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Incompleto de sí mismo

Análisis de la obra Self Unfinished de Xavier Le Roy


Por Lorena Croceri

1. Acerca del título y su traducción

La frase Self unfinished contiene en su composición el prefijo ​self,​ que habitualmente


es traducido por “auto”. Otras estructuras similares, como ​Self-taught​ habitualmente
son traducidas por “autodidacta”; ​Self-destroy​ por “autodestruirse”, ​Self-adhesive​ por
“autoadhesivo”. ​Self unfinished​ ha sido traducido como “autoinacabado”. Con los fines
de extraer conocimiento, recorro otra traducción como una forma de tejer relaciones
entre el análisis que presento en los puntos siguientes y las posibilidades significantes
que otorga el nombre.

Parto de una excepción como ​Self-confident​ que se traduce por “seguro de sí mismo”.
Esta inclusión del “sí mismo” en la frase resulta interesante porque justamente la obra
va a romper con esa noción de un sí mismo “consistente” que puede ser identificado
como una unidad. Por el contrario, la obra presenta un sí mismo incompleto, no
completamente racional ni en una combinación racionalista. Por eso, me resulta
interesante traducir ​Self Unfinished​ como “incompleto de sí mismo”: una forma de
señalar la paradoja, la incompletud de algo supuestamente completo, el yo. Una
propiedad inapropiable que apunta a algo en construcción. Resuena este título con el
título de un libro de Elizabeth Grosz - referente de Le Roy- Becoming undone. Ambos
títulos rodean un mismo tema. El gerundio utilizado por Grosz apunta al proceso de
des-hacerse, mientras que Le Roy opta un estado - unfinished como adjetivo- atribuido
a un sustantivo -el self- que es un punto de llegada o de partida.

2. Conceptos universales

La obra presenta a un cuerpo en acción que realiza movimientos de ocultamiento y


mostración a través del uso de la ropa, una silla y una mesa. Objetos simples,
minimalistas, de bordes finos que delimitan un contorno negro en contraste con el
blanco de paredes y piso. Tanto la silla como la mesa son dos elementos básicos que
tienen antecedentes en la historia del arte, desde la silla de Van Gogh hasta la forma
de utilización de las sillas en Café Müller de Pina Bausch. La mesa es presentada casi
como un cubo vacío que se referencia con el cubo blanco de Brian O´ Doherty. Una
especie de tabula rasa que funciona como contenedor del cuerpo y delimita una
arquitectura.
Me interesa señalar que tanto la silla como la mesa constituyen dos muebles muy
antiguos, relacionados con el acceso a la cultura. La racionalidad y toda la actividad
intelectual se han gestado en una mesa. La posición de estar sentado está asociada a
la lectura, la escritura y el pensamiento. Sin embargo, un científico como Einstein
pensaba al caminar y su teoría de la gravedad se produjo al mirar manzanas caer de
los árboles. La actividad científica tradicionalmente se ha presentado separada del
cuerpo. Y creo que esa dicotomía mente-cuerpo es la que Le Roy intenta subsanar en
su presentación. En su conferencia Product of circumstances, integra proyecciones de
mutaciones celulares que pertenecen a su tesis doctoral sobre cáncer de mama junto
a acciones performáticas en vivo, fragmentos de la obra Self Unfinished. Estimo que
se trata de lograr encuentros entre el cuerpo y la mente. En la obra Self Unfinished, la
mente podría quedar representada en la silla y la mesa, un sistema de dos objetos que
para funcionar necesita el cuerpo humano que los coloque en relación. Y en esa
relación, se deshumaniza.

3. Cuerpo y sujeto

Al hablar del tema del “cuerpo” es necesario plantear desde qué concepción de cuerpo
se plantea la obra. En primer lugar, me parece importante destacar que la imagen del
cuerpo está determinado por la mirada del espectador, de acuerdo al lugar donde se
posicione, verá de una forma u otra. Puede leerse como una mirada macro de lo
micro, como si la obra pusiera la lupa sobre formas que habitualmente se invisibilizan
en totalidades con sentido.

En segundo lugar, el cuerpo se descorporiza hacia la forma de lo amorfo. Se


“descorporiza” desde el punto de vista del cuerpo humano y se acerca a la generación
de un cuerpo que funciona por partes en juegos de mostración y ocultación. Si bien la
deshumanización habilita lo siniestro como eso familiar que se vuelve extraño, en este
caso el cuerpo extrañado resulta humorístico. Y ese humor es aquello que desde mi
punto de vista permite ubicar esta obra en una estética de margen, cercana a la
estética de lo siniestro (Croceri, 2011, p.113-126).

