoria del tráfico de cocaína, pasó a ser el primer productor del mundo,
desbancando de su puesto a Perú y Bolivia. Con el impulso del Cartel de Cali y, sobre todo, con la participación
cada vez mayor de las FARC y los paramilitares en el negocio, el fenómeno se extendería rápidamente por gran
parte del territorio, en las selvas del sur sobre todo pero también en otras áreas como el Catatumbo y Antioquia.
Pese a la reducción de los aportes de los EE.UU. a la lucha antinarcóticos, el gobierno multiplicó la erradicación
de las zonas sembradas de coca y amapola, iniciando en 1992 las polémicas fumigaciones con glifosato, a la vez
que desarrollaba programas de sustitución de cultivos.
Por otra parte, los paramilitares del Magdalena Medio, se vieron envueltas en una lucha con sus antiguos socios
narcotraficantes a partir de 1990. Henry Pérez, su primer comandante había sido asesinado por un pistolero en
julio de 1991, y Ariel Otero el sucesor suyo que se alineó con el Cartel de Cali, correría la misma suerte a principios
de 1992. La fuerza sobreviviente se atomizó y algunos de sus restos entraron al servicio de Escobar, mientras
otras bandas como la encabezada por Ramón Isaza, se replegaron de la zona. Mientras tanto, en la parte sur de
la región, cerca a Honda (Tolima), cobró protagonismo Jaime Eduardo Rueda Rocha, el asesino de Luis Carlos
Galán, evadido de la cárcel hacia un año y ahora jefe de una partida de 150 criminales. Buscando posicionarse
como líder máximo mató al alcalde de Puerto Boyacá en marzo de 1992. Pero su ascenso fue cortado por una
patrulla del GOES que lo abatió a él y a 6 miembros de su cuerpo de seguridad en un restaurante de Honda el 23
de abril del mismo año. Tras su muerte, la actividad de las autodefensas en la zona disminuyó considerablemente,

34
ya que estas optaron por mimetizar sus actividades delincuenciales. Eliminado Escobar en diciembre de
1993, Ramón Isaza retomaría el control del estratégico territorio.[cita requerida]
Sin embargo, al final pese a los esfuerzos realizados en los primeros años de la década del noventa para lograr
la desintegración de las estructuras más poderosas, los grupos paramilitares tuvieron un nuevo impulso a finales
del cuatrienio Gaviria. Fue así como, con posterioridad a la muerte de Escobar, las Autodefensas Campesinas de
Córdoba y Urabá(ACCU), bajo el mando de Fidel (asesinado o muerto en combate en enero de 1994) y Carlos
Castaño, protagonizaron una significativa expansión, esto con el apoyo de cientos de desmovilizados del EPL,
masacrados metódicamente por las FARC y la disidencia de Francisco Caraballo. Por último, y como efecto
colateral de la paz fallida, los paramilitares se trabaron en feroces disputas territoriales con la guerrilla, lo que
contribuyó al desplazamiento forzado de al menos 600.000 personas y a la multiplicación de las masacres,
culminando así la labor de exterminio contra la UP, cuyo último senador, Manuel Cepeda Vargas, cayó víctima de
sicarios en Bogotá en 1994.145 Al igual que los demás asesinatos a miembros de la UP, este crimen fue declarado
en 2014 por la Fiscalía como delito de lesa humanidad.

EL CUATRIENIO SAMPER:
LA VIOLENCIA DESBORDA EL ESTADO
Véanse también: Diálogos de paz entre el gobierno Samper y el ELN y Diálogos de paz entre el gobierno Samper y
las FARC.
La posesión del nuevo mandatario de la república, Ernesto Samper el 7 de agosto de 1994, fue seguida por los
acostumbrados mensajes de paz de la guerrilla, emitidos esta vez separadamente por las FARC, el ELN y el EPL,
anunciando con ello la disolución de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, hecha oficial en febrero de 1995,
tras un ataque de la insurgencia camilista en Venezuela. En lo sucesivo cada grupo, se enfrentaría al Estado por
separado.
Samper posteriormente intentó adelantar diálogos de paz con ambos grupos (directamente con el ELN y con la
FARC a través de la Comisión de Conciliación Nacional), pero las conversaciones no fructificaron a causa del
delicado estado de orden público y desorden institucional que siguieron a 1995.
LA CRISIS DEL PROCESO 8000
Artículo principal: Proceso 8000

La elección de Ernesto Samper como presidente para el periodo 1994–1998, estuvo acompañada por una serie
de sondeos y propuestas exploratorias para dialogar con las guerrillas que seguían en armas. No obstante el
pronto estallido del narco-escándalo, ocupó la agenda del ejecutivo, le restó credibilidad a sus iniciativas y minó
también todos sus proyectos.[cita requerida]
Tan pronto como se conoció el resultado de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 1994, Samper
había sido acusado por su rival Andrés Pastrana de haber recibido del Cártel de Cali USD$3,7 millones de dólares
para financiar su campaña. Tras un período de calma, las acusaciones resurgieron con fuerza en 1995, a
instancias del Fiscal General Alfonso Valdivieso. Finalmente el conocido como narcoescándalo llegó al Congreso,
que el 4 de agosto de aquel año inició una investigación contra el presidente. Dio comienzo entonces el llamado
Proceso 8.000.
El 13 de diciembre de 1995 la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes exoneró a Samper y
archivó el caso. Sin embargo, las declaraciones incriminatorias del cesado Ministro de Defensa, Fernando Botero
Zea (quien se encontraba encarcelado en espera de juicio) y del tesorero de la campaña presidencial, Santiago
Medina, en el sentido de que al menos USD$4 millones de dólares, provenientes del narcotráfico, habrían afluido
a la campaña de 1994 con el conocimiento del candidato, desembocaron en la reapertura del caso el 27 de febrero
de 1996. Finalmente, el 6 de julio de ese año, la Cámara, por 111 votos contra 43, absolvió por falta de pruebas a
Samper de los cargos de enriquecimiento ilícito, falsedad, fraude electoral y encubrimiento.146
Pese a su absolución, la controversia generada por la entrada de dineros calientes a la campaña del presidente
no termino ahí y se extendió durante todo el mandato Samper, generando una ola de oposición sin precedentes
contra el Gobierno. Este, en consecuencia, se vio impedido cada vez más a limitar su actuación, a legitimarse en
el cargo y a mantenerse en el poder, dejando de lado la realización de cualquier política coherente. El mandatario
defendió su inocencia con vigor en todo momento. Declaró sentirse "víctima de un atentado moral" y presentó las
detenciones de los jefes del Cártel de Cali (los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela y Helmer "Pacho"

35
Herrera) o la confiscación por ley de sus propiedades como pruebas del compromiso de su Administración con la
lucha contra el crimen organizado. La política de seguridad, en consecuencia, no fue tomada como un punto
referente en la acción gubernamental y los planes diseñados por la administración anterior un tanto coherentes,
no tuvieron continuidad. Adicionalmente el curso de la economía no proporcionó a Samper mayores satisfacciones.
En 1997, se repitió la moderada tasa de crecimiento registrada en el año anterior, mientras que el desempleo se
alzó hasta el 13% de la población activa, el mayor índice en diez años. El peso experimentó una notable
devaluación frente al dólar y, a todo ello, se añadió el descenso de los ingresos por las exportaciones del café y
el petróleo, en lo que mucho tuvo que ver la decisión de Estados Unidos de restringir tanto la entrada de productos
colombianos como las líneas de crédito. Samper privatizó entonces empresas del Estado para poder mejorar la
tesorería del Gobierno.146
LA OFENSIVA DE LAS GUERRILLAS
Julio Suárez Rojas “Mono Jojoy”, líder militar de las FARC.

Las FARC no dejarían de aprovechar la coyuntura para fortalecerse al amparo de los recursos obtenidos del tráfico
de coca en el sur del país, terreno que quedó libre de competición tras la caída de los grandes carteles de la droga,
y lanzó una ofensiva evidenciando su capacidad para adaptarse a la guerra de posiciones. Su plan de expansión
afinado en la Octava conferencia del secretariado, celebrada en 1993, se materializo con el avance progresivo de
sus estructuras sobre Bogotá y la cordillera Oriental, mientras se hostigaba a las tropas del gobierno en todo el
territorio, disipando de esa manera sus esfuerzos. Ya no vacilarían en comprometer cientos e incluso más de un
millar de hombres en una sola operación, siempre apoyada por una potente artillera artesanal. Aparte de los
ataques masivos contra bases e instalaciones militares, también pasaron a bloquear ejes centrales de
comunicación como los que conducen a Uraba o Arauca, a amenazar carreteras neurálgicas como la vía Bogotá-
Medellín o Bogotá-Villavicencio, y a destruir infraestructura de importancia estratégica (torres de energía,
hidroeléctricas del nororiente antiqueño, oleoductos en los Llanos orientales). Hábiles en el manejo de explosivos,
empezaran a utilizar profusamente los coches bomba, y con ellos reapareció el terrorismo tipo Cartel de
Medellín en las ciudades, si bien no conocerá sus extremos (la excepción fue el atentado dinamitero ocurrido el
10 de junio de 1995 en el parque San Antonio de Medellín, que atribuido a las milicias de las FARC dejó un saldo
de 29 civiles muertos y más de 200 heridos).147 El impacto para la economía nacional llegará a ser de 1 a 2 puntos
del PIB, y sus consecuencias en el ámbito local y regional aún más devastadoras.[cita requerida]
De otro lado, el ELN se vio debilitado ostensiblemente, de un lado por el avance paramilitar en el Magdalena
Medio y Antioquia, y del otro por la expansión acelerada de las Farc, lo que le privó de importantes recursos
financieros. Contando desde 1995 la organización concentraría sus actos en el saboteo sobre la infraestructura
petrolera y en los hostigamientos, si bien tampoco decayó del todo su accionar en grandes operaciones. Solo tras
la muerte de su líder el “Cura Pérez” a principios de 1998, sería que empezaría a descender ostensiblemente la
capacidad del grupo armado.[cita requerida]
A mediados de 1995, el Ministro de Defensa Fernando Botero Zea presentó su renuncia al cargo a raíz del
escándalo del proceso 8000. Los sucesivos funcionarios que le siguieron en la cartera de seguridad, no ejecutaron
ningún plan de orden público coherente: no existió una política de seguridad clara y establecida. Como si fuera
poco, el estamento militar no fue ajeno al escándalo del proceso 8000 y se vio involucrado en él, como
consecuencia de las continuas fricciones de su comandante Harold Bedoya con el presidente, lo que al final
llevaría a su destitución 2 años después. En este punto, está claro que los grandes éxitos obtenidos por la guerrilla
comunista, debieron mucho a las vacilaciones de Samper y a la falta de preparación de las FF.AA. El porcentaje
del PIB destinado a la lucha contrainsurgente, era bastante bajo para el grado de violencia que enfrentaba el país,
la Fuerza aérea era prácticamente testimonial con solo 30 helicópteros operativos para un territorio de más de un
millón de Km, la coordinación entre las distintas armas era nula y la inteligencia pésima. La corrupción, la violación
a los derechos humanos y el maridaje con grupos de extrema derecha campeaban en todos los niveles. No fue
extraño entonces el sesgo desfavorable que tomó el conflicto para el establecimiento, cuando 1995 terminó con
650 uniformados muertos y cerca de 1200 heridos, las cifras más elevadas hasta ese momento.[cita requerida]
Por añadidura las consecuencias corrosivas del proceso 8000 no se limitaron solo al ámbito nacional y muy pronto
EE.UU. se vio involucrado en una agria disputa con el gobierno colombiano, descalificándolo en la lucha contra el
tráfico de narcóticos el 1 de marzo de 1996 y retirándole al presidente su visado personal de entrada al país del
norte el 1 de julio siguiente. Samper decidido a mostrar el esfuerzo realizado por su administración en la campaña
anti-drogas, profundizó la amplia ofensiva que se venía realizando desde mediados de 1995 contra los cultivos
ilícitos en el sur del país (la Operación Conquista desarrollada en los departamentos de Caquetá, Guaviare y
Putumayo). Como respuesta a la ofensiva del Ejército, más de 80.000 raspachines se movilizaron en violentas

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manifestaciones promovidas por las FARC. Precisamente y en parte como represalia a la Operación Conquista,
en abril del 96 comenzó la serie de ataques masivos contra bases militares, emboscadas y tomas guerrilleras que
marcaron el inicio de la mayor ofensiva subversiva de la historia del conflicto armado; ofensiva que desde las
selvas sería pronto extendida al resto de la nación y que por su magnitud hizo pensar a muchos que el gobierno
estaba siendo desbordado y perdiendo la guerra. El 12 de marzo de 1996, en lo que sería solo un preludio de lo
que vendría después, los frentes 35 y 37 de las FARC, masacran a 11 policías y queman sus cuerpos en Chalan
(Sucre).[cita requerida]
De Puerres a El Billar
Véanse también: Toma de Las Delicias, Emboscada a grupo de Caballería y Emboscada de La Carpa.
Archivo:Futboll camp.png
Militares del Ejército colombiano inspeccionan los cadáveres de los uniformados asesinados durante la incursión guerrillera
en Las Delicias
Archivo: Capitán Orlando Mazo.jpg
El Capitán Orlando Mazo, comandante del puesto de Las Delicias y muerto en el ataque.

El 15 de abril de 1996 en Puerres (Nariño) ocurrió el primero de estos golpes. Ese día al menos 150 insurgentes
de las FARC y el ELN atacaron con explosivos a una unidad de caballería mecanizada. 31 militares murieron. El
20 de junio fue asesinado el gobernador de Caquetá, Jesús Ángel González Arias. El 30 de agosto, en el marco
de una ofensiva nacional que causó en una sola semana 80 muertos en las filas del Estado, 450 miembros del
Bloque sur asaltaron la base de las Delicias en Putumayo, donde se hallaban destacados 110 uniformados
adscritos al Batallón de selva 49 Juan Bautista Solarte, al mando del Capitán Orlando Mazo. Tras una brutal batalla
de 17 horas en la que cayeron 27 soldados y 9 guerrilleros, el resto de la tropa, 60 hombres faltos de refuerzos,
se rindió.148149 Solo siete días después en La Carpa, Guaviare, el Bloque Oriental dio de baja a 24 efectivos de la
Brigada Móvil No 2, en medio de una emboscada. Al mismo tiempo entre julio y agosto una serie de hostigamientos
en Bogotá y Cundinamarca dejó 17 víctimas fatales entre los fuerzas del gobierno.
Pese a estos golpes, el Ejército no cejó en su esfuerzo por detener a la subversión y lanzo constantes operativos
contra sus estructuras en Antioquia y Urabá, bajo el mando del General Rito Alejo del Río. En efecto las FARC
sufrirían un importante descalabro cuando fueron expulsadas de la región bananera en junio de 1998 y perdieron
el estratégico corredor al mar. El Bloque José María Córdova, considerado el más potente de la organización en
1993, debió replegarse a la región de Dabeiba, Mutata y el Cañón de la Llorona, que a partir de entonces se
transformó en su cuartel general. Iván Márquez que había sido enviado a dirigir el Bloque Caribe, retornó allí y
consiguió dirigir una violenta contraofensiva contando desde agosto de 1998.150151
Sin embargo su táctica de dividir a las fuerzas gubernamentales les dio apreciables resultados a los irregulares:
el 16 de enero de 1997, asesinaron a 3 infantes de marina y secuestraron a 10 más en Jurado (Choco), y el 1 de
febrero emboscaron y mataron a 16 militares cuando estos desembarcaban de un helicóptero en San
Juanito (Meta). Por añadidura los insurgentes hicieron estallar un carro cargado con 100 kilos de explosivos frente
al Hotel El Pescador de San José de Apartadó (Antioquia), matando a 10 civiles.152 La captura y retención de los
70 militares en Las Delicias y Jurado llevó al gobierno, pese a la oposición del estamento militar, a conceder una
zona desmilitarizada de 14.000 Kilómetros cuadrados en el municipio de Cartagena del Chaira (Caquetá),
cediendo de ese modo a las exigencias de las FARC. Allí fueron entregados todos soldados retenidos el 15 de
junio de 1997.
Pese a este gesto de paz, la violencia no hizo más sino arreciar. El desconcierto era grande al interior de las
Fuerzas Armadas y la Administración Samper desprestigiada e impotente para adelantar alguna política de orden
público coherente, destituyó al General Bedoya por criticar al Gobierno. El Ejército minado en su moral y mal
equipado se halló dirigiendo solo el esfuerzo de guerra; contaba con 120.000 efectivos pero estos se hallaban
“amarrados” en su mayoría a la infraestructura, con unos 30.000 apenas dispuestos para lucha contra-insurgente.
Sobre el terreno frente a los cerca de 20.000 guerrilleros en armas y no menos de 15.000 milicianos las cuentas
se hallaban parejas. Ni la Armada ni la Fuerza Aérea realizaban un aporte decisivo y la segunda no era capaz de
asistir realmente a los hombres en tierra, mientras la Policía con 100.000 efectivos, aunque monopolizaba la
totalidad de los recursos proporcionados por los EE.UU. para la lucha antinarcóticos, se hallaba también en franco
retroceso ante los irregulares y más de 100 cabeceras municipales e innumerables corregimientos carecían de su
presencia.
Adicionalmente a partir de 1995 se verificó un avance lento pero constante sobre las principales ciudades, Medellín
y Bogotá esencialmente. Contra la capital, las FARC emprenden un asedio progresivo, instalando sus frentes en

37
los municipios que la dominan por el oriente, e infiltrando armas y recursos desde el Sumapaz para las milicias
de Ciudad Bolívar, en el sur. En Medellín pasaran a controlar al menos 600 barrios y la mayoría de las entradas
de la ciudad, para principios de la década del 2000.[cita requerida]
Los ataques de la subversión fueron haciéndose más contundentes y aumentaron de escala. El 17 de junio un
poderoso camión bomba hizo explosión en el parqueadero de la novena estación de Policía de Fontibón, en el
occidente de Bogotá, en el momento que era examinado por oficiales y suboficiales de inteligencia del Comando
de la Policía Metropolitana: 8 uniformados murieron (un mayor y dos capitanes incluidos) y 16 quedaron heridos.153
El 6 de julio de 1997, 20 soldados murieron al ser derribado un helicóptero MI-17 en Arauca y solo cuatro días
después en Arauquita, cayeron 10 más en una emboscada. Ambos hechos marcaron el inicio de la avanzada
"fariana" en esa zona, controlada hasta ese momento por el ELN. En octubre las acciones bélicas nuevamente
escalaron: las elecciones locales fueron saboteadas sistemáticamente por las FARC; las autodefensas del
Casanare emboscaron en San Carlos de Guaroa a una patrulla del Gaula matando a 11 de sus integrantes; y
en San Juan de Arama (Meta) fueron asesinados mediante la activación de una carga explosiva, 17 policías. El
día 17, 3500 tropas del Ejército se desplegaron en los llanos del Yari buscando a miembros del secretariado de
las FARC (Operación Destructor II); Pero para los medios empleados, los resultados no pudieron ser más
mediocres: 1 capturado. Finalmente y para rematar el año, el 22 de diciembre de 1997, el Bloque Sur tomó el
Cerro Patascoy en menos de 15 minutos, matando a 11 uniformados del Batallón Boyacá y haciendo prisioneros
a 18 más.154155
La situación no variaría con la llegada de 1998 y más bien tomaría signos de desastre. Entre el 1 y 3 de marzo de
ese año una operación que buscaba interceptar a altos mandos de las FARC en el Bajo Caguán, sobre la
Quebrada El Billar, degeneró en una batalla campal que enfrentó a 600 guerrilleros del Bloque Sur y Oriental, y a
153 soldados del batallón de contraguerrillas No. 52, al mando del Mayor John Jairo Aguilar. Copadas totalmente
sus 3 compañías, el descalabro fue contundente: 64 muertos, 19 heridos, 43 secuestrados y 3 helicópteros
impactados. En los posteriores combates murieron 30 subversivos. Otras acciones se presentaron en todo el país
durante los mismos días, vísperas de las elecciones legislativas: una decena de alcaldes y funcionarios fueron
secuestrados; varios retenes cortaron las vías de comunicación; bombazos en Neiva, Barranquilla y San Vicente
del Caguan; 8 soldados y un civil del Ejército muertos en una emboscada del ELN en La Alejandra, cerca de El
Zulia (Norte de Santander); y hostigamientos en Sucre, Casanare y Bolívar que dejan otros 3 uniformados sin vida.
La amenaza guerrillera se extendió pronto al centro del país, adquiriendo relevancia el control de la vía al Llano,
casi en las goteras de la capital. El 23 de marzo, miembros del frente 53 habían secuestrado al menos a 25
personas, entre ellas cuatro estadounidenses y un italiano en un retén ilegal montado sobre esa carretera.156
EL DOMINIO DE LAS FARC EN LAS REGIONES
En este marco de aguda expansión insurgente, del que las Farc eran las principales protagonistas, el Bloque
Oriental, con una amplia margen de maniobra en el sur y oriente del país y al mando del Mono Jojoy, fue el que
obtuvo los éxitos más relevantes y el que más avanzó en su plan estratégico, amenazando cada vez más con sus
ataques y la progresiva infiltración de sus estructuras, el centro de la nación y la capital de la república.
Protagonista esencial de las tomas del 96 – 98 fue alias “Urias Cuellar”, un táctico hábil en el copamiento de bases
fijas, y su columna móvil, la Juan José Rondón. Todo este esfuerzo fue realizado, con los recursos obtenidos del
tráfico de cocaína en Guaviare, Meta, Vichada, Guainía y parte del Vaupés, territorio sobre los que su predominio
era casi absoluto. Con unos 7000 a 8000 hombres en armas, 22 frentes y 18 columnas móviles, sus redes de
milicianos también multiplicaron los secuestros y extorsiones a veces en complicidad con las bandas de
delincuencia común de la capital. Uno de sus comandantes, alias "Romaña" se hizo famoso al bloquear
constantemente la vía al llano e inaugurar la práctica de "Las Pescas Milagrosas".
A su vez aunque el bloque sur contaba con menos militantes, unos 3000, emprendía en llave con el oriental
numerosas operaciones militares. Al mando de Raúl Reyes y Joaquín Gómez su control del Putumayo y gran parte
de Caquetá era indiscutible. La presencia en este grupo de Fabián Ramírez un comandante involucrado en el
narcotráfico, le brindaba además los necesarios recursos económicos para mantener en pie su maquinaria de
guerra.
Los demás bloques de las Farc eran de menos tamaño y a su vez también su operatividad. El Occidental con 2000
irregulares subordinados Alfonso Cano era bastante activo en Tolima, Cauca, Valle del Cauca y Nariño pero no
era en lo absoluto, salvo casos excepcionales capaz de realizar ataques masivos como los acaecidos en el sur-
oriente del país, limitando su accionar a hostigamientos, emboscadas y asaltos a cuarteles de policía. Igual
sucedía con el Caribe y sobre todo con el Magdalena Medio, en lo sucesivo cada vez más acorralados por la

38
ofensiva paramilitar de las AUC, si bien Martín Caballero, era el responsable de acciones que dejaron cientos de
muertos en los Montes de María, Bolívar y Sucre.
Respecto al último bloque, el Nor-occidental comandado por Efraín Guzmán y presente en Antioquia y Choco fue
el que recibió primero la doble embestida de las autodefensas y el ejército, encajando una derrota que más tarde
resultaría decisiva para frenar el avance guerrillero, la pérdida del estratégico corredor de Uraba. Pese a esto,
resistió la dura arremetida militar controlando amplios núcleos a lo largo de toda la región (como el cañón de la
Llorona) y en su apoyo fueron enviados un millar largo de subversivos desde el sur del país. La contraofensiva de
los guerrilleros en este frente, iniciada en agosto de 1998 se cobró cientos de vidas entre las Fuerzas
gubernamentales, que sufrieron descalabros semejantes a los acaecidos en Meta, Guaviare y Caquetá.
Al final del periodo Samper la situación de violencia que vivía el país era crudísima; las bajas de los efectivos del
Gobierno se contaban por cientos: 797 muertos en 1996, 670 en 1997 y 817 en 1998, estas últimas las cifras más
elevadas del conflicto, a lo que se sumaban los 350 secuestrados y los no menos de 3500 heridos. Pero pese a
todas las observaciones hechas, el Ejército se hallaba aún lejos del colapso y contaba con suficientes reservas
para sostener indefinidamente la lucha. En muchas regiones del país la única cara del Estado que conocía la
población era la del Ejército y ello no dejaba de ser paradójico.157
LA OFENSIVA PARAMILITAR. CREACIÓN DE LAS AUC
A la vez que ganaba terreno la insurgencia, el Paramilitarismo se extendía por amplias áreas del país, la costa
atlántica principalmente, de la mano de los intereses de numerosos hacendados, militares, políticos y empresarios
identificados contra la lucha de la guerrilla. Las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu), bajo el
mando de Carlos Castaño, se convierte en el grupo más activo. La avanzada liderada por las ACCU se manifiesta,
inicialmente, en el norte de Urabá apoyada por antiguos miembros del EPL perseguidos a muerte por las Farc y
por las disidencias del movimiento que no se desmovilizaron. En 1995 se lleva a cabo la entrada al eje bananero
y en 1996 la expansión a la región del Atrato, Oriente antioqueño y Nudo de Paramillo, junto con el inicio de
acciones en Sucre, Magdalena y Cesar, bajo la forma de violentas incursiones de tierra quemada. Las
cooperativas de seguridad rural o CONVIVIR, nuevas asociaciones de autodefensa autorizadas por la
administración Samper por medio del Decreto 356 de 1994, sirvieron en este marco de fachada para que los
ultraderechistas pudieran consolidar sus avances territoriales y a la vez se mostraran ante la opinión pública,
cobijados por una nebulosa entre lo legal y lo ilegal. La falta de supervisión del gobierno central le abrió camino a
muchas irregularidades, verificándose en las zonas donde se implantaron una multiplicación de las estructuras
paramilitares. Las CONVIVIR proliferarían bastante en Antioquia, con el impulso del entonces Gobernador Álvaro
Uribe Vélez.[cita requerida]Estas cooperativas de vigilancia fueron desmontadas en 1997 por orden de la Corte
Constitucional, al considerar inconstitucional el decreto que las impulsó.[cita requerida]
Hacia finales de 1996, el avance de las autodefensas se traduce, por una parte, en que las guerrillas, sobre todo
el ELN, registran pérdidas territoriales muy significativas y, por otra, en que tienen que concentrar mayores
esfuerzos para contener a estas estructuras. Y es en medio de la misma lucha, que tanto los irregulares de derecha
como los de izquierda, convierten a la población civil en blanco de su acción, dando una clara demostración del
alto nivel de degradación que comienza a experimentar el conflicto armado. En efecto, las FARC asumirían una
clara actitud predatoria hacia los civiles en el Eje bananero, donde en respuesta a la masacre del Bar
Aracatazo (cometida por las ACCU) ocurrida el 12 de agosto de 1995, se desató una ola de cruentas retaliaciones.
No menos de 800 personas murieron en la guerra de exterminio que azotó a Uraba en 1995, mientras que varios
cientos de miles tuvieron que desplazarse fuera de sus hogares. El 29 de agosto en los terrenos de la Hacienda
Los Kunas de Carepa, Antioquia son asesinados por miembros del V frente de las FARC, 18 campesinos; el 20
de septiembre las víctimas son 25 trabajadores bajados de un bus y fusilados en el sitio denominado Bajo del Oso;
el 14 de febrero de 1996, 11 civiles son rafagueados en la finca Osaka; y el 5 de mayo, 16 habitantes de las
localidades de Alto de Mulatos y Pueblo Bello (Antioquia) son también ejecutados.158
En abril de 1997, las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, las del Magdalena Medio y las de los Llanos
Orientales se unieron en las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), dando forma a un proyecto
contrainsurgente de envergadura nacional. En la práctica se trató de una federación de facciones regionales, que
se agruparon bajo una bandera común, con el propósito de presentarse como una organización con un mando
unificado, un plan definido, una coordinación multi-regional de las acciones bélicas y una agenda con pretensiones
programáticas, todo con miras a lograr un espacio en la negociación con el Estado y un estatus que garantizara,
a futuro, su reconocimiento como actor político. A partir de este momento, las autodefensas se trazan la meta de
contener la expansión de la guerrilla e incursionan en las zonas donde estos grupos tienen su principal fuente de
financiamiento: el narcotráfico. Siguiendo este propósito, en la segunda mitad de 1997, los paramilitares penetran

