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EL LENGUAJE DE LA PASTORAL JUVENIL

PARA EVANGELIZAR A LOS JÓVENES DE HOY

Hablar de ‘evangelización a los jóvenes del hoy’ pareciese una tarea imposible, ya
que los nuevas estructuras sociales y culturales en los que ellos se mueven
desplazan la idea de Dios e incluso la del cristianismo al cual se le considera un
“anacronismo” que ya no tiene que decir nada en estos tiempos. Muchas veces las
acciones pastorales de las iglesias particulares caen en esta mentalidad y no
promueven iniciativas para atraer a los jóvenes alejados e indiferentes a esa
experiencia profunda de la persona de Jesús.

Pero…entonces ¿cómo evangelizar a los jóvenes del hoy? ¿cómo encarnar el


Evangelio en su situación particular? ¿cómo promover iniciativas pastorales que
susciten en ellos un estilo de vida por Jesús? son preguntas que no se pretenden
responder con soluciones concretas sino dejar a la reflexión cinco expresiones que
podemos encontrar dentro de los diversos mensajes que ha dirigido el Papa
Francisco y a la vez cinco lenguajes que se pueden promover para una pastoral
juvenil más efectiva:

1. “Los jóvenes son naturalmente inquietos” (el lenguaje de la caridad)


En la juventud de nuestro tiempo hay un sentimiento que los mueve a
promover y ayudar en los voluntariados, en obras sociales, en proyectos en
pro de los más pobres y marginados de nuestra sociedad. Dentro de la PJ
hay que potencializar estas iniciativas juveniles haciendo que pasen de un
simple ‘altruismo’ o ‘filantropía’ a la caridad cristiana que lleve al joven a
encontrar en el otro el rostro de Cristo sufriente que necesita ser auxiliado
pues es hijo de Dios y además mi hermano.

2. “Sean pastores con olor a oveja” (el lenguaje de la cercanía)


Los jóvenes deben sentir cercanos a los agentes de la PJ, que comprendan
sus situaciones concretas y sus necesidades, que sean capaz de irrumpir en
sus espacios de esparcimiento para llevar el mensaje de esperanza, la Buena
Nueva de salvación. La Iglesia debe ser para cada joven el medio de
cumplimiento de sus sueños y anhelos, aquello que la sociedad actual les
arrebata por la falta de oportunidades y por la poca confianza que tienen
hacia ellos. La PJ debe ser el lugar de encuentro donde la juventud se sientan
amigos, se sientan una verdadera familia, en la cual encuentren un apoyo y
respaldo para poder realizarse como personas y como cristianos.

3. “Quiero líos en las diócesis, quiero que salgan afuera” (el lenguaje de la
revolución)
La PJ debe ir en a contracorriente del mundo, debe anunciar en sí misma la
revolución del Evangelio que busca que los jóvenes encuentren el sentido de
su existencia y su historia en la persona de Jesús, no en ideologías que lo
que hacen es denigrar de su dignidad humana y de su condición de hijos de
Dios. Hay que ‘salir afuera’, esta expresión del Papa, aunque pueda sonar
redundante, tiene su razón de ser y obrar: la juventud debe ser la que
promueva esta ‘revolución del amor’ llevando el mensaje de la esperanza de
un mundo mejor cumpliendo la labor de Cristo que quiere que todos los
hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (cf. I Tim 2,4).

4. “Qué bueno que los jóvenes sean ‘callejeros de la fe’” (el lenguaje del
testimonio)
La PJ no debe temer a inmiscuirse en ambientes juveniles actuales llevando
el mensaje claro de Cristo, hay que llegar a los nuevos areópagos de la
evangelización: las redes sociales, los grupos suburbanos, discotecas,
centros de entretenimiento, en fin… suscitar en cada joven alejado o no
creyente ese deseo de conocer de Jesús y de su mensaje renovador con una
vida cristiana comprometida sin perder la alegría y la identidad de esta etapa
de la vida.

5. “No seamos ‘cristianos de fachada’” (el lenguaje de la perseverancia)


A nuestros jóvenes hay que enseñarles a tener la firmeza para mantenerse
en Cristo y volverlo un estilo de vida, que cada acción que hagan les ayude
a crecer y madurar como cristianos, ellos tienen que aprender que las caídas,
las tentaciones van a estar allí asediando ese compromiso cristiano por el
que han optado, la juventud necesita el apoyo de una PJ que les brinde
herramientas para saber comprenderse a sí mismos y el sentido de su
estadía en el mundo y más concretamente de su misión en la Iglesia: ser los
protagonistas del cambio.

La tarea es ardua, pero debemos tener ese ideal del que habla en documento
preparatorio del Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional:
“Soñamos con una Iglesia que sepa dejar espacios al mundo juvenil y a sus
lenguajes, apreciando y valorando la creatividad y los talentos”. El problema de
lo poca efectividad de nuestra pastoral con la juventud es de forma, hay que
saber cómo manejar estos lenguajes para llegar a ellos de una manera clara y
decisiva, que la experiencia de Jesús suscite en ellos el deseo de conocerlo,
amarlo y seguirlo.

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