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COMO SE VOLVIÓ LOCO EL NÚMERO 7

Los personajes.
Flaquillo.
El número 7.
El señor corneja.
El maestro.

En la orilla que cruza el rio hay un hermoso palacio donde vive uno de los hombres más distinguidos.
Grandes árboles que crecen el la pendiente son tan altos que sus ramas llegan hasta las pequeñas torres
del palacio. Es un lugar hermoso donde la hierba crece fresca, firme, y las margaritas brillan como
estrellas caídas.
En este viejo palacio vivieron y crecieron muchos niños y niñas hasta convertirse en hombres y mujeres y
tuvieron muchas mascotas. En una esquina hay una zona que la llaman el Cementerio de los Pájaros,
donde son enterradas todas las mascotas al morir.
Uno de los niños que vivió tuvo una mascota, un cuervo. El cuervo tenia la pata herida y le lo llevo para
curarle, el niño se llama Flaquillo y el cuervo Corneja. El cuervo se encariñó del chico y nunca se
separaba de él. Tenía una jaula en su dormitorio y allí pasaba la noche. Al llegar el día el pájaro se
levantaba, se desperezaba, guiñaba los ojos y estaba preparado para empezar la jornada. El señor
Corneja brincaba hasta la cama y trataba de despertar a su dueño
y hacerle que se levantara. Cuando Flaquillo se dirigía al colegio el pájaro iba volando durante el camino
y se posaba un árbol hasta que acababan las clases. Y después de vuelta ocurria lo mismo.
Un día, a Flaquillo le tocó hacer unos problemas, pero en lugar de prestar atención a lo que estaba
haciendo se pasó el tiempo intentando que el señor Corneja entrara en la clase. El problemas consistía
en multiplicar 117.649 por 7. El chico le decía que entrara en clase para que le ayudara a resolver el
problema. Vaya lio dijo el chico, ojala no hubieran inventado el número 7 dijo.
Hacia mucho calor y Flaquillo se caía de sueño, entonces pensó que si descansaba un ratito a lo mejor le
saldría mucho mejor el problema. Entonces trascurrido un rato, empezaron a ocurrir cosas extrañas.
El maestro estaba a punto de empezar a contarles un cuento, se pusieron a escucharlo. Los alumnos
estaban encantados, bueno había 3 que no, uno se le quedo la pierna dormida , otro tenía el bolsillo
lleno de pedacitos de queso y quería comérselos y el tercero se moría de sueño.
Empezó a contar el cuento el maestro, Como se volvió loco el pobre número 7.
El doctor curalfabetos, era un maestro que cura las dolencias y enfermedades de las letras del alfabeto.
Cuando una letra de sale torcida, una mayúscula con pata coja, entonces habrá que ponerlas derechas.
Flaquillo no se lo creía. El maestro empezó de nuevo. Les dice que Curalfabetos había pasado por todo el
día atendiendo muchos casos. Había tenido que insertar una i, recolocar la pierna de una R que se había
torcido y se había convertido en una B.
Curalfabetos, estaba tomando el té, de pronto un golpe sonó en la puerta, era el mozo de cuadra que
venía a toda prisa a buscarlo. Algo terrible había ocurrido en las cuadras numéricas. (Las cuadras
numéricas son las cuadras donde se guardan los números).Las guardan porque si no saldrían todos
corriendo, al final del día regresan a casa, se cambian de herraduras, los atan bien y toman la cena.
¿qué ocurre, pregunto el doctor? Es el pobre número 7. ¿Y que le pasa? Que esta muy malo. Cogió un
farol y se fueron a las cuadras. Soltaba espumarajos por la boca y parecía que estaba loco. El herrero, es
decir, el hombre (que pone los pies a las letras y números para que puedan tenerse erguidos sin
tambalearse.
La enfermera, trataba de calmarle, y el doctor también le decía que se tenía que poner bien.
El médico sacó su estetoscopio y su telescopio, su microscopio y su horóscopo y lo fue aplicando uno tras
otro sobre el número 7. El doctor se puso a mirar con todos los aparatos al número 7, y la enfermera le
dijo que a si no se hacía. El doctor le dijo que como estaba loco el numero 7 también lo tenía que hacer
de forma contraria.
Cuando el doctor termino, interrogo al número 7, y le pregunto porque decía que estaba loco él le dijo
que porque quería. Que hablaría si le soltaban, pero que no se escapara le advirtieron.
Pidió una mesa y un vaso de agua, para empezar su discurso. Faltan los aplausos dijo. Todos se pusieron
a aplaudir. Estoy loco, porque me da la gana, por el trato que recibo dijo, el médico le pregunto que cual
