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Índice

PREFACIO DEL EDITOR

INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1 - La ley de los ciclos

CAPÍTULO 2 - La psicología del ser

CAPÍTULO 3 - Tu reloj cósmico personal

CAPÍTULO 4 - La jerarquía

CAPÍTULO 5 - Dibuja tus ciclos y los de tu familia

CAPÍTULO 6 - El impulso de Alfa y el retorno de Omega

CAPÍTULO 7 - Las décadas de la vida

CAPÍTULO 8 - Residuo kármico

CAPÍTULO 9 - Responsabilidad cósmica

CAPÍTULO 10 - La psicología de la integridad

CAPÍTULO 11 - Dividir el camino

CAPÍTULO 12 - Ser oportuno es fundamental

CONCLUSIÓN - Predecir tu futuro


MANTRAS Y MEDITACIONES

NOTAS
OTROS TÍTULOS
A los niños de la Madre
Predice tu futuro

¿Alguna vez has tenido un día en el que todo parecía salirte


mal?
Para empezar, te golpeaste la cabeza con la mesita de noche
al intentar apagar el despertador. Luego, se te quemó una tostada
y toda la casa se llenó de humo. Más tarde, cortaron el paso en
la carretera por un accidente y llegaste tarde al trabajo. Tu jefe se
enojó contigo por algo que ni siquiera hiciste. Y, para colmo, a la
hora del almuerzo la camarera derramó la salsa de los espaguetis
por encima de tu camisa.
A cualquiera le ha ocurrido. Con toda probabilidad, se
trataba de una prueba.
¿Una prueba?
A todos se nos somete a pruebas. En cada coordenada de
tiempo y espacio nos topamos con arcos de luz y de oscuridad
que configuran intersecciones, así como con los efectos causados
por las acciones que pusimos en movimiento mucho tiempo atrás
—o el día antes. La interacción de dichas fuerzas trae como
resultado las pruebas y los desafíos de la vida. Y todo ello se
delinea conforme a las leyes que rigen los ciclos, es decir, la
ciencia que conocemos como el reloj cósmico.
Cada uno de nosotros ha atravesado pruebas como la
mencionada y muy posiblemente algunas no las hayamos
superado. Tal vez se tratase de una prueba de control, para
averiguar si podías con todo, cuando en apariencia todo el
mundo conspiraba para enfurecerte. Muchas son tan terrenales
como ésta. Otras, en cambio, puede que sean más complejas. En
ocasiones, los intereses en juego tal vez sean considerablemente
superiores.
Pero ¿qué pasaría si antes de que llegasen supieras que esas
pruebas se avecinan? Si pudieras prepararte para afrontarlas...
¿actuarías mejor? ¿En qué medida?
¿Qué ocurriría si pudieras predecir tu futuro?
No te hace falta una bola de cristal. No va de magia o
misterio. Con el conocimiento de la ciencia del reloj cósmico, la
sabiduría de la Madre, puedes aprender a prever las pruebas de
la vida y ser el maestro o la maestra de tu destino, de tus ciclos.
Prefacio del editor

Desde siempre me ha fascinado el cambio de estación. Me


llena de alegría observar cada año cómo los cálidos colores del
otoño se desvanecen para dejar paso al blanco paisaje invernal,
y más tarde, al verdor creciente de la primavera. Posteriormente,
a los apacibles días de verano. Me agrada también contemplar
los ciclos de la Tierra, porque con el cambio de estación viene el
de los ciclos internos, y los ciclos de los cielos forjan
acontecimientos en el mundo y en el microcosmos de nuestra vida.
Abrigo con fervor la esperanza de que este libro te conduzca
a una nueva comprensión de los ciclos del mundo y de los de tu
propia vida. Espero que la aplicación de estos preceptos te
proporcione una mayor confianza y una sensación de maestría a
la hora de afrontar los desafíos de la vida.
Las enseñanzas que descansan en tus manos fueron
transmitidas a Elizabeth Clare Prophet desde hace unos treinta y
cinco años en adelante. Rememoro a la perfección la imagen de
la Sra. Prophet arrodillada en su torre de oración, agradecida
ante una estatua dorada de tamaño natural de la Madre María,
alabando y dando las gracias a la bendita Madre por el precioso
regalo de esta enseñanza. Se sentía profundamente humilde y
gozosa de que la Madre María la hubiese elegido para traer en
su totalidad esta nueva interpretación trascendental al mundo.
Recuerdo bien la conferencia que pronunció en 1970 cuando
empezó a compartir estas nuevas revelaciones con los estudiantes
de los maestros ascendidos. En los siguientes treinta años siguió
instruyendo sobre la ciencia del reloj cósmico, añadiendo piezas
al rompecabezas a medida que la Madre María se las iba
revelando. Me consta que sentía esta materia como algo muy
especial en su corazón, pues sabía por experiencia propia la
tremenda influencia que estas enseñanzas ejercieron en su vida,
de modo que las quería compartir con todo el mundo.
La idea inicial era incorporar el material sobre el reloj cósmico
a dos de los treinta y tres capítulos de la serie Escala la montaña
más alta, escrita por Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, la
cual marca un hito y arroja, por cierto, abundante luz sobre la
ciencia del Espíritu. Las enseñanzas básicas sobre el reloj que
recibimos a principios de la década de 1970 iban a integrarse en
el capítulo 21, «La Ley de los ciclos», y en el 30, «Integridad».
No obstante, toda vez que la Madre María siguió revelando
nuevos conocimientos sobre esta ciencia en los años posteriores al
esbozo de la serie, el material se amplió en gran manera
rápidamente. Por tanto, lo que en un principio estaba destinado a
ser una breve explicación, evolucionó hasta convertirse en una
completa introducción a las enseñanzas sobre el reloj cósmico y
muchas de sus aplicaciones, mereciendo hoy día un libro aparte
en la serie.
La información reunida en este volumen se ha compilado
partiendo de un gran número de conferencias que la Sra. Prophet
pronunció acerca del reloj cósmico, de donde se han extraído las
mejores y más completas explicaciones de cada punto. Asimismo
hemos incluido numerosas imágenes y cuadros gráficos que
ilustran sobre esta profunda ciencia, muchos de los cuales se
basan en los que empleó ella en dichas conferencias sobre este
tema. Algunos de los originales los dibujó a mano mientras los
iba viendo en los planos internos durante sus meditaciones.
Las enseñanzas de la Madre Divina que versan sobre el
trazado de los ciclos del reloj cósmico destacan por hallarse entre
las más liberadoras que jamás habrás leído. Por cuanto vas a
aprender a entender tu pasado y a prever tu futuro, alzo mi más
sincera súplica a fin de que asumas estas enseñanzas y te valgas
de ellas para tu propia libertad y tu ascensión en la luz.
Introducción

El primer impulso del reloj cósmico que recibí fue a una edad
muy temprana. De niña, a medida que transcurría el año, me veía
caminando por un círculo, de manera que día tras día iba
recorriendo todo el año. Recordaba fechas y experiencias según
dónde me hubiera encontrado en ese círculo gigante por donde
andaba mi alma.
Tras convertirme en mensajera para la Hermandad, la Madre
María se acercó a mí y me mostró la ciencia del reloj cósmico
para trazar los ciclos de nuestra propia autodisciplina. No se
trata de astrología tradicional. Es una astrología oculta del núcleo
de fuego blanco por medio de la cual podemos dibujar los ciclos
de nuestro karma, esto es, secuencias relativas a la causa y
efecto, de la energía en movimiento.
No se puede definir el karma simplemente como «quien
siembra, recoge». Es más que eso. Es el flujo total de energía
circulando por todo el cosmos sobre el patrón de la figura del
ocho. Es la ley indómita de Dios que funciona y se exterioriza a sí
misma. Ha sido puesta en movimiento y sigue estando en
movimiento. Todo lo que somos es karma. Todo lo que somos es
el resultado de todo lo que hemos sido. Caer en la cuenta de ello
equivale prácticamente a sentirse, de pronto, prisionero de causas
inadvertidas. De ahí la tendencia a rebelarse cada cual contra su
propio karma. Sin embargo, el karma de cada cual se identifica
con uno mismo.
Hay quien sostiene que no podemos cambiar el pasado, y que
sólo podemos cambiar el futuro. Pero Saint Germain, el maestro
de la era de Acuario, nos ha mostrado que sí podemos cambiar el
pasado. Hay un modo de liberarse de causas pasadas y efectos
actuales. Existe la ciencia de la Palabra hablada, la cual nos
permite surcar la cresta de la ola del karma sin ser vencidos.
Surcar la cresta hacia la victoria —incluso de un karma difícil
— es una sensación estimulante de vida que se convierte en vida.
Puedes sentir la presión ascendente de conflictos del pasado
accediendo de forma cíclica a tu vida, si bien no necesitas que te
inunden.
Tú puedes ser el maestro de tu destino, de tus ciclos. Para
conseguirlo, necesitas la ciencia del reloj cósmico, que es la
sabiduría de la Madre.
Al igual que nuestro karma, esta ciencia nos permite trazar los
ciclos de nuestro darma, el cual es el deber que nos atañe de ser
nosotros mismos, nuestro Yo real. Es el deber de llevar a término
la razón de ser de cada cual. Y ésta es un núcleo de fuego, un
arquetipo interno, un reloj cósmico en sí que marca nuestro
destino divino, nuestro ígneo destino.
Parafraseando a Bruto en Julio César: «Hay una marea en los
asuntos de los hombres que, tomada en su cresta, conduce a la
victoria»1. Todos hemos sentido alguna vez en la vida que
estamos en ese punto. Hemos tomado la ola en el momento
exacto. Tenemos el control.
También hemos tenido la sensación de dejar pasar la ola.
Apenas hemos trazado la ola de nuestro reloj cósmico interno, y
nos pasa por delante. Surcar los ciclos de un cosmos es el desafío
del sendero de iniciación, es un desafío de automaestría, y nos
conduce a la libertad del alma.
Lo asombroso del karma, de la ley cósmica y de la energía es
que cuanto más logro tengamos, más descubriremos que nos
hallamos sometidos a una fórmula matemática tan vasta que rige
cada faceta de nuestra vida, ya estemos dormidos o despiertos.
A primera vista esta fórmula parece limitadora. Pero al mirar
por segunda vez, recabamos en que es la oportunidad del alma
para alzar el vuelo fuera del tiempo y el espacio y para erigirnos
en el Ser Infinito.
El desafío de la iniciación, o surcar la cresta, es engranar
nuestra conciencia en las matemáticas de un cosmos. Ello exige
gracia en el arte de escuchar, hacerlo con el oído interno para
percibir las órdenes de la conciencia: una conciencia no
programada por la sociedad sino que surge de dentro del alma,
de sus orígenes divinos.
Escuchar la orden, responder con diligencia y con la prontitud
de las alas de un águila, obedecer al reloj interno: descubrimos
que nos encontramos en el lugar correcto en el tiempo y el
espacio.
La exactitud del flujo de espirales de energía en el cosmos es
prodigiosa. Pero la maravilla de las maravillas consiste en percibir
cómo trabaja este reloj cósmico conjuntamente con la utilización
científica y sistemática de la energía del Espíritu Santo a fin de
transmutar las energías mal calificadas de tu conciencia, a fin de
saldar karma y de acelerar el día de tu victoria.
Todos estamos recorriendo un sendero de iniciación, todos
tenemos una alternativa. O bien podemos proseguir con una
rutina de fallar nuestras pruebas —quizá irritándonos o
enojándonos por las circunstancias de la vida— o podemos
resolvernos a pasar estas pruebas y avanzar en nuestro desarrollo
espiritual. Podemos salir de esa rutina y empezar a escalar la
montaña.
Esos exámenes en la escuela de la vida se han sucedido
durante miles de años. En la Biblia leemos que Job preguntó al
Señor: «¿Qué es el hombre para que lo engrandezcas, para que
pongas en él tu corazón y lo visites todas las mañanas, y a cada
momento lo pruebes?»2. ¿Qué clase de pruebas podrían recaer
en nosotros a cada momento? Son las del día a día.
Cada prueba que superamos nos da derecho a portar una
mayor concentración de fuego sagrado en nuestro chakra del
corazón y en todos los chakras. Así pues, la iniciación es
acumulativa. Lo que adquirimos en una línea debe llevarse a la
siguiente, erigiéndose con ello en la base de la maestría en esa
línea. A la par, lo que no superemos en una línea no puede servir
de cimiento en la siguiente. De ahí que debamos prepararnos.
A medida que la rueda del reloj cósmico vaya girando día
tras día y experimentes los ciclos de tus pruebas e iniciaciones en
la vida, no suspires por el peso de las líneas de tu destino, antes
bien, dales la bienvenida con el regocijo de la llama. Y recuerda
que Dios, deseoso de ver a la humanidad superando esas
pruebas, nos ha ofrecido la ciencia de la Madre Divina
denominada el reloj cósmico.
He aquí la enseñanza
de las estrellas para la era dorada.
Tiene que ser una enseñanza oculta
de los maestros ascendidos.
No puede ser una enseñanza
basada en lo que vemos
tan sólo con nuestros ojos
en los cielos:
porque el universo está en una curva,
y no vemos con claridad,
y tampoco todas las manifestaciones
de la jerarquía se muestran en lo físico.
Todo el Huevo cósmico
en el que vivimos
no es más que una serie de espirales
contenidas en otras espirales.
Son las ruedas que Ezequiel vio:
ruedas metidas en otras ruedas.
Empieza a pensar en los átomos
inmersos en tu ser,
que componen moléculas, células,
órganos y sistemas dentro de sistemas.
Luego observa la materia
que te rodea,
y los árboles
y toda la organización del cosmos:
es un conjunto formado por
miles y miles de millones
de infinitas espirales.
Mas todas poseerán
idéntico patrón básico de luz
que desciende del Espíritu
a la Materia.
Capítulo 1
La ley de los ciclos

Mientras la tierra permanezca,


no cesarán la sementera y la siega,
el frío y el calor, el verano y el invierno,
el día y la noche.
GÉNESIS

Una de las mayores fuentes de consuelo que he recibido en


esta vida ha sido la comprensión de la fórmula matemática de la
ley de los ciclos, por medio de la cual el Espíritu se torna Materia
a través de los ciclos y viceversa.
Abordamos la ley de los ciclos con reverencia para con el
Creador, cuya autoexpresión viene contenida en ella. Todas las
pruebas de la exteriorización de dicha ley en el hombre, la tierra,
los elementos y las estrellas no son sino las trazas de Su ser, las
huellas en la arena, el rastro en las altas nieves. Allí donde
veamos Sus señales a modo de ciclos del infinito dando vueltas
hasta devenir en espirales finitas de tiempo y espacio, Él ha
estado; allí se encuentra Su enorme y maravillosa Presencia, justo
tras las veladas espirales de Su creación.
Intentando penetrar la ley de los ciclos hallamos secretos
sublimes y omniabarcantes: la existencia del hombre microcosmos
en el hombre Macrocosmos. Los adeptos de las escuelas de
misterios los han custodiado celosamente durante miles de años,
dado que la comprensión de estas leyes provee una plataforma
previsible de evolución, así como el poder para iniciar nuestros
propios ciclos.
¿Dónde vamos a iniciar nuestra excursión por el vasto océano
de la creación de Dios? El prodigio envuelto en todo ello es que
no importa dónde empecemos: siguiendo cualquier ciclo de la
vida hasta su origen, allí estaremos cara a cara con Dios. Porque
Él es quien origina todos los ciclos. Él es la fuerza motriz que da
vueltas en el pivote de todo cuerpo.

Definición de ciclo

Un ciclo es un espacio de tiempo durante el cual se completa


una secuencia periódica formada por una sucesión de
acontecimientos o fenómenos. También se define como «una
secuencia periódica de acontecimientos que se suceden en tal
orden que el último de una secuencia precede inmediatamente a
la reaparición del primero en una nueva serie».
Coloca la mano sobre el corazón y siente los ciclos del latido
de tu corazón, el latido de tu vida física que sostiene los vehículos
de la evolución de tu alma en la Materia. Levanta la vista y fíjala
en una bombilla. Alumbra porque la electricidad vibra en un ciclo
de sesenta veces por segundo a través de su filamento. Escucha
una pieza musical y presta atención a la vibración cíclica de las
cuerdas del violín resonando a través del tímpano y produciendo
con ello el sonido.
Cabe interpretar todo el cosmos como una sucesión de ciclos.
La urdimbre y la trama de la creación se manifiestan en corrientes
de sonido espiritual que vibran conforme a la ley cíclica. Los
mismísimos átomos y electrones de este mundo de la forma se
someten a la alternancia cíclica del Espíritu en la Materia, de la
Materia en el Espíritu, totalmente envueltos en el elemento del que
surge toda vida.

El imán cósmico

Para entender uno de los principios básicos de la ley de los


ciclos debemos ahondar en los más profundos misterios de nuestro
universo de Espíritu-Materia. En él establecemos contacto con lo
más sencillo y lo más grandioso de todos los ciclos: la pulsación
dual que constituye el latido del cosmos. Allí encontramos el
elemento único, por siempre en equilibrio, por siempre vibrando
en los ciclos rítmicos que resuenan en el núcleo interno de cada
átomo.
La filosofía religiosa relativa al yin/yang del taoísmo está
edificada en su totalidad sobre la existencia e importancia de la
alternancia cíclica en una jerarquía infinita de fuerzas opuestas o
complementarias. Es el grandioso ciclo de Alfa a Omega. Lo
oímos cantando la canción del átomo dentro de nuestro propio
cosmos. Es la inspiración y espiración de la Divinidad. Este ciclo
primario constituye la relación más simple entre dos fuerzas, así
como la acción más abarcante. Si claramente aprovechamos el
flujo cíclico y la unidad entre Espíritu/Materia o Padre/Madre,
principios del movimiento, es como si obtuviéramos una tarjeta de
miembro de una biblioteca pero para el almacén de conocimiento
universal de Dios. Esta polaridad divina existe en todo el cosmos:
desde la pulsación equilibrada del Gran Sol Central hasta el
equilibrio sistémico del átomo de hidrógeno.
Aprendemos de la ciencia del sonido y de los archivos de la
Hermandad que todo el cosmos manifestado es la interacción
entre vibraciones: una vasta red de ondas electromagnéticas que
oscilan a un diferente número de ciclos por segundo. Y ¿qué es
una vibración sino un movimiento cíclico relacionado con un
marco de orientación en términos de tiempo y espacio? La cadena
de ciclos es infinita: desde un ciclo en miles de millones de años a
miles de millones de ciclos cada segundo.

La ley de la trascendencia

Al reflexionar sobre la inmensa odisea del Ser de Dios a


través de eternos ciclos de comienzos y finales, cabe hacerse la
fatídica pregunta: ¿Por qué? ¿Cuál es el objetivo de todo ello si el
universo es tan sólo un ciclo infinito de idas y venidas del hombre
flotando en una partícula de polvo en el espacio y soltando las
amarras en un océano sin límites? ¿Cuál es la esencia de la
Divinidad existente, como así es, en ciclos interminables dentro
del espacio infinito?
La respuesta, según se nos dice, es que la ley de los ciclos
aplica la ley de la trascendencia. Dios es un ser trascendente, y
con cada nueva inspiración evoluciona a un mayor estado de
perfección y belleza cósmicas.
Los ciclos no son realmente círculos u ondulaciones sinusoides,
sino espirales, espirales de expansión infinita conforme a la
geometría de la proporción áurea o razón dorada (1:1,618...).
Cada ciclo de evolución absorbe más de Dios. Cada vuelta nos
manda a esferas más amplias del cuerpo del cosmos divino.
En la medida en que los ciclos del cosmos van ascendiendo
en espiral penetrando en cada vez mayores dimensiones, el
hombre se vuelve capaz de trascender por siempre los velos de la
Materia que configuran las aulas para la evolución de su alma.

El círculo de la vida

El enigma de la eternidad y la evolución se halla inmerso en el


símbolo del círculo, el cual es la representación bidimensional de
la espiral que empieza en la base cuadrada de la pirámide y
sube a la cima de la comprensión en la culminación de la vida.
En el centro de esa culminación, la ley de la trascendencia opera
por medio del ojo de Dios. Porque cuando la espiral pasa por el
Ojo omnividente, trasciende las dimensiones de la forma y pasa
de la Materia al Espíritu.
Así se cumple la ley de los ciclos que comienza en el corazón
de Dios y culmina en cada creación perfecta. El Logos eterno es el
punto en el centro del círculo, el principio y el final de los ciclos
que se componen de círculos, capa tras capa. La energía que
parte del Espíritu en forma de espiral desciende a la Materia a fin
de fundirse allí en torno a la llama y luego —en un abrir y cerrar
de ojos— retornar al Espíritu sobre las espirales descendentes y
ascendentes de la conciencia de Dios.
Los cuerpos celestiales están experimentando la evolución
cíclica dentro de la mayor espiral infinita del Ser de Dios en
Espíritu; pasando por la manifestación material y regresando al
Espíritu. En el Macrocosmos, así como en el microcosmos,
espirales que giran en círculo dan paso al flujo de energía dentro
y fuera de la forma.
El patrón del retorno cíclico se produce por todo el universo
una y otra vez con infinita precisión, atravesando reinos de
eternidad, expandiéndose conforme a la proporción áurea.

El hombre cocreador

El círculo representa una sección transversal de una espiral


que carece de principio y de fin, pero se muestra finita en cuanto
pasa por el universo físico en forma de planetas, estrellas,
galaxias... y del hombre en sí. Pese a que el propio círculo no
tiene principio ni fin, en cualquier punto de la circunferencia del
círculo la mano de Dios puede dibujar una línea intersectada,
creando con ello un principio y un fin. Así es como se inician
ciclos y nacen mundos.
Lanza una piedra a un estanque tranquilo y observa cómo los
patrones cíclicos ondulantes se reproducen y fluyen a un ritmo
suave. Lanza una piedra a un estanque agitado, y verás un
complejo intercambio de patrones ondulantes, pero el ciclo
iniciado con la piedra sigue ejerciendo influencia en el agua. Lo
mismo ocurre con la mano de Dios y con Sus emisarios. El
universo entero es la interacción de vibraciones cíclicas, iniciadas
en alguna parte, de alguna forma, por alguien.
Ese alguien podrías ser tú. En cuanto ascendemos por la
escalera de la evolución, se nos confía el poder divino y la
autoridad de iniciar ciclos que pueden durar por siempre. ¿Quién
osa decir que el ardor de tu amor presente no va a existir por
siempre en la continuidad del Ser de Dios?
En el interior de la forma del círculo, se resuelve el misterio del
principio y el fin de Dios. Él mismo es el círculo que carece de
principio y de fin de ciclos. Mientras el hombre no se una a Dios
no será sino un punto en la circunferencia, enredado en el flujo
del Infinito y completando ciclos de la vida, ciclos de los que tal
vez ni siquiera sea consciente. Pero una vez que el hombre ha
atravesado los ciclos del proceso iniciático —las espirales del
destino que revelan el patrón completo de su identidad— se gana
el derecho a identificarse con el punto en el centro del gran
círculo de la vida.
El retorno a Dios

El ciclo del latido del cosmos emana energía de la vida a


todas las criaturas, mayores y menores. A través de él podemos
establecer contacto con una sensación de consuelo perpetuo
durante las pruebas y tribulaciones de nuestra vida. La ley de los
ciclos es, pues, la instrumentación de la propia llama del
Consolador. Es una ropa envolvente que rodea a la Tierra. Las
corrientes de la superficie de la Tierra, las emanaciones de su
centro solar, la ley de los ciclos, la llama del consuelo, el
murmullo apenas perceptible a nuestro oído, nos transfieren este
consuelo de la ley cíclica de la entonación de la Palabra divina.
La vida es progresiva y la ley de los ciclos nos asegura que la
vida proseguirá. El corazón de Dios latirá. La rueda del retorno
cíclico girará sobre los radios de nuestras propias creaciones
kármicas.
Así pues, por la ley de los ciclos emprendemos nuestro camino
en espiral de nuevo hacia el nexo del ser, siendo dicho nexo la
Palabra, siendo la ley de los ciclos la emanación del Verbo: el
Logos eterno. «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con
Dios, y el Verbo era Dios.» Y sin este Verbo «nada de lo que ha
sido hecho, fue hecho».1
En cuanto nos identificamos con el punto en el centro del
círculo de Dios, se nos otorga el poder para estampar en las
energías cíclicas de Dios el patrón de nuestra idea o deseo
orientados hacia Él. Ése es el modo de retornar a Dios siendo un
átomo permanente en su Ser: por medio de ese Verbo que ha
encarnado en los avatares con la ley cíclica de la manifestación.
Los grandes manúes, los legisladores de las eras y de las razas de
éstas, sostuvieron el ciclo del Verbo por medio del cual toda
semilla surgida del gran Árbol de la Vida pudiera retornar a
través del Verbo a modo de ley de los ciclos.
La alegría preside esta ley de los ciclos. Y la alegría de este
matrimonio entre ciencia y religión eres tú en el nexo del infinito,
tú convergiendo con ese Verbo vivo.
Dios no tiene principio ni fin porque Su Ser absorbe el
universo de los ciclos y todo lo que antecede, y los sigue en las
dimensiones formadas y no formadas del Espíritu. Por otro lado, el
hombre, en un breve ínterin, aparenta tener un principio y un fin
debido a que se identifica con una parte de la espiral que se
inicia en el Espíritu, evoluciona a través de la Materia y regresa al
Espíritu. Cuando se contemplen los principios y finales del hombre
como parte de los ciclos interminables de la autoconciencia de
Dios, aquél se percatará de que aunque las espirales de su propia
vida viajan siguiendo un modelo lineal por las esferas limitadas
de la manifestación externa, no existe, en realidad, fin en la
involución y evolución de su conciencia.
Cuando el hombre retorna a Dios, alineando las energías que
ha reunido en espirales con la Gran Espiral que es el Ser de Dios,
tanto Él como el hombre trascienden su anterior estado, y la ley
de los ciclos aplica la ley de la trascendencia. Dios se trasciende
a Sí mismo, ya que Dios está en el hombre y éste, en Dios. Por
medio de la fusión de ciclos, el hombre deviene en más de Dios y
Éste, en más en el hombre; por tanto, continuamente nacen
nuevas creaciones en forma de espirales que expanden el círculo
del Ser Infinito.
Capítulo 2

La psicología del ser

Hombre, ¡conócete!
TEMPLO DE APOLO, DELFOS

Al contemplar el amor de la jerarquía y del maestro por el


chela, por el discípulo, y sentir ese amor que induce al maestro a
afirmar: «No puedo dejarte, no voy a dejarte», descubrimos que
proviene del Dios Padre/Madre. Cuando Jesús se despidió de sus
discípulos dijo: «No os dejaré huérfanos. Mas el Consolador [...]
os enseñará todas las cosas»1. El Consolador, el Espíritu Santo,
nos brinda esa enseñanza por medio de la cual no se nos deja
solos a la deriva en nuestro propio mar de impureza, nuestro
subconsciente, nuestro propio karma. No se nos deja solos, pues
el instructor nos ha dejado la enseñanza.
Uno de los mayores ejemplos del amor de la jerarquía que he
encontrado es la enseñanza sobre el reloj cósmico. Éste es el
Consolador. Es la mediación del Espíritu Santo que permanece
con nosotros una vez que el maestro ha ascendido, mientras los
ángeles ascienden y descienden por la escalera de la vida.
Los ciclos que se despliegan en este reloj son ciclos de amor:
el amor que propicia el ascenso, el amor por medio del cual el
fuego consumidor de todos los que nos han precedido transmuta
esos elementos indeseables, no permisibles en el círculo santo del
OM.

Robert Frost escribió un poema muy entrañable a mi parecer,


que expresa los ciclos y el núcleo flamígero, así como el peso del
karma con el que cargamos.
Cruzando bosques
una noche nevada

De quién son estos bosques creo saber.


Su casa, sin embargo, en el pueblo yace;
no me verá al detenerme en estos parajes
y contemplar sus bosques cubiertos de nieve.
Mi caballo, ¡qué raro!, debe pensar,
parar sin una granja al lado,
entre bosques y un lago helado
la noche más oscura del año.
Sacude los cascabeles de los arneses
por si de un error se tratase.
El único otro sonido,
un viento suave y los copos al caer.
Los bosques son bellos, oscuros y profundos.
Mas yo tengo promesas que mantener
y millas por recorrer antes de dormir,
y millas por recorrer antes de dormir.

La noche nevada representa el ígneo núcleo del Ser, la fuente


divina de la cual desciende el alma, recorriendo en ciclos el reloj
cósmico, su destino cósmico. Y aquí nos hallamos, en un punto
determinado de ese destino. Nos encontramos en un punto del
reloj; y no podemos quedarnos en nuestro recipiente, pues
tenemos millas por recorrer, promesas que mantener. Tenemos
ciclos por desplegar, compromisos que cumplir con los Señores de
la Llama, con jerarquías, con la humanidad. Y antes de poner a
descansar este cuerpo mortal y marcharnos arrastrando esta
espiral mortal, debemos cumplir esas promesas; y nos quedan
muchas millas por recorrer.
La ley del karma

La ley del karma, de la perfecta compensación, se halla


íntimamente relacionada con la ley de los ciclos. Sabemos con
absoluta certeza que si emitimos odio o vibraciones negativas,
tarde o temprano el ciclo nos las devolverá, y tendremos que
dedicar energía a recalificar nuestra oscura creación.
También podemos saber que el impulso que generamos hacia
Dios, hacia el bien, hacia el servicio a la voluntad de nuestros
semejantes, con infinita precisión, nos vuelve asimismo en ciclos e
incrementa nuestra acumulación de luz y nuestro retorno a la
integridad. Esto es la ley del karma. Es la matemáticamente
previsible ley de los ciclos. Es la manifestación más simple y a la
vez profunda de la justicia.
En cuanto nos ajustamos de buena gana al ciclo de
involución, evolución y ascensión, sabemos que al final de esta
ronda veremos en efecto el rostro de Dios.
¿Te imaginas cómo sería si la ley de los ciclos no existiera, si
no tuviéramos forma de saber adónde dirigir nuestros esfuerzos
para volver a un estado de integridad?

Sé tu propio psicólogo

Después de estudiar el reloj cósmico en su totalidad, serás


capaz de ser tu propio psicólogo, de analizarte y ver cuáles son
tus debilidades, dónde tropiezas constantemente, dónde te surgen
problemas de continuo. La gráfica de tus ciclos los analizará por
ti y te ayudará a saber cómo reconocer un punto débil en
particular, cómo ser objetivo con ello, cómo superarlo, cómo
ponerlo en la llama.
Debes recordar en todo momento que eres el Cristo en el
centro de ese círculo. Y el círculo de ese reloj es el de tu
conciencia, ya sea que estés manifestando la divinidad de la
conciencia de Dios en las líneas de ese reloj, o que vayas a
manifestar una perversión de esas líneas en la conciencia
humana. Verás muy claramente qué caso concurre. Así que,
cuando observes una manifestación negativa, estando en el centro
del círculo, di: «No quiero ser esa manifestación. Exijo que sea
consumida y que el concepto correcto la reemplace».

El sendero de la cristeidad individual

Puesto que todo el cosmos se ha erigido sobre el mismo plan,


tú tienes la misma autoridad que Dios. Él está en el Sol Central y
dirige a las jerarquías solares, las cuales expanden la percepción
que tiene de Sus cualidades. Tú eres cocreador con Dios y estás
en el centro de tu propio círculo; de ti depende cada minuto del
día lo que vayas a manifestar en la periferia del ser. Cuando
dicha periferia se torna perfecta, empiezas a pasar las
iniciaciones de la cristeidad, luego del Buda, y finalmente la
ascensión. Poco después, te descubrirás manifestando tu propio
cosmos con jerarquías que emanarán de tu sol central. Ésta es la
amplia oportunidad en pro de la evolución con que cuentas si
practicas de forma diligente la ciencia del reloj cósmico.
Para obtener maestría individual y la comprensión de la
cristeidad personal, precisas ejercer potestad sobre la Tierra y
sobre los cielos. Éstos son la octava etérica, y ambos, Tierra y
cielos forman conjuntamente los planos etérico, mental, astral y
físico en los que habitamos. Ejercer potestad significa adquirir
maestría sobre lo que denominamos nuestra astrología.
Comoquiera que las fuerzas de la astrología son de alguna
forma tan poderosas y dominantes, y que tanta gente en este
planeta es, hora tras hora y día tras día, instrumento de su
astrología personal, tenemos que establecer una pauta de
confrontación o correlación. Debemos definir la relación de
nuestro yo con respecto a nuestra fuente divina, nuestra Presencia
YO SOY, y de nuestro yo para con el gran centro de Dios, el Gran
Sol Central en el corazón del cosmos.

La gráfica de tu Yo Divino

La gráfica de tu Yo Divino es un retrato de ti y del Dios que


mora en ti. Te muestra esquemáticamente a ti y tu potencial de
convertirte en lo que en realidad eres. Ilustra sobre tu anatomía
espiritual.
La figura superior es tu Presencia «YO SOY», es decir, la
Presencia de Dios que ha sido individualizada en cada uno de
nosotros. Para expresarlo de otro modo, es tu «YO SOY EL QUE YO
SOY» personalizado. Siete esferas concéntricas de energía
espiritual que rodean a la Presencia YO SOY configuran lo que se
conoce como «el cuerpo causal». Las esferas de energía
palpitante contienen el registro de las buenas obras que realizaste
desde tu primera encarnación en la Tierra. Son algo así como tu
cuenta bancaria cósmica.
La figura central de la gráfica representa el «Santo Ser
Crístico», que se denomina también el Yo Superior. Puedes
considerarlo tu principal ángel de la guarda y tu amigo más
íntimo, tu instructor interno y la voz de la conciencia. Así como la
Presencia YO SOY es la presencia de Dios individualizada para
cada uno de nosotros, el Santo Ser Crístico es la presencia del
Cristo Universal individualizada para cada uno de nosotros. «El
Cristo» constituye en realidad un título que se da a quienes han
obtenido la unidad con el Yo Superior o Yo Crístico. Por eso a
Jesús se le llamaba «Jesús, el Cristo».
Lo que la gráfica muestra es que cada uno de nosotros tiene
un Yo Superior, es decir, un «Cristo interior», y que cada uno de
nosotros está destinado a convertirse en uno con el Yo Superior,
ya sea que le llamemos el Cristo, el Buda, el Tao o el Atmán. Este
«Cristo interior» es lo que los místicos cristianos en ocasiones han
denominado «el hombre interno del corazón», y lo que los
Upanishad misteriosamente describen como un ser «del tamaño
de un pulgar» que «mora en lo profundo del corazón».
LA GRÁFICA DE TU YO DIVINO

Todos pasamos por momentos en los que sentimos esa


conexión con nuestro Yo Superior, y nos volvemos creativos,
amorosos, alegres. Pero también hay otros momentos en los que
no nos sentimos sincronizados con nuestro Yo Superior, y nos
enojamos, nos deprimimos, nos sentimos perdidos. En el sendero
espiritual, de lo que se trata es de aprender a mantener la
conexión con la parte superior de nosotros de modo que podamos
efectuar nuestra mayor contribución a la humanidad.
El rayo de luz blanca que desciende desde la Presencia YO
SOY, por el Santo Ser Crístico, hasta la figura inferior de la
gráfica, es el cordón cristalino (a veces se le llama el cordón de
plata). Es el «cordón umbilical», la cuerda de salvamento que te
ata al Espíritu.
El cordón cristalino nutre asimismo esa llama de Dios, radiante
y especial, que se halla oculta en la cámara secreta del corazón.
Recibe el nombre de «llama trina», o chispa divina, porque es
literalmente una chispa de fuego sagrado que Dios ha transmitido
de Su corazón al tuyo. La llama es «trina» puesto que engendra
los atributos principales del Espíritu: poder, sabiduría y amor.

LA LLAMA TRINA MANIFIESTA LOS ATRIBUTOS PRIMARIOS DEL ESPÍRITU: PODER, LA LLAMA AZUL;

SABIDURÍA, LA AMARILLA; Y AMOR, LA LLAMA ROSA

Los místicos de las religiones del mundo han establecido


contacto con la chispa divina, y la han descrito como la semilla
de la divinidad interna. Los budistas, por ejemplo, se refieren al
«germen de la budeidad», que existe en todo ser vivo. En la
tradición hindú, el Upanishad Katha habla de «la luz del Espíritu»,
que se esconde en «el alto lugar secreto del corazón» de todos los
seres. Del mismo modo, en el siglo XIV, el teólogo y místico
cristiano Meister Eckhart instruía sobre la chispa divina cuando
afirmaba «la semilla de Dios está dentro de nosotros».2
Al recitar oraciones o mantras, meditamos en la llama que
hay en la cámara secreta de nuestro corazón. Esta cámara
secreta es tu propia habitación privada para meditar, tu castillo
interior, como lo denominó Teresa de Jesús. En la tradición hindú,
el devoto visualiza una isla de piedras preciosas en su corazón.
Ahí, se ve ante un precioso altar desde el cual, en profunda
meditación, venera a su maestro.
Jesús habló sobre el hecho de entrar en la cámara secreta del
corazón cuando dijo: «mas tú, cuando ores, entra en tu aposento,
y cerrada la puerta, ora a tu padre que está en secreto; y tu
padre que ve en lo secreto te recompensará en público».3
La figura inferior de la gráfica de tu Yo Divino te representa a
ti, el alma en el sendero espiritual, rodeado o rodeada de llama
violeta y de la protectora y blanca luz de Dios. El alma es el
potencial vivo de Dios, la parte en ti que es mortal pero que
puede volverse inmortal.
El propósito de la evolución de tu alma en la Tierra es crecer
en automaestría, saldar tu karma y realizar tu misión en la Tierra
para que puedas regresar a las dimensiones espirituales que son
tu verdadero hogar. Cuando tu alma por fin alce el vuelo y
ascienda a Dios, en el cielo, te convertirás en un maestro
ascendido, libre de los ciclos de karma y reencarnación. La
energía de alta frecuencia que es la llama violeta puede ayudarte
a alcanzar más rápidamente esa meta.
Comentaremos con más detalle la gráfica de tu Yo Divino en
el capítulo 9, «Responsabilidad cósmica».
Capítulo 3

Tu reloj cósmico
personal

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere


debajo del cielo tiene su hora:
tiempo de nacer y tiempo de morir,
tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado.
ECLESIASTÉS 3:1, 2

La esfera de un reloj es el lugar donde plasmamos galaxias, el


Gran Sol Central y nuestro propio universo interior. Descubrimos
que las líneas de este reloj son posiciones de la conciencia. Son
puntos de la conciencia de grandes seres cósmicos.
Cada círculo, ovoide o elipse en el universo siguen el mismo
ciclo. Comenzando en la línea doce y dando toda la vuelta hasta
volver a la misma línea, podemos colocar nuestros días, meses,
años, en el reloj y, al determinar las jerarquías del sol que rigen
estos planos de conciencia, obtendremos maestría sobre esas
esferas.

El círculo del infinito

Vamos a examinar el reloj cósmico partiendo del núcleo de


fuego blanco de nuestra Presencia YO SOY para ver cómo fluyen
los ciclos de energía desde el YO SOY EL QUE YO SOY por el tiempo y
el espacio.

ILUSTRACIÓN 1
EL CÍRCULO DEL INFINITO, EL TODO, UNO, EL TODO INDISTINTO, EL
EL NÚCLEO DE FUEGO
BLANCO DEL SER, EL CÍRCULO SANTO DEL OM

Damos comienzo en el círculo del infinito, que eres tú. Es la


integridad de tu conciencia cósmica; es la integridad de Dios. Y
ésta, no expresada como tal en el tiempo y el espacio, es
fragmentada a fin de que podamos participar de la gracia de la
integridad.
El principio de la fragmentación es la creación de lenguas
partidas de fuego del Dios Padre/Madre, de Alfa y Omega. El
todo indiviso pasa a ser la dualidad del T’ai Chi. En el siguiente
símbolo encontrarás el impulso del fuego del Espíritu ilustrado en
forma de llama blanca.

ILUSTRACIÓN 2
EL T’AI CHI

LA POLARIDAD DEL TODO MOSTRANDO EL FLUJO DE ENERGÍA DEL ESPÍRITU A LA MATERIA, DE LA


MATERIA AL ESPÍRITU

El estímulo del Espíritu emitido desde lo que sería la línea


doce [situada en la hora doce] se torna, en la línea seis [situada
en la hora seis], el fuego de la Materia, el azul. Observamos que
ambas llamas en rotación, que forman el círculo del infinito, al
moverse más allá de la velocidad de la luz, dando vueltas, crean
la polaridad negativa y positiva de un cosmos.
Toda la vida pende de las frecuencias de Padre-Madre, del
más y el menos. El Espíritu es el impulso del positivo, y la Materia
es el retorno del negativo. Hay el empuje positivo y el empuje
negativo de la vida. Se mueven accionados por el Dios
Padre/Madre.
Si, en este círculo, visualizas energía que avanza de las doce
a las tres, a las seis, a las nueve, y de nuevo a las doce, se trata
de movimiento en el sentido de las agujas del reloj. Así es como
surge la creación. Surge a modo de impulso de la energía de Alfa
y retorno de Omega. En ello se basa toda la vida.
Cuando te acostumbres a este movimiento del Dios
Padre/Madre, sentirás las balanzas de la justicia de Libra, de la
justicia cósmica, de tu propio karma, de la noche y el día, del
movimiento de los planetas, de los ciclos de los sistemas solares,
de las galaxias moviéndose alrededor del Sol Central. El flujo de
energía de tu Presencia YO SOY a tu chakra del corazón avanza en
espiral —siempre en el sentido de las agujas del reloj— moviendo
energía desde la Fuente para su realización.
Ese movimiento de energía en sí es karma. Tenemos que
ampliar nuestra percepción del karma al objeto de abarcar el yin
y el yang del flujo del cosmos. Y tenemos que convertirnos en
parte de este movimiento del T’ai Chi. Tu reloj cósmico personal
surge de este movimiento.

La división del círculo

Cuando hablamos del círculo nos referimos a la integridad


con tu llama gemela, que luego se convierte en el T’ai Chi, los dos
en uno. Cada vez que desciende la luz de Dios a la Tierra, se
produce la partición de uno en dos, después en cuatro, y más
tarde en doce; y todo ello representa ciclos.
La vida es una serie de ciclos que se despliegan. En cuanto
entendemos la ley de esos ciclos y lo que los rige, en cuanto
comprendemos que podemos ser el regulador en la posición del
Yo Crístico, podemos determinar el desarrollo de los ciclos, y
siempre podemos estar en el lugar correcto en el tiempo y el
espacio —y estar allí en todo momento completando el equilibrio
de karma y darma que constituye el proyecto original interno.

El nacimiento de las llamas gemelas

El ígneo ovoide, la integridad de Dios, produce ese punto


focal de Alfa y Omega (ilustración 3), el Dios Padre/Madre
portando la antorcha de la vida, avanzando para forjar un
destino cósmico.

ILUSTRACIÓN 3
EL DIOS PADRE/MADRE
LA PARTIDA Y LA ENTRADA DE LOS CICLOS DE ALFA Y OMEGA

Por tanto, del círculo único que representa el infinito emergen


dos mónadas que poseen cada una la polaridad de Alfa y
Omega, el más y el menos del Ser, cada una con el mismo patrón
electrónico de la vida: llamas gemelas con un destino cósmico.

ILUSTRACIÓN 4
EL NACIMIENTO DE LAS LLAMAS GEMELAS

De cada una de esas dos mitades, que a su vez ha devenido


en un todo, desciende un alma, es decir, el complemento o réplica
del Espíritu del Dios vivo. A continuación, el alma desciende a la
Materia y es revestida de túnicas de pieles, término alegórico que
emplea el Génesis para referirse a los cuatro cuerpos inferiores:
cuatro frecuencias para la realización de las cuatro dimensiones
del ser, los cuatro cuadrantes del todo (ilustración 5).

ILUSTRACIÓN 5
LOS CUATRO ELEMENTOS CORRESPONDIENTES A LOS CUATRO CUERPOS INFERIORES Y LOS CUATRO
PLANOS DE LA MATERIA

Los cuatro cuerpos inferiores

Los cuatro cuerpos inferiores que rodean al alma nos habilitan


para experimentar con la alquimia del fuego en el primer
cuadrante del círculo, el plano de la memoria, por medio de la
frecuencia del blanco; con la alquimia del aire en el segundo
cuadrante del círculo, el plano de la mente, por medio de la
frecuencia del amarillo; con la alquimia del agua en el tercer
cuadrante del círculo, el plano de los sentimientos, por medio de
la frecuencia del rosa; y por último con la alquimia de la tierra, el
plano del cuerpo físico, por medio de la frecuencia del azul. Así
es como venimos arrastrando nubes de gloria.
Quienes descendieron a la forma en las primeras razas raíz1
no se recubrieron de la densidad que ahora nos envuelve debido
a que su conciencia nunca se adentró en el área de la relatividad,
es decir, del velo de energía denominado mal*, que el hombre ha
creado con su libre albedrío por medio del mal uso del fuego
sagrado. De modo que las llamas gemelas que descendieron de
las de la Presencia YO SOY en las primeras razas raíz ascendieron
de vuelta a ese núcleo ardiente sin siquiera haber desarrollado lo
que vamos a esquematizar más adelante, conocido como el
cinturón electrónico, esto es, la acumulación de energía de Dios
mal calificada que se ha acopiado en el subconsciente.

Fuego, aire, agua, tierra

Los antiguos alquimistas designaban estas cuatro frecuencias


del ser con los términos fuego, aire, agua y tierra. Un químico o
físico moderno tildaría dichos términos de obsoletos. Ello se debe
a que los plantearían conforme a la interpretación de la división
de la Materia, según el alquimista, en cuatro partes. Pero éste no
aludía a ello. El alquimista estaba definiendo frecuencias, planos
de conciencia: dividía norte, sur, este y oeste, los cuatro lados de
la Ciudad Cuadrangular, los cuatro lados de la pirámide de la
vida y los cuatro cuerpos inferiores del hombre. Los alquimistas
eran iniciados de la Gran Hermandad Blanca*, mas no permitían
que sus iniciaciones se conocieran.
Los cuatro cuadrantes de la Materia nos aportan claves para
la automaestría y para el flujo de energía. Nuestros siete chakras
se relacionan con estos cuatro cuadrantes. Cada uno de los
chakras tiene por misión emitir una cierta energía de la
conciencia de Dios hacia un plano determinado. Es preciso que
nos acostumbremos a sentir o percibir a Dios en estos términos.
Debemos utilizarlos con el fin de referirlos a coordenadas
externas de la sustancia de fuego, aire, agua y tierra; y tenemos
que emplear nuestra experiencia con estas manifestaciones
externas a fin de relacionarlas con la experiencia interna en la
manifestación interna.
Por tanto, podemos utilizar el fuego físico para relacionarlo en
nuestro subconsciente con fuego espiritual, con la matriz espiritual
del fuego, con el fuego sagrado. Es necesario que sintamos cómo
el fuego físico se traslada, y cuando ello ocurre, nos
transportamos de la esfera de la Materia a la del Espíritu.
Lo mismo cabe atribuir al aire: aire relacionado con la mente,
con la cualidad etérea del pensamiento que se desplaza como el
viento. Nos referimos al Espíritu Santo como viento que «sopla
donde va». De modo que partimos de nuestra sensación en el aire
y en el viento y nos trasladamos a Dios como Espíritu en
movimiento. A renglón seguido, gracias a nuestros sentidos
internos del alma, empezamos a experimentar una nueva
dimensión, una nueva vibración de Dios correspondiente a ese
elemento aire.
También experimentamos con el agua. La tocamos. Es una
sustancia que fluye. Requiere de una matriz para tener forma. De
ahí que nos refiramos al flujo de la Madre, porque ésta tiene
potestad sobre el mar y se simboliza con el agua y el gran poder
del movimiento de las aguas. A partir de lo que experimentamos
con la alegría y el movimiento del agua, llegamos a conocer a
Dios en la medida en que Sus sentimientos fluyen en el reino del
Espíritu. Así es como podemos valernos de la naturaleza a modo
de foco de meditación, a modo de punto de despegue desde el
que nuestra alma se desliza, por así decir, hacia las dimensiones
del Espíritu.
Por último, el elemento tierra en sí nos proporciona una
sensación de sedimento sólido de la Realidad, una sensación de
elevado foco de Dios en el Gran Sol Central, una sensación de
tierra que no es la que sostenemos en las manos sino la solidez de
la conciencia de Dios.

Cuatro aspectos de Dios: Padre, Hijo,


Madre, Espíritu Santo

A la hora de experimentar los patrones de estos cuatro


elementos, los relacionamos con los cuatro aspectos de Dios, que
definimos como Padre, Hijo, Madre y Espíritu Santo.
Interpretamos el significado de Dios, Padre, cual fuego, cual
ígneas dispensaciones de la Ley, la ígnea disciplina de la Ley y el
restallido del látigo de la conciencia cósmica.
Interpretamos el significado del Hijo, el Verbo, en calidad de
comunicación del Padre, el Logos, el entendimiento, la sabiduría.
Recordamos la mente de Cristo, cuyas parábolas nos enseñan el
significado del Logos interno. Por ende, la llameante conciencia
de Hijo (Sol) de nuestro propio Yo Crístico la relacionamos con la
mente, y a ésta, con el elemento aire. Con los dedos de la mente
empezamos a tocar, a mover, a sentir y luego a convertirnos,
porque hemos sentido.
ILUSTRACIÓN 6
CUATRO ASPECTOS DE DIOS

La Madre, así, es el gran amor, el amor del agua y el


movimiento del agua. Del agua surge toda la vida y del vientre de
la Madre surge toda la vida. Eso es lo que nos consta debemos
encarnar en nuestro cuerpo emocional. Sentimos a Dios en forma
de Madre a través de cada sentimiento puro.
En último lugar, Dios en forma de Espíritu Santo es la fusión
de Padre, Madre e Hijo, la fusión de la luz de la conciencia
cósmica para generar acción; significa colmar el templo con el
aliento de la vida. Si alguna vez has visto a un niño nacer y has
observado ese cuerpo blanco tornarse rosado a partir del
corazón, al infundírsele el aliento de la vida y en cuanto el
Espíritu Santo prende en él la llama trina, has experimentado la
maravilla del Espíritu Santo, y has percibido cómo éste infunde
vida a toda la Materia.
Así pues, ya comprendes el significado de la Materia, del
plano físico y de Dios en la faceta de Espíritu Santo, recordando
en todo momento que la energía es movimiento. La energía
recorre ciclos en la dirección de las agujas del reloj, moviéndose
y prosiguiendo ese movimiento de manera que nada permanece
estático. El giro de la rueda de la Ley es el Padre convirtiéndose
en Hijo, el Hijo convirtiéndose en Madre, ella convirtiéndose en
Espíritu Santo y éste convirtiéndose en Padre. Y ese movimiento,
más rápido que la velocidad de la luz, es la conciencia cósmica
girando.
El Dios en quien pensamos es el mismo ayer, hoy y por
siempre. Lo que es igual son las coordenadas de la realidad, mas
el Dios al que conocemos es un fuego consumidor2, es un Dios
que continuamente está trascendiéndose, así como el cosmos está
de continuo expandiéndose. Este Dios, el cual está
experimentándose a Sí mismo en ti en este instante, está
expandiendo Su propia conciencia de Sí mismo; y tú estás
aumentando tu percepción de la individualidad a través del
Padre, la Madre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esos cuadrantes
forman la cruz cósmica de fuego blanco que eres, de la que
pende todo tu karma, en la que se lleva a cabo tu darma. Es
energía en movimiento, continuamente en movimiento. El fuego se
torna aire. El aire se torna agua. El agua se torna tierra.
Si reflexionas en este pensamiento, verás que desafía a la
razón humana. ¿Te imaginas el fuego tornándose de repente
aire? ¿El aire volviéndose súbitamente agua? ¿El agua
convirtiéndose de pronto en tierra? Sin embargo, en la conciencia
de Dios, el perpetuo movimiento de los elementos es esta vida que
se torna Vida: la Vida con el principio motivador de la expansión.
¿Por qué creación? Para que Dios pueda expandir la
conciencia del Ser en la creación. Luego Dios retira la creación
para Sí, la asimila y comienza otra vuelta, otro manvantara.

ILUSTRACIÓN 7
EL FLUJO DE ENERGÍA EN LA EXPANSIÓN DE LA CONCIENCIA CÓSMICA
Cuatro personalidades de Dios

Saint Germain comenta estos cuatro aspectos de Dios en


Estudios sobre alquimia. Se refiere a Dios Padre como una
Impersonalidad impersonal; a Dios el Hijo, como una
Personalidad impersonal; a Dios Madre, como una Personalidad
personal; y al Espíritu Santo, como a una Impersonalidad
personal3. En cuanto somos capaces de sentir y ser esos aspectos
de Dios, le conocemos con una integridad que jamás antes
habíamos percibido (ilustración 8).
¿Qué es una Impersonalidad impersonal? Es una Ley. Es un
principio. Es Espíritu. Por ello está escrito: «Dios es Espíritu, y los
que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo
adoren»4. Pero no tenemos que relegar a Dios a Espíritu, a
Impersonalidad impersonal, ya que Él no se relegó como tal. El
Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros [...] y vimos su
gloria5. La única forma en que puedes contemplar a un Dios
impersonal es si Él personifica un aspecto de Sí mismo.
Así pues, en los seres crísticos y en los hijos e hijas de Dios
hallamos revelada una personalidad que sin embargo es
impersonal. El Cristo es una personalidad, un personaje, alguien
a quien cabe conocer, pero que es impersonal hasta el punto de
dispensar las leyes de un cosmos equitativamente entre las
multitudes, entre sus seguidores. Él enseña la Ley. No se inmiscuye
en relaciones humanas o lazos familiares. Él se queda como
instructor: impersonal pero a la vez personal.
A continuación, Dios entra en el corazón de la Madre en la
Materia, de modo que experimentamos a Dios como Madre, la
más personal de las personas que jamás conoceremos, la relación
más íntima que jamás tendremos: la Madre y el niño.
Conseguimos conocer a Dios en el sentido más íntimo y cercano
de esa Madre siempre presente, esa llama de amor omnipresente,
muy personal. La cara que siempre podremos ver es la de nuestra
madre.
En la línea del Espíritu Santo, Dios pasa a ser una
Impersonalidad personal, justo lo contrario de la Personalidad
impersonal. Ese polo opuesto se manifiesta en la frecuencia, en la
vibración. El Espíritu Santo constituye una ayuda muy presente, si
bien invisible. Es el Consolador, que llega cuando el avatar
asciende, que nos enseña todas las cosas. Prácticamente
podemos tocar al Espíritu Santo, pero no del todo. Conversamos
con él. Sentimos esa presencia cada vez que respiramos, y no
obstante es el ser invisible. Es la Impersonalidad personal.
Cuando meditamos en esas palabras establecemos un
contacto más íntimo con Dios y una mayor capacidad para definir
nuestro propio reloj interno. De modo que los cuatro planos
correspondientes a nuestros cuatro cuerpos inferiores —o los
cuatro cuerpos inferiores de la Tierra, de Marte, de Venus o de
Júpiter— revelan el mismo principio de la vida que se convierte en
Vida de acuerdo a los cuatro cuadrantes del ser.
Por tanto, de los dos, del yin y el yang, surgen los cuatro; de
manera que ese Espíritu y Materia se erigen en los cuatro
cuadrantes de la conciencia. Los cuatro planos de la existencia se
encuentran en la esfera del Espíritu y en la de la Materia. Si las
colocamos una al lado de la otra, obtendremos un dibujo
correspondiente a la figura del ocho (ilustración 9).
ILUSTRACIÓN 8
LA NATURALEZA ALQUÍMICA DE LA CONCIENCIA DE DIOS

La trinidad en los cuatro cuadrantes

Tras haber experimentado las cuatro frecuencias del ser


plasmadas en los cuatro cuadrantes del reloj, estudiaremos ahora
la trinidad de la manifestación dentro de cada cuadrante.
Las frecuencias se tornan más articuladas, más definidas.
Nuestro reloj cósmico dividido en cuatro cuadrantes pasa a ser de
doce; y cada uno de ellos constituye una llama trina. Pasar del
todo a la mitad, a cuatro y a doce es simplemente un desglose
posterior de la individualización de la llama divina (ilustración
10).
La llama trina de la vida arde en el interior de cada uno de
los cuatro cuerpos inferiores, en cada lado de la pirámide de la
vida. La Trinidad se cumple en cada aspecto de Dios: el rayo azul
del Padre, el amarillo del Hijo y el rosa del Espíritu Santo.
ILUSTRACIÓN 9
CUATRO FRECUENCIAS DEL SER EN ESPÍRITU Y MATERIA
EL FLUJO DE LA FIGURA DEL OCHO

«COMO ES ARRIBA ES ABAJO»

Éstos son los aspectos masculinos de Dios, que se hacen


realidad en la llama de la Madre, la cual siempre es el núcleo de
fuego blanco del ser, el chakra blanco, la luz blanca de la
pureza, que prende y dota de significado a Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Es la Madre quien nos instruye acerca de quién es el
Padre. Es la Madre quien da a luz al Hijo. Es la Madre la novia
del Espíritu Santo. Al añadir el principio femenino, el masculino es
acelerado en la Materia, y con ello vemos a Dios cara a cara.
Este gráfico muestra que en cada lado de la pirámide —en
cada uno de los cuatro cuerpos inferiores— debemos equilibrar la
llama trina. Debemos equilibrar la expresión de la llama trina
porque ésta se desarrolla conforme a lo que expresemos de estos
atributos. A causa del velo de energía, o lo que denominamos
efluvios, alojados en cada cuerpo inferior, la llama trina no
siempre brilla con el mismo equilibrio en la memoria, la mente, los
sentimientos y el cuerpo físico.
Todos tenemos nuestros puntos fuertes. Algunos destacamos
mentalmente. Otros tienen un cuerpo etérico sólido (el cuerpo de
fuego, el ígneo proyecto original). Hay quienes poseen un
corazón y sentimientos predominantes, y otros cuentan con una
óptima salud y flujo de energía en el cuerpo físico. Los cuatro
cuerpos inferiores deben ser perfeccionados como vehículos del
fuego sagrado, de la llama trina en el corazón. Los obstáculos
que bloquean el flujo del fuego sagrado en estos cuatro cuerpos
también obstruyen el flujo de luz por los chakras. Por tanto, el
reloj cósmico es un medio de ilustrar el dominio sobre éstos
(ilustración 16), así como la transmutación de karma y el trazado
de las iniciaciones diarias.

