Вы находитесь на странице: 1из 10

La lucha por el respeto al voto es un primer aspec-

to de la lucha por la igualdad, pero no es suficiente.


Instaurar la igualdad requiere de políticas públicas y
de procesos culturales instigados por el Estado, en un
proyecto reformista que debe enfrentar al caudillismo
y superar la debilidad de las instituciones (desde la
derecha), pero también debe eliminar el racismo y el
egoísmo social (desde la izquierda).
LA IGUALDAD BLOQUEADA
LA IGUALDAD BLOQUEADA
LA IGUALDAD BLOQUEADA
Implicaciones politológicas de las
formas bolivianas de “hacer cola”

Fernando Molina
ración del racismo de arriba abajo y la derecha como
superación del racismo de abajo arriba, etc. Pero en
todas estas posiciones hay algo en común: la busca de
igualdad.
Que el deseo de igualdad existe y es fuerte puede
observarse en el apego de todos los bolivianos por el
voto, es decir, por el momento político en que, a causa
de las estrictas prohibiciones legales y de las conve-
niencias electorales, el Estado y la sociedad tratan a
todos los ciudadanos como si fueran perfectamente
iguales ante la ley. Esta forma equilibrada de relacio-
namiento no se repite en ningún otro momento en la
vida cotidiana en el país; como hemos visto, todas
las demás interrelaciones sociales se hallan desnive-
ladas por procesos de inferiorización y desprecio de
los demás. De ahí que el voto sea un momento de
empoderamiento de quienes más carecen de derechos
legales, así como un encuentro entre las clases y los
grupos sociales de distinto rango, que se hallan mo-
mentáneamente nivelados por él; y por tanto sea una
oportunidad de integración y reafirmación de la uni-
dad nacional.
La demanda de igualdad en el voto explica la po-
tencia histórica el movimiento del 21F, que se con-
serva pese a los traspiés tácticos que este ha tenido
últimamente. De manera espontánea, sin mayores
precisiones, la mayoría de los bolivianos ha compren-
dido que el no reconocimiento del referendo del 21 de
febrero de 2016 por parte del gobierno y el MAS ins-
tituyó una nueva desigualdad, trasladando la que se
presentaba típicamente en la vida cotidiana al terreno
electoral, formalmente igualitario.

19
realmente existente), han pensado que si las leyes La igualdad bloqueada
establecen un tratamiento equitativo para todos, tal Implicaciones politológicas de las formas
cosa debe de cumplirse en la vida cotidiana. Y luego, bolivianas de “hacer cola”
por sus ataduras con el caudillismo y en ocasiones in-
cluso con el estamentalismo, no han tomado medidas
profundas para corregir la desigualdad. Fernando Molina1
El resultado de esta suma de mentalidad individua-
lista y estamental de la población con negligencia de Hacer cola es una actividad cotidiana. Cuando hace-
los gobiernos ha sido deplorable: hoy en día, en la mos cola no pensamos en lo que hacemos, en su sig-
cotidianeidad, los bolivianos son sistemáticamente nificado. Pero, ¿tiene significado?, ¿y cuál es éste?
expropiados de sus derechos, tratados como si no los Hacer cola es un comportamiento social, es decir,
tuvieran, y esto ocurre en todas las interacciones so- está determinado por reglas de conducta que no están
ciales: en los trámites que deben hacer ante el Estado; escritas ni se han aprobado por medio de un procedi-
en los procesos educativos, que muy difícilmente per- miento legal. Estas reglas, sin embargo, no carecen de
miten que los de abajo obtengan los títulos más codi- autoridad, ya que la mayoría actúa conforme a ellas
ciados; en la atención de salud; en el ocio y la recrea- y quienes no lo hacen deben enfrentar las consecuen-
ción. (Los más despreciados y “menos iguales” han cias de esta decisión, que en este caso son conflictos
sido y son los indígenas y los cholos, pero también con los otros participantes de la cola o con quienes la
estos se las arreglan, en muchas ocasiones, para no han organizado con el fin de entregar ordenadamen-
tratar como iguales y para despreciar a los blancos). te bienes o servicios (en la farmacia, en el banco, en
Como no tenemos igualdad, es lógico que la igual- Starbucks).
dad sea lo que más deseamos. En Bolivia existe una No es mi intención describir detalladamente las re-
no expresada, sorda, pero también generalizada y glas involucradas en el acto de hacer cola. Solo quiero
profunda demanda de igualdad de todos los sectores
sociales. Dotar de igualdad, más que restaurar la li-
1 Periodista y escritor. Es autor de varios libros sobre Bolivia, en es-
bertad, es la principal tarea democrática en nuestro pecial sobre su historia intelectual y su historia contemporánea, los
país. Digamos que es la tarea histórica, mientras que más importante de los cuales son El pensamiento boliviano sobre los
la restauración de la libertad urge coyunturalmente. recursos naturales (Pulso, 2009) e Historia contemporánea de Boli-
via (Gente de Blanco, 2016). Ha escrito numerosos artículos sobre
Cada grupo social expresa esta necesidad de forma política, economía y cultura bolivianas en medios de La Paz, Santa
distinta: los indígenas como una demanda de “des- Cruz, Buenos Aires, Santiago de Chile y México. Algunos de ellos
colonización”, las élites blancas como una demanda han sido traducidos al francés y el inglés. Desde principios de 2015
es colaborador del diario madrileño El País. En 2012 obtuvo el Pre-
de más “orden civilizado”, la izquierda como supe- mio Rey de España de Periodismo Iberoamericano.

