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Capítulo 10: La Revolución en las ideas: la generación romántica de 1837 en la

cultura y en la política argentina de Jorge Myers.

La generación de escritores, publicistas y hombre de estado, conocida como la


Generación del 37, constituyo en la historia argentina el primer movimiento
intelectual con un propósito de transformación cultural totalizador, centrado en la
necesidad de construir una identidad nacional. Las figuras principales del
movimiento y que dominaron la vida cultural de argentina hasta 1880 fueron:
Esteban Echeverría (1809-1878), Juan Bautista Alberdi (1810-1878), Domingo
Faustino Sarmiento (1811-1888), Vicente Fidel López (1815-1904), Bartolomé Mitre
(1821-1906), José Mármol, Félix Frías, Miguel Cané; algunos extranjeros como
Andrés Lama, Santiago Arcos. Estos primeros románticos lograron una cohesión
grupal y un grado de institucionalización llamado: el Salón Literario de 1837 o
Asociación de Mayo. Las obras abarcaron todos los géneros como: filosofía,
historia, economía, novela, drama, poesía, periodismo político; pero en todos ellos
aparecía el problema: el de nación. Se consideraban los mas moderados y
radicalizados. Obligados por el gobierno dictatorial de Juan Manuel de Rosas a
emprender el exilio, harían una empresa proseletista, esparciendo por los países
que los albergaron las nuevas doctrinas del romanticismo y del socialismo literario,
del sansimonismo y del eclecticismo, de la filosofía de la historia y de la nueva
filosofía histórica del derecho y posturas liberales más radicales.

Orígenes de la nueva generación:


Estos hombres fueron producto de las condiciones imperantes en el Río de la Plata
en los años posteriores a la Revolución de Mayo. Estos encontraron un campo
relativamente libre que les permitiría ocupar posiciones de cierta visibilidad. Había
dos posiciones: un Estado institucionalizador (inspiradas en la doctrinas de la
Ilustración tardía y en la práctica de un Estado confiado en su capacidad y en
derecho de incidir sobre todas las facetas de la vida social. Esta generación de
carácter nacional, se gestó en el seno de las instituciones educativas rivadavianas,
en el código de ciencias morales y en la universidad de buenos aires. Los
egresados de estas instituciones, representaron la primera manifestación de una
elite intelectual. Además, la experiencia educativa estuvo marcada por las
tendencias secularizadores del régimen rivadaviano, que harían de ella una elite
nacional, cultural de procedencia y de configuración social laicas. ) contra un
Estado desintitucionalizador, ya que su formación intelectual era el producto de las
reformas educativas promovidas por los gobiernos rivadavianos.
La mayoría de los análisis dedicados a la generación del 37 han enfatizado las
fuertes oposiciones que ella debio enfrentar para conquistar la hegemonía
intelectual.

El movimiento romántico de la nueva generación de 1830 hasta su apogeo después


de 1852.
La historia del movimiento cultural con la Nueva Generacion o generación del 37,
con el romanticismo se divide en cinco etapas:
1- entre 1830 y 1838-39, los escritores románticos publican sus primeros ensayos
intelectuales, se organizan en un movimiento de perfiles nítidos, y redactan
problemáticas centrales e intelectuales en los periódicos.
2- su origen en las condiciones políticas del rio de la plata, romanticismo
revolucionario, integrado por exiliados y concentrado con el propósito de derrocar el
régimen rosista. Entre 1838-39 y 1842-44, la generación del 37 se compenetra de
las practicas de la política facciosa.
3- el movimiento abarca desde 1842-44 hasta 1852-54, mantiene cierta identidad
común, a pesar de la dispersión geográfica de sus miembros, posiciones menos
extremas a las anteriores, permitirán una renovada concentración en los debates y
empresas intelectuales. Las importantes obras en este periodo fueron: la america
poética de Juan Maria Gutierrez; Las Bases y la acción de europa en america de
Alberdi; los recuerdos de provincia y los viajes de Sarmiento.
4 y 5- estas ultimas etapas se refieren mas al romanticismo. Entre 1852-54, la
experiencia individual de los miembros estuvo marcada por las diversas opciones
políticas, por un lado Urquiza o los liberales. Buenos Aires o la Confederacion
argentina, mitrismo o alsinismo, probelicistas y antibelicistas, autonomistas o
tejedoristas. La generación del 37 se disolvía como corriente organiza, al mismo
tiempo que conseguia una hegemonía indiscutida en todo argentina. (la segunda
generación romántica entre los años 1845 y 1852, cierta rivalidad entre la primera y
la segunda)
Otra etapa y la mas significativa la que va de 1852-54 a 1880, años no solo de
plena madurez intelectual para los miembros, sino también en que sus ideas
supieron concitar un consenso total entre los sectores letrados de la población.
La quinta etapa es de lenta declinación y perdida de protagonismo del movimiento.

La organización del movimiento:


El romanticismo irrumpio en argentina en 1830 por Esteban Echeverría, cuando dio
a conocer sus escritos poeticos en los periódicos; autor de La Cautiva, los
consuelos y las rimas de resonado éxito principalmente del público femenino. Junto
a él, se une Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez, como movimiento
portador del romanticismo, entre 1937-38. Llamada Sociedad Literaria iniciada por
Rivadavia en 1822. La confluencia de la ruptura romántica de la primera con la
segunda o nueva generación solo alcanzo un estado manifiesto del salón literario
en la primera organización formal de la nueva corriente intelectual. Esta nueva
generación se llamó La Asociación de la joven argentina, la incorporación de la
juventud argentina en el mundo intelectual.
