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LA EVALUACIÓN FORMATIVA, DURANTE LA DIRECCIÓN DEL PROCESO

DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE, EN LA MAESTRÍA PROFESIONALIZACIÓN DE


LA DOCENCIA SUPERIOR DEL SALVADOR

Por: Oscar Armando Ortiz Sandoval

País: República de El Salvador.

Institución: Universidad de El Salvador

Autor: MSc. Oscar Armando Ortiz Sandoval. Estudiante del programa

interdisciplinario de doctorado en educación.

Correo: oscarortizkg@yahoo.es

RESUMEN

La finalidad que se persigue con esta ponencia consiste en analizar la


importancia de la evaluación formativa universitaria, como parte de la concepción
didáctica para la formación docente, durante la dirección del proceso de enseñanza
aprendizaje, en la maestría profesionalización de la docencia superior. Esta se
convierte en un instrumento importante en la cualificación del personal docente y para
la adquisición de competencias básicas y de la especialidad, así como para la
asimilación de una cultura integral por parte de los discentes, según la apropiación de
los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales.El informe admite la
incorporación de conceptos claves relativos a la evaluación del aprendizaje, para la
formación idónea del futuro profesional de la maestría en mención.

Palabras clave: proceso didáctico; evaluación; evaluación formativa, evaluación


formadora y desempeño pedagógico
INTRODUCCIÓN

La evolución sistemática del desarrollo científico tecnológico y el acelerado


ritmo de la producción de conocimientos que se articula con la actividad productiva,
exige a la Universidad Nacional, como una institución social, el cumplimiento de su
misión, la cual consiste en conducir el proceso educativo superior, en cuanto la
formación y el desarrollo de las nuevas generaciones; para ello debe de optar por
procesos de actualización de su personal, en el campo pedagógico- didáctico.

En la actualidad tiene gran importancia la formación de maestros en la


evaluación del aprendizaje de la Maestría en Profesionalización de la Docencia
Superior, Facultad Multidisciplinaria de Occidente, para enaltecer la preparación del
maestro, el papel fundamental que juega lo didáctico- pedagogía y la integración e
influencias de los agentes educativos en el proceso de formación de los educandos.

En relación con lo regulado en la norma institucional, la evaluación educativa en


el área de la evaluación formativa, sobre todo desde el desempeño pedagógico de los
docentes, se observa la realización de evaluaciones poco guiadas al aspecto
formativo, usualmente tradicional, que traen en sí misma debilidad en el carácter
participativo, reflexivo y desarrollador del proceso pedagógico. Es mayor la
preocupación por el producto, es decir, la nota, que por los procedimientos y
comportamientos ejecutados, así como falta la profundización en cuanto los logros y
las dificultades tenidas en el ejercicio evaluativo. En muchos casos se limita la
evaluación al número, dato, porcentaje y no, a lo remedial que permitiría cualificar el
proceso educativo.

Por las razones expuestas con anterioridad, el autor se ha propuesto como


objetivo principal la revisión bibliográfica y, sobre esa base, reflexionar en el cómo
elaborar y aplicar correctamente la evaluación formativa y formadora, en la Maestría
Profesionalización de la Docencia Superior.
DESARROLLO

En la actualidad tiene gran importancia la formación de maestros en la


evaluación del aprendizaje de la Maestría en Profesionalización de la Docencia
Superior; para enaltecer la preparación del maestro, y el papel fundamental que juega
la pedagogía y los aportes de los agentes educativos al proceso didáctico-pedagógico
institucional.

A partir del estudio realizado sobre la norma académica institucional, de la


observaciones realizadas por el ponente del desempeño pedagógico y por los
conversatorios y entrevistas realizadas con los docentes, así como por la experiencia
del autor, se ha podido evidenciar la realización de evaluaciones poco guiadas al
aspecto formativo y por lo general tradicional, ya que limitan el carácter participativo,
reflexivo y desarrollador del proceso didáctico-pedagógico. Además, la preocupación
evaluativa del docente radica en el producto, es decir, la nota y no, en los
procedimientos y comportamientos ejecutados, así como en el análisis profundo con
los estudiantes sobre sus aciertos y desaciertos. En ese sentido se limita al número,
porcentaje, dato y no a lo remedial que permite cualificar el Proceso de Enseñanza
Aprendizaje.