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en los cuarteles generales de la subversión y ponen de manifiesto su voluntad de realizar campañas de exterminio
en todo el país, por medio de rápidas y sangrientas incursiones. La primera evidencia de su nueva estrategia viene
con el ataque lanzado sobre Mapiripän (Meta) en julio de 1997, donde fueron asesinadas casi medio centenar de
personas, y la masacre de El Aro (Antioquia) cometida en el nudo de Paramillo, el 22 de octubre del mismo
año.[cita requerida]
EL NARCOTRÁFICO DURANTE LA ERA SAMPER. FIN DEL CARTEL DE CALI Y EL DE
LA COSTA ATLÁNTICA
Los "narco casetes" obtenidos por la DEA en la sede de la Campaña Samper Presidente, sirvieron para
que Unidos ejerciera con mayor fuerza su diplomacia coercitiva, iniciada durante la administración anterior. Para
ello, contaba con el proceso de certificación como instrumento táctico y la exigencia de extradición de nacionales
como herramienta jurídica. Con este perfil y con la inclusión del criterio de nivel de narco-corrupción, en 1995 se
certificó condicionalmente a Colombia "por razones de interés nacional".
Pero al año siguiente, Colombia se convirtió en el primer país formalmente democrático en ser descertificado,
aunque no se aplicaron las sanciones económicas discrecionales previstas en la medida. En 1997, Colombia volvió
a ser descertificada, y en vísperas de la salida de Samper en 1998, el país fue certificado de manera condicional.
Gilberto Rodríguez fue sentenciado a quince años de prisión, los cuales se redujeron a siete años por confesión y
buena conducta. Otro instrumento de presión de Estados Unidos fue la extradición. El Artículo 35 de la Carta de
1991 la prohibió, de alguna manera por influencia de los narcotraficantes y por consideraciones nacionalistas de
los constituyentes. Durante el gobierno de Samper, la diplomacia de Estados Unidos se orientó a presionar la
revocatoria de ese artículo. Luego de varios llamados de autoridades nacionales y con el fantasma de una próxima
descertificación en el ambiente político, finalmente, mediante el Acto Legislativo 1 de diciembre de 1997, el
Congreso aprobó la extradición sin retroactividad ni aplicación a los delitos políticos. Esta medida estuvo
antecedida por la aprobación, mediante la Ley 333 de diciembre de 1996, de la extinción de dominio sobre los
bienes adquiridos en forma ilícita, y de la Ley 365 de febrero de 1997, que aumentó las penas a los
narcotraficantes.
La retórica nacionalista de Samper contrastó con su permanente preocupación por satisfacer las exigencias de
Estados Unidos en medio de la crisis política que lo envolvió. Pero su preocupación se disimuló no sólo con la
retórica presidencial, sino también con el protagonismo que ejerció el embajador de este país, Myles Frechette,
quien le dio aún más notoriedad a la relación del gobierno con los Estados Unidos. Este embajador se posesionó
poco antes de terminado el gobierno Gaviria y se retiró en marzo de 1998, en vísperas de las elecciones
presidenciales. La personalidad del embajador propició frecuentes enfrentamientos públicos con funcionarios del
gobierno que hicieron más difíciles las de por si problemáticas relaciones con el país del norte. La debilidad del
gobierno y su dependencia frente a Estados Unidos hicieron posible que esa situación se mantuviera durante tanto
tiempo. Debido a ese afán presidencial por responder a la presión externa, el narcotráfico se convirtió en el factor
preponderante de la seguridad nacional durante su gobierno. En la década anterior, el narcotráfico también había
sido un problema destacado de orden público y de seguridad nacional, pero no sólo como respuesta a la presión
externa, sino también como respuesta al terrorismo. El énfasis en el narcotráfico durante el gobierno Samper llevó
a que la subversión y el paramilitarismo no recibieran la atención que ameritaban. Los consecuentes descuidos e
improvisaciones de los dirigentes políticos y los militares, facilitaron la inusitada expansión tanto de las guerrillas
como de los paramilitares.
Las operaciones Conquista I y Conquista II, adelantadas en el sur del país contra el narcotráfico por la IV División
del Ejército y sus brigadas, entre junio de 1996 y febrero de 1997 afirmaron la tendencia de militarización de la
lucha antinarcóticos. Así fue posible combinar, y confundir, la represión antisubversiva con la guerra contra las
drogas. Ya desde antes el Ejército había realizado operaciones que combinaban la lucha militar de las tropas
antiguerrilleras con la fumigación de cultivos ilegales por parte de la Policía en busca del apoyo directo de Estados
Unidos a sus actividades antisubversivas. La importancia progresiva que adquirió el Comando Sur de Estados
Unidos -ubicado hasta fines de los años noventa en la Zona del Canal de Panamá-para el país tiene que ver no
sólo con su papel de mediador de la absorbente política militar estadounidense para el área, sino también con esa
búsqueda de apoyo por parte del ejército nacional.
La preponderancia del narcotráfico como factor central de la seguridad nacional se percibió desde el inicio del
gobierno, siempre bajo los dictámenes norteamericanos. A finales de 1994, el Consejo Nacional de
Estupefacientes aprobó la extensa fumigación de cultivos de coca y amapola con glifosato, contrariando los
acuerdos gubernamentales suscritos poco antes con los campesinos del Guaviare a raíz de un paro cívico de
protesta por las fumigaciones. Los acontecimientos subsiguientes ratificaron la decisión: en febrero de 1995 el

40
presidente Samper anuncio el Plan Antinarcóticos 1995-1997 y su "Operación Resplandor" destinados a la
erradicación total de cultivos ilícitos, en abril el gobierno compró equipos técnicos y de aviación por la suma de
2.000 millones de dólares, y en mayo el mismo Consejo aprobó el Plan "Compromiso de Colombia frente al
Problema Mundial de la Droga". Además, en noviembre, el ministro de Defensa anunció la instalación de un radar
de Estados Unidos en Marandua, Departamento de Vichada, como parte de la lucha antinarcóticos, En 1996, con
el fin de reforzar las fumigaciones, se ensayó el imazapyr, herbicida granulado más potente que el glifosato.
La ofensiva en contra de los cultivos ilícitos provocó la movilización campesina más importante desde los años
sesenta. El anuncio de fumigación de finales de 1994 generó un paro cívico en enero de 1995 de los cultivadores
del Putumayo, que culminó tras las promesas del gobierno de hacer inversión social en la región. Dicho anuncio
también causó inconformidad en los campesinos del Guaviare y hostilidades por parte de las FARC en esa zona,
cuyo momento crítico fue la toma de la ciudad de Miraflores a mediados del año. Sin embargo, la reacción más
fuerte estaba por venir. En julio de 1996, millares de campesinos del departamento de Putumayo se movilizaron
en contra de las fumigaciones del programa gubernamental de erradicación de cultivos ilícitos. Esta protesta se
extendió a los departamentos de Guaviare, Caquetá, Bolívar y Norte de Santander, con las marchas de doscientos
mil campesinos cocaleros. La organización de la movilización estuvo a cargo de las FARC, que obligó a los
campesinos a participar, lo que sirvió de excusa al gobierno para reprimirlos de manera indiscriminada. La reacción
del gobierno sirvió para darle mayor legitimidad a la guerrilla entre la población vinculada a los cultivos de coca.
La guerrilla aprovechó el momento para adelantar una ofensiva en varios lugares del país, de la que resultó el
desastre militar derivado del ataque a la base de Las Delicias en el Putumayo.
La acción del gobierno se dirigió también contra los narcotraficantes. La presión ejercida por una réplica del
llamado "Bloque de Búsqueda" que eliminó a Pablo Escobar conformada por militares, policía, DAS y Fiscalía, y
la acción de la política de entrega y negociación promulgada por la Fiscalía, lograron la captura y entrega de la
cúpula del Cartel de Cali a mediados de 1995. En junio fueron capturados Gilberto Rodríguez Orejuela y Phanor
Arizabaleta, en julio Londoño y en agosto Miguel Rodríguez Orejuela.
En el transcurso de esos meses se entregaron Tulio Enrique Murcillo, Henry Loaiza y Víctor Patino Fomeque.
Además fue desmantelada gran parte de la red de ese cartel, con la incautación de documentos y la ocupación de
parte de sus propiedades. En septiembre se entregó a la justicia estadounidense, a través de la DEA, Guillermo
Pallomari, tesorero de esa organización delictiva. Por otra parte, la fuga y posterior muerte, por parte de la Fuerza
Pública del narcotraficante José Santacruz en los primeros meses de 1996, sirvió de excusa para que el gobierno
estadounidense insistiera en su pedido de revivir la extradición.
La política antidroga del gobierno de Samper tuvo muchos opositores, buena parte de ellos alentados por sus
vínculos económicos y políticos con los narcotraficantes. La conducta del Congreso de la República fue notoria:
varias de las iniciativas legislativas del Ejecutivo fueron contrarrestadas o alteradas en el curso de los debates,
inclusive con la abierta participación de grupos políticos afines al gobierno. La discusión sobre la extradición formó
parte de esa situación, reforzada con la negativa inicial del Presidente de revivirla. También hubo iniciativas del
Congreso destinadas a entrabar la acción en contra del narcotráfico. Entre ellas sobresale el llamado narco
proyecto, que era una reforma al Código de Procedimiento Penal que restringía la órbita de acción de los jueces
de la justicia regional, denominados sin rostro, convertía el enriquecimiento ilícito en un delito secundario y
prácticamente lo liberaba de sanciones punitivas. La discusión de este proyecto absorbió la segunda mitad de
1994 hasta que fracaso con la intervención del gobierno. Asimismo, en 1995 apareció lo que se llamó
el narcomico a la ley de seguridad ciudadana, que buscaba que el enriquecimiento ilícito fuera tratado como delito
conexo y no como delito independiente. La Cámara finalmente lo eliminó, y esa acción fue ratificada por la Corte
Suprema de Justicia, la Fiscalía y la Corte Constitucional.
Los resultados de la lucha contra las drogas del gobierno de Samper fueron desalentadores a pesar del creciente
apoyo del gobierno de Estados Unidos, instigador de la política. Por ejemplo, en 1996 se destinaron dos millones
y medio de dólares para la construcción de bases antinarcóticos en los departamentos del Valle del Cauca y
Putumayo, y en 1997 se adicionaron 100 millones en ayuda militar para esos menesteres. Sin embargo, los cultivos
ilícitos en Colombia pasaron de 40.100 hectáreas en 1990, a 50.900 en 1995, 79.500 en 1997 y cerca de 100.000
en 1998. En este último año, el país ocupaba ya el primer lugar como productor de coca a nivel mundial, con más
del 40 por ciento del área cultivada total. Ni la fumigación ni los programas de desarrollo alternativo lograron frenar
la expansión de los cultivos. Entre 1990 y 1998 se fumigaron más de 120.000 hectáreas, una superficie semejante
a la cultivada en 1999. La fumigación, además de ser ineficiente, produjo daños ecológicos y problemas sociales
difíciles de estimar. El Programa Nacional de Desarrollo Alternativo (PLANTE), no logró encontrar sustitutos para
la coca y la amapola, ya que la rentabilidad de los cultivos alternativos está lejos de competir con la de los ilícitos,

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entre otras cosas debido a la ausencia de infraestructura y a la falta de una organización adecuada para su
comercialización.159
Pese a todo, la administración Samper logró anotarse un éxito parcial al final de su mandato, con la captura del
jefe del Cartel de la Costa, Alberto Orlández Gamboa, alias El Caracol, en el marco de la Operación
Alcatraz realizada el 6 de junio de 1998. Caracol fue el último sobreviviente de una guerra interna en este cártel,
producto de la pérdida de un embarque de cocaína con destino a Estados Unidos.160
SURGIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN DEL CARTEL DEL NORTE DE VALLE
A mediados de la década de los noventa, una vez decapitado el Cartel de Medellín, el control del negocio de la
cocaína había quedado en manos de los traficantes del Valle. El denominado Cartel de Cali, dirigido por los
hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela y sus dos socios, José Santacruz Londoño y Helmer Pacho
Herrera, fue el principal beneficiario de la guerra con Los Extraditables, a cuya sombra y con el pretexto de
enfrentar al enemigo común habían logrado infiltrar numerosos organismos de seguridad del estado, e
instituciones políticas. En el Norte del Valle, y ligados al grupo de Cali, los capos eran Iván Urdinola –en la cárcel
desde 1992- y su cuñado, un ex-policía, Orlando Henao Montoya, alias Don H , quien, junto a sus dos
hermanos, Arcángel y Fernando, además de una red de narcos de mediano poder (Diego Montoya, Henry
Loaiza, Víctor Patiño Fomeque, etc.), operaba desde los municipios de El Dovio, El
Águila, Zarzal, Trujillo, Roldanillo, La Victoria, Cartago y Versalles.
A partir de 1994, el gobierno de EE.UU. que había observado con cautela los resultados de la política anti-drogas
del gobierno, empezó a exigirle a Colombia más contundencia en las acciones contra los nuevos amos del
narcotráfico, alarmado también porque los cultivos de coca y amapola empezaban a crecer exponencialmente en
el sur del país. La presión ejercida por una réplica del llamado "Bloque de Búsqueda", conformada por militares,
policía, DAS y Fiscalía, y la acción de la política de entrega y negociación promulgada por la Fiscalía, lograron la
captura y entrega de la cúpula del cartel de Cali a mediados de 1995. En junio de ese año fueron detenidos Gilberto
Rodríguez Orejuela y Phanor Arizabaleta, en julio José Santacruz Londoño y en agosto Miguel Rodríguez
Orejuela. En el transcurso de esos meses, también se entregaron Tulio Enrique Murcillo, Henry Loaiza y Víctor
Patino Fomeque.161
Sin embargo, el problema estaba lejos de verse resuelto. En los meses siguientes a su captura, la cúpula del
cartel, empezó a ver como se producía una paulatina pérdida de control sobre el negocio de la cocaína, mientras
sus antiguos aliados del norte del Valle, se independizaban y dejaban de obedecerlos, con el pretexto de que
habían revelado información confidencial a las autoridades colombianas y estadounidenses; de esa manera se
fueron apoderando de las rutas, las zonas de siembra y los mercados de exportación. Esta ruptura, marco la
consolidación del Cartel del Norte del Valle, liderado por Iván Urdinola, y su cuñado Orlando Henao. El apoyo de
ciertos elementos de la policía como del Coronel Danilo González, fue determinante en dicho proceso.162
Sin embargo, Helmer Herrera, no estaba dispuesto a ceder el control de sus negocios, que pretendía seguir
controlando por medio de algunos familiares y lugartenientes. Las disputas empezaron en marzo de 1996, cuando
cerca de Palmira fue baleado Wílber Varela, alias Jabón, jefe de sicarios de Orlando Henao, quedando levemente
herido. Dos meses después, el 24 de mayo, sicarios del norte del Valle, ingresaron a un restaurante de Cali y
trataron de matar a William Rodríguez Abadía, hijo de uno de los Rodríguez Orejuela. Este sobrevivió al ataque
pero 5 personas perdieron la vida.163
A partir de entonces, la guerra entre los clanes de Helmer Herrera –los Rodríguez Orejuela se apartaron de la
pugna- y Orlando Henao se recrudeció, multiplicándose los atentados, ataques de sicarios y maniobras jurídicas.
El cartel del norte, tenía a su disposición un ejército personal bien adiestrado, que conformaban antiguos miembros
de la Policía y numerosos sicarios del Valle, pero la presión de las autoridades y las incriminaciones ante
organismos judiciales, forzaron que el “hombre del overol” se entregara en septiembre de 1997. No obstante, su
rendición era solo cuestión de estrategia pues desde la prisión seguía al mando de la organización
narcotraficante.164
La situación empeoro cuando, luego de una fuerte presión política del gobierno estadounidense, mediante acto
legislativo del 1 de diciembre de 1997, el Congreso aprobó la extradición sin retroactividad ni aplicación a los
delitos políticos. Este nuevo ingrediente, incentivó aún más la violencia entre las mafias de Cali y el Valle, la cual
tuvo su punto cumbre, cuando en noviembre de 1998 fueron asesinados sucesivamente los capos Hélmer Pacho
Herrera (por órdenes de "Jabón"') y Orlando Henao (en represalia por el anterior a manos de José Manuel
Herrera "el invalido").

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Luego del asesinato de este último, el cartel del Norte del Valle se reorganizó alrededor de la figura de Wilber Alirio
Varela, alias "Jabón", un violento ex-policía convertido en jefe de sicarios, que contaba con el apoyo de Lorena
Henao Montoya, la hermana de Orlando y esposa de Iván Urdinola; si bien, había otras poderosas facciones como
la de Diego León Montoya "Don Diego" y Hernando Gómez Bustamante, alias 'Rasguño'. Varela, aunque continuo
la guerra con el clan Herrera en alianza con otros capos como ‘Cuchilla’, ‘Chupeta’ y Luis Ocampo Fómeque, alias
‘Tocayo’, vio consolidar su organización como la mayor agrupación narcotraficante del país, responsable de
exportar un promedio anual de 300 toneladas de coca, alrededor del 50 o 60% del total de la producción de
entonces. Paradójicamente, la acción de las autoridades, con el desmantelamiento del Cartel de la Costa en junio
de 1998, y de la Operación Milenio adelantada en octubre de 1999 (que permitió la captura de importantes capos
de Medellín como Alejandro Bernal Madrigal, alias 'Juvenal' y Fabio Ochoa Vásquez), había eliminado
indirectamente posibles competidores del cartel, que no por nada llegó a agrupar unos 6000 hombres entre
sicarios, testaferros, contadores y colaboradores hacia finales de los noventa.165
Finalmente en 2001, el clan de Jabón le ganó la guerra a los ‘Pachos’. Varios de los hermanos Herrera murieron
y otros debieron escapar de Colombia.166

PASTRANA Y EL PROCESO DEL CAGUAN.


EL PLAN COLOMBIA
Véanse también: Acuerdo de Caquetania, Diálogos de paz entre el gobierno Pastrana y las FARC y Diálogos de paz
entre el gobierno Pastrana y el ELN.
Dos años de continuas derrotas, tenían postrado moralmente al cuarto de millón de soldados y policías que
combatían a una insurgencia venida a más en medio del caos que representaron los 4 años de la Administración
Samper. Desde el norte a base de masacres, avanzaban las AUC, mientras el suroriente del país escapaba casi
que totalmente al arbitrio del Estado que controlaba solo las capitales y las poblaciones más grandes. El nuevo
mandatario, Andrés Pastrana, si bien se la jugó por el proceso de paz, no descuido el frente militar. La caótica
situación empezó a cambiar con la llegada al Ministerio de Defensa de Rodrigo Lloreda Caicedo y el relevo de los
altos mandos militares de la última fase del cuatrienio anterior, con los generales Manuel José Bonett y Mario
Hugo Galán al frente.[cita requerida]
El objetivo del cambio de cúpula era recuperar la moral de la tropa, prácticamente destruida tras dos años de
múltiples debacles bélicos, reestructurar las Fuerzas Militares y retomar la iniciativa del conflicto. Los
Generales Fernando Tapias y Jorge Enrique Mora, fueron escogidos como comandantes de las Fuerzas Militares
y del Ejército respectivamente. La cúpula fue complementada con oficiales como Rafael Hernández López, quien
venía de liderar la Fuerza de Tarea del Caguan y pasó a ocupar el cargo de Jefe de Estado Mayor Conjunto y el
General Néstor Ramírez, Comandante de la Tercera División, nombrado segundo al mando.[cita requerida]
Junto con la conformación de la nueva cúpula, el Ministro Lloreda creó una comisión de reestructuración integrada
por civiles y militares, encargada de revisar todos los aspectos de las Fuerzas Militares, la Policía Nacional y el
Ministerio de Defensa. Este proceso seria continuado y profundizado por el Ministro Luis Fernando Ramírez, quien
asumió el cargo tras la renuncia de Lloreda en mayo del 99.
La estructura del Ejército se transformó, con la creación de cuatro nuevas jefaturas: personal, logística,
operaciones, y entrenamiento y doctrina, cada una de ellas bajo el mando de un mayor general. Estas
reemplazaron la antigua estructura y eliminaron o fusionaron varias oficinas, permitiendo al General Mora
entenderse con solo 4 subalternos sobre los aspectos estratégicos. Además se desarrolló un sistema de comando,
control y comunicaciones en base al Centro de Operaciones Conjuntas (COC), que permitió a las distintas armas
coordinar las acciones sobre el terreno. Estas ofensivas lanzadas por las fuerzas gubernamentales fueron
desarrolladas a partir de la segunda mitad 1999 por unidades de asalto de 120 hombres (1 compañía), evitando
así que se repitieran los desastrosos resultados de las batallas del 98, donde las tropas contraguerrilla se
movilizaban en grupos de 50 y se veían copadas rápidamente por cientos de insurgentes. Igualmente, la
permanencia de la cúpula durante los cuatro años del mandato de Pastrana, contribuyó a darle continuidad a este
proceso, que pasaría con el respaldo económico de los EE.UU., por la profesionalización de las FF.MM., la
capacidad de realizar operaciones nocturnas, la creación de la FUDRA, la activación de nuevas brigadas móviles,
el perfeccionamiento de la inteligencia y el fortalecimiento de la capacidad aerotactica. También se reformaron los
estatutos de carrera, de evaluación y de ascenso del personal uniformado, a través de la expedición de decretos-
ley en el marco de las facultades extraordinarias otorgadas al Gobierno por el Congreso de la República en el año
2000.[cita requerida]

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LA OFENSIVA DEL 3 DE AGOSTO Y EL ASCENSO DE PASTRANA
La prioridad otorgada por el candidato del partido conservador, Andrés Pastrana, a las propuestas de iniciar
negociaciones de paz con las guerrillas comunistas de las FARC (unos 17.000 hombres) y el ELN (unos 5.000),
sumado a su incidencia en los mensajes sociales, alimentaron las esperanzas de una población estragada por
cuatro décadas de violencia en múltiples frentes y otros déficits de tipo económico. Por otro lado, su oferta de
restaurar el nivel de cooperación con Estados Unidos vigente hasta 1996, cuando la Agencia para la Lucha contra
la Droga (DEA) desertificó al Gobierno de Samper, fue acogida positivamente en Washington. Aún y todo,
Pastrana, al que se le asociaban contactos con las élites económicas y políticas de Estados Unidos, precisó que
de llegar a la Presidencia no estaría dispuesto a acoger asesores militares de ese país para no hacer un "excesivo
énfasis en las medidas represivas".
En la elección del 31 de mayo de 1998 Pastrana fue, con el 34,4% de los sufragios, el segundo candidato más
votado, aunque tan sólo con una décima menos que el liberal Horacio Serpa, que había desarrollado una campaña
populista y planteadas similares propuestas, si bien en el electorado pesaba la defensa que en su momento hizo
de Samper. Sin embargo, en el desempate del 21 de junio Pastrana obtuvo el apoyo de la mayoría de los votantes
con el 52% de los sufragios. Los comicios se celebraron en un clima relativamente pacífico para los estándares
colombianos y registraron un índice de participación histórico, el 59%.
Pastrana tomaba posesión de su mandato cuatrienal, primero para el Partido Conservador desde 1986, el 7 de
agosto, pero no esperó hasta entonces para mover sus piezas en el frente de la guerrilla. Así, el 9 de julio el
mandatario electo se internó en la selva para reunirse con el comandante Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo, líder
histórico de las FARC. El encuentro, primero directo de un mandatario colombiano con la guerrilla, sentó las bases
para futuras negociaciones encaminadas a finalizar el conflicto armado.
Al mismo tiempo, el ELN y el Consejo Nacional de Paz (CNP), foro integrado por organizaciones no
gubernamentales y representantes de la sociedad civil colombiana, llevaban tres meses dialogando en un
convento en las cercanías de Maguncia (Alemania). De esta "mesa de sondeo" surgió, el 15 de julio, un acuerdo
de principio para convocar antes de octubre una Convención Nacional como conferencia consolidación del
proceso. Todo ello parecía indicar que la elección de Pastrana había sido un catalizador de las iniciativas de paz.
No obstante, bien pronto quedaron decepcionadas las perspectivas más optimistas y cobraron argumentos
quienes venían advirtiendo que el proceso de paz iba a ser largo. El 22 de julio el ELN rompió su compromiso de
tregua y comenzó una campaña de atentados. El mismo 7 de agosto, la ceremonia de asunción de Pastrana quedó
deslucida por la ola de violencia guerrillera sin precedentes que asolaba el país, que quedó conmovido en
particular por el desastre militar del 3 de agosto, con cientos de soldados y civiles muertos o desaparecidos en los
combates. Se habló de un desaire de la insurgencia a Pastrana y, ciertamente, esta situación no iba a ser
excepcional en los cuatro años siguientes.146
La ofensiva subversiva del 3 de agosto de 1998, lanzada como «despedida al Gobierno Samper», fue la mayor en
toda la historia de las guerrillas colombianas. Se atacaron en todo el país 62 objetivos del Gobierno con asaltos
masivos de instalaciones militares, hostigamientos, sabotajes y carros bomba, dejando 81 uniformados muertos,
120 heridos y más de 150 secuestrados. En Miraflores (Guaviare), escenario de un auténtico desastre militar, la
base antinarcóticos de la policía y el cuartel del Batallón Joaquín París, donde estaban destacados 230 hombres,
fueron totalmente arrasados tras 26 horas de violentos enfrentamientos que se saldaron con 16 muertos, 30
heridos y 129 capturados entre las fuerzas gubernamentales.167168 Otros ataques asolaron La Uribe donde fue
golpeado el Batallón No. 21 Vargas (29 soldados y 1 policía muertos, 30 heridos, 7 secuestrados y 1 helicóptero
derribado), Pavarandó (9 soldados muertos y 7 capturados) y San Carlos (Antioquia) (9 policías rendidos).
La toma de Mitú y la desmilitarización del Caguan
Véanse también: Batalla de Tamborales y Toma de Mitú.

Pero con la llegada a la presidencia de Pastrana, tampoco se detuvieron los ataques: en Tamborales (Rio
sucio, Chocó) el 14 de agosto de 1998 murieron 42 militares y 21 más fueron hechos prisioneros en una nueva
batalla campal entre 200 contraguerrilla del Ejército que pretendían rescatar a los secuestrados de Pavarandó y
1.000 guerrilleros (que contaron en sus filas 60 bajas); el 12 de septiembre el EPL y el ELN asaltaron el
corregimiento de Las Mercedes en Norte de Santander, sometiendo a los 20 uniformados que ocupaban el cuartel
de policía local; y finalmente, el 18 de octubre nuevamente el ELN dinamitó un oleoducto en Machuca (Antioquia)
y provocó una masacre que le costó la vida a 80 civiles.
Pese a estos gestos desalentadores el 14 de octubre, tres días después de hacer lo propio con el ELN, el Gobierno
arrancó las conversaciones con las FARC. Estas vieron reconocido un estatuto político y el Ejército comenzó a

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abandonar una vasta zona selvática en los departamentos de Caquetá y Meta, al sur del país, de 42.130 km²
(extensión ligeramente superior a la de Suiza y que comprendía cinco municipios), satisfaciendo la precondición
planteada por Marulanda a Pastrana de levantar un "laboratorio de paz" en esta región dominada por la guerrilla.
El 7 de noviembre los militares completaron la evacuación y la llamada Zona de Distensión de San Vicente del
Caguán se hizo efectiva. Pero antes de que se terminara de concretar el despeje total del área, las FARC lanzaron
su más atrevido plan de guerra al tomarse por asalto una capital departamental, Mitú, ubicada en medio de las
selvas del Vaupés. Aproximadamente 1.500 hombres se lanzaron contra la exigua guarnición compuesta por 120
elementos (5 oficiales, 2 suboficiales, 77 patrulleros, 6 agentes y 30 auxiliares bachilleres) al mando del
Coronel Luis Mendieta. Tras 12 horas de feroces combates contra los cerca de 90 policías parapetados en la
Estación y sus alrededores, sobre las 4:30 de la tarde la posición fue copada, con un saldo de 16 policías muertos
y 61 capturados, entre ellos el mismo Comandante de la Ponal en el Vaupés.169
Los guerrilleros ocuparon Mitú por 72 horas, aprovechando la impotencia del Gobierno para enviar refuerzos, ya
que la pista aérea había sido destruida, y esa era la única forma de acceso a la distante población. Sin embargo
las FF.AA preparaban el contraataque.
Luego del desembarco nocturno de 220 efectivos de fuerzas especiales (a 6 Km de la población), seguido por la
llegada de medio millar más de uniformados, las tropas avanzaron en medio de enfrentamientos hacia la ciudad
apoyados por un inmenso dispositivo aéreo, retomándola al atardecer del día 3 tras el repliegue de los guerrilleros
(que la habían abandonado sobre el mediodía con no menos de un centenar de bajas), que huyeron hacia el
Guaviare. Fue el primer descalabro serio sufrido por el bloque oriental, en el curso de su aparente inexorable
cadena de triunfos.170171
Las operaciones no se detuvieron y a fines de mes entre El Retorno y Calamar (Guaviare) cuando cientos de
hombres de la Brigada Móvil Número 3, trataban de cercar a 800 guerrilleros que huían desde Mitú, se desataron
nuevos combates. 20 militares murieron y 3 fueron secuestrados, a la vez que se contaron más de 40 bajas en las
filas de la subversión.[cita requerida]

LOS DIÁLOGOS DEL CAGUÁN]


El 7 de enero de 1999 comenzaron las negociaciones de manera oficial, y lo hicieron con mal pie: al encuentro
inaugural en San Vicente del Caguán, en Caquetá, no compareció Marulanda, dejando a Pastrana en situación
embarazosa, como señal de advertencia al Gobierno contra la concesión de un estatuto político similar y garantías
de amnistía a las organizaciones paramilitares de extrema derecha, unos 7.000 hombres agrupados desde abril
de 1997 como Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y bajo el mando de Carlos Castaño.172 Precisamente,
estos grupos, responsables de violaciones de los Derechos Humanos, habían desencadenado en la víspera una
campaña de masacres contra civiles sospechosos de pertenecer o simpatizar con la guerrilla, para obligar al
Gobierno a sentarse con ellos en una mesa de negociaciones y obtener beneficios políticos también en plano de
igualdad. El 9 de enero las organizaciones de extrema derecha ejecutaron a 55 civiles en El Tigre (Putumayo) y
en Playón de Orozco (Magdalena).[cita requerida]
En todo caso las FARC dilataron las conversaciones argumentando la poca efectividad del gobierno en la lucha
contra los paramilitares y nuevamente la emprendieron contra las FF.AA., buscando posicionarse en la mesa de
diálogos. Pero esta vez los golpes vendrían de lado y lado.
El 18 de febrero de 1999 entre los corregimientos del Oasis y La Esmeralda en Arauquita (Arauca), 12 militares
murieron en un ataque del 10 frente, que sufrió en el contragolpe medio centenar de bajas. El 12 de marzo el
Comandante del Frente 51, Miller Perdomo, murió en una celada tendida por el Ejército en Cundinamarca; y cuatro
días más tarde, el 16, feroces combates enfrentaron en el Cañón de La Llorona a cientos de militantes de las
FARC con una compañía de 28 contraguerrilla. Reforzados por 2000 uniformados más y decenas de helicópteros,
las FF.MM., obtuvieron una estratégica victoria y abortaron los planes de guerra del bloque noroccidental,
negándole su entrada al eje bananero (50 muertos de la subversión frente a 3 del gobierno).150173
La siguiente ronda la protagonizaría la insurgencia: el 12 de abril, cuando un convoy de 43 efectivos del Batallón
Cacique Lutaima al mando del Mayor Henry Gómez Navas, se movilizaba por el puente sobre el Rio Tasido,
en Uraba, un numeroso grupo de guerrilleros los embosco, muriendo en el ataque 19 uniformados (entre ellos el
mayor y su segundo, el Teniente Fabián Chica Mosquera).150 El ELN por su parte, fue el responsable de 2
secuestros masivos: el primero en abril, de 41 pasajeros de un avión de Avianca, que fue obligado a aterrizar en
Santander y el segundo en mayo, a las afueras de Cali de más de 200 personas en la iglesia la María.[cita requerida]

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El mismo mes, las operaciones Némesis y Llanura, terminaron con 28 guerrilleros dados de baja en
enfrentamientos ocurridos en el Vichada y Arauca. Entre los abatidos se encontraba alias Esteban, Comandante
del Frente 16 y principal comprador de armamento para las FARC en sur-oriente del país.[cita requerida]
Ofensivas de las FARC
Artículos principales: Batalla de Gutiérrez y Operación Hato Corozal.

