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Esquizofrenia Descripción

La esquizofrenia es una enfermedad mental grave que afecta aproximadamente al 1 %

de la población mundial. Su coste económico para la sociedad es enorme: en EE. UU.

supera al de todos los cánceres. El trastorno se ha reconocido desde hace miles de años.

Los síntomas principales de la esquizofrenia son en todas partes los mismos, y los clínicos

han elaborado criterios que permiten hacer un diagnóstico fiable de este trastorno en

personas de muy diversas culturas . Esquizofrenia quizás sea el término psicológico que

más se ha utilizado impropiamente. Literalmente significa «mente escindida», pero no

implica personalidad dividida o múltiple.

Eugen Bleuler (1911-1950), quien acuñó el término, pretendía referirse a una ruptura

con la realidad, producida por la desorganización de las diversas funciones mentales, de

modo que pensamientos y sentimientos por lo general ya no van al unísono.

La esquizofrenia se caracteriza por tres categorías de síntomas: positivos, negativos y

cognitivos.

Los síntomas positivos se hacen patentes por su presencia e incluyen trastornos del

pensamiento, alucinaciones y delirios. El trastorno del pensamiento, un pensamiento

desorganizado, irracional es probablemente el síntoma más importante de la

esquizofrenia. Quienes padecen esquizofrenia tienen marcadas dificultades para

ordenar sus pensamientos con lógica y separar las conclusiones plausibles de las

absurdas. En una conversación saltan de un tema a otro, a medida que se les ocurren

nuevas asociaciones. Algunas veces profieren palabras sin sentido o eligen una palabra

porque rima más que por su significado.


Los delirios son creencias claramente contrarias a los hechos. Los delirios de persecución

son ideas falsas de que los demás están intrigando y conspirando contra uno. Los de

grandeza son ideas falsas acerca del poder e importancia de uno mismo, como la

convicción de que se tienen poderes divinos o conocimientos especiales que nadie más

posee. Los de control se relacionan con los de persecución: el individuo cree (por

ejemplo) que otros le están controlando mediante medios tales como un radar o un

minúsculo receptor de radio implantado en su cerebro. El tercer síntoma positivo de la

esquizofrenia son las alucinaciones, que son percepciones de estímulos que en realidad

no están presentes. Las alucinaciones más frecuentes en la esquizofrenia son auditivas,

pero también pueden implicar a cualquier otro sentido. La típica alucinación

esquizofrénica consiste en voces que le hablan a uno. A veces, las voces ordenan a la

persona que haga algo en particular; otras veces, la reprenden por sus acciones indignas,

y otras, solo son frases sin sentido. Las alucinaciones olfativas son también bastante

frecuentes. A menudo contribuyen al delirio de que otras personas están intentando

envenenar al individuo con un gas. En contraposición a los síntomas positivos, los

síntomas negativos de la esquizofrenia se caracterizan por la ausencia de conductas

normales: falta de reactividad emocional, habla escasa, falta de iniciativa y constancia,

anhedonia (incapacidad para experimentar placer) y aislamiento social.

Los síntomas cognitivos de la esquizofrenia se relacionan estrechamente con los

síntomas negativos y pueden deberse a anomalías en las mismas regiones del cerebro.

Estos síntomas abarcan dificultades para mantener la atención, baja velocidad

psicomotriz (capacidad para realizar con rapidez y soltura movimientos de los dedos,

manos y piernas), dificultades de aprendizaje y memoria, razonamiento abstracto

deficiente y escasa capacidad de resolución de problemas. Los síntomas negativos y los


cognitivos no son específicos de la esquizofrenia: se observan también en muchos

trastornos neurológicos que implican daño cerebral, especialmente de los lóbulos

frontales.

Los síntomas de la esquizofrenia suelen manifestarse de forma gradual y lenta, a lo largo

de un periodo de 3 a 5 años. Los síntomas negativos son los que primero aparecen,

seguidos de los cognitivos. Los síntomas positivos comienzan varios años más tarde.

Como se explicará más adelante, esta progresión de síntomas proporciona algunas

pistas sobre la naturaleza de las anomalías cerebrales que los causan.

