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TEMA 1.

CONTRASTACIÓN DE HIPÓTESIS

1. ¿Cuáles son los elementos que pueden intervenir en la contrastación de una hipótesis?
Conforme los vaya identificando, ponga ejemplos.

A finales del siglo XVII se aplica la teoría newtoniana al estudio de los cometas, cuerpos
celestes tradicionalmente considerados misteriosos por sus apariciones aparentemente
irregulares. La teoría es compatible tanto con que los cometas describan elipses muy
excéntricas (con los focos muy separados) como con que describan parábolas; en el primer
caso el astro pasa varias veces por una misma región, en el segundo no. En 1682 se produjo la
visita de uno de esos cometas, y Halley, entre otros, observó y anotó cuidadosamente los
datos del mismo.

Veamos los elementos que intervienen en una contrastación de una hipótesis tomando como
ejemplo el caso del cometa Halley.

La hipótesis es la afirmación que se somete a prueba postulada para dar cuenta de un


determinado fenómeno y acerca de la cual buscamos evidencia a favor o en contra. Pueden ser
hipótesis de teorías enteras, así como leyes particulares. En el caso del cometa Halley la
hipótesis es la defensa de que al menos ese cometa era de órbita elíptica y, por tanto,
recurrente.

Pero, la hipótesis central sometida a prueba no basta en general para derivar una predicción
contrastadora. En su estudio del cometa, Halley supone que las perturbaciones debidas a
Júpiter son despreciables. Pero junto a un supuesto específico como este, las contrastaciones
incluyen frecuentemente otros supuestos auxiliares muy generales del tipo “ningún factor
extraño desconocido afecta el proceso”. Por ejemplo, con el cometa Halley se supone que la
trayectoria no es afectada significativamente por otros cuerpos celestes desconocidos. En
general, la contrastación suele presuponer cláusulas como “si nada extraño se produce”. Pero
hay que tener cuidado con este tipo de cláusulas pues no siempre es fácil distinguir entre
hipótesis y supuestos auxiliares. En el caso de Halley, una parte clara de la hipótesis es que el
cometa es de órbita elíptica, y un supuesto claramente auxiliar es que las perturbaciones
debidas a otros astros conocidos son despreciables. Pero no está claro si el conjunto de las
leyes de la mecánica celeste con cuya ayuda ser realiza la predicción forma parte de la
hipótesis o más bien de los supuestos auxiliares. A juzgar por la lección extraída del nuevo paso
del cometa, parece que también estaba en juego la teoría general.

En general, la diferencia entre hipótesis y supuestos adicionales específicos (leyes o teorías


complementarias) es vaga, contextual y fuertemente pragmática. Que será la hipótesis se
deriva de las intenciones presentes en el contexto de la contrastación: la hipótesis es aquella
afirmación (o conjunto de afirmaciones) para evaluar la cual se ha tenido la intención de
realizar la contrastación. Por tanto, lo que son hipótesis y supuestos auxiliares en un contexto
pueden invertir su papel en otro.

La predicción constituye la "piedra de toque" de la contrastación. Debe ser una afirmación


empírica constatable experimentalmente de modo más o menos "inmediato". Es necesario
que se realice una predicción si lo que queremos es contrastar, y no meramente afirmar, una
hipótesis. Se puede caracterizar la predicción de dos modos:

1. Uno la presenta en forma de Implicación contrastadora: En esta caracterización, la


predicción es una afirmación condicional del tipo "en tales y cuales circunstancias
empíricas específicas (entonces) se observará tal fenómeno". Por ejemplo: "según los
datos registrados en 1530, 1606 y 1682, el cometa aparecerá en determinada región
del cielo a finales de diciembre de 1758".

2. El otro modo de presentar las cosas consiste en separar el antecedente y el


consecuente de la anterior implicación contrastadora distinguiendo

a) la predicción propiamente dicha (P), esto es, el hecho simple que se espera observar

b) las condiciones iniciales (CI), los hechos-condiciones particulares antecedentes que


deben darse para que se dé lo predicho.

