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Portada: archivos Wikimedia Commons, por licencia a dominio público del autor:
página del Aristóteles de Aldo Manuzio de (1495-1498) Primeros y Posteriores
Analíticos
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INDICE
Lección 1: COMA 7.
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Notas sobre puntuación
Es necesario indicarle al lector las relaciones que hay entre las palabras escritas,
de otro modo, se dificulta la lectura y se multiplican en forma incierta las
interpretaciones posibles para una secuencia de palabras. La puntuación es un
conjunto de marcas que sirven para facilitar la lectura y definir la interpretación de
un texto.
La puntuación puede verse como una notación paralela a la del alfabeto; es una
notación que marca límites en las ideas de un texto y representa también
asociaciones entre éstas.
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relacionan con este origen más allá de lo que la anécdota etimológica expone.
Metáforas para figurar la puntuación abundan: las líneas que separan las
imágenes en un cuadro; la trama de un tejido; las junturas que ensamblan las
partes de una construcción; la señalización que ordena el tráfico; el ritmo de una
pieza musical. Ensayemos una composición con algunas de estas imágenes: Las
puntuaciones bordan junturas en la trama de los contenidos escritos. Ensamblan y
caracterizan los fragmentos que forman la estructura. Señalizan al lector ritmo y
dirección en su recorrido por el texto.
Valga el exceso anterior por el punto que sigue. Este uso metafórico de la
puntuación nos muestra que hay un entendimiento cotidiano y popular de sus
recursos, un conocimiento tácito sobre aquello que las marcas de la puntuación
ejecutan. En este manual haremos explícitos aspectos claves de algunas de esas
funciones.
Por último, el texto de William Strunk, The Elements of Style, (1918, 1979, Strunk
& White, Allyn & Bacon), un clásico de estilo y redacción en lengua inglesa, me ha
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inspirado en la hechura de este manual y me ha guiado en distintos desarrollos.
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LECCION 1: COMA
1. Los términos de una lista van separados por una coma. Normalmente, el último
miembro de la serie va separado del penúltimo por alguna conjunción, como la
“y” o la “o” (esta última, también llamada “disyunción”). Con esas conjunciones y
en esa posición, la coma se hace en general superflua, por lo que no se anota.
Ejercicio 1§1.1:
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vi. Mantequilla, mermelada, manjar o margarina, me da lo mismo lo que le
pongas al pan.
vii. No estoy seguro si el nombre era María, Mario, Mariano o Marcial.
viii. Podríamos presentar propuestas de investigación en ingeniería genética, en
física de partículas, en astronomía de radiación infrarroja, en lingüística
generativa o en geología física.
ix. Podríamos presentar propuestas de investigación en ingeniería genética,
en física de partículas, en astronomía de radiación infrarroja, en lingüística
generativa, o en geología física.
En los ejemplos (vi.) y (vii.) nada altera en la interpretación una coma antes de
la “o”. De modo que se hace superflua esa puntuación. En cambio el ejemplo
(viii.), por no contar con una coma antes de la “o”, permite la interpretación de
que haya una disyunción particular en los dos miembros asociados por la “o” (la
lingüística generativa y la geología física). Esa ambigüedad se elimina si
separamos los últimos dos miembros de la serie con una coma. De este modo,
(ix.) expresa en forma clara que la alternación del caso (la posibilidad de
presentar propuestas de investigación) aplica por igual a todos los miembros de
la lista.
Ejercicio 1§1.2:
Cuando la serie es una exclusión reiterativa con ‘ni’, conviene anteponer esta
partícula a cada miembro de la serie. En tal caso, no se anota una conjunción
adicional entre el penúltimo y el último miembro:
Nótese que hay inicio de serie y elipsis oracional en (x.), de modo que la
primera coma se justifica: “tu familia nunca me aceptó, ni (me aceptó) tu madre,
ni (me aceptó) tu padre…” En esta posición de la primera coma, los dos puntos
podrían haberse usado. En (xi.), en cambio, la serie disyuntiva se inicia con el
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complemento directo de “gustar”, por lo que la coma no se justifica sino hasta
después del término de esa frase verbal, después del complemento. De otro
modo, se desarticularía la oración. La coma no debe intercalarse en el
predicado básico (salvo para marcar aposiciones y otro material secundario). Lo
propio ocurre en (xii.).