La primera etapa argentina del movimiento romántico terminaba así con un
proyecto de mayor institucionalización que para enfrentar la clausura efectuada por
rosas, buscaría expandirse hacia el conjunto del territorio argentino hacia chile y
Uruguay.

El romanticismo convertido en facción:


Entre 1839 y 1843-44, la acción política absorberá progresivamente las energías de
los emigrados románticos y su propia identidad colectiva tendera a diluirse en la de
los unitarios, de mayor presencia y organización en el teatro. Alberdi junto con
Gutierrez, se convertirá en el principal gestor político del movimiento, desplazando
a Echeverria. La política del grupo se definía por su antirrosismo. Los años de
hegemonía alberdiana serán los de la aventura política, expresada en dos
decisiones: el apoyo a la intervención francesa y la alianza entre románticos,
unitarios y federales disidentes bajo el liderazgo militar de Lavalle. La corriente
romántica, devenida facción política, contaria con un importante aval institucional en
la figura de Andrés Lamas. Alberdi buscaría captar el liderazgo ideológico y político
de la lucha antirrosista, representado por el caudillo militar unitario Juan Lavalle. La
secuela de derrotas que sufrio todo el movimiento antirrosista, la revolución del sur
en Buenos Aires en 1839, la invasión de Lavalle a esa provincia, la incursión
malograda hacia las provincias del norte, y sucesivas campañas desde la última
trinchera unitaria.
El romanticismo argentino tomó todas sus ideas del acervo romántico europeo. El
romanticismo argentino abarcó una estructura de experiencia.
La sociedad rioplatense era una sociedad republicana, producto de una revolución
política que había modificado los principios de legitimidad sobre los que reposaba el
orden político y social local no tan completa.

En el plano interno, la destrucción del poder colonial, a partir de 1810, debe más al efecto
corrosivo de los comerciantes ingleses y de las relaciones con las economías capitalistas
centrales (inglesas) que al poder superador de las fuerzas sociales locales. Entre los varios
efectos de esa acción destructiva de la economía capitalista europea en la rioplatense se
destacan dos: 1 la desarticulación de las economías regionales, su consecuente enfrentamiento y
con él la inestabilidad política; 2- el proceso de acumulación originaria del capitalismo agrario en
el litoral, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, íntimamente conectado con el de formación
del estado. La constitución de una burguesía argentina se efectúa a través de un movimiento
complejo desigual, sobre la base de grupos sociales regionales o provinciales que tienen escasos
componentes genuinamente burgueses y que son la expresión de la heterogeneidad estructural
del país. La burguesía bonaerense es la más dinámica y encuentra su camino en el sector rural,
en el cual combina la inversión de capital generado en la actividad comercial y usuraria con la
apropiación de tierras cedidas por el estado. La desigualdad de desarrollo de los diferentes
grupos sociales dominantes se afirma por un mecanismo perverso, mediante el cual la burguesía
bonaerense va subordinando, económica, política, ideológica y culturalmente a los grupos
dominantes del interior, pero este proceso de desarrollo/subordinación favorece el creciente
carácter capitalista de los terratenientes y comerciantes bonaerenses, su condición de burguesía
provincial, al tiempo que frena el proceso de constitución de fracciones burguesas provinciales
con las cuales formar una clase burguesa nacional. Tal desarrollo de una burguesía provincial
que no puede convertirse en nacional, se traduce lógicamente en una posición política
autonomista y desde 1820 hasta 1860 esa política es dominante. Cuando llega a ellos, el estado
se encarga de realizar la tarea que no hace la burguesía bonaerense como clase: la unidad
nacional. Al estado provincial de buenos aires desempeñando, durante la organización nacional
de 1862 a 1880. La revolución pasiva en la organización nacional argentina, pone en un primer
plano la necesidad de la burguesía de estos países de construir efectivamente un estado
moderno para poder hacer avanzar el capitalismo, en un contexto de definición de un nuevo
orden económico internacional, caracterizado por la consagración de la división internacional del
trabajo a escala planetaria y el pasaje, en el centro, a la fase monopólica o imperialista. En
Argentina, con la revolución pasiva culmina la transición de la situación colonial, económica y
política, a la situación de dependencia económica con independencia política, con el conjunto de
transformaciones globales que ella implica. Hay una doble dialéctica entre lo interior y lo exterior y
en el interior mismo de la sociedad dependiente que resuelve sus problemas de formación de un
orden social y política por la vía de la revolución pasiva.
Entre 1810 a 1820 la revolución se enfrentó a dos grandes cuestiones:
- La guerra de la independencia se convierte en tarea primordial de los gobiernos centrales
- Al mismo tiempo se plantea el problema de las bases sociales y políticas del nuevo poder.
Historia Argentina 1:
Tema: Concepto de Revolución y como ejemplo Revolución de Mayo.
Según Gamsci la primera corresponde a la Revolución pasiva y la formación del estado central oligárquico
entre 1810 a 1880. Sin embargo se divide en:
- Etapa de 1810 a 1820: Se produce la quiebra del sistema político y comercial colonial. Aparición
permanente de una burguesía porteña. La revolución, que lleva a un enfrentamiento externo e
interno, con respecto al primero, el enfrentamiento se da con los realistas y el interno con las
disputas entre Buenos Aires y el interior; se plantea la legitimidad de la revolución y el poder con
las provincias del Litoral con líder Artigas y la liga de los pueblos libres. La independencia que lleva
a la crisis del orden interno por la legitimidad del poder y a la caída del poder central en 1820.
