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Sistemas financieros

Lic. Mariano Alfredo González Gutiérrez

¿Cómó interpretar Estadós financierós


de un bancó?
En una empresa no financiera, la cuenta de resultados recoge su volumen de actividad
a través de, por ejemplo, las ventas de mercancías o la facturación por servicios. En
cambio, el volumen de negocio de un banco está recogido en su balance, tanto en el
activo (inversión crediticia) como en el pasivo (depósitos captados de clientes u otros
instrumentos de financiación). Esto convierte al análisis de un balance bancario en
una herramienta clave a la hora de sacar conclusiones sobre la actividad del banco y
los recursos utilizados para poder financiar la concesión de créditos.

Los tres elementos determinantes de todo análisis financiero son:

Liquidez: capacidad para hacer frente a las demandas de fondos líquidos

Solvencia: Calidad de los créditos y adecuación de los recursos propios.

Rentabilidad: Capacidad de generar ingresos/beneficios con los capitales aportados.

Dichos elementos presentan ciertas peculiaridades cuando se aplican a una


entidad financiera dada la singularidad del negocio bancario.

La liquidez se suele medir en relación con el exigible a la vista o vencido, pero


esas relaciones carecen de sentido en el caso de una entidad de crédito debido a que
el negocio bancario es por definición ilíquido (pasivos a la vista y activos a largo
plazo).

Las especiales características de los activos y pasivos de la banca, mayoritariamente


instrumentos financieros, y el gran impacto de la morosidad, modifican el enfoque
tradicional de la solvencia, estableciéndose por el regulador ratios de
solvencia basados prioritariamente en la calidad de los fondos propios
y secundariamente en el apalancamiento.

La rentabilidad de una entidad de crédito está directamente relacionada con


“plazó” y “riesgó”, factores que afectan significativamente a la liquidez y a la solvencia.
El binomio rentabilidad-riesgo es la clave del negocio bancario.
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Lic. Mariano Alfredo González Gutiérrez

La información incluida en el balance de una entidad de crédito permite analizar


su estructura de inversión y financiación, tanto en valores absolutos como
en porcentajes. Así, podemos comparar diferentes partidas relevantes del
activo (cartera de negociación, inversión crediticia…) cón el tótal del activó;
partidas destacadas del pasivo (depósitos, valores emitidos, préstamos
interbancarios recibidos) respecto al total del pasivo, y magnitudes de activo y pasivo
entre sí (por ejemplo los depósitos captados de clientes sobre la inversión crediticia) y
su evolución en el tiempo o en comparación con otra entidad o con una media
del sector.

Sin embargo, a diferencia de las empresas no financieras, la aplicación de las


tradicionales técnicas de análisis contable al balance de un banco tiene como principal
limitación la imposibilidad de calcular desde fuera del banco, y únicamente con la
información contenida en las cuentas anuales, los ratios más utilizados por el
regulador para controlar su solvencia, apalancamiento, endeudamiento, etc. Dichos
ratios incluyen, tanto en el numerador como en el denominador, ajustes sobre las
partidas incluidas en los estados financieros que sólo pueden realizarse con
información interna.

La actividad de un bancó esta en su


balance
En una empresa no financiera, las ventas de mercancías o la facturación por la
prestación de servicios, así como las compras consumidas, son magnitudes
representativas del volumen de actividad desarrollado en el ejercicio que se recogen
en la cuenta de resultados. Por el contrario, la actividad de un banco está recogida en
su balance en forma de variación en el volumen de inversión crediticia, en el activo, y
su comparación con la variación de los depósitos captados de clientes u otros
instrumentos de financiación, por el lado del pasivo. En los bancos comerciales estas
dos partidas representan con mucha diferencia la mayor parte del total del activo y de
la suma de patrimonio neto y pasivo.

De su análisis podemos sacar conclusiones sobre la mayor o menor actividad del


banco y sobre los recursos utilizados para poder financiar la concesión de créditos.
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Lic. Mariano Alfredo González Gutiérrez

En la cuenta de resultados quedará reflejado el margen financiero o de


intermediación. Este margen es el derivado de la actividad consistente en tomar
fondos de las unidades de gasto con capacidad de financiación y conceder con ellos
préstamos a las unidades con necesidad de financiación. Su valor es equivalente a la
diferencia entre los productos y los costes financieros, y la estrategia de las entidades
es conseguir el menor coste por el dinero ajeno tomado y los mayores ingresos por los
fondos prestados a terceros.

La suma del margen de intermediación más las comisiones por servicios prestados
recibe el nombre de margen básico del negocio. La diferencia fundamental entre los
ingresos puramente bancarios y los procedentes de servicios prestados a la clientela
está en que estos últimos, al desarrollarse por cuenta de terceros, no afectan tan
directamente a la situación patrimonial de la entidad, mientras que en la
intermediación financiera el banco está asumiendo riesgos (sobre sus capitales
propios y ajenos).

Algunos autores consideran apropiado introducir en el margen de intermediación los


saneamientos de crédito, ya que la dotación para la cobertura de morosos, dudosos y
fallidos equivale a un menor rendimiento de la inversión crediticia.

Habrá que ver hasta qué punto los enormes cambios que se vienen produciendo en el
sector bancario y los que están por llegar tienen consecuencias sobre la importancia
de estas dos partidas del balance (inversión crediticia y depósitos de clientes).