Para el autor de este artículo, la palabra valor está comprendida en la palabra


"evaluación". En efecto, evaluación significa emitir juicios valorativos para juzgar la
cantidad, la calidad o efectividad de algo, por tanto, la evaluación del aprendizaje es
un proceso de juzgar y tomar decisiones. Estas acciones permiten, esencialmente,
generar información, que pueda ser de mucha utilidad en la planificación y la puesta
en práctica de programas de distintas índole o especialidades, permitiendo cualificar
la práctica educativa institucional, y facilitar el desarrollo académico en un sentido
progresivo.

En el contexto de la formación docente la universidad, se debe de optar por


programas que permitan actualizar y cualificar, la función evaluativa del profesor, como
categoría didáctica dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje con la intención de
desarrollar competencias que le permitan elaborar y ejecutar actividades de
aprendizaje, instrumentos evaluativos, definir objetivos de aprendizaje, así como
diseñar planes y programas de estudio.

El concepto de evaluación tiene una amplitud variable de significados posibles.


Se imponen o no en la práctica según las necesidades a las que sirve la evaluación y
en función de las diferentes formas de concebirla. Decir qué es evaluar no es algo
simple de comprender y definir.

Además, según lo anteriormente señalado, no es lo mismo evaluar


rendimientos en alumnos, comportamientos en los profesores, calidad de los
materiales didácticos o buen funcionamiento de los centros, etc. Ante la posibilidad
de someter a evaluación aspectos o elementos tan diversos que intervienen en el
proceso educativo o que son efectos de la educación conviene señalar una
precaución: todo en el ámbito educativo puede ser potencialmente evaluado de
alguna forma, lo que no significa que tenga que serlo por fuerza; en muchos casos
no será fácil hacerlo, ni está al alcance de las posibilidades del profesor. (Gimeno
Sacristán & Péres Gómez, 1996, pág. 336)

La práctica educativa es una actividad compleja que está determinada por


una multiplicidad de factores, entre ellos: las características de la institución, las
experiencias previas de los alumnos y profesores, así como la capacitación que
han recibido estos últimos. La complejidad de la práctica educativa torna difícil su
estudio y también su modificación. Es común escuchar que a pesar de los cursos
de capacitación que toman los docentes con mucha frecuencia su práctica se
mantiene inalterada. Hay voces aún más pesimistas que hablan de la muy
frecuente impermeabilidad de la práctica educativa al cambio. (Gómez López,
2008, pág. 30)

Posiblemente, la dificultad de transformar la práctica educativa de deba, en parte,


por la falta de comprensión de la misma, además, por la manera inadecuada de buscar
su transformación o por la fobia que pueda generar el cambio de la transformación,
por otra parte, se podría estar pensando en el fracaso y no el éxito que puede generar
la práctica educativa.

La práctica educativa, se define como un proceso de solución de problemas en


que el profesor es un agente que utiliza su conocimiento tácito para resolver el
problema de cómo lograr las metas educativas que el programa de su materia y la
filosofía de la institución plantean. (Gómez López, 2008, pág. 39). Por su parte las
evaluaciones constituyen un conjunto de actividades desarrolladas en el aula de clases
o en el ejercicio del currículo, igualmente, el objetivo de la evaluación depende de la
forma cómo esta se comprenda. En específico, la evaluación formativa es un proceso
sistemático que permite introducir mejoras continuas al proceso de enseñanza
aprendizaje y el maestrando tome conciencia de su proceso de formación. En
consecuencia, se interesa por adaptar al nivel actual del maestrando en
correspondencia con los objetivos previamente propuestos.

Por tanto, hay que tomar en cuenta que la evaluación y la práctica educativa
guardan una relación bien marcada, es decir, ambas son responsables de la
organización, planificación y desarrollo de la labor pedagógica institucional.

Evaluar es un sentido general, es el proceso y resultado de apreciar un objeto


(Evaluado) en sus rasgos esenciales, sus manifestaciones, en su dinámica y
desarrollo, de acuerdo con juicios o con patrones definidos e indicadores, que sirven
como referente. Supone, por tanto, la búsqueda y obtención de información valida y
confiable de aquello que se evalúa a igual que en la actividad investigativa y el
establecimiento de juicios de valor del mismo, a partir de criterios fundamentados
sobre qué se considera valiosos al efecto. (Gonzáles Pérez, 2012, pág., 4)

La evaluación constituye uno de los componentes fundamentales, del proceso de


enseñanza-aprendizaje en cualquier especialidad, o nivel. Debe entenderse como una
ayuda para que el discente puede alcanzar mejores niveles de aprendizaje, facilitarles
el proceso informativo-formativo, y no para condenarlos, humillarles, generar fobia, o
desaprobarlos. La evaluación debe constituir un instrumento importante hacia el
interior del proceso de enseñanza aprendizaje.
Por otra parte, esta debe dejar de ser únicamente un acto exterior al educando,
sino también, un proceso que le permita este, el desarrollo cognitivo y afectivo. En ese
sentido, la evaluación formativa se interesa por motivar, comprender, e interactuar con
los discentes acerca de sus progresos y sus logros, así mismo, optar por nuevas
oportunidades para promover la construcción de aprendizajes más útiles y deseables.

La naturaleza de la evaluación se expresa mediante las relaciones que se


dan entre los elementos que interviene:

 El estudiante que es evaluado y que a la vez se autoevalúa. Esta doble


dirección, tiene en la educación superior una marcada tendencia a
incrementar la condición del sujeto. Por imperativo de las características
de la formación profesional y por las peculiaridades de la edad juvenil y
adulta propias de los estudiantes universitarios.
 El profesor y demás estudiantes como evaluadores. Las evaluaciones de
los otros sujetos de la enseñanza mantienen su capacidad formativa y
como portadores garantes, sobre todo en el caso del profesor de la
misión y función social de la educación superior. (Gonzáles Pérez, 2012,
pág. 7)

Asimismo, la evaluación del aprendizaje constituye un elemento principal e


indispensable del trabajo pedagógico, y una forma de educar e instruir, enseñar y
aprender de modo participativo. Por tanto, es necesario que se constituya como un
procedimiento comprensivo, de igual forma debe considerar los intereses,
necesidades y motivaciones del discente.

Además, la evaluación del alumno tiene efectos contundentes. Si no aprueba,


debe repetir. No se trata de una evaluación diagnóstica sino efectiva en cuanto a los
resultados. ¿Todo se debe a su falta de esfuerzo? no es así, ¿por qué carga con todas
las consecuencias? Otro tipo de injusticia parte de las condiciones iniciales de las que
parten los alumnos: ¿Tienen todos las mismas posibilidades sociales, familiares,
personales, etc., para que luego se les apliquen las mismas exigencias? (Santos
Guerra, 2014, pág. 14)
La evaluación formativa es un proceso que realimenta el aprendizaje,
posibilitando su regulación por parte del estudiante. De esta manera, él junto al
educador, pueden ajustar la progresión de los aprendizajes y adaptar las actividades
de aprendizaje de acuerdo con sus necesidades y posibilidades. (Torrez & Torrez Díaz,
2008, pág. 5)

La evaluación formativa es un procedimiento utilizado por docentes y


estudiantes, durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, que aporta información
necesaria para realizarlos ajustes que se requieran, para que los estudiantes logren
los objetivos, contenidos curriculares o competencias propuestas en el planeamiento
didáctico. (R. & R.K., pág. 4)

Por otra parte, el reglamento de gestión académica de evaluación de la


universidad de El Salvador; capítulo evaluación de las unidades de aprendizaje,
artículo 132, plantea, la evaluación es un proceso integral, continuo, sistemático y
científico, que busca la constatación de aprendizajes significativos alcanzados por el
estudiante, en los diferentes momentos del proceso de enseñanza aprendizaje.
Evaluar, dentro del proceso de enseñanza aprendizaje implica, valorar a partir de
criterios objetivos, los cambios en el comportamiento de todos los elementos
interactuantes en dicho proceso. En el Artículo 136. Se define como sistema de
evaluación el proceso de evaluación, calificación, revisión, complementación y registro
los resultados de la evaluación de los aprendizajes. (Universitaria, 2017, pág. 34)

