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ESPECTADOR

Pobreza y desigualdad siguen


siendo problemas inherentes a
Latinoamérica: Cepal
El Mundo
1 Nov 2016 - 6:30 PM
EFE
El más reciente informe de la Comisión Económica para América
Latina indica que hay un riesgo importante de retroceso en la
lucha contra la vulnerabilidad en educación, salud y trabajo.

La pobreza, la vulnerabilidad y la desigualdad siguen


constituyendo problemas estructurales en Latinoamérica y el
Caribe, donde existe un importante riesgo de
retroceso debido al empeoramiento de los indicadores económicos y de
mercado de trabajo, según un informe presentado este martes por la Cepal.
El estudio denominado "La matriz de la desigualdad social en América Latina",
elaborado por la Comisión Económica para América Latina (Cepal), fue
presentado en Santo Domingo ante responsables de
política social de 33 países de la región.
La directora de la División de Desarrollo Social de la Cepal, Laís Abramo, fue la
encargada de exponer el trabajo, que constituye una respuesta a la
solicitud hecha a la entidad para que profundice en el
análisis de las múltiples dimensiones de la desigualdad
social en la región.
Durante su intervención, Abramo destacó que seguir avanzando
en la superación de la pobreza implica enfrentar de
forma mucho más decidida la desigualdad, cuyo primer
eje es la clase social (o estrato socioeconómico), apunta el informe.
Uno de los factores más evidentes de la clase social es la desigualdad de
ingresos, que constituye, a la vez, la causa y el efecto de
otras desigualdades en ámbitos como la educación, la
salud y el mercado de trabajo.
El informe también hace alusión a las desigualdades entrecruzadas:
género, raza y etnia, como elementos que se potencian y
se encadenan a lo largo del ciclo de vida, generando profundas
brechas sociales.
La pobreza e indigencia es significativamente más
elevada entre los indígenas y afrodescendientes, siendo, en
muchos casos, dos o más veces superior y especialmente acentuada entre la
población femenina de esos grupos.
Además, la incidencia de la pobreza es más elevada en la infancia y la
adolescencia y las privaciones y la vulneración de derechos en esta etapa puede
tener efectos profundos y perdurables para el bienestar y el desarrollo futuro de
las personas.

Otro de los elementos que destaca el informe como eje de desigualdades es la


maternidad adolescente, un fenómeno altamente estratificado y
mucho más acentuada en las zonas rurales, que afecta
directamente al nivel de estudios.
En el ámbito laboral, el análisis califica como "preocupante" el
porcentaje de jóvenes que no está estudiando ni ocupado
en el mercado de trabajo, siendo la proporción de mujeres en esa
situación muy superior a la de los jóvenes del sexo masculino.
Un porcentaje significativo de esas jóvenes tiene una alta carga de trabajo
doméstico no remunerado; esto evidencia la persistencia de una
división sexual del trabajo que atribuye a las mujeres la
responsabilidad principal o exclusiva en ese tipo de
actividad.
La brecha relativa al género también se pone de manifiesto en el
acceso a una pensión en la vejez. A nivel general, esta prestación
sigue siendo un horizonte lejano en la región, a pesar de algunas mejorías en los
últimos años.
El territorio constituye otro vector de desigualdades sociales, siendo las
zonas con elevada proporción de población
afrodescendiente o indígena los que presentan mayores
niveles de pobreza.
Más allá de los ingresos, las desigualdades en el acceso a
servicios básicos está asociada a una gran disparidad
territorial que marca el acceso a agua potable,
electricidad, o vivienda y que incrementa la denominada brecha digital.
La presentación del documento tuvo lugar en el marco del VIII Foro Ministerial
para el Desarrollo en América Latina y el Caribe, que se celebra en la capital
dominicana, en paralelo a la reunión de la Mesa Directiva de la Conferencia
Regional sobre Desarrollo Social, organizados por el Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Cepal.

LAS DOS ORILLAS

Colombia es uno de los países más desiguales del


mundo
Lo dice el economista Thomas Piketty y el informe ‘Panorama Social’ de
la CEPAL
Mientras el gobierno se esfuerza por presentar cifras “maquilladas” sobre el
mejoramiento de las condiciones de vida de los colombianos, en particular en
desigualdad, pobreza y desempleo, la realidad y diferentes estudios
internacionales lo desmienten.
Al anuncio de hace algunos meses del economista Thomas Piketty de Colombia
como uno de los países más desiguales del mundo, se suma el informe Panorama
Social 2015 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que
reitera esta preocupación, además de mostrar las deficiencias de las cifras oficiales
reportadas por el Dane. De especial interés es el informe de riqueza del Credit
Suisse Research Institute, que en su sexto informe complementa las alarmantes
cifras que en materia de distribución de riqueza se presentan. Este documento
muestra la evolución de los niveles de riqueza de doscientos (200) países en el
período 2000-2015, a nivel regional, nacional y las estimaciones a 2020, buscando
construir algunas conclusiones, en particular sobre la clase media global y su
comportamiento en el tiempo, arrojando nefastas cifras sobre la concentración de
la riqueza en el mundo.
Para Colombia, se observa que de los 31,382 millones de adultos del país a 2015,
sólo el 16,2% son clase media o superior. La parte superior de la pirámide, donde
están aquellos con más de 100.000 USD de riqueza únicamente está compuesta
por el 3,8% de la población Colombiana. Sólo 3 personas concentran la
riqueza equivalente a los más de 20 millones de colombianos que se
encuentran en la base de la pirámide.
Al analizar la cuota de riqueza dividida por deciles, se aprecia que mientras el
primero, segundo y tercer decil suman el 1% de la riqueza nacional, el decil más
alto posee el 66,8% de la riqueza del país. Es decir, la riqueza que es socialmente
producida, se concentra en un número cada vez menor de manos. Para completar
estas preocupantes cifras, en el último año se ha presentado una disminución de
un significativo 23,4% en la riqueza de los hogares colombianos y un 24,9% en la
riqueza por adulto; se trata de la caída porcentual más significativa del total
de países estudiados en América Latina y la antepenúltima de los 200
países comprendidos en el análisis.
Este panorama negado por el gobierno nacional tiende a agravarse, ya que se ha
buscado hacer frente a la crisis económica nacional descargándola en la golpeada
clase trabajadora. El país está en mora de dar un debate serio y profundo sobre la
distribución de la riqueza: un primer paso sería promover una tributación
progresiva que grave a grandes capitales y empresas y no a la clase media y
trabajadora nacional. Se trata de iniciativas que, por principio, no promoverá el
gobierno nacional, al menos que sea llevado a ello como resultado de la
organización y movilización del pueblo colombiano. Mientras tanto, la realidad
seguirá contrariando los indicadores oficiales: pobres cada vez más pobres y ricos,
más ricos.

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