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CURSO DE FORMACIÓN PARA LA PRUEBA DE ACCESO A LA

UNIVERSIDAD PARA MAYORES DE 25 Y 45 AÑOS

UNIVERSIDAD DE SEVILLA
(SECRETARIADO DE ACCESO)
CURSO 2010-2011

CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA


PRUEBA DE COMENTARIO DE TEXTO
O DESARROLLO DE UN TEMA DE ACTUALIDAD

Prof.ª D.ª Gema Areta Marigó


Prof. D. Manuel Romero Luque
ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN (pág. 3)

2. LA PRUEBA DE COMENTARIO DE TEXTO (pág. 5)

2.1. Sobre la lectura y el subrayado (pág. 5)


2.2. Sobre las ideas y su organización (pág. 6)
2.3. Sobre el tema y el resumen (pág. 10)
2.4. Sobre el Comentario Crítico (pág. 12)
2.4.1. La argumentación (pág. 14)

3. LA ELABORACIÓN DE UN TEXTO (pág. 15)


3.1. La Retórica clásica y su concepción del texto (pág. 16)
3.1.1. Las partes de la Retórica (pág. 18)
3.2. Tipos de textos (pág. 20)
3.2.1. Textos periodísticos: Información y opinión (20)
3.2.2. Textos humanísticos (pág. 24)
3.2.3 Otros tipos de textos (pág. 24)
3.3. El ensayo (pág. 25)
3.3.1. Características del ensayo (pág. 28)
3.3.2 Estructura del ensayo (pág. 30)
3.4. Modos de expresión textual: narración, descripción,
exposición y argumentación (pág. 31)

4. ESQUEMA GENERAL PARA EL COMENTARIO CRÍTICO O


ELABORACIÓN DE UN TEXTO (pág. 39)

5. CONSEJOS Y ADVERTENCIAS SOBRE LA EXPRESIÓN (40)

6. MODELOS DE EXÁMENES (pág. 41)

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1. INTRODUCCIÓN

La prueba de comentario de texto o, en su caso, la


posibilidad de desarrollar un tema general de actualidad tiene,
según se hace notar en las disposiciones oficiales, la finalidad
de apreciar la madurez e idoneidad de los candidatos para
seguir estudios universitarios, así como su capacidad de
razonamiento y de expresión escrita.

En el caso de que el ejercicio consista en el comentario


de un texto, dicho ejercicio constará de las siguientes
cuestiones:

1. Indique las ideas del texto y explique su organización (3


puntos: 1,5 + 1,5).

2. Indique el tema y escriba un resumen del texto (2 puntos:


1 + 1).

3. Comentario crítico sobre el contenido del texto (5 puntos).

3
En el caso de que el ejercicio consista en el desarrollo
de un tema general de actualidad, el ejercicio constará de:

1. Esquema de las ideas que va a desarrollar (3 puntos).

2. Desarrollo del tema (7 puntos).

El tiempo para la realización de la prueba será de 1


hora y se valorará, en su conjunto, tanto la expresión
como el contenido.

En todo caso, realizar un comentario de texto es


convertirse en “intérprete” de mensajes de distinta
procedencia y la destreza empleada dependerá del grado de
conocimiento de unas determinadas técnicas.

La prueba consiste en dos fases. La primera: saber leer.


La segunda: saber expresar lo leído respondiendo a las tres
cuestiones del examen: 1) Ideas y organización; 2) Tema y
resumen del texto y 3) Comentario crítico sobre el contenido.

La segunda posibilidad –la creación de un texto– es


similar a la anterior; en el sentido de que todos esos aspectos
también habrán de ser tenidos en cuenta.

Si en el primer caso se parte del texto y, a continuación,


se realiza un análisis por parte del alumno; en el segundo,
éste mismo análisis será previo a la creación del texto, que
deberá elaborar en la misma prueba.

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2. LA PRUEBA DE COMENTARIO DE TEXTO

Comentario (Del lat.


Commentare) m. Escrito que sirve de
explicación y comento de una obra, para
que se entienda más fácilmente. / 2.
Juicio, parecer, mención o consideración
que se hace, oralmente o por escrito,
acerca de una persona o cosa. / 3. pl.
Título que se da a algunas historias
escritas en estilo conciso. Los
COMENTARIOS de César.

Para realizar un comentario de texto es preciso atender


a diversas cuestiones:

2.1. SOBRE LA LECTURA Y EL SUBRAYADO

Todo comentario empieza desde la misma lectura del


texto que se propone como objeto del ejercicio. Leer no es
simplemente una tarea mecánica, requiere un adiestramiento
y proporciona una visión global del texto. No puede hacerse
ningún comentario sobre un texto que no haya sido bien leído.
Por tanto, ningún tiempo dedicado a esta tarea previa será en
vano y toda precipitación, por el contrario, puede causarnos
un serio perjuicio.

El tiempo destinado al examen (1 hora) permite leer


varias veces el texto. Cada alumno habrá de valorar cuándo
se encuentra ya con los datos necesarios para abordar las
preguntas que se proponen. Es más, resulta conveniente la

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realización de varias lecturas por sencillo que el texto pueda
parecer a primera vista y en cada una de ellas ir dando pasos
concretos.

Tras una lectura inicial que nos ofrezca la visión del


texto en su conjunto, y preguntarnos por el significado no sólo
de sus palabras, sino de claves e ideas centrales del texto,
pasaremos en una siguiente fase a anotar y subrayar el texto.

A través de diferentes marcas (subrayado lineal,


círculos, anotaciones al margen, otros signos…) y a medida
que avanza la información, se deben ir configurando las
distintas partes del texto. No es bueno subrayar demasiado
porque anula su efecto. Lo subrayado debe tener ya cierto
sentido y lógica si se lee aisladamente.

A partir de ahí, obtendremos ya una visión adecuada del


texto en la que será posible discriminar las ideas principales y
secundarias y la manera de enlazarse éstas entre sí.