18 3
mostrar su relación con ciertos principios de organiza- o gobierno de los individuos por encima de las insti-
ción, los cuales están vinculados, a su vez, con deter- tuciones, fenómeno que, como sabemos el día de hoy,
minados valores o preferencias colectivas. Este es un tiene efectos restrictivos en la libertad política. Si en
hecho formal. Si lo llenamos de contenido, encontrare- Bolivia se confía en el individuo es porque resulta
mos que la mayor parte de las sociedades actuales, que imposible confiar en las reglas, es decir, en el cumpli-
son sociedades modernas, responden a reglas fundadas miento constante de estas. El MNR quiso ser un par-
en el valor de la igualdad. (Y este es el gran tema de tido moderno estableciendo la norma de rotación en
este texto: la igualdad moderna y su salud en Bolivia). el poder de sus cuatro principales líderes, pero luego
Si en determinada sociedad la igualdad es el valor de una sola transmisión de mando en estos términos,
que determina las reglas de distribución de bienes y Víctor Paz Estenssoro rompió tal norma, arruinando
servicios a la población, dichas reglas concederán el la sucesión institucional y causando graves proble-
derecho preferente de reclamar dichos bienes y servi- mas para la democracia del país. Este ejemplo prueba
cios a quienes lleguen primero al punto en el que es- lo ya dicho: las normas (instituciones) no son confia-
tos bienes y servicios son distribuidos. Sin importar su bles y el individuo se antepone a ellas. Por otra parte,
condición social, toda persona que se encuentre antes como el caudillo se llena de poder y de privilegios,
en el punto de entrega tendrá el mejor derecho de re- su sola existencia reafirma y amplifica la desigualdad
clamar el bien o el servicio que se reparta; la persona existente en la sociedad.
que llegue inmediatamente después, deberá colocarse Por definición, sin igualdad legal no es posible la
detrás de la primera, y la siguiente, detrás de la segun- democracia. Ahora bien, si, como hemos visto, no
da, etc. Este principio ordenador parece espontáneo y poseemos ni nunca hemos poseído una verdadera
“natural”, pero no lo es. Se deriva de una preferencia igualdad, hay que concluir que tampoco hemos go-
social e, implícitamente, de alguna justificación de la zado nunca de democracia plena y completa. Y esto
misma, como la provista por el iusnaturalismo, el libe- también es empíricamente cierto. Por un lado, ciertos
ralismo u otras teorías igualitarias de la sociedad. sectores de la población no se han visto representados
por los gobiernos, aunque esto haya cambiado desde
Superposición de reglas y de valores
2006. Por el otro lado, ningún gobierno, sea el que
fuera, ha logrado superar el caudillismo ni ha podi-
Hemos dicho que en principio nadie puede alegar do hacer que los derechos legales de los bolivianos
una prerrogativa especial para no cumplir las reglas se respeten cotidianamente. En general, los gobier-
de formación de una cola. Así, este orden es la plas- nos bolivianos de derecha e izquierda han sido poco
mación inconsciente de la preferencia colectiva por conscientes de la mencionada desigualdad legal; por
la igualdad. Ahora bien, cuando en nuestros días nos formalismo (o confusión entre lo promulgado y lo

