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EMPRENDIMIENTO SOSTENIBLE EN COLOMBIA;

UNA ESTRATEGIA SIN RESPALDO

El emprendimiento es un campo que se empezó a explorar hace muy poco tiempo, y aún más el
emprendimiento sostenible, que además del componente económico, implica la protección
ambiental y el desarrollo social (Rodríguez D.C. 2016, p. 3). Tras los daños ambientales y sociales
que trajo la revolución industrial, el concepto de emprendimiento sostenible, desarrollo sostenible,
o economía sostenible, que de acuerdo a la Comisión Brundtland fue definido como “el desarrollo
que asegura satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las
generaciones futuras” (1987); adquirió una gran relevancia y en poco tiempo se ha posesionado
en los países desarrollados como una de las principales preocupaciones de la economía. No
obstante, en Colombia el término parece no tener mayor relevancia entre los pobladores debido a
que en el país se generan estrategias poco efectivas para promover su desarrollo.

Colombia es un país que se ha venido solventando en medio de problemas sociales, políticos,


económicos y financieros, producidos por el narcotráfico, los grupos al margen de la ley y la
corrupción; dificultades que a su vez han desencadenado una generación de desigualdad, salud,
pobreza y deterioro ambiental. Es por eso que se han generado programas encaminados a
equiparar las brechas causadas por estos inconvenientes. Un claro ejemplo de este enunciado es
el proyecto divulgado por el ministerio de comercio, industria y turismo en el año 2008, llamado
PTP; Programa de Transformación Productiva, que nace con el fin de promover la productividad
y competitividad en la industria (FIDUCOLDEX, 2008), cuyo propósito es “ayudar a la industria y
sus empresas a producir más, con mejor calidad y mayor valor agregado” (FIDUCOLDEX, 2008).
Entre los servicios que ofrece el PTP se encuentran asistencia técnica, intervención y
acompañamiento en las empresas; no obstante, este programa gubernamental se pensó como
apoyo a las empresas que ya se encuentran establecidas, pero no se había planteado la creación de
nuevas empresas como potencial fuente de desarrollo en la búsqueda del incentivo de
emprendimiento. Es por eso que en el año 2012 nació el proyecto INNPULSA Colombia, como un
programa que busca promover el emprendimiento, la innovación y la productividad, como ejes
para el desarrollo empresarial y la competitividad del país. Este programa ha logrado tal
reconocimiento, que en el año 2016 el Banco Mundial lo destacó como clave y protagónico en el
desarrollo productivo del país, gracias a la implementación de estrategias de emprendimiento,
innovación y productividad empresarial (Impulsa Colombia 2012).

A pesar de que son muchos los proyectos que el estado ha venido desarrollando con la finalidad
de reactivar la productividad en el país, implementando políticas públicas de emprendimiento e
innovación, que en este sentido van de la mano para la generación de ideas y aplicabilidad en el
entorno socioeconómico y cultural; en la evolución del contexto, dichas iniciativas carecen de algo
fundamental: no existe dentro de su concepción el Emprendimiento Sostenible; no se tiene como
núcleo en las políticas del Estado crear fuentes de desarrollo sostenible para el país.

Por otro lado, a nivel de competencias, para la implementación de un modelo de empresa


sostenible, según Sanabria S. E. & Hurtado E., “dentro de las barreras más reiterativas, cabe
mencionar la falta de conocimiento y de habilidades especializadas requeridas de los empleados
operativos de las empresas” (2013 p. 9); escenario que se deriva de una deficiente estrategia
educativa, ya sea en entornos universitarios, de educación media o básica, como herramientas
principales para introducir el concepto de emprendimiento sostenible y revestirlo como una de las
más urgentes preocupaciones de la sociedad. Esta situación fluctúa como una gran limitante para
el desarrollo del emprendimiento sostenible, haciendo que otros esfuerzos sean en vanos, ya que
para que el término no permanezca en la sociedad como una palabra de moda, pero vacía de
contenido, se debe tener claro su significado y la importancia de su implementación (Barrantes R.
1991).