Además, en el referido reglamento de la gestión-académica, se plante: En el


artículo 137. Tanto en la evaluación formativa como en la sumativa es requerida la
medición del comportamiento y del conocimiento, a fin de garantizar el logro de los
objetivos de la Unidad de Aprendizaje y metas propuestas. Las evaluaciones
Formativa y Sumativa no pueden separarse en su operativización, para la calificación
en el proceso de evaluación del aprendizaje; los porcentajes de ponderación se
deberán establecer en cada uno de los planes y programas de estudio, de acuerdo a
las especificidades de las áreas de formación.

Así mismo, se manifiesta en el reglamento cómo deben entenderse los distintos


tipos de valuación del aprendizaje, en las diferentes facultades de la universidad.
Artículo 135: La evaluación de los aprendizajes en la Universidad de El
Salvador, comprende la evaluación diagnóstica, formativa y sumativa en forma
integrada:

a) Evaluación diagnóstica, es un conjunto de acciones, que deben realizar los


docentes al inicio de una unidad de aprendizaje, a fin de obtener información de
los estudiantes, con el propósito de la toma de decisiones para una mejor
orientación del proceso de enseñanza aprendizaje;

b) Evaluación formativa, está referida a los distintos aspectos del desarrollo


humano, donde el docente y los estudiantes interactúan, siendo el primero
facilitador del conocimiento, forma en valores a los estudiantes para conocer,
interpretar las actitudes de estos, a efecto de transformarlas para mejorar en este
su aspecto personal y profesional, a fin de modificar y mejorar el proceso de
enseñanza aprendizaje; y

c) La evaluación sumativa, es el proceso mediante el cual el docente mide y


cuantifica el nivel de aprendizaje adquirido por el estudiante, respecto a los
contenidos de la unidad de aprendizaje. Proporciona información para realizar una
medición del conocimiento. Mide resultados. (Asamblea General Universitaria,
2017, pág. 35)

De estas, la evaluación formativa se centra en las competencias que se busca


desarrollar a través de la acción pedagógica; es decir, se piensa el problema de la
evaluación, en lo fundamental de la acción pedagógica, comprometiendo al discente
en ella, con el fin último de transformar la evaluación en una actividad formadora al
servicio de la calidad del aprendizaje, y mejoramiento del desempeño profesional
docente.

Según Torres Arias (2008), en las prácticas evaluativas se presentan las


siguientes tendencias que atentan contra la evaluación formativa; estas son las
siguientes:

1. Un producto o calificación que se obtiene al final de un proceso.


2. Una serie de actividades, tareas, prácticas, ejercicios, sin un propósito
definido y sin el acompañamiento por parte del docente.
3. Un sin número de información cuantitativa y cualitativa que carezca
deevidenciasde validez y confiabilidad para la toma de decisiones.
4. Pruebas cortas con carácter sumativo para consignar una calificación.
5. Actividades aisladas que no tienen relación con lo propuesto en el objetivo,
contenidocurricular o competencia, consignado en el planeamiento
didáctico.(Torres Arías, 2008)

En la actualidad tiene gran importancia la formación de maestros en el contexto


de la evaluación del aprendizaje en la Maestría en Profesionalización de la Docencia
Superior, Facultad Multidisciplinaria de Occidente; para enaltecer la preparación del
maestro, el papel fundamental que juega la pedagogía y la integración e influencias de
los agentes educativos en el proceso de formación de los sujetos.

Por otra parte, son muchas las fallas, injusticias y erros que a diario se cometen
en el sistema de educación, caso particular en la práctica evaluativa de la Facultad
Multidisciplinaria de Occidente, a pesar de la existencia de lineamientos evaluativos ya
trazados y presentes en la Legislación Universitaria y Reglamento de Evaluación de la
Facultad.

