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EL SEGUNDO GOBIERNO DE ALAN GARCÍA

( Inició el 28 de julio de 2006, y culminó el 28 de julio de 2011).

CONCLUSIONES

Podemos ver en este gobierno como pudo aprender de sus errores 20 años atrás. Este
gobierno, a pesar de que se ensucio con algunos incidentes, fue un gobierno muy aceptable,
quizás uno de los mejores gobiernos en toda la historia del Perú. Una vez, con la economía y
las relaciones internacionales estables, Alan siguió en este aspecto lo que Toledo había
empezado en un momento. Hizo que el Perú siga progresando económicamente aunque no
trabajo el tema de la pobreza como se esperaba a pesar de lo que había prometido de ello.

Economía
Este segundo gobierno de García se caracterizó por su marcado interés en favorecer la
inversión extranjera, por el deseo de acelerar la integración del Perú con los grandes
mercados mundiales y de alentar al empresariado a inyectar sus capitales en el país. En ese
sentido, siguió los lineamientos de la política económica trazada desde 1990, es decir, tras el
fin de su primer gobierno.

Crecimiento económico

El crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) en 2006 fue de casi el 8% y para los dos años
siguientes, bordeó el 9%; por efectos de la crisis mundial, en 2009 se creció en 1,12% y en
2010 se elevó a 8,78%. En promedio, el PBI creció durante los cinco años en 7,2%, a pesar de
la proyección inicial de 5,3%. Indudablemente, los precios internacionales de los metales
fueron los principales responsables de ese crecimiento. El gobierno dejó unas reservas
internacionales netas por 47.059 millones de dólares, según el Banco Central de
Reserva (BCR). Gracias a un apropiado manejo de la economía, el Perú superó sin
sobresaltos la recesión mundial, que en cambió golpeó a las principales potencias económicas
como Estados Unidos y China.

Tratados de Libre Comercio

Continuó la agresiva política de firma de tratados de libre comercio (TLC) iniciada por su
predecesor. Finiquitó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, a los que siguieron
los realizados con Chile, China, Canadá, Singapur, la EFTA (Suiza, Liechtenstein, Islandia y
Noruega), Tailandia, Corea del Sur, México y la Unión Europea. Parte de la bonanza en las
exportaciones peruanas se debió al contexto creado por esta política, que abrió amplios y
nuevos mercados.

Escándalo Petroaudios
En octubre de 2008, se difundieron audios que revelaban a funcionarios del gobierno
negociando la concesión de cinco lotes petrolíferos a la compañía noruega Discover
Petroleum.

Tras aparecer un audio donde se implicaba al premier Jorge del Castillo y al ministro Juan
Valdivia Romero, los integrantes del Gabinete Ministerial pusieron sus cargos a disposición del
presidente Alan García, quien aceptó. Luego se procedió a la juramentación de un nuevo
gabinete, siendo el hasta entonces Presidente Regional de Lambayeque, Yehude Simon
Munaro, quien asumió la presidencia del Consejo de Ministros.

Aspecto social
Educación

Mediante el decreto de urgencia Nº 004-2009 dado el 9 de enero de 2009 se creó el Programa


Nacional de Recuperación de las Instituciones Públicas Educativas Emblemáticas y
Centenarias, con el fin de modernizar y reforzar la infraestructura de 20 colegios en Lima y
Callao, y otros 21 en el resto del país. Su objetivo era alcanzar, en las escuelas y colegios
estatales, una educación de excelencia con igualdad de oportunidades para todos. Sin
embargo, se cuestionó el hecho de que, al término del gobierno, muchas de las obras
estuvieran inconclusas.

Además, promulgó la Ley de la Carrera Pública Magisterial, que promueve la meritocracia,


pero que ha sido cuestionada desde varios sectores del profesorado.

Conflictos sociales

El gobierno de García debió soportar, al igual que el anterior de Toledo, de protestas sociales
en diversas localidades, preponderantemente en oposición a los proyectos mineros.
Ocurrieron el “Moqueguazo” (2008), el “Baguazo” (2009); las protestas en Espinar en contra
del proyecto Majes Siguas II; el reclamo de la comunidad cusqueña de La Convención por los
beneficios del gas de Camisea; y el dilatado paro en Islay, en contra del proyecto Tía María. Y
otras más en Puno, Huancavelica y Junín, ocurridas en la postrimerías del gobierno y que
llegaron incluso a peligrar el desarrollo de la segunda vuelta de las elecciones generales de
2011.

El episodio más sangriento fue evidentemente el llamado Baguazo. El 5 de junio de 2009, la


Ministra del Interior Mercedes Cabanillas ordenó que la policía recuperara las carreteras
tomadas por los indígenas amazónicos que las habían bloqueado en la región de Bagua. Los
indígenas se manifestaron contra los decretos especiales que habían sido decretados por el
Poder Ejecutivo, que regulaban la explotación de las tierras eriazas para la explotación de
recursos naturales no renovables y renovables. En el intento de desbloquear fallecieron 34
indígenas y 24 policías. Según algunos testigos, los cuerpos de los indígenas asesinados
fueron arrojados a los ríos. Además, una parte importante de los policías enviados habrían
sido ejecutados por un grupo de indígenas, estando los policías desarmados. Estos hechos no
pudieron ser confirmados ni por la Defensoría del Pueblo ni por la Misión especial enviada por
la ONU. Tras ello el congreso interpeló al premier Yehude Simon y a la Ministra Mercedes
Cabanillas; luego se presentó una moción de censura contra ambos, la cual no prosperó. El 8
de julio, Alan García anunció cambios en el gabinete y el 11 de julio Javier Velásquez
Quesquén fue nombrado Premier.

Aspecto internacional
Además de las firmas de los TLC ya mencionadas, en el aspecto internacional es de destacar
la demanda presentada por el Estado Peruano ante la Corte Internacional de Justicia de La
Haya para solucionar la Controversia de delimitación marítima entre Chile y el Perú sobre la
soberanía de una zona marítima de aproximadamente 37 900 km² en el océano Pacífico. El 16
de enero de 2009, el embajador peruano Allan Wagner Tizón, entregó en la sede de la Corte
la demanda y el 13 de marzo presentó la memoria que sustentaba la posición peruana;
mientras que Chile presentó su contramemoria el 9 de marzo de 2010. La réplica peruana se
dio el 9 de noviembre de 2010 y la dúplica chilena el 11 de julio de 2011. La Corte, luego de
analizar las posiciones de los dos países, dio su fallo el 27 de enero de 2014, ya bajo el
gobierno de Ollanta Humala. Por este fallo el Perú recobró 50 mil km² de mar
En el 2008 Lima fue sede de la cumbre APEC.

RECOMENDACIONES

El segundo Gobierno de García le recomienda mayor control y mano dura frente a la


corrupción y mejores políticas de concertación medioambiental ya que no ha estado exento
de escándalos de corrupción ni de conflictos sociales, que según la Defensoría del Pueblo han
superado los 230, especialmente por reclamaciones medioambientales por la contaminación
del agua y los campos de cultivo por parte de mineras o grandes industrias.

También se recomienda reforzar con políticas económicas para trabajar hacia la equidad .Si
bien hubo bonanza económica no se percibió en los sectores de la clase baja en donde están
las mayores críticas a García es en las malas cifras en términos de pobreza y desigualdad
social, que no se condicen con los niveles de riqueza que el país genera.

La brecha entre ricos y pobres en el país es una de las más altas de Latinoamérica. Perú
ocupa el puesto 13 de 17 países latinoamericanos en el índice de la ONU que mide la
igualdad de oportunidades.
CRISIS EN EL PRIMER GOBIERNO DE ALAN GARCIA PEREZ

Inicio

En los primeros días de junio, Alan García emprendió un viaje a Italia.


Realizó una primera escala en Colombia y una segunda en Madrid, en
dónde se entrevistó con el presidente del gobierno, Felipe González, a
quien le transmitió su preocupación por la financiación de la deuda
iberoamericana, su apoyo al Grupo Contadora y a la presidencia
de Daniel Ortegaen Nicaragua
El 20 de julio, García anunció que su primer gabinete estaría integrado
por Luis Alva Castro como Presidente del Consejo de Ministros y en el
Ministerio de Economía y Finanzas; del mismo modo, anunció a los
otros ministros y remarcó que Allan Wagner (un independiente)
ocuparía la cartera de Relaciones Exteriores y que Carlos Blancas (un
demócrata-cristiano) sería su Ministro de Trabajo.
La ceremonia de transmisión de mando se realizó el domingo 28 de
julio de 1985, se contó con la presencia de los presidentes Raúl
Alfonsín de Argentina, Hernán Siles Zuazo de Bolivia, Belisario
Betancourt de Colombia, Nicolás Ardito Barlettade Panamá, Salvador
Jorge Blanco de República Dominicana y Julio María
Sanguinetti de Uruguay; asimismo estuvo el secretario de Hacienda de
los Estados Unidos de América, James Baker.
Alan García dio un mensaje a la nación que duró casi dos horas, en el
que anunció medidas contra la corrupción pública, la reorganización
de las fuerzas policiales en un plazo de 60 días, la eliminación de
exoneraciones tributarias a las compañías petroleras que operaban en
el país, la reducción de la compra de una escuadrilla de aviones
Mirage 2000, la reducción de su sueldo como presidente y la
formación de una comisión de paz para iniciar una amnistía. Pero el
punto más controvertido fue en lo que respecta al problema de
la deuda externa: anunció su decisión de dialogar directamente con los
acreedores, sin usar como intermediario al Fondo Monetario
Internacional (FMI), y adelantó que, durante un año, el Perú destinaría
al servicio de su deuda solo el diez por ciento del valor total de las
exportaciones, y no el sesenta por ciento, como se venía exigiendo.2
El propósito de tan audaz decisión, según explicaría después, era
reconstruir las reservas internacionales, que se hallaban mermadas.3
Aspecto político

Alan García fue el primer político aprista en llegar al poder en el Perú,


así como el mandatario más joven (36 años) en ser elegido
democráticamente en toda la historia de su país, y en su momento, en
todo el mundo. Durante su campaña electoral había cautivado a las
muchedumbres con su oratoria grandilocuente y efectista, aunque
rehuyendo a debates con sus adversarios, pues asumía que más que
programas políticos, lo que el pueblo necesitaba era un mensaje
esperanzador. La expectativa era grande con lo que haría este
presidente, que contaba con un apoyo mayoritario en todos los
estratos sociales. Llegaba al poder en momentos en que la situación
del Perú era extremadamente crítica, comenzando por poseer uno de
los índices más altos de pobreza en América Latina.4 Todo lo cual se
agravaba con el recrudecimiento del terrorismo, una inflación
incontrolable (casi 200% anual), un galopante aumento de la deuda
externa, un déficit crónico de divisas y una extendida corrupción
pública, que incluía a la administración de justicia y la policía nacional

Desde el principio, se hizo visible el estilo personalista que imprimió


García a su gobierno, no dejando que ninguno de sus colaboradores le
opacase. Inauguró un nuevo tipo de populismo que recordaba a las
movilizaciones populares de la época del velasquismo. Se hicieron
célebres sus “balconazos”: desde el balcón de Palacio de Gobierno
comunicaba sus medidas, haciendo uso de sus dotes de orador, ante
grupos de personas que luego se tornaban en multitudes.

