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U n texto básico que presenta al estudiante una esti­

mulante discusión de filo so fía educativa. Le ayudará, co m o


futuro educador, a com prender, form ular y articular las prin*
cipales cuestiones relativas a la educación.
Harry S. Broudy
E s un exam en positivo, co nstru ctivo y cuidadoso de
los problem as de la educación, asi c o m o de los méritos, debi*
lidades y consecuencias de (os diversos m étodos em pleados
para resolver esos problemas. S u objetivo es introducir al lee*
tor al proceso de pensar filosóficam ente acerca de los proble­
mas didácticos, no im ponerle una filo so fía de la educación.
S in embargo, el d o cto r B ro u d y exp one y apoya, con argu­
mentos, una solució n para cada u n o de los problem as presen­
tados.

L o s problem as que trata son los generales, tales co m o


los 'm e s de la educación y su relación co n la sociedad, y los
específicos c o m o los planes de estudios, organización y móto
dos, y los valores contra los que com para las posibles so lu ­
ciones a esos problem as n o son solam ente intelectuales,
morales y sociales, sin o tam bién religiosos y estéticos.

ISBN 968-18-0740-5
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llt u lo de la obra en inglé«:
B u iL D l.s u A P H It.O S O P H Y OF E d u C A T IO N

S e g u n d a e d ició n
1954, 1961, por Prentice-Hall, Inc.,
A mi Padre
EngIcMroo<! CHfís, N. J.

Derechoj rcjervados.
Prohibida la reproducción total o parcial
sin autorización por escrito de la casa editora.

Versión española de;


Ra f a s l C a s t il l o D ib il im x .

La pfesentsoon y a:sf>oskión on conjunto de


UNA FILO SO FIA DE L A ED U CA C IÓ N
son prooiedád (kn editof. Ninguna parís de esta obra
sor rep^tcdvcids'. o transmuda, medarxo ningiin sistema
o rríéíodo. síffcli'<5»vco o mecánicc O N CLU YEN D O BL FOTOCOPIACX3,
la natación o eualqi^e srsterna do rcojfie'oción y al/naccnamíento
de Mormadént. sin ccnscntimicoto por escrito dei ecHor.

D e r e c h o s to s o r v a d o s :

e 1»91. ED ITO niA L ÜM U S A , S A. do C.V.


BaidOfa» 95, P rin w piso. O W O . México, D.F.
Tpt^fono 521 50-98
Pax 612-29 03
Télex 1762410 EU M E

Miembro do la Cánara Nacioral de la Indust'ia


Editorial Mexicana. Registro riúmero 121

Primera ediciór>; 1966


9nrr»fa roifrpfesión: 1977
Segunda reimpresión; I9d0
Tercera reimpresión- 1989
Cuaila reimpresión: 1991
impreso en México

IS B N 968-18-0740-5
Contenido

P R IM E K A PARTE. EL IIO M H K E , r.A SO C IE D A D


Y LA ESCUELA

1 Definición y filosofía de 1ü educación 19

La educación como control <lel saber, 20


Algunas consideraciones prácticas
Definición de la filosofía dp la educación, 26
Kl n iffl e m o c io n a l d e la d iíC U tió n ; El n iv e l m a te r ia l o in fo r ^
m a liv o ¡ Et n iv e l e x p lic a iiv o o te ó r ic o ; E¡ n iv e l f ilo s ó f ic o ,

Kcaumen, 3-1-

2 La vida buena como objetivo de la educación 37

Niveles de los ol.ijetivos de la educación, 38


lil concepto de la vida buena, 41
Estimaci¿n subjetiia de la lid a buena; Estimación objetiia de
la vida buena; Heuni-in de laf eslirnaciones subjetiitís y ol/je^
tivas.
La ^ ida buena como objetivo de la educación, 5H
Hesuracn, 55

3 La estructura y dinámica de la personalidad 59

El principio apelilivo. 59
Loí deseos ccmo necesidades orgánicas; Los símbolos como
objetos del deseo; I m educación y el principio apetitivo.
Autodeterminación, 65
Des(u¡>rÍ7nienlo del Yo y del otro; E l Yo como realidad y corno
posibilidad; E l Vo como libertad; Libertad de albedrio.
12
CONTENIDO
CONTENIDO 13
Libertad natural y reflexiva, 74
Educación para ¡a iibertad natural; Educación para la libertad Teoría general dcl vnlor, 148
refiexiva.
Autorrealización, 78 La teoría experimentalista del l a h r ; Teorías emotivas del valor;
Los valores como objetivo; L ai zonas de valor; Aspectos intrín­
Las capacidadcí y íu dtsartollo} CrUitas de ía autoTrealización; secos e instrumentales; Valores positivos y negativos; Valores
Capacidades y facultades.
superiores e inferiores.
Autointegración, 83
Componentes de la educación en valores, 161
Principio de integración; Tipos de integración.
llcsunien, 88 Resumen, 162

4 La educación en el orden social T Los valores económicos, de la salud y recreativos 165


91
Organización social, 91 Los valores económicos, 165
Comprensión de la estructura económica; Papel del individuo
El papel del gobierno, 93 en el orden económico; Valores económicos y la autodetermi­
Gobierno y educación. nación; Valores económicos y la autorrealización; Valores eco­
El papel de la familia, 96 nómicos y ¡a autointegración.
[.a familia y lo escuela; Papel de ¡a escuela y la famiUa en el Los valores de la salud, 177
adiestramiento. Conocimiento y hábitos; Perspectiva en h s valores de la salud.
£1 papel de la iglesia, 102 Los valores recreativos, 180
P a p d social de la iglesia; Relación con la educación. Los valores recreativos y la escuela; Perspectiva en hs valores
La escuela como crítico social, 110 recreativos.
Autonomía para la educación, 112 Resumen, 186
Dertchos a la autonomía; Condiciones para apoyar las
demandas.
Kesumen y replicas, 116
3 Los valores de asociación 189

5 Realidad y conocimiento Relaciones afectivas, 191


121 Aspectos intrínseco y de instrumento; Las relaciones afectivas y
la escuela; Los alumnos como personas; Seguridad mediante
Kl ser y el conocimiento, 121 confianza.
Ciencia y metafísica, 124 Asociaciones de posición, 197
Sensación y percepción, 127 Éxito y fracaso en lograr una posición.
Pensamientos y conceptos, 132 Asociaciones funcionales, 199
Resumen, 135 La red de interdependencia económica; Efecto sobre el orden
social y el individual; Efecto sobre el individuo.
El sueño democrático, 204
Democracia histórica; La nueva democracia; Argumentos en
SEG U N O A P A R T E . pro de la individualidad.
V A L O R E S EN LA EM PR ESA
La escuela y la democracia, 209
E ü LCA T IV A La fase cognoscitiva; E ! aspecto de la actitud.
Resumen, 216
Ó E ducación y valores
141

La escuela y las normas de valor, 142 Los valores estetícos 219

Algunas dificultades; Relatividad y obietiitidád de los valores;


L a situación de la escuela.
La percepción estética, 219
E l sujeto estético; E l objeto estético; El acto estético.
14 15
CONTENIDO CONTENIDO

Ija ctUicaclón y la percepción estética, 22S Hábitos de usar el conocimiento, 318


Ji7 Ugo y e¡ conccídor; Expresión y producción tiiéticos; E l Pensatyiiento anaütico; Habilidades deliberalitas; Hábitos de
problema de la escuela y j u solución; h'iveles de apreciación valuación.
estética; Normas y educación estética. Híibitos de imaginación y apreciación, 322
Los valores i-jílólicos como instrumentos, 2-11 Resumen, 323
Perspííotiva on l<is valores eslclicos, 2-M
Resumen, 2-16
E l p laii de estudios I I 327

1 0 Los valores morales 249 Campos de estudio, 327


Formas de organización, 331
El Juicio moral, 219
Kl plan de estudios, 335
La obligación, lo justo y ¡o bueno; Interior y exterior. Ciencia; Los estudios sociales; Curso de problemas; Loi Cid-
E(}ucnción moral, 233 sieos; Orientación; Algunas objeciones; Educación especial.
7./J etcutia y la formación del carácter; La «¡cuela y la educa­ Resumen, 3'lfi
ción motal.
Criterios de educación y deí*arrollo moral, 259
/iutodeterminación; Autorrealización; Auioinlegreción; La de'
moeracia como nonna ético.
14* JVJefodología 351
Perspccllva en los valores morales, 267
Explicación razonada dcl método, 351
Resumen, 269 Método racional; L a sieohgia edueetita como raeiotialiíaeión
del método; E l método y la teoría del conocimiento.
El proceso de enseñar y aprender, 356
1.1. Los valores religiosos 273 E i método, una preparación para la intuición y ¡a maestría;
Ejemplos de métodos.
El &enli«iiento religioso, 273 Uesumen, 368
Penelración de h s lolorei reUgiotfs; F.l papel de los valores
religiosos en la lid a ; Religión y raeionnlidad; El sentimiento
religioso y la religión; Papel del ri.'ual; Religión y educación.
Perspectiva en los valores religioso.s 286
15 O rg a n iza c ió n de u n sistema educativo 371

E l papel de la ciencia; E l papel de la religión. Alj^unos problemas de organización, 371


Resumen, 292
Organización por edades; Agrupamiento homogéneo.
La escuela elemental, 375
La escuela secundaria o pura adolescentes, 377
y iie le t de estudio; Algunas ven*a}at; E t plantel de ajusta­
TEUCEUA 1‘A R IE . L A V ID A BUIONA Y LA
miento.
KSCLELA Educación postsccundaria, 383
E t colegio nortearnericano; Escuelas técnicas po/tiecundariaf;
1 2 El plan cíe estudios I 297
La U nirenidad; La preparación de maeiiros; /.:i educación de
maestros como educación pro/e:íonal; Educación de adultos.

Kl proWenia dcl plan de e^liidio?, 297 Resumen S 9 í


Plan de atudios por matefias; Planes de estudios centrado: en
problemas.
l'n tercer concepto del plan de e.sludio.s, 305 16 Edifique su propia fiíosofía de la educación 397

Educación general.
I^ s hábitos como forma? »niver.<>alcs rlc comporlamienlo, 307 Bibliografía general. 399
Habilidades y símbolos Ungütttieos; Simbolos matemáficos; ÜUn- índice, 413
bolos ardítieos; Hábitos de estudio; Ilabiiidades para la iniei-
tií;cción.
( ^ p ítu lo

Definición y filosofía
de la educación

L a e d u c a c ió n es a lg o que se p r e s ta a d is c u s ió n . A m enudo se la a la b a
pero co n m a y o r fr e c u e n c ia se la ^ c u lp a de lo < ju c o c u r r e a lo s hom bres
y a la s n a c io u e s . T^as p a l a b r a s “ d e b i e r a ” y “ debe” im p r e g n a n l a s d is c u -
!< lo ncs < l i d á c l i c a s , d n i i d o l o s u n to n o im p e r a liv o y a p r e m ia n t e . S e tie n e la
s r n s a c ió ji de q u e a lg o p o d r ía y d e b e r ía h a c e r s e a l r« '> p e c to , t a l v e z a l g o
sc c s t ú h a c i e n d o .
d if e r e n t e d e lo q u e
Kjj una situar'ón así, siempre existe la perturba»lora posibilidad de
que kb palabras que sc esl.ín u<ando en la arsumentación puedan no deno>
tar (indicar) las miomas artivídades ni transmitir los mismos significados
a quienes disputan. I>a palabra “educación"’, en su largo viaje a través
de la histoiia humana, ha adquirido lastre y remoras en forma de ideas
subordinadas y parcialmente relacionadaí, que ihora viajan con ella como
si fueran parte original de su quilla mi^ma.
significado más conocido del término “educación’^ lo identifica
con cl proceso de instrucción y adiestramiento que sc lleva a cabo en una
institución docente, en una escuela.
En los últimos cincuenta años se ha hecho familiar otro significado,
aquel que se refiere al arte, cicncla, o ambas cosa?*, de impartir instruc*
ción y adle<;tron»cnlo. Kn las universidades y escuelas normales hay de-
partanientos de “t>tlucaciún” dedicados a estudiarla y enseñarla» en C4>le
sentido de la palabra.
Estas dos acepciones son bastante chiras. No es igualmente preciso
el significado de educación cuando se leficre al resultado dcl adiestra*
mientj c instrucción. Cuando decimos que un hombre tuvo una buena
educación o que no tuvo la oportunidad de adquirirla, queremos decir,
ya sea que asi&tió a una escutU, que no asistió, o que no estuvo en ella
el tiempo suficiente. No e« infrecuente que observemos que fulano de lal
pudo haber ido a un colegio, pero que no recibió en él mucha educación,
o quo n<»3 admiremos un tanto de que zutano, que nunca vio la oficina

19
20 KI. HOMBJIE, LA SOCIEDAD Y LA ESCl.'KI.A 21
DEFLNICIÓN Y FILOSOFÍA DE L.\ EDUCACIÓN

<!e i n í w r i p c ió n <lc u n a « * « ;u c la , s c c o m p o v le e n c a m b i o cr>mo p M s o n a m ilt a la base, ni cl ácido, ni la probeta aprenden nada, no saben nada. De igual
e in s lr u íd a .
manera, nadie ha podido enseñar a una roca a “escabullirse” cuando
Esla líger.i ambigüedad, rpftultante dcl herho de que I^s procows dií olra está a punto de caerle encima. Pero arrójense suficientes piedras
in*tnicción pueden dejar o no resultado? permanentes o de^cablcí, con* a un gato o perro y aprenden, podemos decir, a eludir los proyectiles. El
duf'C a un significado aún más confuMi do la “educación*’, que el ColU'ge aprendizaje, entonces, en su acepción más general, os la clase de cambio
Standard Diclionary do Funk y Vl’agnall llama ‘V! sisfemáiico desarníllo que usa los resultados de la experiencia anterior. El perro huye del brazo
y cultivo de las facultades naturales, por inculcación, ejeni;jli\ etcétera/' levantado de su verdugo, debido a lo que ha sufrido y hecho anterior­
El mismo diccionario da, como una de laí definiciones de “educa­ mente. Si cl ácido cambiara repentinamente su actitud hacía la base,
ción”, cl “adiestramiento de anímales”, pero en la discusión hace notar;
jamás se le ocurriría creer a un químico respetable que esto pudiera
“ ííablamos de la enseñanza, adiestramiento o discijílina, más bi«'n que de
deberse a lo experimentado |X)r la base con cl ácido en pasadas ocasiones
la educación o doma de un perro o un caballo” . Pero ¿para que tantos
El aprendizaje continúa dondequiera que los tejidos vivos pueden
remilgos? Enseñar suertes a un caballo cs en realidad desarrollar
retener su propia historia para usarla en circunstancias subsecuentes. Al­
máticamcnte sus facultades naturales.
gunos aprendizajes son conscientes, muchos no lo son.' Dado que los
Para acrecentar la complejidad de los significados. ?e afirma común­
seres reliencn sus experiencias y como lo que se retiene d«i forma a las reac*
mente que el medio ambiente es “educativo”, como cuando se dice íiut*
una persona ha recibido su educación en la escuel.i de las vicisitudes o ciones posteriores, aprender cs casi tan inevitable como respirar.
en prisión, una educación que evidentemente no es de ninguna manera Por lo tanto, es claro que la educación tiene cierta relación con el
sistemática. aprendizaje. ¿Es equivalente al mismo? ¿Es una división del aprendí*
Todo lo dicho hasta ahora tiene por objeto justificar el Intento de zaje o es éste una subdivisión de la educación?
fijar un poco más precisamente cl significado de educación, al menos Si el hecho de sal)cr y ia educación se toman como equivalentes, de­
para el autor y lectores de este libro. bemos estar dispuestos a llamar educación a todo conjunto de condiciones
fortuitas, muchas de las cuales ocurren sin nuestro conocimiento ni el de
nadie más. Si a la edad de tres años, la vista de un tomate coincidiera
ÍA KDUCACIÓN CO M O CO.VTROL DEL SABER
con ol recuerdo de una violenta perturbación gástrica, causante de que
en lo sucesivo se aborrecieran lo» tomates, el aborrecimiento fue cierta­
Como podría hacerlo un escultor, desechemos des<le luego los fragmen­
mente el resultado de haber aprendido, pero ¿en qué sentido podría
tos de la piedra que obviamente no han de figurar en la forma definitiva
llamársele el resultado de la educación? Solamente en el sentido de que
de la estatua. Ningún significado del termino “educación” intenta in­
la educación de un hombre es la suma total de lo que ha aprendido. Pero
cluir algún proceso que no pueda ser alterado por cl esfuerzo humano o
si tenemos en mente que los hombres son afectos a ¿iscutir lo que la
que pueda verificarse sin ningxma parte de dicho esfuerzo. Ningún signi­
ficado de educación pretende, por ejemplo, dar al hombre un brazo o una educación debiera ser, resulta evidente que sólo aquella fase de la educa­
pierna extra, o cambiar su sistema ner\'ioso o el método de circulación ción que está bajo el control del hombre, es adecuada para la argumen­
de su sangre. Tampoco se intenta educar al huracán, la niebla o las e-'^ta- tación. Como no todo lo que se aprende está bajo el control del hombre,
ciones del año; má.s bien sc espera educar a los hombres para que con­ parte de ello tiene que ser excluida de loda discusión fructífera acerca
trolen esos fenómenos o se adapten a ellos. En otras palabras, excluyamos de la educación, precisamente aquella parte que no puede ser controlada.
del significado propio de educación aquellos cambio.s en cl com)>orlamien- Esto nos deja con el término “educación” aplicable solamente a aque*
to o estructura que son causados por maduración y accidentes físiicos. lia parte dcl aprendizaje que en un sentido o en olro, está bajo el control
Esto nos deja un gran número de cambios de comporlamienlo que de los hombres, variando ese grado de control de acuerdo con las circuns­
son debidos al saber. Dichos cambios difieren de los que se efectúan en tancias. Por ío tanlo, podemos decir que hay varias ciases de educación.
la probeta de un químico o de aquellos a los que sirve de ejemplo una
1 Lo& sicólogos se refieren, por ejemplo, al aprendizaje latente y incom*
roca que cae sobre otra. Sin importar cuántas veces sc encuentren en cíente. Hace algunos Años hubo cierta agitación entre el público por los anuncios
una probeta determinadas cantidades de una baso y de ácido clorhídrico, de televisión que usaban estlnuilos subllminales para i>ersuadir a! espectador,
si la.<( condiciones se mantienen constantes, se produce la misma sal. Ni mediante sugestiones que él no podia concebir conscicnteniente.
22
KL iiOMUUI-, LA SOCIEDAD Y LA KSCL'EL-V
UKFINICÍÓ.N Y FILOSOFÍA DE LA KDUCACIÓN 23

1. Kdrciíción del medio. Kxí&le unn clasí* líc iiprcndizaje que so »<• »•
lizii casi automálicvimtnle. Ks a<í rotno hemoA a];rcii(Udo, visiblcmcjUr Tenemos así ol problema de coordiunr diversas edueacionoj> que Pía*
sin inlcrvcnoinn de nadie, a coinlnar p o r las aiu*ras. u comer cicrto^ nli- tón atacó de frente en la República. Kl estado, d<'CÍdi6 él, censuraría toda
nionlos y a no c i n c r u tioí, a vivir en casa;», otcétera. .míji manera*; 1;. poesía, la n'úsica y el drama. Controlaría todas las empresas ediica-
liabituale» de h a c tr la> cosas cti u n a ouUuru dcierm itiaJa. Kn ulguui ú\;i<, formales c informales, para que los futuros guardianes encontraran
ocasión pudo l\al)*-r liabido razón p ara hacerlas así y no de otra in.incra. rn todas paites las mismas actitudes hacia el valor, la templanza, la sa*
y lodavía puede ha!«;rla. Sí lus oondicioi\c!> económicas ím-raii apn>pia* Itiduría y la justicia. Si tildamos la solución de Platón de autocrática,
da?, podríam os =in duda aprender a dc'lcitarnos comiendo ratas y de?:- aiilidemocráli'-a y totalitaria no nos <la una mejor solución al problema
pordicios. de );} relación entre la educación formal y la informal.^ Somos todavía
t ramente impotentes para compclir eon la influencia dol cinematógrafo,
l ’na socÍcda<f tratará íleliberadamcntc de obtener la conformida<] de las
Ia¿ historietas cómicas, las revistas y la televisión sobre los niños de poca
generaciones jóvcttes con eí^a'^ costumbres y cultuia. jx^ro c«-nio se puerlr
confiar en quo el procedo continuará más o monos aulomáti^-anjcnte. oda«l.
Otra razón- men«>s importpnlc para establecer la diferencia entre la
un )*roducto colal'Tul <le la vida ordinaria, el elemento deliberativo no p5
cdacación formal y la informal, es la comúnmente aceptada di^íinción
siempre vi^il>lc. A éí-ta se le puede llamar educación dcl nif'd h o educa*
entre ir a la escuela y aprender por uno mismo, o sea la auto<lidaxia.
ciún por rontagío socú:!.
Menosprv'ciar la asistenc.'a formal a la escuela es todavía un pasalií'mpo
2. Educación ir.jorinal. ílay otjo» apiendizajeS' que se realizan con j>opular en nuestra cultura, aun cuando esta cultura es el mejor cliente
int<-nción con:¿e;et:lc. pero quienes los imparten están intercí^adoí prínei- que las escuelas han tenido jamás. Pero no se necesita un gran sícoana*
palinenti* en aeti'idaíles d»>^iintas de la Ín-«lruccÍóri. Pue<Jen in)pa»í¡r lista para encontrar su origen en una incómoda veneración por la escuela,
c'onocinucnlos o ínfomiaciún i iustvucción), o pueden ejercUnr ocasional- l'n hombre, con titulo de una universidad bien conocida, puede ser iin
mente al alumno en la formaríón de un hábito (adiesIraTnientni ; ))oro torpe* y un fracasado, pero es probable que nos sorprenda que lo sea. Por
éste no es su único o siquiera mi principal objeto. Kstn es la o<)uc.icióri lo crntrario, el autodiducla soporta cl j^cso do la prueba de que lo que
informal. Kos pa<b' s la dan en jírpn cantidad, los patrones la iriiparl«*n obtuvo ]>or su propio esfuerzo es tan bueno como los productos de las
basta cierto punto a .'•us aprt ndíccs, y el teatro la proporciona a vece? a marcas establecidas. Cuando resulta serlo, nos causa tanto asombro que
>u público, (luando m* dice que la odneaeión no termina con lu escuela nuiy bien podemos considerarlo como una rara ocurrencia. .Sin embargo,
y que la escuela es a menudo la parte menos inipurtante de lu educación, en genornl, la distinción es saludable. Impide a los educadores formales
se llene la intención de recaUur Va imporlancia de la educación iníorma) ufanarsí? de sus re.«ullado.s y nos baoe comprK'mh'r a todos las posibilida­
3. Educación formal. Hay íinaimente la educación form al ett la que­ des e imj)orlanciy do la aulodidaxia. Kn realidad, las diferencias entre
so ve claranienle la inten<-ión de enseñar, de adiestrar o de .'ind>a< cos-a:-. las i’.souol.is de Jilo.soíia educativa pueden reducirse a sus distintas res*
y en la que una in'stitución se dedica principalmente a esta lalM>r. La? )>u»'stas a esta pregunta: ¿Que clase de educación formal es la mejor
escuelas, desde cl jardín de niños hasta la universidad, son ¡n.«t¡tu«-iones garantía de una fructífera aulodidaxia en años subsecuentes?
dedicadas a la educacjón formal. igleí^laSv cuando e«lableceu escue­ Por lo tanlo, en uso más amplio y general, educación es cl proceso
la?. so dedican a la educación form al; algunas de sus demá?« actividadc.*; o producto de nn inirnto deliberado de adaptar la e.tperiencia por medio
pueden estar destinadas a fomentar el aprendizaje, pero lo más probabl­ de la dirección y contrU d tl aprendizaje. La educación formal es ese
es que éste sea informal. proco«o cuando se efectúa en las escuelas.
Iva distinción entre la eduiación formal y la informal es ¡nq«‘rtante. De acuerdo con esta definición, sería inexacto hablar de un ‘‘medio
Kn primer lugar, jxirque en nuestro medio bay muchos factores que edu* ambiente educativo'’, a menos que se signifique que el medio estaba Ira-
can, los cuales pueden impartir enseííanzas que refuerzan las de l;i ocuc* lamió, direcla o indirectamente, de enseñar algo a alguien. Decir que se
la, que las estorban o que no tienen ninguna relación con ^■lln^. l ’ov ejem­ aprende del medio sería cierto jx:ro no ilustrativo, porque no hay más
plo, el padre que predica las virtudes de la competencia econónn< ;i. pjirde
2 P a ta u n a defensa d e PK-itón, ver cl c a p ítu lo “ L a R evuelta c o n tra ia Filo-
estar contradiciendo al maestro de escuela que prcconi?;» bis de la ro- so íía: L a Fascitjación d e Popper'*, en T h e R e h a n to Reason, d e R o b ert Jo rd á n ,
oporación económica. rd íia d o p<ir Jo h ti U’jid. P a ra u n a m ás c o m p leta inform ación bibliográfica «obre
las obra« citad as e n las notas, c o n ia h a r la B ibliografía G eneral.
24 E L H O M B U E , L A SOCIEDAD Y L A ESCL'ELA IiK n.N IC lÓ N Y F IL O SO F ÍA DE L A EDUCACIO.N 25

<lc dónde se pueda aprender. Nos haría lamhicn cwidarnos de írasca definición propuesta hace uiia distribución real entre enseñar y
talí's como “aprcuder por experiencia o de la experiencia”, precisamente aprender, contraria a un modo de hablar bastante extendido. Muchos
I>or la razón de que todo aprendizaje proviene de la experiencia y se c*'lucadores pronuncian locuazmente el aforismo: “!^i no hay aprendizaje
obtiene por medio de ella.^ no fiay enseñanza” . Esta cs ?ólo una manera de hablar, porque tiingún
«viurador cree realmente que oso sea cierto, o si ío crej'cra, debería ne­
Algunas consideraciones prácíicas garse con toda honradez a aceptar la mayor parte de su sueldo. Hay una
líiferencta entre la enseñanza fructífera y la infnioliio.?a. cdrno la hay entre
¿Constituyen las definiciones de educación alguna diferencia on l.i Im cirugía afortunada y desaforltuiada. Pero tanto las buenas como las
práctica de la misma? Charles Pierce, precursor del pragmatismo norle* malas opcracione.5 quirúrgicas son realizadas por personas llamadas ciruja­
americano moderno, y W’illiam James, su más destacado publicista, convi­ nos, que cobran sus honorarios por los éxitos o los fracasos, indistintamente.
nieron en que las definiciones que no constituyen diferencia en la práctica, Ensenar es tratar deliberadamente de fomentar ciertos aprendizajes. Cnando
para todos los fines prácticos y teóricos son iguales. Intervienen otros factores que impiden dichos aprendizajes, la enst'ñanza
No podemo.s cítar seguros de si la gente alinea sus prácticas para fracasa. Algunas voces los íaclorcs están en el maestro, otras en el alumno
ajustarlas a sus dcíinicione$, o viceversa. Puede formular sus definiciones y otras más en el aire mismo que ambos respiran, pero mientras el esfuerzo
de manera de dar a lo que hace un respetable aire de congniencia teó­ <*xÍ5ta, hay enseñanza.^
rica. Sin embargo, concediendo esta ]X>sibilidad, la definición, una vez Es !)astanle extraño que aquellos filósofos de la educación que son
formulada, tiende a cristalizar y congelar la práctica que justifica, por lo los que mejor perciben la multiplicidad de factores que intervienen para
que toda desviación posterior es dosaprobada, por no ser cnlcramenle decidir si se logrará o no el aprendizaje, son los que menos advierten el
respetable.
absurdo de haccr responsable al maestro de los factores que no Cítán bajo
En la definición dada en este capítulo hubo un admitido interno de su dominio. Por supuesto que los maestros sc niegan usualmentc a aceptar
restringir el uso del término “educación” a la deliberada dirección de las
esa responsabilidad, pero cuanto más scn.sibles son moralmente, más les
enseñanzas, o sea la dirección escogida por cl maestro, quienquiera que
remuerde la conciencia por cada fraca.«» en el aprendizaje. Mea culpa,
éste pueda ser en una situación determinada. Obviamente no se habría
claman en su interior; no pocos de los mejores maestros abandonan de­
hecho hincapié en este punto si algunos educadores o filósofos de la edu­
finitivamente el campo porque han tomado lo que cuando más es un
cación no hubieran omitido hacer esta distinción. El equilibrio entre
desarrollo, vida, aprendizaje y educación de que habla Dewey,^ aunque de.sr»idado cliché, como un imperativo moral y pedagógico,
Aun si fuera cierto que no hay enseñanza donde no se aprende, lo
tal vez no deba tomarse literalmente, ha j)cr«uadido a muchos educadores
profesionales de que los linderos entre la escuela y la comunidad deben contrario, es decir, que no se aprende si no hay enseñanza, sería falso, y
ser suprimidos siempre que sea posible. Los ha persuadido y ellos han si cl maestro moralmente serio sc siente desalentado por la falsedad de la
ayudado a persuadir a los padres de que los deberes dcl hogar, gobierno, primera declaración, el maestro moralmente indiferente se aprovecha de
iglesia y escuela sc traslapan tanto, que su separación es perniciosa­ la falsedad de la segunda, ya que el saber se acumula, haya o no enseñanza.
mente atlificial y pueril. Ha sido la causa dcl sinfín de admoniciones a Al mantenerse la distinción se asigna al maestro un campo de res­
los maestros de escuelas públicas, ei\cl sentido de que su lespojisabilidad ponsabilidad definido. Hay procedimientos que legítimamente sc puede
como profesores se extiende mucho mas allá del salón de clases. Iils im ­ esperar que siga y hay resultados que él puede tratar conscientemente de
posible decir hasta dónde se extiende, jx)rque si toda la vida e« educación lograr. Limitando su res)>on.sabilidad podemos dar un significado preciso
no hay razón lógica para fijar los linderos en cualquier punto de este a Ja que le asignamos. No hay significado sin limitación, o dicho más
lado de la tumba. familiarmente, lo que a todos concierne no concierne a nadie.
Maestro y alumno son dos términos efectivamente correlativos, como
3 T o d o d e p en d e , p o r su p u eíto , del s ijn líic a d o q u e se d é a "experiencia” .
Así, p a ra D ew ey, m ete r u n ded o en una lla n ta n o es experiencia sino h a s ta q u e no lo son enseñar y aprender. El maestro, cuando enseña, siempre está
percibim os la relación e n tre la l.'aina y cl dolor. D em ocracy a nd E d u e a tio n , enseñando a un alumno, y ser alumno significa estar siendo enseñado.
p . 163. E n u n uso m ás com ún, experiencia se refiere a to d o a q u e llo d« q u e nos
dam os c u e n ta , es d ecir, a todos y c a d a u n o d e los estados conscientes. 5 P a ra u n a discusión extensa sobre lo j aspectos liogüJsticos d e este p tjnto.
O b ra c ita d a , p. 62. c o n su lta r 7 'kc /.a n gu a g e a f E d u e a tio n , d e ScbefíJer, p p . 41 y « .
26 W u N JC ió.v y f i l o s o f í a p e j.a k))U caciós 27
E L H O M BH K. L \ SOCiKD.VD Y L A K S ( U i;l.\

urti. jHa, esta investigación lift ocupado los «'rios eüfíicrzos <Jc ca«ii todos
l,a cdiicación, como a.{iií se la define, implica sií'injjro una situación on
ídóS4>fos proftsiomdeí de ’.a educación durante muchos años. Sin
qiU! int«'rvieni n > y yKinir.o. Atin en la aiitodidaxia exis-te la rola*
fmbnrgo, lo? re.'ultado> inui ■■ir.'iff que ningún libro sobro la materia pue­
ción, aunque la (U^liiición oMá dculro <lc una pexiona más V»irn qwr í-ntrc
de jviunir con ei‘il»i.i que baya n?» eiUendímiento e<»nuin a«^rca del al-
tlifpn'iilcs ptírwnniiíladcs. ¿\i siqircr? en la educación dol medio, on la
«•.n • . método y (i(« r<({u;v. ile la filosofía de la ciluc.ición.
rpu* \ina gcn*Tacjóv. en<«'ña a clni, está cntcrniíuntc ausente.
i'tftdii l'>n:i!n;ento, i.t filosofía ttrniea ba romprendido la# siguientes
Hay por tanto una diíerenfia práctica. ?c;;ñn nuestra dv'finifrióu, ln
mau'iiv s prineipaUs:
rducación ¡5C limita a la dirección deliberadamente emprendida del nj)rcn-
dizaje. No adquiere mérito o demérito por los conc^cimicutü^ adquiiitloa
Mí'fn/Ístca. Si lion'-brrr^ r.u.ioa fu»Taii « fígañados {wr su expcncíi-
de otra manera, aunque lo^ toma en cuenta. 5'i se ohra de acuerdo con
cia. jamás se les ocurfirí.j pu'guntar >i alc«.’ es real o si)lamcnte una apa­
rita <kfinio\ón. los educadores cstar^au menos dHpucsto» a promct<*i re*
riencia. Si nur.í'a iiiriéramos esi pioj^untn, jumca desarrollaríamos )a
mediar las dei^ilidades de todas las instituciones sociales, con lo qiK* liaccn
fieuria o \ -. fílf'soíí.i. P<‘ri' ' >mo la varilla recta parece quebrada en el
en lav '!i;)aíi. 'l'^mada en serio, ejta definición tiende a hacer una nurt ada
ami:», como )a j>rome^a no se cuníple y como los hombiX's dicen
distinción entre I0 5 papelrs de maestro, citidadano, madre, padr»; o fol-
um cosa > luu en otra, indag.mios lo que e; n'ul y lo que solamente lo
dado. I.a tlefir'''ión e\pcrimentalista o <leweyana da pábulo a ciortas
I arecc. 1.a metafÍRi.a escudrina nuestras nivoncias acerca de la realidad;
tcndeneias opucsíafi. definiciones de educación «o sólo pwedt'u c n n f-
¡i' crca de la realidad de árl«.!-i y cielos, de njueite y libertad, del mundo
ti'.uir tuia diferi'nr ia, sino, lo qiic es más imp:)rtante aún. la consliluye/i.
> el íJ'r. ¿Tiene la mente la mismn clase de í?er que los objetos materia-
¿Hay ev.\ourcft base para pieferir ima definición do educación a
N»? ¿Tiene Dios la ini«ma clase de ser que lis mobVulas y electrones?
otra, o es esta una cuestión de meras palabras o gustos per>ona!e«?
¿Hay un #cr inmulubie, así como uno mutable? ¿Qué caraclerí'=»(icas
Nos nventur.imos aquí en apuas filosóficas más profundas. F«tninf*s
debe tener cualquier cosa para existir, para cambiar? ¿Hay nn designio
pregtmtando si las definiciones son convencionales (acuerdos sobre el
r propósito detrás de cada cambio, o se deben todos o algujios de olios a
ufo de Ifis pal.'ibrasU o reales (quf* reflejan las estructuras de la realidad
la casualidad? Esto* sr^ti alamos de los temas estudiados en metafísica
m i'm a ). Creo desde luego que esla <Íof\nieión es basta cierto punto leaí,
(a la que algunas veces sc Hama también ontología o la ciencia dcl ser).
(pie so ajH*"a a la arlíeulacíón de la sociedad en diferentes sectores, cada
.Mpunas de estas rueslíones w? tratarán en cl capítulo 5.
uno de 'os cualc»' tiene un pape) específico que desempeñar o una función
Kpifí* inologia. Ksla es U rama do la filosofía qu«* estudia la estruc*
que realizar. í.a educación es una de tales instituciones y tiene su propia
t ' i j , métodos y validez do nuestro conocimiento, o como Hocking (en
ftinción primarla. Ksta función la distingue de otras instituciones con sus
rc5j>ectÍvos papeles. (Ver ol capítulo 'I.) Esta creencia tiene j>u s raíces Typcs of Philosojfiiy) lo expresa, la epistemología traía de las ‘‘creencias
aterca de la creencia”. ¿Es rcniiwblc el verdadero conocimiento? Nues­
<*n la doctrina metafísica do que bay un orden natural en cl universo,
que sc asemeja a la división del trabajo existenle en toda vida orgánica tros sentidos yerran y nuestra ra/ón nos lleva a conclusiones contradic­
y aun en el reino inorgánico. Alguna de estas ideas serán tratadas con torias. ¿Podemos confiar on una u olra cosa o en ambas? Kl escéptico
mayor amplitud en capítulos posteriores, pero sólo es justo rlcjar que ol dice “No” . (^Iros filósofos dicen, de manera más optimista, que podemos
lector s«-pa por qué se prefiere una definición a otra. Dado que este es ftahct algunas co.sas pero no otra». Con respecto a la fuente d? nuestro
un libro sobre filosofía de la educación, no puede simplemente re^'i«lr«r to:uMÍnuento podemos preguntar: ¿Proviene de la experiencia de mies*
las pn ícrencías del autor, que pticden ser interesantes y satisínclorius tros sentidos, éc la razón o de alguna conl^iiiación ric ambas? ¿Obte­
pero qne, a menos que e=-lén basadas en alguna teoría acerca dr la natu- nemos diferentes clascs de conocimiento de esas dw fuentes? ¿Con cuánto
rale/a de la realidad, de la verdad y de la bondad, diíícilmentc pueden contribuyen respecíivamcnte ol sor consciente y c) o))joto a la o.xpcricnci.í
sor filosóficas. final dcl saber? ¿Cuál es el criterio de verdad que usamos o debiéramos
usar para estimar la veracidad <lc nuestro conocimionto? Algcmas de c^tas
tucílioncs se discutirán tami)ién en el capítulo 5.
D k f in jc ió n p e la F il o s o f ía d e t.a E d u c a c ió n
/ ófiica. t ^ e es ol estudio do las reglas y técnicas do razonar.
lógica formal estudia la manera en que las pro¡>osíciouc5 se relacionan
l ’na vez definida la educación, estamos preparados para inve.slipar el
unas con otras, para que podamos juzgar si nuestro razonamiento es
significado de la filosofía de la educación. I.ejc« de ser una cucítión
28 DKFJNICIÓN Y FILOSOFÍA DK LA EDUCACIÓN 29
EL HOM BRE, LA SOCIEDAD Y LA ESCUELA

válido O no, ¡ndcpcndientempntc de lo que las proposiciones afirman. Por lo (epistemología) y de la naturaleza de la bondad (ética^, y en seguiila
ejVmplo: Si Boston está al Mir de Miami, y si Miamí cplá al sur <le Í/S «loducimos la clase de plan de estudios, método y organl/ación escolar
IIa!)ana, podemos concluir formalmente que Boston está al sur de í-a Ha­ ipic sc seguiría de él. En otras palabras, este método nos induce a creer que
bana, aun cuando fl contcnido de las proposiciones cs falso. Conocer las «i sa)>cmos cuál cs la filosofía de un educador, podrmo.*i prcdrcir Ja rUsc
reglas y técnicas de razonar puede no hacer nuestro jxjnsamiento más pro* de escuela que a]ioyará.
fundo, pero nos impide saltar indebidamente de premisas a conclusionc?. 2. Otra manera de aplicar la filosofía a la educación cs usar los
Ética. Este estudio, al que también se Dama filosofía moral, trata de Instrumentos de la filosofía técnica para discutir rrítieamcnte las teorías
los juicios de aprobación y desaprobación, fie corrección e incorrección, educativas. Por ejemplo: en un libro sobre principios de educación, cl
de l>ondad y maldad, de virtud y vicio. En sunjn, trata de los princi­ autor podría insíslir en que l;js e.seuelas reflejen la voluntad de la mayo­
pios de conducta que nos ayudan a juzgar si una elección o acción cs ría, pero a condición de que ésta se mantenga firme en lo que sabe que
buena o correcta. Para una más amplia discusión de problemas éticos, <s correcto. ¿Según qué teoría, si la hay, puedo apegaríM? a c'-tos dos
véase cl capítttlo 10. '■oneeptos sin incurrir en su propia contradicción?
Estética. Esta disciplina presenta la cuestión de que es lo que nos O, tomando otro ejemplo, el filósofo de Ki educación podría concentrar-
hace juzgar bello o feo un objeto. ¿Es esta una cuestión de mero gusto en analizar el lenguaje usado en ia literatura educativa. Necesidades,
individua! o hay principios a los que podemos recurrir para apoyar nues­ intereses, la niñez en general y aprender haciendo, son unos cuantos de
tro juicio? ¿Tiene una escuela, por ejemplo, el derecho de formar cl los términos que sc encuentran en la discusión didáctica. ¿Qué significan
gusto del alumno en arle y música? Estos problemas sc tratarán más rfahnentc? ¿Significan lo que sus autores prc.suponen? ¿Se refieren a
ampliamente en el capítulo 9. nlgo que podamos locali/ar on la experiencia, o soji fra.vs \acias? E«tc
Estas son las disciplinas que se estudiarían como materia principal úllimo mclodo puede llamarse “analiiico” y está recibiendo firme apoyo,
en “filosofía”, en un colegio o universidad. Si preguntáramos qué cosa especialmente enlre algunos de los trabajadores más jóvenes en este campo.^
puede ser una filosofía de la educación, la más obvia respuesta sería: Es Fl segundo mclodo es siempre valioso porque siempre cs bueno ser
la filosofía aplicada a la educación, lo cual es bastante correcto, siempre crítico, lógicamente cauto y estar dispucs'.o a e.^aminar todos los datos
y cuando podamos estar seguros del sentido en que debe tomarse el tér­ que puedan tener relación con el problema de que sc trate; reduce las
mino “aplicada”. Hay dos de tales sentidos que se sugieren por sí mismos. necedades que se profieren en nombre de la discusión didáctica y ceba
por tierra los lemas que con tanta facilidad y pasión adoptan los trabaja­
1. Dado que la educación tiene como objetivo algo que se llama la dores de este campo. Este método indaga las causas de mal enlcndimienlo
vida buena, cs en la ética, la metafísica y la epistemología donde de­ y pone a prueba “ nuevas” s')lucioncs, en idea, antes de que tengan opor-
bemos encontrar la fórmula para lograrla. Escojamos una filosofía y liHúdad de causar mucho daíio en la práctica. .No obstanlo, la segunda
veamos que clase de educación se necesita para protlucir esa clase de «lase de “aplicación” conserva en gran parle su sentirlf) vigilante y <Kvin-
vida buena. El modelo de esta manera de proceder es la República, de Pla­ fectanle, tal como la primera es probable que permanezca estrechamenle
tón. En ella pregimta: Si la justicia es lo que he hallado que es, ¿qué ligada a las demandas de un determinado “ismo".
clase de eslado requiere? ¿ Y qué clase de sistema educativo producirá Ambos métodos están en uso |>ero cada uno de ellos deja algo que
al individuo que haga jwsiblc tal estado? Al usar este método [>odemos dcíear. Kl primero se concentra en denominar conceptos acerca de la
hacer llegar toda posición filosófica basta sus consecuencias educativas, educación con un apropiado “ ismo" tomado de la filosofía general. Posible­
si las tiene, tales como el idealismo, escolasticismo, materialismo dialéc­ mente algimas personas consideren que esto es imjK>rtanle. Oe.saforluna-
tico, pragmatismo, existencialismo, etcétera.* Comenzamos por preguntar dnmcnle, saber que un educador en particular, v. gr. Jacqucs .Marilain, debe
qué es lo que tiene que decir determinado sistema filosófico acerca de la ser considerado como un tomista, o que Kilpatrick es un experimenta-
naturaleza de la realidad (metafísica), de la naturaleza del conocimien- lista, nos dice poco acerca de cómo opinarán uno y otro sobre los pro*

