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PRÁCTICA REFLEXIVA Y ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE: LO EXTRAÑO

DE LO LÚDICO
MENESES LLANOS ROBINSON1

Tipo de artículo: Revisión de Tema; Línea: “Pedagogía y Formación de Maestros”. Eje


Temático: "Tecnologías Pedagógicas y Didácticas Emergentes”
RESUMEN
La práctica pedagógica como práctica reflexiva en el aula de clase a través de los procesos
lúdicos, es una invitación a hacer de la escuela un escenario donde maestros y estudiantes
puedan articular subjetiva y objetivamente las diferentes situaciones problémicas que
desafían la estructura tradicional escolar frente a los nuevos enfoques educativos. Por esta
razón, esta reflexión emerge de la aproximación teórica realizada y delimitada en un primer
momento, en el contexto del concepto de la práctica reflexiva generadora de conocimiento
para la vida, en un segundo momento, se retoma las estrategias enseñanza y aprendizaje y
por último momento, lo lúdico y su articulación con las estrategias utilizadas por los
profesores para que los estudiantes se enamoren de la escuela.

Palabras clave: Práctica reflexiva, Estrategia de aprendizaje, Enseñanza para la


comprensión, Lo lúdico.
ABSTRACT

Reflective teaching practice as practiced in the classroom through playful processes is an


invitation to make the school a scenario where teachers and students can articulate
subjectively and objectively, different problematic situations that challenge the traditional
structure facing new educational approaches, to become in productive research centers,
ethics and public. For this reason, this reflection emerges from the theoretical approach
performed and defined at first, in the context of reflective practice concept and in a second
stage; learning strategies are taking up and finally, resume the playful and its articulation
with the strategies that enables understanding in teachability and educability processes.

1
Aspirante a Doctor en Educación Universidad San Buenaventura Cali, Valle del Cauca, Magíster en
Educación y Desarrollo Humano, Especialista en Lúdica y Recreación, Especialista en Entrenamiento
Deportivo; Licenciado en Educación Física y salud, Profesor Ocasional Tiempo Completo del Departamento
de Educación Física, Recreación y Deporte, Facultad de Ciencias Naturales, Exactas y de la Educación
Universidad del Cauca, Popayán, Profesor DJC, Tunja Boyacá. (Colombia). coordjdc.popayan@gmail.com
Keywords: reflective practice, learning strategy, teaching for understanding, playfulness.

INTRODUCCIÓN
Analizar y reflexionar sobre temas que aquejan el diario vivir de los profesores y
estudiantes en las aulas escolares evoca necesariamente preguntarse por un enfoque
dirigido al mejoramiento de la calidad educativa y refiere quizás, a una nueva manera de
ver la realidad y de vivir las relaciones sociales de la comunidad educativa desde una visión
holística que enriquezca los procesos de enseñabilidad y educabilidad, pero sobre todo,
tejiendo un entramado entre la teoría y la práctica que permitan acciones escolares más
atractivas para los estudiantes, generando así más satisfacciones para los profesores.

Por ello, se hace necesario tener en cuenta que una práctica reflexiva nace en primera
medida en comprender que tanto “la didáctica y la pedagogía, se les denomina conceptos
porque expresan el conjunto de problemas del hecho educativo y su gran capacidad para
sistematizarlos; […], gracias a que en ellos tiene lugar la relación teoría y práctica”
(Zambrano, 2005, p. 19). Estos dos conceptos, se caracterizan por poseer una trama
compleja a partir de las cuales se pueden elaborar explicaciones de los hechos educativos
observados; tal es el caso, para la pedagogía, de conceptos como: Contrato pedagógico,
sujeto educable, profesor, alumno, formación, escuela, educabilidad, etc.; En el caso de la
didáctica son importantes entre otros, conceptos como: Contrato didáctico, metodología,
transposición didáctica, enseñabilidad.