Como vicepresidentes le acompañaban: Luis Alberto


Sánchez (primer), destacado intelectual y prolífico escritor,
perteneciente a la vieja guardia aprista (había nacido en 1900), que
también fue designado Presidente del Senado; y Luis Alva
Castro(segundo), economista y político trujillano, reelegido diputado
por La Libertad, y que asimismo fue designado Presidente del Consejo
de Ministros y Ministro de Economía y Finanzas.

En el Congreso, el nuevo mandatario contaba con una amplia


mayoría, tanto en Senadores como en Diputados.

Se consideraba entonces al partido aprista (fundado en 1930) como de


tendencia socialdemócrata y moderada (aunque algunos analistas
decían que se había “derechizado” desde la década de 1950), pero
García, como queriendo rescatar los orígenes del viejo partido,
empezó con un discurso radical, antiimperialista y en defensa de las
masas empobrecidas de su país, discurso que se iría desdibujando
con el correr del tiempo.
En 1986 se realizaron elecciones municipales a nivel nacional. En
Lima, considerado el primer municipio de la Nación, triunfó el
candidato aprista Jorge del Castillo, que tuvo un abierto apoyo del
presidente García, por lo cual recibió severas críticas de los demás
candidatos. Una de las propuestas de la campaña aprista fue la
construcción del tren eléctrico o Metro de Lima, que debía unir los
conos distritales con el centro de Lima. Esta propuesta no se llegó a
concretar entonces y apenas se inauguró un tramo de un km.

Alan García: el surgimiento del líder del APRA


Reyna menciona que el joven Alan García era «un producto aprista de
los pies a la cabeza», ya que procedía de una familia con una fuerte
militancia aprista; por ejemplo, su padre, ocupó el cargo de Secretario
de Organización, mientras que Alan, con tan sólo doce años de edad
se afilió al partido en un local de Barranco. En 1975, luego de que
Haya de la Torre promoviera el «ascenso» entre un grupo de jóvenes
del partido, Alan García viajó a España a estudiar Sociología, desde
donde mantuvo contacto con diversos líderes apristas. Ya en 1977,
para el momento en el que pronuncie su famoso discurso en la Plaza
San Martín al lado de Haya de la Torre, García ya ocupaba el cargo de
Secretario Nacional de Organización. En octubre de 1982, Alan García
obtuvo el cargo de Secretario General del Partido Aprista, luego de
derrotar a Carlos Enrique Melgar. Dos años después, el 12 de febrero
de 1984, García ganaría la candidatura a la presidencia, tras un
proceso de elecciones internas por voto directo en las que iba a
competir con Javier Valle Riestra, pero quien se retiró una semana
antes de las elecciones.

Tanto en la campaña de 1985 como durante su primer año de


gobierno, Alan García se caracterizó por lograr un fuerte impacto entre
la gente, así como la generación de expectativas respecto de sus
medidas a adoptar y su estilo particular de gobierno. Una de las
medidas que García siguió empleando para comunicar sus medidas y
tener más «contacto» con la gente fueron los «balconazos». Desde el
Palacio de Gobierno, y con característica oratoria, García pretendía
lograr una comunicación directa y personal con «la masa»,
reivindicarse dentro del partido Aprista como el legítimo sucesor de
Haya de la Torre, y captar la atención de los medios de comunicación
televisiva y escrita. Estos «balconazos», finalmente, buscaban
ensalzar la figura personalista del gobierno de la época, en el que el
mismo presidente acudía a sectores populares como mercados,
empresas estatales, invasiones, etc. Es importante mencionar, por otro
lado, que este patrón de culto a la personalidad era característico
dentro del partido aprista, así, sucediendo a la figura de Haya de la
Torre, Alan García representó el nuevo líder conductor de la
organización, no sólo como uno de los más destacados dirigentes del
partido, sino como figura fuerte, activa y frontal capaz de enfrentar las
carencias que dejó el gobierno saliente en 1985; tales como, por
mencionar algunos, la insurrección terrorista por parte de Sendero
Luminoso, las consecuencias abruptas causadas por la apertura al
mercado internacional, los muchos casos de corrupción, la inflación, el
desempleo y la deuda externa.
Campaña electoral de 1985
Los ejes temáticos en la campaña de Alan García apuntaban,
principalmente, a la reivindicación del pueblo trabajador, la superación
de los problemas nacionales y la integración de tanto la izquierda
como la derecha. Su discurso, cuyo eslogan12 decía: «Mi compromiso
es con todos los peruanos» hacía referencia a un APRA menos
sectario y con mucho más alcance con la población. Además,
apuntaba a «reavivar la mística aprista y apagar las resistencias del
elector común».13 Es importante señalar, sin embargo, que el Perú que
García recibía al gobernar tenía una serie de problemáticas que lo
habían deteriorado de muchas formas. A continuación, se presentan
algunos de los aspectos que representaron los desafíos más
importantes a los que García debía, en teoría, enfrentarse al iniciar su
gobierno:

 Desventajosa relación entre los actores económicos nacionales y el


mercado internacional.
 Vulnerabilidad y dependencia del mercado nacional.
 Brecha entre crecimiento demográfico y crecimiento del producto.
 Fuerte concentración de ingreso.
 Relación desequilibrada entre los sectores industriales, extractivos
y el agro.
 Hipercentralismo político en Lima
 Extrema concentración económica en la capital
 Altos índices de desempleo
 Atraso tecnológico y en los servicios públicos más básicos
Respecto del objetivo estratégico de su campaña, Zavaleta señala lo
siguiente: «dando por descontado que el voto aprista lo acompaña, no
sale a las calles para recrear a sus compañeros sino para capturar el
voto independiente». Además, el autor señala como «aciertos
tácticos» de la concepción estratégica de la campaña, los siguientes
puntos:
1. El discurso de García durante la campaña tiene un carácter lírico
2. El candidato aprista no se detiene a rendirle cuentas a sus
adversarios
El autor señala, finalmente, que Alan como candidato resulta «uno de
los ingredientes de su propia victoria», lo cual se manifiesta en la
captura del voto de protesta de los pobres en pueblos jóvenes, el voto
independiente y como lo muestran los resultados en los que se supera
el tercio histórico para dar lugar a casi el 50% de los votos emitidos y
más de la mitad de los votos válidos.
Elecciones presidenciales de 1985
El domingo 14 de abril de 1985, en medio de un contexto de crisis
económica y violencia política, se desarrollaron las elecciones
presidenciales, las cuales representaron el quinto proceso electoral
consecutivo del Perú. Alan García, con 36 años, ganó los comicios
electorales con el 53,1% de votos válidos, logrando a su vez ganar,
por primera vez en la historia, en todos los distritos de la capital,
convirtiéndose además en la primera fuerza nacional.14 Si bien García
alcanzó el 53,1% de los votos válidos, los votos emitidos
representaron el 46%, por lo que era necesaria, de acuerdo a la
normativa en procesos electorales, una segunda vuelta. Sin embargo,
Alfonso Barrantes, candidato de Izquierda Unida (IU), renunció a su
participación en la segunda vuelta, motivo por el cual Alan García fue
nombrado Presidente de la República. Es importante señalar que,
respecto de las elecciones del 18 de mayo de 1980, en el que el
candidato por el APRA fue Armando Villanueva del Campo, se logró
casi duplicar el porcentaje de votos (27,4%).15 De esta manera, a casi
cincuenta años de su creación, el Partido Aprista Peruano (PAP) llegó
al poder y con mayoría absoluta en el Congreso de la República.
Candidaturas16

Nombre Agrupación

1. Alan García Pérez Partido Aprista Peruano (PAP)

2. Alfonso Barrantes Izquierda Unida (IU)

3. Luis Bedoya Convergencia Democrática (CODE)

4. Javier Alva Orlandini Acción Popular (AP)

5. Roger Cáceres Velásquez Izquierda Nacionalista (IN)

6. Francisco Morales Frente Democrático de Unidad


Bermúdez Nacional

7. Miguel Campos Arredondo Partido de Avanzada Nacional

8. Ricardo Napurí Schapiro Partido Socialista de los Trabajadores

9. Peter Uculmana Suárez Movimiento Cívico Nacional 7 de junio

A continuación, se presenta información general respecto de las


agrupaciones que ocuparon el segundo y tercer lugar,
respectivamente, en los procesos electorales de 1985:

1. Izquierda Unida (IU)


Fue una coalición de partidos, movimientos y fuertes de izquierda
fundada en setiembre de 1980, cuyo primer Comité Directivo estuvo
conformado por:

 Henry Pease
 Manuel Dammert
 Javier Díez Canseco
 Alfredo Filomeno
 Alberto Moreno
 Alfonso Barrantes
 Jorge del Prado
 Genaro Ledesma

Sus organizaciones fundadoras fueron:

 Partido Comunista Peruano (PCP)


 Unidad Democrática Popular (UDP)
 Unión de Izquierda Revolucionaria (UNIR)
 Partido Socialista Revolucionario (PSR)
 Partido Comunista Revolucionario (PCR)
 Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular (FOCEP)

2. Convergencia Democrática (CODE)

Fue una alianza política formada por el Partido Popular Cristiano


(PPC), el Movimiento de Bases Hayistas (MBH) y otros grupos
independientes.
Luis Bedoya Reyes, líder y fundador del PPC, postuló a la Presidencia
de la República de manera consecutiva en 1980 y 1985, ocupando, en
ambos procesos, el tercer lugar.
La imagen del líder del PPC durante su candidatura en los comicios de
1985, era la de un candidato de derecha, lo cual representó su mayor
dificultad al momento de captar los votos del electorado. Para lograr
generar una perspectiva más ubicada al centro del espectro político,
Luis Bedoya optó por la alianza con el MBH, de Andrés Townsend
Ezcurra.
Resultados generales16

Información general

Votos inválidos y en blanco 1,044,181 –

Total 7,544,836 100

Votantes registrados / Participación 8,333,433 90.6

Candidato Agrupación Votos %

Alan García Partido Aprista Peruano (PAP) 3,452,111 53,1

Alfonso Barrantes
Izquierda Unida (IU) 1,605,139 24.7
Lingán

Convergencia
Luis Bedoya Reyes 773,313 11.9
Democrática(CODE)

Javier Alva Orlandini Acción Popular (AP) 471,150 7.3

Roger Cáceres
Izquierda Nacionalista (IN) 81,647 2.0
Velásquez

Francisco Morales Frente Democrático de Unidad


54,899 0.8
Bermúdez Nacional
Miguel Campos
Partido de Avanzada Nacional 23,366 0.4
Arredondo