^ La Sociedad Nacional para el Estudio de la Educación: Cuadragésimo 7 Ver An Introduciion to the Phihfophy of Edueation, de O'Connor, The
primer Anuario, Parte 1. Pkiloiophifs of E ducalhn y cl quincuagésimo cuarto I.anguage of Edueation, de Sehcíílcr, PhHojophy ar.d Edueation, dcl mismo au­
Anuario, Pane I, Sfoíiérn Phihsophies and Edueation, son buenos ejemplos de tor, así como una colección de ensayos de varios otros, titulada Languag« and
este méio<io. Concpeti ií; Edueation. editada por B. O. Smith y Rohert Ennis.
t»KKJNIC!ON y FILOSOFIA I)F I.A KI>L’CACION 31
30 KL HOMBHK, LA SÜCILDAÜ Y LA ESCt'KÍ.A

f.)c!>afi«do por la oposición, rada ludo puede concebir buena* razones


Memas d«*l plan de estudios, polílica educativa, organización y método*
n pru .*U3 punros de vista, pero éstos siguen sierulu cm-m* lalmcnlr in>-
de enseñanza. No toiios l(»s tcnins en filosofía general son igualmente iti5-
puls>s er.i'KÍonale«, tan confusos quizá para quienes los tienen como para
tructivos cu cuanto a Iüí problemas de 1a ediic:ít'ió)i. Tal vi'z el princioa!
quienes bx observan. I» s liberales en política y en rducación, que pi»r
valor de cíle método e.? que nos da una amplia jtistifir.íción de los estilos
rrMicho tíetnjx» erevi^ron que la razonable discusión lógica resolvería todos
de vida o normas de valor. F.l idealismo, e) realií^mo, rl pracmalifmo, rl
los aruaponismos. w>n ahora más csccpticos. comprendiendo que’; las acli-
tomismo y el exiftenoialismo predican distintos Cí^lilos <Ie vida, y en u l
hules no son p!ec'd)!cs a 1.; voluntad de quien las adopta, ni sicmpie son
virtud prescriben de manera general los objetivos de ima c<lucacióu que
aceesibl» . « su inípección conscicnle.^
ayutle a la gente a v iu r de acuerdo con esoA es-tilos.®
En este libro fe considera la filosofía de la edurarión romo la discu­
sión sistemática tle los problemas didácticos, en un nivrl filos<>íico, r- El rdicl m o injornuxUi'O
decir, como la invr-.«ti):ación de una cuestión pedagógica husin drjarl.i
reducida a una discusión vn molaíjsica, epi*ítemolopía. ótica, lóp:¡ea o o.*- í>Í el rivf.l emccional no conduce a una deci.*;ión. y no lu bará n i^ienus
tetiea, o a una combinación de estas. Como todo r\ libro «?rá una ejim- q«»^ una de h'S prrtcs ejerza un prnler preponderante, Ins ealr’zns más
plificación de esle método, no se necesita en cíle punto ui<a extendí dis­ - .••ñas, Cí dctir. Ins de aquellos cuyos cor/»»:ones no ti* tu n tan frr»oroso
cusión del mi«mo; lo necesario c> elucidar lo que t“C significa con “nivel HK-íío a niíi{iuno de los dos bandos, podrían sugerir '‘que se examinen
filosófico”. las rciilidpdt-* materiales’'. .\ este nivel, la discusión quedaría reducida
Podemos distinguir varios niveles de discuírión al hablar d(? ru:il-:uirr o obtener infirmación acerca de los rcspectÍNOs coitos dt- ambos tijws dr
problema que uo sea complrtamrnte trivlrd. AuíKpu» no se exclusr mu­ programa; ios costos d«; los edificios y moliiliario requeridos, el de los
tuamente y es fácil concebir subdivisioíu*s de cada tipo, pueden ayud.ir maestros, etcéter.i. Es posible concebir que aml>os lados se pongan <le
diferenciar una discusión “filosófica*’ de problemas didácticos, d.> lias acuerdo en que \mo u otro plan c'ostaró más por lo pronto, pero que el
clases de intercambios educativos. lado que lleve la peor parle en esta r<friega de infarmación, argumentará
que “a la larga, é.-:ta resultará ser una falsa economía”. ¿Qué licchos
materiales podemos llamar en tuiestro auxilio para decidir cuiuito debe
I i l n h e l e m o c io n a l d r l a d is c u s ió n durar un plazo “a l i larga" y cuál es la difer«;ucia entre una economía
V una verdadera?
Kn el nivel emocional, la discusión consiste princiijalmcnle on que «.ada I/>» berilos pueden disiwnerse de manera que muestren la relativa
paite expresa lo que siente .cerca de la cuestión que se discute. "fatívidad de los dos tipos de programa, según los re.sullados de los exá-
Supongamos que la discusión tiene |>or objeto decidir si una nueva ; irurs rn las materias escolares ordinarias, o rmírriendo a expertos para
escuela elemental debe ser organizada en torno a un programa de acti\i- d'-ino trar cuál de los dos planes tiene el mayor éxito. Por ejemplo, las
dad o conducida se^ún los lineamien|()s más convencionales de las nía'.r- connuMiiades que han usado el plan do actividad, pue-deii aducir que el
rias de estudio con las que los adultos de la comunidad están más íainili.i- número do con«iignaciones a las clínicas de siconeurología se ha rcducido
rizados. En una discusión como ésta, habrá personas qne por una u otra <-u g n n parta y qne en tus cárceles prácticamenle no hay delincuentes
ra/ón odiaron o amaron sus días de escuela elemental, sus maestros, libro.-? juveniles.
y compañeros. Esas personas tomarán en la controversia una postura prác ­ Ks clar\) que algunas vcces la averiguación de los hechos resuelve un
ticamente irreflexiva. aigumento. Sí ambas partes sólo están realmente intercí>adas en el aho­
Por ejemplo, los maestros que tuvieron éxito en una cscucla conven­ rro de tlinrro en efectivo que se refleje en la tasa de impuestos del año
cional, pueden alarmarse ante la propuesta inovación de una escuela de siguiente, os relativamente fácil preferir un plan al otro, basándose en la
actividad y rebelar.«e contra ella, por temor. .Aquellos a quienes gustaría información exacta. Si amlx)S lados requieren liasar su flecísión en com­
ver que esos maestros se angustiaran un poco, podrían ajxjyar la projK>- placer al mayor número de votantes, la auscultación de la opinión pública
sición, precisamente porque produciría esas angustia*. 9 Kj esle inquieunte hecho el que ha camadr» que el exister.cialismo y la
dináir.ica de grupo, dos movimientos muy diferenlcs, se^n tun ap!icab!cs a núes*
* Se «nconirará una dijcusión complcia de esta cuejúón en lat Iect»!í« tro» tiempos.
sugeridas para este capitulo.
32 EL HOMBRE, LA SOCIEDAD Y LA ESCUETA 33
DEFINICIÓN Y FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN

puede resolver la cueslíón. Es cosa de mero sentido común com])robar son invariablemente resultado de conflictos acerca de lo que creemos
los hechos, especialmente si las dos partes pueden ¡wn^rsc de acucrtlo acor* fundamentalmentft valioso.
ca de cuáles de ellos son pertinente?» pero no siempre pueden resolverse Kn nuestro ejemplo, podrían citarse teorías sobre salud mental y cómo
las disputas comprobándolos. Aun en nuestro pequeño problema, es en se verifica su ajuste en la comunidad, para justificar un tipo de programa
extremo dudoso que los apasionados contendientes sc dejaran convencer en contraposición al otro. Supongamos, por ejemplo, que un lado aduce
por los hechos en si. que cl program.i de actividad fomenta las actitudes cooperativas y que
éstas son necesarias tanto para la vida democrática como para la salud
F.l nivel cxplicaiiro o h'órico mental. El otro lado |K>dría señalar hechos que son explicables mediante
olra teoría. Por ejemplo, podría alegar que ninguno de los grandes ade­
lantos en el conocimiento humano sc produjeron en comités, sino más bien
La pola recopilación de hechos es infructuosa a menos que sen orien­
fueron producidos por individuo» dedicados a llegar a alguna meta, sin
tada por alguna teoría que distinga los que son j>ertinenles de los que no
lo son. Kl hecho de que los niños sean pelirrojos, visto superficialmente, que usualmente participara en ello cl grupo.
No obstante, nuestro deber intelectual es agotar las posibilidades de
puede no tener nada que ver con la cuestión que se discute, pero ¿quién
la ciencia en la solución de los problemas, antes de recurrir a otra cosa.
es lo l).if¡lante temerario para decir que el hecho de ser pelirrojo es total*
Está muy bien clamar que tenemos que ir más allá de la ciencia para
mente ajeno a aquel complejo de hechos al que llr.mamos triunfo o fracaso
encontrar el secreto de la buena vida, pero conviene llegar a la ciencia
en la vida? Indudablemente la escuela que queremos crear, debe tener
algima relación con ese triunfo o fracaso. antes de ir nuís aiki <le ella.
Por lo tanto, necesitamos ima tcoria que haga que los hechos signi­
fiquen algo. Una teoría es un conjunto de ideas relacionadas entre sí do El nivel filosófico
manera que den cuenta de los bechc^ o los expliquen. Así, si conocemos
la teoría de cómo viaja la luz, podemos explicar ]X»r qué es que una Si los hechos y teorías científicas no pueden resolver la controversia, y
varilla recta parcialmente sumergida en el agua parece quebrada. Si co­ si ambas partes todavía quieren continuar una discusión racional, tienen
nocemos la teoría de Treud acerca de lo inconsciente, de la represión y que pasar a olro nivel de argumentación, o sea cl filosófico. Aquí los que
resistencia, jwdemos explicar por qué, cuando y como ocurren los sueños. disputan defienden sus conceptos de valor en términos de una teoría accr>
¿Qué clase de teorías usamos al discutir problemas de educación? ca de lo que ea rcairnctilc cicrlo, realmente valioso y reaJmcnle efectivo.
Evidentemente son teorías acerca de cómo proceden y aprenden los seres ¿Hay algunas verdades acerca del mundo, dnl hombre o de la bondad,
humanos, y teorías acerca de cómo debieran proceder y aprender. Las que sean univcrsaic.«, eterna» y válidas para lodos los'hombres en todas
primeras las derivamos de la sicología y de ciencias sociales íalcs como las circunstancias? Si es asi, ¿i'.o constituyen éstas la base para un plan
la economía, sociología, antropología y otras semejantes. Podemos lia* de estudios fijo, que debiera ser dominado por todo niño, con placer si es
marlas teorías empíricas o científicas. A las úUimas las podemos llamar posible y con algún dolor si es necesario? ¿No es la buena vida un dis­
teorías axiológicas, o más usualmente, filosóficas. fruto de las cosas que la raza ha encontrado que son satisfactorias? ¿No
¿Por qué persisten controversias como estas, si hay una combinación es, por lo tanto, l:i escjiela tradicional, que |>one su énfasis en cl dominio
de hechos y una teoría comprobada que indica su solucióii? Por una del conocimiento, en la absorción intelccUial y en la autodisciplina, cl
parte, en las ciencias sociales que tienen conexión con nuestra vida cotidia­ único medio sensato de alcanzar la buena vida?
na, los hechos son tan numerosos y diversos, que ninguna teoría ha logrado pero si estamos convencidos de que todo lo que se dice de las verdades
aún unificarlos y explicarlos a los expertos en la materia. y valores eternos cs un desatino; de qne la verdad varía con el clima, los
Por otra, un conflicto de actitudes rara vez es resultado de un conflicto promedios do Dow Jones y las peculiaridades de nuestras supersiiciones
entre ignorancia y conocimiento, entre una teoría y olra. Quienes se ancestrales, ¿no residía entonces que la nueva escuela, que deja en líber*
oponen a la integración escolar no están persuadidos j>or ios hechos o triii al individuo para desarrollftr su propia verdad y su propSo destino, es
teorías sicológicas; tampoco lo están los más violentos partidarios dcl plati \n alternativa lógica y sensata? ¿Hay acaso posiciones intermedias entre
de estudios en actividad o del tradicional. Ivas controversias que persistían estos evlremos?
u EL HOM »KK, LA SOCIEDAH Y LA ESÍCLLA DKKIMCIÓN Y FILOSOFÍA DK LA EDICACIÓN 35

Hemos llega(K) a ]a últim i de los po>il>ilida<Ics Je di-’cu.'iión. Tal vez dv' discusión. Skflamcnlc cuando esos niveles no producen una solufión
no sea posible llegar a «n acucrílo, pero si no sc logra en esle rovcl cicr* liien definida, es cuantío tenemos que considerar el problema en el nivel
tamente no hay olro niáí jítofundo en el que los dispulanlfs puedan refu­ filosófico.
giarse. Podría apelarse a alpvin ulro medio, tal como el de “de.<iemp<*ñar
cada quien su papel” o compartir larea.-i comunes, para suavizar cl i;03\ *
P k O B : .E M A S pa r a C X S C t 'S lÓ N r im v e s t io a c ió n
{Helo, pero en el nivel puranienle intelectual las |xisibiHdades ,«e acotan
cuando no pods.‘rnoh llegar a un acuerdo en discusiones sobre metafísica, 1. Seguir el curjo de varj.^s cuestiones controvertibles en educación o en
epistemología, eslélica y ética, ya que eslos .-»on los aí‘j>eclos más jjenerale^ algún otro campo, a través de los niveles de discusión tratados en esic capUuIo.
de todo penHamienlo humano y dan base y validez al concH-imicnto del 2. I.cer cuando menos un capítulo sobre metafísica. íógica, ética, episte­
hombre en cualquier campo. Por tanto, llamamos a este nivel ti nivel mología y eítétira, para obtener una noción preliminar de cómo son esas disci­
íilosófico, y a este melotío cl medio filosófico mÁs ívuidameniU para abo­ plinas. Ver ia Sugesiiunes para Lecturas más cxtcn^^ que sc insertan a con­
carse a los problemas didácticos. tinuación:
3. Leer todo ct índico de materias en libros sobre la historia de la educación,
Según este conreplo, los problemas didácticos que puedan resolversi' principio» de educación. jiroJogía educativa y íilosifía <lc la educación, j Puede
Indagando los hechos, o que dejan de ser polémicos a la luz de una teoría usted hacer algunas obseivaciones en cuanto a semojanzas y diferencias?
científica fidedigna, no son, eslrict^amente hablando, problemas en la filo­ •V. Tomar una cueslión educativa contro>'crtiblc. Señale los puntos de acuer­
sofía de educación. Por ejL-mplo. averiguar qué métodos de injftrucción do y desacuerdo entre las jxirtes que intervienen. ¿ E n qué pJW oi parecen m is
caligráfica produce un determinado grado de legibilidad en un mes, no reacios a transigir les disputantes?
5. H.icer una lista de los puntos, argumentos o conclusiones contenidos en
es un problema filosófico, ni tamjKKo lo es indagar cuál cs la edad ade­ ene capítulo, que parcrcan ser (a) erróne.*»s, (6) no convincentes o (<■) irritan­
cuada para comen¿ar a ens'i’ñar a leer. Pero decidir ^i delx* requerirse tes. ¿Puede usted decir exactaniente pvr qu / «on (a ), (b) o (c)?
que los maestro? de los cursos cleinentales tengan cierto dominio de las
artes libcrules, así como la cuestión de ^i la iglesia, el eslailo o la familia
S r O líS T tO N E S PARA J .R C T I.'R A S -MAS EXTENSAS
debe ser quien responda dcl programa e<hicalivo. sí son problemas filo­
sóficos.
P.ira una iníonnación bibliográfica m is completa sr.brc los libros que sc
Kn consecuencia, el reslo de cbte libro hp si<lo fulactado con la mira anc'.an en seguida, véase la bibüografU general.
de explorar un cierto número de cuestiones educativas hasta lo más pro- Las lecturas sugeridas al fin de cada capítulo son muestras de la clase de
fundo de sus raíces filosóficas. Al bi’Sear las respuestas, se aclarará que material que el estudiante puede usar para complementar el texto. Las lagunas
tenemos que n'eurrir a conceptos acen.-.a de la realidad, del conocimieutu. en la preparación anterior, los intereses especiales del alumno, o el deseo de
obtener puntos de vista distintos de los dcl texto, pueden servir como guias en la
de la Iwndad y de la belleza, y quo los c Mireptus que tengamos de é>tas
selección de lo que ha de leerse.
pueden determinar nuestra preferencia en estas cuestiones prácticas. ('an respecto a la naturaleza y aleante de la educación, de la íiloso/ía de
la educación y dr. la íilos<>íia en general, cl siguiente conjunto de lecturas puede
ser digno dcl estudio un tanto minucioK) que requieren, especialmente en clases
U esum kn
avanzadas;

Kn este capítulo emprendimos des tareas: 1) definir el Icimino “*'du- Broudy. H . S.. “¿Q ué tan filosófica puede ser la filosofía de la educación?"
Ptice, Kingstey, . Es necesaria una filosoHa de la educación? en The Journal
cación*' de manera lal que p'daí;K)s distinguir varias cia.ses de e<ltnácjó»j
of Fhilofophy, 52:22, 27 de octubre de 1955. pp. 612-633.
2) svñalar los límites de la disciplina que llamamos “íilo?»>íía rio la edu­ Conferencia sobre la filoisc*fía de la ed'jcac'ón, basada en estos artículos, en fiar-
cación’’. mostrando su relación con la disciplina de ia filo^ufía general. t6.rd Edueationtil [tfiieic, 26:i> Priin.ivcra de 19S6.
Se adujo que la filosofía de la educación puede alcanzar su mayor valor Puede encontrarse una revisión dr esta conferencia, he.'ha por rl amr.r. en
si explora los pn>blemas didácticos de manera que las controver5»Í<is acerca Hurvard Edueational ReiUic, 2ó:3, \’erano de 1956. pp. 2fi6-29»\
l'n a confereiicia: ¿Q ué puede aportar la filosoíí.v a la teoría didáctica? con
de eÜos sean forzadas a reduciise a discusiones metafísicas, »-j/is4emoló-
escritos de C. J. Ducasse. W iliiam K . Frankena y Kingsley Prire, y rt-men-
gica.s estéticas y éticas. Para hacer esto, tenemos que ver cómo U^rw'x tai ios <le H. S. Broudy. fícorge E. Rartnn e fsrari Scheíficr. en Harvard
forma cada probb'ma didáctico al nivel emocional, material y riertffico F.ducat'.orxúl R t. iiw , 28:4, Otoño de 1958.
36 EL HOMBRE, LA SOCIKDAD Y LA ESCUELA

MrMurray, Foster, "ITna disciplina autónoma de la educación' Eeiucafioítal


7'htoty, 5:3 , julio de 1955, pp. I29‘ 140.
C apítulo
En t] canipo de }a íilosoíía general, con objeto de tomar niuejtraj de varios
terrenos:

Hocking, Types cf Philosophy y libros de consulta tales como A Modern Inlro-


du(tion to philosophy, de Edwards y Pap,
Th* IVay of Philosophy, de Whcclwrighl La vida buena com o
J-'rom Descartes to K an l, de Smith y Grcne.

Con respecto a libros sobre filosofía de la educación que tuilizan los con*
objetivo de la educación
ccptos ordinarios de Hlosofía general como punto de partida, son ejemplo los
siguientes:

Four Phihsophies, de Butler.


Si LA EDUCACióx no es cosa que se emprende al azar, la siguienle es lo
N.S.S.E.. C-.iadragésimo primer anuario, parte I. Philosophies of Education, pregunta más obvia que se puede Ivaccri ¿Cuál es la meta, propósito u
escrito por filósofos de educación y ohjelivo (le esta empresa? Ni los educadores ni los ciudadanos se cansan
N.S.S E., Quincuagésimo cuarto anuario, parle I., Modern Philosophits and jamás de hacer esta pregunta y con frecuencia insinúan que algunos edu­
Education, escrito por filósofos en general.
cadores no saben a dónde van, o que si lo saben, el camino que están
El problema lógico de definición se discute en textos de AícCall, Parker y
tomando ntmca los llevará a su Se escuchan lambicn quejas de
Vearrh, Leonard, y Black. Ver bibliografía general. que on la educación hay confusión, )a cual se imputa a una correspondiente
‘Confusión” de miras u objetivos.
Lstas acusaciones pueden estar bien fundadas, aunque es difícil creer
que los maestros y administradort-s consuman sus sidas profesionales en
movimientos sin objeto. Pwsibicmente la confusión sea causada por los
diferentes significados quo se toman en consideración siempre que se
discuten los objetivos. Sin embargo, una fuente más profunda de confu­
sión es la falta de unanimidad con respecto a lo que constituye la vida
buena. Ambas clases de confusión tienen que ser despejadas antes de que
podamos proceder a la formación de un conjunto sistemático de creencias
acerca de la educación.
Concodiendo que hay objetivos en la educación, ¿de quién s<‘n aquellos
de que vamos a liablar? ¿del maestro? ¿del alumno? ¿de los padres? ¿del
comité escolar? ¿de la legislatura? ¿del director del periódico? Kl adole.?*
cenlo, al venir de la cjícuela, puedo tener como principal objetivo la proximi­
dad de otros adolescentes. Sus padres pueden acariciar la esperanza de tener
un nl)ogado en la familia. El díroclor de ia escuela secundaría sueña en lie-
ftar a ser superintenilente, mientras que cl director del periódico cree que
la <.-4!ruela debrría enseñar a cada quien a confiar en sí mismo y a dese­
char la ayuda dcl gobierno. Todos están seguros de sus objetivos, pero
sólo de los suyos propios. ¿Es de extrañai, entonces, que crean que hay
“ confusión” acerca de lo que la educación debiera estar haciendo? ^
1 Para listas de muestras de objetivos y metas didácticas ver, Curriculum
37
38 I \ VIDA BUENA COMO OBJETIVO DE LA EDUCACIÓN 39
EL ilOM RKE, L\ SOCIEDAD Y L\ ESCUELA

tb.irio, la economía sc derrumbará. Cada una de esas observaciones puc-


N i v e l e s i >e i /> s o b j e t i v o s i >k l a e d u c a c ió n
M'r cierta, pero pasan unas al lado de las otras «in conocei'se realmente.
'rnm*^mos otra controversia común en materia de educación. Í.X)s pro-
Olra fuente ilc confusión es el hecho de que io que un Jiotnbre consi-
I -''res iiniversilarios, casi sin excepción, se incomodan cuando tienen
«lera como fin, otro lo toma como medio. Fn«í'ñar cierras co¡»a«, v.gr.. a
r.n- leí i lo« escritos de los alumnos de primf'r ario. Su expresión rlesaliña-
dividir, puede ser cl íin para la maestra en d<'krmítia<!o día e«í^o!ar, pero
y su pensamiento embrollado irritan al especialista ansioso de pa*ar
clcrtaniente la cnsefianza do la división no es la m^-ia final de la esojcla,
« Ins fases avanzadas de su especialidad. A!cntalmcnte califica a la escuela
ni siquiera la do la niaeslra. Ésla puede ser la rarísima marstra que con­
lindaría norleamcricana con una ” D'* por la calidad de «us enseñanras.
sidera cl eolíro de su sueldo tomo el fin de la educación, pero para la
l n »ambi9 , los higienistas mentales» que traían diariamente con neuróti-
conjuriidad, cl pago de ese sueldo es un medio ucccsario. uviiujue dc«A«ri\-
dablc, para lo^rrar al^jo más. ' . se ven impelidos a decir «ue la salu<l emocional y mental son mucho
'■i.K importantes para una <ii*moí racia, que la composición inglesa, la
f*or toíito. si qiierrmos haMar inlcligentomente acerca <ie los objetivos
•lilmétic.» y la literatura. Kilos lanibién califican a la educación norte-
de ia educación, tenemos que especificar a qué nivel <h' generalidad ha de
.trnericr.na con una “ D ” . Fl clasicista, es|Xualmento si ha vivido en
llevarse a cal>o la tliseusión. Dt* rsin manera. e>i perfrclamonle j>osiblo que
I uropa, observa los gustos dcl público norlcamcricano en libros, música
un grupo de su}x?rvi'^)res du escudas discvuan los objetivos de la educa­
\pintura, e iguaími-nte d.í a la edi;''acióu norteamericana una Evi*
ción solamente en términos de siijHTvijjión. y que un grupo de adminis­
H ntemente, c«da uno de esos críticos de la educación en los Kstadcs
tradores lo ha^a en términos de presupuestos. F,<ias discusiones pueden
I nidos tiene tm objetivo en mente. Todos tienen un eon<*eplo de la vida
ser provechosas siempre y euan<lo 5umTvis*)res y adminitradores no <li-
buena, que probablemente es casi lo mismo, pero cada uno se ha concen*
íieran secretamente enlre .«í. cíin respecto a los propósitos que la sui»er*
Irado en aquel conjunto particular de condiciones previamente necesarias
visión y la administración deben servir. ’
p.ir.'» la 1 nena vida, en e] qu<- él e? un experto y en ti que su«v aUimr.os son
Pero suponf^amos que \m admini>lrador opina que el propó>ilo de las
.qn-na'i aficionados y prineipianles. Con entera naturalidad, cada espe-
escuelas jn'iblicas es ptojx»rcÍonar a cada ahimno un adiestramiento vi>e«-
. i'ilista considera ias demandas de los otros como ultrajantemenle uniln-
cional adecuado, mientras que otro supervi««)r <.*stá ci.*n\encido dr que las
irraír?. y el educador d»* esctiela pública los considera a todo« ellos, con
escuelas deberían limitarse a un programa baslante sencillo de edncición
general. Kn ese cay>. lo que uno dice acerca de un presupuesto adecua­ la misma naturalidad, como poco menos que locos.
La discrepancia en los niveles de objetivos es más notable en la rela­
do, será inf;omprensible para el olro. Si quieren llegar a entenderse, ten*
dr.^n que abandonar la discusión del pre*íupuesio por algún tiempo^ al ción entre ahimno y maestro. Kl alumno que sc prepara paia estudiar
menos hasta que puod.m llegar a lui acuerdo en un nivel de generalidad medií ina o ingenierh. si es in<-ulto. se impacienta con los cursos de lite­
más elevado, o sea «-I >le! propósito de las escuelas. ratura y apreciación de la músir». Kl maestro de instrucción primaria
Si. como con tanta írecuepcia ocurre, se pasan por alto las diferencias t-n ciernes encoge de h'>mbros ante la esta<lística y la filosofía. Kl
entre los niveles de los objetivos, la controversia te hace confusa. l,’ti ma«>' jK'queño cjue cursa la instrucción primaria, con mejor excusa, sc resigna
tro se queja do qu»* la falta de disciplina estricta en el ho^ar obbtacnUza a e.<cnchar lo« desvarios bien intencionados, ]>ero incompren«íibles, de los
s» intento de lograr que se hagan las taieas escolares en casa. Un higie­ .idiiltos. Ksta discrepancia ha dado por resultado una de las proposiciones
nista meiilal replica que la disciplina estricta en el hogar desarrolla en ílidárticas má<^ importantes de nuestros tiempos, que es la de comenzar
cl niño un sentimiento de hí>stilidad. mientras que algún industrial predice la instrucción con los objetivos o problemas del alumno, más bi<»n que con
los de lo? adultos. .Sin embargo, como tendremos muchas ocasiones de
que, a menos que los niños aprendan a hacer honradamente el trabajo
obsírrvar, una co«a es tomar las necesidades .sentidas por los niños como
Constrtidion in I-os Angflei, de B oIj Ií í i i ; The Cardhal Principlfs of Edueation, un me<lio parx descubrir sus nec<fidade.s más fundamentales, y otra muy
de la Con'.iiión do .N.E.A. para la rcorganizAción de la educación set jndaria; eí
distinta cs negar qut* haya alguna diferencia cnlre ellas.
Buífiín dcl Dcpartair.cnt.j de Educación de* los E E. l.’U., 3 5 :ll- l5 , 1913. The
PuTpoies of Edueation in American Deinocraty, de la Comisión de Normas Educa- r.n otras palabras, podemos ser inlcligentes en nuestra búsqueda común
» N.E.A. y el capítulo 2 de Coah of Am/rican Edueation, dcl Comité
livat de !.■ do medtojí, i uando no hay desacuerdo con resj>ccto a los fines que han de
de la Federación Norieariicrifana de Níaestros para ia Rcconitrucción Educa­ servir c < ^ medio?. Si convenimos en que es bueno saber dividir, podemos
tiva. Pero no .hay escasez de al corricntc, difícilmente habrá una comuni­
dad que no tenga la suya. invc.'iligar científicamente los mejores medios para obtener esc conocí-
41
40 EL HOMBRE, IA. SOCIEDAD Y L.K ESCL’E L a B VIDA BUENA COMO OBJETIVO DK LA EDUCACIÓN

miento, pero si alguien niega cl valor de aprender a dividir, la investiga* E l. CONCEPTO DE I.A V1I>A BUENA
ción de los mejores medios para ello deja de tener objeto, al menos por el
momento.
La vida buena liene dos subdivisiones correlativas: cl buin individuo
¿Hay en la empresa educativa lin punto en cl que podamos decir que y la buena sociedad. Es inútil tratar de resolver la cuestión do la prima*
todos estamos de acuerdo con respecto ni fin? ¿O es suficiente par;\ la cía entre el buen individuo y la buena sociedad, porque el uno no puede ser
empresa decir que si los alumnos resuelven inteligentemente sus prol)le* definido siquiera, sin referencia a la otra. La vida buena se revela en
mas inmediatos día con día, no hay necesidad de preocuparse por las ambos. Surge cuando cl individuo se comporta de cierta m.\nera para
metas finales?^ respuesta a la primera pregunta es afirmativa en un co/i los demás y cuando el gnipo esln de lal modo estructurado, que lo
sentido y negativa en olro. Es afirmativa en cuanto a que la vida buena ayude a vivir bicn.^
es la meta de toda elección, ya que nadie escoge a sabiendas el mal. ílay, sin embargo, un sentido en el que el individuo es más directamente
negativa en el sentido de que sería difícil para los hombres convenir interesante para el marslro, que la sociedad. Nace d'*l hecho de que los
(excepto en términos muy generales) en cuáles exactamente habrían de mac.stros trabajan dircrtamenlc con individtíos y que los frutos ¡nmc<liatos
ser los detalles de la vida buena. «!e su trabajo son cambios i*n el comportamiento y proccdcr individuales
Xo hay respuesta simplemente afirmativa o negativa para In segunda y no en la estructura social. Pero este comportamiento y ])roccder son
pregunta. Quienes están satisfechos con las metas alcanzables a cono para una vida en sociedad, por lo que ol maestro representa las demandas
plazo, tienen una fírme fe en que la inteligencia convenientemente apli­ <le la sociedad al alumno; mas como también representa las demandas
cada a los problemas, cualesquiera que sean, constituirá a hi larga una dfl alumno a la sociedad, encuentra que esta maniobra es difícil de eje­
cutar. a menos que se coloque en el punto ventajoso de invocar la vida
vida buena, esto es, una vida de acción inteligente. Los que no «stán
satisfechos con esas metas creen que nuestros conceptos do la vida l*urna buena, do que ambas demandas derivan.
Kn consecuencia, la labor do una filosofía de la educación so osl>oza
son adecuados para la solución de nuestros problemas cotidianos. Uc?ol-
así: í'.s transcribir ia vida buena, cl buon individuo y la )»uona .«ocledad,
verlos inteligentemente, alegarían, es resolverlos de manera que se dé un
on aprmdizajos que posil)lem''nte' contribuirán a producirlos. Eslo sig-
paso que nos acerque a la vida buena. De otra manera, una solución
jiifica ol eslablecimiento de una jerarquía o graduación do medios y f i­
que es inteligente para un íin limitado, muy bien puede fnistrar una
nes, para qiíc idealmenlc ca<la actividad educativa, por mínjjnn quo sea,
meta de mayor trasct*ndoncia.
encut-ntrc su juMificaoión en cl siguiente nivel superior de los objetivos.
Xo» encontramos ontoiices en una situación embarazosa. Todos los El maestro de cada aula necesita la visión do fu vída buena como una
hombres convienen en que la juslificación fundamenlal de toda empresa nt>ri»a que da .vínlido a m i enseñanza de la división, pero n o jjor t'so es
educativa es quv puede conducir a sus bcneíiciaríos a la vida buena. En un filósofo ríe la educación, ni sitjuiera un superintendente de es«.*uelas.
cambio, partH'o haber poco acuerdo acerca de qué es lo que hace buena E«te último ncccbita la visión para <lar sentido a sus atareados titas y
una vida. Esta falla de acuerdo indujo a los itistrumentalista.i? y cxj»eri- noches, pero no es un especialista en la enseñanza de la divi>;lón. Kl
mentalislas a alegar que como quiera que sea la vida buena, no puede industria! y el obrero necesitan ambos la visión de la vid.i buena, pirro
ser especificada de antemano; sólo la inteligente observación de la expe­ no están rolacionados ccn ella como lo está rl educador.
riencia píiedc descubrir lo que es bueno. La esencia dcl pro)>liMna rcíulta Tambii'n el filósofo de la educación tiene su i)\iosto específico en cl
ser el que ))0 daní0 s o no discernir cualesquiera rasgos generales de la viaje hacia la vida buena. Es responsable do ennnrcar la vi>'ión misma
vida, de los que podamos decir que la hacen but'na para cualquier hom­ dentro <le} trabajo fjf<is</fioo <iol [Msado y el pre.«ente, »*n un lensua/o y
bre. Si podemos, tiene algún .sentido decir que el objetivo de la educación de un modo tales, que toda la gradación de trabajadores de la educación
es la vida buena. Si no podemos, la argiimentación debe pasar a ios ins- puedan comprenderla y, iwdríamos añadir, de manera tal que lodos los
trumentalistas. ciudadanos pueblan llegar a uiia conjprrnsión práclica de /Ola.

2 “ 1 .0 $ educadores tienen que csiar rn guardia contra aquellos íines de los 3 Esco no signi/fca qtie no podarr.os hacer una dininfió.*) entre eüa». De­
que »e dice qifc son generales y definitivos” . John Dewey, en Democracy and finimos los Imevo* en rc’a'ió ii con U'S pollos y los pollos on relación con loi
Education, Nueva York: 1916, p. 127. Usado con periniso do la Compañía huevos, pero ambos tiejicn t,imbjén otras f.iractcrísticaj, y e.«to pennitc al poJJo
MacMJIIan. comerse un huevo, cosa que cl huevo no puede hacer con cl pollo.
42 Kl. H O M im K . LA SOCIEDAD \ J,\ E 5C L 'E L \ 43
\ VIDA m ’ KNA COMO O BJK TIVO DE L\ E D i;C \í.IO N

Kn sppunclo lugar, le atañe Iniscar las conexlancs entre la vula buena tu<l< ' los demás que pueda ser cad i ahunno , nu nca se dará el caso de quo
y Ins condiciones rliílncticas ((uo contribuirán para producirla, y hacerlo a U p( rsisteni'ia en m entir, el c r in u n , la p e n v a y l.i ig norancia lo lb*ven
la luz di! Ins mojorrs pruebas disponibles v con ci más riguroso ra/ona* n él en j'u rlicular a l:i vida buena. \un (u a n d o \u\n iñ o puede alcanzar la
njirnlo dí* que sea capaz. Si esta descripción dn demasiado campo de J* vida buena en '•! f-jércÍlo, otro en la Igle>!a y otro m ás com o barrend'?*
acrión ni íiln«ofo de la educación, dei>e recordar.so que iiafla él tiene que M» de las cnllc’S, lo que liace sus \idas <lo vdgún 7n:>d«i com parables es cl
limitarse ft su labor csjx'cííica. no es estadista, ni teólogo, mo'.aíísiro. d«<;ii'.io 1 ásico d'.' alcanzar la vida buena que rad a uno de ellos eje m pli­
«ociülogo o administrador. Xo cs un maes{ro en .«u« cs}wiallda<!es, c<>mo
fica a su «jc’nera.
riles no lo son en la suya, para pensar crítica, sinóptica y sistcmáticanien* <aiando prcgiintuiuos si la \ida de cierto hom bre, digam os la de I ’on-
te, acerca de las relarinnes entre la educación y la vida buena. J.iuíin F ran k lin ti la <l'.- 1'. D. iUnj-eveh, es buena, noe referimos a dos jui-
I it.-i cuando menos. lVíin«*ro. qií«*r<jnos si í'l pr<>pia lío/v.^eveíl ju ?g ó
<|Ui‘ era bu«‘r.a y. t n sejrundo lugar, tenemos que indagar cóm o In juzgaron
Ksfimación suhjeliifí de la xidn buena
ii|i«'-i hom brei. IJamarem«>< al prim or juieio. a aque) q u f u n a per^-ma so
fon:v\ de su pro pia ví<ía, el ju ic io o estim arión stib¡fti\a. y al ju ic io q(í.*
La bisinria de la civilización es también una iiistoria de los intentos
i lro? h o n )b iis sc ío im a n de ella, la eslima»-ión objetiva.
becl'.os para definir la vida iiuena. .Aristipo pen«ó que e! secreto espiaba
Exam inarem os prim ero Ins fupdam''ntr»' d» la foim ación do u n a <st'-
en e) placer, en el p’acer más intenso v dc.^ordenado de que pudiera dis­
iiu c íó n subjetiva.
ponerse. Epieuro convino en que cl placer era ciertamente el mayor bien,
pero luso tanta raulcla para evitar ei dolor» que llegó a desprestigiarse
1. C.u-ilanuiile un a >i<la en U qu.' «liempr- predum ii'a el dol«*r f.'&ko.
a camliio do nada. Mili ^ también afirmó que el placer era el bien «upre-
1 .0 .M.rá juzga<la com.» 1 uena j>*'r quie n la s u í i-. I.a » iiferm e lu K ia ago-
mo. pero siendo exigente en cuanto a las clases de placeres, no lo era
biadora j»*»!irivj, e! ¡ncrsantc tr.iÍ-ajo agolad».r, p u < d in ser y han .«¡«lo
tanto con rcsperto a quienes debieran disfrutarlos, por tanto. al>o^ó por la
Hiportad*.-'!. V n hom bre ]>ucdi> en \erdad o).i»-(íer bastante saii.sfaeción do
inayur felicidad para cl mayor ru'imero. Aristóteles decidió que la felici*
»'i cap;vi>lad para :-,q»ortarla. per^ d iííc llm e til'' puede r^pcrarso que sc
dad sc alcanzaba mejor en ur.a vida dedicada a la prác\ica de la virtud.
íieiita fe lií por l 'ner necesidad de hacerlo. Si e.-¡e hom bre juzgara que su
K( cristianismo consideraba el amor a Dios y al prójimo como !a llave de
vida era buena, lo liaría a pe.«ar «leí dolor y la m iseria, pni'c nadie dc.<e.n el
la \ida buena. Otros la han cifrado en el poder, la fama, el servicio so-
ii\.d por el m al m i«m o y. a incno;* que el s u ír im in ito sea un niedio para
«•ial. la ^i<la s^meilla. la vida a<'ti\n y hasta en el .«aber.
il<-i;i7uir algo rn'’no^ <!o!<'*ioso. e«tá lan cerca de ser u n puro mal lo m o pin •
Si vemos a ruiolro alrededor o leemos las confesiones v aspiraciones
de nuestros conlenjpor.íneo?. tenemos que creer quo la viíia cs buena en lie c0ncel'ir-!c.^
2. Para qu*; se la juzgue buena, una vida no del>e ser pudorninanle-
Hollywood, en W’ashinfrton. en una granja de Vermonl y en cl desierlo de
mente aterradora, l ’n leve pi*l’f:ro tiempla el ánimo, pero b's prolongados
Xuevo México, l.as vidas tkl graiwlc y el humilde, el rico y cl pobre, la
(xtíoíIo*: <Ie Jeinor tarde o Icjnprano nov acob.':rdan .t lodo'*. Los más in-
hermosa y la fea pueden todas sor buenas. Hay una varieilad casi infinita
do estilos de vida en los que los hombres dicen que hav satisfacción, así iiii' tantes de esos peligros no tuvesariamente nos amenazan con el daño
como liay una infinita variedad de vidas que juzgan miserai)lcs. e'irjíoral. FJ riesgo de j)erder prestigio, segurítlad o amor, aunque no tan
NÍolento conin jos de la puer.M, es m.4s podero-ío aún p a n destruir la con­
/Tiene alírúri objeto preguntar .si hay algunos rasgos que sean co­
munes en esas variacione.s? La respuesta es. por supuesto, qut* no tenemos fianza. Kn vei’dad, ninsím hombre clónicamente ansioso cs fcUz o sc
mnchíj dond»? csc!)ger en la materia, pues siempre que afirmamos que vi­ juzgaría eomo ta!.
das tan diferentes como las de San Fnincisco, Sócrates y Abvaham íiin* Tul vez ningún hotnÍTi' esté libre de tal temor y nadie es capaz de
coln fueron bucna.s, significamos algo, aunqu'* no os fácil concordar en acomodarse tan bien dentro dol orden de las cosns, eonio para no temer
cuál podría .<4cr ese significado. nunca que pueda «4*r arrojado de ahí. Pero el homijre feliz encuentra me*
dios para calmar osa scnsació i de insegtiridad. Tiene, por ejemplo, una
El educoilor tiene menos aún don<le e.scoger poique creo que está
tratando de guiar a sus alumnos hacia la vida buena. Por diferente de 5 ílastd qué ^rado es el hf'mbre un animal que l'usc.i incon»cient!*nieni€ el
dolor, f.', una ruestión pniíundr,. acerca de la cual »c aron<cJa ver M asochvm
^ John Stuatt Mili, Vdlilaricniitn, Cap. 2.
¡n M odern M an, de Reík.
u 45
EL IlOM BItE, LA SOCIEDAD 1’ LA K S C U E L ^V ’' BUENA COMO OBJETIVO DE LA EDUCACIÓN

O más iKTsnnns rn rl mundo que lo aman simplemente por ser él y no al rrívta jugarse algo en los acontecimientos futuros. Quienes no |josecn
guien más. De las madres y esposas, de los padres y maridos, se rsi>cn nn-ioncs no están interc5ado)s en la bolsa de valores, y quienes no apuestan
que proporcionen ese amor sin desviaciones ni vacilaciones a sus consorte I ira vez van a las carreras.
e hijos. Esle es un amor que no mide cl valor de los méritos dcl ser amado Este es naturalmente cl más subjetivo de todo.s los criterios de la vida
Las ovejas negras y los cónyugues descarriados son amados a j>esar de st litiona. difícil cilar alguna cosa en la que alguien no tenga «n vivo
comprobada indignidad. Dicho amor reafirma la sensación de seguridad d( inlerés. En cambio, cl reportero de hechos criminales encuentra, después
una persona, pues aún los hombres de modesta inteUgencia saben, o cuandc de siete años o más, <jue hasta el crimen tiene su rutina y que puede ser
menos sospechan, que están un tanlo escasos de méritos y, por lo tanto « n verdad muy aburrido. Pero cualquiera que sea la capacidad dcl indivi*
anhf lan la gracia terrenal que un amor generoso y firme proporciona. T.ir dúo para la excilación o cl aburrimiento, no juzgará buena una vida que,
grande es esle anhelo, que de no ser satisfecho, pocos hombres habrá, s: ron razón o sin ella, encuentra gris, desabrida y monótona.
los hay, que ])udieran llamarse felices o considerar sus vidas como buenas
Este tema liene un infalible atractivo para los novelistas y dramaturgos
El que el hombre rico, poderoso, inteligente y afortunado pero no amado, K a tU n a c ió n o b j e t i v a d e h trcfo buena
vea con envidia a! que goza de esta bendición, ya que no de otras, es ur
hecho aceptado por los de arriba y los de abajo como enlcromenle com Dejemos en este punto la discusión de la estimación objetiva de la
prcnsible. vida buena. Dichas eblímacionc» las hacc el individuo con respeto a su
3. Empero, el bienestar físico y cl amor no son suficientes. La person. propia vida y no hay modo de que podamos llegar al interior de su cx-
liene que sentir que vale algo y que lo merece. Necesita una sensación d< l>eriencia para cerciorarnos de que lo que dice es lo que realmente encuen­
poder y habilidad, necesita tener la convicción de que su presencia signi tra. Si un hombre se siente desgraciado, feliz o contento, de nada sirve
fiea algo en el mundo, necesita ser necesario. En esto también, la mayor decirle que se siente de otra manera; él es cl árbitro final acerca de lo
parte de los hombres no confían demasiado en su propio juicio. Buscan la que en cualquier momento está presente en su experiencia consciente.
prueba externa de su mérito en forma de reconocimiento, títulos, mejores y sin embargo, lodos estamos juzgando .«iempre hi bondad o maldad,
empleos con escritorios más grandes y premios en competencias de todaa la felicidad o miseria de las vidas ajena?, y con mucha frecuencia núes*
cla.«es. Para ser exactos, algunos se satisfacen con muy |>oco5 valores y
tros juicios no concuerdan con las estimaciones subjetivas de las vidas que
otros engañan al mundo y con fr«ícucncia a sí mismos, pero tales desvia
así juzgamos. Cuando una estrella de Hollywood, abundanlemente dotada
cioncs son relativamente raras. I-.a mayoría de los hombres no son felicca
de .«aUuL riqueza, hermosura, amor y fama, dice en las revelaciones de su
a menos que puedan respetarse a sí mismos, cualquiera que sea su con
vida íntima, que es profundamente desgraciada y que su vída no es buena
cepto dcl respeto propio. En consecuencia, difícilmente juzgarán buena
o que no lo es tanto como ella quisiera, la mayoría de los lectores se nie­
una vida de la que estén secretamente avergonzados.
gan a creerla o se preguntan qué es lu que le ocurre. Si ella no es feliz,
l na forma más fundamental de esle anhelo de realización es el deseo
ciertamente debiera serlo y si lo que hacc no constituye una buena vida,
de ejercer las propias potencialidades. Algunos hombres parecen estar
¿qué eosa podría hacerla mejor en este mundo?
contentos con dejar sus talentos sin desarrollar. I>a energía sin usar no
Somos igualmente incrédulos con respecto a lo dicho j>or la gente
les molesta drma'ii.ido en apariencia, pero cal>c preguntar si al examinarse
mediocre, que juzga que sus interminables afanes, su inintcrruni)>ido con*
a sí mismos se consideran tan fcliccs como lo parece. Lo contrario es
tacto con la viilgaridad constituyen una vída buena. En otras palabra?, las
ciertamente lo que con mayor frcc'uenria ocurre, y las más amargas acu
estimaciones objetivas y subjetivas no siempre concuerdan. Cuando cl
saciones contra la vida provienen de aquellos a quienes las circunstancias
educador habla de la vída )>ucna como objetivo de la educación, ¿tiene en
han hecho mucho menos efectivos de lo que en su concepto pudieron ha
mente las cstimacif'ncs subjetivas de su alumno, las estimaciones objetivas
l»er pido.
del mundo, o ambas? Y si no concuerdan, ¿a cuáles dcbe darse prefe­
4. Finalmente, para ser Juzgada buena o satisfactoria, la vida debe
tener una tensión hacia el futuro, a la que se puede designar con la sola rencia?
Wamos por tanto cómo se aplican esos crítcrios a la medición de la
palabra “excilación” o “gusto*’. El aburrimiento y la felicidad se exclu
bondad de la vída, la! como otros la viven.
yen muluamcntc. pero para que la vida sea interesante y absorbente, ne
46