ILUSTRACIÓN 10
EL EQUILIBRIO DE LA LLAMA TRINA

EN LOS CUATRO CUADRANTES DEL SER

Las cualidades divinas de las doce


líneas

Cada línea de este reloj designa una frecuencia, una


vibración (ilustración 11). Esa energía emana del Sol Central,
baja a las jerarquías del cosmos y luego a las de la Tierra. Es
emitida a la Tierra. Llega a la atmósfera, a los cuatro cuerpos
inferiores del planeta y a continuación es asimilada.
Denominamos a las doce divisiones principales de la
conciencia de Dios y a los seres que las encarnan las doce
jerarquías solares o las doce jerarquías del sol. Las reconocemos
por los nombres de los doce signos del zodíaco (ilustración 12).
No es excesivamente importante si en realidad éstos son o no los
nombres de tales jerarquías; se trata del patrón vibratorio por el
que las conocemos en nuestra octava y nos complace emplear
esos nombres.

ILUSTRACIÓN 11
LA CONCIENCIA DIVINA

O LOS ATRIBUTOS DIVINOS DE LAS LÍNEAS DEL RELOJ

Las doce jerarquías solares

Observarás que las jerarquías cósmicas se han dispuesto


sobre la gráfica siguiendo la dirección de las agujas del reloj,
comenzando por la línea de las doce con la jerarquía de
Capricornio. Se trata de una jerarquía que emite las energías en
forma de luz —la luz fohática— del poder divino por medio de la
constelación (la configuración de estrellas) que vemos y llamamos
Capricornio.
Utilizamos estos nombres no porque realmente creamos que
esas jerarquías son esas constelaciones. Como sabemos, las
estrellas que hay en las constelaciones puede que ni tan sólo estén
cerca unas de otras, sino que aparecen agrupadas, vistas desde
la Tierra. Con todo, los impresionantes seres cósmicos que
conforman estas jerarquías, cuya conciencia se extiende más allá
de mundos y más mundos, se concentran en la formación de las
estrellas que llevan dichos nombres. Las estrellas no son la
jerarquía; los seres que configuran la jerarquía simplemente se
valen de éstas y de otras estrellas para emitir su energía.
Algunas personas sostienen que, según la astrología del
mundo, estas agrupaciones de estrellas están cambiando porque
el eje de la Tierra se está desplazando y porque las propias
estrellas se están moviendo. De todos modos, no tiene nada que
ver con la astrología divina, la cual no se basa en las estrellas
sino en las jerarquías que encarnan las estrellas y que concentran
un determinado aspecto de la conciencia del Creador.
Las mencionadas formaciones de estrellas son sólo una
manifestación tangible de las doce jerarquías solares. Existen
focos menores de estas doce jerarquías alrededor de cada sol y
de cada estrella. Tu cuerpo causal posee un punto focal para la
emisión de energía de las jerarquías, y tus cuatro cuerpos
inferiores son capaces de emitir esa energía si transmutas todos
los obstáculos a ese flujo.
En el reloj, la jerarquía de Capricornio se halla en la línea
doce; la jerarquía de Acuario, en la uno; la de Piscis, en la dos;
la de Aries, en la tres; la de Tauro, en la cuatro; la de Géminis,
en la cinco; la de Cáncer, en la seis; la de Leo, en la siete; la de
Virgo, en la ocho; la de Libra, en la nueve; la de Escorpión, en la
diez y la de Sagitario, en la once. Ése es el orden en que la
conciencia de Dios las emite.
Estamos destinados a convertirnos en este reloj de sol, en este
reloj cósmico. Estamos destinados a crear la espiral dentro del
corazón, a emitir la espiral que forma el reloj, a devenir en ese
molinillo que da vueltas en el tiempo y el espacio, transmitiendo a
los planos de la Materia todas estas frecuencias en la medida
exacta, en las cadencias del latido cósmico. ¡Esto es el flujo
cósmico! Está fluyendo ahora, en este mismo instante, desde tu
cuerpo causal. Sin embargo, mediocres recipientes del flujo somos
nosotros a menos que tengamos esa armonización llamada
conciencia cósmica.
ILUSTRACIÓN 12
LAS DOCE JERARQUÍAS SOLARES CONCENTRAN LA MAESTRÍA DE LA TRINIDAD EN LOS CUATRO
CUADRANTES DEL SER

Tu signo solar

Según sea el día en que encarnaste, dices «yo soy Tauro» o


«yo soy Virgo» o el que sea tu signo. Eso significa que naciste en
un período en el que la jerarquía de Tauro o Virgo o tu propio
signo era la jerarquía predominante que emitía energía en forma
de luz a la Tierra. Será bajo esa jerarquía que servirás en esta
encarnación a fin de recibir las disciplinas de los cuatro aspectos
del Ser de Dios: Padre, Hijo, Madre y Espíritu Santo.
Las iniciaciones bajo las doce jerarquías del sol que más
precisas pasar en esta vida llegan con la jerarquía de tu signo al
nacer. El atributo de ese signo es algo parecido a un tinte
depositado en un vaso de agua: colorea todo el vaso. Así que las
demás pruebas deben considerarse con relación a ese signo.
Quizá descubras que los momentos de mayor logro se
encuentran en ese signo, de modo que en cuanto te aproximes al
portal de esa jerarquía, llevarás contigo un logro progresivo.
Puede que también poseas logro en otros signos, tal como indica
la presencia de ciertos planetas en los signos plasmados en tu
carta astrológica natal.
La razón por la cual nacemos en un signo concreto es
asimismo para obtener maestría. Si naciste cuando el sol estaba
en Acuario, la misión en tu vida es desarrollar el poder del amor
divino para el planeta, con miras a alcanzar la victoria de la era
de Acuario. También constituye tu misión transmutar lo que se
oponga a ese amor. Ésa es la llave de tu conciencia crística. No
habrías nacido bajo esa jerarquía solar si no hubiera sido el
momento de que pasaras por esa iniciación.
Por encima de todo, no deberías perderte esa prueba. Es la
prueba decisiva de toda tu vida. Es la estrella que tu corona
requiere, y no debes permitir que ningún hombre tome tu corona.
Pase lo que pase, no toleres ninguna interferencia a la
amplificación de la cualidad divina de tu signo solar.
Las personas que nacen en la cúspide, justo allí donde el
signo está cambiando, reciben idéntica influencia de ambos
signos. Por tanto, tienen la oportunidad de dominar las
circunstancias de las dos jerarquías y de servir en ellas.

El signo ascendente y el signo lunar

En esta vida vas a pasar también por las pruebas de la


jerarquía de tu signo ascendente, que es el signo astrológico
situado en el horizonte en el momento de tu nacimiento, y
además, por las de la jerarquía en la posición de la Luna cuando
naciste. En términos generales, puede afirmarse que el signo solar
rige tu conciencia divina, el signo ascendente rige tu conciencia
crística y el signo lunar sería la conciencia del alma, que es tu
personalidad externa.
El signo solar es la pauta de tu destino, la pauta de tu plan
divino, la conciencia globalmente dominante en el individuo. Si
éste se alinea con el yo divino, se manifestará el aspecto divino
del Sol. Si lo hace con el yo humano, es decir, la naturaleza
inferior, lo que en cambio se manifestará será el aspecto inferior
del signo, o una combinación de ambos.
En las personas que no están empeñadas en conseguir la
conciencia divina, la conciencia crística y la conciencia solar,
observarás que la personalidad externa sigue el signo lunar en
sus aspectos negativos. Una vez que el individuo transmuta la
parte inferior de su cinturón electrónico, coloca la Luna bajo sus
pies —el signo lunar bajo sus pies— de modo que exterioriza los
aspectos positivos de ese signo.

El ciclo de los años de tu vida

El siguiente ciclo al que hay que prestar atención es al de los


años de tu vida. Dibuja un círculo y divídelo en doce. Hallarás tu
edad en el reloj situando tu nacimiento en la línea doce, el primer
año en la línea uno y así sucesivamente en el reloj hasta que
llegues a la edad que tienes actualmente.
Cada año de tu vida, desde un cumpleaños hasta el siguiente,
este ciclo completo de doce meses está regido por la jerarquía de
esa línea, y cada año avanzas una línea. Por ejemplo, si tienes
treinta y seis años, estás en la línea doce de Capricornio durante
todo un año. Si tienes doce, veinticuatro, cuarenta y ocho, sesenta
o setenta y dos, también estás en la línea de Capricornio todo el
año.
A lo largo de ese año contarás asimismo con las
oportunidades que recibe el planeta. Todo el mundo tiene en
común los ciclos del planeta. A ello se añade que en ese año
recorrerás las doce jerarquías mes a mes en tu reloj individual.

ILUSTRACIÓN 13
LOS AÑOS DE LA VIDA EN EL RELOJ CÓSMICO

Te invito a que hagas un esquema general de la historia de tu


vida, de lo que recuerdes como los acontecimientos más
relevantes, tanto positivos como negativos, y que los coloques en
el reloj. ¿Qué sucedió cuando tenías dos, cinco o diez años? Tal
vez te venga a la memoria algo muy importante. Si se trata de un
suceso destacable, anótalo como un ciclo decisivo en tu destino
cósmico. Sácale el máximo partido. Aumenta ese impulso de
energía invocando a la jerarquía de ese signo a fin de que
purifique y perfeccione ese suceso en tu vida. Si no fue bueno, si
es un registro negativo, pide a la llama violeta que lo consuma en
la jerarquía en la que ocurrió y bajo el maestro ascendido que
sirve en esa línea.
La llama violeta es la energía divina de la transmutación,
palabra que significa cambio. Puedes cambiar los átomos y
electrones de tus cuatro cuerpos inferiores, limpiar los registros de
esas pruebas que no has superado en el pasado y estar listo con
una nueva y limpia página en blanco. Si lo haces, notarás que la
prueba se vuelve más fácil, puesto que estarás preparado para
apoderarte de esa energía y dar la bienvenida al iniciador de tu
ciclo. (Véase el capítulo 8 para más información acerca de la
llama violeta.)
El ciclo de los meses

Hemos explicado el modo en que el reloj se despliega año


tras año desde el nacimiento. En este apartado vamos a tratar
cómo ello ocurre mes a mes, esto es, el reloj de los meses del año.
Trataremos en la gráfica un año en tu vida, cualquier año.
Dibuja un círculo, que representará un año. Divídelo en doce
meses. El primer día en el dibujo es el de tu cumpleaños. Coloca
el día y mes de tu cumpleaños en la línea doce. Tu año empieza
ese día. El día del año nuevo podría ser el comienzo del año
para el planeta, pero en lo concerniente a ti, a tu propio
microcosmos, tu año se inicia en ese día concreto. Coloca en la
línea uno el mismo día del mes siguiente. A continuación,
prosigue del mismo modo en el reloj completando las líneas
restantes.
Pongamos por caso que tu cumpleaños es el 5 de junio:
escribe 5 de junio en la línea doce; 5 de julio, en la línea uno; 5
de agosto, en la línea dos, y así sucesivamente. Ello te ilustrará,
mes a mes, sobre las iniciaciones que corresponden a las doce
jerarquías del sol.
El día de tu cumpleaños es el día en que empiezas tus
iniciaciones bajo la jerarquía de Capricornio, la línea doce. Tres
meses más tarde (en el ejemplo anterior, el 5 de septiembre), en
la línea tres, serás iniciado en la jerarquía de Aries, y durante un
mes pasarás por las iniciaciones de control divino. Es la prueba
del ego divino contrapuesto al ego humano, la oportunidad de
transmutar el ego humano y desarrollar el ego divino, que es tu
propio Yo real, el Yo Crístico que representa a la Presencia YO
SOY. Esta prueba llega bajo la jerarquía de Aries.
ILUSTRACIÓN 14
GRÁFICA DE LOS MESES

(ESTE EJEMPLO ES VÁLIDO PARA UNA PERSONA NACIDA UN 5 DE JUNIO)

Seis meses después de tu cumpleaños (en el caso citado, el 5


de diciembre), pasarás por la prueba de la jerarquía de Cáncer,
la prueba de la llama de la Madre, la prueba de tu armonía; y la
del flujo de agua en las emociones. Nueve meses después de tu
cumpleaños (el 5 de marzo en el mismo ejemplo), toparás en la
línea nueve con la prueba de la jerarquía de Libra: la prueba del
Espíritu Santo, la prueba de la Realidad, la oportunidad de
demostrar lo que es Real y de transmutar toda forma de karma de
irrealidad que te sobrevenga a fin de ser transportado a la llama
para que lo transmutes.
Así pues, cada año de tu vida estás en la línea de la jerarquía
para ese año según la edad que tengas. Y en el transcurso de ese
año recorrerás las doce jerarquías mes a mes. Por ejemplo, si
tienes veintiséis años, te encuentras en la línea dos de Piscis ese
año; mas el día de tu cumpleaños, empezarás el primer mes del
año en la jerarquía de Capricornio. (Recuerda que todos los
ciclos se inician en Capricornio.) Es algo así como dos
indicadores de un contador que mide la electricidad: uno sirve
para el ciclo anual y el otro, para el mensual.
Cuando estás en el mes de Capricornio puedes prever que
desde tu cuerpo causal descenderá el logro que posees en poder
divino. Posees poder divino en esa gran esfera de luz, el Sol
detrás del sol. Es el hábito que acumulaste en anteriores
iniciaciones, bajo esa jerarquía. Cuentas con hábitos acumulados
de amor divino, maestría divina, control divino, etc. Al llegar ese
mes, se produce algo parecido a la apertura de la puerta del
cuerpo causal. La luz de tu buen karma desciende. Al mismo
tiempo, el karma negativo en esa misma línea desembarca del
cinturón electrónico. De ahí que cada mes de tu vida puedas
prever con exactitud qué clase de energía de tu karma personal
emergerá para ser transmutada.
Así pues, en el primer mes de tu año afrontarás todos los
registros de abuso del poder divino, que identificamos como
crítica, condenación y juicio. Bregarás con el karma de
situaciones en las que has utilizado mal los chakras condenando
a otros ámbitos de la vida o a ti mismo, abusando con ello del
poder divino, de modo que careces de él para los fines positivos
que entraña la afirmación del bien divino.
A lo largo de ese mes con frecuencia sentirás crítica dirigida
contra ti y a ti dirigiéndola contra otros. Si no estás alerta,
simplemente te dejarás arrastrar, dejando que se cumplan tus
ciclos kármicos. Si sabes de qué va el asunto, lo envolverás con la
llama violeta y transmutarás ese hábito de energía negativa
transformándola en la manifestación positiva de poder divino.

Pruebas de los tríos y las polaridades

Éste es tu reloj cósmico personal. Existen en él otras fases. Se


puede desglosar todavía más. Hay otros aspectos en él de los que
podemos aprender, tales como los tríos y la polaridad de los
signos.
Por ejemplo, cuando pasas por una prueba en Aries, debes
recordar que habrá pruebas encadenadas de Libra, toda vez que
se trata del opuesto, la polaridad de Aries en el reloj; así que sé
consciente de esta prueba. Simultáneamente, se produce la
prueba en el trío de fuego ya que Aries es un signo de fuego. El
triángulo, el trío principal de las pruebas en el mes o año de
Aries, llega en las líneas tres, siete y once que son,
respectivamente, los signos de fuego de Aries, Leo y Sagitario
(ilustración 15). Forman una llama trina, como puedes apreciar
por los colores en la ilustración 12. Aries es el signo azul de
fuego; Leo, el signo rosa de fuego y Sagitario, el signo amarillo
de fuego, conforme a la disposición de la llama trina.
Los signos de agua —Piscis, Cáncer y Escorpión— forman un
grupo en las líneas dos, seis y diez. La dos es el amarillo, la seis
es el azul y la diez es el rosa. Ésta es tu llama trina en cuanto a
obtener la maestría en las jerarquías de agua. Si te encuentras en
un año Escorpión, tendrás asimismo pruebas relativas a sustancia
de Piscis y Cáncer, ya que ése es el trío principal de tus pruebas,
encaminadas a equilibrar ese triángulo así como la llama trina. La
maestría que hayamos obtenido en estas tres jerarquías nos
delatará a la hora de equilibrar nuestro cuerpo emocional, que es
el tercer cuadrante del reloj.
El trío de aire lo configuran Acuario, Géminis y Libra. Estas
jerarquías nos enseñan la maestría de amor divino, sabiduría
divina y realidad divina. Las jerarquías de Capricornio, Tauro y
Virgo nos enseñan la maestría del elemento tierra en el cuadrante
físico. Y lo hacen por medio de las energías de poder divino,
obediencia divina y justicia divina.
Encaramos las pruebas de estos signos no sólo de acuerdo
con nuestros ciclos personales del reloj y los ciclos del Sol y la
Luna, sino también cuando se da la circunstancia de que los
planetas están en estos signos. Estas configuraciones emiten tales
energías porque al igual que nosotros a nivel individual tenemos
una acumulación de energía negativa, cada uno de esos planetas
posee a su vez energía negativa acopiada que es el
subconsciente de toda la oleada de vida de quienes han
evolucionado en ese planeta. (Aun sin existir actualmente pruebas
de vida física en un planeta, puede que haya habido vida allí en
el pasado, o que esa vida esté evolucionando en otras
dimensiones. En cualquier caso, el registro de la conciencia crea
un campo energético y un magnetismo susceptible de interpretarse
en astrología.)
ILUSTRACIÓN 15
TRIÁNGULOS DE LAS INICIACIONES
EN LOS CUATRO ELEMENTOS

Por consiguiente, cada planeta cuenta con una frecuencia de


su propia sustancia no transmutada, de sus evoluciones colectivas,
así como la frecuencia de su cuerpo causal por el bien que se ha
exteriorizado en grupo, es decir, las buenas obras de todas sus
evoluciones. La combinación de ambas —influencias favorables y
no favorables— configura la identidad del planeta. Cuando
decimos el nombre de un planeta, sentimos una cierta
personalidad, una vibración, una conciencia, como nos ocurre
cuando hablamos de algún amigo o individuo.
ILUSTRACIÓN 16
LOS CHAKRAS Y LAS LÍNEAS DEL RELOJ

LAS DOCE LÍNEAS DEL RELOJ SE RELACIONAN CON LOS SIETE CHAKRAS PRINCIPALES EN EL CUERPO
HUMANO. LAS INICIACIONES DE LAS LÍNEAS PUEDEN TAMBIÉN INTERPRETARSE Y TRAZAR A MODO
DE INICIACIONES DE LOS CHAKRAS CORRESPONDIENTES. LA VICTORIA DEL CORAZÓN SE ALCANZA
POR MEDIO DE LA MAESTRÍA SOBRE LAS LÍNEAS TRES Y NUEVE, EL CHAKRA DE LA CORONILLA SE
HALLA EN LA LÍNEA DOCE Y EL DE LA BASE, EN LA SEIS. ÉSTOS SON LOS CUATRO PUNTOS
CARDINALES. EL CHAKRA DEL TERCER OJO SE CONTROLA DESDE EL EJE DIEZ-CUATRO DE LA VISIÓN
DIVINA Y LA OBEDIENCIA DIVINA; EL PLEXO SOLAR ESTÁ EN LA DOS-OCHO; LA SEDE DEL ALMA, EN
LA UNO-SIETE; Y EL DE LA GARGANTA, EN LA CINCO-ONCE.
Capítulo 4

La jerarquía

El orden es la primera ley del cielo


EL MORYA

El orden es la primera ley del cielo y se manifiesta en la


emisión de luz desde el Gran Sol Central partiendo de las
coordenadas de la jerarquía hasta llegar al lugar que ocupamos
en el tiempo y el espacio.
Decimos que Dios está en todas partes, pero ¿qué es lo que
está en todas partes? Es la energía de Dios lo que se encuentra
por doquier: la energía de Dios, que es el Espíritu Santo. Y éste,
es decir, dicha energía, le corresponde al hombre utilizarla a
voluntad. De modo que, allí donde el hombre haya elegido
desarrollar el bien divino, habrá una mayor concentración de
Espíritu y de luz.
Cuando pensamos en la inmensidad del universo, nos
percatamos de que ha de haber algún lugar donde exista mucha
más concentración de Dios de cuanto jamás hayamos visto o
conocido en esta Tierra. Denominamos a ese lugar el Gran Sol
Central. Que semejante término no te turbe... Le atribuimos dicho
nombre porque es un centro vibrante, contiene la mayor
concentración de energía de Dios, el poder del Espíritu, en el
cosmos. No es un sol físico sino espiritual.
Ahora bien, si alguien te dejara caer en ese centro del Ser de
Dios, ¿qué te sucedería? Te consumiría. ¿Por qué? Porque serías
totalmente diferente a él. Tú eres imperfecto; y ese centro es
perfección.
Por ello figura escrito en el Antiguo Testamento que ningún
hombre puede ver a Dios y seguir viviendo1. No puedes ver a
Dios y seguir viviendo cual hombre. Debes convertirte en Dios. Si
todavía no lo has hecho, en cuanto entres en su Presencia
llameante, te disolverás. Por ese motivo existe separación entre el
cielo y la tierra. No se permite que la tierra contamine el cielo, de
manera que no se permite a las personas que evolucionan en la
Tierra adentrarse en las alturas del cosmos.
Dios quiere que tengas la energía que hay en el Sol Central.
¿Cómo te la va a hacer llegar si resulta que vas a ser consumido
en cuanto establezcas contacto con ella? De ahí que exista la
jerarquía.
Partiendo del corazón del Gran Sol Central, la jerarquía se
manifiesta a modo de reducción de las energías de Alfa y
Omega, del OM sagrado, del YO SOY EL QUE YO SOY que constituye el
ígneo punto focal para la creación entera, para todo el cosmos.
Alfa y Omega son seres ascendidos que representan y
concentran al Dios Padre/Madre en el Gran Sol Central. Se
erigen en la más elevada expresión de las llamas gemelas que
conozcamos, y nos referimos a ellos como Dios Padre/Madre:
Juan el Amado los denominó «el principio y el fin». De hecho, fue
Alfa quien dijo «YO SOY Alfa y Omega, el principio y el fin».2

La energía se personifica

Las doce horas del reloj representan doce aspectos de la


conciencia de Dios. Estas frecuencias o vibraciones constituyen el
necesario descenso en espiral de la energía desde el mundo del
Espíritu hasta la Materia. Cualquier cosa que sea precipitada,
debe partir de la línea doce y dar la vuelta hasta finalizar en las
doce. A medida que va avanzando de una línea a la siguiente,
recorre distintos patrones vibratorios de la conciencia divina.
Dondequiera que haya una vibración, habrá una
individualidad encarnando esa vibración. Ésta es la esencia de la
creación del hombre. Dios se manifiesta a través de él, y cada
aspecto de la conciencia de Dios debe exteriorizarse por medio
de una manifestación diversa de Sí mismo o bien de una
colectiva, la cual se traducirá en una jerarquía de seres.
Si entiendes ese principio sabrás que para cada idea, para
cada color, para cada vibración, existe un ser o una conciencia
que debe encarnarlos a fin de sostenerlos, ya que no hay nada
que se sostenga a sí mismo. En la jerarquía cósmica se
encuentran seres que han evolucionado con esas frecuencias y
quienes han alcanzado logro cósmico, a los que Dios ha
encargado que mantengan el patrón de esa frecuencia para todo
el cosmos.

Seres cósmicos y las doce jerarquías


solares

Procedentes del Gran Sol Central, determinados seres que se


han ganado el derecho gracias a la concentración de energía, de
conciencia, de precipitación de Dios, reducen esta emisión de
fuego sagrado a favor de las evoluciones inferiores que no han
superado las iniciaciones requeridas para contener tal
manifestación concentrada de luz. En cada jerarquía hay millones
de seres cósmicos. Los Elohim y los seres cósmicos portan la
mayor concentración, la más elevada vibración de luz que
podamos comprender en nuestro estado evolutivo.
El término ser cósmico designa un título, no sólo una
descripción. Un ser cósmico es aquél que es consciente del Ser
cual cosmos, y que es capaz de encarnar un cosmos y de percibir
campos energéticos, así como el control de aquéllos que son
inmensos, los cuales rebasan siquiera nuestra comprensión. El
término significa sencillamente que su percepción de la llama
divina es capaz de aproximarse a ciertas cantidades de
conciencia cósmica, lo más elevado que cabe contener.
En torno a Alfa y Omega se hallan seres cósmicos y las doce
jerarquías solares. Todos los ciclos se originan en Capricornio, y
dan comienzo en el cuerpo etérico bajo las jerarquías de
Capricornio, Acuario y Piscis. Los hombres no son conscientes de
las emanaciones del plano etérico debido a que estas energías se
sitúan al nivel del fuego sagrado. El momento en que se tornan
conscientes de las frecuencias de Dios que se manifiestan por
ciclos corresponde a la jerarquía de Aries; de ahí que los
astrólogos del mundo coloquen a Aries en el primer lugar del
zodíaco, pese a que figura en cuarto lugar en el recorrido cíclico
desde el centro de la conciencia divina.
Aries, Tauro y Géminis emiten los atributos de Dios en el
plano de la mente. Cáncer, Leo y Virgo lo hacen en el plano de
los sentimientos, en el cuadrante de agua. Las jerarquías de Libra,
Escorpión y Sagitario emiten la conciencia de Dios para la
precipitación del Espíritu Santo en el plano terrenal.
Sirviendo por debajo de esas jerarquías se encuentran otras
de la Gran Hermandad Blanca que conocemos, las cuales a su
vez están al servicio de los que evolucionan en la Tierra. Se
encargan de tomar las energías de las doce jerarquías del Sol y
actúan como transformadores reductores. Trasladan esta energía
al nivel en el cual la humanidad que evoluciona en este sistema
solar pueda absorber, asimilar y encarnar esas energías
cósmicas.
Dichos seres trabajan sin descanso durante los ciclos de
veinticuatro horas a fin de trasladar tales energías a nuestros
cuatro cuerpos inferiores. Inconscientemente, el flujo vivo de esta
energía cósmica del Verbo nos alimenta, y sigue moviéndose,
sigue fluyendo. Se halla asida a la Presencia YO SOY de cada
individuo, al Yo Crístico, y continúa dando vueltas como la rueda
de la vida.
Somos sensibles a esas energías de un modo muy sutil. Las
recibimos en algunos de los chakras, las emitimos, y, en
ocasiones, somos más sensibles que otras veces a su influjo.
Quienes han aprendido la astrología del mundo interpretan las
influencias desde una óptica diferente con respecto a lo que en
realidad son en cuanto a su emisión original.
Por ejemplo, la jerarquía de Capricornio podría contener en
su núcleo 144.000 seres cósmicos que actúan en calidad de
transformadores reductores para la llama emitida desde el
corazón de Alfa y Omega en el Gran Sol Central, con relación a
esta línea del reloj. Se trata de la energía que inicia ciclos. La
identificamos como poder divino, aunque ni siquiera hemos
tocado el poder de Dios. Hemos visto terremotos. Hemos visto
incendios e inundaciones. Nos consta lo que los deslizamientos
de tierra pueden causar. Pero no son más que una partícula de
polvo al lado del poder de Dios.

Una inmensa jerarquía de luz

Cada una de estas doce jerarquías solares ha sido designada


por Dios para emitir un determinado aspecto de la luz creativa. La
reducción de energías se produce una y otra vez. En cuanto las
doce jerarquías toman las doce partes, otras jerarquías las
subdividen. En cuanto la frecuencia es reducida, distintas
corrientes de vida, distintos maestros ascendidos, ángeles,
arcángeles, etc., llevan otras virtudes. En la jerarquía del cielo
cada cual ocupa un lugar, cada cual tiene su función.
Los científicos consideran que existen miles de millones de
galaxias. ¡Miles de millones de galaxias! Cuando pensamos en la
inmensidad de nuestra galaxia e intentamos hacernos una idea de
esos miles de millones de galaxias girando en torno a un Gran
Sol Central, ello prácticamente desafía nuestra capacidad de
compararnos con el cosmos en el que vivimos. Quien controla
todo esto es la jerarquía, la conciencia cósmica, seres que
perciben al Ser cual Dios, cual cosmos.
Sin embargo, todo esto que los científicos han observado es
tan sólo el espectro físico del cosmos, una línea muy delgada, una
frecuencia. Lo que está por encima y por debajo de esta
frecuencia es otra inmensidad del cosmos, del infinito, y también
de planos que forman parte del tiempo y el espacio. A la hora de
examinar la jerarquía, necesitamos expandir la conciencia
siquiera para albergar tan sólo una definición de lo que El Morya
llama capacidad de medirse, esto es, la capacidad del alma del
individuo de medirse con el Infinito, cosa que por cierto ya es de
por sí una tarea importante.
Las jerarquías determinantes, por tanto, son las doce
jerarquías que conforman el reloj cósmico alrededor del Sol
Central. A continuación vienen los seres cósmicos. Dentro de esta
inmensa jerarquía existe una trinidad, un orden de manifestación
constituido por tres reinos, cada uno de los cuales sirve en uno de
los aspectos de la llama trina.
Elohim y elementales:
el rayo del poder

Los Elohim, que constituyen el aspecto más poderoso de la


conciencia de Dios, integran en su jerarquía a los constructores
elementales de la forma. Los elementales son: las salamandras,
que controlan el elemento fuego; los silfos, que controlan el aire;
las ondinas, que controlan el agua; y los gnomos, que controlan
la tierra. Estos cuatro aspectos rigen asimismo los cuatro cuerpos
inferiores del hombre. Directamente por debajo de los Elohim se
encuentran los seres de los cuatro elementos, que son llamas
gemelas y poseen el control de todas las evoluciones de los
gnomos, las salamandras, los silfos y las ondinas.
Orómasis y Diana son las llamas gemelas del elemento fuego.
Las salamandras pueden medir entre nueve y veinte pies (2,75 y
6,10 m.). En cuanto las ves, parecen fuego en forma de arco iris
en movimiento. Son una luz blanca, una llama blanca que se
funde con los colores del arco iris. ¡Es una visión espectacular!
Concentran las energías del fuego sagrado. Y están al servicio del
hombre, de los maestros ascendidos. Su misión es mantener
limpios los cuerpos físico, mental y emocional merced a la acción
del fuego.
Aries y Thor, las llamas gemelas del elemento aire, rigen la
actividad mental. A sus órdenes se hallan los poderosos silfos,
quienes están a cargo de las corrientes de aire, así como de la
presión y purificación de este elemento. Combaten la
contaminación del aire a la vez que cargan con la polución
generada por la humanidad.
Los seres ascendidos Neptuno y Luara controlan a los seres
del agua —las ondinas—, así como el flujo de energía en el
cuerpo emocional de los hombres. Virgo y Pelleur controlan el
elemento tierra y también a los gnomos.
Todos ellos, por tanto, sirven bajo el gobierno de los Elohim.
Los siete poderosos Elohim y sus complementos divinos, sus
parejas femeninas, son los constructores de la creación. Ellos
fueron quienes respondieron al fíat del Señor Dios «Sea la Luz. Y
fue la luz»3, y al fíat de la creación para crear los mundos. El
término «Elohim» es un sonido sagrado. Es una entonación. La
propia repetición del nombre emite un poder tremendo, de modo
que lo podemos cantar: ¡Elohim!
Se cuentan por centenares las referencias bíblicas a Dios con
el nombre de Elohim, que es un sustantivo plural, lo cual da
testimonio de la conciencia que el hombre posee de Dios en
cuanto ser plural, en cuanto ser dual de las polaridades masculina
y femenina, esto es, el Nosotros Divino. En la traducción del
Antiguo Testamento dicha palabra es Señor Dios.
Los Elohim son los Espíritus de Dios, las estrellas del alba que
cantaban juntas al principio4. Ellos representan el poder de la
creación: el rayo azul, la llama azul en tu corazón. Representan el
aspecto de Padre de la Trinidad. En la trinidad hindú de Brahma,
Vishnu y Shiva, representan a Brahma, que simboliza el impulso
de la creación proveniente del aspecto masculino de la Divinidad.

Seres crísticos, los hijos e hijas de Dios:


el rayo de la sabiduría

El segundo reino en la jerarquía, que corresponde a la


segunda persona de la Trinidad, es el de los seres crísticos: los
hijos e hijas de Dios. Son los maestros ascendidos, es decir, tú en
el proceso de convertirte en uno de ellos. Puesto que estás
evolucionando en el tiempo y el espacio, tu evolución culminará
en el reino que corresponde al segundo rayo, esto es, el aspecto
amarillo de la llama trina.
La misión de los seres que sirven en ese orden consiste en
anclar la mente de Dios, la inteligencia de Dios, las directrices de
la conciencia del Creador. En cuanto concentramos esa
inteligencia, los seres de los elementos pasan a ser los servidores
encargados de ejecutar esa inteligencia, esa comprensión de la
mente de Dios.
Por tanto, al servir en este reino de la jerarquía recibimos
pruebas e iniciaciones sobre el uso correcto de las facultades
mentales, sobre el uso correcto del libre albedrío, sobre el
razonamiento del Logos. Así es como actúa el Verbo hecho
carne5. Es el Verbo encarnado, la segunda persona de la
Trinidad. Los maestros ascendidos y los chelas de éstos que
ascienden por la espiral de la conciencia de Dios conforman el
orden que Dios creó con el fin de que dirigieran la creación.

Arcángeles y huestes angélicas: el rayo


del amor

Por último, el tercer reino, que opera en la llama rosa del


amor divino, es el de las huestes angélicas: los siete poderosos
arcángeles y sus complementos divinos, junto con la multitud de
categorías de ángeles que sirven a la humanidad.
Los ángeles son seres que no han abandonado la pureza de
la conciencia de Dios, salvo en determinados casos en que se han
ofrecido para encarnar en cuerpos como el nuestro con el objetivo
de ayudar a la humanidad. Los ángeles denominados serafines y
querubines jamás han establecido contacto con la creación
humana, ni han encarnado o estado sometidos a la caída o a la
densidad de la imperfección. Por el contrario, mantienen la
pureza más elevada de la conciencia de Dios. Asimismo, hay
serafines y querubines servidores que hacen su recorrido
veinticuatro horas al día y se presentan ante el altar de Dios
cantando: «¡Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso!».
Éstos mantienen la frecuencia de la pureza, que irradian a las
corrientes de vida y a las evoluciones en la inmensidad del
cosmos.
El servicio que nos prestan los ángeles se plasma en el cuerpo
de los deseos. Nos aportan esperanza, alegría y risa, constancia
y aceleración. Sostienen los conceptos mentales que recibimos y
que nos corresponde a nosotros mantener en nuestro reino, el
segundo aspecto. Sin las huestes angélicas, los conceptos que
divulgamos no se revestirían del cuerpo de los deseos, aquél que
atrae el impresionante impulso del Creador para que tenga lugar
la precipitación en el plano físico. Es poco lo que podemos
aportar como alquimistas si no tenemos el sentimiento de crear, el
intenso amor a la creación, el amor a aquello que estamos
precipitando.
Las huestes angélicas respaldan a los niños de luz y a los hijos
e hijas de Dios. Permanecen alerta cual centinelas, cual pilares de
fuego, vigilando nuestra creación, vigilando nuestra conciencia,
ofreciéndonos aceleración en momentos de duda y desesperación
cuando la misión debe continuar, cuando debemos triunfar. Nos
infunden la energía que es el sentimiento de Dios.
Equilibrio de los tres reinos

A estos tres reinos que trabajan en equilibrio y armonía les


corresponde exteriorizar la trinidad de la llama trina de la vida a
escala cósmica. La llama que arde en nuestro corazón —azul,
amarillo y rosa— lo manifiesta totalmente a modo de ramificación
en la jerarquía cósmica.
Al estudiar los tres reinos de la jerarquía, también
aprendemos algo acerca de cómo aplicamos la llama que hay en
nuestro corazón. Así, la energía del rayo azul, el ímpetu del
poder, impulsa la idea contenida en la mente de Dios. Sin ese
impulso de energía, la idea carece de velocidad sostenida. Es
como la flecha que se lanza con el arco. La energía consistente en
tensar el arco hacia atrás es la que proporciona velocidad
sostenida a la flecha; y eso es la idea de Dios precipitándose a la
manifestación.
La acción de la llama rosa del amor es lo que sostiene a la
creación. Se trata de la acción del Espíritu Santo. Las huestes
angélicas son instrumentos del Espíritu Santo. En cuanto recibimos
el impulso del poder, la Ley, el proyecto original de lo que hay
que crear, en cuanto establecemos la matriz mental de la idea, o
generamos la creación por medio del amor, surge entonces la
necesidad de sostener y alimentar esa creación. Las huestes
angélicas son siempre quienes suministran tal energía
sostenedora, tal aguante. En nosotros mismos dicha energía la
suministran el desarrollo del amor y las virtudes, así como las
cualidades y los sentimientos necesarios.
Designamos la llama trina equilibrada como la señal distintiva
del ser crístico, la indicación de logro en la nueva era. A escala
cósmica en el Macrocosmos, es preciso que estos tres reinos
funcionen en armonía a fin de que en un planeta, en un sistema
solar, la llama trina, tal como la encarnan las jerarquías, se
encuentre también en equilibrio. Si los hombres que evolucionan
para convertirse en maestros de la vida ni siquiera saben que ése
es el sendero donde se hallan, ni siquiera comprenden la
iniciación o las leyes que la rigen, ni tampoco entienden la
jerarquía como una cadena evolutiva del ser, ¿cómo pueden
siquiera seguir por su propio camino hacia ese reino suyo donde
están destinados a erigirse en seres crísticos? Ignoran que
convertirse en el Yo real es la meta de la vida. Y comoquiera que
los hombres no se han fijado ese propósito y esa meta para sí, ni
tan sólo pueden hacerse una idea de la fusión con los otros dos
reinos: los seres de los elementos y las huestes angélicas.

Negar la jerarquía y sus objetivos

Soy tan consciente como tú del hecho de que estamos


viviendo en una época en la que predomina la ciencia. Los
científicos explican que no hay seres de la naturaleza, ni
elementales, que todas las cosas funcionan por sí mismas en este
cosmos. ¡Las cosas funcionan solas, por arte de magia! No hay
seres angélicos, ni elementales, ni tampoco seres crísticos, ya que
a juicio de los científicos el reino de los seres crísticos es tan sólo
una forma avanzada del reino animal: el homo sapiens, una
especie.
Al pervertir la ciencia que de cierto es la llama de la Madre,
se efectúa una negación total de la jerarquía y de los objetivos de
ésta, y no se enseña a las personas la verdadera naturaleza de la
individualidad, la naturaleza especial de la llama. A menudo me
sorprendo cuando hablo ante el público sobre la singularidad y la
importancia del individuo. Hoy día la gente se excluye, cree que
no tiene importancia alguna. Tan sólo forman parte del mar de la
conciencia de las masas, del mínimo común denominador: la
mediocridad. Y en realidad no importa —creen las personas— «si
vivo o si no vivo». De modo que se niega la llama, se niega al Yo
real, se niega el objetivo.
Hablar actualmente sobre una jerarquía de seres ascendidos y
sobre el orden de la jerarquía es presentar un tema que
probablemente no se haya abordado desde los primeros tiempos
cristianos cuando Orígenes de Alejandría describió estos órdenes
de seres celestiales. Sencillamente es más de cuanto podamos
imaginar. Creo que la carga por la responsabilidad cuando uno
acepta a la jerarquía es tan grande que este aspecto, entre otros,
aparta a la gente.
El antakarana de la vida

Al comprender la jerarquía, recabamos en la importancia de


la llama que portamos por ser ésta el eslabón en una
impresionante cadena —no una simple cadena, sino, por así
decir, una cota dorada de malla— que conecta entre sí eslabones
que abarcan todo el cosmos formando lo que llamamos el
antakarana de la vida. Es la red de la vida. Es algo parecido a un
inmenso tejido de punto de la Virgen Cósmica, donde cada
puntada constituye la individualización de la llama divina.
Cada punto es necesario. En cada uno de ellos convergen las
espirales de Alfa y Omega que forman la ígnea cruz de la vida. Y
allí donde se manifiesta esta cruz, este punto focal, brota la
identidad en forma de seres cósmicos, Elohim, elementales,
ángeles, arcángeles y el hombre y la mujer crísticos.
La percepción de Dios es lo que infunde al cosmos material la
llama, el Espíritu de la vida. Sin la percepción de la llama todo el
cosmos se torna una manifestación mecánica, física y química,
desprovista de significado. Cuando nos damos cuenta de toda la
jerarquía que nos precede en esta cadena, la cual sostiene por
encima de nosotros las frecuencias mayores de lo que somos
capaces de soportar, y de toda la jerarquía por debajo de
nosotros, es decir, todos los seres que sostienen frecuencias
menores a las nuestras, y para quienes nosotros tenemos la clave
y la frecuencia; en resumidas cuentas, que todos ellos, los de
encima y los de abajo, giran en torno a nuestra individualización
de la llama divina; cuando nos damos cuenta de ello, digo, nos
sobrecoge lo enorme de la responsabilidad que nos atañe.
La negligencia respecto a asir la antorcha que las jerarquías
superiores transmiten conlleva que ninguna de las corrientes de
vida inferiores la recibirán. Omitir nuestra responsabilidad
equivale a una puntada que se ha dejado escapar en el tejido de
la Virgen Cósmica, algo similar a un agujero negro en el espacio.
Así pues, nuestro esfuerzo por ser libres, por llevar la llama de la
libertad a toda costa, no se hace para nuestro mero beneficio; se
lleva a cabo por los millones de seres cósmicos que están por
encima de nosotros y que cuentan con nosotros para que
portemos la antorcha a favor de los millones de corrientes de vida
que todavía tienen que evolucionar hasta el lugar que nosotros
ocupamos.

Tú formas parte de la jerarquía

El mensaje de la Gran Hermandad Blanca es el siguiente: tú


eres parte de la jerarquía, tú cuentas. Cuentas cual suprema
manifestación de Dios. Ello exige que te consideres no un ser
humano sino una llama. Es la llama en ti lo que realiza el trabajo.
La llama en tu interior es lo esencial. Es la individualización de
esa llama mediante nuestra alma lo que hace que seamos únicos,
lo que hace de nosotros un mandala. Cuando digo que no te
consideres un ser humano, quiero decir que no seas «humano» en
el sentido de estar limitado, de ser mortal, de tener energía mal
calificada, sino que seas tú en el sentido del Yo real.
El propósito de la creación, el propósito del fíat creador que
dio a luz a tu alma, era adornar el cosmos espiritual y material
con un aspecto único de la Deidad concentrado en el Gran Sol
Central. Si no consigues encarnar esa llama, el cosmos carecerá
de la focalización de esa faceta de la mente diamantina de Dios.
Esto no debería hacernos dar rienda suelta al orgullo o al
egocentrismo, sino que debería hacernos reflexionar sobre lo
maravilloso que es tener esa llama y sobre la gloria que Dios ha
colocado en nuestro interior mediante una porción de Sí mismo.
Muy al contrario, debería hacernos sentir profundamente
humildes, sin caer en el servilismo, ni rebajarnos o condenarnos a
nosotros mismos.

La autocondenación

La autocondenación es la primera herramienta que los caídos


utilizan para negar a toda la jerarquía. Los chelas, cuando llegan
a las enseñanzas de los maestros ascendidos, deben pasar frente
al obstáculo de la autocondenación y superarlo. La
autocondenación consiste en negar que tienes el potencial, es
decir, la llama viviente, de Dios. Es la negación de que eres un
ser crístico. Es la negación de la oportunidad de ser de tu alma.
Esta condenación ni siquiera se origina dentro ti: es un peso de la
conciencia colectiva que existe a nivel tanto subconsciente como
consciente. Cuando te condenas a ti mismo, estás condenando a
Dios. Y condenar a Dios es hacer magia negra, de modo que la
practicas contra ti mismo negándote tu propia existencia.

Valoración correcta de la individualidad

Para asir la antorcha que se nos transmite y correr con ella,


debemos valorar de forma adecuada la individualidad. Esto
requiere que uno comience por considerar que: «no puedo yo
hacer nada por mí mismo. Es el Padre en mí quien hace las obras.
Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo»6. Consiste en saber
que cuando dices «yo», ese «yo» es Dios. Pero esto no supone
hacer del ego un Dios, ni hacer de la mente carnal y de todos sus
usos erróneos del fuego sagrado un Dios. Consiste en mirar la
línea trazada por el Mediador —tu Yo real— y comprender que a
un lado se encuentra la realidad de tu autoconciencia asimilada a
Dios y al otro, la imagen sintética, el producto de una sociedad
sintética, de un concepto de mecanización.
En la serie Escala la montaña más alta, cuya estructura fue
delineada por el amado El Morya, los capítulos sobre «la imagen
sintética» y «la imagen real» muestran que no es un proceso
simple el separar la cizaña del trigo dentro de la conciencia,
definir la realidad del YO SOY EL QUE YO SOY y comprender todo lo
que se opone a esa realidad7. Por esta razón tenemos una
jerarquía. Aquéllos que nos han precedido en el sendero, los
maestros ascendidos, están muy cerca de nosotros. Ellos nos
ayudan a discernir la verdad, primero en nosotros mismos y
después en el mundo, nos ayudan a distinguir lo real de lo irreal.
La humanidad no podría realmente progresar sin estos instructores
cósmicos. Sin la jerarquía careceríamos de un punto de referencia
con el que medirnos a la hora de definir la realidad. Así que aquí
tienes a la jerarquía. El Morya dice: Contemplad las estrellas y sabed
que allí la identidad ha percibido la individualidad dentro de Dios. Sabed
que las estrellas en el firmamento del ser de Dios reflejan la gloria de los
«antiguos días del arte»8, de esos olvidados tiempos de antaño en que los
hijos e hijas de Dios, miembros de las primeras razas raíz de éste y de otros
sistemas de mundos, triunfaron en la ley del Logos, superaron las dimensiones
de tiempo y espacio y ascendieron al plano de la realidad divina donde
mantienen el cuerpo estelar y la conciencia estelar del fuego concentrado,
habiendo dejado una representación en la materia para marcar el punto de
la victoria. Las estrellas son indicadores de aquéllos que la han logrado; por
tanto, vosotros también podéis decir: «Venceremos. La Tierra se convertirá en
una estrella. Los que evolucionan en la Tierra serán libres».9

ILUSTRACIÓN 17
MAESTROS ASCENDIDOS QUE INICIAN A LAS EVOLUCIONES DE LA TIERRA EN LA CONCIENCIA
DIVINA DE LAS DOCE JERARQUÍAS SOLARES

Los maestros ascendidos encargados de


emitir la luz de las doce jerarquías
solares a la Tierra

Son doce maestros ascendidos que ocupan sendos cargos en


las doce horas de reloj los encargados de bajar al plano físico las
doce cualidades o atributos de las jerarquías solares en beneficio
de los que evolucionan en la Tierra. Haciendo uso del libre
albedrío, cada uno de aquéllos ha escogido encarnar un cierto
aspecto del Ser de Dios.
Algunos de estos maestros llegan de otros lugares del cosmos
para servir a la Tierra y otros se han graduado de entre las filas
de los que evolucionan en este planeta y han optado por
quedarse con nosotros por el amor que profesan hacia la Tierra y
el deseo que tienen de vernos triunfar.
Los nombres con que designamos a los maestros no son sus
nombres ocultos. Nos los han dado a modo de claves foháticas
para que invoquemos la porción de su ser que pueden ofrecernos
de acuerdo a la Gran Ley. Los maestros divulgan un nombre para
una dispensación y una gente determinada, así que les llamamos
por ese apelativo. Cuando lo pronunciamos en el nombre de
nuestra poderosa Presencia YO SOY, automáticamente accedemos
a la luz de Dios en el maestro cuyo nombre sirve de cáliz. Los
nombres que utilizamos de los Elohim, por ejemplo, nos permiten
tan sólo acceder a una parcela de su poder, puesto que no
estamos todavía al nivel que nos faculte recibir una porción
mayor.
Ello evoca al viejo Ent, que representa a un árbol que ejerce
de guía en El Señor de los anillos, la novela de Tolkien. Este
personaje previno a los impetuosos hobbits de que no dieran sus
nombres verdaderos, y se guardó de darles a conocer su propio
nombre, el cual, afirmó, tardaría mucho tiempo en decir y era la
historia de su existencia. Tenían que contentarse con un nombre
que en el lenguaje de ellos era Bárbol. «Los nombres verdaderos
—apuntó— revelan la historia de su procedencia, en mi idioma
[...]. Mi nombre está en continuo crecimiento.»10
El Gran Director Divino

El número infinito de seres cósmicos que conforman la


jerarquía de Capricornio decidieron que el Gran Director Divino
concentrara el poder divino para la Tierra durante el ciclo de
Capricornio. Ello significa que cuando lleguen nuestras
iniciaciones en esa jerarquía, nos presentaremos directamente
ante el Gran Director Divino y recibiremos bajo su cetro
enseñanzas y exámenes. Los siete arcángeles le ofrecen asistencia
en esta disciplina de las evoluciones de la Tierra.
El Gran Director Divino trabaja sin descanso a lo largo de los
ciclos de veinticuatro horas a fin de trasladar estas energías a
nuestros cuatro cuerpos inferiores. A nivel inconsciente el vivo flujo
de esta energía cósmica del Verbo nos nutre.
El Gran Director Divino es el maestro a quien invocas para
que sostenga e intensifique el proyecto original de tu plan divino,
el cual estás destinado a llevar a cabo en la Tierra. Se le conoce
con ese nombre porque ha adquirido maestría sobre la tesis
cósmica, la cual ha encauzado a niveles ocultos a favor de los
que evolucionan en este planeta. Superar las iniciaciones de
poder divino significa que has demostrado destreza en el uso del
poder que Dios te ha ofrecido siguiendo Su dirección divina.
Puesto que, en el cargo que ocupa en la línea doce, el Gran
Director Divino alberga esta fórmula para obtener dirección en tu
vida, él te ayuda en todo lo relacionado con el inicio de nuevos
proyectos y ciclos. Capricornio es el cuerpo etérico, es decir, el
de la memoria. Y este maestro contiene en sí la memoria y el
arquetipo de los ciclos. Siempre que vayas a empezar un
proyecto, invócale, para que sea él quien inicie el ciclo y te
transfiera la dispensación de energía que lo impulse.
El solsticio de invierno, época en que se emite la mayor luz
del Gran Sol Central al planeta para los que en él evolucionan,
viene presidido por el signo de Capricornio, de modo que el
Gran Director Divino rige la llegada del año nuevo y de los
nuevos ciclos.

Saint Germain

Auspiciando la era de Acuario en la línea uno del reloj se


encuentran Saint Germain y las huestes angélicas de luz, quienes
sostienen el foco del amor divino. Saint Germain es quien dirige
el ciclo de dos mil años que estamos iniciando, el cual se conoce
como la séptima dispensación o era de Acuario. Encarnó en el
profeta Samuel, en Francis Bacon, Cristóbal Colón y otros tantos.
Tras su ascensión, regresó a la Tierra como Le Comte de Saint
Germain. Voltaire le llamó «el hombre que nunca muere y que lo
sabe todo»11. Vivió doscientos años y asesoró a los reyes de
Europa. Su sueño fue crear los Estados Unidos de Europa.12
La maestría que posee se ubica en el séptimo rayo, el violeta
(el color de las orquídeas cattleya), el cual corresponde a la
frecuencia de luz a la que vibra la energía de la libertad y la
transmutación. Ocupa el cargo de Dios de la Libertad para este
sistema de mundos. Su retiro, la Cueva de los Símbolos, está
situado en las Montañas Rocosas. Se trata de un retiro etérico y
también físico, éste muy bien escondido. Saint Germain ha
abogado durante siglos por la libertad individual y mundial.
Jesús

Jesús rige en la línea dos del reloj la jerarquía de Piscis,


donde sostiene la llama de la maestría divina. La era de Piscis,
que acabamos de terminar, comenzó con su nacimiento. Ahora
estamos finalizando las iniciaciones de Piscis, que se superponen
con el inicio de Acuario.
Jesús fue el arquetipo de la automaestría en la era pisciana.
Piscis es un signo de agua (pese a estar en el cuadrante etérico),
y muchos de los milagros de Jesús demuestran su maestría sobre
el agua: caminar por las aguas, arrojar demonios, curar ciertas
enfermedades que se asocian a problemas emocionales, así como
desafiar a la muerte y el infierno en el plano astral, que es el
plano emocional, correspondiente al elemento agua. Jesús empleó
asimismo el fuego del cuadrante etérico para la multiplicación de
los panes y los peces y para la demostración pública de la
transfiguración, la crucifixión, la resurrección y la ascensión.
Las grandes huestes de maestros ascendidos asisten a Jesús en
esta línea.
Helios

Helios y los mensajeros del Gran Sol Central presiden la línea


tres del reloj, donde concentran el atributo de control divino, el
cual amplifican por el poder del imán del Gran Sol Central. Este
imán constituye el control divino del flujo de la vida a través de
nosotros, el flujo de energía del Logos, cualidad que hemos de
personificar bajo los auspicios de la jerarquía de Aries.
Helios y su llama gemela, Vesta, encarnan la conciencia del
sol de nuestro sistema solar. Ambos auspician a quienes
evolucionan en este sistema solar desde el Sol espiritual que yace
tras el sol. Reciben y reducen la luz de ese Sol, haciéndola
accesible a las diversas corrientes de vida de los planetas que hay
en nuestro sistema solar.
San Patricio escribió en sus Confesiones acerca de este
poderoso ser, Helios:
Hallándome adormecido esa misma noche, Satán me atacó con
vehemencia; hecho que pervivirá en mi memoria mientras viva. Cayó
sobre mí como una losa, asestándome un tremendo golpe en los
miembros. ¿De dónde surgió en mi espíritu inculto el llamado a Helias?

De repente vi el sol elevándose en el cielo al alba, y al tiempo


que seguí invocando «Helias, Helias» con todas mis fuerzas, aconteció
que el esplendor del sol se posó sobre mí y al instante sacudió todo
lastre que pesaba encima de mí.13

Cuando nos encontramos sometidos a las iniciaciones de


Helios estamos destinados a exteriorizar el control sobre el flujo
de la vida, el flujo de energía del Logos, el Verbo.
Godfré

En la línea cuatro del reloj, nos encontramos en la jerarquía


de Tauro con el Dios Obediencia, el maestro ascendido Godfré,
cuya maestría sobre la llama de la obediencia le capacita
soberanamente para transmitirnos la llama de la obediencia
divina y para darnos las iniciaciones de amor en la jerarquía de
Tauro.
Los siete poderosos Elohim sirven junto a Godfré con el
propósito de instruir a millones de corrientes de vida en la ley de
ajuste al arquetipo interno.
El Morya

La jerarquía de Géminis en la línea cinco del reloj pone a


prueba al iniciado en materia de sabiduría divina, es decir, la
porción amarilla en el cuadrante mental. El iniciador es El Morya,
que cuenta con refuerzos de las legiones de Mercurio. Fue este
maestro quien llevó el mensaje de la Gran Hermandad Blanca a
Mark L. Prophet en 1958 y le guió para que fundase The Summit
Lighthouse.
El Morya encarnó en Melchor, uno de los tres reyes magos; en
Akbar el Grande, gobernante del imperio mogol; en santo Tomás
Becket y en santo Tomás Moro. Durante su última encarnación se
le conoció con el nombre de Maestro «M», el cual guió a Helena
Blavatsky a fundar la Sociedad Teosófica. Ascendió en torno a
1898.
A lo largo de sus numerosas encarnaciones en la Tierra, El
Morya dio testimonio cabal de una gran devoción a la voluntad
de Dios. En su retiro etérico situado en Darjeeling, India,
encabeza el Consejo de Darjeeling, compuesto por 144 seres
ascendidos y otros tantos chelas no ascendidos, quienes actúan
como asesores. Dicho Consejo asiste a la humanidad en la
organización, desarrollo, dirección y ejecución de la voluntad de
Dios a modo de base sobre la cual se cimientan todos los
movimientos organizados que prosperan.
El Morya imparte el logro de la mente geminiana, la cual
alcanza la sabiduría o iluminación necesaria para obedecer a la
santa voluntad de Dios, ejercer potestad en los planos terrenales,
gobernar al yo, resolver la división en la personalidad y alinear
los cuatro cuerpos inferiores que han permanecido escindidos a
causa de siglos de mal uso.
Este maestro exterioriza asimismo los atributos de valentía,
franqueza, rotundidad, confianza en uno mismo e iniciativa.

Serapis Bey

Serapis Bey, jerarca del Templo de la Ascensión en Luxor,


Egipto, quien trabaja diligentemente con los grandes serafines y
querubines, nos inicia en la llama de la pureza que denominamos
armonía divina. Fue sacerdote en el Templo de la Ascensión en el
continente perdido de la Atlántida, y apenas antes del
hundimiento de éste, transportó la llama desde el templo hasta
Egipto. Su contraseña es la disciplina.
Si queremos pasar con éxito las iniciaciones de la línea seis
del reloj, la primera jerarquía en el cuadrante emocional,
debemos dominar el flujo de la armonía. Debemos ser capaces de
sujetar las riendas de la armonía en nuestros cuatro cuerpos
inferiores. No es ésta una prueba fácil, en la medida en que se
trata del elemento agua, de la energía en movimiento [en inglés,
energy-in-motion]. Requiere mantener la armonía en el movimiento
—en la acción—, cuando para algunas personas es incluso difícil
mantenerla estando quietos. Las iniciaciones de la jerarquía de
Cáncer siempre llevan implícita una decisión.
Diosa de la Libertad

En la línea siete del reloj se encuentra la Diosa de la Libertad,


que ejerce de portavoz del Consejo Kármico.
Conjuntamente con los Señores del Karma, posee la llave de
entrada a la cualidad de gratitud divina en la jerarquía de Leo.
En cierta ocasión señaló que la palabra inmigración significa «yo
soy gratitud en acción» [en inglés, I AM gratitude in action]. Ella
inspiró la Estatua de la Libertad, la cual sostiene el faro en el
puerto de Nueva York en señal de bienvenida a los inmigrantes.
La gratitud en la línea siete consiste en afirmar constantemente
todos los dones y gracias del Espíritu, así como nuestro
agradecimiento por la vida. Cada vez que decimos «estoy
agradecido», aumentamos el flujo en el cuerpo de los
sentimientos. Ello ejerce un papel relevante en cuanto a saldar el
karma. La llama de la gratitud constituye una importante clave en
el cambio de ciclo del reloj cósmico.