Ricardo Napurí Partido Socialista de los


15,696 0.2
Schapiro Trabajadores

Peter Uculmana Movimiento Cívico Nacional 7


10,150 0.2
Suárez de Junio

Resultados en la Cámara de diputados

Agrupación Votos % Escaños +/-

Partido Aprista Peruano 2,920,605 50.1 107 +49

Izquierda Unida 1,424,981 24.4 48 +38

Convergencia Democrática 649,404 11.1 12 +10

Acción Popular 491,581 8.4 10 –88

Izquierda Nacional 110,695 1.9 1 –3

Frente Democrático de Unidad


59,455 1.0 0 Nuevo
Nacional

Movimiento Cívico Nacional 7 de


24,466 0.4 0 Nuevo
Junio
Partido de Avanzada Nacional 19,131 0.3 0 Nuevo

Partido Socialista de los


16,425 0.3 0 Nuevo
Trabajadores

Partido Socialista del Perú 14,775 0.3 0 0

Independientes 99,192 1.7 2 +2

Votos inválidos y en blanco 777,823 – – –

Total 6,608,533 100 180 0

Votantes registrados /
8,282,545 79.8 – –
Participación

Fuente: Nohlen / Wikipedia

Resultados en el Senado

Agrupación Votos % Escaños +/-

APRA-DC-SODE a 3,099,975 51.3 32 a +14

Izquierda Unida 1,521,461 25.2 15 +6

Convergencia Democrática 675,621 11.2 7 +1


Acción Popular 492,056 8.1 5 –21

Izquierda Nacionalista 103,874 1.7 1 0

Frente Democrático de Unidad


56,859 0.9 0 Nuevo
Nacional

Partido de Avanzada Nacional 25,843 0.4 0 Nuevo

Frente Agrícola Humanista


17,540 0.3 0 Nuevo
Femenino

Partido Socialista de los


16,113 0.3 0 Nuevo
Trabajadores

Movimiento Cívico Nacional 7 de


15,126 0.3 0 Nuevo
Junio

Partido Socialista del Perú 12,991 0.2 0 0

Partido Mariateguista por la


7,359 0.1 0 Nuevo
Liberación Nacional

Fernando Belaúnde Terry – – 1 –

Votos en blanco e inválidos 1,162,305 – – –

Total 7,206,943 100 61 +1


Votantes registrados /
8,282,545 80.7 – –
Participación

Fuente: Nohlen / Wikipedia

Elecciones Municipales de 1986


Las elecciones municipales de 1986 se llevaron a cabo el domingo 9
de noviembre, en medio de muchas irregularidades que generaron una
sensación de desconfianza en la población respecto de sus resultados
finales. Luego de casi dos meses de demora, en diciembre de 1986,
se presentaron los resultados oficiales, dando como ganador a Jorge
Del Castillo, representando al Partido Aprista Peruano, el cual tenía,
obviamente, apoyo abierto del gobierno. El segundo lugar lo ocupó
Alfonso Barrantes Lingán, de Izquierda Unida, quien ya había sido
alcalde de Lima en 1983 y candidato a la presidencia en los procesos
electorales de 1985. El tercer lugar lo ocupó Luis Bedoya Reyes, líder
del Partido Popular Cristiano (PPC), quien ya había sido dos veces
alcalde de Lima durante la década de los sesenta, además de
candidato a la Presidencia de la República en 1985, como Bedoya
Reyes.
Resultados en Lima (por agrupación)

Total % Votos
Organización Política
Votos Válidos

Partido Aprista Peruano 817,056 37.562 %

Frente Electoral Izquierda Unida 756,213 34.765 %

Partido Popular Cristiano 585,421 26.913 %


Partido Avanzada Nacional 5,540 0.255 %

Frente Nacional de Trabajadores y


4,844 0.223 %
Campesinos

Partido Socialista de los Trabajadores 3,433 0.158 %

Movimiento Cívico Nacional 7 de junio 2,488 0.114 %

L.i. linea humanista n° 9 228 0.010 %

Votos en blanco 34,927

Votos nulos 126,565

Fuente: Infogob. Observatorio para la Gobernanilidad, del Jurado


Nacional de Elecciones

Política exterior
Debido a la crisis económica por la que pasaba el Perú al iniciar el
gobierno del APRA, García utilizó un discurso antiimperialista para
imputar al sistema financiero internacional como el culpable de la
nefasta situación económica por la que pasaban distintos países
pobres. No se rehusó a pagar la deuda externa, pero mencionó que lo
haría sin poner en riesgo el desarrollo del país.20
En la FAO, presentó otro discurso en el que, prácticamente, siguió la
misma línea explicativa de la situación por la que pasaba el país, pero
vinculándolo al problema del hambre mundial. En este y en los
distintos discursos que pronunció García a nivel internacional o dirigido
a instituciones internacionales, como el FMI, constituían una estrategia
política que llevo a cabo el APRA durante los primeros años de
gobierno. Desde su discurso inaugural en el Congreso, en julio de
1985, se podía percibir esto. No solo buscaba representar al APRA, ni
tampoco solo al Perú, sino, también quería crear una imagen de líder
regional, una especie de representante de todos los pueblos pobres
del mundo. Si bien al comienzo consiguió cierto protagonismo mundial,
esa imagen no tuvo consistencia, se iría desinflando poco a poco,
debido a que en los hechos el sus objetivos no resultaron como él
deseaba.21
La diplomacia antiimperialista que utilizó García no tuvo mucho éxito.
No hubo una repercusión en el continente, al menos con el mismo
ímpetu que demostraba el líder aprista en sus discursos. Sin embargo,
García respondió mediante una propuesta regional para disminuir la
compra de armas. Tuvo cierto éxito, pues, a diferencia de la deuda
externa, varios países latinoamericanos como Ecuador, Bolivia y Chile
apoyaron este propuesta del gobierno Aprista. Pero no solo fueron
armas, se redujo la compra de algunos aviones Mirage. Además, se
dio la apertura en Lima de un Centro Regional para la Paz, el Desarme
y el Desarrollo, de las Naciones Unidas, que demostró que García
estaba obteniendo algunos triunfos en su objetivo, al menos con éxitos
simbólicos.22
Por otro lado, en 1985 los cancilleres de Chile y Perú firmaron el Acta
de Lima, según cláusulas contenidas en algunos artículos del tratado
de 1929. Esta Acta no tenía un carácter vinculante, ya que podían ser
modificados en el futuro. Se buscaba llegar a terminar de conciliar un
régimen jurídico que pueda configurar el ejercicio de los derechos del
Perú en Arica, de manera plena y eficaz, sin perjudicar la soberanía de
Chile. Para ello, se estableció la Estación Terminal del Ferrocarril de
Arica a Tacna a partir del Malecón de Atraque. Además, se eligió un
nuevo edificio para la Agencia Aduanera del Perú. También, se
construyó un monumento conmemorativo a la relación amical que
tenían los dos países., y se acordó un conjunto de arreglos más, pero
de menor importancia. Con Ecuador, estableció un diálogo con el
objetivo de mejorar las relaciones que tenía con el Perú, sobre todo
después de los incidentes limítrofes que se dieron en 1981. Con
Bolivia, se dieron algunos acuerdos comerciales y otros en relación a
la lucha contra el narcotráfico. Por último, en la relación con los demás
países de la región, un hecho importante es que el gobierno Aprista
rechazó cualquier intervención extranjera en la región. Esto a raíz de
la ayuda que dio Estados Unidos a los golpistas en Nicaragua. Aun
así, los estadounidenses invadieron Panamá en 1989, y la respuesta
peruana no fue con la misma intensidad.23
Toda esta maniobra diplomática realizada por García tenía más un
trasfondo ideológico antes que la búsqueda del desarrollo económico,
tanto nacional como regional. En ese sentido, se utilizó el Sistema
Económico Latinoamericano (SELA) como una “caja de resonancia”
del modelo heterodoxo que García venía impulsando en el país. El
presidente tuvo ciertos éxitos, pues, en una reunión realizada en Lima,
hubo un apoyo relativo a la postura de García sobre la deuda. Ese
trasfondo ideológico también guardaba relación con el intento del
APRA de ocultar, a nivel regional, el contexto nefasto por el que
pasaba el Perú, y a nivel nacional, para demostrar y exhibir que el país
estaba recibiendo bastante apoyo, debido al dinamismo mostrado por
García en sus participaciones regionales.24

Aspecto Económico
El problema de la deuda externa
Fue durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado (1968-1975)
en que la deuda externa creció en un nivel alarmante, debido en parte
a la masiva compra de armamento soviético, que convirtió por
entonces al Perú en una potencia militar en la sub-región. El gobierno
militar de Francisco Morales Bermúdez (1975-1980) tuvo que
renegociar la deuda, aceptando las severas condiciones que
impusieron el FMI y los acreedores internacionales. En el segundo
gobierno constitucional de Fernando Belaúnde Terry (1980-1985), la
situación continuó agravándose, tanto así que en 1984, el Perú dejó
de hacer algunos pagos, aunque manteniendo siempre su voluntad de
pagar.25 Eso sí, se pidió al FMI ser más flexible en el cobro de los
intereses y amortizaciones, exigiendo plazos más largos y rebaja de
tasas. De los 10 mil millones de dólares que se debía en 1980 como
herencia del régimen militar, se elevó a 14 mil millones en julio de
1985.

Tal era la situación al momento en que asumió el poder el gobierno


aprista. En los primeros días del gobierno, el ministro de
Economía, Luis Alva Castro, siguiendo la política trazada por García,
anunció que se atendería el pago de la deuda externa sin sacrificar
más al pueblo y sin aceptar las condiciones propuestas por el Fondo
Monetario Internacional.
En septiembre de 1985, García viajó a los Estados Unidos para
presentarse en la Asamblea de la Organización de las Naciones
Unidas en Nueva York, donde dio un discurso memorable. Allí reafirmó
su voluntad de destinar solo el 10% de las exportaciones peruana
como amortización de la deuda externa. Pero hizo más: amenazó con
retirar al Perú de la organización si el sistema internacional no era
reformado y dejara de servir solo a los intereses de un solo país (esto
es, los Estados Unidos). Esta posición, con lo que pretendía a todas
luces asumir un liderazgo tercermundista, le valió una exposición
mediática a nivel internacional: el New York Times le dedicó un titular
a cinco columnas,3 y en la primera semana de octubre de 1985, la
revista Newsweek lo calificó como la estrella política más importante
que emerge en América Latina desde Juan Domingo Perón. En
diciembre, dicha revista colocó a García entre las diez personalidades
más destacadas del mundo
En noviembre de 1985, García asistió a la Asamblea bianual de
la FAO en Roma, en donde tuvo a su cargo la disertación en memoria
de McDougall. En el discurso reafirmó su tesis de la deuda externa,
acusó al Fondo Monetario Internacional de ser el causante de la crisis
alimentaria en el tercer mundo y anunció que el Perú orientaría su
economía a la sustitución de los productos alimentarios extranjeros por
propios.

Naturalmente, los países del orbe socialista saludaron complacidos


aquella propuesta muy atrevida. En cambio, el FMI declaró al Perú
país “inelegible” (es decir, no propenso a crédito) e “insolvente”. La
marginación del Perú de la comunidad financiera internacional traería
graves consecuencias, tratándose de un país con urgentes
necesidades de financiamiento e inversión extranjera.

Crecimiento económico 1985-1986

Inicialmente, García aplicó una política económica de corto plazo


calificada de “heterodoxa”. Contaba al respecto con asesores
izquierdistas. De manera sencilla, García explicó su plan: Para
estabilizar y hacer crecer la economía, el punto de partida sería
aumentar el consumo de la población. Esto se lograría mejorando los
salarios reales de los trabajadores; con el aumento del consumo, las
empresas y los productores agrarios aumentarían sus ventas, y ello, a
su vez, incidiría en un aumento en las utilidades, lo que haría posible
un aumento de la inversión, de la producción, de los puestos de
trabajo y de la recaudación fiscal. El plan parecía lógico, pero tenía un
punto crítico: confiar en que los empresarios no cayeran en prácticas
especulativas y reinvirtieran sus ganancias en el país (lo cual no
ocurriría).