La función que cumple cada uno de estos conceptos es permitir la cristalización y el


funcionamiento del aula de clase como posibilidad creadora de emocionalidades
placenteras, disfrute y gusto por la clase a través de lo lúdico como estrategia escolar, lo
cual se convierte en un reto, gracias a la masificación de la deserción escolar por los
intereses no satisfechos en los estudiantes, lo que contribuye seguramente en el trabajo
infantil y juvenil, el conflicto armado, desplazamiento, violencia inter e intra familiar, entre
otras problemáticas.

La práctica: como práctica reflexiva. Una experiencia que vale la pena vivir.
Pero ¿Qué es la práctica escolar, cómo la entendemos? pensar la práctica, no es solamente
indagar por el significado, los motivos y los problemas que acontecen en los estudiantes y
profesores de las acciones que en ella están inmersas, es también preguntarse por las
relaciones ocultas que se desarrollan entre el hacer y su relación con la teoría.

Al revisar el concepto de “práctica”, se puede evidenciar que este es ambiguo porque


presenta variadas interpretaciones, entre ellas, “refiere a la actuación de los profesionales
que en determinadas actividades específicas se preparan a nivel institucional para laborar,
por tanto, tiene una asociación directa con las cosas que hacen, con las personas que trabaja
y los problemas que debe resolver en su labor” (Schön, 1998, p. 65); la noción de
complejidad que implica la práctica, después de muchas repeticiones la ha hecho única,
pues ella, se convierte en una práctica estable que no genera incertidumbre en su hacer; en
suma, cuando un profesional practica su práctica mucho tiempo, su saber desde la práctica
tiende a hacerse más tácito, automático, y previsible, lo que quiere decir que se confiere a él
y a las personas con las que trabaja los beneficios de la especialización.

Las dos principales bases para la especialización en una profesión de acuerdo con Schön
(1998), son: “El campo sustantivo de conocimiento que el especialista declara dominar y la
técnica de producción o aplicación de conocimiento en la que el especialista reivindica su
dominio” (p. 32). La especialización en la profesión es compleja, puede tener efectos
negativos pues conduce a una limitada estreches de miradas; además, a medida que la
práctica se hace más repetitiva y rutinaria, el profesional puede perder importantes
oportunidades de reflexionar lo que está haciendo. Todo proceso práctico es complejo y
autónomo, pues no será igual uno de otro y esto debe ser reconocido como la posibilidad de
aprehender de forma creativa e innovadora sobre lo que se sabe y lo que se hace; de todos
modos, el saber y el hacer, se refieren a lo que Gadamer (2004), llama Praxis, definida
como “el conjunto de cosas prácticas y por tanto toda conducta […], como esfera autónoma
del saber” (p. 113); sin embargo: “El “saber” y el “saber hacer” están empleados como dos
elementos aparentemente distintos, que conjugados expresan la idoneidad del sujeto. El
saber que corresponde al “saber teórico” es una visión comprensiva de un ser distinto al
sujeto cognoscente, por lo tanto distante del sujeto mismo y de su praxis social” (Hurtado
& Villada, 2004, p. 90). Es decir, prácticas creadoras, constructoras de sentido,
emancipatorias, construidas con los sujetos sociales y no solamente con los sujetos
institucionales que gobiernan las organizaciones educativas.

Con todo y lo anterior, un profesor no puede apoyarse únicamente en su instinto o en un


conjunto de técnicas preestablecidas, sino más bien, debe reflexionar de una manera crítica
y analítica en lo que sucede en el aula de clase y sus posibles acciones en la resolución de
los problemas reales de la escuela; entre otras cosas lo que Dewey citado por Brubacher
(2000), reconoce como la práctica reflexiva: “a diferencia de su ejercicio concreto, […], se
concreta cuando los asuntos prácticos son tan variados, complicados y tan fuera del propio
control que impiden al pensamiento abrirse con éxito un camino a través de ellos (p. 36).
Por tanto, una verdadera práctica reflexiva se lleva a cabo solamente cuando el profesor o el
estudiante se enfrentan con un problema real y este debe resolverlo y trata de hacerlo de
manera racional.