El Señor Lanto

El Señor Lanto, un antiguo maestro oriental, sostiene la llama


de la justicia divina en la línea ocho del reloj junto con los
Señores de la Sabiduría en la jerarquía de Virgo. Ascendió
después de su última encarnación cuando fue emperador de
China en tiempos de Confucio, aproximadamente en el año 500
a. C. Fue el maestro dirigente del Retiro del Royal Teton en
Wyoming (EE.UU.) hasta 1958, año en que el cargo se transfirió al
maestro ascendido Confucio.
Actualmente Lanto sirve en calidad de Señor del rayo de la
iluminación, el segundo rayo, diseminando santa sabiduría e
iluminación divina en la conciencia de la humanidad. Una de las
iniciaciones es la de medirse a uno mismo confrontándose con
alguien o algo, de donde se deduce la valía de cada cual. Lo
realizamos interiorizando el principio de justicia divina que
conduce a entender que todos los individuos poseen idéntico
potencial divino.

Poderoso Víctory

En la línea nueve del Espíritu Santo, el Poderoso Víctory de


Venus y los Señores de la Individualidad sirven en la jerarquía de
Libra. Víctory sostiene la llama de la realidad divina a favor de la
humanidad. Él nos exige que determinemos la diferencia entre
nuestro Yo real y el yo sintético e irreal que es el fruto de siglos de
autoengaño.
El Poderoso Víctory vino a servir a las evoluciones de la Tierra
en la década de 1930 en respuesta a la petición de ayuda
formulada por Saint Germain. Se le conoce como el maestro de
alta estatura de Venus, y cuenta bajo sus órdenes con legiones y
ejércitos de luz.
Él encarna a favor de los que evolucionamos en este sistema
solar la cualidad de la victoria divina en todo aquello que
emprendamos. La victoria es una llama, una conciencia, una
percepción de Dios, que eones atrás este maestro de Venus se
resolvió a manifestar. Su nombre desde antaño se fundió en la
llama que decidió ser.
El Poderoso Víctory y el Gran Director Divino actúan como dos
polos de un espectro. La línea doce del reloj inicia la espiral de
un proyecto, la matriz divina correcta, y la línea nueve la inicia en
el cuadrante físico. En el momento en que intentas precipitar en
esta línea todo lo precedente —el proyecto o arquetipo original,
la planificación, la logística— topas con los bloqueos del plano y
del karma físico, que son grandes.
Allí se encuentra Víctory, inflamado con la cualidad de la
realidad divina, para ayudarte a abrirte paso porque tú eres Real.
Gracias a él puedes llevar a cabo y finalizar victoriosamente
cualquier proyecto que tengas.

Ciclopea

Ciclopea es uno de los siete poderosos Elohim, «los siete


espíritus» del Apocalipsis que están ante el trono de Dios14.
También se le conoce como el Elohim de la música, pues rige las
acciones del habla, el oído y la vista por medio de la música de
las esferas.
Ciclopea y los Señores de la Forma ocupan la línea diez, de
la Jerarquía de Escorpión, la cual enseña el uso correcto de las
energías creativas a través de la visión divina. Una de las
iniciaciones de Escorpión es la de la visión unificada o
concentrada, que se perdió cuando la humanidad asumió la
conciencia de una mente dividida al tomar parte en el árbol del
conocimiento del bien y del mal.
El apóstol Santiago dijo que una persona de doble ánimo es
inconstante en todos sus caminos15. Y Jesús señaló que «la
lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno*, todo tu
cuerpo estará lleno de luz»16. Si nuestra visión está unificada, si
nuestro conocimiento sólo repara en el bien, contaremos con la
luz necesaria para crear.
A quienes hayan nacido en Escorpión se les presenta una
maravillosa oportunidad en esta época, pero deben aprender a
disciplinar esa energía del agua (Escorpión es un signo de agua
en el cuadrante de tierra) y superar las pruebas conducentes a
llevar una vida abnegada y a seguir el sendero del sacrificio de
uno mismo en el servicio a la vida.
El retiro de Ciclopea y su llama gemela, Virginia, está
localizado en la cordillera Altai donde convergen la China,
Siberia y Mongolia, cerca de Tabun Bogdo. El retiro se halla en
su totalidad en el reino etérico, si bien superpuesto a las
montañas.

Señor Maitreya

En la línea once del reloj, el Señor Maitreya, el Buda


venidero, el Gran Iniciador en la jerarquía de Sagitario, nos inicia
en la llama de la victoria divina aunando su empeño con el de los
Señores de la Mente. Ostenta, a niveles internos, el cargo de
Cristo Cósmico y Buda planetario. Fue pupilo del Buda Gautama
y relevó a su maestro en el cargo. Posee un foco de la iluminación
en las montañas del Himalaya.
Un sendero de iniciación

La existencia de la jerarquía nos proporciona un sendero de


iniciación. Ésta es un proceso formado por varias etapas
mediante el cual el ser que se encuentra inmediatamente por
encima de ti en logro te da la enseñanza y la comprensión que te
permiten elevarte un peldaño y situarte en ese nuevo nivel para
asumir el papel de instructor. Una vez que estés preparado, le
darás a tu instructor la oportunidad de avanzar a su vez un
peldaño más. Es también una ley de la jerarquía: el instructor no
puede avanzar a menos que tras él haya chelas que guarden la
llama al nivel que él deja vacante.
Tanto en las enseñanzas de Oriente como en las de
Occidente, ha habido siempre chelas y gurúes, así como ejemplos
de una correcta relación entre ambos. Puede que descubras que
tu instructor es un ser no ascendido o que, para alcanzar maestría
en la ciencia, la música o el arte, necesitas hacerte aprendiz de
un gran instructor, de alguien que sepa más que tú, de modo que,
cuando hayas aprendido todo lo que ese maestro puede
impartirte, sigas adelante. Es posible que llegues a aventajar al
maestro. Éste es siempre el deseo del instructor: que sus
estudiantes superen el nivel de logro del maestro.
Como Juan el Bautista dijo: «Es necesario que él crezca, pero
que yo mengüe»17. En una encarnación previa, Juan el Bautista
fue el gurú de Jesús. Más tarde vino a preparar el camino para
que su discípulo se convirtiera en el Ser Crístico. Se trata de Elías
y Eliseo, gurú y chela que aparecen en el Antiguo Testamento.
Ambos mostraron la ley: Elías ascendió al cielo, y su chela, Eliseo,
tomó el manto de aquél —que representa la acumulación de
energía, la autoridad del maestro—, separó las aguas del río
Jordán, fue proclamado profeta y realizó milagros entre el pueblo
de Israel. Eliseo encarnó una y otra vez volviendo finalmente en
Jesús, el Ser Crístico. Su maestro, haciendo honor al discípulo,
recibió la dispensación de encarnar con objeto de preparar la
venida18. Ahora puedes comprender el misterio de la frase: «Es
necesario que él crezca, pero que yo mengüe». Éste es el orden
de la jerarquía.

«Cuando el discípulo está preparado, el


maestro aparece»

Cuando sentimos que ya no nos quedan más instructores en


este mundo, cuando nos hemos descubierto, con humildad y
paciencia, dispuestos a someternos a ese maestro de la Tierra de
quien aún podemos aprender, a ser corregidos, a someternos a
una disciplina, es cuando los maestros ascendidos aparecen tras
esperar desde su posición elevada a que estuviéramos listos para
recibir a un instructor-maestro ascendido. Y ya conoces el dicho:
«Cuando el discípulo está preparado, el maestro aparece».
Hay una cita famosa de El Morya que he tenido muy presente
durante todos los años de pruebas y tribulaciones como chela de
los maestros ascendidos: «¡Aunque el mensajero sea una
hormiga, hazle caso!» Nunca puedes saber a quién va a enviar el
maestro como representante para comprobar cómo le recibes. Si
pasas la prueba al recibir a tal enviado, éste continuará su
camino y tú recibirás al Señor mismo. Jesús así lo afirmó al darnos
la fórmula de la iniciación: «En cuanto lo hicisteis a uno de estos
mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis».19
Así pues, el éxito en el sendero del karma yoga (el del servicio
como medio para saldar karma) se obtiene al reconocer en los
hombres el servicio a Dios, al reconocer que cuando recibimos a
un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta
recibimos.20
El sendero de la iniciación nos depara grandes lecciones. El
Morya es un gurú muy severo, y posee un sentido del humor muy
peculiar. A la entrada de su retiro en Darjeeling ha apostado a un
chela muy brusco sin apariencia alguna de tener maestría y ni tan
siquiera de ser digno de permanecer a las puertas del retiro del
maestro. Muestra un tosco ademán en el habla y no se atavía de
la mejor manera. Aquéllos que llaman a la puerta, vestidos con
sus mejores galas y mostrando desprecio por el portero, topan
con la decisión del maestro de que no son dignos de ser
recibidos. Es una situación francamente interesante.

El lugar que ocupamos en la jerarquía

El guardián de la puerta del retiro del Royal Teton, cuyo


nombre es Alfas, nos aleccionó. Se le ha mencionado en un
dictado porque, para él, la mayor misión, la vocación más
grande que existe en la vida y el más alto honor consisten en ser
el guardián de la puerta del retiro del Royal Teton.
Vemos pues que el servicio a los maestros en cualquier
posición, aun siendo la más humilde, consiste en mantener esa
función en la jerarquía, sostener ese punto en la cota de malla
dorada hasta que estemos preparados para ocupar la siguiente y
asumir las responsabilidades que conlleve. Debemos estar
contentos por ocupar el cargo que sea. Hemos de asegurarnos de
desempeñar bien nuestro papel y adquirir maestría sobre ese
punto focal, tanto si es un trabajo en el mundo o en el hogar, o
como padre, madre o profesor. Cualquiera que sea tu vocación,
sea lo que sea en lo que trabajes, allí es donde los maestros te
van a proporcionar las pruebas; allí es donde éstas van a tener
lugar.
La vida es el gurú hasta que mostramos que nada en este
mundo puede disuadirnos de manifestar la humildad de la llama o
de prestar servicio al Yo real de cualquiera. Una vez que hemos
superado ciertas pruebas, entramos en contacto directo con los
maestros ascendidos. Sus lecciones (las de los Guardianes de la
Llama), los libros que han escrito a través de sus diversos
mensajeros, las Perlas de Sabiduría21: todo ello constituye una
intensificación del contacto con la jerarquía hasta que te
encuentres cara a cara con tu gurú mientras te arrodillas en el
altar de tu propio corazón, esto es, la cámara del corazón en la
que el gurú aparecerá durante tus meditaciones. Los maestros son
guías que aparecen a lo largo del camino, hasta que
desarrollamos la suficiente discriminación para comprender qué y
quiénes son las jerarquías reales.

Bifurcación (la Y) en el sendero

Debemos entender que, puesto que hay un sendero de


iniciación, decisiones que tomar y el don del libre albedrío, hay
quien ha entrado en el sendero, ha hecho mal uso de este don y
ha elegido erróneamente. En un momento determinado nos
encontramos frente a una elección conocida como la bifurcación
o la Y en el sendero: en ese momento tenemos que elegir entre el
sendero de la derecha y el de la izquierda. El sendero de la
derecha consiste en adquirir conocimiento de la Hermandad, de
las iniciaciones y de las energías de la Presencia YO SOY, usándolo
únicamente para gloria de la llama y servicio a la humanidad. El
sendero de la izquierda consiste en usarlo para la gloria del ego.
Este último sendero se sigue en el satanismo, representado por la
estrella de cinco puntas invertida, en la que el Cristo es invertido,
la mente carnal se eleva y todas las energías que Dios nos da se
emplean para la gratificación de los sentidos y del ego.

La falsa jerarquía

Desgraciadamente, el sendero de la derecha y el de la


izquierda no quedan claramente definidos a la hora de hacer una
elección. Pero ello no impide que esa hora nos llegue tarde o
temprano y, si afrontamos tal decisión con determinación y
humildad, confiando en la llama interna, pasaremos las pruebas
que la vida nos pone. Ello no obstante, muchos han fallado.
Aquéllos que han fracasado debido a su orgullo, ambición y ego
no se contentan con permanecer a la sombra, ocultos en el
anonimato, sino que se erigen a sí mismos como miembros de una
jerarquía falsa. Desvirtúan a los maestros ascendidos y a sus
jerarquías. Por ello, Juan nos advirtió de que el anticristo
vendría.22
El anticristo es la personificación de lo que se opone a todo
aquello que encarna el Cristo. Puesto que Jesús se convirtió en el
Cristo, nos advirtió de lo que vendría a oponerse a esa luz. Así,
descubrimos que hay instructores falsos y otros verdaderos. Jesús
nos dio la fórmula para discernir sobre unos y otros. ¿Pueden
proceder de la misma fuente agua dulce y amarga?23 Dijo: «Así
que, por sus frutos los conoceréis»24. Todos los falsos instructores
mencionan las mismas verdades espirituales que los maestros
ascendidos. Dan enseñanzas similares, si bien cabe que
introduzcan variaciones y perversiones. Por lo tanto, no es la
enseñanza lo que debemos observar, sino los frutos en la vida del
instructor. Percibamos la vibración del instructor. Verifiquemos su
frecuencia.

«Probad los espíritus»

Juan dijo: «Probad los espíritus para ver si son de Dios»25. Si


no eres capaz de percibir ninguna vibración o frecuencia, ¿cómo
vas a saber cuál es la del instructor? Reza, rézale a tu Yo real, a
la Presencia YO SOY, y pídeles guía. Puedes pedir que se te dé una
señal, pero no fuerces la precipitación de esa señal en forma de
una manifestación que no provenga de Dios. Es preferible no
comprometerse hasta no estar seguro.
Durante la fase en la que estemos afianzando la conciencia
del alma en Dios, tomemos cada precepto, cada ley recibida, y
pongámoslos a prueba. Cuando podemos confiar en el instructor,
tal como confiamos en los maestros ascendidos, sabemos
entonces, como chelas, que estamos a salvo al poner nuestra
confianza en el gurú. Por lo tanto, recibimos la palabra del gurú y
la ponemos en práctica por fe, sin necesariamente poseer una
comprensión total. La fe nos induce a seguir las enseñanzas de
Jesús y Gautama, los verdaderos instructores de las eras, sin saber
en todo momento adónde nos van a llevar.
La recompensa por la fe y la lealtad en el sendero es
entendimiento. Éste es el orden de la Trinidad: el chela debe
proporcionar el rayo azul, o sea, el ímpetu de fe en el instructor,
para que éste pueda a su vez darle la enseñanza, que es el rayo
amarillo, el de la comprensión. Cuando el chela lo recibe, de él
brota la llama del amor, y esa espiral de amor enciende el arco
que forma la cadena de la jerarquía, la cual conecta de forma
indisoluble tu corazón con el del instructor.
Vemos, pues, que el sendero requiere fe, así como pruebas.
Precisa poner a prueba la ley que hemos recibido, poner a
prueba las llamas. Los maestros ascendidos desean que
desafiemos cada aspecto del ser, de la conciencia y de la
enseñanza. Cuando lo haces con humildad, en el nombre de tu
Yo real y en el de tu Presencia YO SOY, Dios te da con toda certeza
alguna prueba del camino a seguir.
Debemos recordar que aquéllos que se hacen pasar por los
maestros ascendidos se erigirán en mediadores y ocuparán el
lugar de tu ser real. Te harán depender de ellos como fuente de
información, como fuente de algo grandioso que está por venir.
Te harán correr de un lado para otro, hasta el punto de que
necesitarás su permiso para hacer prácticamente cualquier cosa.
Te convertirás así en siervo de la voluntad —quizás humana— de
un instructor que desplazará el contacto con tu propio mediador,
suplantando al Yo real que Dios te ha dado.

El único sendero

Sólo hay en realidad un sendero que lleva a la cumbre de la


vida: la Presencia YO SOY de cada cual. Hay muchos senderos
inferiores, pero al entrar en el sendero único, uno se somete a la
ley única de su propia Presencia YO SOY. Es una escalera, como la
de Jacob, de la que los ángeles subían y bajaban.26
Existen treinta y tres etapas de iniciación, que cada devoto de
la llama debe recorrer para alcanzar la ascensión. No hay
alternativas a estas iniciaciones. No hay rodeos que nos permitan
liberarnos de ellas. Jesús afirmó: «El reino de los cielos sufre
violencia, y los violentos lo arrebatan»27. Los violentos son
aquéllos que, desde el sendero de la izquierda, desean hacerse
con el poder de Dios sin efectuar la necesaria entrega de la
conciencia humana. Evitan a la jerarquía y a los maestros, así
como las iniciaciones, y se proclaman seres crísticos.
Las enseñanzas de los maestros ascendidos te proporcionan
un camino perfectamente delimitado. Morya ha hablado de los
montañeros solitarios que insisten en recorrer el sendero a solas.
Dice que las cimas del Himalaya están cubiertas de los restos de
aquéllos que han rechazado a la jerarquía, quienes han
proclamado: «Yo no necesito a la jerarquía. No necesito a esos
instructores de la humanidad para abrirme camino. Lo encontraré
por mí mismo».
A decir verdad, eso no tiene mucho sentido en ningún ámbito
de esfuerzo humano. Cuando decidimos estudiar matemáticas,
música o cualquier otra disciplina, buscamos al mejor instructor.
Aprendemos todo lo que ese instructor pueda impartirnos y, si no
encontramos a otro más avanzado, hacemos grandes progresos
por nuestra cuenta. ¿Por qué razón habríamos de dedicar una
encarnación entera a descubrir por nosotros mismos todas las
leyes de la química o de la física que ya fueron descubiertas a lo
largo de cientos de años gracias a la dedicación y al esfuerzo de
todos aquéllos que nos precedieron? Recibimos el legado de la
jerarquía de la ciencia como punto de partida. Podemos
comprobar sus principios, desafiarlos o estar en desacuerdo con
ellos. Podemos tratar de ver y comprobar si todo lo que se ha
dicho es cierto, pero seguimos adelante.

El relevo de la antorcha

¡Éste es el relevo de la antorcha! ¡Así es como la civilización


progresa! Cuando cruces el umbral entre esta vida y la siguiente,
se producirá el relevo de la antorcha, con todo lo que las almas
de la humanidad han cosechado y con el ofrecimiento de ese
fruto ante el altar de Dios. Sí, el relevo de la antorcha se ha
producido: la antorcha de la enseñanza de las eras —las
enseñanzas de los maestros ascendidos— y la antorcha de una
frecuencia superior con la que este mundo deberá fusionarse.
El Sol Central ha emitido luz. La Tierra ha de elevarse en una
iniciación de dimensiones planetarias. El planeta entero ha de
pasar al siguiente nivel. Debe hacerlo, porque el sistema solar, la
galaxia y este sector del cosmos se están elevando.
La Gran Hermandad Blanca, la jerarquía ascendida, transfiere
esa antorcha, esa luz, a aquéllos que deseen tomarla, que vayan
a agarrarla con fuerza. He aquí que tenemos una oportunidad
sagrada, un compromiso sagrado. Reflexionemos, pues, conforme
comulgamos juntos, sobre el significado de la jerarquía y nuestro
papel en ella.
Capítulo 5
Dibuja tus ciclos
y los de tu familia
en el reloj cósmico

La vida, y todo lo que vive, es concebido


en la niebla y no en el cristal.
¿Y quién sabe si el cristal no es niebla que decae?
KAHLIL GIBRAN, El profeta, «La despedida»

Ya hemos comentado que la conciencia de Dios se expande y


se reduce sucesivamente en doce partes con el propósito de que
nosotros la podamos manifestar en el plano físico. La energía
baja del nivel etérico del ser de Dios al mental, al emocional, y
finalmente al físico por mediación de estas doce jerarquías del sol
que rodean al Gran Sol Central. Millones de seres cósmicos
encarnan cada una de estas posiciones en el reloj y cada virtud.
La emanación de luz se produce en ciclos.
Dentro del ciclo de tu vida se encuentran muchos otros ciclos,
que penetran unos en otros. Todos somos capaces de entender
que los segundos abarcan microsegundos, y que forman parte de
los minutos; éstos, de las horas; éstas, de los días; los días, de las
semanas; y las semanas, de los meses, los años y los milenios.
Cada ciclo contenido en otro ciclo es algo parecido a una rueda
dentro de otra rueda. El universo entero se ha edificado sobre la
base de ciclos contenidos en otros ciclos; y éstos pueden ser
dibujados.

El primer ciclo de doce años de la vida

Si quieres plasmar los años de tu vida en el reloj, sitúate en la


línea doce del reloj y escribe allí el día, el mes y el año de tu
nacimiento, o el de tu hijo. Si tu cumpleaños es el 5 de junio, pon
5 de junio y el año en que naciste en la línea doce.

ILUSTRACIÓN 18
EL PRIMER CICLO DE DOCE AÑOS

(ESTA GRÁFICA SE APLICA A UNA PERSONA NACIDA EN 5 JUNIO 1970)

En cuanto naciste empezaste la primera iniciación, la de la


jerarquía de Capricornio, la del poder divino. El ímpetu inicial de
poder divino fue tu primera respiración y tu primer llanto. La
iniciación que pasaste consistió en asir la llama de la vida,
hacerla tuya y reclamarla como tuya. Como sabes, algunos, por
desgracia, no superan esta prueba.
Durante todo el primer año serviste guiado por el Gran
Director Divino y las jerarquías de Capricornio, poniendo a
prueba el poder, el cual apareció en el estiramiento de las
extremidades, en el flujo de energía del corazón, en el
funcionamiento perfecto del cuerpo físico. En tu primer
cumpleaños te sobrevino la primera iniciación de esta vida en la
jerarquía de Acuario, y el amor divino obró maravillas en ti.
Aumentó tu sensación de identidad con respecto al amor y a tus
seres queridos.
Tu segundo cumpleaños trajo consigo las iniciaciones de
Piscis en el elemento agua. Se trata de poner a prueba en el
cuerpo etérico el flujo de agua, es decir, las emociones. Es la
llama de la maestría divina. Y un año en el que llegas a dominar
muchas cosas. Los científicos afirman que aprendemos más en
este año que en cualquier otra época de nuestra vida. En
realidad, ello se aplica a varios de los primeros años de la vida.
Así pues, la llama de la maestría divina se le presenta con un
enorme impulso al pequeño de dos años, que está ansioso por
dominar todo lo que tiene a la vista.
A los tres años llega la conciencia del Niño Cristo. El niño
adquiere un notabilísimo sentido de la identidad, del «YO SOY EL
QUE YO SOY», la conciencia del nombre, así como de «¡quiero
hacerlo todo yo solo!». Es el desarrollo del ego, el Ego divino que
nace en el niño. El mayor error en que un progenitor puede
incurrir es en hacer por el pequeño lo que éste desea
diligentemente hacer por sí mismo, así que cuando llore porque
has hecho algo por él, deshazlo con rapidez y déjaselo hacer a
él. Es de suma importancia que se desarrolle la llama de la
individualidad en este año, mientras se halle en la jerarquía de
Aries. Está concentrando el equilibrio para toda una vida. Los
registros quedan grabados en todo momento en el subconsciente;
y todo lo que ocurre en estas líneas —todas las impresiones, todos
los sonidos que oímos, la interacción con la vida—, todo ello se
graba en los cuatro cuerpos inferiores.
En el cuarto año aparecen las pruebas de la jerarquía de
Tauro. Estamos precipitando cada vez más en el físico,
adquiriendo maestría en el físico. Surge una cierta terquedad
implícita en la llama de la individualidad; una testarudez que no
es mala en sí. Es el deseo de ser, de tener una identidad
separada, de forjar esa mente que está empezando a funcionar.
Los niños empiezan a desplegar la facultad de leer y ya entran en
contacto con los números. Comienzan a dominar el elemento
físico, el plano terrenal de Tauro. Todo el año transcurre bajo la
influencia de esta energía.
Como se aprecia en el aspecto del círculo que muestra las
llamas trinas, Tauro es un signo de amor (ilustración 12). Gracias
al amor, precipitamos la determinación en el alma del niño para
someterse a la ley del ser interno. El problema es que no todos los
niños poseen un sentido de ley interna, y se ven sometidos a leyes
impuestas desde fuera que la sociedad, los padres y las escuelas
juzgan más importantes que la ley interna del niño. De ahí que
éste asuma literalmente aquello con lo que entable contacto y
componga la ley de su vida a niveles subconscientes y
conscientes.
Tanto en esta fase de la vida como anteriormente, el sistema
Montessori1 es capaz de proporcionar al niño el enlace con la ley
interna, pero muchas otras experiencias educativas que los niños
viven a esta edad les resultan perjudiciales, ya que les arrancan el
contacto con la ley interna de la vida. A consecuencia de ello, ese
patrón quedará establecido de por vida, para bien o para mal.
Los ciclos llegan, el reloj cósmico avanza.
En el quinto cumpleaños, el niño se somete a la jerarquía de
Géminis, que pone a prueba la sabiduría de la mente crística.
Éste es un signo de aire. El desarrollo mental aumenta. El niño
muestra precocidad. Quiere aprender. La mayoría de nuestros
sistemas educativos retienen al niño en juegos y esparcimiento y
exclaman: ¡Esto es lo que los niños hacen! Sin embargo, María
Montessori descubrió que los niños son brillantes y poseen un
enorme deseo de aprender, así como la clave que en efecto les
permite aprender. Pese a no haberlo descrito de esta manera, su
método se hace eco del modo en que los pequeños pueden atraer
del cuerpo causal y de la Presencia YO SOY el genio interno del
alma.
En la línea seis, al cumplir el sexto año, el niño aprende en la
jerarquía de Cáncer el flujo de las energías en movimiento, el
flujo de la armonía. Es una época en que los padres deben cuidar
que al niño no se le permita ser presa de rabietas o berrinches ni
valerse de la energía con el fin de controlar a los demás. Durante
los tres años siguientes el chiquillo bregará con el cuerpo
emocional y el flujo de energía. ¿Qué conseguirá? ¿Qué va a
hacer con la energía?
El niño descubre que si libera energía por el plexo solar o con
el llanto, puede someter a un grupo de adultos. Desde entonces
adquiere gran poder y empieza a controlar a la madre. Es el
momento en que la madre y el padre deben definir su papel y hay
que enseñar al pequeño a controlar la energía en movimiento. Un
gran número de herramientas en el método Montessori enseñan
este control, que se extiende a los cuerpos físico y mental y a la
vez establece las pautas correctas en el plano etérico.
A los siete años, el niño vuelve a encontrarse con la acción
del amor en Leo y la maestría sobre la gratitud divina. Aquí
aprende a portarse bien, y también a ser educado, a decir
«gracias», lo cual le procura el desarrollo de una conciencia de
actividad e interacción social.
En la línea ocho del reloj, a la edad de ocho años, la
jerarquía de Virgo afianza en este signo de tierra la llama de la
justicia divina, la igual distribución del flujo de energía en los
cuatro cuerpos inferiores.
A la edad de nueve años, el niño obtiene un nuevo aumento
de la conciencia, es decir, de la conciencia de la vida encarnada
en el Espíritu Santo y en la llama de la realidad divina. Se
produce en esta línea una mayor adquisición de independencia,
de modo que los padres deben procurar que el niño aprenda lo
que es Real y lo que no es real.
Los medios de comunicación generan hoy día gran confusión
al transmitir a los niños multitud de dibujos animados, de historias
y fantasías con las que los menores se identifican; de manera que
vagan por el plano astral, del que entran y salen. En ese instante
es cuando hemos de definir la Realidad. En nuestras instituciones
educativas existe asimismo el deseo de definir la Realidad. No
obstante, debido a su ignorancia, algunos educadores cuentan a
nuestros hijos que lo que es irreal es real y que lo que es real no
lo es. Mis hijos llegaron un día a casa diciéndome que el profesor
les había comentado: «No existen los ángeles. No existe ningún
Dios. Ya nadie cree en Dios». Ello demuestra la importancia que
reviste el papel de padre o madre, el cual o la cual debe
reafirmar la Realidad y los valores del Espíritu Santo, la llama del
honor cósmico que debe inculcarse en este primer ciclo.
El décimo cumpleaños da paso a la visión divina, y las
energías que uno afronta son las de Escorpión, la prueba del
diez, la abnegación, lecciones a propósito de dar, lecciones
relativas al elemento agua.
En el undécimo año se presenta la llama de la victoria divina
—una llama de luz, una llama de iluminación— y hay que
ocuparse de las energías de Sagitario, el fuego de Sagitario que
ancla en el cuadrante de tierra la señal de la victoria, el
desarrollo del cuerpo físico.
Doce años completos señalan el fin de un ciclo del reloj
cósmico. En el duodécimo cumpleaños el niño regresa al lugar de
origen para ocuparse de un cierto número de registros a la
primera vuelta del reloj. Encarna las iniciaciones de la pubertad
en la línea doce al empezar un nuevo ciclo de poder divino que
se apodera de los cuatro cuerpos inferiores, y también se topará
con los registros de las impresiones grabadas en el primer año de
su vida.
La línea doce del reloj señala asimismo el año en que
desciende el primer fragmento de karma de vidas anteriores. A
menos que el niño sea un alma avanzada, un iniciado, o que
haya pedido que el karma le sea entregado antes, el plan
establecido por los Señores del Karma es dejar al muchacho doce
años, y a los padres y maestros, que durante esos años plasmen
en la conciencia del niño el proyecto original de la vida, la
maestría de la mente, los valores culturales, religiosos..., todo lo
correcto que habría que enseñar a los niños a modo de legado de
los miles de años de cultura en este planeta.
Desgraciadamente los padres ignoran en ocasiones esta
cultura y esta enseñanza. Nuestras instituciones educativas no la
encarnan, con el resultado de que a menudo en los primeros doce
años de la vida del niño se hace más mal que bien. Con todo,
estos doce años constituyen una oportunidad suprema de
trasladar a los niños la antorcha de todos los valores que
apreciamos, así como el conocimiento espiritual y la comprensión
del cosmos. María Montessori descubrió que a los pequeños les
embelesa la astronomía y el estudio de las estrellas, ya que
poseen la capacidad de medirse con el infinito. Las matemáticas,
la física y la química también suscitan en ellos curiosidad.
El segundo ciclo de doce años

Durante los primeros doce años, se delimita el patrón de lo


que el niño va a traer. En el mejor de los casos habrá
desarrollado una profunda percepción de la ley cósmica, que los
padres denominan «lo que está bien» y «lo que está mal». De
todos modos, lo que está bien y lo que está mal evoluciona en la
escala de la relatividad a medida que pasan las décadas. Por
ello, preferimos referirnos a la ley cósmica en sí como la vara de
medir lo que está bien y lo que está mal. Una vez que el
muchacho recibe el supremo contacto con el alma en los primeros
doce años, cuando tiene esa base, puede encarar las pruebas del
karma y de la pubertad. Firmemente cimentado en la Ley, se halla
provisto para hacer frente a la energía que se aproxima y que
lleva consigo grandes pruebas en el siguiente ciclo de doce años:
la edad comprendida entre los doce y los veinticuatro años.
Vamos a proceder al estudio de esa edad examinando las
perversiones de las doce jerarquías del sol.
En el duodécimo cumpleaños, el niño recibe el impulso del
poder divino —una esfera de luz que desciende del cuerpo causal
—. Es una esfera azul de energía. Se transfiere al Yo Crístico, a la
llama crística, de idéntica forma en que las jerarquías cósmicas
transfieren una esfera de luz durante el solsticio de invierno para
el cambio de ciclo del año.
Así pues, ese regalo de energía se encuentra ahora en el
corazón del muchacho. ¿Cómo va a utilizar esa energía? Lo hará
de la forma en que se le ha enseñado. Si se le ha enseñado la
obediencia, la utilizará con obediencia. Si se le ha enseñado
control divino, la energía fluirá con control divino. Si se le han
enseñado modales de buen comportamiento, una correcta
disciplina y técnicas de aprendizaje, todo este poder divino se
empleará a modo de realce con el propósito de amplificar los
otros doce aspectos del reloj. Sin embargo, también va a
ocuparse del primer fragmento añadido de karma ese mismo año.
A esa frecuencia de energía que equivale al mal uso del poder
divino la definimos como crítica, condenación y juicio (ilustración
19). Es el mal uso del cuerpo etérico y de la alquimia del fuego.
Dicha condenación se manifiesta de maneras muy sutiles,
entre otras, la condenación de uno mismo (o autocondenación) y
el rebajarse uno mismo o darse poca importancia. Puede ser un
período en el que el muchacho se muestre abstraído, se sienta
incómodo con sus semejantes, o apenas sepa cómo comportarse
con los demás. Ese empequeñecimiento y falta de autoestima a
dicha edad, que tal vez se prolongue durante los siguientes doce
años de intentar integrarse con sus semejantes, bien puede ser el
resultado de karma del pasado, que recibe en su duodécimo
cumpleaños. Tan pronto la Presencia YO SOY transfiere la esfera de
fuego, de poder divino, los Señores del Karma, por mediación del
Yo Crístico, transfieren asimismo el paquete de karma que
contiene los usos erróneos de poder divino en vidas previas.
Estos usos equivocados no recaen estrictamente en la
categoría mencionada a que aluden las tres palabras, si bien
cabe la posibilidad de que se perciban como tales. Cuando en la
vida del individuo predominan las iniciaciones de Capricornio
existe esa sensación de verse abrumado, de ser el blanco de la
condenación, de que nada te sale bien no importa cuánto te
esfuerces, de que la gente habla mal de ti; y tal vez así sea, pero
el caso es que puede llegar a turbarte hasta llegar al extremo de
sufrir un complejo psicológico de paranoia. Todo ello suele ser el
resultado del abuso del poder divino en vidas pasadas.
El padre o la madre juiciosos que cuenten con las enseñanzas
sobre el reloj cósmico se dirigirán al niño en cuestión. Una
persona de doce años está plenamente capacitada para entender
el reloj. Es capaz de comprender que tiene que elegir. Puede
optar por incrementar su poder acumulado con invocaciones a la
llama azul y a los maestros que sirven en ese rayo, en especial al
Gran Director Divino; o puede escoger consentir esa condenación
en cuanto el ciclo se la traiga para que la transmute.

ILUSTRACIÓN 19
PERVERSIONES DE LA CONCIENCIA DIVINA

EN LAS DOCE JERARQUÍAS SOLARES

En lugar de depositarla en la llama, quizás asuma esa


condenación y empiece a condenar a sus padres, a sus hermanos
o hermanas o a los demás compañeros de la escuela. Puede que
se torne extremadamente crítico por todo y con todo el mundo,
incluido él mismo. Cuando los padres observen esa propensión,
deberían advertir al joven: «Es el momento de dar una invocación
para depositar en la llama todo aquello que sea inferior a la
perfección del poder divino y a tu plan divino según ha de
cumplirse este año». Los niños percibirán la diferencia y se
apresurarán a acoger la oportunidad de saldar ese karma.
Allí donde se ignora que eso es lo que ocurre, las personas
pueden pasarse un año entero volviendo a crear toda esa energía
kármica. La gente re-crea el karma. Quizá durante todo el año
sigan calificando erróneamente la llama del poder divino. Y,
cuando cambie el ciclo, y esa llama y esa antorcha que debieran
haber portado deban cambiarse por la llama del amor divino en
la línea de Acuario al llegar el siguiente cumpleaños, resultará
que la llama que no se trae no podrá reemplazarse por una
nueva. Así que la iniciación es acumulativa. Lo que adquirimos en
una línea debe transportarse a la siguiente de modo que se erija
en la base para la maestría en esa línea.
Por consiguiente, en el decimotercer cumpleaños, el niño que
ha utilizado correctamente la llama del poder divino la coloca
sobre el altar; de forma que la acumulación de poder divino le
confiere la maestría necesaria para reclamar el amor de Acuario
y anclarlo en forma de pureza, de divinidad. La edad de trece
años representa para el adolescente poner a prueba el amor de
muchas maneras. Es el momento de acumular el amor en el
corazón, de que el progenitor juicioso enseñe al joven a elevar
las energías que circulan por el cuerpo, a emitir esa energía del
corazón, a expandir el chakra del corazón, a que empiece a
entender la vida como un sendero de servicio y a que continúe
dando amor a fin de utilizar esas energías nuevas que están
despertando sentimientos nuevos en su cuerpo. Estas energías
pueden emplearse para el servicio a la vida, así que el muchacho
puede adquirir una gran maestría en ese flujo a lo largo del año
decimotercero.
Pese a ello, al emitir esa llama de amor, el karma de odio y
leve antipatía, que constituyen abusos del amor, salen también a
la superficie en busca de transmutación. A esa edad, la gente
joven suele gustar de reunirse en grupos y pandillas y formar
clubes. A su vez, la estratificación en clases sociales influye. A
algunos individuos no se les permite la entrada y a otros sí, y se
desarrollan las preferencias con intensidad. Se mueven en grupo,
y hay un sentimiento latente de que algunos están dentro y otros,
fuera. Existe esa consistencia de intensidad en las relaciones.
Todo ello, por supuesto, puede disolverse con la alquimia del
amor divino cuando padres y maestros están presentes para
mostrar al niño cómo usar esas energías.
Proseguimos por el reloj y llegamos al decimocuarto
cumpleaños, el cual requiere la obtención de maestría,
particularmente sobre los fragmentos de karma que advienen a
dicha edad, una edad muy importante, sobre todo para el devoto
que ha nacido en esta vida con el propósito de adquirir maestría
divina. Formarse en el camino de Jesús y del Cristo constituirá un
increíble baluarte en la vida del adolescente: entender las
enseñanzas de Jesús, sus palabras, su consuelo; comprender el
papel de gurú, de maestro de la era que Jesús desempeña;
entender que existe una comunicación muy íntima que podremos
tener con Jesús, quien nos ofrece la fortaleza necesaria para
vencer la tentación, para recorrer el camino de la maestría. Toda
dispensación pisciana es el regalo de Jesús al joven de catorce
años. Si actuamos como padres cautos, veremos que nuestros
hijos entienden y desarrollan una relación muy personal con este
amado maestro.2
Ese aumento de la maestría divina y la andadura con Jesús
llevan consigo la porción añadida de karma consistente en miedo
y duda acumuladas, incluidos todos los registros antiguos de la
experiencia y la iniciación de la muerte. A los catorce años el
adolescente sufre gran tormento al enfrentarse con registros de
muerte del pasado. Durante ese año jóvenes de todo el mundo
llegan a plantearse el suicidio y las formas de violencia que
provienen de tales registros de muerte.3
En cuanto arriba el decimoquinto cumpleaños en la línea tres
del reloj, el muchacho topa con su propio estado filial, es decir, la
percepción de Cristo en sí mismo. Se hace ciertamente consciente
de que «¡YO SOY un hijo de Dios!». No se limita a afirmarlo, sino
que se da cuenta de lo que significa ser un hijo de Dios. El Yo
Crístico libera una porción del Gran Sol Central, y la llama
crística lo plasma brillando en el niño. Con la guía adecuada,
incluso milagros pueden ocurrir en la vida de una persona a esa
edad ya que es pura y su conciencia, virgen. Posee un contacto
muy especial con las huestes angélicas y con María y Jesús, que
no ha perdido desde que encarnó, por ser entonces un niño y
tener esa sintonía en el núcleo ígneo de la vida.
Cuando los jóvenes afrontan la edad de quince años, esa
conciencia y potencial del Cristo se encuentran a su vez de frente
con la porción de karma que es el ego o la mente carnal. Es una
edad en la que los jóvenes se vuelven conscientes de que tienen
una personalidad, así que ponen a ésta y al ego por delante —
con todas las exigencias y flirteos, movimientos e interacciones de
ese ego— en detrimento del alma y del desarrollo de la llama
crística.
A los dieciséis años se presenta una oportunidad excelsa
para construir, para anclar los talentos del adolescente en el
plano terrenal. Ese año recae en el cuadrante mental. Es un año
en el cual resulta de suma importancia aplicarse en la escuela: se
prepara y toma decisiones encaminadas a la labor sagrada.
«¿Qué haré en la vida? ¿Cuál es mi plan divino? ¿Cómo me
forjaré un futuro para mí y para mi familia? ¿Cómo voy a hacer
realidad los talentos de mi cuerpo causal?» Todo ello se hace
patente a la edad de dieciséis años, de la mano de la jerarquía
de Tauro. Aplicar la llama del amor en el estudio le recompensará
con la base necesaria para la vida.
Existen, sin embargo, muchas distracciones a esa edad.
Aparte del aumento de la llama del amor y de la obediencia
divina que se reciben con este cumpleaños, viene también un
paquete de karma —el registro de todo lo que los Señores del
Karma requieren al joven de dieciséis años que transmute a
propósito de registros antiguos de rebeldía, desobediencia,
terquedad y desafío de la Ley (la ley interna del ser).
Los dieciséis años (e incluso antes) es la edad en la que se
experimenta con cualquier forma de abuso del cuerpo: consumo
de drogas, sustancias impuras, alimentos impuros; medios todos
ellos de utilizar erróneamente la llama de la Ley y la acción del
amor en Tauro. Descubrimos que, debido al modo en que se
establecieron los cimientos de esta civilización, la gente joven de
hoy en día, a la zaga de sus semejantes, carece de la orientación
necesaria para superar las pruebas en esta línea, de modo que a
menudo hace más karma del que salda.
El decimoséptimo cumpleaños en la línea cinco del reloj
conlleva una intensificación de la sabiduría divina a cargo de la
jerarquía de Géminis. Los diecisiete años es una edad en la que
cabe cosechar gran cantidad de conocimiento del cuerpo causal,
cuando todas las jerarquías del cielo aguardan para impartir al
alma su herencia respecto a la esfera amarilla del cuerpo causal.
La porción de karma que surge en ese año para ser
transmutado se relaciona con la envidia, los celos y la ignorancia
de la Ley. Cuando la personalidad del individuo ha sido dirigida
y desde los quince años no se ha desconectado de ese enchufe,
aparecen envidias, celos y rivalidades en las relaciones. En
ocasiones, esta energía tan absorbente conduce al joven a
dedicar todo su tiempo a relaciones con el sexo opuesto —para
determinar si ésta o aquélla va a funcionar—, cosa que forma
parte de las pruebas de la jerarquía de Géminis, las llamas
gemelas de Géminis.
En el caso de que esa energía llegue a transmutarse y se
contemple con la óptica adecuada, la relación correcta puede
traer consigo la fusión de energías capaz de atraer una
enormidad de sabiduría. La mente del joven de diecisiete años,
tan pronto es liberada de esas otras inquietudes de la
personalidad, adquiere una increíble capacidad para la
información, el estudio y el logro, este último sobre todo en cuanto
a la labor sagrada.
A la edad de dieciocho años llegan las pruebas en la llama
de la armonía divina y la Madre Divina en la línea seis del reloj.
Los dieciocho marcan el comienzo de un ciclo de tres años:
dieciocho, diecinueve y veinte. En esos años el cuerpo de los
sentimientos está en pleno esplendor y recaen sobre él las
pruebas basadas en la sustancia de karma pendiente de
transmutar, que debemos consumir si queremos alcanzar la
maestría en las jerarquías de Cáncer, Leo y Virgo.
El karma que destaca en Cáncer es la indecisión, la lástima
de uno mismo y la justificación: sentir pena de uno mismo por no
haber sido aceptado en la universidad, por no ascender en la
escala de oportunidades al tiempo que otros, por los fracasos
personales; ese desperdicio de energía, esa incapacidad de
tomar una decisión. «¿Qué voy a hacer con mi vida? Me han
echado de la escuela. Y ahora ¿adónde iré?»
El dominio sobre ese flujo es necesario para avanzar a
grandes pasos hacia el aprendizaje superior en las instituciones
educativas avanzadas, que los maestros habían destinado a ser el
punto focal para la cultura de la Madre Divina. Los años de
enseñanza media o segunda enseñanza (high school) tienen como
objetivo que se emitan las energías del Yo Crístico, de la mente
crística. El tiempo en que se accede a la universidad, a la
formación profesional, a escuelas de negocios o se adquiere
cualquier tipo de formación después de la enseñanza media, se
erige en la época propicia para cosechar de la mano de la
Madre el conocimiento de nuestra labor sagrada y para
completar esa formación en los cuatro años que culminan en la
línea del Espíritu Santo.
En cuanto llegamos a la línea del Espíritu Santo, una vez
terminada esa formación, es hora de abrirse camino en el mundo
de la forma para destacar, para encontrar un empleo que nos
permita precipitar con las manos, con el uso correcto de nuestras
energías, las cuales hemos de manifestar en esta vida. Los
veintiuno, veintidós y veintitrés años constituyen un período en el
que tal vez accedamos a una formación más avanzada, con el fin
de dominar fases ulteriores de estudios de posgrado en las
porciones adquiridas del Espíritu Santo; u optemos por ocupar el
lugar correspondiente en la comunidad mundial, habiendo
completado nuestra formación.
Los usos erróneos de esas líneas que cabe esperar en dichos
años son: a los diecinueve, en la jerarquía de Leo, ingratitud y
trastornos en el cuerpo emocional. Se produce una cierta tensión
nerviosa. Luego, a los veinte, procede la maestría en Virgo:
inquietud o ansiedad, el sentimiento de injusticia —el sentimiento
de injusticia humana—, dicho de otro modo, el agravio producido
por vivencias o individuos determinados con quienes has
entablado una acción recíproca y que crees han sido injustos. Es
el momento idóneo para adoptar o seguir alguna causa social, o
casos de justicia o injusticia social. Es el momento de cuidar de no
malgastar el incremento de luz que Virgo da para la justicia
divina dejándose atrapar en un sentimiento de injusticia que nos
lleve a re-crear y amplificar injusticias en nuestra propia vida y a
escala planetaria.
A los veintiuno vuelven a encararse las pruebas de Libra, de
la realidad divina. En esta línea se pervierte Libra, la Realidad,
con la irrealidad. Se trata de ese engaño —la decepción, la
intriga y la traición— de que el ego se vale a fin de justificar su
postura. Hemos de vigilar y corregir esa tendencia a mentir, a
decir ‘mentirijillas’, a extendernos sobre los hechos de manera
que resulten ligeramente distorsionados adaptándolos a las
necesidades propias. Y tenemos que procurar que nuestra
imaginación no nos haga creer que poseemos un logro que no
tenemos o nos haga racionalizar la traición deliberada de las
leyes de la sociedad en detrimento de la interacción entre
corrientes de vida.
Veintidós, el año de Escorpión, es el período en que se pone
a prueba el fuego sagrado, los usos de la energía sexual. Por
supuesto, esta prueba se extiende a toda la adolescencia, pero en
ese año en particular se produce como consecuencia del karma
de muchos abusos del fuego sagrado en el pasado. Es también un
año en el que la gente funda familias. Es un año destinado a
dominar el flujo del fuego sagrado y el uso de esa energía con el
fin de traer hijos. Es el año de la visión, de ver el plan para la
vida, labrándose esa visión y escogiendo una pareja de por vida.
El egoísmo acumulado en el pasado se muestra harto
palpable en ese año. Debemos procurar no basar nuestra vida,
nuestros planes, nuestro matrimonio, en el egoísmo, en el amor
posesivo. Las relaciones basadas en karma residual que no se ha
transmutado no durarán. Tenemos que invocar el fuego sagrado
de la jerarquía de Escorpión y al Elohim Ciclopea para obtener
una visión clara, para transmutar esos usos erróneos de energía,
de modo que podamos decidir con base a una visión clara.
Por último, para cerrar el segundo ciclo de doce años con el
vigésimo tercer año, nos encontramos con la jerarquía de
Sagitario que nos da un tremendo impulso dirigido a la victoria
de la vida. Opuesto a esta victoria se halla el dragón de la mente
carnal, es decir, nuestra propia creación humana simbolizada con
el cuerpo del dragón en el Libro del Apocalipsis.
Esta energía se presenta cargada de resentimiento, venganza
y represalias. Cuando se tienen once años y uno se dedica a
jugar, es el año en que se sufren las hostilidades y crueldades que
caracterizan a los niños: las peleas y cosas por el estilo, el
resentimiento, la venganza, el ajuste de cuentas con alguien
«porque me hizo tal cosa». Pues bien, todo eso vuelve a los
veintitrés. Por ello, debemos procurar que el resentimiento,
siquiera sea en su vertiente sutil de resoplido silencioso, no nos
prive de la corona de la victoria, la cual es emanación de la
dorada y triunfante iluminación.

El tercer ciclo de doce años


Retornamos a la línea doce del reloj. Estamos en el vigésimo
cuarto cumpleaños. El siguiente ciclo de doce años tiene como
propósito el dominio de la luz crística y de la luz búdica. En estos
doce años contamos con la oportunidad de convertirnos en el
Cristo y el Buda. A la edad de treinta y tres años, Jesús manifestó
la victoria de la conciencia crística y se ganó la ascensión. A
nosotros se nos presenta la oportunidad de conseguir lo mismo.
Treinta y tres es el número que corresponde a la iniciación de la
vida que comienza en el nacimiento y culmina en el trigésimo
tercer año.
En el trigésimo sexto cumpleaños llega la iniciación de Buda.
A los treinta y seis años, Sidarta alcanzó la iluminación. A partir
de ese momento en la vida, si hemos superado las pruebas de la
iniciación crística, se nos proporciona un lazo íntimo con el Buda
Gautama y otros budas que le preceden en cuanto a poner a
prueba nuestra alma conforme a la luz búdica.
Pues bien, si todo se produce con puntualidad y conseguimos
exteriorizar completamente las cualidades divinas de las doce
jerarquías, por supuesto vamos a ascender. Se trata de la espiral
de la ascensión que tejes con la llama trina en cada uno de los
cuatro cuadrantes. La llama trina se erige en el fuego situado al
centro de la base de la pirámide, que empieza a girar en forma
de espiral al acercarte a la ascensión. Envuelve tu cuerpo, tus
cuatro cuerpos inferiores, y te consume por entero de modo que
regresas al corazón del Dios Padre/Madre.

Los ciclos del reloj de Jesús


Jesús encarnó con el noventa y tres por ciento de su karma
saldado. A medida que atravesaba los ciclos del reloj desde su
nacimiento hasta los doce años, recibía de su cuerpo causal tan
sólo incrementos de las llamas de poder divino, amor divino,
maestría divina, control divino, obediencia divina, sabiduría
divina, armonía divina, gratitud divina, justicia divina, realidad
divina, visión divina y victoria divina. A él, el avatar de la era, se
le requirió, no obstante, saldar karma planetario mientras
aumentaba la esfera de conciencia crística durante esos doce
primeros años.
A la edad de doce años, se le ofreció la oportunidad de
saldar karma personal y también planetario, y de principiar las
iniciaciones de la cristeidad. La aceptación por su parte de esta
responsabilidad, aun cuando chocaba con sus obligaciones
familiares, se evidencia en las palabras que dirigió a sus padres
cuando éstos le encontraron debatiendo con los doctores en el
templo: «¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es
necesario estar?»4
En los siguientes dieciocho años —un ciclo y medio del reloj
cósmico—, Jesús se preparó para su misión que iba a durar tres
años, preparación que tuvo lugar tanto dentro como fuera de los
retiros de la Gran Hermandad Blanca en el Próximo y el Lejano
Oriente5. Cada línea fue una gran iniciación a cargo del Señor
Maitreya, quien fue su gurú y le puso en contacto con el Cristo
Cósmico. A través de cada incremento se fortalecía con las llamas
divinas de las jerarquías solares, durante el ministerio de tres años
que culminó en su crucifixión, resurrección y ascensión.
Si encarnamos teniendo karma, pero calificamos con las
llamas de Dios Su energía y la de nuestro karma que retorna,
tendremos la oportunidad de consumir ese karma gracias al acto
de invocar el fuego sagrado, gracias a la luz acumulada en
nuestro cuerpo causal y a manifestar un logro considerable en
conciencia crística al llegar a nuestro trigésimo tercer cumpleaños.
Es el año en que abrazamos nuestra misión divina. Avanzamos
con nuestro ministerio, prestos a entregar las enseñanzas de los
maestros ascendidos al mundo, prestos a servir a las almas
implicadas en el karma de nuestro mandala.
Los maestros ascendidos están preocupados porque los
jóvenes que llegan a las enseñanzas actualmente lo hacen a una
edad temprana —en la adolescencia, poco después de los veinte
—, de modo que tendrán un decenio a fin de prepararse para ese
ciclo de la vida en que la magna culminación de la victoria en el
trigésimo tercer año pueda anclar en ellos la maestría total de
Jesús el Cristo, del Señor Maitreya y de otros maestros
ascendidos, tales como el gurú del chela o el chohán del rayo en
que el chela sirva. La misión de tres años que sucede a ese año
culmina finalmente en la realización del poder del tres por doce.
Tres recorridos por los ciclos del reloj cósmico nos conduce a la
edad de treinta y seis y a la iniciación búdica.

Aplicar esta enseñanza

Cuando formamos a los niños en nuestras escuelas desde los


dos años y medio dentro de esta enseñanza; cuando crecen
formándose con el método de María Montessori hasta la
enseñanza media, y luego se adscriben a nuestras instituciones de
aprendizaje como Summit University6; cuando siguen esta
educación combinada con humanidades o estudios
especializados y tienen que dominar todo eso en el campo en que
desempeñen su labor; cuando ello ocurre, esos jóvenes con toda
seguridad andan bien provistos para afrontar las iniciaciones de
los maestros ascendidos, para ejercer potestad sobre la Tierra y
dirigir la energía dentro de sus chakras con objeto de generar las
manifestaciones de la alquimia que constituyen el distintivo de los
hijos e hijas de Dios en la era de Acuario.
Capítulo 6
El impulso de Alfa
y el retorno de Omega

YO SOY el Alfa y la Omega, principio y fin.


APOCALIPSIS 1:8

El círculo del reloj es el gran T’ai Chi del Dios Padre/Madre y


el nombre de esa fuerza divina es Alfa y Omega. La primera
mitad del reloj conforma el impulso de Alfa, siendo este impulso el
descenso de fuego al salir del corazón del Dios Padre/Madre.
Empezamos nuestra evolución en el centro, de donde nos
desplazamos hasta la línea doce del reloj, la cual pasa a ser
nuestra primera parada. Avanzamos por la primera mitad del
reloj. Cuando el impulso de Alfa llega al extremo inferior del reloj,
la línea seis, cambia de dirección. De ese punto en adelante se le
llama el retorno de Omega.
Ese ciclo constituye un incremento de energía, y puede durar
un microsegundo o un millón de años. Es un ciclo, según cómo los
cuentes: «[...] para el Señor, un día es como mil años y mil años
como un día».1
Puedes considerar toda tu evolución de encarnaciones una
vuelta en ese reloj. La partida del corazón de Dios, la siembra de
la semilla de karma y energía, equivaldría al impulso de Alfa. En
la línea seis del reloj, habrías decidido retornar al Hogar, al
centro del «OM». Cuando decides volver, estás en el retorno de
Omega.
Las escrituras dicen que «el Señor guardará tu alma. El Señor
guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre»2.
Salimos desde el Gran Sol Central, desde el núcleo de fuego
blanco del ser, desde nuestro punto de origen, y es siempre con el
impulso de Alfa y el retorno de Omega. Ésta es la pauta de los
viajes de nuestra alma alrededor del reloj una y otra vez.
El retorno siempre resulta más difícil. Desde una óptica
gráfica, se trata de una escalada ascendente: nos toca subir. Y el
único ímpetu con que contamos para subir es aquél con el que
bajamos. El impulso se parece a la caída en una montaña rusa. Si
tenemos un tremendo impulso de luz en la bajada, ese mismo
impulso nos conducirá todo el trayecto hacia arriba.
No obstante, si en el descenso empezamos a calificar mal la
energía de Dios en los diversos puntos del reloj y disipamos
nuestro impulso de Alfa, al llegar a la línea seis nos habremos
quedado sin el ímpetu que nos transporte de vuelta hacia la línea
doce. Así, nos quedamos atascados en nuestro karma, y nos
aguarda una escalada ascendente hacia el hogar. Tendremos que
empezar a invocar la luz de Dios a fin de reemplazar la energía
que deberíamos tener, pero que no tenemos porque la hemos
malgastado, como hizo el hijo pródigo.
Cada día, a cada hora, a cada instante, la energía de nuestra
corriente de vida está formando una curva sinusoide en alguna
parte. El impulso de Alfa es el movimiento descendente, y durante
esa fase nuestra energía debería incrementar porque estamos
descendiendo a la Materia, de modo que la velocidad debería
aumentar. Nuestra energía debería intensificarse puesto que
vamos a acceder al punto del chakra de la base —el punto de la
Madre Divina, de la llama de la ascensión— y gracias a ese
impulso tremendo, si no calificamos erróneamente la energía,
iremos derechos al Hogar y en él permaneceremos libres para ese
ciclo.
Cada día tenemos el ímpetu que procede de la luz de nuestra
Presencia YO SOY, la luz de Alfa, y eso nos infunde la energía
necesaria para esa jornada. Si la calificamos de manera positiva,
si no permitimos que cada pequeño percance nos detenga, si
hemos planificado el día la noche anterior y lo afrontamos bien
provistos de energía, ese ímpetu nos ayudará a llevar a cabo todo
cuanto debamos realizar.
En esencia, el retorno de Omega es un duplicado del impulso
de Alfa salvo en la polaridad. Alfa es el signo más, Omega es el
menos. Vamos a experimentar en la polaridad negativa del ser
(esto es, en la Materia y en nuestro karma) aquello cuya partida
vivimos.

