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en la escritura de Marechal
Mariela Blanco
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) - Centro de Letras Hispanoamericanas,
Departamento de Letras, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata (CeLeHis, UNMdP)
La invención de la nación
a través del cual se enfatiza, por medio del subjuntivo, el carácter potencial de
la figura. A esto se suma la resonancia del matiz religioso por el eco significante
de «Amén» y por su asimilación con la figura de un apóstol. Precisamente este
rol de difusor de la doctrina mesiánica viene a reforzar las características de
líder asignadas a este personaje, que se define por su discurso4:
Me acerqué al que así pregonaba su nombre, y vi al más curioso de los perge-
ños, un anciano de barbas fluviales, cuernos de Moisés en la frente y vestidura
entre civil, militar y sacerdotal. Al reconocerlo, temblé como una hoja:
–¡No! –le supliqué–. ¡Usted no! ¡Sería demasiado ridículo!
–¿Ridículo? –articuló el apóstol en tono de elegía–. Yo, Bruno de San Yasea,
en pleno siglo XX asumí o asumiría el gobierno de la República; y durante
ocho lustros regí sus destinos con una mano de hierro y la otra de azucena.
Los obreros migratorios de Tucumán y el Chaco, los miserables de la zafra,
los malditos del quebrachal se afincaron por mí o se afincarían en una tie-
rra que, hasta entonces, les había sido madrastra: constituyeron o habrían
constituido familias impecables; y los hijos de sus hijos me bendicen hoy
o me bendecirían en un castellano folklórico. ¿Y eso le parece ridículo? Yo
soy quien organizó en corporaciones vistosas a los ganaderos australes, a los
agricultores del centro, a los viñadores de Cuyo y a los tabacaleros, yerbate-
ros y algodoneros del trópico: instituí sus trabajos en bien medidas octavas
reales, yo mismo les di códigos asombrosos, dibujé sus escudos y emblemas,
determiné sus festivales, escribí sus canciones alusivas y legislé sus danzas
litúrgicas. ¿Y ello le parece ridículo? En llanos, montes, aldeas y urbes templé
y armonicé las clases sociales como si fuesen las cuerdas de un laúd, para que
juntas y sin discordia levantaran el acorde unitario de la vida. ¿Y le parece
demasiado ridículo?5.
6. Dentro de la teoría de Ernesto Laclau sobre populismo, el rol del afecto inviste al nom-
bre dentro de la inherente cadena de equivalencias en el proceso de significación de la cate-
goría de «Pueblo». Desde esta perspectiva, una figura como la de Perón cumpliría esta fun-
ción de «crear una unidad –homogeneidad– a partir de una heterogeneidad irreductible»
(La razón populista, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2014, p. 227).
7. Recordemos que Marechal estuvo directamente vinculado con las políticas que pro-
movieron la enseñanza del folklore en las escuelas durante sus gestiones en el ámbito
educativo.En 1943, acepta el cargo de presidente del Consejo General de Educación en
Santa Fe que le ofrece el entonces Ministro de Justicia e Instrucción Pública, Gustavo Mar-
tínez Zuviría. En 1944 ocupa el cargo de director general de Cultura en la recientemente
creada Secretaría Nacional de Cultura. En 1950, la cronología realizada por su hija María
de los Ángeles Marechal, consigna que «Cuando la Dirección General de Cultura se trans-
forma en Secretaría, lo desjerarquizan y queda a cargo de la Dirección de Enseñanza Ar-
tística» (María de los Ángeles Marechal, «Una cronología». Obras completas. V. Los cuentos
y otros escritos, coord. María de los Ángeles Marechal, comp. y prólogo Pedro Luis Barcia,
Buenos Aires, Perfil Libros, 1998, pp. 454-458). Hay textos dedicados a argumentar a favor
de su importancia o propagación, especialmente «Proyecciones culturales del momento
argentino» (Leopoldo Marechal, Obras completas. V. Los cuentos y otros escritos, coord. Ma-
ría de los Ángeles Marechal, comp. y prólogo Pedro Luis Barcia, Buenos Aires, Perfil Libros,
1998, pp. 131-141). Esta marcada tendencia nacionalista y antiliberal lo habría conducido
al abandono de la SADE y a su inmediata vinculación con la ADEA (Asociación de Escrito-
res Argentinos) en 1945 (Flavia Fiorucci, Intelectuales y peronismo 1945-1955, Buenos Aires,
Biblos, 2011, p. 104).