4 17
miento, de frustración histórica, que siempre sienten topamos con tal orden, no lo encontramos en este
las élites bolivianas y que desde ellas se trasmite al estado, por llamarlo así, “original”. Lo encontramos
resto de la sociedad. No necesitamos recordar la larga alterado a causa de la superposición, sobre el princi-
lista de ensayos, del “Nicomedes Antelo” de Gabriel pio igualitario, de otros principios organizativos, los
René Moreno a El carácter conservador de la nación cuales responden a valores distintos del de la igual-
boliviana de H.C.F. Mansilla, que expresan directa- dad. En otras palabras, hoy el orden de formación de
mente este sentimiento, el cual también influye sobre las colas depende de una combinación –conflictiva y
los estudios sobre el país que dan vueltas a la ideas de competitiva– de diversos valores.
Bolivia como un país incompleto en alguna área o en Uno de estos valores adicionales es la compasión
varias, y por una u otra razón. por los más débiles, que se plasma en la legislación
destinada a proteger a los mayores, los padres acom-
Efectos politológicos
pañados de niños y las mujeres embarazadas, a los
que se invita a pasar adelante de la cola.
Todas las sociedades modernas son afectadas por las Esta superposición de dos principios de organi-
diferencias económicas entre sus habitantes, que a zación distintos, el igualitario y el compasivo, no
veces son muy importantes. Este tipo de desigualdad requiere de mucha explicación ni merece un gran
tiene determinados efectos en las relaciones sociales, cuestionamiento. Cosa diferente son las alteraciones
digamos que efectos de emulación y conflicto. Como al orden que provienen de una otra valoración de las
hemos visto, en las sociedades que no son del todo sociedades modernas: la preferencia por la riqueza.
modernas, como la nuestra, encontramos además la O, podemos decir en este caso, la preferencia para la
desigualdad legal (entendiendo lo legal como el con- riqueza. En efecto, quienes cuentan con los recursos
junto de normas sociales, inclusive las que se siguen necesarios pueden comprar determinadas excepcio-
por costumbre). Los efectos de este segundo tipo de nes al orden igualitario. Adquieren entonces privile-
desigualdad son múltiples: desde el caos vehicular gios tales como poder registrarse en un vuelo saltán-
aquí estudiado hasta la incapacidad para formar aso- dose el orden de llegada al mostrador de la aerolínea
ciaciones de productores que impulsen las cadenas (si tienen tickets de primera clase), o entrar directa-
productivas; desde la discriminación en la vida coti- mente a los juegos en los parques de diversiones (si
diana hasta los movimientos extremistas que surgen cuentan con entradas de cierto tipo).2
para representar polarizadamente a los “desiguala-
dos” y a los “desigualadores”. 2 Si nos topamos con diferencias de riqueza es porque cuando antes
Otra consecuencia de la falta de igualdad y de la dijimos “igualdad” no hablábamos de la igualdad absoluta o material
sino de la igualdad en el trato o, como se dice técnicamente, de la
desconfianza social asociada a ella es el caudillismo “igualdad ante la ley”. Lo mismo vale para lo que sigue en el texto.