2.2. SOBRE LAS IDEAS Y SU ORGANIZACIÓN

La etimología de la palabra “texto” nos lleva a “téxere”


(tejer), y el texto es, en realidad, lo más parecido a un tejido,
a una tela bien compacta en la que se dan infinitas y múltiples
relaciones de ideas, de sentidos contrapuestos, de
conexiones. En este sentido provoca, tanto en el que escribe
como en el que lee, emociones inmediatas o a largo plazo; se
relaciona con el exterior y crea o recrea un mundo interior;
tiene una forma, unos marcos, unos límites y al mismo tiempo

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puede llegar a ser infinito. Un texto es, sin duda, algo vivo, en
cuanto vehículo de comunicación; evidentemente tiene forma,
y no solamente la que le dan las páginas o el formato de un
libro.

Para comprender un texto hay que distinguir


entre lo esencial y lo accesorio, porque un texto
presenta un entramado de ideas, unas más importantes
que otras, enmarcadas en una determinada estructura que
refleja la disposición de las mismas. En ese entramado suele
darse toda una jerarquía donde junto a las ideas
principales (aquéllas más importantes y a las que hacen
referencia todas las demás) aparecen las secundarias (con
distintos niveles), además de otros detalles explicativos y
elementos más o menos marginales.

Explicar la organización de las ideas en un texto es


aclarar el orden seguido por el autor en la elaboración
del mismo. La división de un texto en párrafos supone una
ayuda para el lector, sin embargo pueden coincidir o no con
las distintas partes del texto.

La estructura de un texto (y por lo tanto la organización


de las ideas) se compone de las partes, su interrelación y su
jerarquía. Dicha estructura dependerá del tipo de texto y el
modo de expresión elegido por el autor. (Véase también
apartado 4.)

Existen dos tipos de estructura en un texto: la


externa y la interna:

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—La estructura externa consiste en la disposición
formal del texto en capítulos, apartados o párrafos.

—La estructura interna se refiere a la distribución y


jerarquización de las ideas en el mensaje, resulta más
complicada de desentrañar, y presenta diferentes modelos:

-La estructura deductiva o analizante: el texto va


de lo general a lo particular, suele iniciarse con una idea
general, una ley o una tesis, y en párrafos sucesivos se
trata de confirmar con hechos, datos y una casuística
concreta.

-La estructura inductiva o sintetizante: al contrario


que en la anterior el texto parte de lo particular para
llegar a lo general. Se ofrecen al principio datos,
ejemplos, casos concretos o ideas secundarias de las que
se obtiene al final la idea principal, la tesis o la ley.

-La estructura deductiva-inductiva, encuadrada o


circular: es una combinación de las dos anteriores. Al
comienzo se apunta la idea principal, se confirma con
hechos, datos o ejemplos y se reelabora finalmente
incorporando, posiblemente, algún matiz nuevo.

-La estructura en paralelo: las ideas se suceden sin


que exista subordinación de unas a otras. No hay una idea
principal y varias secundarias. No suele haber tampoco
recapitulación ni conclusión.

-La estructura interrogante: el texto se construye a


partir de una o varias preguntas que el autor se plantea y
a las que trata de dar respuesta convenientemente
razonada.

-La estructura cronológica: se relacionan los hechos


o los datos en la secuencia temporal en que ocurren o

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aparecen. El modelo cronológico puro sigue el proceso de
principio a fin, y los acontecimientos aparecen en el texto
según ocurren en la realidad. Una variante de esta
estructura, que se aplica especialmente a las narraciones,
es la denominada in medias res ('en mitad del asunto').
La narración in medias res comienza en un momento
avanzado del relato y puede no terminar en su fin
natural; es una especie de corte temporal en la secuencia
de los acontecimientos. La estructura cronológica puede
también complicarse con saltos atrás y saltos adelante en
la trascripción de los hechos.

-La estructura clásica: en la antigüedad clásica, los


retóricos recomendaban una disposición tripartita de los
contenidos en el discurso; su influencia llega hasta
nuestros días. El texto de estructura clásica se organiza
en tres partes: introducción (que presenta el asunto y se
ofrecen los primeros elementos para su comprensión),
desarrollo (donde se añaden los datos y las
argumentaciones que sean pertinentes) y conclusión
(parte final en la que reelaboran los datos y se enuncia el
mensaje, la moraleja o el desenlace de los
acontecimientos).

-La estructura de pirámide invertida: los hechos o


ideas se presentan en orden de mayor a menor
relevancia. Todo lo esencial aparece al principio,
probablemente en el primer párrafo, donde deben
aparecer los agentes, el asunto, los destinatarios, el
tiempo, el espacio, y las causas del asunto o
acontecimiento del que se trata. En párrafos sucesivos se
ofrece información ordenada según un interés
decreciente. Cada párrafo debe terminar como si se
tratara del último, sin dejar cabos sueltos.

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-La estructura caótica o tormenta de ideas: a veces
un autor busca escribir un texto sin estructura, algo
aparentemente incoherente, pero que puede tener sentido
en ciertos géneros: la novela, por ejemplo. En un texto
con estructura de tormenta de ideas (calco semántico del
inglés brainstorming) las oraciones se secuencian de
forma inconexa; muchas de ellas pueden estar
inacabadas, lo que se marca habitualmente con puntos
suspensivos; el texto se asemeja a la sucesión de
imágenes rápidas que pasan por la mente del autor y que
han sido aparentemente transcritas tal cual.

2.3. SOBRE EL TEMA Y EL RESUMEN

El tema es el asunto central alrededor del cual


giran todas las ideas de un texto. Establecer el tema es
delimitar la idea central que origina y da sentido al texto y
que engloba todas las ideas secundarias.

Se debe concretar en una frase breve y clara (desde


un sustantivo o un sintagma a una oración completa que
abarque al texto en su conjunto. No se debe confundir con
el título, que tiene sus propias reglas, y que procura atraer la
atención del lector como reclamo. El título, a veces, juega con
la función estética de la ambigüedad. El tema, por su parte,
debe ser siempre claro y conciso (diez o quince palabras
aproximadamente). Se podría decir que el tema es un
resumen del resumen, pero, al contrario que en éste último,
aquí sí se debería interpretar el sentido del texto o la
intención del autor.