En el caso del cometa Halley CI son los datos observados en los años 1530, 1606 y 1652, y P es
que aparecerá un cometa a finales de diciembre de 1758. Estos dos modos de presentar las
cosas son equivalentes, su diferencia es sólo cuestión de matiz o énfasis. Al decir que la
predicción es una implicación contrastadora estamos enfatizando el hecho de que lo que la
hipótesis predice por sí sola (junto con SA) es un estado de cosas condicional.

La predicción es un hecho posible, y detectable si efectivamente ocurre. Los datos son los
hechos efectivamente detectados en el momento de la contrastación, cuya coincidencia o no
con la predicción constituye la evidencia positiva o negativa para la hipótesis. El hecho
observado en el caso del cometa Halley es la presencia de un cuerpo en determinado lugar en
determinado momento.

Los datos se detectan mediante la observación. La observación está vinculada casi siempre a la
realización de un experimento, en cuyo caso parte al menos de las condiciones iniciales las
constituyen las condiciones de realización del experimento. Pero a veces se observa sin
experimentar en sentido estricto. En ese caso se espera que las condiciones iniciales se
produzcan espontáneamente comprobando luego si se da o no también la predicción. Esto
ocurre cuando algunos de los factores intervinientes no son, por diferentes motivos, accesibles
o manipulables. El motivo más inmediato es la imposibilidad física o tecnológica. No podemos
coger el cometa y moverlo de aquí para allá a discreción para contrastar nuestras predicciones.
Halley tuvo que morir sin ver confirmada su hipótesis porque sólo le cabía esperar a 1758 para
realizar la observación. Éste es el tipo de limitaciones al que se refiere Hempel cuando habla
de contrastaciones no experimentales. Pero muchas veces la imposibilidad no es tecnológica
sino "moral". Esto ocurre cuando la realización de un experimento es técnicamente posible,
pero involucra la manipulación de personas u otras entidades de modos que se consideran
inaceptables según los valores de la comunidad.

2. Condición de la contrastación:

Las condiciones para la contrastación se refieren a los dos resultados posibles que pueden
proporcionar los datos, esto es, que la predicción ocurra o que no ocurra.

Relativa a la ocurrencia de la predicción (C1)

En relación a la condición relativa a la ocurrencia de la predicción la condición es que la


predicción debe ser un estado de cosas cuya ocurrencia es implicada por los elementos H, SA y
CI:
C1 ---- H y SA y CI implican (conjuntamente) P.

(En la versión de Hempel la condición es "H y SA implican I”, pero puesto que la implicación
contrastadora I de Hempel es en realidad "si CI entonces P", su condición es lógicamente
equivalente C1.) Así, por ejemplo, en el caso del cometa Halley, C1 tiene la siguiente forma: "Si
el cuerpo celeste en cuestión es un cometa de trayectoria elíptica, las leyes de la mecánica
celeste de Newton son correctas, y las posiciones del cuerpo celeste en 1530, 1606 y 1652 son
tales y cuales (y además no hay distorsiones en su trayectoria producidas por motivos
desconocidos), de todo ello se sigue que el cuerpo reaparecerá en nuestro cielo visible a
finales de diciembre de 1758."

Es absolutamente esencial darse cuenta de que la implicación contenida en C1 no puede


consistir meramente en una implicación (un condicional) material. La implicación en cuestión
debe ser una implicación lógica, C1 debe ser lógicamente verdadero. La predicción no debe ser
simplemente el consecuente de un condicional material verdadero cuyo antecedente es
HɅSAɅCI. El condicional en cuestión ha de ser una verdad lógica, esto es, P debe deducirse de la
conyunción de H, SA y CI. En el ejemplo dado, la aparición de un astro en el firmamento en la
fecha indicada se infiere mediante un proceso deductivo a partir de la hipótesis de la órbita
elipsoidal de los cometas, de las leyes de Newton y de las posiciones iniciales (y suponiendo
que no intervienen factores extraños).