Herencia

Una de las pruebas más consistentes de que la esquizofrenia es un trastorno biológico

es que parece ser hereditaria, si la esquizofrenia fuera un rasgo simple producido por un

solo gen, cabría esperar que este trastorno se manifestara en, al menos, el 75 % de los

hijos de dos padres con esquizofrenia en el caso de que el gen fuera dominante. Si fuera

recesivo, todos los hijos de dos padres con esquizofrenia deberían convertirse asimismo

en esquizofrénicos. Sin embargo, la incidencia real es menor del 50 %, lo cual significa

que están implicados varios genes, o que tener un gen de la esquizofrenia confiere una

vulnerabilidad a llegar a padecer esquizofrenia, pero la enfermedad en sí misma estaría

desencadenada por otros factores. Si la hipótesis de la vulnerabilidad es acertada, podría

esperarse que algunos individuos fueran portadores de un gen de la esquizofrenia, pero

que este no se manifestara.


Ser portador de un gen de la esquizofrenia no significa que una persona inevitablemente

llegue a padecerla. Hasta la fecha, los investigadores no han localizado un gen de la

esquizofrenia único, aunque sí han encontrado muchos genes que parecen aumentar la

probabilidad de sufrir esta enfermedad, se han descrito indicios de ligamientos

relacionados con susceptibilidad a la esquizofrenia para 21 de las 23 parejas de

cromosomas, pero muchos de los hallazgos no han sido replicados. Hasta la fecha,

ningún gen ha demostrado causar esquizofrenia, Walsh y cois. Indican que un gran

número de mutaciones infrecuentes estaría implicado en el desarrollo de la

esquizofrenia. El gen conocido como DISCI (disrupted in schizophrenia 1, alterado en la

esquizofrenia 1) presenta una de esas mutaciones infrecuentes, aunque muy baja, su

presencia aparentemente multiplica por 50 la probabilidad de sufrir esquizofrenia. Este

gen interviene en la regulación de la neurogénesis embrionaria y del adulto, la migración

neuronal durante el desarrollo embrionario, el funcionamiento de la densidad

postsináptica en las neuronas excitadoras y las funciones de las mitocondrias. Se han

encontrado mutaciones de este gen en algunas familias con una incidencia elevada de

esquizofrenia. Al parecer, esta mutación también aumenta la incidencia de otros

trastornos mentales, como trastorno bipolar, depresión mayor y autismo.

El efecto de la edad paterna aporta más indicios de que las mutaciones genéticas

podrían influir en la incidencia de esquizofrenia, es decir que los hijos de padres

mayores tienen más probabilidades de llegar a padecer esquizofrenia. La mayoría de los

investigadores opinan que el aumento de la incidencia de la esquizofrenia se debe a

mutaciones en los espermatoci- tos, las células que producen el esperma. Estas células

se dividen cada 16 días después de la pubertad, lo que significa que se han dividido

aproximadamente 540 veces al llegar a los 35 años. En contraposición, los ovocitos de


la mujer se dividen 23 veces antes del momento del nacimiento y solo una vez después

de este. Como la probabilidad de un error de trascripción en las réplicas de ADN cuando

se divide una célula aumenta con el número de divisiones celulares, un aumento de los

errores de trascripción puede ser la causa del aumento de incidencia de la esquizofrenia.

Tipos de esquizofrenia

Los tipos de esquizofrenia están definidos por los síntomas que predominan en la

evaluación del paciente con esquizofrenia y es frecuente que el cuadro incluya síntomas

que son característicos de más de un subtipo.

Por esta falta de especificidad, en la última actualización de la clasificación americana

de enfermedades mentales recientemente se han suprimido estos subtipos. No

obstante, pasamos a describir las características que más definían a estos subtipos:

• Esquizofrenia paranoide: La característica principal del tipo paranoide de

esquizofrenia consiste en la presencia de claras ideas delirantes y alucinaciones

auditivas sin claras alteraciones en la afectividad, en el lenguaje y sin mostrar un

comportamiento catatónico asociado. Fundamentalmente, las ideas delirantes son de

persecución, de perjuicio o ambas, pero también puede presentarse ideas delirantes con

otra temática aunque suelen estar organizadas alrededor de un tema coherente.

