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Aspectos que configuran la salud mental

Por cuanto acabamos de ver, el estado mental también forma parte de la evaluación del estado de salud de
cualquier sujeto. Porque, sin duda, no se puede ostentar un nivel óptimo de salud y un deficitario estado
mental. Por tanto, el concepto de “salud mental” va implícito en el concepto de salud y además como
algo indisociable.

En cualquier caso, la salud y, por tanto, la salud mental, desde una perspectiva actual, se contempla como
un proceso dinámico, por el cual todas las personas -a lo largo de la vida- atravesamos por diferentes
períodos en los que el grado de salud varía dentro de ese proceso continuo: salud?enfermedad.

Mucha gente piensa en la “enfermedad” mental cuando escuchan la expresión “salud mental”. No obstante,
salud mental es mucho más que la ausencia de trastorno mental. La salud mental es un don que todos
queremos poseer, independientemente de si lo designamos o no con ese nombre. Cuando hablamos de
felicidad, tranquilidad, goce o satisfacción, casi siempre nos estamos refiriendo a la salud mental.

La salud mental tiene que ver con la vida diaria de todos. Se refiere a la manera como cada uno de nosotros
nos relacionamos con otros en el seno de la familia, en la escuela, en el trabajo, en las actividades
recreativas, en el contacto diario con nuestros iguales y, en general, en la comunidad. Comprende la manera
en que cada uno armoniza sus deseos, anhelos, habilidades, ideales, sentimientos y valores morales con los
requerimientos para hacer frente a las demandas de la vida.

Según la Federación Mundial para la Salud Mental (10), la salud mental tiene que ver con:

 Cómo nos sentimos con nosotros mismos.


 Cómo nos sentimos con los demás.
 En qué forma respondemos a las demandas de la vida.

No existe una línea divisoria que separe con precisión a la persona mentalmente sana de la que no lo está.
En verdad, existe toda una gama de grados de salud mental y no hay una característica singular que pueda
tomarse aisladamente como evidencia de que se la posee. Por otra parte, tampoco la ausencia de uno de
esos atributos puede admitirse como prueba de “enfermedad” mental. Más aún, nadie mantiene durante
toda su vida las condiciones de una “buena” salud mental.

Entre las características de las personas mentalmente sanas se encuentran las siguientes:

1. Están satisfechas consigo mismo.

 No están abrumadas por sus propias emociones (rabia, temores, amor, celos, sentimientos de culpa
o preocupaciones).
 Pueden aceptar sin alterarse las decepciones de la vida.
 Tienen una actitud tolerante, despreocupada, respecto a la propia persona y a los demás y son
capaces de reírse de sí mismas.
 Ni subestiman ni sobrevaloran sus habilidades.
 Se respetan a sí mismas.
 Se sienten capaces de enfrentar la mayoría de las situaciones.
 Consiguen placer de las cosas simples de la vida cotidiana.

2. Se sienten bien con los demás.

 Son capaces de amar y tener en consideración los intereses de los demás.


 Sus relaciones personales son satisfactorias y duraderas.
 Les gusta confiar en los demás y sentir que los otros confían en ellos.
 Respetan las múltiples diferencias que encuentran en la gente.
 No se aprovechan de los demás ni dejan que se les utilice.
 Se sienten parte de un grupo.
 Se consideran implicados en los avatares que afectan a la sociedad.

3. Son capaces de satisfacer las demandas que la vida les presenta.

 Enfrentan sus problemas a medida que se van presentando.


 Aceptan sus responsabilidades.
 Modifican su ambiente cuando esto es posible y se ajustan a él cuando es necesario.
 Planifican para el futuro, al que enfrentan sin temor.
 Tienen la mente abierta a nuevas experiencias e ideas.
 Hacen uso de sus dotes y aptitudes.
 Se fijan sus metas ajustándose a la realidad.
 Son capaces de tomar sus propias decisiones.
 Consiguen satisfacción en poner su mejor esfuerzo en lo que hacen.

Sostiene Bárbara S. Jonson (11) que las sociedades definen los términos salud y enfermedad según sus
creencias y valores. Cuando una persona es capaz de llevar a cabo su rol en la sociedad y su conducta se
adapta al entorno, decimos que la persona está sana; cuando no se cumplen las responsabilidades de rol y la
conducta es de falta de adaptación, decimos que la persona está enferma.

La cultura tiene una gran influencia en estas determinaciones acerca de la salud y la enfermedad. Una
conducta que es aceptable en un grupo cultural puede no ser tolerada por otro grupo.