Ejercicio 1§1.3:
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LECCION 2: COMA
1. En general, las oraciones independientes van separadas las unas de las otras
por un punto y coma, un punto seguido, un punto aparte, o alguna otra marca
de clausura e intervalo, como los paréntesis o los dos puntos. Sin embargo, la
expresión muchas veces las coordina en compuestos oracionales, y también en
secuencias de oraciones sin clausura mayor entre sí. En estos casos, las
oraciones o frases elípticas se separan por una coma.
1.1. Las oraciones o frases elípticas en una serie coordinada se separan por
una coma. Si una conjunción precede al último miembro de la serie, conviene a
veces anteceder una coma a ésta, bajo los principios ya expuestos:
Observamos que (i.) no requiere de una “y” antes del último contenido de la
serie. Podría haberla, pero su inclusión cerraría la serie y por ello restaría vigor
a la secuencia. En (ii.) la presencia de la coma separa al último evento del
anterior. El punto de referencia para la partida referida es “aquí”. La ausencia de
la coma, en cambio, permite una lectura en la que ese punto es “el hotel”. En
(iii.) hay una agregación de contrariedades, y la coma antes de la conjunción se
requiere para establecer y enfatizar el estatus propio de la última contrariedad
expresada. (iv.) es cita famosa atribuida a Julio Cesar, de modo que se trata de
una reproducción proverbial. Como se expuso, esta secuencia convencional, sin
conjunción, es más vigorosa. En (v.) no es necesario anteponer una coma a la
conjunción. La separación requerida ya está marcada por esta última. En (vi.),
en cambio, por tratarse de la conjunción adversativa “pero”, que marca el
cambio de sentido en la serie, es necesaria una coma que separe estos
sentidos opuestos.
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Ejercicio 2§1.1:
Ejercicio 2§1.2:
Aplique estos principios en 10 nuevos ejemplos, e indique en comentario adjunto
la justificación de su puntuación.
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LECCION 3: COMA
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Ejercicio 3§1.1.:
B. (a) Indique las comas mal puestas en las siguientes oraciones; (b)
corríjalas y justifique; (c) reformule la redacción de (iii.); (d) justifique:
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LECCION 4: COMA
Ejercicio 4§1.1:
iv. En verdad, Jorge no bebe, aunque se toma su vasito de vino en los asados.
v. Manuel le mintió a su madre, pero lo hizo para protegerla.
vi. Manuel sacó su billetera del bolsillo interior de su chaqueta y pagó con un
billete de cinco mil pesos.
Ejercicio 2§1.2:
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LECCION 5: PUNTO Y COMA
Las versiones (i.) y (ii.) son preferibles. El punto en (iii.) y en (iv.) interrumpe más
de la cuenta las secuencias, en tanto que las conjunciones antecedidas por
coma en (v.) y en (vi.) constituyen material superfluo. Strunk recomienda este
“simple método para indicar la relación entre los enunciados” como uno de los
“artificios más útiles de la composición” (en Strunk, William & E.B. White, 1979:
6) Lo formularemos de este modo: cuando dude sobre la puntuación o el tipo de
vínculo que deba unir sus oraciones, compare las opciones.
Ejercicio 5§1.1:
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LECCION 6: DOS PUNTOS
1.1. Los dos puntos finalizan una oración gramaticalmente completa cuando
ésta anuncia una lista siguiente de miembros de una categoría:
i. Hay tres tipos humanos que detesto: los parásitos, los oportunistas y los
charlatanes.
ii. Para montar este librero necesitas las siguientes herramientas: un
desatornillador, un alicate, un martillo, un punto, un lápiz y una escuadra.
iii. Había algo que no me parecía bien en todo esto: la empresa del hermano
del alcalde Hernández se había adjudicado el contrato de la Municipalidad
para el recogido de basura de la ciudad.
iv. No todos son como el señor Soto. Hay también personas buenas en este
vecindario: el señor Ramírez, don Carlos, la señora del quiosco de la
esquina, la nana de los Pérez, y hasta el guardia es buena onda.
1.3. Los dos puntos separan la indicación del receptor de una nota del texto de
la misma:
Rodrigo Rodríguez
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Ejercicio 6§1.1-1.3:
vii. Piedras, cenizas, escombros, arena: es todo lo que quedó de Atenas para la
posteridad.
ix. Del vocablo “minga” dice Lenz: “… Chiloé -reunión de gente, amigos y
vecinos, para hacer en común algún trabajo (construcción de casa, cosecha,
etc.) sin pago de dinero; el interesado debe dar alimentos y bebidas, de
manera que el trabajo concluye generalmente con una fiesta y borrachera…”
x. Miró con temor a su interlocutor y en voz baja le dijo: “cuidado, José, no
hables mal de don Alfonso, mira que aquí estamos en sus tierras.”
Ejercicio 6§1.4-1.6:
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LECCION 7: PUNTO SUSPENSIVO
iii. Puedes venir a verme este jueves a las tres… a ver, mejor a las cuatro... o
dejémoslo para el viernes mejor, tipín seis, ¿ya?
iv. Estaba desesperada… angustiada.
vi. -Eran mis años mozos. Tenía apenas veintiún años y ella veinte. Nos fuimos
juntos ese fin de semana bordeando la costa de Cobquecura hacia el norte…
Pero poco les interesará a ustedes escuchar estos relatos…
1.4. El punto suspensivo marca al inicio de una cita que hay texto
antecedente, o al final de la misma, que el texto original continúa:
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vii. “… Sobre autosuficiente, renovable y globalizado,…no sé. Las piedras son
autosuficientes, a los trabajadores es mejor no renovarlos, si se aprecia al
ser humano, y en cuanto a la globalización, tenemos por ejemplo al
personaje que consume ávido los productos del mundo y en eso se le va su
trabajo, su tiempo, su afán, su vida…”
Ejercicio 7§1.1-1.4:
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LECCION 8: GUIÓN (o RAYA)
(La distinción se hace entre “guión” y “raya”. El guión sería, por ejemplo, la marca
que separa sílabas en el cambio de interlineado que divide a una palabra, o la
marca de separación de palabras compuestas como caza-recompensas. La raya
sería lo que aquí expondremos. El término “guión” es el que se emplea en general
en Chile para ambos usos, y la marca más a mano en las tangentes de las
computadoras actuales es la del guión (una línea más corta que la raya))
1.1. La interrupción iniciada con un guión se cierra con otro guión. Sin embargo,
como con la coma, cuando la aposición del caso es el último fragmento de la
oración principal, el punto -seguido o aparte- basta para marcar el cierre de
todo. En esa posición se omite el guión de cierre:
1.2. El guión también se usa para iniciar informalmente una lista explicativa o
explayante:
Como se aprecia, los dos puntos en esa posición darían más formalidad al
párrafo y forzarían una relación de pertenencia estricta que no se pretende
entre la categoría “dimensión patológica del discurso” y los elementos
relacionados.
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Ejercicio 8§1-1.2:
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LECCION 9: PARENTESIS
i. Paseando nostálgico por mi antiguo barrio (allí jugaba yo pichangas con los
amigos, encumbraba volantines, pololeaba en los cuartos de las casas y en
las veredas nocturnas con mis amigas, me paraba a conversar con todo el
mundo en las esquinas) me encontré de pronto con un niño jugando a las
bolitas. Apenas me miró y siguió en su juego. Luego se desvaneció ante mis
ojos. Me quedé helado. No lo creerás, pero él era yo.
ii. Estuve con la Mali. ¿La recuerdas? Vivía en el pasaje. Era alta, morena,
bella, elegante, orgullosa, superior (pololeando con ella ese verano me sentí
en las nubes), y ahora, mal de males, está vieja, gorda, fea y enojona. Esta
vida de mierda no tiene ningún sentido.
iii. Pasa por la casa de Alberto en Providencia (es el 309) y entrégale por favor
este paquete.
iv. En Perelman (1983:§6) encontramos un desarrollo particular y de inspiración
aristotélica sobre persuadir y convencer…
v. Aristóteles (Primeros Analíticos) señala que hay una episteme para la praxis
de argumentar, y esa ciencia es la lógica.