ILUSTRACIÓN 20
EL IMPULSO DE ALFA Y EL RETORNO DE OMEGA

Si hubiéramos seguido el ejemplo de las llamas gemelas en


las tres primeras eras doradas, tendríamos todo el ímpetu reunido
en la línea seis del reloj. Y al haber dedicado toda nuestra
energía a la gloria de Dios, contaríamos con el mismo ímpetu y
aun mayor de aquél con el que partimos. Tan sólo sería cuestión
de dejarse llevar hacia arriba por ese impulso y retornar al
corazón de Dios en el ritual de la ascensión. Eso es lo que ocurrió
exactamente a las tres primeras razas raíz: salieron, llevaron a
cabo el plan divino y ascendieron.
Si, desde el momento en que abandonamos el corazón de
Dios, utilizamos de manera equivocada la energía que va de la
línea doce a la cinco, vamos a tener que transmutar esa energía
con el fin de generar un nuevo ímpetu que nos conduzca al
Hogar; y ese ímpetu es la espiral de luz blanca, la espiral de
energía en la pirámide. Es la llama de la ascensión. Es el vestido
sin costura, el cual debemos tejer si hemos perdido o abusado de
la delicada membrana del aura.
Este impulso de Alfa y retorno de Omega sucede cada hora,
cada día, cada semana, cada mes, cada año. Ezequiel vio los
ciclos de Dios en los chakras en forma de ruedas metidas en otras
ruedas.3

ILUSTRACIÓN 21
LA ESPIRAL DE LA ASCENSIÓN

Los siete rayos


El impulso de Alfa contiene los siete primeros rayos. En la
línea doce del reloj colocamos el primero, así que quien te asiste
en tu impulso de Alfa es El Morya, el chohán del primer rayo*. El
Señor Lanto es el chohán del segundo rayo, en la línea uno del
reloj. El tercer rayo corresponde a la línea dos, y Pablo el
Veneciano es su chohán.
La línea tres del reloj es el cuarto rayo, cuyo chohán es
Serapis Bey. Este rayo, el blanco, es siempre el que sirve de
pivote. Sigue a los tres primeros, que representan la Trinidad, la
llama trina en tu corazón. La Trinidad representa a su vez las
octavas del Espíritu; por ello vemos que esas tres líneas se
plasman en el cuadrante etérico, en el cual equilibras la llama
trina con las jerarquías de Capricornio, Acuario y Piscis,
acompañado por los respectivos chohanes.
La línea tres constituye el punto de transición, en el cual
afirmas por medio de la llama trina YO SOY EL QUE YO SOY. Desde
aquel punto, los rayos cuarto, quinto y sexto provocan en la llama
trina el mayor movimiento desde el cuerpo etérico (el de la
memoria) al mental.
Hilarión es el chohán del quinto rayo en la línea cuatro del
reloj. Nada, chohán del sexto, está en la línea cinco. Saint
Germain es el chohán del séptimo rayo en la línea seis del reloj.
Los rayos quinto, sexto y séptimo tienen como propósito la
precipitación de las primeras cualidades cardinales de Dios: los
rayos primero, segundo y tercero.
El quinto rayo es el rayo esmeralda de la precipitación que
nos llega de la mano del Ojo omnividente de Dios. Es ciencia. Es
música. Es industria, es tecnología. Es curación. Es todo aquello
que vuelve físicas las cosas.
De todos modos, no puedes hacer que las cosas se tornen
físicas sólo con el rayo verde. Lo que las convierte realmente en
tangibles es el rayo de la ministración y el servicio, el rayo de
Nada —y también de Jesús— que corresponde al rayo del amor.
La ministración y el servicio son amor en acción. Y ese amor
actuando, sirviendo, es lo que ancla y precipita por mediación del
quinto rayo, el verde, y del séptimo rayo, el violeta de la
alquimia.
El séptimo rayo es el del ritual, la religión, el misticismo, la
alquimia, y es al mismo tiempo un rayo de la ciencia. Las dos
formas de ciencia, de los rayos quinto y séptimo, no se harían
tangibles ni manifiestas sin la ministración y el servicio.

Los rayos secretos

En cuanto adquieres maestría en esos siete rayos y aguardas


al retorno de Omega, llegas a las iniciaciones de los que se
conocen como los rayos secretos. Los rayos quinto, sexto y
séptimo conllevan precipitación, pero los rayos secretos implican
maestría sobre el plano astral, o cuerpo de los deseos, y sobre el
cuerpo físico. Por tanto, sin esos cinco rayos secretos, que se
hallan en las cinco líneas siguientes del reloj, no somos capaces
de exteriorizar ni de hacer permanentes nuestras creaciones.
Así pues, el carácter de permanencia de tus creaciones en el
cosmos de la Materia viene determinado por la maestría divina
que poseas en los cinco rayos secretos. Cabe percibir la escasa
maestría que existe con relación a los cinco rayos secretos en el
hecho de que vivimos en un entorno de mortalidad y todo lo que
somos y hacemos se encuentra en proceso de desintegración.
Pese a ello, merced a la llama de la resurrección y a la llama
violeta (los rayos sexto y séptimo), que son la puerta de entrada
de los rayos secretos, convertimos en permanente lo que somos. Y
en eso consiste la llama de la inmortalidad. Nos hallamos en un
espectro de vibración muy bajo, pero estamos aprendiendo a
acelerar hacia dimensiones en las que lo que creamos puede
tornarse permanente.
Comoquiera que son rayos secretos, no se nos han revelado
sus colores. Los envuelve un escudo de luz blanca. Y puesto que
estamos en un nivel de mortalidad y ésos son los componentes de
la fuerza creativa que nos haría inmortales, tal regalo no se
brinda a los mortales. El hecho en sí de nombrar los cinco rayos
secretos, así como a los seres que se encuentran en esas líneas,
significa que podemos hacer llamados y Dios tal vez nos permita
recibir la porción que seamos capaces de captar sin hacer karma.

Meditación sobre el reloj cósmico

El ritual del átomo

El reloj responde a muchas preguntas. Todos procedemos


de la fuente de la Unidad, y a ella regresaremos algún día, con
o sin nuestra individualidad. Mas en este punto del tiempo, no
vemos el principio ni el fin de nuestra existencia. Ambos se
hallan lejos en el distante pasado o futuro.
Habiendo perdido la perspectiva sobre ambas orillas,
intentamos extraer algún significado de la relatividad. Actores
en un escenario donde desempeñamos diversos papeles, ya no
somos capaces de distinguir al Yo real. Nos divertimos y
afiliamos a grupos, jugando a lo mismo que los demás. Y si
osamos pensar, tratamos de encontrar un argumento racional
que explique nuestra weltanschauung —visión del mundo—
que, en el mejor de los casos, es incompleta. Luego, cuando
creemos que hemos desentrañado la lógica del asunto,
cerramos nuestra mente a cualquier otra interpretación,
descartándola por hereje. Creo que la mente científica puede
ser la mente más religiosa, cuando se halla imbuida del Espíritu
Santo.
Todos surgimos del centro de la Unidad. Ése es el comienzo
de esta búsqueda de la Realidad. El centro de la Unidad es el
punto en el centro del círculo. No importa qué gráfica
estudiemos: somos conscientes en todo momento del hecho de
que el Yo real es el punto en el centro. Es el núcleo, el centro
del Ser.
Salimos y nos encontramos con la oportunidad de expandir
el Ser de Dios, la percepción de Dios sobre Sí mismo. Ello nos
inspira este mantra:
YO SOY la percepción que Dios tiene de Sí mismo

YO SOY la percepción que Dios tiene de Sí mismo


YO SOY la percepción que Dios tiene de Sí mismo

YO SOY la identidad de Dios. Sin mí, Él perderá un patrón


determinado de Su percepción sobre Sí mismo. Es un bello
pensamiento.
Dios es una esfera. El círculo es una espiral de la
conciencia de Dios. Y si aspiramos a expandir la conciencia,
hay que avanzar desde el punto del centro.
Vamos a prescindir por completo de la Materia. Habitemos
puramente en los planos de conciencia en el Espíritu. En él está
lo formado y lo no formado: la forma y la no forma. Lo diré con
otras palabras: cuando sales de la materia, no todo se torna un
fino velo de sustancia espiritual. Los maestros están ascendidos.
Tienen forma. Poseen identidad, sustancia. Hay densidad en
ellos. Y, sin embargo, son puro Espíritu.
El Espíritu es otro reino del que la Materia extrae su patrón.
La naturaleza es el dobladillo de la vestidura de Dios. Todo el
universo material, todos los patrones que percibimos en la
sustancia material tan sólo son el modo de Dios de mostrarnos:
«Si puedes encontrar todo esto en la Materia, imagínate cuál es
la Realidad en el plano del Espíritu». Dios nos induce a
explorar el Espíritu, el reino de Dios, creando todo este
universo material.
La percepción que Dios tiene de Sí mismo, es decir, el
punto en el centro, debe expandirse para convertirse en la
completa circunferencia del ser. Este punto ha de aprender el
control. Tiene control en el centro. Es un ígneo núcleo o un
ígneo ovoide. Debe dar presto ese salto y extenderse en todas
direcciones de inmediato, de manera que adquiera el control
sobre mucho más de cuanto llamamos tiempo y espacio, o de
la zona de la conciencia divina. Pero ese salto no lo da presto.
Lo realiza en forma de espiral, la cual avanza hacia arriba en
dirección al doce, que es la entrada.
Ahora ni siquiera es un doce: es una llama. Es una faceta
de la conciencia de Dios. Es un punto donde otra identidad ha
dicho: «YO SOY la percepción que Dios tiene de Sí mismo». Y
ésta es otra ley de la jerarquía.
Antes de que este punto pasara a ser y tuviera la necesidad
de expandir la conciencia de Dios, otros puntos ya habían
salido y manifestado la llama. «Antes que clamen, yo
responderé» [Isaías 65:24]. En el centro del Ser, la identidad
hace el llamado pidiendo expansión porque la naturaleza de
Dios es expandirse. Y la respuesta se halla en el patrón y en la
matriz.
Podemos aprender a sentir el flujo de esa expansión de la
conciencia de Dios con los nombres de las cualidades divinas.
Llamamos a la identidad en este primer punto poder divino. El
primer punto de la representación geométrica del ser fuera del
núcleo ígneo es la emisión de poder divino. Al instante, lo que
fuera la esfera blanca de una simple polaridad de Alfa y
Omega pasa a ser, en este punto de la geometría, una llama
de poder divino.
Cuando retorna al centro tras experimentar la línea doce
del reloj, lleva consigo la ganancia neta de experimentar el
poder divino en la manifestación, y el ser de Dios toma otro
anillo de poder divino que está en torno al centro.
A continuación, parte emitiendo la llama de amor divino
que proviene de la energía del núcleo de fuego blanco,
añadida al poder divino. Se precipita la llama del amor y
luego regresa de nuevo. Al retornar del amor divino se forma
otro anillo adicional, un círculo completo alrededor del núcleo
de fuego blanco, y parte otra vez a manifestar la llama de la
maestría divina.
Cada llama que mencionamos en el reloj es la suma de
todas las anteriores. El poder divino sumado al núcleo ígneo es
igual al amor divino. Poder divino más el núcleo ígneo, amor
divino más el núcleo ígneo equivale a maestría divina. Poder
divino más el núcleo ígneo, amor divino más el núcleo ígneo,
maestría divina más el núcleo ígneo equivale a control divino.
Por ese motivo la energía es una espiral, porque cada
vuelta se agrega a la suma total, y la espiral siempre guarda la
proporción de la razón dorada. Éste es el patrón fundamental
de esta evolución.
Si estudias las llamas, observarás que se tornan más
complejas. La llama de la maestría es la iluminación de las dos
previas. El control divino es la llama que te proporciona el
control de las tres primeras llamas. La obediencia divina te
incita a unir el conjunto de manera ordenada y a mantener tu
ser acorde con ello.
La obediencia requiere una cierta experiencia. No hay
nada a lo que obedecer a menos que tengas poder o energía.
No hay motivo para obedecer a Dios a menos que entiendas
Su amor y le ames tanto que quieras someterte a Sus leyes. La
obediencia no significa decir «sí, Señor» o «no, Señor».
Consiste en ajustarnos a los patrones de tiempo y espacio, a
los patrones del átomo, a los patrones del ser.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando el centro está en la
periferia? Existe otro campo energético de la esfera en cada
línea que genera esa llama. Y existe una órbita en torno a ese
punto focal durante un cierto tiempo y espacio añadidos, antes
del retorno. Entre el centro y la esfera del círculo externo se
desarrolla un campo energético que provoca la expansión de
la identidad en el centro. Y eso es lo que ves en el electrón que
da vueltas. Al girar se establece un campo energético, un
patrón, que crea redes por medio de las cuales la conciencia
que habita en el espacio va a controlar la energía en el
espacio.
Cada vez que parte, establece coordenadas o puntos en
torno al círculo, y cada vez que sale, se ancla otra llama y se
construye otra esfera en el centro. Con cada vuelta, el núcleo o
el centro de percepción se torna lo que denominaríamos más
denso. Existe un mayor peso de luz en el centro. El punto en el
centro se convierte gradualmente en el todo gracias a ese acto
de girar.
En un momento dado, se produce una masa crítica en el
centro durante los viajes de este electrón. Es cuando el centro
explota hacia la periferia. La conciencia de Dios se erige
súbitamente en una percepción expandida del Yo, de modo
que se genera un nuevo núcleo de fuego blanco que es la
extensión del núcleo al círculo externo y la inclusión de su
percepción de todas estas cualidades.
Ello constituye un ritual que cabe llevar a cabo a través de
meditación e invocación. Lo iniciamos en el centro con el
mantra «YO SOY la percepción divina de Alfa y Omega en el
núcleo de fuego blanco del ser», y seguidamente proseguimos
una a una con cada una de las doce líneas.
Cuando meditas sobre este concepto, pasas a ser el
observador que contempla la mente de Dios cavilando dentro
de ti y cómo Dios está aumentando la percepción que tiene de
Sí mismo en ti. Tú eres simplemente una coordenada en el
tiempo y el espacio para que Dios difunda lo que esté
haciendo. Eres tan sólo una red, y eres consciente de esta
mente pensante, de este ojo parpadeante, en tu interior, al
tiempo que observas la inmensidad del Ser funcionando. Por
supuesto, afirmas «Yo por mí mismo no puedo hacer nada»
cuando contemplas lleno de temor y admiración al Verdadero
Ser que yace en tu interior funcionando con plena percepción
de sí mismo.
Ritual

(Repite cada afirmación tres, nueve o treinta y tres veces.)

YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo


de fuego blanco del ser.
YO SOY la percepción de poder divino que Dios tiene de Sí mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo
de fuego blanco del ser.
YO SOY la percepción de amor divino que Dios tiene de Sí mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo
de fuego blanco del ser.
YO SOYla percepción de maestría divina que Dios tiene de Sí
mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo
de fuego blanco del ser.
YO SOY la percepción de control divino que Dios tiene de Sí mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo
de fuego blanco del ser.
YO SOYla percepción de obediencia divina que Dios tiene de Sí
mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo
de fuego blanco del ser.
YO SOYla percepción de sabiduría divina que Dios tiene de Sí
mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo
de fuego blanco del ser.
YO SOYla percepción de armonía divina que Dios tiene de Sí
mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo
de fuego blanco del ser.
YO SOYla percepción de gratitud divina que Dios tiene de Sí
mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo
de fuego blanco del ser.
YO SOYla percepción de justicia divina que Dios tiene de Sí
mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo
de fuego blanco del ser.
YO SOYla percepción de realidad divina que Dios tiene de Sí
mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo
de fuego blanco del ser.
YO SOY la percepción de visión divina que Dios tiene de Sí mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo
de fuego blanco del ser.
YO SOYla percepción de victoria divina que Dios tiene de Sí
mismo.
YO SOY la percepción que Dios tiene de Alfa y Omegaen el núcleo
de fuego blanco del ser.
Son infinitas las invocaciones que cabe hacer con respecto a
la relación entre el centro y cada punto. Podemos realizar muchas
otras meditaciones e invocaciones con el propósito de expandir
nuestra percepción del ser.
Éste es el ritual del átomo.

YO SOY EL QUE YO SOY


Capítulo 7

Las décadas
de la vida

¡Erígete majestuosas mansiones, oh alma mía,


en el veloz transcurrir de las estaciones!
¡Abandona tu pasado de bajas bóvedas!
Que cada nuevo templo, más noble que el anterior,
te cubra desde el cielo con una inmensa cúpula,
¡hasta que por fin seas libre,
y dejes tu ya insuficiente caparazón por el agitado mar!
OLIVER WENDELL HOLMES,
SR., «The Chambered Nautilus»

Saint Germain ha señalado que también podemos trazar las


décadas de la vida en el reloj. Si lo hacemos, veremos que
nuestra esperanza de vida debería ser de ciento veinte años si
queremos completar una década para cada línea. Y de cierto
podemos conseguirlo si vigilamos nuestra alimentación, utilizamos
la llama violeta y seguimos otras de las enseñanzas de los
maestros ascendidos.

La primera década: la línea doce


La primera década empieza con el nacimiento, que se sitúa en
la línea doce del reloj. El Gran Director Divino auspicia los diez
primeros años de nuestra vida, en los cuales se supone que
debemos establecer los cimientos de la dirección divina y humana
para nuestra vida.
Saint Germain nos recuerda las palabras de Proverbios:
«Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartará de
él»1. Esos diez años sirven para dar forma al árbol, y el modo en
que éste y las ramas crezcan, será de por vida. Las personas a los
treinta son lo que eran a los tres o a los ocho. Hemos de tenerlo
presente en lo que respecta a nuestros hijos.
En esos diez años es cuando nos formamos. Es el rayo azul de
la línea de poder. Es también la época de los abusos de menores,
de conductas sexuales abusivas con menores, de crítica,
condenación y juicio del niño, de reprimir al Cristo en el niño y de
la supremacía del intelecto humano que es antepuesto al
verdadero desarrollo del chakra de la coronilla, el cual está en
esa línea.
Creo que todos los niños reciben una herencia de
condenación en un momento u otro, ya sea de los padres, de los
maestros o de otras personas mayores que adolecen de
psicología no resuelta. A mi juicio, esas magulladuras, heridas y
cicatrices resultan profundamente devastadoras a lo largo de la
vida del niño, ya que le hacen pensar que no es capaz de
triunfar.
Dar al niño en esos diez años la matriz de poder divino
significa que tiene que ser criado cual devoto de la voluntad de
Dios. Si los padres no son devotos, no infundirán esa devoción al
muchacho. Si los padres son rebeldes, infundirán rebeldía a sus
hijos.
Esta década es esencial respecto a todo lo demás. Y la llama
violeta es lo único que puede cambiar lo establecido; o quizás
alguna persona en la vida del pequeño a quien éste respete, que
compense los agravios, y pase a ser más importante que los
aspectos negativos en el hogar.

De los 10 a los 20: la línea uno del reloj

La línea uno del reloj, de los diez a los veinte años, cuenta
con los auspicios de Saint Germain: la llama del amor divino. El
niño va a entrar en la pubertad y llegará a los veinte años.
Participará en las actividades de los scouts, movimiento que
patrocina Saint Germain. Tal vez pase algunos años en la
universidad o en otros ámbitos educativos.
La autoestima y las relaciones interpersonales cobran gran
importancia durante esta década. En este período el individuo
debe entender lo que significa ser amigo de Dios, o amigo del
maestro; ser el amigo de alguien o de sí mismo.
Valorarse de verdad a uno mismo y prepararse para la vida
vienen a través del chakra de la sede del alma. Consiste en la
mayoría de edad del alma. Ésta será adulta al final de las dos
décadas, y traerá consigo del cuerpo etérico más luz, así como
registros.
Cuando uno ve hoy en día cuánta oposición hay al amor en el
mundo por medio de las drogas, la música rock, la conversión de
amor en sensualidad de todo tipo, la introducción de la mala
alimentación —todo ello acontece durante esos años—, es la
coronación del amor por medio de la iniciación de Saint Germain
lo que recibe esa fuerza opositora. Este maestro, el gran iniciador
de nuestra juventud, aguarda junto a Porcia para iniciar a cada
niño en cuanto éste alcance la edad de diez años. Los padres y
los miembros de la comunidad deben preparar a los pequeños
para ese momento.

De los 20 a los 30: la línea dos del reloj

Llegamos a continuación a la línea dos de Jesucristo.


Conforme a la educación que él recibió, hay que enseñar al niño
los conocimientos básicos sobre las enseñanzas de alguna
religión. En esta década, hace lo que Jesús a esa edad, los
últimos diez de entre los «años perdidos» que pasó en Oriente: se
perfecciona en sus estudios, en su profesión, y en ser un discípulo
de Cristo, un siervo de Dios, un ministro de la Palabra. Es la
época del patrocinio de Jesucristo con el fin de devenir en un hijo
o hija de Dios debidamente formado. La década comprendida
entre los veinte y los treinta constituye el espacio de tiempo en que
la gente decide casarse, formar una familia, sentar cabeza, y
edificar la base de su llamado en Cristo.
La línea de Piscis corresponde al chakra del plexo solar, de
modo que se relaciona asimismo con el cuerpo de los deseos.
Estas tres primeras décadas conforman la preparación para los
treinta y tres años, que es el año de la cristeidad personal. Si no
se dominan los deseos, las energías, el individuo no alcanzará el
éxito en su profesión o llamado. Por tanto, de no someterse a un
cierto grado de disciplina, no va a sobresalir en su campo.
Los fracasos se producen entre los veinte y los treinta debido a
la incapacidad de controlar el plexo solar. Este chakra se halla en
directa relación con el de la garganta*, de manera que cuando
se altera el chakra del plexo solar suele expresarse a través de un
uso erróneo de la garganta en forma de palabras poco amables o
airadas. Es el momento de retomar el control de las emociones y
del chakra del plexo solar.

De los 30 a los 40: la línea tres del reloj

A la edad de treinta años ocupas la década de Aries, la línea


tres. Aquí estás listo para exteriorizar tu ego en el mundo mental;
me refiero a tu ego positivo. (En este caso, aludimos al término
«ego» en un sentido positivo de la personalidad, de nuestro
espíritu y de quiénes somos.) ¿Quién eres? ¿Cuáles son tus
valores? Los has acumulado a lo largo de estos treinta años.
¿Cuál es el perfil de tu carácter? ¿Cómo te ven los demás?
¿Confían en ti? ¿Cómo sirves a la gente?
Ésta es la década en que se produce la solidificación de tu
cristeidad individual bajo el patrocinio ni más ni menos que del
amado Helios. En el sol central de este sistema, el sol de Helios te
dota de una identidad personal que es fuerte porque viene de la
Presencia YO SOY y el Santo Ser Crístico.
En la década de los treinta debes convertirte en quien eres. Si
no sabes quién eres y no has resuelto tu psicología en el
cuadrante etérico, vas a solidificar e incorporar a esa
personalidad del ego tus problemas psicológicos. Y a medida que
vayas examinando y atravesando el cinturón mental se
solidificarán y resultará mucho más difícil deshacerlos.
El cuadrante etérico —de cero a diez, de diez a veinte y de
veinte a treinta años— es el momento de resolver.
La gran oportunidad de estar en el Sendero esos años consiste
en que, cuando llegues al cuadrante mental, no lo hagas con una
personalidad fragmentada, dividida.
Helios nos ayuda luego a sellar la integridad divina, el Alfa-
Omega, el sentimiento de que «yo estoy en el Sol Central y el Sol
Central está en mí».

De los 40 a los 50: la línea cuatro del


reloj

El Dios Obediencia y los siete poderosos Elohim patrocinan la


línea cuatro, la cual nos ofrece la oportunidad de absoluta unidad
con Dios gracias a obedecer Sus leyes.
Cabe hallar enorme salvaguardia en la Ley de Dios. Se
obtiene protección con respecto al karma que retorna cuando uno
está al lado derecho de la Ley divina y la ley humana: amando
estas leyes, amando la voluntad de Dios más que a otra cosa en
la vida y no vacilando. Tal vez lo afirmemos, pero en cuanto se
nos presenta una prueba de algo que deseamos más que
cualquier cosa en el mundo y Dios nos lo niega, ¿vamos a seguir
queriéndole? Es una prueba que todos debemos afrontar.

De los 50 a los 60: la línea cinco del


reloj

¿Qué significan los cincuenta? Configuran el rayo amarillo del


cuadrante mental. Es la línea de El Morya, la jerarquía de
Géminis, que nos proporciona un amplio acceso a la mente de
Dios.*
¿Qué aprendemos de esta década? Aprendemos a tener
maestría sobre la mente, a sellar las enseñanzas de los maestros,
a sellar el cuerpo mental y todo lo que debemos aprender por
medio de él. Las personas aprenden las enseñanzas a través del
corazón, del alma y de todos sus chakras, pero hasta que no son
capaces de exponer su doctrina y su teología, no se erigen en
maestros de las enseñanzas.
Ésta es la década que completa la primera mitad del reloj
cósmico, el impulso de Alfa, hecho que nos conducirá al punto de
retorno de Omega, el cual implica la ascensión de regreso al
corazón de Dios, a la línea doce del reloj.
En este período debemos intensificar e incrementar la
capacidad de la mente, aclararla, abrir su chakra, elevar el fuego
sagrado en preparación para el momento en que lleguemos a la
línea seis —la de la Madre Divina y el punto más bajo del
descenso— y entremos en el cuadrante emocional del reloj y en el
plano astral.
Aquéllos de nosotros cuyo destino no sea el de vivir ciento
veinte años debemos darnos cuenta de que durante las décadas
del lado derecho del reloj también tendremos que completar las
lecciones de las líneas correspondientes al izquierdo, el de
Omega. Así que, cuando estemos trabajando en la línea uno
también estaremos dedicando esfuerzos a la siete; cuando
andemos ocupados con la dos, asimismo lo estaremos con la
ocho; y así sucesivamente.

De los 60 a los 90: el cuadrante


emocional

Al adentrarte en la década de los sesenta a los setenta, si no


estás en el sendero del discipulado y no has conservado la luz,
cabe la posibilidad de que se produzca una aceleración del
envejecimiento; se cosecha el karma en el plano astral que hemos
hecho en la primera mitad del reloj, y esa energía se solidifica
muy rápido.
Llegados al tercer cuadrante, el ciclo de ese karma ingresa en
el cuerpo astral y se precipita manifestándose físicamente. Es el
proceso de envejecer. Es el período en que las personas
desarrollan las enfermedades de la vejez y empiezan a pensar
que se encuentran en la tercera edad, que ya no se valen por sí
mismas como los demás... Según cuál sea su planteamiento,
puede que se tornen frágiles a una edad temprana.
A esa edad, los chelas de los maestros son los que sobresalen
y relucen en la comunidad. Demuestran que cuando durante vidas
se ha portado la luz y se llega a este nivel, cuando se encarna
esa luz, ésta aparece muy visible y uno se halla a la espera de la
victoria.

De los 60 a los 70: la línea seis del reloj


La década de los sesenta es la línea seis, que avanza hacia la
siete. A la vez, es el chakra de la base, por lo que se recoge el
karma del mal uso del fuego sagrado producido en dicho chakra
durante la actual y anteriores vidas.

De los 70 a los 80: la línea siete del


reloj

La siguiente es la línea siete, en la que nos ocupamos de los


usos erróneos de la luz en el chakra de la sede del alma.

De los 80 a los 90: la línea ocho del


reloj

En esta línea, la ocho, afrontamos todos los abusos de la luz


en el plexo solar.

De los 90 a los 120: el cuadrante físico

La línea nueve del reloj consiste en exteriorizar el reloj entero


en el físico. La década de los noventa es la línea del Espíritu
Santo y del chakra del corazón. La línea diez te acerca a la edad
de cien años y la once, a los 110. Cierra la década la línea doce
a los 120. Los antiguos patriarcas y algunos individuos de otras
sociedades lo han conseguido.
El propósito de esta enseñanza no es necesariamente
inspirarte para que desees llegar a una edad avanzada en sí,
sino más bien que intensifiques la calidad del fuego sagrado en la
década donde te halles y obtengas el máximo de maestría, de
bendiciones, de iniciaciones por parte de los maestros que
patrocinan esa línea del reloj. Si lo logras, a cualquier edad que
seas llamado para viajar a otras octavas en el momento de tu
ascensión o por el motivo que sea, habrás almacenado suficiente
luz en las décadas transcurridas hasta ese instante, que valdrá
por las décadas futuras y la conclusión de todas las líneas del
reloj.
Capítulo 8

Residuo kármico

Por causa de los escogidos,


aquellos días serán acortados.
MATEO 24:22

Ciertas personas te dirán que, en virtud de algún argumento


lógico o razonamiento, no son responsables por su karma pasado
y, por tanto, no les corresponde hacer nada al respecto. Mientras
mediten en Dios, ello bastará para resolverlo todo.
Pues bien, eso no es cierto. Todos somos responsables por
cada jota y cada tilde de energía que hemos utilizado desde el
momento en que pisamos este mundo de causa y efecto. No hay
forma de evitarlo. No lo puedes racionalizar. No lo puedes
ocultar debajo de la alfombra o aparentar que no existe.
Sobre nosotros recae la responsabilidad de saldar esta
energía, materia sobre la que trata una ciencia, la cual te permite,
día a día, librarte sistemáticamente del residuo acumulado.
Cuando calificas de forma errónea la energía, remueves el
polvo, y puede que levantes tanto que se extienda hasta bien
lejos. Sin embargo, ese residuo lleva impreso un campo
energético que magnetiza, puesto que es tu sello electrónico; así
que regresa y se deposita, cosa que sucede en función de la
polaridad —positiva y negativa—, en función de las virtudes
santas y las perversiones con respecto a éstas.
Deseamos atraer todo el cielo a la tierra, todo el cuerpo
causal a nuestra conciencia. Pues bien, el residuo kármico
asentado en el cinturón electrónico y contrario a las doce virtudes
es lo que nos impide hacer que el reino del cielo se manifieste en
la Tierra.
Así como la atmósfera deforma la luz del sol, la conciencia de
las masas que envuelve a nuestro planeta formando un plano
astral de energía mal calificada deforma la emisión pura de la luz
de Dios. Tus propios cuatro cuerpos inferiores, con los registros de
karma, los registros compuestos por las imperfecciones de la
conciencia humana, al recibir esa luz imprimen en ella las
calificaciones erróneas que previamente contenían. Es lo mismo
que verter agua pura en un recipiente sucio: adquirirá la
coloración del recipiente.
Todo ese karma no se encuentra allí a la espera de ser
transmutado en un preciso instante. El karma va llegando sólo por
ciclos, y la mayor parte de él está sellado. Pero, en un momento
determinado en el tiempo y el espacio, según el puesto que
ocupes en relación con las jerarquías cósmicas, te toparás con
una cierta cantidad de karma que se halla a la espera de que lo
transmutes.

El cinturón electrónico
En el interior del cuerpo etérico coexisten dos campos
energéticos. Hay quien los denomina el cuerpo etérico superior y
el cuerpo etérico inferior. El primero está diseñado para que
conste en él la perfección de la Presencia YO SOY y para anclar en
el hombre el proyecto divino original de su individualidad crística.
El segundo es la mente subconsciente, la computadora que
almacena los datos de la vida de la persona: todas sus
experiencias, pensamientos, sentimientos, palabras y actos, que
los cuerpos mental, emocional y físico expresan.
Cada vibración que circula cual onda a través del ser
humano, cada sutil estado de ánimo, cada motivo oculto, cada
pensamiento vano o palabra que el hombre pronuncia, quedan
impresos en la sustancia plástica del cuerpo etérico inferior. Los
impulsos del mundo que desfilan ante la mente o juegan con los
sentimientos quedan también registrados en la mente
subconsciente.
Es obvio que la mala cosecha por las semillas de la insensatez
no puede ascender al cuerpo causal, el cual es un imán de
perfección que atrae hacia sí tan sólo lo bueno, lo puro y lo
hermoso. Las energías mal calificadas del hombre se hunden
hasta el nivel más bajo de su ser subconsciente, formando una
espiral negativa en torno a sus cuatro cuerpos inferiores, un
campo energético de densidad denominado el cinturón
electrónico.
ILUSTRACIÓN 22
EL CINTURÓN ELECTRÓNICO

La mente subconsciente está compuesta por capas, al igual


que la roca sedimentaria; y el cinturón electrónico cabe
describirlo como un timbal. La parte superior del tambor se halla
cerca del ombligo o del plexo solar, y la base del tambor está por
debajo de los pies. El cinturón electrónico es muy pesado. En
realidad, es esa energía que densifica nuestra conciencia y nos
mantiene encarnados en la Tierra.
Cuando Jesús ascendía por el monte de Betania andaba
ligero, pero esa ligereza se refiere a que no llevaba peso kármico
ni tampoco la carga de la densidad del mundo encima de él. En
cuanto transmutas o recalificas todos los patrones y hábitos que
yacen en tu subconsciente, pasas a andar ligero, kármicamente
hablando. Ya no queda nada que te vincule a la Tierra. Te liberas
de la rueda de la reencarnación y te unes a Dios, puesto que ése
es el único yo que conoces. Te identificas con Dios porque has
entregado o rendido todo aquello que es inferior a Dios dentro de
ti.
Así como tu cuerpo causal, en el cielo, está formado por doce
esferas, que representan frecuencias o niveles de vibración, es
decir, diferentes aspectos de la conciencia crística, también las
perversiones de esas energías adoptan distintas frecuencias. Éstas
provocan que la energía se escinda y quede anquilosada en
algunos puntos.
Todo lo que es inferior a Dios se plasma en forma de líneas de
un reloj, cada una de las cuales representa una doceava parte del
subconsciente. Por tanto, dividiríamos el timbal del cinturón
electrónico en doce partes, como haríamos con un pastel, de
modo que podríamos determinar el lugar aproximado en el
subconsciente, en las capas de la roca sedimentaria, donde
descansan los hábitos.
El planeta en el cual evolucionamos posee un subconsciente
colectivo que está sometido a las mismas leyes. La humanidad es
responsable colectivamente de los errores que ha cometido como
grupo, y el universo, el cosmos en sí, se basa en la ley de los
ciclos, la misma a la que tú te hallas sujeto. Por consiguiente, al
colocar tu alma en relación con el universo, con el cuerpo de la
Madre, puedes determinar qué aspectos de energía mal
calificada están a tu disposición durante un determinado período,
mes, momento de tu vida, para transmutarlos.
Eclesiastés puso de relieve las épocas, estaciones y ciclos
cuando dijo lo que figura escrito en el Antiguo Testamento:
«Tiempo de nacer y tiempo de morir»1. Ese tiempo se mide por
ciclos.

Las capas del subconsciente

Tal vez pienses que te conoces o que conoces tu conciencia


externa bastante bien —no tu Yo Divino, sino tu percepción
humana de la vida que has desarrollado desde que naciste. Con
todo, esa conciencia, esa percepción es quizá menos del uno por
ciento de tu ser. Es como un iceberg: sólo sobresale en la
superficie la punta. Todo lo que está por debajo lo desconoces
excepto algunas vislumbres; y en eso consiste la misericordia de
Dios.
Ninguno de nosotros podría soportar el peso total de su
pecado o karma en algún momento o encarnación. De manera
que el Yo Crístico y los Señores del Karma poco a poco nos van
enviando las energías que somos capaces de manejar a diario
satisfactoria o victoriosamente. Por esa razón Jesús dijo: «Basta a
cada día su propio mal».2
El mal, el velo de energía3 que has creado al calificar
erróneamente el amor de Dios en forma de odio, sensualidad o
lujuria se ha convertido en tu propio subconsciente y forma parte
de ese cinturón electrónico, ese timbal. Dicha energía puede
haberse enviado a otras formas o aspectos de la vida, pero debe
retornar a ti. Sucede lo mismo que con la bola que hay al final del
hilo que lanzas con la raqueta de paddle. Lanzas, y vuelve,
incluso con mayor intensidad de la que enviaste, porque la
energía que avanza hacia el mundo atrae a más de sí misma, de
su especie. Si lanzas odio, ese odio reunirá más y regresará a ti
para ser redimido. Si despides amor, éste acumulará a sí más de
él y volverá a ti para ser bendecido.
Vamos a examinar las energías de las que somos
responsables. La diferencia entre ser un niño de Dios o un hijo o
hija de Dios se circunscribe al ámbito de la responsabilidad. No
le resulta muy fácil a la gente abordarlo, porque es sumamente
sencillo y agradable al tiempo que fácil de aceptar que alguien
haya asumido tu carga sobre sus espaldas, haya muerto por ti; así
que todo lo que tienes que hacer es decir que tienes fe en esa
persona.

Llama violeta para transmutar karma


negativo

Tan pronto como empiezas a utilizar la llama violeta,


transmutas las energías del cinturón electrónico. Aquélla es la luz
del Espíritu Santo, y valerte de ella te suministra una cantidad de
energía superior a la normal para transmutar tu pasado. Ello te
permite aumentar tu capacidad de saldar karma. Ya no necesitas
toda una encarnación para bregar, tal vez, con una capa del
cinturón electrónico a fin de pagar tus deudas con los individuos.
Cuanto más recites los decretos y mantras de llama violeta, cuanto
más invoques la llama, más rápido avanzarás por esas capas.
La llama violeta se invoca por medio del uso de la Palabra
hablada, del poder del habla. Consiste en un acto doble de
visualización y recitación. Mientras pronuncias mantras de llama
violeta, visualizas esta llama, el «vino del perdón», limpiando
todos los registros de antiguas pruebas y tribulaciones,
repolarizando los átomos y moléculas de tu ser, como una
corriente magnética que borra un casete. Tan sólo deja la matriz
perfecta de ti según Dios pretendió que fuera. El siguiente es un
sencillo mantra de llama violeta: ¡YO SOY un ser de fuego violeta,
YO SOY la pureza que Dios desea!

A medida que vas repitiendo este mantra una y otra vez,


incrementando progresivamente la velocidad, tus átomos
empiezan a vibrar cada vez más deprisa. Haz un ritual diario con
este mantra y verás cómo transforma tu perspectiva4. Visualiza la
llama violeta dentro de tu corazón como un torbellino de luz
recogido sobre sí mismo, como una espiral de energía tan intensa
que se retrae en sí misma y consume hasta la última jota y tilde de
la ley de la energía mal calificada en tu vida, cada elemento de
peso kármico, ya se remonte a un millón de años atrás o haya
ocurrido ayer.
Algunas personas salen en busca de quien les haga lecturas
con el fin de averiguar sus vidas pasadas, pero tú mismo puedes
hacer la lectura de tu propia vida, ya que a medida que avances
por esas capas, sin duda alguna serás consciente de experiencias
del pasado. Quizá pasen años antes de que obtengas esa
percepción, y no tiene sentido procurarse esas interpretaciones en
el ínterin. Tan pronto conozcas una encarnación del pasado,
devienes inmediatamente responsable por las energías de esa
vida y su karma, de modo que aquéllas se posan sobre ti. Si no
posees el conocimiento del fuego sagrado podrías sentirte
abrumado y dominado por ellas.5
Es importante que te percates de que puedes emplear la
energía del Espíritu Santo de manera científica y sistemática con
el propósito de transmutar las energías mal calificadas en las
doce líneas del reloj, para saldar karma y acelerar el día de tu
victoria. Consta escrito en la Biblia que, por causa de los
escogidos, aquellos días serán acortados6. A juicio de algunas
personas, esto es un misterio. Mas a ti, que entiendes que el
Espíritu Santo ofrece el don del fuego para la transmutación del
pasado, te resulta claro el hecho de que la palabra días alude a
ciclos: los ciclos del retorno del karma serán acortados porque a
medida que el karma va retornando, lo vas transmutando de
forma constante día tras día.
Superar los hábitos negativos con los
positivos

Para cada una de las doce líneas del reloj existe un aspecto
de la conciencia crística que supera el estado humano. Por
ejemplo, en la línea doce se encuentran los hábitos de crítica,
condenación y juicio —hemos juzgado y condenado a otros. Ello
incluye la práctica de magia negra y todos los pensamientos
malévolos hacia los individuos. Se han acumulado y constituyen
una perversión del poder de Dios. Por tanto, invocamos este
poder en la línea doce del reloj y lo consagramos a la redención
de esa circunstancia concreta.
Tal vez pensemos que nunca hemos abrigado un pensamiento
crítico en toda nuestra vida, que jamás hemos sido críticos con
nadie. Pero ello no garantiza que bajo la superficie del iceberg
no haya capas y capas de abuso de poder por medio de la
condenación. Puede que no hayas notado ese rasgo en tu vida
simplemente porque en ella no se te ha concedido para que lo
transmutaras. Ya tenías otras circunstancias kármicas, otras
energías de que ocuparte. De todas formas, por la tendencia de
la civilización y la historia de los últimos diez mil años, puedes
asumir que en algún momento habrás enviado esa energía. Así
que, en el momento correcto, en el ciclo adecuado, utiliza el
poder divino a fin de pedir que sea transmutada.
Y si se da el caso de que transmutas todas esas capas de diez
mil años o más (la mayoría de la gente lleva evolucionando en
este planeta entre 200.000 y 250.000 años desde los continentes
de Lemuria y la Atlántida), seguirás teniendo la responsabilidad,
mientras no estés ascendido, de realizar invocaciones para las
energías del subconsciente colectivo de la humanidad.
¿Contra qué se dirige esta energía de condenación? Sólo hay
un aspecto que estamos condenando en realidad: a Dios en el
hombre; condenamos al Cristo; condenamos a la Madre Divina y
al Espíritu Santo. A esta fuerza se la conoce como anticristo,
antidios, antimadre (o antimateria7) y antiespíritu.

Protección alrededor del reloj para ti y


tu llama gemela

Se nos ha dado un decreto cuyo objetivo es que tú y tu llama


gemela podáis hacer diariamente una invocación para que la
energía de Dios despeje de vuestro reloj cósmico esta sustancia
anticristo. Cada día nos enfrentamos con la configuración de
nuestros ciclos personales, que se ven afectados por todos los
ciclos del universo y nuestra posición relativa con respecto a ellos.
Son millones los ciclos que concurren simultáneamente. Todos
ellos combinados trazan nuestro reloj cósmico o nuestra astrología
cósmica.
Mientras andamos por el camino de vuelta al hogar,
recogiendo en el momento actual lo que antaño sembramos, está
bien asumir que cada día habrá probablemente un poco de
sustancia, un poco de residuo, polvo o ceniza, que represente
esta energía mal calificada que hemos sembrado, la cual ahora
nos está retornando. El decreto «Protección alrededor del reloj» es
un llamado general para limpiar cada una de las doce líneas, que
despejará de nuestro reloj la energía calificada erróneamente,
habilitándonos con ello para restituir las cualidades divinas a esas
líneas.
La invocación de ese decreto se dirige a la amada Presencia
YO SOY, al Yo Crístico, y a continuación a las jerarquías
específicas que sirven en cada una de las doce líneas
(enumeradas en el apartado A) para que sujetemos, atemos y
encerremos las circunstancias que constituyen las perversiones de
la llama divina en esas doce líneas (enumeradas en el apartado
B).

En el apartado c del decreto pedimos que el karma negativo


sea atado, introducido en el círculo y la espada de llama azul de
Astrea, y que se transmute todo lo que interfiera la manifestación
en nosotros de las cualidades divinas allí mencionadas.

Protección alrededor del reloj

En el nombre de la amada, poderosa y victoriosa Presencia


de Dios YO SOY en mí, Santo Seres Crísticos de toda la
humanidad, todos los grandes poderes y legiones de Luz: A (12)
Amado Gran Director Divino y los siete arcángeles,
(1) Amado Saint Germain y las huestes angelicales de luz,
(2) Amado Jesús y las grandes huestes de maestros
ascendidos,
(3) Amado Helios y el Imán del Gran Sol Central,
(4) Amado Dios Obediencia y los siete poderosos Elohim,
(5) Amado El Morya y las legiones de Mecurio,
(6) Amado Serapis Bey y los grandes serafines y querubines,
(7) Amada Diosa de la Libertad y los Señores del Karma,
(8) Amado Señor Lanto y los Señores de la Sabiduría,
(9) Amado Poderoso Víctory y los Señores de la
Individualidad,
(10) Amado Poderoso Ciclopea y los Señores de la Forma,
(11) Amado Señor Maitreya y los Señores de la Mente,
Amado Lanello, todo el Espíritu de la Gran Hermandad
Blanca y la Madre del Mundo, vida elemental: ¡fuego, aire, agua
y tierra!, yo decreto:
¡Sujetad, atad y encerrad! ¡Sujetad, atad y encerrad!
¡Sujetad, atad y encerrad!
B (12) toda crítica, condenación y juicio y toda magia negra
(1) todo odio y ligera antipatía y toda brujería
(2) toda duda, temor, cuestionamiento humano y registros de
muerte
(3) toda vanidad, engaño, arrogancia y ego
(4) toda desobediencia, terquedad y desafío de la ley
(5) toda envidia, celos e ignorancia de la ley
(6) toda indecisión, autocompasión y autojustificación
(7) toda ingratitud, irreflexión y ceguera espiritual
(8) toda injusticia, frustración y ansiedad
(9) toda falsedad, intriga y traición
(10) todo egoísmo, narcisismo e idolatría
(11) todo resentimiento, venganza y represalias
y todo lo que no sea de la Luz, en el círculo cósmico y espada
de llama azul de un millón de soles de la Poderosa Astrea, y
colocad vuestros círculos cósmicos y espadas de la llama azul de
miles de soles desde el Gran Sol Central y destellad megatones de
Luz cósmica, rayos de relámpago azul y fuego violeta en, a través
y alrededor de todo lo que se oponga o intente interferir con el
cumplimiento de C (12) mi Poder Divino y mi plan divino
realizado en todos los ciclos
(1) mi Amor Divino y mi plan divino realizado en todos los
ciclos
(2) mi Maestría Divina y mi plan divino realizado en todos los
ciclos
(3) mi Control Divino y mi plan divino realizado en todos los
ciclos
(4) mi Obediencia Divina y mi plan divino realizado en todos
los ciclos
(5) mi Sabiduría Divina y mi plan divino realizado en todos
los ciclos
(6) mi Armonía Divina y mi plan divino realizado en todos los
ciclos
(7) mi Gratitud Divina y mi plan divino realizado en todos los
ciclos
(8) mi Justicia Divina y mi plan divino realizado en todos los
ciclos
(9) mi Realidad Divina y mi plan divino realizado en todos los
ciclos
(10) mi Visión Divina y mi plan divino realizado en todos los
ciclos
(11) mi Victoria Divina y mi plan divino realizado en todos los
ciclos
y mi victoria en la Luz hoy y por siempre.
¡Y con plena Fe acepto conscientemente que esto se
manifieste, se manifieste, se manifieste! (repítase tres veces), ¡aquí y
ahora mismo con pleno poder, eternamente sostenido,
omnipotentemente activo, siempre expandiéndose y abarcando el
mundo hasta que todos hayan ascendido completamente en la Luz
y sean libres!
Nota
¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY!

Transmutación línea por línea

A nosotros nos corresponde transmutar el residuo de karma


línea por línea siguiendo el reloj cósmico, al tiempo que los seres
y jerarcas de cada línea nos ayudan en cuanto les invocamos por
mediación de este decreto.
Por ejemplo, se cuentan por millares de seres cósmicos
situados por debajo de la jerarquía de Capricornio, los que
encarnan esa vibración concreta de Dios. Ése es su cargo en el
universo; mantienen dicha llama a favor de millones de almas que
evolucionan. En este sistema de mundos y en la Tierra, el maestro
ascendido que ejerce de iniciador bajo la jerarquía de
Capricornio es el Gran Director Divino, y le asisten los siete
arcángeles. Por tanto, en el apartado A en la línea doce del reloj,
la jerarquía de Capricornio, invocamos al amado Gran Director
Divino y a los siete arcángeles.
Cuando tengamos un problema y sintamos que estamos
siendo criticones o estamos entrando en espirales de condenación
para con otros, hemos de saber que tenemos un problema relativo
a Capricornio y que podemos recurrir a invocar, en el nombre de
la poderosa Presencia YO SOY, al Gran Director Divino y a los siete
arcángeles, a todas las huestes del cielo, para que acudan y
sellen el círculo y espada cósmicos de la llama azul de Astrea* en
torno a la causa y al núcleo de la circunstancia latente en nuestro
subconsciente que nos incita a ser excesivamente críticos y
proclives a condenar otras formas o aspectos de la vida. Podemos
pedir que el Ojo omnividente de Dios penetre hasta el registro
subconsciente de todas las encarnaciones previas y que el origen
de este hábito sea transmutado; asimismo, que la causa y el
núcleo de la circunstancia sean eliminados de nuestro cuerpo
etérico inferior. Podemos pedir que se limpie de nuestro cuerpo
mental, de nuestro mundo de los sentimientos o emociones, y
finalmente a nivel físico.

ILUSTRACIÓN 23
LOS SIETE CHAKRAS

En cuanto solicitamos que esa sustancia sea transmutada,


siempre nos es devuelta con la vibración positiva de esa línea del
reloj. Así pues, el poder divino en la línea doce del reloj es la
virtud del atributo divino y la llama que se nos restituirá cuando
hagamos la invocación determinada.
Se trata de un ritual científico. Nos estamos desplazando
sistemáticamente por cada uno de estos doce focos o galaxias de
luz, invocando la luz de las doce jerarquías, transmutando día
tras día la energía mal calificada durante siglos, que resulta una
lacra para los chakras. Cada día nuestro reloj cósmico aparece
distinto porque en él se plasma la porción de karma
correspondiente a ese día, que aguarda a ser transmutado.
Las cualidades mencionadas en cada línea son las llamas
originales, puras, y representan las iniciaciones que debemos
pasar si queremos obtener las joyas de luz. La sabiduría divina es
una joya. Se ubica en el chakra de la garganta (véase ilustración
16). La adquirimos tras superar iniciaciones bajo la jerarquía de
Géminis en la línea cinco. Cada una de estas joyas se torna un
vórtice de energía que se añade a nuestra aura, a nuestros
chakras y por último a nuestro cuerpo causal. De ahí que todo lo
que hagamos cada día puede acelerar y acumular a nuestra
corriente de vida más y más de esta conciencia cósmica.

Ciclos planetarios:
Pruebas de Capricornio

A la vez que los ciclos de nuestro reloj cósmico personal,


también hay que tener en cuenta los ciclos planetarios. El ciclo
anual del planeta Tierra comienza en cuanto cambia el signo de
Sagitario a Capricornio, durante el solsticio de invierno. Así pues,
este solsticio, que se produce aproximadamente el 22 de
diciembre, es en realidad la fecha del año nuevo, aunque lo
celebremos el 31 del mismo mes. Ese año nuevo se inicia con las
pruebas de todo el planeta bajo la jerarquía de Capricornio.
Así que la energía del poder divino que emite dicha jerarquía
entra en el campo energético de los cuatro cuerpos inferiores del
planeta y de los que en él evolucionan, aquella energía suele
calificarse con crítica, condenación, juicio y magia negra.
Descubrimos que la prueba, la iniciación de la jerarquía de
Capricornio para el iniciado, para el discípulo, para el que se ha
disciplinado, consiste en meditar sobre la energía pura del poder
divino, así como en asimilar ese poder y esa energía sin
utilizarlos mal, sin responder al magnetismo del mundo que tiende
a grabar en nuestra conciencia esos rasgos de crítica,
condenación y juicio.
Los individuos que nazcan bajo el signo de Capricornio van a
tener esta iniciación durante la vida presente. Poseerán gran
poder, y se tropezarán con la oportunidad de utilizar la energía
de Dios en forma de poder. Estas personas podrán ser
iniciadores, organizadores, ejecutivos. Tendrán la capacidad,
debido a ese poder, de explorar los misterios de Dios, y también
establecerán contacto con el plano etérico, ya que esta jerarquía
está en el cuadrante etérico, el de fuego.
Tendrán que guardarse del hábito acumulado de la
conciencia de la masas tendente a abusar de ese poder mediante
el análisis quisquilloso de la gente, la condenación y crítica
mezquinas, la característica dominante de hallar defectos con las
pequeñas astillas de la personalidad humana, etc. Dedicarse a
ese tipo de actividades disipa el poder de Dios. Es chismorreo, es
juzgar a la gente, no con el juicio justo8, no con el juicio y la
compasión de Dios, sino con la crítica y la estrechez de la
conciencia humana.
Si lees los periódicos, si miras las noticias y estás atento al
estado del mundo, observarás que las naciones, así como sus
gobiernos, sus economías y toda fase de las actividades humanas,
se encuentran en las pruebas de la jerarquía de Capricornio
durante ese mes. Y si trabajas en un ámbito relacionado con el
orden mundial o el gobierno divino y te interesa ayudar a la
sociedad y servir a tu comunidad, advertirás que los dirigentes, la
gente importante, sufren el peso de la luz y la oscuridad
característico de Capricornio, y que su funcionamiento se ha visto
obstaculizado por el mal uso que la conciencia de las masas
efectúa del fuego sagrado en Capricornio. De modo que, cuando
recites tus decretos a favor del mundo desde aproximadamente el
22 de diciembre al 20 de enero, deberías procurar dirigir tus
invocaciones a la transmutación del karma mundial de crítica,
condenación y juicio, es decir, los abusos en el cuerpo etérico de
la llama del poder divino.

Ciclos planetarios:
Pruebas de Acuario

El ciclo de Acuario comienza al final de Capricornio. Al


iniciarlo sentimos la intensidad de la luz del amor. El día de San
Valentín se encuentra en este período. Se trata de un ciclo muy
creativo. Nuestro karma avanza con él hacia el exterior del
subconsciente, así que de repente sentiremos destellos carmesí de
odio que no habíamos notado y nos preguntaremos: «¿Qué es
esto? No odio a esta persona. ¿Por qué se me cruza esta
energía?». Si no lo sabes, es posible que te identifiques con ella y
que empieces el proceso de odiar, en cuyo caso habrás fallado la
iniciación cósmica de rechazar el odio y encarnar el amor.
La perversión del amor es odio y leve antipatía en cualquier
manifestación: irritación, sentimiento de incomodidad estando
rodeado de gente, crítica sutil, o irritación sutil cuando no estamos
en armonía con otro aspecto de la vida. El mal uso de las
energías del amor se lleva a cabo en forma de egoísmo, carácter
posesivo, apego, deseo, abuso del fuego sagrado, etc.
La leve antipatía es, si cabe, más diabólica que el odio.
Levemente preferimos no estar con una determinada persona.
Toda vez que no lo identificamos con el odio, no nos decidimos a
exorcizarlo de nuestra conciencia. Así que se sumerge en los
niveles subconscientes, y llevamos con nosotros estas pequeñas
astillas, espinas de irritación, de desagrado de tal o cual cosa;
incluso el disgusto para con los objetos inanimados es una
vibración negativa que impide el flujo de amor en nuestra
existencia. El odio se exterioriza a través de odio racial, prejuicio,
odio hacia miembros de diversos credos religiosos o
nacionalidades. Se produce de las formas más insidiosas.
Si somos conscientes de que la prueba se acerca y sabemos
que Acuario nos ofrece la opción de escoger entre el odio y el
amor, podemos valernos de la llama de Saint Germain, el cual
sirve a las órdenes de la jerarquía de Acuario. Podemos hacer
uso de su llama de la libertad y de la transmutación. Podemos
invocar esa llama violeta del Espíritu Santo y exigir la
transmutación de la causa y el núcleo de todo nuestro karma
asociado con el uso erróneo de la energía de Acuario. Podemos
decir: Reclamo mi libertad ahora. Reclamo mi libertad para ser el amor, y no
voy a encarnar otro atributo que no sea el amor. Pido que la llama violeta
atraviese la causa, efecto, registro y recuerdo en mis cuatro cuerpos inferiores
de todos los abusos del fuego sagrado cometidos en Acuario. Que se haga la
voluntad de Dios.

La jerarquía de Acuario rige el círculo completo de dos mil


años. Durante esta era, la jerarquía cubre todas las frecuencias
de las doce jerarquías con la de amor divino. Es una época en
que actúa un intenso amor que recorre el cosmos a lo largo de
este ciclo. Se nos despliega una amplia oportunidad para redimir
nuestro karma con el uso correcto del amor.

Ciclos planetarios:
Pruebas de Piscis

La última línea del cuadrante etérico es la jerarquía de Piscis,


que implica la prueba de la llama de la maestría divina. La
perversión de la maestría divina es miedo, duda, preocupación o
ansiedad, cuestionamientos y muerte.
Aunque se enmarca en el cuadrante etérico, Piscis es a la vez
un signo de agua. En este signo se nos pone a prueba la maestría
sobre el flujo de agua en el fuego del plano etérico. Piscis es
también la pluma amarilla de la Trinidad en el cuadrante etérico.
En Piscis se encuentran los registros de muerte. Muchas
personas no son capaces de vencer al último enemigo de la
muerte en los ciclos de su reloj cósmico, porque no están
preparadas para la iniciación. El triunfador pisciano es aquél que
ha equilibrado la llama trina de la conciencia crística y es capaz,
por tanto, de alzarse victorioso sobre la muerte y el infierno:
«¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu
victoria?»9. El aguijón de la muerte es consumido en los fuegos de
la resurrección, en la llama del triunfador pisciano.
A lo largo de los dos mil años de la era de Piscis, toda la
humanidad ha contado con la oportunidad de convertirse en el
Cristo. Por ello hemos encarnado en multitud de ocasiones
durante este período: para seguir el ejemplo de Jesús el Cristo.
Sin embargo, sus verdaderas enseñanzas se perdieron desde el
principio. Las destruyeron: incluso los libros de Orígenes de
Alejandría que exponían estas enseñanzas. Los caídos se
apoderaron de las iglesias y difundieron la falsa doctrina y el
dogma consistente en que sólo un hombre podía ser el Cristo. Y
con ello privaron a la humanidad de esa oportunidad.
Actualmente estamos avanzando hacia la iniciación
acuariana, aquélla que nos reta a erigirnos en la Madre, a elevar
la llama de la Madre para fusionarla con la luz del Espíritu Santo.
Y resulta que no estamos listos para la siguiente iniciación porque
no hemos superado la anterior. ¿Qué hacemos, entonces?
Rezamos pidiendo perdón, misericordia. Rezamos pidiendo una
oportunidad para compensar aquello que hemos perdido. Pues
bien, los maestros ascendidos nos ofrecen hoy esa oportunidad
por medio de sus enseñanzas. Y lo hacen con la llama violeta,
que transmuta los abusos del fuego sagrado en todas las
jerarquías.
Contamos con el ejemplo de Jesús. Se supone que vamos a
recorrer cada paso del camino siguiendo ese ejemplo. De ahí que
su llama de Cristo, encarnando la llama de la maestría divina,
pueda disolver todo temor y duda, el sentimiento de separación,
todo cuestionamiento sobre quiénes somos y quién es Dios, así
como todos los registros de muerte de cada encarnación una vez
que abandonamos el cuerpo.

Ciclos planetarios:
Pruebas de Tauro

Alrededor del 21 de abril el Sol entra en el signo de Tauro. Es


la línea cuatro del reloj. Los seres que sirven en la jerarquía de
Tauro son el Dios Obediencia —el amado Godfré— y los siete
poderosos Elohim.
Durante ese mes, la Tierra entera y todos los que en ella
evolucionan soportan las iniciaciones bajo la jerarquía de Tauro.
Este signo se halla en la cruz rosa, y el desafío que presenta es
obedecer la ley interna del ser por medio del amor y la devoción.
Constatarás un enorme caudal de rebeldía que se manifiesta
con este signo. Fue en él cuando Satán cayó y se rebeló contra el
Cristo viviente. Habrás visto que se ubica en el cuadrante de la
mente o cuerpo mental, así que cayó por la lógica satánica, la
lógica de la mente carnal que ideó una manera de desobedecer a
Dios dando a entender, no obstante, que se enmarcaba en la Ley
de Dios.
Advertirás al leer los periódicos, escuchar las noticias,
observar lo que actúa, la vibración de Tauro (que es un signo de
tierra) de terquedad humana, que se resiste al flujo de las
corrientes y la energía cósmicas. Ahora que tienes la clave de por
qué las cosas no funcionan en el gobierno, en el mundo, en los
problemas sobre los que lees, tan pronto seas consciente de esos
ciclos, di: En el nombre del Cristo, en el nombre de la amada Presencia YO
SOY, invoco al amado Godfré, a los siete poderosos Elohim y a la jerarquía
de Tauro, para que ejerzan potestad sobre esta sustancia de desobediencia y
rebeldía humanas. Pido la obediencia de todos mis átomos, células y
conciencia a la voluntad interna, a la ley interna, al proyecto original interno.
Pido la transmutación de hábitos planetarios acumulados de rebeldía, y
solicito que la llama de Godfré, el amado Dios Obediencia, sea depositada
dentro de mi ser para la maestría del tercer ojo. Que se haga de acuerdo a
la voluntad de Dios.