16 5
Para algunos autores, estos privilegios que se ban” que los partidos políticos que no son de su agrado
compran con dinero son inmorales.3 Ellos postulan visiten el campo. ¿Qué hacen entonces? Muestran que
la existencia de un vínculo directo, en las sociedades para ellas los miembros de estos partidos, generalmen-
modernas, entre igualdad y moralidad. Deberemos re- te ciudadanos blancos y urbanos, no son iguales (no
cordar esta equivalencia en lo que sigue. tienen los mismos derechos) que ellos.
Generalmente se tolera las excepciones al orden Algo que dice Guillermo Nugent (El laberinto de
igualitario cuando no son especialmente diseñadas la choledad) para el Perú se aplica perfectamente a
para discriminar: no son absolutas, sino posiciona- Bolivia: los grupos sociales y las personas no se defi-
les. Por ejemplo, cuando favorecen a todos lo que nen o ganan prestigio por lo positivo que pueden ha-
son capaces de reunir el dinero necesario para com- cer o decir de sí mismos, sino por su capacidad para
prar los privilegios que crean, sin importar el sexo, despreciar a los grupos y personas “inferiores”. Di-
la raza o la proveniencia de los compradores, es de- cho de otra manera, las posiciones de los grupos y las
cir, las características que estos no podrían cambiar personas en la escala de prestigio social se derivan
de ninguna manera. En cambio, se prohíbe los pri- del desprecio antes que de la afirmación. El desprecio
vilegios de nacimiento, somáticos, etc. Un requisito es la moneda más barata y popular. Así, quien más
adicional es que los privilegios se apliquen a bienes desiguala, más valioso se hace. Insisto: tanto de arriba
y servicios ilimitados o, mejor dicho, de produc- abajo como al revés; aunque, claro, despreciar resulte
ción flexible, como los vuelos aéreos o los paseos en más fácil para quienes cuentan con características –
montañas rusas, y no a bienes y servicios muy esca- económicas, étnicas y culturales– que el conjunto de
sos, como el agua o los medicamentos o el acceso a la sociedad considera más prestigiosas.
órganos donados o a botes salvavidas. Como en este Está claro que el resultado de una constante y ubi-
caso pueden afectar gravemente los derechos de los cua labor de desigualación de las personas no puede
otros, no se los admite. ser una sociedad igualitaria. Hay que concluir enton-
Como fuere, y aunque estemos acostumbrados a ces que, desde el punto de vista de la modernidad, no
los privilegios para los ricos, estos son una anomalía vivimos en una sociedad moral. Que el egoísmo y el
en el orden social moderno y por esto generan po- rechazo a los distintos se ha mezclado con la prefe-
lémica y en muchos casos requieren de regulación rencia por la igualdad. Y que hay una disonancia entre
estatal. lo que consideramos positivo y lo que practicamos;
entre lo que deberíamos ser y lo que realmente so-
mos. Ahora bien, una disonancia cognitiva suele cau-
sar depresión y pérdida de la autoestima. Por tanto,
3 Cfr. Michael J. Sandel, Lo que el dinero no puede comprar.
puede explicar la sensación de decadencia y hundi-