El 2 de mayo de 1999 Pastrana y el jefe de las FARC celebraron una conferencia por sorpresa y desbloquearon
la situación empantanada desde el 25 de enero por decisión unilateral de la guerrilla, y cuatro días después se
reanudó el proceso negociador. Pero en los meses siguientes la coyuntura no hizo más que empeorar en todos
los frentes. Por un lado, las guerrillas no le concedieron ninguna facilidad, incrementando los asesinatos y los
secuestros de personajes públicos o de grupos en masa (pesca milagrosa), las voladuras de instalaciones como
oleoductos y torres de energía y las emboscadas a militares y policías. Sin duda crecidas por los resultados
obtenidos hasta entonces, las FARC optaron por las grandes demostraciones de fuerza a fin de obtener del
Gobierno las máximas ganancias.
La tesis de Pastrana de perseverar contra viento y marea no encontraba eco en buena parte de la opinión pública,
cada vez más escéptica ante un proceso de paz percibido sólo como una sucesión de concesiones y gestos de
apaciguamiento, que a cambio sólo producían en los alzados en armas declaraciones arrogantes y una espiral de
agresiones. El 26 de mayo de 1999 se abrió una crisis sin precedentes en el Ejército por la dimisión de 14
generales y coroneles, con el ministro de Defensa a la cabeza, en protesta por la desmilitarización de una parte
del país en aras del proceso de paz.[cita requerida]
En todo caso las FARC iniciaron en el último tercio del mes de junio una importante ofensiva en todo el país,
destinada a repetir los golpes de marzo y agosto de 1998. Pero como ya dejaban entrever los resultados de los
combates producidos entre febrero y mayo de 1999, la situación general de las FF.AA. había evolucionado
positivamente desde el año anterior y ahora con un mayor respaldo de la fuerza aérea, el Ejército seria capaz de
responder con eficacia los ataques de la subversión.[cita requerida]
Con todo, el 22 de junio, este sufrió un primer descalabro, cuando una compañía del batallón Rifles adscrita a la
XI Brigada, cruzaba el río San Jorge en jurisdicción del corregimiento Juan José (Puerto Libertador (Córdoba),
para impedir el avance de más de 500 guerrilleros de las Farc. En el momento en que un helicóptero estaba
desembarcando a un segundo grupo de soldados, los dos pelotones de tropa fueron atacados por todos los
flancos. En los combates perecieron 35 militares y 30 subversivos.174
Seria solo el primer anuncio de una vasta y violenta escalada. El 8 de julio, un sangriento combate enfrento
en Gutiérrez (Cundinamarca) a una columna de 70 uniformados, con unos 400 insurgentes de los frentes 51, 53,
54 y la móvil Abelardo Romero del bloque oriental, al mando de alias Romaña. Esta vez si bien perdieron la vida
38 miembros de la brigada XIII, también las Farc sufrieron un fuerte castigo (36 muertos) y vieron fracasado su
intento de tomarse la vía al Llano y atacar varios puntos estratégicos en el suroriente de la capital del país.175 Dos
días después, el 10 de julio, no menos de 600 guerrilleros con dos tanquetas hechizas, asaltaron Puerto Rico
(Meta) y cercaron el cuartel de la localidad, defendido por 34 policías: la posición cayo luego de dos días de
resistencia y 29 uniformados fueron secuestrados. Paralelamente centenares de insurrectos se dirigieron a Puerto
Lleras también en el Meta, para atacar la guarnición de la población, que al mando del Teniente Wilson Andrés
Delgadillo, estaba compuesta por 10 efectivos. Sin embargo, la operación fracaso tras 36 horas de combate que
dejaron 4 muertos (2 policías y 2 civiles) y el centro del pueblo destruido: la exigua estación había aguantado los
sucesivos embates con cilindros de gas, granadas de mortero y ráfagas de fusil. Al mismo tiempo sufrieron
hostigamientos El Doncello y Puerto Rico (Caquetá), en límites con la Zona de
distensión; Arauquita (Arauca); San Carlos (Antioquia); Labateca y Toledo (Norte de Santander); Hato
Corozal (Casanare); San José del Guaviare; El Líbano, entre Paujil y La Unión Peneya (Caquetá); Mesitas del
Colegio, Boquerón y Tibacuy (Cundinamarca); Algeciras (Huila); y Santana y Puerto Caicedo (Putumayo).176
En total perdieron la vida 4 militares y 17 policías, pero las Farc tuvieron que soportar un tremendo descalabro. El
contraataque de las fuerzas militares se cebó principalmente en las columnas que cercaban las poblaciones del
Meta: apoyados por decenas de helicópteros y aviones, soldados de tres batallones de Fuerzas especiales
mataron a 162 guerrilleros del Bloque Oriental en medio de la Operación Independencia, obligando al resto a
replegarse desordenadamente hacia el Caguan dejando decenas de cuerpos sobre el terreno.176 Lo mismo paso
en Doncello (Caquetá); en Hato Corozal (Casanare), cuando la flotilla aérea que entró a repeler el ataque de los
frentes 28 y 45 bombardeo siete de sus transportes; en Puerto Rondón (Arauca); en el río Putumayo (una lancha
hundida); y en Puerto rico (Caquetá) donde otros 40 insurgentes son abatidos en la retoma de la población por el

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Ejército. Al final en la jornada más negra sufrida por las FARC en toda su historia, 242 irregulares fueron dados
de baja en 72 horas de combates y bombardeos.
Los planes de las Farc para llegar fortalecidos a la mesa de dialogo el 20 de julio siguiente se vieron frustrados, y
la estruendosa derrota desbarato su paso de la guerra de guerrillas a la guerra de posiciones.
En adelante pasarían preferiblemente de atacar grandes unidades militares, a golpear sobre todo a la policía y
destruir sus cuarteles en las cabeceras municipales y los corregimientos más aislados, no renunciando empero a
las embestidas ocasionales con cientos de hombres a puestos fijos.
En represalia el 30 de julio siguiente, el Frente 47, al mando de la "Negra Karina" (Elda Neyis Mosquera), atacó la
población antioqueña de Nariño con una violencia extraordinaria. Después de 2 días de combates y de castigar el
comando con un centenar de cilindros bomba, la guerrilla copo la plaza matando 9 agentes y capturando 7 más.
También perecieron 8 civiles y un 80% del pueblo quedó destruido. El mismo día, milicianos de las FARC, hicieron
estallar un carro bomba frente a las instalaciones del grupo antisecuestro del Ejército, Gaula, en Medellín. Como
consecuencia del atentado nueve personas murieron y 30 quedaron heridas.177 No obstante, el 1 de septiembre,
como corroborando el cambio de tornas, medio centenar de alzados en armas fue liquidado en Hato
Corozal (Casanare), cuando sus estructuras intentaban replegarse del área tras atacar el municipio llanero. Fue
la quinta derrota consecutiva del año para el frente Oriental y las guerrillas izquierdistas, que encajaron casi un
millar de muertos en 1999.178

LA NUEVA POLÍTICA ANTI-NARCÓTICOS Y EL PLAN COLOMBIA


En agosto de 1999, durante su visita a Colombia, el secretario de Estado estadounidense Thomas Pickering le
había sugerido al Gobierno Colombiano revaluar su “Política de Pacificación y su estrategia antinarcóticos”, para
encauzar eficazmente la ayuda ofrecida por los EE.UU. en unos objetivos concretos. Este entendimiento redundo
en la redacción del Plan Colombia. A diferencia del original, que se centraba en la sustitución de cultivos ilícitos y
en la atención a la población desplazada, el nuevo dúo preeminencia a la guerra contra las drogas y por ende a la
asistencia de carácter militar, que en últimas se dirigiría a aplastar a las guerrillas.179
Finalizando el año, las FARC protagonizarían otra escalada de violencia. Entre el 17 y el 18 de noviembre al menos
1000 guerrilleros de los frentes 16, 44 y de la compañía móvil Juan José Rondón, trataron de tomarse por
asalto Puerto Inírida, capital del distante departamento de Guainía, pero la reacción de la Infantería de Marina y
los bombardeos de la Fuerza aérea, impidieron la culminación del ataque. Cerca de 120 rebeldes murieron o
resultaron heridos.180181
Tres semanas después, el turno fue para Jurado(Chocó. A la medianoche del 11 de diciembre más de 500
guerrilleros del Bloque José María Córdoba entraron a dicha población por las 2 desembocaduras del rio Baudó.
Mientras varios centenares de hombres atacaban por el norte el puesto naval, en el que se encontraban 2 oficiales,
11 suboficiales y 123 infantes, otro grupo de subversivos combatía contra los 16 agentes del puesto de Policía,
enclavado en la parte sur del municipio. Los militares resistieron el ataque durante más de 15 horas, mientras
esperaban apoyo aéreo. Pero el mal tiempo bloqueó la entrada de los refuerzos. A las cinco de la tarde del día
siguiente 78 uniformados tuvieron que entregarse. 23 marinos, 1 policía, 1 civil y 42 irregulares habían muerto en
las 18 horas de enfrentamientos. Otros 33 efectivos del gobierno quedaron heridos. Esa misma tarde, 69 de los
capturados fueron entregados en la plaza aledaña a la Alcaldía, al párroco Bernardo Niño. Tres quedaron en poder
de sus captores.[cita requerida]
El 11 de enero de 2000. Clinton dio a conocer públicamente el nuevo Plan Colombia y el 5 de mayo durante el XXX
Consejo de las Américas, expuso que la ayuda solicitada por Colombia era igualmente vital para la seguridad de
Estados Unidos.
El 13 de julio de 2000 firmo la Ley 106-246 que aprobaba el monto del paquete de ayuda destinado a la nación
sudamericana: US$ 1.3 millones, con el 82% para el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad del Estado en sus
labores de erradicación de cultivos ilícitos principalmente en el Putumayo y Caquetá, 9% para el desarrollo
alternativo, 3% para ayudar a los desplazados, 2% para la reforma judicial, 1% para la defensa de los derechos
humanos y menos del 1% para la paz.[cita requerida]
El 22 de agosto para liberar la ayuda financiera a Colombia de las restricciones impuestas en relación con el
respeto de los Derechos Humanos, Clinton invoco, haciendo caso omiso de los informes que comprometían a las
fuerzas armadas en la constante violación de aquellos, la sección cuarta del artículo 3201 que permite soslayar
dicha norma si a consideración del Presidente la integridad Nacional de Estados Unidos así lo amerita. Ocho días

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después los dos mandatarios oficializaron el inicio del plan Colombia como parte de su compromiso bilateral contra
el flagelo mundial del narcotráfico.[cita requerida]
Para muchos observadores la transformación del plan Colombia es una estrategia básicamente antinarcóticos
privo al país de una ocasión única en la consecución de la paz. Asimismo las organizaciones defensoras de los
derechos humanos como Human Rights Watchs, demostraron su desacuerdo con una estrategia que favorecía la
capacidad operativa de unas fuerzas militares “de dudoso récord en la materia” de los Derechos humanos y
acusadas además de mantener vínculos de vieja data con los paramilitares. Los países fronterizos también se
manifestaron en contra, especialmente Ecuador que argumento que la agudización de la lucha armada acarrearía
migraciones masivas de refugiados a la par que desplazarían los focos de cultivo a las zonas limítrofes del
norte.[cita requerida]
Desde sus inicios, el Plan Colombia fue concebido como una estrategia que demandaba la participación
económica de otras naciones para su cabal cumplimiento. Aun después de las modificaciones sufridas y de la
promesa segura del aporte estadounidense, faltaba atraer más inversionistas. Aunque líderes y organizaciones
no gubernamentales de diversas naciones europeas habían demostrado su apoyo al proceso de paz gracias al
esfuerzo de la “Diplomacia por la Paz” de Pastrana, su solicitud de contribuir con $1,5 billones – elevada en julio
de 2000 ante 26 países congregados en Madrid- solo encontró acogida en España, Noruega y Japón. Esta
reticencia europea a cooperar específicamente con el plan tenía razones de peso que fueron recogidas en una
resolución del Parlamento Europeo en febrero de 2001; una estrategia que solo competía a los gobiernos de
Colombia y Estados Unidos, había sido concebida sin una consulta amplia a la sociedad civil y en su raíz
privilegiaba la lucha contra la producción y el tráfico de drogas por encima de prioridades nacionales como la
recuperación social y económica, el fortalecimiento de las instituciones y el desarrollo social. Asimismo porque
contenía aspectos militaristas “contrarios a las estrategias de cooperación y proyectos ya comprometidos por
la Unión Europea y proclives a escalar el conflicto en la Región.182 En consecuencia, el Parlamento Europeo había
optado más bien por contribuir al proceso del Caguan con 105 millones de euros para el periodo 2000-
2006.[cita requerida]
El 3 de mayo siguiente, luego de instar a las guerrillas y gobierno de Colombia a mantener vivas las negociaciones,
y reiterar su intención de combatir la producción y tráfico de drogas ilícitas, la Unión Europea anuncio que como
resultado de un esfuerzo coordinado entre la Comisión Europea y los Estados miembro aportaría 230 millones
más a la causa.[cita requerida]
FORTALECIMIENTO DE LAS FF.AA
Como eslabón importante en el restablecimiento de las relaciones bilaterales con los Estados Unidos, el secretario
de Defensa y el Ministro de Defensa Rodrigo Lloreda firmaron en diciembre de 1998 un acuerdo destinado a
propiciar una mayor cooperación militar en la lucha antinarcóticos. Si bien las FF.AA. se sumaron a la Policía en
la guerra contra las drogas desde 1988, a juicio de los norteamericanos, aquellas debían contar con una mayor
potencia bélica y más personal para convertirse en un apoyo real y decisivo.
Si bien estos argumentos parecían indicar que el fortalecimiento del aparato militar obedecía apenas al objetivo
de mejorar los programas antidrogas, en 1997 la Agencia de Inteligencia de Defensa de los EE.UU., había
diagnosticado que, en vista de estado de precariedad del ejército la subversión estaba en condiciones de derrotarlo
militarmente; en consecuencia, era difícil descartar la idea de que en algún momento la lucha antinarcóticos
terminara dirigida también contra las guerrillas, no obstante que la asistencia Estadounidense excluía por principio
la acción contra insurgente y había limitado el número de asesores comprometidos en el desarrollo del plan
Colombia, tanto civiles como militares, a 800 y en caso excepcionales a 1000.[cita requerida]
Bien fuere por una o ambas razones, el caso es que la Administración Pastrana se dedicó a robustecer a sus
Fuerzas Militares empleando el 40% del presupuesto Nacional además a los recursos del Plan Colombia
destinados a tal fin. Según cifras proporcionadas por el primer mandatario a mediados del tercer año de su
gobierno, el número de soldados profesionales había pasado de 22.000 en 1998 a 55.000 en el 2001 y el de los
soldados regulares de 57.000 a 73.000 con la meta de llegar a 103.000 en el 2004. Por otra parte, el
establecimiento de una Fuerza de despliegue rápido FUDRA, integrada por 5.000 uniformados seria
complementado al finalizar el periodo con la adición de un contingente nuevo de 2.500 efectivos que contribuiría
a fortalecer la acción del Ejército en gran parte del territorio Nacional. También se logró la puesta en marcha de
una Brigada Antinarcóticos, con sede en Tres Esquinas y de tres batallones Antinarcóticos, de 950 hombres cada
uno, entrenados y asistidos en labores de inteligencia por oficiales de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.
Estos nuevos Batallones junto con la Central de Inteligencia conjunta y la Brigada Fluvial de Infantería de Marina

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de la Armada Nacional, deberían socavar las actividades del Narcotráfico en los departamentos del Sur del
País.[cita requerida]
Aparte de su misión antinarcóticos y contra insurgente, en el Ejército recayó además el deber de salvaguardar la
infraestructura petrolera, vial y energética de los atentados guerrilleros. Se permitió la adquisición de 18
helicópteros Black Hawk y 42 Huey (UH-1h) que fueron destinados a garantizar las operaciones en el Putumayo
y Caqueta así como la movilidad y eficacia ofensiva de las tropas. Las normas relativas a la Institución Castrense
tomaron cuerpo en un nuevo código penal militar, que tras ser presentado como proyecto ante el Congreso de la
República durante la legislatura de 1998 se convirtió en 1999 en la Ley 522. La ley 684, que entre otros aspectos
le otorgaban funciones de Policía judicial al Ejército y permitía el nombramiento de alcaldes militares en la zona
de mayor perturbación publica, fue por el contrario declarada inexequible por la Corte Constitucional gracias a la
presión, entre otras, del Alto comisionado para los derechos humanos de la ONU en Colombia.[cita requerida]
LOGROS Y REVESES DE LA POLÍTICA ANTINARCÓTICOS
Para cumplir con los compromisos suscritos en el plan Colombia y con la meta de reducir hasta el 2006, en 50%
el cultivo, procesamiento y tráfico de narcóticos, el Gobierno Colombiano dio inicio a finales del 2000 a los dos
programas de erradicación de cultivos ilícitos previstos para el departamento de Putumayo, que serían
complementados con la destrucción de laboratorios para el procesamiento de cocaína y la interceptación de la
ruta de acopio de insumos y embarque de la droga. El primero, dirigido a las plantaciones de tipo individual
contemplaba la sustitución de ilícitos con apoyo gubernamental y la posibilidad de una erradicación voluntaria que
debía demostrar resultados en doce meses, al cabo de los cuales se procedería a discreción de las autoridades a
la fumigación aérea. El segundo, enfocado a los cultivos a gran escala, comprendía una intensa y sistemática
labor de aspersión aérea apoyada en los dos batallones antinarcóticos, ya existentes así como los nuevos
helicópteros UH- 1h.[cita requerida]
Pero el solo anuncio de estos objetivos del Plan Colombia en los que las FARC-EP intuían el inicio de una guerra
mejor dotada contra ellos, a la vez que socavaba sus finanzas fue suficiente para que en abril estas le exigieran a
los empresarios con ingresos demás de dos mil millones de pesos el pago de un impuesto de paz (ley dos).
Asimismo ofrecieron recompensas por la captura de pilotos de combate, declararon objetivos legítimos de las
operaciones guerrilleras al personal militar de EE.UU. presente en la zona y comenzaron a armar a la población
civil para que ofrecida resistencia a las fumigaciones. Cuatro meses después impusieron un paro armado en el
departamento de Putumayo que redundo en pérdidas económicas cercanas a los cincuenta millones de pesos, la
muerte del alcalde Carlos Julio Rosas y el acorralamiento de sus trescientos mil habitantes. A esta situación de
emergencia social se aunó la potente contraofensiva de las FF.MM. interesadas en recuperar el terreno cedido
desde mediados de los noventa, lo que derivo en durísimos combates que provocaron el éxodo de la población
nativa hacia los departamentos de Nariño, Tolima y la frontera con el Ecuador. Estos sucesos fueron suficientes
para verificar en la práctica lo que ya se sospechaba serán las consecuencias del plan Colombia. Sin embargo, la
nueva estrategia de erradicación de cultivos logró satisfacer las aspiraciones prácticas del gobierno. Al año
siguiente el presidente aseguro que gracias a ella había sido posible erradicar, hasta mediados del 2001, 174.000
hectáreas de coca y 19.800 hectáreas de amapola, destruir 1732 laboratorios y 305 pistas clandestinas e incautar
más de un 1.800.000 kilos de insumos sólidos y 2.400.000 galones de insumos líquidos. Según datos contenidos
en el informe sobre la actividad cocalera en Colombia de diciembre de 2002 realizado por la Oficina de Naciones
Unidas contra las Drogas y el Delito, la evolución global de los cultivos de coca empezó a descender desde su
pico más elevado: 101.800 hectáreas en 1998, 160.000 en 1999,163.000 en 2000, 145.000 en 2001 y 102.000 en
2002. Es decir, desde la aplicación de Plan Colombia apenas se había logrado erradicar un sexto de cantidad de
hectáreas mencionada por Pastrana. Por su lado la Policía antinarcóticos aportó cifras relativas a la aspersión de
cultivos de coca más cercanas a los estimativos del Gobierno que mostraban que entre los años 2000 al 2001 se
habían destruido 152.226,32 hectáreas de esta planta en todo el país, de ellas 46.015,05 en el Putumayo y
26.669,07 en el Caqueta. La aspersión de amapola por su parte, redundó para el mismo periodo la eliminación de
11.535,01 hectáreas en el total de los departamentos involucrados en se siembra.[cita requerida]
Para remediar sus precarias condiciones de vida muchos campesinos habían optado por exiliarse en los
departamentos limítrofes –mas diez mil entre finales de 2000 y mediados de 2001-, unirse a las FARC–EP,
mimetizar nuevos plantíos de coca entre los de subsistencia o adentrarse en Nariño para continuar a salvo con
los cultivos ilícitos; de hecho este departamento reporto en el 2002 un incremento en las hectáreas cultivadas con
coca de 102% respecto al año anterior. Por otra parte, la circunscripción de la estrategia antinarcóticos a los
departamentos del sur dejó por fuera aquellos del norte del país donde se sabía que los grupos paramilitares se
dedicaban al negocio con tal capacidad que podía no solo abastecer con creces a los mercados europeo y

49
norteamericanos, sino aportar en un 70% a la financiación de estos grupos ilegales responsables del 80% de las
violaciones de derechos humanos en Colombia.
CRISIS DEL PROCESO DE PAZ
PRIMEROS CHOQUES ENTRE FARC Y ELN
Véase también: Secuestro de la ciénaga de El Torno

El 7 de enero de 1999, en San Vicente del Caguan, Pastrana había inaugurado oficialmente los diálogos de paz y
el 6 de mayo las dos partes habían suscrito una agenda de 12 puntos que serviría de guía para la Mesa Nacional
de Negociación prevista para el 20 de julio siguiente. Entre sus puntos relevantes las conversaciones incluían la
reforma a los sistemas político y judicial, al modelo de desarrollo y la estructura agraria así como cuestiones
relativas al Derecho Internacional Humanitario, las relaciones internacionales, el narcotráfico, el medio ambiente
y el fenómeno paramilitar. El último tema provocó el repudio inmediato del líder de las AUC, Carlos Castaño, quien
ya había demostrado en enero con una serie de masacres que dejaron 140 muertos, la poca estima en la que
tenía a un proceso de paz que no ofrecía a su organización las mismas prerrogativas políticas que a los
insurgentes.

Las negociaciones con las FARC, recuperadas el 24 de octubre de 1999 tras otro nuevo parón, volvieron a colapsar
en mayo de 2000 a raíz del anuncio por la guerrilla de la creación de un impuesto revolucionario a los particulares
con un patrimonio superior al millón de dólares: quien no pagara esa exacción se exponía a ser
secuestrado.[cita requerida]
Como contrapartida, el 24 de julio de 2000, tras dos años de estériles encuentros, representantes del ELN y el
Comité Nacional de Paz se reunieron en Ginebra (Suiza) para explorar si se podía alcanzar un consenso básico
sobre el calendario de conversaciones, que incluyera un alto al fuego firme y la convocatoria de la Convención
Nacional (entendida como un foro de discusión de propuestas abierto a todos los sectores sociales). Sin embargo,
el ELN reiteró la exigencia de que se crearan "zonas de convivencia" (áreas desmilitarizadas) dentro del
departamento de Bolívar, a pesar de que la población local se había movilizado en contra de esa posibilidad.183
No obstante estos avances la falta de eficacia que a juicio de las guerrillas demostró el gobierno tanto para verificar
el control efectivo del Ejército sobre los paramilitares, así como para propiciar su desmantelamiento, conspiro para
congelar varias veces los diálogos con las FARC-EP y enrarecer los acercamientos de paz con el Ejército de
Liberación Nacional; organización que le atribuyo a la estrategia paramilitar la movilización ciudadana que impidió
el despeje del noreste de Antioquia y el Sur de Bolívar para instalar la Mesa de Negociaciones y llevar a cabo la
Convención Nacional acordada con el Presidente el año anterior.[cita requerida] En diciembre de 2000 en un claro
gesto de paz que pretendía destrabar las negociaciones, el ELN libero a 29 policías, 10 soldados y 3 agentes del
Das que permanecían en su poder.
Finalmente, este grupo opto por romper los diálogos en abril de 2001, por la "falta de voluntad del Gobierno para
luchar contra los paramilitares" (la razón de fondo era la negativa a concedérsele una zona desmilitarizada), si
bien el Ejecutivo inculpo a su vez al ELN, de haber obstaculizado su desarrollo por la vía militar (secuestro de 70
civiles en el Km 18 de la vía Cali-Buenaventura en septiembre del 2000); afirmación que el COCE no reconoció
sin tener en cuenta que acciones como los secuestros masivos, el hostigamiento continuo a las FF.MM y los
atentados contra la infraestructura económica del país, habían minado la confianza del gobierno y de la sociedad
civil.
En todo caso la capacidad bélica de la estructura insurgente, había comenzado a decaer desde 1998 y no volvería
a recuperarse posteriormente. Las autodefensas le arrebataron importantes territorios en el Magdalena Medio,
Antioquia y la costa Atlántica, mientras una guerra intestina con las FARC, que duraría una década, terminaría por
amenazar sus últimos bastiones. En efecto algunos choques esporádicos que tuvieron lugar a finales de 1999,
degeneraron en una guerra abierta entre el frente Carlos Alirio Buitrago del ELN y los frentes 9 y 47 de las Farc
en el oriente antioqueño.
Los choques que dejaron decenas de muertos en marzo de 2000, se extendieron pronto a la Serranía del Perijá,
donde el Bloque Caribe de las FARC anunció en julio del mismo año: “hemos declarado objetivo militar a todas
aquellas personas que colaboren con los grupos paramilitares; al Frente Virgilio Enrique Rodríguez del EPL y al
Frente de guerra Norte del ELN, por interferir en nuestro proyecto revolucionario”.184
LAS FARC ENTRE DOS VÍAS

50
El otro gran tema de discordia con las guerrillas fue el plan Colombia, que a juicio suyo no solo era una agresión
contra ellas “sino contra el pueblo colombiano”. Las medidas que tomaron para hacer sentir su rechazo al Plan
estadounidense, así como la continuidad en sus ataques contra la fuerza pública, el uso de armas de efectos
indiscriminados, las ejecuciones fuera de combate, el reclutamiento forzoso- masivo de menores-, las masacres,
los secuestros y asesinatos de funcionarios públicos, entre otros actos cotidianos, terminaron por enrarecer el
ambiente del proceso.183
Las FARC en todo caso dejaron pasar la oportunidad de presentarse como una opción real de poder. El despeje
de 42.000 km2 entre Caquetá y Meta, les permite consolidar aún más sus bastiones sureños: Desde allí se
extienden con los cultivos de coca sobre el Guaviare y amenazan constantemente Huila y su capital Neiva. La
base antinarcóticos de Miraflores, reconstruida tras la toma de agosto fue evacuada en octubre de 1998, dejando
la zona en manos de los subversivos. Lo que alguno de sus comandantes evocara como un “Estado en formación”,
les llevara a expulsar a las autoridades locales que no son de su agrado y a sabotear insistentemente las
elecciones. Es en esta zona de distensión donde las FARC empiezan su incursión en el negocio de narcotráfico
para financiar sus actividades insurgentes y el nombre de Daniel Barrera Barrera, futuro capo del narcotráfico, es
escuchado por primera vez en el gobierno nacional.
Pero no perderán de vista, tampoco el objetivo central esbozado por las conferencias de 1982 y 1993, que es el
avance sobre la Cordillera oriental y el cerco progresivo de las ciudades del triangulo Bogotá-Medellín-Cali. Los
nuevos polos de producción de drogas y los corredores que permiten su exportación y a la vez la importación de
armas, toman para ellos (perdido el de Urabá) importancia capital: el primero que va por el norte del Choco al
Pacifico, reemplaza al anteriormente citado del Urabá y se convierte en escenario de una temible guerra con
paramilitares y fuerzas del Estado; el segundo el que desde el Caqueta desemboca en Cauca y Nariño por Huila,
esta en manos de la Columna Móvil Teófilo Forero; y por último los que van hacia Venezuela por Arauca y
el Catatumbo, también defendidos palmo a palmo de las AUC, que se abren paso a base de masacres. El plan lo
complementaria una red política clandestina, el Movimiento Bolivariano creado el 29 de abril de 2000 en el Caguan
y puesto bajo la dirección de Alfonso Cano.
Es según el secretariado un componente de las “nuevas fuerzas armadas” y esbozo de una “Fuerza Pública
dependiente del poder civil, nacida del pueblo”. El potencial de las Farc era en todo caso menor del aparente y si
bien contaba con una potente fuerza de combate, altamente entrenada y armada profusamente de fusiles y
artillería artesanal, esta última era bastante imprecisa, los medios de comunicación utilizados eran anticuados y
se carecía de antiaéreos, cosa que se revelaría decisiva en un futuro cercano.
A partir de diciembre de 1999, una nueva unidad militar, la FUDRA (Fuerza de Despliegue Rápido) entraría en
acción. Conformada inicialmente por 3 de las brigadas móviles contraguerrilla, su objetivo era neutralizar los
ataques subversivos y golpear sus estructuras, sobre la base de una movilidad y potencia de fuego superior. Al
mando del General Carlos Alberto Fracica obtuvo su primer éxito importante entre el 15 y 16 de enero de 2000,
cuando neutralizo un ataque de las FARC sobre poblaciones de Une, Quetame y Guayabetal en la vía al Llano.
Cerca de 44 guerrilleros fueron dados de baja. Cuatro meses después, el 7 de mayo de 1500 militares se tomaron
por asalto el campamento de Iván Márquez, uno de los miembros del secretariado, en el cañón de la Llorona,
Mutatá (Antioquia). 37 guerrilleros y 2 militares perdieron la vida.185186
Pese a estos golpes, la ofensiva fariana no mermaría por el momento y precisamente adquiriría características de
tierra arrasada en el norte de Colombia, donde amplios territorios eran disputados palmo a palmo con las AUC.
Entre el 25 y el 26 de marzo del año 2000, cerca de 400 guerrilleros pertenecientes a los frentes 34 y 57 de las
Farc, atacaron las poblaciones de Bellavista (Choco) y Vigía del Fuerte (Antioquia), separadas ambas por el curso
del rió Atrato. Tras 10 horas de violentos combates, los insurgentes coparon el cuartel de policía de Vigía del
Fuerte, asesinando a 21 uniformados y 8 civiles (incluido el alcalde de la localidad y sus escoltas, muertos a sangre
fría). Los ataques cada vez más indiscriminados y sangrientos se sucedieron en el resto del país: el 14 de julio,
Roncesvalles (Tolima), fue asaltada por un centenar de guerrilleros de las FARC que mataron en la toma a 13
efectivos de la policía; y diez días después, el 24 de julio, otros nueve policías murieron y 12 quedaron heridos,
luego de que 200 miembros del frente 13 emboscaron una caravana con 45 uniformados en La Cruz (Nariño).
LA OFENSIVA DEL 2000: LA BATALLA DE DABEIBA
En el segundo semestre de 2000, mientras arreciaba la escalada guerrillera lanzada como respuesta al
estancamiento de las negociaciones con Pastrana, a la aprobación del Plan Colombia y la expansión paramilitar,
las FARC dieron inicio a una nueva táctica de guerra consistente en el secuestro de reconocidos miembros del
estamento político nacional. El 5 de agosto de 2000, retuvieron al congresista Oscar Tulio Lizcano y el 4 de
diciembre del mismo año al exministro Fernando Araujo. A la vez destruyeron 287 torres de energía y tomaron