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(Es más directa la alternativa con la oblicua, menos segregante, y se ahorra un
signo.)
Ejercicio 9§ 1.1-1.3:
(c) Determine los principios que rigen los siguientes usos (apropiados, a mi
modo de ver) de combinación de paréntesis con otra puntuación:
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LECCION 10: PUNTO APARTE
1.1. El párrafo termina allí donde deja de haber cohesión entre las ideas
expuestas. Una indicación de ello es el cambio de tópico. A menos que se trate
de una exposición muy breve, de sólo unas pocas oraciones, conviene en
general usar un punto aparte allí donde el tópico de un texto ha cambiado:
Estos dos párrafos configuran unidades con coherencia de tópico. Los une un
relato sobre acontecimientos en torno al personaje Memo Amnuto, pero su
separación se justifica, dada su coherencia interna y la composición,
medianamente extensa, de varias oraciones cada uno.
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1.2. Una oración o una frase puede en ocasiones constituir un párrafo:
Este certificado tiene un título que es un párrafo y no es una oración, sino una
frase. Para los efectos de un documento como una constancia, se justifica una
frase que nombre el documento. A veces estos títulos llevan un punto aparte,
pero, estando el título en mayúsculas y en el contexto de encabezamiento de
documento oficial, el punto aparte es superfluo. El segundo párrafo de la cita es
una sola oración. En ésta se resuelve la constancia entera del caso. El salto al
tercer párrafo se justifica como un cambio hacia una descripción del programa
mencionado, un desarrollo aparte de la función de constancia o certificación
básica ya ejercida en el párrafo anterior.
1.3. Suele usarse el punto aparte, es decir, el cambio de párrafo, entre las
intervenciones de los participantes de un diálogo:
…El niño rió sobre los hombros de su padre. “¡Pero, papá, no se puede!”
-exclamó.
“¿Qué es lo que no se puede?”
“Es que la mula es muy pesada.”
“Es cierto. Eso es lo cómico.”
“¿Papá?”
“Sí, hijo.”
“Quiero bajarme.”
(Emilio Rivano, El padre, el hijo y la mula, en El Libro en La Piedra. 2000
(ms.))
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1.4. El punto aparte es, más que otras marcas de la puntuación, un punto de
contacto entre esta última y la composición. El punto aparte define el espacio
básico de composición que es el párrafo.
Se han eliminado los párrafos del siguiente cuento corto. Inserte los puntos
aparte allí donde le parezca mejor hacerlo. Coteje luego su versión con la
versión original adjunta. Comente las diferencias. Comente sobre funciones
adicionales que el punto aparte ejecuta, funciones de estilo, de dinámica
narrativa y de dramatismo.
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La Señora Blanca
Una dama compró una antigua y acogedora casa en las cercanías de Santa Cruz
para descansar de la ciudad de vez en cuando. La casa traía unos pocos,
hermosos y envejecidos muebles. Había un par de perchas en la antesala:
flamencos inmóviles flanqueando la señorial entrada de raulí; en la celeste altura
interior, un abundante racimo de lágrimas flotaba, alumbrándolo todo con
inesperados reflejos; aguardando en uno de los dormitorios, un guardarropa de
encina, tallado mínimamente en sus bordes, abría discretamente sus puertas
hacia un tocador de mármol con tres espejos en marcos plateados; un diván de
felpa roja, acosado por serpientes de oro, se estiraba a lo largo del ventanal de
una galería interior; y en el salón, una mecedora de nogal miraba junto a una
ventana al olvidado jardín. En la casa también había una hermosa gata blanca,
que se paseaba atentamente por las habitaciones, inspeccionando rutinariamente
el lugar con su mirada de esmeralda. La nueva dueña disfrutaba especialmente de
la noble mecedora, cuyo rojizo apagado la invitaba a sentarse y contemplar el
abandonado jardín. Pero esta silla veteada en pálidas hebras era igualmente el
lugar favorito de la gata, quien de allí también miraba hacia el jardín, fijándose en
alguna lagartija, siguiendo la línea abrupta de alguna libélula, o el despegue
repentino de un jilguero, que le dejaba el vaivén de la rama que la ponía a dormir.