- Etapa de 1820 a 1852: Rivadavia y sus reformas. Los caudillos. Expresiones del liberalismo y del
proteccionismo económico. Transformaciones de la sociedad en la década de 1820-1830. ¿Estado
Federal o unitario? Las ideas políticas de Rosas. Ganadería y política de tierras. El saladero. La
aduana de Buenos Aires. Finanzas del régimen rosista. La oposición. Represión. La generación del
37.
- Etapa de 1852 a 1862: La organización constitucional. Gobierno Federal y caudillismo regionales.
La clase culta al poder. El Pensamiento liberal. Evolución política y crónica del periodo. La
economía. El conflicto: alternativas en el equilibrio político.
- Etapa de 1862 a 1880: Reorganización política entre 1862-1874. La modernización económica.
Economía argentina y economía mundial: las nuevas inversiones. Economía y demografía:
inmigración extranjera, migraciones internas. Equilibrio urbano-rural. Lo institucional, lo material y lo
simbólico en el proceso de producción del estado. Educación o instrucción; progreso y prosperidad:
dos visiones.
Concepto de Revolución:
Según Omar Acha el termino revolución debe ser pensado en el contexto de los “procesos
revolucionarios”, extendidos en el tiempo. Sin embargo, se debe evitar concluir en una definición unitaria y
sencilla.
Según Theda Skocpol se refiere a las revoluciones como exitosas transformaciones sociopolíticas.
Según Pasquino la revolución es la tentativa acompañada del uso de la violencia de derribar a las
autoridades políticas existentes y de sustituirlas con el fin de efectuar profundos cambios en las relaciones
políticas, en el ordenamiento jurídico-constitucional y en la esfera socioeconómica.
Toda revolución requiere de diversos tiempos históricos para su realización. Por eso el autor dice que
debemos pensar lo revolucionario en la corta, mediana y larga duración. Una cosa es el estallido
revolucionario y otra cosa es el proceso revolucionario. La clave de la complejidad de la revolución no está
en el estallido sino en el proceso histórico. La revolución no es producto del conflicto, sino que es
productora de conflicto y por ende resolución política de ellos.
Con respecto a las revoluciones latinoamericanas, lo revolucionario es que al conformar juntas de
gobierno, la legitimidad del poder ya no se depositaria del rey cautivo, sino que descansaría en el pueblo.
Esto abriría a la construcción de un orden político radicalmente nuevo.
El análisis de las revoluciones o de los procesos revolucionarios permite distinguir:
La revolución política: es todo cambio o intento de cambio brusco y profundo en la ubicación del poder
político que implique el uso o la amenaza de la violencia y que si tiene éxito, se traduce en la
transformación manifiesta, y tal vez radical, del proceso de gobierno. Lo interesante del enfoque consiste
en que contempla la factibilidad de que una revolución sea derrotada, que no se cumpla totalmente una
transformación radical, pero que conserve su condición de revolución. Poseen un alcance limitado y solo
afecta a la estructura política de una sociedad. Sin duda que hay consecuencias o cambios, sin embargo
por más radicales que sean no afectan en un grado mayor la estructura económica y social.
La revolución Social: consiste en alterar drásticamente las estructuras socioeconómicas de las sociedad:
las relaciones económicas y sociales, la posesión de los medios de producción, status económico y
político. Se trata de una modificación o transformación total y completa. Todo cambia. Son muy pocas las
dimensiones societales que permanecen. Toda revolución social es acompañada por un grado de violencia
que conlleva a guerras civiles. Por ejemplo revolución cubana de 1959.
Según Eric Hobsbawm los procesos independentistas iniciados en los primeros años del siglo XIX, se
tratarían de cambios superestructurales que dejaron intactas las condiciones sociales y económicas. No
alcanzan el rango de revoluciones liberales como las ocurridas en Europa.
Según Raul Fradkin Las revoluciones latinoamericanas fueron un ciclo que había destruido un orden pero
no lograba afirmar otro que lo remplazara. Los movimientos revolucionarios pusieron de manifiesto su
heterogeneidad, pues no está en juego solo las relaciones con el poder de la metrópoli, sino también las
tensiones que atravesaban cada región, rivalidades entre jurisdicciones.
La revolución pasiva: Es una combinación de continuidades y de cambios, o de renovaciones y
restauraciones, en el conjunto de la sociedad, que la modifican efectivamente (la modernizan) sin
transformarla radicalmente, un proceso que reconoce el poder y privilegios de clases o grupos
tradicionales dominantes en regiones menos desarrolladas en términos capitalistas. La revolución pasiva
es un proceso de transformación capitalista que resulta del acuerdo entre clases o fracciones dominantes,
la forma de mutación de los sujetos sociales dominantes, con exclusión de las clases subalternas, con
empleo sistemático de la violencia o coerción y con una decisiva intervención del Estado en todos los
espacios societales. Se trata de una solución “desde arriba”, elitista antipopular. Por ejemplo: en Argentina
se expresa bajo la forma de una dominación política oligárquica. Característica decisiva de la revolución
pasiva es el papel del Estado como dirigente del proceso. El estado desempeña, el papel del partido
político. Ella es la forma política al fin descubierta por la burguesía para llevar a cabo la conquista del
poder, pero también es la forma política que permite al capital conservar el poder. Las revoluciones
“desde abajo” producen sistemas políticos democráticos, las realizadas “desde arriba”, dictaduras. Ubicado
en una perspectiva gramsciana, en cambio, encuentra que en ese mismo doble proceso las relaciones
radicales-jacobinas generan sistemas hegemónicas, mientras las revoluciones pasivas conducen a
situaciones de dictaduras sin hegemonía.