Así mismo, otro rasgo de la deficiente estrategia educativa, es el escaso espíritu emprendedor que
poseen los habitantes, pues “la mayor parte de los universitarios a punto de graduarse tienen
como meta obtener un empleo que garantice estabilidad y, si hay suerte, una sólida carrera. Todo
eso en la empresa de otros, pero muy pocas veces en una propia” (Villegas G. 2012). Esto se traduce
en lo que podría señalarse como pobreza de emprendimiento, siendo una porción bastante
reducida de la población la que decide emprender, de la cual, un porcentaje bastante considerable,
emprende por necesidad. Según el informe global GEM, Colombia presenta una de las tasas más
altas en el emprendimiento por necesidad (Revista Dinero 2017); lo que ahonda aún más el
problema de pobreza de emprendimiento en virtud de que el emprendimiento por necesidad “es
de carácter informal, generalmente con bajos niveles de innovación y valor agregado” (Revista
Dinero 2017). En ese sentido, si el emprendimiento en Colombia es un concepto al cual un reducido
número de habitantes le apuesta, la participación en la iniciativa de emprendimiento sostenible,
es incluso menor.

A su vez, otro de los factores que limitan el desarrollo del emprendimiento sostenible, y que, en
lugar de formular estrategias para mitigarla, pareciera que en Colombia se hace lo contrario, es la
pobreza; la pobreza estructural como un derivado de la educación. Según López H. (2007), citado
por Duran J. P. (2013), “la pobreza estructural se puede explicar por las llamadas “trampas de la
pobreza”, en donde generación tras generación las familias quedan atrapadas en círculos viciosos
de pobreza con condiciones que se retroalimentan y empeoran su situación en el tiempo. Las
“trampas de la pobreza” pueden ser tanto individuales (Trabajo infantil, analfabetismo, capital de
trabajo, no aseguramiento, desnutrición, demografía, uso de tierras y criminalidad, entre otros),
como regionales (físicas y geográficas, fiscales, ambientales, de baja calificación, y de
desplazamiento forzado, entre otras)”.

En concordacia, la pobreza estructural se puede plantear, en gran medida, como una consecuencia
de la calidad de la educación, pues “la acción educativa entrega los elementos necesarios para
conseguir la promesa primera de educarse y de la consecuente vida mejor” (Bazdresch M. 2001.
P, 3). Dicho de otra manera, como resultado de la inefectividad de las estrategias educativas, la
pobreza representa una barrera extensiva que hay que superar para así introducir el concepto de
emprendimiento sostenible en el país, pues conviene subrayar que “poner en el actual momento
lo sostenible como el objetivo de nuestras preocupaciones […] suena […] poco menos que como
un chiste para sociedades cuyo nivel de satisfacción de necesidades básicas es mínimo” (Barrantes
R , 1991).

Finalmente denotamos a lo largo de este análisis que Colombia ha tenido frente a sus políticas
públicas, una visión miope del sistema educativo a nivel universitario, de educación media o
básica, y del emprendimiento, como base para estimular la productividad, en virtud de que en su
noción de economía y esquema educativo no existe el concepto “sostenible” como piedra angular.
Con esta síntesis se pone de manifiesto que en el país se generan estrategias poco efectivas para
promover el emprendimiento sostenible; situación que requiere con urgencia una mirada y un
cambio del actual enfoque, desde la dinámica económica, social, política y ambiental.
REFERENCIAS

Barrantes R. (1991). Desarrollo sostenible, sostenido o sustentable, ¿o simplemente desarrollo?


Recuperado de http://www.cepes.org.pe/debate/debate17/01_Articulo.pdf el día 20/08/18

Bazdresch M. (2001). Pobreza, desigualdad social y ciudadanía. Los límites de las políticas sociales
en América Latina. Recuperado de http://feae.eu/wp-content/uploads/2017/09/CLACSO-
POBREZA-Y-EDUCACI%C3%93N.pdf el día 20708/2018

Duran J. P. (2013). La pobreza y su relación con el desarrollo social, el crecimiento económico y el


empleo: nuevas hipótesis teóricas e implicaciones. Recuperado de
http://www.banrep.gov.co/sites/default/files/eventos/archivos/Teorias-Pobeza_0.pdf

Emprendimiento (2017). Emprender en Colombia: cuestión de oportunidad o subsistencia. Revista


Dinero. Recuperado de
https://www.dinero.com/emprendimiento/articulo/emprendimiento-en-colombia-es-por-
subsistencia-segun-informe-gem/247484 el día 20/08/218

Rodríguez D.C. (2016) Emprendimiento sostenible, significado y dimensiones recuperado de


https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5850542.pdf el día 20/08/2018.

Sanabria S. E. & Hurtado E. (2013). Emprendimiento verde en Colombia: el caso del mecanismo
de desarrollo limpio (MDL). Universidad Libre. Colombia. Recuperado de
http://www.redalyc.org/pdf/2654/265428385004.pdf el día 20/08/2018

Villegas G. (2012). En Colombia sobra el talento, pero faltan emprendedores. El Tiempo.


Recuperado de https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-12074408 el día
20/08/2018

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