A continuación, nombra la manifestación de rebeldía en ti, en


algún individuo, en el gobierno, en el mundo en general, o en
cualquier situación que veas en la televisión o en el periódico.
Luego haz llamados a Astrea, al Arcángel Miguel, a la llama
violeta. Continúa durante quizás uno, tres o quince minutos, hasta
que hayas invocado suficiente luz para contrarrestar y equilibrar
esa situación y llegues a sentir una cierta liberación interna. Hasta
que no la sientas, no has cumplido con tu responsabilidad.
ARCÁNGEL MIGUEL

Desafiar hábitos planetarios con la


repetición de decretos

El llamado sostenido basado en la repetición de decretos es


necesario allí donde yacen grandes masas aisladas de redes y
campos energéticos flotantes en la conciencia de las masas. Por
ejemplo, existe una masa acumulada de rebeldía en la ciudad de
Nueva York, compuesta por la combinación de los hábitos
negativos de toda la gente que vive allí y la amalgama de
rebeldía en el poder corporativo o en la mafia, reforzado por los
organismos financieros y legales. Pero si vas a invocar a Astrea
para que envuelva en su círculo tal acumulación de energía, vas a
necesitar más que una simple orden o llamado.
Esa orden iniciará el proceso, aunque solemos recitar el
decreto a Astrea doce, catorce, veinticuatro, treinta y seis o más
veces porque la Ley establece que los maestros ascendidos no
pueden entrar en esta octava a menos que demos el llamado que
les abra paso. Debemos ofrecerles la energía capaz de invertir
situaciones, que después ellos multiplican para utilizar en nuestra
octava.
Si abordas un hábito planetario, puedes esperarte tratar con
algo ciertamente virulento. El príncipe de este mundo es Satán. Y
si bien él ya no está, su vibración y sus lugartenientes sí están
presentes, de modo que es visible ese predominio en el mundo.10
Si vas a erigirte ante tu altar para abordar esas fuerzas,
precisas toda la protección del Arcángel Miguel, así como la
llama violeta, el tubo de luz; y tienes que llamar a todas las
jerarquías del cielo. Seguidamente puedes comenzar el proceso
de desafiar los hábitos planetarios de mal uso de esa jerarquía.

Pruebas y oportunidades en las doce


líneas

Estos desafíos prosiguen a lo largo del año y de las doce


líneas del reloj. La estación de invierno corresponde al ciclo
etérico, el elemento fuego, adentrándose hacia el núcleo ígneo. La
estación de la primavera y las pruebas del planeta que Aries
conlleva corresponden al elemento de la mente. Es la época del
nuevo nacimiento, los fuegos de la resurrección que vienen con
Aries.

El verano acompaña a las pruebas de las emociones.


Guerras, manifestaciones, disturbios y toda clase de turbulencias
sobrevienen al planeta en conjunto y a las personas, cuyas
emociones son puestas a prueba. Incluso el calor que
experimentamos es fruto de la sustancia mal calificada de la
humanidad en el cuerpo astral del planeta. Al encarar la vida en
la estación veraniega, debemos tener en cuenta las pruebas
implícitas del cuerpo emocional. En otoño llega el ciclo terrenal, la
cosecha, que corresponde al Espíritu Santo y al reciclaje de
energías. Los frutos del Espíritu se hacen patentes en los frutos de
la tierra.

La Luna: reflector de las emociones

En el transcurso de los meses, se produce día a día un preciso


despliegue de iniciaciones al amparo de la jerarquía del sol que
está a la cabeza ese mes. Cabe asimismo tener presente en ese
mes de iniciación los ciclos de la Luna. Ésta avanza por las doce
jerarquías al tiempo que tú lo haces por tus ciclos kármicos.
La Luna aporta una prueba adicional. Es la prueba de tu
alma. Es la prueba de la personalidad. Por tanto, mientras te
hallas, por ejemplo, en el mes de iniciación de Aries, y la Luna
pasa por su ciclo de veintiocho días, tendrás la oportunidad bajo
la jerarquía de Aries de demostrar tu maestría sobre lo que
denominamos sustancia lunar, que significa sustancia mal
calificada, energía que se ha calificado negativamente bajo la
influencia de este satélite.
La Luna rige el cuerpo astral, el elemento agua. En la
perfección de la astrología cósmica, los satélites de los planetas,
los cuerpos lunares, están destinados a ser reflectores y
amplificadores de los sentimientos puros que tienen las corrientes
de vida del planeta. En eras doradas, cuando los sentimientos de
la humanidad eran puros, cuando el cuerpo emocional era puro y
limpio, la Luna era un reflector cristalino de los sentimientos puros
de los ángeles, de la humanidad, de la vida elemental.
Sin embargo, así que la humanidad empezó a calificar de
manera errónea sus sentimientos y a acopiar en el cinturón astral,
en el subconsciente del planeta, capas de odio, capas de leve
antipatía o disgusto y todas las distorsiones de los sentimientos de
Dios, la Luna empezó a amplificar esa energía. Por consiguiente,
la Luna ha dejado de reflejar la pura luz del Sol, y en su lugar, la
luz de ella refleja los usos negativos que el hombre realiza de la
energía solar. Eso es aquello con lo que debemos lidiar en
nuestras iniciaciones cada mes, a medida que la Luna recorre las
doce jerarquías.
Pongamos por caso que la Luna pasa por la casa de Aries.
Pues bien, amplificará la sustancia del ego, el engaño del ego.
Cuando hay Luna llena en Aries (o cualquier fase de la Luna en
Aries) notarás que las acciones recíprocas entre las personas se
producen con carácter acentuado al nivel del ego. Todo el mundo
muestra un aspecto del ego y se relaciona a ese nivel.
Cuando la Luna está en Acuario, no amplificará el amor, sino
la lujuria, la sensualidad, el odio. Si está en Capricornio, tal vez
percibas una gran carga de sustancia de condenación sobre la
gente. En el caso de que esté amplificada por el poder de la Luna
llena, esa condenación puede ser una energía abrumadora de
personas criticándose y metiéndose unas con otras, o mirándose
por encima del hombro por nada: por respirar o por pasearse con
un vestido que quizá a alguien no le gustó. Esa energía impregna
el plano astral. En cuanto la detectes, haz un llamado al instante:
En el nombre del Cristo, en el nombre de la Presencia YO SOY, invoco a la
Poderosa Astrea y a los Señores de la llama violeta para que consuman la
causa y el núcleo de todos los usos erróneos de la jerarquía de Capricornio,
del poder divino y de toda la sustancia lunar que es esa energía mal
calificada. Hágase de acuerdo a la voluntad de Dios.

El desafío del sendero de iniciación

Los maestros ascendidos nos han brindado abundantes


reflexiones acerca de la automaestría, en todos sus escritos y
dictados, en libros, lecciones de los Guardianes de la Llama y
Perlas de Sabiduría, que se remontan al año 1958.11
No cabe esperar ni nos vemos capacitados de explicar en un
libro todos esos matices de la Ley. Las palabras «mandato sobre
mandato, renglón tras renglón, línea tras línea»12 obedecen a un
motivo: la plasmación de la ley cósmica constituye el gran
mosaico de la vida, y cada día colocamos piezas de este
mosaico para completar la obra íntegra. Ser un devoto de los
maestros ascendidos consiste en estudiar para «presentarte a Dios
aprobado, como obrero [...] que usa bien la palabra de
verdad»13 —la advertencia de Pablo a Timoteo.
Al estudiar las enseñanzas de los maestros, extraemos un
impresionante depósito de disciplinas, y en eso consiste ser
discípulo. Significa que debemos ser disciplinados, no desde
fuera, sino desde dentro. Y, cuando somos suficientemente
disciplinados desde dentro, magnetizamos la disciplina de los
grandes gurúes, los maestros ascendidos.
Capítulo 9
Responsabilidad
cósmica

Lo que somos hoy es consecuencia


de nuestros pensamientos de ayer.
Nuestros pensamientos de hoy
están construyendo nuestra vida de mañana.
EL DAMAPADA

Reflexiones sobre la mente


subconsciente y supraconsciente

El Buda impartió el concepto que figura en El Damapada:


Lo que somos hoy
es consecuencia de nuestros pensamientos de ayer.
Nuestros pensamientos de hoy
están construyendo nuestra vida de mañana.
Nuestra vida es una creación de nuestra mente.

A quien habla o actúa con mente impura,

le espera el sufrimiento, al igual que las ruedas del carro

siguen forzosamente al buey que lo arrastra.


Lo que somos hoy es consecuencia

de nuestros pensamientos de ayer.


Nuestros pensamientos de hoy
están construyendo nuestra vida de mañana.
Nuestra vida es una creación de nuestra mente.

A quien habla o actúa con mente pura,

le espera la alegría, como su propia sombra,

inseparable de él.1

Ésta es la base de la responsabilidad cósmica. Nos miramos,


contemplamos nuestras manos, nuestros pies. Miramos al espejo,
miramos nuestra conciencia, nuestro desarrollo, nuestra casa, y
recordamos estas palabras: «Lo que somos hoy es consecuencia
de nuestros pensamientos de ayer. Nuestros pensamientos de hoy
están construyendo nuestra vida de mañana».
¿Cuál es el pensamiento que precede a la manifestación?
¿Cuál es el sentimiento y cuál, la acción? La responsabilidad
cósmica equivale a la enseñanza del karma —«lo que el hombre
siembre, eso también segará»2. Al estudiar el subconsciente y la
supraconciencia descubrimos lo que segamos o cosechamos, pero
no nos detendremos allí. Diremos: ¿Qué vamos a hacer al
respecto? Y percibiremos que Dios nos ha dado las respuestas.
Responsabilidad por la mente
subconsciente

Muchas personas ni siquiera se hacen responsables por


aquello de lo que son conscientes. Vamos a ocuparnos de la
responsabilidad por aquello de lo que no somos conscientes y que
se aloja en la mente subconsciente.
Miramos a nuestro alrededor, nos observamos a nosotros
mismos. Nos percatamos de que las personas a quienes
conocemos no pueden siquiera aceptar la responsabilidad por su
propia vida, por su familia. Se rebelan contra la autoridad, ya
sea de los padres, del gobierno o de la sociedad, y se les escapa
que la autoridad contra lo que se rebelan es la del Cristo, el Yo
real interno.
Los individuos no son responsables con su cuerpo. Introducen
en él sustancias impuras por medio de drogas, alcohol, tabaco,
todo tipo de medicinas, de pastillas y de elementos químicos que
denominan comida. Miramos la televisión, nos tragamos los
medios de comunicación sin establecer un escudo para la
conciencia, sin responsabilidad por el hecho de que allí donde
colocamos nuestra atención, creamos un arco de energía desde
nuestra mente hasta el objeto. A través de ese arco fluye a
nosotros la sustancia propiamente dicha del objeto de nuestra
atención. De modo que permitimos que se encaucen por él el
mundo, la conciencia de las masas. Inevitablemente «lo que
somos hoy es consecuencia de nuestros pensamientos de ayer;
nuestros pensamientos de hoy están construyendo nuestra vida de
mañana».
La enseñanza: piedra angular en el arco
del ser

El discípulo de Cristo, el devoto de Buda, el partidario de la


Realidad, aquél que se siente parte del desafío progresivo que
Cristo y Buda demostraron, puede distar de su conciencia superior
tan sólo unos pocos días, semanas, meses o años de actividad
acelerada en el sendero, aun cuando esté actualmente enredado
en la conciencia de las masas. Ya sea que nos encontremos o no
activamente comprometidos con la conciencia del mundo, somos
de todas formas parte integrante de ella hasta que
conscientemente nos apartamos de las vibraciones del «antiguo
hombre» o «la antigua mujer» —es decir, el yo anterior, el yo que
ha acumulado hábitos humanos y conciencia humana, sean
relativamente benignos o relativamente equivocados, no en una
sino en numerosas vidas.
Es el momento de dar paso a una nueva era de liberación de
nuestra alma con respecto al pasado. Debemos liberar al alma
que desea poner ahínco con el propósito de elevarse por encima
de la jaula finita y volver a unirse con el Ser Infinito. El apóstol
ordenó: Salid de en medio de ellos y apartaos3; debes entender el
significado de tu responsabilidad cósmica y aceptarla. Este acto
de apartarse implica ante todo un paso en la aceptación
concienzuda de uno mismo, buena disposición a la hora de
afrontar quiénes somos y lo que somos —ya bellos, ya feos— y
de percatarnos de que andamos bien provistos para satisfacer la
demanda de cambio, es decir, cambio positivo encaminado a
alcanzar, paso a paso, la meta de una conciencia superior.
Dios ha facilitado el camino con Su fuego sagrado que todo
lo consume. Podemos convertirnos en quienes realmente somos...
si así lo queremos. Creo de verdad que la enseñanza de los
maestros ascendidos sobre karma y reencarnación es la piedra
angular del arco del ser. Pienso que cuando estemos dispuestos a
comprender estas enseñanzas y a asumirlas, a aplicar la ciencia
de la Palabra hablada que se nos ha ofrecido, entonces
ingresaremos en el espacio donde la Ley actúa facultándonos
para evolucionar a un estado más elevado de percepción de uno
mismo en Cristo.

Nosotros creamos las circunstancias que


nos hacen fallar

Hemos iniciado la era de la responsabilidad y no podemos


retroceder, mas a nuestro alrededor detectamos una resistencia
residual a la vida y a la Realidad que denota un intento de salirse
con la suya en cuanto la gente puede. Nos descubrimos tratando
de hacerlo, de embaucarnos a nosotros mismos, de salirnos con la
nuestra para no ser responsables. Y decimos que fallamos porque
las circunstancias nos impidieron hacer tal o cual cosa.
El maestro ascendido El Morya, uno de los mayores devotos
de Cristo que conozco, dice: «¡Tonterías!». Las circunstancias no
nos impiden hacer lo que queremos hacer. Subconscientemente
las creamos para luego replicar: «Algo me hizo fallar». O nos
limitamos a fallar para dar el empujoncito hasta barrer todo
bloqueo, psicológico o de cualquier clase, a nuestra victoria. Este
impulso constituye la diferencia capital entre la multitud y el
hombre o la mujer que sobresalen de entre ella.
El Morya afirma que nosotros somos quienes controlamos las
circunstancias en nuestra vida. Nosotros las forjamos y a
continuación dejamos que se hagan realidad con el fin de
brindarnos una excusa para fracasar. Permitimos que la
conciencia de las masas nos programe para el fracaso, y después
inventamos pretextos para justificarlo. Hemos aceptado una
programación de las masas que opera a través de los medios de
comunicación, una hipnosis de las masas contra la Realidad de la
llama de Dios en nuestro interior. Incluso la enfermedad puede
resultar provocada desde el subconsciente por nuestros patrones
de culpa —culpa por no estar viviendo de acuerdo con nuestro
potencial más elevado.
Cuando el apóstol Pablo dijo: «Vosotros corríais bien. ¿Quién
os estorbó para no obedecer a la verdad?»4, se trataba de una
acusación; y hasta que no obedezcamos al mandato de la verdad
haciendo de ésta la sólida base de nuestro ser, experimentaremos
culpa. Pero esta culpa no se sofocará colmándonos de placeres o
con el ruido agudo de las décadas actuales.
El fracaso y la culpa van asidos de la mano y hay que
abordarlos desde una sólida base del alma centrada en la llama
de Dios. Nadie sino nosotros puede arremeter contra la bestia del
fracaso y la culpa. Mas nunca nos sentimos con fuerzas para
acometer la labor hasta que no dejamos de empatizar con la
bestia, nos alineamos soberanamente con nuestro Yo Crístico y,
respaldados por la fortaleza única de Dios Todopoderoso,
derrotamos al adversario que nosotros hemos creado. Lo que
hemos creado bajo el influjo del error, sólo nosotros podemos
deshacer por medio del libre albedrío. Siempre se logra esta meta
gracias al fuego sagrado que todo lo consume. Nada más es
capaz de obrar cambios permanentes y positivos en nuestra vida.
La Universidad de Yale realizó un estudio sobre el aura con
relación a la fotografía Kirlian, y descubrió que la enfermedad
puede detectarse en el aura antes de manifestarse en el cuerpo
físico. Éste es un concepto muy relevante. Demuestra la ley de los
ciclos y del karma —«Lo que somos hoy es consecuencia de
nuestros pensamientos de ayer. Nuestros pensamientos de hoy
están construyendo nuestra vida de mañana»—, poniendo de
relieve que en el subconsciente yacen el núcleo y la causa de la
enfermedad exteriorizados por medio de actitudes de odio,
miedo, envidia, codicia y todos los aspectos de un estado
incompleto, inferiores a la conciencia crística. ¡Fíjate! La
enfermedad difícilmente se explica por la teoría de los gérmenes,
las bacterias y otros conceptos. La atraemos con la negatividad
que ya se manifiesta dentro del subconsciente. Tanto los aspectos
positivos como los negativos de nuestro ser son poderosos imanes.

«Eres lo que eres al margen de lo que


crees que eres»

El Morya afirma que «eres lo que eres al margen de lo que


crees que eres». Un psicoanalista me comentó que es capaz de
determinar si un individuo está en estado consciente por el tono
de voz. Un cierto vacío, un aire etéreo, ligero, nos indican que no
está en contacto con la base de la Realidad interna, que se
considera algo que no es, que está representando un papel
adaptado a lo que la sociedad espera de él, acomodado a lo que
ve en los medios de comunicación y en su entorno; pero en
ningún caso pretende descubrir quién es en realidad.
«Eres por entero lo que eres. Eres íntegramente tu propia
manifestación», señala El Morya. Mientras vayamos por ahí
pensando que se trata de un cúmulo de circunstancias que no
controlamos en absoluto, andaremos provistos del mayor regalo
del cosmos —la Ley propiamente dicha, nuestra llama del
corazón, la llama trina de la libertad que nuestro amado Santo
Ser Crístico sostiene en alto— y no alcanzaremos esa maestría
crística que estamos destinados a poseer por ser hijos e hijas de
Dios.
Ante los Señores del Karma y ante el Señor del Mundo,
tenemos responsabilidad cósmica.

La individualización de la llama divina

Cuando miro las estrellas y el cosmos y veo millones de puntos


de luz, se me antojan símbolos de realidad crística, puntos de
individualización de la llama divina, puntos de los niños de Dios
que perciben: «Dios me ha creado. yo soy un niño de la luz, yo
vivo en la luz, YO SOY la luz. Dejaré que mi luz brille por todo el
cosmos con el mensaje de logro personal por vía de la
responsabilidad individual».
Aquello que pensamos, lo que afirmamos con el glorioso
poder de la Palabra y aquello respecto a lo que actuamos con
rotundidad, en eso nos convertimos; de modo que nos erigimos en
estrellas de la manifestación. Está escrito que «una estrella es
diferente de otra en resplandor»5. Consideraremos esas
«estrellas» manifestaciones de la mente supraconsciente.
Estamos aquí, por tanto, no por un milagro, sino porque, al
ejercitar la responsabilidad cósmica de alguna forma, en algún
lugar en el pasado, nos hemos ganado en el presente la
oportunidad de poseer una mayor percepción de la
Individualidad en Dios. Eres tú y nadie más gracias a tu libre
albedrío, y éste, junto con la correcta ejercitación de él, te ha
colocado en el sendero de la cristeidad.
Así pues, la responsabilidad cósmica funciona de dos
maneras: es una programación del subconsciente en la Realidad
o en la irrealidad. Todos tenemos muchos componentes de la
realidad, los cuales hacen que se manifieste la alegría, la belleza
y el amor a la vida.
Otra de nuestras maestras en el sendero comentó que es
importante, cuando recemos a Dios, que no nos embarquemos en
un ejercicio de desear y querer ante Dios, sino que seamos
científicos que aplican las leyes que Jesucristo y el Buda Gautama
nos enseñaron.6
Libérate de supersticiones, de implorar a Dios manifestaciones;
antes bien, date cuenta de que «toda buena dádiva y todo don
perfecto» ya es nuestro y está en esa llama, esa llama única de
potencial crístico que compartimos por medio de la poderosa
Presencia YO SOY, a quien Santiago llamó el Padre de las luces.7

Coloquemos el cosmos entero —causa y


efecto— dentro de nosotros

Es preciso que abandonemos toda antigua religión y todo


dogma de superstición, y la única forma de hacerlo es asumiendo
esta responsabilidad, colocando el cosmos entero en nuestro
interior, comprendiendo que los átomos, moléculas y células de
nuestro cuerpo son un cosmos tan inmenso como el que vemos ahí
fuera. En cuanto lo transferimos por completo adentro, pasamos a
ser totalmente responsables de este cosmos, y no abrazamos la
idolatría, ni tampoco echamos la culpa ni adoramos a otros por
manifestar el bien o el mal, sino que asumimos la responsabilidad
por lo que se manifiesta en la vida. Al trasladar la causa y el
efecto al interior, da comienzo la responsabilidad en pruebas,
tribulaciones y en los triunfos que forman parte de nuestro camino
de regreso a Dios. Si nos atribuimos la responsabilidad por
nuestras derrotas, qué agradable será el mérito por nuestra
victoria.
El Morya, que es muy severo al aplicar la voluntad de Dios,
ha afirmado que nos hará responsables cuando las cosas vayan
mal debido a nuestra supuesta «ignorancia» o a nuestra
densidad. Sus palabras son: «Te hago responsable por la
desobediencia». ¿Qué es la desobediencia? Es simplemente
permitirnos estar desalineados con respecto al proyecto original
interno de la vida que ésta ha almacenado en cada célula y
átomo, así como dentro del corazón y del alma de hombre y
mujer.

Nosotros hemos creado nuestros


problemas: nosotros podemos
deshacerlos

Las personas que tienen problemas los han creado ellas


mismas. Nosotros hemos creado nuestros problemas. Somos
quienes los han generado y por ello tenemos el poder de
deshacerlos. El poder de crear equivale al de destruir. Si tenemos
problemas debemos ser responsables y entender que nosotros los
provocamos. Y, si aceptamos esa responsabilidad, ello nos
proporciona a su vez la responsabilidad, la oportunidad de
revertir esa creación. De modo que no estamos a merced de las
fuerzas de los elementos. Ya no somos supersticiosos sobre los
asuntos de la vida. Ya no tenemos esa conciencia de «¡ay de
mí!»: la vida me ha hecho una mala pasada, mis padres no me
dieron lo que me tendrían que haber dado, el gobierno no me dio
lo que me tendría que haber dado, y por eso soy un desgraciado
o una desgraciada. Y nos paseamos con esta conciencia de culpa
y vergüenza.
La Biblia apunta que, en un abrir y cerrar de ojos, cuando se
toque la última trompeta, sorbida será la muerte en victoria8.
Cabe considerar ese abrir y cerrar de ojos como el cambio de
foco de nuestra conciencia desde la que concierne a los dos ojos
—que ven como algo relativo el tiempo y el espacio y el bien y el
mal— a la del ojo único de Dios: el Ojo omnividente de Su visión,
inmaculada, que nos ve tal cual somos en realidad.
El cambio que se avecina es el de la alquimia, en cuanto
decidas que aquello va a transmutarse. La transmutación: la ley
del cambio. La duración que vaya a tener esta transmutación, es
decir, la exteriorización de la ley divina del perdón, depende por
completo de nuestra propia concepción del velo de energía.

El velo de energía:
un muro de relatividad

Con la palabra «mal» [en inglés, evil] designamos el «velo de


energía» [en inglés, energy veil]. El mal es algo que hemos
engendrado con nuestros pensamientos y sentimientos, con
nuestra falta de visión. Ese velo nos envuelve como si fuera
algodón dulce enrollado al palo de nuestro ser. En eso consiste, y
se disuelve tan fácilmente como nosotros esperemos hacerlo.
Si pensamos que es un impresionante muro de cemento, de
sustancia compacta, y nos imaginamos la increíble lucha que va a
entablarse en cuanto nos pongamos manos a la obra contra estos
hábitos del subconsciente, eso es lo que ocurrirá. Si, en cambio,
comprendemos que se trata de un muro de relatividad, si nos
hacemos eco de lo que los científicos exponen —refiriendo
finalmente lo que Jesús ya nos dijo— respecto a que la Materia en
realidad carece de sustancia, que en realidad no es densa, que
con la alquimia puede moldearse, que el agua puede
transformarse en vino9 si lo creemos, entonces nuestro pecado
(que equivale a otra palabra para designar el karma negativo)
puede ser perdonado y la energía que hemos invertido en él (en
karma negativo) puede transmutarse en el fuego sagrado del
Espíritu Santo. Podemos depositarlo en la Llama. Podemos pedir a
Dios, el Dios del amor, que lo atraviese con Su llama; y esa
misma energía (dado que la energía no se crea ni se destruye)
retorna a nosotros en forma de luz en lugar de oscuridad.
Nuestra conciencia humana, contrapuesta a la divina,
permanecerá en tanto la alberguemos, mientras así lo queramos,
el tiempo que los deseos perduren en nuestro subconsciente con el
fin de rodearse de esas limitaciones que se erigen en nuestro
pretexto para toda forma de comportamiento, todo tipo de
actividad limitadora inferior a la plenitud de nuestro potencial
crístico, que es lo que Dios quiso que fuéramos, o, de lo contrario,
no nos habría dotado con ello.
La mente subconsciente

El Morya advierte: «Chelas de los maestros, dejad de


engañaros. Estáis manipulando deliberadamente las energías del
fuego sagrado de Dios, ni más ni menos, por medio de este ardid
del Caído. No existe eso que llamáis fracaso fortuito; está
programado por entero de forma mecánica en vuestros niveles
subconscientes». Así, es preciso, en algún breve período de la
evolución de nuestra alma, que nos adentremos en la caverna de
la mente subconsciente portando la luz del Cristo y dejemos que
el fuego sagrado actúe consumiendo el núcleo y la causa de lo
que nos hace ser manifestaciones inferiores a lo que Dios espera
de nosotros.
Hay quienes sostienen que no es posible alcanzar el objetivo
de la perfección, que sólo Jesús pudo conseguirlo. Sin embargo,
él nos instruyó acerca de algo que creo deberíamos tomar al pie
de la letra. Dijo: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro
Padre que está en los cielos es perfecto».10
La perfección nos reconduce a la ley de la geometría, de las
matemáticas. Es un arquetipo interno hacia el que avanzamos.
Esforzarse en aras de la perfección no es, por tanto, anticristo; es
cumplir con el llamamiento de Cristo. Asimismo, necesitamos un
sentimiento de responsabilidad para con nuestro entorno, nuestra
comunidad, nuestra nación, y para todas las naciones de la
Tierra; en último término, para el planeta entero. Pero, en este
momento, centrémonos en nuestro pequeño microcosmos y en
cómo podemos responsabilizarnos de él.
No existe maestro que camine en la luz de Cristo y que no
advierta a su discípulo sobre el deber de asumir la
responsabilidad por lo que acontece a escala planetaria. Así
pues, lo que aprendamos sobre el microcosmos podemos aplicar
al Macrocosmos. Es simplemente más sencillo empezar con lo que
parece un campo energético más pequeño. Aunque, en realidad,
no es así. ¿Cabe comparar el tamaño del cosmos con el del
cuerpo físico? Es relativo. No podemos afirmar que uno es mayor
y el otro, menor; es tan solo nuestra perspectiva lo que le da esa
apariencia.
Una manera de examinar la mente subconsciente es
empezando a observar la punta del iceberg a niveles conscientes
de percepción y ver lo que ocurre en nuestra vida. He
comprobado que, siempre que he querido saber realmente cuál
era el lado oscuro, feo o no desafiado de mi vida, he podido
seguirle el rastro porque se movía por mi mente consciente como
un cometa que deja una estela; de modo que si yo he estado
dispuesta a abrir los ojos, a ser honrada y humilde y a que Dios
me corrigiese, he sido capaz de ver los puntos flacos.
En primer lugar, examinaremos lo que nos rodea. ¿Hay polvo,
suciedad, desorden, caos, problemas, discusiones, conflictos en la
vida familiar? ¿Tenemos momentos de mal humor? ¿Ponemos
mala cara? ¿Pasamos por estados de rabia o griterío, o nos
entregamos con desenfreno a la comida, al tabaco, a la bebida y
a la parranda? ¿Saltamos de un fracaso a otro, sentimos que no
valemos nada o que somos inferiores a los demás? ¿Cuál es la
razón de todo ello? ¿Por qué sufrimos esos altibajos sin lograr de
verdad ser maestros de la vida, lo queramos o no, a capricho de
las fuerzas que nos rodean?
¿Podría ser que en el subconsciente se estuvieran resolviendo
patrones de deseo que no hemos rendido a Cristo? Hasta que no
entreguemos estos patrones, allí permanecen, así que
observaremos la superficie a fin de tener una idea de lo que
sucede en los niveles inferiores de conciencia.
Seducción subliminal

Wilson Bryan Key escribió un libro titulado Subliminal


Seduction cuyo objetivo era desenmascarar a los medios de
comunicación y el uso encubierto que realizan de símbolos
diversos en la publicidad con el fin de manipular el subconsciente:
símbolos de sexo, muerte, oscuridad, brujería y magia negra.
Exponía ejemplos de figuras implantadas que representaban
orgías y todo tipo de manifestaciones indecorosas y atroces,
como era el caso de escenas pornográficas contenidas en los
cubitos de hielo, en anuncios de bebidas alcohólicas. Relataba en
el libro que hace cien o doscientos años, al no haber sido
programados, habríamos visto fácilmente todas estas formas, pero
hoy día, no. Nuestra mente consciente selecciona todo lo
malsano, todo lo inaceptable en la sociedad.
Señala que «los teóricos sostienen que la mente consciente se
limita a adaptarse al programa básico establecido en el
inconsciente»11. Alude a ciertos estudios relativos a que, si recibes
simultáneamente una orden a nivel consciente —por ejemplo, que
oyes o lees— y otra a nivel subconsciente dirigida de forma
subliminal a ti a través de imágenes o frases insertadas en la
publicidad, siempre obedecerás antes a la orden subconsciente.
Ello evoca en mi mente las palabras de san Pablo: «No hago el
bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago»12. Pero
¿por qué sucede así? ¿Es a causa del intento de los caídos de
programarnos para los actos que esclavicen nuestra alma? ¿O es
acaso nuestro propio rechazo al Cristo, a niveles subconscientes,
lo que propicia que el conglomerado en masa de emociones y
motivaciones denominado «la mente carnal» nos domine no sólo
el alma sino también los reflejos mentales conscientes?
Una definición de subconsciente es «las nueve décimas partes
sumergidas del iceberg donde residen la mayoría de nuestros
recuerdos, asociaciones e instintos»13. Todo aquello a lo que
hemos estado expuestos alguna vez, aun sin haber sido
conscientes de ello, se halla inmerso en el subconsciente. Si
deseamos reunirnos con Dios y con la llama del amor, debemos
percatarnos de que gran parte de esta programación es
inaceptable a ojos de nuestra Realidad interna, nuestra
conciencia superior. No encaja; no puede unirse a Dios puesto
que no se adapta a Su mente.
«Haya, pues, en vosotros este sentir [esta mente] que hubo
también en Cristo Jesús»14 es una orden perpetua de nuestro
amado Yo Crístico. Si lo ignoramos, padecemos fracaso y culpa,
ya que sólo esa mente crística es capaz de ganar. Nadie más
puede afrontar el desafío del momento, sea éste grande o
pequeño. Por ello, es nuestra responsabilidad postrarnos a las
puertas de la conciencia, ser el guardián de la entrada y gritar en
la noche «¡Quién va?». Debemos examinar todas las ideas e
identidades que pretendan ingresar, y prohibir al intruso deseoso
de inmiscuirse en nuestra comunión con la ley del amor.
Veamos ahora qué aspecto tiene todo esto desde «niveles
internos» de nuestra autopercepción y qué podemos hacer.
Nuestro origen en el núcleo de fuego
blanco del ser

Al levantar la mirada hacia las estrellas, vemos la


representación de lo que yo llamo el núcleo de fuego blanco de la
conciencia. Este enjambre de estrellas está formado por campos
energéticos que constituyen el efecto. ¿Cuál es la causa? Es la
Primera Causa, es Dios. Pero el efecto puede ser también Dios
manifestado en Sus hijos e hijas. Una estrella puede ser no sólo
un símbolo sino un foco real de la automaestría de alguien en
Cristo.
El núcleo de fuego blanco del ser es el comienzo de nuestro
diagrama de la conciencia. Es el núcleo de la causa que es Dios.
Es todo en Dios; es una esfera de luz. Podemos plantearnos esta
esfera como «el principio y el fin», como «el Alfa y la Omega»15,
el centro del ígneo remolino de la creación de mundos cuya
relación causa-efecto se desprende del Libro del Apocalipsis: «YO
SOY el Alfa y la Omega, principio y fin [de todos los ciclos de la
creación de Espíritu y Materia], dice el Señor [el YO SOY EL QUE YO
SOY], el que es y que era y que ha de venir [pasado, presente y
futuro], el Todopoderoso. [...] YO SOY el Alfa y la Omega, el
primero [la primera causa] y el último [efecto].»16 De Alfa a
Omega: las energías en forma de remolino de nuestro propio
cosmos, el núcleo de fuego blanco del que surgió el alma al
principio de sus ciclos y adonde regresará al final de sus ciclos.

La Mónada

A esta esfera de Dios que palpita la llamamos Mónada


Divina. Es el proyecto original de un destino ígneo. De ella surge
lo que podríamos considerar la programación de la computadora
cósmica que dirige cada célula, la química de nuestro cuerpo,
todo lo que ocurre a niveles físico y metafísico de la conciencia —
los cuerpos mental, emocional, de la memoria. Rebasa nuestra
imaginación lo que se halla contenido en este punto del infinito
que es el origen de nuestra alma. Dicho punto de origen es el
cuerpo de la Primera Causa, al que nos referimos como «el
cuerpo causal».
Cuando Dios habló a Moisés desde la zarza que ardía pero
no se consumía17, éste estableció contacto con el núcleo de la
identidad, el ser que era el Dios de Moisés, la Presencia de Dios
en Moisés: su propio Yo Divino. No satisfecho con oír la voz de
Dios, Moisés le preguntó cuál era Su nombre, puesto que tenía
que ir a hablar a los hijos de Israel.
Moisés tenía un defecto en el habla y temía que el pueblo no
le escuchara, así que dijo: «Si voy a los hijos de Israel y les digo:
“el Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros”, me
preguntarán: “¿Cuál es su nombre?”. Entonces ¿qué les
responderé?». Respondió Dios a Moisés: «YO SOY EL QUE YO SOY». Y
añadió: «Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me envió a
vosotros”». Además, Dios dijo a Moisés: «Así dirás a los hijos de
Israel, “el Señor Dios [la Presencia YO SOY] de vuestros padres, el
Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha
enviado a vosotros. Éste es mi nombre para siempre; con él se me
recordará por todos los siglos”».18
El nombre de Dios es la confirmación de ser multiplicado por
dos: YO SOY EL QUE YO SOY. ¿Por qué Dios dice «YO SOY» dos veces?
Ello afirma la existencia en los planos del cielo y en los de la
tierra, en los planos del Espíritu y en los de la Materia —es decir,
«YO SOY» respecto al Padre, «YO SOY» respecto a la Madre; «YO
SOY» respecto a Alfa, y «YO SOY» respecto a Omega. El primer «YO
SOY» representa el plano de la Primera Causa, el segundo «YO
SOY», el plano de efecto.

Creo que lo que Moisés vio representa lo que todos podemos


ver: el fuego sagrado del que hemos surgido. Y, a partir de ese
núcleo ígneo del ser, experimentamos a Dios como Padre y como
Madre, a Dios como Cristo y como Espíritu Santo. Ésta es la base
del sendero para la comprensión del alma propia en la Realidad.
El cuerpo causal

Dios nos confiere este potencial del Ser Llameante; pero


también nos ha concedido el libre albedrío, y por medio de éste
tomamos esa energía y creamos aquí abajo. De modo que
algunos nos hacemos maestros; otros, ingenieros; mientras que
hay quienes optan por las fuerzas armadas y también quienes son
doctores o enfermeras. Ello significa que hemos tomado la
energía de Dios en el núcleo ígneo y la hemos utilizado para
hacer que el YO SOY manifestado refleje el YO SOY que es en el
Espíritu. El registro cósmico prosigue, así que descubriremos que
eso es una concepción de nuestro ser supraconsciente; siendo
supraconsciente aquello que se encuentra por encima de lo
consciente; y subconsciente, lo que está por debajo.
Las esferas concéntricas de energía que rodean a la Mónada
—el YO SOY EL QUE YO SOY— componen el cuerpo causal, donde se
hallan registradas las causas positivas que hemos puesto en
movimiento y que son aceptables a ojos de Dios —aceptables en
motivación e intención, en pureza de deseo y vibración—, y por
tanto, se han convertido en un campo energético de causalidad
en torno a ese núcleo ígneo. Son esferas de conciencia a las que
hemos hecho dar vueltas, ejecutando las obras de Dios tanto en la
tierra como en el cielo.19
Jesús nos advirtió de que nos hiciéramos tesoros en el cielo,
«porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro
corazón»20. El cuerpo causal es la fuente del «cuerpo celestial» a
que Pablo se refirió21, y en cuanto tal, se erige en nuestro cielo
individual, nuestro propio cielo microcósmico donde todas
nuestras buenas acciones quedan registradas y donde guardan
constancia en forma de campo energético que elabora nuestra
propia esfera de conciencia más elevada.
Son siete las esferas de distintos colores que componen el
cuerpo causal externo. Son los siete rayos para la maestría de la
conciencia crística externa, y hay cinco esferas internas que
constituyen los cinco rayos secretos para la maestría de la
conciencia crística interna (ilustración 24). Estas cinco bandas sin
color se hallan próximas al centro, al núcleo de fuego blanco, la
esfera blanca, que se cuenta como una de las siete esferas
externas.
El núcleo de fuego blanco y las seis esferas que siguen a los
cinco rayos secretos son los planos que se relacionan con la
evolución de la conciencia de Dios tal como la humanidad en su
evolución actual es capaz de experimentar y expresar. Los anillos
de los cinco rayos secretos están dispuestos entre el núcleo de
fuego blanco y la franja amarilla del cuerpo causal. Estos planos
se asocian a la divinidad latente del hombre, la cual permanece
sin desarrollar en la mayor parte de los que evolucionan en la
Tierra.
Las doce bandas del cuerpo causal y sus virtudes pueden
dibujarse según el color y el rayo. Cada una de ellas es una
esfera, la cual corresponde a una de las doce líneas del reloj.
Esta configuración de campos energéticos es una
simplificación de la estrella de nuestro cuerpo causal. Teniendo en
cuenta que poseemos libre albedrío, podremos entender por qué
figura escrito en Corintios que «una estrella es diferente de otra en
resplandor [gloria]»22. Significa que cada uno de nosotros posee
ese cierto núcleo de energía que es el mismo para todos: el
núcleo de fuego blanco del Dios Padre/Madre. En cuanto a
profundidad, intensidad y aceleración de las esferas que lo
rodean, éstas muestran nuestra creatividad individual, nuestras
expresiones individuales del Cristo.
Si Cristo es infinito —infinito en Dios— debería haber infinitas
manifestaciones de la cristeidad. De ahí que haya niños de Dios
expresando cada uno una faceta de esa conciencia crística.
Podemos observar el dibujo del cuerpo causal y pensar que en
cada una de las esferas, en cada uno de los colores que
representan ciertas virtudes existe un equilibrio de los cuatro
aspectos de nuestra percepción de Dios en las facetas de Padre,
Hijo, Madre y Espíritu Santo.
Cuando hablamos de la programación del cosmos —incluido
el hombre— por la mente de Dios y contemplamos la fantástica
organización de nuestro Ser supraconsciente y nuestra conciencia
divina en este cuerpo causal, debemos ver asimismo que la
programación que no es real, a la cual llamamos el mal, o el velo
de energía, debe separarse y distinguirse de esta «gran maravilla
en el cielo» que contactamos mediante la oración y la meditación.
Por consiguiente, toda la causalidad negativa que hemos
puesto en movimiento debe caer por su propio peso, por la
gravedad de la tierra, a las bajas frecuencias de los niveles
subconscientes de la mente. Debe depositarse en un campo
energético que está por debajo del nivel del chakra del corazón,
porque el corazón es el foco de las energías del Cristo y la sede
de la conciencia crística —en cristianos, judíos y musulmanes por
igual.
Aquello que hemos puesto en movimiento que es puro y bello
a los ojos de Dios y constituye la labor sagrada de nuestra vida,
esta energía, pues, se eleva al cuerpo causal de la
supraconciencia. Todo lo demás desciende a los subniveles de la
conciencia. Funciona como un separador de la nata y la leche.
Cuando Jesús se elevó desde el monte de Betania23, fue
gracias a la aceleración de su elevada conciencia individual que
manifestó ese logro. Ese «elevarse» consiste en realidad en
«adentrarse». Es la ascensión al interior del origen, al núcleo de
fuego blanco de nuestra propia Causa Primera. No ascendemos
todavía porque estamos arraigados en causas secundarias de
programación, de modo que nos ata la gravedad de nuestro
deseo incorrecto y programación incorrecta impuestos ambos
desde dentro y desde fuera.
Todo lo que hemos observado como esferas dentro de esferas
se retrotrae a la esfera de la conciencia, una luz blanca, una
presencia que muchos de los santos y sabios han visto e
identificado. Es el halo que se dibuja encima de los santos. A
menudo aparece con un matiz dorado que indica la siguiente
banda en el cuerpo causal, la amarilla, la cual corresponde al
chakra de la coronilla, la llama de la sabiduría de Alfa manifiesta
en Cristo y Buda.
La luz blanca contiene la totalidad de nuestra percepción de
Dios porque es la suma total del espectro de todos los colores
acelerado hacia el sol central. También se corresponde con el
chakra de la base: la pura fuerza vital de Omega que se
manifiesta en los Hijos de Dios en forma de llama de la Madre.
Así pues, el halo blanco y dorado o luz áurica denota la
Presencia de Dios —Emmanuel— con nosotros. Es la energía de
Alfa y Omega, el Dios Padre/Madre que fluye a través de los
cuerpos de los santos y emana de ellos.
El cuerpo causal tal como aparece en la gráfica de tu Yo
Divino es un corte transversal de lo que en realidad es una esfera.
Los rayos secretos que están en el centro se encuentran en un
ángulo diferente que las otras esferas, ya que estas iniciaciones
requieren un plano distinto de conciencia.
ILUSTRACIÓN 24
LAS ESFERAS DEL CUERPO CAUSAL

LAS ESFERAS DE LOS SIETE RAYOS ESTÁN REPRESENTADAS POR LAS BANDAS DE COLORES. LAS
ESFERAS DE LOS RAYOS SECRETOS ESTÁN EN UNA DIMENSIÓN DIFERENTE Y SE ENCUENTRAN
ENTRE EL NÚCLEO DE FUEGO BLANCO Y LA ESFERA AMARILLA.

Nuestra relación con la supraconciencia

Vamos a echar un vistazo a nuestra relación con esa


Supraconciencia desde nuestra posición actual en el tiempo y el
espacio tal como aparece ilustrado en la gráfica de tu Yo Divino.
La figura inferior en la gráfica eres tú o soy yo mientras
evolucionamos aquí en la Tierra, en estado de invocar a la
Presencia YO SOY —la figura superior en la gráfica, la Mónada
Divina. La figura central en la gráfica es Cristo, el mediador entre
nuestra conciencia imperfecta y la conciencia perfecta de Dios.
Habacuc estableció el concepto de que Dios es el que conoce
el Bien absoluto (en contraposición al bien relativo) cuando dijo
de Él: «Muy limpio eres de ojos para el mal, ni puedes ver el
agravio»24. Habacuc sentó el concepto de la perfección de Dios.
Era un concepto inmaculado. Al contemplar a Dios
constantemente en la luz, Dios lo contempló a él en la misma luz.
Lo Perfecto no puede reconocer lo imperfecto. Lo imperfecto
no puede ver lo Perfecto. Por tanto, Cristo, el Mediador, es el
medio para la Salvación, el Salvador de toda la humanidad.
Habacuc estaba en la conciencia crística, es decir, al nivel del
Mediador, del profeta entre Dios y el pueblo de Israel cuando
realizó ese pronunciamiento científico acerca de la conciencia de
Dios.
Cuando comprendemos que tenemos esta relación directa con
la Presencia viva de Dios y de Cristo, no creemos en la mentira de
la dilación en el tiempo y el espacio que los caídos nos han
contado: que Dios está muy lejos, que Cristo está muy lejos, que
no les importa lo que nos suceda; y puesto que no les importa,
que tendremos que hacerlo todo por nosotros mismos en lugar de
permitir que Dios ejecute Sus obras a través de nosotros.
Esta gráfica muestra la cercanía de Dios y, al mismo tiempo,
la proximidad de nuestra realización del Yo en Dios. Es un
diagrama que desarrolla la meta del sendero en tres etapas:
1) Purificar los vehículos inferiores y el alma por mediación
del fuego sagrado de Dios que todo lo consume, y con ello
prepararte para
2) encontrarte con el Señor Cristo «en el aire» (de la
conciencia superior) en el éxtasis de la unión con Cristo —
denominada el matrimonio alquímico: cuando el alma es recibida
como «esposa» del Cordero de Dios— y
3) ascender al trono de gloria en cuanto te elevas con Cristo
tu Señor para sentarte a la derecha de Dios, tu poderosa
Presencia YO SOY.

Como es Arriba es abajo

Mientras retomamos la comprensión paso a paso del sendero,


debemos tener en cuenta que actúa el flujo de energía, el
concepto de «como es Arriba es abajo».
Cuando experimentamos alegría, dicha y creatividad, así
como una súbita percepción o inspiración, o nos sentimos
motivados a hacer el bien, ¿de dónde vienen? Yo lo interpreto
como un ciclo que avanza por la figura en forma de ocho; es el
flujo de la conciencia. Al seguir esa figura, los pensamientos del
hombre se elevan a Dios. No lo hacen directamente sino que
deben pasar antes por el nexo de la conciencia crística, que es el
tamiz, el cual criba los corazones de la humanidad, entregando a
Dios Padre/Madre sólo aquello que es puro y santo, y dejando
por debajo del corazón del individuo lo que no lo es.
Hemos encarnado para dominar el flujo de energía que es
Dios y la energía de Dios que hemos calificado mal en anteriores
encarnaciones. Es un movimiento continuo. Lo que se encuentra
arriba, en el cuerpo causal, circula hacia abajo, suministrándonos
vida y energía junto con los talentos con que nacemos. El genio
que poseen algunas personas viene simplemente de la mente
supraconsciente y de la programación de esa mente a raíz de
anteriores experiencias. El movimiento de energía desde el cuerpo
causal se produce en el sentido de las agujas del reloj. Desciende
y se ancla en la forma si lo permitimos, si lo invocamos, si
pedimos que se manifieste y no nos mostramos posesivos con
respecto a ello.
Somos posesivos cuando obtenemos de Dios esa inspiración o
esa energía y la reivindicamos como algo nuestro. En el momento
en que extendemos la mano y agarramos la energía, detenemos
el flujo, de manera que todo retrocederá y nada volverá a fluir.
Por ese motivo el Señor Buda instruyó sobre la ley del desapego o
desasimiento y de la inexistencia de deseo como la única vía
hacia la libertad. Explicó que si abrigamos continuos deseos de
poseer a Dios nos estancaremos, jamás saldremos de esta
existencia mortal.
Los dones y gracias de Dios fluyen libremente a nosotros con
el fin de que demos a la vez que recibimos. Devolvemos una
porción a Dios, a la humanidad. Lo importante es percatarse de
que el flujo no se detiene, y por tanto no hay necesidad de
amontonar la abundancia de Dios.
La integración de Espíritu y Materia —del Arriba y el abajo,
de la conciencia que trasciende nuestra percepción actual, es
decir, la Supraconciencia de Dios y el nivel consciente de la
Cristeidad— nos llega de la mano del sendero de iniciación, del
cual Jesús el Cristo, el Buda Gautama y muchos otros santos
dieron testimonio públicamente. Estos maestros del mundo nos han
dado un gran ejemplo, y nos han enseñado que debemos
seguirlo.
Han dicho: «De cierto, de cierto os digo: el que en mí [en la
Presencia YO SOY dentro de él] cree, las obras que yo hago, él
también las hará [las obras que el Cristo hace en mí, Él hará
asimismo en aquél]; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre
[puesto que yo he ascendido al Padre, a mi Presencia Divina y a
tu Presencia Divina, yo me he convertido en el multiplicador de las
obras de Cristo en ti]».25
ILUSTRACIÓN 25
EL FLUJO DE LA FIGURA DEL OCHO

«A mi Dios y a vuestro Dios»

Cuando Jesús ascendió y la nube le recibió quitándolo de la


vista de ellos, subió a ese punto de la Mónada Divina, y se unió
al ígneo núcleo de todos nosotros.
Tras su resurrección, Jesús replicó a María Magdalena:
«¡Suéltame!, porque aún no he subido a mi Padre, pero ve a mis
hermanos y diles: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios
y a vuestro Dios”»26. Así pues, la ascensión, o si lo prefieres, la
aceleración de la conciencia de Jesucristo, constituye el
fortalecimiento de Dios en nuestro interior; y comoquiera que
contamos con ese fortalecimiento, que él añade el factor de
multiplicación de su cristeidad a la nuestra, espera grandes obras,
porque dos generan más energía que uno. Es un factor de
multiplicación. Se adecua a la ley del cosmos en expansión, la ley
de la autotrascendencia por medio de la cual, en sucesivas
generaciones y millares de años, las personas adquieren cada
vez mayor potencial para la automaestría no sólo del universo
físico sino también del espiritual.
En la gráfica de tu Yo Divino pasamos del cuerpo causal
supraconsciente —es decir, el arco iris de Dios que envuelve al YO
SOY EL QUE YO SOY— a la percepción totalmente consciente del Yo
Crístico, al potencial del alma manifestado ahora en el yo inferior
que no es del todo consciente de Dios o de su Cristo plasmados
en la Realidad del Ser. Viendo, sin embargo, «misteriosamente
por un cristal», en palabras de Pablo, mientras se asoma por la
conciencia humana acumulada en numerosas vidas de calificar la
energía de manera egocéntrica, el yo inferior contemplará por fin
al Cristo cara a cara después de experimentar la prueba de fuego
consistente en la iniciación y la transmutación con la llama violeta.
Esta figura inferior representa a cada uno de nosotros
exactamente donde estamos: nuestra conciencia actual aplicando
la devoción al fuego del Espíritu Santo. Éste, la llama violeta, es el
vino del perdón que se vuelve tangible en «una llama de fuego
que no se apagará», como expresó Ezequiel.27
ILUSTRACIÓN 26

El flujo de la figura del ocho y el libre


albedrío

En la ilustración 26 observamos a un devoto. Supongamos


que se trata del hombre antes de la caída, esto es, el descenso
respecto del plano de la cristeidad, el descenso al conocimiento
del bien y el mal.
El hombre es, no obstante, el creador de las espirales en el
interior de la mente subconsciente, la cual es un cuerpo o vehículo
de la conciencia destinado a reflejar toda la inmensidad del
potencial divino a que nos hemos referido como la Primera Causa
y el origen, la esfera blanca. Su destino es ser un reflector de la
Supraconciencia.
Pero ejercitamos el libre albedrío. Y dada la oportunidad de
obedecer a las leyes de Dios, ¿va el hombre a disponerse a ser un
reflector de Dios, o va a decir: «No, haré lo que me parezca»?
Tiene la oportunidad de sostener el patrón de la figura del ocho y
el flujo de conciencia o bien de detener el flujo. El subconsciente
es una espiral de energía al igual que lo es la Supraconciencia.
Me parece muy interesante hallar en el estudio de los grandes
maestros religiosos del mundo la confirmación de las enseñanzas
de Jesucristo o el Espíritu Santo que me han iluminado para
alcanzar una interpretación más profunda de las Escrituras. Lao
Tse enseñó en el siglo VI a. C., y en su obra Tao Te King
descubrimos un concepto muy poético sobre el flujo de energía
del que hemos de llegar a ser maestros.
Algo misteriosamente formado,
nacido antes que el cielo y la tierra [el núcleo del fuego blanco].

En el silencio y el vacío,
permanece solo e inalterable, siempre presente y en movimiento.
Tal vez sea la madre de diez mil cosas.

No conozco su nombre.
Llámalo Tao.

A falta de un término mejor, lo llamo ‘lo grande’.


Por ser grande fluye.
Fluye hasta los confines.

Después, regresa.

Según Lao Tse, la definición de grandeza era flujo,


movimiento. Su definición de Dios era flujo, movimiento. ¿Acaso
no es la vida flujo y movimiento? La vida corriendo por nuestras
venas, por nuestra mente, es movimiento.
El Tao es grande;

el cielo es grande;
la tierra es grande;
(Ésta es su percepción de los planos de la conciencia dentro
de nosotros.)
El rey también es grande.
Éstos son los cuatro grandes poderes del universo,

el rey es uno de ellos.

¿Quién es el rey sino el Cristo en todos nosotros? Jesús afirmó:


«Antes que Abraham fuera, YO SOY»28, así que aquél que fue antes
que Cristo percibió a éste.
El hombre sigue a la tierra.
La tierra sigue al cielo.
El cielo sigue al Tao.

El Tao sigue a lo que es natural.29

(El flujo de la figura del ocho.)

La decisión de actuar según tus deseos


o según los de Dios

En la imagen 27 vemos un individuo tomando una decisión, y


conforme a lo que estamos estudiando, toma la decisión que se
acomoda a sus deseos. Es un acto de rebeldía.
ILUSTRACIÓN 27
ESPIRAL NEGATIVA EN EL SUBCONSCIENTE

El Morya explica que cada civilización que ha caído lo ha


hecho deliberadamente, porque a niveles subconscientes las
almas conocían su desobediencia a Alfa y Omega. ¿A alguien le
extraña que la humanidad descanse en el valle de la ignorancia
sin estar en posesión de las enseñanzas, las verdaderas
enseñanzas de Cristo, de Jesucristo? Aquélla utilizó mal las
enseñanzas de manera intencionada, las rechazó y aún esperó
que la vida continuara a su servicio.
Mas a los pocos escogidos —de ayer y de hoy— Cristo viene
a prender de nuevo la llama trina del corazón, para que puedan
experimentar la apertura de las escrituras a través de la apertura
de su facultad de entendimiento. «Y se decían el uno al otro: ¿No
ardía nuestro corazón en vosotros, mientras nos hablaba en el
camino y cuando nos abría las escrituras?»30. Ésta es la iniciación
del chakra del corazón de los discípulos por medio del sagrado
corazón del Maestro.
Deberíamos rezar pidiendo el mismo contacto, de corazón,
con nuestro Señor a fin de ser capaces de separar correctamente
la palabra de la verdad y de la profecía. Hasta que Cristo no lo
lleve a cabo con los suyos, la gente tendrá sólo las migajas de
una letra y doctrina muertas y perpetuará el engaño de las
serpientes que desde el púlpito predican la filosofía del Anticristo:
«No moriréis»31. Los conocemos y conocemos a sus seguidores
por el fruto del odio, el fanatismo y la intolerancia expresados a
todos los demás que no interpretan la letra de la Ley como ellos.
Sin embargo, la religión de Cristo es ante todo la comunión de los
suyos, amándose unos a otros «como yo os he amado».
Samuel, el gran profeta, dijo a Saúl que «como pecado de
adivinación es la rebelión, como ídolos e idolatría la
obstinación»32. La adivinación (brujería) es un aberración del
proyecto original interno. Habrás oído hablar de maleficios que
se asemejan a hechizos hipnóticos. Rebeldía (rebelión) significa
«desalineado con relación al proyecto o arquetipo original», así
que rebeldía y brujería son lo mismo.
Cuando estamos siendo obstinados y rebeldes, ¿cabría
afirmar que estamos practicando brujería? Si creemos a Samuel,
así lo habríamos de admitir. Éste le indicó a Saúl: «Por cuanto
rechazaste la palabra del Señor, también él te ha rechazado para
que no seas rey»33 —para que no sirvas en el cargo del discípulo
que asume su llamamiento dirigido a ser el representante del Yo
Crístico.
La rebeldía es la puerta abierta de nuestra vida a las fuerzas
del Anticristo. Es en sí misma falta de cordura ya que se
contrapone a la vida en último término, a la ley de nuestro ser
más íntimo, y ello tan sólo puede producir el debilitamiento de
nuestro cuerpo, la desintegración y la muerte.

El reloj cósmico del subconsciente: El


vórtice del velo de energía

El mismo reloj que colocamos en espiral, cual esfera en el


cuerpo causal, ponemos también en la mente subconsciente. La
energía, entonces, se funde conforme a ciclos y espirales; y
puesto que Dios es quien ordena el universo, organiza asimismo
la creación, tanto humana como divina, de acuerdo con las
matemáticas de frecuencia y vibración. Descubrimos que existen
compartimentos del subconsciente donde varios hábitos del ser se
alojan en este campo energético.
Jesús se refirió a aquéllos que han decidido ser rebeldes y a
los que no, como a «vivos y muertos»34. Los vivos son los que han
sido acelerados por el flujo de energía en la figura del ocho; los
muertos, aquéllos que, en su desatino, han intentado poseer ese
flujo.