1.
n . noM nKK, l a s o c ie d a d y la

Do manera gencnl se ha IK‘ga«lo a cotuí'nir en que el dolor, I


penal)*'I/jflcs y laá privaciones físicas son, en ci mejor tle los cn«os, mal
k s c u k i. x
r
I V VIDA BLKNA CüMO OBJETIVO PK LA EDUCACION

tienen calúda en la vida buf'na, no sólo ^x>rque son sufridos dolorosamente


por el sujeto, sit'.o también porqu«r tienen un efecto perjudicial sobre otras
4t

nece«irios. í^ s personas que* los dcscrui jwr j>u propio gusto, son vista posibilidades de realizaciones vídiosas, es decir, porque traen consigo un
con la mayor descor.fianza por lo< siquiatras. estimaciones ^uhj€ Mifrimienlo emocional y obstaculizan las posibilidades de que cl individuo
tivas y objetivas concuerdan es’o, jx'ro cuando sc traía de decidir I odria ser capaz.
í-i dolorow y cómo dcLe ¿iceptarso, la concordia .«>0 hace en verdad Xo obstante, es de elcmeulal cor<lura cojnprendcr que el dolor, el su­
niu) difícil. frimiento y las penalidades no siimpre son evitabic.s por inteligentes que
l n hombre que sufriera las agudas dolencias que suceden a la intoxi >eamos. De aquí que, en los juicios acerca de la bondad de la vida, el
ración alcohólica, juraría estar dispuesto a aceptar la muerte romo iina observador objetivo use otra vara de medir, que es la de la actUnd del
deseable alternativa do ?n padecimiento, pero le resultaría difícil encontrar iiiJiiid iiO hacia aos mahs.
simpatía entre su«i compañero^, en primer lugar porque elloí consideran Cómo tratar el placer y el dolor cs el tema centra! ilc los c^tudios éti­
que ol padecimiento es innecesario y evitable, y en segundo lugar, porque cos, y las virludci! son las disposiciones de ánimo que desarrollamos para
los resultado» no son inmediatamente fatales. Pero si la causa del ])ade tratarlos con éxito.^ f-1 valor cs la disposición correcta hacia las pena.<
cimiento fuera un cánc er incurable, el mundo juzgaría que es irreniedia causadas por los peligros; ia templanza es la disposición correcta hacia los
lilemente malo. placeres y dolores corporales; la liberalidad es la disposición correcta ha­
Por lo tanto, la eslímación objetiva mide el sufrimiento físico no sólo cia los placeres y dolores de dar y recibir bienes materiales: la justicia
por su intensidad y duración, sino láminén por sus causas y efectos pro es la disposición correcta para la distribución de placeres y dolores enlre
bables, l-'.l paciente también toma en cuenta esas causas y efectos, pero nuestros semejantes. Conservar esas disposiciones correctas, cualquiera
durante el tiempo en que sufre. e««s causas y efectos tienen mucho nu-nos que pxieda hcv el significado de correcto, cs la esencia del buen carácter.
peso par.i él que para el olv-íer\ador Indemne. Por lo tanto, siempre que juzgamos ias vida.^ <le otro.?, no solamente
Más aún, este observadí-r r>bjetivo usa una regla ele medir que ron vemos los dolores y placeres que suponemos (jue tienen, sino también sus
frecuencia cs enteramente distinta de la usada ]>or cl pacíentc cuando actitudes hacia elloN rc\eladas en sus palabras y accloiu-s. Kl hombre
mide las penalidades y privaciones fí&icas. Por ejemplo: la |>erspeeilva que sufre con gian valor lo que tiene que sufrir y el que no atribuye
de vivir <?n un dcpartanítuto oscuro, sin asua rállente en las tuberías, pa* demasiado valor a los placeres corporales para sí mismo o para los demás,
rocería na mo!fsiiu Intolerable para algunos; para otro?, la Imposibilidad son juzgados como acreedores a !a vida buena. cuandf> menos a este
de cambiar de traje diariamente sería considerada como el colmo de la respecto.
miscrid. Kn consecuencia, la?; estimaciones objetivas Individuah-s pueden Hacía aquellos Individuos que sufren porque se llegaron a desarrollar
varior tonto como las subjetivas-, en esta materia. Sin embargo, cuando las virludes arriba descritas, sentimos alguna compasión y un jxico más
reunimos nuesin>s juicios, gran parte de las discrepancias queda elimi­ de desprecio. Pura quienes sufren males que les han sido impuestos, ]>ero
nada, y la regla de medir que realmente usamo.** representa lo que en tjue no tienen las virtudes necesarias para soportarlos debidamente, hay
promedio sc espera. Si la mayor parle de la gente de una cultura común compasión mezclada con pesadumbre porque esas virtudes no fueron cul­
dis}>one de agua caliente, la falta de ella se considera molcjfta; si la ma­ tivadas.
yoría de las personas no se cambia de traje cada día, la infelicidad sub* En consecuencia, el educador hace que la meta del individuo sea
jellva de quienes qui«;reri pero no pueden hacerlo se descarta como una coordinar ei desarrollo dcl carácter con el del conocimiento, el de este
insensatez. último para evitar o mitigar los malos, y el del carácter para asegurar
Kl educador adopta por fuerza una tow'.a vara de medir de esta ciase el mejor equilibrio posible entre placeres y dolores, en todo el Kirgo curso
cuando licne en mente la vida del alumno. Ciertamente querrá ayudarlo 'le ima vida. Ll desarrollo de conocimiento y el del carácter no están
ti evitarse penalidailcs y dolores innecesarios, hasta donde las enseñanzas .'separado:', porque la prudencia es la virtud de usar cl conocimiento para
puedan conseguirlo. Sube quo el conocimiento, l:i desire/a y la Ingenio­ deliberar acerca de la que ha de ser la acción virtuofa. y el hábito de
sidad. tanto en cl individiio como en los grupos sociales jun^den mitigar
l'stp lcn:a sc vuelve a iraiar en el Cap. 10, |>cro tarde o temprana cl
las enfermedades y patlf*<:innentos. Los impedimento.* físicas v ¡as t-nfer-
rjicdiante tíet)ería cjnsuIt.T- la Éti<a d* Sicómceo, Ue AríJióicles. espccialn-.cntc
meílcdca debidas a la ingoraneia, a la rudc/a y negligencia humanas, no libro*
r 48 KL IIOM RRE, LA 50CIKDAD Y LA ESCUELA i.\ VIDA BVEXA COMO OnjKTlVO DK LA EDUCACIÓN 19

usar así cl conocimiento cs cu fí «na de las más importantes virtudes. . ilrl Ip{»o perspicaz. Así, el modelo de bendición doméstira puede ufanarse
Pero como trnílremos ocasión de observar, el método de impartir cl oo*^ t.in asiduamente en perfeccionar sus cualidades de ama de casa, que su
nocimiento y cl rio formar cl carácler ílas virtudes) difieren en muclios • •mportamiento se vuelve rígido y exiecnte: el piso debe lavarse cada
respectos, c inevitablemente surgirá la cuestión de qué puede bacer la emana, dosp\iés cada día y finalmente do& veres al día. 0 puede ocultar
educación formal en cuanto ii la formación dcl carácter. t.m bien el deseo de fugarse con el truhán del pueblo, que sólo lo revela
\emos cntonccí} cómo cs iK>sibIe que el stñor X estime que 5u vida cs rn su excesivo celo por prohibir la literíilura obscena.
buena o no, y que siti embargo encuentre que sus iguales no concuerdan P,^ra el educador, cl problema de lu vida on este terreno, se divide
con sn estimación. Kn este punto, podríamos simplemente afirmar la tma vez más en dos partes. Es claro que algunos temores y ansiedades
primaría del juicio del grupo y decir al señor X que se ponga a tono con l'uedcn mitigarse nifdinnto rl conocimiento y la dcjtr<*za, pero ¿qué puede
su universo, sin importar cómo se sienta. Pero ¿con qué fundamento «lecirso acerca de los desajustes cmocionalrs que tieuon su origen en lo
podcmoí afirmarla, de manera que resulte convincente para cl señor X ? que los sirólogos Ibm an aníoldamirntos de la niñez o infancia? ¿Qué
Como veremos, tiene quo ser con cl fundamento de que la vida virtuosa arerca del niño que se siente rechazado ¡>or sus padres y que considera
necesariamente debe ser una vida agradable y ciertamente feliz, dado i|ue siempre será rechazado? ¿Qué del niño cuyas facultades físicas son
que la vi<la está bajo cl control del individuo. t in escasas quo cs constantemente repelido jvor su« compañeros? ¿ Y de
2. Con respecto al segundo criterio, o sea el de la seguridad e inse* la persona en quien la compensación por su inse«:uridad ba llegado tan
{Turidad emocional, las relaciones entre las estimaciones objetivas y sub­ lejos qne nadie sc atreve a amarla Ubrementc'í'
jetivas son similares. Al principio, todos convendríamos en que una vida I jds bieienistns mentales tienen ciertamente razón i-n este punto y el
llena de temor, ansiedad, frustración, desesperación y soledad, no cs i-ducador sc las concede. Pero este problema, como cl de la formación de!
buena. Pero en vista de que los padecimientos físicos y las penalidades • arácter. tiene distintos siprjificado<» para diferentes conceptos de educa-
son con frecuencia cl resultado de factores sobro los que el individuo tiene I ión. ¿Ks liil>or de la educación formal educar a los padres jóvenes? ¿Es
poco o ningún dominio, no es tan evidente que el sufrimiento emocional [>robKnia de l l escuela o cs del hogar, el correcto ajuste emocional de los
sc deba cuteramente a causas externas. Sólo hasta décadas recientes ha niños? Si ol hogar n«i cumple con su deber a ose re?pe<-to, ¿se convierte
llegado a prevalecer el conci*pto de que tal suírimiento es debido a fuer­ la rectificación de sus errores en la hlior primordial de la escuela?
zas del medio ambiente, hacia las que cl individuo es tan ajeno como 3. Sobre cl tercer criterio, o sea la sensación de valer y ser capaz de
liacia los barrios bajos o la guerra. Debiilo a que esos males no son realizar, tampoco hay discrepancia en cuanto a su importacia, sino sólo
siempre de origen fisiológico, se cree comúnmente que son iná» evitables acerca do lo que constituye esa Ronsación. En cMe caso, el juicio objetivo
y remediables mediante algún esfuerzo de parte de quien los sufre. Los tiene en «vente las demandas de la s^x^iedad y lu forma en que el indivi­
estoicos, que sostenían que todo el mal consiste en las opiniones que te­ duo las satisface. La vida de un hombre no sc cont^idera nvuy buena si no
nemos de él, fueron unos de los precursores de la higiene mental, y quienes puede sostenerse a sí mismo y a su familia, o si no puede prestar los ser­
practican la virtud »le acuerdo con cualquiera de las fórmulas sugeridas vicios que !e han sido asignaclos por la comunidad, el país y los amigos.
en la civilización occidcntal u oriental, tienen la promesa de la paz in ­ Kl juicio objotivo va más allá. Gradúa la l>ondad de la? vidas por la
terna, tan nccc.saria para la vida buena. cantidad de servicios así prestados. No sc juzga qiie im campesino que
I.a situación se complica enormemente, sin embargo, por la circuns- mantiene su r.ivel de subíisteneia. que paga sus reducidos impuestos y
taiK'la de que cl paciento d<^ dolores y penas emocionales puede ocultarlos quo desempeña su pcíjueño papel en e! ejército, la iglesia y la comunidad,
a los demás y aun a sí mismo. El genio puctle sentirse miserable y no? haya vivido una vida lan buena l siendo las demás cosas ¡guales) como
preguntamos por qué, el banquero que parece fcUz y próspero puede la de los grandes héroes, caudillos, hombres de ciencia, de estado y artÍRtas.
suicidarse; bi espo«a que en lo exterior es un modelo de bendición domés­ En olrns pahibras. el concepto fie Ja <ÍiferencÍa de capacidades inter­
tica, puede fugarse inexplicnblcnirnte con el truliáti <lel pueblo; cl niño viene en el juicio. Kn toda ocasión cs preferible que un hombre utilice
o!)cdÍentc y de buen con>porlamictito puede aficionarse a provocar incen­ sus |)osibilidadt's para la vida buena y quo no deje de hacerlo, y a este
dios. Contrariamente, cl sujeto puede ocultar tan bien su in?epuridad,, rcsperto. héroes v campesinos obtienen nm!>ys una calificación de “A ”
que le es po^ible .«entirse bastante feliz la mayor parte de> tiempo, aunque j.v>r su esfuerzo. Pero si aquel cjue pudiera haber sido un buen cic?ilífico
«íu com])orlamirnlo externo provoque rl escrutinio del siquiatra y hasta cl se contenta eon llevar la vida de un simple campesino, nuestro juicio no
50 EL HO.MBUi:, LA SOCIEDAD Y L\ hSCl.KLA I V VÍDA UUrNA COMO OBJETIVO DE LA EI'lJCACIüN 51

?crá licucvolo. La potenrialidacl no aprovechada es vista coií oi-eadumbre •) di' que su dim»‘i)5 ión jn.ís importante e.** la del futuro y no la del presente.
y a menudo con impaciente enojo. Por deliciosa qur pueda <rio «^u I I dimensión imjwrtante «le su vida es “lo que podría y lo que debiera
vida a un vagabundo, no apiohamos c>a delicia sus aptitudrs son ‘*m ’\m is bierí que lo que es y lo que debe ser.
dcc. En cambio, l>)s t?cHrÍos do grandeza y las exrií',ervi»la.« asp¡racÍL'i.<i. !'•' {(kIo c«to .se de.sprende claramente que nuestras estimaeione.'s obje-
paro !a^ que uo liay ur. talento adecuado, nos causan lá-tinia. túa*; y s»ibji;li\as de lo quo hace la buena ^ida, acaso no coincidan. N uíís -
Para el educador, la potencialidad de realización rt-sulta íuiulan'.ental. tra vara de me<Hr subjetiva está marrada rn grados de satií^facción, o como
¿Cómo podemos estimar esas potencialidadt's? ¿Ha.**a dónde dtbe llevar |H>vlría llamárseles en pencral. grado*» de eomplaceneia. Predecir cuál
«na persona su e d u c a c iÓ J i formal? ¿Para que tipo d e trabajo de toda e\] orirncia rc«ulrnr.T satisfactoria o no, rs in»p<>sible hasta para el propio
la vida muestra mayor aptitud? ¿A que niveles puede diiírut,»r de lo* in*ú\iduo. por ícr tanto lo que dej>ende de !« que él aporta a la experien-
vaíoTcs y crearlos? ¿Qué ciase de orden social es más con<j'iconto ni des­ <ia. y tan poco relativamvíitr lo que depende de la natnralera de la e\-
arrollo de esas potencialidudes? ¿Que clase de instrucción escolar asegu­ l«erirneia en La vara de medir subjetiva sólo puede usarla un individuo
rará tal desarrollo? en su pri'pirt j>crsona y él es la m.ixima autoridad para juzgar lo que
4. ¿Toma en cuenta la estimación objetiva de la vid<t buena la dinun* encuentra cuando la aplica.
síón de aburrimiento e interés? Indudablemente que sí. pero una vez L.i eslimacióíi objetiva, en cambio, se basa en lo que concebimos
más la pcrs|>ecliva desde la cual se juzga la vida e^ un tanto diferente que sería satisfactoiir» para el grupo en general, y a la larga. Del grupo
de la del individuo. Puede sentirse aburrimiento y monotonía debido a aprendemos qué cnaildadr? de caráríer y comy>ortamiento ha decidido,
falta de variedad en la vida. Ha?ta los banquetes y alegres celebraciones, tras siglos <le expi*rimentación em]JÍrica, que sí conducen al bienestar
si son continuos y constantes, llegan a hastiar. Puede encontrarse que la eoieetivo, y ai rendemrK a admirarlas en nosotros n>i.’'mos y a oxigínioslas,
vida es insípida porque cl futuro no guarda nada que se di*see murho o níí coni" a íleriandarlas de ios demás. Kn suma, se convierte en una
no tiene sorpresas relacionadas con su obtención. La aficiqn inveterada al <leuda. ¡)rÍmero paia con el ?rupo y dí-spués para con nuestra pnipia
juego de muy bien puede ser síntoma de una vida que h.i perdido ivrsona.
su capacidad para la sorpresa o la tensión. K¡ jue^o satisface e^is afi* Y así orurre que, aunque el seivicio militar sea satisfactorio para el
ciones como lo hacen las campañas políticas y los eventos deportivos. prupo. pu«'dc no hacer feliz al sohlado, y los i\ombn*s que padecen como
Desde el punto de vista objetivo, para que uria vida sea buena nu sólo Job, que hnv en el mundo, se prejiuntan por qui? cl bueno ha de sufrir
debe tener tensión, sino que esta tensión tiene que ser de cierta clase, o tanto mientra** cl malvado prospera. Podemos hacer a un lado esta sitúa-
más bien, porvenir de cierta clase de aetiviilad. Para que purda ser cali­ ción eomo un misterio eó«mico o confiar romo les estoicos «'n que todo se.
ficada como buena, la tensión debe emanar del esíuerzo por llegar a una comprend' T/i cuando ?c snmcji las cuentas finales del universa. Podemos
meta que en alguna forma contribuya al bien común. Un hombre que decir que hados malignos persiguen a los hombres para frustrar sus más
ha llevado «nu vida iiUercsajilc saltando de uil empleo a otro, de tm país dcccfítes a.-*])iracivne.<, o que el individuo es corrompido por naturaleza,
a otro, o de un amorío a otro; puede despertar secreta envidia, pero sí jwr lo que .'iempre está en de>iacuerdo con la socÍc«lad, o a la inversa,
acaso llegamos o admirarlo, es porque mueslra una despreot «pación por qur (a .^«Kiedad e? tan eorrornpidj que si<*mpr<* está envileciendo n sus
la sej^ridad y las cosas convencionales, una especie de valor y atreví* miembros.
miento que jjosotros no jioseemos. Y sin embargo, bay reventimiento mez­
clado con esa admiración, porque comprendemos que su lil)»;rtad y des­ fi-.unión de ia i f^límurtoru's subjethxis y objiHiras
preocupación son comprados a costa de nuestra vfclavíUid y timidez. P\u-de
Cualquier concepto que separe demasiado las c>limaciüncs subjetivas
permitirse no tejer ni hilar jK>rque nosotros hilamos y tejemos por él. y olijeli\as so mete on dificultades, tanto en teoría como en la práctica.
Demandamos por tanlo en nuestros juicios reflexivos, que la calidad Teóricamente, un univer-co en cl que lu bondad o rectitud individual se
de interesante de la vida derive del empeño por alcanzar grandes ñutos, contraponi: a lu bondad en sociedad, es un uniserso incongruente y torpc.^
que desarrollen las facultades del jndividuo para el bien común. Tales
emperlos requieren valor, y la certeza de alcanzar las metas no es tan 7 Níancct K»^ni. compicndíendo esto, a Hios, M lihcíjad y la in*
mo.talid.id L.e maticru tal. que las discrepancias entre rl n'.érítu y la frlirttlad
grande como para eliminar el riesgo y la excitación que acompañan a en este nmndo puedan corrci^iiíc en cl olro. Critica Ht ta Rnzón ?«»a, üxtrina
ias tareas difíciles. Este juicio es un reproche a la naturaleza del hombre; TwcvmícnUil del Métotlo, C'ap. II. Secc. 2.
52 EL HOMBRE, L\ SOCIEDAD Y LA ESCLBLA 53
LA VIDA BUENA COMO OBJETIVO DE LA EDUCACIÓN

Prácticamente, una separación Ir.n radical hacc casi iinix;«i!>lc itulucir al placer, pero es una búsqueda ilustrada y reflexiva. Es como un correctivo
individuo a corregir o modifirnr sus propias acciones, cuando van en con­ para el capricho indivi<lual y para la rigidez social. La fórmula de la
tra de sus impulsos y deseo?. Podemos ciertamente admirar y respetar vida buena prescribe el desarrollo dc nuestras facultades humanas, de
a una alma recta aunque infeliz, pero no oslamos dispuestos a cambiar-
manera que luncionen con »>n mínimo de fricción y desperdicio. En esle
nw por ella.

f La fiolución, al parecer, tslú en la promesa de que si onleiiamos nues­


tra conducta de acuerdo con ciertos principios, no sólo olilcndrcmos la
aprobación de nuestros semejantes sino taml)icn experimer.taremos placer,
caso» el grupo sc convieilc en una sociedad buena, y el individuo no
sólo satisface sus demandas sino que es verdaderamente feliz al hacerlo.

y este placer será mayor, más perdurable y satisfactorio que los placeres L a VIDA BUENA CO M O O B JE T IV O DE LA EDUCACIÓN
que acompañan a la acción no ordenada así.
Dicha promc-sa está implícita en el prinripio establecido por Ari>tó* Nadie estaría en desacuerdo con lo que se Ha dicho acerca de la
leles en su doctrina del placer. Él sosliene que toda actividad es complc*
conveniencia dc íorn)arnos una visión de la vida buena, como objetivo
mentada por su correspondiente placer. Cada uno de los sentidos y todo
fundamental dc la educación, pero a pesar de ello, sc presentarían algimas
acto corporal o mental va acoini>añado de un placer.® Hay placer en ver,
serias objeciones.
oír, comcr, correr y pensar» y cada actividad es intensificada por su
propio placer y obstaculizada por los placeres que acompañan a otras
1. Se objetaría que “vida buena” es una expresión muy amplia y que
actividades, “ ...p u e s las personas a quienes gu«la tocar la flauta son
poner la mira en ella es como ponerla en cl cielo. Para que pueda dirigir
incapaces dé prestar atención a los argumentos si escuclian a alguien
la actividad, un objetivo tiene que excluir mucho más que lo que inclu­
tocar la flauta”.^ placeres ajenos hacen casi lo mismo que las penas
ye; el blanco cs siempre una diminuta porción de lo que potlemos ver.
propias, “ya que las actividades son destruidus por sus'propias ponas”.
En un sentido, esla o!)jeción ha sido refutada por el análÍ5Ís de las
Por lo tanto, el placer es señal de que alguna función se está ejecu­
estimaciones objetivas y subjetivas de la vida buena, on cl que se ha tra­
tando bien, el dolor es señal de la situación contraria. El placer no es
tado de demostrar que hay un modo de unir a las dos. El mayor o menor
malo en sí, realmente os señal dc' cierto prado de bondad. Pero los place­
éxito que tengamos on vencer esla objeción, depende de la claridad con
res varían en calidad a la par con las actividades que completan: cuanto
que podamos indicar las clases dc comportamiento que dan a la \ida la
más alta es la actividad, más elevado cs el placer. ¿Cuáb-s son, entonces,
calidad de bondad y las que no se la dan. En otras palabras, tendremos
las aftividades “más alias” ? Para .\ristóteles las actividades supremas
que indicar lo que significamos al decir que una capacidad o función
del hombre son aquellas que, como las dcl pensamiento, lo distinguen de
liumana está trabajando bien o mal. Por ejemplo: ¿Cuándo está funcio­
otras formas de vida orgánica. Consecuentcjnente, la actividad dc escoger
nando bien la facultad humana dc pensar? ¿Puede asimismo funcionar
nuestros actos a la luz del pensamiento (pnidencia o el uso de la razón
menos bíetj? Dc ser así, ¿cuáles son los síntomas de esc mal funciona­
práctica) y la dc usar la razón para comprender la naturaleza de las
miento? ¿Cómo es que en una función humana puede dcscmj)cñar tanto
cosas (su actividad teórica), son las activiiladcs más altas, y los placeres
bien como mal?
que las acompañan son los placeres más elevados.^
La mayor o menor utilidad tpic cl conceplo de ima vida buena habrá
El hombre virtuoso sc convierte en la vara de medir la vida buena, y
de lener para la educación, dc|íondc también dcl acierto con que podamos
es una vara que hacc justicia, tanlo a la estimación individual subjetiva
identificar y estimar las potencialidades de cada alumno en cada una de
como a la social objetiva. Ucpresenta la bústiueda de la felicidad y el
las principales facultades humanas. ¿Podemos estimar la facultad de pen­
* Dft la Ética de Sic&maco, traducida por W. í>. Ross. Clarcnion Press sar? ¿Podemos diagnosticar la capacidad dcl individuo para comprender
Libro X , Cap. 4, 1175a. 21-22.
los valores económicos, sociales, estéticos y religiosos? Además, aun en
9 M is m a c b ra , 1175b, 3-5.
íO Misma obra, 1175b, 16*17. el caso de que las capacidades del individuo puedan ser estimadas, ¿hay
H ^ í» m a oI>ra. Libro X , Caps. 5-8. Debe observarse que la fcüridad no algo que la escuela pueda hacer para fomentar esas facultades en una di­
cs cl equivalente ni dcl placer ni dc la virtud. !..■» amjjiad, algunos bienes mate­ rección íleierininada? ¿Puede mejorar la escuela las facultades de pen­
riales y una poca de suerte, así como la virtud, son r.eccsario* para alcanzar la
felicidad. samiento, sentimiento c imaginación?
KL H OM BUH , LA SÜClKDAl) ^ LA i;Si:UKLA I.A VIÜA BUENA C O M O O B JET ÍV O DE LA EDUCACIÓN 55

Si estas cosas pueden hacerse, la objeción a la demasiada amplitud y Dicho de otra manera, la tarca a que se enfrenta cualquier punto de
también a la imposibilidad de predecir el cxito, quedarán refutadas, al viiita que se apegue a un concepto objetivo de la vida buena, es demostrar
menos en j>arle. Xo podemos predecir con prerisión los actc« ii:edianle los que la naturaleza humana tiene una estructura que en todas partes ee
que cada uhimiio en particular, tendrá o dejará de tener éxito en alcanzar la misma y que esa estructura demanda para su propia conservación, la
la seguridad, la liberación del dolor y una sensación ílc re.'illzacíón; pero forma dr arción característica de la vida “ buena” .
tal vez podamos preccdir la forma que tales actividades tendrán que Algunos escritores que no se apegan al concepto de una forma inmu­
adoptar para que la vida leáuhanle sea juzgada como buena. table de la vida bi:ena, quo sostienen más bien que es bueno todo aquello
Mn anticipación a los capítulos que siguen, llamaremos a estas formas que una cullura define como lal, o que una persona considera que lo os,
auiodclerminación, autorrealización y anloiuf^gración. Trataremos de <le- o que las circunsUncias así lo dictan, no se enfrentan a esa tarea. En
mostrar que cualquier acto tendrá que ser medido en eíta« tres dimensio­ cambio, lam|K)co necesitan realmente una fdosofia de educación, ya que
nes, para que sc le pueda calificar como contribuyente, a la bondad de ésta solamente cs necesaria cuando se está tratando de argumentar que «n
la vida. sistema de valores o una forma de vida cs realmente supíírior a otra, y
2. Pero, ¿con qué fundamenlo hacemos tales declaraciones? Ksto que un concepto de la naturaleza humana es más verdadero que otro.
nos trae a la segunda gran objeción a la vida buena, como objetivo fim- Pero los filósofos serios, que sostienen la relatividad de la experiencia
damental de la educación. La cuestión e.s aquí difícil, pero clara. Sim­ liumana, se empeñan también en encontrar normas que distinguen clara­
plemente se trata de dihicidar si el téimino *'bucno” se refiere a lo que mente enlre el bien y el mal y sus intentos para dar validez a tales normas
casualmenle gusta en un momenlo dado a alguna persona o personas, o sin la ayuda de principios absolutos, es una empresa intelectual de no
si hay una estruclnra on la personalidad humana, es decir, en la natura* escaso mcrilo. El éxito que puedan alcanzar es otra cueslión, pero sus
le¿a humana, que defina lo que cs bueno, ya sea que el individuo considere intentos prueban que los conceptos de la vida buena y de la naturaleza
que lo cs o que no lo cs, en cualquier momento. hiimana, no son nociones carentes de significado.
F^ta cueslión sc presentará en cada un«j de los capíttdos subsecuentes.
¿Con qué fundamento jwdcmos demandar de nosotros mismos o de los
demás, que una acción se prefiera a otra? ¿Por qué debieran poí»{K)ncr R esum en

los hombres la satisfacción de algunos de sus apetitos, cnaiulo satisfa.


cerlos sería lan placentero? ¿Por qué debo yo sacrificarme |>or ol bien Es frccuontc que las controversias sobre educación no conduzcí.n a
común cuando mi propio bien es claro e imperativo? ¿Por qué habrían nada, j>orque los contendientes tienen en perspectiva objetivos didácticos
de convertirse a nucslro sistema de valores nijcstros enemigos? que no están en el mismo nivel de generalidad. El nivel más elevado de
Por supuesto que podemos forzar al recalcitrante «himno, vecino, con­ tales objetivos es dar una n'X’íón de ia vida buena. Cuando tratamos
ciudadano o enemigo a hacer nuestra voluntad, si tenemos el poder y de formular esa noción, descubrimos que, aunque estamos muy de acuerdo
queremos ejercerlo. Este es un famoso argumento, argumf'iilum ad haca- s«jbre las características de una vida que se juzga buena, empleamos una
him (el argumento del garrote), y es uno de los asombrosas inislorios do \ara para medir nuestras propias vidas y otra un tanto diferente para
la vida humana que no lo aceptemos como válido. Los nnúnales inrnra medir las vidas de los demás. La estimación subjetiva se basa princi­
discuten la realidad social ni la validez de la fuerza bruta. palmente en lo placenteras o sallsfaclorias que nos parezcan nuestras
Pero la única alternativa al garrote (y ésle puede ser sicológico y propias vidas. Las eslimaciones objetivas también insisten en la compla­
sutil, tanto como físico y brutal) es la persuasión, es haccr un llantado cencia, pero la subordinan al deber hacia el bienestar común, a la calidad
a las facultades racionales de nuestro adversario. Solam<*nlo si somos del carácter y a una noción aproximada acerca de lo que tenemos derecho
capaces de demostrarle que s»is valores van en contra <ie su propia auto­ a esperar de la vida en un conjunto normal de circunstancias.
determinación, realización e integración, podemos persuadirlo racional- Las estimaciones subjetivas y objetivas pueden unirse según la doctrina
m«,*nle. Pero alguien diría: ¿Supongamos que 61 no quiere autodeiermi- aristotélica de que cl perfecto funcionamiento de cualquier capacidad
narse, realizarse e integrarse? Yo admitiré que no podría argumenlar humana, va acompañado del placer. La vida feliz es, por lanío, el resub
con un individuo así, pero también me asombraría de por qué lo sigo lado de la vida virtuosa, y ésta, a su vez, se logra cuando cultivamos
llamando un hombre. n\ieslras capacidades humanas hasta el máximo. En consecuencia, para
57
|.\ VIDA BUENA COMO OUJETIVO DE J.V EDUCACIÓN
56 El. JIOMDRL-, LA SOCIEDAD Y lA ESCUELA!

Fir.ney, A Soeiologicaí Philosophy of Educalion, Cap. 4. (Conscn-ador y centrado


la educación, la vida Ijuena como un objclivo se traduce en un programa
en (as insticucioncí.}
para ayudar ii cada individuo a sentar los cimientos de tal cultivo. KiielJcr, Exiil/nliaüsm and Educalion, Cap. 5.
dos principales objeciones a esle concepto son: 1) que la vida Uüch. Fujtí/aweftfcíf of Democratic Educalion, Caps. 3, 4. (Idealismo.)
buena cs una noción demasiado general para ser valiosa en la ilireccióii U n examen crítico dc diversos co»junlos dc objetivos didácticos sc encon­
dc la educación, y 2) que no j)uede ser defendido con fundamentos ra* trará en:
Sniith y otros, Fundameniah of Curriculum Developmtnt, Cap. 7.
cionales. Los capítulos resitante^ están dedicados en gran parle a refutar
esas objeciones.

P r O B ( ,£ M A & ta ra d is c u s ió n E IN V B S T IO A C tÓ N

1. Estudie las páginas 161-193 dc Hcltcíic Philoiophy of Educaíitn dc


Brnbacher, sobre diversos conceptos <le objeii\-os dc la educación. ¿Cómo sc apli*
ca nuestra propia discusión a esos conceptos?
2. Los cstudianlcs avanzados deben haccr la misma clase de análisis con
respecto al material contenido en el cuadragésimo primer Anuario dc la N.S.S.E.,
Parte I., Philotophief of Edueation, en el quincuagésimo cuarto Anuario, P.irtc I.
3. Contemplando el escenario noricamericano, ¿puede usted concebir tipos
dc vidas que fueran consideradas como buenas por considerables porciones de la
población?
4. Estudie las memorias de Winston Churchill, la vida dc Albert Schweitzer
o la dc Thorcau. ¿Son “buen.'ts" esas vidas? D r ser así^ ¿qu6*es lo que las
hace buenas?
5. Una buena ilustración dc lo que ocurre en la sociedad y la educación
cuando sc rompe cl acuerdo sobre la vida buena, la proporcionan los seis pri*
meros capítulos de Edueation and Sociat Inifgration, dc W . O . Stanley. Este
tema se presta a discusi«>ncs de mesa redonda o preparadas de antemano.
6. Estudie la lisia de objetiN-os de un plan dc estudios para algún sistema
escolar. Véase si se pvicde disponer en orden jerárquico los objetivos anotados
en esla lista, basándose en los niveles dc gcncialidad.

S u O G S T IO N E S VARA l.K C T L 'R A S MÁS EXTEN SAS

Para una información bibliográfica más completa acerca de las obras que
se anotan a continuación, véase la bibliografía general.
Brubachcr, Edeclic PhUosophy of Educalion, Tema 8.
----- , M odttn Phiiosophies of Educalion, pp. 105*112.
Para el método realista clásico:
.‘Vrislóteics, Ético de Xicómaco, Libro X.
Platón, La Repáblica. 400 C * 403 C, 521 C - 531 C.
W ild, An I n i T o d u c í i o n l o Realislic Philosophy, Cap. 2.
Para tomar muestras de conceptos instnnncnialistas o expcrimenialistas:
Childs, Educalion and Aforáis, Caps. 2, 3.
Dewey, Detnocracy and Educalion, Caps. 4, 8.
Masón, Educalional Ideáis in American Socieiy.
Wynne, Philoiophies of Edueation, Cap. 10.
Para algunos otros conceptos:
Bagley, Educational Valuet, passim. (Esencialismo).
Cunningham, P iiotal Problems of Edueation, Cap. 8 (Católico romano.)
r

La estructura y dinámica
de la personalidad

H eñios kSbozado las caiaclcrísllcas ele la vida buena como objetivo íun*
ilnmonlal de la educación, y lo hicimos después de examinar lo que los
hombres juzgan que es bueno, al estimar sus propias vidas y las de los de*
más. Llegamos a la conclusión que. aunque las estimaciones subjetivas y oh*
j«’tlvas difieren con frecuencia, quizá siempre, hay una unidad subyaccn*
le de la que amha« estimaciones emergen. Podemos llamar a esta unidad
la naturaleza del hombre o la estruclura de la personalidad humana.
Por lo lanío, debemos buscar aquellos rasgos generales que caracte­
rizan a lodos los hombres, independientemente de sus variaciones. Kl
educador efcclúa su labor con individuos, pero sólo los comprenderá y
entenderá su propia labor, cuando los vea como especímenes de la huma­
nidad en general.

E l fkincjpiü apetjtivo

El deseo, la e.«cascz, l.i carencia y la necesidad, inician y mantieneri


toda vida. Todos estos términos son nombres con que se designa un estado
transitorio en cl organismo, que producR tensión, lal como el cml>alsa*
miento de un río, cl estiramiento de un resorte o la compresión de un
gas producen una tensión qu« concentra energío. Kbla energía, cuando
es liberada, efectúa un trabajo, constituye una fuerza. Io d a filosofía
reconoce esle principio motor como la condición básica de cualqtiler vida.
Ko que distingue los numerosos grados de vida, son las formas que toma
este principio apetitivo. Una col necesita la tierra, el agua y la luz del
sol para nutrirse; un gusano neccsila una col.

Les deseos como nrct'sidades orgániras


Al nivel más simple, el principio apcíitivo se revela como una necesidad
de aquello que mantenga y reproduzca los tejidos, a la que se ha dado el

59
60 61
EL H O M D H R , LA SOCIEDAD Y LA E S C U L I ^ B I* »ST K U CrtH A Y DIN ÁM ICA DE l.\ PERSONALIDAD

nonilífc de impulsos fisiológicos o necesidades orgánicas. Nitiguna vi il>•(<«('« más liambrc y más incomodidad, luego encuentro alimento y siento
es po&ible a menos que se satisfagan dichas necesidades orgánicas. P •li\iü, después me viene cl sueño y duermo. Siento frío ahora y más tarde
lo lanío, estamos en lo justo «f llamarlas condiciones ní'cesarias de la vid ■if'ir, etcétera. Es muy posible que existan algunas espeeie.s animales en
)iuniana. ■•!«’ plano, pero con seguridad no se preocupan acerca do si sus deseos
La historia enseña que hay dos reaccitmcs extremas a este hecho b líhirran ser satisfechos y cómo. En realidad, .«i)n futuro ni pasado, ¿qué
sico. Hay una larga y respotnhle tradición, que data cuando menos dcs<*i l- xlría significar j>ara ellos la preocupación?
Sócrates, en cl sentido de que, aunque las necc.sidades orgánicas pueden K;i consecuencia, tenemos que ol'íervar otro he<'ho de la vida. Kl de
ser condicioncs necesarias para la vida, son también males necesario '(>if el protoplasma puede retener placeres y dolores m a s (tUá de su inme-
Muchas formas de religión consideran estos apetitos dcl cuerpo como oh., ocurrencia. Algunas de las circunstancias en lasque las necesidades
lácnlos a la vida espiritual, que deben ser reducidos al mínimo, discipll <•1 '.inicas fueron sentidas y satisfechas en el pasado, pueden llegar a servir
nados y controlados para que estorben lo menos posible a los más elcvadoj,
Kinw señales o avisos de que la satisfacción se aproxima. Cuando esto
deseos del alma y a las func\one$ de la mente. Sin embargo, ningima de
•turre, deciinus que el organismo ha aprendido algo, L’na rata que ha
esas religiones, ]>or mucho que puedan aprobar que el alma se libere del
í|>rcndi(Ío a recorrer un laberinto en su proce<limiento para obtener co*
cuerpo, aconseja deliberadamente el suicidio.
«lida ya no vive exclusivamente en cl instante actual. Usa su pasado para
La otra reacción a las necesidades orgánicas es que sólo ellas son
l't' ver el íuluro. Además de ios mensajes orgánicos del estómago puede
básicas, que tod.is las formas llamadas “su¡>criores” tlel deseo y lu \ida»
se originan en esas necesidades, y que nunca pueden elevarse tan j>or i<i;i-r ahora sensaciones aticipanlcs del placer, cuando el progreso en el
encima de sus orígenes como el hombre quisiera creer. Desde el antiguo' l iherínto es habitual y prometedor, y puedo tener sensaciones de dolor
materialismo griego de Dcmócrito y Epicuro, hasta el marxismo moder* «liando el experimentador está frustrando sus esfuerzos.
no, esta tradición lia considerado como parte de la sabiduría, ver la vída Así, la simple necesidad orgánica de nutrición se ha exlrndido hasta
Inimana como un efímero tránsito dcl polvo al polvo. Ese tránsito puede tiicluir un deseo de ciertas experiencias en el laberinto. Puede haber
hacerse más tolerable facilitando y asegurando más la satisfacción de las liu'-ta un deseo de ver al experimentador. Estos nuevos deseos no fueron
necesidades orgánicas. No es enteramente justo decir que el materialista ■teados por las necesidades orgánicas nusmas, sinu más bien |Xir el hecho
quiere vivir de pan solamente, |>ero a menos que se le j)roj)orcionc el ilf que las actividades del pasado no se han Iwrrado enteramente en el
suficiente, es seguro que se impacientará con los artificios que se empleen ►¡^leraa nervioso de la rata, y continúan obrando en cada “presenle” que
para pasarse sin cl. ftc va sucediendo. ix*s sicólogos llaman a esta ligazón un tanlo simple de
Tales diferencias en los puntos de vista acerca de las necesidades fisio* elementos que antes estaban separados, un acondicionamiento, como cuan-
lógicas, nos dan a conocer que en el hombre al menos, los deseos sobre* lio un perro aprende a responder al sonido de una campana romo si fuera
pasan el nivel de las necesidades orgánicos. Una col privada de lo que comida o señal de que la llegada de la misma es inminente.^
necesita, muere apaciblemente. No la compadecemos porque suponemos Nuestras simples necesidades físicas naturales se ramifican en deseos
que es inconsciente, tanto de su vida cowo de su destrucción. Una col
adquiridos, ya no meramente de alimento, sino de ciertos sal>ore3. arreglos
])uedc necesitar la luz solar jx t o no su.spira jK»r ella.
de la mesa y utensilios. Kl deseo de actividad sexual no es nteramenlc una
Consecuentemente, la percepción o senf-ibilidfld es el primer requisito
reacción a la actividad de las hormonas, sino que puede ser dcsj.>crtado
para hacer algo acerca de las necesidades orgánicas, excepto darlas por |Kir pensamientos acerca del sexo opucílo, por ver partes de la anatomía
acopladas. SI dar satisfacción a las necesidades orgánicas no prodvíjcra
no habilualmcnlc visibles, por el sonido de una voz o jx)r ciertas prendas
placer, y negárselas no causara dolor, serían mecanismos inconscientes
de vestir. El número y la variedad de objetos que pueden convertirse en
que ocurrieron o no; ní los espiritualistas las deplorarían ni los materia*
símbolos de la actividad sexual es lan grande, que es imposible decir
listas ins exaltarían.
a prior i qué objeto, si alguno hay, que en circunstancias apropiadas no
í,a sensibilidad o facultad de sentir las necesidades y su alivio, no es
bastante para explicar cl estratégico papel que desempeñan los deseos. pueda Jicgar a serlo.
Imaginemos una vida en la que nunca se experimenta nada más que el
1 Para u]U completa exposición de ias modernas teorías de aprender por
momento inmediatamente presente. Yo siento hambre y un ligero dolor, acondicionainiciuo, ver Learning Thtory and fiekaiior, de Mawrcr.
62 L L n O M U IlK . LA SOCIEDAD Y LA E S r.l'E L '^ M f l\ » ST K U C Ti:i!A ^ DIN AM ICA DE L A PERSONALIDAD

Otra caraclerística dí'l elemento deseante en la naturaleza hun'..ina, es


I.os stniiofos eonuf objftos del dt'SfO
•ll (<*guera. aunque ésta no cs completa.^ Exisle lo que Cannon ^ ha
Ifiinaílo la “sabiduría del cucrjKi”, aquel notable sistema de frenos y equi­
Loíi liotnlírcs no sólo desean lo que ?iis organismos demandan; gradual
librios para el inantcnimienlo de la cconomía corporal. Pero es una sabi-
mciUf Megan a amar con igual ardor las señales y símbolos dn tal .«atis
•l'iría relativamente fija, y por lo tanto, miope. Las secreciones glándula-
facción. Estas «añales alcanzan una aulonoinía ^ y poder propios, que on
que baí.en que cl cuerpo esté preparado par;» hacer frente a una
gran parte son iiKlcpendienles de íu origen y con frccuer.cia es difícil
• "rtingencia. pueden hacer de los hombres hcroe.e de fútbol, pero lambién
«iaber de dónde provienen, l ’n marido llega a casa candado c irritablej
•-‘ •■•U-n producirles úlceras c’iando llegan a funcionarios ejcculivos. La
Su esposa le sir\e un platillo mal condimcnlado. Si el marido se encoleriza»
diiduría dcl c\ie»’p*< es insufici'i'te para reconocer ios vei'.enos por el
no es porque ^u nutrición haya sufrido s^ino por que el platillo njal ^ui>ado • ibor, o j)ara ilar aviso anticiparlo de la inminencia de virus dañino, de
simboliza «na cíposa q\io incompetente o que uo lo ama, o ambas cosa^
JMmore.s cancerosos o de radiaeiones atómicas.
Pero una es¡josa quo no a n u a su marido simboliza a }*u ver im marido Decir (jue \ui deseo es ciego, no es sino decir que un apelito es impe-
desafortunado o indigno de «imor. Testamos muy lejos de las neccfidades i.itivo en «US demandas de satisfacción iimiediata. No prevé de por sí
oraánicas, ]>ero no por ello son mrno.« verdaderas la cólera e, jníelieidad que esta puede conducir al dolor, al exceso, a la saciedad y hasta a la
del marido.
r«*pugiuinciu. No ve que puede rstar en conflicto con otra*» necesidades
Esta expansión de los deseos mediante el aprendizaje, la imaginación
V deseos.
y la siml>olÍ2 aeÍón. tiene cuando menos dos resultados, l ’no de ellos es Fl deseo, la fuerza que hay detrás de toda acción humana, se revela
que no lodos los ríeseos son “necesarios” en el sentido en que el alimento ■imo un n:'ic!co de necwidades orgánicas y síquicas indispensables, rodea-
es “necesario” para )a vida. Si acaso sc les llama “n«’cesarios'’. es en el ib» de lo que aprendemos a amar u odiar mediante la educación, mediante
sentido de la neei*«5dad sicológica de conservar la personali<!ad y ui r ii-'tras facultades de imaginación y mediante más o menos al azar E«
sensación de biene«:ar. (jertf-s empeños son tan naturales para la perso^ por lo tanto rlnro que al nivel humano. 10*1 deseos, ya sea dcl cuerpo o
nalidad humana, como lo son sus anhelos de alimento, v como to<los los il<‘ la personalidad, no sc organizarán automáticamente dentro rlc la \ida
anhelos pueden quedar cubiertos con una capa de deseos que no son tan liuona. No [>odemo$ confiar en el deseo para distinguir entre las nci'csi-
naturales. Mediante la imaginación y la simbolización pueden transfor­ dades realeos dcl intlividuo y sus necesidades “ sentidas’*. E«to nos Heva,
marse en deseos torcidos y perversos, o en la^ más nobles aspiraciones e por consiguiente, a la segimda etapa de nuestra búsqueda, o sea la de los
ideales. principio’^ pí)T los que se controla y se organiza la fuerza motriz del deseo.
El otro resultado es que los de^eos ramificados, simbólicos o di*rivados
tienen un amplio campo de acción para ser salisfecho«. l..as satisfacciones
Im educación y el principio apetitivo
son tan variadas como los deseo? niísnios. por lo que. aunque la imagi­
nación engendra una pesada carga para el bombit*. le proporciona tam­
foinm más rl.^ra de dicho control se encuentra en el adiestramicn-
bién, hasta cierto punto, los medios para soportarla.
lo que cada niño recibe acerca de lo ((ue debe amar y lo que debe odiar.
Eo que se ha dicho acerca de la ramificación de Iom deseos, no debe Platón. cM í.(i Hepública, reconoció esto tan claramente ((ue prescribió
<larnos la noción de qv\e cada uro de nosotros ennslTUve independiente* para la infancia y niñez de sus reyes filósofos, uu riguro-io períoilo de
mente su propio sistema de devo.? con la pura imaginación. La gran ncondicionamicnto que ios hiciera amar y odiar lo que sus mentores qui-
mayoría de nuf-tros deseos provienen de la cultura que va ha calificado sienu’ que an-aran y odiaran. Estableció también una censura de loda
c’omo “<Iesca}'ir.«.*’ e “ indeseables” a los fir.es que los hombres persiguen Ültraluta, drama y música, para que la población aduíta no pu'Hera con­
en su vida cotidiana. Paia algunos, esto simplifica el problema de deridir taminar fácilmente ese adiestramiento.
qué es lo que “<le)ucra’’ ser deseado; para otro*, los estereotij>os culturales Platón ha sido duramente criticado por ello. Imponer gustos y aver­
complican las ro««.s n»ás todavía.^ siones de adultos a niños indefensos, huele a simio autoritarismo. Des-

2 lx> qii« G. Allport ha üamado "aulonoinía íur.cional”. * .■\r¡st<ítelcj ob<''n--ó que algunos de nuestrot apc:itos tienen tcndcncia a
i r.n Hutaun Poti'ttUlüif^. ííardncr Mnrpliy « rcíieri; a esas coníorit;acio- obedecer el principio rartonal.
nes rulturales c-omo segunda i:aturalc;'A humana. 5 ('atuion The U'isdom of tke DoJy.
64 EL irOMBIÍE, LA SOCIEDAD Y I.A i:sr.rKLA
I \ i:STfU:CTlHA Y DINÁ:.flCA DE LA I'EKSONALID a I) 65
aíorUinnflnmi’ntc. nadie ha cncotilrailo una ahernativa razonable. Cada
comuniilad Ucnc un conjunlo de actitudes, frustos y aversiones ya forma* tii; liir.itadu control sobre la comunidad y los compañeros de juegos do
das, que ini|>onc a la joven generaci«>n con mayor o menor éxili'». sin hijos. Su justificación ]>ara imponer avbilrarianionie actitu<,l'*s a mjs
pensar mucho cji ello. l-!n cn.'ihjuier cultura, democrática o aulíM'r/itica, li;¡<»s, debe provenir de la facultad que tengan para eriticar propia*»
la imposición d<- normas de amor y odio es la regla y no la execpción. ti'iides a la luz dcl conocimiento y la razón, cosa qu<í sus hijos no
Si desechamos la riguroí-a y radical .«olución de l*laU'»n a esic proMe* j'iJL'deii haccr todavía. La educación dc loa nifv:.' cs, en el mejor «le ios
ma, uo lo hacemos doaparcrer. solamente lo lurnnmu' a lo.< pa<lres y a . foi. (tn juego de azar: los padres só)o pueden hacer eso juego tan rario-
los ciuda<lanü«. l/»s padro« tienen que tratar do formar ciertas actitudes ítal como sea j>o.^ible.
lo mejor que puedan, y los ciudadano? lienen que controlar de algún Esifi- di^ijosiciones simple.'-, espontáneas y uo razonabU;, del scntimien*
modo aquellas fuerzas en la comunidad, que juidirran subvertir .«u? es* lo. son la materia prima que la escuela y la creclenlc inlcligencia del niño
fuerzo?. r ]i-den Irans^formai, si las circunstancias smi propicias, e;i una comliicta
I.os padres que comprenden la coixiplcjidad fiel adiestramiento infantil, i-uonadj y reflexiva. La escuela ya ha do.^cubj^rto que el conocimienlo
sc sienten explicablemente d«-?alenlados, sobre todo cuando ven que cada \la exhoitación coi;siguon ]>oco cu ausencia dc esla 1nena materia prinja.
manual <!«• atención a la niñez les dice en un párrafo lo que del»e hacerse, Mionlja*^ la escuela paM? por alto este ho(-ho, continuará proniellendo lo
y en el siguiente les advierte que no hay dos individuos iguales y que, por iiue a menudo no puede cumplir: una reforma d il oar.'iclor. La impor*
lo tanto, la regla puede ser aplicable o no a stis lujos. Sc insta a los i.ij.-i' (JUC dan los modernos nwvlmienlo.< de la hii:V'nc nv’nlnl a la salud
padres a no ser ásperos con fUs hijos, pero no a consentirlos dema.Mado; ‘ m«-.cionaÍ, cs efetliva, pero la insislencia en que e.4a es ln labor primor*
a (hiecrlos sociables, pero no a aplastar fU ])er.*onalidad: y a amarlos, din! dc ia cicucla, es m.ís dudow. escuela rara vez representa im
pero a no hacerlos dej>endientes de ese amor. Aristóteles vio desde hace mu­ :ii‘>go sicoh'isleo paia I - niños que t.-lán emocionnlmente ^ano.s y rara
cho que la aproximación al medio, entre tales extremo^», na es una cues* l.'i im remedio para los que no lo (>-lán. l,a responsabilidad de la
tión de cálculo exacto. Sólo por experit iicia ])odemos reconocer cl mo­ •• vnmu la dc los jnulrts, es no frus.trar indebi<lnncnte al alunmo,
mento preciso en que mi niño puede soportar una ligera íru^tración. No >-iiio ayudarlo a cargar la Impedimonl.t <b la vida, ."'ir» eml atgo, no cum-
hay prinripio o fórnnda que pueda .'iu'.liluir a la exi>erieneia. Ksto sig­
[•le la parte (pie le corresjKmdc medíanle cl acondir'o*rn)iento arbi-
nifica que los errores en la crianza del niño .^on inevitables y que los
irario que es caraclcrístieo de los primeros año«i de ¿idi<-?ramiento en el
accidentes son ineludibles. Conviene reconocer estas limitaciones desde cl
li-;. ar. L'«- macsUoí no son nodrizas, ni médicos ^ií|uía(ras.
principin. en bien de padres e hijos por igual. Xuc.<lro ronocimlenlo de
estas materias es aún tan escaso, que no podemos eslar seguros de cuándo
un error en la educación del niño resulte ser ]>erjudicial. o benéfico. A i .t o d k ie í in i in a c j ó n
í.a protección contra la frustración y dolor innecesarios engendra en
el niño un amor al padre, que fomenta la seguridad emocional: el desa­ I .1 e a i r ’r r í s t i f a n i.K ger.er.sl d r l i \i< la h i ’:n.ii¿‘i • la <!e - r r agitad.»

rrollo dc SMS íacuUades engendra \ina sensación de iipliUul. Si se le dan p o r u n e o n ju a l o d c de>e<’5 q u e sí* o r i g in a n -n i;í • *>id.i<b-.s fín ic a s y s íq u ic a s

estas dos ventajas, el niño comprende las actitudes de los ]»adres haci;i los nilU T alc i>‘ ro qui* l e n n i u u n , ':racia'> a la m tju i i l a o ;;i> -.u n a e jó n , e n u n «

valores dc la vida, cualesquiera que estos .sean, fil amaría lo que ellos '• . r d a J c r u ‘ i l\a d e careii« í.:-- n e c í'iv ^ '‘i i* ' r> p ija e li:::e s h u m a n a s a d ­

amen, temerá lo que temaii y odiará lo que odien. Kn au?encia dc cslas q u irid a '^ .
actitin!e«, <‘l aprendizaje también se efectúa, y rápidamente, pero lo que
el niño aprende es a tomar venganza en sus pariros o compañero?. Se ,1 :;,’nto (it'l Vo Y .7 Otro
convierte en un niño neurótico.
Xo atañe a una filosofía dc la e»luraeión explicar lo.« detalles del cui­ - •' ■ n úu'.ti!». .sin nii {«ara -•'‘ i'L'. . I ! or humui.
dado Y adiestramicnlo Infantil. Sin embargo, debe tenerse en mente que, ' . la .'II i-.i qiii .' ‘niüa d.'. -ilii.ii ti’r • ,r. ‘ p :!.■)
por numerosas que sean las precauciones tomada? por los padres, no será . i • •'•.%i".« y :t>.¡ .ulos. I.'" i|. .m - • . M nJ.'.n
posible eliminar totalmente lo«; factores fortuitos que intervienen en oi , 1 .-.I un,'; i-'i.. -.‘v ''h-fí';- - II. . "■ iC .
desarrollo de una personalidad humana. Los padres sólo pueden ejercer -s li .i-'rla t'V'-''‘a .! • -i'^e • •
4- r príncíp í ol V-. y •' I . »r'.o líí
é6 EL HOMBRE, LA SOCIEDAD Y LA E SCU F.LA LA K srn fí;T i:n A y d lv á m ic a d i: La p e r so n a lid a d 67

deseos fuera automáticamente salisfccho, yo tio sentiría el esfuer/o ni el V para liac^rlo es necesaria alguna clase de teoría acerca del ser. Por
obstáculo. No tendría ocasión de distinguirme de lo que me rodoa. f■je^^p)o. existe el hccho d<» que Ja e.vperiencía humana lienc cierta con-
Pero muy pronto tropezamos, en el proceso de desear, con cl hccho linuidad. a pesar de las lagunas que le son impuestas )>or el sueño y la
<Je que unos deseos se satisfacen y otros no. Tardo o temprano cntoniramos inconsciencia. Entre los diarios cambios y avetiluras, el grueso de mi
objetos que no podemos mo\er con la fuerza de que disponemos, ni siquie­ «‘Xj>er{cncia parece agruparse en lomo a un ntlclco, la que hoy se arre­
ra llorando a gritos y por largo licmpo. Esto señala el descubrimíetito piente de haberla cometido y la que mañana volverá tal vez a cometerla.
<)‘;1 Otro, o de aquello que no puedo controlar. La personalidad y la No sólo recuerdo lo que me ocurrió hacc una semana, sino que lo recuerdo
frustración, si bien no son inseparables, no están en verdad muy lejos una romo experiencia mía y no de mí vecino.®
de otra. Si no hubiera frustración de ningún deseo, ni siquiera la frustra­ V illiam James ^ opinó que osla continuidad podría ser explicada por
ción de Ift tardanza» sería difícil concebir cómo pudieran couM<leraTí^ las encadenamiento o por una especie de empalmadura de una experiencia
cosas o personas de otra manera que como extensiones de nuestro propio eon la que la sigue, de manera que en tni momento dado, eualesquier
cuerpo. Mediante la frustración descubro que tengo deseos, satisfacciones dos motivos de experiencia tendrían algo en común, líergson.^® creyen­
y dolores; que posiblemente existan otros ‘’Egos” que proceden de manera do que toda nuestra experiencia anterior se conserva de algún modo en el
st-mejanle y que hay cosas que proceden diferentemente del Yo. En toda ]>resente, con''ibió al ser como algo que sólo puede eoptarsc en un acto
esta confusión, io único <{uc parece cierto es que yo tengo fuerza, pero de intuición.
i^ue no toda la fuerza es mía.* Podemoí? comprender estos hechos observando que cada ser humano es
Debido a que tengo memoria e imaginación, puedo recordar que la un individuo real, con un estilo de existencia peculiar a los seres. Pode­
sa'isfacción de un deseo me produjo placer y la de otro no, y no puedo ima­ mos llamar a este estilo su estructura formal, tsta estructura permanece
ginar que al mismo tiempo tengo el dinero y las cosas buenas que con éi igual mientras el individuo continúe vi\iendo. .4sí, él tiene cierta clase
se compran. Llega por tanto un momento en el que sospecho que los de cueq» con ciertas clases de órganos que mantienen la vida de ciertas
deseo? posiblemente son engañosos. Se presentan la <luda y la indecisión maneras. Tiene también ciertos modos de sal>er, sentir, recordar c ima­
y me pongo a deliberar acerca de los méritos de los debeos, en vez de ginar. Estos pueden variar en diferentes hombres y, por tanlo, lo que
precipitarme a satisfacerlos. Me he separado de los deseos, al menos mo- '‘abemos, recordumos, imaginamos y sentimos, camlda de momento a mo­
mentáneameiae, con objeto de examinarlos, y me mantengo a Cía distan­ mento. Pero la estructura no cambia mientras el individuo siga siendo
cia experimental hasta que escojo uno en vez de olro. Así descubro que tm hombre, Podemos llamar a esta estruclura la .sustancia o la naturaleza
no soy meramente la suma de mis deseos. "«ustaiieial del hombre. Kl ser es también sustancial en este sentido. El
Así llegamos a la noción de un Ser. un “Y u” que tiene deseos, que «cr no e.s un trozo sóli<lo de algo, es una paula de actividad y de esa
decide y escoge, y que sufre, piensa y obra. En la historia de la filosofía pauta nos ocuparemos en el resto de este capíHilo. Es lo que daremos a
esto ha conducido al concepto de) ser o el alma, como una especie de j-us* entender por naturaleza humana. Es esta pauta la que da a cada ser su
tanda espiritual que permanece constante, mientras que su« actos y su cunlíítutdad pe^du^rtbl^^ En cualquier momejilo, e) .ser es lo qtte ha hecho
contenido cambian de momento a momento. Se ha sostenido que esta ohna y lo que est.í csíorzándo«e por hacer. En los momentos en que eátá des­
es Inmortal c inmaterial, que puede ser salvada o condenada. pierto, en condiciones normales, es consciente de la unidad de esta pauta,
Ha habido filósofos, como Hume, que no puvUcron encontrar dicha es consciente de sí mismo. E( ser es una norma para vivir.
entidad, pues en dondequiera que buscaron al ser encontraron solamente Dtiranle el sueño o una profiuidá anestesia, es la continuidad de los
lo que estaba haciendo, y no lo que era, aparte de esas acciones.^ tejidos \ivos, cada cual con su propio modo de esforzarse, !a que mantiene
No tenemos que resolver en este punto ese prohlenia metafísiro. j>ero intacta la norma de vida del individuo. Solamente el cerebro, o más bien
hay ei^Ttos hechos de la experiencia humana que necesitan ser explii ados, sus cfiilros superiores, han interrumpido sti funcionamiento normal. Es

6 U r.a in tc r c u n te exposición de este p rin c ip io , psiede cn co r.traric en cl tr.iia- 8 P ara u u a e.’tposición dft au ío sico lo g ía, \*<r, de B rig h tm an , In tro d u c lio n to
m ie n to q u e d a A as u b c l a la d e v a lu a c ió n dcl ego, en Jig o D e t n h p m e n i a n d i h t FhU ofopky, p p . 180 y ss. T a m b ié n , de O . W . A llp o rt, PersonaUty: A P íy c h o h g ie a l
P^rfortaU iy DisordtTs, C a p In te rp re ta tio n . C a p . 13. así fo m o dí- B ro u dy y Frecl, Psychology for C e n t r a l Edu-
S in e n b a r g o , c ito n o h a c ía leli'¿ a H u .tic , p u c i «observa que, “ X i pucd-^ catir^n, C.'jps. 2 y
corrcfcjr isiis cpit.ioncs anteriores, ni sé c ó m o h ac cr’as com patibles” . A T r f s t i -4 9 A P lu r a liitic Vnii:*rse, C a p . 5.
o f H u m a n S a tu r e , V o l. I I , p. 317. *0 B fiR s o n , en C r t a t ite E v o lu tio n , p p . 1-7.
68 El. ilrt.M R R i:, SOCIEDAD Y LA KSCUÍI.\ IA ESIRUCTUUV Y DIN A M ICA DE LA PERSONALIDAD 69

' •■•mo si, en cl lenguaje de Arislólele**, cl alma nulritivn, ol mol«!o corpo- Ser. existir en esa forma particular que llamamos “ humana*’, es prov^'-'^ar
Tí), haya aMUnido cl m a n d o . H a y j)crsonas gravcmenfc cnfom .ií que nuestro yo, del [ircscnte real hacia un futuro inexistente pero no ohst.iu’c
sijíucn viviendo cuando la conciencia ha dc.«apaiccido, y hasta los módico? concebible. Es el yo como un símbolu.
húhian de una voluntad de v í'ir que aparentenioiite no tiene nada que
ver con los peníonucnlos dcl paciente acerca de la cuestión.
F.l ) í> como tihrrl^:d

Í7 Yo como realidad y como ¡>osibilidad. Liegaiiv. alí' ia a otra etapa en el d?;cubr¡niM'nto del Yo v d»l Curo.
Ya iicmos hecho notar qtte la frustrarlón cs •.) rcrorte de la personalidad.
En cuahjuicr momento, yo, como individuo real y verdadero, ?oy cl Tenemos roncirncia dol yo cuan<lo comprendomo.*- que no sfjmos ontnipi-
resultado de rni historia total. Todas ias co«as que he hecho, pensado, l e n t " . f^n ro.-xlidad ni siquiera tan potentes com'* uue«tros «entÍd>'S qul«ioran
.«OMtido, recordadc, creído e imaginado, quedan registradas en mí. No que lo fni'ram»v. Y de u n golpe, lodo im<'stro -t tii-ne en .'ílta eMinia
como ocurrieron originainícnte. para ser fxacto, sino como eíecloa de e^as í-1 que [*f'ilnmos liberamos de la frustración.
ocurrencias. L'na re-^puesta a la pregunta ‘'¿Q ué soy yo?” es “Tú eves lo Al principio, la frustración dcl deseo «e con?idera mala porque o* do-
qu*' has sido”. !oto«a. pero do?pués. cuando hemos llegado sal>er que algunos dfs*H»
I'ero, t*n cada inMantí-. a lo largo de esa historia, yo estaba en tensión pr^duí’t'n dolor, no es lfl!:to lo (jue nos reiríamos contra la fnisira'-ión
hncia cl siguiente jnornfnto. hacia el futuro, y lo mismo estaba cada cé­ df'l deseo como contra la fru'-lra'.ión d'; la voluntad o la desaprobación de
lula de mi cuerpo. Kl organií*mo entero y cada una de sus partes cataba nu- nr.N pr^ÍT^ncia'. T'na preferencia no es meranvjile un deseo de hacor
.¡atando, con.scií*ntcniente o no, do conservar su carácter, ejercer sus /arul n tenor, es I stleeción de tal o cunl ol>jcto, a con^cuencia de la tencvi m,
tadrs y extend'.-r ?us efectos de niatiera de segurar su fifturo. Sin esta indecisión y deliberación. Y cv.ando 'tl''''ion;irnos «iempre cscogemi j 1.)
tensión hacia el futuro, difícilmonte jKídrlainos di'tinguír ios objeto^ ani­ mejor, h; acuerdo con las circunstancias y hasta donde nuestio stber
mados de ios imnimados. io* vivo.s de los muertos.^- .-^•an¿a. Ahora bien, si la persona siem)>íc esco(!e lo cpae conrüiií- como
.\sí, al nivrl d** la vida lujnianfl, en que no j=ólo ]K)dcmos vivir hacía »>v*j(,r, cualquier cosa que frustra o impid? llevar a cabo la íelercicn. ic
el futuro sino también tener cor.eicnria de que Ío estamos haciendo, cl yo párete inah. F-^lo cs lo que entendemos por l¡l«?itad de albedrío; no cs
jiicde címsidexarse como constituido por sus {>osibiiitladcs concebible*.
h facultad de hac<-r cualquier coí-í que queramos o deseamos, sino la
¿Qué soy yo rtabnente? Quizá lo que verdadoriniu’ntc me exprese sca>t
lib ri.id tU- ejuentar nu<*?lr.is deoisioncs deliberada*. Por lo tanto, c-i ii*
mis esperanzas y planes, lo que querría ser en ei siguienic momento fie mi
bci tiid es cl piim<"t bien y avjucilio qn • la íínpido cs el primer mal.
lidu. Esta visión cs forma<la a ti:tv<s de tni trxpcricrcia anterior, pero t-s
l ’na mti', ; q u i‘ t-1 ser? F.l ^.or i^s >u lii « itad. son f-u.> ])roye<*tn«
;ina selección de f»a experiencia, basada en la rleceión, ri p<-:i!4a!nirnío
.‘'^bidanií’M?! o-'.«.j;Ídos. íU elección de un phiu ¿v awión. Hasta dondr
'•; ñnaginacíón.
• m<* [UTirnta Cí4a libertad, sc inc deja ser; iia.-ta donde se me restrinja,
Fl sí*r es lo que la mente concibe eomo mis posil'i!'dade«. M i wrdadt-H'
f4-< no es moramente lo que Iht experimeiiiado haíi.i la ft^i i. Todo í>o M.* rcdu* uil .'jCt. Si prefiero ir-i^enic ro en \c/. de dc'Ctor y las circuns-
ha sido reacoinodado y coní<-r\Kdo .^imhtUicamonle *‘ii lus . ranra« y larK’ > me impiden lle\ar calio este proyctu». parte de mí ha siilo
planes que leneo para una vida que tuda\ía no he vivido. A ía«í ■momt n- dfí-truida. Para con*’nuar como un ser, tcn^’co q»K- rchacemie en \m nu-'vo
to proyccte nú p.í^idc haci.i u»m j»:!¡'iii<iad f’Uu’a. \ u hai.c.Ui . 'ti: ^ pn>yeeto.
• -indo mí j>r-pi.T. j'eculiar u in«iividu.il nunera df ¿er, I j (|u.- uie l;i/' i l i ^mas HoLbcs t clocó al de.>eo de pa/. como medio para la propia
:?cr dccir qu^ soy "yo" y ;'.idie i;iós ■ 4 UC yo. í^ovserva' ióii, 4 .1 cl ])tinier lugar entre ins l« yes de la naUiralcza. Poro
Dbíérvcse qne el materia^ para mi proyección nc :ue oro.td* ;>ov l« propia con‘}tTvaeión siísiníica r«.ahnente la oonseiTocióo del sor, y cl
• que I ?die inÁs podría oarme >‘ la |Hruliar proyoi’cion. t i pji ' i- pt r no e-í «ó|o la vida que vivimos on cualquier níumenlo, sino la proyec*
If-menle lo que Sartre sig nift'i fuando habla de ntí corr.o mi pi V‘ c‘ • ri-'n de cllu como u'ia iK>s¡!>ilidad con respecto a nuestra tireferencia. os
•iecjr. a nuestra libertad. De aquí que el primer clereclio del hombro
H D4 - m a v n 'a r ..
t2 ''Frnoj.ic': p'a y W’ T he R itii^ fi I j R e c .- ^. ^^r
la rdK'rtad. v que renunciar a cíte derecho oíjuivalga a ce^'ir de existii^
S r r f c . / íjíí.íír ’ c*':..'; -1. *, ^ > eom<' un -¡ct hamano, ICs un suicidio espiiitual. l n suicidio de esa !nd(^

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70 E L IIO M H R K , L\ SOCIKI>\D Y L\ K S C f K L s r.V E S T R U C T IR A Y D IN Á M IC A DK L A PK U S O N A L ID A D 71

no cs imjwsible, el luíbito hcclio rutina, la narcomanía o cl excesivo amor íui nm buoi:as. La clave de la solución en esle caso, es la misma que en
a la conformi(l,vl, son pasos que sc dan en esa «lirección. V puede haber el dcl favorito dc la fortuna, o sea la existencia de un ser, que i^or sus
cosa l«\ como tm asesínalo osj/irilual. Es )a destrucción del ser como esfuerzos, dio aviso al mundo de que había uua parle de realidad que
creador de posibilidad. í>as tiranías modernas han comprendido que la lomar on cuenta.
destrucción de sus enenugos es dos veces más efectiva con ei asesitialo ¿Ks posible la libertad? ¿Qué es ol ser que lanto deseamos mantener
espiritual que con cl material. libre? ¿?on las ocluales definiciones y nociones de la libertad, congruen*
Kti resíimen: lan pronto como tenga conciencia de sí mismo y tan los Y c o m p a tib le s ?
pronto como ¡nicda reílexionar y escoger, cada liombre dcl>c conifiderar Recordemos que con llhcrlad de albedrío queremos decir n.\da más
su libertad de albedrío como un bien fundamental, y su frujtración como la liberta<l de escoger, la libertad de llevar a cabo nuestras decisiones
un mal. Podemos no convenir con él en cuanto a lo cjue escoge y podemos deliberadas. Todo lo que se opone a esto es un iínpedlmento a nueslra
no concederle la liberlítd que anhela, pero esto no altera su derecho a esa libertad. Hay muchos de esos impedimentos.
libertad. Por ejemplo: no escogemos nuestras necesidades orgánicas, conio la
Todo lo cual nos lleva a la conclusión <le que la o auiodcleT’ de tener haml)re, sed o sueño, e indepcndienícmonte de lo que escojamos
minación cs una do ¡us naturales y csciuiales dcl ser humano. Para y dc cómo lo hagamos, la líaturalcza de las cosas no se alterará por ello
que sea subjetiva u objclivamente buena, una vida lienc quo dar muf.«lras para ajustarse a nuestros deseos. Hasta nuestra estructura sicológica tiene
de baWr sido configurada desde -u interior por la persona quo la está cierta fijeza y regularidad quo no obedece a nuestros deseos, como en el
viviendo. .\q debe spr configurada ¡Xfr cl deseo soiamcnle, sino }x>r deseos caso de ciertos recuerdos humillantes que j>ergistcn en retornar a nueslra
sopesados y escogidos ¡Mr un ser ¡yensante, ¡xirte de cuya sustancia y coníicncia.
esencia mismas son las posibilidades dc conterlirse eii lo que pueda Basándose en eslo. algunos niegan totalmente ia existencia de libertad
imaginar. on ol hombre. Argumentan que nuestras preferencias mismas son deter­
minadas por fuerzas sobre las que no tenemos dominio y que si sentimos
que somoí? libres y que realmente estamos escogiendo, ese sentimiento se
l.ib*'rtad de albedrío debe a nttoslra ignorancia do las; causas que nos liacen senlir así. Hay,
alegarían, un dctcrminÍ5mo sicológico, fisiológico y lógico que decide
?uj>ongamos qu<* un hciníbrc cs el hijo favorito de la fortuna, qiu? las
|>or nosotios.
circunslancias concurren de manera que sin esfuerzo de su parle le llega Si hay un completo determinismo en la naturaleza y en el hombre, ob-
la riqueza, ln íama, la hermosura \ todo otro Vñen. Ciertamente sería viamej)le es de una índole que permite mucha variación, y si premuníamos
envidiado jx>r twlos aquellos a quienes esos bienes los llegan iliflcilnientc cómo ocurren esas variaciones, encontramos que cl determinismo no es
o no les llegan del todo. Pero, ¿ju/^a cl beneficiarlo de lan generosa tan rígido o absoluto como algunas veces se cree. Si por determinismo
buena suerte «^u vida como buena? ¿Como agradable? Sí por cierto, ontendcmo;* que todo tiene tina cíiusa, Jiingún hambre racional lo negaría.
aunque, no senlir nunca que lo que le ocurre es el resultado dc lo que él \o p<-*dríamos explicar nada si este principio fuera falso. En canibio. si
hace, ni poílor jamás lener mrrilo en alguna reali/ación, es simpleine?>le {Hir determinismo se entiende que toda nuestra experiencia es resultado
decir que él equivale a cero. Kl no cs tmda p<írque él no hace nada, es do fuer/as físicas, por lo que nuestras preferencias son tan predetermina­
solamente un conduelo j>or el que pasan los hechos, sin <juc inlenle siquie­ rlas como ol próximo eclipse solar, cuando menos un elemento de nuestra
ra afectar su corriente. ¿I*^ on verdad humana una vida así? experiencia, o sea nuestra í.ioultad de siml>olizar no lo confirma.
En cambio, ha liabido vidas en las que las circunstancias parecían Observamos anteriorraenle en este capítulo que ios deseos se multí-
empeñadas en doslniir al individuo, y sin embargo, tal“s vidas han sido pUcan porque los hombres pueden recordar e imaginar. Crcvcmente dicho,
una experiencia deja algo de sí misma para futura referencia. Hace un»
juzgadas como buenas, hasta por quienes las han sufrido. La vida dc
semana conocí a un hombre qxie me fue enteramente desagradable. No
Kpietoto. que fue esclavo, pudo no haber íido particularmente agradable;
ho vuelto a verlo desde entonces, y sin embargo me rehusó a asistir a una
ciertamente la vida de Job no fue siempre alegre y la de Espinosa fue
agobiada por el sufrimiento. Sin embargo, nítiguno de ellos ni de quienes fle.'íta en la que íc me dice que estará presente. Es claro que lo que cslá
los obscnaron, dudarían en juzgar qu , en cienos rospeclos, sus vidas Ver -4 Motifrn Introduelion lo phihsophy, Cap. 5, de Edwardj y Pap.
72 EL HOM nUi:, L V SOCIEDAD Y I A KSí;i'i:i.A I \ K¡iTUl.T l Uf<A Y DIN AM ICA P E LA I'KRSO N AI IPAD

dirigif ndo mi acción lu» es la prcscncia física do c«'.* lK>n)(>ro. sino in.í« i.t; ioNC y un poeta escribe una descripción que lodos los niños y niñas
bien una espccic de experiencia prc^onlo rjue o r^'pr^>s^*n!^t al tíf escuela tendrán que aprender de mf'moria.
honíhrc y a lo qtie sentí hacc «na ícniana. Kn esc momento puedo com* ;.Qué es entonces la lil eitad humana? Ks precis.imenh* esta posibi*
binar c«te símliolo con Is'» imágcne-i que comcíIv) tic cn^'o^trarmo nn> ’a- lldid de variar nuc'lras reaccione» a las fuerzas que no controlamos, de
nicnlc roM cl y <le tratar de eludirlo dnranlc toda la noche, y «o obítante, rr'ar nn mundo de posif>¡c^ reacciones, mediante la repn scTitación sim*
lodo esto «c vr-rifíca jnienlras estoy cu el presente. Toda esta “ aclividnd*' !>ólica de los hechos, tela de nuestra memoria y de nuestra imap:Ína*
se está dcsarrollanilo en términos de signijiaulo y no de acontecimientos. r;ón ritA tejida con esos hilos, que se prcslan a muchos, muchos dibujos.
Por supuesto qne se eslán efectuando aconlccimienlos en mí cciebro, ¿Por q;ié es que mi idra drl puente de nrf»oíclyn no lionc l.imaño ni
y «in ellos uo podría yo ^n^entar o u?ar símbolo^. Pero una vez que n.^re r -'so propios? ;.Por que puetlo. ‘*n mi imagi?.;!'i-jn. desarmarlo en un
un «ímbo!i>, adopta una vida de siíiiificndo que sus anlcpa«;idos ncur.i* •lí-ítantr? ¿Por qué p\i':d'j verme airojáiidomo de.s<le él mientras e<loy
lee nn tenían. Kti resumen, !• ? «ímbolr^ pueden ser manipulados y com* .l.:rmi».a'.do en ini -illón? Kste es cl onliguo misterio de la naturaleza
binado?, lo que no piiede hacerse con aquellas cosas a que se refieren Ho d<' h mente y ol siprificado, por una parle, y de lo> hechos materiales
que representar.». Pue»!.• ])en‘»ar en mía montaña de oro. en rl crímcti |>or la otra. Aquí hay una dualidad íunflamental entre dos órdenes de .H>r.
jy-rfeeto o en la mM)t* má* hella dol mnndo, sin necesidad de e?j>erar a fio.í'Mnos. como lr»s malerialislas. reducirlo lo<io a la cla’^^• dr mate
que esas entidader- llrpuen a existir. r^al qtu- l--^ l.erhos ti>'nen. ni podemos, como ios ide.ilislas, in«ii?tír en que
IxM berhos innttym míos en otros jkto *io se significan recíprocamen­ >-:r r-. .‘r rono<” ilo^ \ que ••'r conocido es tener la clase dr •»er que mía
te. Nf) s<?n íicercfl de nado. 0 un •*í .^>Ik '1o tiene. Po<lemo'- eonrluir, con Su.'^annc K. T.anger, que

.•Ssí. sr*nl. >iiu medusa, el color an-uillo o Ja rclaci<‘'n ‘‘más fjramlc 1 íiir^oliración es el acto cwnc:al de la mente, y que la mer.tc ajimila
q-jc’’, no »on r.! -*i:no de cHo* d« o arerca de ninguna c o » Son -'n»* : que lü <;uo Cí—únjnenic se llama pensamiento... En caf’a mente r:ay
plpir-.cntc clloi nii«'‘-:Oi. P<i ejcri'.plo: ¿acerca do q u í ci. ^n r v >. \ma enomie pro%iiión de ^*tn> niatejial simbólico, qi;c K il'dica .•» diferemc»
ineduí.'i? Para ser exactot. '•I concepto de la medusa es de o acftca d<* r lh , 1' o que q u i z á n o k u sa p a r a n a d a , u n f o n d o d e r c K r v a d e c o n c e p to s,
pero ella miuna no e« de .= acerca de niju-unn otra coía.l? ’jii ‘ •pe>-.ivít d e riqtieia incistal.^*

Ni los con*'cpl*»s. ni Vas ideas, ni siqtiiera las ¡másícnc's existen como I..' fo rm a en q u e <:sos dos ó rd e n e s de srr lle g a n a ju n ta r s e e n el cono*
las cosas maleri.il* =. (>bran -n miestros arlo? de saKer y jx-nKar para ; ij,. i i i ! '’. e« un p ro b le m a lécríico <lr e p is irm o lo g ía , d el q u e no Iratorom os
referirnos a coscts rcalr- o uuos a olios. t|r iij ,-rnos en este p u n to (v e r c ;ip ílu lo 5). Que se ju n te n e.s s in eoi-
Copoedirndo que «n o n>> ííene nr.da que decir accroa de íe n tir ham b re ' 'V ' he cho de im p '> rla n c ia v ita l p a r a la e s t iu t lu r a ue b |»er:ionalidad.
o no 'la s células y la q u ím ic a >lel cuerpo se encarcan de cll«’'', no hay mediante una i.Mnipulación tic .ímbolos llamada “pcr.samienlo
dos hombres qu e sati*ifa"an el ham bre d r la m ism a m anera. a«{ í'^m o no científico” como rl iiombie ba podido concebirse roniy niá.s que anima!,
duermen n i bii^.MM .'•u® ¡'arejas .sexuales ili l m i*m o m odo. P m d o uno como de origen divino, o como ur a fuonle de* Ixuulad. ¡unor y l*cllcza. Y
iinaainarse que com'* x-acando cl alim ento de u n a lata, o f p u n restaurante
medinnle la manipulación de símbolos ha exfoliado sus deseos en una
costoso o In.'-ta que om ile lotalincnte comer.
muliitud de ant«ji>s y capricho.*. H.» concebido ha.«ta máquinas terrible*
Xo p’.ii'd*' uno di jar de procurar )a se"urida<l «*mo.;ioncl, ‘•cr amado
nicnt'* deslruclor.is j»ara aumentar .'U i'jfelicidad, a.'ii romo temores y
por ser uno mi«nv> o estar scsniro de que ese amor no se perderá. Pem
a^.M^^tlades i>arn nublar sus horas de sueño o de vigilLi.
no hay dos homhr-- qur l.i procuren de la misma manera, lo cual es la
.\sí pues, dich» • jrosibiHdades sind>ólitas son U materia prima para
dcsc'iperaciór <?e siquialra« y de torio aquel que trata de entend.-r el com-
la cK« ' ión y drrifión: algun;is posibilidailrs son mojorrs que otras, p'jru la
porlíimlcnto humano.
clase de libertad de que i'mos estado hablando es anterior a ambas. La
No puede uno ayudar o impedir que la ventisca sople y Incra novar,
iiberUd de pulabta. de empresa, do gubierno autónomo y de religión, son
pero un hond>r«r muere de ftío en ella, otro aprovecha la oportunida«l para
leer sin iiiterru|X'ión, un tercero liace una fortuna con las m.áquinas ha* Rei'r<4vicido con per de los editores, de P! iío:<'phy in a Seu- Kty,
úc Siiiannc K. Lanjier. p. 1! Cambridge. Mas».: Imprenta de la Universidad de
55 IIcnr>' B. Vcatrh. ’P >r una T-ógif* Realista’'. Tht Utturn lo John Harvard. Dcrr-vlios lejcrvieus en 1942 y 19ÍI [M cl prcsidenic y jnicíulros
^Vild. ed., p. 180. del (Colegio Harvard.
1 E L IIO M H RR, LA SOCIEDAD V L A ESCUE l B U C S fK U C T l.'riA Y DINÁM ICA PK L A I’ KKSONAI.JPAD 75

justamente aprecióla», no porque siempie originen iinenos actos o dccisiC- <in)bolo.< funcionan») />orquc están de acuerdo con osa estructura y otras
nes, sino porque sin lilícrlad se restringe la creoción y dislribución do podrán funcionar por la razón contraria. Ciorlos comportamientos
las posibilidades de cualquier clase. Cada hombre cs un fabricante pcitcn< inducirán a la jialud física y otro» no. Ciertos compoítamienlos nos harán
cial de )K)SÍbílldarí. restringirlo es limitar la ]>os)b¡lidad» cs encoger al ser]
'rllces y oíros no. Ciertas organizaciones sociales pro<iucirán la vida
líumano.*^ liuer.a y otras no. El mundo no cs un caos. Por el contrario, liene una
I'.iut3 y una dirección propias, 'l'oda cosa exislento li^nde a completarse,
I j RKHTAD n a t u r a l y LIBERTAD IIEFLEXJVA • realizar su forma, y “Aquello liacia lo que una entidad tiende esencial-
mrnte. aquello que realizará su naturaleza, es bueno para ella” .*®
Como las posibilidades pueden ser buenas o malas, la vida buena | Las regias del esftierzo cienlífico, las leyes de la evidencia, las leyes
depende de aqtielias que escojamos. Dado que hemos definido la libertafli ■I»' la lógica que ])re.«eribcn normas para la combinación de símbolos, y
como la posibilidad de que haya posibilidades, supongo que la buena K l,-yc5 de los símboii'is mi«mos. s^>n nuestra gnía para preferir o rccha-
libertad es aquella que seleccione las alternativas “'realemnle buenas” u x nueslros sueños, deseos y visiones. Uesulla un tanto paradójico que
para cl pensamiento y la acción. Ks posible, por ejemplo, alimentarse tuanlo más nos sujetemos a esas discij>linas. mayor será nuestra verdadera
mendÍHando, rebuscando en los depósitos de basura o trabajando. Si cl lilierlad. Pero esos yugos, guías o carriles, nunca pueden ser impuestos
traba], es la mejor posibilidad, debe serio porque alimenta más constante l"ir un iiombre a olro; o sc les acepta libremente o no se les acepta de
Y seguramente que ias otras alternativas, porque a la larga produce menos ningún modo.
frustraciones que ellas. Do acuerdo con el mismo razonamiento, juzga­ •Al revisar sus objetivos, el educador coloca la libertad o autodelermi-
ríamos que el riesgo artificial es una posibilidad “ mejor” que el sacrificio j Wtión en los primeros lugares de su lista, l’ero después de analizar el
de uu cordero a los dioses de la lluvia. •isfiiíioado y naturaleza de la llbfrtad. conjpíende que s<- necesitan do?
Por lo lanío, |)odemos distinguir enlre la Uberiad natural que cs sim­ ■l.ises un lanío distintas de eilucación para fomentar la libertad que
plemente la multiplicación de cosas posibles (por cualquier medio, la lii'nios llamado natural y la qiu? consideramos reflexiva.
ciencia, cl capricho, el deseo o el ensueño), y la libertad reflexiva, que
mide ci valor de las posibilidades en lo que respecta a sus consecuencias
para la vida buena como un todo. l.a primera es condición previa de la Eduración para la Uberiad natural
última, pero ésta es la que debe cultivarse en beneficio de aquélla. De
aquí que podamos decir <jue lodo homi>re tiene el derecho natura! de pen­ La capaeldnil pai* i-tiiender síjnliolos es esencial para la libertad na-
sar como quiera y tal vez de decir lo que quiera, pero que deberia pensar t<iraí. Li ser aumenta su libertad en proj>orción con las alt'.Tnativas d«'
y decir aqtieilo que. tras de haber reflexionado, crea que es cierto y va­ rieeción que pueda concebir. ¿Cónjo puede fomentarse esta facilidad
lioso. Cuanto más restringimos esle derecho natural, menos son las posibi­ lie eoncejwión simbólica mediante la educación?
lidades de enlre las cuales podemos escoger en nuestra libertad reflexiva.
Podemos ver ya que la verdadera libertad consisto un la elección y L Tenemos <(ue aprender lo ([ue son esos símbyb>s. A medida c(ue el
valuación reflexiva de las posibilidades que emanan de las actividades niño crcce. las cosas se van ligando a sus n-spectivos nombres. E.<?te pro­
slmi)ólicas de los hombres, en su libertad natural. El conocimienio es creo de nombrar se acelera rápidamente en la niñez, pero si se le deja
el quo transforma la libertad natural en libertad reflexiva. Cuanto más limitado a las demandas ordinarias de la vida cotúliana. puede dejar de
sabemos acerca de cómo obran la materia, la vida v los hombres, más po­ crecer. Sólu la inátrucción deliberada mantiene crí marcha el desarrollo
sibilidades podemo.'í concebir y con mayor seguridad podemos escoger d»-l vocabulario. La divlinción en el uso dcl lenguaje es uti resultado
enlre ellas. menos automático todavía ile la maduración. terminología de las d i­
I.^s posibilidades, efímeras como son, obtienen su sustancia de la versas ciencias, las marcadas diíevencias de significado y el us(> del Icn-
estructura de un mundo que uo cs efímero. Ciertas combinaciones de f¡uajc adecuado para expresar ligeros cambios de significación son adqui­
ridos, y rara vez sin osfuerzo c instrucción.
E» quÍ7^ a csla íacuhad creadora a la que Gardiier Murphy se refiere
romo la torcera naturaleza huir.ana, siendo la primera su estmctura biológica, y John W ü d ‘ ’T ffr.d c n c w : el Campo O n tü l^ ic o de ¡a f.tica” , The J'^urnal
la segunda su coberUira cultural. (Hum an Potentialitia.) «•/ Philoíoph}, X I .Í X : 14. 3 d ^ julio de 1952, p. 473.
76 EL HOMBKK, L\ SOCIKDAD Y LV ESCUEI KSTRCCTCIU Y DINAMICA DE LA PERSONALIDAD

1 ,0 q u e o c u r r e c o n lo s síitiIkíIo» )¡n g ¡iís i¡c o s e s n iá a e v id e n te a ú n f n


■./*frtc/rn para la libertad tcfUxiva
n i.'ilc ria d e f^íinUolos n in le n iá lic o s . A q u í c l < \c sa rro llo a u lo m á li c o i*k n i u j
|> cíjucño y la i r s l r u c c i ó n iiU''a<!Íva in d is p e n s a b le .
Suponiendo que cl alumno ha alcunzado un razonab!»! dominio de los
Kxi'ton latnl»icn los síinholus iiJados en las bellas arleí. í^ s mo\iinicr»^
liversos sistemas ríe símbolos, la educación para ía libertad reflexiva
tos do la fbn/a son ui>a e^pi’cie de .•‘Íniholoí!. c igualmente lo son la« notA»
1 •r.riste en enseñarle la.s diversa.s formas en íjuc el conwiniiento puede
muslcaloo. los ad' nianes «iramático?, los colores y Ins líneas. I.a bandera,
■iiiar a la pr.áctiea.
ln láividu do una Uiniba» cl jardíti bien cuidado v los uniforme.' del \v>
El conocimiento es una selección razvnaiU «U* » ntre los vuelos iinagi-
liria y la enfermera son símbolos, todos ellos, de aclividades o \aluroí
.ialí\o-s de la raza humana, l a literatura y Jas b/llas arlt's repre.«cnLan
corrientes en una socieda<l. Kl que la educación preocupe un pc.eo
■ inlfntos m is o menos fructíferos de, la sociedad en el uso dc lo.s sim*
menos p>ir :';la última clase tic símbolos, n«> «re debe a que soan mei'o*
I '■ 'los para expresar la vida emocional de los hombre?. Xo cierran las
útiles para la vitla sino solamente a f|Uc son aprendidos con bastante fí*i» I norias a una m;U amplia experimentación, pero eliminan la necesidad
liílad. sin iii>tiucción formal. IVro sin un esfuerzo intensivo y delibera«k>, I que cada generación repita errores de las que la antecedieron.
ci niño bien |iUrde )>crmanccer relativamente ignorante de la mayoría cl^ A<í pues, el conocimiento C5 cl "r.jn liberador si .■ =«.• le ii<a como gnia
Jot :i«:tema5 de símbolos. ia una mayor libertad en vez <le como un sustilnto dc olla. Natural*
2. Sin emUatí^. la sola inoiUda<l dc interpretación de símbolos no -i ii.ente, c? mejor absorl>er tonociitiicnlos que asimilar errore.«. pero la
«ufi«'¡ente. \r ^rifamos di>r>o«ícÍ<^n para \i*ar esta habilidad en la prod ie«, rimple absorcióti, aumpio a\nda i prot<í;«T al honibre de ser un torj)e.
ci»>n de nuevas combinaciones. Afortiniadamente el niño pe«jiu-ño ti-ha no hace crecer ¡ju Cftatina como persona real, como ser real. Ser real cs
dote* v avidez a c?te respecto, en gran parte ]>orquc no ha «iilo variado -r-r fcl tcntro de I.j tírlividail creativa de roslb¡ltrla<le.s de proyectos. La
todavír. fn ríjjidos molde* de coniportainienlo por ¡“Us m ayrr:'. No ribj ib.sonión ticr.í* *juc ser xm medio de linnsformaeión.
Innle. < <^poutaneidad qui-da prov.to sujeta a presione’- dol h.Vi.ii^ La libertad reflexiva se atiene much*> también a cíeitas disposicionw
y la co.*tumí're. poi lo que para <iian<!o sale do la adolescen-'ia. su man*-r« , hábitos de pcnsami» lUo, tab-s como la dispo.><ieión de indagar las cau*
de hablar, d»' vestir, y su- prc-f<*renria«, se están congelando ya i n patrón la de cxan>inar las ¡iroposiciones a la luz de las pru;*bas que de ellaá
nc« relalívanvnlí- fijos «Ver capítulo 9 ). Cómo cons<‘rvar esa csponta- ' j.resentan. l.i fie teni'r la mente abierta a las hipótesis alternati\a.s. K>*
ni'idad. < -■' !ii‘'':t.id natural en los año.s sicuicnt'’«i dc la %ida. e-? imo >: di«|H»sicionc« y hábitos cuando so reúnen, forman la nienlc liK-rol o
nuestros jnol'lenias mayores. i' i-rada. Dado que las disriplina<i del conocimiento fidedi^fno fueron f.:r
muladas mediunlc estos mél<>dos, (1 d<.jn¡nio de una maleria .-ipaifira no
Fn T o -u m en . |) o r lo q o e r e s p e c ta a la l i b e r t a d n a t u r a l , el i d u c » i - i
i' -conocer !o,< helios, >ino también la disposición a pensar critica, lógi-
a* i l- r.i y a n ijih '.i e l c o n o c im ie n to d e l o i sim b o io .s p o r m e d io d e la c i l u r í ,
% ‘>i^t^málicunu•nle en ellos.
c ió n , y f o m e n ta l a f a c u l ta d c r e a t i v a d e l n iñ o , d á n d o le a b u n d a n l r s o p o p
^.^l vtz ei ejt-mj'Io de una escm-la cíonút. ;j\ud.-irá a aclarar las n !.i
t u n id a d c s d e c je r c e r l a .
<5'nes cutre l.f libertail natural y la r*‘fl*‘\i\;». l no de h*.'» punios ini)**>r-
P o r d i-íffra c ia , Ia l i b e r t a d n a t u r a l e n s í c« n n lu jo d« l a i n f a n c ia . \y
' de decisión en la vitia escol.''r. la elección de u ia carrera vo*..i-
i m j w r l a m u c h o lo q u e e l n i ñ o i m a g i n a , su-'-ña o p h n ie a . p o rí(u e .su a / - 1 -
•^nal. Mucl.o antes d«* Ib’-'.ir a la esniela .«•ujKri» r. k1 alumno puede
Tn e u ia d a y .'. v g u r a d a p o r s u s niH yore>. I..i» e o n s c c u e n c ia s d c p í .n ; '^
’• imasinado nu audaz j)araeaii!i‘-ta. un piloto de avión tic propulsión
d c f c a b r l l a d a s y lie d e s ro p i n c o n v e n ie n tf s. n o r e c a e n jir a v e m e n tc s o b r í é : !u\rro. un explorador dcl i>pacio o il gi>b»'•;;'-'!or dc l!>ladu. F-str*
o « o b re U s o c ie d a d .
■M .-tlvo juc;»o dc ideas c.s el cji fcieio de 'U libi-rtad l atviral y nad.i
Sit'. embarso. ciiando sc retira esa protección, como tarde o tcmpiar»¿ • ii'lrii:^iil'..- rer<‘ l:i :ili<lnd y el concrimivi;'.. de elh • onvlerten
tiet •' que fí'r. lo imjv>riaiite no es ya tener una ric|uo«:ri de merns j*osibiú Hl ; . < l i ' !as ; i!jda(ir* qu'* innpina *’n im; •'•ibilidade-. v ;:.t él. .\
dalles, sino Ss^bír seleccionar, dc entre í‘>a riqne/n. las posibilidades rra ■ Hd.j «¡u> u«a * M’]i;iI.Unr >u t n l e n í i l vjlu-
Icr^. lía IN'i'.'kdu «.-I momcíito de la imajíinación en bíer. de la activid i<l , I. . . . 0 \a re-Iu*. ¡i-t . Su e!- '>;ió’'. I .^' en >' j ’'n‘
con-lructiva. v para i '^io. Ia ?ola fluidez d< idea« no suíi. ifiit.. :ti i.'iii : •' • . es . :to de l i b'. tía-. r -fU -ivo. •• • ^
4.- • i; t'r'" • .-ión •'.■n <1 th ;•
78 EL HOMBKE, LA SOCIEDAD Y LA ESCUELA ESTnUCTt;RA Y DINA.VÍICA DE LA PERSONALIDAD 79

Innatas; 2) la riqueza de la cultura en que vive, y 3) la educación que


A u t o k h e a l iz a c ió n
«[•rovecha sus capacidades.
Es muestra de cordura no embrollarnos en el debate acerca de la
Si se admite que para que mía vida se juzgue buena debe llevar
l''*rencia del medio, especialmente mientras no podamos medir la capaci*
la marca de la aulodeierminac¡«>n. ¿es biiuim por el solo hccho de se
Lid independientemente de los factores dcl medio ambiente, que sólo
e&cogida libremente? Al;?unos filósofos equiparan el bien con la líber*
revelan sti presencia. Sin embargo, con monótona regularidad los niños
tad. Sarlre, el cxíátcncialista francés, dicf. por ejemplo: Una vez cona
Mcién nacidos muestran características estructurales que son genéricas
cíente de que a su abandono atribuye valor, ya no puede desear sino una
fn los hombres y no en los canguros. Las grandes difereiícias de realiza*
cosa que es la libertad conío base de todos sus valores”.*^ Un concepto!
fíón. en medio de las pcqueña.s diferencias del an)l»ientc, do/nuestran la
Inn extremo hace resallar cfoctivamenle la poüición estratégica de la li*
|ifcdominancia de las capacidades innatas, y lo mismo hacen los estudios
bertad, pero ésta no lleva consigo la garantía de sus propias consecuen
*obre madtiración.^
cías. En un sentido estricto, la lil>erlad debe ser libre para hacern
I^a autorrealiíación toma de la cultura su contenido particular; no
infelices. En la vida buena debe tomarse en cuenta qué es lo que se
li.iy otra fuente de donde pudiera venirle, f^os habitantes de Samoa no des-
escoge y cómo es escogido.
nrrollan sus músculos ni aprenden aritmética en campos de golf, y un
Se nos dice que en algunas islas de los mares del Sur la vida florece
norteamericano, si quiere comprender los valores religiosos, probablemente
cómoda y íflizmentr, en un clima Urnigno que hace que el esfuerzo, la
no lo hará en una ceremonia de tribus. La efectividad con que pueden
competcncia y los senlimientos de culpa sean la excepción a la regla. ¿Qué
«provecharse las facultades innatas de un ser, depende del valor potencial
es lo que hace pensar al hombre occidental que la vida en los mares del
do su cultura, como lo muestra el ejemplo de los samoanos. Personas
Sur no es tan buena como pudiera serlo? Aun después <lc dejar margen
excepcionales, especialmente si no les molestan las incomodidades sociales,
a las inclinaciones culturales y a la vertiginosa energía «de la vida norte*
pueden elevarse por encima de las limitaciones de su cultura, pero hasta
americana, queda un asomo de verdadera tristeza cuando vemos a loa
rl pen;a<lor más constructivo sólo puede reacomodar los objetos c ideas
adultos compoitarse como niños inteligentes y libres de cuidados. ¿Por
ya presentes en ella. En cl ecuador, ni de un genio se cí}>eraría que eon-
qué tantos de nosotros seríamo.« infelice.^ entre los lotóíagos?
ribiera, y mucho menos que construyera, un iglú. Sí lo.'» antiguos griegos
No es razón, según creo, porque hemos sido acondicionados por nuestra llagaron a tener ideas suficientes para capitalizar toda la civilización oc*
cultura de tal manera quo podemos ajustarnos a los valores de una más
cidental subsecuente, mediante su libre especulación, lo hicieron porque e!
amable. Si esa fuera toda la cuestión, difícilmente veríatnos a esa cultura
arle de especular con ideas, así como una buena provisión de ideas })ara
como un reproche a ciertas caracierísticas de la nuestra. Ks más probable
especular con ellas, ya hal>ía impregnado su cultura.
que nuestra tristeza sean síntomas de una inocencia perdi<!a. .\(»a entristece*
La;< condiciones ])articularcs de la vida pueden limitar la forma y ol
mas también porque las poteupiaUdafWí^ no usadas S'^'mpre no.s cau^ían
prado de autorrealización. La falta de lienqx» para educarse, de dinero,
pesadumbre y porque las facultades de aprender, de saber y de apreciar,
de oportunidad, o una pereza goneral, obstaculizan la autorrealizacióit.
sin u.sar, despiertan en nosotros la más profunda melancolía. Los propios
finalmente, el abismo entre las potencíalí<lades y las realizaciones del
isleños do los mares del Sur verían con desaprobación que no ««• cultivaran
individuo, puedq permanecer abierto porque los medios educativos de una
las facultades de jx^scar. danzar y nadar. Las cultura*» difieren en cuanto
cultura son inadecuados para cerrarlo. Pueden fracasar, ya sea por no
a los valores quo son dignos de alcanzarse, )»ero conviene en que no
\aluar acertadamente las facultades del alumno o por no tener las técnicas
cultivar los escogidos es malo.
o la determinación de aprovecharlas.