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Un resumen es un texto redactado y breve, sobre otro
texto de origen. Recoge el máximo de detalles con el
mínimo de palabras. Expresa o alude al tema principal, y a
los temas o ideas que lo configuran y arropan. Debe estar
redactado de modo objetivo, y tener coherencia en sí
mismo. El resumen no es más que la condensación selectiva
del contenido de un texto, expresando las ideas esenciales y
manteniendo una ilación lógica entre las mismas. En el caso
de los textos argumentativos, la confección del resumen
implica desvelar la tesis que defiende el autor, así como poner
de relieve la línea argumentativa que lo ha conducido hasta
ella.

A la hora de realizar un resumen correcto, adecuado y


eficaz, han de tenerse en cuenta las siguientes
consideraciones:

• El enunciado ha de ser breve, pero sin caer en lo


telegráfico. Seis u ocho líneas pueden ser suficientes.
Nunca conviene pasar de las diez líneas o de un tercio de
la extensión total del texto.

• La formulación del resumen ha de ser clara y


precisa; una simple lectura debe bastar para transmitir
fielmente el contenido del texto, por lo que en él han de
estar recogidas todas las ideas principales.

• Debe ser objetivo, es decir, ajustado al pensamiento


del autor del texto. En ningún caso incluirá, por tanto,
apreciaciones personales o valoraciones críticas del
alumno.

• El resumen debe reflejar, de la manera más exacta


posible, el sentido general del texto. No debe consistir en

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una simple selección de frases o expresiones más
significativas del texto, forzadas a relacionarse entre sí
para sintetizar el texto; por el contrario, deberá ser el
resultado de un proceso de asimilación personal, así
como de una redacción condensada de las ideas
esenciales, expresadas con un lenguaje y unos recursos
lingüísticos propios (ortografía y puntuación correctas;
vocabulario apropiado, sintaxis rica y variada, etc.).

• No deben aparecer detalles secundarios ni ejemplos


pormenorizados ni elementos anecdóticos

Un resumen no puede ser tan extenso como el propio


texto. Aunque se pueden utilizar algunas palabras del
autor, hay que evitar realizar una mera paráfrasis,
“recortando” de forma arbitraria algunos fragmentos.

2.4. SOBRE EL COMENTARIO CRÍTICO

Realizar un comentario crítico supone plantear un


conjunto de juicios con respecto al tema principal o
sentido del texto, implica una capacidad de confrontación
con el autor.

El comentario de ideas no requiere la adhesión del


alumno a las mismas, se puede disentir del autor con
toda libertad, siempre y cuando las opiniones propias se
expresen con su correspondiente argumentación.

En el comentario, por tanto, debemos empezar por


examinar las ideas expuestas por el autor y la argumentación

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que las sustenta y, a continuación, deberemos ejercer
nuestro juicio valorativo sobre las mismas –de apoyo o
rechazo– siempre razonadamente.

Valorar implica examinar con objetividad el texto


propuesto más allá de sus aspectos subjetivos que, por
supuesto, pueden estar presentes para, a partir de ahí,
hacernos presentes con nuestras propias opiniones.

A este respecto, conviene captar recursos como la


ironía o el humor, pues, de no apreciarse el sentido del texto
se distorsiona ante nuestros ojos y puede conducirnos a
resultados inexactos.

Conviene que el comentario crítico no se limite a


un exclusivo punto de vista. Es posible introducir opiniones
o valoraciones distintas de la del autor y de la personal del
alumno para confrontarlas entre sí y señalar las varias
perspectivas desde la que puede ser observado el tema
objeto de análisis. Estas posibilidades pueden estar sacadas
de otras lecturas (diarios, revistas, obras literarias, medios de
comunicación…) y de nuestra experiencia personal en el trato
con los demás.

En general, se debe evitar un lenguaje recargado,


impreciso o ambiguo, así como repeticiones y
expresiones vulgares o gastadas por el uso. Se valora
mucho la riqueza léxica y la precisión.

Ante cualquier problema comprensivo es preferible


un defecto de omisión antes que mostrar abiertamente
una carencia.

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2.4.1. LA ARGUMENTACIÓN

Argumentar consiste en proporcionar juicios,


opiniones y razonamientos que apoyen una idea, de
manera que el destinatario del texto o discurso pueda
adherirse a ellas o, en caso contrario, que busque la manera
de refutarlas con criterios distintos.

Desde antiguo, los oradores procuraron sistematizar los


tipos de argumentos en los que se ejercitaban, de manera
que con ellos pudiera construirse un buen texto o discurso. No
obstante, cada uno de estos tipos ofrecía un lado más débil
por el que también podían ser atacados, contrarrestando así a
su rival.

La lista de estos argumentos puede extenderse casi


indefinidamente, y cada situación discursiva hará preferir
unos a otros. En cualquier caso, señalaremos a continuación
algunos de los más frecuentes

– Argumento de autoridad: Se ponen de relieve las


opiniones de autores consagrados o de prestigio (filósofos,
artistas, pensadores, políticos, economistas…), así como
citas de libros o informes. En su contra juega el hecho de
que no todos acepten el prestigio de la autoridad
mencionada.

– Argumento de experiencia personal: Con este


argumento mostramos observaciones propias o de otra
persona que se las ha comunicado al autor del texto. Su
lado más débil es que resulta parcial y poco riguroso.
Necesita que se añadan otros argumentos para que
alcance mayor validez.

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– Argumento de analogía: Consiste en defender
algo de acuerdo con una semejanza que se establece con
otro elemento del que se quiere hacer equivalente. Se
puede utilizar como base de la argumentación una
afirmación que no necesita demostración o bien mediante
la exposición de un ejemplo.

– Argumento de universalidad: Se expone algo que


es comúnmente aceptado por la generalidad de la
sociedad. En su defecto cabe apuntar que darlo por bueno
sin más equivaldría admitir que la mayoría no se equivoca
nunca. Resulta, en este sentido, una posición poco crítica
basada en la aceptación de lo socialmente admitido.

– Argumento de singularidad: Se intenta destacar


una idea distinta a la comúnmente aceptada, de modo
que ese pensamiento minoritario se entienda
positivamente por una marcada diferenciación de la masa
social por su perspicacia intelectual. En contra puede
señalarse un carácter solipsista.