ILUSTRACIÓN 28
EL RELOJ DEL SUBCONSCIENTE

Así, llegamos a la creación de una espiral negativa, no un


flujo en el sentido de las agujas de reloj, que procede de Dios,
sino uno que va en sentido contrario, una espiral de energía que
nos empuja hacia abajo, hacia el yo inferior, o hacia la mente
carnal.
Con la primera decisión de comer del fruto del árbol de
conocimiento del bien y del mal35, que significa participar de la
relatividad, perdimos el sentimiento de la absoluta Presencia de
Dios, la absoluta percepción de Cristo en el Yo. De modo que
empezamos a llevar esta red, este campo energético conocido
como cinturón electrónico, con energías calificadas
negativamente. El individuo en el estado anterior disfrutaba de
libertad. Luego pasó a ser un hombre caído. Al actuar conforme a
sus deseos en lugar de los de Dios, se rodeó del conglomerado
formado por la programación de la conciencia de las masas. Esta
programación puede acceder a nuestra vida de forma consciente
o subconsciente.
La imagen 29 trata de mostrar lo que los medios de
comunicación realizan y cómo actúan para con el subconsciente.
Determinadas formas de arte y música, libros actuales, ciclos
educativos, películas tales como Crime and Passion (Crimen y
pasión), Mark of the Devil (La marca del demonio), The Devil
within her (El demonio dentro de ella), El exorcista, Tiburón,
Grizzly —todas ellas infunden estados emocionales, miedo,
oscuridad—, funden toda esta energía en formas, en criaturas, en
subniveles de conciencia.
A juicio de Wilson Bryan Key, «millones de seres humanos
sufren a diario manipulación sin ser conscientes»36. Ello es
consecuencia de la rebeldía que es una forma de pecado de
brujería. Al mostrar rebeldía contra la Ley interna de los átomos y
células de nuestro ser, practicamos la brujería contra nosotros
mismos. Nos hemos programado, hemos permitido que se nos
programara para el culto al éxito, el culto al sexo y a la muerte.
Nuestro cinturón electrónico es en realidad el reloj de sol que
marca las horas de los ciclos de tiempo y espacio en los que
hemos hecho mal uso de la energía de Dios. Todo cuanto vemos
aquí no representa la conciencia de Cristo; muestra, antes al
contrario, las perversiones de los cuatro aspectos de la conciencia
de Dios: Padre, Madre, Cristo y Espíritu Santo. Cada vez que
pervertimos uno de esos aspectos de Dios, a ello le corresponde
una determinada manifestación en el subconsciente.
La forma de brujería, que es la perversión del poder de Dios,
el mal uso de la energía de Dios, se plasma en condenación
hacia uno mismo en la línea doce del reloj. Figura en la escritura
para Oriente y Occidente: «No juzguéis, para que no seáis
juzgados»37. Cuando nos fijamos en otros individuos y decimos:
«Ese hombre es un pecador, va a ir al infierno, es malvado»,
estamos juzgando. Puesto que toda vida es una, ese juicio se
imputa al Yo, es decir, al Gran Yo de todos. Por tanto, se registra
en nuestro propio subconsciente, de modo que nos programamos
con las malas creaciones con que juzgamos a los demás. La
brujería consiste en infligir sobre cualquier individuo o aspecto de
la vida una matriz mental de la voluntad o inteligencia humanas
que están en directa contradicción con la Ley interna del Ser.
Pasamos a la línea uno del reloj. Es la sede del amor divino,
la jerarquía de Acuario. Las perversiones del amor son el odio, las
creaciones generadas por éste y el leve desagrado o antipatía.
Tenemos ante nosotros un oso polar o un tiburón. Son conocidas
por ser bestias depredadoras de hombres. Ello remite a la fuerza
del odio, la inhumanidad del hombre para con el hombre que se
vuelve sobre sí a través de las bestias de su propio cinturón
electrónico. El otro polo del odio es la indiferencia. Y ésta
configura el otro lado de la depravación de dicha clase de formas
animales.
Así pues, lo que estamos afirmando al mostrar el cinturón
electrónico es que el odio, la rabia, la leve antipatía y la
condenación no se limitan a salir cual masa de energía sin forma,
sino que adoptan la forma de creaciones animales. Pensamientos
y sentimientos se funden y componen formas inferiores,
disonantes. Quizá se trate de formas animales o formas muy
siniestras de símbolos perversos, distorsiones del cuerpo humano,
etc.
En la línea dos observamos la calavera y el esqueleto, señales
indicativas de los registros de muerte y de cualquier manifestación
de miedo y duda que conduzcan a la muerte. El temor y las dudas
son los componentes de la muerte.
La gente suele afirmar «no tengo miedo», pero los registros
del miedo están en el subconsciente. Tal vez no hayas entrado en
contacto con ellos. Pueden aparecer disfrazados de ansiedad, en
la línea ocho del reloj opuesto a la dos. Cabe la posibilidad de
que normalmente no tengas ansiedad o inquietud, pero quizá te
encuentres en alguna situación de la vida en que, de repente,
sientas un miedo sobrevenido. Estar separado de Dios engendra
dudas y temor.
Jesús nos mostró que la muerte no es real, que es consumida
por la victoria. Lo único real es nuestra creencia en la muerte,
nuestro miedo no sólo a la muerte sino a cualquier otra
manifestación de la oscuridad. Así que, amontonando capas y
capas de conciencia de dudas y miedo, año tras año, nos
concentramos en nuestra autodestrucción, en nuestra muerte. El
hecho de que el resultado final sea o no la muerte del alma se
determina en el Juicio Final: el análisis final de si hemos invertido
más energía en Dios o en el velo de energía.
El Cristo es el verdadero yo entre todos, el Ego divino. En las
líneas de Aries y Tauro vemos el cuerpo de un pirata, que
representa la típica perversión de rebeldía y del ego que sigue sus
propios deseos —arrogancia, aprovecharse de los demás, no
estar dispuesto a someterse a la ley del karma, a la ley de la
iniciación. Se trata del ego humano, descontrolado,
desenfrenado, en lugar de la conciencia crística.
La línea cinco del reloj la ocupa el demonio verde, punto focal
de envidia, celos, codicia e ignorancia. Los demonios han
deificado al mal en lugar de deificar a Dios. Por ello, no poseen
la mente de Dios en Cristo. Tienen la conciencia de los caídos; se
trata de la típica mente carnal que te impide plasmar la mente
crística.
A continuación, vamos a ocuparnos de las creaciones
erróneas del cuadrante emocional, las perversiones del elemento
agua en las líneas de Cáncer, Leo y Virgo.

ILUSTRACIÓN 29
EL RELOJ DE NEGATIVIDAD EN EL SUBCONSCIENTE

La línea seis del reloj muestra la cabeza de una vaca en la


línea en que deberíamos interiorizar el aspecto de Dios Madre. La
conciencia de la vaca se refiere a la madre terrenal con sus
apegos y densidades terrenales: la conciencia excesivamente
protectora, empática y empalagosa, la madre que agobia, rumia:
charla incesante, chismorreo, conversación indecorosa, que
obstruyen las energías del chakra de la base, el fuego sagrado; la
conciencia del tipo «sin mí, la vida no puede sobrevivir»; la
madre a quien los hijos exprimen en lugar de enseñarles la
disciplina que les permitirá vincularse con su fuente de energía. Se
trata de una perversión muy sutil ya que siempre intenta
alimentarte.
En la línea siete de Leo, la línea de la gratitud divina, nos
encontramos con el león de la ingratitud. Lo consideramos el rey
de la jungla, pero lleva consigo una perversión de la conciencia
del león que consiste en la ingratitud. Es la bestia que está lista
para abalanzarse.
La línea ocho es la de Virgo: la Madre Tierra. Sus hijos se
hallan en estado de constante lucha debido a un sentimiento de
injusticia. Ésta es la guerra en nuestros miembros38: las emociones
contra la mente, la mente contra las emociones, el recuerdo que
se inmiscuye, el sentimiento de que alguien nos ha agraviado, el
sentimiento de lucha que crea la lucha. Ese sentimiento de
injusticia se presenta cuando tienes una división en los miembros
en la línea de Géminis, es decir, tienes una guerra en los
miembros; es esa sensación de que nos han lastimado o la vida
nos ha engañado.
Todas estas luchas en realidad son internas, pero nos
imaginamos que las estamos librando con otros individuos de
Dios en diversos estados evolutivos. Cada vez que abrazamos esa
lucha por algún sentimiento de injusticia, dejamos una huella en el
subconsciente. Para superar esa sensación de injusticia debemos
aceptar las palabras de Porcia: «No existe ninguna injusticia en el
universo». Si algo injusto nos ocurre, lo transmutamos con la llama
violeta, lo desafiamos, vamos hasta el fondo de ello, averiguamos
cuál es nuestro karma y seguimos adelante. Déjalo correr. Como
dijo Jesús: «¿Qué a ti? Sígueme tú».39
Llegamos, a continuación, a las creaciones erróneas del
cuadrante físico simbolizadas en la línea nueve por un pulpo, que
es el registro del mal uso del ego. Es el otro extremo del pirata, en
la línea tres del reloj. El ego utiliza en su defensa la traición y la
intriga, la conciencia de clandestinidad, la actitud reprobable de
salirse con la suya tanto como pueda respaldándose en el
subterfugio.
La línea diez del reloj es el escorpión, manifestación del
egoísmo, la avaricia, una visión imperfecta de Dios; el aguijón del
escorpión en lugar del Ojo omnividente de Dios simbolizado en el
águila. El signo de Escorpión es lo uno o lo otro: el águila o el
escorpión.
En la línea once del reloj contemplamos el cuerpo del
dinosaurio, que corresponde al dragón sobre el cual leemos en el
Libro del Apocalipsis. Si queremos obtener la absoluta victoria
divina por medio del Cristo Cósmico, el Señor Maitreya, debemos
alcanzarla en todas las líneas precedentes. Llegamos a la línea
once para matar al dragón. Es el final lógico del relato de la
serpiente iniciado en Génesis40. Esa pequeña serpiente del
Génesis se transforma alegóricamente en el dragón del
Apocalipsis, la conciencia dinosáurica de la venganza.
El resentimiento, la venganza y las represalias es la energía
que se opone a tu victoria divina en la línea once, Sagitario. En el
Apocalipsis, se ilustra a Satán como el dragón que sale para
entablar la batalla contra la Mujer a fin de evitar que alumbre al
Hijo Varón41. El dragón de nuestra mente carnal se opone a
nuestra alma o potencial femenino. Sin embargo, somos nosotros
mismos quienes hemos creado a este dragón. Es la venganza
contra la luz interior de Cristo.

El morador en el umbral

En el centro del reloj se encuentra el morador en el umbral. Es


el resultado de todas las demás perversiones contra Dios
combinadas, formando una identidad que es tu personalidad
irreal. Así como te hemos mostrado la gráfica de tu Presencia YO
SOY y de tu Santo Ser Crístico, es decir, la gráfica de tu Yo real,
este cinturón electrónico conforma el diseño arquetípico de tu yo
irreal.
El morador es mucho mayor que el individuo. La serpiente o
mente serpentina es hábil, astuta, y a la vez engañosa. El origen
del morador, que es el deseo desmesurado, debe ser aniquilado
antes de alcanzar la conciencia crística.
El motivo de que necesitemos un gurú que sea un maestro
ascendido, un arcángel, un Elohim, un ser cósmico; la razón de
que necesitemos a todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca
es que este morador en el umbral y todas las bestias
depredadoras que yacen en esos cuatro cuadrantes se han vuelto
más poderosos que nosotros. En sentido estricto, hemos envuelto
nuestra energía divina y dotado a esas creaciones con este poder.
De forma que ahora no nos es posible eliminarlas de nosotros.
La mentira en el núcleo del
subconsciente: «No moriréis»

En el núcleo del subconsciente, en la base de la espiral,


hallamos la creencia en la mentira que la serpiente pronunció a
Eva, siendo ésta el arquetipo del alma de la humanidad. Eva dijo
que Dios había ordenado que no comieran el fruto del árbol del
conocimiento del bien y del mal porque el día en que comieran
de él, morirían. Mas la serpiente replicó a Eva: «No moriréis».42
¿Qué significa?
¿Moriréis o no?
Es el intento de convencer al alma, el potencial femenino de
hombre y mujer, de que la recompensa por el pecado no es la
muerte. Pero el profeta apuntó: «El alma que peque esa morirá»43.
Sin peros. En el Último Juicio consta con toda claridad que cada
hombre es juzgado «según sus obras»44. Se trata de un juicio
basado en actos, o como dirían los maestros ascendidos, en el
karma. No es un juicio según la doctrina, el dogma, las filosofías
o los sistemas de creencias. Ninguna creencia del mundo te
llevará a ninguna parte a menos que tu creencia haya devenido
en el acto de glorificar a Dios en tu alma y en tu corazón, en tu
cuerpo y en tus buenas obras.
«No moriréis». Es confundir la Ley. Es la lógica de la mente
serpentina. Consiste en introducir en el subconsciente de la
humanidad lo que llamamos «muerte dulce». Si vamos a pecar y
morimos, podríamos hacerlo dulcemente. «A vivir, que son dos
días». Puesto que vamos a rebelarnos contra Dios, puesto que
vamos a morir de todos modos, divirtámonos al hacerlo.
La interpretación dulce de la muerte consiste en entretener las
energías en el tiempo y el espacio hasta que llegue el final. ¿No
ves mucha gente que hace eso hoy día? Ningún rastro de percibir
que la vida es finita; es como si fueran a vivir para siempre: la
conciencia del saltamontes. El núcleo, el comienzo del velo de
energía es la creencia en la mentira: «No moriréis».
La programación de la muerte, del culto a la muerte, impregna
cuando menos a nueve décimas partes de nuestra civilización
actual. Nos hemos acostumbrado a ello, nos ha adoctrinado, y
nos acompaña. Seguimos por la espiral descendente que equivale
al curso descendente de la civilización.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Retornar a la invocación. Invocar al Espíritu Santo.

El Espíritu Santo: destructor de la mala


creación humana y del hereje humano

Los hindúes designan a la Trinidad de Padre, Hijo y Espíritu


Santo con sus propios nombres: Brahma, Vishnu y Shiva.
Consideran a Brahma (o Padre) el Creador; a Vishnu (el Cristo) el
Preservador; mas al Espíritu Santo lo llaman el Destructor. Cuando
comprendemos que el Espíritu Santo es el Destructor y lo que esta
destrucción implica, agradecemos que Dios haya manifestado
dicho aspecto de la Trinidad.
El Destructor se identifica con las lenguas hendidas de
fuego45, el fuego sagrado que consume al mero contacto toda
creación de hombre y mujer que no merezca ser perpetuada en
Dios o en nuestra propia conciencia superior. Por ello, tenemos a
quien recurrir. Podemos invocar la ley del perdón, podemos pedir
ayuda al Espíritu Santo y que ese fuego descienda sobre nosotros
como descendió el día de Pentecostés46, para consumir nuestro
pecado, nuestra percepción del pecado, nuestra lucha contra la
Persona del Cristo vivo quien viene a iniciarnos en nuestro propio
camino a Damasco («Dura cosa te es dar coces contra el
aguijón»47).

La llama violeta: don de Cristo, acción


del Espíritu Santo

Invocar la llama violeta es el don más impresionante que


Cristo nos ha conferido. Es la acción del Espíritu Santo. Jesús
prometió que él enviaría al Consolador48; no nos dejaría
huérfanos. El Consolador es otra palabra para designar al Espíritu
Santo.
Cuando Jesús ascendió, vino el Consolador. Éste dio a los
apóstoles entendimiento y enseñanza, los nueve dones del Espíritu
Santo que anhelamos y pedimos en nuestras oraciones49. Uno de
ellos es la capacidad de limpiar el subconsciente con los fuegos
del Espíritu Santo.
¿Qué hacemos para conseguir la llama violeta? ¿Qué
hacemos para que este fuego fluya dentro de nosotros, una vez
que hemos entendido la purificación que precisa nuestro
subconsciente?
Cuando vemos la confusión que hemos generado con nuestro
propio mal uso del libre albedrío, nos percatamos de que, al
margen de lo que pueda suceder, debemos permanecer libres de
nuestra esclavitud autoimpuesta. Queremos ser libres. Queremos
reivindicar nuestra calidad de coherederos con Cristo50, con
respecto a la herencia de la conciencia de la mente de Dios.
Decidimos en Dios que vamos a ser libres porque Él ordenó
nuestra libertad cósmica desde el principio. Así que invocamos el
fuego sagrado en nombre de Jesucristo y en el de Dios YO SOY EL
QUE YO SOY.

«Todo cuanto pidáis al Padre en mi


nombre, os lo dará»

Jesús nos enseñó a orar. Justo antes de partir de este plano


dijo: «Todo cuanto pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará»51. A
mi entender, ésta es una de las afirmaciones más importantes en
materia de ley cósmica. Creo firmemente, sin ningún género de
duda ni temor, que cuando digo: «En el nombre de Jesucristo,
pido a Dios la acción, manifestación y el fuego sagrado del
Espíritu Santo en mi interior», ello se manifiesta al instante, porque
él prometió que Dios nos daría aquello que pidiéramos en su
nombre. Y no estamos pidiendo mal, sino de acuerdo con la
voluntad de Dios y la promesa de que nuestros pecados serán
transmutados. «Aunque vuestros pecados sean como la grana,
como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el
carmesí, vendrán a ser como blanca lana.»52
Por lo que a mí respecta, las Leyes de Dios son absolutamente
infalibles. Podría concebir con más facilidad que las leyes de las
matemáticas o las que rigen la rotación de la Tierra fallaran, que
el hecho de que lo hiciera esta promesa. Así que mi invocación al
Espíritu Santo se limita a estas palabras: En el nombre de Jesús el
Cristo, en el nombre del potencial crístico dentro de mí, pido a Dios que me
envíe la llama violeta.

Y, a continuación, afirmo que dondequiera que esté, Dios es


la acción de la llama violeta:
¡YO SOY un ser de fuego violeta,
YO SOY la pureza que Dios desea!

Las palabras YO SOY se dieron a Moisés. Son la confirmación


del Ser de Dios allí donde yo esté. Si Él no estuviera donde yo
estoy, no estaría viva, no podría vivir. No existiría, ya que tan
sólo existo por la presencia de la gracia de Dios.
De manera que al pronunciar el nombre YO SOY, entiendo que
significa «Dios en mí es». Allí donde estoy, está Dios. Allí donde
estoy, esa llama encendida está ardiendo. Si estaba donde
Moisés, puede estar donde yo estoy, porque no existe tiempo ni
espacio. Así pues, recitamos este mantra sencillo para afirmar que
donde yo estoy, Dios está ejecutando la acción de la llama violeta
transmutadora.
Un mantra es el flujo de la energía de Dios, la ciencia de la
Palabra hablada acompañada de oración y meditación. Hay
mantras orientales y occidentales. Éste que hemos recitado es uno
muy especial para la era de Acuario. Está destinado a la
transmutación de los malos usos de la energía de Dios que la
humanidad ha realizado en la era de Piscis y en todas las eras
precedentes.
¡YO SOY un ser de fuego violeta,

YO SOY la pureza que Dios desea!

Mientras recites este mantra, ponte de pie y visualízate en el


centro de la llama violeta con las manos y los brazos en postura
receptiva como aparece en la gráfica de tu Yo Divino. Percibe a
Dios encima de ti, la Mónada Divina centrada sobre ti, emanando
luz a tu alrededor. Cristo también está encima de ti y palpita en la
llama trina que descansa sobre el altar de tu corazón. Es tu
potencial crístico que han acelerado Jesús el Cristo y todos los
maestros ascendidos cuyas almas se han reunido con la llama de
Dios. No tenemos más que hacer el llamado y éste, por ley
cósmica, exige respuesta.

ILUSTRACIÓN 30
EL SUBCONSCIENTE RESUCITADO

«YO SOY la resurrección y la vida»

Existe otro mantra que podemos recitar para afirmar ese fuego
sagrado. Nos lo dio Jesús cuando dijo: «YO SOY la resurrección y
la vida»53. Dios en mí es la resurrección y la vida.
En el nombre de Jesús el Cristo, pido al Padre que la luz de la
llama de la resurrección, la bendita llama del Espíritu Santo, la bendita
llama de la vida, entre ahora en la vida de todos aquellos que por
medio del libre albedrío van a utilizar el poder de la Palabra hablada
para confirmar su adecuación a Dios en Cristo.
En el nombre de Jesús el Cristo, pedimos al Padre que llene
nuestros cuatro cuerpos inferiores —la mente, los sentimientos, el
cuerpo físico y la memoria— con la acción de la resurrección.

¡YO SOY la resurrección y la vida!

En la imagen 30, observamos el subconsciente resucitado. Se


produce por obra del flujo de fuego sagrado del Espíritu a través
de la mente subconsciente, a la que limpia. La acción de remolino
que efectúa el fuego de Cristo ha eliminado todas las huellas de
programación interior y exterior: la de nuestra propia rebeldía, la
de la hipnosis del inconsciente colectivo. De ahí surge el propósito
original del subconsciente consistente en ser el reflejo de la
Primera Causa, de Dios, del Ser Supraconsciente y de la Mónada
Divina.
Es preciso utilizar el Espíritu Santo

Es necesario que nos valgamos del Espíritu Santo, y la era de


Acuario es la del Espíritu Santo. Es la era en que actúa el amor en
libertad, y la libertad en el amor de Dios —ese intenso amor de
Dios hacia nosotros, el amor de Cristo hacia nosotros. «No os
dejaré huérfanos54, os enviaré el Consolador».
Si debido a nuestro embotamiento y densidad vivimos en este
plano sin ser conscientes de la Presencia de nuestro Señor, su
promesa puede aportarnos la acción revitalizadora del Espíritu
Santo. El consuelo de Dios es la ley del Espíritu Santo, que
destruye lo indigno.
Destruir no es, sin embargo, el término más exacto, porque no
se destruye nada: se transmuta. El altar es el lugar donde
modificamos —alteramos— lo humano, donde cambiamos lo
humano por lo divino. Las energías del Espíritu Santo atraviesan el
subconsciente y esa misma energía, que es Dios en su origen, es
liberada del campo energético imperfecto, de la esclavitud de
nuestra creación; y luego se eleva. Carece de peso. Así que,
ergio a ergio, nuestra energía asciende de regreso a Dios, a la
Fuente.
Cuando toda la energía mal calificada ha ascendido a Dios,
nosotros también lo hacemos. Eso es lo que significa ir al cielo, al
reino de Dios, a la conciencia de Dios.

Libre albedrío equivale a


responsabilidad cósmica

La imagen 30 representa un individuo que ha saldado el cien


por cien de su karma, que ha rendido todo deseo inferior a Dios,
que ha entregado por completo su vida a Cristo. Tú puedes
convertirte en ello. Puedes expresar y aceptar la programación de
Dios. Puedes aceptar la programación de Cristo. Es una elección
diaria, de cada hora, de cada momento.
Se nos creó para hacer tales elecciones, y también se nos dio
libre albedrío con el mismo fin. ¿Cabe, por tanto, aceptar el
hecho de que no somos responsables en términos cósmicos?
Aceptar la responsabilidad cósmica significa aceptar la
responsabilidad que concierne al cambio, la superación, entender
que «todo lo puedo en Cristo que me fortalece»55. Dios nos ha
brindado la oportunidad de la automaestría. Si la pasamos por
alto en esta vida, seremos responsables.
«Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás
condenado»56. La palabra constituye el flujo de la gracia y la
energía de Dios a través de nosotros. Por medio de la ciencia de
esa Palabra confirmamos nuestra Realidad. Retornamos al estado
de paraíso o a la conciencia de dicha que conocimos antes
incluso de crear esa espiral negativa. Nos encontramos de nuevo
en estado de pureza y santa inocencia.

La mente subconsciente:
un campo energético
La mente subconsciente es una celosía, un campo energético
que sirve para que Dios se exprese a través de nosotros, realice
Sus obras por medio de nosotros. Somos libres de ser libres en
Dios. Dejamos de decir «no puedo, no seré capaz, estoy limitado,
soy mortal» y en lugar de ello afirmamos: «Aquí estoy, Dios. Tú
me has creado; haz lo que desees conmigo. Utiliza mi mente:
emplea cada aspecto de ella para manifestar Tu luz, Tu vida, Tu
curación, Tu servicio a todo aquél con quien me encuentre».
Sobre nosotros recae la responsabilidad de devolver a Dios
nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestro cuerpo mental,
nuestra memoria, nuestra vida física. Al ofrecerle esta energía, Él
la llena de luz y la utiliza para conducir a la humanidad a su
propia percepción del Yo en Cristo. ¿Acaso no preferiríamos
todos mantener la puerta abierta para que Cristo entrara, en lugar
de una conciencia obstruida por toda forma de mal uso del fuego
sagrado que repele la luz de Cristo?

Una espiral ascendente de energía

En vez de la espiral negativa que hemos creado con la lástima


por nosotros mismos, creamos una espiral de energía positiva,
ascendente. Es la luz blanca que asciende, incluso desde niveles
subconscientes, generando una espiral de energía, la cual ha
permitido a los grandes maestros y santos de todas las épocas
tener los dones del Espíritu, que han permanecido anclados en la
Tierra como testimonio de la devoción de aquellos seres a Dios.
La imagen 31 muestra la espiral de la ascensión.
Restablecemos el flujo de la figura del ocho, el contacto con el
cuerpo de la Primera Causa, que se nos hace accesible al
instante. Entablamos una relación correcta con el flujo, con la
energía, de manera que descubrimos que con Dios, con la
conciencia, con integridad, todo es posible.57
Ahora ya estamos listos para asumir la responsabilidad
cósmica por nuestra nación, por nuestra Tierra, puesto que la
misma ley que ha operado en nosotros para consumir el núcleo y
la causa del mal puede operar a niveles planetarios, por medio
de millones de almas. La misma oración que reza: «En el nombre
de Jesús el Cristo, pido que el fuego del Espíritu Santo consuma el
velo de energía en mi interior», funciona para invocar el fuego
que consumirá por completo el subconsciente de la raza humana.

ILUSTRACIÓN 31
LA ESPIRAL DE LA ASCENSIÓN EN EL SUBCONSCIENTE

Dios es el Hacedor

Se trata de una cuestión que atañe a la ley cósmica; es sólo


nuestro sentimiento de limitación lo que nos hace pensar que no
podemos llevarlo a cabo. ¿Por qué lo pensamos? Porque creemos
que nosotros somos los hacedores.
Dios es el hacedor. Dios es el hacedor, es la puerta58. Él es la
puerta de energía, del flujo. Cuando pensamos que nosotros
somos los que llevamos la voz cantante, que lo gobernamos todo,
bloqueamos el flujo. Si Dios es el hacedor, Él puede consumir el
subconsciente de la raza humana con la misma facilidad con que
puede consumir el nuestro. ¿Qué diferencia hay entre un grano de
arena y una montaña? No la hay en Dios, tan sólo en la
relatividad.

Domina la conciencia: obtén maestría


sobre las moléculas de la Materia

En la ilustración 32 se refleja el equilibrio: como es Arriba es


abajo. Aquí en la Tierra estamos manifestando el Dios de nuestro
cielo. Como es Arriba es abajo: estamos aquí para demostrar que
en la Tierra podemos ejercer potestad, respondiendo así al
desafío que Dios planteó cuando creó al hombre y a la mujer y
los envió para que ejercieran potestad59. Hacerlo con respecto a
la Tierra significa dominar la conciencia y, de ahí, obtener
maestría sobre las moléculas de la Materia.
Observamos también los anillos de la percepción consciente
de uno mismo expandiéndose gracias a la acción del flujo de
fuego. Tenemos una percepción cada vez mayor de Cristo que
habita en nosotros, y por ello podemos servir a un número cada
vez mayor de personas.
¿Por qué nos limitamos? Jesús no lo hizo. Alimentó a cinco mil
personas con idéntica facilidad con que alimentó a sus discípulos.
Es cuestión de superar la relatividad en el tiempo y el espacio, de
sobreponerse al fruto del conocimiento del bien y del mal. Es
precisamente el conocimiento del bien y del mal, del tiempo y del
espacio, de la relatividad, lo que nos hace creer que todo esto es
imposible. Mas sí es posible porque Dios vive en nosotros; ésa es
la razón verdadera, así que no necesitamos otra.
Restablecemos el flujo de la figura del ocho, ese movimiento
de la energía, y alcanzamos aquellos momentos de percepción
durante la meditación en que no existe separación entre el yo y
Dios. Ello sucede porque estamos experimentando la misma
energía: arriba en el Macrocosmos que es Dios y abajo en el
microcosmos que es el hombre.

ILUSTRACIÓN 32
COMO ES ARRIBA ES ABAJO:

EL MACROCOSMOS (DIOS) REFLEJADO EN EL MICROCOSMOS (HOMBRE)


Capítulo 10

La psicología
de la integridad:
el reloj kármico

Melquisedec, rey de Salem,


sacerdote del Dios Altísimo, [...].
Sin padre, sin madre, sin genealogía;
que ni tiene principio de días, ni fin de vida,
sino hecho semejante al Hijo de Dios,
permanece sacerdote para siempre.
HEBREOS 7:1-3

Debemos reflejar en nuestro


microcosmos el todo del Macrocosmos
Al observar la gráfica del Yo Divino importa que captemos la
idea de que tenemos que hacernos íntegros. La gráfica de la
Presencia es un dibujo de nuestra integridad —la integridad y la
manifestación de Dios en nosotros. Así pues, cuando miramos al
cuerpo causal, a la Presencia YO SOY, al Yo Crístico y a la llama
descendiendo en forma de Espíritu Santo, advertimos que
debemos contener todo ello. Cada parte de Dios tiene que estar
en nuestro interior, de modo que la definición de integridad es
albergar la Totalidad de Dios.
Hay quien sostiene que ello no es posible. Pero lo es
cualitativa si no cuantitativamente, aun cuando no cabe hablar de
cantidades en el infinito.
Si nos falta algún aspecto de la conciencia de Dios, hay en
nosotros una distorsión u omisión de lo Divino, con lo cual
tenemos un problema en nuestra psicología, es decir, no somos un
ser íntegro en términos cósmicos, y no podemos reflejar la
integración del Macrocosmos o la mente supraconsciente. Aquí
abajo, en nuestro microcosmos, debemos reflejar la totalidad del
Macrocosmos. Por ello, en nuestro estado incompleto seguimos en
busca de la integridad.
Desde Freud, la psicología moderna ha venido estudiando
estas cuestiones a partir de numerosos puntos de vista y escuelas
de pensamiento. Si a lo largo de estas explicaciones detectas lo
que se te antojan fragmentos pertenecientes a diversos psicólogos,
tal vez sea fortuito puesto que, al fin y al cabo, la humanidad
entera tiene acceso a la mente de Dios, y me agradaría creer que
de cierto algunos de ellos han interpretado en parte esta
psicología de la integridad.
Una muestra de integración cósmica

Debemos asumir que es posible alcanzar la integridad en la


Materia. Sabemos que lo es porque los maestros nos han
precedido y la han conseguido. Así que ello centra la cuestión:
puede realizarse. Podemos convertirnos en el ejemplo vivo, el
receptáculo, el Ser Crístico.
Los budas en meditación constituyen un ejemplo. Ellos son una
muestra de un ser totalmente íntegro. Meditan en el flujo del
cuerpo causal desde la Supraconciencia hasta el subconsciente.
Eso es lo que cada buda hace. Cada estatua del Buda es el foco
de esa integración cósmica del flujo de la figura en forma de
ocho, y sus chakras son puertas abiertas de par en par a la
emisión de esta energía al mundo y al alojamiento de ella para
transmutarla.
Tener en casa una estatua de Buda la erige en un punto focal
de tu propia integración cósmica. Un foco de la Madre María
muestra la acción de la integración cósmica formulada a través de
la maestría total de la Materia en el rayo femenino, y es el punto
desde el cual se emiten las energías del Espíritu a la Materia.
Simboliza el logro —por medio de esa maestría— del chakra
blanco (el de la base de la columna). Las imágenes del Cristo
curando y enseñando reflejan la misma acción del flujo, de la
integración cósmica y el cambio.
El tema esencial: flujo, movimiento,
unidad e integridad

La errónea interpretación de este tema esencial del flujo, el


movimiento, la unidad y la integridad en Dios nos ha conducido a
todo tipo de malos usos del fuego sagrado. Los maestros han
definido estos malos usos en las doce líneas del reloj (ilustración
19). En todos los casos de perversión y uso erróneo de la energía
de la vida, ello se produce porque la integridad se busca fuera
del Yo en vez de dentro. Ya sea guerra, delitos, odio, injusticias,
o mal uso del sexo o consumo de drogas; en todos ellos surge
porque la gente busca de continuo llenarse fuera en lugar de
dentro de sí misma.

El reloj cósmico: la imagen de la


integridad

El reloj cósmico ilustra la integridad que estamos llamados a


manifestar. Nos lo dio la Madre María con la específica intención
de que supiéramos cómo hacer para transmutar la sustancia de
nuestro cinturón electrónico y cuáles son los ciclos en que aquélla
se despliega.
La mente de Dios actúa dentro de nosotros a modo de
computadora que marca la manifestación de nuestras energías.
Esa computadora, precisamente conforme a nuestro reloj cósmico
individual o a nuestra astrología cósmica, nos envía hora tras
hora, día tras día, lo que representa nuestro desafío en el sendero
de iniciación, es decir, nuestro karma personal.
Al mismo tiempo, recibimos el desafío del karma planetario,
que corre parejo al karma individual. Hay multitud de ciclos
dentro de ciclos, mas todos ellos siguen la misma pauta del reloj
cósmico, Alfa y Omega configurando el todo en la polaridad y en
el campo energético de la conciencia: el Dios Padre/Madre
plasmados en los cuatro cuadrantes en la Materia y en el Espíritu.
Los cuatro puntos cardinales del Ser pasan a ser doce al
producirse una continua descomposición de la frecuencia y la
vibración. A su vez, los doce se convierten en 144, y así
sucesivamente hasta que, punto tras punto, por todo el círculo del
infinito acontece una nueva experiencia en Dios. Si pudieras
contar cuántos puntos puedes poner en el círculo, contarías
asimismo cuántos estados de percepción puedes tener en una
conciencia más elevada.
ILUSTRACIÓN 33
144 PUNTOS DE LA CONCIENCIA DIVINA

Creamos nuestra propia astrología: nos


creamos a nosotros

Con nuestros buenos y malos usos de la energía de Dios


creamos nuestra propia astrología. Aquélla con que naciste —tu
signo solar, tu ascendente, tu signo lunar y todos tus demás
planetas— indica etapas de maestría, maestría divina, así como
fases de oportunidad para alcanzarla y para revertir los errores
del pasado. Así que, hasta el último ergio de energía de nuestra
vida, nos creamos a nosotros mismos.

El mandala de Cristo y sus apóstoles

Este reloj cósmico es el mandala de cada unidad esotérica,


cada unidad en la jerarquía del gurú y de los doce discípulos. Los
doce discípulos de Jesús figuran en estas líneas. Él es el núcleo de
fuego blanco en el centro, y la posición de los discípulos en el
reloj identifica la tarea que se les asignó asociada a la maestría
de esa línea. Se requirió a cada discípulo que concentrara una
doceava parte del reloj en materia de integridad, mientras que a
Jesús le le exigió la maestría de las doce partes.
Andrés, Felipe y Tomás sostienen la llama en el cuerpo
etérico. Sirven en las jerarquías de Capricornio, Acuario y Piscis,
y enseñan a los discípulos de Cristo a dominar las energías de
poder divino, amor divino y maestría divina. Si has nacido en uno
de estos tres signos, puedes invocar el cuerpo causal del discípulo
correspondiente a tu línea para que te confiera el logro que tiene
acumulado en ella a fin de servir con él en el mandala de Cristo.

ILUSTRACIÓN 34
LOS APÓSTOLES EN LAS LÍNEAS DEL RELOJ

En el cuadrante mental encontramos a Simón Pedro,


Bartolomé y Mateo sirviendo en las líneas tres, cuatro y cinco —
Aries, Tauro y Géminis—. Si concurre el caso de que alguno de
estos tres signos es el tuyo, pide en el nombre del Cristo que el
cuerpo causal del logro del discípulo que corresponda constituya
el manto, la victoria acumulada, que éstos te transfieran.
En el cuadrante emocional, al servicio de las jerarquías de
Cáncer, Leo y Virgo se hallan los apóstoles Santiago el Mayor,
Judas Tadeo y Santiago el Menor. Su cometido era dominar las
energías emocionales; así pues, invoca, pide por medio del fíat
en el nombre de Cristo, el logro que manifestaron.
Por último, en el cuadrante físico, sirviendo en las líneas de
Libra, Escorpión y Sagitario, figuran Juan el Amado, Judas
Iscariote (que fue reemplazado por Matías) y Simón el Cananita.
Uno de estos tres discípulos es a quien debes vincularte si naciste
en uno de los tres signos, en cuyo caso trabajarás con él a fin de
sostener el mandala de la dispensación crística pisciana.
Por lo que sabemos, Juan el Amado es el único de los doce
que hizo la ascensión al término de esa vida; todos los demás
reencarnaron. Haya o no ascendido el apóstol correspondiente a
tu línea, puedes de todas formas invocar del cuerpo causal su
logro. Pero si no ha ascendido todavía, perdura en ella un hábito
de energía mal calificada que se opone a la plena manifestación
del cristianismo. Mientras sirvas en dicha línea, puedes pedir la
transmutación del cinturón electrónico de ese apóstol. Al hacerlo,
le ayudarás a mantener la llama y el foco en esa línea.1
Nos consta que otros dos apóstoles han ascendido después de
su encarnación en Galilea. Uno de ellos es Judas Iscariote, en la
línea diez del reloj. En su siguiente encarnación, colmado de
remordimiento, ofreció tanta devoción, tan intensa oración y
aplicación a la llama de Jesucristo, que hizo la ascensión.
Hace tan sólo unos pocos años, el apóstol Santiago de la
línea seis ascendió tras una encarnación femenina, que fue la de
la primera Madre de la Llama de la Fraternidad de los
Guardianes de la Llama, Clara Louise Kieninger. El relato de la
superación y victoria final que llevó a cabo se halla en sus
memorias, el libro titulado Ich Dien2, que significa «Yo sirvo». Ése
fue su lema, ya que era enfermera. Con ella suman tres —de que
yo esté al corriente— los que han ascendido: tres de doce.
Podemos pedir la ascensión de los restantes apóstoles, así como
la realización de su misión.
CLARA LOUISE KIENINGER

El reloj kármico: Saldar el cien por cien


de nuestro karma

El maestro ascendido Juan el Amado nos ha ofrecido unas


reflexiones sobre el reloj cósmico y nuestra psicología de la
integridad:
Recuerdo bien cuando el ángel del Señor vino a mí en la isla de
Patmos y recibí el mensaje de Jesucristo sellado y dado a conocer por
ese ángel, mensaje que debía permanecer inalterado durante estos
dos mil años3. Así pues, la autoridad del Cristo y del Logos selló esa
revelación, la cual conformaba dos partes de la espiral iniciatoria de
treinta y tres. En los veintidós capítulos de esta proclamación de la
Palabra hallarás la clave para transmutar dos tercios de tu karma, así
como para equilibrar las energías y tus deudas con la vida.
Escucha bien y pon atención mientras leas el Libro Santo; fíjate en
cuánto puedes percibir al desenrollar las espirales de identidad y
transferir la energía a la llama ciclo tras ciclo, ya que dentro de ello
está contenido en su totalidad el subconsciente de la raza humana.

Debes, por tanto, entender que el subconsciente colectivo ha de


colocarse en la delantera, ha de llegar el momento en que haga su
aparición, en que el subconsciente se torne consciente. Así que, a fin
de matar al dragón y la bestia, a la que subió del mar y la que subió
de la tierra, el falso profeta, la gran ramera, los caídos y todas esas
identidades de la mente carnal4, debes entender que en el momento
en que aparecen en el escenario mundial, en el momento en que
surgen de las profundidades del subconsciente de tu psique, tienes que
erigirte en el triunfador, en el Cristo, y tomar la espada del que se
aproxima con ojos de fuego, del que es como el Hijo de Dios, tu
propio Yo Crístico, para aniquilar la acción del mal uso del fuego
sagrado.
La espada es la espada sagrada, la palabra sagrada*. Debe
avanzar. En cuanto el fuego salga de la boca de los dos testigos5 y la
espada, de aquél que sea adalid de la causa de la justicia6, deja que
la espada que sale de la boca del Cristo simbolice aquello que separa
lo Real de lo irreal por medio del fíat del Señor, por medio del poder
de la Palabra hablada manifestada en ti [...].
Si superas las pruebas línea tras línea, verso tras verso, de lo que
consta escrito en el Libro del Apocalipsis, te aguardará la revelación
de los misterios que te permitirán superar el tercio restante de tu
karma. ¡Están abiertas las puertas de la victoria total como meta de la
vida! El Señor de las huestes te invita hoy a saldar el cien por cien de
tu karma, a retornar a Dios, victorioso, vencedor, dando testimonio de
la ley de la justicia, del equilibrio de la armonía al identificarse ésta,
línea tras línea, con la maestría sobre el rayo femenino y el núcleo de
fuego blanco del ser. Fíjate, pues, en cómo Él ha marcado con
claridad dentro de ti y en el ákasha y en la profecía el sendero de la
salvación.7

Al detenernos a examinar la tarea de saldar el cien por cien


de nuestro karma, podríamos lógicamente concluir que el
veinticinco por ciento corresponde a cada cuadrante del reloj. Los
porcentajes, sin embargo, no se refieren a cantidades. Quizás
hayas saldado el diez, el treinta o el cuarenta por ciento de tu
karma, pero ello no te dice cuánto karma tienes en total
equivalente a la carga de oscuridad que debe tornarse carga de
luz. Si tienes mil toneladas de karma los porcentajes son
superiores; tal vez te haga falta algo más de tiempo y espacio
para saldar tu veinticinco por ciento que a tu vecino, su respectivo
veinticinco por ciento.
De todos modos, este karma es nuestro. Es nuestra creación.
Y, por desgracia, hemos de admitir que nuestro karma es nuestra
sensación de integridad. Es lo mejor que hemos hecho con las
energías de Dios para manifestar la integridad de Su ser.

ILUSTRACIÓN 35
EL RELOJ KÁRMICO

Saldar el 51 por ciento de nuestro


karma

Desde que se inauguró la nueva dispensación a principios del


siglo XX, es posible ascender habiendo saldado al menos el
cincuenta y uno por ciento del karma personal. Con anterioridad,
el requisito para la ascensión era haber saldado el cien por cien.
Ya sea dirigiéndose a tu conciencia externa o a tu alma, en el
preciso momento en que saldas el cincuenta y uno por ciento de
tu karma, Serapis Bey, jerarca del Templo de la Ascensión, y tu
Yo Crístico, establecen contacto contigo. Te informan de que has
saldado esa cantidad de karma y se te ofrece la oportunidad de
ascender o de permanecer en la Tierra, a fin de quedarte en ella
más tiempo y saldar más cantidad en tanto brindas mayor
servicio.
Tomas la decisión asesorado por tu Yo Crístico. La mayoría de
chelas que no tengan ningún motivo en particular para hacer la
ascensión, si no se encuentran en una edad avanzada, se
quedarán para saldar un mayor porcentaje de karma y con ello
concentrar una más amplia manifestación de logro que les erija
en ejemplo para otros que estén en el sendero.
Quienes asciendan sin haber saldado todo su karma tendrán
que permanecer en estado ascendido con los que evolucionan en
la Tierra. No son libres de ofrecer su servicio en otra parte del
cosmos. Su karma les vincula al sistema de mundos donde
hicieron ese karma, de modo que deben resolverlo desde el
estado ascendido ayudando a los chelas en el sendero y
trabajando por medio de ellos.

Saldar el restante 49 por ciento desde el


estado ascendido

Cuanto más karma hayas saldado, más fácil debería tornarse


el sendero, tal vez te inclines a pensar. Pero no es así. Los
maestros ascendidos cambiaron el requisito para la ascensión en
esta era —al finalizar la dispensación pisciana en los albores de
Acuario— rebajando del cien por cien al cincuenta y uno por
ciento la dispensación, con la idea de que más almas pudieran
aprovecharse de esa liberación. Ello, no obstante, no significa
que el restante cuarenta y nueve por ciento no se salde, sino que
debe hacerse desde el estado de maestro ascendido.
He aprendido que la razón por la cual el cincuenta y uno por
ciento constituye el punto de inflexión es que la segunda mitad del
karma es en extremo más difícil de saldar que la primera y
requiere iniciaciones mucho más intensas. Vamos a ocuparnos a
continuación de estas iniciaciones, porque a mi juicio (y al de los
maestros, quienes se basan en un registro muy exacto), muchos de
sus estudiantes tienen lo necesario para saldar más del cincuenta
y uno por ciento de su karma, y están en camino para
conseguirlo.
Puede que no hayan saldado todavía el cincuenta y uno por
ciento, pero la mayoría poseen juventud, energía y una gran
devoción. Dada la constancia, la resistencia que han mostrado
durante uno, dos, cinco o diez años, al proyectar tales parámetros
en un gráfico de la vida, con idénticos factores restantes, el
resultado sería que muchos de ellos habrán saldado más del
cincuenta y uno por ciento tras el período normal de duración de
una vida.

El primer 25 por ciento:


limpiar registros

A medida que nos vamos abriendo paso en nuestros


porcentajes de karma, descubrimos que en el primer veinticinco
por ciento estamos principalmente dedicados a limpiar registros
—registros de vidas pasadas que se hallan en el cuerpo etérico, el
cuerpo de fuego, el primer cuadrante. No parece que notemos
gran automaestría en la superficie del ser porque los llamados que
damos a la llama violeta, la limpieza con Astrea, se producen a
niveles muy profundos del subconsciente. Así que avanzamos con
fe en las enseñanzas, las aplicamos, y atravesamos
encarnaciones que se remontan a varios cientos de miles de años.
Eso es el recuerdo etérico.
Seguimos de manera más activa la Ley cuando hemos
saldado el veinticinco por ciento y llegamos a la zona del cuerpo
mental donde, para saldar este karma, precisamos un
conocimiento activo de la Ley, una dedicación al Cristo —el
jerarca de este cuadrante— y la maestría sobre la mente, que es
la mente de Dios. Saldamos el karma en ciclos, en espirales. No
significa que aguardemos pacientes en estos cuadrantes, sino que
éstos constituyen la base de la transmutación.
La mayor parte de la gente ni siquiera goza de la energía
suficiente para entrar en el sendero a menos que esté
acercándose al veinticinco por ciento de su karma saldado: ni tan
sólo les interesaría el sendero debido al peso de la densidad que
recae sobre ellos y que les impide percibir siquiera que existe tal
sendero. Si te interesa esta materia, es muy probable que estés
cerca de completar este primer cuadrante, si no lo has
completado ya y te encuentras en el mental. Por ello estás leyendo
este libro. Estás sediento de la Ley porque tu alma exige que la
conozcas si quieres emprender los siguientes niveles de energía.
Magnetismo animal

El magnetismo es lo que nos ata a la Tierra: el plano terrenal.


Equivale a deseo. Es la transmutación de todo deseo lo que nos
libera de la esclavitud para con la Tierra y la rueda de
encarnaciones.
Los maestros nos enseñan que, además de ser libres del
deseo, debemos transmutar su causa y núcleo en los cuatro
cuerpos inferiores. El deseo se manifiesta en forma de magnetismo
de tipo animal, carnal. Los maestros lo denominan magnetismo
animal. También lo podrías llamar magnetismo carnal. Es aquél
que genera el atractivo y la ilusión del maya en cada uno de los
cuatro cuerpos inferiores.
En el cuerpo etérico, es el magnetismo malévolo, que incluye
magia negra y brujería. Es la maldad intencional que entraña el
odio, la condenación. Requiere presencia consciente para que se
manifieste. En cuanto pensamos conscientemente en el mal y lo
proyectamos, le damos cobijo y pervertimos ese cuadrante.
A continuación, encontramos la forma ignorante de
magnetismo, que consiste en la perversión total de la mente de
Cristo que acompaña a los abusos con respecto a las tres
jerarquías en el cuerpo mental.
En el tercer cuadrante se produce un magnetismo empático;
muy empático y afectado, impregnado por el mar de emociones
humanas y totalmente dominado por las emociones de los demás
y por las nuestras propias. Es un magnetismo muy pesado que
incluye el de la familia cuando ésta no se basa en relaciones
crísticas.
Por último, en el cuadrante físico, esta sustancia recibe el
nombre de magnetismo delicioso. Es el de los sentidos, la
sensualidad y la experimentación en el cuerpo físico de los
aspectos de la carne, las indulgencias en ella que nos impiden la
reunión espiritual.
Con miras al propósito de dibujar los ciclos de nuestro karma,
vamos a interpretar que cada veinticinco por ciento de él se
enmarcará directamente en uno de esos cuatro tipos de
magnetismo. De nuevo la lectura que vas a realizar es que pasas
del malévolo al ignorante —la primera mitad del reloj—, que es el
impulso de Alfa, y del empático al delicioso en la segunda mitad,
que conforma el retorno de Omega.

ILUSTRACIÓN 36
CUATRO TIPOS DE MAGNETISMO ANIMAL

La espiral de treinta y seis vueltas:


iniciaciones para la maestría sobre los
siete rayos

Una de las figuras en que podemos plasmar el sendero de la


vida es en una espiral de treinta y seis vueltas (ilustración 37). La
evolución se inicia en el centro, el punto de origen —el núcleo de
fuego blanco de Alfa y Omega. Partimos del núcleo y empezamos
en la línea doce, en la jerarquía de Capricornio.
Cada vuelta de la espiral puede interpretarse como períodos
mayores o menores en el tiempo y el espacio. Cada vuelta sería
un año, de modo que veríamos los siete primeros años de nuestra
vida (marcados con el primer punto), los segundos siete años, los
terceros siete años, los cuartos siete años, que nos acercarían a la
edad de veintiocho.

ILUSTRACIÓN 37
LA ESPIRAL DE TREINTA Y SEIS VUELTAS
Los primeros siete años estamos alcanzando maestría en el
etérico; el proyecto original está siendo precipitado al plano
físico. El máximo crecimiento y potencial del individuo recae en la
etapa que va desde la concepción hasta el séptimo cumpleaños.
En ese punto se ancla el proyecto original y se manifiesta la
máxima realización de la memoria etérica.
Los segundos siete años conciernen al desarrollo de la mente.
De los siete a los catorce, ésta absorbe el máximo potencial del
cuadrante mental.
De los catorce a los veintiuno —el cuadrante emocional— se
dominan los deseos, los sentimientos, las energías de agua. Este
período de la adolescencia a la madurez implica a menudo un
cierto zarandeo, como a todos nos consta, y la razón de ello es la
maestría sobre el plano astral del yo y del planeta, así como el
principio del descenso del karma individual.
El cuarto grupo de siete años, de los veintiuno a los
veintiocho, se circunscribe a la maestría sobre el físico: completar
la educación, sentar cabeza, formar una familia, tener una casa,
una profesión... Es la culminación de la maestría relativa a la
primera ronda de ciclos de siete en torno al reloj cósmico.
ILUSTRACIÓN 38
MAESTRÍA SOBRE LOS CUATRO CUERPOS INFERIORES

EN LOS CICLOS DE SIETE AÑOS

28, 29 años
Experimenta el núcleo de fuego blanco de Alfa (28 años) y Omega (29 años)
del cuerpo etérico. Sométete a las iniciaciones de los cinco rayos secretos de
las jerarquías de Capricornio, Acuario y Piscis.
30, 31 años
Experimenta el núcleo de fuego blanco de Alfa (30 años) y Omega (31 años)
del cuerpo mental. Sométete a las iniciaciones de los cinco rayos secretos de
las jerarquías de Aries, Tauro, Géminis.
32, 33 años
Experimenta el núcleo de fuego blanco de Alfa (32 años) y Omega (33 años)
del cuerpo emocional. Sométete a las iniciaciones de los cinco rayos secretos
de las jerarquías de Cáncer, Leo y Virgo.
34, 35 años
Experimenta el núcleo de fuego blanco de Alfa (34 años) y Omega (35 años)
del cuerpo físico. Sométete a las iniciaciones de los cinco rayos secretos de
las jerarquías de Libra, Escorpión y Sagitario.

ILUSTRACIÓN 39
INICIACIONES PARA ALCANZAR

EL LOGRO DEL BUDA A LOS 36 AÑOS

Iniciaciones para la maestría de los


cinco rayos secretos, el Cristo y el Buda

A la edad de veintiocho años, en cuanto se ha alcanzado una


cierta estabilidad, adviene un período de ir adentro. Es el
momento de la maestría interna en los cinco rayos secretos, lo
cual nos transporta dando cinco vueltas a la rueda hasta la edad
de treinta y tres. Son los años correspondientes a las iniciaciones
de la cristeidad que Jesús testimonió.
De los treinta y tres a los treinta y seis se despliegan las
iniciaciones del Buda. Gautama alcanzó la iluminación a la edad
de treinta y seis años —sumando para entonces su conciencia tres
veces doce en la luz búdica, tres ciclos del reloj cósmico. Al llegar
a ese punto de los treinta y seis, empezamos de nuevo, y si
tenemos suerte, gozaremos de otra ronda de oportunidad que nos
dejará a las puertas de los setenta y dos años.
Muchas personas no llegan a esa edad, de modo que, en
cualquier momento en que su karma lo requiera durante esos
ciclos, en cualquier momento en que el karma pese más que su
capacidad de sostener la llama trina, se les retirará de la vida, ya
sea de forma repentina o tras una enfermedad prolongada o
contraída.
Los desafíos de los cuadrantes

A medida que se desenrollan las espirales, vamos pasando


por los cuatro cuerpos inferiores, y ocurre en realidad que el
karma se salda simultáneamente en todos ellos. Pero cuando
dibujamos el reloj kármico y mostramos los cuatro cuadrantes lo
hacemos de manera que puedas ver su significado, y ello se
explica a través de los cuatro cuadrantes.
Lo que me impresionó, cuando empecé a estudiar el reloj
kármico y las cuestiones que sometí al cosmos, fueron las
respuestas de Dios a la pregunta: ¿Cuáles son los desafíos de
cada cuadrante?
Si yo voy a saldar mi karma y si los chelas de los maestros
ascendidos van a saldar su karma, deben conocer los desafíos
que les presentará cada cuarto del reloj. Si los conocemos,
podemos sumar nuestras fuerzas a la hora de afrontarlos.

El cuadrante etérico:
0-25 por ciento

Nos centramos en el cuadrante etérico. ¿Cuáles son los


desafíos de saldar el primer veinticinco por ciento de karma? Si
ya lo hemos conseguido, estamos en condiciones de enseñar a
otras personas a saldarlo; y si lo hemos logrado ignorando dicho
conocimiento, éste brindará ayuda a otros.
ILUSTRACIÓN 40
DESAFÍOS DEL PRIMER CUADRANTE DEL RELOJ KÁRMICO Y DEL PLANO ETÉRICO: SALDAR EL 25 POR
CIENTO DE KARMA, DOMINAR EL PLANO ETÉRICO

El primer desafío consiste en saldar el veinticinco por ciento


de tu karma, lo cual significa que el veinticinco por ciento de toda
la energía que se te ha dado durante todas tus encarnaciones ha
sido calificada de manera constructiva o transmutada por medio
del fuego sagrado. La mayor parte de tu energía se halla en tu
cuerpo causal, lo cual no cuenta, pues ya está allí. Nos referimos
a la energía que ha quedado en la Materia, a niveles
subconscientes y conscientes del ser.
Saldarla significa que debe pasar por el fuego sagrado, por
la llama violeta, gracias a nuestras invocaciones a la Trinidad o a
sus representantes en la jerarquía cósmica; o bien tenemos que
saldarla con servicio. Día tras día, ese karma, esa energía se
salda por medio del servicio a la vida. Uno de ambos aspectos
debe estar presente. Lo mejor es combinar los dos: utilizar la
llama violeta y servir a la Hermandad de todo corazón; servir a la
gente siempre y dondequiera que surja la necesidad.
El segundo requisito, el segundo desafío, es dominar el plano
etérico, el cuerpo de la memoria, el elemento fuego, las lecciones
que nos han enseñado las jerarquías de Capricornio, Acuario y
Piscis. Puedes determinar con bastante precisión si posees esa
maestría al contemplar cómo te sientes y actúas cuando el Sol o la
Luna están en esos signos. Si te encuentras estable y mantienes un
flujo de alegría en el poder, el amor y la maestría, tal vez tengas
un buen dominio sobre los tres. Si no, ya sabes qué facetas debes
trabajarte: crítica, condenación y juicio; odio y leve desagrado;
miedo, dudas, cuestionamientos humanos y registros de muerte.
Éstas son las pruebas del primer cuadrante.

Alcanzar realización divina de


el Padre
Brahma
Espíritu
Impersonalidad impersonal
Legislador
ILUSTRACIÓN 41
MAESTRÍA SOBRE EL CUADRANTE ETÉRICO

El siguiente desafío es anclar las llamas de poder divino, amor


divino y maestría divina, en el cuadrante que rige Dios Padre: en
el elemento fuego, el cuerpo etérico y los tres chakras —el de la
coronilla para la línea doce, la sede del alma para la línea uno y
el plexo solar en la línea dos.
Sucesivo desafío: alcanzar la realización divina del Padre.
Tener una identidad dentro de ti —la de la integridad de Padre,
Brahma, Espíritu, de la Impersonalidad impersonal y del
Legislador. Transmutar las energías mal calificadas en estas tres
líneas del reloj: crítica, condenación y juicio, magia negra; odio y
leve desagrado, brujería; dudas, temor, cuestionamientos
humanos y registros de muerte. Erguirse, hacer frente y vencer a
la personificación del mal —o el velo de energía—, en aquél que
es antidios, el cual se manifiesta en el dragón, la bestia o el
magnetismo animal malévolo. Superar los malos usos del chakra
de la coronilla, del de la sede del alma y del plexo solar en el
cuadrante del Padre.
Ahora bien, no conseguirás el cien por cien hasta que no
hayas saldado el cien por cien de tu karma, porque todo ello
implica en realidad pasar por todos los cuadrantes. Sin embargo,
debes contar cuando menos con el veinticinco por ciento para
avanzar. Seguirás adelante y retrocederás, porque en cada ciclo
tocarás estos puntos.
El último desafío de este cuadrante consiste en dominar el
elemento fuego (puesto que es el cuadrante de fuego) y el plano
etérico por medio del equilibrio de la Trinidad —el azul, el rosa y
el amarillo, en los tríos que corresponden a este cuadrante.