El pasadó 13 de septiembre de 2016, en la presentación del estudió ‘El cambio del


módeló de negóció de la banca’, elaborado por la Fundación de Estudios Financieros
(FEF), Ana Rubio González, de BBVA Research, afirmaba que el crédito dejará de ser el
mótór de ingresós de la banca pór ló que las entidades “ya nó deberán estar tan
centradas en crecer y expandir balance, sino centrarse en dar servicios que consumen
pócó capital más en línea cón ló que vienen haciendó las de EE. UU.”.

¿Y quién asumirá la función de intermediación entre ahorro e inversión productiva?


Ya es una realidad en las empresas europeas más grandes la sustitución de la
financiación tradicional mediante préstamos bancarios por la emisión de títulos de
deuda en los mercados de capitales.
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Lic. Mariano Alfredo González Gutiérrez

Cuota de mercado

Analizamos el porcentaje de cuota de mercado en manos de la entidad analizada, así


como su evolución en el tiempo, el grado de concentración relativa del sector y las
eventuales posiciones de dominio.
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Lic. Mariano Alfredo González Gutiérrez

Morosidad

El cónceptó de “móra” se refiere al incumplimientó de lós clientes en el pagó de lós


compromisos vencidos de intereses y de capital de los préstamos o créditos
concedidos.

La ratio de morosidad nos indica qué porcentaje de los créditos se hallan en


dificultades de ser devueltos. La comparación de las dotaciones para insolvencia con
el total de créditos concedidos proporciona una idea de la posible cobertura de
contingencias futuras.

Algunos de los rangos mas utilizados para medir la morosidad son:

Créditos Morosos / créditos totales

Provisiones / activos totales

En particular, la ratio: (Cartera en mora/ Activo total) tiene especial importancia en


las entidades con problemas, y cuando supera determinados niveles suele ser el
preaviso de la insolvencia de una entidad.

La solvencia de una entidad de crédito depende de la existencia de un colchón de


recursos propios suficientes como para absorber pérdidas y garantizar los riesgos
asumidos en sus operaciones de activo. Así, el ratio de solvencia o ratio de capital
relaciona los fondos propios, según se regulan y definen en la normativa vigente, y los
activos ponderados por riesgo.

Cuanta menor sea la proporción de los recursos propios respecto al total del balance,
mayor será el apalancamiento financiero y menor el grado de protección de la entidad
de cara a posibles riesgos de fallidos en los créditos concedidos que figuran en el
activo.
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Lic. Mariano Alfredo González Gutiérrez

El capital regulatorio se establece a varios niveles: Capital de Nivel 1 Ordinario o CET


1, Capital de Nivel 1 o TIER 1, Capital de Nivel 2 o TIER 2 y la suma TIER 1 y TIER 2,
denominada Base de Capital o Core Capital.

La nueva normativa nacida de Basilea III exige a las entidades contar con un nivel más
alto de capital y de mayor calidad, se incrementan las deducciones de capital y se
revisan los requerimientos asociados a determinados activos. A diferencia del marco
anterior, los requerimientos mínimos de capital se complementan con requerimientos
de buffers o colchones de capital así como con requerimientos en materia de liquidez
y apalancamiento.

En este sentido, se establece que las entidades de crédito deben mantener en todo
momento, tanto a nivel individual como consolidado, un ratio total de capital del 8%
de sus activós pónderadós pór riesgó (cómúnmente denóminadó, el requisitó de “Pilar
1”). Al menós un 6% del ratió tótal de capital deberá estar cómpuesto por capital de
nivel 1 (“Tier 1”), del que un 4,5% deberá estar cómpuestó en tódó casó pór capital de
nivel 1 órdinarió (“CET1”), pudiendó cómpletarse el 2% restante cón instrumentós de
capital de nivel 2 (“Tier 2).

Sin perjuicio de la aplicación del requisitó de “Pilar 1”, CRD IV cóntempla la


posibilidad de que las autoridades competentes exijan a las entidades de crédito
mantener unós fóndós própiós superióres a lós requisitós de “Pilar 1” para cubrir
riesgos adicionales a los ya cubiertos por el requisitó de “Pilar 1” (esta pótestad de la
autóridad cómpetente se cónóce cómúnmente cómó “Pilar 2”).

Adicionalmente, desde el 1 de enero de 2016 y de acuerdo con CRD IV, las entidades
de crédito deben cumplir en todo momento con el requisito combinado de colchones
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Lic. Mariano Alfredo González Gutiérrez

de capital, que deberá ser satisfecho con CET1 adicional al previsto para cumplir con
lós requisitós de “Pilar 1” y “Pilar 2”.

El requisito combinado de colchones de capital se compone de: (i) un colchón de


conservación de capital; (ii) un colchón de capital anticíclico específico; (iii) un
cólchón para entidades de impórtancia sistémica mundial (el “cólchón G-SIB”); (iv) un
cólchón para ótras entidades de impórtancia sistémica (el “cólchón D-SIB”); y (v) un
colchón contra riesgos sistémicos.

La combinación de (i) el colchón de conservación de capital; (ii) el colchón de capital


anticíclico específico; y (iii) el mayor entre (a) el colchón de riesgos sistémicos; (b) el
colchón G-SIB; y (c) el colchón D-SIB, (en cada caso según resulte aplicable a cada
entidad), componen el requisito combinado de colchones de capital de una entidad.

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