También es habitual que las alucinaciones estén relacionadas con el contenido de la

temática delirante. Los síntomas asociados incluyen ansiedad, ira, retraimiento y

tendencia a discutir. El inicio tiende a ser más tardío que en otros tipos de esquizofrenia

y las características distintivas pueden ser más estables en el tiempo.

• Esquizofrenia desorganizada: Las características principales del tipo desorganizado de

esquizofrenia son el lenguaje desorganizado, el comportamiento desorganizado y unas


alteraciones en las emociones marcadas. Puede haber ideas delirantes y alucinaciones,

pero no suelen estar organizadas en torno a un tema coherente. Las características

asociadas incluyen muecas, manierismos y otras rarezas del comportamiento.

Habitualmente, este subtipo está asociado a un inicio temprano y a un curso continuo.

Históricamente, y en otros sistemas clasificatorios, este tipo se denomina hebefrénico.

• Esquizofrenia catatónica: La característica principal del tipo catatónico de

esquizofrenia es una marcada alteración psicomotora que puede incluir inmovilidad,

actividad motora excesiva, negativismo extremo, mutismo o peculiaridades del

movimiento voluntario. Aparentemente, la actividad motora excesiva carece de

propósito y no está influida por estímulos externos. Puede haber desde el

mantenimiento de una postura rígida en contra de cualquier intento de ser movido

hasta una adopción de posturas raras o inapropiadas. Para diagnosticar este subtipo, el

cuadro debe cumplir en primer lugar todos los criterios para la esquizofrenia y no ser

más explicable por otras causas u enfermedades.

• Esquizofrenia residual: El tipo residual de esquizofrenia debe utilizarse cuando ha

habido al menos un episodio de esquizofrenia, pero en el cuadro clínico actual no es

acusada la existencia de ideas delirantes, alucinaciones, comportamiento o un lenguaje

desorganizado, sobresaliendo principalmente los síntomas negativos (aislamiento

emocional, social, pobreza del lenguaje, falta de interés..).

• Esquizofrenia indiferenciada: cuando una esquizofrenia no reúne los criterios de los

subtipos anteriores o presenta varios de ellos se le llama indiferenciada.

• Esquizofrenia simple: la esquizofrenia simple constituye uno de los subtipos de la

esquizofrenia donde los síntomas positivos (delirios y alucinaciones) son mínimos

destacando otras alteraciones. Se caracteriza por un deterioro insidioso de las funciones


mentales y del afecto emocional (inhibición psicomotriz, falta de actividad,

embotamiento afectivo, pasividad y falta de iniciativa, empobrecimiento de la calidad o

contenido del lenguaje, comunicación no verbal empobrecida, deterioro del aseo

personal y del comportamiento social..) durante más de un año pero sin los síntomas

positivos propios de la psicosis. Todos estos posibles síntomas suponen un

empeoramiento significativo de la actividad laboral o académica y alteraciones en las

relaciones personales.

Farmacología de la esquizofrenia

Los datos farmacológicos sugieren que los síntomas positivos de la esquizofrenia se

deben a anomalías de las neuronas dopaminérgicas, esta plantea que los síntomas

positivos de la esquizofrenia se deben a la hiperactividad de las sinapsis dopaminérgicas.

La clorpromacina elaborado por una empresa farmacéutica francesa se probó en sujetos

que padecían diversos trastornos mentales: manía, depresión, ansiedad, neurosis y

esquizofrenia, este tuvo efectos espectaculares en la esquizofrenia. El descubrimiento

de los efectos antipsicóticos de la clorpromacina cambió profundamente el modo en

que los médicos trataban a los pacientes con esquizofrenia, e hizo que fuera innecesaria

una estancia prolongada en el hospital para muchos de ellos. Estos fármacos realmente

suprimen, o al menos disminuyen, los síntomas positivos del paciente. Los efectos

beneficiosos no se reducen a un cambio en la actitud del paciente: las alucinaciones y

los delirios desaparecen o, como mínimo, llegan a ser menos graves. Desde que se

descubrió la clorpromacina se han elaborado muchos otros fármacos que alivian los