– Argumento de consecuencias: Pretende enjuiciar


un hecho por las consecuencias que se producen. No
obstante, es fácilmente criticable si pensamos que un
buen fin no merece ser conseguido de cualquier manera.

3. LA ELABORACIÓN DE UN TEXTO

La otra posibilidad que se faculta en la prueba es la


elaboración de un texto sobre un tema general, es decir, el
procedimiento ahora es inverso al anterior. El alumno
deberá construir su propio texto y ofrecerlo al

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corrector. Para ello, deberá exponer también el esquema
que lo sustenta y sin el cual el propio texto no sería
posible.

El hecho de que el tema se califique como general


implica que no serán necesarios conocimientos o
informaciones distintos a los que cualquier persona ya
posee y le faculta para mantener una conversación
sobre un tema de actualidad o basado en la experiencia de
los individuos.

También en este aspecto podrían seguirse varios


caminos. A nuestro juicio, la estructuración más clara y
sencilla lleva en vigor desde la Grecia clásica y es el modelo
propuesto por la Retórica.

3.1. LA RETÓRICA CLÁSICA Y SU CONCEPCIÓN DEL


TEXTO

La Retórica se define con la fórmula latina de “ars bene


dicendi” o “bene dicendi scientia” y tiene como objeto ese
“bien decir” o “hablar bien” pero no en el sentido de
“correctamente” (que es el objeto de la Gramática “ars recte
loquendi”) sino en el de “adecuado a su fin”, “apropiado”.

Su nacimiento aparece vinculado a la Oratoria,


pretendiendo proporcionar reglas y preceptos útiles al
orador para persuadir a su auditorio (Nace en el s. V a.C.
en Grecia vinculada a la elocuencia judicial y política). De ahí

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pasaría a convertirse en código para toda creación literaria y a
la vez, en instrumento de análisis crítico.

La dimensión prescriptiva que fue adquiriendo la


Retórica con respecto a la creación literaria provocó su propio
agotamiento, así como el rechazo de cuantos autores
buscaban formas más libres de expresión. Como indica el
Prof. E. Torre: “si la reacción contra la Retórica como modelo
de creación fue un signo positivo y necesario, el olvido de ella
como valiosísimo instrumento de análisis de los textos
provocó un empobrecimiento de la crítica literaria, incapaz de
sustituir los tradicionales repertorios por nuevos modelos”.

Así, la Retórica, que había nacido en Grecia como técnica


o arte para elaborar discursos correctos, elegantes y
especialmente persuasivos, fue reduciéndose hasta
convertirse en un repertorio de procedimientos de expresión
figurada y su progresivo descrédito desde la irrupción del
Romanticismo llevó a hablar de la “muerte” de la Retórica.

Sin embargo, en los últimos años, esta disciplina


ha sido reconsiderada y puesta en alza en su valor de
relación con el discurso, en cuanto que acto global de
comunicación, y, especialmente con la Literatura a partir de
los grandes avances en la reflexión de los estudios
lingüísticos durante los últimos años.

De esta manera la Retórica viene a ocupar un puesto


fundamental dentro de las disciplinas filológicas en la
actualidad, reconociéndose la validez de sus instrumentos
teóricos no sólo en cuanto al discurso persuasivo, o a la

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propia Literatura, sino también como instrumento de
explicación de la estructura del texto en general y de la
comunicación.

3.1.1. LAS PARTES DE LA RETÓRICA

La Retórica tradicional atiende a cinco partes,


correspondientes a las distintas fases de elaboración del
discurso, a saber: inventio, dispositio, elocutio, memoria
y actio.

Examinemos minuciosamente cada una:

1.- La búsqueda de los argumentos: inventio.


Atiende a la recopilación de ideas y argumentos sobre los
cuales basar el discurso. El orador debe estudiar los loci o
lugares de la memoria, al modo de puntos de partida
para observar las posibilidades que el tema le ofrece.
(Véase también apartado 4.)

Estos loci son los siguientes: ¿Quién? (realiza la


acción), ¿Qué? (acción que realiza), ¿Dónde? (la realiza),
¿Con qué? (medios o auxilio cuenta), ¿Por qué? (la
realiza), ¿Cómo? (la realiza) y ¿Cuándo? (Véase también
apartado 4.)

2.- La disposición de los argumentos: dispositio.


Trata de la ordenación del material suministrado por los
lugares a fin de conseguir persuadir eficazmente.

El orador puede escoger entre dos posibilidades:

a) orden natural (de acuerdo con los elementos tal


como son presentados en la naturaleza: orden
lineal o cronológico).

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b) orden artificial (de modo arbitrario: in medias
res (comienzo) y a continuación lo acontecido
anteriormente.

El discurso de composición clásica (sobre todo el


forense) se disponía en cuatro partes:

-Exordio (introducción)

-Narración (exposición de los hechos)

-Argumentación (comentario de los hechos, con


mención de los datos a favor o en contra.

-Conclusión o peroración (repetición abreviada


de la argumentación y petición dirigida al tribunal
del público). (Véase también apartado 4.)

En la dispositio jugaba también un papel fundamental


el ductus o táctica del discurso. Por ej., el orador podía
decir abiertamente su opinión o sostener irónicamente la
tesis opuesta para rebatirla después.

3.- La elaboración lingüística del discurso:


elocutio. En esta fase el discurso se vestía con las
palabras apropiadas para el fin perseguido. El orador
debía atender tanto a la Gramática (ars recte dicendi)
como a los preceptos retóricos (ars bene dicendi) para
conseguir la persuasión sin olvidar la belleza.

El orador debe tener en cuenta en esta fase los


siguientes elementos:

a) La pureza del lenguaje (puritas)

b) La claridad conceptual (perspicuitas)

c) La adecuación a los hechos narrados (aptum)

d) La belleza (ornatus).

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De la elocutio surge también la división clásica de los
tres estilos: elevado (grave), mediano (mediocre) y
humilde (humile).

4.- Memoria (memorización del discurso).

5.- Actio (la preparación de la actuación en


público).