51
varios municipios de Antioquia, Caldas y Choco. El 29 de julio, 300 subversivos pertenecientes a los frentes 47 y
9 encabezados por la "Negra Karina", arrasaron el corregimiento de Arboleda, municipio de Pensilvania (Caldas).
Doce policías y cuatro civiles murieron en el asalto, que concluyo luego de 36 horas de combate.187 El 1 de
septiembre, cayó en acción el teniente coronel Jorge Eduardo Sánchez Rodríguez, comandante del Batallón de
Artillería No 8 San Mateo, cuando lideraba una ofensiva del Ejército en una zona montañosa en límites de los
departamentos de Risaralda y Chocó. El 16 de septiembre, 200 militares del Batallón Pedro justo Berrio y 350
guerrilleros del Bloque José María Córdova se enfrentarían en un primer choque en la zona rural de Dabeiba. El
resultado: 19 efectivos del gobierno asesinados.
El Ejército respondió con dos grandes ofensivas. A principios de julio, unidades de la Fudra retomaron el municipio
de Labranza grande (Boyacá), localidad que se había transformado en centro de operaciones para las FARC y el
ELN.188 En septiembre, miles de soldados se desplegaron en la estratégica región de Sumapaz, en desarrollo de
la Operación Aniquilador II. La existencia en esa zona de un corredor de movilidad que comunica a Cundinamarca,
Meta, Huila y Tolima, marcaba su importancia para las FARC, que la consideraba estratégica para cercar Bogotá.
Después de 18 días de operaciones, el 23 de septiembre de 2000 las tropas alcanzaron el Alto de Las Águilas,
tras haber desmantelado decenas de campamentos y haber dado de baja a 20 subversivos.189
Las FARC respondieron con todo. A la vez que paralizaban Putumayo a través de un paro armado, en la noche
del 18 de octubre de 2000, más de 650 irregulares entraron a la cabecera municipal de Dabeiba (Antioquia) y
cercaron la estación de policía atacándola con una lluvia de cilindros bomba. La guarnición de 28 elementos
resistió la embestida a costa de 2 bajas, pero cuando efectivos del Ejército trataron al día siguiente de liberar la
población con un asalto helitransportado, uno de los 4 aparatos que participaba en la operación fue derribado con
22 hombres a bordo, mientras las otras 3 aeronaves, averiadas debían volver a su base. Los 60 uniformados que
estaban en tierra repeliendo el ataque quedaron aislados en las colinas que rodeaban la ciudad, envueltos en una
batalla que se prolongó hasta la madrugada del 20; 30 de ellos cayeron en combate.190
Sin embargo, un intento similar de la guerrilla en los Santanderes, terminó en fracaso. Desde la zona de despeje,
medio millar de insurgentes fue enviado al norte, para recuperar el terreno perdido en el Catatumbo a manos de
los paramilitares y simultáneamente golpear al Ejército. Pero esta vez las FF.MM. se adelantaron a sus planes y
miles de soldados de la V Brigada al mando del General Martin Orlando Carreño, coparon en el páramo Berlín
(Surata, Santander), a la vanguardia de 240 elementos que abría paso al grueso de la columna. Después de 20
días de operaciones que se extendieron desde el 26 de noviembre hasta el 20 de diciembre, la avanzada fue
aniquilada contando en sus filas más de 62 muertos y 120 capturados, por solo 4 bajas del enemigo. Únicamente
lograría retirarse incólume su comandante alias “Rogelio”, con 50 sobrevivientes.[cita requerida]. Mientras tanto, la
violencia siguió azotando el departamento de Antioquia: el 3 de noviembre, varios paramilitares ingresaron
disparando indiscriminadamente a la población de Granada y mataron a 19 personas; un mes después, el 6 de
diciembre, miembros de las FARC activaron un poderoso carro bomba frente a la estación de policía de la misma
localidad asesinando a 16 civiles y 4 uniformados.191192 Finalmente el 29 de diciembre, el frente 14 de las FARC,
ejecuto en una carretera de Florencia (Caquetá) al parlamentario Diego Turbay Cote y a 5 personas más.193
GOLPE A LA DISIDENCIA DEL EPL: MUERTE DE ALIAS EL NENE
A comienzos del año 2000, el Ejército colombiano dio de baja en zona rural del municipio de Matanza
(Santander) al máximo comandante del grupo disidente del Ejército Popular de Liberación (EPL); Hugo Alberto
Carvajal Aguilar, alias el Nene, jefe militar y cabecilla del Frente Ramón Gilberto Barbosa que operaba en el
departamento de Santander. "El Nene" había asumido la comandancia del grupo tras la captura de Francisco
Caraballo, aunque solo varios años después es que pudo reorganizarlo, limitando sus acciones a la región
oriental del país; las Fuerzas Militares calificaron al Nene en su momento como uno de los delincuentes más
peligrosos de los últimos años, al atribuírsele el secuestro de 38 personas en su zona de influencia. Las
autoridades militares dijeron que alias "el Nene" planeaba y ejecutaba los secuestros de comerciantes,
hacendados, estudiantes y profesionales en los departamentos de Santander, Sur del Cesar, y el Norte de
Santander, donde en 1998 secuestró a 33 personas y en 1999 secuestró a 39; en ese último año adelantó dos (2)
secuestros masivos o "pescas milagrosas" en la carretera de va del centro de país hacia la Costa Atlántica. 194 El
Nene protagonizó en 1993 una fuga de la Cárcel Modelo de Bucaramanga, donde purgaba una pena por el delito
de secuestro. En su lista de víctimas por secuestro se encontraban el entonces congresista
santandereano Gerardo Tamayo Tamayo; el entonces alcalde de Cáchira(Norte de Santander), Rafael Pabón; los
hijos del ex-senador santandereano Norberto Morales Ballesteros; además del cantautor boyacense Jorge Velosa.
Su accionar delictivo lo llevó, incluso, a enfrentarse con la guerrilla de las FARC en la ciudad
de Barrancabermeja.195

52
APOGEO DE LAS AUC: LAS MASACRES PARAMILITARES
Véanse también: Masacre de El Salado y Enfrentamientos armados en la cárcel La Modelo.

A partir de 1995, las AUC ya no limitan su acción a golpear las redes de apoyo de la guerrilla, sino que ahora
lanzan una verdadera campaña de "limpieza y ocupación", que pasa por la expulsión total, gracias al terror y las
masacres colectivas de la población de las áreas antiguamente controladas por la insurgencia.
El Urabá es solo la primera fase de la reconquista paramilitar. Desde sus bastiones costeños y antioqueños
avanzan luego sobre el Magdalena medio. El ELN que compartía la región con las FARC se ve debilitado de
manera notable y cede el control de la zona a sus enemigos, que comienzan a partir de mayo de 1998, a hostigar
el importante puerto petrolero de Barrancabermeja, sede de una gran refinería y núcleo de un fuerte movimiento
sindical; en su primera incursión asesinaran a 32 personas. Los meses de noviembre y diciembre de ese mismo
año, estarán marcados por la contraofensiva de ambas guerrillas en el sur de Bolívar y en el eje bananero,
operación que se saldara con más de 200 bajas en los 2 bandos. Incluso los frentes V y XVIII del Bloque
Noroccidental, se atreverán a atacar el 28 de diciembre el campamento madre de Carlos Castaño en la vereda El
Diamante de Tierralta (Córdoba). El jefe de las AUC no estaba en el lugar, pero mueren una treintena de personas
(15 civiles, 12 subversivos y 8 miembros de la guardia personal de Castaño).196 No obstante a la larga las
autodefensas prosiguen su arremetida y a fines de 1999 ocupan definitivamente Barrancabermeja, procediendo a
ultimar a más de 500 civiles en los meses siguientes.
Así es que moviéndose desde el norte de los ganaderos y bananeros, las AUC se enfrentan a las FARC por el
domino de amplios territorios del país. A base de masacres,197198 de la desaparición forzada, de la tortura
sistemática y de los asesinatos selectivos se abren paso hacia el Catatumbo y la costa Caribe, eliminando al
grueso de la subversión de Magdalena, Sucre y la Sierra Nevada, cercando además a Martin Caballero y lo que
queda del Bloque Norte en los Montes de María. En una verdadera tenaza, cuya pinza izquierda se mueve
con Salvatore Mancuso por Córdoba y la derecha con Rodrigo Tovar Pupo “Jorge 40” a través del Cesar, atrapan
a los 7 departamentos de la costa atlántica.
Asimismo el Bloque Central Bolívar, grupo que confederado a las ACCU formaba las AUC y tenía en sus filas una
fuerte influencia de narcotraficantes lidero la embestida paramilitar en el centro del país, llegando a agrupar cerca
de 7000 combatientes. En el oriente también se abrieron operaciones con el envió de cerca de 400 hombres a
los llanos orientales(llamados urabeños por la población local) que se aliaron con los grupos ya existentes en el
Ariari; de esa manera las autodefensas penetraron en los bastiones sureños de las FARC, adueñándose de parte
del Meta, Vichada y Arauca. El Bloque Centauros que lidero esta avanzada fue más tarde comprado por el
narcotraficante Miguel Arroyave, que lo encabezo entre 2002-2004. Hasta el Valle (con el Bloque Calima), Nariño,
Caqueta y Putumayo llegaran las fuerzas de Castaño; en el último departamento, zona de cultivo de coca
disputada palmo a palmo con los comunistas cometerán innumerables crímenes. En las ciudades, Medellín
principalmente, pero en muchas otras intermedias aniquilan al grueso de las milicias bolivarianas y montan bandas
que les son adeptas; en la capital antioqueña Diego Fernando Murillo “Don Berna” antiguo narcotraficante del
Cartel y ex miembro del EPL dirige la creación del Bloque Cacique Nutibara en 2001, encargado de reconquistar
más de 600 barrios en manos enemigas.[cita requerida]
La precaria unidad del movimiento, del que fue víctima su propio líder Carlos Castaño (quien seria retirado de la
jefatura suprema antes de ser asesinado en 2004) y los continuos enfrentamientos entre Bloques de la misma
organización (guerra entre los Bloque Metro de alias “Doble cero” y Cacique Nutibara de “Don Berna”), no
impidieron su fortalecimiento al amparo de los dividendos que dejaba el narcotráfico, que llegó a representar un
70 % del financiamiento de las AUC. Progresivamente los narcos afianzaron su poder en las estructuras
paramilitares, adquiriendo franquicias enteras de hombres. Además numerosas figuras regionales de la política y
la economía se involucraron en nombre de la lucha contra insurgente en las Autodefensas, brindándoles cobertura
legal y recursos financieros.199
Aunque desde el punto de vista militar, esta amalgama de grupos armados no estaba en condiciones de enfrentar
directamente a las FARC, lograron arrebatarles amplios territorios desde la Guajira hasta el Amazonas pues les
aventajaban en otros frentes. La falta de unidad, la fragmentación y diversidad de las AUC, le permitió a las
distintas facciones que la componían adaptarse a las condiciones de cada región, compitiendo primero por el
control de la zona y luego expulsando a la guerrilla, atacando sus bases de apoyo y redes de milicianos. La
segunda ventaja derivaba del hecho que se presentaban como un movimiento político antisubversivo; en las
múltiples entrevistas que concedió Carlos Castaño a la prensa, el, presentó a las autodefensas como una simple
respuesta de la población civil contra la insurgencia. El hecho de que el mismo jefe de las AUC, reconociera sus
actos y no escondiera la cara, a diferencia del secretariado siempre reticente a aceptar responsabilidades, le atrajo

53
la atención de amplios sectores de la población colombiana. Un ejemplo de ello fue cuando un movimiento cívico
respaldado o generado por Castaño, impidió el despeje de una segunda zona desmilitarizada en el sur de Bolívar.
El fiasco del Caguan y lo que muchos vieron como debilidad de Pastrana “entregando el país a los violentos” hizo
el resto. Finalmente los paramilitares contaron con la complacencia (abierta en unos casos) de numerosas
unidades policiales y militares, gustosas de que los irregulares de derecha hicieran el trabajo sucio por ellas. Pero
no solo hallaron apoyo en las FF.MM. sino también en líderes políticos regionales y nacionales, varias
agremiaciones, renglones de la economía legal y empresas exportadoras. En 2002 declaraban que un 35% del
congreso había salido elegido con su respaldo.
Con todas esas ventajas en su haber, las AUC no se conformaron solamente (como anteriores grupos
paramilitares) con hacer el trabajo de refuerzo al Estado, sino que ocuparon ellos mismos por lo menos una cuarta
parte del país. La ofensiva total contra la izquierda que incluyó en ella los asesinatos del abogado Eduardo Umaña
Mendoza en abril del 98 y del humorista Jaime Garzón en agosto de 1999 (en este último, el crimen fue declarado
en 2016 por la Fiscalía como delito de lesa humanidad, sin riesgo de prescipción200), los llevó a atacar de manera
sistemática a la población campesina supuestamente colaboradora de la subversión: solo entre 2000 y 2002, en
crímenes colectivos las autodefensas mataron a casi 3100 civiles, sin contar las miles de víctimas de desaparición
forzada y asesinato selectivo; quizá 25.000 desde 1997 hasta 2005. También expulsaron a cerca de 1.500.000
personas que pasaron a engrosar los cinturones de miseria en Medellín, Cartagena, Cali y Cúcuta principalmente.
Solo enumerando las incursiones más sangrientas, las AUC ejecutaron a alrededor de 35 personas en la región
de La Gabarra (Norte de Santander) en agosto de 1999; a 66 habitantes del salado (Bolívar) el 18 de febrero de
2000;201 a 15 campesinos muertos a garrote y piedra en Macayepo (Bolívar) el 14 de octubre del mismo año;202 a
38 pescadores en la Ciénaga Grande de santa Marta (Magdalena) el 22 de noviembre siguiente; a 27 labriegos
liquidados a mazazos en el corregimiento del Chengue (Ovejas, Sucre) el 17 de enero de 2001; 203 a 24 civiles
entre los departamentos del Cauca y Valle del Cauca (Alto Naya) en abril de 2001; y finalmente a 140 inocentes
en todo el país en los primeros 10 días de octubre de 2001, 24 de ellos en Buga (Valle).
El terror como estrategia de guerra les permitió alcanzar grandes victorias sobre la subversión, pero le significo la
muerte a más de 25.000 colombianos y el desplazamiento a dos millones más. El repliegue de las FARC hasta
2003 debió en todo caso mucho a la táctica de tierra quemada de las AUC.
AGONÍA DEL PROCESO DE PAZ
Gracias a los cuantiosos recursos proporcionados por los EE.UU., pero sobre todo a la reforma militar, las fuerzas
gubernamentales pudieron demostrar crecientemente sobre el terreno su estruendosa transformación. El 11 de
febrero de 2001, 3550 tropas se tomaron Barrancominas (Guainía), cuartel general del frente 16 en el oriente del
país.204 Tras 2 meses de continuas operaciones que permitieron la total destrucción de la infraestructura cocalera
de la región, fue capturado el 21 de abril, en el marco de la Operación Gato Negro, el narcotraficante brasileño Luis
Fernando da Costa alias “Fernadinho Beira Mar”, protegido del Negro Acacio (Tomas Medina Caracas) y las
FARC. Aquello no solo demostró la estrecha relación del movimiento insurgente con las redes de tráfico de
estupefacientes, sino que fue un profundo mentís a las declaraciones del Secretariado, cuyos miembros negaban
constantemente su implicación en el lucrativo negocio, achacándolo todo a una campaña de desprestigio del
Estado colombiano.205206
Debido sobre todo a los contundentes golpes recibidos, y a que ya no podían operar con grandes masas de
combatientes, las FARC optaron por evitar los asaltos masivos a instalaciones militares centrando su actuación
en los atentados urbanos, la toma de cuarteles de policía y los secuestros de personalidades del mundo político.
La excepción fueron 2 grandes ataques, emprendidos contra puestos aislados y relativamente fáciles de copar:
en el primero de ellos el 10 de marzo de 2001, 300 hombres al mando de JJ (Milton Sierra Gómez), irrumpieron
en Cerro Tokio (Dagua, Valle), base de un importante nudo de telecomunicaciones custodiado por 75 elementos
de la Infantería de Marina. 16 infantes y un civil murieron en la toma facilitada por la acción de 2 infiltrados. Tres
meses después, el 22 de junio, 500 guerrilleros del Bloque sur dirigidos por Fabián Ramírez, se lanzaron con todo
sobre la base de Coreguaje, defendida por el Batallón de selva No 49 y ubicada a medio camino entre La
Tagua y Puerto Leguízamo (Putumayo). Pese a que su primer asalto fue repelido por los 80 soldados que
guarnecían el fuerte, los subversivos no rehuyeron el combate, aun después del envío de unidades de refuerzo y
apoyo aéreo. Así que solo tras 2 nuevas embestidas y sometidos al ametrallamiento de la Fuerza Aérea se
retiraron, con numerosas bajas en sus filas. Allí también quedaron sin vida 30 militares.207
De forma paralela la guerrilla de las FARC contraataco con saña en las regiones dominadas por las AUC sobre
todo en el norte del país, buscando golpear las estructuras militares de esta organización y a la vez debilitar sus
redes de apoyo entre la población civil. Es así como la violenta ofensiva emprendida por el Bloque Noroccidental

54
en el nudo de Paramillo y el sur de Córdoba, degenera pronto en una guerra abierta: a finales de marzo una base
paramilitar en Ituango (Antioquia) es copada por la insurgencia que mata en el asalto a 30 autodefensas; y a
principios de abril en el área de Montelíbano y Puerto Libertador (Cordoba), mueren 20 guerrilleros y 10
paramilitares en otra serie de combates. Sin embargo, la acción que marco el punto culminante de la embestida,
fue el secuestro y posterior ejecución por parte de las FARC, de 33 campesinos en Rio Manso (Tierralta, Cordoba)
entre el 22 y el 24 de mayo de 2001.208
De otro lado conscientes del peso político, militar y financiero que representaba tener más de 400 uniformados
retenidos, y como único resultado plausible de la política de paz de Pastrana, el Secretariado de las FARC, soltó
lastre y en el mes de junio de 2001 dejó en libertad a todos los soldados y policías regulares que tenía en su poder
(unos 310), quedando no obstante otros 50 oficiales y suboficiales secuestrados en espera de un efectivo
intercambio humanitario.209210 Ahora bien, creyendo que capturando políticos esta vez el establecimiento cedería
al final, el secretariado profundizo dicha estrategia.
El senador Luis Eladio Pérez (10 de junio), el gobernador del Meta Alan Jara (15 de julio), Gloria Polanco y sus 2
hijos (retenidos por la Columna Móvil Teófilo Forero en un audaz asalto al edificio Miraflores de Neiva el 26 de
julio), los congresistas Orlando Beltrán (28 de agosto) y Consuelo González (10 de septiembre) fueron las víctimas
de esta nueva táctica. El 24 de septiembre el turno fue para la “Cacica” Consuelo Araujo, asesinada poco después
en medio de la persecución de las autoridades.
Es entonces cuando la solución militar termina por imponerse contra la guerrilla. En agosto de 2001, 1300
guerrilleros del Bloque Oriental, avanzaron desde la zona del Caguan hacia el oriente del Meta, para retomarlo de
manos de las AUC. 5000 tropas de la FUDRA al mando del General Carlos Alberto Fracica, apoyados en un
despliegue aéreo que incluyó 28 helicópteros y 15 aviones (Operación 7 de agosto), les salieron al paso el día 13
y le infligieron a las FARC una contundente derrota. Murieron 80 insurgentes, entre ellos su comandante Urias
Cuellar (dado de baja el 19) artífice de muchas de las victoriosas tomas de los años noventa.
Evidenciando el nuevo equilibrio alcanzado, el año terminó con 1028 insurgentes abatidos, superando por primera
vez la línea del millar, y 1766 fueron capturados. Pese a las duras derrotas sufridas, el influjo territorial y el poder
bélico de las FARC no se verían por el momento disminuidas sustancialmente, y en respuesta a los duros golpes
sufridos la organización respondería con cada vez mayor dureza: el 14 de diciembre de 2001, integrantes de los
frentes 18 y 58 incursionan en la vereda Las Acacias, en zona rural del municipio de Tarazá (Antioquia) y asesinan
a 23 campesinos, a quienes acusan de ser colaboradores de las AUC. Los labriegos son desmembrados con
machetes y motosierras.211
El 9 de enero de 2002 Pastrana, en respuesta a la última campaña de ataques, declaró suspendido el proceso de
paz con las FARC y el día 12, previo rechazo de su demanda de que terminaran las medidas de control de su
territorio mediante sobrevuelos, retenes militares en el perímetro exterior y restricciones a las visitas de
extranjeros, les lanzó un ultimátum de 48 horas para que clarificaran sus propuestas de cese de hostilidades antes
de ordenar al Ejército la retoma de la zona de distensión. En el último momento, el 14 de enero el proceso de paz
se libró del colapso al suscribir ambas partes un documento propiciado por la ONU y los países facilitadores en el
que se declaraba que existían garantías para seguir negociando.183
Pero este logro in extremis sólo fue un espejismo.183 Las FARC desatarían otra embestida terrorista contra civiles
y militares en febrero de 2002 que dejó casi un centenar de víctimas fatales: el 18 de enero en curso de un
operativo antinarcóticos perecieron 5 comandos jungla y un helicóptero fue destruido; el 19, una doble emboscada
efectuada contra tropas del batallón Pichincha en los farallones de Cali, se saldó con 15 muertos; el 25 estallo una
bicicleta bomba en el sur de Bogotá matando a 4 uniformados y dos civiles; el 29 fueron masacrados 29 soldados
de la Brigada Móvil No 2 en El Dorado (Meta) al hacer explosión una casa cargada con 2 toneladas de dinamita;
y finalmente en la madrugada del 11 de febrero es atacado con morteros el alojamiento del batallón de infantería
número 27 del Ejército, en Pitalito (Huila). Diez militares perdieron la vida y cuarenta quedaron heridos.212

FIN DEL PROCESO DE PAZ Y ASCENSO DE URIBE


Artículo principal: Retoma de la zona de distensión

Véanse también: Secuestro de los 12 diputados del Valle del Cauca y Masacre de Bayajá.

Un proceso de paz cada vez más desprestigiado, sufrió el golpe mortal de manos de las FARC. Estas que habían
visto una oportunidad estratégica en la desmilitarización del inmenso territorio selvático, ahondaron su campaña
bélica (que le costó la vida a 2000 civiles y 1500 uniformados entre enero de 2000 y agosto de 2002) y el 20 de

55
febrero de 2002, secuestraron al senador Eduardo Gechem Turbay, haciendo aterrizar el avión que lo transportaba
en una carretera del Huila.213 Su retención justifico el mismo día de febrero, la decisión del Presidente de terminar
la parodia de paz con esta organización y mantener la solución de fuerza a la que se había visto compelido desde
mediados del año anterior.183214
"...por eso he tomado la determinación de no continuar el Proceso de paz con las FARC...Manuel Marulanda, yo le di mi
palabra y la cumplí, siempre la cumplí, pero usted me ha asaltado en mi buena fe y no solo a mi sino a todo el pueblo
colombiano...Decretamos una zona para sostener las negociaciones, cumplimos con la promesa de despejarla de las Fuerzas
Armadas y Ud. la ha convertido en una guarida de secuestradores, en un laboratorio de drogas ilícitas, en un depósito de
armas, dinamita y carros robados...He decidido poner fin a la zona de distensión a partir de la 00:00 AM (mirando su reloj) de
hoy...
Andrés Pastrana. Alocución Presidencial febrero 20 de 2002215

A pesar de los esfuerzos de los países amigos del proceso de paz y de los oficios del asesor especial del Secretario
General de Naciones Unidas, James Lemoyne, en pro de una reactivación de los entendimientos, el gobierno se
mantuvo y ordeno a las Fuerzas Armadas proceder a la recuperación de la zona de distensión, por medio de
la Operación TH.183
La Fuerza aérea y la aviación del Ejército castigaron duramente los campamentos subversivos desde la
madrugada del 21, mientras 20.000 tropas avanzaban sobre las 5 cabeceras municipales despejadas,
recuperándolas en menos de 24 horas. La bandera de las FARC izada en el centro de San Vicente del Caguan
fue echada abajo por los soldados, marcando con ello el epilogo de un proceso frustrado. Las más de 121
operaciones de bombardeo y los combates en tierra terminaron con más de 100 insurgentes muertos, rendidos o
capturados, mientras el grueso de sus fuerzas se replegaba a las áreas selváticas contiguas.216
Por otra parte, los atentados contra Estados Unidos perpetrados el 11 de septiembre de 2001 por la red Al Qaeda,
opacaron la guerra contra las drogas y la activaron contra el terrorismo. Gracias a la presión del Presidente George
W. Bush, el Congreso de su país autorizo en julio de 2002, la extensión de los recursos del Plan Colombia a la
lucha contra los grupos armados ilegales como parte de “una campaña unificada contra el tráfico de narcóticos y
las organizaciones designadas como terroristas" (FARC-EP, UC-ELN, AUC); es decir, le brindo al gobierno
nacional argumentos adicionales para restarles a las guerrillas cualquier vestigio de legitimidad que hubiera podido
quedarles luego de su pobre papel en el proceso de paz. Además, la designación de las FARC-EP como el grupo
terrorista más peligroso del hemisferio y la presunción estadounidense de sus vínculos con la ETA, el IRA e incluso
el Al Qaeda, fueron utilizadas por el gobierno para ponerles precio a las cabezas del Secretariado de este grupo
y lograr que la Unión Europea lo incluyera en su propia lista de organizaciones terroristas.[cita requerida]
En respuesta al fracaso de las negociaciones de paz y a la nueva coyuntura internacional, las FARC-EP,
fortalecidas como nunca antes en efectivos (unos 20.000 hombres en armas y 15.000 milicianos en 2002, frente
a 295.000 uniformados) y pertrechos gracias al amparo de la zona de distensión y de tres años de continuas
dilaciones, optaron por profundizar en su táctica de urbanizar el conflicto estrechando el cerco sobre Bogotá, Cali
y Medellín y continuar con la estrategia de consolidación de su poder local mediante la intimidación, el destierro o
asesinato de las autoridades locales.[cita requerida]
La campaña a la presidencia del candidato Álvaro Uribe Vélez, personalmente partidario de la guerra total contra
la subversión y de su aplastamiento militar, propuesta que se hizo popular entre el electorado colombiano gracias
a los errores de un proceso fracasado y al cansancio de una sociedad harta de un conflicto sin fin, terminaría por
ahondar la ofensiva terrorista de las FARC.[cita requerida]
Esta pese al repliegue territorial ante los paramilitares y a los golpes infligidos por el Gobierno, conserva toda su
capacidad militar intacta. Entre el final de la Administración Pastrana y el comienzo del primer cuatrienio de Uribe,
las acciones bélicas aumentan a un número superior de 700, afectando sobre todo a Antioquia, Arauca, Meta,
Nariño y Cauca. Ya no hay operaciones de gran impacto, pero se multiplican las emboscadas, los hostigamientos,
los sabotajes a infraestructura y la destrucción de ejes de comunicación. Más de 690 uniformados pierden la vida
en 2002 frente a 550 en 2001. Adicionalmente las FARC, toman como objetivo las autoridades locales: matan a
12 alcaldes y 60 concejales, obligan a más de 300 a despachar desde otros municipios y amenazan de muerte a
6000 de 12.000 funcionarios públicos. El 16 de marzo sicarios ultiman a la salida de una iglesia al arzobispo de
Cali, Isaias Duarte Cancino. El 7 de abril un coche bomba activado en la zona rosa de Villavicencio deja sin vida
a 10 civiles. El 11 de abril en un operativo cinematográfico el Comandante JJ (Milton Sierra Gómez) saca de
la Asamblea del Valle a 12 diputados haciendo pasar a sus hombres como miembros del Ejército y el 21 de abril,
el Gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria y su asesor Gilberto Echeverri, son secuestrados en medio de
una marcha por la paz. 172 cabeceras municipales carecen de presencia estatal en 2002. Además sus frentes

56
multiplican los enfrentamientos con las autodefensas, que a la sazón se encuentran en pleno apogeo de su
capacidad bélica. El 2 de mayo, en medio de feroces combates con paramilitares en el Choco, miembros de las
FARC, lanzan un cilindro bomba sobre la iglesia de Bojaya donde se refugian cientos de civiles. 79 personas
mueren.217 Pocos días después, el 14 de mayo, en zona rural de Campamento (Antioquia) se dio uno de los
mayores choques entre las AUC y las FARC. Entre 70 y 80 irregulares murieron en los combates, que terminaron
con la intervención del Ejército.218
Por añadidura preparándose para una larga ofensiva del ejecutivo, tuvieron la suerte de hacerse de un importante
botín de guerra, en la persona de la candidata presidencial Ingrid Betancur y su formula vicepresidencial Clara
Rojas, retenidas el 23 de febrero, cuando se aventuraron a entrar a la recién tomada zona de despeje. Si bien
estaba rezagada en las encuestas, su doble nacionalidad, colombo-francesa, fue vista como una oportunidad para
las FARC de internacionalizar el conflicto y sacar réditos políticos.[cita requerida]
Desde este momento, Pastrana se limitó a gobernar con una agenda del día a día, sin propuestas ni iniciativas,
hasta la terminación de su mandato, dejando a su sucesor un efectivo aparato de disuasión, encarnado en unas
Fuerzas Armadas con un poder ofensivo real.
El 7 de agosto se posesionaba Álvaro Uribe y la guerrilla lo recibía en pie de guerra al bombardear con morteros
la misma Casa de Nariño.219 Pese a que no alcanzaron su objetivo, 18 personas mueren y la confrontación queda
más abierta que nunca.