La Revolución Pasiva Argentina: La que después se convierte en republica argentina nace con la
revolución de mayo de 1810, si bien la dominación española ha comenzado a resquebrajarse en 1806-07,
tras la expulsión de los militares ingleses que intentan la ocupación del espacio rioplatense, momento en el
que se desata una efectiva crisis orgánica (crisis estructural o hegemónica, se producen cuando hay una
inestabilidad debido a que las instituciones han perdido credibilidad y legitimidad ante la sociedad) , que
inicialmente lo es de la dominación colonial, pero luego continua y se redefine a lo largo de todo el periodo
de construcción estatal. La de 1810 es una revolución política y de independencia o anticolonial, como lo
son todas las latinoamericanas excepto la de Haití, pese a sus límites y ulterior fracaso, caracteres de
social, y la de Brasil que se alcanza sin revolución y mediante un pacto con la corona portuguesa.
Puede plantearse como pasaje de estado colonial a estado nacional, lo que supone dos cuestiones
diferentes entrelazadas: la creación del nuevo Estado, que reemplaza al anterior, y la creación de algo
hasta inexistente, la nación. Construir el Estado nacional implica, la ruptura de la situación o del pacto
colonial y la resolución de la cuestión del poder, es decir, la de ¿Quién manda?, ¿sobre quién manda?,
¿para que manda? Pero es justamente esta definición la que no se logra con la revolución y prolonga la
crisis orgánica. Una de las razones por las que se demora la construcción estatal es la complejidad que
tiene otro proceso conexo: la formación de las clases, o al menos de una que logre hacer reconocer sus
intereses particulares como los generales de la sociedad. En Argentina el proceso de constitución de una
clase dominante se une dialécticamente con el de formación del estado, de modo que una y otro se
construye recíprocamente.
Las invasiones inglesas: Se produjo un suceso que colaboro en el desencadenamiento de la crisis
política que desemboca en la Revolución, fue una acción externa en las costas rioplatenses entre 1806-
1807. Estas invasiones revelaron la fragilidad del orden colonial: por un lado, el comportamiento sumiso
que frente a los ingleses adoptaron el Cabildo y la Audiencia por deseo de conservación; por otro lado, a la
inexistencia de un ejército para la defensa por la escasez de tropas regulares y la falta de milicias locales
eficientes.
Es así que para hacer frente a la ocupación inglesa, se organizaron por primera vez cuerpos milicianos,
voluntarios integrados por los habitantes de Buenos Aires y de otras regiones del territorio. Las tropas
inglesas desembarcaron en Buenos Aires, en 1806, movidas por dos intereses entrelazados: el militar y el
comercial. Gran Bretaña busco asegurarse una base militar para la expansión de su comercio y golpear a
España en un punto considerado débil de sus posesiones ultramarinas (sus disputas vienen desde mucho
tiempo antes). Esta expedición se desarrolló bajo el mando compartido de Home Pophan y William Carr
Beresford, quienes prevenían una fácil conquista, de apoyar a los criollos con promesas de independencia
por parte de los españoles. Sin embargo, los criollos pese a su rivalidad con los españoles, no estaban
dispuestos a admitir una nueva dominación. Los jefes británicos actuaron más como conquistadores que
como libertarios, llegando incluso a exigir la fidelidad al monarca Jorge III. Ante los invasores, el virrey
Sobremonte opto por retirarse al interior conduciendo las cajas reales. La conducta del virrey deterioro su
imagen y provoco la primera grave crisis de autoridad en el Virreinato. En 1806, se convocó a un Cabildo
abierto que por presión popular exigió la delegación del mando militar a Liniers y la entrega al presidente
de la Audiencia del despacho de los asuntos de gobierno y hacienda. La reconquista fue organizada por el
capitán de navío Santiago de Liniers, francés al servicio de España, en colaboración con Juan Martin de
Pueyrredón quien reunió tropas irregulares en la campaña de Buenos Aires y Martin de Alzaga, que
preparo fuerzas voluntarias dentro de la ciudad. Los ingleses se vieron obligados a capitular. Frente a la
posibilidad de una nueva invasión las fuerzas voluntarias, que se habían organizado primero de manera
bastante precaria, se constituyeron en cuerpos militares. A partir de 1807, los ingleses organizaron una
nueva expedición para conquistar Montevideo. El virrey repitió su conducta anterior. En consecuencia,
Liniers, convoca a una Junta de Guerra que resuelve destituir al virrey y entregar a la audiencia el gobierno
civil del virreinato y al jefe de la reconquista el mando militar. John Whitelocke, desembarcó en el puerto
de la Ensenada y avanzó sobre Buenos Aires para capitular nuevamente frente a las tropas y ante una
resistencia organizada de toda la ciudad. Lo cierto es que en las improvisadas fuerzas militares del
Regimiento de Patricios y de los Húsares de Pueyrredón se asienta cada vez más el poder que gobierna el
Virreinato y que otorga a la elite de comerciantes y burócratas una nueva base de poder local, y a la plebe
criolla una inédita presencia en la escena pública.
El financiamiento también significó una modificación importante en la administración de los recursos del
Estado. Se acrecentó el costo local de la administración y se volcó en Buenos Aires una masa monetaria
que en el pasado se dirigía a España. Los criollos adquirieron status como resultado de su superioridad
numérica en las milicias, y se abrieron nuevas posibilidades de ascenso social para la plebe urbana. La
creación de las milicias, con su reclutamiento voluntario y la elección de la oficialidad por la tropa,
modificaron el equilibrio de poder en Buenos Aires. La importancia de este cambio fue señalada por Tulio
Halperín Donghi al afirmar que la milicia urbana no sólo proporcionó una fuerza militar a los criollos, sino
que se constituyó en una organización "peligrosamente independiente" del antiguo sistema administrativo y
militar colonial. Como consecuencia de las invasiones inglesas la oficialidad criolla se convirtió en un
nuevo actor político de cuyo apoyo ya no se pudo prescindir. Se recurre a ella para defender la legalidad
del régimen colonial y la defensa de la autoridad del virrey Liniers durante la revuelta de 1809; pero
también su apoyo depende de la consolidación de un nuevo poder revolucionario durante los sucesos del
22 y del 25 de mayo de 1810.
