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de Performance-Investigación: trans-citando las fronteras del arte y las ciencias, LA Plata, BA,
2017.
Victoria Polti
(UBA/CSMMF/ESEA J. DONN)
victoria.polti@gmail.com
En el presente trabajo analizo una de las técnicas musicales cuyo uso se ha extendido en los
últimos años en Argentina, la “dirección por señas”, a través de la práctica que alrededor de doce
(López Cano y Ursula San Cristóbal Opazo 2014), y proponer la escucha participante (Polti
2011) y la biografía sonora (Polti 2012) como parte de este abordaje teórico-metodológico
pluriperspectual.
señas que realiza un director a un grupo de músicos cuya cantidad e instrumentación puede variar
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de manera considerable generando composiciones en tiempo real, improvisadas, donde pueden
en la creación. Se trata de una experiencia corporizada que nos sitúa como sujetos reflexivos
frente a las diferentes formas de ser y estar en el mundo. No sólo se trata de abordar un universo
sonoro-musical sino de investigar la primacía del sonido como una modalidad de conocimiento y
El sonido emana de los cuerpos y también los penetra; esta reciprocidad de la reflexión y
con los lugares y los momentos mediante su potencial sonoro. Así, la audición y la
Para Thomas Csordas el embodiment es “un campo metodológico indeterminado definido por la
1994:12), en tanto que para Ramón Pelinski (2005:4) la corporeidad desempeña un papel
conceptual, es un factor determinante tanto para la práctica musical (aprendizaje y/o ejecución)
como para la constitución del objeto musical y sus significaciones vividas en la inmediatez de la
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Si para Charles Rosen (2005:24) la música es gesto corporal además de sonido, esto lo es aún
más en las performances musicales de dirección con señas, dado que el gesto o “seña” es lo que
Ahora bien, ¿qué sentidos adquieren las producciones/composiciones en tiempo real? ¿cómo
En el presente trabajo propongo indagar a través de las diversas escuchas y la propia práctica las
diversas formas en las que los músicos y las audiencias construyen esta particular performance.
real y soundpainting entre las más difundidas, este sistema musical surgido en la década del
setenta en los Estados Unidos cobra un interés y fuerza exponencial en los últimos diez años en
Aunque no queda del todo claro quién ha dado el primer paso, se sabe que a comienzos de los
setenta Karlheinz Stockhausen estrena la obra “Inori” en la cual un mimo baila en el centro de un
ensamble, y los músicos tocan siguiendo la danza según una “escala cromática de gestos”. Para
esos mismos años Walter Thompson realiza una serie de conciertos en la CMS (Escuela de
Música Creativa) en Woodstock, Estados Unidos, con un grupo de alumnos conformado por 22
músicos y 7 bailarines. Los músicos improvisaban en secciones de forma abierta y los bailarines
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en base al material desarrollado por los músicos. Allí Thompson crearía las primeras señas que
Pero va a ser un tercer músico, director y compositor de larga trayectoria, Butch Morris, quien
forme a los músicos que inician este lenguaje en la Argentina. Entre ellos se encuentran Santiago
Vazquez, Marcelo Moguilevsky, Edgardo Cardozo y Diego Pojomovsky entre otros. Según este
director
No es jazz, blues, pop, clásica, free, aunque puede abarcar a todos o a ninguno de
Esta particular forma de producción musical se distingue principalmente por no poner el foco en
tiempo real, es decir que su música es efímera e irrepetible, práctica que se distancia
como el jazz que parten igualmente del texto. Musicalmente no se enmarca en ningún género ni
estilo en particular, a menos que esto lo indique una de las señas. También es flexible el
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“Introducción al vocabulario de conducción”, texto introductorio al sistema de señas de Butch Morris que se
repartió entre los integrantes del Ensamble Experimenta que se presentaron junto a Morris en 1998, en el Teatro
Sarmiento, Ciudad de Buenos Aires, abriendo el Festival Internacional Experimenta 98 (www.experimenta.biz)
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fundamental. Se considera sumamente enriquecedor el hecho de que los músicos provengan de
tradiciones musicales distintas, esto implica que posean habitus musicales y formas de ejecución
distintas. Puede y suele combinarse con otros lenguajes artísticos como el audiovisual, la danza,
el teatro, y la plástica entre otros, y existen básicamente dos roles: el/la director/a y los/as
intérpretes, aunque muchas veces estos roles pueden intercambiarse, pudiendo existir también
músicos/as.
