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Una dama me cuenta (muy sorprendida, por cierto) haberse enterado de que el
Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, en Lima, habría “condenado a varias
personas… ¡sólo por ser cocineras!”.
Semejante exabrupto (que no eructo, a pesar de haber comida de por medio)
merece una reflexión, antes de que corramos el riesgo de ser incorporado al
currículo de alguna escuela de cocina.
Un par de ejemplos:
Ricardo Palma (Tradiciones peruanas, 3° serie, El rey del monte) cuenta sobre
la reina de los terranovas, en 1799.
Como nadie alcanzaba a hacer competencia a la
acreditada mazamorrería de mama Salomé, otra del
gremio levantó la especie de que la terranova era
bruja, y que para hacer apetitoso su manjar meneaba
la olla, ¡qué asco!, con una canilla de muerto, y
canilla de judío, por añadidura.
¿Bruja dijiste? ¡A la Inquisición con ella! Y la pobre
negra, convicta y confesa (con auxilio de la polea) de
malas artes, fue sacada a la vergüenza pública con
pregonero delante y zurrador detrás, medio desnuda
y montada en un burro flaco.
De otro lado, Fernando Iwasaki (Inquisiciones peruanas) nos habla de Ana
María Pérez. Pero, ¿qué tenía esta limeña que verdaderamente molestaba a la
Inquisición?.
El criterio patriarcal judeocristiano sostiene que Satán tiene preferencia por las
mujeres, a quienes convertía en sus cómplices ya que las veía como una presa
fácil debido a su coquetería, a sus seducciones.
Sobre este postulado se presenta el hombre como víctima de la mujer, que lo
arrastra hacia el desorden de la sexualidad sin él tener posibilidad de defenderse.
Estos fundamentos patriarcales subyacen aún en nuestra cultura tan vivos como
en la Edad Media pero enmascarados y enredados en discursos ‘psicológicos’
construidos desde una doble moral.
Este potaje, muy estimado desde la Edad Media, se podía realizar con carne,
pescado, aves, mondongo de res y en dulce. Aparece frecuentemente en los
textos literarios y en los recetarios de la época. Cervantes lo cita en el Quijote
(Quijote, Rico, 1133).
Como bien señala [Sagal, Introducción a la gran literatura: a través del arte
del buen comer, 48-49]: