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13-CCJ
SALA PLENA
Magistrado Relator:Dr. Ruddy José Flores Monterrey
Conflicto de competencias jurisdiccionales
Expediente:06233-2014-13-CCJ
Departamento:Cochabamba
Dentro del proceso interdicto de retener la posesión iniciado por Teodocio Quiroga
Castellón y Leónidas Vargas de Quiroga contra Alejandro Rejas López y Florentina Rejas
López, mediante Auto de 17 de abril de 2013, cursante a fs. 14, la citada autoridad de la
jurisdicción ordinaria, refiere que en el terreno objeto del proceso, se realizaban
actividades agrícolas como ser: sembrado de maíz, papa, trigo y otros productos del lugar,
producción con la que la parte alegaba mantener la economía familiar; por otra parte,
señala que de la revisión de las fotografías cursantes en el expediente, se apreció que los
terrenos objeto de litigio eran de naturaleza agrícola, por lo que el conocimiento de la
causa correspondía a la judicatura agraria, conforme lo dispuesto en el art. 39.I.7 de la Ley
del Servicio Nacional de Reforma Agraria (LSNRA) modificado por el art. 23 de la Ley
3545 de 28 de noviembre de 2006, norma legal que establece que la judicatura agraria es
la única competente para decidir sobre el conflicto de acciones emergentes de la posesión
y derecho de propiedad agraria.
Por Auto de 12 de febrero de 2014, cursante a fs. 378 y vta. de obrados, el Juez
Agroambiental de Sacaba, ante la declaratoria de incompetencia efectuada por el Juez
Segundo de Instrucción en lo Civil de Sacaba y remitido que fue el expediente a su
despacho, a objeto de evidenciar la competencia del juzgador solicitó certificación al
Gobierno Autónomo Municipal de Sacaba, señalando dicha instancia que el predio se
encontraba dentro del área urbana del municipio, luego se realizó audiencia de inspección
judicial al terreno, evidenciándose que el mismo estaba usado para la agricultura; toda vez
que, existían residuos de cebada cosechada, también los demandantes manifestaron que
el terreno era de uso exclusivo para la agricultura.
Refiere que al haber evidenciado que el terreno se encontraba ubicado en área urbana;
empero, la actividad a la que estaba dedicada era la agricultura y que dicho predio no
contaba con ningún servicio básico, además de existir residuos de una cosecha anterior,
admitió la demanda declarándose competente para el conocimiento de la causa,
tramitando la misma hasta su conclusión.
Señala que en cumplimiento del Auto Nacional Agroambiental S1a. 09/2014 de 24 de
enero, la competencia en razón de materia de su autoridad en el caso concreto, se
encontraba claramente delimitada por el art. 39.I. 7 de la LSNRA, estableciendo que para
su procedencia deben necesariamente ser propiedades agrarias y rurales, situación que
no acontecía en la especie; toda vez que, la certificación emitida por el Gobierno
Autónomo Municipal de Sacaba, se evidenciaba que el predio era urbano, aspecto
corroborado por la inspección judicial realizada, donde se constataba que la zona contaba
con todos los servicios básicos y estaba prácticamente habitada.
I.3. Admisión
II. CONCLUSIONES
(…)
(…) no existe conflicto de competencias sin que exista una demanda expresa y formal,
presentada ante este Tribunal Constitucional Plurinacional, así como tampoco existe la
obligación de que la autoridad requerida para su apartamiento del caso remita el asunto de
oficio, (…).
En definitiva, solo cumpliendo con lo dispuesto por las normas de los arts. 100, 101, 102 y
24 del CPCo, es atendible un conflicto de competencias entre la jurisdicción indígena
originaria campesina y la ordinaria o agroambiental, mientras no exista una demanda
concreta que cumpla con los requisitos y formalidades exigibles, no existe esta acción, ya
que la jurisdicción constitucional diseñada por el constituyente no actúa de oficio en casos
que involucran situaciones particulares, pues ello provocaría una marcada inequidad e
injusticia para los involucrados en el caso concreto.
De los preceptos antes descritos, se infiere que el elemento que determina cual es la
jurisdicción que conoce de las acciones personales, reales y mixtas, es el carácter agrario
de la propiedad, posesión o actividad; a este objeto al momento de determinar la
jurisdicción se tomaba en cuenta la ubicación del inmueble objeto del litigio o el lugar de la
actividad desarrollada; en este sentido, si el objeto del litigio o la actividad se desarrollaba
en el área urbana, le eran aplicables las normas del Código Civil, en consecuencia la
acción era de competencia de la jurisdicción ordinaria, en cambio si el objeto o la actividad
era desarrollada en el área rural se aplicaban las normas de la Ley del Servicio Nacional
de Reforma Agraria, la acción era de competencia de la jurisdicción agraria; situación que
es determinada por las ordenanzas municipales que delimitaban el área urbana civil, con la
condición de que estas sean homologadas por el Poder -ahora Órgano- Ejecutivo,
mediante una resolución suprema en cumplimiento al art. 8 de la Ley 1669.