Menninger, citado por Johnson, definía la salud mental como “la adaptación de los seres humanos a
los demás y al mundo que les rodea con un máximo de eficacia y felicidad”.

Sin embargo, tenemos que insistir en que no existe una definición de salud mental aceptada a nivel general;
y a la vez que, varios autores sostienen, de modo general, que la salud mental se relaciona con la conducta
del individuo.

Johnson dice que la salud mental supone un dominio de las áreas de la vida relacionadas con el amor, el
trabajo, el juego e incluso con la felicidad. Entre los componentes de la salud mental se encuentran los
siguientes:

1. Autodominio: La persona demuestra autonomía, sensación de separación, independencia y una


tendencia a creer en los valores y reglas de conducta por lo cuales se rige su vida. La persona actúa
de forma independiente, dependiente o interdependiente, según considere necesario, sin perder de
forma permanente su independencia.
2. Orientación del crecimiento: La persona quiere salir de su “status quo” para progresar
hacia su autorrealización y maximizar sus capacidades.
3. Tolerancia de la incertidumbre: La persona se enfrenta a la incertidumbre de la vida y a la
certeza de la muerte con fe y esperanza.
4. Autoestima: La autoestima de la persona se construye sobre el autoconocimiento y la
conciencia de sus talentos, capacidades y limitaciones.
5. Dominio del entorno: La persona es eficaz, capaz, competente y creativa a la hora de
enfrentarse con el entorno y de influir en él.
6. Orientación a la realidad: La persona distingue entre hechos y fantasías, entre el mundo
real y el mundo de los sueños y actúa de acuerdo con ello.
7. Tratamiento individualizado del estrés: La persona experimenta las depresiones,
ansiedad, etc., de la vida diaria y es capaz de tolerar altos niveles de estrés, sabiendo que esa
sensación no va a durar siempre. La persona es flexible y puede experimentar el fracaso sin
autocastigarse. Habitualmente, la persona afronta crisis sin necesidad de ayuda más allá del apoyo
de la familia y amigos.

Muchos aspectos de la vida de la personas, según Johnson, son signos indicativos de salud mental. Algunos
de ellos son:

 un trabajo importante,
 disfrutar de la vida,
 el humor,
 la capacidad para beneficiarse del descanso y del sueño,
 el optimismo,
 la espontaneidad,
 la satisfacción en las relaciones con los demás,
 la capacidad para trabajar bien solo y con otros,
 la capacidad para realizar juicios y tomar decisiones razonables,
 la aceptación de la responsabilidad por sus acciones,
 la capacidad para dar y recibir,
 la demostración de conductas que generalmente son aceptadas por el grupo,
 y la capacidad para expresar emociones, incluyendo sentimientos intensos.

El humor puede ser un mecanismo de afrontamiento y un indicador de salud mental, ya que sugiere la
capacidad para reírse de los propios problemas y equivocaciones.

También ha descrito Johnson otras características de las personas mentalmente sanas:

1) Flexibilidad Psicosocial: La flexibilidad es la capacidad de la personalidad para recuperarse


fácilmente o adaptarse a situaciones y acontecimientos difíciles o dolorosos y para movilizar recursos de
afrontamiento y energías.

Existen estudios sobre esta Flexibilidad Psicosocial, acerca del por qué algunas personas sucumben al estrés
y a la adversidad, mientras que otras escapan al daño producido por ellos.

Los investigadores proponen que los “procesos protectores” reducen el efecto de las situaciones de riesgo
(como un acontecimiento amenazante), reducen las reacciones negativas provocadas por el encuentro con
la propia situación de riesgo, favorecen la autoestima y la autoeficacia a través de relaciones seguras y de
apoyo. La protección reside en las formas en que los individuos perciben y se enfrentan a los cambios de la
vida y afrontan las circunstancias vitales estresantes.

2) Libertades. Según Satir y otros autores, las personas mentalmente sanas muestran ciertas
“libertades” en su conducta:

 La libertad para ver y oír lo que está ocurriendo, en lugar de lo que fue, lo que sería o lo que debería
ser.
 La libertad para pensar, sentir y expresar lo que realmente se piensa y se siente, y no lo que se
debería pensar o sentir.
 La libertad de preguntar lo que se quiere, sin tener que esperar a que nos den permiso para ello.
 La libertad para correr riesgos en lugar de elegir la seguridad para no “perder el equilibrio”.
3) Ánimo. Éste es una circunstancia de la personalidad que se ha identificado en individuos sanos. Se ha
propuesto que el ánimo permite a las personas sometidas a grandes niveles de estrés permanecer sanas y
resistir a las enfermedades y trastornos. Los tres componentes del ánimo son:

 Control: sensación de estar al mando de la propia vida y de los acontecimientos de la vida y de


ser capaz de influir en ellos.
 Compromiso: sensación de que la vida y el trabajo de la persona son importantes y de
participación intensa en las actividades de la vida.
 Desafío: se contemplan los cambios como algo normal y los obstáculos encontrados en el
transcurso de la vida como retos y oportunidades.

