Вы находитесь на странице: 1из 4

Dificultades en la comprensión lectora.

¿Cómo podemos
intervenir?

Lídia Fernandez

Las dificultades de comprensión lectora se pueden atribuir a diferentes hipótesis:


-A los procesos deficientes en la descodificación, aunque diversos estudios indican que este factor no es una
causa importante.
-A una limitación en la memoria a corto plazo. Para comprender un texto es necesario almacenar la información
en la memoria para establecer relaciones semánticas y sintácticas entre las palabras y las frases y así generar
una representación integrada y significativa de todo el texto.
-A las inferencias. Pueden aparecer problemas de comprensión cuando no se realizan inferencias espontaneas
para vincular ideas y obtener informaciones. Estos procesos son importantes para conseguir una
representación integrada del texto.
-A problemas en la propia comprensión. La capacidad para controlar, regular y evaluar la propia comprensión
es esencial para comprender un texto. Los lectores competentes utilizan procesos metacognitivos como:
identificar los aspectos importantes, prestar más atención, tomar medidas cuando no se comprende algo,
activar los conocimientos previos... Los lectores menos competentes tienen problemas para autorregular su
propia comprensión lectora y para detectar las inconsistencias de los textos.
Así mismo, estos problemas de comprensión lectora, pueden conllevar dificultades en el momento de generar
ideas simples, de activar conocimientos previos, de formar macroideas, de realizar inferencias, de suprimir
ideas irrelevantes o de controlar el propio proceso de comprensión. Éstas pueden ser debidas a limitaciones en:
la memoria de trabajo a corto plazo, el acceso al léxico, la supresión de ideas irrelevantes, el uso eficaz de
estrategias de comprensión lectora,...
¿Cómo podemos intervenir para mejorar en esta comprensión?
Por ejemplo, ante un tema que se ha de estudiar:
. Mirar antes de empezar qué se ha de estudiar y pensar cuanto tiempo se puede necesitar.
. Mirar el título, los diferentes subtítulos y apartados del tema.
. Pensar si hay algo que ya se sepa o si se recuerda de clase.
. Trabajar cada sub-apartado:
. Leerlo todo.
. Subrayar las palabras que no se entienden.
. Subrayar las ideas importantes.
. Explicar en voz alta lo que se ha entendido.
. Escribir un resumen de lo que se ha entendido del texto.
. Hacer un esquema (con ayuda o rellenando uno medio hecho)
. Memorizar las ideas principales pero intentando decirlas con las propias palabras.
. En caso de no saber cómo hacer el paso anterior, se puede realizar un listado con palabras sinónimas que se
pueden utilizar, así como hacer un listado de maneras diferentes de empezar una introducción, una definición,...
. Escribir en un papel lo que ya se sabe.
. Decir las definiciones como se han aprendido y con las propias palabras.
. Hacer un pequeño examen con preguntas. Éstas podrían ser de respuesta directa, de relacionar,...
. Corregir la sintaxis, la semántica y la ortografía.

Fuente:
Stohard, S. (2004). Evaluación de la comprensión de lectura. En M. Snowling & J. Stackhouse. Dislexia, habla y lenguaje, (pp.121-142)
Dockrell, J. & McShane, J. (1997). Dificultades de aprendizaje en la infancia. Barcelona: Paidós. Cap. 4. Dificultades específicas de lectura
(pp. 116-122)
Miranda, A., Vidal-Abarca, E. Y Soriano, M. (2000). Intervención psicoeducativa en estudiantes con dificultades de aprendizaje. Madrid.
Pirámide.
Enlaces a este artículo
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook
Etiquetas comprensión lectora, descodificación, estudio, inferencias, memoria, tecnicas de estudio
Pautas para organizar las tareas en casa