síntomas positivos de la esquizofrenia. Se ha encontrado que estos fármacos tienen una


propiedad en común: bloquean los receptores dopaminérgicos D, y D3. Otro tipo de

sustancias químicas presentan el efecto opuesto, a saber: originan los síntomas positivos

de la esquizofrenia. Las sustancias que pueden producir estos síntomas tienen en común

un efecto farmacológico conocido: actúan como agonistas dopaminérgicos. Entre ellas

figuran la anfetamina, la cocaína y el metilfenidato (que bloquean la recaptación de

dopamina), así como la l-DOPA (que estimula la síntesis de dopamina). Los síntomas que

producen estas sustancias pueden aliviarse con fármacos antipsicóticos, otro dato más

a favor del argumento de que estos fármacos ejercen su efecto terapéutico bloqueando

los receptores dopaminérgicos.

El descubrimiento de fármacos que reducen o suprimen los síntomas de la esquizofrenia

tuvo un efecto revolucionario sobre el tratamiento del trastorno. Pero, durante muchos

años, todos los fármacos usados habitualmente para tratar la esquizofrenia provocaban,

como mínimo, algunos síntomas parecidos a los de la enfermedad de Parkinson: lentitud

de movimientos, falta de expresión facial y debilidad general, en la mayoría de los

pacientes estos síntomas son transitorios. Un efecto secundario más grave se

presentaba en los pacientes con periodo prolongado de uso de fármacos como el

trastorno neurológico llamado discinesia tardía. Tardus significa «lento», y discinesia,

«movimiento deficiente», con síntomas opuestos al Parkinson y ocurrían cuando a los

pacientes con enfermedad de Parkinson recibían demasiada L dopa .

Los investigadores han logrado medicamentos que tratan los síntomas de la

esquizofrenia sin producir efectos neurológicos secundarios: al parecer, la discinesia

tardía se ha convertido en cosa del pasado y, lo que es mejor aún, estos nuevos
fármacos, la medicación antipsicótica atípica, reducen tanto los síntomas positivos como

los negativos.

Anomalías cerebrales en la esquizofrenia

Muchos indicios sugieren que los síntomas de la esquizofrenia son, en efecto,

consecuencia de alteraciones cerebrales, especialmente de la corteza prefrontal. Hay

tres posibilidades: los factores predisponentes (genéticos, ambientales o ambos) dan

origen a:

1) anomalías en la transmisión dopaminérgica y en la corteza prefrontal;

2) anomalías en la transmisión dopaminérgica que causan alteraciones en la corteza

prefrontal, o

3) anomalías en la corteza prefrontal que provocan alteraciones en la transmisión

dopaminérgica.

Aunque la esquizofrenia tradicionalmente se ha considerado un trastorno psiquiátrico,

la mayoría de las personas que la padecen presentan síntomas neurológicos indicativos

de daño cerebral en particular, los síntomas catalogados como síntomas negativos y

síntomas cognitivos. Estos síntomas pueden estar ocasionados por diversos estados

neuropatológicos y, por lo tanto, no son exclusivos de la esquizofrenia, pero su

existencia sugiere que dicha enfermedad podría asociarse con algún tipo de daño
cerebral (o, tal vez, de anomalías del desarrollo cerebral). En muchos estudios se han

observado signos de pérdida de tejido cerebral en las imágenes de TAC y de RM de

pacientes con esquizofrenia; estas imágenes aportan pruebas de que la esquizofrenia

crónica se asocia con anomalías cerebrales.

a medida que envejecemos, la tasa de pérdida de tejido es mayor en los pacientes con

esquizofrenia. Gutiérrez-Galve y cois. (2010) describieron que pacientes con

esquizofrenia y sus familiares sin esta enfermedad mostraban pérdida de sustancia gris

en la corteza frontal y temporal, indicativa de que los factores genéticos afectan al

desarrollo cortical y aumentan la susceptibilidad a los factores causantes de

esquizofrenia. Como se mencionó antes, la esquizofrenia es una enfermedad

hereditaria, pero su carácter hereditario dista mucho de ser total. Quizá lo que se

herede sea una anomalía que hace a la persona vulnerable ante ciertos factores

ambientales que perjudican el desarrollo cerebral o que provocan daño cerebral en una

etapa posterior de la vida. En otras palabras, la esquizofrenia se debe a una interacción

entre factores genéticos y ambientales. Pero, como se verá, la ausencia de un «gen de

la esquizofrenia» no garantiza que una persona no llegue a presentar esta enfermedad:

algunos casos ocurren incluso en familias que no tienen antecedentes de esquizofrenia

ni de otras enfermedades mentales relacionadas.