Las medidas de corto plazo fueron las siguientes:

 Se aumentaron los salarios reales en un 18%;


 se congelaron los precios de los alimentos y los alquileres al valor
que tenían al 27 de julio de 1985;
 se redujeron las tasas de interés bancario de 280 a 110%;
 la moneda fue devaluada en 12%;
 se rebajaron los precios de los materiales de construcción y los
medicamentos;
 se controló el tipo de cambio fijándose en 13.908 soles por dólar,
instaurándose el llamado Mercado Único de Cambios, MUC (pero
surgió a la vez un mercado paralelo y libre que llegó a cotizar el
dólar en 20.000 soles);
 los certificados de divisas quedaron congelados por 90 días (pero
se siguieron cotizando en moneda extranjera);
 las tarifas de electricidad y teléfono subieron en 20%, pero se
anunció que permanecerían congeladas hasta fin de año.
Al mismo tiempo, se emprendió un programa de empleo masivo y de
apoyo crediticio a la agricultura.
En un comienzo, las medidas adoptadas dieron resultados positivos.
Ya en setiembre de 1985, la inflación bajó a 3,5 % (comparado con
12,5 % en abril del mismo año). Hacia el segundo trimestre de 1986, la
economía dio señales de clara recuperación. Los sectores que
dependían de la demanda interna (manufactura, construcción,
agricultura) crecieron, no así los sectores dedicados a la exportación
(minería, pesca). En 1986, la economía creció 10 %. Fue el mayor
crecimiento desde los años 50; con ello García disfrutó entonces de
una popularidad récord en América Latina (76% a fines de 1986).
Cuando la capacidad de gasto del estado fue agotada entonces
comenzaron múltiples problemas.
El primer problema fue que a pesar de la reactivación económica, el
Estado casi no percibía mayores ingresos. Otro problema consistía en
que, después del gran crecimiento de 1986, la capacidad productiva
de la modesta industria nacional estaba llegando a sus límites. Hacían
falta inversiones para instalar nuevas capacidades y así continuar con
la reactivación. Para ello, era necesario recurrir a inversiones y
préstamos extranjeros.
La poca confianza de la ciudadanía en las políticas económicas del
Gobierno condujo a que, hacia fines de 1986, muchos cambiaron sus
intis por dólares temiendo –y, al mismo tiempo, originando– una
devaluación del inti. El paquete de medidas adoptadas por García
incluía el congelamiento del tipo de cambio inti-dólar. Pero tal
congelamiento tendía a ser artificial en tanto la demanda real de intis
iba perdiendo cada vez más terreno frente al dólar. Este cambio se vio
reflejado en la tasa de cambio libre, aquella de los cambistas de la
calle, paralela al cambio oficial.
Peligro de crisis
En 1987, el peligro de una crisis en la balanza de pagos y en las
reservas internacionales era evidente. Sin embargo, el Estado
Peruano siguió confiando en un crecimiento económico rápido hasta
1988. Al mismo tiempo, se vio obligado a devaluar el inti, y a subir los
sueldos y los precios.
En líneas generales, la política económica estatal empezó a caer en
contradicciones. Por un lado, el Gobierno buscaba el contacto directo
con los empresarios importantes (llamados los doce apóstoles, por ser
solo una docena de grupos empresariales) con el fin de persuadirlos a
invertir en el desarrollo de la capacidad productiva. Por otro lado y en
su necesidad de aumentar los ingresos del Estado, supuestamente
obligó, a comienzos de 1987, a las empresas a prestarle dinero al
Estado.
En concreto, las empresas fueron forzadas a comprarle al Estado
Peruano bonos obligatorios por un valor que llegaba hasta el 30% de
las utilidades brutas que las empresas habían obtenido en 1986. Con
esta medida, el Gobierno provocó airadas reacciones en el sector
empresarial. Al poco tiempo, algunas empresas fueron exoneradas del
pago obligatorio y finalmente el programa fue cancelado.
Este tipo de marchas y contramarchas, de reacciones sobre hechos ya
consumados, de pasividad frente a los peligros venideros
contribuyeron a la percepción de que la política económica del
Gobierno estaba siendo improvisada y, sobre todo, perdiendo el
control. La situación se agudizó con la renuncia, en junio de 1987, del
Ministro de Economía Luis Alva Castro. A esas alturas la inflación ya
resultaba agobiante.
Intento de estatización de la banca (1987)
A pesar de los beneficios que había traído la implantación del
programa heterodoxo en los primeros dos años de gobierno, este
empezaba a mostrar ciertos límites. El incremento del número de
huelgas, paros y protestas ocasionó una fuerte presión para el
gobierno, lo cual llevó a una revaluación del programa económico y a
ver la inversión como una prioridad para cambiar la situación
económica del país.35

Perú: Actividad huelguística, 1984-1989

Horas-hombre perdidas
N° de N° de trabajadores (millones)
Año
huelgas involucrados (miles)
Total Industria Minería

1984 509 703 13,8 1,8 4,4

1985 579 238 12,2 2,8 2,5

1986 642 249 16,9 7,2 5,6

1987 720 310 9,1 3,2 3,1

1988 814 693 38,2 6,7 20,9


1989 667 114 15,2 3,2 3,4

Fuente: Crabtree (2005: 235)