Revolución de Mayo:
Junta de Sevilla: los sucesos de Bayona provocaron indignación en toda España y en las disputas
provincias comenzaron a equiparse con batallones para defender la independencia del país. Ante esto
surgieron juntas provinciales, que con gran apoyo popular, juraron fidelidad a Fernando VII, el rey cautivo.
Con el propósito de unificar los esfuerzos, se constituyó en Madrid la Junta Central. Sin embargo, debido a
los avances de las tropas francesas dentro del territorio español, la Junta Central se vio forzada a cambiar
de residencia y se estableció en Sevilla. La proximidad del ejército napoleónico obligo a un nuevo traslado
de la Junta Central, que se estableció en 1810, en Cádiz. Allí transfirió sus poderes a un Consejo de
Regencia.
En América: El virreinato de Liniers: Luego de la deposición de Sobremonte en 1807, la Audiencia se
hizo cargo del mando militar y político del virreinato. Luego por órdenes de España, le entrega
interinamente las funciones políticas y militares al virrey Liniers. En el transcurso del virreinato de Liniers
ocurrieron estos acontecimientos:
-Las ambiciones de Portugal sobre el Río de la Plata: expulsada por las armas napoleónicas, la familia
real portuguesa debió trasladarse al Brasil. Razón que produjo intranquilidad en Buenos Aires, pues los
lusitanos ambicionaban extender su dominación. En Brasil se confirmaron las noticias sobre las renuncias
de los Borbones y la proclamación de José I de Bonaparte, la princesa Carlota Joaquina, hija de Carlos IV,
no vaciló en proclamar sus pretensiones al trono de España, para protegerlo contra las usurpaciones de
Napoleón. Sostenía sus derechos a gobernar toda la América hispana en carácter de regente (aunque las
pretensiones de la princesa Carlota tenían aspectos legales, debido a su vinculación con la monarquía
española, era evidente que la corte portuguesa la utilizaba como un simple instrumento para satisfacer las
exigencias de los ingleses, sus aliados, y dominar la Banda Oriental. Saturnino Rodríguez Peña encabezo
a un grupo revolucionario porteño quienes apoyaban a la princesa. El plan consistía trasladar a la princesa
al Rio de la Plata y proclamarla regente bajo una monarquía constitucional para gobernar en todo América.
Manuel Belgrado y José Castelli apoyaban la proclamación, sobre la base de una posible emancipación de
la metrópoli. Sin embargo, todas las tratativas para coronar a la princesa Carlota fracasaron. Ya que
Liniers y las autoridades de Buenos Aires no accedieron a las pretensiones.
-Los confusos sucesos ocurridos en España causaron incertidumbres en las autoridades del virreinato del
Río de la Plata. Sin embargo, ante las noticias llegadas de la península, Liniers dispuso a efectuar la
proclamación y jura de Fernando VII en 1808. Para comunicar el cambio y obtener obediencia, Napoleón
envió al rio de la plata en misión diplomática al marques Sassenay. El emisario llego a Buenos Aires.
Liniers reunió en el fuerte de miembros el Cabildo y en la Audiencia y luego lo recibió. Las autoridades al
enterarse dispusieron rechazar las proposiciones.
-Rivalidad entre el Cabildo y el virrey: después de las invasiones inglesas, el cabildo de buenos aires
fortaleció su prestigio, lo que produjo a un desequilibrio en el ordenamiento político, al pretender ejercer la
preeminencia en el gobierno y actuar sobre la autoridad del virrey. La figura de esta oposición fue Martín
de Álzaga. Liniers era francés de nacimiento, lo que hacía dudar de su fidelidad a España. Todo hacía
suponer que se inclinaba hacia el enemigo.
-Separación de Montevideo: Francisco de Elío, gobernador de Montevideo, encabezo la oposición al
virrey. Acuso a Liniers de conducta sospechosa y efectuó la jura de Fernando VII antes que en Buenos
Aires. Finalmente, a través de una nota, ordeno al virrey que dejara el mando. Enterado Liniers del
comportamiento del gobernador, lo reemplazo por Juan Ángel Michelena. Sin embargo, un Cabildo abierto
reunido en Montevideo resolvió descomponer la orden del virrey y mantuvo al gobernador en su puesto en
1808. Además, crearon una Junta de gobierno, en 1809, en autónoma y se proclamó subalterna e la Junta
de Sevilla. De esta forma, Montevideo quedo separada de la autoridad de Buenos Aires.
El cabildo de Buenos Aires envió a la Junta de Sevilla, un memorial solicitando el reemplazo del virrey.
Deseoso de derribar al virrey, los cabildantes de Buenos Aires prepararon un movimiento armado que
debía estallar en 1808, pero fue aplazado cuando el propio Liniers se enteró de los propósitos subversivos.
