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UNIVERSIDAD DE CUNDINAMARCA- SEDE FACATATIVÁ

PROGRAMA INGENIERÍA AGRONÓMICA

ANGIE DANIELA VANEGAS ESCUDERO


MARZO/05/2019

CONSECUENCIAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA AGRICULTURA

Una de las principales problemáticas que enfrenta actualmente los países desarrollados, así como
los que se encuentran en vía en desarrollo es el cambio climático. Cuando se alude al cambio
climático se infiere al aumento de la temperatura como consecuencias de las actividades
antrópicas, ya sean estas directas o indirectas y que altera la composición de la atmósfera. Según
Díaz, (así como se citó en Miller, 2007), menciona que el cambio climático global se refiere a las
modificaciones en cualquier aspecto del clima del planeta, tales como la temperatura,
precipitación e intensidad y las rutas de las tormentas. Lo anterior supone alteraciones
significativas en el sector económico, social, salud, entre otros.

Ahora bien, es importante señalar algunos factores específicos que afectan los cambios en la
temperatura en la tierra y el cambio climático, de los cuales se encuentran las emisiones de
aerosoles a la atmosfera, emisiones de dióxido de carbono, metano, hidratos de carbono, la
deforestación (Diaz, 2012). Al generarse cambios en la temperatura emergen problemas como el
acceso al recurso hídrico, la producción de alimentos, el estado de salud en la población, la
pesca, la silvicultura, el turismo, energía, sistemas hídricos y en la agricultura, generando
restricciones en las actividades económicas (Ocampo, 2011).

En la agricultura, además de implicar problemas económicos incluye el aumento del rendimiento


en los entornos más fríos y la disminución de la producción en los ambientes más cálidos, daños
en cultivos, impactos adversos a la fertilidad de los suelos, aumento de salinización, pérdidas por
siniestros, reducciones de las especies; además de generar modificaciones importantes en la
distribución y dinámica de plagas y enfermedades y afectaciones en cuanto a la erosión en los
suelos. Asimismo, la disponibilidad del recurso hídrico afecta de forma directa a las actividades
agrícolas, como en el caso de los sistemas de riego (Ocampo, 2011).
Según Fernández (como se citó en Tubielo et al., 2000) otro de los efectos ocasionados por el
cambio climático y debido al incremento de la temperatura del aire, llegaría a ocasionar un
aumento en la tasa de desarrollo fenológico, reduciendo el periodo de desarrollo y crecimiento,
que a su vez reduciría el rendimiento total de los cultivos. Por otra parte, el incremento de las
concentraciones de CO2 en la atmosfera, ocasionaría la reducción de las interacciones ecológicas
del tipo mutualistas entre plantas y los polinizadores naturales, lo que implicaría extinción de
diversas especies genéticas (Fernández, 2014).

En términos generales, se puede identificar los rendimientos de muchos cultivos, podrían


disminuir significativamente por el aumento de las temperaturas, como consecuencia, por
ejemplo, del estrés térmico e hídrico, del acortamiento de la estación de crecimiento y de la
mayor presencia de plagas y enfermedades. Las producciones animales también se verían
afectadas, por el impacto del cambio climático en la productividad de las pasturas y forrajes y
según sus requerimientos específicos.

Por lo tanto, es importante reconocer la relevancia del cambio climático sobre la agricultura, e
iniciar a generar estrategias de adaptación y aplicarlas, realizándoles constantes monitoreos a los
resultados.
Varios autores coinciden en que los efectos del CC pueden ser más graves especialmente para las
economías campesinas o para los agricultores de subsistencia ubicados en ambientes frágiles
que por lo general se ubican en países en vías de desarrollo, donde se esperan grandes cambios
en productividad.
El cambio climático también ocasionará la reducción de las interacciones ecológicas del tipo
mutualista entre las plantas y los polinizadores naturales, debido a los posibles cambios
fenológicos ocasionados por la concentración de CO2 en la atmósfera. Estas alteraciones en los
ciclos fenológicos disminuirían los recursos florales disponibles para las especies polinizadoras
entre un 17 y un 50%. La reducción de la coincidencia temporal entre plantas y polinizadores, no
sólo causará la reducción en la dieta disponible de los insectos polinizadores sino que originará
tanto su extinción como la de diversas especies vegetales (Memmott et al, 2007).