Anomalías físicas menores asociadas a la esquizofrenia

 Cabeza Dos o más remolinos en el cabello

 Perímetro cefálico fuera del rango normal

 Ojos Pliegue conjuntival en el ángulo interno del ojo


 Ojos separados

 Boca Paladar muy abovedado Lengua con estrías

 Manos Dedo meñique curvado

 Pliegue transversal único en la palma de la mano

 Pies Dedo corazón más largo que dedo índice Unión parcial de los dedos corazón

y anular

Consecuencia de la esquizofrenia

La esquizofrenia es una enfermedad neuropsiquiatría grave, deteriorante y

relativamente frecuente en la sociedad. Cursa con alteraciones emocionales,

sensoriales, cognitivas y conductuales, y afecta aproximadamente al 1% de la población

general. Suele iniciarse en la juventud temprana ya que la edad típica de inicio recae

entre los 18 y los 23 años aproximadamente, aunque puede comenzar en cualquier

momento de la vida.

Hay que tener en cuenta que no todos los pacientes con esquizofrenia padecen la misma

sintomatología, el mismo curso ni las mismas características clínicas. No obstante, sea

cual sea la edad de inicio de la enfermedad, y la sintomatología y el curso de cada

paciente, existe una enorme bibliografía que describe las nefastas consecuencias de la

esquizofrenia.

Se han aportado evidencias científicas que ponen de manifiesto tanto consecuencias

médicas como consecuencias sociales y familiares de estos trastornos psicóticos.


De hecho, la esquizofrenia se considera como el trastorno psicopatológico más grave y

que origina una mayor repercusión en todos los ámbitos del paciente.

A continuación comentaremos las 8 consecuencias principales de la esquizofrenia.

1- Deterioro cognitivo

La esquizofrenia no sólo produce síntomas positivos como los delirios y las

alucinaciones, sino que también produce síntomas negativos.

La dualidad entre positivo y negativo hace referencia al nivel de actividad del cerebro

esquizofrénico.

De este modo, mientras unos (los positivos) incrementan en el nivel de actividad y se

manifiestan a través de un aumento de la velocidad de pensamiento o la aparición de

delirios y alucinaciones, los negativos hacen referencia a una disminución de la actividad

cerebral.

De forma más específica, los síntomas de tipo negativo pueden agruparse en dos

categorías principales: las referentes al estado afectivo y las referentes al estado

cognitivo.

La sintomatología afectiva se caracteriza principalmente por la apatía, la abulia y la

“indiferencia afectiva”.
Así, pues, salvando las distancias, se podrían interpretar estos síntomas como una

especie de estado depresivo en el que el paciente esquizofrénico no tiene ganas de

hacer nada, no disfruta de nada y es incapaz de generar emociones positivas.

Por lo que respectan los síntomas negativos cognitivos, muchos pacientes

esquizofrénicos manifiestan lo que se conoce como alogia.

La alogia hace referencia a una serie de síntomas que ponen de manifiesto un claro

deterioro de las capacidades mentales de los pacientes.

Entre otros síntomas, las personas con esquizofrenia pueden padecer lenguaje y

pensamiento enlentecido, pobreza en el contenido del pensamiento, bloqueos

constantes en su razonamiento y un aumento de la latencia de respuesta.

Estos síntomas suelen ser menos frecuentes al inicio de la enfermedad pero suelen

hacerse más prominentes con el paso de los años.

De este modo, la mayoría de pacientes con esquizofrenia acaban perdiendo gran parte

de sus capacidades mentales y presentando un deterioro cognitivo claramente

marcado, el cual a menudo puede desembocar en un síndrome demencial.