GOBIERNO URIBE
Véase también: Diálogos de paz entre el gobierno Uribe y el ELN
Véanse también: Atentado con casa-bomba en Neiva, Atentado al edificio Residencias Tequendama y Atentado en
Zona Rosa de Bogotá de 2003.
Véase también: Anexo: Atentados contra Álvaro Uribe Vélez

El debut presidencial de Uribe aconteció en unas circunstancias especialmente difíciles. El 11 de agosto, la


intensificación de los ataques de las FARC le empujó a declarar el estado de conmoción interior o de excepción
por un período de 90 días prorrogable. Al facultar al Ejecutivo para adoptar medidas extraordinarias por decreto y
asumir funciones legislativas, la excepcionalidad constitucional reforzó los temores en sectores de la oposición
liberal e izquierdista de un debilitamiento del equilibrio institucional y del menoscabo de los derechos y libertades
fundamentales. Así, en septiembre, el Gobierno estableció en los departamentos de Arauca, Bolívar y Sucre dos
Zonas Especiales de Rehabilitación y Consolidación, donde miembros de la Fuerza Pública estaban habilitados
para realizar detenciones de sospechosos sin orden judicial, interceptar las comunicaciones privadas y restringir
los movimientos de las personas, asumiendo las funciones de policía judicial. Pronto se previo la creación de otras
5 áreas similares en los Departamentos del Meta, Guaviare, Guainía, Choco, Antioquia, Huila, Putumayo, Caquetá,
Valle del Cauca, y Tolima. Pero a pesar de la magnitud y alcances de esta iniciativa, el fracaso de las zonas de
rehabilitación fue inevitable como consecuencia de la decisión de la Corte Constitucional de no extender el Estado
de conmoción interior más allá de 2 prórrogas iniciales y de declarar fuera de ley, las Zonas Especiales de
Rehabilitación y Consolidación.[cita requerida]
Sin embargo, el grueso de la opinión pública acogió favorablemente estas medidas como también la aplicación
del nuevo impuesto sobre el Patrimonio para financiar el esfuerzo de guerra y la puesta en marcha, con la creación
de las primeras redes de cooperantes e informadores civiles, de la Política de Seguridad Democrática (PSD), cuyo
documento marco fue presentado por el presidente y la ministra de Defensa, Marta Lucía Ramírez, en el
departamento de Putumayo el 29 de junio de 2003.[cita requerida]
En su exhaustivo articulado, la PSD diagnosticaba los tipos de amenazas que infligían las diversas "organizaciones
armadas ilegales" activas en Colombia, como son el terrorismo, el homicidio, el secuestro y la extorsión,
el narcotráfico, el tráfico de armas y las finanzas ilícitas. En consecuencia, fijaba seis "líneas de acción". Estas
eran: la coordinación de todas las actuaciones del Estado a través del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional
y la Junta de Inteligencia Conjunta; el fortalecimiento del sistema judicial y las instituciones armadas y de seguridad
(Fuerzas Militares, Policía, aparato de inteligencia); la recuperación y consolidación del control del territorio
nacional que había estado o seguía en manos de guerrilleros y autodefensas, así como la eliminación del negocio
de las drogas ilícitas y la desarticulación de las finanzas de las organizaciones narco-terroristas; la protección de
las personas y las infraestructuras; la promoción de la "cooperación voluntaria y patriótica de los ciudadanos en
cumplimiento de sus deberes constitucionales y en aplicación del principio de solidaridad que exige el moderno

57
Estado social de derecho", a través de redes de cooperantes y programas de recompensas, más el refuerzo de la
cooperación internacional en este terreno; y por último, la comunicación a la población de las políticas y acciones
del Estado.[cita requerida]
Optimista el gobierno se concedió a si mismo un plazo máximo de un año y medio para debilitar a los ilegales,
antes de abordar eventuales procesos de paz individuales con cada organización. El estimulo a la deserción iba
a ser la táctica más empleada por las autoridades. El marco asimétrico de la PSD, que otorgaba en todo momento
la primacía al Estado y negaba a los irregulares la posibilidad de negociar en pie de igualdad, fue despreciado por
las FARC, acogido con cautela por el ELNy tomado positivamente, según hicieron constar a mediados de octubre,
por unas AUC sumidas en una crisis de identidad por las divisiones internas y la participación de algunos de sus
dirigentes en actividades no contra guerrilleras como el narcotráfico y la extorsión. La desmovilización de los
paramilitares fue, por tanto, el primer proceso gestionado por el Ejecutivo en el marco de la Seguridad
Democrática.220
LA NEGOCIACIÓN CON LAS AUC
Sin dejar de lado la política de mano dura, encaminada a combatir la subversión, rasgo esencial de la política de
seguridad democrática instaurada por Álvaro Uribe, el gobierno emprende el cuestionado proceso de negociación
con los grupos paramilitares. Proceso que debería terminar con el desarme, la desmovilización y la reinserción de
los combatientes a la vida civil. En resumidas cuentas, mano dura para unos, mientras para los otros una total
voluntad de paz. Esta desequilibrada relación no solo rompe la lógica de los gobiernos anteriores, para los cuales
los diálogos con los paramilitares serían el producto de la negociación de paz con la guerrilla, sino que pone en
evidencia el fracaso en los intentos de acercamiento entre gobierno e insurgencia. De ahí que se halla optado por
desmovilizar primero las autodefensas, para luego avanzar en los diálogos con la guerrilla.[cita requerida]
Tomada la decisión de parlamentar con los paramilitares, Álvaro Uribe se dispone a abonar el terreno legal para
conceder estatus político al grupo armado, como condición para adelantar las negociaciones. Es así como prorroga
y reforma La ley 418 de 1997, a través de la cual se determinaba el estatus político del grupo armado, como uno
de los prerrequisitos para poder negociaron con él, y emite el decreto 128 de 2003, mediante el cual se extienden
los beneficios jurídicos para la reincorporación socioeconómica de los miembros de las organizaciones armadas
al margen de la ley que decidan desmovilizarse.[cita requerida]
Las AUC abordaban el Proceso de paz en un momento crítico. Carlos Castaño inquieto por la inclusión de las
Autodefensas en la lista de organizaciones terroristas de los EE.UU. y la Unión Europea, trato de darle a estas un
giro radical en su estrategia política y sobre todo en su organización interna, consciente del peso que iba ganando
el narcotráfico en las filas del paramilitarismo. Por eso mismo se interesó en buscar caminos que le permitieran el
regreso a la legalidad, aunque implicaran la negociación con las autoridades estadounidenses. Esos bandazos sin
embargo van conduciendo a Castaño al aislamiento y a su posterior defenestración de la jefatura máxima de las
AUC.221
EL PACTO DE RALITO
DESMOVILIZACIÓN DE LAS AUC Y SU CRISIS INTERNA
Artículo principal: Pacto de Ralito

Véanse también: Acuerdo de Santa Fe de Ralito y Proceso de desmovilización de paramilitares en Colombia.

Si bien el terreno se venía abonando en materia jurídica, el proceso de acercamiento con los paramilitares en
términos prácticos avanzaba a pasos agigantados: el 29 de noviembre de 2002, como culminación de la "fase de
acercamiento" transcurrida en las últimas semanas, Carlos Castaño Gil y Salvatore Mancuso, jefes máximos de
las AUC, notificaron el comienzo de una tregua unilateral indefinida el 1 de diciembre. El Bloque Central Bolívar y
la Alianza Oriente, siguientes organizaciones paramilitares en importancia, adoptaron igual medida días después.
Satisfecho el principal e innegociable prerrequisito, Uribe creo el 23 de diciembre una Comisión Exploratoria de
Paz para canalizar los contactos con los irregulares de derecha, a cuyo frente puso al Alto Comisionado, Luis
Carlos Restrepo.220
Las conversaciones formales con las AUC arrancaron el 22 de enero de 2003 y el 15 de julio siguiente alumbraron
en Santa Fe de Ralito, área rural del municipio de Tierralta (base de operaciones de Mancuso en Córdoba), un
Acuerdo para contribuir a la paz en Colombia que daba por finiquitada la "fase exploratoria" y abría camino a una
etapa de negociación oficial. Los signatarios asumían una serie de compromisos: los paramilitares, la
desmovilización gradual de sus aproximadamente 15.000 hombres desde finales del año en curso hasta el 31 de
diciembre de 2005 a más tardar; el Estado, la facilitación de dicho proceso estableciendo "zonas de concentración"

58
con garantías jurídicas temporales y adelantando los mecanismos de reinserción de los ex combatientes en la
sociedad civil. La verificación del proceso correría a cargo de la OEA.220
Estos avances en la negociación no solo iban dejando a su paso la desmovilización y el desarme de grupos
paramilitares en Antioquia y Cauca, sino que reclamaba un marco jurídico más sólido, que garantizara por un lado
herramientas necesarias para avanzar en el proceso (beneficios para los paramilitares), y por el otro reparación
de las víctimas de los crímenes de lesa humanidad cometidos por estos grupos irregulares de extrema derecha.
En consecuencia en agosto de 2003 inicia su trámite en el Congreso un controvertido proyecto de Ley llamado,
en su primera versión, de Alternatividad penal; este contemplaba beneficios Jurídicos a los paramilitares que iban
desde una sustantiva rebaja de penas hasta la posibilidad de no cumplir ninguna condena. De ahí que esta primera
versión pronto recibió una lluvia de críticas provenientes de diferentes sectores de oposición e incluso de la
bancada Uribista, que obligaron al Alto Comisionado para la paz a retirar el proyecto. [Cita requerida]
Procurando corregir los vacíos jurídicos del primer intento frustrado, el Gobierno presenta en el 2004 al Congreso
un nuevo proyecto de Ley denominado “Justicia y Reparación”, a través del cual se contemplaba el cumplimiento
de unas penas mínimas de cárcel por parte de los miembros de las autodefensas y la creación de un Tribunal de
verdad y justicia para que juzgara los delitos cometidos por los paramilitares.[cita requerida]
En tanto el marco jurídico se abre camino, las denuncias frente al incumplimiento por parte de los paramilitares al
cese de hostilidades acordado en Santa Fe de Ralito (al menos 2400 civiles fueron ejecutados por esta
organización entre 2003 y 2005, 1000 de ellos en masacres colectivas) y la puja al interior de las AUC, que culmina
con la desaparición y asesinato de Carlos Castaño, jefe supremo y principal vocero de esta organización en el
proceso de negociación, pone de presente la crisis del proceso de paz, y con esta, el endurecimiento de la
administración Uribe frente a las violaciones denunciadas y el llamado vehemente a los grupos de Autodefensa
para que demostraran una genuina voluntad de paz.
Como lo advirtieron muchos periodistas en Colombia y las autoridades estadounidenses, varios capos
del narcotráfico estaban comprando Bloques enteros de la organización o montando franquicias falsas, para
hacerse pasar como jefes paramilitares, y de ese modo recibir status de delincuentes políticos, legalizando su
situación en la reinserción; de paso así también esquivarían la temida extradición.
En efecto Carlos Castaño luego de haberle retirado los demás comandantes el rol interlocutor en las negociaciones
con el Gobierno (puesto que se disponía a denunciar la progresiva infiltración del narco en su organización), fue
mandado a asesinar por su propio hermano, Vicente Castaño en abril de 2004.222223224
Al mismo tiempo en los Llanos Orientales, las ACC (Autodefensas Campesinas del Casanare al mando de los
hermanos Buitrago) se vieron involucradas en una violenta guerra contra el Bloque Centauros de las AUC (desde
2003). La contienda que se prolongo por 15 meses y dejó 1000 muertos, solo concluyo con la ejecución de Miguel
Arrollave; “Arcangel”, el 19 de septiembre de 2004, a manos de sus propios hombres (entre ellos Pedro Oliviero
Guerrero Castillo, alias “Cuchillo”, que luego seria jefe del ERPAC); y con la intervención del Ejército, que descargo
todo su peso sobre las estructuras ilegales que combatían en el sur de Casanare.
La primera intervención contra las ACC de “Martin Llanos”, la Operación Astuto se lanzó el 29 de agosto de 2004
y dejó 16 paramilitares muertos. Pero la más grande embestida solo llegó a finales de septiembre, cuando 2500
tropas de las brigadas móviles 1 y 16 avanzaron sobre Tauramena y Monterrey, en los límites de Casanare y
Boyacá.
La Operación Santuario, que buscaba pacificar la zona, culminó con el desmantelamiento total de la estructura
de los hermanos Buitrago, que conto en sus filas 27 muertos, 95 capturados y 87 desertores. Otros 15 miembros
del Bloque Centauros también resultaron abatidos en la arremetida que culmino en los primeros días de
octubre.[cita requerida]

LA LEY DE JUSTICIA Y PAZ


Artículo principal: Ley de Justicia y Paz de Colombia

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Producto de la violencia de la política de seguridad de Álvaro Uribe, en su gobierno se llegó al más alto nivel de desplazamiento
forzado en la historia del país, con más de 4 millones de desplazados,225 es decir, casi el 10% de la población nacional. Esto
generó una grave crisis social y humanitaria, que ha tenido eco en Organismos Internacionales.
Con su desaparición y muerte, el papel jugado por Carlos Castaño en el proceso de negociación fue asumido
por Salvatore Mancuso, quien había empezado a ganar un mayor protagonismo en la mesa de negociación, lo
que le permitió tomar la vocería de las AUC y firmar el 13 de mayo de 2004 un segundo pacto en Santa fe de
Ralito, el Acuerdo de Fátima. Este acuerdo desempantanó las negociaciones y le devolvió la legitimidad a partir
del establecimiento de una “zona de ubicación”; permitió también la consecución de cuatro objetivos: 1. Facilitar
la consolidación del proceso de paz que se adelanta con las AUC. 2. Alcanzar el cese de hostilidades. 3. Avanzar
hacia la definición de un cronograma de concentración y desmovilización de los integrantes de las AUC. 4. Permitir
la interlocución de la mesa de diálogo con todos los sectores Nacionales e Internacionales.[cita requerida]
Con el terreno más despejado, el gobierno emprendió nuevamente la tarea de viabilizar ante el congreso el marco
jurídico que fijaría las condiciones para una efectiva desmovilización de los grupos paramilitares, a través de un
proyecto de Ley presentado por un grupo de Congresistas Uribistas. No obstante, este primer proyecto duramente
criticado por la oposición náufrago, y el que le siguió, presentado por el ministro del Interior Sabas Pretelt de la
Vega, se asemejaba en su articulado un 95% al anterior. Además se debió sortear con los condicionamientos
impuestos por los norteamericanos, reticentes a que capos del narcotráfico se colaran en las filas de las AUC, y
por esa vía evitaran su extradición. Este desencuentro entre proyectos que emanaban de la fuente oficial y que
intentaban legislar sobre el mismo tema, dejó en claro las contradicciones del Gobierno Uribe y de su bancada
entorno al elemento que debería privilegiarse. Mientras para unos era claro que la justicia primaba sobre la paz y
por ende debería castigarse los abusos cometidos por los paramilitares, como es el caso del proyecto Pardo-
Parody, para otros debería primar la búsqueda de la paz, como lo dejó ver el proyecto de Ley presentado por el
alto comisionado para la paz Luis Carlos Restrepo y un grupo de congresistas entre los que se
encontraba Armando Benedetti, Sandra Ceballos, Adriana Gutiérrez, Zulema Jattin y William Vélez.[cita requerida]
Una vez presentado el proyecto del alto Comisionado al congreso, el Gobierno tuvo que condicionarlo a los
intereses enfrentados de las distintas partes. Así es como en poco tiempo se genera una serie de fuertes críticas
y temores entre los parlamentarios, entorno al fantasma del Narcotráfico, evidenciado en la nueva definición de
“delito político” consignada en el Artículo 64. Estos temores no eran infundados, puesto que empezaron a surgir
rumores (ciertos en todo caso) respecto al hecho de que importantes capos (Gordo Lindo, El Tuso Sierra, los
Mellizos Mejía Munera y un largo etcétera) estaban comprando bloques de Autodefensas próximos a
desmovilizarse para adquirir los beneficios que otorgaba la Ley y de paso librarse de la extradición. Estas
inconsistencias en el proyecto del Comisionado Restrepo y el peligro que representaba la ambigüedad de algunos
artículos, fueron objetos de preocupación de ONG, de organismos Internacionales como la OEA y del gobierno
norteamericano, quien condiciono su ayuda económica al Estado colombiano justamente al hecho de que este
“extradite a los miembros de las organizaciones que tengan cuentas pendientes con la justicia de Estados
Unidos”.[cita requerida]
El 1 de julio de 2004, arriesgado a última hora por el breve secuestro del ex senador José Eduardo Gnecco
Cerchar, principiaron en la zona de ubicación de Santa Fe de Ralito el proceso de concentración de las
autodefensas y el diálogo oficial sobre el desarme, la reinserción subsidiada, la sustitución de los cultivos de coca
y los aspectos judiciales. El 25 de noviembre, con casi un año de retraso sobre el calendario esbozado en el
Acuerdo de 2003, depusieron las armas 452 integrantes del Bloque Bananero de las AUC. El 10 de diciembre les
siguieron Mancuso, el comandante Camilo del Bloque Catatumbo y los 1.585 hombres a sus órdenes. 220 En los
meses siguientes, nuevos contingentes de paramilitares renunciaron a la violencia, pero en sectores de la opinión
pública cundió la sensación de que quienes eran responsables de terribles violaciones de los Derechos
Humanos podrían no responder de sus crímenes ante la justicia, recibiendo impunidad a cambio de la paz. Como
si fuera poco el hecho de que al final se terminaran entregando más de 30.000 hombres, y no los 15.000 que se
suponía conformaban las AUC, terminó por confirmar el hecho de que la infiltración del narco en las filas de la
organización ultraderechista era una realidad.[cita requerida]
Los múltiples proyectos de ley, la confusión y el trasiego de versiones y enmiendas precedieron la aprobación por
el Congreso el 22 de junio de 2005 del marco jurídico del proceso de desmovilización de los paramilitares, la Ley
de Justicia y Paz, que establecía penas máximas de cinco a ocho años de privación de libertad para los acusados
de delitos graves, confesados en "versión libre" por los propios desmovilizados como requisito para recibir los
beneficios legales o que el Estado pudiera probar a posteriori, y que protegía contra la apertura de procesos de
extradición a Estados Unidos, excluidos aquellos que ya estuvieran en curso. Los múltiples vacíos a que daba
lugar no demoraron en levantar una aguda polémica.220

60
Los primeros en manifestarse en contra fueron los editorialistas del New York Times, quienes calificaron a la ley
de justicia y paz “como una ley de impunidad para asesinos, terroristas y traficantes de cocaína”. Pronto les
siguieron la ONU, políticos de distintas tendencias y con más énfasis las ONG defensoras de los Derechos
Humanos y las propias víctimas: les parecía un pacto demasiado indulgente con los paras, que recibían un estatus
de delincuentes políticos y que además se hacían acreedores de retribuciones económicas, hasta el punto de
recordarles una "amnistía encubierta". Los miembros del oficialismo, por el contrario, destacaron la salvaguardia
de los principios de justicia y reparación, y de manera más o menos explícita indicaron que si el rigor penal hubiese
sido mayor, las autodefensas no habrían aceptado reinsertarse.
Pese a las garantías brindadas por el Ejecutivo, muchos de los paramilitares no se entregaron, bajo el amparo y
la ventaja económica y militar que ofrece el lucrativo negocio del narcotráfico y todas las actividades ilícitas
conexas (extorsión, minería ilegal, contrabando, juegos de azar, etc.), en el marco de una narcotización y
criminalización casi total, conformando lo que posteriormente serían conocidas como las Bandas Criminales o
BACRIM.
Crisis y final del Cartel del Norte del Valle: Los Rastrojos contra Los Machos
A pesar de haberse consolidado como la mayor organización narcotraficante del país, después de 2002 los
conflictos internos del Cartel del Norte del Valle, provocarían su ruptura y faccionalizacion.
En primer término, en febrero de 2002, Ivan Urdinola Grajales fue envenenado en prisión, lo que eliminó una de
las cabezas históricas de la organización. Segundo y más importante aún, varios de los capos que habían sido
acusados en las cortes estadounidenses por la exportación de narcóticos, habían empezado a sondear la
posibilidad de llegar a acuerdos con la justicia norteamericana buscando delatar a sus socios. Ambos factores
abonaron el terreno para que surgieran disputas entre los capos sobrevivientes y sus clanes: Diego León Montoya,
alias Don Diego y Wilber Varela, alias Jabon, que dirigían las facciones más beligerantes; Luis Hernando Gómez
Bustamante, alias Rasguño; Víctor Patiño Fómeque, alias El Químico y Juan Carlos Ramírez Abadía,
alias Chupeta; estos dos últimos en libertad tras cumplir una pena irrisoria de 4 años.226
Las tensiones llegaron a su punto de quiebre cuando uno de estos capos; Víctor Patiño Fómeque, fue detenido el
9 de abril de 2002. Su extradición en octubre del mismo año y posterior proceso de colaboración con la DEA,
confirmo muchos de los temores existentes. Como represalia, Chupeta emprendió una cruenta campaña de
exterminio contra los familiares y allegados de Patiño. Poco después, en diciembre de 2002, uno de los aliados
de Don Diego; Miguel Solano, a quien Jabóntambién acusaba de entregar información, fue asesinado por orden
suya en Cartagena. Fue el principio de la guerra total y de la fractura del cartel.227228
Ambas facciones armaron rápidamente sus ejércitos privados que movilizaron más de 1200 pistoleros: Los
Rastrojos de Jabón, al comando de los hermanos Comba (Javier Antonio y Luis Enrique Calle Serna), y Los
Machos de Don Diego, dirigidos por alias Capachivo. Los ataques de sicarios se centraron inicialmente en las
poblaciones del Norte del Valle y Cali, pero se multiplicaron después del 13 de octubre de 2003, cuando los
hombres de Varela mataron a 7 miembros del clan de Don Diego en la discoteca Grill Cañandonga.229 A partir de
entonces, la guerra se recrudeció y se extendió hasta el Eje Cafetero, Antioquia y Bogotá con matanzas,
desmembramientos y enfrentamientos por el dominio de las zonas rurales. Solamente entre 2003 y 2004, el
conflicto cobró un estimado de 1.000 vidas entre miembros de los grupos, personas cercanas a los capos y civiles
inocentes. El 25 de marzo de 2004, pistoleros mataron al coronel retirado Danilo González.230 El 3 de octubre de
2004, un comando armado llegó a la Finca La Cascada, en Candelaria (Valle del Cauca) y masacró a 10
personas.231 Al mismo tiempo, los grupos de gatilleros pasaron a operar como verdaderos ejércitos, sobre todo
por el control del Cañón de las Garrapatas en límites con el Choco y que era uno de los corredores de narcotráfico
más importantes de la Región Pacífica; allí, un violento combate enfrentó a más de 200 pistoleros de Los Machos
y Los Rastrojos el 26 de diciembre de 2004, con un saldo de una decena de muertos.232
Además, para conservar sus posiciones y consolidar el dominio de ciertos territorios, ambos grupos recurrieron a
diversos actores armados. Los Rastrojos de alias Jabón, formaro una alianza con las Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC); inclusive, intentaron participar en su proceso de desmovilización, cambiando su nombre por el
de Rondas Campesinas Populares (RCP), para investirse con ropajes políticos y tomar ventaja de los beneficios
estatales ofrecidos.226 Por su lado alias Don Diego, quien fuera el patrocinador de los grupos paramilitares que
cometieron la Masacre de Trujillo en los noventas, optó por infiltrar y sobornar a ciertos mandos del Ejército para
permanecer seguro en su territorio. En mayo de 2006, por órdenes del Coronel Byron Carvajal, tropas de la Tercera
Brigada masacraron a un comando de 10 policías que realizaba una operación contra uno de sus lugartenientes.233

61
La escalada de violencia obligó que las autoridades incrementaran la persecución contra los dos capos a partir de
2004. Varela se refugió en Venezuela hasta su muerte a manos de los hermanos Comba y Diego Rastrojo en
2008, mientras Montoya prefirió quedarse en el Norte del Valle hasta su captura en 2007 a manos del Ejército y
el CTI en Zarzal.226 Estas dos acciones, sumado a las capturas de alias Chupeta y Rasguño en 2007, contribuyó
al desmantelamiento de uno de los cárteles más poderosos en la historia del país.
GUERRA SIN CUARTEL CONTRA LAS FARC
Véanse también: Operación Orión y Atentado al Club El Nogal.

Mientras tendía la mano a las AUC, Uribe descargaba todo el peso de la fuerza armada del Estado en la principal
organización guerrillera, las FARC, y en los grupos de criminalidad narcotraficante. Su apuesta era por la firmeza:
si la guerrilla, que seguía considerándose a sí misma una insurgencia sustentada en un ideario marxista y auto
legitimada como parte beligerante de un conflicto interno, no quería acogerse al marco de paz condicionado que
le ofrecía el gobierno, éste se encargaría de desnivelar la relación de fuerzas hasta obligarla a claudicar. La
exigencia de entregar a los guerrilleros una zona desmilitarizada en los departamentos de Caquetá y Putumayo,
fue rechazada por el primer mandatario que llegó a calificar a las FARC de "caterva de bandidos". En cuanto a la
lucha contra el narco ésta no admitía ningún tipo de diálogo o negociación.220
Pero si quiere doblegar a los ilegales, el proceso debe pasar lógicamente por el fortalecimiento de las Fuerzas
legítimas del Estado. En efecto el esfuerzo militar se fortalece como nunca antes bajo Álvaro Uribe. La parte del
presupuesto que le es destinada a la Defensa no deja de aumentar: en 2007 equivale al 6.3% del PIB, uno de los
más altos del mundo; y con el impuesto al Patrimonio se recaudan 8,25 billones de pesos extras destinados a ella.
El pie de fuerza también se incrementa: en 2002 asciende a 295.000; en 2007 llega a ser de 397.000, con
aproximadamente 73.000 soldados profesionales.234La coordinación de las operaciones y la inteligencia mejoran
sustancialmente. Las FF.AA. adquieren nuevo equipo y repotencian el ya existente: se compran 25 aviones de
bombardeo ligero Súper Tucano, blindados, lanchas, patrulleras fluviales, bombas inteligentes, decenas de Black
Hawks llegando al gran total de 83, 12 Huey II de ataque, 4 cazas C-295, 4 Beechcraft 350 Súper King, 5 Cessna
208 Caravan, 25 aeronaves de entrenamiento y 13 K-fir; logrando a su vez la extensión de la Industria Militar
(INDUMIL y COCTEMAR) . Es así como la aviación del Ejército puede contar ahora con una excelente planilla de
114 helicópteros: 50 Black Hawks, 23 M-17, 30 Huey y 11 UH-1N, que le permiten cubrir gran parte del territorio
nacional y socorrer rápidamente a las tropas en tierra. Además la administración Uribe, consiente del peso que
representaba el narcotráfico en las finanzas de la guerrilla comunista (de los 500 a 800 millones de dólares que
recaudaban anualmente, alrededor del 50% provenía de la coca, el 40% de la extorsión y un 10 % del secuestro
más otras actividades), atacó su principal fuente de financiación. A la par que el secuestro y la extorsión disminuían
dramáticamente, aumentando de rebote la dependencia de la organización respecto a la coca, se multiplicaba la
erradicación de cultivos ilícitos a base de fumigaciones y más tarde de cuadrillas de trabajadores que destruían
las plantaciones manualmente. En la población de Miraflores (Guaviare), escenario en 1998 de un auténtico
desastre militar, fue reconstruida la guarnición de esa localidad, atacando de este modo uno de los principales
emporios cocaleros de la subversión.
En lo que será el primer paso importante de la PSD, las FF.MM. retomaron las entradas a Medellín y la Comuna
13 con la Operación Orión, desarrollada por tropas del Ejército con el apoyo de helicópteros artillados a partir del
16 de octubre de 2002. La recuperación de los 4 barrios bajo control de los milicianos: Belencito, El Corazón, 20
de Julio y Las Independencias II, arranco en medio de feroces combates que dejaron 10 muertos y 27 heridos el
primer día. Luego de varias jornadas de enfrentamientos en los que también intervinieron los paramilitares, la zona
fue asegurada.235236237 La política de seguridad proseguiría sistemáticamente con la instalación de estaciones de
policía o puestos militares en las cabeceras de los 172 municipios donde no se tenía presencia del Estado, la
recuperación de los principales ejes viales y la creación de una amplia red de informantes.
La guerrilla de las FARC que vio en esto la culminación de la “agresión fascista e imperialista que sufría el pueblo
colombiano”, respondió con todos los medios a su alcance: el 25 de noviembre de 2002 sus hombres emboscaron
a tropas del Grupo Mecanizado Guías del Casanare cerca de Paz de Ariporo (Casanare), dando de baja a 14
soldados;238 y empezando el 2003, en un gesto de desafío a Uribe, atacan el centro del país. El 7 de febrero
detonan un potente carro bomba en el Club El Nogal, sede social de la alta clase bogotana, matando a 36 civiles.239
Poco después el 14 de febrero es Neiva la víctima. En vísperas de una visita presidencial, una casa cargada de
explosivos ubicada cerca al aeropuerto de la ciudad, vuela por los aires cuando la policía realizaba un
allanamiento. Dieciocho personas fallecen, contándose entre las víctimas 8 agentes, la fiscal especializada Cecilia
Giraldo Saavedra y el mayor de la SIJIN, Henry Angarita Calderón.240241

62
Los ataques en los que perecieron 52 personas, indicaron la intención del secretariado de extender la violencia a
las ciudades y fueron el prólogo de un semestre luctuoso. El 16 de enero, guerrilleros del IX frente de las FARC
incursionaron en las veredas Dos Quebradas, La Tupiada y Dinamarca de San Carlos (Antioquia), y asesinaron a
17 labriegos, a quienes señalaron como colaboradores de paramilitares.242 El 13 de febrero, una avioneta, que
trabajaba para la empresa Californiana Microwave Systems, fue derribada en el Caqueta por el Bloque Oriental.
Tres contratistas estadounidenses que realizaban labores de inteligencia, Marc Gonsalves, Keith
Stannsel y Thomas Howe, fueron secuestrados, mientras que otro norteamericano Jennis Thomas y el sargento
colombiano Luis Alcides Cruz, murieron al intentar evitar su captura.243En marzo, la Operación Fénix, lanzada en
los Montes de María obtiene pocos resultados en una zona bajo el dominio total de la subversión (500 hombres
de los Frentes 35 y 37, mas varias decenas de miembros del ELN y una disidencia suya, el ERP). Y el 5 de mayo
de 2003 cuando 75 comandos trataban de liberarlos, subversivos del Frente 34 de las FARC al mando de Aicardo
de Jesús Agudelo “El Paisa”, ejecutaron a sangre fría en Urrao, Antioquia, a Guillermo Gaviria Correa, gobernador
de ese departamento, a Gilberto Echeverri, su asesor y ex ministro de Defensa, y a ocho oficiales y suboficiales
de las FF.MM. que permanecían secuestrados.244
Además, los rebeldes tendieron letales emboscadas a columnas de soldados y policías, matando a muchas
decenas de uniformados. El 27 de marzo de 2003, un convoy integrado por 25 efectivos del Ejército, que intentaba
evitar un secuestro masivo en Aracataca (Magdalena), cayó en una trampa de la guerrilla pereciendo 11 de sus
integrantes.245El 24 de junio siguiente, 13 militares fueron asesinados durante el ataque a una patrulla de
la Infantería de Marina, en la vía que del Carmen de Bolívar conduce a Zambrano (Bolívar).246 Como si fuera poco,
el 17 de agosto de 2003 subversivos intentaron derribar el helicóptero que transportaba al presidente Uribe en
dirección a la localidad antioqueña de Granada mediante ráfagas de ametralladora disparadas desde las montañas
aledañas.
PRIMERA FASE DEL PLAN PATRIOTA: LIBERTAD I Y OPERACIÓN JM
Tras varios meses de preparativos el gobierno emprendería su ofensiva total contra la subversión con la primera
fase del Plan Patriota, destinada a expulsar del centro del país a las FARC. En Cundinamarca, la arremetida contra
las estructuras que rodean la capital, empezó el 1 de junio de 2003 con el lanzamiento de la Operación Libertad
Uno, en las provincias de Oriente, Gualivá, Rionegro y Sumapaz. Al menos 10.000 hombres del Ejército dirigidos
por el General Reynaldo Castellanos, Comandante de la V División, participan en la ofensiva. Hasta el 7 de
noviembre en medio de una vasta operación rastrillo por tierra y aire, se dieron de baja a 5 cabecillas de frente, a
174 subversivos de base y se capturaron a 212 insurrectos (se desbandaron otros 80). Entre los abatidos
estaba Marco Aurelio Buendía, hombre de confianza de Jojoy y miembro del Estado Mayor del Bloque Oriental
(EMBO) el 31 de octubre. Varios de los civiles que permanecían secuestrados, como los esposos Bickenbach Gil y
el empresario japonés Chikao Muramatsu, fueran ultimados a tiros antes de ser rescatados.247248 En todo caso, la
intensa ofensiva se extendió por 2 meses más: el 27 de noviembre, Adán Rodríguez “El cura” murió, junto a su
radioperador, tras un tiroteo con la FUDRA en la Quebrada Capira de Topaipi (Cundinamarca); y a mediados de
diciembre fue capturado en Soacha Wilmer Antonio Marín Cano, alias "Hugo", Comandante del Frente 22. Su
caída cerró el operativo en Cundinamarca: los grupos sobrevivientes, al mando de El Zarco y Byron, se replegaron
hacia el Meta por órdenes del EMBO, mientras algunas células que aguantaron la embestida en la provincia de
Rionegro, fueron posteriormente desmanteladas en la Operación Libertad II. El cerco sobre Bogotá se rompió y
al menos 600 insurgentes quedaron fuera de combate, dando al traste con uno de los principales objetivos
estratégicos marcado en las Séptima y Octava Conferencias del Secretariado, que era amenazar el centro del
país.248
No obstante, la hemorragia de bajas ocasionada a la tropa y la dirigencia de las FARC entre muertos, prisioneros
(en enero y febrero de 2004 fueron aprehendidos respectivamente Ricardo Palmera Pineda “Simón Trinidad”, el
dirigente de mayor rango capturado hasta entonces en Quito, Ecuador,249 y Nayibe Rojas Valderrama, alias
Sonia), desertores y rendidos a las autoridades (el más destacado, el Comandante Rafael Rojas Zúñiga, entregado
en abril de 2003), esto no hizo mella aparente en sus capacidades; lejos de tambalearse, la guerrilla golpeó una y
otra vez: el 25 de febrero de 2004 por ejemplo, fue alcanzada con cilindros bomba, la base militar que protegía la
población de Santa María (Huila), pereciendo 12 uniformados en el ataque.250 Los continuos golpes de las FARC
obligaron al presidente y sus colaboradores a moderar el optimismo de sus declaraciones y arrojaron serias dudas
sobre la efectividad del Plan Patriota, la más ambiciosa de las ofensivas montadas contra la guerrilla, cuya
segunda y principal fase arrancó en abril de 2004.251
Inicialmente, 14.000 soldados contraguerrilla, luego 20.000, asistidos por unos 800 "asesores" militares
estadounidenses (y por un número indeterminado de mercenarios y contratistas de seguridad), se agrupan bajo
la figura de un mando conjunto unificado, la Fuerza de Tarea Omega –en diciembre de 2003-, acuartelada en 3