Según la experiencia del autor y las consultas realizadas a docentes de la


maestría sobre el entorno de la práctica evaluativa docente, expresan que la finalidad
del proceso de enseñanza-aprendizaje es la nota y no el procedimiento, en ese
sentido, se limita el introducir ajustes, correctivos, que permitan cualificar el proceso
de enseñanza aprendizaje de la maestría en mención. En el proceso de formación del
aprendizaje, la evaluación, como categoría didáctica, ha dejado de ser planificada y se
ciñen, por lo general, a la utilización de la prueba de batería, ensayo restringido y al
desarrollo de ponencias.

Incluso, las notas o los instrumentos de medición, se proporcionan hasta que el


ciclo ha concluido o, simplemente, se dejan de proporcionar, en ocasiones, se
imaginan las notas, en ese sentido el maestrando no tiene la posibilidad de enterarse
de sus fallas y avances en su proceso de formación académica profesional.
Igualmente, es importante manifestar que, en los últimos años, están surgiendo otros
términos evaluativos importantes relacionados con el concepto de evaluación
formativa: evaluación alternativa, auténtica, evaluación para el aprendizaje y
formadora.

La evaluación forma parte del proceso educativo y toda información que se


obtenga de ella debe orientarse a su mejora. Este tipo de evaluación se opone a
aquélla con carácter sancionador (calificaciones o informes positivos o
negativos).La evaluación formativa nos facilita la tarea de identificar problemas,
mostrar alternativas, detectar los obstáculos para superarlos, en definitiva,
perfeccionar el proceso educativo (Rosales Mejía, 2014).

Para el autor de esta ponencia, la evaluación formativa o procesual es aquella


que consiste en la valoración continua del aprendizaje del alumnado y de la enseñanza
del profesor, mediante la obtención sistemática de datos, análisis de los mismos y toma
de decisiones oportuna mientras tiene lugar el propio proceso. Esta deberá ser,
esencialmente, formativa y formadora, lo cual implica que el profesor no solo deberá
ofrecer numerosas y continuas oportunidades para que el estudiante se enfrente a
situaciones problemáticas que le permitan demostrar sus aprendizajes, sino también
establecer el clima apropiado para una clara retroalimentación que sea entendible y
ofrezca, al mismo tiempo, al estudiante la oportunidad de llenar las carencias y de
reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje, tal como expresan (Martín &
Martínez Rizo, 2015), estos deben supervisar su propio mejoramiento y asumir la
plena responsabilidad de lo que aprenden o no.

La evaluación procesual es la netamente formativa, pues, al favorecer la


toma continua de datos, permite la adopción de decisiones "sobre la marcha", que
es lo que más interesa al docente para no dilatar en el tiempo la resolución de las
dificultades presentadas por sus alumnos. Al aparecer diversos o un "error", se
debe aprovechar la oportunidad para que este aprenda del error, lo cual será útil
para detectar el problema de aprendizaje que ha puesto de manifiesto. En este
sentido, Casanova plantea que “se resuelve mediante la adecuación de unas
determinadas actividades o las explicaciones oportunas y se continúa el proceso
de aprendizaje” (Casanova, 1998, pág. 93).

Otro aspecto importante de la evaluación formativa, se encuentra en el


cumplimiento de sus funciones, ya que estas permiten mantener informado al
maestrando de sus fortalezas y debilidades, qué logros y dificultades presenta durante
el proceso de enseñanza aprendizaje, analizar los errores, porqué los ha cometido y
cómo hay que estudiar para evitarlos y solucionarlos. Además, el docente es
consciente, al igual que el estudiante, sobre el ritmo de la enseñanza y los problemas
del aprendizaje, tanto de forma individual como colectiva, lo cual debe propiciar una
atención diferenciada, tanto a cada individuo como al colectivo.

La evaluación formativa es un proceso planificado en que la evidencia de la


situación del alumno, obtenida a través de la evaluación, es utilizada bien por los
profesores para ajustar sus procedimientos de enseñanza en curso, o bien para
los alumnos para ajustar sus técnicas de aprendizajes habituales. (Phopan, 2014,
pág. 14) Además, esta constituye una herramienta importante en la enseñanza
que, si se ha entendido con claridad y se emplea, correctamente, puede favorecer
tanto a profesores como alumnos. Una comprensión ligera y ejecutada de la
evaluación formativa dificultará la cualificación de los procedimientos de
enseñanza en curso.