El entorno presidencial y los equipos técnicos mostraron su opinión a


favor de un nuevo impulso del programa económico. Uno de ellos fue
Daniel Carbonetto, asesor principal del presidente García y uno de los
principales promotores del modelo heterodoxo. Él había empezado a
mostrar su preocupación acerca del contexto económico por el que
pasaba el Perú. Además, manifestó la necesidad de contar con el
apoyo del sector privado por medio de la inversión, pues de esa forma
se creía que se podría reactivar la economía en el país. A partir de la
postura de Carbonetto es que se empieza a erigir una relación más
directa con el sector privado. En especial, con los grandes grupos
empresariales.36
El presidente García, de igual manera, empezó a mostrar esta
posición públicamente a través de sus discursos. Había mencionado la
posibilidad de desarrollar un “proyecto histórico” de largo plazo junto al
sector privado. Para ello, manifestó su intención de convencer al
sector empresarial de que invierta y reinvierta su capital financiero,
reorientándolo al desarrollo de un proyecto nacional. Esto marcaba
una clara diferencia con “El Futuro Diferente”, en el cual el Estado
tenía un rol esencial, pues era “el centro de acumulación”, mientras
que los circuitos financieros quedaban neutralizados.
Para fomentar el proceso de crecimiento económico, las relaciones
que planteó el gobierno con el sector privado, buscó directamente a
los grupos de poder de mayor influencia. García creía que de esa
forma podría generar confianza y credibilidad en todo el empresariado,
soslayando a los grupos económicos y empresariales mediados y
pequeños. Se llevaron a cabo diversas reuniones donde personajes
del sector público como del sector privado buscaban conciliar algunas
políticas o algún programa de inversión. Entre estos grandes grupos
de poder se encontraban “los doce apóstoles”. Se les llamaba así pues
normalmente se reunían los doce. Entre estaban los Romero (los
máximos accionistas del Banco de Crédito), los Ferreyros, los Wiese,
los Brescia, los Nicolini, los Raffo, los Bentín, los Picasso, el grupo
Lanata Piaggio, el grupo Oleachea Álvarez-Calderón, y Cogorno.
Desde el inicio de estas relaciones hubo una mutua desconfianza y
credibilidad. Por un lado, el gobierno temía que el sector privado no
invierta toda la cantidad posible y necesaria para financiar el proyecto
gubernamental y que permitiera una fuga de capitales. Por su parte, el
sector privado se mostraba algo reacio a confiar en este intento de
concertación del presidente. Desde la prensa financiera hasta los
mismos empresarios habían sido algo recelosos ante la petición del
gobierno de García de que el proyecto gubernamental sea financiado
por ellos. Además, dudaban de las intenciones reales del gobierno,
pues algunos consideraban que el APRA solo trataba de ocultar sus
objetivos socialistas.
El punto de ruptura del gobierno de García fue su intento de estatizar
los bancos, las financieras y las compañías de seguros. La medida fue
anunciada en el mensaje a la nación del 28 de julio de 1987.
La idea de estatizar la banca se formuló primero en el círculo más
cercano a García. Entre ellos estaban Daniel Carbonetto, Carlos
Franco, Javier Tantaleán, Agustín Mantilla e incluso Pilar Nores.
Luego, se comunicó al Consejo de Ministros, en el cual solo Manuel
Romero Caro, Javier Labarthe Correa y Guillermo Larco (Ministro de
Industria, Ministro de Pesquería y Primer Ministro respectivamente) no
coincidían con esta disposición. Sin embargo, se le comunicó al
gabinete esta noticia cuando la medida ya estaba decidida.
Previamente había existido algunas reuniones del entorno presidencial
más cercano para coordinar algunos aspectos generales, pero no
hubo un trabajo concreto y anticipado en donde se haya desarrollado
un plan que expresara los pasos a seguir luego de haber
nacionalizado la banca.
García explicó las razones de su medida: los empresarios, -y en
especial los grupos de poder económico-, pese a beneficiarse con las
bondades de la política heterodoxa, no habían tomado conciencia en
invertir en el país, dedicándose a especular y sacar sus capitales al
exterior. Por lo que García creyó necesario, en aras del bien público,
tomar el control del principal mecanismo de captación y distribución de
capitales: el sistema financiero.43 Ya en 1982 había publicado un libro
(El futuro diferente) en el que criticaba a los bancos privados por
excluir del sistema de créditos a los sectores informales, campesinos
así como las pequeñas y medianas empresas (PYMES). Según
García, era necesario “democratizar” el crédito y, dado que el sector
privado no estaba dispuesto a asumir esa tarea, el Estado debía tomar
las riendas.
Con miras a la aprobación de esta medida, en el Congreso de la
República del Perú los apristas ganaron el apoyo de los
representantes de la Izquierda Unida, con lo que lograron una sólida
mayoría, frente a los representantes del PPC y AP. García empezó a
recorrer el país, explicando con su oratoria convincente las supuestas
bondades de su proyecto. De otro lado, sectores altos y medios de la
población se mostraron reacios al mismo, y se agruparon en torno
al Movimiento Libertad encabezado por el escritor Mario Vargas Llosa,
lo que marcó la aparición de la prédica liberal y antiestatista en el
discurso político nacional (hasta entonces dominado por los
extremismos de izquierda y derecha). En las cámaras del parlamento
se discutió tempestuosamente la aprobación del proyecto, siendo
finalmente sancionado (se expropiaría hasta el 70% del capital social
de los bancos y financieras del sector privado). Sin embargo, esta ley,
en la práctica, no se aplicó. Solo dos comisiones interventoras se
activaron, la del Banco de Crédito y la del Banco Wiese, pero en la
práctica no hubo mayor cambio. En definitiva, el intento de
estatización de la banca constituyó en otro de los fracasos del
gobierno alanista.
La resistencia que mostraron los sectores liberales ante el intento de
estatización de la banca se expresó a través de una manifestación
pública el 21 de agosto de 1987, la cual aglomeró a una gran cantidad
de personajes y organizaciones de derecha. Esto no ocurría desde
varias décadas atrás, pues no era común que este sector tuviera una
gran cantidad de partidarios o simpatizantes. Por ello, este fue un
momento crítico en la política peruana, ya que desde ese momento la
derecha renace en el terreno político y obtiene un mayor respaldo de
alguna parte de la población. Por otro lado, los partidos de izquierda
se vieron tremendamente afectado, al igual que los partidos de centro.
Tanto el APRA como Izquierda Unida perdieron mucho apoyo popular
y su imagen quedó mermada ante el resurgimiento de la derecha.
1988-1989: Crisis
Al finalizar el año 1987, la crisis ya era evidente: La inflación empezó a
ascender bruscamente (114,5 % en diciembre del 1987), la producción
–y, por consiguiente, la reactivación económica– se había estancado y
la balanza de pagos tuvo, en 1987, un saldo negativo de 521 millones
de dólares, el hueco más grande desde 1981. Consecuentemente, las
reservas internacionales siguieron decayendo. A falta de dólares,
el Banco Central se vio atado de manos en el control de la tasa de
cambio (una demanda creciente de dólares se puede contrarrestar
poniendo en circulación los dólares ahorrados, pero estos ya no
había).
En octubre de 1987, el gobierno procedió a devaluar el inti en 24 %.
Los llamados paquetazos siguieron dándose, de forma periódica, a lo
largo de un año, llevando a una gran recesión económica. Pero García
seguía sin aceptar la necesidad de una línea clara.
El equipo económico del gobierno presidido por Gustavo Saberbein
intentaba persuadir a García de la necesidad de un shock ortodoxo:
Déficit cero a través de aumentos fortísimos de impuestos y tarifas y la
eliminación de subsidios. Pero García, temiendo el costo político de tal
decisión, no se decidía a resolver el problema de fondo.47
Finalmente, García, obligado por las circunstancias, decidió dar un
cambio de rumbo, recurriendo, a fines de 1987, al Fondo Monetario
Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM) en busca de préstamos.
El experimento heterodoxo había llegado a su fin y ahora el gobierno
retomaba las políticas ortodoxas. Los organismos financieros
internacionales exigieron el pago previo de las moras, que ascendían
a 1.500 millones de dólares. Ya para entonces las reservas
internacionales eran negativas. Fue recién hacia mediados de 1988
que García se convenció de la necesidad de una “guerra frontal”
contra la crisis económica. El nuevo Ministro de Economía y
Finanzas, Abel Salinas, tuvo la ingrata tarea de anunciar, ahora sí,
el shock o ajuste económico, el 6 de septiembre de 1988. Con ello se
proponía detener la inflación y la recesión, acabar con la pérdida de
divisas y dar un contexto de estabilidad y confianza a los agentes
económicos. Fueron tan fuertes estas medidas económicas, que, sin
exagerar, dejaron estupefactos a todos los peruanos. Se dice que
incluso Alan García, sabedor de lo que se venía, llegó a tantear la
posibilidad de renunciar la noche anterior, pero que luego recapacitó
para no dar gusto a la derecha que, según él, quería su cabeza.
El plan, denominado Plan Cero, contribuyó a generar una inflación aún
mucho mayor, sobre todo en relación con los productos importados.
Así, por ejemplo, el precio de los productos farmacéuticos subió 600 %
y el de la gasolina 400 %. Además, se eliminó el sistema del control de
precios con excepción de 42 productos básicos.
A partir de setiembre de 1988, la inflación se convirtió en lo que los
economistas denominan hiperinflación. Ese mes, los precios subieron
114 %. Fue el mes con mayor inflación en el gobierno de García y,
probablemente, en la historia del Perú. En época contemporánea,
además del Perú, pocos países han caído en hiperinflación: Alemania,
Austria y Hungría en 1920 (países europeos que salían de un desastre
bélico);51 y Bolivia y Nicaragua, en Latinoamérica. El shock parecía
llegar muy tarde. En todo caso, no pudo controlar la inflación.
Un largo paro en la industria minera contribuyó a que las
exportaciones cayeran aún más agravando así el déficit comercial. Las
reservas internacionales, por su parte, se aproximaban a cero.
El 22 de noviembre de 1988, García lanzó otro “paquete” con medidas
muy similares. Al mismo tiempo, Abel Salinas presentó su renuncia por
discrepancias con García.
Las esperanzas del APRA estaban ahora cifradas en el Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Se enviaron diversas
misiones a Washington D.C. para renegociar la deuda y obtener un
“préstamo puente” de 800 millones de dólares. Pero el Perú no llegó a
recibir préstamos, debido a que seguía siendo “inelegible” al no haber
contenido la inflación ni haber podido recuperar las reservas
internacionales; recién en julio de 1989 el FMI se comprometió a
conseguir un préstamo. Para 1990, la deuda externa ascendía a
16.720 millones de dólares.
El aumento del desempleo y la caída drástica de ingresos fue el costo
social del desastre económico provocando el surgimiento de un sector
informal de una dimensión nunca antes vista. Además, el Estado en
bancarrota ya no pudo cubrir sus obligaciones en materia de
asistencia social, educación, salud y administración de justicia.
Durante los años 1989 y 1990 no se produjeron cambios importantes.
La economía se recuperó levemente y las reservas internacionales
también. Las importaciones se contrajeron y las exportaciones
subieron, sobre todo por el aumento de precio de los minerales en el
mercado internacional.
Bajo el mando del nuevo Ministro de Economía, César Vásquez
Bazán, la inflación tuvo una leve baja. La tasa anual de inflación fue de
3398.6% en 1989. Los últimos meses de dicho año fueron usados en
gastar las escasas reservas internacionales para reactivar en algo la
economía en vista de las próximas elecciones generales. Así, en
marzo de 1990, las reservas internacionales apenas llegaban a 190
millones de dólares.50
Los resultados del funesto experimento económico de Alan García
están todavía en la memoria colectiva de todos los peruanos: inflación
a niveles astronómicos, escasez de alimentos y otros productos
básicos y el derrumbe de la aprobación del presidente a solo un dígito,
todo un récord nacional.
Corrupción pública
Uno de los puntos del inicial programa del alanismo expuesto en su
mensaje inicial, enfatizaba en la “moralización” de las fuerzas armadas
y policiales, muy desprestigiadas por sus relaciones con el narcotráfico
y otros tipos de corrupción. Siguiendo esa línea, se despidió y pasó al
retiro a los funcionarios y autoridades involucradas en ilícitos y se
reorganizó la Guardia Civil, la Guardia Republicana y la Policía de
Investigaciones. A comienzos de 1986 fueron rebautizadas y puestas
bajo el mando de una Policía Nacional del Perú unificada (PNP).
En los primeros años de gobierno, no hubo ninguna denuncia
resonante de corrupción que involucrase a las autoridades y
funcionarios. Ello es entendible ya que los grupos económicos que
controlaban los principales medios de comunicación (diarios, revistas,
radios y televisoras), se hallaban en buenas relaciones con el poder
político, pues se beneficiaban del acceso privilegiado a los dólares
MUC (dólar subsidiado por el gobierno y usado en la importación de
bienes y en pagos por servicios en el extranjero). Otros procedían de
igual manera, tratando sin duda de congraciarse con el mandatario
para recibir esos beneficios. Solo el diputado Fernando
Olivera propuso una investigación parlamentaria para investigar los
ingresos y propiedades de García, pero fue rechazado por la mayoría
aprista de la Cámara de Diputados.
Los primeros indicios de corrupción aparecieron cuando se hizo
evidente la presencia cada vez mayor de militantes y simpatizantes
apristas ocupando puestos claves en la administración pública, donde
en vez de los méritos profesionales, pesaba más la filiación partidaria.
También muchos amigos y empresarios cercanos al mandatario se
beneficiaron del mal manejo de los dólares MUC. Pero solo fue tras el
intento frustrado de la estatización de la banca, que empezaron a salir
a la luz los escándalos de corrupción, cuando los medios de
comunicación y la elite se convencieron de que debían oponerse a la
política de García. Funcionarios públicos se vieron involucrados en
numerosos de esos casos; por ejemplo, a mediados de 1988 el
ministro de Agricultura Remigio Morales Bermúdez debió renunciar a
raíz del escándalo de la carne malograda, importada de Argentina.
Pero solo sería tras el final del gobierno en julio de 1990 en que se
revelarían las más importantes denuncias de corrupción, que
involucraban a la persona del mismo presidente. Se formó al respecto
una Comisión Investigadora, integrada por Fernando Olivera
Vega, Pedro Cateriano y Lourdes Flores, que como primera medida
lograron levantar la inmunidad parlamentaria a García (ya que según
lo establecido en la Constitución de 1979, los expresidentes ejercían
una senaduría vitalicia). Los principales cargos levantados en 1991
contra García incluían el enriquecimiento ilícito como funcionario,
debido a ingresos no declarados de dudoso origen y presumibles
ganancias ilegales provenientes de su participación directa en los
casos de los aviones Mirage y el BCCI. Adicionalmente, se incluyeron
cargos de pedido y recepción de sobornos del consorcio italiano
encargado de la construcción del Metro de Lima (el “tren eléctrico”).
El caso de los aviones Mirage consistió en lo siguiente: García había
decidido, desde el comienzo de su gobierno, reducir la compra de una
flotilla de aviones Mirage 2000, a solo 14 aviones de los 26 que
originalmente había contratado el gobierno anterior en 1982. Aseguró
que, como la compra se hallaba en trámite, era factible esa operación
y que el Estado se ahorraría dinero que sería destinado para fines más
prioritarios. Como negociador fue enviado a Francia Héctor Delgado
Parker, empresario muy amigo del mandatario. Dicho sea de paso, la
decisión de reducir la compra la tomó García sin consultar con las
Fuerzas Armadas, como debió haber sido el procedimiento correcto.
Pero lo más grave fue que las investigaciones de la Comisión dieron
indicios razonables de que dicha operación tuvo otros fines,
presumiblemente para beneficiar económicamente al mandatario.
Comenzando que, era inexacto que la compra se hallaba en trámite en
1985, sino que esta se había transado en 1982, estando programada
la entrega de los aviones en dos lotes: 16 aviones en 1986 y 10
aviones en 1988. Con la reducción de la compra, el calendario de
entrega se modificó, y según los datos proporcionados por las Fuerzas
Armadas, 4 aviones llegaron a fines de 1987 y 10 aviones en 1988.
Sin embargo, la Comisión descubrió que, para mediados de 1986, los
aviones Mirage ya estaban fabricados, y según la documentación
revisada, fueron entregados al Perú ese mismo año, pese a lo cual
nunca llegaron al país en ese entonces. Ello llevó a la presunción de
que esos aviones fueron vendidos clandestinamente a otros países, lo
que resultaría en un gran negocio, ya que el valor de los Mirage se
había triplicado desde 1982, debido a los conflictos que estallaron en
el Medio Oriente en esa época. La Comisión halló también indicios que
García había intervenido directamente en la operación, y recopiló
testimonios de que en el transcurso de la misma el mandatario se
había reunido reiteradamente con Abderramán El Assir, un
acaudalado libanés cuyo oficio era ser intermediario entre gobiernos
compradores y fabricantes de armas, con altas comisiones de por
medio. Presumiblemente ambos negociaron la venta de los aviones
hacia un país de Oriente, para lo cual se habría usado la
intermediación del BCCI de Londres, un banco especializado en
falsificar documentación referente a ventas de armas. Hay que
destacar que una de las cláusulas del contrato de compra
contemplaba la posibilidad de que el Perú pudiera traspasar parte de
la flota a un tercer país, previa autorización del gobierno francés, cosa
que inexplicablemente no se siguió, y aparentemente se optó por la
venta clandestina que obviamente beneficiaba por lo bajo a los
participantes en dicha operación. La defensa de García consistió en
afirmar que no hubo intermediarios en la renegociación de la compra,
la misma que se hizo de gobierno a gobiernoy resaltó lo beneficioso
que fue para el país dicha operación. En cuanto a Abderramán El
Assir, García admitió conocerlo, pero negó que fuera un traficante de
armas. No obstante, los analistas concuerdan en que la decisión de
renegociar la compra de los Mirage fue en realidad perjudicial al país,
calculándose las pérdidas en más de 250 millones de dólares.
El escándalo del BCCI, un banco internacional sindicado de prácticas
de defraudación, estalló al producirse su quiebra en 1991, salpicando
a muchos gobiernos del mundo, entre ellos el de Perú. Una de las
prácticas de dicho Banco era captar depósitos pagando sobornos y
coimas a funcionarios de gobierno y funcionarios de bancos. El fiscal
del distrito de la ciudad de Nueva York Robert Morgenthau, en el curso
de sus investigaciones en torno a este caso internacional, reveló que
parte de las reservas del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP)
fueron depositadas en el BCCI, previo soborno de tres millones de
dólares a dos funcionarios del BCRP, Leonel Figueroa (presidente) y
Héctor Neyra (gerente general). Después se supo que el encargado
de sobornar a estos dos fue el peruano Brian Jensen, ex funcionario
del BCCI y ex gerente general del BCRP en la época del segundo
belaundismo. Aunque el BCRP era en teoría autónomo, sin embargo,
era difícil de creer que el presidente García, por su estilo de gobierno,
no habría estado al tanto de sus manejos; los indicios apuntaban a
que estuvo involucrado directamente en la colocación de las reservas
en el BCCI y que conoció de los sobornos. Todas estas revelaciones
causaron gran impacto en el Perú. La defensa de García consistió en
afirmar que nunca intervino en las decisiones gerenciales del BCRP y
que el gran culpable de los sobornos era Brian Jensen, que era
acciopopulista.
Si bien ambas cámaras, la de diputados y senadores, ante los indicios
documentales y testimoniales, votaron mayoritariamente por la
acusación constitucional contra el expresidente, errores procesales
motivaron que el “caso García” no prosperara en el poder judicial (allí
se adujo falta de evidencias e imprecisión de los cargos criminales).
Se afirmó también que los jueces responsables del caso habían sido
nombrados en el gobierno de García o tenían vínculos estrechos con
el APRA.
A todo ello se sumó el autogolpe de Fujimori de 1992, que dio a Alan
García la excusa perfecta para fugarse del país y asilarse en
Colombia, arguyendo ser un “perseguido político” (luego pasaría a
Francia). No volvería al Perú hasta el 2001, tras la caída de Fujimori.
Aunque a lo largo de esos años se intentó mantener en su contra las
denuncias de corrupción, estas finalmente prescribieron, figura a la
que oportunamente se acogió García. Fue así que pudo postular
nuevamente a la presidencia en el 2001, al no tener ningún proceso
pendiente.65