63
grandes bases del sur-oriente: Apiay, Tres Esquinas y Larandia. Las tropas que han sido entrenadas para
sobrevivir en la selva por periodos largos de tiempo, tendrán el objetivo declarado de cazar a los altos mandos de
las FARC en un área de 82.000 km2 puesta bajo su jurisdicción en el Meta y Caqueta, pero con la capacidad de
extender los operativos hasta el Guaviare, Guainía, Vichada y Vaupés.252En abril la Operación JM, nombrada en
honor del Comandante de las FF.MM., Jorge Mora Rangel, abriría la campaña en el sur. Cientos de hombres y
varias decenas de helicópteros atacaron las principales aéreas campamentarias de Víctor Julio Suárez, el temido
“Mono Jojoy” en los llanos del Yari, pero este logró escapar en una inmensa caravana de vehículos.251 El principal
objetivo estratégico del gobierno que era decapitar al Estado Mayor de las FARC, no se alcanzó. La guerra sería
más larga de lo pensado.
Una vez más vendrá otra sangrienta arremetida bélica de la organización guerrillera que quiere mostrar su
invulnerabilidad a la PSD,220 golpeando con saña redoblada a las tropas del gobierno por medio de unos actos en
los que se adivinaba el afán de venganza: el 16 de junio en La Gabarra (Norte de Santander), el frente 33 asesina
a 34 raspachines de coca que trabajan para las AUC;253 el 7 de julio, son atacados simultáneamente 4 municipios
nariñenses; el 10 de julio, el Frente 9 masacra a siete hombres en el Corregimiento Samaná Norte, en San Carlos
(Antioquia) , y expulsa a 506 personas de la vecina Cocorná; el 21 de julio, 13 soldados de un grupo de 36, pierden
la vida en una emboscada en la vía que comunica a Huila y Putumayo; el 2 de agosto 9 policías mueren al caer
en una celada tendida en Trujillo (Valle);254 y finalmente el 11 de agosto otros 10 campesinos son ejecutados por
las FARC en el Catatumbo. El gobierno pese a estos reveses y a las críticas de quienes sostienen que “enterró”
las mejores tropas del Ejército con el Plan Patriota, no ceja en su esfuerzo de doblegar la guerrilla comunista. El
24 de diciembre de 2004, siguiendo el ejemplo de la Omega, fue creado en la costa norte del país el Comando
Conjunto del Caribe, con jurisdicción sobre 10 departamentos y encargado de combatir la subversión en esta zona,
agrupando para ello unos 60.000 hombres de la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea.
A la vez que las combate por la vía armada, Uribe insiste en probar a toda costa su determinación de despojar a
las FARC de cualquier forma de caracterización política. A fines de 2004, extradita por narcotráfico a dos
importantes figuras de esta organización: Simón Trinidad, negociador durante el proceso del Caguan, capturado
en Quito durante un operativo de los servicios secretos, y alias “Sonia”, responsable ante Fabián Ramírez de las
finanzas del Caqueta.220 A partir de 2005 el presidente y su principal consejero, José Obdulio Gaviria, se
esforzaran por convencer a los medios de comunicación de no hablar más de “Conflicto armado”, y de tratar a las
FARC de simple expresión delincuencial, narcotraficante y terrorista.220 Pero como no quiere ser considerado
belicista frente a todas las guerrillas, el Ejecutivo también trato de convencer al ELN de entablar negociaciones
con el Estado. Los primeros contactos, tímidos y erráticos, adquirieron visos de seriedad en junio de 2004, cuando
el vicepresidente de la República, Francisco Santos, se reunió con el portavoz del grupo, Francisco Galán,
encarcelado desde 1994, para sondear la disposición de los elenos” a cesar las hostilidades, liberar a los rehenes
y renunciar a la violencia a cambio de un reconocimiento político por el gobierno. En septiembre de 2005 Galán
fue puesto en libertad con carácter temporal para que pudiese ejercer la interlocución con el Gobierno y el 16 de
diciembre del mismo año arrancó en La Habana la fase exploratoria de las conversaciones de paz; el comisionado
Restrepo y el jefe militar de la guerrilla, Antonio García, encabezaron las respectivas delegaciones. Durante 2006
prosiguen en la capital cubana las rondas de negociación, que no llegaron a buen término, debido a las
vacilaciones y divisiones internas de la organización irregular.220

AVANCES Y RETROCESOS
Protesta de artistas en Bogotá junto a las madres de los jóvenes de Soacha asesinados por el ejército de Colombia y
presentados falsamente como guerrilleros muertos en combate.

En los primeros tres años de gobierno Uribe la notoria disminución en la tasa de homicidios, la seguridad en los
principales ejes viales, el fuerte descenso del secuestro y la extorsión, más la ruptura del cerco sobre el triángulo
Bogota-Medellin–Cali, convence a la opinión publica del éxito de la política de seguridad democrática. No obstante
si bien la guerrilla de las FARC, se había replegado sobre sus bastiones más alejados, hasta 2004-2005 los
resultados son bastante limitados.220
La recuperación del territorio se debe en buena medida a los paramilitares, a la sazón en proceso de
desmovilización. El repliegue de las FARC puede parecer un expediente provisional mientras las operaciones
militares pierden fuerza y el prestigio de Uribe se desmorona. Muchos de sus dominios siguen estando fuera del
alcance de las FF.AA. y aunque no están en capacidad de realizar asaltos masivos sobre instalaciones militares
sin exponerse a sufrir un fuerte descalabro a manos de la aviación, multiplican los sabotajes, emboscadas y
hostigamientos.

64
Además consolidan su presencia en las zonas fronterizas con Venezuela y Ecuador, que toman como retaguardia
estratégica. Y si bien su credibilidad política es poca, su potencial bélico no parece muy mermado pese la
constante hemorragia de bajas, que afectan especialmente a las fuerzas de base. Entre 2003 y 2005, 5792
guerrilleros fueron dados de baja (por lo menos ahí se incluyen 250 falsos positivos),255 18.794 fueron capturados
y 6074 más se desmovilizaron, mientras las tropas del gobierno perdían 7341 hombres (1904 muertos y 5437
heridos) en el mismo periodo.234
Sin embargo, a la par que se incrementaba el esfuerzo bélico contra la subversión, también lo hicieron los
desmanes del Ejército.
El 10 de abril de 2004, en Cajamarca (Tolima) un aparente error militar terminó con 5 campesinos muertos. 256
Ocho meses después, el 21 de febrero de 2005 una patrulla conjunta de tropas gubernamentales y paramilitares
(en represalia por la emboscada de la Vereda El Porroso), asesino brutalmente a machete a 8 labriegos en una
vereda de San José de Apartado.257
Por añadidura, estimulados por los beneficios asignados a aquellos que reportaran bajas, muchas decenas de
jóvenes salidos de las zonas más deprimidas del campo y de las barriadas de las ciudades fueron asesinados y
luego presentados como subversivos muertos en combate. Los mal llamados falsos positivos, que venían
sucediendo desde mediados de los ochenta tuvieron un desmedido crecimiento contando desde 2004. De 52
ejecuciones en 2003 se pasó a cerca de 120 en ese año y a 244 en 2006.255
Además los contactos con narcotraficantes, que mantenían en sus nóminas a muchos oficiales y suboficiales
(como fuentes de información y delatores de operativos militares) y las redes de corrupción dentro de las FF.AA.
también quedaron en evidencia en dos luctuosos hechos: el primero ocurrido el 19 de marzo de 2004
en Guitarrilla (Nariño) concluyo con 7 agentes y 4 civiles acribillados por una patrulla de soldados,
presumiblemente a causa de un cargamento de droga;258
El 22 de mayo de 2006, en Jamundí (Valle) donde 10 policías de elite y 1 informante, fueron masacrados por un
pelotón del Ejército en el momento que se disponían a realizar una operación antinarcóticos.259
LA OFENSIVA DEL 2005
Artículos principales: Emboscada de El Porroso y Toma de Iscuandé.

Con el objetivo de demostrar la impotencia del gobierno para someterlas por la vía militar y también para aflojar la
presión sobre el Bloque oriental (y sus finanzas estranguladas progresivamente), el Secretariado ordeno pasar de
la defensiva y el repliegue, a la ofensiva. A partir de ese momento los golpes de envergadura se sucederían
escalonadamente en Tolima, Arauca, Antioquia, Meta, Putumayo, Nariño, Cauca y Choco, precisamente en unas
zonas que estaban tomando importancia estratégica para las FARC, que obligada a recular en amplias áreas del
sur-oriente del país -sus tradicionales bastiones- necesitaba mantener el control de los corredores hacia el
Pacífico, Venezuela y Ecuador. La masacre de 17 campesinos en el Corregimiento de Puerto San Salvador
en Tame (Arauca), el 31 de diciembre de 2004 fue el prólogo de la última gran embestida bélica de la subversión,
que tomo como objetivo principal al Ejército y las Brigadas Móviles, puntas de lanza del Ejecutivo en la guerra
contra los irregulares de izquierda.
El 18 de enero de 2005, murieron 7 militares al activarse un campo minado en Ortega (Tolima). El 1 de febrero, el
frente 29 arraso una base de la Armada Nacional en Iscuande (Nariño) matando a 16 infantes de marina.260 Al día
siguiente, 2 de febrero, un convoy que se desplazaba por la vía Puerto Asís-Santa Ana (Putumayo), fue atacado
con explosivos, pereciendo en el acto 8 soldados y un civil; a la vez que en Vistahermosa (Meta), combates
terminaban con otras 4 víctimas en las filas de las FF.MM. El 9 de febrero menos de una semana después, una
patrulla de 30 uniformados adscrita al batallón de Infantería No 46 Voltigeros, que se movía por la región del
Urabá, fue emboscada por el V frente de las FARC a la altura de la Vereda El Porroso (cerca al Cañón de La
Llorona, entre Dabeiba y Mutata), con un saldo de 19 bajas.250 Culminando el mes de marzo, el 23, nuevamente
en Putumayo una partida de 8 infantes de marina y 2 efectivos del Ejército que escoltaba a una juez militar fue
sorprendida por irregulares en Puerto Leguízamo (10 murieron).261
La ofensiva guerrillera no tardo en llegar a la frontera con Venezuela, cuando el Frente 10 de las FARC embosco
en la noche del 6 de abril a un convoy del Batallón de Contraguerrilla N 47 que se desplazaba entre Tame
y Fortul (Arauca), matando al Mayor Omar Pío Bellojín Guillot y a 16 militares que lo acompañaban.262260 Además
las estructuras rebeldes (el Sexto Frente) la emprendieron contra las guarniciones del Norte del Cauca, donde
cercaron Toribio por una semana (desde el 14 de abril). El 19 de mayo el ERG (Ejercito Revolucionario Guevarista),
disidencia del ELN en el Choco, mató en la vía Quibdó-Pueblo Rico a 10 efectivos de la Policía Nacional; mientras
la Columna Móvil Teófilo Forero de las FARC ejecutaba a 4 concejales y al secretario del cabildo municipal de

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Puerto Rico, Caqueta (el 24 de mayo). Empero el golpe de mayor de mayor calado, fue lanzado contra la base de
Teteye en Putumayo, donde estaban destacadas tropas del Plan Energético y Vial Número 11. Al menos 500
subversivos de los Bloques Oriental y Sur de las FARC, concentrados en Ecuador arremetieron con todo sobre
las instalaciones militares en la madrugada del sábado 25 de junio, aniquilando un pelotón de 19 hombres que se
hallaba apostado a 800 metros de la posición central. Solo la intervención de la aviación y la pronta llegada de
refuerzos pertenecientes a la Brigada Móvil No 13 evito que la guarnición fuera copada totalmente. El saldo fue
de 21 muertos y 1 secuestrado liberado poco después.263264
Pero contrario a lo que pensaban las FARC, la arremetida guerrillera y la sorprendente resistencia de la
organización al Plan Patriota no erosionó el apoyo popular a Uribe, quien se vio fortalecido ante la opinión pública
al asumir personalmente el reto de la guerra total contra la subversión. Lo que se vino fue un endurecimiento en
la política del Ejecutivo, que profundizaría su esfuerzo bélico. En la última semana de enero de 2005, se dio inicio
a la Operación Emperador, contra lo que los militares denominaban la "zona de retaguardia táctica de las FARC",
una especie de triángulo entre Vista hermosa, Mesetas y Uribe (Meta), donde se encuentra la Serranía de La
Macarena y la antigua zona de distensión. Los 5000 soldados desplegados en la zona, enfrentaron a cerca de
1500 guerrilleros bien pertrechados, que recurriendo a la clásica guerra de guerrillas hostigaron a las tropas
durante dos meses, antes de intentar un contraataque en toda regla lanzado la noche del 29 de abril de 2005.
Ahora, si por el momento el Ejército no dio de baja a ningún cabecilla del Secretariado, si golpeo fuertemente las
estructuras rurales y urbanas de las FARC y logró apuntalar sus posiciones en la Serranía de La Macarena.265
La Farc amenazada en lo más profundo de su dispositivo, no dudo en redoblar sus ataques.266
En la madrugada del 17 de diciembre de 2005, al menos 300 irregulares de las FARC y el ERG, comandados por
Karina, se tomaron el Corregimiento de San Marino, en Bagado (Choco), sometiendo al escuadrón de 57 policías
que lo protegía. Ocho agentes murieron y 29 más cayeron prisioneros en el asalto, que concluyó con la liberación
72 horas después de todos los secuestrados.267 Sin embargo, el peor revés para la administración Uribe, llegaría
el 27 de diciembre. Ese día una compañía de 90 soldados profesionales adscritos a la Brigada Móvil 12, cayó en
un campo minado y en medio de la confusión que siguió fueron acribillados con fuego pesado de ametralladoras
por 300 guerrilleros del Bloque Oriental. Un tercio del grupo, 29 militares fueron asesinados por solo 5 bajas en
las filas del enemigo.268269 El año terminaría como el tercer más sangriento para la fuerza pública en toda su
historia, con 717 efectivos dados de baja.234 Además saldría bastante afectada la infraestructura nacional, al ser
derribadas 227 torres de energía y dinamitados muchos oleoductos en el sur del país. Sin embargo la capacidad
militar de la insurgencia terminaría por empezar a resquebrajarse en 2006-2007, luego de la reelección de Uribe
y la continuación de la Política de Seguridad Democrática.
EL INTERCAMBIO HUMANITARIO
La sorprendente resistencia de las FARC, pese a la sensible disminución de sus efectivos y a los embates de las
Fuerzas Militares, perjudicó menos al gobierno que el Acuerdo Humanitario. La opinión pública debatía dividida el
asunto, ya que el dilema enfrentaba la posibilidad de salvar la vida de los secuestrados y el pactar con los
“terroristas”. Durante la mayor parte de su primer mandato, Uribe se mantuvo aferrado a las condiciones de partida:
las guerrillas debían poner en libertad a todos sus cautivos ("no puede haber secuestrados de primera y de
segunda"), y de ninguna manera obtendrían la desmilitarización de zona alguna.
Sin embargo, en septiembre de 2005, con su proyecto reeleccionista a punto de recibir la luz verde, el mandatario,
a través del comisionado Restrepo, presentó a la guerrilla una propuesta de diálogo para hablar de la liberación
de los 56 políticos, soldados y policías, así como los tres estadounidenses que mantenía secuestrados. El
encuentro podría tener lugar en Pradera, Valle del Cauca, con las debidas garantías de seguridad. En diciembre
siguiente, Uribe confirmó la revisión a sus exigencias notificando su aceptación de una propuesta conjunta de
España, Francia y Suiza para retirar al Ejército de El Retiro, poblado del municipio de Florida (Valle). Ningún
guerrillero armado podría permanecer allí tampoco.
La concesión de Uribe a las FARC era notable, ya que ofrecía la desmilitarización de hecho y bajo supervisión
internacional de dos áreas que eran precisamente las reclamadas por la guerrilla para negociar el canje de los
rehenes por unos cuantos cientos de sus combatientes presos. El intercambio humanitario parecía cercano, pero
a principios de enero de 2006 el secretariado informó que rechazaba dialogar con el Estado porque Uribe sólo
pretendía "explotar electoralmente" la iniciativa. El primer mandatario reiteró su disposición a alcanzar el Acuerdo
Humanitario durante la campaña de las elecciones presidenciales del 28 de mayo, pero tras su arrolladora victoria
en las urnas la frialdad y el escepticismo se apoderaron de sus pronunciamientos. Las FARC no presentaron los
"hechos irreversibles de paz" que el presidente les exigía como preámbulo de cualquier negociación. El tono

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posibilista terminó el 19 de octubre de 2006 con motivo del atentado con coche bomba contra un complejo militar
de Bogotá, que, aunque no causó víctimas mortales, sí una veintena de heridos, airó al presidente.
La reacción de Uribe fue fulminante: revocó la autorización que había dado a los mediadores para buscar el
Acuerdo Humanitario y al día siguiente acudió al lugar del siniestro, las instalaciones de la Universidad Militar
Nueva Granada, para pronunciar un áspero discurso en el que afirmó con rotundidad: "Hoy, el único camino que
queda es del rescate militar y policivo de los secuestrados".220
LA REELECCIÓN DE URIBE Y OFENSIVA PRE-ELECTORAL
La perspectiva del segundo mandato de Uribe se hizo más patente en marzo de 2004, cuando la Comisión Primera
del Senado dio luz verde a la ardua serie de debates parlamentarios que la enmienda constitucional precisaba. El
19 de octubre de 2005, la Corte Constitucional, zanjando una prolongada incertidumbre, avaló la exequibilidad de
la norma; y el 11 de noviembre siguiente, se pronunció a favor de la Ley Estatutaria de Garantías Electorales,
instrumento legal complementario al Acto Legislativo 02 de 2004 que autorizaba la reelección presidencial.
La sentencia del 11 de noviembre fue la señal que Uribe estaba aguardando para lanzar oficialmente su
candidatura en los comicios de 2006.
El 28 del mismo mes el mandatario se dirigió a la nación para anunciar su voluntad de postularse de nuevo y
posibilitar así que "nuestra patria consolide la seguridad democrática, cumpla las metas sociales de erradicación
de pobreza y destierre definitivamente la corrupción".220
Mientras, en el primer semestre de 2006, la situación de orden público se mantendría estacionaria con constantes
ataques y hostigamientos por parte de una guerrilla interesada en ensangrentar el periodo pre-electoral, para
desprestigiar a Uribe y su principal bandera política, la seguridad democrática.
El 27 de febrero la columna móvil Teófilo Forero ejecuto a 9 concejales en Rivera (Huila).
El 4 de abril, 12 soldados profesionales de una escuadra de 13, fueron asesinados en la vereda Monserrate de
Puerto rico (Meta) por 70 miembros del frente 44 de las FARC.270
El 20 del mismo mes una caravana de agentes del DAS y militares fue atacada con explosivos en Hacari (Norte
de Santander) por insurgentes del frente Libardo Mora Toro del EPL, al mando de Víctor Navarro “Megateo”. Diez
detectives y 7 efectivos del Ejército resultaron muertos. Una semana después la hermana del ex presidente Cesar
Gaviria, Liliana Gaviria fue ultimada luego de un aparente intento de secuestro en Risaralda.271
Sin embargo, las FARC erraron completamente el tiro: en un hecho contraproducente mientras más atacaban,
más argumentos daban a la opción militar. Además se hacía patente el agotamiento progresivo de una
organización, que se había empleado a fondo el año inmediatamente anterior sin ninguna ganancia efectiva sobre
el terreno bélico o político.
Sus finanzas venían debilitándose desde 2004 y el peso que el narcotráfico iba ganando en ellas, lo mostraba
claramente: frente a un 50% en 2003, ahora llegaba quizá a un 70%. Por eso mismo los corredores de movilidad
tomaron importancia capital: el que iba hacia Venezuela por Norte de Santander (un área plagada de cultivos
ilícitos) seria escenario de una violenta puja tras la desmovilización de las AUC.
A estas alturas a pesar de que el escándalo de la parapolítica asomaba en el horizonte, el uribismo obtuvo una
contundente victoria en las urnas y fue reelegido a finales de mayo de 2006. Tras prometer no interferir con las
presidenciales de mayo, el 31 de julio en vísperas de la segunda posesión del mandatario reelegido, las FARC
lanzaron otra embestida contra objetivos militares en todo el país. En Bogotá un carro bomba estalló al paso de
un camión de Ejercito, matando a un civil; en Tibu (Norte de Santander), 15 efectivos del gobierno perdieron la
vida al caer en una emboscada; y en la vía Tumaco- Pasto (Nariño) hubo otra acción terrorista que se saldó con
2 muertos.272
DEBILITAMIENTO PROGRESIVO DE LAS FARC
El factor fundamental que jugara ahora a favor del Estado, será el hecho de que Uribe va a disponer del tiempo
necesario para alcanzar su objetivo de “aplastar” a la guerrilla. La popularidad del presidente (uno de sus pilares
más fuertes) que no bajo en su primer periodo del 60 % y 70%, estaba ligada invariablemente a su política de
firmeza frente a la subversión. Pero además contaba con el respaldo de amplias mayorías en la clase política
colombiana: con los partidos tradicionales debilitados a causa de la considerada pobre gestión de Samper y
Pastrana, las agrupaciones que tomaron su lugar (bastante improvisadas y muchas veces cuestionadas) eran
básicamente dependientes del acceso al Ejecutivo para su supervivencia. Mientras se reajustaba la estrategia

67
general de la Política de Seguridad Democrática en previsión de la fase bélica por venir, Juan Manuel Santos fue
designado como nuevo ministro de defensa nacional en julio de 2006.273
La FARC respondió al desafío como siempre. Varios cientos de subversivos del bloque José María Córdova
intentaron tomarse el corregimiento de Tierradentro, municipio de Montelibano (Córdoba) el 1 de noviembre de
2006, matando en el asalto a 16 carabineros, 1 patrullero y 3 civiles.274 El 30 de noviembre miembros del frente
33 atacaron una patrulla de 80 hombres del Batallón No. 15 Francisco de Paula Santander, en el sitio Alto del
Pozo, entre Villacaro y Ábrego (Norte de Santander), dando de baja a 17 militares. Y el 23 de diciembre en la
inspección La Julia (Meta), violentos combates enfrentaron a 250 guerrilleros de las FARC con un nutrido grupo
de soldados de la Brigada Móvil No 2. Catorce uniformados y cuarenta irregulares perdieron la vida.275
Pero en 2006 a la vez que descendió el número de bajas entre las FF.AA. (594 muertos), las guerrillas en su
conjunto sufrieron un tremendo castigo con 2165 abatidos, 4927 capturados y 2460 desmovilizados. La creciente
importancia de las acciones de hostigamiento y saboteo revelo a su manera, la disminución del potencial ofensivo
de las FARC, al igual que lo hace, la creciente desbandada entre sus filas, desmoralizadas por la continua presión
militar y sobre todo por la precariedad económica que comienza a desmoronar los frentes de las regiones más
expuestas. Sin embargo hasta finales de ese año la subversión puede pensar que ha logrado mantener un ritmo
de actividad considerable, y sobre todo poner en riesgo la ambición central del Plan Patriota: cazar a los cabecillas
del secretariado y sus lugartenientes más importantes. Pero a partir de ese mismo momento la balanza se inclinara
del lado de las FF.MM.
A mediados de 2006 se crea el Comando Operativo No 3 en el Eje cafetero. Al mando del Coronel Emiro José
Barrios, estará encargado de combatir a los frentes 9 y 47 de las FARC, además de perseguir al miembro del
Secretariado Iván Ríos. Los operativos se multiplican en todo el país. El último día de 2006 el campamento madre
de Martin Caballero, emplazado en el sitio Aromeras Norte en los Montes de María, fue asaltado por fuerzas
especiales del Ejército en curso de la Operación Linaje, que movilizo a 1800 tropas de las FF.MM. Seis subversivos
fueron abatidos en el operativo, que también le permitió a Fernando Araujo fugarse del cambuche donde
permanecía secuestrado. A los cinco días de permanecer en la selva fue rescatado por las autoridades.276
FARC CONTRA ELN: LA GUERRA ENTRE LAS GUERRILLAS
Conforme aumentaba la presión militar sobre las Farc, la necesidad de controlar los principales corredores de
movilidad en el Pacífico, Arauca y el Catatumbo, forzó la ruptura entre esta guerrilla y el ELN. Si bien en el año
2000, una serie de choques habían tenido lugar en el oriente antioqueño, el Perijá y Valle del Cauca, el conflicto
que permaneció desactivado algunos años se vio exacerbado a partir de 2005, por las negociaciones que esta
última organización adelantaba con el gobierno de Álvaro Uribe.
La guerra empezó en Arauca. Las capturas masivas, la presencia de las AUC y la ofensiva permanente de la
Fuerza Pública habían debilitado a las guerrillas en ese departamento. Las consecuentes disputas por el territorio
y por captar los recursos de esa zona, llevaron a una serie de choques que culminaron a finales de 2005 en una
guerra total. Fue entonces cuando alias 'Grannobles' y Jurga Jurga, cabecillas del Frente 10, recibieron órdenes
de eliminar al ELN de la región y monopolizar toda la frontera con Venezuela. Lo que vino después fue una pugna
violenta donde hubo emboscadas, incendios de casas, amenazas a líderes de organizaciones sociales aliadas de
un bando o de otro, y una oleada de asesinatos selectivos. Si por el momento la confrontación se limitó a esa
región, en diciembre de 2006 el conflicto se generalizo, cuando alias “Ramírez”, cabecilla del frente 8 en el Cauca,
fue asesinado por miembros del ELN en el Patía. Este episodio fue el detonante para desatar una verdadera
batalla campal entre los dos grupos guerrilleros en Cauca y Nariño donde los combates dejaron cerca de 200
muertos en 4 meses.277
A finales del 2006, y como una muestra de lo lejos que había escalado el conflicto, Tirofijo le escribió a sus
unidades: “el ELN mantiene la misma concepción política de los partidos tradicionales, con el agravante de que
mantiene diálogos con el gobierno en medio de semejante crisis de gobernabilidad y guerra contra el pueblo, lo
que no permite acuerdos de unidad de acción, mucho menos como aliados estratégicos en la lucha contra el
sistema".278
A partir de ese episodio la guerra fue a muerte en todas las regiones. Las Farc desviaron importantes recursos
para enfrentarse al ELN, que no dudo por otro lado en aliarse con oficiales del Ejército en Arauca 279 (más de 300
personas murieron en ese departamento hasta 2008), y con Los Rastrojos y otras bandas criminales de la costa
Pacífica, para liquidar al enemigo común. Contra todo pronóstico, el ELN logró imponerse sobre las Farc y
conservar sus bastiones en el triángulo del Sarare, y aunque retrocedió en otros sectores, conservo intacto el
núcleo de su fuerza.