Las capacidades y su desarrollo í.Ví/íoas lie la autorrealización

Hemos estado considerando la necesidad de la tulorrealización y los


Por tanto, la vida es buena hasta donde se desarrolla y ejerce la fa­
obstáculos que se le oj)onen. Sin duda el tcrniino significa al«o para
cultad do apreciar los valores. La escala y diversidail de los valoras po*
siblcs para un itídividuo. están limitadas por 1) sus propias capacidades 20 Ver '-•spfcialmer.le las ccnrluyenies objervacionci de C. S. Ha'l. en "La
(«enética dil Compcrtatiúento", ¡{andbook of fCxperiinení<il P.'vch'yl^gy, 1951
19 Obra citada, p. 54. p. 328.
80
LA ESTRUCTl.'RA Y DINÁM ICA DE LA PniSO N A LU JA D 81
E L H O M B R E , I \ S'U:ihJ),\D V I.A Ü SC U E Lv

quicnt-s u>an cl uliuina inglc-S |>cro cs difícil i*,\pl¡car -.i igiiií' a<lo. Al* CapacUttJes y juculiades
fíunos filcíofo.* (le la rilu<..'..ión hrn nlc^a.Li qui: no li''::. nin^ri.! -¡n i-
ficado o que lo li-'ne í > tíi quf» rce\illa iinitil, o p(ri<j aun, tj\u- • 'ii lucc Sin embargo, es'.o nos pone en más dificultades pon{ne la sicología
a ccnsecn<'nc:aí muy d'.j(Jo«.i,i, moderna ha teni<lo el cuitludo de no abordar el tem» do lr»« facultades y
Debemos p<.r tanto indnírjir si <1 icniiíno lífiie nlfi't' «tní.iíi •' . v «lo^ j'ótenrias. Cuando un educador tjulere insidiar a •)lro, lo acusa de a|>e*
ser así, 5i vá lo I cistantft oían; para rtyiulariiud a oncaniiiiar la .-lucación garec a la “ vieja filosofía de las facultades” y a la “ di^eipHna formal”.
on una dirrccíón que, adeni.t- no nos envuelva <n coiiscc.u-nrias 4h:<lo¡*í>s. 1.a sicología moderna elude Iralar de las facultados porque una facul­
í!n el término “autc-neali/'.i' ión”, los <’li*menlo& ubsi^ - s -a i el ser y la tad, una fKítencialidad o una posibilidad, no exí>le de la misma manera
realización. F.l ser, como ya <c ha indica<lo, es iina tensión peculiar entre que una me«a o una silla. Decir que el l’.omhrc liene las facultades de
lo qne í^»nu*^ en un momento «lado y las posihilsdadi's que conro!i¡n; i« de.^ear, ra/.<^nar, imaginar y anhelar nos lenlaría a bx’S'.'arlas, y cuando
do lo qiic podemos «4'r ^n m.->mcnlos subsemcnlc*. El sur un («iímT/o el sicólogo las Lusca simplemente no la*; encuentra, como ocurre con el
para convoüir.'«- i-n ( -íTta cla«e de perdona, j^rro cf un ■¡rfiier/-. lu''.hg j>or íer. Él encuentra que los hombres ejecutan actos que pueden llamarle
un Fer qne su propi.i pn^aJo. de razonamiento, de volición o de Imaginación, j>ero no l.i razón, la voli-
Ucí^ultarín c'.-í. quo realizar <1 propio ¡m.t os reali/jar .lí-iunas <lo cfas ci6)i o la imaginación píiras. Vi illiani Jame.^ afirmó que si hubiera cosa
l>V’‘itÍ)id.i'!i-', ¡olírtr.lc í.i}uí11.í<í que han .«idn <!ct' tniuia<l:i-. u i nues­ lal como la fd<‘ultad de memoria, apaile de tal o cual acto de recordar,
tra libertad refi;*xiva ívt i p.l.iií¡.i 77K En Irimino.' irc:;» rales tiene .«cría posible mejorarla de lal manera, que cualquiera q\:e fuese el mate­
Sentido. Pre¿'i*riti.'e o uu adulto cuál.> son ?us C'jH-r.mx.-;'. tueño* v a<- rial que se le demandara recordar, lo haría más efieientemenle. En rea­
pir.iciwit.': y >e tendrá una '-lara ji-HÍÓn '.si est,! tli^i.-n-lo la vor.lad» de lidad, la educación había j>rocedido basándole en tal suposición. La
lo .u:. c-»t' trat;nid<» <lc iralizar. .‘‘'i anlula llegar a :-:r hiirmbro del club doctrina de la -disciplina íoim al’’ es que cada facultarl debe ser desarro­
canipe.'íln-, conducir un anlomóvi) lino y vi-itar ceñir--: u'-riunu-... y >\ (■ ] llada conío un mús^;ulo. Peio cuando Wiliiam James descubrió que apren­
oná trabaiandn -vfiov.í-^ «i;> nlr para l«>p:ar rl ilinery q:ie talc' a« tisi.í;t* der a recordar de memoria un conjunto de material no lo ayudaba a
des dfínan.lan, no luu iiti>toiio accrc:t de 1<» iiue au'. -''»Mlizaeiúti r '-rnifiea aprender olro más rápidamente, •■e destruyeron las bases en que se apo­
para é!. yaba la doctrina de las facultades y de 1a disciplina formal.
1‘. .- ' í¡''>n<-.»mos que. \i-i.di; a un niro d<- , \c al,.,', nos pr» uun- I>as capacidades de cualquier clase, al igual que las facultades, tienen
Irmo-: ¿ lá i q uiñi p';(.dc lk¿'ar a comcJlii.'- (ori i- .v.iid.- de i ; ciK;’ el inconveniente de que no pueden ser ohser\adas directamente; siempre
(•i*'j V ¿F !.i tratando d*. rrah/arijc a sí n'.i>mo? ¿Qué .M-r c?t« tratondo S‘»n inferidas. Snoonaamos que usted ha hecho correr f u automóvil a 100
de n .' V . tqxíní'amo^ trjnhién qü* e) niT.) ronfi<, qu- su ar-lir*-;r kilómetros por líora en varias ocasiones. Si alguien le pregtmta que si su
;-'-M i .i c.«e niomenío t ~ •n lurir una • iii:l t-p;u.io • quo qui-i: ia automóvil liene la capaeichul de correr a 100 kilómetros por hora, usted
ser ;d;:;u; d ii ni; buzo en ajiu;.-. proíi:ndaf. Incuf.ili->nahlcmentc v.-:a« contc>lará que sí la tiene. No significa con ello que en ese momento esté
jHííii ''i ^ r •i. v í í j M ' ('•,!.< .idi i-'-' |>or K. libertad nituval «li mi íjna- corriendo a esa velocidad ni <}ue lo haya hecho en ol pasado, lo que signi­
r . ' í i t ■ - exjK-rii t.ein. ‘ endrí'.rt'*-s (jue admitir qu«* pr -i.-i. fica es quo si el automóvil no ha cambiado nuiclio desde ia última vez
M.-.im ■ «••• si: verd.-.dcro «.er cu i etaph do ‘■u \idr: que lo iilzo. jxidrá hacerlo de nuevo, l a capaeiílad se manifiesta en eje­
Si >mc.. fid.\. ni «••■n' i pto deJ 'ír. : o ■'h-'rir-. u'mo ‘ dor- . cuciones que sólo pueden ser dc-'K'ubiertas y medidas con \ma muestra
'nt:* p u e ii' IV,. represenlalivii de las mismas.
I,,..
obi'|-:r jii- ru .!! '■• 1 .. 1.1
¡a 'í!-:iva - Fn eslc scnlldo. la sicología lodavía usa la noción de capacidad y
:,i=:iidad.‘ • V cand-i;:-. potencialidad. í'sa en efccto libremer.le lo* términos querer, imaginar,
f|U«' tli’ . • . •••■pinr.*’’i. j.L-r« t^ pensar y sentir, v u.'ted puede liacer Ío mi.«mo, a condición de que eluda
i: . i Ufar el Icrinino ‘‘faeidtad” .-*
i i i •’.:íp . - . nc;
‘ l Mftwrcr clicc: " . . .la sicoU*?ía fo <xupa ahor.\ una %cz :nás, aunque cr>n
Mil i;- ne luiova trruiin^letiía, de a<|V.ell^< facultadc* o “funciones mentales” , “proscritas” ,
’ . i:. C‘J^:Í )l.i:naóas ant<‘S roprítion (con-x'er). volición 'qucrcr.i >• affcrión 'sentir/'. I.f a r -
r.inf Tkeory nr,d Beh'H.kr, p. 2C. Rppr:-<lJcMo con perii’.iio dcl editor.
C2 i:i> no.'ÍD TtE, l.\ SOCIEDAD L a ESCIM I-A
LA E 5 T :r:r.n ;K A y d i n a s u i :a de la p e r s o n a l id a d

Volvanioa aiiora & la auíoneaiizacióii. ¿Q iir «^jucrcmos tl<rir cur.r.do


artiviJ.id humana • p.^ítcucias) se nos dan \ \nacer, y ni .«iquiera wtíi< 1 la
hablttmos dí* tratar dc realizar polciitíoiitíaíles o capatiiladcí.? .\o 'Ií'MÍ*
n i- n a magnitud. Kn tinnl-; a que i“l nn^cso lenjra sianifrado j'.ropio.
ficemos na»Li más mistcriun. que csfo: ' .'itio rc.-'íhadn .Jr? c lw n .ir
prim i’i'-.ft'nc .• ii'.dir.-ar que cada \ <‘Z qu» í'\]>erÍmer.tanios íjm \.'lrir pu.«itivo
racioní-s .le )a liiiiranidaJ. toin-rnos ruz'!»:» jorti cicci '{Uo el
' «atisíarci«'>n i o inio neaativi uiolor o frustración 1 . -<e r.‘ i-otifirii (ue
e*u'i fronte fl noíolros. salvo nc-¡ílcjitp', pjtlrá ecr Cúpaz ■]<' j o . i m a ­
r-f- i -1 í fecluadc o no :» r'-dl/u-ión.
ginar, bciitir alegría y tr^lezn. amor y oilio, dosco v Inistr-v ió.». V I.A autorrealiíaeióu fanip'»**» s i r n i C - « i'- n i iní'nle »!:■ ni»!a ¡miiv)-
menos q«-? sea enteranunlc olítínto del reílo de ! i linm.nti'lad, <jiirrrt .sillo de pfrío- ión. aimqiic sí .signiflta -'TÍicrif lar^c ur- - mi-H' . Si p'»i
realizar algo en libertad: querrá ser feliz, rgiar satísierlio ron 5 . 1 vi.\’ pevíeci Ión «e rnti^r.dr «I .. .sj^tcm.ilico dc rnu>lr i-> |>olenciiis par.\ a’ .u.*
cuando reflexione en ella. Se da el nombre dc capacidadf< r. i.i'- dis'tinl'-» zir ei mávimo de valor >v r>-> Cv« lo (|uc >:¡í'riiíi('a:n.v on «str apftulo), la
cla«?s de experiencia dc valor que esperamoí que el individim tenga. \o n;i ta no ticti- nada de m*sterÍuso, pi>r lo coirlj'ariu, o.'« lo que caila hombre
encontramos esas potercias existiendo por separado y uunci la^s cnci-M- está hocÍ»‘n<lu cuando obra como hombre.
tramos aparte dc algún contenido específico. De manera semejaiiic, nunca Otra « ríti- u más. »s que l.i aulorre.\l¡z2 ción es un id>-nl individuilista
'‘encontramo.s”’ los conceptos “árbol" “energía” o “ecuación’’ en «1 mun­ que ile>cui<la iinperdoiialilemcnte lo.^ dvócreá dcl h /nbre para con la so*
do que nos rodea. “Capacid''.d” conío cualquier otro concepto, e? ¡lensa'Jo) cirdad. pero en primer hi^ar, no estamos tratando dc iiin^nna manera
y no encontra<lo por perce]>c¡ón. Pero cl concepto señala hacia a!go real, de e.«tahlecer un idi-al. El impulw a la autorjealizaeión c.' una carac'.'TÍ.«-
una efectiva potencia humana que puede adoptar muchas formas dife* tica de toda per-^onalldad humana. Además, por mucho que yo lo inlenle,
renten. Si imagino una vaca ahora \ una torre do ivksia un poco (Íes* no pue<io realizar I :s c.ipacidaih*s dr nadie ‘ ino sólo las mías, pero, ;cómo
pi.és, ¿tengo dos imaginaciones? ¿O es una sola imaginación íuncionaMdo puedo roallza/ un N.dnr o (h-siirrollar una tU; mis capacidades sin también
con dos nociones distintas? Cuando hablamos de realizar a desarrollar incremeniar o frustiar el deiarrollo de las capacidades dc otros? ¿Cómo
nuestras potencias, no queremos ilccir que podamos mejórar nuestra me* puedo de.-arroiljrn.e en una mala cullura. cnlre vecinos no desarrollados?
moria, entendimiento o vohmtad como tales. Todo lo que podemos hacer Sólo una persona que liaya abandonado el cultivo dc sus poltreias intclcc-
es usar esas potencias en muchos objetos y actividades diferentes, de ma* lualfs, podría «Icjar dc v it que el deber de la autorrealización implica el
ñera que la potencia empleada se use tan eomplrtaniente como .scu po‘>:hle. dtfber la n-alizaciói! de todos los seres humanos.
Pero indudablemente la polencia está ahí para ser usada.^' Por lo tanto- la conehh!ón a que llegamos es quo autorrealización no
Algunos condenan la a\>lorrealÍ7aríón porque pareoo suwrlr el tk-;'n* cs un término .'iii siu^i.ifl!,ación, que su significado puede at lararse y que
volvimiento de algo ya pieseiite desdi* el piinciplo. como la encina cricc no voi'.ihice n(cr>ariameiui- a ninguna.'- consicucnrias muy engañosa?, en
de la bclleta. Por una p a rlü bc objeta que tal ílcsenvolvimienio hace del I»./ leíeronte a la edu<.ación o en otros aspectos.“■ *
proceso dc desarrollo un estado transitorio, carente de significado propic.-^ \^> quo la .lutorjoali/aeión ^ij:niíica para cl educador es en efecto
Por la otra sc objeta que estamos presentando una nota dc perfección para bastí.nte claro: e> medir L>, capucídail para la loalizauón de \alui«’s y
quo el ser la comprenda, una meta que nadie ha comprendiilo y que puede ver que cada altunno opio\t<l.a tolnlmcnte c-as capacidadv'. Hecurte a
ser interpretada en el sentido que cualquiera escoja darle. la I i<M.c-ia df la gradarióií dítfáetiiM pnMi ayudarse en lo primero, y al
Podemos contestar que la autorrclación, como aquí sc la define, uo plan d'.' i sli:dio?. máodo v cn_Mni/.u ión de la c.-uu-la para lo segundi».
significa el dítscnvolvimienlo sino más bien la íotmación de un ser, me­ J'-tus materias sv trat.-.i.ÍM det illadanu-nle c-n rajMuloj po>loriores.
diante las posibilidades de v.ílor concebidas. Sólo las formas génericas dc
.AL'TOl.NlKt^UAÍllÓN
22 Estriftamente hablando, no hay potencia íntoptrcl.ula. «in. íinr.pre la
potencia dc una cslruicura. >a sea cita tma bai>-ria cIcctri<A, b do un i'-Ji-
do, o un átomo. Pero puede cncon:r.ir«e la Jin<ma cl.iif do polencia en murha> 1:11 ser construye po>:l)ilidades «le valor y se esfuerza por realizar esas
estructuras. I.os e.'CiK-rímrnios sobre trar.smi'ióii dcl adies:raniiciUo no pri.ol>an
que no haya potcr.cias t.ilej como lucinoria. imaginación <; inicli/i’i-.ria, sino iná$
pasibilidadc'. pero todavía falta algo et» nurstia cuenta dc la dinámica
bien que la potencia dc<arro!l.xda cu «na fcntia (L a tín ', puede no traducirle TI. Nías)'''-.'-, aI trutar d«' 1a autorrealización en ,\f■.¡iiation and Per-
automáticamente c:: otra fonna 'la cjcrttiira de prosa ingíc.va', Pero la potencia sor.aUty y otros (scritos. n.>s «’j?!rre q u : la noción dc au»orrfalÍ7ación puede tener
de una dínamo eléctrica tampoco se tranjíornu automáiicaníeiiie en ia fuer/a sicnifirado cíentjfíco. Dc pa:ii>.ular inípcirtar.cia es el intento dc Maslow de <le$*
mostrada por im motor también eléctrico.
cribir enjpíricarrjcntc la e\pciicncia rie personas que estín “autor.'calizár.dosc” , que
23 V. gr., Dewey, Democxacy and liducalion, pp. 55-56.
hacen más que n:erati!cnte rr.frciitarM a sus doncier.cias.
L.\ ESTRUCTURA Y DINAM ICA DE LA PERSONALIDAD 85
84 K l. H O M B R E , LA SOCIEDAD Y I .\ ESCrKL.V

nica en el adolescente, para el macitro los diversos seres piden a gritos la


dft la pRisonalidaíl humana. Es pI íaclor <le integración. Sin él, la aulode*
integración.
tfrminac-ión y la aulorrealización íc dispcr«Hrían en todas direooiones.
Esto nos da un indicio del significado de autointegración . Un ser no
Esto ocurre en alguna?, porsonas. Este club y aquella causa, c«ía perdona y
puede ser integrado porque ya es un principio de unificación, es lo que
aquel inleréü, esle negocio o aquel, absorljcu por turno ?us eiu-rgías.
que une diversas experiencias dándole la calidad di-^tintiva de ser mías,
Una vida o^í no es neccsiriainente desagradahlo. Difícilmente pode*
Cuando hablamos de integración significamos ia unificación de muchos
mos reprender a un hombre por vivir de esa manera, excepto )vir la razón
.«lercs dentro de una personalidad, o la unificación de acciones o valores,
de que íuinca valdrá mucho. Pero si es afable y no hace mal nadie, ¿es «le manera que armonicen en vez de chocar.
perlinente insistir en que valga algo? Si a pesar de eso nos sentimos obli-
gados a insistir, es debido a nuestra convicción de que a quienes organizan
sus energías les espera una mayor felicidad que a quienes no io hacen. principio (le integración
Esta convicción so prueba hasta cierto punto por el hecho de que cl revo­
loteo de flor en flor va lan a menudo acompañado de urja marcada íwnsa- .^mbas formas de integración se basan en un mismo principio, el de
ción de inestabilidad e insatisfacción interna. Podemos tan)bién preguntar In unidad orgánica. Nuestros cuerpos son los mejores ejemplos de esa
si tal dispersión de energías permitirá la outorrcali/ación. unidad. Cada órgano por separado liene una estructura diferente de la
(le los demás, y sin embargo, en el cuerpo sano todos están combinados de
Llamemos autoimegración a la organización de nuestras energías para
manera que las energías se dirigen y concentran conforme se necesita.
la autorrealización. Primero que nada, ¿per que es necesaria la autoin­
Q d a órgano dci>cnde de otro u otros pero lodos trabajan para un fin co­
tegración?
mún. enfermedad es un síntoma de desintegración parcial. La destruc­
Si pudiéramos materializar cada posibilidad, no necesitaríamos la inte­ ción de una.'S cuantas células importa poco, pero cuando un órgano tal
gración. Pero no es esc el caso. Algunos valores se exchi)Vn mutuam?nte. como cl corazón, el hígado o el estómago no puede desempeñar su íunción,
Los valores que provienen de la vida social .son incompatibles con los de rl organismo entero está en peligro.
la soledad. Lna vída de grandes proezas es incompatible con una de tran­ IvR experiencia también parece necesitar y tener una unidad análoga.
quila contemplación. No todos los valores se mezclan amistosamente. Nos 1.0 S sicólogos geslait nos dicen que cierta clase de imágenes son las uni­
obligan a escoger entre ellos. dades fundamentales de la experiencia perceptiva. Si se nos presenta «na
Más aún, los valores no se recogen dol aire a nuestro antojo, muchos serie de puntos, sombras y rayas, tendemos a percibirlos como imágenes y
de ellos requieren campañas para ser conquit-lados. íx>s goces dcl intelecto, no como rayas, puntos, etc., aislados. Las llamadas leyes de asociación
amistad y familia, o del triunfo en cualquier campo, requieren prepara­ Min también dcscri|>ciones de la forma en que nuestras experiencias tien-
ción y cultivo, los que a su vez requieren tiempo y algún esfuerzo. El ilcn a congregarse en unidades y éstas, a su vez, en otras mayores. Parece
tiempo, una vez usado, no ])ucde volverse a usar para ninguna otra cosa. haber en ia naturaleza una aversión a la soledad, elementos de toda clase
Por lo tanto, cada elección significa em{)lear cl s^r entero, por un espacio tienden a congregarse en sociedades más o menos complejas y en asocia-
de tiempo, para )>ien o para mal. fiones de sociedades. Tan pronto como adquirimos un nuevo fragmento
Los deseos llaman a nuestra puerta clamando por acción. ¿Cuáles de­ <le cxj>criencia, tiende inmediatamente a encontrar un sitio en algún
bemos admitir, cuáles rechazar y cuáles combinar? Si n n hay entereza conjunto de experiencia ya formado. Algunos intrusos tienen dificultad
en cl ser no es posible decidir cuál deseo es más compatible con cl que nin­ para encontrar su sillo, son como cuerpos extraños que irritan nuestros
gún otro. Yo quiero ser una persona inteligente, un favorito do las damas, tejidos.
un sabio distinguido o un valiente soldado. Hay algún atractivo en cada Por ejemplo: un amable caballero va camifijindo por ia calle. Le aiguc
Hn muchacho que «te inirla de cl de Varias maneras. Fi«alrj»cnlÉ VI amable •■
*
una de esas posibilidades, pero ¿cuál es la que me expresa más íiclmcntc?
l aballero le da una bofetada y el muchacho huye llorando a gritos, FJ ca­
Quienquiera que haya tratado de guiar a la gente joven, no puerlc haber
ballero no puede dormir en una semana. La bofetada que dio no encuentra
dejaflo de preguntarse si la señorita X es una persona o media dorena de
litio en su carácter y probablemente nunca lo encontrará.
cilas. Parece tener mucho.« seres, cada uno con su propia vida, su propio
Ocasionalmente, un nuevo fragmento de experiencia anida en un
papel y sus propios deseos. Y no hay manera de decir cuál de ellos surgirá
^rupo y lo transforma. Un niño tiene n)uchos temores, y teme tenerlos
en la siguiente entrevista. Por encantadora (jue sea esa cualidad canialcó-
86 Eh lIOMíllilK, L\ SOCIEDA») V lA ESCUELA I
LA ESTRUCTURA Y ÜJ.VAMICA DK l’KUSONALJDAü 87

porque hn aprendido que cs> malo ser medroso. Pcícubre luego que sus tor. músico, filántropo o atleta. Tal designio )>ondrá orden en niiestras
compañeros t.imhién tienen su ración de temores, puede seguir tenien*!
elecciones y nos dará un poderoso incentivo para vencer los obstáculos y
do los suyos, peio el temor a íciiorlos se Im Iransfornifldo.
molestias de la >ida ordinaria.
Si llegan a crecer lo ImstnnU-» esa» agrupacione? de experiencia pueden Desgraciadamente, los grandes propósitos ro son innatos ni comunes.
cristaUzarse cii diferentes sere«. que UMn e! mismo sistema nervioso para Aun cuando cautivan nucslro entusiasmo c imaginnción, quedan aún las
desemiH'ñar sus funciones, pero íin tener muclio que ver uno con otro. Kn
cucsliones de si 1) son dignos de nuestra devoción, y 2) si nuestras capa­
casos extremo*, nos refevimoí. a esas divisiones como personalídadcíi múlti­
cidades son adecuada? a esa devoción. Podemos fstar lamenlablemenlc
ples. Pero hala ci: lo <iue pa?a por vida norm.tl, leñemos esas agnipacio*
equivocados en ambas cosas. La prevención y rectificación de tales erro­
lie». Cada unn de nueslros intereacs, el deporte, la vocación, la familia, la
res dci>ende, por supuesto, de> conocimiento y la educación.
iglesia, es una agrupación. Cada papel que desempeñamos en la vid.i social, La aufointegración rcquit-re, ante todo, una exacta va’.uación de nues­
el de padre, esposo, ciudadano, miimbro do »ma lopia. ticjie su propio tras capacidades y esfuerzos. Demanda cl conotimionlo de los diversos
conjunto de cxi-eriencia, quo entra en juego rada vez que desempeñamos paso.s de baile que debemos ejecutar mientras nuestros grupos sociales
CSC papel. tocan sus distintas tonada?. Kn seguida, detnatula de nosotros el conoci­
Hay muclias maneras de integrar esos seres, algunas más efectivas que miento di.' los cxitci y fracasos de la humanidad, en su larga lucha por la
otras. De lo que podemos estar seguros es de que la personalidad tratará integración. De la lileralura. las artes, la filosofía y la religión podemos
le integrarse de aígún /nodo. Hasta en las más extrañas anormalidades obtener un indicio de lo que es y lo que no es di¿no de que se luche por
hay clases peculiares de inlegración. Por lo lanío, cuamlo consid<*ranios conseguirlo. Finalmente necesitamos conocer los usos del mundo material
la au(ointeRr<íción como un problema, .•) proldemílico es el lij>o de
en que nuestras vidas fif- desarrollan, porque esc nuitido puede frustrar los
integración. planes mejor trazados para la autointegración. Por lo tanto, esc conocí*
míenlo tendrá que encontrar un lugar seguio en la educación general, y
7'ipo$ de integración los hábitos do adquirir, ii«ar y disfrutar dicho conocimiento, serán el re­
sultado iimiediato de la educación formal.
]. El orden social en que vivimos siempre nos da una pauta de ínle- Kl conocimiento, así como es el gran libertador del hombre y cl medio
graeión. Nos hace saber lo que se espera de nnsoJros, y hacer aquello que para realizarse a sí mismo su naturaleza humana), cs lambién el gran
.w es|)era quo hagamos es una nianern de mantener la paz con nosotros integrador. El cojiocimicnto del ser, cl conocimiento de la sociedad y el
mismos y con nueslros prójimos. conocimiento de la naluralcza, son los gimnasios en donde praclicamos las
Es ruando más un esbozo de norma, y cuando un orden social se divi* aptitudes y perfcrcionamos Irs hábitos necesarios para la aulodetcrmina-
de cu varios gru}>os. cada cual con íjus propias expectaciones, va no puede ción. autorrealización y autointegración.
servir como )>auta de inlegración para el individuo. Muchos sociólo­ Estas son las dimensiones de U vida y las iisariímos repetidamente para
gos consideran (jue cslc factor, si no es el más importante, cs uno de los probar nuestras nociones? del plan de esludioá, metodología y organización
que más influyoa en la intranquilidad del siglo veinlc.^^ escolar.
Aun 6¡ nue.«Uo orden social supiera lo que quiere, y aun si lo quí: quie­ Las descripciones de la vida buena en sus tres principales dimensio­
re fuera indi^rutiblemenle bueno, el hecho de que dirija a un individuo nes, que se han dado en csle caj)ílido, son ncrcsariamcnte abstractas. El
en todas sus cKci iones equivale a transgredir su aulodeícrminación. F.l número de modelos coiicrclos <lc personalidad que son ejemplos del ser
individuo }>odría acabar por tener un ser ínlcgrado, pero eía integración fntmano autodetorminado, autorrealizado y autointegrado, cs práctica­
no sería efectuada por el ser mismo. mente infinito. La lileralura la biografía y la historia están llenas do
2. Oira ' lase de integración proviene de adoptar un propósito de gran descripciones de la personalidad, que pueden ser usadas tanto para ejem­
magttilud, que organice más o menos lodo lo ((ue hacernos, como medio plificar la estructura de la vida buena, como para poner a pmeba nuestro
para lograrlo. Este proyecto puede ser el de convertirse en im gran escri- conociraiciUo de lo que cada dimensión debe significar. Por ejemplo, la
vida de Abraham Lincoln puede analizarse para juzgar si fue, sí no fue
25 Para utia bu«na discusiín d< <jte argumento, ver F 'iucalhn and Social
fntegraíipn. pp. 57-GO, de Stanley, y A History of liducathn in American Culture, o hasta que punto autodeterminada, aulorrealizada, y auloinlegrada,
Caps. 13-14, de Butls y Cremin. pudiendo medirse así el grado de su “bondad”.
E L H O M B H K , LA SOCIEDAD Y LA ESCUELA I.A KSTRUCrt'KA Y DIN AM ICA DE LA PERSONALIDAD 89

Muniford, The Transformations of M an, passim.


R e s i :m k n Murphy, //unían Polentialities, passint.
Ntebuhr, Th$ Sature and Destiny of M an, Vol. 1, caps. 1-3.
Al parecer, son cuatro los grandes principios que tlescribrn el fun* * Pepper, The Sature and Source of Valué, passim.
cionamicnlo esencial de la personalidad humana, ¿'líos son rl principio Platón, La República, 434 D-445 B.
* Wild, Introduction to RfeUílic Philosophy, caps. 3, 20.
apelilivo, que da fuerza mMriz u toda la vida, y los principios de aulodoter* Méto<los sicológicos, antropológicos y sociológicos:
minación, autorrealización y aulointegración. Aíljxirt, PersoncUty: A Ptychological Interprelaticn, Caps. 6. 7, 13.
Estos principios desoriheii los esfuerzos dcl hombre cuando trata de 'Broudy y Freel, Psychology for General Education, Caps. 6, 7.
satisfacer su naturaleza esencial. I.a farullad de simbolización, que da base Frank, Sature and FFuman Sature,
al pensamiento, imaginación y memoria, introduce un nuevo factor en esos Fromm, Esccpe frcm Precdom, passim.
Horney, The Seurctic Personality of Our Time, passim.
esfuerzos. Ya no son luchas automáticas predeterminadas, como en el Kardiner, The Píychological Frontiers of Society, caps. 1*2.
caso de los objetos inanimados y de los órdenes iiiíeríorcs de las cosas vi­ Kluckhülm y Murtay, PersonaUty in Sature, Society, and Culture, pp. 3-50.
vientes. Dicha facultad nos pone en el reino de lo posible, por lo que ‘ Maslow, M otiiaiion and Persoualily, patsitn.
nuestros esfuerzos pueden adoptar una infinidad de formas; se hacen, en Montagu, The Direction of FFuman Deielopment,
Más directamente relacionados con cl problema de educación:
breve, indeterminados, arriesgados y problemáticos. Tenemos que buscar Bagley, Education, Cñme, and Social Progrtss, Cap. 7.
nuestras naturalezas y fines esenciales, porque han quedado ocultos bajo ‘ Brubacher, Eclectic Philosophy of Education, j>p. 67-100.
\ma capa de deseos adquiridos y de medios para satisfacerlos. ---- - Modern Philosophies of Educaiion, Cap. 3.
Cunningham, Pivotal Problems of Kducnticn, caps. 3-4.
Kclley y Rascy, Education and the Sature of Man.
P r o b l e m a s pa ra d is c u s ió n * e in v e s tio a c ió .n Lodge, Philosophy of Education, caps. 7-9.
k
1. Examine unos cuantos textos de sicología de b personalidad y vea
si hay significado común para el término “integración*’.
2. Determine el valor dcl intento del autor de refutar las objeciones a la
noción de "autorrealización” .
3. ¿De qué inítrumentos de prueba dispone el educador para ayudarse
a calcular las polencjalidadcs del a lu n n o para discernir los valores? ¿Para ayu­
dar al alumno a valuarse a sí mismo?
4. ¿Cómo criticaría cite capítulo un filósofo pragmático?
5. ¿Cómo lo criticaría un filósofo católico?
6. Analice y compare dos personalidades bien conocidas, en lo que atañe
a las tres dimensiones de la vida buena de que se ha tratado en este capítulo.

S C C E S T t O S ’ F.S P A R A L E C T U R A S MAS UXTENSAS

Para una información bibliográfica más completa sohre los libros anotados
a continuación, consulte la bibliografía general.
Para cl tratamiento filosófico más general, de los temas contenidos en este
capítulo:
Afütótelcs, De Anima, Libro II , cap». 1-4. ' ' í'7 ,•
• ^ Ética de i<i'icómact>,'Libro X . •í ' ' '
• Brumbaugh, R. S. y. N. M . Lawrcnce, “Fiíosoíía Aíístotélk% de IWuitación” , en
Educational Theory, 9:1, 1-16, enero de 1959.
"Dewey, Human Nalurt-and Conduct, pp. 218-2<H, 303-313.
Hocking, Fluman Scture and its Fiemaking, caps. 7-1!.
Klubertanz, T ht Philosophy of Fluman Nature, pajsitn. * Tal vez más útiles que los demás para la explicación de este capitulo.
Capítulo 4

La educación
en el orden social

Lo Q l'K SE H A (itcho acerca de l a vida buena puede sintetizarse en l a expre­


sión “aulOj)crfect;ión*'. La tendcncíft a l a propia pi'ilccción y l a eslruc*
lura para lograrla, y a están progenies al nacer. Las loinius de dicho per-
ieccionamiento de uno nilsmo son ) a autorreaiizaclún, la aulodeternúna'
ción y la autointegración. Debido a las facultades de sin}lx>lizar que tiene
el h o m b r o , los medios de aiitoporfecclón varían mucho, |>or lo qüe las
(wtencíalidadcs, tanto para el éxito como para el fracaso, se multiplican
enormcniontv. Adcmá«» cl éxito de esta cnjprcsa depende de factores ajenos
al organis^mo, así como de los que están dentro de él. De aquí que nunca
jXídnmos saber de antoníano si la vida de un individuo h a b r á de tener
un fin feliz, trúgico o mediocre.
Tal vez la más importante de esas condiciones «s <*1 orden social en cl
que los hombres tienen que vivir. Cuando Ar¡i*íólc!es decía que el hombre
era por naturaleza un animal social, estaba mpfamenle dcpcribiendo un
estado de cosa». El hombre naco por la asociación de dos aeres dentro de
U3i gru]x> social, y para bien o para mal, por inclinación o necesidad, por
herencia o educación, vive su vida en un {¿rupo. Nadie decide nacer, la
vida es siempre una imposición sociol.
1.0 imjK)rtante no es tanto discutir si el hombre es por naturaleza una
criatura social o si sólo llega a serlo sometiéndose a la presión cultural,
sino más bien qué ordenamientos de la sociedad alientan y obstaculizan
el ímpetu de sus miembros hacia la autoperíerción.

O r g a n iz ^ c íó n s o c ia i.

Presupongamos que las instituciones sociales se desarrollan en res­


puesta a alguna necesidad de grupo. La familia tuvo que nacer para que
el grupo continuara vivienda con cierto grado de estabilidad, y alguna

91
92 EL HOMHIIE, LA SOCIEDAD Y LA ESCUELA)
LA KOfCACION KN EL ORDEN SOCIAL 93

claw' de gobii-nio fue la respuesta a la aversión al caos o al temor a lo


que Ilohhes llaiíió la guerra j>er|jelua. que esc orden seria si fuese planeado racionalmente para satisfacer loí
Nuestra sejíunda presuposición es que cl principio de división d d tra­ requisitos de la vida buena.
bajo se aplica, o podría aplicarse, a las instituciones sociales. Así como
cada uno de los gni|K)s nombrados para planear y ejecutar una danza, tie­ E l PA PEL i ) i ; l g o b ie r n o
ne asignada una parte indispensable del trabajo total que va a ejecutar,
eada institución social tiene, en un momento dado, una labor particular que { Una sociedad raclonaímentc organizada tiene un agente coordinador,
la distingue de las demás inslituciones. Esía es su función primaria. í para decidir entre fines contrapuestos ) medios diversos, el ctial tiene auto­
Adema?, cada miembro de una entidad o cada institución depende de ridad para tomar e imponer tales decisiones. ¿I)c qué fuente deriva o debe­
tndas ias demás. Así, aunque el gobierno tiene un trabajo pailictdar que ría derivar esa autoridad? Si lo que se ha diclio ya acerca de la vida bue­
bacer» depende de los factores económicos de ia sociedad j>ara su so^te* na del individuo como meta final de la actividad humana es adniifible, la
nimiento. .Ambos, a su vez, dependen de las escuelas, y éstas dependen <lel fuente primordial de esa autoridad es lo que la vida requiere lógicamente
gobierno, de los factores económicos, etc. para ser realizada por los individuos de Ja comunidad.
.\ más de su función primaria (U labor especial que justifica su exis­ Pero, ¿quién puede decir cuáles son los requisitos de la vida buena
tencia), cada in>tilución social tiene im conjunto de funciones secunda­ n i cualquier siluación pariicular? Por ejemplo, todos convendríamos en
rias que considera necesitar para la ejecución de su labor primordial. Por que la buena «alud es requisit«j para la vida buena; no discutimos la auto­
ejemplo’. í ’na negociación industrial no sólo tiene que producir artículos, ridad del gobierno para tomar e imponer mediilas de cuarentena, vacuna­
io cual es su función primaria; puede también llevar a cabo investigacio* ción y saneamiento. Pero, ¿es ia medicina socializada un requisito lógico
nes, impartir educación y contribuir con donativos a instituciones de ca­ p<ira la vida buena en nuestro país?
ridad. La cantidad de esta labor .^cundaria que haga,, depende do lo Sólo personas particulares, explorando individualmente las consecuen­
minuciosa que sea la división del trabajo en una sociedad. cias de ia medicina socializada para oÍ bien común, pueden decidir si es o
Esta situación puede ser vista desde dos puntos de observación. Si no conducente a él. Lo que podcmo«. }>edir de cada hombre, es f(uc la con­
nos interesa primordialmente la división del trabajo, nos inclinamos a sideración del bien común acompañe siempre a su deliberación y acción.
apoyar \ma política bien definida y suficientemente fija de “ocúpate de Lo que so hfl dicho acerca de la autodeterminación y autorrealización,
lo tuyo” para cada institución. Si por lo contrario, nos interesa la inter­ nos dice también que el perfeccionamiento de la vida hunnnia demanda
dependencia, nos parecerán irritantes y artificiales las distinciones pre* que el individuo sea consultado, acerca del significado dcl bien común,
cisas de debere.<i y responsabiÜdade.'í. ICncontraremo.s esta diferencia de en casos particulart>s; aun si fuera concebible qtie un gobernante omnis­
interés en las controversias acerca de la función de la escuela, cl plan ciente pudiera lomar las decisiones corarías sin necesidad <?c tal consulta.
de estudios y la metodología. Quienes están en favor del programa de acti­ Una sociedad gobernada así, podría ser pcrfecta )x*ro no sería una socie-
vidad y se oponen a la división del plan de estudios en distintas materias, liad de hombres.
prefieren la interdependencia. dcl bando contrario prefieren la nece­ Si la democracia i»a de ser racionalmente preferida a otras formas de
saria división del trabajo en toda organización eficiente.* gobierrio, será porque proporciona los mecanismos más adecuados para
Al aducir que cada institución tiene un trabajo especial que hacer, no consultar a los individuos en lodo lo que atañe al bien conuni. En la
trataré de probar que ese es ei trabajo que siempre ba hecho o que es el medida que use tales mecanismos, estará tomando en sicrlo la creencia de
único quo podría imccr, pero si nuestra meta es la vida buena y si la orga­ que la autoridail del gobierno deriva de asentimlenlo racional de Jos
nización social es uno de los medios de alcanzarla, una íoim a puede ser gobernados. Pero en la presente etapa de la historia, é.<ta e? sólo una pro­
más eficiente que </hra, es decir, ??ícknial otra.'í^sto es también ' mesa que hace la democracia y que ctunplirá únicamente cuando hom­
W que significaremo* M hablar áiáí ordenT^atural” -de la sociedad.2 Es io bres sean con-jultados así, y cuando quieran \ puedan consultarse unos a
1 Esto sc verá mAs claramente ¿n cl examen de los planes de estudio, en
otros, de acuerdo con sus obligaciones p<ira con cl bien común. Esto es
ios capítulos 12 y 13. precisamente lo que Platón juzgó, en la liepública.^ que no querrían o
2 El <iue haya un signlílcado más fundamental para orden nauiral y ley
natural, es «na importante cuestión metafísica y epistemológica. Ver “I.a Ley Na­ 218-254, así como Flato*' A/o'íír» Eriemiet and the Theory of ^aturdí L g :í\ de
tural y cl Orden Social” en The Return (o Reoson, de W iliiam H. Banner, pp. Wild, Cap.
3 Libro V IH. 555B-562.^.

L
I \ KDI'CACION EN b l. OUUKN SOCIAL 95
y .i EL IlOMDHi:, LA SOCIEDAD Y LA I SCL'El

Lil vtz MO i'oóiínii liacer. Taclinr i!c arislót.Tflta a P!al<>ii no es refutar a*- •j:riiy>os ecor.órui'^os íleber¿ servar? Como la riqueza no e? -liinitada, tendrán
jiiir-io. Solanunle un si.'Strm.x quo en roalídaíl produjera cía cor.'-ull". y (jne tomar.'o algunas decisiones con rcs]x-eto a estas cucstioue.'*.^
nc;rión raci'-nalcs. podría <lcino>lrar que estalia í'quivorado. Ademá:*. como la escuela es ur. inst-umenlo tt-nladur para otras instí-
Hay tnniliis'n quient'? r /> « u que Íh consulta mJilsia daría j>or sí soln. de hay inevit.-íblc competencia entre grupos por ti control -le; las
alguna marera m.íüira. I--»' mcjon’-- «o!iirion''« n l-.s problema^ socialcs, ciruelas. ; Quién dobf'. ailj\»dica\lo entre c.-^os competidores, si n j es el
pero la consultr= entre ladrónos i»rodnce úiKcaiíienlr- leu cl mejor o en H gobierno?
{■i'or de ln? ca«osl \m l.Ur'>''i’iio m:':? cfirionte. Sin la nií'ta «Icl propio Toiiemos asi la situa.-ión práctica eii la fjue cl gobierno, corno institu-
perfi'ecionamicntu dt: loí iíidiv5du< r. ?a consulta es fútil; sin la eon«ulta, ciór., puf'ile controlar la c<Iuta<'iór. tanto con.o su deseo se lo dicte y su
el auloperfrcciop.amiento es jzratuíto. ]-,<'rJí'r 1j permita. Prro. ¿cómo concuerda esto con el principio de
Df-wí-y Iiace depender l.i l>ond;ul de una sociedad dcl número y varie­ división del trabajo entre las ínslituciones sociaKs? Si una institución
dad «le intoro«es cnn)pjirli li-í v del tjúm^'ro do miembros que loj» compara está completamente bajo el control de otra, es cuando más una subdivisión
tcn.'^ Otros haeen drl eoi;.e<'n«o d«'l pfmpn o do la más vasta “comunidad do ella. As:, cuando ni gobií'rno coiitiola conipleiam-nte la educación. c-=la
de pcr^ua'ión' la \.inx de nirdir las decisiones sociales.^ Sin embarso, se convierte en parte dcl gobierr.o. Para ser ur.a institución por su propio
derecho, debe tener una obligación que ninguna ulra in-titución cumpla
tanto los partidarios de la parlieipación como los <\o] consenso, a:«umen
por entero, no debe ser lotalmentc susíituible, peiv> para ello dc'be tener
que estas earaokrísticas dr.^ulirir.Mi de algún modo el bien común. Fn
lili campo de acción, aim<(i)e <i.a pcqacño, pero absolutamente autónomo.
mi concepto, ninguna de ellas significa (jiie l-> que un grupo dado eoiívionc
Debe haber algun.tñ cosas en la-f, que ninguna otra institución tenga el
en compartir o esco'rrn sea neeciariamf nte br.eno para todos. Sólo cuando
dv'-ccho tío (ío^ ernarli;: isn campo en el que su re.-pon--a!)ilidad y autor.dod
lo que se va a compartir es considerado como univcrsabnenle compartí»
ble y el consenso como lo que todos los hond>res rarÍAnales aceptarían, nunca s<"»n ieiiaKs a cero.
dif'cil df-firir )': qno c tu signifi'-a para la ;iy,ida y control fedcrd
es cuando estas cosas se convieilcn en «cñales de una domorracia ncic'iial,
de la eduoaci''i\ por ser muchos lo^ factores inv durrados. ))ero a medida
Kn consecui r.cia. la consulta o discuf^ion j>or sí sola, no es una ‘^arnn*
que la riqueza se h«"a líquida, v. gr.. cuan<io se tenga nuV-? riqueza en
tía de domorracia. ni siquiera un sintonía indudable de ella. Se convierte Íorní'i d«* ahcrros v vaU’TfS. en vez de en bienc.« ti»'.ccs o pro])iedade5 'un*
c'ii garantía cuando e^ un medio para el descubrimiento o la aclaraciórvi gibleí', más impuestos percibirá el gobierno federal. S¡ las escuelas han de
d{l bien común, en una situación particular problnniática. De manera recibir lo que ncccsiian para su sostenimiento, y si l.aji de scítenerse «
semejante, ia dinámica de grupo es de utilidad cuando elimina obstáculo» rierlo nivel en toda lu nación, la uniformidad federal de \oi servicios edu-
emocionales a ese deseulirlmiento y aclaración: <le no ser así, cot» fpual cativos resulta tan indispensable como inevitable.
facilidad podría engendrar acuerdos entre verdaderos pillos que entre El papel dcl gobierno en la educi*ción aumentará o disminuirá, según
santos descarriado*. iVcr capítulo 8.) esta urccte a sectores grandes o pe((iteí:os dcl interés y bienestar público.
Peso a las disposiciones constitucionales y a las tradicione.s de control
Gobierno y educación local de la« cscudus. l.\ instrucción se hará más homogénea en carácter y
más centralizada en su control, a medida que los mecanismos institucio*
Pero rualquí*'ra que sea la forma de gobierno, su función f«encial de nales se hagan i.iás interdependiintes.
decidir pondrá n la educación formal bajo su jurisdicción, por el simj>le l..a prueba más dramática de esto se encuentra en el efecto de la colo*
motivo de qup la eduí'.'ición es en sí una in.«titucióu social que afecta a to* cacióji en órbita, por los rusos, de xm satélite Je la tierra llamado Sputnik,
fias las demás instituciones y afectada por ellas. Por ejemplo, b edu» en el otoño de 1957. De la noche a la mañana hizo visible a los nortéame*
caeión cuesta dinero. Esto .«dignifica que parte de lo qin; se produce será ricanos. como ninguna biblioteca de soeioíogía y economía podría liacerlo
cons^urnido por elemento? no produetivoü tiurante su período de educación. ver, que la in&lrucción escolar y la deft-n>a naciona! están tan relaciona­
¿Quirn debe decidir qué parte de la riqueza de la nación puede usar:^ de das, que quien quiera que tenga control de la defensa tendrá también gran
esta manera? A quiénes se dará educación y por cuánto liempo? ¿A qué control sobre las escuelas.^

■* Dewey. Democrafy <jnd Edueation, p. 06. 6 Ver Modern Pkilcopkies o¡ Educaticn, de Druhacher, Cap. 9.
í' R aup y oíros, Tké Im prae nzínt of Praetical Inlfllisfnce, pp. 91»92. Las grandes ramidades de dinero empleadas en la in%cstieac;ón y en el
96 ¡ \K D f « ACIÓN EN EL OlUíMN SOCIAL 97
EL HOMBRE, I.A SOCIEDAD Y LA ESCUi:i.

portamiento de sus hijos en una u otra dirección, y hasta cuando no están


PcTO lo que cl golnerno hñga en cílucación. pucck' no ser idéntico a lo
que debí^ría hacer. S» el objetivo de lu educación es d pcríeeoionaniiento enseñando deliberadamente, producen sin querer aprendizajes de una u
de individuos humanos, el gohicrno no debe ^uhvcTlir ese objetivo. Si l i otra ciase; en efecto, con frecuencia se asombran de las ensi'ñanzas que
ciencia pedagógica scfmla ciorfos métodos, materiales y organización comí involuntariamente imparten.
Inienos, d gobierno no debe desatender e.«c juicio. Sí k primera obliga* Todo esto es historia antigua. Ahora, sin embargo, la labor educativa
ción del maestro es para con cl alumno, cl gobierno no debe csiorl>ar ol que se exige a la familia ha aumentado tanto, que muchos padres escru*
cumplimiento de e.<^i obligación; por lo contrario, el papel correcto del jiulosos buscan alguien que les ayude con e!Ia. como el pediatra, cl siquia*
gobierno es insistir en que la cícuela, tanto como todas las demás iri«ti{ii- ira y, por supuesto, la («cuela.
cionos sociales, cumplnn con su deber, y en el mejor sentido de Ij exprc* ¿Qué C.S lo que ha originado esto? En gran parte ha sido la conti*
sión, “atiendan cada cual a lo suvo”. i.\u\ infiltración de la sicología freudiana en el jiensamiento del público.
Ha hccho nacer la perlurliadora comprensión de* ipic las experiencias
trnidas en la temprana infancia dejan huellas imborrables en el recuerdo
E l p a )*e l i>e l a f a m i l i a para toda la vida. Esto impone a los padres una tremenda sensación de
responsabilidad y frustración, porque cada uno de sus actos es significante
í.a función esencial de la familia, como institución social, es la crianza «*n alguna forma, pero «o hay manera fcgura de .saber cuál será su
de los niños durante su inmadurez. Pueden engendrarse niños sin una orga* significación.
nización familiar; pero su crianza por un tiempo considerable, sería ira» 1.^ educación del niño comienza antes de que entre a la escuela, por lo
posible sin alguna forma de tal organización. Trataremos aquí de la fa* ijue ftita no es única y directamente responsable de la misma.® Cuando el
milia, tal como la conocemos en nuestra cultura, pero es concebible rjue li-Hiucño ingresa a ella, trae consigo cualcs<{i5iera ajustes o dcsaj«$!es
alguna otra fonna sea igualmente efccliva o nivU, por la crianza de los «•mocionalcs que pueda tener. De aquí que la escuela se encuentra frente
nlfios y el fomento de la vida buena en los individuos. ;i un /iec/i/> reaJizatfo que tiene que tomar en cuenta, ya qtie es un hecho
Como en el caso de otras instituciones, la función primaria no es la «omprobado qtie los niños emocionalmentc trastornados aprenden con
única actividad de la familia. Esla es una unidad económica que sirve íliíiculfad o de tma manera lorcída. así como los niños físicamente enfer­
como mrdio para la crianza de niño?, pero no todas las unidades cconó* mos consideran sus dolencias n>ás absorbentes qite sus lecciones.
micas son familias. La íaroiUa proporciona compañía a los cónyuges y Tan evidente es e.ste hecho, tjuc el movimiento de higiene mental ha
a los demás miembros que la componen. En ocasiones on una unidad reli­ alegado, con btiena lógica y rcoomen<lable celo, que la «alud emocional
giosa, política y hasta recreativa. Cada una de esas actividatlcs puede «•s más impon íuítc que el cuUivo del intelecto y que, j>or lo tanto, la escue­
di*sarrolLirsc fuera de la organización familiar y, por cierto, U’ a de las la debería colocarlo en el primer lugar de su agenda. Y los higienistas
actuales quejas acerca de nuestra soeicdud, os que muchas actividades de ilel cuerjK) no tardaron en cantar la misma melodía ett m i propio tono.^
la vida no llevan a rabo dentro de la fajniÜa como antes ocurría. Si la escuela acepta los argumento.s de los higienistas, tiene que asumir
fllsunos de los aspectos de ]a clínica médica y .««icológica. ya que la labor
curativa sólo puede ejecutarse correctamente con procedimientos clínicos.
La fam ilia y hi c í c « c /<j
El m.ic?lro es obligado a obrar como auxiliar del investigador clínico y
terapéutico. Se ie exige estar alerta para descubrir desajustes emociona­
¿(hiál es entonces la relación entre ia familia y la educación como, les )• físico?, y tratar <lc corregirlos con o sin consejo profe.sional.
formal in'tilución social? La crianza de niños es pur fuerza una fonna |
de educación. í^os padres inclinarán deliberada e inevitablemente cl com* ® "Es duranie e( perkHlo de socialiración inrcnsiva, entre Jos dos y Jos cuatro
años, en las sociedades europeas y nojtramcricanas, cuAndo sur/?<; por primara
fon'.cnío de Ja cdiicación científica, de la educación para los talentosos y rn cl grave conflicto entre el niño y sus presuntas socializadores".. O. Hobart
programas acelerados para prodijcir técnicos, ilustran róino se borrar.in j>or sí Mourer, L íain in g Thtory and PersonaUty Dynamics, Nueva York: The Ronald
mismas y de algún modo las diferencias entre las fncr?as soc:alcs, a vcces con Press Company, 1950, — . 519.
resultados íaeipcradoj. Por ejemplo, el auge de Ja in«stí<;ar¡úr. en hs univer­ 9 S<f ha notado que la educación ha dado mayor énfaíis a los aspecto» de
sidades ha hecho difícil distinguir, en su írannra de hablar, de vestir y de com- iicología <!e i\ hlelene mental, que a la teoría dcl .^prendiíaje. W. D. Spears,
porfaríc. una reunión d« investifiadores pcdagójficos. de nna reunión de investí* ■'Teoría ücl .Aprendizaje y Sicnloffía Objetiva” . £dt/f^uianat Thecry, 10;2, pp.
gadorcs industriales. 107-119. abril de 1960.

