El Perú es un país conflictivo ocasionado, principalmente, por la falta de
aplicación efectiva a las medidas preventivas y de resolución de conflictos. La comunidad LGBTI, las comunidades indígenas y campesinas, poblaciones de zonas urbanas y rurales, entre otros, defienden intereses propios; en algunos casos, estos intereses son excluyentes y no entran en conflicto, mientras otros se oponen creando un conflicto de ellos, reflejando un conflicto entre estas comunidades.
La causa principal, y al mismo tiempo la solución más eficaz, del surgimiento de
los conflictos sociales es el diálogo, sea por ser inexistente o, cuando se lleva a cabo, es ignorada. No se puede negar que el diálogo ha ayudado a evitar conflictos violentos y, aun cuando estos surgen, está presente para evitar que la violencia sea mayor.
Generalmente, estas comunidades u organizaciones presentar reclamos
formales al Estado, pero este no toma el interés debido y no lo toma como prioridad. Casos como las protestas de los estudiantes de la UNMSM, los maestros o de los agricultores pudieron evitarse si el Estado presta mayor atención a las exigencias y reclamos que estos realizan. La violencia es un recurso que entra en acción cuando no se siente la presencia del Estado, o es una presencia “fantasmal”, que no tiene impacto relevante entre los acuerdos o solo llega a agravar la situación. Cuando la violencia entra en acción, visibiliza el ineficaz trabajo del Estado para resolver conflictos; además, se llega a asesinar civiles inocentes, personas que lucharon por una causa justa o incluso las fuerzas del orden que murieron por defender a un Estado inefectivo y con un trabajo paupérrimo.
Los conflictos se pueden prevenir si se escucha a tiempo y de manera eficaz
las exigencias de estas comunidades. No se debe simplemente crear mesas de diálogo o de concertación, se tienen que volver más efectivas las medidas tomadas en las mismas para no crear una desconfianza entre la población y el Estado, de esta forma, los intereses de ambas partes se verán saciadas sin afectar física o moralmente a nadie.