68
La situación cambio a partir de 2008. Mientras las negociaciones entraban en un periodo de estancamiento, las
Farc se enfrentaron a una serie de serias derrotas, que llevaron a replantear su conflicto con el ELN; confrontación
que estaba resultando demasiado onerosa y que no había arrojado resultados positivos.
En este contexto, el 7 de enero de 2008, Carlos Marín Guarín, alias ‘Pablito' miembro de la dirección nacional del
ELN, jefe militar de la organización y uno de los cabecillas que más se oponía al proceso de paz con Uribe, fue
detenido por el Ejército en Bogotá.
Este hecho fue indicador del mal momento que vivían las conversaciones de paz, que se habían ido
resquebrajando progresivamente.
Tras algunos meses de estancamiento, la ruptura del proceso con el ELN se formalizó el 5 de diciembre de 2008,
cuando guerrilleros del frente Domingo Laín emboscaron una patrulla de la Policía en el casco urbano de Fortul
(Arauca), y mataron a 9 uniformados. Mientras, se llevaban a cabo una serie de reuniones entre las cúpulas de
ambas organizaciones guerrilleras en la frontera con Venezuela.
En octubre de 2009 Pablito se fugó de la cárcel en Arauca, y en diciembre las Farc y el ELN formalizaron el cese
hostilidades entre ambas organizaciones, que pese a algunos incidentes se consolidó en septiembre de 2010.280

EL CONFLICTO EN 2007
Véase también: Atentado al Palacio de Justicia de Cali

Después de haber afrontado el Plan Patriota, las FARC ahora encaran el Plan Consolidación, que busca llegar a
sus bastiones más recónditos.281 A la par que la extorsión y el secuestro con fines económicos van disminuyendo
su participación en las finanzas de la guerrilla, su principal fuente de ingresos que son los cultivos ilícitos, es
duramente atacada por el gobierno y también disputada por las Bacrim.
Las nuevas erradicaciones manuales que afectan sobre todo a la Sierra de La Macarena, y la profusa destrucción
con glifosato de las grandes plantaciones, reducen el área sembrada a 69.000 hectáreas en 2007 (ahora más
diseminadas y algunas veces más productivas). Pese a que invierten crecientemente en la economía de la droga,
disputando palmo a palmo los corredores que permiten su exportación, eliminando a muchos de los intermediarios
y negociando directamente los cargamentos, sus ingresos caen al menos un 30 % respecto a 2003. El impacto es
fortísimo sobre todo para los frentes más expuestos a la arremetida del gobierno.
La nueva dirección en el Ministerio de defensa, encabezada por Juan Manuel Santos y los generales Freddy
Padilla (comandante de las FF.MM.), Mario Montoya (Ejercito), Jorge Ballesteros (Fuerza Aérea), Guillermo
Barrera (Armada) y Oscar Naranjo (Policía), obtiene en 2007 algunos de los mayores éxitos en la cruenta y larga
guerra contra la organización comunista. En efecto, las pruebas de su debilitamiento se comenzaron a dejar ver
claramente: La decisión de reorientar su acción en la línea política a través del intercambio humanitario y el
Movimiento Bolivariano son una muestra fehaciente de ello. La reducción de su dominio territorial es evidente:
Pierden Cundinamarca, Boyacá, Santander, la casi totalidad de la Costa Atlántica, el Eje Cafetero, el Oriente de
Antioquia, Casanare y ven amenazados sus emporios del sur-oriente en Meta, Guaviare, Caqueta y Putumayo;
las zonas en donde verdaderamente están a salvo son escasas (Catatumbo, sur de Bolívar, Arauca, Bajo Cauca
antioqueño, norte del Cauca, Nariño y los rincones más apartados de las selvas del sur). Las deserciones se
multiplican a una tasa exponencial y superan la cuenta de muertos en combate: en 2007 alcanzan las 3192 y en
2008 llegan a 3461, mientras el número de abatidos es de 2067 y 1184 respectivamente. Y si bien las bajas se
ceban sobre todo en los nuevos reclutas, cada vez más son los miembros con cierta antigüedad y liderazgo en la
organización, los afectados. Esto se traduce en una fuerte caída en el número de militantes de las FARC, que se
lleva la peor parte de la ofensiva gubernamental: de cerca de 20.000 miembros encuadrillados en 2002 pasa a la
mitad 5 años después, perdiendo a la vez no menos de 4000 milicianos.
La actividad bélica presenta también una fuerte desaceleración: de 700 acciones en 2002 se pasa a menos de
200 en 2007. En efecto, ahora recurren cada vez más a la siembra de minas antipersona, a las emboscadas y
al terrorismo: El 21 de enero de 2007, una bomba estalla al paso de una patrulla en Buenaventura (Valle) dejando
un saldo de 4 civiles y 2 uniformados muertos; y el 9 de abril atacan con explosivos el Comando de la Policía
Metropolitana de Cali, acabando con la vida de un taxista. Solo lograran golpear contundentemente al Ejército en
la Cuchilla de las Camelias, cresta ubicada entre Tolima y Quindío, en septiembre de 2007 matando allí a 11
soldados del Batallón de Alta Montaña No 5.282
Los golpes contra las estructuras subversivas se suceden rápidamente: En los primeros días de febrero 130
miembros de las FARC desertan en el Valle del Cauca; en marzo de 2007, se conforma la FUCAD (Fuerza de

69
Acción Decisiva) en la Costa Caribe y se lanza la campaña militar Alcatraz, que tendrá por objetivo liquidar con
esas nuevas tropas a la subversión en los Montes de María. En efecto el ERP, disidencia del ELN en esa región,
se desbanda en el primer semestre del año, rindiendo medio centenar de hombres a las FF.MM.
Pero lo que más quiere Uribe es descabezar el Estado Mayor de las FARC. Con asesoría de las FDI (Fuerzas de
Defensa de Israel), se crea en mayo de 2007 la Jefatura de Operaciones Especiales (JOEC), un centro
coordinador de inteligencia conjunta con capacidad de acción inmediata, encargado de recibir y procesar la
información recabada por las distintas fuerzas sobre los blancos estratégicos de alto valor (los jefes del
secretariado y principales lugartenientes en los frentes guerrilleros). La nueva estrategia (las denominadas
Burbujas) que pasa por la asignación de cada objetivo a una rama de las FF.AA. en particular (la que más datos
tenga al respecto), a la que las otras deben reportar (la información por ellas captada), permite golpear
contundentemente a la subversión comunista, puesto que la JOEC centraliza todos los esfuerzos y tiene la
capacidad de pasar a la acción inmediatamente, poniendo todos los recursos del Estado al servicio del operativo
militar.
Ahora los principales jefes de las FARC no se hallan a cubierto de las operaciones militares y comienzan a caer
en seguidilla. El 6 de junio en el río Cajambre (zona rural de Buenaventura) muere a manos de francotiradores de
la Armada Milton Sierra Gómez, alias “JJ”, comandante del Frente Urbano Manuel Cepeda Vargas, secuestrador
de los diputados y responsable de innumerables acciones que dejaron un centenar de muertos en el Valle del
Cauca.283 Al día siguiente, el 7 de junio es abatido en Buga (Valle) Luis Fernando Vanegas, alias “Cristian Pérez”,
segundo al mando del Movimiento Bolivariano y cabeza del PC3 (Partido Comunista Clandestino). A mediados de
julio, tropas de la FUDRA y la Fuerza de Tarea Omega, asaltan por sorpresa el campamento de Carlos Antonio
Lozada, comandante de la Red Urbana Antonio Nariño, y el autor de innumerables atentados en Bogotá. Si bien
este logra huir, cuantiosa información queda en manos del gobierno, que además da de baja a “Diego Cristóbal”,
jefe del PC3 en la capital. El 2 de septiembre, Tomas Medina Caracas, el famoso “Negro Acacio”, cae en un
bombardeo de la Fuerza Aérea junto a 14 guerrilleros (Operación Sol Naciente).284 Y el 24 de octubre es dado
de baja, en la Operación Aromo, Gustavo Rueda Díaz, alias “Martin Caballero”, asesino de 500 civiles y militares
en la Costa Caribe. Con el son muertos 19 insurgentes.285
La presión militar no cede y se incrementa, a la par de los mensajes triunfalistas del gobierno Uribe y los falsos
positivos. Acallado por el unanimismo imperante, el escándalo de las ejecuciones extrajudiciales presentadas
como bajas en combate, se multiplicó entre 2007 y 2008: el primer año se reportaron 365 víctimas y al año
siguiente 219. Además pese a que el dilema de los secuestrados se presenta con toda su crudeza y crece la
presión internacional para que se llegue a un acuerdo, el presidente y tampoco las FARC están dispuestos a ceder
un ápice en sus condiciones.

APOGEO DE LA POLÍTICA DE SEGURIDAD DEMOCRÁTICA (PSD)


Artículos principales: Operación Jaque, Operación Camaleón y Operación Emmanuel.

Véase también: Operación brasileña para la liberación de seis secuestrados por las FARC

En 2008 las Fuerzas Armadas de Colombia pueden disponer de 428.000 hombres en armas (282.000 de ellos en
las FF.MM.), frente a unos 20.000 irregulares de izquierda (incluyendo los milicianos). Pero a la vez que aumenta
la nómina de hombres, cae el número de uniformados muertos en acción: por primera vez en 12 años baja a
menos de 500 en 2007 (con 457) y en 2008 alcanza la cifra de 373, la más reducida desde 1990. Detrás de la
aparente falta de respuesta de la subversión (que es casi total en el primer semestre del año) y de su falta de
coordinación, que sale a flote con el episodio de los diputados y la liberación de Clara Rojas, algunos adivinan el
“fin del fin” del conflicto, anunciado imprudentemente por algunos militares; sin contar que mucho de la situación
se debía a la avanzada edad de Manuel Marulanda, incapaz de coordinar o replantear en sus circunstancias una
nueva estrategia.
Los golpes se suceden. A fines de 2007, se pone en movimiento el Plan para la consolidación integral de La
Macarena destinado a arrebatar el control de la estratégica región a la rebelión.
El 7 de noviembre el jefe de seguridad de la temible “Karina”, alias “Limón” muere en un bombardeo
en Sonson (Antioquia): las fuerzas guerrilleras que en esa zona agrupaban a unos 300 militantes en 2006, se
reducen a medio centenar en 2008.

70
El 8 de febrero se desencadena una cuarta ofensiva contra Iván Ríos en el Río Arma, entre Caldas y Antioquia
(Operación Fortín). Paralelamente, los frentes guerrilleros antes comandados por Martin Caballero empiezan a
resquebrajarse rápidamente.286
Por añadidura la imagen de la subversión afectada nacional e internacionalmente, por el tema de los secuestrados,
no puede ser peor. El 4 de febrero millones de personas salen a marchar contra las FARC y sus prácticas en todo
el país: la insurgencia se justifica diciendo simplemente que la sociedad está manipulada. Es el preámbulo del
marzo negro de la guerrilla comunista.287
En la madrugada del 1 de marzo aviones Súper Tucano de la Fuerza Aérea atacan con bombas inteligentes el
campamento de Luis Edgar Devia Silva “Raúl Reyes”, ubicado en la Provincia ecuatoriana de Sucumbios, a 1800
metros de la frontera común. El bombardeo es seguido por el desembarco de tropas helitransportadas, que hallan
el cuerpo sin vida del jefe subversivo.288 Al menos 23 personas mueren (17 guerrilleros, 4 estudiantes mexicanos,
1 ecuatoriano y 1 soldado colombiano) en el ataque sin precedentes (Operación Fenix), que acaba con el primer
miembro del secretariado, pero genera a la vez una agria polémica con Ecuador, al violar el territorio de la nación
vecina. La disputa internacional a la que suma Venezuela, sospechosa a los ojos del estado colombiano de
colaborar con la guerrilla, genera un fuerte unanimismo en torno a la figura de Álvaro Uribe, cuya popularidad llega
hasta el 80%.289
El 3 de marzo acosado por las tropas del gobierno y también para ganar la recompensa ofrecida, Pedro Pablo
Montoya, alias “Rojas”, jefe de seguridad de Manuel de Jesús Muñoz, alias “Iván Ríos”; ejecuta de un tiro en la
cabeza a su jefe y le corta una mano para presentarla como prueba ante las autoridades. La noticia hecha pública
el 7, es un tremendo golpe para la moral de la guerrilla que ha perdido 2 miembros del secretariado en una semana,
y lo es más aun por la forma como aconteció la muerte del último.290 Asimismo el Ejército despliega una formidable
ofensiva en el área del río Duda y Papaneme (serranía de la Macarena, Meta), movilizando para ello 4 brigadas
móviles entre el 16 de febrero y el 10 de abril de 2008 (Operación Filipo). La zona, en donde se hallaba el
legendario Pedro Antonio Marín, alias “Manuel Marulanda” y el jefe militar de las FARC, Víctor Julio Suárez “Mono
Jojoy”, fue machacada por decenas de aviones Súper Tucano y A-37 que lanzaron 114 bombas de todo tipo, a los
que se sumaría la artillería del Ejército que emplazada en las agudas crestas rocosas de la región, consumió 352
granadas de obús y mortero. La persecución que alcanzó su punto cumbre entre el 10 y el 20 de marzo, fue
esquivada sin embargo una vez más por el veterano jefe de la subversión.291
En todo caso, al atardecer del 26 de marzo moriría de causas naturales el escurridizo guerrillero que fundó las
FARC, que sobrevivió a quince presidentes y burló hasta el final la autoridad del Estado (sus enemigos, las tropas
del gobierno, lo bautizaron con el mote de “Tirofijo” en la primera Violencia), cerrando así un capítulo entero del
conflicto armado colombiano. La jefatura de la organización recayó en Guillermo León Sáenz “Alfonso Cano”. Un
mes atrás, había fallecido en Roma (Italia) producto de un cáncer el excomandante del desmovilizado Ejército
Popular de Liberación (EPL), Bernardo Gutiérrez, quien tuvo que exiliarse fuera del país por amenazas de las
FARC en su contra, debido a su deserción de este movimiento insurgente en los años 70´s para enrolarse al EPL
y a las negociaciones de esta guerrilla con el gobierno de Cesar Gaviria; aún así, alcanzó a fungir como Senador
de la República antes de su forzado exilio.292
Mientras que las FARC trata de sacarle partido a la crisis de los secuestrados, al que la secuestrada Ingrid
Betancur le hace dar importancia internacional, la arremetida encabezada por el General Mario Montoya prosigue.
La Fucad puede dar por terminada su actuación en Los Montes de María en mayo del mismo año, cuando la zona
queda libre casi íntegramente de presencia irregular. El 8 de mayo cae en La Bocana (Valle) Gustavo Cardona
Arbeláez “Santiago”, sucesor de JJ en la jefatura del Manuel Cepeda Vargas. El 18 de mayo se entrega la
sanguinaria Elda Neyis Mosquera “Karina”, y el Frente 47 descabezado, queda prácticamente desmantelado con
la Operación Sonar (acrónimo de las poblaciones de Sonson, Nariño y Argelia) por el Teniente Coronel Wilson
Díaz. Doce rebeldes mueren y dieciocho se entregan.293
Pero sin duda alguna el peor revés lo encajo las FARC el 2 de julio de 2008. Ese día militares del Ejército que se
hacían pasar como miembros de una misión humanitaria, liberaron sin un solo tiro a 15 secuestrados, Ingrid
Betancur entre ellos (11 uniformados y 3 estadounidenses). El golpe de mano no solo le arrebato a la guerrilla su
botín político más preciado, sino que se constituyó en una verdadera victoria para la administración Uribe. 294 A
fines de mes, otras dos operativos lanzados contra los frentes 6 y 10 en Cauca y Arauca respectivamente,
terminaron con medio centenar de irregulares muertos, 2 cabecillas incluidos (alias “Dago” y “Jurga Jurga”).295
En este punto con una popularidad del 80%, obtenida gracias a las victorias militares, los éxitos de la PSD eran
innegables: de 28.837 homicidios en 2002 se pasó a 16.140 en 2008, los secuestros cayeron de 1708 el primer
año a 197 en el segundo, a lo que se sumaba más de 45.000 irregulares desmovilizados. Pero a partir de ese

71
momento los avances comenzaron a ser más lentos y menos elocuentes, a la par que las FARC, ahora bajo la
férula de Alfonso Cano se rehacían y pasaban al contraataque, mientras las BACRIM multiplicaban su accionar
criminal y narcotraficante en amplias regiones del país. Además el estallido del escándalo de los Falsos
Positivos en septiembre de 2008 terminaría por afectar la moral de las FF.MM. y frenaría su avance.
SURGIMIENTO DE LAS BANDAS CRIMINALES O BACRIM
Desmovilizadas las AUC, las lucrativas rentas ilegales que manejaba dicha organización -narcotráfico, extorsión,
contrabando, juegos de azar, entre otras.- fueron asumidas en parte por las denominadas Bandas Emergentes o
BACRIM, conformadas por los paramilitares que se negaron a la desmovilización. A esta ecuación se sumaría el
auge de la minería ilegal, que se transformó en una fuente de considerables recursos para los diversos actores
armados ilegales.
Ya en agosto de 2006, una vez entregaron sus armas los últimos frentes paramilitares, el gobierno Uribe ordeno
que los jefes de las AUC fueran concentrados en el centro de reclusión de La Ceja (Antioquia). Vicente Castaño,
alias "El Profe", uno de los jefes más radicales de la organización, abandono el proceso de paz, pues sostenía
que las Autodefensas se desmovilizaron en medio de una negociación política; por consiguiente, no debían
terminar en un simple proceso de sometimiento a la justicia. En consecuencia, decidió volver a la clandestinidad
y ordenó a todos los mandos medios que aún estaban libres, regresar a las armas. Nació lo que se denominó
inicialmente como “Águilas Negras”, una federación de organizaciones neoparamilitares con poder regional. Ello
provocó de inmediato el choque con los jefes desmovilizados pues, desconociendo el control que dichos cabecillas
ejercían por medio de terceros en sus antiguos territorios, Castaño “entregó” estas plazas a los nuevos mandos:
los Llanos Orientales a Ever Veloza, alias “HH”; el Urabá a Don Mario y Los Hermanos Úsuga David (Juan de
Dios y Dairo Antonio); la Sierra Nevada a los Mellizos Mejía Múnera (Miguel Ángel y Víctor Manuel), entre otros.296
Las disputas armadas empezaron en la Orinoquia, donde Pedro Oliviero Guerrero Castillo, alias Cuchillo, organizó
por cuenta propia, y en alianza con miembros del antiguo Bloque Centauros de las AUC, el Ejército Revolucionario
Popular Antisubversivo de Colombia (ERPAC). "HH" fue expulsado de esa zona a finales de 2006. Sin embargo,
la mayor conflagración llegó cuando ‘Don Berna’ y Carlos Mario Echeverry, alias ‘Rogelio’, quienes dirigían
la Oficina de Envigado, se sintieron amenazados por Vicente Castaño. La pugna se resolvió de manera rápida,
cuando en marzo de 2007, Castaño fue asesinado en el Bajo Cauca antioqueño (según versiones de
exparamilitares, ya que su cuerpo nunca fue encontrado). Su proyecto de reconstruir un ejército paramilitar a nivel
nacional se truncó y las bandas que le obedecían se atomizaron.297 Además, el 3 de abril de 2007, Ever Veloza,
alias HH, uno de sus principales lugartenientes -que lo había traicionado- fue capturado en Bolombolo, Antioquia.
De otro lado, los indicios de que algunos jefes paras –como Macaco, Don Berna y Jorge 40- seguían delinquiendo
desde La Ceja, forzó su traslado intempestivo a la cárcel de Itagui en diciembre de 2006. Estos dos factores
aumentaron la proliferación anárquica de bandas.298
Ya para mediados de 2007, el gobierno reconocía la existencia de 33 bandas emergentes o BACRIM: (Los
Urabeños también llamados Bloque Héroes de Castaño, Nueva Generación, el Ejército Revolucionario Popular
Antisubversivo de Colombia, las Águilas Negras, la Oficina de Envigado, Renacer, Los Traquetos, Los Macacos,
etc.). Estas agrupaciones operaban a lo largo de todo el territorio colombiano, alcanzando 28 departamentos y
179 municipios.299 A ellas se sumaban los grupos narcotraficantes que, colados en el proceso de paz o como
restos del atomizado Cartel del Norte del Valle, cooptaron los espacios de las AUC en el Pacífico o se aliaron con
nuevos capos. Era el caso de Diego León Montoya "Don Diego", Juan Carlos Ramírez Abadía "Chupeta" o Wílber
Varela "Jabón", quienes a través de sus estructuras armadas, conocidas como ‘Los Machos’ o ‘Los Rastrojos”
dominaban el Valle del Cauca y la Costa Pacífica.
En vista del confuso panorama, el alto gobierno dio la orden de combatir a las Bandas Emergentes, que
amenazaban los resultados del proceso de paz con las AUC. Bajo el comando del General de la Policía, Oscar
Naranjo, se reunió a un grupo de 100 oficiales de inteligencia y uniformados especializados en lucha contra el
narcotráfico, para enfrentarlos.300 Los primeros neutralizados fueron los jefes desmovilizados. Por orden
presidencial, el 25 de agosto de 2007 Macaco y Don Bernafueron remitidos a la cárcel de Cómbita (Boyacá); la
banda que dirigía el primero fue desarticulada por la policía con la detención de Mario Garzón, alias Mario Bross,
quien coordinaba las acciones desde fuera de la cárcel. También fue golpeada la organización Nueva Generación
que operaba en Nariño y la región del Patía, con la detención simultánea en octubre de 2007 de Hugo González “El
Nomo”, José Yela “el Político” y John Roima García, alias El Niño. Paralelamente, el Ejército logró la captura de
Diego León Montoya en Zarzal (Valle) el 10 de septiembre de 2007, mientras Juan Carlos Ramírez Abadía,
Chupeta, era detenido en Brasil; esto significo la desarticulación de Los Machos, cediendo sus espacios a los
Rastrojos.300

72
La ofensiva se centró luego sobre la Bacrim de Los Nevados que, al mando de los mellizos Víctor Manuel y Miguel
Ángel Mejia Munera, trataba de monopolizar La Sierra Nevada y el Bajo Cauca antioqueño con hombres del Bloque
Vencedores de Arauca y antiguos combatientes de Jorge 40 y Hernán Giraldo. El 29 de abril de 2008, Víctor Mejía
Munera es dado de baja por un comando de la Policía Nacional en Taraza y el 2 de mayo su hermano Miguel fue
detenido en Honda (Tolima).301
Por último, y con el argumento de que los "jefes paras” seguían delinquiendo desde la cárcel, incumpliendo los
compromisos adquiridos en la Ley de Justicia y Paz, se ordenó su extradición a Estados Unidos. La extradición
de paramilitares, comenzó el 7 de mayo de 2008 con la entrega a las autoridades norteamericanas de Carlos
Mario Jiménez, alias Macaco, quien fuera comandante del Bloque Central Bolívar. Fue cuestión de días para que
los otros sufrieran la misma suerte. El 13 de mayo, fueron puestos en manos de la DEA Diego Fernando Murillo
Bejarano, alias Don Berna; Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40; Salvatore Mancuso; Francisco Javier Zuluaga,
alias Gordo Lindo; Guillermo Pérez Alzate, alias Pablo Sevillano; Ramiro Vanoy, alias Cuco Vanoy; Juan Carlos
Sierra, alias El Tuso; Manuel Enrique Torregrosa; Diego Alberto Ruiz Arroyave; Martín Peñaranda, alias El
Burro; Edwin Mauricio Gómez Lara; Hernán Giraldo Serna, alias El Patrón; Nondier Giraldo Giraldo y Eduardo
Enrique Vengoechea.302
LAS BACRIM ENTRE 2008 Y 2010

Miles de ex-integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia volvieron a tomar las armas, luego del proceso de
desmovilización en 2006.

Así fue como por acción de las autoridades, producto de las luchas intestinas o absorbidas por grupos más
grandes, 18 bandas emergentes desaparecieron entre 2006 y 2008. Pero contrario a lo esperado, se produjo la
consolidación de los grupos más organizados: Los Urabeños, Los Rastrojos, el ERPAC, y la Oficina de Envigado.
Los Rastrojos, brazo armado de Wilber Varela, capo del Cartel del Norte del Valle, se consolidaron en el control
de la Costa Pacífica con la desarticulación de sus competidores cercanos: Los Machos y la banda Nueva
Generación. Sin embargo, Varela fue asesinado por sus propios lugartenientes en enero de 2008 y el mando de
la organización seria asumido por los Hermanos Comba (Javier Antonio y Luis Enrique Calle Serna) y Diego
Rastrojo, quienes siguieron empleando a los países vecinos como retaguardia para sus actividades delictivas.303
A su vez, por medio de alianzas tacitas con el ELN o de la confrontación abierta con las FARC, quisieron extender
su dominio territorial sobre todo el litoral caucano y nariñense; no más la guerra por Timbiqui, Guapi y Bocas de
Satinga dejó casi 400 muertos y más de 15.000 desplazados entre 2010 y 2011.304 También trataron de avanzar
hacia otras zonas lejos del Pacífico, pero chocaron con los Gaitanistas o Urabeños.
Precisamente en el norte una vez muerto Vicente Castaño, Daniel Rendón Herrera, alias “Don Mario”, y los
hermanos Úsuga David, reunieron a los comandantes que estaban bajo su mando y los que entonces lideraban a
las Águilas Negras (Gavilány el Negro Sarley), conformando un nuevo grupo armado llamado en principio Bloque
Héroes de Castaño, pero que en enero de 2008 paso a ser parte de las Autodefensas Gaitanistas de
Colombia (ACG), absorbidas posteriormente por Los Urabeños. Los jefes paramilitares habrían llegado al acuerdo
de mantener el control de Urabá e iniciar una confrontación armada contra la Oficina de Envigado y Los Paisas,
que amenazaban su predominio.296 La guerra de 3 años se saldó con la muerte de más de 3.000 personas, pero
a largo plazo los Urabeños se consolidaron como el grupo más poderoso, por su posición estratégica en el Golfo
del Uraba y su pie de fuerza. Pronto implementaron una especie de servicio militar en la zona y ejecutaron un
primer paro armado el 15 de octubre de 2008, durante el cual se presentaron “en sociedad” como ‘Autodefensas
Gaitanistas de Colombia’. A finales de 2008 incursionaron en el Uraba Chococano, alcanzando la frontera con
Panama.305
Poco después sufrieron un contratiempo, cuando el 15 de abril de 2009 Don Mario fue capturado por la Policía.
No obstante, el mando de la organización casi intacta pasó a Juan de Dios Úsuga, alias "Giovanny", y su hermano
Dairo Antonio Úsuga, alias "Otoniel", quienes consolidaron el dominio sobre Cordoba y el Bajo Cauca antioqueño
entre 2010 y 2011, eliminando todas las bandas enemigas, esencialmente a Los Paisas y Los Rastrojos. Estos
últimos trataron de absorber a Los Paisastras su separación de la Oficina de Envigado, para así extender sus
dominios desde el Pacífico hasta el Caribe, pero fueron incapaces de obtener un resultado decisivo y fueron
expulsados de la zona, con saldo de más de 600 muertos en esa pugna.306307308
Este avance de Los Urabeños se debió en buena medida a la debacle de la poderosa ‘Oficina de Envigado’, que
comenzó con la extradición hacia Estados Unidos de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna, en mayo
de 2008. Aunque sus lugartenientes comenzaron a ascender en la estructura de mando, pronto aparecieron las

73
divisiones en el interior de la organización a raíz del sometimiento a la justicia norteamericana de Carlos Mario
Rogelio Aguilar, alias Rogelio, y de Mauricio Cardona López, alias Yiyo. Los Paisas, separados de la organización,
fueron absorbidos en parte por Los Rastrojos y Los Urabeños, pero a la larga sus territorios en Cordoba y el Bajo
Cauca pasaron a la última organización, aunque manteniendo dominio en algunos de esos territorios. En Medellín,
plaza principal de la Oficina de Envigado, la guerra se desató entre dos combos rivales: uno dirigido
por Maximiliano Bonilla, alias Valenciano y otro por Erick Vargas, alias Sebastián, un conflicto que provocó la
muerte de alrededor de 6.000 personas entre 2008 y 2012.309
Mientras tanto, en la Orinoquia se consolidó el Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia
(ERPAC) al mando de alias Cuchillo quien, aliado con uno de los últimos grandes capos del narcotráfico, Daniel
Barrera Barrera, alias El Loco Barrera, copó numerosas zonas controladas por el antiguo Bloque Centauros en
Meta y Vichada, agrupando a alrededor de 800 hombres hacia 2010. Allí había asentado su poder, eliminando
primero a la banda de Hever Veloza, alias “HH”, y luego a Los Macacos, dirigidos desde la prisión por Carlos Mario
Jiménez, alias “Macaco”. La guerra con este grupo se decidió en la batalla de Puerto Gaitán (Meta), entre el 10 y
el 14 de agosto de 2007, un combate que dejó 250 muertos en ambos bandos. Los sobrevivientes, cerca de 200,
se rindieron a mediados de septiembre al Ejército Nacional.310

Gobierno Santos
PROCESO DE PAZ CON LAS FARC, PLEBISCITO, RENEGOCIACIÓN Y
DESMOVILIZACIÓN. PREMIO NOBEL DE PAZ
Artículo principal: Diálogos de paz entre el gobierno Santos y las FARC
Véanse también: Acuerdos de La Habana y Plebiscito sobre los acuerdos de paz de Colombia de 2016.
Ceremonia de firma del acuerdo final de paz con las FARC el 26 de septiembre de 2016
En Septiembre de 2012, el gobierno de Juan Manuel Santos empezó formalmente los diálogos de paz con la
guerrilla de las FARC que se desarrollaron en La Habana, Cuba; pero para llegar a este punto se tuvo que llegar
a dos momentos decisivos.

Primero, la muerte en septiembre de 2010 (un mes despúes de asumir la presidencia) del jefe militar de este grupo
subversivo; Jorge Briceño Suárez, alias Mono Jojoy, en el marco de la Operación Sodoma, en zona rural del
municipio de La Macarena (Meta), así como también de numerosos guerrilleros que eran parte de su esquema de
seguridad;311 en este momento ya se habían iniciado contactos entre las partes para una fase exploratoria en ese
momento. La otra acción importante contra este grupo subversivo es la caída en combate de Guillermo León
Sáenz Vargas, alias Alfonso Cano, entonces comandante en jefe de las FARC, quien asumió tras la muerte
en 2008 por causas naturales de Manuel Marulanda Vélez, alias Tirofijo; operativo realizado en el año 2011 bajo
el nombre de Operación Odiseo en el departamento del Cauca.312 En respuesta a estos ataques, las FARC
realizaron una serie de ataques furtivos contra soldados y policías, en varios casos en forma de emboscadas,
como el ocurrido en zona rural del municipio de Buenos Aires (Cauca), donde mataron a 10 militares que
acampaban en una cancha, hecho ocurrido en Abril de 2015, poniendo en riesgo los diálogos en La Habana; pero
el hecho más recordado por la opinión pública es el atentado terrorista en 2012 contra el Ex-ministro del Interior y
Justicia; Fernando Londoño Hoyos, en la ciudad de Bogotá, provocando la muerte de 2 de sus escoltas y varios
civiles heridos.313 Otras emboscadas de parte de las FARC contra la Fuerza Pública ocurrieron en Caranal
(Arauca), asesinando 15 uniformados en julio de 2013; La Montañita (Caquetá) en abril de 2012, y Tierradentro
(Córdoba), matando 7 policías en septiembre de 2014.
Apenas un par de días después de haber tomado posesión como Presidente de la República, el 10 de agosto de
2010 las FARC le dan la bienvenida a Juan Manuel Santos con un atentado terrorista a Caracol Radio en la ciudad
de Bogotá. Este atentado fue realizado por medio de un carro bomba activado por control remoto, el cual no deja
víctimas fatales pero si muchos heridos, todos civiles.314
Además de Sodoma y Odiseo, el gobierno lanzó otros operativos contra este grupo insurgente como la Operación
Némesis, cuyo objetivo era el jefe del Bloque Sur; alias Fabián Ramírez,315 esta vez sin éxito, pero causando bajas
de guerrilleros rasos.
Después de casi cuatro (4) años de negociaciones con altas y bajas, el 23 de junio de 2016 se firmó el último de
los seis (6) puntos de la agenda de negociación prevista entre el gobierno y las FARC, declarando el cese bilateral
de hostilidades, el desarme, desmovilización y reintegro a la vida civil de los miembros del grupo insurgente, según
declaraciones del Jefe del equipo negociador del gobierno, Humberto de La Calle.