Aspecto social
Artículo principal: Época del terrorismo en el Perú (1980-2000)
Terrorismo
.

Terroristas del MRTA en la zona del VRAEM durante el primer


gobierno de Alan García.
La actividad terrorista llevada a cabo por Sendero Luminoso y
el MRTA se había iniciado durante el segundo gobierno de Fernando
Belaúnde Terry, pero se extendió y se intensificó casi a nivel nacional
bajo el gobierno de García. Extensas regiones como la selva del
Huallaga y casi todas las alturas de los Andes Centrales cayeron bajo
control de las huestes terroristas. Estos irrumpían de improviso en los
pueblos, asesinaban con extremada crueldad a los policías y las
autoridades locales, reclutaban a la fuerza a los pobladores y luego,
ante la proximidad de las fuerzas militares, se retiraban a las alturas,
rehuyendo presentar combate frontal. Tales oponentes escurridizos e
inasibles resultaban muy difíciles de someter para las fuerzas del
orden. Los terroristas también se dedicaron a destruir todo signo de
progreso en las regiones: puentes, plantas eléctricas e hidroeléctricas,
plantas experimentales de agricultura y ganadería, maquinarias, hasta
el ganado de las comunidades. Y ahuyentaron o asesinaron a los
pequeños productores y al personal extranjero de ayuda técnica.
Cuando se hizo muy fuerte la presencia militar en el campo, los
senderistas optaron por otra estrategia: centrar su accionar dentro de
las ciudades, particularmente Lima. En ellas se hallaban infiltrados en
las universidades y sindicatos. Sus atentados nocturnos eran
precedidos por voladuras de torres de alta tensión que provocaban
apagones; asimismo, acrecentaron sus asesinatos selectivos de
dirigentes populares, personal policial y funcionarios públicos. Un
asesinato resonante fue el de Rodrigo Franco Montes, dirigente aprista
y presidente de ENCI (Empresa Nacional de Comercialización de
Insumos), en 1987. Hacia 1989 se calcula que la violencia terrorista
había causado la muerte a unas 20.000 personas, el 90% de los
cuales eran de origen campesino.3
El accionar del terrorismo produjo como reacción actos de represión
militar, como la matanza de senderistas amotinados en los distintos
centros penitenciarios de Lima el 19 de junio de 1986 (Matanza en los
penales) y la masacre de decenas de campesinos en el pueblo
ayacuchano de Cayara (provincia de Cangallo) en 1988. Aunque
inicialmente Alan García mostró interés en frenar las violaciones a los
derechos humanos, tras el incidente de los penales, permitió que
continuase la violencia contrasubversiva de las Fuerzas Armadas y se
formaron escuadrones de la muerte, que amedrentaron a sospechosos
de terrorismo y a críticos de la política antiterrorista. Este grupo
paramilitar adoptó el nombre de Comando Rodrigo Franco (en alusión
al dirigente aprista asesinado en 1987) y empezó su accionar en 1988.
Su primera víctima fue Manuel Febres, el abogado defensor de Osmán
Morote Barrionuevo, el cabecilla terrorista capturado en junio de ese
año y sindicado como el número 2 de Sendero Luminoso.
A partir de 1988 y 1989 los grupos terroristas intensificaron su ola de
atentados en Lima y varias otras ciudades, frente a la impotencia
gubernamental. Los estallidos de bombas y los asesinatos selectivos
ocurrían a diario. El inicio del proceso electoral de 1990 fue otro motivo
para que se desatara una escalada de crímenes selectivos, ya que la
cúpula terrorista consideraba de interés prioritario impedir la
realización de las elecciones generales. Un comando del MRTA dio
muerte al ex ministro de Defensa Enrique López-Albújar Trint, en una
céntrica calle de Lima (9 de enero de 1990).
De los dos grupos terroristas, era el Movimiento Revolucionario Túpac
Amaru el que se mostraba más frágil en cuando a organización y
clandestinidad, por lo que una labor de inteligencia permitió la captura
de sus principales dirigentes, entre ellos Víctor Polay Campos, el
"Comandante Rolando". Sin embargo, la controversia se dio cuando a
menos de veinte días de la transferencia al nuevo gobierno (julio de
1990), Víctor Polay y 47 militantes del MRTA lograron fugar del penal
de "máxima seguridad" Miguel Castro Castro a través de un túnel de
330 metros construido desde fuera del penal. La construcción, muy
precaria, carecía de instalaciones de servicios de alumbrado e incluso
de un respiradero que facilitaría el trabajo operativo. Más allá del
hecho mismo, la repercusión obtenida por el Movimiento
Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), a nivel nacional e internacional,
constituyó un duro cuestionamiento no sólo a la estrategia
antisubversiva del Gobierno Peruano, sino también a la capacidad
operativa de las autoridades policiales y penales del país.

Aspecto internacional
Se puede afirmar que con el anuncio del presidente García ante al
Asamblea de la ONU de destinar solo el 10% del valor de las
exportaciones al servicio de la deuda externa, se inicia la política
internacional del gobierno aprista. La intención de García, al hacer una
prédica antiimperialista y antiestadounidense en el seno de la ONU,
era evidentemente asumir un liderazgo dentro de los llamados países
no alineados o tercermundistas, compitiendo así con el líder
cubano Fidel Castro(quien, a propósito, tenía una posición mucho más
radical en torno al problema de la deuda externa: no pago). Esperaba
sin duda García que los países latinoamericanos afectados también
por el problema de la deuda externa se sumaran a su tesis, pero ello
no se dio, de modo que el Perú quedó aislado.
En julio de 1986 se llevó a cabo el XVII Congreso de la Internacional
Socialista en la Ciudad de Lima, siendo el primer congreso que la
organización celebró en el continente americano, aceptando la
solicitud del presidente García. Fue el momento cumbre de la política
exterior peruana. En el congreso de la organización internacional, Alan
García estuvo acompañado por el ex canciller alemán, Willy
Brandt (Premio Nobel de la Paz 1971), el expresidente
venezolano, Carlos Andrés Pérez, el revolucionario
nicaragüense, Bayardo Arce Castaño y el ex ministro español, Enrique
Barón. Días antes de la inauguración oficial, se produjo la Matanza de
los penales, hecho ocurrido cuando las fuerzas del orden retomaron a
la fuerza distintos penales o centros de reclusión controlados por
terroristas, lo que dejó una gran cantidad de muertos y heridos
(oficialmente se habló de 300 muertos). Fue un duro revés para la
política exterior del Perú, del cual nunca se pudo recuperar.
García asistió a la promulgación de la Constitución sandinista
en Nicaragua (1987), impulsó la formación del Grupo de Apoyo
al Grupo de Contadora (que laboraba a favor de la paz en
Centroamérica) y se opuso a la invasión estadounidense de Panamá
de 1989.70

La oposición al gobierno. Elecciones generales de 1990


La oposición al gobierno creció significativamente desde el intento de
estatización de la banca, una medida que fue sumamente impopular y
disparó un enérgico movimiento de protesta de la derecha encabezado
por el escritor Mario Vargas Llosa. Este movimiento finalmente
evolucionaría en la alianza política FREDEMO(que incluía al Partido
Popular Cristiano, Acción Popular y al Movimiento Libertad) que
postuló en las elecciones de 1990 con Vargas Llosa como candidato
presidencial.71 De otro lado se presentó Luis Alva Castro, como
candidato oficialista, es decir, por el APRA. La izquierda, ya en crisis,
presentó dos candidatos: Alfonso Barrantes, el ex alcalde de Lima, por
la Izquierda Socialista; y Henry Pease por la Izquierda Unida.72 Sin
embargo, faltando pocas semanas para las elecciones, surgió una
figura hasta entonces desconocido en política, el ingeniero agrónomo
y ex rector de la Universidad Nacional Agraria, Alberto Fujimori
Fujimori, que encabezaba un improvisado partido llamado Cambio 90.
En las elecciones del 8 de abril de 1990 Fujimori quedó en segundo
lugar detrás de Vargas Llosa, forzando así a una segunda vuelta
electoral. Esta se realizó el 10 de junio de 1990. Fujimori, apoyado por
el APRA y la izquierda, ganó abrumadoramente con el 62 % de los
votos, frente al 38 % que obtuvo Vargas Llosa.73
En el último mensaje a la nación que dio García el 28 de
julio de 1990 ante el Congreso recién electo,74 un nutrido grupo de
parlamentarios interrumpió al mandatario constantemente mediante
carpetazos y pifias, ante el desconcierto de los presidentes de
diversos países de Latinoamérica y otros invitados ilustres
congregados para asistir a la toma de mando.75