4) Equilibrio en la vida. Las personas mentalmente sanas luchan por conseguir el equilibrio en sus
vidas. Para establecer el equilibrio entre los aspectos físicos, espirituales, emocionales y sociales de la vida,
se debe prestar atención a las necesidades y objetivos y tener determinación para llevarlas a cabo. A
menudo un aspecto de la vida de la persona domina los demás en detrimento de su propia salud. Por
ejemplo, los adultos con muchas ocupaciones se encuentran a menudo tan enfrascados en la lucha diaria del
trabajo y del cuidado de sus hijos y de la casa que olvidan atender sus propias necesidades de ejercicio, ocio
o renovación espiritual.

Por otra parte, retomando las aportaciones de la Federación Mundial para la Salud Mental (FMSM), en su
primera andadura (1947), definió la salud mental como sigue:

“La salud mental es el estado que permite el desarrollo óptimo de cada individuo en el
orden físico, intelectual y afectivo, en la medida en que es compatible con el desarrollo de
otros individuos”

“Es deber de la sociedad permitir a sus miembros ese desarrollo, asegurando a la vez el
desarrollo de la sociedad misma, dentro de la tolerancia debida a las demás sociedades”.

Destacando la importancia del equilibrio entre el Yo con el medio ambiente y fundamentalmente con la
sociedad, Fromm (12) distingue un aspecto individual de la salud mental que sería una vivencia de felicidad,
de bienestar de la persona, y otro aspecto de consideración social en relación con el estatus y rol de la
persona.

Para Soddy (12), la salud mental es lo siguiente: “sujeto sano que reacciona sin esfuerzo doloroso
a la vida. Sus ambiciones quedan en el cuadro de las realizaciones posibles. Hay una
noción justa de su capacidad y su realidad. Es capaz de ayudar y aceptar ayuda”. En esta
definición, además de la idea de la felicidad y equilibrio, hay una concepción más dinámica, que incluye el
sentido de apreciación de la realidad, muy importante al analizar el criterio de salud mental.

Así pues, sostienen Megías y Serrano que la salud mental “se manifiesta por un equilibrio dinámico
de la personalidad, la integración, siempre renovada a tendencias contradictorias que
permiten establecer relaciones significativas entre el individuo y el mundo, que a la vez
preserva la identidad del Yo y favorece la adaptación al medio”. Y por otra lado, dicen: “La
salud mental, lejos de ser la ausencia de enfermedades y problemas mentales y psíquicos,
es por el contrario la percepción y conciencia de ellos y la posibilidad personal y/o colectiva
de tratar de solucionarlos, de modificarlos, de intervenir sobre ellos”. (13)

Por su parte Vasco dice que “la salud mental aporta nuevos elementos para la reflexión en la
medida que introduce las variables de las posibilidades al nivel individual y/o social”. (14)

Por otra parte, desde la perspectiva holística, según Ugalde y Lluch (15), una persona está sana cuando:

 Carece de síntomas, enfermedades y trastornos.


 Se halla en “excelente” condición física y psíquica
 Está relajada y llena de vitalidad.
 La vida tiene sentido para ella.
 Desarrolla creativamente sus potenciales humanos.

Si entendemos la salud como “equilibrio”, entre el hombre y su medio, está claro que no es una cuestión
estática, permanente, ni definitiva, sino que tiene que ir adecuándose continuamente a las condiciones del
medio tanto como a las condiciones internas de las personas, ya que ambas (condiciones externas e
internas) son cambiantes permanentemente.

No olvidemos, en este sentido, que cada uno de nosotros somos seres únicos, somos individualidades
sumergidas, subsumidas en un conjunto, único, por un lado, y común, por otro, de circunstancias vitales.
Cada uno de nosotros tenemos una “filosofía de la vida” y tenemos una “forma de ser o estar” en el medio
que nos ha tocado vivir.