Otra característica que debe tener C1 para ser una condición adecuada de contrastación es
que H, SA y CI ocurran esencialmente. Esto significa que P se deduce de todos ellos tomados
conjuntamente, pero de ninguno de ellos por separado, ni siquiera de dos de ellos. Los tres
elementos del antecedente, no sólo la hipótesis principal, han de ser esenciales en la
derivación de la predicción.

Relativa a la no ocurrencia de la predicción (C2)

C1 no es suficiente para una contrastación completamente satisfactoria. Si sólo tenemos en


cuenta las condiciones establecidas en ese caso para la ocurrencia de la predicción, los
resultados pueden ser muy limitados. Una hipótesis puede por supuesto predecir hechos que
también son predichos por otras hipótesis, pero el problema se presenta cuando se usa esa
clase de hechos como predicciones para realizar la contrastación. No es adecuado intentar
contrastar una hipótesis mediante predicciones que comparte con otras hipótesis diferentes.
En esas condiciones, la contrastación es (parcialmente) insatisfactoria. Para una contrastación
plenamente satisfactoria la predicción debe estar ligada a la hipótesis que contrasta.

C2 Si no-H y SA y CI, entonces muy probablemente no-P.

En este caso, no se puede tratar de que la alta probabilidad de no-P se deduce de no-H, SA y
CI. Esto supondría que mediante H, SA y CI estamos haciendo afirmaciones sobre lo que
predicen o dejan de predecir otras hipótesis, conocidas o desconocidas. Si la improbabilidad de
la predicción en caso de falsedad de la hipótesis no se puede considerar un supuesto auxiliar,
la improbabilidad de la predicción no se infiere deductivamente de no-H, SA y CI.

Otra posibilidad sería que C2 exprese una inferencia lógico-inductiva. Esto es, que el
"probablemente" pertenezca al condicional y que éste exprese entonces una inferencia
inductiva: la no ocurrencia de la predicción se infiere inductivamente de la falsedad de la
hipótesis, más SA y CI. Pero esto tampoco puede ser. Eso significaría que antes de la
contrastación, como condición para someter a prueba la hipótesis, presuponemos la validez
del siguiente argumento inductivo:

Con C1 es diferente, pues en los episodios históricos claramente se nos informa de que se ha
calculado, inferido o deducido cieno hecho a partir de la hipótesis, junto con SA y CI; en la
"preparación" de la contrastación sí se realizan ciertas inferencias deductivas, recogidas en C1.
Pero nada indica que en la preparación de la contrastación se realice tal inferencia inducuva.
Así pues, C2 no expresa tampoco una inferencia inductiva. Por otro lado, nótese que, según
qué lógica inductiva usemos, si C2 expresara dicho qumento inductivo, podríamos estar ante
una especie de petición de principio. Si en la 16gica inductiva vale la contraposición, entonces
ese argumento equivale a este otro:

Si la condición C2 para la contrastación no expresa ni una inferencia deductiva ni una


inductiva, entonces debe tomarse como un enunciado probabilista condicional simplemente
verdadero. La dificultad ahora con C2, en tanto que enunciado probabilista que se pretende
que es simplemente verdadero, es cómo se comprueba su cumplimiento. Vimos que C1 es
muy sencillo de comprobar, pues expresa una inferencia deductiva, y sabemos muy bien cómo
comprobar esas cosas. Si C2 expresara una inferencia inductiva, aunque resultaría muy
complicado tendríamos al menos una idea de en qué consistiría su comprobación: consistiría
en lo que la lógica inductiva (de haberla) dijera. Pero ¿cómo comprobar C2 en tanto que mera
verdad material?

La respuesta a esta cuestión depende de elementos pragmáticos muy difíciles de precisar. Pero
no hay duda de que en algunos casos la aceptación de C2 es razonable, en especial cuando la
predicción es un hecho completamente inesperado hasta entonces, que nadie había pensado
que ocurriera. Por ejemplo, la misma reaparición del cometa Halley. ¿A quién se le podría
haber ocurrido que a finales de 1758 aparecería un cometa en determinada región del cielo
visible? Y sin embargo, ni siquiera en esos casos parece haber garantías plenas de que se
cumple C2.