Un sistema escolar pensado desde la práctica reflexiva, requiere de métodos, propuestas de


aprendizaje, procesos investigativos que conduzcan a sistemas de educabilidad y
enseñabilidad con crítica continúa, que contribuya a una reestructuración de todos los
componentes educativos y lograr ser coherentes entre lo que pensamos, decimos y
hacemos en nuestras prácticas pedagógicas y didácticas pero sin dejar de lado “la
enseñanza, como un proceso que facilita, estimula y enriquece el desarrollo” (Brubacher,
2000, p. 37).

Las estrategias de aprendizaje y enseñanza: otra forma de ver la clase.


Se reconoce que el sujeto en su horizonte de significación, viene a ser el centro dinámico
de su propio proceso educativo y es deber del profesor estimular el desarrollo de aptitudes y
actitudes a través de una visión integral de enseñanza en el aprender a aprender y también a
desaprender por lo que “ la necesidad de formación en la capacidad creativa de los alumnos
exige la capacidad y acción –reflexión, que se diferencia de la conducta– creativa del
profesor, siendo una necesaria característica del estilo docente” (García, 1988. P. 42). Esta
perspectiva de enseñanza, favorece una formación crítica pues le ofrece una progresión
amplia de ideas concretas, que según Perkins y Blythe (2005), la definen y entienden como
“una perspectiva de desempeño […] es poder realizar una gama de actividades que
requieren pensamiento en cuanto a un tema, […] y encontrar evidencias y ejemplos,
generalizarlo, aplicarlo, presentar analogías y representarlo de una manera nueva” (p. 19-
23).

Considerando lo anterior, se definen las estrategias de aprendizaje como “procesos de toma


de decisiones –conscientes e intencionadas– en las cuales el alumnos elige y recupera de
manera coordinada, los conocimientos que necesita para cumplimentar una determinada
demanda u objetivo, dependiendo de las características de la situación educativa en la que
se produce la acción” (Madrigal, 2013, p. 106). En el entendido de que lo lúdico trasciende
a los ámbitos tradicionales, –lo que sería el juego por el juego sin objetivos algunos y las
actividades recreativas sin sentido– se asume el aprendizaje y la enseñanza como un
cambio trascendental en la labor desarrollada en el aula de clase.

Lúdica o Lúdico, dos formas de interacción desde las emociones


Diferenciar estos dos conceptos es de mucha relevancia en las labores asumidas en el
contexto escolar, ya que son confundidos por la interpretación que se tiene de ellos. Se
hace necesario iniciar con el pilar que sostiene toda integralidad del ser humano como ser
cognitivo, afectivo, social, espiritual, religioso, sexual, político, cultural, ético y estético,
[…], refiriendo en este primer momento a lo lúdico, que tiene que ver directamente con el
desarrollo emocional y afectivo del sujeto en los procesos de desarrollo humano y que
fundamentalmente está presente cuando hay disfrute, diversión, placer, alegría; emociones
positivas que no necesariamente están enmarcadas dentro de unas actividades específicas,
como el juego, el teatro, la danza… lo lúdico tiene que ver con la existencia del ser humano
en el aquí y el ahora, es “el tiempo vivido es nuestra vía temporal de ser en el mundo. Cada
individuo se orienta en el presente y en el futuro en función de él, y también gracias a él
revive el pasado”. (Melich, 1994, p. 77). Es la forma de concebir la vida misma y su
relación con el contexto donde se encuentra inmerso, es una función absolutamente
subjetiva.
En un segundo momento, la Lúdica se entiende como el estado de ánimo por el cual el ser
humano se sensibiliza frente a los fenómenos sociales relacionados en gran medida con
actividades que proporcionan placer y alegrías en determinados momentos temporales de la
vida, lo que quiere decir que deja de ser subjetivo y pasa a ser objetivo ( pues tiene un fin,
una meta, un fin ya predeterminado en el momento de ser ejecutado a partir de prácticas
lúdicas en contextos temporo-espaciales específicamente determinados. En otras palabras,
“es el tiempo objetivo “khronos”, tiempo como ordenación y determinación, […] horas,
minutos, segundos” (Mélich, 1994, p. 77). Aquí, la lúdica, toma como herramientas para
su desarrollo y acción, las técnicas, estrategias y medios de la recreación que facilitan estos
espacios de interacción personal y social.