El “proceso de vivir” del ser humano es muy complejo, es el resultado de múltiples interacciones, de
múltiples relaciones consigo mismo y con el mundo circundante; y, por tanto, cualquier intento de
definición resulta, necesariamente, simplista. Describir y delimitar los componentes que intervienen en la
vida humana no es tarea sencilla, dado que los procesos vivenciales de los actores sociales son
tremendamente complejos.

Sostiene Serrallonga (16), que cada cultura posee un conjunto de características antropológicas merced a
las cuales decide quién está “cuerdo” y quién está “loco”. Se usarán criterios médicos, sociológicos,
estadísticos, etc., pero ninguno de ellos por sí solo dará la auténtica dimensión de la salud. Si a esta situación
añadimos el polimorfismo etiopatogénico de los trastornos mentales podemos concluir, sin temor a errar,
que es difícil hallar una correcta definición de lo que es la salud mental.

Finalmente, podemos decir que la salud se concibe como un concepto biopsicosocial, ya que hace referencia
a una visión total que conlleva la unidad de cuerpo, mente y espíritu y las relaciones que la persona
establece con los demás y con el medio ambiente.

López, González y García sostienen que “la salud en el terreno mental implica que los
sentimientos, intereses, motivaciones, actitudes y valores de la persona maduran y
cambian durante un período de vida en el que se relaciona con otras personas y con el
medio ambiente; que manifiesta flexibilidad y estabilidad en habilidades de adaptación,
desarrolla tareas apropiadas a su tiempo y edad y cumple sus roles con el máximo de
efectividad y satisfacción”. (17)

Enfermedad mental

Se conoce como trastorno mental al síndrome o a un patrón de carácter


psicológico sujeto a interpretación clínica que, por lo general, se asocia a
un malestar o a una discapacidad. En este marco, resulta interesante destacar
que una enfermedad de tipo mental es aquella que se produce a raíz de una
alteración que repercute sobre los procedimientos afectivos y cognitivos del
desarrollo, la cual se traduce en dificultades para razonar, alteraciones del
comportamiento, impedimentos para comprender la realidad y para adaptarse a
diversas situaciones.
Resulta importante mencionar que los trastornos mentales pueden ser
consecuencia de factores biológicos (ya sean de orden genético, neurológico
u otros), ambientales o psicológicos. Por eso requieren de un abordaje
multidisciplinario enfocado a mejorar la calidad de vida del sujeto.
Muchos son los signos o síntomas que dan muestra de que alguien está
sufriendo un trastorno mental. Así, por ejemplo, entre los mismos se
encuentran trastornos del sueño, tristeza, ansiedad, alteraciones en lo que es la
memoria, dificultad palpable para pensar con absoluta claridad, conducta de
tipo agresivo o incluso cambios y problemas en lo que es tanto la percepción
visual como la auditiva.

Aunque existen diversas categorías de trastornos mentales, las principales están


basadas en los trastornos neuróticos y los trastornos psicóticos.
Los mencionados en primer lugar alteran la percepción que el individuo tiene en
torno a sí mismo y el grado de aprobación del Yo. Más allá de esto, no
representan una distorsión del plano real ni provocan aislamientos importantes
de la vida social.

Los trastornos psicóticos, en cambio, pueden incluir delirios, fuertes


dificultades de carácter afectivo y relacional o alucinaciones. Por lo general,
estos están determinados por razones orgánicas relevantes.

Es importante tener en cuenta que la definición de trastorno mental ha sufrido


variaciones con el paso del tiempo. Hasta 1990, la Organización Mundial de
la Salud (OMS) incluía a la homosexualidad y la transexualidad en su
listado de trastornos mentales.
Entidad aquella que clasifica a los citados trastornos mentales en nueve
categorías. Veamos cuales son:

Sintomáticos y orgánicos, como por ejemplo el delirium.

Esquizotípicos. Entre ellos se encuentran la psicosis o la esquizofrenia.

Neuróticos. Dentro de esta categoría se hallan multitud de trastornos tales como


la amnesia, la ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo, la neurastenia o la
agarofobia.

Del comportamiento y de la personalidad. En este caso, se hace referencia a la


inestabilidad emocional, el trastorno paranoide o esquizoide, el trastorno
ansioso de la personalidad…

Del comportamiento en la infancia y adolescencia. Este sería el caso de los


trastornos de conducta, los tics, la tartamudez, la enumerisis o el mutismo
selectivo.