Retomo el tema del cuerpo desvinculado de las convenciones sociales que lo harían
humano, tal como plantea Maríalejandra Pérez en este análisis, avanzando hacia el
concepto del “autoerotismo”. Laplanche y Pontalis (1993) refieren que “el autoerotismo
se define [...] como el estado anárquico que precede a esta convergencia de las
pulsiones parciales sobre un objeto común” (p.41). Este concepto puede ser útil como
esquema para comprender lo anárquico del cuerpo que presenta Le Roy en su obra.
No hay una función rectora del cuerpo que lo oriente hacia una unidad; sin embargo, a
medida que transcurre la obra podemos observar una notoria división del cuerpo -con
el recurso de la indumentaria- entre el arriba y el abajo, entre hombre y mujer. En un
momento, las manos están colocadas hacia adentro y caminan hacia un atrás que se
convierte en adelante. Impresiona una mujer -si la asociamos con su típica
representación a través de la pollera- avanzando hacia el hombre -el pantalón-. Su
trabajo plantea conexiones entre las sexualidades femenina y masculina.

Esta conformación autoerótica no está desde el principio de la obra, sino sucede por
desenvolvimiento de la indumentaria en el transcurso de la obra. Por el contrario, en el
principio se presenta el “sí mismo” Le Roy con una configuración humana
aparentemente masculina. Y al final, el cuerpo se recompone a través del play a la
música, el “yo” vuelve a constituirse. ¿Qué transformaciones en términos de
“liminalidad” Schechner (2000) se darán entre una y otra vez que realiza la obra? El
término “sujeto” proviene de la tradición filosófica que lo identifica con la racionalidad y
lo opone al objeto. Sin embargo, los desarrollos del psicoanálisis y el
postestructuralismo han construido otra noción de subjetividad que retoma Lepecki
(2008) al advertir “A lo largo de este libro, la subjetividad no debe confundirse con esta
concepción de un sujeto fijo (p.25)”. El sujeto como devenir activo, cercano al sujeto
del inconsciente, que no es ni el autoerotismo, ni el yo sino un sujeto dividido.
4. Coreografía

Por último, el concepto de cuerpo anárquico y sus movimientos invitan a pensar sobre
el concepto de coreografía que plantea la obra. Lepecki (2008) retoma el origen de la
palabra: “Orchesographie (Orquesografía), del sacerdote jesuita Thoinot Arbeau
(literalmente, la escritura, graphie, de la danza, orchesis). De la mano de la escritura,
la danza entró en el corset del racionalismo. Luego, según refiere Tambutti (2008) “La
danza de expresión sólo consideraba como verdaderos aquellos movimientos que
podían mostrar a qué sentimiento remitían” (p.17). La obra de Le Roy no puede ser
encasillada ni en el racionalismo ni en el expresionismo, sino más bien como la
construcción de una tercera posición entre estas posturas. No se evidencia un intento
de “traducción” de la palabra o de la emotividad hacia el movimiento. Por el contrario,
los hallazgos, las imágenes y la secuencia emergen de la investigación que realiza la
acción en el aquí y ahora. No “representa” un estado sino que “presenta” formas,
imágenes. Esta performatividad del movimiento se encuentra más cercana a la
siguiente definición que construye Burrows (2010): “Coreografía es una negociación
con los esquemas que tu cuerpo está pensando” (p.27)” [La traducción es mía]. Las
partes del cuerpo de Le Roy negocian entre sí para aparecer o desaparecer y así
configurar una nueva forma de coreografía, más bien surgida de la investigación con
los materiales. Si bien es factible encontrar resonancias entre las imágenes de la
división celular y las imágenes que presenta la obra, no parecen haber surgido como
una forma de ilustrarlas sino más bien como un trayecto nutrido por la formación
científica de Le Roy y condimentado por lo performático.

Escrito producido en el marco de la Maestría en Teatro y Artes performáticas de la Universidad Nacional


de las Artes.
Seminario de Performatividad y Artes del movimiento. A cargo de Susana Tambutti
Buenos Aires, julio de 2018
Bibliografía

Burrows, J. (2010). A Choreographer's Handbook. London & NY, Londres y USA:


Routledge.

Croceri, L. (2011). Te sacarán los ojos. Un inquietante encuentro entre psicoanálisis y


estética. En Presencias, Algunas lecturas acerca del texto Das Un Heimliche de
Freud (comp. Szewach C.) Buenos Aires, Argentina. Editorial El Megáfono.

Lepecki, A. (2008). Agotar la danza. Performance y política del movimiento. Trad.


Antonio Fernández Lera. Madrid, España: Universidad de Alcalá

Laplanche J. y Pontalis J. (1993). Diccionario de Psicoanálisis. Buenos Aires,


Argentina: Paidós.

Studium Generale Rietveld Academie. Video publicado el 8 dic. 2016. Le Roy (2016)
Product of circumstances, Teatro De Brakke Grond, Amsterdam:
https://www.youtube.com/watch?v=ffDoMK12LO4

Schechner, R. (2000). Performance. Teoría y prácticas interculturales. Buenos Aires,


Argentina: Libros del Rojas.

Tambutti, S. (2008). Itinerarios Teóricos de la Danza. Aisthesis [en linea] 2008, (Sin
mes): [Fecha de consulta: 26 de julio de 2018] Disponible en:
<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=163219835001> ISSN 0568-3939

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