A menudo, cuando la mujer entraba al salón a disfrutar de su mecedora y
depositar sus pensamientos sobre las formas gastadas, los tenues colores y el
lento movimiento de ese otrora fértil vergel, ya allí, extendida en el asiento de la
mecedora, reposaba la gata, refrescada por la luz aceitunada de las grandes
higueras. Frustrada por esta privación, la señora Blanca se iba al diván a
descansar y a olvidar. Al poco tiempo, empero, había ya inventado un ingenioso
procedimiento para conseguir el disputado lugar: desde la ventana, silbaba
llamando a un perro imaginario, a la vez que exclamaba ansiosa "¡perrito, perrito,
venga!". Invariablemente, esto hacía que la gata saltara rápidamente del asiento y
saliera del salón. Un día, mientras dormitaba plácidamente en su mecedora, de
pronto sobresaltó a Blanca el maullido insistente de la gata, que oteaba
intensamente hacia afuera desde el marco de la ventana. Se levantó curiosa para
averiguar de qué se trataba, buscando en las viejas higueras y entre los
infecundos frutales, ojeando los desteñidos rosales y el espeso pastizal,
revisando las descuidadas parras y el vacío galpón del fondo. Pero no vio nada,
nada que llamara mayormente su atención. Cuando se volvió para sentarse
nuevamente en la mecedora, allí reposaba ahora la blanca gata, descubriéndole
sonriente sus cristales verdemar. Desde entonces, cada vez que la gata ocupaba
el lugar, la señora la tomaba en sus brazos y se sentaba con ella, y cada vez que
Blanca lo ocupaba, la gata se acercaba y se instalaba en sus faldas. Desde
entonces, el deslucido jardín comenzó lentamente a pulular. Manchas rojas,
azules, amarillas, brotaron por el prado. Mariposas, luciérnagas, abejas,
zumbaban, chisporroteando generosas su resplandor. Mil bolas multicolores de
miel maduraron en las ramas bajo el aleteo de los pájaros, y aromas dulces
colmaron ese aire que repartía la fresca brisa que todo lo mecía.
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VERSION ORIGINAL:
La Señora Blanca
Una dama compró una antigua y acogedora casa en las cercanías de Santa Cruz
para descansar de la ciudad de vez en cuando. La casa traía unos pocos,
hermosos y envejecidos muebles. Había un par de perchas en la antesala:
flamencos inmóviles flanqueando la señorial entrada de raulí; en la celeste altura
interior, un abundante racimo de lágrimas flotaba, alumbrándolo todo con
inesperados reflejos; aguardando en uno de los dormitorios, un guardarropa de
encina, tallado mínimamente en sus bordes, abría discretamente sus puertas
hacia un tocador de mármol con tres espejos en marcos plateados; un diván de
felpa roja, acosado por serpientes de oro, se estiraba a lo largo del ventanal de
una galería interior; y en el salón, una mecedora de nogal miraba junto a una
ventana al olvidado jardín. En la casa también había una hermosa gata blanca,
que se paseaba atentamente por las habitaciones, inspeccionando rutinariamente
el lugar con su mirada de esmeralda.
Desde entonces, cada vez que la gata ocupaba el lugar, la señora la tomaba en
sus brazos y se sentaba con ella, y cada vez que Blanca lo ocupaba, la gata se
acercaba y se instalaba en sus faldas.
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Desde entonces, el deslucido jardín comenzó lentamente a pulular. Manchas
rojas, azules, amarillas, brotaron por el prado. Mariposas, luciérnagas, abejas,
zumbaban, chisporroteando generosas su resplandor. Mil bolas multicolores de
miel maduraron en las ramas bajo el aleteo de los pájaros, y aromas dulces
colmaron ese aire que repartía la fresca brisa que todo lo mecía. (Emilio Rivano,
La Señora Blanca, en El Libro en la Piedra, 2000 (ms.))
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Ejercicio General 1:
1. Marque el párrafo que sigue con la puntuación que le haga más sentido.
Inserte también las mayúsculas del caso.