Trastornos por consumo de psicotrópicos: síndrome de abstinencia,


intoxicación agua, síndrome de dependencia…

Del humor o afectivos. Entre los mismos se puede hablar de la distimia, el


trastorno bipolar o el episodio depresivo, entre otros muchos más.

Trastornos mentales producidos por disfunciones de tipo fisiológico. En este


caso, se hace referencia a los de tipo alimentario como la anorexia o la bulimia, a
los de origen biológico como la eyaculación precoz o a los motivados por el
sueño como el terror nocturno, el insomnio o el sonambulismo.

Retraso mental: afasia, autismo, disfasia…


Por otra parte, la salud mental es definida como el bienestar absoluto a nivel
psíquico y social, mientras que un trastorno mental implica la pérdida de dicho
bienestar por motivos de distinta índole.

La ENFERMEDAD o EL TRASTORNO MENTAL es una alteración de tipo emocional,


cognitivo y/o comportamiento, en que quedan afectados procesos psicológicos básicos
como son la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la
percepción, la sensación, el aprendizaje, el lenguaje, etc. Lo que dificulta a la persona su
adaptación al entorno cultural y social en que vive y crea alguna forma de malestar
subjetivo. (Ref. La “Guía de estilo” de FEAFES, la Confederación Española de
Agrupaciones de Familiares y personas con enfermedad mental).

No es fácil establecer una causa-efecto en la aparición de la enfermedad mental sino que


son múltiples y en ella confluyen factores biológicos (alteraciones bioquímicas,
metabólicas, etc.), factores psicológicos (vivencias del sujeto, aprendizaje, etc.) y factores
sociales (cultura, ámbito social y familiar, etc.) que pueden influir en su aparición.

Diagnósticos

Según los criterios de clasificaciones internacionales como la DSM-IV de la American


Psychiatric Association o la CIE-10 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los
grupos de diagnósticos que dan lugar a la aparición de una situación valorada como
Enfermedad Mental Grave son:

Esquizofrenia y grupo de trastornos psicóticos: Se caracteriza por los trastornos del


pensamiento, alucinaciones y síntomas negativos; suele conllevar gran afectación de las
funciones de relación social. Se produce un grave deterioro de la evaluación de la realidad
que interfiere en gran medida con la capacidad para responder a las demandas cotidianas de
la vida. Estas distorsiones provienen de la percepción del pensamiento y de las emociones.

Trastorno Bipolar y grupo de los trastornos afectivos mayores: Se caracteriza por las
fases de alteración severas del estado de ánimo y el nivel de la actividad de la persona que
lo padece (episodios maníaco-depresivos). T

Trastornos de la Personalidad: Es una alteración de la personalidad, de la forma de vivir,


de la forma de ser y de relacionarse con el entorno. La patología viene dada por agrupaciones
de rasgos peculiares (no síntomas clínicos) que hacen sufrir a la persona o le generan T
importante conflictos en la relación interpersonal y/o social.

Trastorno Obsesivo Compulsivo: El Trastorno Obsesivo Compulsivo (en adelante TOC) es


un trastorno mental crónico, que los manuales diagnósticos lo ubican dentro de la categoría
de los “Trastornos Obsesivos Compulsivos y trastornos relacionados” (DSMV), y dentro del
grupo de “trastornos neuróticos secundarios a situaciones estresantes y somatomorfos” (CIE-
10).Cuándo una persona padece un TOC tiene ciertos pensamientos repetitivos de manera
involuntaria y presenta rutinas o rituales de manera continuada.

 Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo alrededor de 1 de


cada 4 personas sufre un trastorno mental a lo largo de su vida.
 Se estima en un 2% la población vizcaína que padece actualmente un trastorno
mental. Esto significa que hay en torno a 23.000 personas afectadas en nuestro
territorio.
 La OMS calcula que aproximadamente el 20% de los/as niños/as y adolescentes
del mundo tienen trastornos mentales graves. Los trastornos neuropsiquiátricos
figuran entre las principales causas de discapacidad entre los jóvenes. (OMS)
 En 2020 la depresión será la segunda causa mayor de incapacidad en el mundo
después de las enfermedades cardíacas.
 La depresión es un trastorno mental frecuente que afecta a más de 350 millones
de personas en el mundo, afectando más a la mujer que al hombre.
 La depresión representa un 4.3% de la carga mundial de morbilidad y se encuentra
entre las principales de causas de discapacidad, sobre todo entre las mujeres.
 En nuestra sociedad existen un conjunto de barreras laborales y sociales creadas
por el estigma de la enfermedad mental.
 Las personas con enfermedad mental crónica tienen numerosas experiencias de
rechazo, especialmente en el ámbito laboral, los amigos y la familia extensa: el
44% informa haber tenido experiencias de discriminación en el área laboral, el
43% en las relaciones con los amigos y el 32% con los vecinos.
 El empleo es uno de los principales ámbitos de estigmatización: se estima que
entre un 5 y un 15% de las personas con enfermedad mental tiene un trabajo, y
sólo el 5% lo tiene de forma regular. El 44% afirma haber sufrido algún tipo de
discriminación laboral.
 Porque cualquiera puede desarrollar una enfermedad mental. La ciencia nos dice
que personas con cierta predisposición genética tienen más probabilidad de sufrir
una enfermedad mental, pero los factores ambientes también pueden determinar
la aparición de una enfermedad mental, por ello todos estamos expuestos
 La identificación y el tratamiento precoz son de suma importancia.
 Las enfermedades mentales pueden afectar a cualquier persona, sin importar su
edad, su raza, su religión o su clase social.
 Estudios recientes mantienen que un 83% de personas con enfermedad mental
alega que la discriminación social y el estigma es uno de los principales
obstáculos para su recuperación.
 Las enfermedades mentales no suelen ser comprendidas por la sociedad. Un 83%
de la población general afirma desconocer qué es la esquizofrenia.
 El estigma que sufren las personas con enfermedad mental y la discriminación,
provoca que algunas de estas personas se muestren reticentes a recibir
tratamiento médico especializado.

Rompe barreras

Una persona con enfermedad mental no puede alcanzar las metas profesionales que se plan

Muchas personas brillantes y que han alcanzado grandes éxitos profesion


tienen una enfermedad mental. Han aprendido a vivir con ella y a desenv
FALSO ello han dejado de alcanzar sus objetivos. Ejemplo de ello son: Albert Einst
Nash (matemático, ganador del premio Nobel).

Las personas con enfermedad mental son agresivas o peligrosas.

La idea de que la enfermedad mental esta íntimamente relacionada con la v


base científica. La realidad nos dice que las personas con enfermedad m
FALSO propensas a dañarse a sí mismas y no a otros y son más susceptibles de se
agresivos que de cometerlos.
La medicación es necesaria.

Para mantener controlados algunos de los síntomas de


prevenir recaídas futuras es fundamental tomar la med

VERDADERO importante que la persona tenga un tratamiento farmaco


que posibilite que pueda desarrollar su vida diaria de
normalizada posible sin la carga que muchos síntomas d
le suponen.

Las personas con enfermedad mental pueden tener largos períodos de estabilidad.

Teniendo una adecuada adherencia a la medicación, u


VERDADERO adecuado en el manejo de los síntomas y en el a
situaciones de estrés, pueden mantener largos períodos

Las personas con enfermedad mental son muy dependientes.

Todo el mundo necesita ciertos apoyos a lo largo de su vida, especialm


luchando con una enfermedad grave. Esto no quiere decir que la pe
FALSO desenvolverse de manera adecuada en distintos ámbitos de su vida,
laboral… y mantener una participación activa en la sociedad.

CUIDA TU SALUD MENTAL: Nuestras recomendaciones

La mejor inversión… CUIDA TU SALUD MENTAL

1. Duerme 7 u 8 horas diarias para evitar la pérdida de energía y la aparición de


fatiga.
2. Come limpio y variado para tener una dieta saludable y equilibrada.
3. Practica una actividad deportiva varias veces a la semana o intenta pasear una
hora al día.
4. Sal y diviértete con tus amigos/as, familia, vecinos/as…, apoya y ayuda a otras
personas.
5. Controla tu consumo de alcohol, tabaco, café, fármacos…
6. Manualidades, ir al cine, leer un libro, ir a un concierto… mantener aficiones te
ayudará a desconectar.
7. Echarte una siesta, ir a la peluquería, darte un capricho… es necesario dedicarte
tiempo a ti mismo/a.
8. Haz una lista con las tareas que vas a hacer y reconoce tus limitaciones. A veces
la “sobrecarga” diaria se puede compartir con otras personas.
9. Interpreta los obstáculos como desafíos a superar y como oportunidades para
aprender nuevas formas de enfrentarte a los problemas.
10. Insomnio, caída del cabello, tristeza, irritación, nerviosismo… aprende a detectar
los síntomas del estrés e intenta aminorar sus efectos. Si no puedes controlarlo,
solicita apoyo a un/a profesional.

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