era ese trato, el dijo que mañana, tarde y noche es maltratado peor que un esclavo. Siempre trabajo
duro, nunca me quejo, hago de múltiplo y a veces de multiplicando. Puedo soportar la parte de ser un
resultado, pero no soporto el trato que me dan. Se suma, resta, multiplica y divide mal y soy huérfano.
Como es eso pregunto el médico, pues el número 2, nunca se mete en problemas, y el 4, 6 y el 8 son sus
primos. El 3 es íntimo del 6 y 9. El 5 es la mitad de una decena, pero yo el numero 7 me maltratan y
estoy solo.
Flaquillo interrumpía al maestro, cada dos por tres. Y porque……
Entonces el maestro les contó que el pobre número 7, era despreciado, sin amigos, sin padre, sin madre,
hermana, tio..etc. esta solo y desolado. Flaquillo empezó a llorar., pobre número 7, me gustaría que
fuera más feliz, le daría parte de mi comida y mi cama con él.
Flaquillo eres un buen chico le dijo el maestro, haz que la semana que viene aprenda a multiplicar por 7
por cero.
El maestro prosiguió con el cuento, el 7 se sentía mucho mejor y prometió que se volvería cuerdo. El
maestro al acabar el cuento preguntó que les había parecido. Todos dijeron que les había gustado, pero
al fanfarrón de Rufino, dijo que no se lo creía. Que estaríamos mejor sin el número 7. Flaquillo le dijo al
cuervo que ellos si querían al pobre número 7.
El cuervo odiaba a Rufino porque siempre le tiraba piedras y en una ocasión intento arrancarle las
plumas de la cola. El señor Cornejo se escondió y se plantó en el pupitre del maestro, y comenzó a
cantar. Transcurrido un rato empezó a moverse por toda la clase, volando hasta lo más alto de las
grandes láminas con la tabla de multiplicar. Estaba robando todos los sietes del lugar, del reloj, de las
pizarras. Mientras iba cogiendo los siete se hinchó de lo lindo, y cuando consiguió todos era exactamente
siete veces su tamaño. La tarea le llevó toda la noche. Llegó la hora de comenzar las clases pero allí no
había maestro ni alumnos. Pasó una hora entera hasta que aparecieron, el maestro dijo que habían
llegado muy tarde. Todos dijeron que no lo habían podido evitar ya que no les habían llamado a la hora.
Pero por mas que querían decir a la hora que les tenían que haber llamado ninguno podía decir nada.
Mientras tanto el cuervo les estaba observando en lo alto de un rincón. El maestro insistia y volvia a
preguntar que porque habían llegado tan tarde. Y les dijo que si no contestaban no les dejaría salir a
ninguno. Entonces Flaquillo le hizo la misma pregunta al profesor. El profesor les dijo que era verdad,
que su criado no llamó a la puerta a la hora de siempre. Rufino les dijo a todos que no habían llegado
tarde, ya que ellos estaban allí y el maestro también.
Era todo muy estraño, pero que habían perdido una hora. Flaquillo dijo que a lo mejor la habían robado.
Pero robado el que… todos se echaron a reir. Mirar mi libro , esto es lo que vieron. …..x1=, …x2=14….. y
asi hasta el final. Rufino estaba mirando el reloj de clase y se dio cuenta que faltaba algo. Si le falta un
numero solo tiene 11 dijo el maestro.
El cuervo dejo caer encima del pupitre del maestro, un siete bien gordo. Entonces en cuanto lo vio ya
supo lo que estaba pasando. Llamo a Rufino y le pregunto que había dicho sobre un cierto numero que
mejor hubiera fallecido en un manicomio. Pues esta noche alguien a robado ese numero. Rufino se
alegro de esto y lanzó el libro hasta el techo, justo dio al señor Cornejo que tenía otro siete en el pico y
cayo y fue a parar a la gorra de Flaquillo, el lo cogio y lo acaricio. Rufino le dijo que se lo diera. Pero
Flaquillo no se lo quería dar. El maestro hizo una pregunta, cuanto son 7 por 7, pregunto, Rufino no
contesto porque no tenía ningún siete, pero Flaquillo si lo hizo. El profesor siguió preguntando…..
Corneja fue cogió otro siete y lo dejo caer, y Flaquillo seguía respondiendo…Rufino tenia la boca abierta
y Corneja deseaba librarse de los siete cuanto antes. Y le dejo caer uno dentro de ella.Rufino no paraba
de decir todos números con 7…. Y cada vez eran más grandes. Siguo lanzándole los números 7 y su cara
se volvió negra hasta que sufrio un colapso. De repente, Flaquillo se despertó y descubrió que había
estado soñando con la cabeza medio caída.

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