Los complotados fijaron para el motín en enero de 1809, día en que el Cabildo debía efectuar la
renovación anual de sus miembros. Liniers envió al Cabildo la propuesta para el nombramiento de
Bernardino Rivadavia, pero los regidores rechazaron el pedido. El Cabildo efectuó la elección de sus
miembros, resultando reelectos los mismos regidores que debían cesar en sus funciones. Al enterarse de
lo resuelto, la multitud agrupada en la Plaza mayor, proclamando una Junta como España, abajo Liniers,
Viva el Cabildo. Los regidores reunieron de inmediato un Cabildo abierto, el que nombro una Junta
Suprema compuesta por españoles, sus secretarios fueron criollos como: Mariano Moreno y Julián de
Leiva. Los miembros de la Junta se trasladaron al fuerte para comunicar al virrey su destitución, pero
cuando se disponía a acatarla, penetraron el último recinto los jefes leales a las órdenes de Cornelio
Saavedra, quienes lograron desbaratar la conspiración.
La importancia de la asonada radica en el hecho de acentuar la decadencia del régimen político hispánico
y en que se aplica una tendencia que triunfaría en 1810: el Cabildo abierto de tipo revolucionario y la
creación de juntas de gobierno.
El virrey Cisneros: La junta península resolvió destituir a Liniers y en su remplazo envió un nuevo virrey
al Rio de la Plata, al español Baltasar Hidalgo de Cisneros. Una vez en Montevideo, Cisneros disolvió la
Junta. Al llegar a Buenos Aires, los criollos se mostraron hostiles al nuevo virrey. Un grupo de criollos
dispuso resistir la entrada de Cisneros. A los concilios asistieron Pueyrredón, Rodriguez Peña, Belgrano,
Castelli, Ortiz de Ocampo. No sabía a quién entregar el mando: unos proponían el establecimiento de una
Junta presidida por Liniers, y otros, la coronación de la princesa Carlota. Sin embargo, a pesar de la
tensión política existente, no se produjo ningún acto de hostilidad. Cisneros tenía experiencia en asuntos
de gobierno, prefirió adoptar una actitud conciliadora. Decreto la libertad de comercio con el extranjero;
estas medidas llegaron tarde la revolución ya estaba en marcha.
Cuando Cisneros ocupo su alto cargo, era notorio el déficit del erario. A mediados de 1809 se presentó la
oportunidad de conseguir recursos, la oportunidad llego de dos comerciantes ingleses que solicitaban
autorización para vender sus productos. Cisneros admitió la oferta, ya que obtendría los recursos que
necesitaba. Tanto el Cabildo como el Consulado aceptaron el procedimiento. Pero Miguel Fernández de
Agüero se opuso al intento de comerciar con los ingleses, defendiendo el comercio monopolista español,
los hacendados y labradores de ambas márgenes del Rio de la plara dispusieron defender sus intereses y
designaron representante a Mariano Moreno, quien redacto la Representación de los Hacendados:
reclama apelando a la justicia, las ventajas del libre comercio y califica al monopolio de atentado contra la
libertad humana. Se opone a las trabas que impedían la entrada de productos del exterior.
Antecedentes de la Revolución de Mayo: Esta revolución en 1810, no fue un hecho casual, fue el
resultado de diferentes acontecimientos tanto europeos como americanos y locales. El movimiento
estallado en Buenos Aires forma parte de una corriente histórica de rebelión común a toda la América
hispana, pues se produjeron otros focos de tendencia separatista en diversos dominios españoles. Entre
los diversos antecedentes externos son:
- La Independencia de Estados Unidos
- La Revolución Francesa y la Nuevas Ideas
- Las Ideas Liberales Hispano-Indianas
- La acción de los precursores: con los primeros movimientos armados contra las autoridades
españolas surgieron en América hispana ilustres patriotas de avanzadas ideas, los que han sido
llamados precursores de la emancipación como Francisco Miranda.
- La invasión Napoleónica
Antecedentes locales:
- Económicos: las guerras y los conflictos europeos interrumpían totalmente las transacciones
comerciales con la metrópoli, mientras la población de ultramar sufría las consecuencias del
absurdo sistema del monopolio comercial. Los errores del gobierno peninsular favorecieron la
acción de aquellos hombres de ideas progresistas, las cuales llevaron a la acción revolucionaria,
defendían el libre comercio y censuraban la administración española.
- Políticos: desde 1809 se intensifico la agitación política en Buenos Aires y a partir de allí se
iniciaron reuniones secretas contrarias al régimen imperante. Además, otra causa era que todas las
posesiones de América pertenecían al rey, este al estar cautivo, los territorios quedaban desatados
de hecho vínculo con la metrópoli.
- Las invasiones inglesas:
El virreinato en vísperas de la Revolución: a comienzos de 1810, un grupo de hombres está dispuesto y
preparado para servir a la revolución. Sus integrantes eran: Hipólito Vieytes, Rodríguez Peña, Manuel
Belgrano, Cornelio Saavedra, Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña, Manuel Alberdi. El grupo
revolucionario contaba con el apoyo de la casi totalidad de las fuerzas militares, pero carecía de un
verdadero dirigente y contaba con un plan de acción determinado.