Erguirse, hacer frente y vencer a la personificación del mal en


Antidios,
Dragón,
Bestia
Magnetismo animal malévolo
Superar malos usos del chakra de la coronilla, de la sede del alma, del
plexo solar en el Padre
ILUSTRACIÓN 42
HÁBITOS NEGATIVOS QUE SUPERAR EN EL CUADRANTE ETÉRICO

Los tríos de los signos del cuadrante


etérico

Cuando estás bregando con las iniciaciones de cada signo de


este cuadrante, hay que sumarle las que corren parejas en los
tríos. El primero que toca este cuadrante es el de tierra, porque el
primer signo, Capricornio, es de tierra. No puedes tener maestría
sobre Capricornio sin poseerla a la vez sobre Tauro y Virgo. Los
tres son signos de tierra, están integrados, funcionan juntos. Así
que, para llegar al núcleo de cada registro etérico en
Capricornio, debes dominar Tauro y Virgo también. Capricornio
es el signo azul de tierra, Tauro es el rosa, y Virgo, el amarillo
(véase ilustración 15).
Estos desafíos y lo que conllevan tal vez te haga pensar que
vas a convertirte en un malabarista cósmico. Y es cierto, porque
cada desafío es otra esfera de energía que estás saldando, de
manera que pronto vas a tener nueve o diez esferas que estarás
saldando simultáneamente a medida que veas tus ciclos
desplegarse, día tras día.
El segundo trío de que vas a ocuparte es el que incluye la
jerarquía de Acuario en la línea uno, que es Acuario, Géminis y
Libra, los signos de aire. Este trío se relaciona con el cuadrante
mental.
Piscis, en la línea dos del reloj, es un signo de agua, por lo
que va a conectarte con las jerarquías de Cáncer y Escorpión,
que deben manifestarse simultáneamente. Es el trío rosa, y se
relaciona con el cuerpo de los sentimientos.
Ello concluye el primer cuadrante con sus desafíos. En
realidad, no son tan complicados una vez que te familiarizas con
ellos y con el reloj.

El cuadrante mental:
25-50 por ciento

El segundo cuadrante del reloj kármico es el plano mental.


¿Qué desafíos afrontamos cuando nos encontramos con el karma
que representa el mal uso de la mente de Cristo? Ante todo,
estamos construyendo sobre los cimientos del cuadrante anterior,
así que ello constituye en sí un requisito previo.
El desafío de este cuadrante es saldar el cincuenta por ciento
de nuestro karma y dominar el plano mental. Eso es mucho pedir
si tenemos en cuenta todos los malos usos de la mente que
gravitan sobre la Tierra y todas las filosofías y teorías, así como la
educación; para descubrir a fin de cuentas que no se trata de la
enseñanza de Cristo o de la Gran Hermandad Blanca.
ILUSTRACIÓN 43
DESAFÍOS DEL SEGUNDO CUADRANTE DEL RELOJ KÁRMICO Y DEL PLANO MENTAL.

SALDAR EL 50 POR CIENTO DEL KARMA, DOMINAR EL PLANO MENTAL

La línea tres del reloj es aquélla en la que cayó Lucifer8. Cayó


en la línea del orgullo; mas éste adopta muchas formas. La gente
apenas entiende lo que es el orgullo y cree estar exenta de él. No
obstante, las personas tienen necesidad y deseo de ser
reconocidas por sus semejantes, de reconocimiento humano: el
deseo de que se les reconozca por lo que son y por quienes creen
que son, además de por lo que han logrado.
En esta línea se nos requiere superar las perversiones de
Lucifer. Lo hacemos anclando las llamas de control divino en
Aries, de obediencia divina en Tauro y de sabiduría divina en
Géminis. Anclamos estas llamas en el Cristo —el Hijo— en el
elemento aire, en el cuerpo mental y en los chakras. El chakra del
corazón está en la línea tres; el del tercer ojo, en la cuatro; y el
de la garganta, en la cinco. Corazón, garganta y tercer ojo: hay
que tener maestría sobre estos chakras fundamentales asociados
con el cuerpo mental.
Debemos alcanzar realización divina del Hijo; tenemos que
convertirnos en hijos e hijas de Dios; es preciso que nos erijamos
en seres crísticos. En cuanto hayas saldado el cincuenta y uno por
ciento de tu karma, emitirás una gran radiación del Cristo que los
demás reconocerán. Se trata de la manifestación de Vishnu, la
Personalidad impersonal.

Alcanzar realización divina de


el Hijo
Vishnu
Cristo
Personalidad impersonal
ILUSTRACIÓN 44
MAESTRÍA SOBRE EL CUADRANTE MENTAL

En la línea cuatro has saldado aproximadamente el treinta y


tres por ciento de tu karma; en la línea cinco, alrededor del
cuarenta y dos por ciento. Si eres consciente de estar manejando
una gran cantidad de cierto tipo de creación humana, puedes
deducir, por el proceso de inducción, donde te encuentras en el
reloj kármico. Si constantemente estás tropezando con un
problema del ego y la transmutación de éste, quizá tu karma esté
moviéndose entre el veinticinco y el treinta y tres por ciento. Si te
hallas en un período intenso enfrentándote con la rebeldía
individual y planetaria, puede que estés en la línea cuatro con el
treinta y tres por ciento. No siempre se cumple a rajatabla, pero
es una buena guía.
Cuando Jesús dijo: «De cierto, de cierto os digo: si no coméis
la carne del Hijo del hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en
vosotros»9, se refería a la necesidad de integridad en sus
seguidores; integridad como foco del Dios Padre/Madre, como
base para esta transmutación. Si quieres ser un discípulo, vencer
en este plano, necesitas comprender y saberte el Cristo. Y para
tener y ser el Cristo necesitas saber quiénes son el Padre y la
Madre, ya que ambos alumbran al Cristo. Muchos de los
seguidores de Jesús que oyeron sus palabras le dejaron porque
no tenían este conocimiento.10
Erguirse, hacer frente y vencer a la personificación del mal en
Anticristo
Lucifer
Magenitsmo animal ignorante
Superar malos usos del chakra del corazón, del tercer ojo y de la garganta
en el Hijo
ILUSTRACIÓN 45
HÁBITOS NEGATIVOS QUE SUPERAR EN EL CUADRANTE MENTAL

En este cuadrante debes erguirte, hacer frente y vencer a la


personificación del mal en el Anticristo, Lucifer y el magnetismo
animal ignorante. Tienes que transmutar las energías mal
calificadas de engaño, decepción, arrogancia y ego;
desobediencia, terquedad y desafío de la Ley; envidia, celos e
ignorancia de la Ley. Has de superar las perversiones del Hijo: la
mente carnal, el orgullo intelectual, la ambición y espíritu de
competencia, y la incapacidad de someter el ego. Entonces
superas los malos usos del chakra del corazón, del del tercer ojo
y del de la garganta en el cuadrante del Hijo.
Este cuadrante exige que domines en la línea tres del reloj el
trío de fuego correspondiente a los signos de Aries, Leo y
Sagitario; en la línea cuatro, los signos de tierra de Tauro, Virgo y
Capricornio; y en la línea cinco los de aire de Géminis, Libra y
Acuario. Verás que la maestría que hayas alcanzado te
mantendrá firme en el siguiente ámbito de iniciación. Lo que has
obtenido en el plano etérico te ayudará en el mental. El logro es
acumulativo.

El cuadrante emocional:
50-75 por ciento
Llegamos a los desafíos del tercer cuarto del reloj kármico y
del plano astral. Aquí es donde empezamos la empinada
escalada; aquí es donde nos valemos de toda la maestría que
hemos obtenido antes en los siete rayos para superar las pruebas
externas del alma en el plano astral y en los cinco rayos secretos.

ILUSTRACIÓN 46
DESAFÍOS DEL TERCER CUADRANTE DEL RELOJ KÁRMICO Y DEL PLANO ASTRAL. SALDAR EL 75%
DEL KARMA. DOMINAR EL PLANO ASTRAL

Este cuadrante alberga la energía rosa del amor. Es agua.


Presenta los mayores desafíos de todos. Si lo dominas, el
cuadrante físico del 75 al 100 es el descenso de la cuesta.
Constituye el quid y la prueba más difícil. Los maestros han
descubierto que, en ocasiones, cuando las personas no optan por
la ascensión al llegar al cincuenta y uno por ciento, hacen más
karma en los siguientes años y pierden el cincuenta y uno por
ciento del karma saldado que ya habían conseguido. Ello entraña
un gran peligro y es siempre una posibilidad. El hecho de haber
saldado la primera mitad no significa que no puedas retroceder y
ponerte por debajo del requisito de la ascensión. Así que
sostenerse a uno mismo y mantener el logro propio constituye un
desafío tan grande como llegar allí por primera vez.
Alcanzar realización divina de
la Madre
Shakti divina
Materia
Personalidad personal
ILUSTRACIÓN 47
MAESTRÍA SOBRE EL CUADRANTE EMOCIONAL

En este cuadrante debes saldar el setenta y cinco por ciento


de tu karma y dominar el plano astral. Es la fase en que alcanzas
la realización divina de la Madre. Te conviertes en la Madre.
Cada experiencia en estas tres jerarquías —seis, siete y ocho:
Cáncer, Leo y Virgo— revierte a convertirse en la Madre. Te
eriges en la Shakti divina, el punto de emisión de la energía
correspondiente al principio masculino de la Divinidad. Estás en
la polaridad con el Padre; en el polo opuesto de la línea doce.
Vas a tener que obtener maestría sobre el chakra de la base de la
columna correspondiente a la Madre y sobre todas las energías
de la pureza en ese chakra. Vas a anclar las llamas de armonía
divina, gratitud divina y justicia divina.
En este cuadrante, avanzas desde las pruebas en los siete
rayos, que comprenden desde la línea doce hasta la seis, y
comienzas las de los cinco rayos secretos, situados en las líneas
siete, ocho, nueve, diez y once. Los rayos secretos son las
iniciaciones búdicas. Aquí debes demostrar en el núcleo de fuego
blanco de los rayos secretos de Alfa y Omega, lo que has puesto
de manifiesto en la circunferencia de la vida con los siete rayos.
Los chakras de este cuadrante son el de la base de la columna
en la línea seis —jerarquía de Cáncer—; la sede del alma, donde
trabajaste primeramente en Acuario, lo estás dominando ahora en
Leo; y sobre el plexo solar que iniciaste en Piscis, ahora obtienes
maestría en Virgo.
En la línea seis, se te requiere que transmutes las energías mal
calificadas de indecisión, lástima de uno mismo y justificación.
Puede que normalmente seas una persona muy decidida, pero
cuando atraques en este cuadrante y encares las pruebas de la
jerarquía de Cáncer, de súbito te descubrirás incapaz de
resolverte sobre nada. No importa qué dirección tomes;
cualquiera sería válida. Eres capaz de ver todas las caras de la
cuestión, pero una decisión ¡es lo último en que quieres verte
envuelto! Ello te inunda de lástima hacia ti mismo por el aprieto
en que te hallas, y más tarde te justificas porque no tomaste la
decisión.
En la línea siete se produce una cierta ingratitud que surge de
la incapacidad de agradecer a Dios en el chakra de la sede del
alma, y que se exterioriza en la irreflexión, la ceguera espiritual y
la negligencia o despreocupación. Se trata de un tipo muy denso
de conciencia, potencialmente originadora de situaciones
comprometedoras. En la línea ocho, de Virgo, transmutamos la
injusticia, la frustración y la ansiedad.
En este cuadrante nos erguimos, hacemos frente y vencemos a
la personificación del mal en la antimadre, la antimateria —todos
los malos usos en el plano de la Materia, la ecología de los
cuatro cuadrantes—, la gran ramera y el magnetismo animal
empático. Tenemos que superar la perversión para con la Madre
de la conciencia de la vaca: posesiva, empática, dominante. Es
preciso que nos sobrepongamos a los usos erróneos de los
chakras de la base, de la sede del alma y del plexo solar.
Si ello no basta, contamos con el desafío de lidiar con todo el
inconsciente colectivo de la raza humana y con el residuo de
contaminación que ésta ha vertido al plano astral. Este plano está
compuesto por diversas etapas: del purgatorio a lo que se
denomina infierno. No vamos a tragarnos ese plano por
completo, sino que seremos capaces de vivir inmersos en él sin
que nos afecte.
El primer trío con que nos topamos en este cuadrante es en la
línea seis, otra vez los signos de Cáncer, Escorpión y Piscis; en la
siete, los de fuego de Leo, Sagitario y Aries; en la ocho, los de
tierra: Virgo, Capricornio y Tauro.

Erguirse, hacer frente y vencer la personificación del mal en


Antimadre
Antimateria
Gran ramera
Magnetismo animal empático
Superar malos usos del chakra de la base de la columna, de la sede del alma
y del plexo solar en la Madre
ILUSTRACIÓN 48
HÁBITOS NEGATIVOS QUE SUPERAR EN EL CUADRANTE EMOCIONAL

El cuadrante físico:
75-100 por cien

El último cuarto del reloj kármico es el plano físico. En este


caso, el desafío consiste en saldar el cien por cien de tu karma y
dominar el plano físico.
En este cuadrante deberías manifestar varios, si no todos, los
nueve dones del Espíritu Santo: palabra de sabiduría, palabra de
conocimiento, fe, dones de sanidades (curación), hacer milagros,
profecía, discernimiento de espíritus, diversos géneros de lenguas
e interpretación de lenguas11. Deberías hallarte bien afianzado
como chela del Maestro Alquimista: alquimia en el sentido de
precipitación, de realizar las obras de Jesús, las de Gautama.
ILUSTRACIÓN 49
DESAFÍOS DEL CUARTO CUADRANTE DEL RELOJ KÁRMICO Y DEL PLANO FÍSICO. SALDAR EL 100%
DE KARMA. DOMINAR EL PLANO FÍSICO

En el cuadrante físico, toda la maestría adquirida en los tres


anteriores te da abrigo. Te la has ganado, así que tienes el
derecho a manifestarla. Tus ciclos avanzan del etérico al mental,
al emocional, y tú permaneces en el físico junto a Jesús, maestro
del tiempo y el espacio, recibiendo toda potestad del cielo y de la
tierra12, puesto que estás próximo a la integridad.
Aquí alcanzas realización divina en el Espíritu Santo, al que
encarnas (Shiva el Destructor, la Impersonalidad personal). Anclas
las llamas de realidad divina en Libra, visión divina en Escorpión
y victoria divina en Sagitario: en el Espíritu Santo, en el elemento
tierra, el cuerpo físico.
El chakra del corazón se encuentra en la línea nueve del reloj
opuesta a la tres, lugar en el que empezaste a dominarlo; el tercer
ojo en la diez, opuesta a la cuatro, donde empezaste a
dominarlo; y el de la garganta en la once, opuesta a la cinco,
donde empezaste a dominarlo.
En este cuadrante debes erguirte, hacer frente y vencer a la
personificación del mal manifestada en lo que llamamos
antiespíritu, es decir, lo que va contra el Espíritu Santo. Éste ocupa
el espacio; por tanto, lo que no es santo en tu espacio es
antiespíritu, el cual se precipita por medio del Falso Profeta, los
maestros falsos, la falsa jerarquía. En el plano astral habita una
jerarquía falsa muy real. Para tener maestría sobre el astral y el
físico, es necesario que estés al corriente de sus enseñanzas y de
cómo vencerlas, cómo resistirte a ellas.13

Alcanzar realización divina


de el Espíritu Santo
Shiva
Materia
Impersonalidad personal
ILUSTRACIÓN 50
MAESTRÍA SOBRE EL CUADRANTE FÍSICO

El cuadrante físico es aquél donde te yergues, haces frente y


vences al magnetismo animal delicioso. Dejas de ser esclavo de tu
cuerpo físico, de sus exigencias, sus preocupaciones. Te
sobrepones a los malos usos del corazón, del tercer ojo y de la
garganta en el tercer, cuarto y quinto rayos secretos. Y transmutas
las energías mal calificadas de falta de honradez, intriga y
traición; lujuria, avaricia, egoísmo, narcisismo e idolatría; y
resentimiento, venganza y represalias.
Los tríos que resultan afectados en este cuadrante son los
signos de aire en la línea nueve del reloj (Libra, Acuario,
Géminis); los signos de agua en la línea diez (Escorpión, Piscis,
Cáncer); y los signos de fuego en la once (Sagitario, Aries, Leo).
Así es como manifiestas el equilibrio de la Trinidad en este
cuadrante.

Erguirse, hacer frente y vencer la personificación del mal en


Antiespíritu
Falso Profeta,
maestros falsos
Magnetismo animal delicioso
Superar malos usos del chakra del corazón, del tercer ojo y de la garganta
en el Espíritu Santo
ILUSTRACIÓN 51
HÁBITOS NEGATIVOS QUE SUPERAR EN EL CUADRANTE FÍSICO

Cincuenta y uno por ciento: el punto de


inflexión

Como ya he mencionado anteriormente, las enormes


dificultades que presenta el plano astral requieren que el punto de
inflexión sea el cincuenta y uno por ciento. Ello nos reconduce a
justo recién pasada la línea seis, en la Madre, en el viraje de Alfa
a Omega. Implica un considerable cambio de velocidad el paso
de cincuenta a cincuenta y uno. Puede ser un período muy
agitado de tu vida. La maestra ascendida Porcia ha explicado: En
cuanto llegas al punto en que estás saldando cantidades mayores de karma,
tanto personal como planetario, se te presentan las pruebas supremas de los
avatares en que la tarea que se te asigna, tras saldar el cincuenta y uno por
ciento de tu karma, es empezar a transmutar todo el plano astral, así como tu
propio cuerpo astral.

Ello nos trae a la memoria el relato procedente de la India


acerca de la mamá ardilla que reta al océano porque éste se ha
tragado a sus pequeños. Se dirige hasta el océano y lo golpea
con la cola. Gota a gota, se va apoderando de él y lo deposita
en la tierra. Pues bien, tal es la determinación de la Madre de
vencer al plano astral. Porcia prosigue con las siguientes
palabras: La razón por la cual los Señores del Karma concedieron la
dispensación para que las almas ascendieran después de saldar el cincuenta
y uno por ciento, es que el siguiente veinticuatro por ciento representa el
descenso por completo al plano astral [...]. De modo que, muchos individuos
que seguían el sendero, al llegar a ese nivel de transmutación, retrocedieron
e incluso perdieron el cincuenta y uno por ciento que habían logrado: hasta
tal punto es engañoso andar por el laberinto del plano astral.14

La noche oscura del alma y la noche


oscura del espíritu

En cuanto empiezas a penetrar el cuerpo astral, te adentras,


en realidad, en la noche oscura. San Juan de la Cruz escribió
sobre la noche oscura del alma y la noche oscura del Espíritu:
tales pruebas se desarrollan en este cuadrante del reloj.
En ocasiones, recibo cartas de chelas en el sendero que están
atravesando grandes dificultades, y lo describen como la noche
oscura del alma. De ninguna manera cuestiono el análisis que
efectúan de su experiencia personal, pero sí puedo decir que, si
bien se plasman fragmentos de esas noches oscuras con el fin de
prepararte para la intensidad de la experiencia, la plenitud de
ambas noches no se despliega sobre ti hasta que no has saldado
el cincuenta y uno por ciento de tu karma.
La prueba de la noche oscura del alma consiste en separarte
de la luz de Dios, de los maestros y de los ángeles servidores. La
«oscuridad que cubre la Tierra» es el peso del karma que retorna
a cada individuo, pues éste también está aprendiendo a
enfrentarse con el karma mundial. Ambos tipos de karma eclipsan
durante ciertos ciclos la luz del alma y, por consiguiente, el
discipulado de ella para con el Hijo de Dios. Antes de que Dios
pueda infundir gran poder al alma, hay que despojar al individuo
de orgullo. La prueba de la noche oscura puede durar horas, días
o encarnaciones, según sea la aceleración o la desaceleración de
los ciclos. Los chelas experimentan más la noche oscura del alma
que la del espíritu.
La noche oscura del espíritu coincide con la crucifixión. Es una
afluencia de una luz tan inmensa que le hace sentir a uno
completamente impuro y miserable; indigno de esa luz. Da la
sensación de que Dios está contra ti y te ha rechazado. Tanta
impureza se percibe en esta gran luz que el alma siente que
nunca volverá a ser digna de bendiciones. San Juan de la Cruz
escribió: «Conviene que primero sea puesta el alma en vacío y
pobreza de espíritu, purgándola de todo arrimo, consuelo y
aprensión natural acerca de todo lo de arriba y de abajo, para
que, así vacía, esté bien pobre de espíritu y desnuda del hombre
viejo para vivir aquella nueva y bienaventurada vida que por
medio de esta noche se alcanza, que es el estado de la unión con
Dios».15
Durante la noche oscura del espíritu, el karma planetario y la
iniciación crística eclipsan la luz de la Presencia YO SOY. Jesús
afrontó esta prueba cuando, en la novena hora, llamó a gran voz:
«Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?» (que significa: «Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has desamparado?»)16. Se trata de quedar
totalmente aislado de la Presencia Divina y del Yo Crístico, y
sostener tu energía tan sólo con la luz y el logro que has
acumulado en el chakra del corazón y los demás chakras por
medio de saldar tu karma.
Entrar en el plano astral es algo parecido a arrastrarte
lentamente por la cloaca del planeta. Lo único que alumbra tu
camino es la llama de tu corazón y el karma que has saldado. La
llama representa la Hermandad, la enseñanza y todo lo que has
acopiado del sendero. Es suficiente para atravesar esta faceta
más densa de tu karma, si confías en ello. Pero si te sumerges en
las dudas, puede que te hundas bajo las olas del cuerpo
emocional, como le ocurrió a Pedro.17
Al ingresar en este cuadrante, descubrimos que la integridad
de Alfa y Omega en nuestro interior ha sido reemplazada a
niveles subconscientes por falsas imágenes de Padre y Madre,
que hemos heredado de nuestro linaje ancestral; y este residuo
yace en el subconsciente. Puesto que nos sometemos a las
iniciaciones de los cinco rayos secretos, nos colocamos en este
cuadrante cara a cara con las perversiones de Alfa y Omega,
representadas en la energía del T’ai Chi que da vueltas.

Dos caballas en el subconsciente

Cabe contemplar el T’ai Chi como dos peces uno frente al


otro, cada uno con un ojo y una cola. Este animal es asimismo el
símbolo de la dispensación pisciana. Se dibuja en forma de dos
arcos, que al cruzarse forman la cola. Cada uno de ellos
configura también la mitad del caduceo, las energías del Padre y
de la Madre entrelazadas.

Al observar el subconsciente de los chelas y de la humanidad,


he visto en él el punto focal de la perversión del Padre y de la de
la Madre manifestada en forma de dos caballas (por raro que
parezca...). ¡Nunca se sabe lo que va a surgir de ese
subconsciente!
Las caballas simbolizan el mal uso del caduceo, el mal uso de
Piscis, el mal uso de la conciencia crística. Consiste en aceptar
nuestro origen en los padres humanos.
Así pues, da la sensación de que tenemos en el subconsciente
dos caballas no digeridas. ¿Qué sucede con ellas? Ahí están,
depositadas en el cinturón electrónico.
Bien, sabes que debes pasarlas por la llama violeta. Pero
hace falta algo más. Tienes que deshacer el concepto, el núcleo
de lo que ha generado esta circunstancia. Puedes dedicar el día
entero a recitar la llama violeta, pero hasta que no rindas tus
caballas, ¡no te vas a librar de ellas! Así que has de saber que
ahí están.

ILUSTRACIÓN 52
DOS CABALLAS EN EL SUBCONSCIENTE SIMBOLIZAN LA PERVERSIÓN EN EL PADRE Y EN LA MADRE

Linaje humano, ancestros humanos,


karma humano
Debemos abandonar ese sentimiento de tener un linaje
humano. Los seres que eran realmente libres figuran en el Antiguo
Testamento, cual es el caso de Melquisedec: «Nada se sabe de su
padre ni de su madre ni de sus antepasados; ni tampoco del
principio y fin de su vida»18. Es una clave muy importante para la
maestría de este cuadrante. Lo que significa es que Melquisedec
eliminó el concepto de un linaje y unos ancestros humanos. Al
transmutarlo, dejó de ser el heredero del karma humano de sus
padres, sus abuelos, etc.
Lo peor del caso es que ¡hay caballas dentro de caballas!
Tienes abuelos por ambas partes. Una caballa representa a tu
madre; la otra, a tu padre. Luego están los padres de tu madre y
los de tu padre, y tú eres el heredero de su creación humana y de
sus patrones humanos, los cuales exteriorizas por medio de tus
genes y cromosomas. Y también hay otras pequeñas caballas
dentro de aquéllas, ya que cada uno de esos abuelos tenía a su
vez padres.
Lo que necesitamos es asimilar nuestra percepción del Dios
Padre y Dios Madre en el Yo. Al asimilar los atributos y virtudes
de Alfa y Omega —y ello incluye el reloj entero, las dos mitades
del todo, el T’ai Chi, el Espíritu y la Materia— nos convertimos en
nuestros propios Padre y Madre. En cuanto lo conseguimos
(puesto que somos Padre, somos Madre, Dios Padre/Madre en
manifestación) somos capaces de pasar por el aparato digestivo
del subconsciente, esto es, por los elementos no deseados de los
aspectos irreales de padre y madre que hemos heredado.
Puede que nuestros padres poseyeran un alto grado de
interiorización del Dios Padre/Madre en ellos, y que nos
transmitieran dicha virtud. Tal percepción permanece recogida en
el cuerpo causal, de manera que quizá todo cuanto veamos en el
cinturón electrónico sea la programación negativa. Así pues, tal
vez supongas que has heredado un aspecto muy bueno de ellos
puesto que fueron el vivo ejemplo de amor, obediencia,
sabiduría, una buena preparación religiosa, obediencia y honor,
y tantas otras cosas.
Mas, así que empezamos a examinar la relación con nuestros
padres, descubrimos que subsiste un tira y afloja de sustancia
kármica en forma de rebeldía, resentimiento, odio, antipatía,
irritación, sentimiento de injusticia, egos compitiendo unos con
otros, etc. Todo eso menos bonito de la relación con los padres
(comoquiera que ellos tampoco tuvieron una relación tan
maravillosa con los suyos) es lo que se diluye en esas caballas
dentro de caballas, al igual que sucede con el linaje humano, con
los patrones hereditarios.
Mientras nos hallamos inmersos en la llama violeta da la
sensación de que nos envuelve por completo el sentimiento de
familia humana. Y ¿no es cierto que eso mismo ocurre en la vida
real? A veces la familia nos domina tanto que no podemos ser
libres para saldar nuestro karma. Al invocar la llama violeta se
nos revela, poco a poco, que podemos consumir la sustancia de
esta generación.

El árbol ancestral

Las caballas producen con su manifestación lo que


denominamos el árbol ancestral. En cuanto invocamos la llama
violeta, ésta aborda simultáneamente el árbol ancestral así como
las caballas, es decir, la conciencia del linaje de donde
procedemos.
Es un árbol muy complejo. Está compuesto de capas y capas,
y sus raíces penetran y envuelven al planeta. Se trata de vínculos
kármicos; todas esas raíces son conexiones con otras corrientes
de vida. Los hindúes afirman que hemos sido el padre, la madre,
el hermano y la hermana de todo el mundo; y así sucesivamente.
Hemos tenido tantas encarnaciones que todos estamos
relacionados. Buda señaló que en los numerosísimos y variados
intervalos de vida de cada individuo, cualquiera de sus
semejantes ha contado con su estima en uno u otro momento.

ILUSTRACIÓN 53
LA LLAMA VIOLETA Y EL RELÁMPAGO AZUL PUEDEN DISOLVER EL LINAJE HUMANO DEL ÁRBOL
ANCESTRAL

Es preciso invocar la llama violeta y la acción del relámpago


azul a fin de abordar el linaje humano y el árbol. Mientras haya
un árbol ancestral, habrá caballas. Mientras haya caballas, habrá
árbol. La llama violeta constituye nuestra salvación, nuestra
esperanza, nuestra vida, la acción del Espíritu Santo. ¡Y nos
libramos del sentimiento de linaje! A medida que vamos dando
dentelladas al concepto humano de los padres, transmutamos esa
energía. Asciende al cuerpo causal, y alcanzamos cada vez una
mayor percepción de Padre y Madre en el Yo.
Cuando invocamos que la luz de Dios derribe el árbol
ancestral y transmute las caballas dentro de caballas, descubrimos
que toda esta sustancia en nuestro cuerpo astral, en nuestro
subconsciente, ha enterrado nuestra verdadera identidad de Dios
Padre/Madre. Y, muy al fondo, las raíces del árbol han rodeado
—y en su extremadamente anudada expresión no sólo rodeado
sino enterrado por completo— un huevo azul.

ILUSTRACIÓN 54
AL TRANSMUTARSE EL ÁRBOL ANCESTRAL APARECE UN HUEVO CÓSMICO AZUL

El huevo cósmico azul

Es un huevo cósmico azul. Se trata de nuestro T’ai Chi en la


Materia, de nuestro Dios Padre/Madre. El linaje humano y el
karma del árbol ancestral han enterrado a nuestro verdadero
Padre/Madre. Todos los genes y cromosomas han impedido que
se manifestara, y hasta que no nos hemos purificado, han influido
en nuestra vida.
Una vez que hemos derribado el árbol y aniquilado las
perversiones, actúa la llama violeta removiendo el obstáculo, y
libera al huevo, que ya puede subir. Durante el proceso de
transmutación —la acción de la llama violeta— todos los átomos
y moléculas de energía han pasado por la espiral para
repolarizarse con respecto a nuestro propio Gran Sol Central, la
Presencia YO SOY individual, el centro de esa Presencia, el núcleo
de fuego blanco (ilustración 56).
Por tanto, cada vez que invocas la llama violeta y el
relámpago azul, la energía es derribada y circula de vuelta al
Gran Sol Central. Esas partículas se elevan por encima del núcleo
ígneo, avanzando en el sentido de las agujas del reloj, hacia el
centro del Ser, de forma que tú obtienes mayor luz en tu cuerpo
causal. Como sabes, ello no acontece de súbito, sino cada vez
que utilizas los mantras y decretos de llama violeta.
Ahora que el huevo está al descubierto, el Ángel de la
Presencia lo toma y lo lleva, no al árbol ancestral, sino al Árbol
de la Vida19. El ángel lo deposita en él con sumo cuidado, de
modo que pasa a ser el centro de ese Árbol, el cual, junto con sus
ramas, representa tu cuerpo causal, el Dios Padre/Madre
firmemente plantado en el centro. Es el momento de hacer que el
cuerpo causal se manifieste (ilustración 55).
Observa los «doce frutos»20 del Árbol de la Vida que se
manifiestan a modo de joyas y piedras preciosas, los frutos de las
buenas obras en las doce esferas del cuerpo causal.
Vemos, a continuación, el hermoso huevo azul centrado arriba
en el plano de la Presencia YO SOY. Nos movemos hacia el centro
de nuestra conciencia superior forjada y adquirida en la Materia
porque hemos percibido los desafíos implícitos en el cuadrante,
toda vez que sabíamos lo que era necesario transmutar.
ILUSTRACIÓN 55
EL HUEVO CÓSMICO AZUL EN EL CUERPO CAUSAL Y LOS DOCE FRUTOS

Nuestro verdadero árbol familiar

¡Qué gran dádiva de la Madre María y del Espíritu Santo


sería que supiéramos cómo abordar las caballas, cómo abordar
el árbol ancestral para alcanzar esa gloriosa conciencia más
elevada!
La conciencia superior no es una neblina; es un perfil muy
definido de Dios. Este árbol es el verdadero árbol familiar. Es la
familia de los maestros ascendidos, los chelas en el sendero y los
devotos. Es nuestra verdadera familia del grupo místico de Dios
en la Tierra y en el cielo.
ILUSTRACIÓN 56
ÁTOMOS Y MOLÉCULAS DE ENERGÍA RETORNAN AL NÚCLEO DE FUEGO BLANCO PARA
REPOLARIZARSE

Convertirte en el árbol de la vida

El huevo en el centro del Árbol de la Vida es el núcleo de


fuego blanco. Cuando tu cuerpo causal muestra esa apariencia,
los pájaros vienen por el aire con el propósito de anidar en él*.
Tales son las aspiraciones de la humanidad, de los peregrinos en
el sendero. Millones de personas pueden vivir del logro en tu
cuerpo causal, que tú presentas igual que hizo el Buda. Con esa
maestría te tornas el Árbol de la Vida ante la humanidad.
Al bajar por el tronco del Árbol de la Vida, pasamos por lo
que llamamos «el cordón cristalino» de la Presencia YO SOY. En el
plano del Cristo existe la misma percepción del Dios
Padre/Madre en el Yo Crístico, dibujada por medio de otro
huevo cósmico azul (ilustración 57).
Así, llegamos a las raíces del Árbol de la Vida, que son el
antakarana, el patrón, el proyecto original cósmico destinado a
manifestarse en el cinturón electrónico. La plasmación en estas
raíces del Árbol de la Vida en lugar del árbol ancestral muestra
que estás totalmente desapegado del sentimiento humano de los
ancestros, del sentimiento humano de herencia biológica.

ILUSTRACIÓN 57
EL ÁRBOL DE LA VIDA

«EN MEDIO DE LA CALLE DE LA CIUDAD Y A UNO Y A OTRO LADO DEL RÍO ESTABA EL ÁRBOL DE
LA VIDA, QUE PRODUCE DOCE FRUTOS, DANDO CADA MES SU FRUTO; Y LAS HOJAS DEL ÁRBOL
ERAN PARA LA SANIDAD DE LAS NACIONES». [APOCALIPSIS 22:2]

Te sientes libre y, sin embargo, profundamente agradecido al


linaje de hijos e hijas de Dios que te han precedido en cuanto a
encarnar al padre, a la madre, y han portado la semilla y el
huevo, los genes y cromosomas de Alfa y Omega a través de los
cuales el genio del Cristo se ha transmitido hasta ti conforme al
descenso del Espíritu Santo por tu familia de generación en
generación.
Todas las venas de la conciencia, que van a desembocar al
ígneo núcleo del planeta, atraen las virtudes, toda la maestría
acumulada de los cuerpos causales de quienes se han superado y
han obtenido maestría crística en la Tierra. Eres liberado de tus
orígenes en la Materia, en la creación humana, y te resuelves a
ser totalmente un hijo de Dios. Se te aparta del todo de la
conciencia de las masas, de manera que en tu subconsciente, en
tu cinturón electrónico donde vimos las caballas, ahora pasas a
tener el foco de este huevo cósmico azul del Dios Padre/Madre.
Atravesar el proceso consistente en identificar esa sustancia y
extirparla entraña en sí algo parecido a la cirugía. Se asemeja al
proceso del destete, sobre todo cuando es consciente. Aunque no
siempre lo es, ya que la llama violeta puede transmutarlo por ti, si
bien es difícil separarse de la familia a causa de los vínculos
empáticos.
Se trata de la estrecha línea que separa el honor, la
compasión y los lazos del corazón que jamás pueden romperse,
de la empatía, la dominación y el aspecto posesivo que hay que
eliminar si el alma ha de levantar el vuelo, algún día, con
respecto a los amarres terrenales. Ahora estás en clase con
Melquisedec; «nada se sabe de su padre ni de su madre ni de sus
antepasados; ni tampoco del principio y fin de su vida. Y así, a
semejanza del Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre».
Con tal grado de logro, con haber saldado esta parte de tu plano
astral, qué siervo de Dios puedes llegar a ser...: una clara celosía
del Árbol de la Vida en la Tierra.
Juan obtuvo la visión de nuestro árbol. Lo expresó así:
«Después me mostró un río limpio, de agua de vida,
resplandeciente como cristal, que fluía del trono de Dios y del
cordero»21. En esto te tornas al permanecer en la llama violeta. Es
la parte inferior del ser convertida en esferas de luz. «En medio de
la calle de la ciudad y a uno y otro lado del río estaba el árbol de
la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las
hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.»22

Otra gráfica de tu Yo Divino

Ésta es, por tanto, otra forma de ilustrar la gráfica de tu Yo


Divino. La Trinidad, de nuevo —Padre, Hijo y Espíritu Santo—
alineada perfectamente. Dentro de ti se encuentran los cuatro
cuadrantes de la Materia: el Dios Padre/Madre, el Cristo y el
Espíritu Santo. Puedes entender ahora por qué dije que el
cuadrante físico es una pendiente de bajada una vez que has
alcanzado esta maestría, puesto que ya posees todo ese logro.
Debes llevar a término el ritual entero de limpiar el árbol
ancestral antes de saldar el setenta y cinco por ciento de tu
karma. Así, incorporas toda tu maestría al plano físico, donde
realizas los experimentos científicos de Jesús y pasas por las
iniciaciones de la transfiguración, la crucifixión, la resurrección y
la ascensión.
Jesús llevó a cabo el ritual de saldar casi el cien por cien de
su karma incluso antes de su encarnación final, en la cual reveló,
gracias a la transparencia de su alma, la imagen del Hijo de
Dios. Y sin embargo, tuvo que dar muestra de ello otra vez. Tenía
que reconfirmar su victoria.
«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y
extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: Éstos son mi
madre y mis hermanos, pues todo aquel que hace la voluntad de
mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y
mi madre.»23
EL ÁRBOL DE LA VIDA
Capítulo 11
Dividir el camino
Maestra ascendida Leto

La maestra ascendida Leto trabaja con buscadores de todas


las edades y sobre todo con niños y jóvenes que desean
recorrer el sendero espiritual y comprometerse en el servicio
a la humanidad. Científica en la Atlántida y más tarde
mística en la China, consagró sus energías a la
precipitación de la llama de la verdad. Es una verdadera
científica del Espíritu y enseña a los estudiantes a
abandonar conscientemente el cuerpo y entrar de nuevo a
voluntad, así como a valerse de las experiencias en los
retiros de los maestros obtenidas mientras el cuerpo físico
duerme.
En este discurso, Leto nos proporciona la clave para tomar
decisiones correctas en cada fase de nuestras iniciaciones a
lo largo del reloj cósmico.

Yo, Leto, acudo desde las profundidades del amor a petición


de Saint Germain para estar aquí con vosotros, provista de la luz
de la Madre Cósmica que entra ahora a vuestro corazón.
Desearía permanecer en él junto con el Señor Gautama a fin de
instruiros en los principios de la ley divina, a fin de impartiros,
desde el campo cósmico de Omega, lo que procede del Señor
Maitreya.
La enseñanza que nuestro Señor os ha traído, amados, se
presenta como una espada, que no sólo separa la luz de la
oscuridad, sino a hermano de hermano, ya que tan sólo la
espada de Maitreya es capaz de mostrar la simiente del malvado
al lado de la de Cristo. Así pues, la enseñanza debe ser
progresiva. Porque en respuesta al llamado pidiendo juicio,
también acuden el instructor cósmico y la enseñanza que divide el
camino. Por eso mi discurso de hoy lleva por título «Dividir el
camino».
Con cada nueva disertación de la Escuela de Misterios,
descubrís, amados, que se toma a uno y se deja a otro, se reúne
a uno en el corazón de la montaña, donde los discípulos se
encuentran con el Señor, y al otro se le deja arreglárselas a solas,
sembrando y recogiendo en los campos del karma mundial. Por
consiguiente, enteraos, amados, de que el retorno de la Escuela
de Misterios únicamente puede significar que el ángel con la
espada llameante que mantiene el camino del Árbol de la Vida se
erguirá y exclamará a quienes no sean dignos del maestro y de la
enseñanza: «¡No pasarás aquí! ¿Quién anda? ¡Que sean atados
el ladrón y el salteador! Dejad entrar a aquél cuyo árbol está
repleto de frutos de justicia, que anda cargado con el fruto
maduro».
Os estoy hablando de dividir el camino en la conciencia.
Porque cuando aparece la verdad vestida de maestro y
enseñanza de la Madre Divina, de Sanat Kumara, crea una
presencia en la vida de uno que le incita de continuo a elegir
entre tal o cual pensamiento, tal o cual línea de acción, tal o cual
ideología que se le ofrezca o que haya abrazado el alma durante
muchos siglos. Los andares de un individuo, su postura, el
balanceo del brazo y el ladeo de la cabeza revelan, todos ellos,
la inclinación de un alma hacia un determinado tipo de error o de
verdad, de justicia propia o del Señor.

Fórmula para dibujar el camino


Así pues, quisiera hoy brindaros lo que llamaríais una
fórmula, si bien ya hemos dicho que el sendero de la ascensión
no puede reducirse a tal. No es, por tanto, absoluta, mas os
guiará cuando no sepáis hacia dónde ir.
Amados, cuando lleguéis a la encrucijada de la vida, para
saber qué dirección tomar, la de la derecha, la de la izquierda o
bien recto hacia adelante, debéis determinar ante todo dónde os
halláis —¿quién soy? Situarse, pues, conforme a la dirección que
señala la brújula resulta más preciso que hacer conjeturas sobre
las elecciones a la vista.
Sin las estrellas que indiquen el camino, o la brújula, el
hombre queda a la deriva, a menudo a merced de las fuerzas
que desearía evitar. Conviene percatarse, por consiguiente, de
que si las elecciones se ponen de manifiesto con claridad en cada
fase del camino, y en cada una de las etapas sabéis con certeza
dónde de la red de la vida os encontráis, en tal caso, amados,
seréis leales a vuestro Yo Superior y superaréis las iniciaciones
que de cierto requieren en ocasiones un sacrificio mayor de lo
previsto. Es verdad que uno puede hacer los sacrificios que prevé,
pero con frecuencia en el sendero del discipulado es lo
inesperado lo que se transforma en la prueba no superada.
Os digo, por tanto, que avancéis con la ciencia que os traigo.
Añadid al conocimiento de vuestro reloj cósmico personal un
nuevo modo de saber cuándo estáis en la y [la encrucijada] y por
qué ésta es tan importante.

Misterio revelado de la Madre Divina


Amados, los misterios lo son hasta que se descubren. Os
revelo uno de la Madre Divina desde el corazón de Maitreya, a
fin de que vosotros descubráis el siguiente. Os corresponde a
vosotros descubrir el misterio que se encuentra más allá de éste
mío. Se trata del misterio del yo, de vuestro yo, y de adónde vais.
Porque, amados, cuando preguntéis por la senda del maestro, de
la madre o del padre, si la voluntad no se aferra al Yo Superior,
aunque se sepa el camino, no será el que se tomará.
Ahora bien, vamos a ver, en cuanto las elecciones están a la
vista, cuál es el mejor camino que hay que tomar y cuál, el que
debe rechazarse, si bien muchos de vosotros a menudo habéis
optado por este último y rehusado el primero, no debido a
disposición o deseo del corazón sino a ignorancia básica, sin
duda alguna.
Yo soy vuestra amiga de la luz y maestra, y sirvo en el
segundo rayo, el de la iluminación, la poderosa luz del sexto
rayo. Así que nosotros dos juntos y muchos otros pueden seguir
este curso. Podéis recordarme como la instructora de vuestras
llamas gemelas. Os prometo que esta enseñanza se imparte a
niveles internos a vuestra llama gemela a la vez que yo os estoy
hablando [...].
Amados, tal vez la vida os resulte un círculo infinito, pero
esperamos que no sea así... Porque el círculo debe ser una espiral
que sube; de lo contrario, no sería otra cosa que pura rutina o
incluso una vida de caos. Estoy segura de que no deseáis que
esta vida quede grabada cual perpetuo tiovivo. Para multitud de
personas ello es así, y pasan al otro mundo sin ningún tipo de
pesar, de arrepentimiento, aun cuando ven que han dado vueltas
y más vueltas en busca de diversión. Han actuado como
jugadores. Qué lástima ser un producto fortuito del destino... Qué
pena extraer de la diversión la luz que debería conservarse para
el impulso de la espiral ascendente...
Cada día construís una espiral que remonta el altar vertebral,
amados. Espiral tras espiral, piso tras piso, estáis construyendo un
poderoso imán de identidad. Con firmeza y constancia, estáis
erigiendo un pilar de individualidad. Observad, pues, cómo
gracias a esta técnica las espirales pueden ser infalibles.

Pruebas del trío de agua

Fijaos ahora en el triángulo en cuestión. Es el trío de los


signos de agua que convergen en Cáncer. Aisladlo y
contempladlo. Cada punto del triángulo es una V. Al mirar cada
punto, podéis ver que el árbol del yo de cada V forma una Y. En
cada puerta de estas tres jerarquías solares, hombre, mujer o niño
pueden hacerse la pregunta: «¿Por qué estoy aquí? ¿De dónde
vengo? ¿Adónde voy?».
La posición en el punto del trío es siempre la Y. Situados, por
tanto, como estáis a día de hoy a la entrada del Sol en la
jerarquía de Cáncer*, estáis colocados en el punto de la línea
seis del reloj. A vosotros corresponde escoger el sendero de la
izquierda o el de la derecha. Ésta es la fórmula: elegir el camino
de la derecha de la maestría divina en la jerarquía de Piscis o el
de la izquierda en la de Escorpión, el camino del yo caído, del
egoísmo y el narcisismo.
Dirigirse hacia la izquierda en Cáncer constituirá en todo
momento la iniciación de Escorpión y de la línea de este signo
relativa a la indulgencia para con una preocupación excesiva por
uno mismo y el derroche de la luz. El sendero de la derecha,
cuando os encontréis en la jerarquía de Cáncer, siempre revertirá
en la elección de la maestría divina sobre ese yo egoísta.
Ahora bien, cuando avancéis hacia la posición de Escorpión
en este trío (ya sea en el año solar de vuestro planeta o de vuestra
carta natal), cuando paséis por este signo, estaréis situados en
Escorpión. La Y que se erigirá en la elección durante ese ciclo de
Escorpión, sea un día, un mes o un año, consistirá en seguir el
sendero de la izquierda de miedo, dudas y cuestionamientos
humanos en Piscis, o el de la derecha de la armonía divina en
Cáncer.
Por ende, la fórmula que descubrimos señala que, en cada
línea del reloj, la tentación que frustraría vuestra victoria a la
derecha sería la energía mal calificada del trío que se forma a
partir del signo a la izquierda. Por ejemplo, supongamos que
estáis ahora en la línea dos de Piscis, quizás en vuestro año o en
vuestro mes. Ya sabéis cuál es la meta de Piscis: es un punto de
apoyo para el logro, para conseguir, a vuestra derecha, visión
divina. La labor que se os ha asignado desde la base de la
maestría divina es alcanzar la visión divina. Mirad a la izquierda.
Lo que os privará de vuestra victoria, que tal vez sea una sutil
elección del sendero de la izquierda, son las perversiones de la
armonía divina en la línea seis del reloj, es decir, la indulgencia
para con la lástima de uno mismo, la justificación, la indecisión,
el caos y la confusión; todas ellas perversiones de esta línea. Así
pues, la perversión de la izquierda impide la victoria en la
derecha.
Cuando vais por el camino de la espiral descendente que
conduce y culmina en el mal uso del chakra de la base, no podéis
ir al mismo tiempo por el sendero de la derecha —visión divina—
de la elevación del fuego sagrado en el Ojo omnividente de Dios.
Ello deviene más gráfico en cuanto comprendéis el giro que se
produce en la senda de la vida. Al hacer la elección en esta
senda, es poco fácil, por no decir imposible, recuperar la posición
anterior y reafirmar la otra elección.
Las vidas son lineales. Los errores, una vez cometidos, pueden
transmutarse y trascenderse con nuevos actos, mas pocos pueden
reconducirse al punto en que se cometieron. Porque los ciclos
cósmicos avanzan y el poderoso círculo de la vida da vueltas. A
medida que recorréis las jerarquías del sol y las estaciones de la
cruz, el reloj cósmico no permanece estático. Él también da
vueltas. Al igual que sucede con tantos otros ciclos dentro de
vuestro ser, sistema y cuerpo causal. De modo que existe una
vasta astrología de la configuración y de la unión de círculos de
luz y fuerzas.

Pruebas del trío de tierra

Tomad como ejemplo la gran maestría divina que se os


requiere en este momento del trío de tierra. O el poder del Buda
Gautama. O las jerarquías del Gran Director Divino, de Godfré.
O el poder de la línea de la justicia bajo el mando del Señor
Lanto y los numerosos maestros de la luz. La maestría en la tierra,
amados, afronta los desafíos del ciclo oscuro del karma
planetario. La maestría sobre la tierra es deficiente; de ahí la
contaminación de cuerpo, mente, elementos y alma.
Cuando llegáis al ciclo de iniciación en la jerarquía de
Capricornio, al inicio de vuestro año de cumpleaños y de la casa
planetaria, hasta ese momento habéis considerado que vuestro
desafío es de poder divino, y ciertamente así es. Pero en cuanto a
la elección en la Y —la elección que realiza el iniciado avanzado
a fin de optar por convertirse en el Cristo o bien encarnar el
morador en el umbral— se trata de poder ya desarrollado en
muchos ciclos previos que le habilita a uno para escoger el
sendero de la derecha de la justicia divina contrapuesto al de la
izquierda de desobediencia, terquedad y desafío de la Ley.
Así pues, muchos anillos en el tronco del Árbol de la Vida,
muchos anillos del cuerpo causal, exigen que cada hora en el
reloj se torne ahora el trampolín de la victoria. Investidos de ese
poder divino debéis preguntaros: «¿Voy a convertirme en la
plenitud del Cristo cual abnegado siervo de la luz en todos los
individuos? Y, por obra de ese poder divino, ¿avanzaré para ser
paladín de la causa de la justicia divina y humana? ¿O utilizaré
ese poder para exaltarme en el signo caído de Tauro cual rebelde
contra esa cristeidad?».
Veamos, por consiguiente, que la elección de la Y tan sólo se
presenta cuando uno posee el logro en la posición donde se
encuentra. Porque el logro es la acumulación de luz en cada
punto del reloj, de manera que el logro pasa a ser la elección, el
modo de emplear el fruto maduro del Árbol de la Vida, ya sea
consumiéndolo para la gloria del ego, ya sea partiendo el pan de
la vida o compartiendo ese fruto a fin de que otros puedan
participar de esa cristeidad.
A su vez, en la Y de Tauro, cabe optar por el camino de la
derecha de poder divino ejercitando, así, la obediencia a la ley
divina, con el propósito de alinear el poder como voluntad de
Dios con respecto a la gloria de Dios en cada empeño. Lo que
evitará esta victoria es la espiral descendente del camino de la
izquierda, al escoger la perversión en la jerarquía de Virgo, lo
cual acarrearía ser indulgente para con el sentimiento de
injusticia.
Amados, hay individuos en este planeta, dentro y fuera del
sendero, que podríais comparar con un juguete que funciona
dándole cuerda. Se pasan el día mencionando injusticias hacia
ellos y hacia otros, condenando a sus líderes por injusticias. Están
atrapados en una espiral, o cabría decir un enredo formado por
el mal uso en la línea de Virgo. Así que abrazan cada causa;
pero al llegar al corazón de ésta suelen rechazarla y también al
líder por injusto.
El sendero de la izquierda suele constituir, por tanto, el
derroche de la luz de la divinidad, o incluso el despliegue de un
agresivo ataque contra la luz de los portadores de luz que han
alcanzado la victoria divina en el correspondiente sendero de la
derecha, el cual en el caso que nos ocupa es el del poder divino
de la mano del Gran Director Divino.

Pruebas del trío de aire

Así pues, esta fórmula es fácil de entender. Cuando lleguéis a


una nueva línea del reloj, dibujad el trío. Analizad las técnicas y
el conocimiento necesarios para la maestría sobre los signos y
chakras correspondientes a esos puntos.
En Acuario, Libra y Géminis afrontaréis el desafío del signo de
aire, esto es, la mente diamantina de Dios. Dondequiera que os
encontréis de este trío, vuestro desafío siempre consistirá en
dominar el elemento aire: en un punto, por supuesto, en el cuerpo
de fuego; en otro, en el de aire; y en otro, en el de tierra.
La Y de Libra presenta la elección del sendero de la derecha
en la jerarquía de Géminis —sabiduría divina— capaz de
desbancar, no sólo el sendero de la izquierda del acuariano
caído, erigido aquél en el antiamor, el leve desagrado, la crítica,
o cualquier forma de antagonismo para con la persona que
represente al hombre o la mujer de la era de Acuario, sino
también en las fuerzas básicas de la envidia, los celos y la
ignorancia que os impiden valeros de la sabiduría divina que
tenéis acumulada, para obtener la victoria del sendero de la
derecha. Comoquiera que habéis elegido numerosas veces en
eras pasadas, la victoria del sendero de la derecha en Géminis
deviene en un punto de apoyo para la victoria, y un vuelco en las
elecciones erróneas del pasado basadas en el sendero de la
izquierda en cualquiera de los puntos del trío.

El trío es una trinidad de victoria

El trío, como sabéis, es una trinidad. Es una fuerza tremenda:


el triángulo equilátero. El mayor poder que poseéis de la victoria
divina de los tríos es el equilibrio de la llama trina en cada uno de
esos signos. Al estudiar el significado de los chakras —en este
caso son la sede del alma, el chakra del corazón y el de la
garganta—, en cuanto comprendáis la combinación de ellos y
cómo deben armonizarse y traerse a la cima de la victoria del
poder del tres por tres (tres en cada lado de la llama trina), os
percataréis de que de cada trío salen líneas de fuerza que se
unen en el centro de vuestro reloj cósmico. En cuanto os
aproximáis al centro, lleváis con vosotros la ofrenda de vuestra
victoria.
Así, debéis entender que las enseñanzas de los misterios
señalan que, en un momento determinado de la vida, el individuo
llegará a la Y. En ese punto deberá elegir entre glorificar a Dios o
al yo inferior.
Comprenderéis que se trata en realidad de una sucesión de
elecciones. Durante algunas de las vueltas que dais alrededor del
reloj cósmico año tras año, vida tras vida, hacéis pequeñas
elecciones, las cuales construyen espirales y hábitos: la de
permitirte el miedo y la duda en Piscis en lugar de la victoria de la
luz en Cáncer, el odio y las creaciones del odio en la línea de
Acuario en lugar de la sabiduría divina de Géminis; todas esas
elecciones pueden ser indulgencias con las que acopiáis karma.
Éste, una vez acumulado, se convierte en el morador en el umbral
dentro del reloj cósmico del cinturón electrónico. Ese morador en
el umbral constituirá un hábito acumulado que habrá que vencer
en la última elección, cuando se elija la cristeidad, cuando se
elija a Dios; o bien al yo inferior.

Prever la victoria de cada mes

Por ello es buena idea valerse del decreto para el reloj


cósmico*. Es buena idea, amados, limpiar las líneas del reloj
cuando se inician los ciclos. Ya sabéis que el ciclo del Sol se abre
cada mes con el cambio del Sol. En ese momento, todas las
experiencias en la jerarquía de Cáncer, tanto a escala personal
como planetaria, os abren las puertas para transmutar lo
negativo, para ensalzar o multiplicar lo positivo. Debéis, por
tanto, apresuraros y comprender que el trabajo que se presenta y
la oportunidad de llevarlo a cabo se acomoda a esos ciclos.
Cuando erijáis monumentos de logro a vuestra poderosa
Presencia YO SOY, los hallaréis aguardándoos para el momento en
que aquí abajo necesitéis máximos refuerzos y fortaleza cósmica
capaces de conduciros a vuestra victoria. Porque en cuanto elijáis
—pongamos por caso, al afrontar la Y en Sagitario— el camino
de la derecha de Leo, todas las fuerzas del cinturón electrónico
mal utilizadas en la línea tres de Aries harán acto de presencia.
Y, en cuanto éstas se extiendan, se dará rienda suelta a los malos
usos de la luz en las líneas siete y once.
Este diagrama os permite comprender que os espera un
premio al final de cada ciclo de un mes. Es un premio de luz y un
grado de logro. Al comienzo de un nuevo signo de vuestro año,
mes o del signo solar de la Tierra, preved con alegría vuestra
victoria. Avanzad con la armadura y descended a la fosa sin
fondo de vuestro cinturón electrónico con el propósito de aniquilar
a las fuerzas que perviven en esa línea, de verter montones de
llama violeta en esos agujeros, de dirigir rayos de relámpago azul
asimismo para desalojar esa sustancia; sin daros por satisfechos
hasta haber implorado con intensidad a Ciclopea a fin de que
ponga al descubierto aquello que pueda arrojarse al fuego
sagrado.

Comprended los ciclos de vuestro día

Vamos a combatir, pues, por una causa justa: la victoria en


cada ciclo de veinticuatro horas. No con el fin de abrumaros,
amados, sino de familiarizaros con las complejidades de las
matemáticas del libre albedrío, es por lo que debo deciros que a
cada hora, a cada minuto, cada ciclo de veinticuatro horas, estáis
haciendo tales elecciones en cada línea del reloj.
Ello os permite entender los ciclos del día: cuándo os sentís
más fuertes, cuándo tenéis las energías bajo mínimos, cuándo
poseéis maestría, y cuándo os resulta difícil concentraros o no
estáis en un momento óptimo. Reunid conocimiento. Concentradlo
todo: los conocimientos sobre salud, volver a crear los cuatro
cuerpos inferiores, centrar la luz. Dejad que la aplicación de la
ley de la ciencia del ser os proporcione el máximo fortalecimiento.
La alquimia del cuerpo físico es del todo necesaria en este
sendero de logro. Es difícil elegir correctamente cuando estáis
desnutridos o sin el suficiente prana.
Por tanto, observaos y ofreceos todo cuanto os haga falta
para recibir victoriosos al nuevo día y a cada hora del día, y no
para imponer exigencias a vosotros o a los miembros de la
familia, o a los niños, cuando os consta que alguno de ellos se
siente débil o bajo de energía; antes al contrario, dando apoyo
en ese momento, ya sea con oraciones, con descanso o
cambiando de actividad. Poneros presión y luego descubrir que
las energías explotan y se descontrolan, y que el proceso se repite
a diario, sirve tan sólo para caer en la trampa de tomar una
decisión no querida o no deseada a la vera del sendero de la
izquierda, a la postre con el resultado, amados, de que el ciclo
repetitivo ha creado un monstruo negligente que aguarda con el
objetivo de privaros de vuestra victoria en tales elecciones.
Así pues, el poder de la victoria de un trío engendra otra. En
ocasiones, las cartas astrológicas combinadas de los miembros de
una familia o gurú y chela o esposo y esposa, producen un gran
trío que denota fortalecimiento recíproco a fin de encarar las
pruebas decisivas de la vida. Ello es indicativo de que la empresa
en cooperación —de un negocio o de una comunidad como la
que podéis crear— es capaz de triunfar al contar con la fortaleza
combinada de sus miembros.
En vuestro cuerpo causal de luz, los miembros de esta
comunidad estáis destinados a reforzar no sólo cuatro, cinco o
diez tríos de luz, sino 360 grados de tríos ya formados, y otros
tantos en el proceso, hasta el infinito. Un mandala se halla
completo cuando hay una presencia suficiente de corrientes de
vida capaces de conformar la victoria en esos tríos,
salvaguardando y protegiendo con ello la elección correcta del
discípulo a cada paso en el camino.