74
Todo se efectuará de manera gradual en un lapso de seis (6) meses después de la firma oficial. Pese a que en
junio de 2016 se pactó el último punto de la agenda, las conversaciones se extendieron por dos (2) meses más
hasta el 28 de agosto del mismo año, cuando quedó totalmente discutido y aprobado por ambas partes
los Acuerdos de La Habana316 que se firmaron de manera oficial en Cartagena el 26 de septiembre para terminar
la guerra entre el gobierno y las FARC, sometiéndolos a votación del pueblo colombiano por medio de un plebiscito
que se desarrolló el 2 de octubre de 2016, siendo finalmente rechazados por estrecho margen.317
Por parte de las FARC, en la Décima Conferencia Guerrillera efectuada en zona rural de La Macarena (Meta), casi
todos sus integrantes aceptaron acatar los acuerdos firmados con el gobierno con excepción de varios integrantes
del Frente 1, quienes manifestaron en un comunicado por escrito que seguirán en armas contra el estado.318
Por su parte, el gobierno respondió que atacará con todos los recursos disponibles a esta disidencia y las que se
presenten en el transcurso del desarme de las FARC, ya que su único objetivo es el control del narcotráfico y
demás actividades ilícitas en su zona de influencia (departamento del Guaviare, en el caso de los disidentes del
Frente 1).319
Aunque han hecho hostigamientos y han debido repeler ataques de la Fuerza Pública que les han provocado bajas
y capturas significativas, la primera acción importante de esta disidencia fue contra un funcionario de la ONU al
secuestrarlo el 4 de mayo de 2017, mientras realizaba acompañamiento en la zona al Programa de Sustitución de
Cultivos de Uso Ilícito del estado colombiano,320 liberado de manera voluntaria dos meses despúes.321
La Fuerza Pública, en la búsqueda de estos grupos disidentes, también ha cometido excesos como el 5 de octubre
de 2017, al asesinar en zona rural de Tumaco (Nariño) a 7 campesinos que protestaban contra la erradicación de
cultivos ilícitos en este departamento (según cifras de la ONU de 2013, Nariño es el departamento con más
hectáreas cultivadas de hoja de coca en el país322). Inicialmente se responsabilizó a disidentes de las FARC que
operan en este departamento, pero las posteriores investigaciones, además de las declaraciones de los
manifestantes, responsabilizaron a los miembros de la Policía Nacional de esta masacre, que terminó con la
suspensión y traslado a otras seccionales de más de 100 policías que operaban en este departamento, además
de investigaciones por parte de la Fiscalía y la Procuraduría.323
Pese a la negativa de los acuerdos por parte de los colombianos, el gobierno creó espacios de diálogos con los
promotores del NO a los acuerdos, específicamente con el partido opositor Centro Democrático, para renegociar
o modificar los acuerdos ya firmados en consenso con los negociadores de las FARC en el menor tiempo posible
para el pronto desarme de la guerrilla.324
El 12 de noviembre, mes y medio después del plebiscito, se logró la renegociación y la modificación de los
acuerdos con las FARC tomando en cuenta los argumentos y objeciones de los promotores del NO,325 firmado el
acuerdo con estas modificaciones el 24 de noviembre en el Teatro Colón de Bogotá (por lo que algunos llaman a
este acuerdo de manera informal como los Acuerdos del Teatro Colón) y radicado inmediatamente en
el Congreso de la República para su estudio, ratificación e implementación aprobando el texto, tanto en
el Senado como en la Cámara de Representantes, pese a las críticas y amenazas de demandar este nuevo
acuerdo por parte del Centro Democrático, debido a la negativa del gobierno a convocar un nuevo plebiscito para
que fuesen los colombianos quienes lo aprobaran. Con esta ratificación e implementación en el Congreso, inició
el proceso de desmovilización de insurgentes y de entrega de las armas a la ONU en un lapso de 180 días desde
el 1 de diciembre de 2016,326 desarme que terminó el 14 de agosto de 2017, mes y medio después del plazo
pactado, entregando un total de 8.112 armas al organismo internacional, además de la destrucción de municiones,
caletas, minas antipersona, granadas y explosivos.327
El gobierno, por su parte, realizó la promulgación de leyes ante el Congreso que aseguró el proceso de paz en la
constitución mediante la Vía Rápida o "Fast Track" (discusión y aprobación inmediata de leyes en el legislativo
que implican reformas constitucionales, las cuales legalmente requerirían de varios debates que tomarían meses
o años realizar), mecanismo aprobado por la Corte Constitucional del país.328
Por su contribución a la búsqueda de la culminación del conflicto armado en Colombia (tanto con las FARC como
con el ELN), el presidente Juan Manuel Santos fue galardonado en Oslo (Noruega) con el Premio Nobel de la
Paz en 2016.329
PROCESO DE PAZ CON EL ELN
Artículo principal: Diálogos de paz entre el gobierno Santos y el ELN

El 30 de marzo de 2016, después de más de 24 meses de fase exploratoria y ofensivas y contraofensivas militares
entre uno y otro, provocando bajas en ambos bandos (entre las más recordadas, dos emboscadas del ELN en

75
mayo de 2013 con saldo de 10 militares muertos y uno secuestrado en Chitagá, Norte de Santander,330 y en
octubre de 2015 a una misión electoral en el municipio boyacense de Güicán, asesinando a 12 miembros de las
Fuerzas Armadas331), el gobierno colombiano y la guerrilla del ELN anunciaron en Caracas (Venezuela) el inicio
formal del proceso de paz para acabar el conflicto armado entre las partes, siendo Ecuador,
Venezuela, Brasil, Chile, Noruega y Cuba, los países garantes del proceso. La agenda de los diálogos contempla
seis (6) puntos a discutir:
1) Participación de la sociedad
2) Democracia para la paz.
3) Víctimas
4) Transformaciones para la paz
5) Seguridad para la paz y dejación de las armas
6) Garantías para el ejercicio de la acción política332
La primera ronda de los diálogos estaba programada para iniciar en Mayo de 2016 en Ecuador,333 pero con los
secuestros y acciones terroristas realizadas en ese mismo mes por el ELN, el gobierno se niega a iniciar la
negociación hasta que liberen a todos los secuestrados; los cuales, son liberados unos por presión de las Fuerzas
Militares y otros por voluntad del grupo insurgente, faltando el ex-congresista Odin Sánchez Montes de Oca. El
gobierno, a través del facilitador del proceso exploratorio con este grupo armado; Frank Pearl, deja en claro que,
a diferencia del proceso de paz con las FARC, este proceso se efectuará en medio del conflicto con este grupo
armado sin cese al fuego, argumentando que se "está ganando".334
A los pocos días de este anuncio, el ELN incinera ocho (8) vehículos en la via entre Pereira y Quibdó, además de
secuestrar a dos (2) conductores de estos vehículos,335 debiendo liberarlos diez (10) días después debido a la
presión del Ejército en la zona.336
Luego de varios meses de incertidumbre esperando el rescate y/o liberación voluntaria de los secuestrados, y
pese al rechazo de los colombianos a los Acuerdos de La Habana con la guerrilla de las FARC en el plebiscito del
2 de Octubre; el 10 de octubre de 2016, el gobierno de Colombia y los negociadores del ELN anunciaron en
conjunto el inicio formal de la mesa de diálogos en Caracas, Venezuela; programada para iniciar él 27 de ese
mismo mes en Quito, Ecuador;337 pero como a esa fecha el ELN no había liberado a Odin Sánchez, el gobierno
ordenó la suspensión del inicio de los diálogos hasta que lo liberen. Por su parte, el ELN manifestó que no liberará
al ex-congresista hasta que sean indultados dos guerrilleros presos en cárceles colombianas, que desempeñarán
el papel de "gestores de paz" en el proceso; los cuales, según el grupo guerrillero, el gobierno se había
comprometido liberar antes de iniciar la primera ronda de negociaciones.338
El 7 de febrero de 2017, luego del cumplimiento de condiciones de ambas partes, se instaló en Quito (Ecuador)
oficialmente la fase pública de negociación para la culminación del conflicto armado en medio de la guerra.339
El 5 de septiembre de 2017 se logra el primer gran acuerdo pactando un cese al fuego bilateral entre el gobierno
y el ELN, aprovechando la visita oficial del Papa Francisco a Colombia en esa misma semana. El cese al fuego
irá de manera provisional hasta el 12 de enero de 2018, el cual se irá prorrogando a medida que se logren avances
en la mesa de negociación sobre los puntos acordados en la agenda de paz.340
OPERATIVOS CONTRA LAS BACRIM
En el transcurso del gobierno Santos, hasta diciembre de 2016, se han producido más de 22.800 capturas a
miembros de Bandas Criminales o BACRIM, surgidas por la negativa de un grupo numeroso de paramilitares a la
desmovilización en el gobierno de Uribe; además se han incautado 10.300 armas y un millón y medio de
municiones (cifras de un ejército).341 Se ha obtenido también la incautación de más de
1.000 toneladas de cocaína a estos grupos criminales y el decomiso y destrucción de docenas de máquinas
utilizadas para la minería ilegal y la intervención de más de 1.000 puntos de explotación de esta actividad, además
del desmantelamiento de las bandas criminales Los Paisas y Los Rastrojos,342 así como el debilitamiento de
la Oficina de Envigado y los Bloques Meta y Libertadores del Vichada (los dos últimos creados por disidentes de
la BACRIM ERPAC, quienes no se sometieron a la justicia en 2011).
El primer gran golpe ocurrió en Diciembre de 2010, al caer en combate con la Policía el jefe del ERPAC; Pedro
Oliviero Guerrero Castillo, alias Cuchillo,343 lo que provocó la posterior desmovilización y sometimiento a la justicia
de 500 miembros de esta agrupación criminal.344 Entre las detenciones más importantes se encuentra la de Daniel

76
Barrera Barrera, alias El Loco Barrera, considerado el último gran capo de la droga que existía en Colombia, quien
fuera capturado en San Cristóbal (Venezuela) en 2012, con ayuda de las autoridades venezolanas y la
inteligencia estadounidense y británica.345 No es la primera vez que un delincuente colombiano cae con ayuda de
las autoridades venezolanas; también cayeron en ese país Diego Pérez Henao, alias Diego Rastrojo, líder de la
banda criminal Los Rastrojos en 2012346 y Maximiliano Bonilla, alias Valenciano, lider de la Oficina de Envigado,
capturado en 2011,347 el cual sostenia una guerra en Medellín por el control de esta agrupación criminal con Erick
Vargas, alias Sebastian, capturado en Girardota en el año 2012.348
Entre las ofensivas más importantes y aún en curso se encuentra la Operación Agamenón (la cual entró en su
segunda fase en Mayo de 2017 al reforzarse con tropas del ejército colombiano349), iniciada por
la Policia en Marzo de 2015 y cuyo objetivo principal es la captura o muerte del cabecilla del Clan Úsuga o Clan
del Golfo como se le conoce ahora en el gobierno (anteriormente conocidos como Los Urabeños), Dairo Antonio
Úsuga David, alias Otoniel, así como los miembros de su Estado Mayor,350 lo que provocó una dura reacción de
esta BACRIM que ordeno en marzo de 2016 un paro armado por 24 horas y un Plan Pistola contra uniformados
de la Policía (reiniciado este último en mayo de 2017), dejando como resultado más de 20 policías asesinados en
el país.
Debido a los buenos resultados presentados por la Operación Agamenón (entre los que se incluye dos miembros
del Estado Mayor de la organización abatidos y uno capturado), el gobierno dio a conocer el 5 de
septiembre de 2017una misiva del máximo cabecilla del Clan del Golfo, donde manifiesta la voluntad de la
organización para someterse a la justicia, abriendo la puerta a la desmovilización de la banda criminal o Grupo
Armado Organizado (GAO) más grande de Colombia; versión confirmada por el mismo Otoniel a través de un
vídeo que circuló en las redes sociales, donde afirma que busca negociar el sometimiento a la justicia de él y de
sus hombres.351
El hermano de Otoniel; Juan de Dios Úsuga David, alias Giovany, el otro cabecilla de esta organización criminal,
fue abatido por la Policía en Enero de 2012 mientras celebraba el año nuevo en zona rural de Acandi (Choco), en
el marco de la Operación Colombia 25,352 originando otro Plan Pistola contra la Policía y un paro armado por
varios días.
Otro golpe importante es el abatimiento en Norte de Santander por parte del Ejercito del llamado capo
del Catatumbo, Victor Ramón Navarro Serrano, alias Megateo, comandante del grupo disidente del Ejército
Popular de Liberación (EPL), organización subversiva que es vista desde el gobierno de Uribe como una banda
criminal por su casi exclusiva financiación del narcotráfico; hecho ocurrido en octubre de 2015. El operativo,
bautizado como Operación Solemne, hizo debilitar a esta agrupación narco-subversiva ya que Megateo era el
principal financiador de esta organización con los cultivos de hoja de coca y laboratorios para el procesamiento de
cocaína que tenía en esta área geográfica de Colombia.353
La fuerte presión ejercida por el gobierno colombiano a través de las Fuerza Pública ha obligado a la entrega, en
este caso a las autoridades estadounidenses en Panamá, de importantes capos de la droga como los
hermanos Javier Antonio y Luis Enrique Calle Serna, alias Hermanos Comba, en 2012.354 Otros jefes importantes
de bandas criminales que han caído por acción de las autoridades son: Darío Andrés León Humane,
alias Jhonatan, jefe del Bloque Meta, capturado en noviembre de 2015355 y Martín Farfán Díaz, alias Pijarvey, jefe
del Bloque Libertadores del Vichada, abatido en octubre de 2015.356
Otras ofensivas que ya se ejecutaron o están en ejecución por parte del gobierno a través de la Policía Nacional
son:

Operación Corazón Colombia: Precursora de la "Operación Agamenón" en contra de alias Otoniel, líder del Clan
del Golfo (en ese tiempo conocidos como Los Urabeños), realizada en diciembre de 2013 en el Urabá, dando
como resultado la captura de 51 miembros de esta banda criminal, incluyendo cuatro (4) familiares del máximo
jefe de la organización y miles de millones en efectivo. Uno era integrante de la cúpula, su primo Arley Úsuga
Torres, alias Cero Siete, quien se dejó capturar para que Otoniel escapara de la persecución de la Fuerza Pública,
la cual estuvo a 300 metros del capo sin que se dieran cuenta; versión dada a conocer tiempo después por
interceptaciones telefónicas hechas a la banda.357 En la misma región del país fueron detenidos otros dos
primos; Jacobo Rodríguez Úsuga y José Jubenal Úsuga, y en Medellín arrestaron a una hermana de Otoniel, Nini
Johana Úsuga David, alias La Negra, señalada de administrar las finanzas de la banda, además de incautarle
$1.000 millones de pesos en efectivo de Los Urabeños.358

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Operación Némesis II: Realizado en 12 departamentos de la Región Andina, la Costa
Pacífica y Caribe colombiana a finales de 2015 contra el Clan de Golfo (conocidos en ese entonces como Clan
Úsuga), arrojando 76 capturas y 50 allanamientos a propiedades de esta banda criminal.359

Operación Némesis V: Realizado en 10 departamentos del país en septiembre de 2016, dejando como resultado
la captura de 109 miembros de bandas criminales; entre ellos, 84 del Clan del Golfo.360

Operación Troya: Realizada en varias ciudades del país en septiembre de 2016, que terminó con la captura de
34 miembros de las últimas células que existían de la banda criminal Los Rastrojos, dejando prácticamente
desmantelada esta organización, según fuentes del gobierno.361

Operación Atenea: Su objetivo era la desarticulación de los grupos disidentes del ERPAC (Bloque Meta y Bloque
Libertadores del Vichada, conocidos desde Marzo de 2016 por el gobierno como Los Puntilleros) ubicados en
los Llanos Orientales. También tiene como objetivo impedir la expansión del Clan del Golfo a esta zona y evitar la
conformación de nuevas organizaciones criminales en la región. Desde su comienzo en noviembre de 2015, se
han capturado o dado de baja cerca de 10 líderes de Los Puntilleros y del Clan del Golfo, además de decenas de
sus miembros. Su último cabecilla, Arnulfo Guzmán Hernández, alias Tigre, fue capturado cuando pretendía
celebrar con una modelo el Día del Amor y la Amistad el 22 de septiembre de 2017 en Villavicencio (Meta),
quedando totalmente desmantelada la organización de Los Puntilleros, según declaraciones del Ministerio de
Defensa.362

Operación Esparta: Su objetivo es la desarticulación del grupo disidente del EPL en el Catatumbo (desde Marzo
de 2016 llamado por el gobierno como Los Pelusos) e impedir la expansión o conformación de otras bandas
criminales en la región.363 Su primer gran golpe se dio con la captura del sucesor de Megateo en la
organización: Gullermo León Aguirre, alias David León, el 16 de septiembre de 2016 en la ciudad de Medellín.364
Pese a ello, aún se mantiene esta operación en búsqueda de capturar o dar de baja al sucesor de David
León: Jader Navarro Barbosa, alias Caracho, y a los demás miembros de Los Pelusos. Se presume de la muerte
de Caracho en octubre de 2016 por complicaciones de salud, debido a un cuadro severo de diabetes, pero no hay
aún una versión oficial del gobierno. Su reemplazo, en caso de confirmarse el deceso, seria Reinaldo Peñaranda,
alias Pepe; jefe ideológico del EPL,365 quien estaría enfrentando desde inicios del 2017 una guerra por el poder
de la organización contra su jefe militar; alias Mauricio o Pácora (se desconoce su nombre real).366
El gobierno colombiano ha clasificado a las bandas criminales en tres (3) clases de estructuras:

Estructura Tipo A: Grupos que tienen influencia en varios departamentos al mismo tiempo; tienen una
organización definida, jerarquizada, con mandos de poder visible y especializado, además de una importante
infraestructura para delinquir. Solo estaría clasificado en este grupo el Clan del Golfo, la banda criminal más
grande del país con más de 2.000 miembros. El grupo de Los Rastrojos estuvo clasificado un tiempo en esta
categoría, pero con los golpes a su infraestructura y las capturas de sus miembros por parte de las autoridades,
además de las deserciones de otros a su rival "Clan de Golfo"; fueron reducidos a pequeñas células que
permanecieron activas hasta 2016, cuando capturaron a sus últimos integrantes.

Estructura Tipo B: Grupos que tienen influencia en cierta región o departamento; su organización es menos
jerarquizada, opera en algunas ocasiones como redes de apoyo de otras bandas más poderosas como el Clan
del Golfo y su radio de acción está limitado a territorios definidos. En este grupo estarían clasificados dos (2)
grupos criminales, cada uno entre 100 y 150 integrantes: Los Puntilleros y Los Pelusos.

Estructura Tipo C: Grupos que tienen operatividad local; se caracterizan por tener un portafolio criminal amplio y
se denominan como bandas de “mercenarios” que prestan sus servicios al mejor postor, incluyendo a otras bandas
criminales, convirtiéndose esta clase de estructuras como "altamente peligrosas". En esta categoría se incluirían
la Oficina de Envigado, la Constru en Putumayo, la Empresa en Buenaventura, la Cordillera en Pereira, Clan
Pachencha en Santa Marta, entre otras.367
Desde Mayo de 2016, las bandas criminales pasaron a ser llamadas por el gobierno colombiano como Grupos
Armados Organizados (GAO), mediante la Directiva 015 del Ministerio de Defensa Nacional, otorgando
facultades a las Fuerzas Militares (Ejército, Armada y Fuerza Aérea) para combatir estos grupos como si fueran
insurgentes, incluyendo bombardeos a campamentos de estas organizaciones.368 De esta manera, la Policía

78
Nacional dejó de ser la única entidad armada que combate a estos grupos por parte del estado. Esta nueva visión
de las bandas criminales, incluyendo la de bombardear campamentos de estos grupos, solo aplica a las
estructuras de tipo A y B (Clan del Golfo, Puntilleros y Pelusos) y se emplea siempre y cuando la Fiscalía o la
Policía Nacional así lo requieran.369 Pese a este panorama, grupos como el Clan del Golfo
(autodenominados Autodefensas Gaitanistas de Colombia) y la Oficina de Envigado quieren ser incluidos en
un eventual proceso de paz con el gobierno colombiano;370371 sin embargo el gobierno, a través de la Oficina
del Alto Comisionado Para la Paz, dejó en claro que estos grupos no tienen estatus político. En consecuencia, el
único proceso aceptado por el gobierno con estos grupos es el de Sometimiento a la Justicia sin negociaciones.372

EFECTOS
El conflicto armado colombiano ha generado miles de muertos, lisiados, secuestrados, y afectados por diferentes
acciones terroristas una de las peores crisis de desplazamiento forzado en el mundo y desaparecidos, lo que ha
conllevado a que Colombia sea clasificado como uno de los países más violentos del mundo y uno de los
principales exportadores de drogas ilegales.373374 Desde 1964 se han presentado innumerables combates, asaltos
a bases militares, tomas de cabeceras municipales, masacres y atentados terroristas que han dejado miles de
muertos, heridos o desaparecidos.

PÉRDIDAS Y ABUSOS A LOS DERECHOS HUMANOS


Colombia es el país con mayor cantidad de desplazados en el mundo. Cerca de 4,9 y 5,5 millones de personas han sido
desplazadas a causa del conflicto armado, según la más reciente cifra publicada en 2012 por el Centro de Monitorio del
Desplazamiento Interno.375El informe no incluye a personas desplazadas por el narcotráfico o las bandas criminales. 376

Artículos principales: Derechos humanos en Colombia y Desplazamiento forzado en Colombia.

Según el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) entre el 1 de enero de 1970 y el primer trimestre
de 1981, ocurrieron numerosos asesinatos, torturas, desapariciones y otras violaciones de los Derechos Humanos.
"Desde 1970 hasta marzo de 1981 se presentaron 1.053 asesinatos y 7.571 casos de torturas provocados
principalmente por las Fuerzas Armadas."377 Por su parte, Amnistía Internacional, informó que entre 2006 y 2008,
las comunidades que han sido golpeadas con mayor dureza por el conflicto, son miembros de comunidades
indígenas, afro descendientes y campesinas, víctimas de homicidio o de desplazamiento forzado. En 2007 hubo
alrededor de 1.400 homicidios de civiles, superior a los 1.300 que se dieron en 2006. En los casos en los que se
logró identificar a los autores, las fuerzas estatales fueron responsables de al menos 330, los grupos paramilitares
de unos 300 y los grupos guerrilleros de alrededor de 260.378
En cuanto a las ejecuciones extrajudiciales, estás generalmente se centran en la población campesina, líderes
comunitarios, indígenas, trabajadores, y personas socialmente marginadas, previamente detenidas de manera
arbitraria, señaladas por informantes que buscan obtener recompensas o beneficios judiciales, y asesinadas
posteriormente para hacerlos aparecer como guerrilleros muertos en combate.
Por otra parte, de acuerdo a reportes del Comité para los Refugiados de Naciones Unidas, en el 2008 se
presentaron hechos de reclutamiento forzado de menores de edad por partes de las fuerzas del estado para
recopilar información de inteligencia de los grupos armados ilegales. Según el mismo organismo, las guerrillas de
las FARC y el ELN, además de grupos paramilitares no desmovilizados, practicaron el reclutamiento forzado de
niños, que se ha extendido a regiones fronterizas con Venezuela y Ecuador.379
También se destaca a Colombia entre los países del mundo con el mayor número de desplazados internos. Hasta
mayo de 2011 el Gobierno de Colombia ha registrado a más de 3,7 millones de desplazados internos en el país.
ONG como la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES) consideran que la cifra
real de desplazados por el conflicto armado interno desde mediados de los años 80 supera los 5 millones de
personas.380
El desplazamiento ha contribuido a empeorar el conflicto. Con casi 400.000 refugiados y entre 4,9 y 5,5 millones
de desplazados internos en 2012, el país es protagonista del mayor drama humanitario del América latina, según
el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).381376
Asimismo, se calcula que en Colombia hay sembradas unas 100 mil minas antipersonal, donde las principales
víctimas son los civiles que han contribuido a aumentar las cifras de muertes o lisiados.382

79
OPINIÓN PÚBLICA SOBRE LA GUERRA
A lo largo del conflicto armado colombiano se han producido protestas populares contra los hechos violentos
causados por los diferentes actores del conflicto armado, y en otros en apoyo a alguno de los actores. Los más
importantes han sido el Movimiento de la "Séptima papeleta" que en parte se le atribuyó el impulso para la creación
de la Constitución de Colombia de 1991, el del Mandato por la Paz de 1997.383 A principios del siglo XXI se llevaron
a cabo Homenaje a las víctimas del paramilitarismo, la parapolítica y los crímenes de Estado, Un millón de voces
contra las FARC y el Paz del 20 de julio de 2008.384
Internacionalmente, en países que empiezan a presentar fenómenos crecientes de criminalidad se emplea como
sinónimo el término "Colombianización", para expresar unas dinámicas donde hacen convergencia el narcotráfico,
la violencia y la corrupción. El término ha sido utilizado por la prensa de países como Guatemala 385 México,386
Venezuela,387 Nicaragua y Ecuador.388389 A Colombia se le ha asociado incluso con Afganistán por la asociación
entre mafias terroristas y narcotráfico.390
IMPACTO AMBIENTAL
Véase también: Problemas ambientales en Colombia

En relación con el impacto ambiental, un periodista británico que investigo sus efectos, revelo que la aspersión de
los cultivos de coca había arrasado tanto la vegetación natural como sembrados lícitos (entre estos 3.000
hectáreas de cultivos alternativos). Aparte de estas pérdidas que afectaban la supervivencia humana de la región
la ayuda prometida de US$81millones para adelantar la sustitución de cultivos había ido aparar, presumiblemente,
a manos de políticos corruptos.
Por otro lado contradiciendo las aseveraciones del Plan Colombia según las cuales el glifosato es un herbicida
inofensivo, tras cada fumigación aérea el hospital de Puerto Asís atendió numerosos casos de envenenamiento y
de problemas respiratorios severos sobre todo de niños que habían entrado en contacto con el químico o habían
bebido agua contaminada por este.
También hay que tomar en cuenta las consecuencias que ha generado otra fuente de financiación de los grupos
armados ilegales, aparte del narcotráfico y la extorsión, que ha tomado mucha fuerza a partir del año 2010:
la minería ilegal, en especial, la explotación de oro. Consecuencias como la destrucción de la flora y fauna de los
bosques donde se encuentran los yacimientos auríferos (Colombia es el segundo país con más biodiversidad en
el planeta) por acción de las máquinas retroexcavadoras, además de la contaminación de las fuentes hídricas que
abastecen la agricultura, la pesca y los acueductos de los municipios, producto de la incorrecta disposición final
del mercurio y el cianuro, importantes para el hallazgo de oro.391

DEBATE POLÍTICO POR DEFINICIÓN DE


"CONFLICTO INTERNO" Y BELIGERANCIA
La definición de «conflicto interno», al referirse a la confrontación de grupos armados ilegales contra el Estado
en Colombia, obtuvo trascendencia durante la presidencia de Álvaro Uribe. El 7 de febrero de 2008, el principal
asesor del presidente Uribe, José Obdulio Gaviria, calificó a las guerrillas de amenaza terrorista y no un grupo
beligerante, que ya no tenía ningún proyecto político, y que si se aceptaba un "conflicto interno" les daría cierto
poder a las FARC y eso entorpecería lograr la paz.392 Las FARC perdieron el estatus de 'beligerante' tras el
término de los diálogos de paz con el gobierno de Andrés Pastrana Arango. Según el Derecho Internacional
Humanitario (DIH) un grupo beligerante, es aquel "grupo de población de un Estado que se alza en lucha armada
contra un orden constitucional legal y vigente establecido". En el Derecho Internacional, para que pueda un
Movimiento, Comunidad o Grupo beligerante ser reconocido, es necesario que se les otorgue reconocimiento
jurídico internacional por parte de otros sujetos del sistema jurídico internacional, además de reunir las siguientes
condiciones:393

80
«Dominio real y efectivo de una parte considerable del territorio del Estado»:393 El gobierno de Colombia aduce
que las FARC y ELN dejaron de controlar territorios, después que el gobierno anunciara que la fuerza
pública había logrado recuperar el control de todos los municipios del país.392

«Constitución de un aparato político-militar»:393 Contrario a la autodefinición de las FARC y el ELN, el gobierno


colombiano, como el de Álvaro Uribe han aducido en ocasiones que las guerrillas utilizan la política para escudar
otras acciones ilegales de las que se benefician integrantes de los grupos irregulares, como el narcotráfico, tráfico
de armas y otros productos, el abigeato, el robo, el secuestro y la extorsión.394

«Aplicación irrestricta de las normas del Derecho Internacional Humanitario»:393 El gobierno colombiano acusa a
las FARC de violar constantemente el Derecho Internacional Humanitario, por lo que niega que cumpla con los
requerimientos de beligerancia. Las guerrillas como las Farc han acusado al gobierno de ser ilegítimo por hechos
de corrupción en los procesos de elección. Organizaciones como Human Rights Watch han instado tanto al
gobierno colombiano como a las grupos irregulares a respetar y seguir las normas del DIH.395
En virtud de la Ley 762 que reemplazó lo proveído en la Ley 418, no es necesario calificar como grupo "político" a
un grupo "terrorista" para negociar.396397
En la actualidad en Colombia el 9 de abril es destinado para conmemora el día de las víctimas, conflicto
abominable que se ha llevado vidas, sueños, ilusiones y sonrisas a su paso. Gracias a la Ley de Víctimas y
Restitución de Tierras (Ley 1448 de 2011) se dio la iniciativa del gobierno del presidente Juan Manuel Santos al
reconocer la existencia de un conflicto armado interno.398 De acuerdo con Santos, el reconocimiento del conflicto
no implica un reconocimiento a la beligerancia de los grupos armados ilegales.399
Esta decisión, sin embargo, ha sido criticada por el ex presidente Uribe y sectores afines.

Véase también: Cronología del conflicto armado colombiano


Lista de hechos de violencia del conflicto armado interno en Colombia
La Violencia (1948-1958)
Categoría: Víctimas del conflicto armado en Colombia
Implicación de la CIA en el tráfico de drogas

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con el Gobierno del Presidente Pastrana que la paz a cualquier precio, no es una política aceptable

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hemos sido claros con todos los partidos que el proceso de paz no debe interferir con la cooperación de
Antinarcóticos”. El Senador demócrata Joseph Biden fue aún más rotundo al afirmar al año siguiente que
nunca antes se había presentado una oportunidad tan propicia como el Plan Colombia para asestarle un
golpe decisivo al trafico de estupefacientes; por tanto, la ayuda a la nación andina revestía una
importancia Nacional si se consideraba que de ella provenía la mayoría de las drogas que estaba
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