El cambio climático es una realidad [5, 6] y para la agricultura se tiene el reto no sólo de definir
estrategias de adaptación, sino de implementarlas y monitorear sus resultados.
Otra de las consecuencias del enriquecimiento de CO2 y el aumento de la temperatura son
positivas solamente bajo condiciones óptimas de crecimiento y considerando que la mayoría de
los cultivos raramente se encuentran bajo condiciones óptimas de crecimiento, los beneficios por
el enriquecimiento de CO2 y aumento en la temperatura son mínimos (Rabbinge et al., 1993).
Tubielo et al. (2000) concluyeron que el incremento en la temperatura del aire, ocasionaría un
aumento en la tasa de desarrollo fenológico, reduciendo el periodo de desarrollo y crecimiento,
que a su vez reduciría el rendimiento total de los cudltivos cultivo.
Algunas investigaciones [9, 17, 18] advierten que el cambio climático podría tener un impacto
directo sobre la productividad de las cosechas y sobre la fertilidad del suelo; existe la
probabilidad de variaciones en las tasas de degradación del suelo, aumentos de salinización
pérdidas por siniestros, reducciones de las especies
tribución y dinámica de plagas y enfermedades.
El cambio climático también ocasionará la reducción de las interacciones ecológicas del tipo
mutualista entre las plantas y los polinizadores naturales, debido a los posibles cambios
fenológicos ocasionados por la concentración de CO2 en la atmósfera. Estas alteraciones en los
ciclos fenológicos disminuirían los recursos florales disponibles para las especies polinizadoras
entre un 17 y un 50%. La reducción de la coincidencia temporal entre plantas y polinizadores, no
sólo causará la reducción en la dieta disponible de los insectos polinizadores sino que originará
tanto su extinción como la de diversas especies vegetales (Memmott et al, 2007).

Altas temperaturas del aire pueden detener la fotosíntesis, evitar la fertilización de los óvulos de
las plantas e inducir a una deshidratación; en las plantas
Los estudios basados en Modelos de Circulación General (MCG) y de cultivos [5, 11] proyectan
reducciones del rendimiento en las plantaciones de arroz, cebada, vid y papa.

El aumento en la temperatura promedio del aire y del océano, el derretimiento de la nieve de los
glaciales y los polos, y la elevación del nivel del mar son algunos de los efectos del cambio
climático [5]. Como consecuencia, podrían experimentarse una serie de impactos, a escala
global, que incluyen: cambios en los ecosistemas, en la disponibilidad de agua, en la
productividad de las cosechas y en la distribución de vectores y enfermedades; además del
posible incremento de los eventos meteorológicos extremos como tormentas, sequías e
inundaciones

En ese mismo orden, los informes del IPCC resaltan que las causas del cambio climático son de
origen natural y antropogénicas. Hay una cadena de emisiones de gases de efecto invernadero
(GEI), las concentraciones atmosféricas, el forzamiento radiactivo, las respuestas climáticas y los
efectos del clima. Entre 1970 y 2004, el aumento más importante de las emisiones de GEI
proviene de los sectores de suministro de energía, transporte e industria, mientras que la vivienda
y el comercio, la silvicultura (incluida la deforestación) y la agricultura han crecido más. Las
actividades humanas generan emisiones de cuatro GEI de larga permanencia: CO2, metano
(CH4), óxido nitroso (N2O) y halocarbonos (grupo de gases que contienen flúor, cloro o bromo).
Los modelos muestran que el dióxido de carbono ocupa el 56.5 %.
Los factores que afectan los cambios de temperatura media de la tierra y el cambio climático son
los cambios en el desnivel del mar, los efectos de las nubes, la emisión de aerosoles a la
atmósfera, aumento en las emisiones de dióxido de carbono, gas metano, hidratos de metano.
Además, los cambios de reflexión terrestres y los cambios en el campo magnético exterior
(Miller, 2007). El citado autor indica que otros factores son la contaminación del aire, los
cambios en el hielo polar, el contenido en vapor de agua y la cantidad de cobertura de nubes y la
cantidad de energía solar que alcanza la Tierra.

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