6 15
Ejemplos de la desigualdad cotidiana: Las colas en Bolivia

Si normalmente la gente solo se casa o convive con Hasta aquí hemos comprobado la existencia de una
quienes considera sus pares, entonces, ¿qué conclu- relación necesaria entre reglas, principios organiza-
sión debemos sacar de la tremenda escasez de matri- tivos y valores. Si en una sociedad la regla de forma-
monios y concubinatos interétnicos e interclasistas en ción de las colas exige que quienes son de raza negra
Bolivia? formen una en la parte de atrás y los de raza blan-
Cuando un trabajador de origen indígena entra en ca otra en la parte delantera de un edificio, podemos
una casa de clase media blanca y los dueños se es- derivar de ello un principio discriminador y un valor
fuerzan hasta lo cómico para ‘no dejarlo solo’ y man- de superioridad racial. Siguiendo esta lógica, vamos
tenerlo bajo vigilancia, adoptan un comportamiento a dotarnos de un método para nuestras indagaciones
distinto al que tendrían con alguien de su propia etnia actuales, pasando de la observación de las peculiari-
o clase social. Es obvio, entonces, que no lo conside- dades de las colas a la determinación de los principios
ran un igual. y valores de vigencia local.
Al menor conflicto o roce en las relaciones coti- Procedamos. Comencemos preguntándonos cómo
dianas entre bolivianos se producen agresiones que se hacen las colas en Bolivia. El observador atento
son más raras en otros contextos. Agresiones de tipo notará una diferencia respecto a otros países. Aquí las
racista, que buscan enfatizar la diferencia social, su- colas generan una tensión particular. O, mejor, quie-
brayar que los unos no son iguales a los otros. El in- nes hacemos estas colas nos cargamos de esta ten-
sulto preferido en estos intercambios es el de “indio sión. No esperamos relajada y resignadamente, como
de mierda”. ocurre en otras partes. Lo hacemos con ansiedad y
Sin embargo, la desconfianza y la falta de reconoci- con consciencia de lo que estamos haciendo. Presta-
miento de los derechos ajenos se proyecta en todos los mos atención. Sentimos agobio. Todos estas son ac-
sentidos, no solo de arriba abajo. Recordemos que no titudes relativamente peculiares. Quizá otros pueblos
es extraño que las organizaciones campesinas “prohí- también las muestren, pero no la mayoría de ellos.
Demos algunos ejemplos de esta ansiedad de la
• La debilidad extrema del Estado, que se debe a, y a la vez permite, que hablamos. Los bolivianos solemos formar lí-
la cooptación corporativa de sus instituciones, por la cual los “gru- neas para abordar apenas vemos algún movimiento
pos de interés” son más fuertes que la ley. La más peligrosa de estas
cooptaciones es la de la justicia. en el punto de chequeo de nuestro vuelo. En ocasio-
• La desconfianza, heredada de la Colonia, del mercado como lugar de nes el personal de la aerolínea debe recomendarnos
engaño y violencia, y la paralela confianza en la familia como último que no lo hagamos tan pronto. Algunos piensan que
vestigio comunitario.
• Etcétera.
esto se debe a nuestra inveterada inclinación a co-

14 7
merciar, llevar muchos bultos en nuestros viajes y resto del mundo. Y el estamental, que nos impulsa a
la consiguiente necesidad que tenemos de entrar al afirmar a nuestro propio grupo étnico y social a costa
avión antes de que se llenen los compartimientos de los otros y de la nación como tal.
de equipaje. Sin embargo, lo que describimos ocu- Estos valores se han superpuesto a la igualdad por
rre en todos los vuelos, incluso los que no tienen razones históricas complejas que no vamos a detallar
ningún interés para los comerciantes. Además, si se aquí, ya que hacerlo demandaría mucho espacio.5
observa las filas de abordaje es fácil comprobar que
quienes van muy cargados son unos cuantos, mien- 5 Sin embargo, podemos enumerar algunas de estas razones:
• La condición “señorial” que eximía a los blancos de cumplir las leyes
tras que todos los pasajeros muestran un compor- coloniales, y que luego de la Colonia se difundió a toda la sociedad
tamiento ansioso. Todos actúan como si los pocos por emulación. Incumplir las reglas era una prueba de superioridad
que excedieron la cantidad permitida de equipajes social y por tanto fue un comportamiento deseado e imitado por los
subalternos cuando la llegada de la democracia lo permitió. Los pri-
de mano no pudieran ser detenidos por los oficiales vilegios cancelan las normas igualitarias; al mismo tiempo, todos o
de la aerolínea y además sus cosas tuvieran la capa- casi todos aspiran a tener privilegios. Así, cada vez que hay conflic-
cidad potencial de ocupar todos los compartimentos tos, irrumpe el “no sabes con quién estás hablando”, como un llama-
do de atención generalizado sobre el derecho de incumplir la ley (un
existentes. privilegio que se merece por el origen social y la cantidad de poder
La ansiedad de la que hablamos se nota clara- económico o político que se tiene) y por tanto sobre el derecho de
mente en las filas que se mueven rápidamente, como manipular al Estado y a las demás personas. La actitud señorial es a
las de salida de los aviones o buses, o, un ejemplo la vez individualista (‘soy yo quien manda’) y estamental (‘soy uno
de los que mandamos’). Por esto aparece con más naturalidad en los
más importante, las líneas que forman los automó- sectores sociales tradicionalmente dominantes, pero también se halla
viles en el tránsito diario. En estos casos, quienes ampliamente repartida por toda la sociedad.
tienen el paso tienden a conservarlo sin pensar en las • La presión que ejercen unos grupos étnicos contra otros para ubicar-
se, por medio del desprecio mutuo, lo más convenientemente posible
necesidades de los demás. Están ansiosos de seguir para ellos mismos a lo largo del eje que va de la blanquitud a la india-
adelante y no ser detenidos por los demás. Este es nidad. Los procesos de ascenso o “blanqueamiento”, y de racismo y
uno de los principales factores que vuelve caótico el discriminación que este movimiento genera.
• Una larga experiencia de engaños de todo tipo a los indígenas y los
tráfico en las ciudades bolivianas. A falta de semáfo-
grupos étnicos más débiles. ¿Qué confianza pueden tener los oprimidos
ro, los automóviles que llegan perpendicularmente a en sus mendaces y tramposos opresores? Pero también las respuestas
una calle determinada y quieren cruzarla o insertarse desarrolladas por los indígenas a la opresión colonial, tales como el mu-
en ella, si quieren lograr que la hilera de coches que tismo, la mentira, etc. ¿Cómo pueden los grupos étnicos “superiores”
confiar en quienes les mienten o dicen medias verdades todo el tiempo?
sigue esta calle se detenga, es decir, que algún con- • El desarrollo de actitudes de bloqueo como medio de reafirmación
ductor de esta hilera deje de avanzar y les dé paso, estamental. Los blancos se afirman como dominantes en la medida
deben atravesarse de forma abrupta y peligrosa. en que bloquean la autonomía política de los cholos e indígenas. Y
estos se afirman como autónomos en la medida en que bloquean la
Otro ejemplo: los coches llegan a una intersección autonomía política de los blancos, etc.