En Argentina las performances bajo esta modalidad llevan casi dos décadas, pero recién en los
siendo años después la Bomba de Tiempo y más recientemente La Grande (ambas bajo la
dirección de Santiago Vázquez) experiencias con audiencias que podríamos decir que abrazan la
En estos últimos años han surgidos otras experiencias algunas devenidas de los sucesivos talleres
que estos músicos que tomaron de primera mano el sistema de Butch Morris han dictado. Entre
bajo la dirección de María Fernández Cullen, quien comparte el rol alternadamente con algunos
de sus integrantes. Está integrado por músicos provenientes de tradiciones musicales diferentes –
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Tiempo-, que ejecutan diferentes instrumentos y recursos tales como: voces, flautas (traversa, en
sol, baja), trompeta, bandoneón, placas, guitarras, bajo, contrabajo, percusión (cajón peruano,
Gracias a una beca del Fondo Nacional de las Artes, Bandalup se forma durante casi dos años con
algunos de los directores más destacados tanto en la conducción por señas como en la
improvisación, realizando ensayos y luego performances en vivo. Estos directores han sido
Santiago Vázquez, Marcelo Moguilevsky, Marcelo Katz, y Hernán Ríos. Adopta a partir de este
proceso algunas señas provenientes de las técnicas desarrolladas por ellos, y otras generadas en el
En el siguiente año y medio Bandalup realiza un ciclo donde el ensamble entra en diálogo con
otras disciplinas artísticas: el teatro espontáneo, la danza contemporánea, el dibujo (pintura sobre
tela en tiempo real), y producciones audiovisuales (cortos y producidas en vivo a partir del
Bandalup cuenta con alrededor de doscientas señas que remiten a la duración (nota corta, nota
larga, sección, ciclo, memoria, etc.), a la forma (A, B, loop, base, contramelodía, etc.), y aspectos
técnicos y hasta logísticos de la actividad musical: cantidad de músicos (todos –tutti-, uno –solo-,
sección –soli-, “miniatura”, etc.), ritmo (tipo de compás, subdivisiones, tempo, etc.), melodía
(motivo, desarrollo, contramelodía, etc.), armonía (nota, intervalo, grado, acorde, secuencia,
armonización, tonalidad, escala, modos, transposiciones, etc.), dinámica (piano, forte, crescendo,
diminuendo, sforzato, etc.), velocidad (aumentación, disminución, doble, mitad, etc.), y otras
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formas de intervención como “ir con” o “ir contra”, “intervenir”, “intercambio gesto-sonido”,
Las señas sin embargo no son aisladas, sino que responden a formas más generales como las de
“fondo y figura”, la búsqueda de una duración “estándar” como los 3 minutos y cierta convención
que descansa en la tonalidad a pesar de que pueden suceder corrimientos y puntos de fuga tonales
Los dos escenarios de producción musical son el ensayo y el momento de concierto que implica
una audiencia. Sin embargo, podemos definir ambos contextos como performáticos.
En estas perfomances el componente experiencial y la atención son vitales. Los modos somáticos
Se genera sentido musical a partir de uno o más gestos corporales que suponen una intención a
través de la cual se está proyectando significado musical. Este sentido musical por un lado
interpela a cada músico/a en su singularidad a partir de la escucha –en tanto sonido encarnado-
orientada por su habitus musical y desde su biografía de audición personal (García 2007) y
sonora (Polti 2012). Por otro lado organiza un entramado que posibilita la creación colectiva de
una obra en tiempo real de manera inteligible (se puede percibir una estructura, forma y
Si convenimos con este último autor que la música opera no con sonidos sino con la escucha,
podemos decir entonces que la performance se realiza en la escucha. Cada músico lee una seña y
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la transforma en sonido. Sin embargo esta seña es de alguna manera una “imagen sonora”, aun
cuando ésta apela a forma o textura, dado que siempre es en relación al universo sonoro-musical.
Sólo en el momento inicial, cuando se parte del silencio la atención es visual. Cuando irrumpe el
sonido el campo de la atención sigue siendo visual pero el foco es puesto en el campo sonoro (a
través de la escucha). En este proceso musical suceden de esta forma “escuchas” sucesivas y
simultáneas. A su vez los espectadores también escuchan lo que los músicos producen producto
estaremos escuchando lo que músicos, director y audiencia escuchan. En este sentido podemos
En términos de Cook, hay una serie de interacciones que se dan en las performances como gestos
mutuos y de comunicación que muestran una visión particular del mundo social. En estas
Podemos decir entonces que el sistema de improvisación con señas interpela el habitus musical
hegemónico que descansa en el uso del texto, y pondera la interpretación virtuosa y la alta
especialización de género y estilística, corriendo por un lado el foco del texto a la escucha, de la
De esta forma la experiencia musical actualiza formas de producción más flexibles, híbridas y
transculturales.
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Bibliografía:
Citro, Silvia, Bizerril, José y Mennelli, Yanina, 2015. Cuerpos y corporalidades en las culturas
Cook, Nicholas, 2006. “Entre o processo e o produto: música e/enquanto performance”, en Musi,
Cruces, Francisco, 2002. “El sonido de la cultura, Niveles de coherencia musical. La aportación
García, Miguel, 2007. “Los oídos del antropólogo. La música pilagá en las narrativas de Enrique
Lopez Cano, Rubén y San Cristóbal Opazo, Úrsula, 2014. Investigación artística en música.
Madrid, Alejandro, 2009. “¿Por qué música y estudios de performance? ¿Por qué ahora?: una
www.sibetrans.com el 27/6/2010.
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Polti, Victoria, 2011. “Aproximaciones teórico-metodológicas al estudio del espacio sonoro”.
Vazquez, Santiago, 2013. Manual de ritmo y percusión con señas, Buenos Aires, Argentina, Ed.
Atlántida.
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