La Revolución de Mayo: A principios de mayo de 1810 se informa las noticias acerca de la caída de
Andalucia en poder de los franceses. Esto provoca una agitación. Cisneros opto por comunicar al pueblo,
aconsejando la tranquilidad y obediencia a las autoridades españolas. Enterados de la situación, los
patriotas requirieron la colaboración de Cornelio Saavedra, jefe del regimiento de patricios. Por delegación
de los patriotas, Saavedra y Belgrano se reunieron con el alcalde de primer voto Juan José Lezica para
solicitarle la convocación de un Cabildo Abierto. Lezica informo de lo sucedido a Cisnero, en el cual reunió
a los jefes militares para requerir su apoyo. Sin embargo, Cisneros presionado por los revolucionarios,
acepto la convocatoria. Vecinos se reunieron en la plaza mayor para apoyar al Cabildo Abierto. El 22 de
mayo reuniéndose en el cabildo con la asistencia de los vecinos invitados, la sesión la inicio el escribano
del cabildo, Justo Núñez, quien leyó una proclama realista, se realizó un debate, algunos en contra de la
destitución de Cisneros y declarando la fidelidad al rey cautivo, y otros establecer una Junta gubernativa
con diputados del virreinato. Se realizó una votación, para saber si había cesado la autoridad del virrey y
en tal caso quien lo remplazaría. La mayoría de los sufragios decretaba la cesantía del virrey y la entrega
del gobierno provisional al Cabildo hasta constituirse una Junta, elegida por el pueblo. El Cabildo abierto
había demostrado el pensamiento de los patriotas, pero la diversidad de opiniones debido a la falta de
unidad de la masa revolucionario para elaborar un audaz plan que burlaba la voluntad del pueblo. Los
regidores se creyeron con facultades suficientes como para nombrar por si solos, sin consultar al pueblo,
una Junta provisional con la designación del propio virrey como representante. Cisneros aceptó la
resolución del Cabildo, pero juzgo prudente consultar con los jefes militares pues estaba seguro que el
pueblo no deseaba esta elección. Aunque la Junta había logrado el consentimiento de los jefes militares,
tal solución era inaceptable. Cuando trascendió que el virrey permanecía en el mando, la agitación cundió
por la Plaza Mayor y los cuarteles de Patricios. El descontento era encabezado por Domingo French,
Antonio Berutti. Los patriotas se reunieron para presentar al Cabildo los nombres de las personas que
integrarían la nueva Junta de gobierno. Además se dispuso enviar una expedición militar al interior con
carácter de auxiliadora.
El 25 de Mayo, jefes militares niegan su apoyo al virrey: grupos de patriotas se trasladan a la plaza
mayor. Los cabildantes se reunieron y resolvieron rechazar la renuncia de la Junta presidida por el virrey.
Se exigió la inmediata destitución de Cisneros. Se decidió consultar a los jefes militares si apoyaban al
gobierno establecido, su respuesta fue negativa y estos se unieron a la lucha revolucionaria. Ante la
delicada situación, Cisneros acepta la imposición.
Primera Junta de Gobierno: sin medios para resistir y para evitar actos de violencia, los cabildantes
decidieron acatar la voluntad de los patriotas y reconocer la autoridad de la Junta revolucionaria. El nuevo
gobierno quedo integrado por:
- Presidente y comandante de armas: Cornelio Saavedra
- Secretarios: Mariano Moreno y Juan José Paso
- Vocales: Manuel Alberti, Miguel Azcuénaga, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Domingo Matheu
y Juan Larrea.
La Junta daba representación a las principales clases sociales: el clero estaba representado por Alberti,
los abogados por los más numerosos y los militares por Saavedra y Azcuénaga y a los comerciantes se
designó a Larrea y Matheu. La autoridad del virrey había caducado y la Junta Provicional Gubernativa se
trasladó al Fuerte. Constituida esta, se manifestó la oposición del Cabildo, la Audiencia. Con el evidente
propósito de controlar el nuevo gobierno y de hacer triunfar la contrarevolucion española, el cabildo impuso
a la Junta un reglamento: otorgar al nuevo gobierno un carácter provisional y sometido al Cabildo,
reafirmar la autoridad suprema del rey Fernando VII y consultar a las intendencias para formar una junta
general del virreinato. De acuerdo con lo dispuesto, los diputados del interior no debían incorporarse a la
Junta Gubernativa, sino formar un organismo separado. El 27 de mayo, se envía una circular a las
provincias del interior, informando la creación de la Junta y que debían elegir diputados para que los
representaran en la Junta y no
como un organismo separado. Sin embargo, los del interior todavía apoyaban al régimen anterior, a
Cisneros. La Junta Gubernativa no acepto el reglamento administrativo del 28 de mayo. Desde un principio
la junta debió enfrentar al Cabildo y a la audiencia y al ex virrey, también al obispo Benito Lué, pretendió
trabar la acción del nuevo gobierno. La Audiencia considero la legalidad de aquel gobierno que
representaba a Fernando VII y ordeno a la Junta que procediera al juramento del Consejo de Regencia de
Cádiz. El secretario Moreno rechazo el reconocimiento al nuevo gobierno español. La Audiencia insistió en
su tenaz oposición y luego de jurar obediencia al Consejo comunico a las autoridades del interior que
imitaran su actitud. Sin embargo, la Junta les informo que debían abandonar el territorio la Audiencia y el
Cabildo. Estos no cesaron en su plan contrarevolucionario, hasta que la Junta destituyo a los cabildantes y
designo a los que debían reemplazarlos.
Asimismo, la revolución se desarrolló sobre la trama de la oposición entre la tendencia centralista
de Buenos Aires y las tendencias al autogobierno de las demás ciudades. Los gobiernos
revolucionarios que se sucedieron se constituyeron así como soluciones provisorias destinadas a
durar hasta la reunión de la ASAMBLEA CONSTITUYENTE que organizaría el nuevo Estado. En
la segunda mitad del siglo XVIII España emprendió una reorganización de las relaciones
administrativas, militares y mercantiles con sus posesiones americanas. Carlos III asesorado por
un grupo de filósofos y económicas derivados de la Ilustración, decidió encarar una gran
reorganización administrativa con objeto de sanear las finanzas del reino y evitar la cada vez
mayor marginación de España de un sistema europeo que estaba alcanzando dimensión mundial.
Varias y complejas fueron las motivaciones que animaron a la metrópoli esta ambiciosa empresa:
- La necesidad de reconocer el peligro que suponía para el Imperio ibérico el poderío naval y
mercantil de la potencia británica.
