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Hablar de ‘evangelización a los jóvenes del hoy’ pareciese una tarea imposible, ya
que los nuevas estructuras sociales y culturales en los que ellos se mueven
desplazan la idea de Dios e incluso la del cristianismo al cual se le considera un
“anacronismo” que ya no tiene que decir nada en estos tiempos. Muchas veces las
acciones pastorales de las iglesias particulares caen en esta mentalidad y no
promueven iniciativas para atraer a los jóvenes alejados e indiferentes a esa
experiencia profunda de la persona de Jesús.
3. “Quiero líos en las diócesis, quiero que salgan afuera” (el lenguaje de la
revolución)
La PJ debe ir en a contracorriente del mundo, debe anunciar en sí misma la
revolución del Evangelio que busca que los jóvenes encuentren el sentido de
su existencia y su historia en la persona de Jesús, no en ideologías que lo
que hacen es denigrar de su dignidad humana y de su condición de hijos de
Dios. Hay que ‘salir afuera’, esta expresión del Papa, aunque pueda sonar
redundante, tiene su razón de ser y obrar: la juventud debe ser la que
promueva esta ‘revolución del amor’ llevando el mensaje de la esperanza de
un mundo mejor cumpliendo la labor de Cristo que quiere que todos los
hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (cf. I Tim 2,4).
4. “Qué bueno que los jóvenes sean ‘callejeros de la fe’” (el lenguaje del
testimonio)
La PJ no debe temer a inmiscuirse en ambientes juveniles actuales llevando
el mensaje claro de Cristo, hay que llegar a los nuevos areópagos de la
evangelización: las redes sociales, los grupos suburbanos, discotecas,
centros de entretenimiento, en fin… suscitar en cada joven alejado o no
creyente ese deseo de conocer de Jesús y de su mensaje renovador con una
vida cristiana comprometida sin perder la alegría y la identidad de esta etapa
de la vida.
La tarea es ardua, pero debemos tener ese ideal del que habla en documento
preparatorio del Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional:
“Soñamos con una Iglesia que sepa dejar espacios al mundo juvenil y a sus
lenguajes, apreciando y valorando la creatividad y los talentos”. El problema de
lo poca efectividad de nuestra pastoral con la juventud es de forma, hay que
saber cómo manejar estos lenguajes para llegar a ellos de una manera clara y
decisiva, que la experiencia de Jesús suscite en ellos el deseo de conocerlo,
amarlo y seguirlo.