IV
98 99
EL HOMBRE, LA SOCIEDAD Y LA ESCl K IJ lB |.A EDUCACIÓN EN EL ORDEN SOCL\L

Muchos padres inlcligenlcs aprobarían wte nuevo papel de la escuela^ míentos de la dinámica de grupo que atañen a osla cuestión. La escuela
Quizá la cscucla del futuro )o asumirá más clara y expiícitanjente, ¡>erÓ^ •li'bería ser ejemplo, en toda comunidad, de lo que los higienistas podrían
inevitablemente surgen dos preguntas: rñalnr como modelo <le atniósíera saludable.
Los servicios de clínica terapéutica dehen ser proporcionados por al*
1. ¿Puede la escuela (que todavía no es «na clínica), contrarrestar filien en la sociedad, pero eso no significa que pea la escuela la que deba
en un día relativamente corto, innucncios que haji estr.do obrando desd| liarlos. Puede desde luego ser conveniente para una clínica dental o siquiá-
In infancia y que probablemente continúen obrando durante las horas trica, c.nar dentro del recinto escolar, pero esto no quiere decir que sea
eii que cl niiío está fuera de ella? Si los desajustes de los niños se deben a parte del programa o plan de estudios de la escuela, como tampoco lo son
malas condiciones en el hogar, en cl vecindario, o en ambas parles^ las calderas del sistema de calefacción.
¿cuál debe ser precisamenle el papel de la escuela para corregirlos? escuela no puede crear o perfeccionar los hábitos físicos que a la
2. En cuanto a las aptitudes intelectuales en las que ninguna otra larga conservan la salud. No sé s¡ las estadísticas* demostrarían que los
entidad tiene responsabilidad primaria, ¿tendrá la escuela ei tiempo y la» programas de educación física han mejorado realmente la salud de sus
inclinación para trabajar en ellas, sí su primera consideración debe ser alumnos graduados. Sin pecar de dogmatismo, no es desatino creer que
Ift salud física y emocional? ^ gran parle del programa de educación física se justifica por su inmediato
Tal vez no haya ninguna contestación a estas preginilas. escuelas, valor recreativo y social, más bien que por sus resultados fisiológicos. Ya
característicamente, han añadido tal o cual programa y proceilimiento parí, mm que los hábitos del .sueño, nutrición y limpieza se formen o no en la
satisfacer a los padre?, maestros e higienislas. El resultado es un conglo escuela, si el conoelmirnto produce algún efecto en esa habituación, es
merado de esfuerzos mediante los cuales la escuela puede probar que csti^ obligación de la escuela impartirlo.
tratando de hacer todo lo que de ella sc requiere, y al mismo liemjw lo* El mismo argumento se aplica a los hábitos emocionales que constituyen
grando no satisfacer a nadie. la buena salud mental. La atmósfera social de la escuela .será tin vector
rntre la multitud de cosas que forman eso» hábitos, pero es difícil ver
cómo puede la escuela hacer de Ja formación de esos liábitos un objeli\'o
Papel de la escuela y la fam ilia en el (uliestrami<'nM
deliberado de su programa didáctico.
¿Qué departamentos se harán cargo de aquellas fases de la salud física
Kl papel de la escuela en lo que toca a la salud física y mental, (it;ne
dos aspectos: "I v emocional que la escuela declina atender? Claramente deben hacerlo la
j /amilÍH, fft cuyo seno se forman esos hábllos primero y sc alimentan des*
pues, y los departamentos de sahíbridad de la comunidad, c»iya función
1. Cualquiera que sea la inter\‘ención del conoeimienlo en e«as “sa*
ludes” e«tá dehidamenle dentro de la juriadicceión de la escuela. El conoj es efectuar el trabajo preventivo y curativo, para el bien común.
ciniiento «le los principios de salud física y emocional es un correcto coiu La lal>or de esos departamentos no es inventar ardides para que las
ponente d»*! plan de estudios. e.scuelas les hagan su trabajo. Toca a los ciudadanos, por medio de sus
gobiernos, proporcionar a eso» departamentos de salubridad pública los
2. En sus actividades y procedimientos, la escuela puede ser ejemplo
medios necesarios para que cumplan con sus deberes. Y estos pueden in­
de una atmójífeia que conduzca a la salud tanto emc-cional como físicn. La
cluir el mejoramiento de las habitaciones, del saneamiento y hasta del
en?eñanza tiene que efectuarse en alguna clase ele atmósfera fí'^ica y sííi’ifca,
y ia sicología y la medicina nos han enseñado lo bastante pi-'a saber !o nivel do vida, dado que <.‘stas son cosas que afectan la salud de la comu­
qnc ton las atmósfcrds saludables y cómo juoducirlas. La obra de Lcwin.'^ nidad.
pí^'T ejemplo, han demostrado cómo afe^'tan las diferenleí» atmó«feras so­ Si se prep^ntara a ia escuela lo que el hogar ideal puede hacer para
ciales a lis p'.rsonalidades de los participantes, independientemente d«* lo contribuir a la educación. ])robableniente contestaría como si^ue:
que se les esté enseñando. Son también muy prometedores los descubrí*
L Para cuando el niño ingr-'sa a la escuela, deWn haberse establecido
K Lewiii. R . Lippitt y R . K.. Whíic, “Muestras de coníporiamiíato agre*, horas regulares de sueño, alimcr»tación y eliminación, así como hábito.- de
tivo en cliinas jo f’a'cs creados rxperimcnta)ii;ente’’, Journal nf SotMl P>^chol>g\,
I j ; 271-'¿90, I9i9.
• \ t'Dl l A(.ÍÓN KN Kl. ORDEN SOCtAL 101
100 Kf. J{OM»iílK. I.A ÍOCIKDM) V

!i n engendrar m a'or frustración y. en conicrucncia. u ’ia hostilidad más


2. ^.l niño Jfhfi í'^inr oxrnlo <lc nguclaí ansioíLiíJcs, cxoosiva linn<'l(‘7 ,
raíidí k'd.ívía» cuilra Ir c-sí viela y lo que i'epresf'nla.
cotlcd.KÍ, horrinolif's y hclipcranfin. !•!» e! lado jíofiitivo gustarle (Star
Pur !o tanto, las autoridades es^-olares cometen unri temcrlilad cuando
ix>n niños ilu su iiiiííua vtind y po<K'r liací'r la mayor parle fin <o«-'i<
•'.‘ ptan asumir ia respous^bilidail de domeñar ia delincuencia ju v iiil.
que ellos liaccn.
U s delincuenf< .. do clase media. '5lo c?. jóvenes de clase media que se
?. Corrc.'poinlt a la famil'a esiahleocr un ronjunto íIo ¡ireferenrias
dc-s\:ar. de los valores de su clase, U'-nihn;-ntc m* sienten culpabh.- al lia-
en favor de los valorcA que !.i i’?<Mn la va a ilr.<iarronar; conocimienlo. va*
ccrlo. Si bacon nov'il’'* salden que obraron mal. Los actos delictuosos ¡me*
leiitía, l’.or.rade/. «quidad y respeto a la ley y a las antoriilade.<5 constUuid.is.
den s«'r rebeldías siml óHcas contra la fruslración causada por los adultu>,
l'-stos valoics son fran''am<’nle de clajc media. Kl qoo deban sir los ¡unda’
o síntomas fie desaju-te emo«-iona!. pero cu <•! í< ndr*. (I d'’Hncucnlc de
jiuntales, e.^ Icórícamcnte olra c«f-.«tíón. Sin embargo, en loda soci-'dad
ela‘«- media no quiere salir de <u clase. Consecuentemente, el anál-Ms y I;
habrá un cuadro de valores qtie lo» adulto-* acei>ten como base j)ara el
orientación pueden con frecurnria rehabilitarlo. Algunas veces e» sufi­
juicio mural, con el acuerrlo ideilo de que los jóvenes debrriui ado}ilarlo.
ciente una mejor op-jrlunidad ile realiz;K“ ios valores de clase med'a. S’
Di'be aflatarse? qoe tnl ndieslr.imiento mecánico para la virtud difícil*
un n ifo rol'A j'ara satisfacer «u de?eo de ur.a bicicleta, no es demasir.do
mente es virluo.-to. porqup r.o es protlucto del ser. K?» la práetira mostrar.!
<lifícll mo..trarle métodos dislinlos de obtenerla, i»ero si roba porque de es»
la rigidez tan carac’oriilifa de la ipnorancia mural. Quienes dfspertiva*
manera alean/- prestiiM*' entre sus compañeros, no tiene objeto in<-'trar!e
mente Human catcqubaeión a lal adiestramiento moral tienen rr.zón, )K:ro
otros caminos para liep.'tr a ia bieieleta.*^
sólo .1 medias, ya que nu podemos chulir comenzar con la eatequízarión,
Si esto pare«'e demn':Í.ulo pe<-inu't-i en ■'uanto a! papel del conecim;í‘n-
ü 'í como no poíli-mos evitar comcr el alin«enU> que nos da nueslra «‘ullura
(O en la eduración moral, nrordemy^i que. d;u!as las di<i>osicÍones deseable»
o respirar el aire qui* jios rodea. Kn realidad esos alimenlos pueden ser
para comen/ar, su elalwración, refinamimto y sobre todo su racionali­
escasos y el aire jiucde i*.itar vicia«b>, iU>í como los valores^ de nuestra eul-
zación no os imposible ni milagrosa. Kn realidad, todo ei plan dr estu­
tura no eslitn nt\c?ariame!Ue por encima de la crítíra. padres no pue­
dio? es una empresa semejante para descubrir la razón de nuestras crudas
den hacer otra cos-í que prep.'.rar a sus hijos en fa\or de los valores que
prcdileccione-, fu inconp'rut nria. su in.-z«juinflad y su mapnitiid.
estiman. Las e.-icuelat. en cambio, tienen «n limitado campo de elección,
Así, va sen que nos ocupemo^s de la salud física, de la ralud menul o del
pero las actividades de la escuela no son idénliea.< >. las del ho^ar en esta
rr.rácter, l.i <livisión dol trabajo es esencialmente la misma. La faTUÍlia
njatoria; ya que. repetimos, el pape! íundanu-nlal d<* la est.-ui la es el per-
proporciona la'» materias primas, mediante ei acondicionainií- ito o adies-
íercionamíenlo de ias aptitude.' y hábitos de copnirión leonocimientoí v
‘raiiiienío; Ir. ii'da proporciona las aptitudes coano.«< itivas y los mate­
una de esas aptitudes í’s, sin du'la, la de pen'^ar erítieamente acerca de
riales con q«. cvl.is se elaboran para tran’'formarse en posibilidade..: de
nuestros valores, así como acerca de iniesíro muntlo, nueslra salud o cual-
auíodHorini:iji-^'in, autorroailzaeión y autointegración. Si la familia puede
<(ujer otra cosa. Senlir que robar es mal*), puedr ser pj>,HÍuc to del adies*
harer jrivU >]’ ■- “Ue míiiiu’o. no tlehe ai»?lener<4í de hacerlo. Pero u-’. pue­
tramiento emtx'ional. ^alnr por (jué es menos deseable robar que nu n»b«r
de eiK>''mrti«!ar el acoiKllcÍMnan.lento a alguien má>.
tiO es cuestión de aflieslran»Í<-rilrt sino de reflexión él¡r,i. de eonoeimienlo.
Kn esti- punto se aU* :ará quo If.i división dcl trabajo píHlr a íur.'-ionar
de juicio, en suma, de actividad intelectral eji la que la esrue!,! liene lauta
«•u íondirioi.i'í j.le.drsj, pero ni las condiciones lal como son, ni romo paiec4'
re-:jK>nsal>il*dad como la que tienen los padres en la íormj'-ión de actitud.'S.
proba’ Ie que sem. son i h aicK. pero ni las condiciouis lal >'omo son, ni conyí
{Ver capítulo 10).
pnrcce jnobabh' qu:.- s“an. son ideales. lúi primer Uigar, no limitado ai
í:>sla dt\i‘'i6n de tr«bajo es crucial. \ a csi'Ufb* puedt- n-f'.r/ar acon­
dicionamientos y a]>rendi/aj«'s erMoci'»n.iles que ya han siilo e.^taMocidos. II La dcHiícup)>'-i.i .'igue sicn.-l.-> una cucítión rrmpHcadA- 'En general,
liara vc/> está n po.ílrión do e.-lablecc-rlos por su |i->pia cuenta. Por i-jf-m- ciUidios sobre !a drliucocr.cia I w ' n hincapié en trci o cu.itro >oiulicioncs cau-
silrs principales: 1' I-a tlelincucnria puede ser una norma de comiiortaniicnto
p)o. si el niño lUga a la -•■•''uela .*ico5tu?nbrado a admirar If di\4|rc/;. .iprrr.dlda ]k >: ii;ntacíón o ¡r.$tr\ierión, con poca o ninguna ter.jiOn >i"o!ófica
robar en la calle, para burlai a las autorlrladei, .i -rer leal a la b s .-la en coa- presente; 2) p*.'e«,lc ser resultado de frustración y conflicto en 1-5 que el com-
jxirtamicnio celictiso pi una rcacrión signiíicativa, aunque íocialnienjc de*apro-
tra de l.'s adultos, y con un senlírniento de de.M'otdinza y l.*'>tili<t.;d hacia
a esa íruslr.iclón: i ) puede terer su orijien en rnfcmiedad o lesión, o sus
la oscuela y los maestros. c«>mo sí>nlK)los de un orden sv'ial yn ilete^tado. (.tu'as pueJ.rn ser ta¡'. c«''inpJcjas que desafian tc»da expÜración.. . Ra>Tnond
¿qué tanto puede hact-r ln c«icuela para qucbraiitar rse ri'. .\’.'Í!kii-nlr Cf Kuhlen. The P.'vcholog) of Adclesctr.t Dettloptm nt, Nue%a Vork; Harj»er &
rieilam enif. los miamos esfuerzos de la escuela para h.i*'^*rlo. i%ue* Hr^.lhrrs. 1952, p. 383.
102 EL HOMIIHE, LA SOCIEDAD Y Í.A ESCUELA I.A EDUCACIÓN KN EL ORDEN SOCL\L 10 3

hogar, y además, no todos esos acondicionamientos son en la misma (iirec*


Papel social de la IgU sia
ción. Así, cl viejo “salón de billares” no tiene la misma ¡nnucncia que la
Iglesia.
í.a declaración más general que puede hacerse con respecto a la iglesia
Kn situaciones en las que existen tales conflictos entre unidades socia*
como institución, eá que es la agencia que se interesa prin>ordialmente por
les. es ci estado el <jue al final tiene que corregir las divergencias. La es*
la relación del grapo con Dios o lo sobrenatural. la entidad que se
cuela puede ser también una entidad correctora, pero sólo mediante la
ocupa de las demandas que hace Dios o lo sobrenatural al grupo, de los
autonomía de la enseñanza, y más adelante veremos cuán difícil es esta*
medios de satisfacer esas demandas y de las formas correctas de oración
blecer ese derecho en cualquier sociedad que diste mucho de ser perfccta.
y comunión con Dios. Ya sea que convengamos o no en que existe tal
Dios, lo cierto es e&to: en toda civilización la iglesia ha cristalizado y san*
E l p a p e l d e l a I g l e s ia lificado las esperanzas y el cuadro de valores del grupo. Este cuadro de
valores puede sólo tener una remota semejanza con las prácticas que pre­
Históricamente, la Iglesia ^2 j,a reclamado para sí la custodia de cuan* valecen en el grupo, pero uo obstante, representa sus aspiraciones. El cua*
do menos algunos de los valores de una cultura, en nombre de su origen dro de valores así cristalizado, adquiere una cualidad única a la quo
sobrenatural. Ciertamente, una de las más mejores maneras de perpetuar pueden aplicarse co) rectamente los adjetivos “sagrados” o “santo”.
un conjunto de valores, es impregnar a cada generación de una fidelidad Uno de los medios más efectivos para mantener un cuadro de valores,
religiosa a ellos, y tal impregnación es una especie de educación. es el acondicionamiento emocional de los jóvenes, medíante la vivida
El derecho de la iglesia a pretender ser superior a los poderes del historia y el impresionante ritual incluido en las ceremonias del grupo.
mundo, es metafísicamenle válido, ya que la entidad que conoce el fin es Mucho antes de qui- el niño esté en aptitud de comprender el contenido
superior a las que solamente controlan o proporcionan b s medios. del credo, las prácticas rituales se lian convertido (bajo la presión de la
Pero la fuerza lógica de esta pretensión descansa en el postulado episte­ familia, la iglesia y la comunidad), en bien establecidas reacciones emo*
mológico de que las autoridades eclesiásticas tienen una fuente especial tivas y emocionales, tan bien establecidas, que abstenerse de ejecutarlas
de conocimiento con respecto a lo que es bueno o malo. La pretensión y sus
en situaciones apropiadas causa malestar. Mucho artes de que un niño
fundamentos se sostienen o caen jimtos.
católico, por ejemplo, pueda entender el “porqué” de asistir a la iglesia
Lo que la iglesia reclama para sí, con respecto a la educación, tiene
o de no comer carne en viernes, y mucho antes de que un niño judío orto­
dos aspectos:
doxo pueda comprender la prohibición de comer carne de cerdo, ambos
niños se sentirán intranquilos si no acatan las lespectivas prohibiciones.
L I-»a iglesia pretende ser el guardián de ciertas verdades esj>iritualc8
qxte tienen que ser transmitidas deliberadamente de generación en genera­ Cada religión tiene una teoría, no sólo acerca de Dios sino también
ción. Usualmente se llama a esto “educación religiosa” y comprende el acerca dol mundo y de su relación con Dios. El ritual y el credo están
credo, ritual y literatura de una determinada fe, que por lo general difiere organizados en torno a este elemento de “conocimienlo” como núcleo.
en su contenido, para cada fe (ver capítulo 11). Dado que el sistema Por ejemplo, la lectura del Tora o .Antiguo Testamento es pirte de los ser­
escolar norteamericano ha decidido alejarse de tales enseñanzas en sus vicios religiosos del rilo judío, pero muchas parles de este Testamento pre­
escuelas públicas, la “educación religiosa” es completamente descuidn<la tenden ser uo relato hi.ttórico de lo que ocurrió en la historia del mundo.
en dichas escuelas, como la iglesia reclama. De manera semejante, las religiones cristianas utilizan la descripción de la
2. Hay sin embargo una reclamación más extensa que la iglesia puede vida, muerte y obras de Jesús, como centro de su ritual y ceremonias.
hacer y ha hccho. Es la de que como los valores espirituales son los más H iy un elemento intelectual descriptivo en cada religión. Esle elemento
importantes, y como la iglesia es su único guardián, tiene el derecho y el intelectual puede ser el jnilo o mitos de tribus primitivas que des­
deber de supervisar, positiva o negativamente, todas las empresas didác­ criben el nacimiento de sus dioses o puede ser una teología altamente desa­
ticas que afecten a sus miembros y al bienestar espiritual de ios mismos. rrollada. Fn ambos caws proporciona el marco para las aclividades religio­
sas concretas de oración, comunión y adoración. Es enteramente posiblf/
12 En todo este capítulo .«c usa el término “ iglesia” para hacer rcfcrcnria no entender una sola palabra de un ser\'icio religioso, y sin embargo ser
a la roligiíSn ef>mo una institución $ocía! con dp.iermlnada doctrina y ritual, ast .
como »n clero oficial. movido por él a grandes profundidades de experiencia religiosa.
m KL HOMBHK, LA SOCIEDAD Y LA KSC.ÜKl IA EDUr.ACIüN KN EL OUDKN SOCIAL U '5

Haciendo a uu lado por cl momeiuo K\c\ k «.\


íóu vlc la legitinüdrtd d .. la religión tiende a ser algo «cundario que de^e rcJuc;j>c. alp pctuliai
que debe cxpHfaisc para ríeweharlo, o algo de valor pr4<;nV«i que apro­
las demandas ¡nlelcclunlos de Ja religión, es «vidente que en inin <<K*i''da
vecharse. En ningún caifl tenemos inviiaciórj h nnr. \.('rdaJ*r- invcstlga-
racionalmente orgaiii/ada, muy bien puedr haber una entidad qu<; s. cicntíiica de l i naturaleza de l<>s fenóii.*r.os sin>lógici>í d'í I» re'.;gÍ6n
dc<Uq«e exclusivamonle al cultivo de las fotmr»?. Tvligiosas de expenenr-ia, ( 1 5 ) .
por la satiífací'ión directa qne proporrionon y porque lal arondicii'na.
miento emocioral con’?liluyc una presión coleclivu de proporciones n'uy L s ta n c g a tiv i) a t o m a r e n s e r io la ex)>erienc¡A r»ligÍo'^a i^or s í m i:>ma,
efectivas, en cnanto a l ^ valores que la sociedad asigna a los acto* de ' - ta l v e z m á s p e r t u r b a d o r a ¡ la ra l a p e r> o n a relíg ín .^a qiu.- e l v io le n to a n tí-
mentir, robar, ose.^inar y fornicar, o a los de honrar a los p-tdrvs, etr. !oricali»mi.> <|e V o l t a i r e y P a i n e . D c rirn o N q tie H'jm os j .it v c is o s cj< m a lo ,
No puede neparse aliora que lo3 intelectuales del mtnido occidriiíal <tf<'irnos q u e so m o s in s ig n if ic a n te s e s )»ei.ir.
tienen poco espacio en sws mente®, y menos aún en sn^ cora/mirs, p;tra \a Mientras tanto, aunqut; el intelectuid iba perdiendo interé? i-n la
religión organi/ada como ínítitució’i.*^ J.as causan de esto son familiürea religión formal u oponiéndose a ella, el hombit* comúiv conlii.naba acep-
para los estucliantc!^ de historia. La aparición de la ciencia natura! arrojó (rtfuid las crtjí'rníizaf reJigio.^s de !>us pjjdn'.«. sin dÍHjitírJas .M?rjamenio.
dudas sobre la relgíón entre los elementos ÍMti'leeHiaVs. Si no ín*' Daiwin, Es de dudarwí que la mayoría de los hombrea pict»sc más profunda o «e*
fue el Antiguo Testamento cl que estaba equivocado acerca de los orÍK' Jí^ riamente en .-us creencias religiosas, que en cuale.s<juiera olías .rec-m ins
de las especif-s. y si no fueron los geólogos, fue el Antlg\io Testamento <(ue pueda tener. Para e( houíbre mrvíi'. j:f sanciones de j.i morulíd.id
el que estaba equivocado en cuanto a 1a (dríd de la Tierra, etc. descansan en l 's recompensas y castigo.^ proivj rldos por su rcligiúí. y l'ay
Sin embargo, nnícliísímos hond)res inteligentes, intre e!l«>» cle’itííicos poca duda de qtio obtenga un verdadero rtj*i»yo em-í-ioiiHl tl'.‘:'Í-..ido de
de tan grah talla como Newton. no reininciaron a la experiencia relipii-ia; ens creencia®, cuando ^us hijos nacen» se r ; ‘ian o cu.in lo al^' Mi inu-nibr»»
por causa de estas discrepancias. Esos pen<^dores vieron el elemento inte«1 de la familia uniere. Estas son reacciot,<>. cni*>cio‘i'tl— l;o'<iui..L ■ > y vol*
loctual en religión, conio un artista ve el tema en relactón con el cuadro,^ ..■rán « prosenlnr.<í- en siluiciones opropi.i<las dnranti !« da la \¡da, -j'**-
como un vehículo necesario para la impresión y expresión emocional. 1 ciahnenlc si tier.en akú n refuerzo, en los años d»- la n <diana edad, por la
Consideraron el primer capítulo del Génesis como ua estímulo para laí asisteJH-ia a la igl«-A¡a, la oración y <•! trabajo .n orgat\ií.*.i ionon ri'ligiosns.
experiencia religiosa de meditar sobre la relación entre Dios y cl Jwinbre] ííay dvsde luego niuchos gra<los de l.abituncíóii y, . •'•nv-ilr. icíu-
más bien que como iu\ bo.^jüejo de cursoti de geología. chw:í L'tai’cí de re^j.-eto a ia igk'sia y sus níMiivirc-. Al«'*uo^ -aeeril lU*:.
Algimos inlclcctuales no han {>odído liacer o mantener esta distinción, rabinos y nunislrt-s, jK>dríati t.il \ez tener n.i:i iníUn-mia muy ' ’h-.t
y por ello han decidido que si una determinada religión contiene decía» sobre su-» feligreses en una «lección. mienlri«s que otros .i*>.
raciones q u j sean científicamente dudosas, toda ella carece de valor. Í\'ro ¿ C u á l d e b e >»■'. entone» .- e) aK.«i« v d; la ;.iitu rid a< l r ' ‘l ’¿:i e n lo a c ­
más profunila qut* la desconfianza en el contenido intelectual de eíti; oí c ió n s o c ia l o p o Jilira V
aquel dogma rcligiobO, is la desconfianza mi':-» general en cualtpúc: [jropo» S e g in i el p r i n c i p i o d e «H vislón d c l l i a b a j o , q u e -niv^nn».i o t r a
sicicióii que prof^- . t»tm*f sw origen y valide/ en «n sjer ujeno a la natura­ e n ti d a d e s tá h e c h a p a r a d a r el a|> oyo ( n i '/: i )n:d de) e u a d r o d*- v a lo r- '•*. d e
leza física o humana. Esta t«-ndcncia general se llama \atur«lisn.'> y, ia m 'in e r a e x a c ta q u e lo J)ace l a íglcítlu. J-.ti e .u rsi'c u e tn .ia . |,'.:;« e e n . i q u e la
aunqtie hay nmchus variedades de ella, todas convienen en Hfliazar la t ie n e u u p a p e l di-^tin tiv o e n l:^ e - h u - t u r a s- k í il.

existencia de cualquier entidad que jnn-da ser llamada sobrenatural. E n s e g u n d o l u g a r , e s di^ÍM l c o n e < b ir c ó n : ; p u e d r a b sten e rj^ e iu s tifio a -

Por lo tanto, para cl naturalista la ex|>ericncia religiosa es una especie d a m e n te lu ia ig le s ia d o j u z i .' r f-i lo s a« lo s s*)ria!es e s tá n d e a c u e r d o c o n

de ficción, y algunos dicen que pu< ¿io quo puede producir algún efccto so* s u s p r in c ip io s o n o .

bre el ajuste del individuo, debe ser usada siempre que sea iM'ee.'?ario. La E n t e r c e r J u g a r , e s d ifjV il c o n c e b ir io n i o |)j;»’d e j 'j s t i f i r a d a -
in e tu o d e exprcí*.'?' >u a p r o b a c ió n >• d".-.\probaoi«'in m o r a l, c u d u vez rp ie se
situación de la religión en la sicolofíla ccntemporár»ea es bit :i re>urnid«
por Kobert B. Mac Ix‘»>d. v e a o i)H g a d a a e le g ir.
N’o o b s la n le . si s e c o n c e d e n t a le s d e r e c h o s a l a ig le s ia , /.p u e d e i i a b r r
Ver A Pieface to Morah, de I.ippnu:;, Caps. I. 2 y 4. u n a lim ita e in n a a u t o r i d a d so < ia l? E ji o t r a s p a la lu .i^ , ¿ s e la p u e d e
14 Ver l^MutaUsm and the H\imc.n Spirii, «1. Y. H. Krikorian, y Phihsopr.y
for the Fulurt, ed. p'ir Sellart y otroi. Ver la crítica de Oliver Martit» ca <l íCc'xie N. Faíichild y ; :k-s, en AV/i?i. .<< Perspecives m CoUegt Teark-
Cap. 3 de The Reiu¡n to Rtm en. ing. N'uc\a York; The Roraid Pirks Company. 1952, p 271,
\06 KL HOMBRE, LA SOCIEDAD Y LA ESCUEI LA KOrCACIÓN EN KL OllDEN SOCL\L 10 7

distinguir del gobierno mismo? O el gobierno se convierlc en una subdi . Kstas tres limitaciones serían aplicables aun cu el oaso de que en una
visión de la iglesia, o tiene que ponerse alguna limitación a la autoridad so-^ dcicrminada comunidad hubiera solamente una igleísia, y aunque nadie
cial de la misma. Todavía má.^, si la iglesia ha de ser distinta de otras ! discutiera jamás sus dictados; ya que son restricciones que emanan dcl
inslilucioncs sociales, dehe tener algún campo de autonomía, en el que principio de división de fimciones dentro de utia sociedad raeionalmentc
su autoridad sea verdadera y final. ordeoiida, y no <)e n;ia iorn>a particular de go)»ierno o iglesia, ni de su»
Veamos, por tanto, algunas de las limitaciones que razonablemente po*„ respectivas fortunas o inforlnnios. 't
drían ponerse a su demandan de validez y autoridad universal. ^

1. Siempre que una iglesia predica un dogma o enseñan/.a que pre*| Relación con la f^ucación
tende ser la descripción de algún estado de cosas que existió en determina*]!
Por consiguiente, la relación de la iglesia con la educación es como
do tiempo y lugar, quedan sujetas tanto ella como la enseñanza a )a$>j
s^iguet La obligación de la iglesia, como iglesia, es de enserar a sus micm*
pni(*bas que la ciencia prescribe para considerarla como “ verdad”. I>a .i
bros todo lo íjuc sea necesario en materia de expcricnria religiosa: credo,
descripción del éxodo de los israelitas puede ser un relato histórico de
ritual, ceremonias, técnicas de oración y j>ropósitos espirituales de todas
ciertos sucesos, o una interpretación alegórica destinada a simbolizar y
provocar ciertas experiencias religiosas. Si pretende ser lo primero, el his­ clases.
Kl dominio peculiar de la iglesia es la fe y el conocimiento espiritual
toriador tiene que decidir si el relato es admisible, de acuerdo con todas
basado en e«a fe; el de la escuela es el conocimiento basado en la razón
las pruebas de que disponga. Si lo segundo, ya no atañe al historiador
humana. Cuando una civilización es afortunada, no hay discordancia
ni al químico; es propiamente asunto de la iglesia, cuya interpretación es
entre esas dos orientaciones, pero la civilización rara vez es tan aíortu*
definitiva para quienes aceptan su autoridad en materias religiosas.
nada, no hay discordancia entre esas dos orientaciones, pero la civiliza­
El mismo razonamiento podría aplicarse a la vida' de Cristo o de
ción rara vez es tan afortunada, y siendo este el caso, ni la iglesia, ni la
Mahoma, o a la Inmaculada Concepción de la Virgen. Sólo pueden ser
familiít, ni el gobierno pueden insistir, de derecho, en que la escuela
discutidas en su significación literal, como descripciones de hechos bioló* .
se convierta en un vehículo de sus respectivas orientaciones en particular.
gicos o históricos. Recíprocamente, la iglesia no puede refutar ninguna»
La larga controversia sobre la religión y la educación en nuestro
proposición de la ciencia, excepto en cl terreno científico, aunque el sig*
país, parece demasiado complicada para prestarse a un análisis lan sim*
nificado espiritual de tales proposiciones esté enteramente dentro de su
pie y general como el de la división del trabajo en un ordfrn social ra­
jurisdicción. La evolución, como teoría biológica es asunto del biólogo;
cionalmente organizado, pero tal vez no sería infructuoso el intento de
su significado para la experiencia religiosa compete a la iglesia.
aplicar este principio.
2. Cuando una iglesia anuncia que determinada acción social o poli
I>os argumentos presentados p«ír la iglesia en pro de alguna clase
tica es compatible o incompatible con sus enseñanzas, esa decisión sólo
de educación religiosa, loman muchas formas. La siguiente lista omilirá
es válida para sus propios fieles, que al aceptar ser miembros de esa iglesia
tal vez algunos que hay quien considere imporlanles. pero puede servir
convienen en acatar tales decisiones como definitivas.
como un preliminar para el análisis de la situación.
3. Ninguna mayoría religiosa puedo, de derecho, promover la pro
mulgación de leyes que obliguen a quienes no son sus miembros, a obrar
1. Algunos alegan que se infringe el principio de libertad religiosa
o a dejar de obrar contra su voluntad. Desde luego, la mayoría puede
y libertad de conciencia, cuando se niega a una persona el derecho de
estatuir cualquier cosa que prefiera, incluso ia abolición de salvaguardias
aprr.nder la religión de sus padres. Consfícurntemente. cada seda tiet^e cl
contra la tiranía de la mayoría. No hay nada que impida a una mayoría
derecho de enseñar a sus miembros sus dogma«. religiosos. .Más aún, como
en los Estados Unidos retirar de la Constitución la Declaración de Dere*
í>e derecho es inútil sin lo' medios de ejercerlo, se colige que es correcto
chos, pero no puede h.iccrlo en nombre de una razón que imponga el
u^ar fondos públicos para ose fin.
asentimiento unánime. Así, una secta religiosa puede ser lo bastante
fuerte políticamente para prohibir ciertas obras literarias, pero no puede S<brc i«.*da la cuc»ti6» rie educación religiosa, consúltese Httigious E<i i-
reclamar la sanción de la ley natural para tal acto, a menos que todo* /alien, nov;t3:;yre-difienjbrc <<* J953. Ver um bi^n, de Irw in Widen, “Si la» Es‘
«««'las Parroquiales rccibicrar fondos públicos”, en Edu<ational Tkeory 3:4.
hayan admitido previamente que ella tiene acceso a alguna verdad revelada. ««■tubrc de 195j, pp. 293-306.

L
108 EL lIO M B llf, LA SUCIEDAD Y KV E SC ll
jtu.C A riÓ N j :n k i . o h o k n s^o c u i .
109

2. Alguno? íüslieticn que escuelas parroquiales^ sostenidas loíii


>ili/.in y 2) !a$ consecuencias pr«íctirns dol sostenimicnlo público de las
o parcialmente con fondos púlilicos, son ia íioiución. Otros sosiicm ti luf
lillas parroqiii.ib-s.
las f&cuelas púMicas. ihulo que son sostenida*? con fondos púMicos. dcb*:i
''i la comunidad decide que L’ s escuelas públíras. atoas o creyentes,
incluir !a in¿tnicción religiosa en su plan de estudios.
i'en al )'!en romún. l.i't parrcxpiiales r-'-.n \ina luJo«a de*iviación qtie no
3. Muchos a íirn n a que las escuelas públicas, por desipuio o por
-•'ir.e ri nadie de sostener las escuelas públicas, así conv> rl que vlajsmos
denle histórip son “alcas", y que tales escuelas son, de hecho, anllrjf
rinpre en avión «o nos exín:e de la nndtitud de gr.nv.ímenes que Jos
Ugiosas más hicu que laicas.
nductores de automóviles lian impuesto al j)úblico en ^’*'neral, ya que
¿Qué puedi* decirse ac<;i'ca del primer argumento? Presupone <i
. cierto que una vez que las escuelas sectarias comiencen a competir por
un niño Wi adoplará las ctecucias y prácl:cas religiosas de sus padtes, ^
' fondos públicos, con cxialquier ba^e concebible, las e'cuelas públicas
menos que sea orientado en su credo y ritual a una edad relativamenl#
loriarán en situación de cementfrios o rnfermeríaí ))úblicas. Por lo lan-
temprana. Supone además que >uí. padres tienen cl derecho de decidí'»
‘ no es exag;írado dccir que si los intereses religios-'vs son lo bastante
por él ln religión que deba adoptar, medíanle esa lempnina orirntacíóii
Arries políticamente ¡lara conseguir el ajKiyo fiscal para las escuelas
La primera parte del argumento no puede ser rebatida sin tener qw
,'irroquiales. las públicas, lal <'0 m0 las conocemos, están con<lenadas a
hacer fronte a dv*masindos hechos. I.a segunda parte no lifnc abíolutami®
'• -aparecer.
le nada que ver con ios hechos. }>ero como los padres no discuten sta
Hay. por supuesto, quií’nes dicen que contiene que lal sea cl deslijjo
propios valores religioso.^, es indudable que orientarán inevilablement^
las escuelas públicas, por ser escuelas atea«i, por lo que Icnenv's (|ue
a sus en una determinada direteión religio.>a. La cuestión no f
winiinar e.sle argumento má^ núnuciosamente.
refiere entonces a los primeros años de la vida, sino a la edad escola
lil cargo de que las escuela? públicas son ateas, puede significar una
¿Tienen los padres el derecho fie decidir que la orientación original ér
ilí- dos cosas: que ito enseña en ellas el credo y ritual tic ninguna sect*\
sus hijos sea 5¡sten)álicamenle reforzada por la educ.ieiiíai religiosa en año¿
-l¡i:io«a en particular, o que los valores espiritualcvS son negados o des-
posteriores? tradición legal dice “sí”, pero no en las escuelas pública)^
•l-ñadoí.
No veo cómo puede un individuo afirmar qu'* tiene tal derecho, sin
En cuanto a lu primero, el cargo es realmente justificado, pero no hay
aíirm.'ir también la infalibilidad de su propia secta ri-ligio.-m, pues si h a *
iiH>l:vo racional para considerarlo como un reproche a las escuelas pú*
la menor ]K»sÍbilchul <le que no sea infalible, se infringe 1« autodeterin^
Miea>. Obrar otra manera .sería prácticamente y icóricaine/ítr
nación racional ile cada niño, al orientarlo de manera que quede excluidl 'iisr^stenible. El segui-do significatlo del cargo es injustificado porque el
« priori una elección alternativa. Per^> negar al individuo toda oporlu^
.'■ríonal i)*- la rs4 uela pública, los maestros y adminisUadorcs. son apro*
nitlad de exjXTimentar en la práctica relijciosa, resulta un procedrnienl«| M’nadamente tan religiosos como la población en general de enlre la
no menos arbitrario. Parecería, por lo tanlo. <jue la orientación inicial ue son seleccionados. Ellos aceptan sin mucha discu>ióu c*sos valores
que d« al individuo una inmedi.'it i experieni ¡a religiosa, did.erá aju'larse
« '.raían de afianzarlos, lo que puede ser bueno o malo, pero en ninguno
a la mi^nva olaso »lo invesligavión y critica a que '^e s>ujeta toda experi<*nj
I' los dos casos demuestra que las escuelas sean ateas.
cia en la \ida racional. Pero esto entrañaría ner,» iarianu-nte el estudió
Kl cargo m.íb grave contra las escuelas públicas es que en ninguna de
obieiivo de la veligión. tal como se ha maniíestvido en nue-ítra cullura y
’sts se enseña sistenjáticamente el componente religioso de nuestra civi-
en otras culturas, más bien que la profesión o práclit'a de una religión
1"', lón, como mtiícrjV/ de estudio; omisión difícil de defender con ningún
cualquiera. í
f’uidarncnto intelectual respetable, si de algún modo pret'‘ndemos hacer
¿D a oportunidad ía escuela, ya sea [)«rro(juial o pública, de que se
1 1.* nuestros alumnos entiendan la cultura en que viwfi. .Si las escuelas
haga lal estudio objetivo de la r<'ligión? ¿Es pedagógicamente posibltl
l'iiblicas se encargaran de esta labor (y las dificult-Mles prácticas son
hacerlo en la escuela elenicnlal? ¿Podría acaso hacei«ie en la (escuela se^
ticjiifablLs), gran parte de la cof5lr'>v<'rsia sobr«* <‘s<lc a.'=-»nto caería por
cundaria? Esta*' cuestiones se tralaii eji el (;aj)ílulo I I . j
u piopio pe» > y se despojaría el camino para hacer unu división más
La cuestión del M»slenirniento económico se rcduce casi totalmente aj
piicisa del liabajo entre la iglesia y la escuela.
dos puntos principales: I'l la equidad con respecto a la dtdje c*»ntriijuJ
Por consiguiente, la leligión ti»n«* un sitio indi-jn;nsahle en la vida
ción ajwrtada i>or qin’enes envían a >us liijos a la «-Kiiela parroquialj
!>iiena y en la sociedad buena. La iglesia, como in^litución social, tiene
siendo obligados al mismo liempo a sostener las escuelas públicas que no|
II .,v ínneión Indu} licr.ble que le es peculiar. Sólo ella puede revestir el

i
110 El, HOMBRE, LA SOCIEDAD Y LA ESCl.KLA LA EDUCACION EN El. OKDEN SOCLNL lU

cuadro de valores tic* grujxi con cl ritual y el credo que despiertan las local de ella. Hcprcsenla los ideales que profesa la comunidad, más bien
formas de sentir religólas. Sólo ella puede encargarse de la adoració que los que practica y tolera. Puede por lo tanto demandar dcl hogar, del
común y dar a todos los grados de intelecto una orientación hacia el uni gobierno y de la iglesia, que desempeñen sus funciones dentro del orden
verso como un todoj puede dnr y da «na actitud emocional hacia la social, de manera que la educaciún para la vida buena se haga una
vida, que pueda hacerla más valcn>sa, honrada, dispuesta al sacrificio, realidad.
más dedicada, amante y perfecta. En la tercera y cuarta décadas de este siglo, los educadores intentaron
El papel educativo de la iglesia os drfinido por su función. Eü^i’ñar ilcsempeñar el papel de críticos y reformadores sociale.^. Identificados
el credo, el ritual y ia historia «le una dclcnnínada rclipión. es rcsponsa* con un ala del movimiento llamado Educación Progresiva, esos j)edagogoa
bilidad y obligación de ella sola. Puede llamar en su ayuda al hogar y opinaron que debían persuadir a sus alumnos a poner en ])ráclica los
otras entidades, pero no descargar la responsabilidad final en la fam¡!ia,j resultados de su pensamiento social en las aulas. Algunos fueron más
el cinematógrafo, las escuelas o los periódicos. Cuando la iglesia se dedica enérgicos y militantes que otros. .Algunos sc sumaron a las batallas polí­
a cualquier actividad educativa que no .sea aquella de que es especialment^ ticas de la época, mientras otros sc coi^entaron con pronunciar discursos
responsable, tiene que sor juzgada según el mismo criterio que cuaUjuicra y escribir exhortaciones a sus colegas, instándolos a tener conciencia de los
otra institución educativa, o sea el de ver si está formando hábitos que j males soci.'iles y de la necesidad de la reforma social. Cuando esos edu­
den por resultado seres humanos capaces de determinar sus elcccione5j| cadores pudieron poner en práctica sus ideas, las aulas hirvieron en disen­
a la luz del mejor conocimiento disponible, y c\iyas vidas sean ejemplo i siones de los problemas sociales y de las actividades pertinentes a los
de un elevado orden de realización y goce de los valores. jl mismos.
¿Puede una diversidad de iglesias que enseñan sus respectivos credos|| Hay poca duda acerca de la sinceridad de esos hombres, y muchas
proporcionar la clase de apego a los valores, necesario para la unidad personas convendrían vehementemcnle on que estaban del lado de los
social, en una comunidad, una nación y ol mundo? Esta es una pregunt ángeles, en las controversias que los ocuparon. Pero el público interpretó
que sólo las propias iglesias pueden contestar. a menudo sus esfuerzos como parciales, alegando que los educadores se
habían aliado a un partido político más bien que a otro, a una filosofía
económica en vez de a otra, a un grupo de presión económica y no a
L a ESCUELA COMO CIUTICO SOCIAL
otro. A los ojos del público, los educadores se convirtieron en un grupo
más de presión, que afilaba tal o cual hacha económica o política.
llanta aquí, este capítulo ha hecho resallar cl papel defensivo de la
eí-cuela contra las intromisiones de otras iiiístituciones. en su íiempo y auto Esos educadores no lograron vender al público norteamericano la ima­
ridad. Es oportuno señ.nlar ahora que la escuela puede tener algo positivo gen de ellos mismos, como intérpretes de la verdad, del concKíimiento, *>
que decir a otras instituciones, con res]>ecto a las funciones de las misma del pensamiento disciplinado y bien informado. En vez de ello hicieron
sin realizar al mismo tiempo esas funciont'S. nacer en la mente del público, el espectro de un grujw de partidarios
Aunque en un orden social racional la escuela musca usurpa el pap^ políticos que estaban usando Ins escuelas públicas para ganar prosélitos,
dcl gobierno, la familia, la iglesia o la ciencia: en stis actividades didác^ entre los niños, para sus preferencias sociales y económicas.
llcas tiene f>or fuerza que impartir enseñanzas acerca dol orden social y ¿Por que ocurrió esto? Por una parte, ocurrió porque algunas de las
sus inslituciones. Al hacerlo, no puede evitar juzgarlas. Xo puede en discusiones en que los edxicadores tomaron partido, ni «iquiera ahora pue­
.siñar historia sin hacer que el alumno lea que tal o cual estado era mal den ser resuellas de una vez por todas, con base en los hechos o en la
y que en un determinado período de la historia la iglesia desempeñó .0,1 ciencia. ¿Con <jué base científica podemos decir que conviene más adop­
bien o nial su papel. tar un patrón económico que otro, o una forma de gobierno que otra?
Si la escuela se apega a la verdatl en estas materias, no puode hacer Por otra parte, los educadores no siempre eran exjxTlos en los campos
otra cosa que enseñar la mejor historia, ciencia y litcratur.i. ¿Cuál es la de la economía, sicología, ciencia y otra media docena de materias, cuyos
mejor? Aquella que en cualquier momento dado acoplen los entendidos descubrimientos pretendían usar en sus argumentaciones.
en determinado camjx), como la verdadera o i.i mojor. Dicho de otra Más aún, en su entusiasmo por el cambio y la reforma, tuvieron que
inAnera, la escuela i's el crítico de la sociedad y de toda*» sus instíiuciones» atacar la Inidición, los principios csiahleoidos e ideales fijados» c:>m«>
porque representa Ja vida buena en general, más bien que aljiuna versión carentes de derechos f>pe'~iaUs. Habiendo hecho relativos y dudosos to*
I-A l- r i T A M U S t.N Kl. * K1)EN' SO CIAL 113
112 E L H O M liÜ F . I.\ 5 0 t.IF ri\ D Y L.\ LSCL'ELA^