8 13
El bloqueo de la igualdad
y siguen avanzando incluso cuando existe la posibi-
lidad de que no puedan seguir adelante y se queden
Varias encuestas han encontrado que los bolivianos atascados en tal intersección, impidiendo el paso de
pensamos que “no respetamos a los demás”. Pero esto quienes vienen por las rutas perpendiculares. Estos
solo ocurre cuando los “demás” son nuestros compa- conductores no pueden esperar ni un solo segundo,
triotas, pues cuando vivimos en países extranjeros so- pese a que su comportamiento les resulta perjudicial
lemos cumplir las reglas. Es como si confiáramos en a ellos mismos, al propiciar la “trancadera” o atasco
los argentinos, los españoles o los estadounidenses, general. ¿Por qué actúan así? Porque están ansiosos.
pero no en los bolivianos. Y, cuando estamos rodea- Lo mismo que cuando, en otro caso, se encuentran en
dos de ellos, dadas la suspicacia y las dudas sobre lo una cola frente a una luz roja y esta cambia a verde,
que harán, incurrimos en un comportamiento ansioso y alguien tarda una fracción de segundo en arrancar;
y egocéntrico. entonces no esperan ni un segundo para tocar boci-
Ahora bien, este comportamiento no permite que na. Esta práctica se halla prohibida, pero no por eso
nos reconozcamos como iguales. No admitimos que resulta menos asidua. En general, el uso constante e
los otros tengan los mismos derechos que nosotros indiscriminado de las bocinas muestra claramente la
mismos y nuestras familias, en especial si estos ansiedad de los conductores bolivianos.
“otros” son conciudadanos lo suficientemente dis- Volvamos a las colas de peatones. También mues-
tintos por razones étnicas, económicas o geográficas. tran ansiedad quienes se enojan con las personas que
Nos cuesta mucho reconocer a los otros bolivianos van delante suyo y, por distracción, no se mueven
como prójimos. Y mientras “más otro” sea el otro, junto con quienes los anteceden, dejando un espacio
nos cuesta más. Es un bloqueo inconsciente, pero que vacío, que para los primeros parece ser peligroso.
se manifiesta en todas nuestras actividades, inclusive Pero, ¿cuál es este peligro?
la de hacer cola. La explicación de todas estas actitudes aprensi-
Si el principio organizador de las relaciones socia- vas es la misma: la desconfianza. Estar ansioso es
les en Bolivia es el igualitario, este se halla bloquea- obviamente lo contrario de estar relajado, y uno se
do en las reglas inconscientes de comportamiento. relaja cuando confía; a la inversa, se tensa o estresa
Por tanto, estas no son plenamente igualitarias, como cuando desconfía. ¿Desconfianza de qué, en todos
deberían. Lo que nos indica la acción de otros valores estos casos? De que las reglas se cumplan.4 De que si
distintos del moderno de la igualdad, y que se super-
ponen a este. ¿Qué valores? Dos distintos actuando al 4 También de que los bienes y servicios alcancen para todos, que es un
unísono: El individualismo, por el que nos preferimos tipo de desconfianza propio de las sociedades pobres. Sin embargo,
aquí no nos detendremos en ello; nos interesa sobre todo la descon-
a nosotros mismos y a nuestras familias antes que al fianza interpersonal, pues tiene más implicaciones políticas.