- A partir de 1680 España cobro un nuevo aunque lento impulso económico que le exigió
una articulación entre su propia economía y la de sus posesiones americanas.
- La política de reforma borbónica persiguió el propósito de afirmar una única soberanía, la
del monarca absoluto. No solo apunto a reestructurar los ámbitos militar y administrativo
sino también busco uniformizar a los diversos reinos que integraban la monarquía
española, eliminando las prácticas soberanas que formaban parte de los antiguos
privilegios de cada reino.
El gobierno español adopto el régimen francés de intendencias, dividió el Virreinato del rio de la
plata en diversas unidades políticas. Esta organización territorial de intendencias, capitanías y 2
nuevos virreinatos constituyo una política de integración jurisdiccional y administrativa que el
gobierno español anhelaba. Con la creación del Virreinato en 1776, la ciudad de Buenos Aires se
convirtió en capital de un vasto territorio que abarcaba las provincias de: Buenos aires, Paraguay,
Tucumán, Potosí, Santa Cruz de la Sierra, Charcas y los territorios de Mendoza y San Juan del
Pico. Los intendentes se hicieron cargo de sus respectivas provincias y tenían 4 cargos:
administración general, justicia, hacienda y guerra; en materia de finanzas los intendentes fueron
responsables ante la superintendencia de Buenos Aires. Sin embargo, los conflictos por
competencias con el virrey llevaron a la supresión de dicha función y a su reemplazo. Las
gobernaciones militares se encontraron directamente subordinadas al virrey. Las colonias se
hallaban amenazadas por la dueña del Atlántico, Inglaterra, y por las rivalidades entre España y
Portugal. El objetivo de las reformas es de dotar a América de un ejército propio a través de la
integración de las posiciones americanas y la metrópoli en un aparato militar unificado. Buenos
Aires se aseguró así el predominio en los mercados del interior, incluido el Alto Perú, como por
ejemplo en 1777 el virrey Ceballos, prohíbe la salida hacia Perú de plata y oro en lingotes, a lo
que se suma en 1787 el libre comercio interno, gracias al “Auto de libre internación” (Buenos
Aires se abre al comercio. El Virrey del Río de la Plata PEDRO DE CEVALLOS por sí y a petición
del Cabildo, promulga el Reglamento de Libre Comercio que marca el fin del monopolio de los
comerciantes de Sevilla al establecer el libre comercio entre el Río de la Plata con la península
ibérica y las demás colonias). El intento de imponer una administración mejor organizada y
centralizada afectó, el frágil equilibrio entre el poder de la corona y aquellos arraigados
económicos-sociales y jurídicos locales. Con la adopción del régimen de intendencias, la corona
se propuso desplazar del control de la administración y de los cargos de responsabilidad, a las
familias de las elites criollas que ocupaban posiciones decisivas en casi todas las instancias del
Estado. Se observa en este periodo una integración de criollos y peninsulares y por medio de
linajes. Esta integración, habría subsanado la falta de poder derivada de su marginalidad en los
altos cargos administrativos y en los segundos, la falta de recursos económicos.
La emancipación de las ex colonias habría sido más bien el resultado conjugado de:
a- derrumbe de los imperios ibéricos,
b- la creación presión de Inglaterra a lo largo del siglo XVIII
c- y de los factores de resentimiento y disconformidad existentes en casi todas las capas
sociales americanas.
La metrópoli, después de enfrentar la reacción americana a las reformas, se mostró incapaz de
sobrevivir a los desafíos del conflicto europeo que cobraba dimensión mundial con las campañas
napoleónicas. Las revoluciones de independencia Hispanoamérica siguieron a la crisis de la
monarquía ibérica que condujo al quebrantamiento de la unidad del orden colonial. Los sucesos
políticos peninsulares ocurridos entre 1808 a 1810 son fundamentales ya que muestran a la
monarquía como una unidad entre la península y los territorios americanos.
El primer gran acontecimiento que marcó a todo el mundo hispano fueron las abdicaciones de
Bayona de finales de mayo de 1808, la corona de España paso de los borbones españoles a José
Bonaparte a partir de esa fecha. Las noticias iban llegando a las provincias españolas,
comenzando levantamientos contra los franceses y la formación de juntas insurreccionales en
nombre de la fidelidad de Fernando VII. La misma reacción de lealtad al rey se produjo en todos
los territorios de América.
Ante esto surgen dos interrogantes que dominaran la escena política española y americana:
¿quién gobierna? ¿En nombre de quién gobierna?
En 1808 se constituyó en Aranjuez la suprema junta central gubernativa del reino, que gobernó en
lugar y nombre del rey como depositaria de la autoridad soberana. Esta junta central se trasladó a
Sevilla, pero debe abandonarla en 1809 debido a la invasión de las tropas francesas. Los
miembros de la junta fueron perseguidos y asesinados, sus objetivos fueron transmitidos al
consejo de regencia en 1810. Los franceses luego de ocupar Sevilla, establecieron el asedio a
Cádiz, donde residía el consejo de regencia. Mientras tanto en América, en Montevideo, el
gobernador repudiaba a la autoridad del virrey Liniers y establecía en nombre de Fernando VII, en
1808, una Junta gubernativa propia. En 1809, un movimiento español encabezado por Martin de
Alzaga, mercader e influyente magistrado, intento deponer sin éxito al virrey Liniers para
reemplazarlo por una junta en Buenos Aires. Pero en 1810, solo algunas regiones de América
volverán a aceptar al nuevo gobierno peninsular; en Buenos Aires se creó una junta que en
nombre de Fernando VII negó su reconocimiento al Consejo de Regencia e inicio el gobierno
propio.

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