2. Justifique su puntuación.
Lo natural es que recordemos sin falta los favores que hemos hecho y que
olvidemos pronto los que hemos recibido el precepto moral invierte siempre la
inclinación natural basta darse una vuelta por la selva para una buena y
exhaustiva clase de moral por el reverso mentira robo crimen son allí la norma el
tigre se hace pasar por cañaveral el zorro se apropia cuanto encuentra a mano el
cocodrilo se come cuanto se acerca a la orilla con zapatos y reloj
(de Juan Rivano, Proverbios Chinos: 30, Bravo y Allende Editores, Santiago: 2001)
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Soluciones de ejercicio general 1:
a. Puntuación original:
Lo natural es que recordemos sin falta los favores que hemos hecho y que
olvidemos pronto los que hemos recibido.
El precepto moral invierte siempre la inclinación natural. Basta darse una vuelta
por la selva para una buena y exhaustiva clase de moral por el reverso. Mentira,
robo, crimen son allí la norma. El tigre se hace pasar por cañaveral, el zorro se
apropia cuanto encuentra a mano, el cocodrilo se come cuanto se acerca a la orilla
con zapatos y reloj.
b. Puntuación alternativa:
Lo natural es que recordemos sin falta los favores que hemos hecho y que
olvidemos pronto los que hemos recibido.
El precepto moral invierte siempre la inclinación natural. Basta darse una vuelta
por la selva para una buena y exhaustiva clase de moral por el reverso: mentira,
robo, crimen son allí la norma. El tigre se hace pasar por cañaveral, el zorro se
apropia cuanto encuentra a mano, el cocodrilo se come cuanto se acerca a la
orilla, con zapatos y reloj.
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Ejercicio General 2:
1. Marque el párrafo que sigue con la puntuación que le haga más sentido.
Inserte también las mayúsculas del caso.
2. Justifique su puntuación.
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Solución de ejercicio general 2:
a. Puntuación original:
Atento el ojo a aquel que te dice "yo soy un humanista". Seguramente le va bien
siéndolo, en cuyo caso, su humanismo ya ha perdido buena parte del valor que
suponía. Pídele que abandone la mitad de su billetera para la humanidad
necesitada, aquel mendigo que está en el suelo, frente a ti, estirando su mano,
mientras ustedes toman café. Y no te digo yo que tú o éste abandonen la mitad de
la billetera en esto o aquello. Te digo que es mejor callar a decir estupideces. Los
pocos humanistas que hay, piénsalo, han dado y dado y dado, y han perdido hasta
sus vidas o están prontos a perderla. Estos últimos nunca te dirán "yo soy un
humanista".
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Ejercicio general 3:
La cuncuna
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lado. La sombra del vehículo caía ya sobre el contradictorio y patético bicho. La
cola miró a la cabeza y la cabeza miró a la cola, ambas ya despidiéndose en la
mirada, pero sin dejar de pujar cada cual para su lado, con todas sus fuerzas. Una
rueda delantera del armatoste pasó a un centímetro de la cola. Ahora se venía una
enorme rueda trasera en línea recta contra el incoherente gusanito. Ya no había
escapatoria. Ambas forcejearon y forcejearon, halando fervorosamente en un
último y absurdo empeño por salirse con la suya. La gigantesca rueda las
aplastaba ahora. Una fuerza las hizo girar violentamente hacia adentro, y una
explosión las sacó volando por el aire.