12 9
dejamos un espacio vacío, alguien “se cuele” en él. tonces les exigen probar anticipadamente su buena
De que si damos paso al vehículo que viene en sen- voluntad. O en los que una entidad estatal desconfía
tido perpendicular a nosotros, los que vienen detrás de lo hecho por otra. O los funcionarios actuales de
de él no paren para dejarnos pasar a nosotros, con lo lo realizado por sus predecesores; los jefes de los
que perderemos un tiempo valioso. O de que los co- subalternos, etc. Los ejemplos son innumerables,
merciantes que van en el avión o el bus “se agarren” pero para seguir en el tema de este artículo, men-
todos los compartimientos del equipaje. Desconfian- cionaremos el de los funcionarios que se niegan a
za, entonces, de la conducta de los demás, de que entregar “fichas” o números a quienes esperan por
los demás no cumplan las reglas sociales generales. alguna cosa, para que puedan hacerlo con más co-
Una desconfianza que conduce a la ansiedad y esta, modidad; o en los que sí reparten “fichas”, pero lo
a una conducta personal anticipatoria: ‘Puesto que hacen sin método ni transparencia, contribuyendo
los contrabandistas que viajan conmigo van a llenar a aumentar la desconfianza de los usuarios (que en
todos los compartimentos del equipaje, me apresuro ocasiones sienten la necesidad de seguir haciendo la
a entrar en el avión, aunque no lleve nada’; o ‘como cola pese a todo).
los vivos van a hacer trampa y no respetarán la cola, La falta de capacidad (o de voluntad) de la Po-
entonces mejor no dejar un espacio vacío en ella, licía para estar presente en las calles y ordenar el
pues este podría facilitar su intención´, etc. A la lar- tráfico incrementa la ansiedad general: uno no puede
ga, esta conducta se convierte en la única adecua- relajarse, pues nadie está a cargo de que se respeten
da. Alguna gente puede seguirla de forma reactiva, las reglas comunes. Y a veces la intervención de la
pero muchos otros lo harán de forma activa, ya sea Policía puede ser peor: no hay garantía de que sus
porque no tienen conciencia de sus consecuencias representantes actúen con imparcialidad, y en cada
negativas o porque se benefician personalmente de ocasión es posible que se inclinen a favor de quie-
ella y por tanto no quieren cuestionarla. De anticipar nes poseen más recursos culturales y simbólicos, por
que otros se “colarán”, muchos comienzan a hacerlo miedo a su crítica, o, en cambio, a favor de quienes
ellos mismos. tienen una mayor semejanza social y étnica con los
Por otra parte, las intervenciones de las autorida- policías promedio, y por tanto también son más res-
des en este tipo de interrelaciones no ayudan: dada petuosos de su autoridad.
la debilidad del Estado, son escasas y desmañadas. Este ejemplo nos da la clave explicativa de la des-
Y también parten de la misma desconfianza; el Es- confianza entre bolivianos: su heterogeneidad, su
tado boliviano desconfía profundamente de la gen- fragmentación en muchas identidades étnicas.
te, como muestran tantos trámites que suponen que
el único objetivo de sus usuarios es delinquir y en-

10 11

Вам также может понравиться