3.2. TIPOS DE TEXTOS

El comentario de un texto está muy determinado por la


pertenencia del mismo a una tipología textual que condiciona
la forma de abordarlo en el comentario crítico. La coherencia
temática y estructural de un texto, la cohesión de los
elementos lingüísticos de distinto orden que lo integran y la
corrección gramatical y ortográfica dependen de ella. Entre los
principales tipos de textos podemos distinguir los siguientes:

3.2.1. TEXTOS PERIODÍSTICOS: INFORMACIÓN Y


OPINIÓN

La finalidad principal de estos textos consiste en difundir


noticias para informar a los lectores, aunque habitualmente
también se proponen formar la opinión de sus lectores,
interpretando las noticias. Los medios de difusión se
caracterizan por ideologías propias, que conocen y suelen
compartir sus lectores. En la medida en que toda ideología
desea propagarse, los textos periodísticos responden también
a un deseo más o menos consciente de propaganda.

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Pueden ser agrupados en informativos (cuando
predomina la forma objetiva) o de opinión (cuando ofrecen
una visión fundamentalmente subjetiva o interpretativa de los
acontecimientos). La intención de estos textos es variable,
según la sección de que se trate, puede ser informar, vender,
convencer, crear estados de opinión... En general,
predominan la función referencial y la apelativa, una con más
idea de informar y otra de convencer. El registro de la lengua
suele ser estándar con algunos términos técnicos (según
temas) y rasgos coloquiales que buscan el acercamiento al
lector (toques irónicos e incluso humorísticos).

a) Textos informativos:

-Noticia: que expone objetivamente los hechos actuales


y de interés general. Se constituye en noticia un
acontecimiento que arraiga en un número amplio de
personas, ya sea porque lo que se narra es actual,
cercano, trascendente, emotivo o singular. Las partes de
una noticia son: titulares, entradilla o sumario, y el cuerpo
o desarrollo de la noticia.

-Reportaje: es un trabajo periodístico de carácter


informativo que necesita de una intensa labor de
documentación e investigación, para ofrecer la visión de
un hecho con profundidad. De carácter reflexivo y muy
elaborado es más fácil encontrar este tipo de textos en
televisión o suplementos dominicales que en la prensa
escrita diaria.

-Crónica: es una variedad de información reflexiva en la


que se mezcla la valoración del periodista con la
exposición objetiva de los hechos. Por ello muchos la
clasifican como un género de opinión.

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b) Textos de opinión:

-Editorial: es el artículo de opinión que manifiesta la


postura o línea ideológica del medio o empresa editora. Lo
escribe el director o quienes representan al grupo y va
siempre en el mismo sitio, en un lugar fácilmente
identificable. En cuanto al contenido admite puntos de
vista muy personales y subjetivos. Su estilo debe ser
claro, convincente, a ser posible, brillante. Lo que
pretende es orientar o influir en la opinión del lector.

-Artículo: sirve para transmitir la opinión de un


periodista sobre un determinado hecho de actualidad. Va
firmado y suele admitir diversas extensiones según el
autor, el medio de comunicación etc.

-Columna: texto similar al artículo, pero más


concentrado, ya que sólo se dispone de un espacio fijo.
Está firmada y los periódicos llevan a gala el tener buenos
columnistas que, además de al periodismo, suelen
dedicarse a la literatura.

-Colaboración: artículo de una persona que no pertenece


a la platilla de periodistas habituales del periódico. Los
medios fichan a personas del mundo de la cultura, la
política, la economía... para contar con sus análisis de una
forma más o menos fija.

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-Cartas al director: sección de opiniones de los lectores
y el público. Han de ir firmadas y ser breves. Es una de
las secciones más leídas porque el lector encuentra en
ellas temas de actualidad expuestos por personas como
él, no por los profesionales.

-Entrevista: plasma la conversación mantenida entre un


periodista y una persona que vierte sus opiniones sobre
un asunto de actualidad o sobre las actividades por las
que es conocida. Suele aparecer en suplementos
dominicales.

-La portada y primera página: manifiestan también la


opinión de la empresa o grupo editorial, según los asuntos
que resalte.

Hoy en día abunda la llamada noticia comentario que,


bajo la apariencia de objetividad de una noticia, esconde una
valoración subjetiva de los hechos.

Los textos de opinión suelen ser breves, con una


estructura libre que depende del tema elegido y del estilo del
autor. Es habitual que contengan un inicio del
planteamiento, un cuerpo del artículo y un final que
vuelve al principio. Uno de sus rasgos más característicos
es la conveniencia de conseguir la convergencia entre un
planteamiento subjetivo con otro más objetivo.

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3.2.2. TEXTOS HUMANÍSTICOS

Son los que versan sobre las ciencias humanas


incluyendo un amplio abanico de disciplinas (Filosofía,
Pedagogía, Historia, Literatura, Derecho...). Tienden
generalmente a los modos expositivos o argumentativos. El
emisor de estos textos ha de ser un especialista en la materia.
Predomina la función referencial, pero pueden aparecer la
expresiva, apelativa o metalingüística. Tienden a la
abstracción, aunque pueden mostrar un cierto grado de
subjetividad y carga ideológica. Suelen estar abiertos a la
polémica. Buscan la claridad expositiva, utilizan abundancia
de citas.

3.2.3. OTROS TIPOS DE TEXTO

Textos publicitarios que divulgan noticias o anuncios


de carácter comercial para atraer a posibles compradores,
espectadores, usuarios, etc. Suelen ser breves, y tienen una
finalidad utilitaria que intenta obtener la reacción favorable
de ese receptor al que se dirigen. Predominan en ellos la
función fática, apelativa, referencial y poética.

También existen otros tipos de textos a los que aquí no


nos referiremos (como los científicos y técnicos, jurídicos
y administrativos o literarios) porque quedan
habitualmente fuera de esta prueba.

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3.3. EL ENSAYO

Tratamiento aparte por su importancia y actualidad


merece el género del ensayo.

Como decía Aldous Huxley el ensayo es “un artificio


literario que sirve para hablar de casi todo, diciéndolo casi
todo”. Para Ortega y Gasset: es el resultado de una
demostración sin la carga de la prueba. (La afirmación precisa
de Ortega es ésta: “[Estas Meditaciones] Son simplemente
unos ensayos. Y el ensayo es la ciencia, menos la prueba
explícita”).