«los los principios, 1«5 íuf f)}fí«-ii Insistir en ia superior \aUcícz de sus Dcrcclios a ¡a autonomía
¡rivales, on ronírasN' ron l(is <io sus oponentes.
Qui/;i la enseñanza quo pu'‘<lc <íoriv;;r de e.Uo fragiucnlo de lii<loria Si ia educación tiono un cotijunto de conocimientos comprobados que
didái'tion. es que la«! '•.«rnola<; y educadores .sólo pueden forvir como fcuia sus proccdimi'-íito'í, y si quienes la practic'iii basan su arte en ose
crítico.*» dcl orden social.'íi piiodtMi <.''*fncn<‘<r al j^úblico de quo son ex* conjunto de procedimientos, puede reclamar oiUononiia en ciertos octnpos.
pcrlos en educación. eMo oa qoo sab^n cu^.ics son las diniensionos de la Al decir conorlnuontos “comprobados” significo no sólo los dori\ados
vida buena: de quo Po;i itifótproles de las disciplinas inteleclualos en ípio de las ciencias nuMiralo'», sitio también los que emanan de la lógica, sico­
se deposita rl conociniion!o noof‘í.nfio p ú a ia vida buena, de qtíc no tienen logía, sociología, economía, ciencia ]X)lítica e historia; cualquier conoei-
liaclias privadas, soeialcs. ooon6tricaJí o jx)lílic:is que afilar v, finalnier.te, nñento adquirido mediante un método quo j>crmita su confirmación o
do qtío ejí una poquefn proporción mis vidas «nn ejemplo «le la vida riogació:! por parle de todos aquellos qur quieren .y pueden dominar cl
buena on 5U propia otj’tura. r.iétodo.
IJamo procedinúontos no sólo a las técnicas de ejiseñanzi, sino tam-
hién a las de formula< ión del plan ile estudios, de organización y adms-
A i 't o n o .m í a p .\r\ j a e d u c a c ió n
r.is'.racicn. dcl «isíema escolar.
Si se satisfacen esas estipulaciones, la educación puede reclamar:
¿Qué c ia ^ do autonomía puc«lc rorlainarse racionalmente }*ara la
educación? ¿Fn qué sentido puede j^ubcrnarse a sí njísma?
U Ser cl árliítro final en cuanto al plan de estudios, o sea lo que del>e
enseñarse. Por supuesto que un educador en particular puede estar equi-
1. Sfría absurdo quo la rduca. ióu reclamara autoridad en cualquier
vivado, j>oro la jirofesión o di^ciplina repre-ícntará. romo en la medicina,
oam|x* en eí que depen«la do alguna otra enlitlatl para funcionar. Seria
absurdo, por ejemplo, que el educador demandara autonon\ía para recau­ la mejor niancia <le p«‘nsar y c-1 más ]>onderado juicio en esta materia.
2) Ser cl árbitro final en la cuestión del método, o sea cómo debe
dar fondos con qué sostener l.i educación. Algún gobierno podría otor*
garle la fariiltad di‘ fijar impueMos y hasta fucililarle un ejército para enseñarse al al;muio y cómo usar ol material de enseñanza.
Z) Ser el árbitro final para la organización d il sistema escolar en
cobrarlos, poro esa facultad le sería conredida ¡xir el gobierno, sin queí
nivolos de instrueció:i, así tomo para fijar las condiciones en que se debe
s» a \ni dcr«’í i;o inh.'n nte a la educación.
2. T a in })O C O p u e d e d e c i d i r jK »r sí m i« « n ia q u i e n e s d e b e n s r r r d u c n d o s , j'.'sar de un nivel a otro.
Ser el árbitro final para decidir a quién debe considerarse apto
p o r o M .in to fie m j> o , e n qu-" t• d if ¡ r i» I^ y e o n c u á l e s f a c i l i d r i d í í . p o r q u e t o d a s
•>ara enseñar deS*vm;nada materia, vn cualquiera d e jo s niveles de ins­
< « a s c o s a s fl-.'p»-nden e n p a r t e (le I"» d i s p o n i b i l i d a d d o re c u rs o s e c o n ó m ic o s '
trucción. Ksto >igrifica que la profesión tiene ol derecho de establecer
q u i- l a r d tjc a c ió n m i^ in :^ n o p ro d u c » - .
MIS propios requisitos para pertenecer a ella, y que sólo ella tiene el de­
?>. No puede siquiera pretender determinar cu.íl d« be sor la verdad
recho dr- di'cidir si cunlquior maestro llena o no esos requisitos.
o conocimiento impartido, porque ella nii^ma no e.Má dedicada primor-
l)t‘l>o aclararse que la fuerza de las reclamaciones en estos cuatro
dialmcnte a la investigación y no produce «/Ira ciencia que la de la edu­
*-amj>os, varía en razó’i uiversa de la cantidad de controversias que so
cación. Obtiont* de las ciencias efpoc¡alizn<las los conocimientos al por
- it«-n entre h>» propios expertos, con respecto a lo que debe conside­
mayor, y los distribuye al menud<o entre sus alunu\os. pero no crea sus
rarse como verdad. Así, esperaríamos menos controversias acerca de lo
Tuontcs ni sus consumidores. Dcponde de la física, quín»ica, historia, lite-J
')uc es verdad en matemáticas y en la.s ciencias físicas que en las sociales,
ratura o geografía, para intogrflr cl contenido fundomental de su plan de V monos en sicología que en la interpretación de los significados de demo­
estudios. Depende de la bíolopí-», sic*’logía. ^:--.iología, religión, arte y
cracia. Ksto significa práclicamonto que cuando los expertos disienten, la
fn-vofín, para «u ronipren«ión del alumno, la . -.•iedad v los valores de du isión es tomada j>-)r el cihieador rcépeetivo, de acuerdo .con su propia
t'^da cla«i\ produce ninguna dr estas co«as, aunque en Jiltimo anál^^i? inlvr[>retación de la*^ prnc has.
e- MI único ajx>yo.
For ejemplo, «‘i la opinión médica estuviera di\idida con respecto al
¿Ln qué cam|>o> podcníos n|>o\.ir ‘ ilibatamente la autonomía o auto- v.ilv-r de una vacurta preventiva drl catarro, uno obraría probablemente
'i:’.prminaciün de la educación? /Dónde puede decir qrsr su autoridad f •'uiúndo.'o por la íc que pudiera tener en su doctor. Pero si uno tiene
ii--. di he "cr C'iariadi jH>r jiini'Una otr.-» '“litiilad social?
U i E L H O M ÍRE, I.A SOriF.r>AO V LA Kí=a:E
I \ EDUCCIÓN’ EN Kl. ORDE.V SOCIAL 115

firmrs convicciones en contra c.lfr iag va.•unas, pofliía reí.ir-í.írsí» a que


ie aplkara una, nnrujuc tM doctor lo acoii«*jara. '''¡í I i Ií- 'a<nl*i.u li-- «If-rlor ('.otidiciones wiru apenar las dt’nwndas
pare apoya’’ s»is iucÜ'mcioncá con una opinión n;e‘''lic\
V>f macera fctncj.inte, cuando )i>s eduo.idoi!-: r ’- ^«tín ' acuf'rdo ri-n I .a s dem an< la> d e a u to n o m ía se l u r á n m á s i m p e r a t i v a s e n la s c o n d i-
rt'-'ixrlo a los íucrltos df cierta cla'r de plan de .-luilio?. una cotiivindad I io n e s s ig n ie n lc s r
puMo escoger ^-nlro oroptar la s convicc’ono.t de >us diri^'^rt* '! '
o conseguir dirig.cntcs con convicc¡oib>s diferenl«'«. Pí-r^' 'Mhdo los ex­ 1 ) A m e d i d a q u e Ja e&tiu.’ tur<-» d o b c ie n c ia ílid á c f ic a c r is ta l iz a m á s
pertos concuerdan, la comunidad no tiene* to.l allein«ili’.- jvinjue e! oainbi'i > m á s . e n c o n c e p to s c ie n tíf ic a m e n te ju s tif ic a d o s a c e r c a d e c ó m o se efec*
de dirigentes no le dará nada distinto en materia de juicio y ':on\icciún. lú a cl a p r e n d i z a j e , c ó m o s e m id e n la s c a p a c id a d e s , e tr .
E l único recurso entonces es que la comunidad lm\>o«^A a los divi?cnteí 2^ A m e d id a q u e la s c ie n c ia s so c ia le s s e h a c e n m á s p re c i/y is e n el
sus propias conviteionc5, pero precisamente para resiílir est i <lase de* a n U is is d e rn ^ '^ tro s n)al>'s so c ia le s y s u s rem «’d io s.
presión, es |X)r lo que la eduración debe '■eclainir .lU derc:l\o y dtíi-nd». rio 3) A m e d id a q u e la s f ilo s o f ía s p e d a g ó g ic a s Ile g a l’, a c o n v e n ir m á s y
ha&la cl íin. in.is e n lo s v a lo re s y e o r a c te r í s t ic a s b á s i c a s d e la v id a b u e n a . C u a n d o e sto
Surge un problema eípecial cuando la comunidad objeta la enspriai:;».» x i i r r a , «e h a r á e a d a w z m á s d if íc il q u e u n a c o m u n id a d e n c u e n tr e u n
de cuestiones contenciosas en materia socin!, j>olítica o económica, en las 's u p e r in te n d e n te d e e s m e ía s , o d i r e c to r e s y m a e s tr o s q u e di:« ien tan rn a lc -
escuelas públicas.'’^ Pero como veremos en los capítulos 12 y 13, si que* r'alnienle e n e ít o s t r e s -'a m p o s .
remos aprender algo acerca de nuestra cultura, tenemys también que apren­ 4^ P«’ro h a y t o d a v í a o t r a c o n d ic ió n . P o d e m o s l la m a r l a é tic a p ro fesio *
der cuálcj! son sus controversias y p o r q u é son contei.;: -• I.x>s pvmtoi na) o s.'m p lc v a le íítía . M e r e / i e r o a Ja p re ít* n sió n d e Ja p r o f o ? ió n p c d a g ó -
básicos por discutir en una controversia se prestan al t?studio objetivo. Has­ t'ic a . d e te n t r u n a p o d e r o s a v o z e n la d e te r m in a c ió n d e lo s re q u is ito s
ta CSC punto, el derecho de la escuela a cns4.*ñarlo-'^ es itulifrutible. Sin em* le g a l'S p a r a e je rc i-rla . y la ú n ic a voz e n el w ta b lc c im ic n to d e lo s r e q u is ito s
bargo, cji aqu«'llas escocias en que los conocimientos y ]ns hábitos du- •lU .di.-ttualcs, p e d a g ó g ic o s y d e c a r á c t e r , p a r a ser miembro d e e ila .
adquirirlo*; y usarlos, están sulwrdlnados al iuier**', de afilar hachas so-j S ó lo lu r .c d o la s e s c u e la s p ú b lic a s , c o le g io s \ u n iv e r s id a d e s c o m p re n *
cíales, jK)líticas y económicas, los maestros no pueden tratar dei^apa^io*] <Km q u e u n m ie m b r o d e la p r o f e s ió n n o a í e p 'a r á u n p u e s to q u e le o b lig u e
nadamentc las cuestiones controveitihles. Por lo tanto, no debería soi* n r c 'O r t a r y a n tu l d a r l a v e r d a d d e .=u d i íc i p li n a . p a r a q u e s c aju^íte a
prenderles que quienes, no comparten sus puntos de vista, so-ipccher. de |'CcuHari<lade.T d e p r e ju i c i o lo c a l, s e r á c u a n d o e l p ú b lic o U ogue a r e s p e ta r
sus motivos y de sus métodos. •’l d e r e c h o n jí^ rn o . M á s a ú n , m ie n t r a s l a p r o f e s ió n n o p u e d a d e f i n i r lo
A d c in á » , d e b e o b s e r v a r s e ra u > p a r l i c u l a n n e n l e q u e e s ta m o s b a l'K 'r d o q u e e s u n a p r á r t i c a iin !fl» id a , p a r a p o d e v e x p u ls a r d e s u s e n o a q u ie n e s
a q u í a c e r c a d e d e m a n d a s d e l d e r e c h o a la a u to n o m í a p a r a lo s e d u c a d o r e s : h p r a r t i c i .n ind * * b ld .im en te. n o p o d r á e s 'p c ra r resp4-td d e l p ú b lic o , l.o s
t a le s d e m a n d a s p u e d e n s e r s a tis f e c lia s o n o , p o r la c o n u n iid a d . N in g ú n r^O’d i c c s n o «on dc:> caI:ffcad o s p o r s u s p a f ic n tc s , Jos a b o g a d o s n o s o n expuJ*
g r u p o c o n f u e r z a p o lític a a b r o g a r á su « a c tiv ld a d e -j s im p le m e n te p o r q u e ‘ i d o s d el f o r o p o r su>; c]ienlt*s, lo s c lé rig o ^ n o s o n d e p u e s to s p o r s u s feli-
lo s e d u c a d o r e s r e c la m e n f^u d e r e c h o a t e n e r a u to r i d a d , rsin jjim .a s o c ie d a d /rn \ses. l)<í ig u a l m a n e r a , lo s e d u c a d o r e s n o d e b e n d e j a r e n m a n o s d e lo s
h a lle g a d o y t a l v e z n í n ^ m a lle g a r á jjim á s a e*e g r a d o <le r a c i o n a l i d a d , la a p r o b a c ió n d e lo s m é r ito s d e s u s c o le g a s . P e r o a l a s u m ir u n a
p e r o si c r e e m o s q u e e se e s e l id e a l p a r a la s o c ie d a d , n u e s tr o s e s fu e rz o s l-ostura d i s n a . lo s e d u c a d o r e s t e n d r á n q u e h a c e r que l a i n te g r i d a d p r o ­
p a r a a lc a n z a r lo se h a c e n o b lig ^ ato rio s, in d tp e n d ic iit- ? m e n te d r l eM ad o re a l fe s io n a l s e a e e 'jn ó m ic a m e n te p o s ib le . X o puc*den i m i t a r a los n iá r tir i's
d e la s c o sa s e n d f .t e n n iu a d o p e r ío d o d<* l a h i s t o r i a o e » c u a l q u i e r co m a* q u e e s tá n d is p u e s to ? a jX'rdi*r >=us e m p le o s p o r u n p r i n c i p i o . H a y q u e pen*
n id a d en p a rtic u la r. X o to d o s lo s p a c ie n te s a c e p ta n el c o n s e jo d e stis ’. r . p o r e j‘Mnplo, e n la c a r r e r a d e l m á r t i r y e n s u f a m ilia . A ta l p re c io , la
d o c to re s , p e r o e sto n o e x im e a lo s m ó d ic o s d e r t c f t a r c o n f o r m e a l m e jo r a u to n o m ía p u e d e r e s u h a r d e m a s ia d o ta r a m o r a h n e n ie .
c o n o c ’u n iv n lo t e r a p é u t i c o d e q u e f lis p o n g a n , n i d e i n d i c a r l o q u e l a c o ­ X o h a c e n m á s fú c il d e a l r a i u a r la a u to n o m ía d e la e ílu c a c ió n a q u e llo s
m u n id a d d e b e h a c e r p o r s u s a lu d . e d u c a d o r e s q u e p r o c la m a n q u e l a s e s c u e la s p e rte n e c e n a l a c o m u n id a d y
íjue. p o r lo t a n t o , to d o s Jos s e c to re s s o c ia le s tie n e n derrocho a fo rm -.d a r
17 no 1a comunicad euwra !a qu**. ',t)jcia, sino solamente cl >us n o r m a s , a t r a z a r su s p la n e s d e e s tu d io s , a s e le c c io n a r s u s l ib r o s d e
grupo cu>o lado de la ditcnsión no sc está apoyamlo.
te x to v a v o t a r e n r e la c ió n c o n s u s m é to d o s.
EL irOMftKK. LA SOCIEDAD Y LA ESCUELA
LA EDCCACIÓN EN EL f>lU>KN SOCIAL 119

clores ganen el pan enseñando, es importante pero accesorio. Las mon-


j p . síicerrlotes y pa<lres que no $e ganan la vida de esta manera, piieilon 3. Penga a prueba h tporia de la autonomía de educación, aplicándola
sin embargo ser maestros en cl vcrííatlcio sentido de la palabra. Cuando a alguna controversia entre autoridades escolaren o maestros y alqún otro grupo
dentro de la comunidad.
Ja ^ 'ic d a d no paga adecuadf%menle a fus mnestroF, la culpa es de ella, 4. Pong4 a piu^ba ia teoría de la autonc::.(a de oducación en ur.a contro­
y el remedio no C5tá cu la educación sino en la capacidad administrativa versia acerca de si debe o no impartirse educación sexual en las cscuelai públicai.
del estado, lo d o lo cual significa que los maestros tienen que ser polí­ 5. Revise n'.edia docena de números atrasados de School and Socieiy e
ticos A veces, pero esto no dtbe confundirse nunca con su íuneión pe« identifique aquellos artículos que tratan de las cuestiones siisciiadas en ej-.e
dngógica. capitulo.
0. Disponga ur.a discvjsión en grupo para alegar lri$ pros y los contras de
La objeción peiwral r este capítulo, bien puede ser que e.<tnblece íun- )a postura tiznada en este capitulo, con respecto a la relación cutre escuela y la
ciones eseaciales para las diversas insíiUtciones, con>o 5 Í por alguna razón lamilia, la iglesia y el esta Jo.
fueron fijadas para sien^prc. Se sostendrá que los instituciones cambian
sus futiciones cur.ndo se* alteran las condiciones sociales. ¿Por qué, en e^e
S u O r .S T t O N E S P M ÍA LEOTUAAS V Á í EXTEK SAS
caso, no habrían i;c cambiar también las funciones de las escuelas?
rcspucMa puede encontrarse en la interdependencia de esas entida­ Para una inforntacíón bibliográfica más con:p!eta »obrc tas obras anotadas
des eu cl ord«u social. Ln toda organiz-ación se trabaja presuponiendo que a continuacic'in. cc.-rsu!ie la bibliograna general.
cada elemento contribuirá con su participación en la obra general. Una Podría ser conveniente comenzar por las declaraciones de los fundadores de
falla en cualquier parle, si perdura por algún tiempo, perturba toda ln 'a ciencia {>olít¡ca:
actividad. Aristóteles, I’oUtica, Libro I, Cap. 2; Libro IH , Caps. 9, II
Platón, República, Libro II.
Cuando cualquier institución iiace que una de sus funciones acceáorias Wild, Introduction to Rtalislic Philosophy.
o secundarias sea la dominante, deja de efectuar su trabajo principal. Ku .\ lo.^ que pueden soKuir:
la misma proporción en que esto ocurra, el orden social es lesionado y Brubacher, Kcitcíic Pbilosofhy of Kducation, pp. 239-273, 281*298, 325'352.
----- , M^jdfrn Pkihsophies of E d u a lio n , las paites pertinentes de los Caps. 8.
comienza a desintegrarse. Conjccuentementc, cuando una instilufión cam­
9, 13.
bia su función, haré necesario eícctuar caminos en todas las demás infli- \Valler y llill. The Family: A interpretaticn.
tucionesj un total reacomodo de las Telacíones entre los hombres, v esto 1.a literatvira pertinente a las relacivnes entre la e»cvie!a y el orden social es
rara vez ocurre sino en “tiempos de gran peilurhaeión”, para u.«ar una voluniin('Sa y está en continua producción. Se sugieren las obras anotadas en
seguida, como puntos de e.xploractón inicial.
frase de Am old loynbec, Ll piogre.?o que necesitamos pu'*de alcanzarse
Sobre la familfa:
cambiando la manera en que una institución desempeña su función, más Burgess y L-icke, The Famil): Frotn lrt¡titutÍon ío Companinonship.
bien que c«m&ííiní/o la función. Los niños quizá deberían ser educados Kirpatrick, The Family A¡ Pr->cess and Inüitution.
ahora de manera distinta que hace cincuenta años, pero si la educación I.aí relaciunes entre la escuela y la iglesia ocupan una posición central en
la iiteratuia didáctica norteamericana. Por lo tanto, lo que en seguida se bu<
de lo?, niños se subordina a la función económica o afectiva de la familia,
?iere debe ser considerado c<jmo una muy pequeña muestra de lo q’.ie »e ha escrito
habrá dificultades. Hemos cambiado nuestros métoíios industríales, poro y se está escribiendo sobre las múltiples fases de la cuestión. Los archivos de
será un triste día para nosotros aquél en que la industria so preocupe más Reíigious ¿'ducaíion contiiiuyen una buena fuente de información. U n ejemplo
por t i anuncio que por la producción. Las escuelas han cambiado sus de controversia directa nos lo da cl siguiente intercambio de arj?umentos:
Bode, Bcyd H ., “ La Religión y las Escuelas Póblicas'*, Sehool and Socieiy, 67:
métodos y pueden cambiarlos mucho más, sin tratar de desempeñar el
papel de la familia, la iglesia o el gobierno. 225-229, marzo de 1918, y la replica de:
Raymond, S., "I..0 » principios de Pragm.-\ti>mo y la Enieña-rsa de Religión en las
Escuelas Públicas” , C<itholic Edueation Reviexv, •»/: 365-379, junio de
P r o b le m a s para d is c u s ió n e in v e s t ío a c ió n
1949.
.M final del capUub I I se enconírar.ín otras referencias a este tema pero el
alumno podria consultar ahora:
1. \alore cl mérito drl análíiis de las íuncioncs ‘‘primarias” del gobierno,
la familia, la ír Icsí» y la esc»ich, htcho por el autor. Brickman, W. W., “Educación para la existencia Eterna, la Filosofía de la Edu­
cación Judía", Schcol and Soeieiy. 57: 554*560. mayo de I94S.
2. ¿ Puede usted encontrar en nvicstra cultura, casos en los que algunas de
Butts. The American Tradition in Religión and Edueation.
las íuncíoncí secundarias de una institución «e hayan convertido en primaTías?
líenle, R . J., “ Piincipios n<^rteamcricanris y Escuela* Religiosas", Saint Louií Lato
Journal, 3:3, 237-250, Priinavera de 1955.
120 KL IIO M Ü U E , LA Sí >CIKDAD Y FSCUEI

Johnson y Yo»t, Separaticn of Church and S tatt Ín ih t Cnif^.í Stottf.


Coínisiót; de Normas Didáciicaa tic ÍA N. E. A., Moral cnd Spiriiucl Valutí.
Notlingham, Religión and Society.
i^< p ítulo
O ’Neill, ií«ííj{ioit fíiíttítítiort Vr^der ike ComlitutioTt.
P»ra la relación de la esaieía con cl estado y otras ¡nitituciones:
Bantock, frfedom and Aulhotíly in F.ducation.
Bornee, A Ccnctpiion of Áuihotiiy.
Br>"Sori y otro$, t'reedom and Authority in O ur Time,
Curmingharn, Pivctal ProbUf^s of Education, Cap. 16.
Genlilc, Th* Reform of Educaiion, Cap. l. Realidad y conocimiento
Harris, The Social Philotophy of G io taní Ctntile.
Hullfish. ed., Bducational Frerdom in an Age of Anxiety.
K ndicr, The Educational Philosophy of A’cíí ’na/ Socialism.
Licbcrmai\, ¿'¿utaíw n a$ a Proftuívn y The Future of Public F.ducalion.
Lilge, The Abuse of Leatning y Antón Semyonoiitch é\fakarenko.
Mead, The Schooi in Ametican Culture.
Slcsingcr, Ed-.i(ati:n ond Cless Strug^le.
Stanley, Educador, and Social Iniegration. LOS P RIM ER O S cuatro capítulos se afimiaroii muchas cosas aceren de
Ulich, Fundamemali of Democratic Education, Cap. 7. ' I HAturaloza humana, del orden social, de la viila huena y del \-.ilor del
Oficina de Educación de loi EE. U U . Education tn ihe L '.S .S .R . onociinienlo para alcanzarla. Do vez en cu.indo se indicó que quizá no
jwlos los filósofos de la educacióji estarían <Je acuerdo en esas cuosiione$
i que r.lgunos se mostrarían rchacios a conceder que podemos descubrir
'■' “naturaleza” de la vida buena, de la vida humana o del orden social.
Llegamos así a una de e^a;» cuestiones eniiiales en la educación, que
rKiS impelen a definir más cxj)líciiamente lo que ea realmente efectivo y
como podemos saber lo que ea. Kn otras palabras, nos vemos forzados a ha­
cer uiia incursión (aunque hecesariamente hrvve) en la metafísica y la
rpiítemología. Si cl lector se dispone a consiilerar este capítxUo como una
il¡«^gresion un tanto abstracta del tema de la educación, puede e?tar con*
forme con ella si se le asegura que los jjrobicmas del plan de estudios,
teoría del aprendizaje y orgatúzación escolar, tienen suí. raíces en la
misma.

E l sv. h y k l c o n o c i m i e n t o

El eonucimiento es «cerra de algo, sobre un objeto. Rh’ objeto jjuede


s.-r una vaca, un conjunto de estadísticas de s<'guros, la situación de la
l)olsa de valores o un problema de álgebra, y cl objetivo del conocimicnto
es traer a la conciencia el objeto tal como rcalmenle es.* A vece.s, |M>r
hupucéto, e.s más consolador no saber la venlad, jtero la ignorancia es una
bendición sólo cuando es completa. í)es<lc aquel momento en que sospe­
chamos que el doctor puede habernos engarbado con respecto a nuestra

I El insiruu'.entalista sostendría que cl objeto de !.-» investigación es ac lara r


u n a situa ción p rcb lcir.ática, ro n s tn iy c n d o u n “ o b je to co m o se le conoce", r n cl
proceso CüJn]>Ielo do investigación. V'. gr., D cw ey, en The Quest for Ceriaínly, pp.
189 y ss.

121
122 123
>:L h o m b r e , L\ SOCrEÜAD ^ l a fs c u i aJD AD Y OONOCIMIK.NTO

¿alud o ei instructor acerca iW nucvli.i^ calificocioncí:. la iK-ncltcivSn il .<u forma y otras prop! lades. Sin embargo, la mente ejecuta todos
a])areco. Nuf'>ito interés ])*>r conocer lo? objetos como n.'nimcnte son, los actos de extracción «in alterar en nada al ol^jeto, pues la conciencia
nuifstra que la posibili<líKl (h* qi:r* swrjios »*n¿:flñaclos y (Jo siempre un proceso de ab?traccióií, de concentración cu algunos a?pec*
ftl<>unos <le íuu'stros juicios M^an Ííilsos. I.a ju ic íj Íí\
\:-í) no nos dará wi . de las cüS,*i5, de-sateiidiendo los demás.
ciencia «le! objclo como realmoiiír es, «ino como (xircce ser. Consecucnt Va hemos examinado otra característica más de la mente, que es su
mente, si jxíiicnios i>reciííar las condiciones en que nuestros juicios mC .‘icidad de combinar y amoWar imágenes, j>erccpcione.í y conceptos,
setdvidcroft <cpislm ología), fstaukvcmos a\ inUn>o úcmpo la? noiinl í extraordinaria libertad. Ninguno de nosotros cons'idcrd un hecho m.iy
con que podemos dislinguir la aparien(;ia de )*i lealidad i metafísica • oble imoear a nuc-itra piC't'nri.i el retrato «le una abuela que ya no
Ko podemf^s hacer otra cosa que com ‘ruar ron nue-^tra exj>crieneia » .te o el desayuno de mañana que no c.'tá preparado todavía. Todas las
cci’ las reglas de pon'ar corrcclainenle. No podernos *ino juzgar ';ne ^ »as materiales están encadenadas al presente; el ayer y el mañano no
y IJ son diferentes, si no enoontramo¿ nada í.-jiporlante que sen <» níún i fuifican nada para un automósil o un saco de ^hibias
ambas, y decir que «*n más o menos semejantes si lo en'»ntratM*>s. ^íl■ Sumando todas estas carivctovística'-, tenemos quo llegar a I."’, conclusión
podemos má'? que aceptar una de dos declaraciom-s conlratiaí y rochara® • que en estado consciente hi mente humana funciona de una manera
la otra. En simir., si nos nlenemo‘> a nuestras facultades hitn:j:>íí.«. solif ínterial y con í’i ’mcntos que, hasta cierto punto al meno-, taml-ién lo
m'-nlc contamos con la experiencia y con his leyes de la evidencia, p a r^ ■:i. La dase de ser que tienen las ideas, no es la misma que la que tic-
emprender la búsqueda de lo que es verdaderamente real y lo que t •>.. los árboles, piedras y aves. Jx<s significados, ideas y conceptos existen
realmente verdadero. J^plementc en su función de indicar o descubrir la naturaleza <le las
J
Lijando vsOS dos recursos, tncontramcs qnc el mundo se divide en un« >as. pero no son cosas en sí. Platón creía que los significados o coneep-
multitud de objetos diferentes quf? se afectan recíproca^nente de mil mi5 3 existen *‘n un mundo que Ies es propio, el mundo de las formas. Aris-

ñeras. Si queremos .«aber cu-íl es la distinción n>Ás Íurídvimental qu«§ bíeles y otros iostuvitron que son extraídos por la mente, de nuestra
podemos hacer vnlrc todos lo<i ol>j« ;os de experiencia, parecerá sor la diíc-i :periencia ^ ‘nsoría, esto c-s. de la acciórt rccíprora de nucílr«>s órgií.’í-x-»
rencia entre los objetos concretos que ocupan un espacio, q«e nacen y muc« nsihles, eon el mundo externo, llamaremos a este tipo de ser (el de las
ron. ]xir una parte, y las imágcnc.-i c ideas con las que tenemo.s conciencia cas), el ser noético o cognoscitivo.^
de ellos, por la otra. « .Aunque todo fer noético es al»3traclo, no todos sus elementos lo son
Tener conciencia es una tran.sacción peculiar. Cuando A tiene eun-B |halmente. í a imagen que me formo de la toma de agua para incendios
ciencia de X, y X está pre.^ente en A, |>ero e.s una presencia CTítraña j«c liay frente a ia ventana, es abstracta, y sin embargo es lu icmc.¡ai\za
un objeto en particular. Cuatiild recordamos e imagii.anvís, lo segui­
po rquí* X no está físicamenle denlro de A, Yo tengo conciencia de q u e
os hacirrdo con imágenes de deleiminadas cosas. En cambio, cuando
his teclas de mi máquina de escribir gol|K-an el pa¡K-l, sin pml)argo, ni el
'•.¡dimos definir una toma de agua para incendios, el concepto resultante
pí»pel ni la máquina e»tán dentro de mí. ni afi>cla en nada a la máquina
*> toma en cuenta su color rojo, ni su postura un tanto solemne, ni su
el que yo tenga vonciencia de ella. Kn el mundo de ln.« cosas no ocurren
"locación precisa frente a m i \entana. I.a noción de lo.s aparatos para
tales tran.*Micciones. Si vuestro automóvil y el mío chocan, es proba ble]
onibatir incendios elimina un número mayor todavía de las características
quo ambo» tengamos que pagar rcparacione.<. Cu.mdo dos elementos se
k mi toma de agua, pero lo com]Knsa al rcíorirfe a la nudtítud de tomas,
unen para formar un compuesto, el resultado es di-^lhito a cada uno do
V^nde quiera que pufílen estar.
ellos y ninguno de los dos sale ileso de la prueba. Ks seguro que mi
En algunas de nuestras composiciones mentale.s, dependemos de obje-
si.-ítema nervioso descargue energía rada \c¿ que ti'nfio conciencia de algo,
materiales y procesos físicos que nos proporcionan imágenes retenidas
pero es muy dudoso que cuando tengo conciencia de dos hombres dos-
II la memoria y despertados por la imaginación, y la mente inventa algu-
cargue el doble de energía que cuandu se tr.<»la de uno .«olo. La imagen trns de sus objetos, v. gr., la raíz cuadrada de menos uno, las ecuaciones
dcl Gran Cañón no hineha mi cráneo más que la imagen de una pulga.
íli* cuarto grado, ditersas e.spcranza.'? y a.spiraciones, el círculo perfecto
Igualmente notable es otra cualidad de la eoneienria. Si quitan)os ?u el matrimonio ideal. No obstante, el origen fundatnental de todo nuestro
color a una tela, otro color aparece debajo del primero. No potlcmos. mnocimiento está en nuestra conciencia del mundo externo, y es la natu-
quitar cl tamaño a una prenda de vestir sin destruir la prenda misma.
Xo jXKlemo#. q u ita r la dureza al h ierro sin efectuar opi^raciones drásticas 2 Wild, An Introduclion to fíeafiitic Phihsophy, pp. 395 y ss.
125
12 1.
EL HO^!UUE, SOCIEDAD Y L.K ESÍM.'I

lires, cs^lá en canino de quedar satisfecho <le que se puede confiar en su


raleza de esta dase de conocimiento la que presenta los probloin<is m4|
i-rnnil.i pero esa satisfacción aumenta si éi n nirds trabajadores ponen
ptiníiátrntes en epistemología.
' piu;'b.i la predicción y encuentran que es correcta. Por ejemplo, las
; ■i taoulares predicciones de los .lítrónomos con rcspe<’lo a los ccll]>ses,
ClKNCIA Y METAFÍSICA cxtl'.' de los químicos al hacer nuevos compucítos que tuvieran las pro-
¿edades que deseaban, fueron dramáticas verificaciones de las fórmulas
Esto mundo cxlcrr.o es un mundo de espacio. L iis cosas ti» tie n e n u n esos científicos cMal.'nn probando.
on cl y ocurren en cierto mnnienlo. Siempre es i>erlinente pre
(X 'rlin e n tc p r e g im ta r cuái^ Sc observará que mientras la fórmula “ funciona”, no es nec4*snrio
do y dónde, con re.«pccto a cualquior cos^a que nos dice qur. "cxijie' ínprendcr, ni siquit'ra mencionar, la na:uraleza interna do una oosa o
To<lás las cosas reales e indivi<]uale.s existen, y en c<le sentido las for ■ un hecho. SÍ usar corbatas azules redujera la delincuencia en las ciu*
o cor.ccpíos no existen, aunque por medio de cHas es como llegamos 'ides, podríamos proceder a proj)orcioíiar a lodos los aduicsc'enles corha*
tent*r conciencia de “qué” es lo que existe. i de esc color, sin sabc-r por que son tan efectivas para reflucír la cri*
Kn cl iminilo de nueilra experiencia, lodos 1<ís individn(»s reales C'ti] rnalidad. Sin embargo, la curiosidad cientííi''a no lardará mucho en
caml)iando. \/as cosas esl.ui en conlinua transíorraación, candjiítn de ■npcler a los investigadores a buscar factores, dentro ilc las corbatas azu*
m.ifio, de lugar y de cualidades. Nuestro nunido es el dominio de ia exl^ '■’• Y dcl crimen, para explicar la eficacia de esas prendas. Estarían dando
tcncin. Cito es, dcl ser cambiante. Knlcndcr al s«’r cambiante es fuuciál paso hacia cl descul'rimienlo de la “ natu.’-aleza*’ de las corhatns oi’ulc.**
tanto de la ciencia como de la metafís.ica. diferencia cslá en la n a lí . <lcl crínien. ¿Hasta dónde j>enetrará la ciencia en !a "nafuralc/a real”
raleza de las preguntas que cada una de ellas hace. ^ ' las cosas? Lo que sc puede predecir es esto: la ciencia llegará hasti
l>a ciencia quiere saher qué factores variables inlcr\it n«'n en uua át 'íidc debn, i>ara verificar las fórmula,? que ))a establecido, y hf>^ln donde
terminada claí^ de cambio, por ejemplo, en cl de$a?ro)lo de plantas, rueda, para descubrir nuevas fórmulas que ])redigan mejor que las an*
animales, en la delincuencia juvenil o cu mantener un satélite en órbiU ■rriorcs.
La ciencia quiere también contestar la pregunta relativa a cómo varíai Por su parte, la metafísica hace un conjunto de pregimta<> b.<islanl*í di-
irnos con respecto a otros, los factores varinbles. Por ejemplo: ¿acgmpaf^ rrcnles acerca dí-1 sor mutable. Kntcnder metaíí?icaincnte cl canil.lo e?
a un aumento en el Íngrt!*o nacional inia disminución en el crimen? ¿V i íironlrar una fórmula que describa ra«go> que son esenciales a rualquiera
ría cl poder adquisitivo dv*l varón norteamericano, con el ¡.trado de inl
: '.’llos, esto es, que haga compreiií'ible la idea misma dcl cambio.
truoclóii escolar que haya recibitlo? ¿Varía la velocidad de un avión coi|
Así, en uno délos más famosos análisis nielyíi-icos del cambio, Arls-
la temj>eratura de la atmósfera?
' ^ les sostuvo que pa»a “pensar’’ en el cambio, tenemos que pensar en
A medida quo avanza, la ciencia quiere saber M Cá que liay alguna 1
-l:’o que cambia, decir, algo que subsiste a tiavéí del candno, como
o fórmula general que dc«rril*a cómo cambia un factor variable con n
ihsiste la casa cuando cambiamos su color, o el l abaí!;» cuando ]>asa
pecto a otros. La presión del gas. Indudablemente, cambia con el volum^
lotrillo a potro. Aristóteles Ihunó ‘'materia’* ^ a lo qu.* hace posible esta
y la u-mperalura. pero ¿en qué ]>ro¡>orción? ¿Cuánto debe cambiar M
factor para producir det«Tminaílo cambio en los otros? Pudríamos pr ubsistoticla.
guntar, ¿hay una ley que determíne cómo varía el crimen No se <lcbe conícbir la materia como hecha e.vvlusivamcnte d« [«cque*
la natalida™ ^ , . T^ri., .ñún rsoucial o una csi>ecie de
o la iK,sibilklacl de liaccr viajes a Kuropa, co„ lo, can.l.io, en d i n g r ^ pur « el cracio'')' <l«e es s„5.rplil>fc de adopUr
/>cr cjpi/a de los norteamericanos? Por lo tanlo, )« cicnoa cíta niteresad^ .sianciii «n i i . . . •' • --ti-
en encontrar fórmulas, o las formas más generales, con las que describí; nuevas foimas. Nunca existe sin alguna forma pero no está irrevocable*
cambios específicos en el mundo. Cada ciencia se ocupa de su prupÜ t .ente süjtla a ninguna en j)arlícul.ir. Por lo tanto, materia es un termino
campo de cambios; la química, la física, la biología, la economía y h • Intivo. La barra de acoro p\iede ser la materia de unas tijeras o de una
sicóloga, tienen s.us respectivos dominios de los hechos que tratan de de4 '"cueta para con.’rirucción, y la vigueta jMU'de ser materia para el conílruc-
cribir y comprender. ' r Si» emli.irgo, .<j reducimos el acero a molécul.'ií. éstas a átomos y los
La prueba de veracidad, para la ciencia, sc llama irrificactón empi^ átomos a elcclrones y protones, vamos llegando griulualmente a la noción
rica. l',«to significa que cuando un científico puede predecir, mediante si
3 M c ta íí$ ic .i, L ib rí/ X I I , 2.
fórmula, cómo afectará cl cambio de un factor variable a los demás fac
126 I \LID \P Y CV»NÍ)*'.lM Il.NTO 1 2 ‘¡
»;i. H O M B l l F , I.A S O C l F J íA D Y LA K StC E l

(lo I."» que los antiguo? lianuiban materia “prima", o sea la mnlcrin con Ariátóteles consideró necesarias para describir lo que signiíca que
mínimo <lc íorma.'* 1^:0 exista.

Al hablar de las formas que clan a cada cosa por separado su <arÁri^ Aliamos de esos términos no ^orJ necesarios en las ciencias (spcciales,
o “sustancia”, ix>denios significar: ero cuando incluimos ol “ser lunnano” o la clase de existencia que tienen
’ seros humanos, junio con la forma on que las plrdras y las oirellas
1. Tualidadcs tales co?tK> forma, posición, tamaño, pfw , movimionto^ •.'-Irn. es difícil liablar siíaúfic.ttivanionte del ser, sin las ideas do rea*
otoétnra, a las i-jue romúnmonlc so llama cualidades primarias. | ii.iad y potencialidad, matoiia y forma, ser (.cgnoscilivo y ser mutable,
2. Cualidades tales como color, olor, sabor, dureza, suavidad, caloi^ l.n ti sistema do .Aristóteles se daban a icxias las cosas aleunas do las
tono, etcétera, conuniment»» llamadas cualidades secundarias. 1 Tcatcrí.slioa’j <lel "s«‘r luim.ino” . Por ejemplo, Aristóteles concibió cada
3. Cualidades talt“; com*^ bollo, feo. propicio o amenazador, alracti\^ como un compuc.sto de inaleria y forma, esto es. como la conversión
o repulsivo. llamadas a vcoos cualidades lerciarias. I '<• !<' potencial en real. <le .\ouerdo con un desicnio pretederminailo. Para
4. Ciertas estructuras que dan a! objeto la facultad de afectar a otra \i¡»tótelc=, el universo y todo lo que hay en él. trataba de akai»zar una
objetos de determinadas manetas, v. pr., la <!e un ácido o la de un hombre meta o fin que le era natural. La ciencia moderna niega a los objetos
5. Una definición cjue aísla lo quo es indi^p.'nsable para que una coi •tteriales osa manera tcleológica de ser. aunque es difícil prescindir dcl
sea lo que es, y ciertas características concomitantes que siempre licni lénnino ‘’propó?ilo’\ ni tratar dcl compi)rlamiento humano.
(accidentes necesaric»s^ o quo tie>;.‘ a vece« írtccident»'s casuales^ i Hay muchr.s si.stemas de nictafísica además del de Arislótelcs. T.no
V ellos 09 el idealismo, que sostiene que todo ser tiene una estructura
Ilav muchas cla-rCS <lc cambios, que van desde el rodar de \ni granfiM ’ii.Üoga a ia do una mente hup'.ana o a la de una persona. La realidad
de aroua en la j»!aya basta la fisión nuclear. Algunos do ello» merumenle^ el material d.* que están hechos los sueños y los pensamiento.'. Para cl
sustituyen una cualidad siqjorfi<.ial por olra. como cuamlo una dama cara* nloalista. todí> s''r os en cierto raíKlo cognoscitivo o noético. y los objetos
bia ol color de sus labios, mejillas o tabello. Otros, como el que llamamoi ni.iterijilo.'* nnitaMí.*» son. en cierto sentido, ideas en la mente de los bom-
erofimiínto, siguen una pauta bastatilc regular. El nacimiento y la muer* i>’S . de Dios ■ ) del absoluto. T-n cambio, el pragniatismo es rchacio a
te son cambios más rndiiales: forma? enteramente nuevas nacen y mué*
linnciar un «iítema di- metaíí-:ira. pero mi él hay implícitos algunos ron-
ron. Pero sin la noción de una materia que pueda recibir mucha- for*
«•ploi acerca de la naturaleza de la realidad. Las doctrinas de que el
ma«. sólo ]>odrían’os tener creación y aniquilación, no cambio.^
• urnb’o y su proceso son fundam.'nt.ile:», de que el ser “ reaT tiene conti-
Kntond«'r ol cambio es poder indicar;
..•.¡dad V de que el cambio es evolutivo e intencional, son todas ellas
1) El estado o fonna de la materia d«- la quo provino la cosa presente. ínotafisicíis.
2) Fl factor que j)ro<lujo la transición. \!fred -N. Whitehead es un ejemplo ilel mctafísico moderno, para quien
3) í.a forma o estructuia que ahora ticn«. 1 : ‘liochos” y “ptoci-sos” eran las categorías básicas. Trató de volver a
4) Txi dirección hacia la que la cosa se dirige.*^ • '.piesar todo* los modos de cambiar y de w»\ en términos q\ic hicieran
|ii-iticia a todo, desde un átomo hasta Ü ’os.
La metafísica no procura controlar las ro«as, sino rn.ís bien descubrir
y dí-.scribir los raspos más generales del ser. No pregunta: “ ¿cómo varía S e n s a c ió n y p e r c e p c ió n
X (on \ r’ ni “ ¿cómo afecta X a Y ? ” Ksas son cuestiones científicas.
Pregunta: “ ¿qué significa «Ic'cir í^jue algo existo?”. ’V.eómo se dt.'scribe el Si ri’irocedoníos ahora un pc>co, a lo que se dijo acerca de la ooncicn-
cambio como tal?” Causa, factor, sustancia, atributo, materia, forma, rea­ ■i'*, podemos decir que. en lal condición, la mente abstrae la?> formas de
lidad. potencialidad y propósito son algunas de las categorías o iiocione* .ula una de ias cosas. Las formas, a diferencia de su maleria. son defi­
nidas y fijas. Cada matiz de color tiene su propio carácter, c igualmente
Ver obra c iu d a tic Wild, pj). 286-291.
5 Mis-na obra. p. 337. F.l r.iiií^no os funddincn:al para cl írslrumenMlismoJ I» ti;inc cada tono y cada grado de duieza o calor. Las definicones j>erei‘
y sin eir.barjro. la rsiruciut» del (atn-jí;: « pasada por alto con frccHcnrU.' ¡ .1 , y fijan la e s l T u c l u r a misma de las cosas. Cuan<lo una cosa cambia,
\’cr F.\peiitnce a n d S a tu r e , de Dcívc/. pp. 71-74. • >y una nueva estructura o forma de percibir.
6 Ver Metafísica, de .\ri«t6?clcí, I0l3a24-I0l4aj5, sobre las cuatro causas.

