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Las solitarias ciudades

El desarrollo económico supuestamente trae consigo un mejoramiento de la calidad de vida asociada


al mejoramiento de los ingresos que se perciben. Muchos llegan del sector rural a las ciudades a
estudiar y terminan involucrándose en el sistema de producción urbano, adquiriendo trabajos que les
permite mejores ingresos. Sin embargo, en las últimas décadas los gobiernos se han visto interesados
en analizar el índice de la felicidad. Y es que las sociedades han percibido una crisis en la que la
población, por mejores ingresos que tiene no necesariamente está teniendo el tipo de vida que quiere.
Algo está pasando. ¿Cómo se explica que cada día las personas tienen más dinero, pero menos calidad
de vida? Observamos que acceder a un espacio de esparcimiento se volvió casi que un bien de lujo
y no sólo el bien sino el tiempo que las personas dedican al ocio también lo es y nos preguntamos
entontes, ¿cómo está relacionado el crecimiento económico con la falta de calidad de vida? Para
responder a esta pregunta abordaremos entonces dos grandes temas la crisis que ha generado la nueva
forma de vida en las ciudades y el entorno o dicho en otras palabras cómo la ciudad aporta a esta
crisis o a su mejora.

Al revisar con detenimiento el documental del Arquitecto danés Jan Ghel, entendemos que el
crecimiento económico no solo ha cambiado las relaciones sociales y económicas, ha implicado una
fuerte migración hacia las ciudades, sino que en sí la calidad de vida asociada a al lugar de trabajo y
vivienda se ha visto desmejorada, podríamos decir que la gente vive más tiempo gracias al avance de
la ciencia, pero no con calidad. Se podría asumir que existe una relación entre el famoso desarrollo
de los países y el valor del tiempo de las personas. Asimismo, encontramos que la planeación urbana
se ha visto enfocada cada vez más, a moles de cemento y nos aleja de un ambiente saludable física y
mentalmente. ¿Será una coincidencia entonces, que en los últimos años hemos comenzado a ver
fachadas verdes, azoteas de edificios convertidas en canchas de futbol o restaurantes? Estaremos
buscando retornar a lo básico, a lo que en algún momento le dejamos de dar importancia, como la
naturaleza o el tiempo de esparcimiento. Por ejemplo, en una ciudad como Bogotá, hay cada vez
menos espacios verdes, el tráfico es cada día más pesado pues el transporte público es incapaz de
cubrir la demanda de manera eficiente, las personas se ven obligadas a usar cada vez más carros y
motos; las vías públicas para bici usuarios, para peatones y para el transporte en general no sólo no
es suficiente sino muchas veces está en mal estado. Por otro lado, las zonas verdes son cada vez
menores proporcionalmente, pues crece la ciudad en construcción sacrificando pulmones de la
ciudad.

Sin embargo, una tendencia de fachadas verdes; jardines con caminos para bicicletas y espacios para
barbacoas en los techos de edificios en vez del aburrido salón comunal; terrazas en los apartamentos
se ha venido popularizando de unos años para acá; en cuanto al tiempo el trabajo desde la casa o
mudarse a un lugar cercano al trabajo son otras de las tendencias. Sin embargo, el teletrabajo no es
opción para todo el mundo, se requiere no solo un acceso a la tecnología, sino que además esta opción
lo que hace es que el hombre socialice cada vez menos. Nos preguntamos entonces, ¿Qué es vivir
con calidad y cómo aporta la ciudad de hoy a esto? Calidad es gozar de un buen espacio, no solo en
tamaño, en calidad del aire, en valoración del tiempo distribuido en ocio, trabajo y por supuesto
desplazamientos, sino además en el que se permita esparcimiento y por ende socialización, el hombre
es naturalmente sociable y la soledad se ha convertido paulatinamente en un común denominador
para muchas personas en grandes ciudades, pareciera que entre más gente menos socialización.
Observábamos en el documental cómo la aparición de cafés y restaurantes en los callejones cambió
no solo la belleza de la calle sino la calidad de vida de los vecinos que seguramente vivían en
apartamentos pequeños o habitaciones sin opción alguna de socializar; como decía el documental
estos cafés se convertían en la sala de sus casas. Es entonces cuando nos preguntamos cómo en los
pueblos dónde el parque principal tiene generalmente la iglesia y una cantidad de restaurantes y
locales donde la gente se reúne, representa esa vida social de la mayoría de la población, algo parecido
al ejemplo que ponían en el documental con Siena Italia. No cómo en Bogotá donde la Plaza de
Bolívar se limita a la ubicación del gobierno y los locales en la cercanía tiene afluencia principalmente
de quienes trabajan en la zona y no de la población que simplemente llega a buscar un refresco
cualquier noche del año. Lugares como Zona T son muestra que ubicaciones peatonalizadas y
dedicadas al esparcimiento ofrecen mejor calidad de vida, sin embargo, el ejemplo es muy pequeño
Es en este mismo sentido que nos preguntamos ¿sí la peatonalización de la séptima cumplió este fin?
¿Es comparable a lo que sucedió en Times Square en Nueva York?

El desarrollo ha logrado entonces que las distancias sean cada vez mayores, y aunque la tecnología
debería acortarlas, vemos como las vías que se extienden por la ciudad cada día son más y más
congestionadas. Asimismo, observamos como resultado una tendencia a regresar a lo básico, alejarse
de las ciudades, pagar un poco más por vivir con mayor naturaleza y teletrabajar, o ante la
imposibilidad de hacer esto, mudarse cerca a los lugares de trabajo sumergiéndose en una ola de
soledad. Todo lo anterior nos lleva entonces a concluir que el desarrollo económico está haciendo que
el ser en medio de urbes deshumanizadas sea cada vez más solitario y con menos calidad de vida. Asi
últimamente se haya tomado conciencia desde lo público y desde lo privado por tomar acciones al
respecto.

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