El problema radica en que no es razonable considerar que para determinar el cumplimiento o


no de C2 debemos tomar en consideración cualquier hipótesis alternativa posible. C2 se ha de
considerar relativa sólo a hipótesis alternativas que están en juego en el contexto en el que se
realiza la contrastación. Esto es, hipótesis alternativas presentes (o "fácilmente concebibles") y
"aceptables como alternativas" dados los presupuestos del contexto.

Por último, la discusión muestra que C1 y C2 no son ambas igualmente imprescindibles para la
realización de una buena contrastación. Mientras C1 es siempre necesaria, C2 no. Si nos
limitamos a los casos de evidencia negativa o refutación, C1 es suficiente. Pero si la
contrastación ha de ser eficiente sean cuales sean los datos resultantes, incluida la evidencia
positiva, entonces C2 sí es necesaria. Quizá se piense que por razones análogas se podría
defender entonces que C 1 no es necesaria en los casos de evidencia positiva. Pero no es así,
pues C2 ha de establecer que la falsedad de H implica muy probablemente la falsedad de P,
siendo P un hecho predicho por la hipótesis H, esto es, cumpliéndose C1.

3. Cuando una contrastación de una hipótesis tiene un resultado desfavorable para la misma,
se emplean a veces ciertas estrategias ad hoc. Diga en qué consisten y qué problemas
presentan.

Es difícil resistirse a la fuerza de episodios como los del flogisto: la teoría predice que el
material pesará menos después de la combustión. se hace el experimento y se encuentra que
pesa más, por tanto, la evidencia empírica es contraria a la teoría. Puede que haya buenos
motivos filosóficos para matizar, cuestionar o rechazar algunas consecuencias epistemológicas
que aparentemente se siguen de episodios como éste. pero no hay duda de que la predicción
incumplida constituye prima facie cie evidencia contraria a la hipótesis en juego. El modo en
que se establece que la evidencia es negativa o contraria a la hipótesis tiene la forma de un
argumento que concluye que la hipótesis no es correcta.

Cuando tras una contrastación negativa, es decir, tiene un resultado desfavorable, se apela a
hipótesis auxiliares para salvar la hipótesis central de la refutación, decimos que se trata de
hipótesis ad hoc. Los supuestos auxiliares, en este sentido, pueden dar mucho juego a la hora
de no aceptar la refutación de una hipótesis. Pero hay que entender que no se introducen en
sentido estricto después de la contrastación. Entre los supuestos auxiliares suele haber uno
muy general y vago del tipo “nada extraño ocurre o interfiere” o “nada más afecta al resultado
predicho”. Las hipótesis explotan ese cajón de sastre diciendo que ése es el supuesto auxiliar
que ha fallado. Pero, claro, esos supuestos no dicen simplemente de modo indeterminado que
algo no contemplado originariamente influye en la predicción. Dan una propuesta específica.
En este sentido sí son “posteriores” a la contrastación, son una precisión a posteriori de
elementos (supuestamente) determinantes para la predicción.

A veces se califica de ad hoc cualquier hipótesis introducida, utilizando los SA más genéricos
mencionados, para salvar de la refutación la hipótesis principal. Otras veces se califica así a la
hipótesis adicional sólo si su introducción se considera ilegítima. Usemos los nombres que
usemos, debe quedar claro tras los ejemplos vistos que la diferencia entre hipótesis ad hoc
legítimas e ilegítimas es, una vez más, cuestión de grado. Depende de elementos pragmáticos
muy variables y difusos. Hay algunos casos muy claros, como la quiromancia, la astrología y
otras paraciencias. En la (escasa) medida en que hacen predicciones concretas, si se les
presenta un episodio refutador siempre se sacan una hipótesis ad hoc de la manga. Pero
usualmente no es tan claro. La defensa de los copernicanos parece hoy bastante aceptable,
pero ¿nos lo parecería en su época?