En conclusión, lo lúdico, es la forma como se representan todas las acciones de la vida del
ser humano, a sabiendas de que cada situación en la que éste se ve inmerso le permite
fundamentalmente la expresión emocional y simbólica (Diaz, 2008, p. 16); Mientras que la
lúdica permite comprender la condición de originalidad desde el cual el sujeto constituye
representaciones simbólicas de la realidad objetiva y subjetiva y las recrea en acciones que
le proporcionan diversión, placer y alegría. “esta subordinación de medidas temporales no
sólo sirve como comunicación sobre cantidades distintas, sino que alcanza su pleno sentido
como abreviación simbólica comunicable de diferencias y transformaciones humanas
conocidas en lo biológico, lo psicológico y lo social (Norbert, 1984, p.80).

CONCLUSIONES
Reflexionar sobre las estrategias para enseñar y las estrategias para aprender que pueden
utilizar tanto profesores como estudiantes bajo el concepto lúdico como un eje vertebral,
significa hacer de la escuela espacios atractivos y acogedores, que enamoren al
estudiantado bajo los criterios de disfrute, placer, alegría por el diario vivir en el contexto
escolar; por lo tanto, la invitación es hacer una práctica reflexiva que sea capaz de generar
espacios que requieren abordar de manera integrada un aula de clase llamativa a través de
cuatro grandes pilares de la motricidad humana, desde donde se puede pensar una nueva
escuela: la acción: como respuesta a una experiencia en aprendizaje significativo, el
pensamiento complejo, pues activa la dimensión del lenguaje, a través del cual se puede
comunicar, ser crítico y creativo sobre la experiencia, la reflexión, como poseedor de un
modelo del mundo que da sentido y significado a la experiencia, y lo lúdico, porque crea y
recrea las acciones pedagógicas, proporcionando libertad sobre los procesos de la
experiencia en el mundo de la vida escolar.

BIBLIOGRAFÍA

Brubacher, J. & Case, C. & Reagan, T. (2000). Cómo ser un docente reflexive. La
construcción de una cultura de la indagación. Barcelona: Gedisa.
Díaz, M. (2008). Del discurso pedagógico: problemas críticos. Poder, control y discurso
pedagógico. Bogotá: magisterio.
Gadamer, H. (2004). Verdad y Método II, Salamanca: Ediciones sígueme.
García, V. (1988). Educación personalizada. Madrid: Rialp.
Hurtado, R. & Villada, H. (2004). El Sentido de la Formación Práctica en Ingeniería: una
mirada etnográfica desde la Agroindustria. Popayán: Editorial Universidad del Cauca.
Madrigal, A. (2013). De las estrategias de aprendizaje al aprendizaje estratégico en
educación física: una visión desde los estilos de aprendizaje, Educación física y deporte
infantil en contextos pre-modernos, Medellín: Prisma gestión Empresarial.
Mélich, J. (1994). Del extraño al cómplice. La educación de la vida cotidiana. Pedagogía
de la investigación y de la comunicación. Barcelona. Anthropos.
Norbert, E. (1984). Sobre el tiempo. México: D. F. Fondo de cultura económica. 80
Perkins, D. & Tina, B. (2005). Ante todo, la comprensión. Revista Internacional
Magisterio Educación y pedagogía. Núm, 14. (Abril – mayo), 19-23
Schön, D. (1998). El Profesional Reflexivo. Cómo piensan los profesionales cuando
actúan. Barcelona: Ediciones Paidós.
Zambrano, A. (2005). Didáctica, pedagogía y saber. Línea de Investigación Discurso
pedagógico. Bogotá: Magisterio.

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