Según la Real Academia Española de la Lengua ensayo


es un escrito, generalmente breve, constituido por
pensamientos del autor sobre un tema, sin el aparato ni
la extensión que requiere un tratado completo sobre la
misma materia.

La palabra ensayo proviene del latín tardío: exagium, es


decir, el acto de pesar algo. Essai se conoce en francés desde
el siglo XII y proviene del bajo latín exagium balanza; ensayar
deriva de exagiare que significa pesar. Cerca del término se
halla examen: aguja o lengüeta del fiel de la balanza y, por
extensión, acto de pesar, examen, control.

El término “ensayo” aplicado a un género literario fue


escogido por el escritor francés Michel de Montaigne (1533-
1592) para denominar sus libros: Essais. En efecto, en 1580
se publica el primer tomo de sus Essais y a partir de ellos se
le considera el padre del ensayo en sentido moderno, pionero
de un largo proceso en el cual comienza a desarrollarse de

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manera irreversible esa larga transformación que vive el
mundo a partir del Renacimiento: afirmación del yo y de sus
potencialidades de conocimiento: juicio, razón, experiencia,
secularización, se van abriendo lentamente paso respecto de
los saberes admitidos.

El ensayo es un típico producto de la modernidad,


que surge en parte como un acto de rebeldía ante los
paradigmas cerrados impuestos por la academia
universitaria, y que constituye un intento por reanimar el
debate intelectual sirviéndose de la vía abierta por el
periodismo y por la edición masiva del libro (y aquí vale tener
en mente una constelación en la que caben Montaigne,
Rousseau y los Enciclopedistas).

Un ensayo es un escrito en prosa, generalmente


breve, que expone con hondura, madurez y
sensibilidad, una interpretación personal sobre
cualquier tema, sea filosófico, científico, histórico,
literario, etc.

En la manera con que se expone y enjuicia un tema


colinda con el trabajo científico, con la didáctica y la crítica.
No sigue un orden riguroso y sistemático de exposición. El
punto de vista que asume el autor al tratar el tema
adquiere primacía en el ensayo. La nota individual, los
sentimientos del autor, gustos o aversiones es lo que lo
caracteriza, acercándose a la poesía lírica. Lo que los separa
es el lenguaje, más conceptual y expositivo en el ensayo; más
intuitivo y lírico en la poesía.

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Una de las definiciones más generalizada es que “el
ensayo es literatura de ideas”: como en la literatura, el autor
(el ensayista) escribe desde la subjetividad y desde la
experiencia, y no tiene nada que demostrar; como en el
conocimiento, el texto se estructura y se articula con
pruebas (con razones) y comparece en cuanto tal ante el
lector con una aspiración de verdad y de discernimiento
racional, es decir, de comprensión.

Por otra parte, el hecho de que el ensayo no se


reconozca por la objetividad (ya que su punto de partida y su
energía se hallan, más bien, en la subjetividad) no quiere
decir que se desentienda de la proyección y descripción del
mundo exterior objetivo. El ensayo permite otra manera de
conocer, por la cual no se conoce desde otro (como es
habitual en el tratado o simple manual), o desde una mirada
despersonalizada (como acontece en la experimentación
científica), sino desde uno mismo, y no para quedarse en
sí mismo —como ensimismado— sino para abrirse a la
realidad mediante el instrumento intersubjetivo del
lenguaje y la fuerza universalizadora de la racionalidad.

Una de las fronteras entre ciencia y poesía está en el


ensayo. Se le ha llamado género “literario-científico” porque
parte del razonamiento científico y de la imaginación artística.
La creación científica arraiga, como la poética, en la capacidad
imaginativa, ésta no se puede ignorar totalmente; sin
embargo no se aparta de la naturaleza o de la lógica. El
ensayo comparte con la ciencia uno de sus propósitos
esenciales: explorar más a fondo la realidad,

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aproximarse a la “verdad” de las cosas. Comparte con
el arte la originalidad, la intensidad y la belleza
expresiva.

En el ensayo no hay en realidad un estilo definido, sino


muchos según el carácter del autor. Pero sí existe una
condición esencial que todos debemos cumplir: la claridad
de expresión, esta transparencia que puede dar al lector una
mayor comprensión de la autenticidad del pensamiento
plasmado por el ensayista.

El ensayo es, pues, un género textual determinado,


identificable a partir de cierto número de rasgos constitutivos
que veremos a continuación.

3.3.1. CARACTERÍSTICAS DEL ENSAYO

Ensayar significa comprobar. Por medio de este género,


el autor comprueba lo que piensa y lo manifiesta a
modo de una conversación escrita entre él y el lector,
con la complicidad de la pluma y el papel.

-Es contemporáneo con su tiempo y su ambiente.


Pero el concepto de actualidad no sólo se refiere al
presente, entendido entonces como novedad, sino que
plantea los problemas humanos ante los valores que
diferencian cada época de la anterior.

-Es un género subjetivo, siendo la subjetividad no


una falta de rigurosidad sino una elaboración personal.
Por lo general el propósito del autor será el de persuadir
al lector.

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-Es una forma libre, se rebela contra todas las
reglas, en él caben las dudas, los comentarios e incluso
las anécdotas y experiencias de quien lo elabora.

- Variedad de temas: No hay tema que por


insignificante no pueda ser abordado en un ensayo y
elevado a una respuesta significativa. La originalidad no
está en el tema sino en el tratamiento del mismo,
no hay tema que por vulgar deba desdeñar, ni que por
elevado no pueda tocar

-En el ensayo el autor no se propone agotar el


tema que trata, sino exponer su pensamiento; es
una reflexión. La totalidad del tema no es lo importante.
Se intenta únicamente dar un corte en profundidad. El
autor no trata de limitarse a un aspecto concreto, el
ensayo es el resultado final de sus reflexiones.

- Sin agotar los temas: Una esencial característica


del ensayo sería la de ser a menudo incompleto, no la
linealidad del discurso encadenado y consecuente que
llega hasta el final. El ensayo parece apostar en favor de
un pensamiento paradójico que no concluye nunca.