La Evaluación Formativa hace referencia a todo proceso de evaluación cuya


finalidad principal es mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje que tienen
lugar. Es todo proceso de evaluación que sirve para que el alumnado aprenda más
(y/o corrija sus errores) y para que el profesorado aprenda a trabajar mejor (a
perfeccionar su práctica docente). Por decirlo de otro modo, la finalidad principal
no es calificar al alumno, sino disponer de información que permita saber cómo
ayudar al alumnado a mejorar y aprender más... y que sirva a su vez para que los
profesores aprendamos a hacer nuestro trabajo cada vez mejor (López y otros,
2006, 2007). En la Red de Evaluación Formativa y Compartida en Docencia
Universitaria, se define como Evaluación Formativa a “(…) todo proceso de
constatación, valoración y toma de decisiones cuya finalidad es optimizar el
proceso de enseñanza-aprendizaje que tiene lugar, desde un perspectiva
humanizadora y no como mero fin calificador” (Y Galí, 2010, pág. 35)

Igualmente, la evaluación formativa es una estrategia potencialmente


transformadora de la enseñanza, se si aplica adecuadamente, puesto que permita
introducir ajustes al Proceso de enseñanza Aprendizaje, en ese sentido, beneficia
no solamente al educando, sino también al maestro y la institución en términos
generales.

Se plantea que: la clave de la evaluación formativa es la consideración del


carácter subjetivo de las variables que intervienen decisivamente en los procesos
de enseñanza –aprendizaje. La vida del aula debe de interpretarse como una red
viva de intercambios, creación y transformación de significados. Los procesos de
aprendizaje. Son, en definitiva, procesos de transformación de significados. La
intervención docente en el aula se encamina a orientar y preparar los intercambios
entre los alumnos/as y el conocimiento, de modo que enriquezcan y potencien los
sistemas de significados compartidos que van elaborando los sujetos. (Sacristan &
Pérez Gómez, 1992, pág. 364)

La evaluación formativa implica una serie acciones distintas, que deben ser
cuidadosamente consideradas, tanto por el maestro como por el educando, en ese
sentido la evaluación no se encuentra el margen del proceso didáctico sino forma parte
de él.

Por otra parte, la evaluación formativa constituya una herramienta importante


por indica hasta qué punto se han podido alcanzar los propósitos, metas educativas o
por qué no se han alcanzado, además este tipo de evaluación brinda la oportunidad
de educar tanto al docente como al educando en el momento en que se desarrolla.

Cada uno de estos términos surge con la intención de ofrecer matices


nuevos a los términos ya existentes, o bien para desmarcarse de un tipo de
prácticas evaluativas predominantes e intentar explicar una forma diferente de
entender y llevar a cabo la evaluación en la práctica educativa. Desde nuestro
punto de vista dichos términos aportan matices interesantes, aunque la mayor
parte de sus planteamientos ya están recogidos en el concepto de evaluación
formativa. Consideramos que es sumamente interesante conocerlos y analizarlos,
tanto para completar una visión más amplia de la evaluación educativa. (Y Galí,
2010, pág. 32)

CONCLUSIONES

 En la actualidad, en pleno siglo XXI, se hace necesaria una cultura evaluativa


diferente, para poder ejercer de forma idónea la labor pedagógica y se posibilite la
conversión, tanto del docente como del educando, en sujetos activos y
responsables del proceso educativo.
 En esta ponencia se propone un tipo de evaluación formativa-procesual que
permita superar los problemas, obstáculos, inconvenientes, así como las
complicaciones y contrariedades existentes en la práctica pedagógica.

RECOMENDACIONES

 Realizar prácticas evaluativas que no sólo se centren en el producto final, sino,


también, en el proceso, para cualificar la práctica educativa y el proceso de
formación del futuro máster. Es decir, se propone realizar más evaluaciones
formativas, que proporcionen un nuevo giro, una visión diferente de la práctica
profesional docente, de la Facultad Multidisciplinaria de Occidente, durante la
dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Referencias

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