Lídia Fernandez

Todo hogar necesita tener un orden y una organización y nuestros hijos nos pueden ayudar a hacerlo posible.
Desde edades primerizas los niños pueden ayudar en casa realizando pequeñas tareas, y éstas se pueden ir
aumentando a medida que se van haciendo mayores.
¿Cómo saber qué se le puede pedir a un niño de cierta edad? Siguiendo ésta breve guía nos podemos hacer
una pequeña idea:
- Niños de 2 a 3 años. A esta edad los niños pueden ayudar a:
Tirar los papeles y envases al cubo de reciclaje.
Poner los juguetes dentro de su cesto.
Poner los libros en la estantería que está a su altura.
Poner alguna camiseta en el armario.
Dar las agujas para tender la ropa.
Después de comer dar el plato sucio para llevarlo a la “pica”.
Lo más importante es que se sientan útiles ayudando a los padres.
- Niños de 4 a 6 años. A esta edad pueden hacer las tareas anteriores y nos pueden ayudar a:
Guardar en el cajón una parte de su ropa doblada: calcetines, braguitas, calzoncillos,...
Acabar de hacer la cama: poner el cojín, guardar el pijama,...
Poner la mesa: llevar su plato, vaso y cubiertos.
Servirse una parte del desayuno: el cacao, coger las galletas,...
Poner su ropa sucia al cubo de la ropa sucia.
Ordenar los juguetes, la cartera, el abrigo,...
Después de comer, llevar el plato sucio a la pica, el vaso y los cubiertos (una cosa y luego la otra).
Sacar el polvo de los lugares a los que llega.
A estas edades se les ha de enseñar a hacer estas tareas, por lo que es necesario tener paciencia. De lo que
se trata no es que lo hagan bien sino de que ayuden en las tareas de casa de manera divertida y amena para
conseguir que estas pequeñas tareas, progresivamente, se vayan convirtiendo en hábitos y rutinas. Para
conseguirlo es importante que el orden y la limpieza no sean un motivo de castigo ni de premio, sino como algo
que se ha de hacer para ser más felices y encontrar las cosas con más facilidad.
- Niños de 7 a 10 años. A estas edades pueden hacer las tareas anteriores y nos pueden ayudar a:
Recoger la habitación y hacer la cama con ayuda.
Bajar la basura acompañado.
Ir a comprar pequeñas cosas y guardarlo.
Colaborar en pequeñas reparaciones: dar las herramientas,...
Prepararse el desayuno: servirse la leche, poner y sacar la mesa,...
Rallar el tomate, mezclar,...
Poner la ropa en la lavadora, ayudar a tender la ropa, doblarla, guardarla,...
Dejar el baño limpio y ordenado después de su uso.
- Chicos de 11 a 13 años. Todas las tareas anteriores y además pueden ayudar a:
Tirar la basura.
Colaborar en pequeñas tareas del hogar: coser un botón, poner una bombilla,...
Ir a comprar cosas concretas y guardarlo.
Recoger la habitación, ordenarla y limpiarla.
Lavar los platos, ordenar la cocina,...
Responsabilizarse de algunas de las tareas del ciclo de la ropa.
Participar en los turnos de limpieza de la casa.
Cocinar o preparar algunas de las comidas diarias.
- Adolescentes de 14 a 18 años. Todas las tareas anteriores y además, pueden ayudar a:
Participar en las tareas de ayuda y protección cuando algún miembro de la familia, por alguna razón, lo
necesite.
Asumir plenamente tareas derivadas de la comida: poner y sacar la mesa, lavar los platos, bajar la basura,
recoger la cocina,...
Hacer trabajos de casa: coser, pintar,...
Encargarse de alguna de las compras de la semana.

Como podemos observar, las tareas se han de ir complicando a medida que el niño crece. Si conseguimos,
desde bien pequeños que realicen las tareas que pueden hacer por edad, de mayores las harán por rutina,
favoreciendo así un orden y una organización que no solo beneficiará en casa sino también en su vida personal,
académica y profesional.
Errores ortográficos y como trabajarlo desde casa

Lídia Fernandez

La ortografía es la parte de la gramática que estudia el uso correcto al escribir las letras, acentos, signos,... para
poder ser comprendidos e interpretados correctamente cuando se lean.
Cuando empezamos a escribir podemos realizar dos tipos de errores ortográficos llamados Ortografía Natural i
Ortografía Arbitraria.
La Ortografía Natural implica procesos naturales de reconocimiento de la palabra y de la conversión grafema-
fonema. Se realiza un error natural cuando al cambiar una letra de una palabra cambia también su significado.
Los errores más frecuentes de este tipo son:
- La sustitución de fonemas vocálicos o consonánticos por el punto de articulación.
Por ejemplo: f – z, p – d.
- Omisión de fonemas, sílabas o palabras.
- Adición de fonemas, sílabas o palabras (sobre todo para facilitar su pronuncia: palato – plato)
- Inversiones de grafemas en sílabas inversas y en compuestas, de sílabas en una palabra y de palabra.
COMO TRABAJARLO EN CASA
En el caso de que se inviertan sílabas o letras, quizá oralmente también se cometa ese error, por lo que es
importante que los adultos, de una manera indirecta corrijan aquella palabra: ¡mira papá, un semárofo! ¡Sí hijo,
el semáforo está en rojo! De tal modo que se da el modelo correcto de la palabra sin decir que lo ha dicho mal o
que se ha equivocado.
Se ha de tener en cuenta que hay errores que son evolutivos, es decir, a ciertas edades son normales que se
hagan. Para saber-lo, se puede comentar al maestro/a sobre la evolución de nuestro hijo.