-Brevedad: Con frecuencia se dice que la extensión


del ensayo no puede ir más allá de aquello que pueda
leerse en una sola sentada. Como esto varía de acuerdo al
lector, que puede ir de una a cien páginas, la afirmación
carece de valor concreto. En realidad son muy pocos los
ensayos que alcanzan una extensión de cien páginas. Pero
que el número de páginas sea más reducido se debe al
carácter mismo del ensayo cuyo propósito no es el de
proporcionar soluciones a problemas concretos, sino el de
sugerirlas; el de reflexionar sobre nuevos posibles ángulos
de observar un mismo problema. Esto incita al ensayista a

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usar con predilección dos recursos estilísticos: brevedad
en la exposición y profundidad en el pensamiento.

-El ensayo carece de estructura rígida, por tanto se


diferencia de aquellos escritos con una rigurosa
organización, tanto formal como de contenido, como son,
el tratado, el discurso, el artículo de revistas
especializadas, la monografía. El ensayo no tiene una
organización textual prefijada, es una construcción abierta
porque se apoya en el punto de vista de quien escribe;
implica la responsabilidad de exponer las propias ideas y
opiniones y respaldarlas con el compromiso de la firma
personal. Cada texto traza su función teniendo en cuenta
el estilo y la libertad expresiva que el autor asume.

3.3.2. ESTRUCTURA DEL ENSAYO

Aunque, como se ha dicho, el ensayo carece de


estructura rígida. La más frecuente suele ser ésta:

Introducción: el punto de partida del ensayo es con


frecuencia una constatación. El escritor parece pretender
dar cuenta de un suceso o de opinión, de un dato inicial
que adquirirá una conformación plena sólo al concluirse el
escrito.

La función discursiva de esta parte introductoria del


ensayo es familiarizar al lector con una determinada
temática: presentar lo relevante del asunto a tratar,
quizá su problemática o sus rasgos enigmáticos o
curiosos.

Así la introducción consiste en dar a conocer una


perspectiva sobre un tema cualquiera, presentando ciertas
posibilidades de tratamiento, ciertos caminos de abordaje.

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Desarrollo: es la argumentación del tema. A
medida que el ensayo avanza en su desarrollo, la
perspectiva de partida se amplía: el escritor establece
determinadas consideraciones generales. El estilo se
vuelve explicativo y en ocasiones demostrativo. Propone
argumentos, da un conjunto de razonamientos a favor
o en contra de una determinada afirmación. Mediante
la argumentación se trata no sólo de exponer una
perspectiva determinada, sino, de alguna manera, de
probar su legitimidad. El ensayista adopta una posición
didáctica, toma al lector de la cotidiana trivialidad y lo
conduce hacia una visión si no nueva, renovada.

Conclusión: la conclusión puede considerarse como


el resultado o la decisión a la que llega el escritor,
después de haber recorrido un camino particular.

Quizás el de las conclusiones sea un apartado que no


interesa demasiado al ensayista, pues el ensayo en
tanto género tiene la característica importante de mostrar
una posición, y aun una pluralidad de perspectivas sin
dogmatismos. Su función es abrir horizontes y mostrar
una posición posible.

A través de las consideraciones finales, el escritor


señala su posición personal la cual puede enfatizar,
soslayar o aun ironizar. Estos matices dependerán tanto
de las temáticas abordadas como del estilo de cada autor.

3.4. MODOS DE EXPRESIÓN TEXTUAL

En el comentario crítico de un texto tenemos que tener


en cuenta su finalidad comunicativa, porque todo texto tiene
un emisor y un receptor determinado, se inserta en una

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situación de comunicación concreta o contexto, presenta una
intención por parte del emisor y una forma particular que lo
caracteriza. Cada texto dependiendo de las capacidades
lingüísticas dominantes y sus funciones comunicativas puede
adoptar distintos modos de expresión, estos suelen aparecer
combinados en su interior, aunque a veces prevalece uno
sobre otro.

Según la tradición retórica existen cuatro intenciones


centrales en los textos: narración, descripción,
exposición, y argumentación.

Estos modos de expresión, como casi siempre ocurre en


las disciplinas humanísticas pueden recibir otros nombres (por
ejemplo: tipos de escritos, o también, cauces de
representación). Igualmente, no todos los estudiosos
coinciden al fijar un número exacto de clases de textos
básicos, y aunque podemos señalar hasta seis tipos diferentes
(narración, descripción, argumentación, exposición,
diálogo y canción lírica) nos centraremos en los cuatro
primeros, pues en la prueba que habremos de realizar no se
presentan textos poéticos o dramáticos que se
corresponderían básicamente con los dos últimos modelos
citados.

A) La narración: trata de contar unos hechos reales o


ficticios en su decurso temporal. Estos hechos
pueden contarse siguiendo un orden lineal o
cronológico (planteamiento, nudo y desenlace) o
alterando voluntariamente dicho orden (in medias
res) provocando una alteración en la manera en la

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que el receptor conoce los hechos que ocurrieron.
En este caso, también conoceremos todos los datos
pero en una secuencia diferente que, de estar
lograda, atraerá especialmente la atención del
lector. Pensemos, en este sentido, en las distintas
maneras en la que se nos presentan las historias
de detectives (novelas o películas) y las muy
diversas posibilidades de aproximarse a la historia
que, en cualquier caso, al final siempre tendremos
completa.

En cualquier caso, la narración pura


raramente existe y suele, por tanto, ir
combinada con la descripción, que sirve de
remanso al discurrir de la historia. En este tipo de
escritos suele predominar la abundancia de verbos
que señalan el desarrollo de la acción relatada y
estos verbos se presentan en forma personal y en
tiempo pasado, aunque, como es lógico, existe
todo tipo de variantes.

B) La descripción se ha definido desde antiguo como una


pintura que se hace con palabras. El autor debe
señalar los rasgos necesarios para que el lector
imagine la escena física a la que se refiere o,
incluso, el estado anímico de los personajes o del
propio autor. Frente al transcurrir temporal de lo
narrado, la descripción supone, frecuentemente,

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una pausa argumental, una aminoración del fluir
temporal o una detención total de la acción.

En la descripción resulta fundamental el


empleo de un léxico lo más preciso posible y
variado. A este efecto de pintura que toda
descripción aspira contribuye la abundancia de
adjetivos y adverbios que matizan el conjunto,
aportando las cualidades físicas de los objetos
descritos o la impresión que algo causa en el
escritor. (Ej: el retrato, la etopeya que es el retrato
de los caracteres morales, el retrato caricaturesco,
el autorretrato etc.).