Cuestionar el cumplimiento de los supuestos auxiliares es la estrategia más común para eludir
la refutación de la hipótesis. Pero no es la única. Hemos dicho que casi siempre las condiciones
iniciales de experimentación o simple observación son comprobadas y aceptadas sin mayores
problemas. Pero a veces, cuando la confianza en la hipótesis es extremadamente fuerte y no
se ve ningún supuesto auxiliar que pueda ser incorrecto, se puede llegar a replantear la
aceptación del cumplimiento de las condiciones iniciales. Es entonces cuando se insiste, una y
otra vez, en que algo ha ido mal en el diseño experimental.
4. Contrastación y experimento crucial.

Existe un tipo especial de contrastación, aquél en el que están en juego dos hipótesis
alternativas rivales. A estas contrastaciones se las considera contrastaciones cruciales porque
supuestamente deben servir para decidir entre ambas hipótesis; cuando la comprobación de la
ocurrencia o no de la predicción se realiza mediante experimentación, se habla entonces de
experimentos cruciales. En las contrastaciones cruciales las hipótesis rivales se enfrentan entre
sí con respecto a la misma predicción. Una de las hipótesis, H. predice con ayuda de los
supuestos auxiliares SA que en las condiciones CI se dará P. La hipótesis rival H' predice, con
ayuda de sus propios supuestos SA', que en las mismas condiciones iniciales CI se dará no-P. La
ocurrencia o no de P debe eventualmente proporcionar evidencia en favor de una y en contra
de otra. Un ejemplo típico de contrastación crucial es el relativo a las teorías ondulatoria y
corpuscular de la Luz con el experimento crucial realizado por Foucault en 1850 sobre la
velocidad de transmisión de la luz en aire y en agua. En este caso el resultado se aceptó en
general como una confirmación de la teoría ondulatoria y una refutación de la teoría
corpuscular.

Técnicamente, una contrastación crucial entre dos hipótesis no es más que la combinación de
dos contrastaciones de dos hipótesis que hacen predicciones contradictorias sobre el mismo
fenómeno. Por tanto, se aplica punto por punto todo lo que hemos visto en los apartados
anteriores. Se aplica en especial lo relativo al cumplimiento de C2. Esta condición se debe
cumplir respecto a cada una de las hipótesis para que el resultado, sea cual sea, pueda
considerarse la refutación de una y la confirmación de la otra. El incumplimiento de esta
condición hace que algunos casos que parecen contrastaciones cruciales en realidad no lo
sean, o puedan no ser considerados así por quienes no reconocen que se cumple esta
condición. Esto es lo que ocurre en el episodio de las fases de Venus. En principio se podría
considerar una contrastación crucial entre el geocentrismo clásico y el heliocentrismo, siendo
el resultado final contrario al primero y favorable al segundo. Pero Tycho no hubiera estado
dispuesto a considerarlo así. Estaba de acuerdo en que las fases de Venus refutan el
geocentrismo clásico, pero no en que confirman el heliocentrismo, pues el fenómeno
observado es predicho también por su propia teoría geocéntrica mixta. Tycho no aceptaría en
este caso C2 y defendería que por tanto la contrastación es inconcluyente a efectos
confirmatorios.

Además de lo relativo a C2, a los experimentos cruciales se aplican también las posibles
estrategias elusivas basadas en el rechazo de SA y CI. Éste es el tipo de escapatoria en que
piensa Hempel cuando niega la existencia de experimentos cruciales stricto sensu: "ni siquiera
la más cuidadosa y amplia contrastación puede nunca refutar una de entre dos hipótesis y
probar la otra; por tanto, estrictamente interpretados, los experimentos cruciales son
imposibles en ciencia" (1966a, cap. 3 53). Pero a continuación matiza: "un experimento como
el de Foucault [...] puede ser crucial en un sentido menos estricto, práctico: puede mostrar que
una de entre dos teorías rivales es inadecuada en importantes aspectos, y puede proporcionar
un fuerte apoyo a la teoría rival; y, en cuanto resultado, puede ejercer una influencia decisiva
sobre el sesgo que tome la subsiguiente labor teórica y experimental"

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