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Ejercicio Final de Puntuación
DE SOPLOS Y GALAXIAS
36
(GRUPO 1)
37
(GRUPO 2)
Los peos son como se sabe invisibles pero hay dos notables excepciones el peo
de la tina y el peo soplete su visibilidad los destaca por sobre todos los otros tipos
de peo el primero se materializa en una o varias burbujas que brotan desde las
profundidades del agua de baño este es un peo solitario que el peorro o pedorasta
disfrutará por lo general en la tranquilidad de su propia compañía el segundo es el
fogonazo ora más ora menos exitoso que se produce al aproximar una llama al
orificio expediente o ano como se sabe el metano que producen las bacterias del
recto es inflamable y se encuentra muchas veces en el peo en cantidades
suficientes para una ignición este es un peo más bien gregario frecuentemente se
juntan dos para realizar el procedimiento a veces hay incluso un público entusiasta
que presencia el espectáculo sin embargo no pocas veces por falta de un
interlocutor válido el pedorro soplete hará todo tipo de piruetas de yoga para
proceder a producir la llamarada por sí mismo
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(GRUPO 3)
Por su parte como es sabido el peo soplete también llamado peo encendedor peo
mechero y sopletazo ha causado no sólo quemaduras graves sino también más de
un incendio con consecuencias fatales es sin duda por la naturaleza de su
aparataje externo y su documentado historial de infortunios el peo más peligroso
del mundo sólo el peo ascensor puede comparársele en fatalidad el que como se
ha establecido ha causado muertes por asfixia por asma por estrés por chock por
pánico y por ataque cardíaco a más de un inocente en alguno de los incontables
edificios del mundo la víctima entra al cubículo y pulsa automáticamente el piso
del caso sólo para percatarse demasiado tarde que está atrapada en un gas
mortal huellas de arañazos en el interior de la cámara especialmente en el tablero
y en la parte inferior de la puerta son manifestaciones terminales frecuentes del
sujeto entrampado este último es sin duda por su naturaleza intencional maligna el
peo asesino más temible del mundo en tanto que en el caso del peo soplete no
hay premeditación y los accidentes son por fallas técnicas y humanas durante la
ejecución hasta la fecha no existe legislatura en el código penal en torno al pedo
ascensor por lo que ninguno de los muchos peorros asesinos ha sido juzgado por
corte alguna
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(GRUPO 4)
40
(GRUPO 5)
41
SOLUCION DE EJERCICIO FINAL
DE SOPLOS Y GALAXIAS
42
identificación de los actos de peo.
Los peos son, como se sabe, invisibles. Pero hay dos notables excepciones: el
peo de la tina y el peo soplete. Su visibilidad los destaca por sobre todos los otros
tipos de peo. El primero se materializa en una o varias burbujas que brotan desde
las profundidades del agua de baño. Este es un peo solitario, que el peorro o
pedorasta disfrutará por lo general en la tranquilidad de su propia compañía. El
segundo es el fogonazo, ora más, ora menos exitoso, que se produce al aproximar
una llama al orificio expediente o ano. Como se sabe, el metano que producen las
bacterias del recto es inflamable y se encuentra muchas veces en el peo en
cantidades suficientes para una ignición. Este es un peo más bien gregario;
frecuentemente se juntan dos para realizar el procedimiento; a veces, hay incluso
un público entusiasta que presencia el espectáculo. Sin embargo, no pocas veces,
por falta de un interlocutor válido, el pedorro soplete hará todo tipo de piruetas de
yoga para proceder a producir la llamarada por sí mismo.
Por su parte, como es sabido, el peo soplete, también llamado peo encendedor,
peo mechero, y sopletazo, ha causado no sólo quemaduras graves, sino también
más de un incendio con consecuencias fatales. Es, sin duda, por la naturaleza de
su aparataje externo y su documentado historial de infortunios, el peo más
peligroso del mundo. Sólo el peo ascensor puede comparársele en fatalidad, el
que, como se ha establecido, ha causado muertes por asfixia, por asma, por
estrés, por chock, por pánico, y por ataque cardíaco a más de un inocente en
alguno de los incontables edificios del mundo. La víctima entra al cubículo y pulsa
automáticamente el piso del caso, sólo para percatarse demasiado tarde que está
atrapada en un gas mortal. Huellas de arañazos en el interior de la cámara,
especialmente en el tablero y en la parte inferior de la puerta, son manifestaciones
terminales frecuentes del sujeto entrampado. Este último es, sin duda, por su
naturaleza intencional maligna, el peo asesino más temible del mundo, en tanto
que, en el caso del peo soplete, no hay premeditación, y los accidentes son por
fallas técnicas y humanas durante la ejecución. Hasta la fecha, no existe
legislatura en el código penal en torno al pedo ascensor, por lo que ninguno de los
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muchos peorros asesinos ha sido juzgado por corte alguna.
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Londres, puesto allí nadie sabe por quién.
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