El amor de la cristeidad

Quisiera hablaros del amor de la cristeidad en cada puerta


de la Ciudad Santa, en cada puerta de iniciación adonde Cristo
llama y os pide que le permitáis entrar en vuestro corazón. Una
vez que se lo hayáis permitido, podréis golpear a la puerta de
esa ciudad y recibir al Gran Iniciador.
Colmados de regocijo por el rejuvenecimiento que trae la
conciencia divina en cada signo y jerarquía solar, valoráis el
logro de la cristeidad mucho más de lo que permitiríais ceder al
yo inferior y a los hábitos inferiores. Ya no es deseable dejarse
resbalar por la rampa de las viejas espirales de negatividad, cosa
que ocurre con la misma facilidad con que un niño se desliza por
un tobogán. Por el contrario, las cosas externas, los tirones y las
presiones, las viejas discusiones, los viejos hábitos de la
discordia: todas estas cosas se descartan por trilladas e inútiles.
Porque el fuego del corazón, el amor del corazón que ha
encontrado al gurú viviente, que ha encontrado a la Madre Divina
en este signo de Cáncer, lo abandona todo por la maestría. Así
que ésta es la elección en la jerarquía de Cáncer.
Daos cuenta de que si perdéis vuestra armonía divina en la Y,
no tenéis energía para viajar por el sendero de la derecha hacia
la maestría divina. La disponibilidad de la elección depende de la
solidez del individuo en el atributo divino del punto de la Y que
esté afrontando.

El amor por la Madre y sus hijos

Os digo que este mes, en la jerarquía de la Madre Divina


Omega, os coloquéis con firmeza y seguridad en la sede de la
autoridad de la jerarquía de Cáncer y la cualidad de la armonía
divina. Partiendo de esta armonía divina escoged el sendero de la
derecha correspondiente a la maestría divina y subyugad al yo
egoísta. En ello consiste el desafío del mes, amados.
Os invito a que lo probéis, empleando las fórmulas alquímicas
de Saint Germain. Os invito a que os quedéis en el signo y en la
casa de la Madre Divina y que améis y seáis: seáis esa Madre
Divina o su niño o su hijo o hija. Así pues, este mes amad a la
Madre Divina, amados, para no extraviaros en las discordias que
son fruto de la lástima hacia uno mismo, de la necesidad de
justificarse y de toda forma de indecisión procedente del
desperdicio de las energías del chakra de la base cuando el
fuego sagrado no es elevado. La indecisión, por ende, genera
caos y confusión.
Rezo para que esta comunidad [...] obtenga ahora la gran
victoria de la fuente de la luz de la Madre. En la medida en que
cada uno de vosotros sostenga esa llama y con ello logre la
maestría divina, veréis, no sólo en vosotros mismos y en la
comunidad sino por todo el mundo, la derrota de las fuerzas
inicuas que, en el sendero de la izquierda, hacen mal uso de la
línea de Escorpión con la picadura de la muerte. [...]
Tened, pues, en cuenta lo grande que es vuestro amor por la
Madre y sus niños. Ningún discípulo tenía amor más grande que
éste, capaz de hacerle dar su vida por la causa de la Mujer y su
simiente. Dejad a quienes proclaman ser libertadores de los que
luchan por la libertad, física y espiritualmente hablando, que
muestren lo capaces que son de erigirse en la luz de la Madre
Divina, elevando ese fuego sagrado para derrotar a las horrendas
hordas del egoísmo que descienden sobre las naciones. [...]
Por tanto, no cabe hablar de un sendero de victoria en los
tríos de la vida sin un tremendo amor por aquéllos que serán los
benefactores de vuestra maestría divina. Sólo el amor engendra el
deseo de victoria que trae como resultado la acción de la victoria.
Amados, los que están en el camino de la izquierda
adquieren la condición de adepto no gracias al amor, sino a la
pasión por controlar a los demás, una antifuerza básica,
totalmente absorbente, de amor mediante la cual realizan
cualquier sacrificio por el mero hecho de controlar al prójimo
merced a ser adeptos en el sendero de la izquierda. El mundo,
amados, está hoy día plagado de magos negros, sobre todo los
que se hallan alineados en las filas del comunismo mundial y
quienes les apoyan. De modo que, si están dispuestos a hacer el
sacrificio necesario para destruir América y la Madre Divina que
ella defiende y que es su razón de existir, ¿acaso vosotros no
podéis hacer, más aun por amor, el sacrificio necesario para
alcanzar esa victoria?
Hoy os lanzo esta pregunta. Quizá distintos mensajes de los
maestros ascendidos ya os la hayan presentado. Yo la planteo de
nuevo como recordatorio de que el amor no sólo consiste en la
copa de deseo que fluye desde vuestro corazón con el propósito
de servir, sino que es la fuerza más poderosa del universo que
fluye del corazón de Dios, y que, por obra de vuestro amor,
atraeréis. El amor de Dios, amados, se erige en vuestra victoria. El
amor de Dios es lo que hace que todo sea posible con Él. Con el
amor de Dios y el vuestro, multiplicados, podéis obtener la
victoria de los tríos cada día y cada momento de vuestra vida. Por
tanto, amad hasta la realización de la victoria crística.

Yo soy vuestra maestra de amor

Estoy con Maitreya en el retiro de la Madre Divina. Soy


vuestra maestra de amor en la ciencia del ser. Coloco ahora
vuestra mano en la de vuestra llama gemela. Y os invito a recorrer
en este momento, amados, una victoria concertada por dentro y
por fuera en el Alfa, en la Omega de cada uno de vosotros;
preocupados no por vosotros mismos sino por el Gran Yo Divino
que aparece en esos pequeños. Avancemos con el fin de crear
para ellos el lugar preparado.
Me alegra ser constructiva. Me veréis codo con codo junto a
vosotros, avanzando con los operarios de la construcción, ya que
me encanta construir en la octava física. Edificad ahora vuestro
templo, amados, para que sean más los que como Cristo puedan
entrar en él, para que de cierto el Amado pueda llamar y entrar;
que aquí y ahora anide la unión del amor abajo como Arriba.
En la plenitud del amor, he venido, yo, vuestra maestra de la
luz. Os sello en la eternidad de la esfera de la luz.
Capítulo 12
Ser oportuno
es fundamental

Hay en los negocios humanos una marea que,


tomada cuando está llena, conduce a la fortuna;
y omitida, hace que el viaje de la vida esté
circundado de bajíos y miserias.
SHAKESPEARE, Julio César, acto IV, escena 3

En el transcurso de tu andadura por el sendero de la vida


portas una llama.
Transportas esa llama desde el lugar de origen, que está en
Capricornio, hasta cada una de las doce casas de las jerarquías.
Llevas la antorcha de Capricornio y la depositas en la casa de
Acuario: la colocas sobre el altar. Cargas con la antorcha de
Acuario y la conduces a la casa de Piscis, y así sucesivamente.
Portas la llama de cada jerarquía como emisario de ella cada
mes concreto de tu año. Eres un ser crístico —ungido con la llama
de Cristo— que acepta el desafío de abrirse paso para consumir
el núcleo y la causa, no sólo del karma personal y de los malos
usos con respecto a esa jerarquía, sino también del karma
planetario.
La influencia de tu Presencia YO SOY pasa del microcosmos al
Macrocosmos en cuanto empiezas a manifestar la maestría divina
por medio de un ritual diario de decretos e invocaciones. Así,
invocas suficiente fuego, de modo que al hacer llamados durante
la mañana, tus energías bastan no sólo para transmutar tu karma
correspondiente a ese día en una casa y un signo determinados:
también hacen mella en el karma planetario ese mismo día.

Saldar karma personal y planetario

El sendero de la cristeidad y la budeidad deberían


considerarse líneas paralelas de la iniciación personal y
planetaria, un movimiento hacia la derecha y hacia la izquierda:
la derecha significa saldar el karma personal por medio de
servicio, sacrificio y entrega; y la izquierda implica asumir karma
planetario y saldarlo en los fuegos sagrados del corazón. Así
pues, a la derecha y a la izquierda; debemos recorrer estas líneas
paralelas de la automaestría.
No podemos ascender al corazón de Dios a menos que
contribuyamos a saldar el karma planetario. Todo aquél que nos
ha mostrado el sendero de la maestría ha dado fe de que es
necesario, en un momento determinado, saltar del personal al
planetario. El significado de que Jesús muriera por nuestros
pecados en la cruz era que estaba transmutando karma
planetario. Y quienquiera que alcance esa maestría, debe pasar
por la iniciación de la crucifixión, no necesariamente entregando
el cuerpo físico, pero sí disponiéndose a asumir en ese cuerpo
espirales de karma planetario a fin de saldarlas en la llama trina
dentro del corazón.
Prever el karma y el darma

La ciencia del reloj cósmico nos faculta para prever el karma


del día, el darma del día, los deberes del día. Nos permite prever
nuestras iniciaciones en el camino del Cristo, del Buda: karma,
darma, iniciación.
En ocasiones, Dios se vale de nuestro karma para iniciarnos.
Otras veces, utiliza el de otra persona con el fin de poner a
prueba nuestra paciencia, nuestra tolerancia o nuestra
compasión. A veces, emplea el karma del mundo o de la nación o
grupo con que estamos vinculados.
Por ello, no hace falta albergar un sentimiento de culpa, o
señalar con el dedo, tratando de afirmar quién hizo tal o cual
cosa, o de dónde proviene esa vibración. No importa de dónde
venga esa vibración. Ello contamina la Materia. Contamina los
cuatro cuerpos inferiores de un planeta. Contamina tus cuatro
cuerpos inferiores. Arrójalo a la llama. Suéltalo. Libérate del culto
a la personalidad.
¿Sabes qué es el culto a la personalidad? Consiste en el
apego a las personalidades, la preferencia por algunas de ellas,
relacionarse con camarillas de personalidades, e imaginar que
ciertas personalidades son grandes y que otras no lo son tanto. Es
el culto a la idolatría, una sociedad de admiración mutua.
Deshazte del culto a la personalidad. Despersonalízate.
Céntrate en el fuego sagrado y disponte, en cualquier momento
del día o de la noche, a emitir la llama que consuma las energías
mal calificadas.
Examina el reloj, analiza las cualidades de Dios, las
perversiones; observa cómo salen a la superficie para ser
transmutadas. Ponte en guardia, en actitud vigilante frente al muro
de tu conciencia. No abras la puerta a las energías negativas. No
les des cobijo. Conócelas por lo que son, y sé consciente de que,
cada día de tu vida hasta el momento de la ascensión, la ley de
tu ser requiere que pongas algo en la llama.
Ser oportuno es fundamental

Línea tras línea, puedes reemplazar la energía mal calificada


con la energía pura de Dios. Mas, a causa de la naturaleza de
los ciclos, tienes que estar en «el lugar correcto» en «el momento
preciso»: has de saber qué ciclos se están manifestando en tu
vida. En lo concerniente a la maestría sobre el reloj cósmico, los
ciclos de energía que rigen toda vida, ser oportuno es
fundamental.
Debes saber cuán preciso te conviene ser al jugar un partido
de béisbol. Tienes que hacer oscilar el bate cuando la pelota llega
al lugar justo. Al balancear el bate estás a punto de golpear, y
con la práctica adquieres un instinto basado en la intuición sobre
el preciso instante en que ello va a ocurrir. En tu mente
subconsciente hay una computadora que te indica cuánto va a
tardar la pelota en desplazarse desde el lanzador (pitcher) hasta
la base del bateador (home plate), cuánto tiempo vas a estar
balanceando el bate, y cuándo va a toparse la una con el otro.
Ello requiere precisión.
Lo mismo se aplica a la ley de los ciclos. Si el Sol se coloca en
el lugar, ¿vas a batear una semana después o el día antes?
Los ciclos son muy exactos. Cuando la onda de la energía de
Dios está en su punto álgido, se te presenta la oportunidad
suprema de contrarrestar la energía mal calificada que se opone
a ella. Tienes que encontrar una cresta de luz en el sol, valiéndote
del signo solar, de la hora en que estás trabajando. Tienes que
sacar el máximo provecho de ese ciclo.
La ciencia del reloj cósmico, en cuanto la comprendes, te
permite hacer llamados muy concretos, precisos y científicos. No
tiene mucho sentido pedir por algo que no destaca o llama la
atención, o, como decimos nosotros, «no está listo para ser
transmutado». Ciertos ciclos de energía están ahí: es energía que
precisa ser transmutada en un momento determinado de tus ciclos
personales y asimismo debido a las configuraciones no
únicamente del Sol y de la Luna, sino de los planetas; todos los
cuales ejercen algún tipo de influencia a propósito de energía mal
calificada, y no sólo con motivo del campo energético que
ocupan en el tiempo y el espacio, mas también porque sus
corrientes de vida (los que las contienen, evolucionando en el
plano etérico, mental, astral o físico) han contaminado el fuego
sagrado. Sentimos ese flujo de energía proveniente de cuerpos
inmersos en nuestro sistema solar, así como ajenos a él.
La comprensión de esos ciclos y de la astrología te permite
conocer en detalle —pues señala con precisión en el cosmos—
dónde se halla la prueba, de manera que puedas prestarle la
adecuada atención y te puedas preparar para ella, y para que
invoques la llama violeta a fin de consumir el núcleo y la causa
incluso antes de que te sorprenda esa prueba.
En los días previos al cambio de ciclo del mes, empieza a
prepararte para la prueba. Prevela. Pide a la llama violeta que
transmute el núcleo y la causa de todos los malos usos en esa
línea del reloj. Invoca a las jerarquías en esa línea, los maestros
en ella y a todos los poderes conocidos o desconocidos que
sirven a la luz en ese momento. A continuación, debes pedir que
tu creación humana y la del mundo queden neutralizadas. Así,
despejas el terreno, lo cual facilita en gran manera la prueba,
puesto que estás listo o lista para poner coto a esa energía, para
dar la bienvenida a los Señores del Karma y a tu Yo Crístico,
quienes la depositan en el altar de tu corazón con el fin de ser
transmutada.
Carecería de sentido que, tras un partido de béisbol, salieras
al campo y comenzaras a hacer oscilar el bate, y te preguntaras
seguidamente el porqué de la falta de resultados. En el plano
físico resulta obvio. Y, sin embargo, tendemos a pensar que, por
pura casualidad, vamos a conquistar ciclos en los planos etérico y
espiritual. Es una ciencia mucho más complicada.

La ciencia de la astrología

Si profundizas en la astrología, puedes revisar cada día


dónde se encuentra cada uno de los planetas. Éstos avanzan por
los signos y, según sea su vibración concreta combinada con el
signo, obtendrás el karma de retorno con la energía mal
calificada. Pero recuerda: siempre te llega simultáneamente el
buen karma de luz.
Por tanto, cuando te encuentres en un ciclo de Tauro, espérate
recibir de tu cuerpo causal gran cantidad de obediencia a la Ley,
allí acumulada.
Cuantas veces hayas obedecido a Dios y le hayas amado,
hayas seguido Sus mandamientos, y tu llama gemela haya
obrado de idéntica forma, ese constituirá tu logro acumulado
para dicho ciclo. Es la cresta de la ola de tu luz cósmica.
Toma la fortaleza de los buenos hábitos acumulados para
desafiar a la oscuridad, transmutar los malos usos e incrementar
la luz. Tauro es un signo de tierra, y cualquier signo de este
elemento implica que puedes hacer algo físico. Es un signo para
edificar, llevar a término y organizar en el plano físico. Cuando te
hallas en un ciclo de Tauro, te armas con el amor a Dios
acumulado por medio de la obediencia y surcas la cresta de esa
buena energía. Aprovecha la fuerza de ella, del buen impulso de
Alfa, para desafiar y transmutar en el retorno de Omega
cualquier mal uso en esa línea y aumentar la luz.
Cuando menos, deberías saber dónde se hallan el Sol y la
Luna, si quieres ocupar una posición superior al plano astral ese
día. Éstas son tus herramientas. Ésta es la ciencia de la nueva era.
De todos modos, recuerda siempre que, donde termine nuestro
conocimiento de la ciencia, los maestros lo proveerán. Así pues,
al final de cada llamado di: «Que este llamado se ajuste según la
voluntad de Dios». Y al final, después de descifrar y dibujar todos
esos distintos ciclos de energía, te percatarás de que Dios es el
maestro de todos los ciclos que jamás puedan existir, y que va a
todas partes del cosmos: a cada estrella, sol, luna, a cada
partícula de polvo en el cosmos entero.
Al retirarte al plano interno de la conciencia crística, puedes
reconocer la Presencia de Dios en ti como tu Gran Sol Central,
cuya maestría abarca una órbita completa ahora mismo.

Tu destino divino

Predecir tu futuro con el reloj cósmico consiste en predecir qué


karma recaerá sobre ti cada mes y cada año.
¿Acaso es preciso este reloj? ¡Es muy preciso, es
impresionante! Sería pavoroso no comprender y amar la Ley que
rige el cosmos. Es tan exacto que, si conoces la hora de tu
nacimiento, cada mes a esa hora podrás observar el cambio de
ciclo. La exactitud del flujo de las espirales de energía en el
cosmos es una maravilla. Se asemeja al prodigio del cuerpo
humano, de las células y del flujo de la vida, a la inmensidad del
diseño del templo o cuerpo donde vivimos, pero el prodigio de los
prodigios es percibir cómo funciona este reloj cósmico.
Al bregar con nosotros mismos, al encontrarnos en este tiempo
y espacio, al afrontar nuestro karma y nuestros ciclos kármicos,
podemos sacar el máximo provecho del reloj a cualquier edad
que tengamos, porque el fuego sagrado, la llama transmutadora,
es capaz de transmutar el núcleo y la causa de todos los malos
usos de los atributos de Dios en el pasado, en todas las líneas del
reloj.
Si todo se produce con puntualidad y nos ganamos la llama
de nuestra maestría divina, caminamos por la Tierra siendo
instructores, miembros no ascendidos de la Gran Hermandad
Blanca. Si erramos nuestras pruebas, año tras año, haciendo más
karma del que saldamos, acumulando no sólo la porción de aquél
del pasado que prometimos ante los Señores del Karma saldar en
esta vida, sino además la porción de karma correspondiente a las
infracciones actuales de la Ley —que se van apilando hasta
formar una montaña de karma en esta encarnación—, cuando al
final rindamos nuestra vida al sendero que se despliega ante
nosotros, el de iniciación, tendremos que intensificar nuestras
invocaciones a la llama de la vida. Tendremos que intensificar el
hábito de servicio a la causa de la Gran Hermandad Blanca si
queremos llevar a cabo nuestro plan divino en esta vida.
¡Sigue existiendo la oportunidad suprema! ¡Sigue siendo un
momento supremo de victoria! Y Saint Germain nos ha prometido
que, si aplicamos esta enseñanza y la ley de la llama violeta, así
como todo lo que los maestros han dado a través de sus
enseñanzas, el alma podrá ascender en ésta o en la siguiente
vida, siendo el requisito saldar el cincuenta y uno por ciento de
todos los usos erróneos de estas doce llamas y llevar a cabo el
plan divino.
El destino divino nos conduce al corazón de Dios. El Sendero
es una espiral de amor, y el mapa es el reloj cósmico, que marca
los ciclos de ese destino final.
La eternidad es un reloj,
un reloj cósmico, si así lo deseas.
Su rostro es el de tu poderosa Presencia YO SOY

(superpuesta a los anillos del arco iris


de tu cuerpo causal)
que mide los segmentos de la vida.
Incluso el latido de tu corazón
es un recordatorio de que
el tiempo es finito
y de que el tic tac de
«¡nunca, siempre!, ¡nunca, siempre!»
tocará a su fin.
Lo que importa no es ni los finales
ni los principios
ni las separaciones
que el tiempo y el espacio traen,
sino que hayas llenado
esos intervalos cósmicos con eternité.
Pues, si lo haces,
cuando se quiebra el molde,
tu alma,
otrora prisionera del tiempo-espacio,
extiende sus alas para volar;
siendo ya parte de la eternidad.
Y en esta alquimia
donde doblan por el tiempo las campanas
de las esferas de la conciencia universal,
y el espacio finito
se torna gracia infinita,
el alma porta consigo todas sus eternidades,
pues, ya perfeccionada
en las horas de la eternidad,
las contiene a todas.
Conclusión

Predecir tu futuro

¿De verdad es posible predecir tu futuro?


No estamos hablando de tu horóscopo del día, de adivinos,
de bolas de cristal ni de consultar con un vidente. No se trata de
«conocer a un alto y guapo desconocido».
Estamos hablando de patrones. Ésta es la ciencia de un
cosmos, el ritmo de la vida.
Los ciclos se muestran en todo: desde el zumbido del electrón
al dar vueltas, hasta la salida y la puesta del sol, el cambio de
estación, o el cambio de galaxia en millones de años. Es la
regularidad de los ciclos lo que posibilita la vida.
Tal vez predigamos que el sol saldrá a determinada hora
mañana por la mañana. Sin duda, la primavera nos aportará
nueva vida tras el letargo invernal. Los meteorólogos pueden
pronosticar el tiempo con un cierto grado de exactitud basándose
en el conocimiento que poseen de los ciclos de la atmósfera y de
los océanos. Es parte de la ley natural. Cuanto más la
conozcamos, más sabremos del mundo que nos rodea y por tanto
de lo que puede acontecer.
Idéntico postulado se aplica a la ley espiritual. El gran
precepto de Hermés Trismegisto nos explica que lo que vemos en
este mundo es el reflejo de los mundos de reinos superiores; los
ciclos que vemos en torno a nosotros reflejan los ciclos que están
en dimensiones espirituales. Ésta es la clave para entender los
reinos del Espíritu.
Tenemos un cuerpo físico con sus propios ciclos internos. Este
cuerpo interactúa a su vez con los ciclos que hay en el mundo que
nos rodea. Más allá del físico, contamos con otros cuerpos que
interactúan con influencias en sus propios planos. Al tiempo que
los científicos aprenden a interpretar los ciclos del cuerpo físico,
los científicos del Espíritu comprenden las obras que ejecutan los
cuerpos sutiles.

Retos y oportunidades

La más elemental de las influencias con que nos enfrentamos


cada día es la ley del karma —lo que siembres, recogerás. Pero
¿cuánto tiempo transcurre desde que se ha plantado la semilla
hasta que se recoge la cosecha? Ésta se recoge en función de
ciclos. Hay ciclos más largos de karma que retorna y otros, más
cortos. De todos modos, cada día nos retorna una porción de
energía que hemos puesto en circulación en el pasado, tanto
buena como mala.
Además, recibimos a diario los incrementos de luz
procedentes de las jerarquías espirituales —lo que El Morya ha
llamado «la luz de mundos lejanos»— así como fragmentos de
karma planetario cuya fecha ha vencido.
La compleja interacción de todos estos ciclos, los nuestros
personales y los del planeta, determina las circunstancias que
afrontaremos cada día. Cuanto más entendamos los ciclos de
nuestro reloj cósmico y los que se hallan escritos en los cielos, más
claramente sabremos qué esperar.
Dibujar estos ciclos no nos indica con detalle lo que el día nos
va a traer, pero sí puede ayudarnos a estar alerta sobre grandes
probabilidades. En primer lugar, muchas de las causas que hemos
puesto en movimiento corresponden a vidas pasadas y ya no
recordamos los pormenores de tales eventos; así que no sabemos
exactamente de qué manera ha de aparecer la energía para
equilibrarla. Lo que conocemos son las líneas generales —la
matriz, el patrón— y el tipo de energía con que vamos a lidiar
según se manifieste en las circunstancias de la vida.
Esta ciencia es precisa, y al ser consciente de tu ubicación en
el reloj cósmico, puedes saber de antemano las energías que el
día traerá. De todas formas, conocer lo que el futuro traerá es
sólo el principio. En realidad, si lo dejas ahí, ¿vas a sentirte mejor
después de leer este libro?
La pregunta importante es: ahora que ya sabes cómo predecir
tu futuro, ¿qué vas a hacer con ello?
Actuar

De esto trata gran parte del libro: no sólo de cómo saber lo


que nos depara el futuro, sino de las herramientas y técnicas que
pueden ayudarte a obtener el máximo provecho de cada
oportunidad. Estos ciclos de energía que retorna no tienen que
pillarte desprevenido. Se supone que debes tener maestría sobre
ellos, de modo que acojas lo positivo y disuelvas lo negativo.
Si, por ejemplo, te encuentras en un ciclo de Capricornio, ya
sabes que vas a enfrentarte al retorno de las energías negativas
de la luz de esa jerarquía. De ahí que seas capaz de mostrarte
más ecuánime cuando te topes con el peso de la crítica o la
condenación. No te permitirás interiorizarlo condenándote a ti
mismo, y te cuidarás de la tendencia a criticar a otros. Puedes
despersonalizar la energía y verla como una oportunidad de que
la energía negativa atraviese la llama y sea transmutada
tornándose en el optimismo del poder divino.
Te consta asimismo que Capricornio es la línea doce del reloj.
Es la primera línea y representa el comienzo de un nuevo ciclo. Es
el momento de comenzar de nuevo, la época ideal para utilizar la
porción de poder divino que desciende, a fin de iniciar proyectos
y hábitos positivos en tu vida. (El ciclo de Capricornio del planeta
es también el momento en que la gente se marca los nuevos
propósitos del año que empieza.) Por tanto, saca el máximo
provecho de estos ciclos que son oportunidades.
Es lo mismo que montar en una tabla de surf: si empiezas a
avanzar en el momento justo puedes adquirir velocidad y surcar
la ola. Si arrancas un poco tarde, quizá tengas que remar mucho
más o tal vez se te escape la ola. Alcanza la ola de Capricornio y
utilízala para sentar las bases de un nuevo ciclo del reloj cósmico.
A continuación, estarás listo o lista para cada línea sucesiva en
cuanto aparezca. ¿Van a superar tus nuevos comienzos (o tus
propósitos para el nuevo año) las pruebas de amor en Acuario?
¿Vas a permitir que el miedo y las dudas en la línea de Piscis te
aparten del camino, o vas a utilizar esa energía para obtener una
mayor maestría divina? Cada línea, a su vez, presenta
oportunidades y pruebas.
Si eres consciente de lo que se te avecina en cada línea,
puedes prepararte. Obtendrás lo máximo de las oportunidades de
la luz y la energía positiva que te sobrevengan, y los desafíos
contarán con menos probabilidades de encontrarte desprevenido.
Pide al maestro y a la jerarquía de cada línea que te presten su
hábito de maestría. No tienes por qué emprender la hazaña a
solas. Los maestros pueden ayudarte. Suplirán tu falta de logro
hasta que estés listo o lista para manejarlo por ti mismo, por ti
misma.
Quizá la mayor oportunidad que nos brinda el reloj cósmico
sea el uso de la llama violeta y la ciencia de la Palabra hablada
a fin de contribuir a saldar el karma cuando le llegue la hora.
Cada mañana, al alba, se libera el karma del día. Es como un
saquito de papel que los ángeles te dejan en la puerta. Si recitas
tus decretos y haces los llamados para «protección alrededor del
reloj» y la llama violeta pronto por la mañana, un gran porcentaje
de ese fardo de karma que retorna puede transmutarse. No tiene
por qué manifestarse en enfermedades, accidentes, conflictos,
cargas y cualquier otra forma en que el karma se exterioriza. De
hecho, es mucho más fácil bregar con esta energía antes de que
se torne física.
Encontrarás varios mantras de llama violeta en el último
apartado de este libro. También verás decretos al Arcángel
Miguel (para proteger tu vida y planes cada día) y a Astrea (una
poderosa acción para limpiar la energía y campos energéticos
negativos de oscuridad).
Si deseas saber más sobre esta ciencia y lo que ella puede
realizar en tu vida, un buen inicio es La ciencia de la Palabra
hablada, de Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet.

Libre albedrío

El hecho de que puedas predecir tu futuro no significa que


exista la predestinación. Vivimos en un universo de libre albedrío.
Cada día se te presentan retos y oportunidades relacionados con
el hecho de haber utilizado bien o mal las energías en el pasado,
conforme al libre albedrío. Y cada día debes elegir qué hacer con
estas nuevas situaciones.
El presente es el resultado de lo que has escogido, en ésta y
en muchas vidas pasadas.
El futuro está todavía por escribirse.
La convergencia de los ciclos de luz y oscuridad puede
predecirse con exactitud. Mas el resultado final depende de
aquello que elijas, hoy y cada día durante el resto de tu vida.
El presente es la cúspide de la oportunidad.
Es el lugar donde se decide.
Es donde escribes tu futuro: un futuro que, a la postre, será lo
que tú hagas de él.
Éste es el significado de libre albedrío.
La ciencia del reloj cósmico constituye el enorme don y
oportunidad que la vida nos ofrece.
Te pido por favor que utilices a diario esta enseñanza, que
con tanto amor nos han dado la Madre María y Elizabeth Clare
Prophet, para alcanzar tu ascensión en esta vida.
Cordialmente,
Mantras y meditaciones

Así dice el Señor.


El Santo de Israel, el que lo formó:
“Preguntadme de las cosas por venir;
mandadme acerca de mis hijos
y acerca de la obra de mis manos.[…]”
ISAÍAS 45:11

YO SOY la llama violeta

En el nombre de la amada poderosa victoriosa Presencia de


Dios, YO SOY en mí, y de mi muy amado Santo Ser Crístico, invoco
a los amados Alfa y Omega en el corazón de Dios en nuestro
Gran Sol Central, al amado Saint Germain, amada Porcia,
amado Lanello, todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca y
la Madre del Mundo, vida elemental: ¡fuego, aire, agua y tierra!
Para que expandan la Llama Violeta dentro de mi corazón,
purifiquen mis cuatro cuerpos inferiores, transmuten toda la
energía mal cualificada que yo haya impuesto alguna vez sobre
la vida y destellen el rayo curativo de la misericordia por toda la
Tierra, los elementales y toda la humanidad, y respondan a éste
mi llamado infinitamente, de inmediato, y para siempre:
YO SOY la Llama Violeta
en acción en mí ahora
YO SOY la Llama Violeta
sólo ante la Luz me inclino
YO SOY la Llama Violeta
en poderosa Fuerza Cósmica
YO SOY la Llama Violeta
resplandeciendo a toda hora
YO SOY la Llama Violeta
brillando como un sol
YO SOY el poder sagrado de Dios
liberando a cada uno
¡Y con plena Fe acepto conscientemente que esto se
manifieste, se manifieste, se manifieste! (recítese tres veces), ¡aquí y
ahora mismo con pleno Poder, eternamente sostenido,
omnipotentemente activo, siempre expandiéndose y abarcando el
mundo hasta que todos hayan ascendido completamente en la Luz
y sean libres!
¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY!

Llama violeta del corazón de Dios

En el nombre de la amada poderosa victoriosa Presencia de


Dios, YO SOY en mí, de mi propio amado Santo Ser Crístico,
amado Lanello, todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca y
la Madre del Mundo, vida elemental: ¡fuego, aire, agua y tierra!,
yo decreto: ¡Llama Violeta del corazón de Dios,
(repítase tres veces)

ten misericordia de mí Señor!


(repítase tres veces)

¡Llama Violeta del corazón de Dios,


(repítase tres veces)

transmuta todo error con el Rayo del Perdón!


(repítase tres veces)

¡Llama Violeta del corazón de Dios,


(repítase tres veces)

permanece en todos en radiante acción!


(repítase tres veces)

¡Llama Violeta del corazón de Dios,


(repítase tres veces)

por siempre gobierna tu compasión!


(repítase tres veces)

¡Llama Violeta del corazón de Dios,


(repítase tres veces)

inunda la Tierra que el Cristo lo orderna!


(repítase tres veces)

¡Llama Violeta del corazón de Dios,


(repítase tres veces)

exijo ahora tu poder que libera!


(repítase tres veces)

Toma potestad,
yo me someto a tu luz;
YO SOY tu Luz radiante,
Llama Violeta brillante.
Gracias por tu rayo,
que hoy me has enviado,
¡Lléname hasta que
sólo existas tú!
¡Y con plena Fe acepto conscientemente que esto se
manifieste, se manifieste, se manifieste! (repítase tres veces), ¡aquí y
ahora mismo con pleno Poder, eternamente sostenido,
omnipotentemente activo, siempre expandiéndose y abarcando el
mundo hasta que todos hayan ascendido completamente en la Luz
y sean libres!
¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY!

¡San Miguel, libérame!

En el nombre de la amada poderosa victoriosa Presencia de


Dios, YO SOY en mí, y de mi muy amado Santo Ser Crístico, y
Santos Seres Crísticos de toda la humanidad, amado Arcángel
Miguel, amado Lanello, todo el Espíritu de la Gran Hermandad
Blanca y la Madre del Mundo, vida elemental: ¡fuego, aire, agua
y tierra!, yo decreto:
San Miguel, San Miguel,
invoco tu llama
¡libérame ahora,
esgrime tu espada!
Estribillo: Proclama el poder de Dios
protégeme ahora.
¡Estandarte de Fe
despliega ante mí!
Relámpago azul
destella en mi alma,
¡Radiante YO SOY

por la Gracia de Dios!


San Miguel, San Miguel,
yo te amo, de veras;
¡Con toda tu Fe
imbuye mi ser!
San Miguel, San Miguel,
y legiones de azul,
¡selladme, guardadme
fiel y leal!
Coda: ¡YO SOY saturado y bendecido
con la llama azul de Miguel,
YO SOY ahora revestido
con la armadura azul de Miguel!
(Repítase la coda tres veces)

¡Y con plena Fe...

Decreto a la amada y poderosa Astrea,


Madre estelar

En el nombre de la amada, poderosa y victoriosa Presencia


de Dios YO SOY en mí, Poderosa Presencia YO SOY y Santos Seres
Crísticos de toda la humanidad, por y a través del poder
magnético del fuego sagrado investido en la llama trina que arde
dentro de mi corazón, invoco a los amados poderosos Astrea y
Pureza, Arcángel Gabriel y Esperanza, amado Serapis Bey y los
serafines y querubines de Dios, amado Lanello, todo el Espíritu de
la Gran Hermandad Blanca y la Madre del Mundo, vida
elemental: ¡fuego, aire, agua y tierra! Para que coloquéis vuestros
círculos cósmicos y espadas de llama azul en, a través y
alrededor de mis cuatro cuerpos inferiores, mi cinturón
electrónico, mi chakra del corazón y todos mis chakras, toda mi
conciencia, ser y mundo. [Describe otras situaciones o atributos de la
negatividad en determinadas líneas del reloj.]

Soltadme y liberadme (repítase tres veces) de todo lo que sea


inferior a la perfección de Dios y al cumplimiento de mi plan
divino.
Amada Astrea, que la Pureza de Dios
se manifieste aquí para que todos vean
la Voluntad de Dios en el resplandor
del círculo y espada de brillante azul.
Primer estribillo:
Responde ahora a mi llamado y ven
a todos envuelve en tu círculo de luz.
Círculo y espada de brillante azul,
¡destella y eleva, brillando a través!
De patrones insensatos a la vida libera,
las cargas caen mientras las almas se elevan
en tus fuertes brazos del amor eterno,
con misericordia brillan arriba en el cielo.
Círculo y espada de Astrea, brillad,
blanco-azul que destella, mi ser depurad,
disipando en mí temores y dudas,
aparecen patrones de fe y de bondad.
Segundo estribillo:
Responde ahora a mi llamado y ven
a todos envuelve en tu círculo de luz.
Círculo y espada de brillante azul,
¡Eleva a toda la juventud!
Tercer estribillo:
Responde ahora a mi llamado y ven
a todos envuelve en tu círculo de luz.
Círculo y espada de brillante azul,
¡eleva a toda la humanidad!
¡Y con plena Fe acepto conscientemente que esto se
manifieste, se manifieste, se manifieste! (recítese tres veces), ¡aquí y
ahora mismo con pleno Poder, eternamente sostenido,
omnipotentemente activo, siempre expandiéndose y abarcando el
mundo hasta que todos hayan ascendido completamente en la Luz
y sean libres!
¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY!

YO SOY la luz del corazón


Saint Germain

YO SOY la Luz del Corazón


brillando en las tinieblas del ser
y transformándolo todo en el dorado tesoro
de la mente de Cristo.
YO SOY quien proyecta mi Amor
hacia el mundo exterior
para derribar toda barrera
y borrar todo error.
¡YO SOY el poder del Amor infinito
que se amplifica a sí mismo
hasta ser victorioso
por los siglos de los siglos!
Mantra de Saint Germain
para la era de Acuario

¡YO SOY un ser de fuego violeta,


YO SOY la pureza que Dios desea!

¡Ven Djwal Kul!


Meditación del corazón sobre las doce
jerarquías solares
por el Maestro Tibetano

En el nombre de la amada, poderosa y victoriosa Presencia


de Dios YO SOY en mí, de mi muy amado Santo Ser Crístico,
Santos Seres Crísticos de toda la humanidad, amado Djwal Kul,
amado Lanello, todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca y
la Madre del Mundo, vida elemental: ¡fuego, aire, agua y tierra!
Yo decreto: ¡Ven Djwal Kul!
En el centro del Uno,
ancla ahora tu radiante sol,
imán de la llama trina,
¡expande el aura de Dios en el nombre de Dios!
¡Ven Djwal Kul!
Fuente trina, llena mi corazón;
¡que tu ángel imparta ahora
el nombre de Dios: YO SOY EL QUE YO SOY,

YO SOY EL QUE YO SOY,

YO SOY EL QUE YO SOY,

YO SOY EL QUE YO SOY!

¡Ven Djwal Kul!


Llama de oro, rosa, azul y blanco,
sella tu victoriosa estrella de Luz;
renueva mis votos hacia el nombre de Dios;
¡ven, oh Cristo, reina en mí ahora!
¡Ven Djwal Kul!
Expande el fuego del Sol;
¡Alfa y Omega, unidos,
sella mis energías en Cristo,
eleva mis energías en la Luz!
¡Ven Djwal Kul!
Alinea mi conciencia contigo,
¡únenos, oh, libérame!
Sella mi corazón y mi mano en los tuyos,
¡en la Mente de Dios YO SOY divino!
¡Ven Djwal Kul!
Haz destellar la acción del Todo,
con la Luz de la Victoria llena mi alma;
devuélveme al Ser Llameante,
¡YO SOY engendrado por el Hijo!
Coda:
¡YO SOY el poder divino, YO SOY el amor divino, YO SOY EL QUE YO
SOY,

YO SOY EL QUE YO SOY,

YO SOY EL QUE YO SOY!

YO SOY la maestría divina y el control divino,


YO SOY EL QUE YO SOY

—OM (cantado)
YO SOY EL QUE YO SOY

—OM (cantado)
YO SOY la obediencia divina ahora,
yo me someto a tu Ley,
¡YO SOY EL QUE YO SOY,

YO SOY EL QUE YO SOY,

YO SOY EL QUE YO SOY!

¡La llama de la sabiduría divina YO SOY,

la llama de la sabiduría divina YO SOY,

la llama de la sabiduría divina YO SOY!

¡OM: ar-mo-ní-a di-vi-na (cantado)


OM: ar-mo-ní-a di-vi-na (cantado)

OM: ar-mo-ní-a di-vi-na! (cantado)


¡Gratitud divina, gratitud divina, gratitud divina!
¡YO SOY la Justicia Divina a plena vista,
YO SOY la Justicia Divina a plena vista,
YO SOY la Justicia Divina a plena vista!
¡Re-a-li-dad di-vi-na! (cantado)
¡YO SOY la visión divina, la victoria divina lograda,
YO SOY la visión divina, la victoria divina lograda,
YO SOY la visión divina, la victoria divina lograda!
¡Y con plena Fe acepto conscientemente que esto se
manifieste, se manifieste, se manifieste! (recítese tres veces), ¡aquí y
ahora mismo con pleno Poder, eternamente sostenido,
omnipotentemente activo, siempre expandiéndose y abarcando el
mundo hasta que todos hayan ascendido completamente en la Luz
y sean libres!
¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY!
Elizabeth Clare Prophet es una autora de renombre
internacional y pionera en espiritualidad práctica. Entre sus libros
más conocidos se encuentran la popular serie sobre espiritualidad
práctica, que incluye Cómo trabajar con los ángeles, Arcángel
Miguel, ayúdame, Almas compañeras y llamas gemelas y
Disuelve tus problemas. Se encuentra disponible una amplia
selección de sus títulos en un total de 32 idiomas.
Summit University Press continúa publicando las obras
inéditas de Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet.
Notas
INTRODUCCIÓN
1
Shakespeare, Julio Cesar, acto 4, escena 3.
2
Job 7:17-18.
CAPÍTULO 1
1
Juan 1:1, 3.
CAPÍTULO 2
1
Juan 14:18, 26.
2
Meister Eckhart: Sermons and Treatises, trad. y ed. M. O’C. Walshe (Logmead,
Shaftesbury, Dorset: Element Books, 1987), 3:107.
3
Mateo 6:6
CAPÍTULO 3
1
Según la tradición esotérica, existen siete grupos primarios de almas que han sido
asignadas al planeta Tierra para su evolución. Las tres primeras razas raíz vivieron en la
pureza y la inocencia en la Tierra durante tres eras doradas antes de la caída de Adán
y Eva. Gracias a la obediencia a la ley cósmica y a la total identificación con el Yo real,
estas tres razas raíz consiguieron su libertad inmortal y ascendieron desde la Tierra. Fue
durante la época de la cuarta raza raíz, en el continente de Lemuria, que la alegórica
caída tuvo lugar bajo la influencia de los ángeles caídos, conocidos como Serpientes. La
cuarta, quinta y sexta razas raíz permanecen todavía hoy encarnadas en la Tierra.
Véase Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, El Sendero del Yo Superior, cap. 3
(Porcia Ediciones, S.L., 2003).
* En la versión original en inglés, se hace un juego de palabras entre veil («velo») y evil
(«mal»). [N. de T.]
* La Gran Hermandad Blanca es un orden espiritual de santos y adeptos de todas las
razas, culturas y religiones. Estos maestros han trascendido los ciclos de karma y
renacimiento y se han reunido con el Espíritu del Dios vivo. El término «blanca» se
refiere al aura o halo de luz blanca que les rodea.
2
Hebreos 12:29
3
Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Estudios sobre alquimia de Saint Germain,
Porcia Ediciones, S.L., 2008.
4
Juan 4:24
5
Juan 1:14
CAPÍTULO 4
1
Éxodo 33:20
2
Apocalipsis 1:8; 21:6; 22:13.
3
Génesis 1:3. La cita bíblica tal como figura en el texto corresponde a la versión Reina-
Valera en español. Sin embargo, tradicionalmente se conoce a través de la versión
«Hágase la luz, y la luz se hizo». [N. de T.]
4
Job 38:7
5
Juan 1:14.
6
Juan 5:30, 14:10, 5:17.
7
Mateo 13:24-30, 36-43.
8
Henry Wadsworth Longfellow, The builders («Los constructores»), 5ª estrofa.
9
El Morya, El discípulo y el sendero. Enseñanzas del Maestro Ascendido El Morya.
10
J. R. R. Tolkien, Las dos torres. Capítulo 4.
11
Voltaire, Oeuvres, carta cxviii., ed. Beuchot, lviii., pág. 360, citado en Isabel
Cooper-Oakley, The Count of Saint Germain (Blauvelt, Nueva York: Rudolf Steiner
Publications, 1970), pág. 96.
12
Véase más información sobre las encarnaciones de Saint Germain y el pasado de los
maestros de las doce líneas en Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, The Masters
and Their Retreats (2003).
13
Oliver St. John Fogarty, I follow Saint Patrick (Londres: Rich & Cowan, 1938), pág.
298.
14
Apocalipsis 1:4
15
Santiago 1:8
* Se refiere a la visión unificada, no dividida. [N. de T.]
16
Mateo 6:22
17
Juan 3:30
18
Mateo 11:11-14; 17:12-13.
19
Mateo 25:40
20
Mateo 10:41
21
Las Perlas de Sabiduría contienen enseñanza en formato tipo carta, de periodicidad
semanal, que los maestros ascendidos dictaron a sus mensajeros Mark L. Prophet y
Elizabeth Clare Prophet para los estudiantes de los misterios sagrados de todo el
mundo. Lleva publicándolas sin interrupción desde 1958 The Summit Lighthouse. En ellas
cabe encontrar enseñanzas fundamentales y avanzadas sobre ley cósmica con una
aplicación práctica de las verdades espirituales a los problemas personales y
planetarios. Aparte de publicar las Perlas de Sabiduría, The Summit Lighthouse
patrocina las lecciones de los Guardianes de la Llama, que reciben los miembros de la
Fraternidad de los Guardianes de la Llama. Saint Germain es el maestro que auspicia
dicha fraternidad, y las lecciones que él proporciona tienen como fin facilitar a los
individuos, posean o no un sustrato religioso, las primeras etapas en el sendero de la
maestría sobre uno mismo. Las lecciones de los Guardianes de la Llama se envían
mensualmente a los miembros de la fraternidad.
22
1 Juan 2:18
23
Santiago 3:11
24
Mateo 7:15; 20.
25
1 Juan 4:1
26
Génesis 28:12
27
Mateo 11:12
CAPÍTULO 5
1
El método educativo Montessori, que inspiró a María Montessori (1870-1952) la
Madre María, dota de un ambiente especial al aula, por medio del cual el niño sigue la
orientación del instructor interno en lo referente a elegir las lecciones que debe estudiar.
La asociación de libertad y orden en la escuela Montessori constituye la verdadera
educación de la era de Acuario.
2
Es fundamental para los adolescentes la comprensión del sendero de Jesús durante los
«años perdidos» de su vida que no figuran en la Biblia. Los manuscritos hallados en
Oriente revelan que viajó a la India y al Himalaya en esos años, donde estudió con las
grandes luminarias de Oriente e instruyó sobre las doctrinas sagradas. «Los años
perdidos de Jesús han lastimado a la joven generación más que a ninguna otra porque
ésta no ha tenido a nadie con quien compararse de los doce a los veintinueve años. En
la época comprendida entre los doce y los dieciocho, cuando todas las cargas y
tentaciones de la vida recaen sobre ellos, no han visto la figura de quien se convirtió en
el maestro y está listo para mostrarles el camino.» [El Morya, «Poderosa emanación del
corazón», Perlas de Sabiduría, vol. 25, no. 70.] Para más información acerca de esos
años de la vida de Jesús, véase Elizabeth Clare Prophet, Los años perdidos de Jesús
(Porcia Ediciones, S.L.).
3
Véanse más enseñanzas sobre el problema del suicidio, junto con herramientas
espirituales para tratar esta cuestión, en Wanting to Live: Overcoming the Seduction of
Suicide, escrito por la Dra. Neroli Duffy y Marilyn Barrick, Ph.D., basado en las
enseñanzas de Elizabeth Clare Prophet.
4
Lucas 2:49
5
Véase capítulo 5, nota 2.
6
Mark y Elizabeth Prophet fundaron Summit University en 1971 con el objetivo de
ofrecer a los discípulos de Oriente y Occidente las progresivas revelaciones de Cristo y
de Buda, así como técnicas para la automaestría y la realización personal por medio de
la Presencia YO SOY.
CAPÍTULO 6
1
2 Pedro 3:8
2
Salmos 121:8
3
Ezequiel 1:16
* Al plasmar los siete rayos en el reloj, entendemos que el chohán de cada rayo puede
ayudarnos a desarrollar la maestría en ese rayo y línea. Algunos chohanes de los rayos
ocupan también cargos por debajo de las doce jerarquías solares. Esos cargos se sitúan
en líneas distintas del reloj con respecto a los que ostentan en calidad de chohanes.
CAPÍTULO 7
1
Proverbios 22:6
* Son los chakras inmediatamente por encima y por debajo del corazón. Se encuentran
en las líneas de la cruz amarilla: dos/ocho y cinco/once.
* El Morya ha definido la mente geminiana como «la mente que se halla suspendida en
el punto del Cristo, entre la corriente de Alfa en el chakra de la coronilla y la corriente
de Omega en el de la base de la columna, que forman líneas paralelas de la
conciencia» (Perlas de Sabiduría, vol. 24, no. 43, 25 de octubre de 1981).
CAPÍTULO 8
1
Eclesiastés 3:2
2
Mateo 6:34
3
En la versión original inglesa, se hace un juego de palabras entre evil («mal») y
energy veil («velo de energía»). [N. de T.]
4
Al final de este libro encontrarás otros mantras de llama violeta. Para otros decretos y
explicaciones sobre la llama violeta, véanse Aventura del espíritu y Mensajes para la
era de Acuario, ambos publicados por Porcia Ediciones.
5
Otro peligro que entrañan las lecturas de vidas pasadas es la posibilidad de que las
personas se agobien con sentimientos de culpa por las fechorías del pasado o estén
henchidas de orgullo por su grandeza; y ninguno de ambos casos conduce en realidad
a alguna parte. Ello puede ocurrir incluso cuando la lectura es inexacta, como a menudo
sucede.
6
Mateo 24:22
7
La palabra materia proviene del vocablo en latín mater, que significa madre. Por ello
se utiliza el término Materia para designar la polaridad femenina (negativa) de la
Divinidad, cuya polaridad masculina (positiva) es Espíritu. La Materia es el cáliz que
recibe la esencia estimulante y vivificante del fuego sagrado.
Nota: Este decreto puede darse de cuatro maneras: 1) después del preámbulo, pasar a
las secciones A, B y C seguidas con el cierre; 2) recitar el decreto doce veces,
incluyendo un inserto distinto cada vez de las secciones A, B y C, comenzando con el
número doce; 3) incluir los tríos de las líneas 12, 4, 8; 1, 5, 9; 2, 6, 10; y 3, 7, 11, en
las secciones A, B y C; 4) incluir las cruces, líneas 12, 3, 6, 9; 1, 4, 7, 10; y 2, 5, 8,
11, en las secciones A, B y C.
* Pureza y Astrea son los Elohim del cuarto rayo (el blanco) de pureza, perfección,
esperanza e integridad. Es la llama de la Madre y de la ascensión. Pureza sostiene el
arquetipo divino de la perfección del Cristo a favor de todo aquello que posee forma
manifiesta, concentrando el fuego blanco que yace en el corazón de cada sol y átomo.
Astrea, el complemento femenino de Pureza, trabaja las veinticuatro horas del día
blandiendo el círculo y espada cósmicos de llama azul para liberar a los niños de la
Madre de todo cuanto se oponga al cumplimiento del plan divino sostenido en el
corazón de Pureza.
8
Juan 7:24
9
1 Corintios 15:55
10
Jesucristo, «El Juicio final de Satán», Perlas de Sabiduría, vol. 25, no. 16, 18 de
abril de 1982.
11
Véase capítulo 4, nota 21.
12
Isaías 28:10, 13
13
2 Timoteo 2:15
CAPÍTULO 9
1
Dhammapada, Málaga: Editorial Sirio, S.A., 1997, pág. 11.
2
Gálatas 6:7
3
2 Corintios 6:17
4
Gálatas 5:7
5
1 Corintios 15:41
6
Leto: «Convertirse en el Cristo: el sendero de la ciencia», 15 de abril de 1976:
«Cuento con vosotros, chelas de los maestros, para que os tornéis más científicos al
aplicar la Ley y mucho menos supersticiosos. Las enseñanzas de los maestros no
entrañan superstición, y sin embargo las llenáis de ésta como si estuvierais viviendo en
tiempos y lugares primitivos. Apliquemos cada ley que hemos recibido con
ecuanimidad, con la certeza de la Palabra que se nos ha dado, sin miedo y sin división.
Apliquémosla con la seguridad científica de que la ley siempre funciona cuando se
aplica correctamente, de que el llamado siempre exige respuesta cuando éste alcanza
el nivel de la llama divina. No demos de manera supersticiosa y rutinaria nuestros
decretos, sino cual científicos con total concentración, total unidad, empleando las
facultades conferidas por Dios para expandir las mayores facultades internas que
aguardan a ser aprovechadas. Utilicemos los ciclos del reloj cósmico con diligencia, con
disciplina. Cada uno de vosotros podría manifestar, tan sólo con la ley, mucho más de
la ciencia de la cristeidad, de lo que os imagináis. Si pusierais de manifiesto esa
aplicación, nosotros correríamos a vuestra puerta para entregaros la siguiente fase de
enseñanzas avanzadas sobre la iniciación de la ciencia.»
7
Santiago 1:17
8
1 Corintios 15:52-54
9
Juan 2:1-11
10
Mateo 5:48
11
Wilson Bryan Key, Subliminal Seduction: Ad’Media’s Manipulation of a Not So
Innocent America (Nueva York: Times Mirror, New American Library, 1974), pág. 16.
12
Romanos 7:19
13
Educational Psychology.
14
Filipenses 2:5
15
Apocalipsis 21:6; 22:13.
16
Apocalipsis 1:8, 11
17
Éxodo 3:2
18
Éxodo 3:13-15
19
Mateo 6:19-20
20
Mateo 6:21
21
1 Corintios 15:40
22
1 Corintios 15:41
23
Lucas 24:50-51
24
Habacuc 1:13
25
Juan 14:12
26
Juan 20:17
27
Ezequiel 20:47
28
Juan 8:58
29
Lao Tse, Tao Te Ching, trad. Gia-Fu Feng y Jane English (Nueva York: Random
House, Vintage Books, 1972), estrofa 25.
30
Lucas 24:32
31
Génesis 3:4
32
1 Samuel 15:23, 26.
33
Ibídem
34
Hechos 10:42
35
Génesis 2:9, 17
36
Key, Subliminal Seduction, pág. 1.
37
Mateo 7:1
38
Romanos 7:23; Santiago 4:1.
39
Juan 21:22
40
Apocalipsis 12:3; Génesis 3:1.
41
Apocalipsis 12
42
Génesis 3:3, 4.
43
Ezequiel 18:4, 20.
44
Apocalipsis 20:12, 13.
45
Hechos 2:3
46
Hechos 2:1, 2
47
Hechos 9:5; 26:14.
48
Juan 14:16
49
Los nueve dones del Espíritu Santo son: 1) palabra de sabiduría, 2) palabra de
ciencia, 3) fe, 4) dones de sanidades, 5) hacer milagros, 6) profecía, 7) discernimiento
de espíritus, 8) diversos géneros de lenguas, 9) interpretación de lenguas (1 Corintios
12:1, 4-11).
50
Romanos 8:17
51
Juan 16:23
52
Isaías 1:18
53
Juan 14:18
54
Juan 14:18, 26
55
Filipenses 4:13
56
Mateo 12:37
57
Mateo 19:26
58
Juan 10:9. En la versión original en inglés, se hace un juego de palabras entre doer
(«hacedor») y door («puerta»). [N. de T.]
59
Génesis 1:27, 28.
CAPÍTULO 10
1
Para más información sobre los doce apóstoles y los cargos que ocupan por debajo
de las jerarquías solares, véase Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, The Path of
Brotherhood, págs. 151-74.
2
Clara Louise Kieninger, Ich Dien, ed. y comp. Elizabeth Clare Prophet (The Summit
Lighthouse, 1975).
3
Apocalipsis 1:1; 22:18-19.
4
Véase Apocalipsis 11-20.
* En inglés, se hace un juego de palabras entre sacred sword («espada sagrada») y
sacred word («palabra sagrada»). [N. de T.]
5
Apocalipsis 11:3-5
6
Apocalipsis 1:16
7
Apocalipsis 12:11; Juan el Amado, «La fundación de la Nueva Jerusalén», Perlas de
Sabiduría, vol. 19, no. 37, 12 de septiembre de 1976.
8
Isaías 14:12
9
Juan 6:53
10
Juan 6:66
11
1 Corintios 12:8-10
12
Mateo 28:18
13
Pueden encontrarse enseñanzas fundamentales sobre cómo enfrentarse con la falsa
jerarquía y las falsas enseñanzas de ésta en «Desenmascarar las falsas enseñanzas»,
Perlas de Sabiduría, vol. 19, nos. 1-15, 4 de enero y 11 de abril de 1976, de Kuthumi
y los Hermanos de la Túnica Dorada; y también en Comentarios de Mark L. Prophet y
Elizabeth Clare Prophet sobre las estrategias de la Luz y la Oscuridad, recopilado por
Summit University.
14
Porcia, 17 de abril de 1976.
15
San Juan de la Cruz, Noche oscura, canc. 1ª/decl. 2ª - Lib. 2, cap. 9; San Juan de
la Cruz. Obras completas, Burgos: Edit. Monte Carmelo, 2000, pág. 618.
16
Marcos 15:34
17
Mateo 14:25-31
18
Hebreos 7:3
19
Génesis 2:9, 3:22, 24; Proverbios 3:18, 11:30, 13:12, 15:4; Apocalipsis 22:2, 14.
20
Apocalipsis 22:2
* «El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y
sembró en su campo. Esta es a la verdad la más pequeña de todas las semillas, pero
cuando ha crecido es la mayor de las hortalizas y se hace árbol, de tal manera que
vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas». [Mateo 13:31-32]
21
Apocalipsis 22:1
22
Apocalipsis 22:2
23
Mateo 12:48-50
CAPÍTULO 11
* Este dictado se pronunció un 22 de junio. El Sol entró en Cáncer el 21 de junio.
* Decreto «Protección alrededor del reloj».
Otros títulos

Afirmaciones liberadoras a la llama violeta


Alquimia del corazón
Almas compañeras y llamas gemelas
Ángeles del amor. El angel de la guarda
Ángeles de curación. El Arcángel Rafael
Ángeles del éxito. Los serafines
Ángeles de la guía. El Arcángel Gabriel
Ángeles de protección
Ángeles de sabiduría
Aprende mientras duermes
Arcángel Miguel, ayúdame
Atrae abundancia
Cómo trabajar con los ángeles
Conexiones con otras vidas
Consigue lo que necesitas del universo
Crea con el sonido
Culto al placer
Decretos al Arcángel Miguel
Decretos de abundancia y curación
Decretos de llama violeta
Destellos de sabiduría del Arcángel Miguel
Destellos de sabiduría de los arcángeles
Disuelve tus problemas
El ángel de la escucha
El Arcángel Uriel
El conde de Saint Germain
El libro de Enoc
El libro de los secretos de Enoc
El sendero del Yo Superior
El Señor de la curación
Espíritus de la naturaleza
Hacia la unión con Dios
La ciencia de los ángeles
La llama trina
La respuesta que buscas está dentro de ti
Los ángeles te ayudan a crear milagros en tu vida
Luz y oscuridad
Mensajes desde el retiro de Saint Germain
Mi amiga la emperatriz Sissi
Misterios del Yo Superior
Parapsicología
Recetas para una vida espiritual
Rosario al Arcángel Miguel
Rosario de cristal de Kuan Yin
Saint Germain: Alquimista, diplomático y maestro de la libertad
Secretos de prosperidad
Tus siete centros de energía
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