Obras[editar]
La crisis económica motivó que no se realizaran grandes obras de
infraestructura física, pero sí se continuaron varias iniciadas en
gobiernos anteriores, siendo algunas terminadas.76
 En 1986 se reanudó la construcción de la central hidroeléctrica de
Charcani V (Arequipa). Esta obra se había iniciado en 1978, siendo
culminada en 1988.
 También en 1986 se reanudó el proyecto de
irrigación Chavimochic, un vasto plan de irrigación de los valles de
Chao, Virú, Moche y Chicama (La Libertad), aprovechando las
aguas del río Santa. Sería concluido en el siguiente gobierno de
Fujimori.
 Continuó la represa de Gallito Ciego, entre La Libertad y
Cajamarca, hasta su inauguración en 1988. El costo de la obra fue
de 125 millones de dólares.
 En 1989 se reanudó el proyecto hidroenergético de Olmos
(Lambayeque), obra que benefició a 25 mil familias.
 En 1987 se reanudó la central hidroeléctrica de Carhuaquero
(Cajamarca).
 Se continuó el gran proyecto Majes (Arequipa), terminándose la
construcción de la presa de Condoroma y el canal de Majes.
 Se terminó el Centro Nuclear Óscar Miro Quesada de la Guerra en
Huarangal (Lima).
 Se creó el Museo de la Nación, en el edificio donde antes
funcionaba el Ministerio de Pesquería y el Banco de la Nación.
 Se inició la construcción del Tren Eléctrico de Lima, un ambicioso
proyecto de transporte urbano, destinado a cubrir la distancia de
20.8 km, desde Villa El Salvador hasta el Hospital Dos de Mayo, en
el centro de Lima. Sin embargo, tras invertirse grandes sumas de
dinero, las obras fueron paralizadas sin haberse culminado. La
crisis económica, una serie de denuncias de corrupción en torno a
la licitación de la obra, así como intereses políticos, mantuvieron el
proyecto en suspenso durante dos décadas, reiniciándose ya
avanzado el siglo XXI, bajo el segundo gobierno del mismo García.
Algunas de sus medidas sociales, calificadas a veces como
“populistas”, fueron las siguientes:

 Se construyeron hospitales en algunos departamentos y se amplió


la cobertura de vacunación de los niños a nivel nacional.
 Se dio recursos al Banco Agrario, entidad estatal que se encargó
de dar préstamos a los campesinos, con “cero interés” en algunas
regiones.
 Se crearon programas temporales para dar empleo a los más
pobres, como el Programa de Apoyo al Ingreso Temporal (PAIT).
 Para favorecer la alimentación popular se implementaron
comedores populares y se creó el llamado “pan popular”, un pan
más barato, hecho a base de harina de trigo menos refinada que el
de uso corriente.77
En otros aspectos, se consideran como logros de la gestión aprista la
Regionalización y la simplificación administrativa.78

Aprobación presidencial
La aprobación de García en setiembre de 1985 fue de 90% según la
encuestadora Apoyo; en diciembre del mismo año, su aprobación
estuvo en 82%. Empezó 1986 con una aprobación de 72%, en abril del
mismo año recuperó popularidad y su aprobación ascendió a 85%, sin
embargo en julio del mismo año bajó a 70%, conforme pasaron los
meses, a fin de año su aprobación bajó a 67%. En 1987 su aprobación
siguió bajando, siendo de 52% en junio, cinco meses después cayó a
38%. El siguiente año lo empezó con 43%, pero a mediados de este
bajó a 34% y continuó desplomándose hasta 13% (en diciembre). En
1989 las cifras continuaron cayendo y empezó el año con 9% de
aprobación; a fines del mismo año su aprobación subió a 14% y
durante 1990 continuó subiendo, siendo en julio de 21%.
GOBERNABILIDAD CORPORATIVA

Hoy en día es tan importante el Gobierno Corporativo como un


desempeño financiero eficiente. Se dice que alrededor del 80% de
los inversores pagarían más por una compañía con un buen GC; ya
que este elemento le brinda una mayor seguridad a su inversión
asegurando sanas prácticas corporativas. Cuanto mayor sea la
transparencia y más información exista, mayor será la confianza de los
inversores en el mercado. Por lo anterior el GC lejos de ser una moda,
considerándose un concepto necesario para la sostenibilidad y
crecimiento de las empresas.
El gobierno corporativo se refiere al conjunto de principios y normas
que regulan el diseño, integración y funcionamiento de los órganos de
gobierno de la empresa, con los tres poderes dentro de una sociedad:
los Accionistas, Directorio y Alta Administración. Provee los incentivos
para proteger los intereses de la compañía y los accionistas,
monitorizar la creación de valor y uso eficiente de los recursos
brindando una transparencia de información.

"Lo importante es destacar que el gobierno corporativo no es un


instrumento individual sino más bien un concepto que incluye el
debate sobre las estructuras apropiadas de gestión y control de las
empresas. También incluye las reglas que regulan las relaciones de
poder entre los propietarios, el consejo de administración, la
administración y, por último, pero no por ello menos importante, partes
interesadas tales como los empleados, los proveedores, los clientes y
el público en general". (N.R. Narayana Murthy, presidente del Comité
sobre Gobierno Corporativo, Junta de Valores y Bolsas de India,
2003).

El concepto apareció hace algunas décadas en los países más


desarrollados del oeste de Europa, en Canadá, los Estados Unidos
y Australia, como consecuencia de la necesidad que tenían los
accionistas minoritarios de una empresa de conocer el estado que
guardaba su inversión; esto es, querían saber qué se estaba haciendo
con su dinero y cuáles eran las expectativas futuras. Esto hizo que los
accionistas mayoritarios de un negocio y sus administradores, iniciaran
un proceso de apertura de la información, al mismo tiempo de
profesionalización y transparencia en el manejo del mismo.
En el mundo, el mercado de valores, los fondos de pensiones,
sociedades mutualistas, compañías de seguros, sociedades de capital
de riesgo y otros similares, forman parte importante del sistema
financiero y las necesidades de información sobre su inversión han
sido definitivas en la incorporación a las empresas de las llamada
mejores prácticas corporativas.

IMPORTANCIA DE LOS RECURSOS HUMANOS DENTRO DE UNA


ORGANIZACIÓN.
En el mundo de los negocios cada segundo vale oro, y es así que
las Grandes Compañías realizan distintos análisis de mercado
para poder obtener el mayor rendimiento posible,
estableciéndose además Áreas de Especialización que trabajan
por separado para brindar un Resultado en Conjunto que sea
beneficioso para toda la estructura laboral en general,
produciéndose una Sectorización del Trabajo en la que todos
dependen de todos y sin el correcto funcionamiento de una, el
éxito no se vería garantizado.
Entre los distintos departamentos y áreas que tienen peso en una
firma encontramos el de Recursos Humanos, siendo seguramente
muy escuchada a la hora de las Ofertas Laborales, ya que una de
sus funciones más conocidas está en el análisis de la Nómina de
Empleados además de recibir y sugestionar las posibles
contrataciones de Nuevos Puestos de Trabajo, atendiendo las
distintas Entrevistas de Trabajo a la que acuden los postulantes o
aspirantes a un puesto en particular.
Además de esta funcionalidad, este sector se encarga de
planificar las distintas Estrategias de Trabajo, teniendo como
premisa fundamental que cada trabajador es un Recurso de la
Compañía (como su nombre lo indica) y para lo cual se trabaja en
pos de lograr la Mejor Organización Posible, encargándose de
distintos factores relativos al Ámbito de Trabajo. e inclusive
elaborando las planillas que organizarán las horas de trabajo de
cada uno de los operarios.
Otra de las posibilidades que debe analizar el Departamento de
Recursos Humanos gira en torno a los conocimientos específicos
que se tienen de un tema determinado, por lo que suelen
sugerirse e impulsarse la realización de Cursos y Capacitaciones
que permitan mejorar la eficacia en las Responsabilidades y
Obligaciones de los trabajadores ya contratados, además de
actualizar los recursos que la empresa tenga en un determinado
Mercado Laboral.
Importancia de la Escala de Valores
Podemos hacer uso de nuestra Inteligencia y Razonamiento para
poder descubrir nuevos mundos, encontrar realidades dentro de otras
y sobre todo desarrollar un Método de Investigación que pueda ser
aplicado para la experimentación y el conocimiento del mundo,
estableciendo ciencias fácticas que se comprueban de forma empírica,
mientras que por otro lado tenemos la utilización de ciencias tales
como la Ética y la Moral que simplemente apuntan a analizar las
cuestiones relativas a la Humanidad.
De este modo es que entran en juego las distintas Escalas de Valores,
comprendiéndose a una de las ramas de la Axiología, en la que como
su nombre nos está indicando, consiste en la aplicación de diversos
Criterios de Clasificación sobre un hecho en particular, o bien
aplicándose para una temática en general.
A esto se le suma el establecimiento de distintas Virtudes Humanas
que tienen como premisa fundamental la tendencia hacia el Bienestar,
tanto propio como ajeno o perteneciente a una comunidad,
fundamentándose en los Actos Volitivos como aquellos que tienden
hacia el bien común y el orden público.

Importancia de la Geopolítica

Desde los orígenes de la humanidad que el Ser Humano sintió la


necesidad de relacionarse con otros y establecer vínculos para poder
obtener Mejores Recursos y Bienes que permitían saciar de forma
más correcta sus necesidades básicas, y fue así que comenzó a
cooperar y trabajar en equipo, entendiendo que de este modo el
beneficio iba a ser mucho mayor, y fue abriendo paso al
establecimiento de Tribus y Comunidades que fueron creciendo cada
vez más y más.
El estudio de estos aspectos tiene como ciencia a la Geopolítica, que
como su nombre nos está indicando es la combinación del estudio del
Entorno Geográfico de una ciudad, región o nación determinados, en
combinación con el análisis de los Factores Políticos que han
intervenido desde su fundación hasta estos días, contando como
ciencia complementaria a la Historia que nos ayuda a entender de
mejor manera el Pasado y Presente de una comunidad, además de
poder establecer una teoría de cómo será su futuro.
El análisis de los distintos Estados y Naciones no solo debe ser
mensurado en torno a sus Relaciones Exteriores, sino que esta ciencia
se enfoca inclusive en los Factores Endógenos presentes en un país,
analizando cada una de sus Provincias y Ciudades en particular, y su
interacción con sus pares dentro del territorio de un Estado constituido.