Empero, esta forma de definir la jurisdicción para estos casos, fue complementada por la
jurisprudencia constitucional añadiendo otros elementos que se deben considerar para
definir la jurisdicción que conocerá de las acciones reales sobre bienes inmuebles en el
área urbana o en el área rural; mediante la SC 0378/2006-R de 18 de abril, que desarrollo
el siguiente razonamiento:
'Si bien es cierto que la delimitación de la competencia por razón de materia en acciones
reales sobre bienes inmuebles, de manera formal ha sido definida a partir de la ubicación
del inmueble objeto del litigio, sea en el área urbana o en el área rural, aplicándose en el
primer caso las normas de la jurisdicción ordinaria (Código civil) y en el segundo las
normas de la jurisdicción agraria (Ley del Servicio Nacional de Reforma Agraria); no es
menos evidente que materialmente dicha definición es de suyo más compleja, puesto que
dada la particularidad en la regulación del régimen del suelo y subsuelo previstos en el art.
136 de la CPE y en especial lo previsto para la propiedad agraria en el Régimen
correspondiente (Título Tercero de la Parte Tercera de los Regímenes Especiales de
nuestra Constitución), exige que además se tomen en cuenta otros elementos que son
imprescindibles a la hora de determinar la jurisdicción aplicable, partiendo de la premisa de
que conforme con lo establecido por la Constitución, las tierras son del dominio originario
de la Nación y que corresponde al Estado la distribución, reagrupamiento y redistribución
de la propiedad agraria; que el trabajo es fuente fundamental para la adquisición y
conservación de la propiedad agraria; y la función social que debe cumplir la propiedad
agraria, por lo que el régimen legal de la tierra y en especial la jurisdicción a aplicarse, no
puede quedar librada única y exclusivamente a lo que dispongan los Gobiernos
Municipales en cuanto al uso del suelo y menos aún cambiar automáticamente por el sólo
hecho de ampliarse la mancha urbana según lo que dispongan los Gobiernos Municipales
en sus respectivas Ordenanzas, máxime cuando a partir de la vigencia de la Ley de
Participación Popular y desde la perspectiva de éstos, el concepto de propiedad urbana y
propiedad rural ha dejado de tener vigencia, toda vez que la jurisdicción municipal que
daba origen a ese concepto se aplica a todo el territorio de la sección de provincia,
incluyendo o si se quiere fusionando lo urbano y lo rural'.
De todo lo expuesto, se concluye que tanto los jueces agrarios (ahora agroambientales)
como los ordinarios tienen competencia para conocer acciones reales, personales y
mixtas; pero la diferencia está en que los primeros conocen las derivadas de la propiedad,
posesión y actividad agraria, y en caso de producirse un cambio de uso de suelo, para
definir la jurisdicción que conocerá de estas acciones, no sólo se considerara la ordenanza
municipal que determine estos límites entre el área urbana y rural, sino esencialmente, el
destino de la propiedad y la naturaleza de la actividad que se desarrolla” (el resaltado nos
pertenece).
Ello evidencia, que el predio objeto de la litis, no sólo que se encuentra en área urbana,
sino que además no se verificó que el terreno estaba ni esté destinado a una actividad
agrícola; toda vez que, si bien el Juez Segundo de Instrucción en lo civil, señaló que la
parte demandante hacía referencia a sembradíos de maíz, papa, trigo y otros productos
del lugar con los que se mantendría la economía familiar, esa situación no fue verificada
de forma alguna por el referido Juez, que se limitó a dar por cierta la aseveración y con ello
declinó competencia; por su parte el Juez Agroambiental evidentemente originó una
audiencia de inspección para cotejar las circunstancias del terreno, pero de acuerdo a lo
señalado por él mismo, la zona contaba con todos los servicios básicos, tenía una planta
de durazno, pero ningún tipo de sembradío a la vista y sólo vestigios de una cosecha
anterior de avena y algunos surcos en la tierra, además de dos cabezas de ganado
vacuno, elementos éstos que de ninguna manera otorgaban la certeza y menos generaban
la convicción de que el inmueble objeto del interdicto estaba dedicado a la producción
agrícola y/o pecuaria.
POR TANTO
Se hace constar que no interviene la Magistrada Dra. Mirtha Camacho Quiroga, por ser de
voto disidente.