8. Continúan luego menciones al otium otorgado a los trabajadores, reminiscencia a la
implementación de las políticas como subsecretario de Trabajo, previamente a la presiden-
cia, a través de las cuales se incorporan las vacaciones pagas, entre otros derechos del tra-
bajador.
«Patria», «Nación» y «Pueblo» en la escritura de Marechal 243
«El poeta depuesto», al mismo tiempo que revisa y reconoce el fracaso de este
intento9.
Es sabido que son múltiples y conflictivas las definiciones sobre populis-
mo. Apelo, en este caso, a una mirada que asocia el populismo con un momen-
to histórico concreto, tal como la sintetiza Svampa:
para todo un sector del pensamiento social latinoamericano, el populismo
como pacto de gobierno interclasista correspondería a este momento de «des-
plazamiento» del capital extranjero por el capital nacional (o mejor, por la
constitución de nuevas alianzas) y de expansión del mercado interno. […].
El populismo es caracterizado como el «estado» del sistema político propio
de una época de industrialización, que busca hacer viable el modelo de creci-
miento hacia adentro, a través de la incorporación política de las clases me-
dias y el esfuerzo por movilizar a las masas de manera «organizada» (esto es,
canalizar las demandas sociales a través del aparato político institucional10.
9. Leopoldo Marechal, Cuaderno de navegación, Buenos Aires, Seix Barral, 2008, p. 153.
«José María, recordarás que, desde su cuna, el justicialismo se presentó como una doc-
trina nacional y popular: al decir popular se entendió entonces que su área operativa era el
pueblo íntegro, abarcado en todas y en cada una de sus clases debidamente jerarquizadas
entre sí. Fue tan claro aquel entendimiento, que la primera exaltación del líder al poder se
logró con una mayoría en verdad insólita, integrada como fue notorio, por electores de to-
das las clases unidos por una gran esperanza colectiva. […] Desgraciadamente, y tras las
primeras euforias, el movimiento comenzó a exteriorizar una tendencia no feliz a nivelarlo
todo “por abajo”» (Leopoldo Marechal, Cuaderno de navegación, p. 155). Este ensayo no fue
incluido en la primera edición de Cuaderno de navegación de 1966. Según se consigna en la
edición de 2008, «Se supone que razones políticas motivaron su retiro» (p. 147). Fue publica-
do por primera vez en la revista Nuevos Aires, 1, 1, junio-julio-agosto de 1970.
10. Maristella Svampa, El dilema argentino: civilización o barbarie, Buenos Aires, Taurus,
2006, pp. 273-274.
11. Leopoldo Marechal, Adán Buenosayres, libro V, II, pp. 445-447.
244 La construcción de la Patria
junio de 1943 pone en circulación una serie de principios generales referentes a la “recupe-
ración nacional”, tema que venía germinando profundamente, como se vio después, en la
conciencia de la ciudadanía, tema que algunos argentinos habían expresado ya, bien que
sólo como una dramática “enunciación de deseo”, pero que, desde el 4 de junio, abandona el
campo teórico en que se desarrollaba y cobra de súbito el rigor de una consigna» (Leopoldo
Marechal, Obras completas. V. Los cuentos y otros escritos, p. 131).