RESUMEN DEL PLAN BICENTENARIO PERU AL 2021

El primer objetivo nacional del Plan Bicentenario es lograr la vigencia


plena de los derechos fundamentales y de la dignidad de las personas.
Ello requiere erradicar la pobreza y la pobreza extrema y eliminar las
barreras sociales, de género, culturales y de todo tipo que limitan las
libertades humanas y la posibilidad de que todas las personas puedan
realizar su máximo potencial como seres humanos. La libertad,
la justicia, la paz y la dignidad intrínseca de las personas son derechos
iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, y
el desarrollo es un proceso integrado de ampliación de las libertades
fundamentales, articulado a consideraciones económicas, sociales
y políticas, que incluye el reconocimiento de los valores sociales y
culturales.
Para garantizar los derechos fundamentales a todos los peruanos se
requiere de políticas que busquen lograr la equidad social, lo que
implica asegurar la igualdad de oportunidades para todos y el acceso
universal a los servicios básicos, como son una
buena educación y salud, una adecuada alimentación, servicios
de agua y desagüe, electricidad y telecomunicaciones. En
esta materia, el Plan propone dejar atrás, progresivamente, el
asistencialismo y reorientar el gasto social y la lucha contra la pobreza
hacia programas habilitadores de capacidades y promotoras del
desarrollo productivo; asimismo, concentrar el esfuerzo público en
reducir de manera sustantiva, y de ser posible erradicar,
la desnutrición crónica y la mortalidad infantil para el año 2021.
Plan Bicentenario: Perú hacia el (Año 2021)
En este documento se definen seis ejes estratégicos: (i) derechos
fundamentales y dignidad de las personas; (ii) oportunidades y acceso
a los servicios; (iii) Estado y gobernabilidad; (iv) economía,
competitividad y empleo; (v) desarrollo regional e infraestructura y
(vi) recursos naturales y ambiente.
El análisis nos confirma que se ha progresado en la recuperación de la
institucionalidad, aunque faltan reformas muy importantes.
La descentralización aparece como la reforma del Estado más
profunda y significativa de nuestra vida republicana. La transferencia
de competencias y recursos así lo demuestra, lo cual incentiva la
calidad de la gestión. La educación se ha universalizado, aunque su
calidad es muy deficiente en todos los niveles, y la salud pública se
encamina en esa dirección. Asimismo, el diagnóstico presenta
avances en la lucha contra la pobreza y en la reducción de
graves problemas sociales como la desnutrición crónica y la
mortalidad infantil. También deja constancia del severo déficit en
materia de infraestructura y de la necesidad de fortalecer la calidad de
la administración pública para contar con un Estado eficiente y
transparente.
La pobreza debe reducirse a menos del 10% del total de la población.
La mortalidad infantil y la desnutrición crónica deben ser disminuidas
drásticamente o, de ser posible, eliminadas. El Perú debe tener un
coeficiente de Gini que indique una clara reducción de la desigualdad,
consolidándose como un país de renta media alta y de desarrollo
humano elevado.
La propuesta del Plan Bicentenario: El Perú hacia el 2021, plan
estratégico de desarrollo nacional, concibe el ejercicio universal de los
derechos fundamentales por las personas como la finalidad esencial
de toda sociedad humana. Esto es reconocido en el primer artículo de
la Constitución, donde se establece que "La defensa de
la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de
la sociedad y del Estado". De allí que el primer objetivo nacional del
Plan Bicentenario, que determina y orienta la propuesta de este plan
de largo plazo, es lograr la vigencia plena de los derechos
fundamentales y de la dignidad de las personas. Ello requiere
erradicar la pobreza y la pobreza extrema y eliminar las barreras
sociales, de género, culturales y de todo tipo que limitan las libertades
humanas y la posibilidad de que todas las personas puedan realizar su
máximo potencial como seres humanos. Este objetivo concuerda con
la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, que reconoce la libertad, la justicia, la paz y la dignidad
intrínseca de las personas como derechos iguales e inalienables de
todos los miembros de la familia humana. Asimismo, dicho objetivo
asume los postulados de Amartya Sen, quien concibe el desarrollo
como un proceso integrado de ampliación de las libertades
fundamentales, articulado a consideraciones económicas, sociales y
políticas, que incluye el reconocimiento de los valores sociales y
culturales. En este enfoque se considera que las diferentes libertades
son, al mismo tiempo, el fin supremo del desarrollo y un medio para
alcanzarlo.
Entre las instituciones con las que CEPLAN efectuó coordinaciones
para este fin, figuran los sectores, los colegios profesionales, gremios
empresariales y sindicales, universidades a nivel
nacional, ciudadanía en general, entre otros.
El Plan Bicentenario se sustenta en el concepto del desarrollo como
libertad, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las
Naciones Unidas, en la Declaración del Milenio y los Objetivos del
Milenio de dicha organización y en las políticas de Estado del Acuerdo
Nacional.
El 2021 no solo marcará el segundo centenario de
la independencia del Perú, puede ser también el año del ascenso del
Perú al grupo de países de alto desarrollo humano, la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico - OCDE.
Para entonces, podremos exhibir orgullosos una trayectoria de
crecimiento económico sostenido e inclusivo, habiendo mostrado 30
años de crecimiento del PBI a una tasa anual promedio del seis por
ciento, con una estructura productiva más diversificada y una
economía más competitiva, gracias a las mejoras en capital
humano (fruto de efectivas reformas en educación y salud) así como
los avances en la infraestructura (transporte, tecnologías de
la información, comunicaciones, energía, saneamiento y servicios
básicos) los que harán posible que muchos más peruanos se
incorporen a los mercados nacionales e internacionales, dejando para
siempre la pobreza y que así se haga realidad una autentica inclusión
social.
Ciertamente, hacia el 2021, el Perú no habrá eliminado la pobreza,
pero la habrá reducido significativamente, y la pobreza extrema –para
todo efecto práctico– será una cosa del pasado. Seguiremos siendo un
país con desigualdad, pero seremos mucho más inclusivo que en la
actualidad. Debido al peso de la historia, las diferencias entre lo
urbano y lo rural persistirán, principalmente en materia de servicios
básicos como salud y educación, agua y saneamiento, electricidad,
pero sus devastadores efectos serán mucho menores que en aquellas
"décadas perdidas" de fines del siglo XX, gracias a la acción de un
Estado que entiende a cabalidad su papel en la búsqueda de la justicia
social.
Hacia el 2021, los peruanos tendremos más
oportunidades, producto de una sociedad que abraza
la globalización y el cambio tecnológico con un sentimiento de genuina
emoción. La economía peruana mostrará una mayor diversificación
productiva que se habrá potenciado gracias al incremento de las
capacidades cognitivas, productivas e innovadoras de su gente y no
sólo a partir de su stock de recursos naturales (como los provenientes
de su minería, su biodiversidad y su riqueza bioclimática) los que, por
su vulnerabilidad o reducida complejidad productiva, pudieron haber
retenido al país en la llamada "trampa de los ingresos medios".
La implementación de la estrategia nacional para el desarrollo de la
ciencia, tecnología e innovación "Crear para Crecer" habrá empezado
a dar frutos al articular los resultados de la investigación con el sector
productivo, al incrementar el número de investigadores y profesionales
debidamente calificados, al mejorar los niveles de calidad de los
centros de investigacióny generar nuevos incentivos para la
innovación. Las políticas de educación y la salud, articuladas con el
Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP) habrán empezado
a constituirse en los motores de un crecimiento sostenido, sustentable
e inclusivo. En el 2021, el 100% de los peruanos contará con la
cobertura de un seguro de salud y la inversión en educación habrá
alcanzado el 6% del PBI, llegando a la meta planteada por el Acuerdo
Nacional en el 2002, lo que sumado a las reformas emprendidas por el
actual gobierno en la revalorización de la carrera docente, la inversión
en infraestructura educativa, la mejora en la calidad de aprendizajes,
la modernización de la gestión y la política.
Al 2021, las brechas en infraestructura entre lo que necesitamos para
impulsar al máximo nuestra capacidad productiva y lo que tendremos
–producto de un masivo programa de inversiones– seguirán siendo
significativas, pero con una clara tendencia a reducirse gracias a la
inversión pública y privada, potenciadas mediante las asociaciones
público-privadas, sobre todo en materia de logística para
la producción, así como en la construcción de infraestructura social y
productiva.
El Plan Estratégico de Desarrollo Nacional fue aprobado mediante el
Decreto Supremo Nº 054-2011-PCM, lo cual permitió que las
entidades conformantes del Sistema Nacional de Planeamiento
Estratégico ajustaran sus Planes Estratégicos a los objetivos de
desarrollo nacional previstos en este documento, previamente
aprobados por el Foro del Acuerdo Nacional. A su vez, los decretos
supremos Nº089-2011-PCM y Nº051-2012-PCM determinaron los
parámetros de actualización y ampliaron el plazo original de su
preparación en dos años más.
La actual administración del Presidente Ollanta Humala entiende que
existe la necesidad de incluir en el Plan Estratégico los lineamientos
fundamentales de su actual política de gobierno, como son los de
construir un "Perú con Progreso para todos". Esto se concreta en un
país con un crecimiento económico sostenido, con avances
sustantivos en inclusión social, con una mayor diversificación
productiva, con reformas en educación y salud ya en marcha, con las
reformas contenidas en el "Plan de Nacional de Seguridad
Ciudadana 2013- 2018" ya encaminadas, con la Reforma del Servicio
Civil, la Reforma Tributaria, la Reforma del Mercado de Valores, y la
Reformas del Marco Fiscal ya dando sus frutos, así como también, con
una mayor inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación, que
conjuntamente con la suscripción de 21 acuerdos comerciales, nos
acercan más a convertirnos en un país miembro de la OCDE.
El gobierno de Presidente Humala ha propuesto líneas de acción de
mediano plazo, como la erradicación de la pobreza extrema, la
reforma política, la igualdad de derechos y de oportunidades, el
reconocimiento de la diversidad cultural como un activo de
nuestra identidad nacional y metas sociales que están alineadas con
los objetivos del milenio, las que sumadas a la concertación
económica y social en el ámbito nacional, regional y local harán
posible una gestión y gobernanza territorial más racional y que vaya al
reencuentro histórico con el Perú rural.
Dado que la visión estratégica de un país se enfoca en el largo plazo,
en el presente proceso de actualización del PEDN, se ha buscado
mantener los elementos estructurales de su versión original. No
obstante ello, advertimos que en la versión que presentamos se ha
revisado, delimitado y actualizado el contenido temático de los ejes
siguientes: (i) Derechos humanos e inclusión social; (ii) Oportunidades
y acceso a los servicios; (iii) Estado y gobernabilidad; (iv) Economía,
competitividad y empleo; (v) Desarrollo territorial e infraestructura
productiva, y (vi) Ambiente, diversidad biológica y gestión de
riesgos de desastres.
Asimismo, como parte de este proceso de actualización se han
determinado seis lineamientos de política y se han establecido catorce
prioridades nacionales. El diseño metodológico del Plan Estratégico de
Desarrollo Nacional Perú hacia el 2021 contiene los enfoques
participativo, econométrico y prospectivo, que buscan armonizar las
diversas propuestas a fin de conferirle solidez, coherencia, así como
viabilidad social y política. Además, el enfoque general del mismo es el
desarrollo humano, el cual sitúa a las personas en el centro del
desarrollo, potenciando sus capacidades, el goce de sus derechos y el
aumento de sus oportunidades para mejorar sus condiciones de vida.

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