La Ortografía Arbitraria implica el conocimiento y la correcta aplicación de las normas ortográficas. Normas que
se han de ir aprendiendo y que por tanto, no siguen una natural relación grafema—fonema.
Dentro de los errores arbitrarios, hay 3 tipos de errores:
- De carácter viso- espacial: sustitución de letras que se diferencian por la posición en el espacio (d, b, p, q);
sustitución por letras similares (m – n, a – e); confusión de palabras que admiten doble grafía (b – v); confusión
de palabras que admiten doble grafía en función de la vocal (g – j, z – c, c – qu); omisión de la h.
- Referidas a las normas ortográficas: tildes, signos de puntuación,…
- De carácter viso- auditivos: problemas para realizar la asociación grafema- fonema la cual se hace de manera
aleatoria.
- En relación al contenido: problemas para separar la secuencia gráfica. Unión y/o separación de palabras
(lacasa, com prar)
COMO TRABAJARLO EN CASA:
Puede colgarse en la habitación un listado con las normas ortográficas que se estén estudiando: CA – QUE –
QUI – CO – CU / GA – GUE – GUI – GO – GU … en un lugar donde siempre se puedan ver. Además, cada día
puede hacerse un dictado de 5 o 10 palabras, en función de la edad, donde aparezcan las letras estudiadas.
Además, también se puede ir haciendo un listado con las palabras que se suele escribir con errores para qué a
través de la memoria visual se vayan asimilando. A medida que se van aprendiendo, se pueden ir añadiendo
otras (no más de 10 palabras) e ir sacando las que ya sabe.
Cuando se junta o separa palabras, una posible manera de trabajarlo es a través del juego: dando una palmada
por cada palabra de una frase, haciendo una frase y cambiando algún elemento (la casa es grande – las casas
son grandes,…), escribiendo frases siguiendo un modelo,…
Disgrafía
Lídia Fernandez

La disgrafía es un trastorno de tipo funcional que afecta a la calidad de la escritura del sujeto, en lo que se
refiere al trazado o a la grafía.
La escritura tiene tres procesos básicos de simbolización: el primero hace referencia a la utilización de fonemas
como símbolos auditivos de carácter convencional. El segundo se relaciona con el uso de los signos gráficos
correspondientes a los fonemas y el tercer proceso es el que lleva a cabo el individuo cuando realiza el trazado
de los signos. Es en este tercer proceso donde el trastorno disgráfico está afectado. Por eso cabe destacar el
carácter motriz del escritor.
La ejecución motriz de la escritura debe asentarse en la maduración del sistema nervioso central y periférico y
en el desarrollo psicomotor general. La tonicidad y la coordinación de movimientos han de estar lo
suficientemente establecidas.
Para poder conseguir una correcta ejecución gráfica, autores como Vayer, sostienen que “el sujeto para escribir
correctamente debe poseer una serie de destrezas básicas: capacidades psicomotoras generales (capacidad
de inhibición, de control neuromuscular, independencia segmentaria, coordinación óculo-manual y organización
espacio-temporal); coordinación funcional de la mano (independencia mano-brazo de los dedos, coordinación
de la prensión y la presión); hábitos neuromotrices correctos y bien establecidos (visión y transcripción
izquierda- derecha, rotación habitual de la mano, mantenimiento correcto del lápiz)”.
Asimismo, Defontaine destaca “una serie de requerimientos implicados en la escritura como hecho motor:
integridad de los receptores sensoriales (sobretodo vista y oído), buena motricidad, esquema corporal y
lateralidad y un buen esquema espacial”.
Para alcanzar una ejecución caligráfica correcta, el niño debe ser capaz de encontrar su propio equilibrio
postural, la manera menos tensa y fatigada de coger el lápiz, orientarse en el espacio sobre el que hay que
escribir y asociar la imagen de la letra a los sonidos y a los gestos rítmicos correspondientes, por lo que su
diagnóstico no puede realizarse a edades muy tempranas.
La persona con disgrafía, suele presentar una serie de características que acompañan a su inexacto grafismo:
una postura gráfica incorrecta, un soporte inadecuado del instrumento escritor, deficiencias en la prensión y
presión y un ritmo escritor demasiado lento o excesivo.
A un nivel más específico, una persona con disgrafía suele presentar:
- Tamaño de las letras excesivamente grandes o pequeñas.
- Las formas de las letras suelen estar distorsionadas y simplificadas.
- Hay una inclinación tanto a nivel de línea como a nivel de letra.
- El espacio entre las letras y/o las palabras pueden estar demasiado separadas o demasiado juntas y parecer
así desligadas las unas con las otras.
- El tipo de trazo puede ser exagerado y grueso o tan suaves que son casi inapreciables.
Por todo, es interesante observar y trabajar para una buena realización de la pinza (coger garbanzos o
lentejas), realizar simetrías, copias de modelos, caligrafía (a través de la realización de laberintos, unión de
puntos para conseguir un dibujo, terminar un dibujo medio hecho o caligrafía talmente dicha,...), jugar con
construcciones, hacer el dibujo del cuerpo humano (juego tipo “Mr. Potato”, hacer un dibujo colocando las
partes del cuerpo que faltan, ...) y un sinfín de juegos y actividades que se pueden realizar para trabajar este
trastorno.

Fuente:
Rivas, R.Mª, Fernandez, P.: (1994). Dislexia, disortografia y disgrafia. Barcelona. Pirámide.

García- Vidal, J.; i González Manjón, D. (2003). Dificultades de parendizaje e intervención psicopedagògica. Lectura y escritura (vol. II).
Madrid. EOS.

Teberosky, A. (2001). Proposta constructivista per aprendre a llegir i a escriure. Barcelona: Vicens Vives.

Вам также может понравиться