14. Ernesto Laclau, La razón populista, pp. 220.
15. Ernesto Laclau, La razón populista, pp. 277-278.
16. Leopoldo Marechal, Cuaderno de navegación, p. 110.
17. Ernesto Laclau, La razón populista, p. 278.
18. Ernesto Laclau, La razón populista, pp. 280-281.
19. Ernesto Laclau, La razón populista, p. 281.
246 La construcción de la Patria
históricas. Adán Buenosyares puede ser leído, en este sentido, como un intento
de la literatura por dotar de sentido el significante vacío «Pueblo» en pos de
dotar de unidad nuestra plural identidad nacional. También invita a una nue-
va forma de leer la historia nacional, en la que el cambio nominativo para la
consecución de la unidad estaría dado por una mirada integradora que indaga
nuevos fenómenos sociales. El ejemplo más acabado, que Marechal sintetizará
años más tarde en su célebre ensayo «El poeta depuesto», es la sustitución del
«aluvión zoológico» por «aluvión étnico»20. De acuerdo con esta nueva pro-
puesta, la pluralidad deja de verse como una amenaza, como una «invasión»,
de acuerdo a la mirada de los intelectuales liberales, para ofrecer un camino
hacia la consolidación del colectivo «Pueblo»21.
tiempo que como una arena de lucha, tal como intenté sintetizar en el subtítu-
lo26. En efecto, la noción condensa un programa de escritura y un programa de
lucha sintetizado en varias operaciones, entre las que destaco la importancia
otorgada a la mirada y la acción del poeta, tan relevante como las acciones
contenidas tendientes a lograr un efecto performativo de toma de conciencia.
Y es precisamente esta combinación la que permite retomar la importancia del
dispositivo de la imaginación para seguir inventando la «Nación».
En el relevante «Introito», se habla de República para aludir al «país real»27.
¿Qué campo semántico cubre entonces la «Patria»? Aquel que agrega, a la base
de lo real, la dimensión imaginaria; en este caso, deseada. Recuperemos, para
una mayor comprensión de lo que cubre el espectro de lo real, las palabras del
cronista-Poeta en el «Introito»:
26. Otra marca que da cuenta de esta síntesis está dada por las lecturas, con reminiscen-
cias autobiográficas, de Megafón que describe el Poeta: «Porque aquel niño lector arreaba
con todo, ciencias, artes y letras, en un desorden que favorecía no poco el mismo tenor de la
Biblioteca Popular Alberdi cuyo acervo bibliográfico enriquecido por frecuentes y arbitrarias
donaciones, todo lo proponía, cambalache revuelto, desde la Poética de Aristóteles hasta un
tratado anónimo de logística militar» (Leopoldo Marechal, Megafón, o la guerra, p. 5).
27. Leopoldo Marechal, Megafón, o la guerra, p. 8.
28. Leopoldo Marechal, Megafón, o la guerra, p. 4.
29. Graciela Maturo, Marechal, el camino de la belleza, Buenos Aires, Biblos, 1999, p. 151.
30. Huella que se hará perdurable también en toda la obra de Borges como mecanismo
de ficción, ejemplificada en textos célebres como «Las ruinas circulares» o «Dreamtigers».
31. Leopoldo Marechal, Megafón, o la guerra, p. 11.
«Patria», «Nación» y «Pueblo» en la escritura de Marechal 249
Estos episodios son una puesta en escena del «drama nacional» en cuanto
representan la lucha contrapuntística por la hegemonía. Destaco, en este sen-
tido, la tensión entre la mirada liberal y el afán revisionista marechaliano por
contraponer otro relato, paradigmáticamente ejemplificado en la búsqueda de
inversión del tópico de la invasión, que fue la clave de intelección para leer
tanto el fenómeno de la inmigración a principios del XX como el del creciente
protagonismo adquirido por la clase obrera durante el peronismo, sintetizado
en el famoso apelativo de «cabecitas negras»36. La inversión de esta mirada,
emprendida con mucho más vigor que en su predecesora Adán, sumada a la
perduración del gesto vanguardista de inventar la «Nación» a través del canto,
son las claves para emprender la transformación de esa «Nación» imaginada
en «Patria».
Bibliografía