2- Aislamiento

Otras de las consecuencias más típicas de la esquizofrenia es el aislamiento y el pobre

contacto social que padecen los pacientes.


Esta repercusión de la enfermedad hace referencia al cuarto grupo de síntomas que

hemos comentado anteriormente, es decir, a los síntomas relacionales.

No obstante, esta consecuencia altamente perjudicial para los pacientes con esta

patología pueden explicarse en función de los demás síntomas.

Es decir, todos los síntomas de la esquizofrenia pueden dificultar enormemente la

capacidad de la persona para sociabilizarse y tener un círculo de apoyo.

Ya sea un paciente que padece principalmente síntomas positivos a través de

alucinaciones y delirios constantes.

O bien un paciente que padece síntomas negativos a través de una clara

disfuncionalidad, y ausencia de motivación para realizar cualquier cosa ni capacidad de

disfrutar de la mayoría de situaciones.

O un individuo que presenta una amplia gama de de síntomas de desorganización y tiene

un comportamiento y una forma de relacionarse claramente extravagante.

O lo que suele ser más habitual, una persona con esquizofrenia que padece varios de

estos síntomas.

En cualquiera de estos cuatro casos, los propios síntomas de la enfermedad hacen que

el paciente tenga muchas dificultades para relacionarse y establecer relaciones

personales, por lo que el aislamiento aparece en abundancia entre los sujetos con

esquizofrenia.
3- Suicidio

A diferencia de lo que mucha gente pueda pensar, el suicido es un aspecto altamente

relevante en la esquizofrenia ya que este tipo de conductas aparecen con relativa

frecuencia.

De hecho. expertos de la Asociación Española de Psiquiatría Privada, señalan que el 80%

de los casos de suicidio se asocia a un cuadro de depresión, una esquizofrenia,

un trastorno de personalidad o una drogodependencia.

En el caso de la esquizofrenia, el suicidio va estrechamente relacionado con la

sintomatología depresiva que puede ocasionar la patología.

Tanto el aislamiento como los propios síntomas del trastorno psicótico pueden llevar al

paciente a un estado en el que las conductas suicidas sean más posibles y ganen mayor

prevalencia.

4- Hábitos tóxicos

El consumo de sustancias y la esquizofrenia han sido dos conceptos que han ido siempre

muy ligados. Este hecho se explica porque existe un gran número de pacientes

esquizofrénicos que presentan hábitos tóxicos y que consumen distintos tipos de

drogas.

De hecho, la gran mayoría de sujetos con esta enfermedad presentan lo que se conoce

como patología dual, es decir, un cuadro en el que se presentan dos trastornos (la
esquizofrenia y el abuso de sustancias) y en el que ambas patologías se retroalimentan

entre sí.

Son muchas las corrientes que relacionan la esquizofrenia y los hábitos tóxicos en un

sentido unidireccional, en el que el consumo de drogas puede dar lugar a la aparición de

esquizofrenia. No obstante, gracias a la investigación que se ha llevado a cabo durante

los últimos años, se ha concluido que el consumo de sustancias de por sí no puede causar

esquizofrenia.

Bien es cierto que consumir ciertas drogas como el cannabis puede incrementar el

riesgo de padecer un brote y motivar el debut del trastorno psicótico.

Sin embargo, la esquizofrenia se interpreta como un trastorno del neurodesarrollo, por

lo que para que esto suceda, el sujeto debe presentar previamente una predisposición

a padecer esta enfermedad.

Así pues, hoy en día existe cierto consenso en interpretar el consumo de sustancias

como una consecuencia de la propia esquizofrenia.

La esquizofrenia se entiende como la enfermedad mental primaria que puede dar lugar

a comportamientos de abuso de sustancias.

Así mismo, el propio consumo de drogas puede incrementar la sintomatología de la

esquizofrenia, maximizar sus consecuencias negativas, limitar la recuperación y

empeorar el pronóstico del paciente.


En conclusión, la relación entre hábitos tóxicos y esquizofrenia es bidireccional.

Por un lado, la esquizofrenia incrementa la probabilidad de padecer dependencia a

ciertas drogas y, por otro lado, el consumo de sustancias configura un factor de riesgo

para la propia esquizofrenia.