C) La exposición consiste en ofrecer al lector u oyente los


datos necesarios para que entienda lo que
deseamos hacerle conocer o para aclararle algo
que no entiende, o se sospecha que puede ser
oscuro o poco inteligible para él. Requiere orden,
concisión y claridad. Es un modo lo más neutro
posible de presentar algún tema. Hay un
predominio de lo objetivo (verbos en modo
indicativo, oraciones enunciativas) y ausencia de
carga valorativa (adjetivos y adverbios).

El emisor viene a actuar de notario de


aquello que conoce y quiere transmitir. Sin
embargo, esta asepsia total raras veces se
consigue, pues la manifestación de la mayor parte

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de las opiniones requiere de apoyos que afiancen el
mensaje emitido y rebatan las posibles objeciones
que pueda despertar la mera exposición. Por todo
ello la exposición propiamente dicha suele ir
seguida de la argumentación. (Ej: la exégesis o
hermenéutica -interpretación de cualquier texto-,
la glosa –anotación-, el comentario -el conjunto de
puntualizaciones, explicaciones y observancias que
se hacen a propósito de un texto oral o escrito
desde el punto de vista del que comenta:
desarrolla, por tanto, de forma coherente lo que
sugiere aquel texto al comentarista-, la nota al
pie, etc.).

D) La argumentación intenta provocar o aumentar la


adhesión de los oyentes o lectores a lo que se
defiende, denominado tesis. Es una defensa
razonada de una opinión, siendo un
procedimiento vinculado con la Dialéctica
(disciplina clásica encargada del arte de dialogar,
argumentar y discutir) que procura mover al
receptor hacia la tesis de quien habla.

Para ello, el hablante o emisor debe partir de


un acuerdo con el auditorio, esto es, partirá de
hechos o supuestos que pueden ser asumidos por
la mayoría según su saber, su experiencia o su
ideología. Un proceso argumentativo adecuado
exige una selección de datos adecuados y poco

35
dudosos, una correcta interpretación de los mismos
y una enunciación adecuada por parte del hablante.

La opinión defendida por el hablante


recibe el nombre de tesis y para provocar la
adhesión del receptor es para lo que expone los
argumentos o aspectos en los que basa su tesis. Se
puede argumentar por analogía, con argumentos
de autoridad (Ej: la Biblia, Aristóteles...),
argumento ad hominem (contra la persona Ej: ¿No
me prometiste hace un mes que no lo volverías a
ver?), argumento ad personam (herir al contrario,
Ej: En tu partido no hay más que chorizos...),
tópico o lugar común (como los refranes), etc.

36
CUADRO RESUMEN DE LOS MODOS DE EXPRESIÓN
TEXTUAL

Tipología
Ejemplos de géneros
Capacidades
Dominios sociales de
lingüísticas orales y escritos
comunicación
dominantes

El cuento

Las fábulas

Las leyendas

La novela de aventuras
Cultura literaria y de
ficción La novela de ciencia-
ficción
NARRAR/RELATAR
Documentación y
memorización de El relato de intriga
acciones
Experiencias vividas

Relatos de viajes

Curriculum vitae

Diarios

Receta

Reglamentos
Instrucciones y DESCRIBIR
prescripciones ACCIONES
Reglas de un juego

Instrucciones de empleo

Conferencias

Entrevista a un experto

Toma de notas
Transmisión y
construcción de EXPONER
Resumen de textos
conocimientos
Expositivos o
explicativos.

Informe de ciencias

37
Artículo de opinión

Cartas al director
Discusión de problemas
ARGUMENTAR Reclamaciones
sociales controvertidos
Instancias

Debates

38
39
5. CONSEJOS Y ADVERTENCIAS SOBRE LA EXPRESIÓN

La presentación del ejercicio manifiesta el valor


que le otorgamos a nuestro trabajo. La correcta
expresión de un ejercicio abarca desde el respeto a las
reglas ortográficas y gramaticales a la presentación
material del examen, pasando por el cuidado en la
elección de los vocablos.

Para el buen resultado de la prueba deben tenerse muy


en cuenta el siguiente decálogo:

1º.- La ortografía no consiste sólo en el uso correcto de


las grafías o letras (s/z; g/j; b/v…). Hay que poner
especial cuidado en la puntuación del texto y la
acentuación de las palabras.

2º.- La puntuación influye decisivamente en la comprensión


del texto por parte del corrector. Obviar los signos de
puntuación demuestra descuido e incompetencia.

3º.- Cada lengua tiene sus reglas de acentuación. Las tildes


son “parte” de la palabra, no un añadido opcional.
Aprende las reglas de acentuación, son fáciles de
conocer y aplicar.

4º.- Respeta las reglas gramaticales, atendiendo a las


concordancias de número (sing./pl.), de sujeto y
predicado y al uso correcto de tiempos verbales.

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5º.- No utilices arcaísmos, clichés, tópicos gastados, palabras
o expresiones vulgares o excesivamente coloquiales.
Demuestra tu conocimiento de la lengua en la variedad
de tu vocabulario.

6º.- No emplees términos equívocos, inapropiados o con un


significado que desconoces, captando negativamente
la atención del corrector.

7º.- Procura construir frases cortas, claras y precisas.


Evita las oraciones excesivamente largas en las que tú
mismo acabes perdiendo el “hilo” de lo que quieres
decir.

8º.- Cada idea debe desarrollarse en un párrafo distinto.

9º.- Resulta conveniente una estructura ordenada en las


respuestas: una breve introducción, un cuerpo donde se
desarrolle la cuestión por la que se pregunta y un último
párrafo de carácter conclusivo.

10º.- La limpieza del ejercicio no es un añadido final o un


plus. Por el contrario es el primer elemento que el
corrector aprecia en cualquier examen. Piensa que sobre
su mesa habrá muchos exámenes y que eres tú el que
debes atraer positivamente su atención.

6. MODELOS DE EXÁMENES

(Exámenes por orden cronológico desde 2002)

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44
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