5- Déficits de habilidades

Esta consecuencia de la esquizofrenia resulta especialmente relevante entre esos

sujetos que padecen el debut de la enfermedad durante la adolescencia o etapas

tempranas.

La esquizofrenia causa un claro deterioro en todos los ámbitos del paciente, el cual

pierde un gran número de habilidades y suele adquirir un grado de dependencia

notablemente elevado.

Este hecho hace que el desarrollo de habilidades básicas como hacerse la comida,

limpiar la habitación, o llevar a cabo una higiene y un cuidado de la imagen personal

adecuado se conviertan en actividades muy complicadas para el paciente.

Así mismo, otro tipo de habilidades más complejas como comunicarse adecuadamente,

gestionar aspectos administrativos o económicos personales, o realizar una actividad

laboral resultan acciones prácticamente inalcanzables.


De hecho, el entrenamiento en habilidades personales y sociales es uno de los

principales objetivos del tratamiento psicológico en personas con esta patología,

y resultan claves para limitar la dependencia del sujeto.

Esta consecuencia (al igual que todas las otras) puede variar en cada paciente y puede

reducirse si se reciben los tratamientos adecuados.

Sin embargo, el déficit de habilidades es uno de los factores que más se observan entre

los pacientes con esquizofrenia.

6- Consecuencias al mundo laboral

La esquizofrenia es un trastorno grave que afecta en múltiples ámbitos de la vida de la

persona y, por lo tanto, también repercute en el mundo laboral.

En primer lugar, el inicio de la patología en la adolescencia o el período adulto joven

hace que en muchos casos el paciente carezca de una formación laboral suficiente para

conseguir un empleo.

Así mismo, siguiendo con el punto anterior, el déficit de habilidades que provoca el

debut de la esquizofrenia, también repercute en abundancia sobre la capacidad del

individuo de insertarse en el mundo laboral.

Además, la propia sintomatología de la esquizofrenia, independiente del grupo de

síntomas que presente el paciente (positivos, negativos, desorganizados o relacionales)


también son factores importantes que ponen en entredicho la relación entre

esquizofrenia y mundo laboral.

En términos generales, los factores que intervienen de forma más directa en la

consecución de un empleo son:

1. Edad: se ha demostrado como a mayor edad, más difícil lo tendrá el paciente

que padece esquizofrenia de adquirir una situación laboral satisfactoria.

2. Función cognitiva: en muchos casos, la esquizofrenia provoca un claro

deterioro cognitivo, hecho que se relaciona con el fracaso laboral del

paciente.

3. Funcionamiento social y educacional previo: tal y como hemos comentado

al inicio de este punto y del anterior, cuanto antes empiece la esquizofrenia,

menos habilidades personales habrá podido desarrollar el paciente.

4. Conciencia de enfermedad: la falta de consciencia acerca de estar enfermo

es un fenómeno que ocurre en un gran número de pacientes y que se

relaciona directamente con un peor futuro laboral.

7- Impacto sobre las familias y los cuidadores

Tal y como hemos podido ir viendo a lo largo de los 6 puntos anteriores, la esquizofrenia

es una patología que origina una dependencia importante en el paciente.


Este necesitará el cuidado y la vigilancia de sus familiares para poder garantizar unos

niveles mínimos de funcionamiento y llevar a cabo una vida satisfactoria.

Por este motivo, la carga sobre los familiares o cuidadores es una de las consecuencias

más importantes de esta patología.

8- Coste económico

Finalmente, el coste económico que comporta la enfermedad de esquizofrenia es muy

elevado, tanto por lo que refiere a los costes directos como lo que refiere a los costes

indirectos.

No obstante, llama la atención los pocos datos que se disponen en la actualidad sobre

el impacto económico total que puede tener esta enfermedad sobre la sociedad.

Un estudio reciente estimó que en los países europeos, el coste de la esquizofrenia se

sitúa entre el 3 y el 4% del producto nacional bruto (PNB), superando los 182.000

millones de euros anuales, por lo que esta enfermedad supone un coste económico muy

importante para la sociedad.

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