I
128 129
E L HOM ÜHK, I.A SOCIEDAD Y LA E?« ; l : ^1,lDAD Y CO N O CIM IE N TO

¿Cómo pcrc¡i>5nios los «listíntos ti|v.s í1«; formas antes fitadas? N’# < ;ón (cierta forma de idealismo^; o 3) que el color y las otras cuaK-
pcrcibimo*^ por ejemplo, el funrionamioiilo de una turbina <lc vapor r..« -3 secundarias son entidades neutrales, (pío en un conjunto de reía-
sólo verla, ni apreciamos 5U color disarnuindola y cítudiando lcrmodi .4 >..es son ondas luminosas o sonoras, pero que en olro conjunto son las
mica. Xo conocemo? el carácter de niifslroá amijyos de la misma man-1» udadcs que sentimos (ciertas formas de neorrealismo).
que coiioí'cmos el sonido de «ik voces. Kn cl segimdo caso, toda nuestra creencia de que las cualidades se-
Comenzamos n adquirir nurstro conociniicnto percibiendo las cu»li lidarias están en el objeto es una ilusión, pero notablemente sístemáti-
dades que liemo? llamado .«Cítmdarias, o aquellas formas que constituycf. . En cl tercer caso, tenemos que preguntarnos cómo es que una misma
la tuprjíicie del ol.ji-to, y C-«tas cualidades son f.upí*rficiales en otro ‘mi' 'idad puede desempeñar tan diferentes papeles, mediante su simple ac-
tido también. Para entender la? turbinas de vapor, la teimo«:inámira 'n recíproca con un conglomerado de células cerebrales.
más importante que la percc|xión de los colore?. I^as propÍedadr.<5 nul' De?afortuna<lamcnle, la percepción de las cualidades por medio de los
micas dcl agua son mí'w importantes par^ nu«*.-»tra com])ri‘nsión de la •nliúo.í puede ser c-'^timulada desde el interior de nuestro cuerpo. Cual-
rale/r. que m i oj>aricncia, pues cuarulo sabemos que el agua se comjx)n# :ier cosa que estimule el nervio auditivo originará un sonido, y varias
de hidrópcno y oxígeno, po<icmos relacionaria con todas las otras susta»- 'ri-^as y enfermedades ocasionan esa estimulación interna. Es asi como
cias que contienen esos elemento?, y cuanto más conozcamos la naturalc/í.
‘nímidinios ruidos que se originan dentro de nuestra cabeza, con los que
mejor será nucí^ro dominio de ella.
producen fuera de nuestro cuerpo. Algunos sueños son tan vividos,
Xo obstante, tenemos que ini<'iar nuestro conocimiento con la pi rr«|t-
'n' es difícil en \erdad distinguirlos de la realidad. Todas estas circuns-
ción de lo.»' caracteres suj)erficinlc.'». Nuotros órganos sensorios son lii
í'.' ias conspiran para crearnos cl problema clásico de la veracidad de
puertas baria el mundo exlerno y no bay otras. Kso^j órsanos» >in tmbai*
inkstros sentidos y de si es que podemos probar que hay un mundo externo
go. sólo pueden dislinyuir cualidíidcs tales como el sonido. gu>to. tacl«'.
olor y color y cada uno d»* ellos se cticar,i;;i de una sola de dichas cualidad^'. '(ite es responsable de que tengamos conciencia de él.
Así, pues, el meollo de todo nuestro conocimiento e^í la sensació/i, lui Ks indudable que podemos estar experimentando la sensación de un
l^rcK eso que d r jK r n d e d o la encrgia qne emana d c l objeto externo. De los • •'lor azul, un tono agudo o un olor fragante, pero no podemos estar innje-
cambios eíecluado.ít en los órganos si-nsorios y en el sistema nervioso, por .li.itamonte ciertos de qué es lo que está causando esa sensación. ¿Cómo
las ondas linninoíns y sonoras, las presiones, el frío y el calor, las s(>lti- ¡■'■(irmos, cntcnccs. llegar a juzgar con seguridad que sentimos realmente
ciones químicas y vapores, la mente abstrae iníalilib inente nn determi­ fl azul dcl cielo o cl rojo de la toma de agua, y no meramente lo soñamos?
n a d o color, s o n i d o . H‘iisación táeíil. gusto u olor. Sej»ara la cnalidail LSto nos trac a la forma en que percibimos las cualidades primarías
sensoria en particular, d e l complejo proceso físico que .«c e^iá eft-clíiand*» Icl objeto, o sea su tamaño, distancia, posición, forma, movimiento y
en el órgano seníorio y en el sistema nervioso. |ieí<». Como no bay un órgano sensorio especial para advertir osas carao*
Cuanto más completa sea esta separación, más olijctiva is y con ma* líTÍsticas, no podemos percibirlas inmediatamente, como pen.ibimos las
yor exaclilud representa la <ualidad que el objeto emanó. Así. la vísta y ü.-ilidadcs secundarias. Probablemente, cada sentido trae consigo, de
el oído hacen sus labores de separación más efitientenienie que el tacto, manera má.-í o menos aproximada, alguna indicación del tamaño, forma,
olfato y gusto, con el resultado d * que \emos cl azu5 «•« el cielo, pero el etcétera, del objeto. Los colores siempre tienen alguna forma y exten-
gusto a pescado lo |>ctcibimos parcialmonte en la boca y parcialmente en •iún. Sentimos que los objetos son grandes o pequeños por medio del
el pescado. ttcto, al,;\inos olores parecen impregnar grandes topacios. El ritmo a que
; K-ftán realmente esas cualidades secundarias en el objeto a que las percibimos d:».'* sonidos o dos manchas de color, nos da también indicio
atribuimos y hacia cl que nuestra conciencia parece señalar, o son cre^* del movimiento, y la claridad de las impresiones visuales nos permite
cione>; tuiesíras? Como mie:ífras retinas y cerebros no son aniarillo'5, vcr*Í }.i7.^ar Jn distancia,
des, a/ules o de ninguno de los centenares r|c mntíres (pip percibimos de Como resultado, nuestros juicios de las cualidades primarias (tamaño,
cuando en cuaiulo. debemos asumir tjue e«.is características son 1 • traídas j.'i'io, fcrnia) son m u y inexactos y dudosos si confiamos simplemente en
del exterior por los diferentes canales de energía que activan nuestros las impre.eionr? de n\JfStros sentidos. Sin embargo, c-^ta circuntancia nos
órganos censorios (realismo elá<lco^ ; 2 ’i que cl cerebro, al ser C'^lltnuiado, da un n-.odio para correpirh-í, que es la base de toda la ciencia natural, ya
obliga a la mente a crear la coloración, dure^.^ o temperatura, como i»na >jue fi dudamos de lo que cl ficto nos dice acerca de la forma de un ob-
130
KL líO M im e , LA SO CIED AD Y LA K S C U E l^ H y CO N O CIM IKN TO 131

jí'lo, podemos verio. Si dudamos de su peso, podemos transformar la J •íiiríití' envuelto por capas de njcmoria, imaginación, interés, deseos y
presión que ejerce sobre nuestro» músculos, en una presión sobre la pía* l'«ti«amientos. Y como estos varían con el individuo, cl tiempo, lugor y
tafocma de vina báscula y és\a a si» vez, en la impre.^ión visual de una •'.<unstancias, igualmente varían las percepciones aunque sean dcl mis-
nuuiecílla que recorre la esfera. Si la varilla parcialmente sumergida ..... -bjeto. Así. yo veo la toma de agua como una protección contra per-
en el agua nos parece quebrada, la locamos y nos cercioramos de que e» i-'líit causadas por incendio, el agente de seguros la ve como un factor de*
re<:ta. Kn otras palabras, dado que varios sentidos nos dan indicios de !• iminñnle de las primas de scj^uros, y el vendedor de tomas de agua desde
las cualidades primarias, podemos \i$«r uno para corregir el otro. f
ctM punto de vista. Tal vez sea el artista cl que más sc acerque de todos,
Más aún, cuando tenemos duda de si estaremos soñando o no, pódeme^
■í \erla en términos puramente sensitivos, es decir, de su apariencia. Sin
crear una situación en la que sea niuy improbable que todos lo< ob5er>
iinitargo, él tampoco la ve claramente como una forma p-ntada, sino como
vadores estén soñando de la misma manera al mismo liemix». Así sería
forma significativa (ver capítulo 9>, v.gr., como fírme, vigilante so-
muy difícil que diez observadores soñaran que la toma de agua es roja,
l-mne ob.5ervantc o hasta como solitaria.
o que todos tuvieian cierto defecto visual o cerebral ai mismo tiempo.
Kl pensamiento también toma parte en la percepción. Reconocemos la
Sin embargo, no debemos olvidar que aunque las cualidades prima-!
i' ina como perteneciente a cierta clase de objetos, y posiblemente ínter*
TÍas pueden prccisars<*, mediante las debidas correcciones, con mayor
»»nen, asimismo, nuestros conocimientos de hidráulica. Kl objeto de la
exactitud que las secundarías, son también mostradas por estas últimas. Si
no tuviéramos visln, <*ído, tacto, gusto u olfato, no potlríamos medir, in­ l«>tna. sus usos, .«iu manera de funcionar, son cosas que no sentimos, pero
vestigar y comparar. Debemos }x>r tanto conceder que si las cualidades < K U 'd id a que nuestra cxperic/icia aumenta, el acto de percepción movi-
que perciBimos con nuestros sentidos no son> al menos en algunas oca» l'/.i tan rápidamente esos recursos, que es difícil decir dónde termina la
sjones, tal como las apreciamos, no podremos tener un conocimiento se­ \<ación y comienza la interpretación.
guro dcl mundo externo. Mediante esta explicación de la materia se ve con claridad que no es
Si algunos de los informes que dan los sentidos son ciertos, su informe [-•'ible educar la sensación pura. O tenemos el equijx) físico o no lo te-
de que la toma de agua es roja no siempre ts necesariamente falso. '•'•mos, o prestamos atención al objeto o no sc la prestamos. Ix» que lene-
color rojo, como se le conoce, está en la superficie de la toma, y en con­ «v>s que educar es nuestra percepción, de manera que lleguemos a notar
diciones normales del medio, de los órganos sí-n^orios y el cerebro, se le '1 objfto lal corno es, independientemente de las variaciones peculiares &
abstrae de los canales de 'energía qu:? lo ronducen al cerebro. Cosa dis­ nuestra propia condición en determinado momento. Adiestrando núes-
tinta es precisar dónde debe localizarse el cnlor “rojo como se lc conoce*’» in's órganos sensorios podemos aprender a percibir diforencias cada vez
sino como se relaciona con vibraciones luminosas no rojas e impulsos menores enlre nmtíces de color, diferencias de sonido, tacto, gusto y olíalo,
nerviosos.^ ''in embargo, no podríamos hacer ni siquiera e.‘^ , a menos que en nue.«itra
Toda teoría acqjlab.e de siensación y percepción tiene que explicar memoria pudiera cons/.‘rvaríC una forma su.sceptible de volver a presen-
cómo es posible la verdad y también por qué el em»r eo casi inevitable Inrvc en la conciencia por medio de lo imaginación, para j>oder comparar
pero corregible. Nuestros errores no ocurre.i tanto en 'a sensación como utm sensación con otra.
en la perce])ción. Heulmente, rjra ve/ sentimos el azul, el calor o la No obstante, el mejoramiento de la percepción no es meramente cues-
dureza como Iftlcs: en cambio, j'íercibimos ár!x>U-s, cslufa-j, sonid«>s de «na i!‘*>n de ver con mayor fijeza o escuchar con mayor atención. K>s también
orquesta o do >:n neumático que revienta. Kl dimiuulo núcleo de sens^j- «le salK’r cfué es lo que se debe ver y escuchar, l.’ii lego que e.vucha por
ción formado [X)r el proceso de energía emanada do! objeto, i-s inmedia- medio do un estetosropio oye nnu-ho pero no percibe nada, si ve a través
de un microscopio ve mucho pero tampoco percibe nada prácticamente.
7 Si esas cuaiiJadc! íuerai: iiicramctuc <rcavU^ por el . 'e ic b io d íl individuo,
el ctínocimiftnw íidcdigno seria en v.'rdavl niÜ.vgic v.'.oxplÍ!rable, ya qj-i « ba­ IVrcibIr en un objeto lo que es jK'rtinenle a algún propósito, significa
saría en una ilusión; y si el procfío «c sentir íi -ra entcruncnte físico, tendríainf» ■tber cómo está relacionado con otras cosas y cómo se revelan esas rela­
otro niiia^rc, puesto que sería el único caio en quc un objeto físico luvicra <.-on- ciones con los sentido.«i. Kn otra« palabras, la e.«ti-uctura visible de una
('.fncia de otrü. Si una n.ente cósmica proyectara sus p^ii..an)ieii(os de tal suerte
que conítít.:voran J<*s objetos del ir.undo m.^íprial (idealismo objetivo), vi conoci­ significa poco, a menos que tengamos su estructura invisible como
miento sería poííblc, peio nos conduciria a pregurtar p 'r qué no jwdcmos Jeer guía de nuestra pi’rcepeión. Y rsto nos lleva a la forma en que nos perca»
esa meiitr LÓs*nifa directamente y con m^yor icjfurioad. t.unt'H de esas estructuras invisibles que hacen posible el couooimíento.
13 2 KL HOMBRE, LA SOCIEDAD Y LA K«Cni| 13 3
t a iD A D Y CONOCIMIKNTO

P e n s a m ie n t o s y c o n c e p t o s
.ií/idas dirfcíaim/ite por los sentidos. Son el resultado del pensamiento
/ico que arroja luz sobre las conexiones entre las cosas, para que ¿u
limcionamiento sea cumprensil'lc. Mediante la percepción notamos que
La sensación, la memoria, la Imaginación y la combinación de olí»*
1 ,1 establo de cosas sigue a otro, ^‘cmo3 primero una toma de agua, luego
en la percepción, no« dan imágenes más o menos complejas de cadii cosa en *
particular: esta toma de agua, Jua)\ Pérez, el arce que está a un ledo de • le 'iñade una mangtjera, en seguida se abre una válvula y el agua
la toma de agua. Pero cuando usamos palabras para hablar dcl arce, ■!e de l-i níanguera, pero no podemos observar que un hecho sea causa
cemos a un lado la imagen de ese arce en particular. El ténnino “arc«' •*••1 siguiente. I.a mente infiere esa conexión y procede luego a afirmar
es universal, se refiere a un concepto o significado que se apilen a tod pje. dada la estructuia de los hechos, no podía .«or razonablemente de
los árboles de esa especie. otra manera.
En otras palabras, percibimos los cambios que un objeto experimenta
En otras palabras, toda comunicación por medio de símbolos es, hnst.
cierto punto, abstracta y general. La comunicación demanda que los in V luego preguntamos qué clase de estructura debe tener, que nos permita
lerlociitores lomen en consideración significados idénticos.® Los simbol ligar esos cambios en su relación de causa a efecto.^ Pero para contestar
con que ae representa e) íucgo o cl agua pueden ser enteramente dislint n ! pregunta, la mente tiene que ser capaz de abstraer de las imágenes
en diferenlcs idiomas, y tan diferentes como los sonidos lo son de loi [ícíxibidua en cada paso, aquellas cualidades y características que sean
caracteres, escritos, pero los significados a que se refieren deben ser los mi»* pertinentes a los actos del objeto. Esto tcíiuiere un cuidadoso estudio de
ios cambios de posición, tamaño, composición química y distribución
mos, o ios interlocutores estarán pensando en cosas diferente?. El hccho
de que en ocasiones nos comuniquemos correclamentc quiere decir, por lo de energía.
tanto, que hay un significado común que puede ser abstraído de la »*.xpe« Así, a! reflexionar t-obre las diversas formas que un objeto toma en
riencia scnsorif, por mentes distintas. , nuestras expcriencia.s, nos acercamos a s» esencia o naturaleza fundamen­
Llamaremos a ese significacado un concepto. ¿Cómo se forma? Ante tal. En esle punto se podría alegar que el objeto en sí no tiene naturaleza
todo, tiene sus raíces en la percepción. Vemos una \ez un objeto cilín* absoluta, sino que más bien le damos una naturaleza que depende del uso
drico que tiene cierto color y del que se nos dice que se llama toma de a que lo desainemos. Para un vendedor de verduras, la diferencia entre
ugua para incendios. En otra ocasión podemos ver que el objeto está los re|>ollos y las coles de bnisclas es importante, mientras que para un
conectado a una manguera de la que falc agua. En otra más esa aguaj especialiíta en nutrición esa diferencia no es tan im)>ortante como lo que
puede estar dirigida a un fuego. Si en una de e«is ocasion.'s nos damotj hay entre cl repollo y la carne. Para algunos, la vocación de un hombre
cuenta de las conexiones enirc el objeto, el agua y la ixtinción dcl fuego,,; es lo esencial en él, para otros lo es la forn)a en que trata a iu esposa e
nos hemos formado tm concepto bastante adecuado del uso de ese objeto,, hijo.-i.
Si examinamos ahora la toma de agua en lo que respecta a .su uso, com- Verdad es que nos formamos diferentes conceptos de los objetos, según
prendemos por qué es cilindrica, por que está conectada a la cañería 1 sea nuestro interés en ellos. Pero aun en ese caso, lo que escogemos de la
principal de agua y por qué tiene válvula?. Nos abstraemos del color, estructura deí objeto para formar con eílo nuestro conccjito, sigue siendo
tamafío y posición particulares de esta toma y formamos una noción que abstraído dcl objeto y no inve:itado a voluntad. Si no hubiera dife­
encarna su estructura romo i/istn/mcn/o para combatir incendios. rencias verdaderas enlre coles y reyes, ¿podríamos d islín^irlos de algún
Observamos lo que ia mente tuvo que aportar a la forma-lón dcl con­ modo? En las cosáis hechas por el liombre, la e^>tructura está destinada
cepto! ]) cl conocimiento de que el agua apaga cl fuego; 2) si el a s u a : a alcanzar alguna meta, y la esencia de tales cosas se encuentra en la
sale por un extremo de la mansticra, debe tener una fuente fuera de ella I adaptación de b estructura al propósito. La igle.sia, el estado y la familia
misma; 3) lu fuente debo srr la toma; -1-) la tomn a su voz debe trner* fueron definidos de esta manera en el capítulo i.
una fuente y 5) tiene que lifll)er presión ^ue empiije la corriorjo de agua. Pero en los objetos naturales, la esencia fundamental do cada cosa
Estos ejemplos son suficientes para aclarar dos puntos: ? rimero, que lo* no el uP'i a que ¡>odamo5 destinarla, pues un árbol, j>or ejemplo, segui­
das estas son gcnerallyaciones acerca de la naturaleza «le la% cosas y de su# . ría siendo árbol aunque lo usáramos para dar sombra, para hacer remos
conexiones, y scginitlo, que, estas conexiones dr causa y f-í**Ho no .son per- o para na<la ubsolutamente. Determinamos su naturaleza por el sitio que

® W üd, obfA citada, p. 443. 9 E n o trn i palabras, s« nos p id e fo rm u lar u n a hipótesis.


Í31.
EL H O M H H B , L A SO CIKD AD Y LA KSCCÍ UKALIDAD Y CONOCIMIENTO 135

ooiipa en el sistema entero clel conocimienlo humano. Así, buscam<i«^ mediante nuestra percepción de cosas reales en particular, y no hay otra
cl árbol aquellas característicos que lo rt'laciunan con todo el rc'ino ill manera de entrar al reino eterno para comprobar si la idea pura de “ár-
Ins cosas a que llamamos vegetales y cosas vivientes. No dcfiniinítf ^ Itol”', concebida genéricamente, se asemeja a la cualidad que obser>’amos
agua como lo que apaga el luego, sino más bien en lo que respccta a t\m fii el abedul que hay a la vera del camino.^®
está compuesta de hidrógeno y oxígeno, de ta! manera que podamos rp Kl concepto moderadamente realista que se ha seguido aquí, es que
lacionarla con todo el orden de los objetos físicos. Jas naturalezas universales o ropetibles e?lán en el objeto injividual y
naturaleza o escncia de una cosa es aqu^l aspecto do su estruetuÁ constituyen su esencia o forma. La mente formula un concepto que abs­
quc-puede repetirse en otras cosas de la misma clase. La estructura v trae esa esencia o forma de la cosa concreta misma. Al iiacerlo, tr.ie
una locomotora, de un árbol, de una gota de agua o de un ser huma^l noéticamentc a su presencia, i>or medio de este concepto, la forma real,
se repite en incontables objetos. Ahora bien, ¿en dónde está ese faclw concreta e individual de la silla, mesa o caballo. En consecuencia, “cono­
común de las máquinas, árboles, gotas de agua y hombres, que se prrsU cer'' una silla no es simplemente tener imágenes de ella. Ks reconocerla
a tal multitud de reproducciones? romo un objeto perteneciente a una dase (su calidad genérica de silla),
Este es, por supuesto, el famoso problema de las proposiciones univrf' <j»e liene algunas características que comparte con otras sillas )>ero no
sales, que es un problema lan auténtico ahora como lo íue en los día» -W ron otros objetos (una t.'structura que la hace servir como asiento), otras
Platón y Aristóteles, pjjcs siempre que hablamos de clases de cosas, de lu»nv que comporte con michas clases diferentes de objetos (estar hecha de
bres, árboles o libros, lo hacemos en virtud dcl hecho de que lodos lii» madera o acero), y otras más que no puede compartir con ningún objeto
miembros de una clase tengan algo en común. Y si no pudiéramos hablar lia curvatura del respaldo o las patas.)
do clases de cosas, no sólo no podría haber cienci» sino, como ya
visto, no podríamos comvuúcarnoa siquiera.
Quienes sostienen que nada existe salvo los proce.sos'físicos materiale«, R esum en
tienen que considerar esta naturaleza o significado común como uno <ie
esos procesos fisícos, pero es imposible comprender cómo puede un ])rocflj La cognición o conocimiento implica, por lo tanto, una verdadera
so físico, que .siempre es individual, referirse a olro o a toda una clas«j| acción recíproco de la mente y el mundo externo a ella. Esta acción re­
Si sólo tengo imágenes aisladas de este árbol y de aquel y Ins. uso para cíproca se efectúa entro el cerebro y los órganos sensorios por una parte,
nombrar a todos los árboles, he abstraido algo que no es una imagen > la energía emanada del objeto por la otra. La conciencia de dicha acción
particular. Si digo que meramente he asociado imágenes similares dr surge cuando la mente abstrae las cualidades particulares de loa estímu­
varios árlwles, de manera que el nombre “árboF’ me haga j>ensrtr en todo* los. jXTO el objeto es comprendido sólo cuando la mente se identifica, me­
ellos (nominalismo), se me puede preguntar cómo reconocí la similitud diante otro acto de abstracción con ia esencia mnversal o forma esencia?
entre los diversos árboles, sí no fue por el hecho de que cada uno de ello* ^ del objeto (no su materia.)
tenía una cualidad o estructura que se repitió cuando menos una vez. Intentamos dar esta breve explicación de la e.<?íruclura del conocimien­
Hay en cambio quienes alegan que los conceptos universales son crea* to, porque teníamos que dar razones para creer que existe cosa tal como
dos |wr lo mente huniana y que no existen en U>5 objetos mismos ícon4- la naturaleza humana, la cual tiene una estructura y una dinámica que
ceptualismo). Verdad es que la mente puede formar conceptos en sí podemos estudiar y comprender. Al perfeccionar nuc-stro :*oncepto dcl
misma, pues no hay límite a lo que podemos imaginar e invenlar. Sinj hombre, tratamo.^ siempre de distinguir lo que es sustancial o esencial a
embargo, decimos que un concepto es más útil o exacto que otro y ¿cuál su ser, de lo <iue puede variar sin alterar su forma sustancial (acciden­
es la norma para juzgar así sino la de que una manera de concebir un tes^. En los capítulos anteriores estuvimos tratando de descubrir la meta,
i)hjeio descubre su significado más adecuadamente <jue otra? cl propó¿i)lo, e) verdadero íin hacia el que la existencia humana parece
Platón estaba tan convencido de la necesidad de ha''cr objetivos k»s afanarse por llegar. En este fin encontramos nuestra bas-¿ de lo que es
conceptos, que los consideró subsistentes por sí mismos como prineipíf» bueno para cl hombre y, en consecuencia, de lo que es la meta de la
fijos, independientemente de los objetos en particular. Arboles “ reales” educHción.
participaron en la formación <lel c*onccpto univeisal del “árlx)l*‘. Des­
• " A rts fífe k s , Metafísica, 900bl-993al0. V e r The Q,u*u for C^ttainty, de
afortunadamente, sólo podemos llegar a este cielo de las ideas eternas
Dc\sey, p p . 161-163, p a ra ;ener u n a v e « i6 n diferente.
136 i : l ] io m » u e , l a s o c iiíd a ij y u \ e sc u 137

En los capítulos que siguen, sc verá evitlcntemcnle que rsla teoría


P R O B :r M A S PARA D IS C U S IÓ N E I N V R S T lO A C lr t N
conocimiento sirve de bas<; a la afirmación de que cl descubrimiento
la naturaleza del mundo, dcl orden social, y de nosotros mismos, es» , 1. un« lista d e los pun to s e n q u e la teo ría d e l conociinicnto descrita
materia! con que cl alumno debe pcrfccionar los hábitos o lendtncias ) ■I. > c ap itu lo , te asc’n c ja a )a d e J o h n D cw cy o difiere d e ella. i^Vcr lecturas
adíjuirir, us«r y disfrutar de la verdad. Aclarará laminen por qué dcbd
moj. cor\siderar todo aprendizaje conio un medio para purificar la cd 2. Al ir Irtycr.da obras q u e se sugieren, g u a rd e rr.cm aría de !■>« argu-
ntos p resentados en p ro y e n c o n tra d e las diversas tcoH as de percepción y
pcriencia estética, ética» política y social det alumno, sujetándola a ■
.tepci<Sn.
disciplina intelectual. Veremos también que toda metodología es un rafl 3. ¿ E n c u e n tra usted adm isible la explicaci<^n d a d a e n csie c ap itu lo ? D e no
dift .’iiateníálito de preparar al alumno pava la visión noélica, que es . así, ¿en q u é p u n to o p untos d e ja de serlo? ¿ P o r qué?
coniponeríte indispeneable de la percepción, concepción y razojiamjeri: 4. ¿ H a s ta q u é «fia>.‘.o ic convierten en discusiones cpíiten'.ológicas y nícta*
El criterio aquí esi'ozado considera las cosas y procesos reales coi ' Jcfts, {as contrm-ersiaj jo b re e d ’íc a c ió n c o n q u e e *iá u tfc d fa m iJia riza d o ?
5. Sc h a dich o q u e la ciencia no e stá in te resad a e n h n a lu r a b a d e las
materia formada. Aunque la forma y h materia necesitan una de la ol
• «inc m ás bien e n las u u ifo n iú d a d c s d e c o m p o rtam ien to q'.:e r n eüas i t
para exislir, comprendemos o sabemos observando únicomcntc la for¡ t)'jer\an. ¿ C u á l es la relació n e n tre la n a tu ra le z a d e las cosa» y d ich a uniíor*
Digerimos el alimento consumiendo su n'iatcria íormada, lo compr\-juienM oldad d e co m p o rtam ien to ?
abstrayendo la forma de la materia. El pensamicuto no es digestión. Pdi
mucho que nuestra cultura haya “construido” nuestro mundo y por muchJ
S V O L S T IO N E S PARA I .F .C T l'R A S MÁS r X T liN S A S
que haya inventado sus valores, etas construcciones e invenciones preleC
den ser consideradas como verdaderas. Xo hay duda de que si las e n íJ Para una inforn'.ación bibliográfica m¿s completa sobre las obras anotadas
ñaiuos es porque consideramos que son verdaderas, sip.nificando con eild A crntinuafión, roniúltese la bibliografía geneial.
que nuestras conslruccioneá, por ser verdaderas, se asemejan más a 1^ L a epistemologia y la metafísica son estudios per si mismos y una bibüogra-
realidad que las falsas. tla adecuada para cll?s tendría que incluir ’a mayor parte de ías principales
’jras de filosofía q;ie han escrito. I.as que se sugieren fi>n, por lo tanto, sola*
Este crilerio difiere marcadamente del instrumenialismo en \ari«
. l í e n t e mtiestras, por decirlo asi.
puntos, e.six*cialmentc en el del significado de la ver<lad y en la explicación r j criterio expuesto en este capítulo es una breve adaptación del jna»crial
dol acto cognoscitivo. Según ol concepto iustrumentalista. saber !>\verdad presentado en:
significa hacer una comparación entre lo que se predice que ocurrirá J
lo que rcsulle ocurrir; adopta el significado científico <lc verdad, Arinótele^. De Anima, I,jl>ro I I . caps. 6, 7, 12; Libro l l f , cips. 2-6.
Br;:ml>augh y I.a\srence, “Filosoíla Aristotélica de la Educación", Eíiuecdonal
diferencias enlre intención y proceso, mente y cerebro, forma y materia, Theory, 9:1, 1-6, enerr^ de J959.
no son cruciales para el inslrumentalisla, como tampoco lo son para el Wild, An ¡ntroduction to Realistíe Phitoiopky, caps. 13, 18, 19.
científico. r a ccwnprcnsión de la epistemología moderna requiere cuando menos el
Pero como hemos visto y seguiremos viendo, la experiencia human^ estudio de:
es un proceso que tiene conciencia de sí mi?mo. y por tenerla, es cafaz dé Ikriieley, Three Dialogues beliiftn Hyhs and rhi'.cnous y partes de Principies
sobrepasarla. Filosóficamente, esto nos causa algún desconcierto, puí| of //:«r*ja7i Knouledf'e.
aunque en la práctica hace posible y necesaria la educación, por desprM Dc'fartes, Meditacione’. y Discurso sobre el Aíétodo.
cía la hace también difícil, ya que suscita el problema de la verdad y e l J(un:c, A Trratise of Hum en Sature, Libro I.
error, tanto en el hecho como en «u valor. K an!, Criticn de la Razón P u ít, fassim.
Ix*ckc, Eiscy Concerning ¡íurnnn Understanding, eijicriahv.'ivÁc los libros II y II I .
La teoría disiente del inslnimentalismo al rehusarse a identificar el acto De Ke:it en adelante, las tevilas del conocimiento y las de la realidad se
de conocer, con el proceso de encontrar soluciones a problemas práclico^ m m ific a r c n en drversas %*aí.'atio;.’« de :dealisjj)o, reaHínio y pr.i.sma'ismo. L'na
Las situaciones problemálicas son estiinulnnles del pertsainicnlo reflexivo, ¡nlríHlucción a c$te m aterial puede obtenerse en:
pero cada paso de éste, como definir el problema, formular hipótesis,' Baker, Foundalions of JoHk Deuey's Educational Theory, pa^sim,
Butler, Four Phihsophies, »ap<. 2, 7, 12, 18.
valuarlas y verificarlas, carecería de sentido y sería imposible, a menoi
Fenn, A History of Phi¡o:pp}\icú Hyuems.
que pudiéramos percibir directa e innledialamente ciertas cualidadea y llocling , Types of Philosophy, paaint.
relaciones, como cl realista insiste en pretender. |
(4 ip í(u lo 6 lí

Educación y valores

Í.N L A p R i M E r u P a r t e s c expusieron algunos d e los problemas que en*


•Mcntra el educador, ol formular un sistema de inslrticción escolar íor-
i"il, en una cultura como la nuestra. Hubo cl problema de definir la
•ducación de un mo<lo tal, que la hiciera distinguirse claramente del
(iprendizaje en general y de las numerosas entidades que en nueslra cultu*
1.1 fomentan cl aprendizaje, pero no como una función primaria de las
/■ismus. Hubo en seguida el problema de determinar un objetivo para la
.1 impresa educativa. Esto, a su vez, nos condujo a hacer consideraciones
^iceica de la vida buena. Encontramos que una de las condiciones para
i^ a n z a r la vida buena era una buena sociedad. Consecuentemente, tuvi*
•Kks que examinar los papeles quo las diversas infitítuciones sociales des*
«npefiarían en ese orden social. Al hacerlo, llegamos al papel especial de
lil escuela y a sus relaciones con otras instituciones.
Hemos liablado repetidamente de la autodeterminación, autorrealiza*
. ión y autointegración como marcas o dimensiones de la vida buena. Si
«•bservamos más de cerca el significado de esas tres actividades, encontra­
mos que sc refieren a la fo n m que damos a nuestras elecciones al tejer
ln tela de la vida. Determinar uno mismo es escoger con fundamentos
racionales, realizar uno mismo es escoger racionalmente entre nuestras
)H^lenc¡a1Ídades, integrar uno mismo es eliminar racionalmente, liasta don«
tl(í sea posible, los conflictos entre nuestras elecciones.
Siempre que degimos realizar un acto, lo hacemos porque 1) hemos
decidido que es lo correcto, que es lo que debiéramos hacer, es una de-
maiída que reconocemos, o 2) lo elegimos porque de todas las alternativas
posibles es la mc;or, la que nos llevará a consecuencias más fialisfaclorias.
I a relación entre 1) y 2) es la concia de la ética (ver capítulo 10), pero
|>or cl momento será conveniente distinguir entre “correcto” y “bueno”,
I •>r-]Uft el término “valor” es un nombre más general que se da a lo que

• “digno de ser escogido**, y hay situaciones en las que teremos el pro*

MI
112 VAI,OUi:S EN LA EMPRESA E JK C fn V i VI IÓN Y VALOKKS 143

blema Uc saber <jvvc es lo nwjcvr, pero ese problema es menor cuaudo H* i'ii-iensione.s de intelectualidad, que critican la costumbre )x>r »ei
trata ríe qué es lo correcto. ^ '• i < las costumbres que parecen absurdas. Para los reformadores so-
Por ejemplo, cuando en los ilías de la Navi<lad paso frente a los cei>^ “costumbre” os una palabra que hay que combatir ponpie cs el
en que recoge las limosnas cl l'jcrcUo de f^alv«ción, siento que debtrii migo mortal dcl cambio. La costumbre merece muchas de las cosas
dar más de lo que a veces quiero. Sin medir las consecuencias, trato <U irradahies que de ella se dicen; sin embargo, casi todas nuestras pre*
^lisfaccr la demanda de esc “debería”. Kn cambio, ruando tengo dudi II* ias, en la mayor parle del campo de nuestras vidas y en la mayoría i
acerca de cuál de dos trajes C5 de mejor calidad por el mismo precio, no

I¡11
' casos, son determinadas por los hábitos de nue.^tros an{i‘pa.«a<los.
siento q«e ‘‘debería” hacer nada en paríicular. lo que quiero es «.abef 11) realidad, sólo cuando la costumbre frustra algún ferviente deseo,
cuál es ci de mejor calidad. Igualmente, cuando dudo de sí una pieza <iek ■".indo se nos ocurre discutirla, hasta a los más inteligentes y progre*
música es “mejor” que otra, rara vez me viene a la mente preguntar cu4l* ’ . de nosotros. Rs por ello (juc esperamos que la escuela tome una W'Á
debería gustarme más. (i.( parte de sus normas, de la costumbre, la tradición y las mores de)
Las cuestiones de lo “correcto*’ y lo “debido” son claramente moral»*»
y tienen relación con los valores morales. Las de lo mejor y lo peor no
siempre «on cuestiones morales sino relativas a ctialquier tipo de valor, v»
sea eslélicoj económico, recreativo o social. Podríamos por supuesto alegar
I ll| M l,

r» mis días de escolar se acostumbraba que )os niños y las niñas


■i.in distintas puertas de entrada al edificio de la escuela. Estudiaba*
. ciertas materias y leíamos ciertos libros, principalmente |K>rque eran
IfI
que sienqjre debemos escoger el mayor valor en cualquier campo, que acostumbrados. Atormentábamos a los maestros con las travesuras A
f j
tenemos el drber moral de realizar el máximo de valor. No o!>stante, j>o^ ; 'Mimbradas y recibíamos los castigos de costumbre.
demos investigar la estnictura de las distintas cla.«es de valores, sin suscitar
la discusión moral a cada paso de la investigación.
2. que la sociedad no puede confiar con seguridad a la costum-
\ vm lo instituye como ley. La ley de cada región establece un código de iii
L i vida buena, como m»íta fundamental de la educación, puede des­ :r linas, prescripciones y valuaciones, que estipula lo que los ciudadanos
cribirse de esta manera: la vida buena es aquella que realiza el máxiinol £-! -ii y no debo hacer, y que con frecuencia especifica lo que les ocurrirá
de valor, entendiéndose que cuando )a j)«*r.*ona escoge de acuerdo con lo ij t( desobedecen.
I / j •.

N -,

principios de dutodelerminación, autorreali/aoión y autointegración, tie Muchíts estados tienen leyes que prescriben que ciertas materias, como
ne mayor oportimidad de rcaUzar el máximo de vflk*r. ilMnria norteamericana, educación física y este o aquel idioma deben tí
Kn consecuencia, la meta fundamcutal de ia educación es establece.^ enseñados. Posiblemente los legisladores estimaban que talc$ materias
tendencias par¿t escoger. Pero )a elección sieir.pre implica aUcrnativat IM retaban suficientemente cimentadas por la costumbre, dentro de! plan I ''
entre lo mejor y lo peor, lo correcto y lo indebido. Si el objetivo de la fistudios, para no insistir en su enseñanza. Quizá tamp<x:o estaban muy fii
escuela cs la vida buena, tiene que lomar decisiones acerca del valor,
acerca de lo mejor y lo peor, lo correcto y lo indebido. Esto no.s coiuluce
a un problema que hornos encontrado murbn« anterionncntc, el pro*
w^íitros de que las autoridades escolares, si se las dejaba en libertad, con*
f ‘li rarían necesario enseñar esas materias con el debido empeño.
i. Hay una clase de norma que c.'í más obligatoria que la costuml)re
II
blema de ias pautas o normas. í menos formal que la ley. Es una costumbre que ha sido afectada, o in* í i '!
i'-cljda, por ía noción del bienestar público.* f ^ práctica de enterrar P !"
flfi )u*z muerto en cada sembrado de maíz, pudo haberse originado en el
I

L a e s c u k l a y l a s n o r m a s dk v a l íh i í
«w)(iramíento que se ol>servó en el culti\o de ese cereal. Pudo haberse
n-nvcrtido en práctica habitual sin tonalidade*^ distintivamente morales.
¿De dónde tome-, la escuela sus normas? ¿D e dónde debería tomarlas?
‘ i i embargo, si un número suficiente <le cerebros concibiera la Idea de
¿Importa de dónde las lome? ¿Tiene manera de es-.oger en esla cuestiÓJi?
f't» jos dioses sc ofenderían s» en la cerenvoiiia de la siembra se omitiera
¿Que es lo que hace que la cirtción de normas sea tan difícil para la
»fit*'rrar el pescado, nacería el sentimiento de que “debería” enferrarí^r
escuda?
f la práctica sc sumaría a las mores de la tribu. I.os stntimicntri.<- triba*
vago? (':i su íorma puro fuertes de tono, acompañan a las nutres. Kn
1. costumbre define lifa y llanamente lo correcto y lo indebido, lo
mejor nu'.siio horror a incesto. «] canibal’smo, infanticidio, matricidio, fratrici-
jor y ln peor “Siempre lo liemos hecho de esta manera*' es cl )>rímf*»
ar/íumenlo de justificación Cít cualquier sociedad. Hay persunas con cier- • S\imncr. Folk'JL'ays. p. 30.

¡
IV
f;!
li5
m VAl.OJtKS KN L;V EMPRESA EJECUTn A C IÓ N V VAT.ÜRES

f'
dio y parriciílio, inteivípnc poco la reflexión moral. Ls difícil !i 1 verdadero código de normas y que “ niteslro” grupo lo tiene,
cuántas ño. nucsinis normas en la cscucla y fuera de olla, derivan de tal« '••ra reacción se er.cuentra en muchas teorías acerca de los valores j !a
mores, pero en gent^ral fon las más poderosas de nui.*stras paulas. nda se manifiesta en las acciones de los hombres. Observemos más
4. I-as creencias de un írnipo acerca de su relación con la Divinidad, • Tca esas dos reacciones.
engendran casi simultáneamente un conjunto de demandas de la Divi
nidad a Jos hombres, que pueden ser tan poderosas como las mores. Df-
' u i i í J a d y o b jc t iiid n d d e lo s r<dores
finen lo correcto y lo indebido» lo mejor y lo peor, y con frecuenell
describen las recompensas y castigos por su obediencia o desobediencU. (.ualquiera que sea nuestra opinión particular de las personas a quie-
Sería en verdad sorprendente si una escuela no reflejara de algún mo<|o -gradati aliiuento.s que aborrcccíuos, ropas que no usaríamos y libros
esas normas. no podemos soporlar, por regla general no hacejnos nada definitivo
ro«peclo. Nos encogemos /lo homt>ros y observamos que sobre gustos
/ífguru/s di/iculíadcs li.iv nada escrito. Sólo no5 preocupamos seriamente ciiando las dife*
convertirse en graves conflictos
ias para preferir los volore» amenazan
Podemos llamar a todas esas normas que hemos mencionado, “d e m 0 grupos o individuos. Sólo entonces comprendemos que a menos
das culíuraícs*’. Son relativamente fijas en cualquier momento dado, poi* .* haya algún cartabón con eí que puedin valuarse las preferencias, en
mucho que puedan cambiar en el curso del tiempo. Ahora preí;untam(||: ujilnus do mejor o peor, y a menos que e.se cartabón sea universalmente
¿cómo os que esas demandas llegan a ser puestas en duda, di.scutidas^ • pladf', nucstr.. única altcniativa C3 la tolerancia universal o la guerra
desafiadas? I ipctua. Como los hombres no pueden llegar a la primera ni sostener

41
I >'¿unda. titubean entro las dos; toleran lo ((ue no pueden remediar y
1. Cuando un número suficiente de miembros déí grupo son dcsgr ' 'iruyen lo que no pjcdcn soportar.
ci.ulos, o cuando el grupo parece perder su fuerza en relación con otro^f F! que las costumbrc« y maneras hayan de ser relativas a diferentes
grupos, puede surgir un descontento con las normas según las que han ■ l'uras, es de esperan-e. Diferentes climas y distintos mo<los de practicar
estado viviendo. Dccimos “puede” en vez de “debe”, porq\ie en cada ’ agricultura y la artesanía, engendran naturalmente una diversidad en
civilización hay ciertos normas que hacen infelices a los miembros dcl formas de vida. No es difícil ver por qué lo.s esquimales se visten con
grupo y que sin embargo subsisten. Fin nuestra cultura, por ejemplo, ia /irlos y los isleños de los maros del sur no.
costumbre de hacer costosos regalos de Navidad persiste a jK*«ar de qiiff Se ha declarado, por ejemplo, que hasta dentro de nuestra propia
impone una carga a mucha gente. Ya hay un ligero pero insistente ru-l! • iedad, que sv encrgullece de la ausencia de clases marcadamente d v
mor contra la mercantilizución de la Navidad> que con el tiempo pueá^f H.idas la clase “baja** diiiere de la media en materias tales como las
conducir a un cambio en la forma de esta demanda cultural. onnas ue de lo/ü correcto
tvngt.iv y ; lo
lo indebido, con
.. respecto
^ al comportamiento sexual
2. Cuanto más obviamente artificia! sea tma norma, más vulnerable > a la agresión.^ A un ciudadano de la dase medie le parece increíble que
será. Las leyes se discuten con mí*.yor facilidad que las mores, y laí ley > in delincuente juvenil de la clase l>aja no sólo robe automóviles, sino
civiles más que las religiosas. La prohibición del iiicc<l<> no sería discu |iic también considere
|iie también considere que rooano> vo que robarlo.* es “correcto*’ y que no hacerlo es
^ ^ ........
tida en nuestra cultura, aunque no hubiera leyes en su contra. Las ley ' iúfiido,, si si no
no franc
francamente malo. Lo que el buen burgués de la clase
relativas a los impuestos sobre la renta casi siempre son discutidas. •o'dia preferiría creer es que el delincuente juvenil “en el fondo”, resil­
referiría cree
3. Cuando un conjunto de demandas culturales se yuxtapone a otro iente quiere ser
uiere ser hon honrado y anhela la aprobación de la sociedad de clase
distinto pero no menos poderoso, surge inevitablemente la cue.«;lión de cuáJ dispuesto a gaslar grandes cantidades de dinero
«edia. De aquí que • • -I - -.1. .u
de los dos está mí*s arraigado en la naUirak*za de las cosa?, o de si a!* l-ira reformar al delijicuentc y volverlo a su original senda de virtud.
gimo de ellos lo cslá. 'lio podría evplicarse que un muchacho no quiera reformarse, invocando
En las sociedades modernas se han llenado sufícienlf'mente íodas esa» ti principio de la depravación, pero hasta ese pequeño consuelo le es ne-
tres condicioncs, por lo que pueden di«linguirs«* dos reacciones típica»! 2 Ver, de AlUson Davis, "Socialización y Personalidad Adolescente” , en l¡v
pero contradiclorias. Una e$ que lo<lai.- las normas son consideradas com- •;uncra partí* drl Cuadranfsitnotercfr Anuario de !a Sociedad Macíonat para cl
relativas a la hislovia de un gmpo cultural en particular. La otra es qu I viudio de la Educación, Í9-14, pp. 208-211.
14 6 V A i.O H E s KN i.^v EMF-Kt>\ r r r - : .: T I
M I • IO N y VAT.ív.-i n:

gfttU, porque la doctrina sociológi- :'. M ll - ' l l ? n o .*rcf o :. ! a ( íf 'p r a í


ción. Kn vez <lc ello soMienc q « t ti ilei • til- 'pr*:r.<il>' a >> rii. dv <.fj 1 ’ a!.»r«'S i-:'n rcfü^'v ’ i cuand nui'^, una teoría de protección. Jus-
delincuente-', ^ esloa a su >(.¿ de cá\K-, i ■ i . i i '•tr. b •'ic<í j” ' "ii< rwsíMenr:,' :n? jicríOr'"'» Uiíresi\a5 que insis'on en que su
Caín, que fue el prinifti") k- ■« -u .t i:'..-•. Diviso Uv adro d« valor? rnprf'mo. pi^ro no nf.>. p ír n ñ tc rec-luiar ham bres para
muñera, en un giupo que ;ct':-aru a .icIhk:--ncia, ¿1 ^ * í.o- • ' -»T 1\;.'Ut*rra r. la itii'.i't’ria , a !a ( luelda d, o a cualqtii- estado de cosa*
un buen ciudadano. Sólo f " un ord<.n - \'ial -i* ei Lá ciuthi'! ' i'.o ''^¡s n'ec-v ¡>or <i moin-vnlo.
la clase media hact-ji io.* l«'yfí eb un •riniiiial f0 fio.''n' nli- iji.’ dripui.'-.,
Las clases no eriminale«i concuerdan en tener la iiunv* fc-r.vJcfhi si('.^- ciór. do !c i i
que desob«*<leccr la ley es rfialo, pero no hay *.il conoorduiuna -,ío
de cuáles loyc-s son bu«'na3. Kr. Ifrniii.' sfeht raíe.a, c rrrut.oce cx.je 1 .0 ? h'ír.’. rí proi«'i\M rumo si, vn akunos ta^os al mmos, hubii-sc
“Jcyes de Dío$” cuentan co.i »'l respaldo mjV. \u«ínitnf. las r-ijía>'n l.->« " iu^as "bí' ií’ e s dvci’, nornu v o carlabones qtie deberían U í*arse para
plios principios de reclit-’\y jusli.^i.:; y en 'jlliino kirr\r cfum K '- x<:’ ■/tía'- l l ; ;uiuc: i Kr r'-v.n''- e.'impo' Imv más concofda;¡oia que ea
menlos específicos c'talnidos por la% lugl&i.'ifira:: y ayuíUainier.lí •. p " l . ' . ' a c - rt.:. de cuáles n i > norma*, i o r ejemplo, j.or.-.s persoi:&b di>pü*
que MI objeto es prohibir cierto*, aoio# .p’t- . *^r^’nas han reaJí/n Mil coa reoj;- a le^ iiglas malemáti- y, al mcii.is entre peleonas ín^*
en el pasado y qu« desearían « a liza r en z\ íuluro. •uida«. hay p*> di- •.t i-an''ia en cunnlo a lo que coii?liiuye iina buena
Para Snmmer»^ los códigos élict'* *^r. ra:Íor,"M?:ac:i'ne^- de mores f ■rué’ ", rn d(-elanci<- « científicas. Cuando prepnntanio.-? qué es lo que
madas culturaluiente; para Odiurn."^ síMem-ii de valor.--; de una . ' ace qi. ' i:': .i' ció-K Inc ricgoeio*; o en l.i vida dí.iriu, sím “orrecta” o
tura, o se adaptan a los cambios rn la callura material, o crean un reír, ¡ndcl ’ii" '. ha\ ti. .. oon<''*i'-dancii'. í'i.ando se trata de decidir por que
cultural; para Marx.* los valores 'núral-.-s y hpsta les intelectuales. ? p ii/'i de es mejor joo otra, .> un cuadro mós b'-llo qne otro,
fortificaciones que las ríase» erigen par:. pn'*c^ci su posición en la íuc • ;.'ado d,= ri’''«.»rd di^rainuyc, basl? entre los expertos en la materia.
económica. Y aun cuando muchas v*- *.’• y rn jnuch«< legiom’c' flore' La . ‘leli’ s«* . .1 i ¡.a en ui..' situación ?en\ejantc con respecto a hs
códigos e instituciones similares, os n*- ible L-xplivar la similitud ]>or . llores y nornja«. N- h«.y dis'W'ión acerca de parte de) material que se
uniformidad de las condicione? de vida de qu.; «urgieron, nús bien qu ropfin*' Í-! -.''ñ. r, p irqr la c^)munidad gen'^ríilmi’nie aecpta una norm^,
como síntomas de uniformidad ctt ia naturaleza humana o d f la existe •iiv «-tx mateníH'.ic,"; y. en r: .\do • •n^iderablc, en las rjencia^. Pero m
cía de alguna ley natural de tocifdaíU; . '¡••stiones de p<í}/íí-- , arte y c^onomín, diflíren las normas dentro de la
A la luz de toda cí-ta evidencia de 1.^ ro!aiÍ\idad de los valores ¿có •omunidad.
comf/ortan los hombres? Como Mv)d.í! ha í’idioa.lo.*^ ni siqiii«T« el credo norteamericano, que
Proceden como si lu teoría de r<lttividavl íucia cierta t n cups’ljn' ; a todns !.j¡4 f.’.rnjx'-i. r; -
‘nlerpn'tado uniformemente por ellos. ¿Sígní*
que no tienen importancia y falsa ei. las. que U tienen. Para l.i ma\c:r._ ‘¡•'a la '‘íU'í’; cracir. i.« "r.ómi'a” los ;*randes negocios, los negocios pe-
de los norteamericanos es comprensible \ tolerable que los com unista* •I i ’n’ • o la au«eu'.’ia t-tal de negocioc privados? ¿Significa la libertad
rusos prefieran el vo{lka al vvbiskev de maí?» pero les es imícho más d ifíc ifl ‘ !:i;:;y^sa la Ubciiad d* introín>\ón |x>r parte de otr«s secta?, b libertad de
comprender, y por lo tanto tolerar, que Ja libertad de palabra no <ei •■i'.vcrtir a otris «ecta-. In libertad de hace.' que nuestro: Injos asistan a
preferible a una prensa controlaJa. Cuanto wü';s profundamente cí-timcnoi ’ > ¡‘cnelas parm.^uiilc.i o el dcrceho tio demandar qu«.* esas escuelas
un valor, más impregna nuestro caráctcr y más difícil nos es pensar en é "an soslcnidj <on fondo- prildicos?
como algo relativo a nuestro propio g;usto, cultura o educación. C''mo se obiorvó en el capítulo ]. cuando cl desactierdo y la contro*
La admisibilidad de la teoría de que todo.? los valores son "ciatlvos, I vcrsia lií'gan a estr ñivo), ya ito pueden resolverse reourric*ndo a los hechos
la que contradice el hecho de que en las cosus iniporlante? los hombre^ -• a la tioría científica. Hay que recurrir a la metafísica, la epistemolo-
no obran de acuerdo con ella, es el confiante acicate en la bíisqueda de. ;'ia y la ética para encontrar un s^^l••mH común de vnluación, que es más
una ba?e objetiva para el valor; pues una dottrina que .«o&tiene que todoi que un accidcriíi.* cultural.
Lu escuela sólo tiene un innnero liu^itado de alternativas: 1) Puede
i ObrA citada, p. 36.
* Social Changg, P»rt< I\', Caps. 1 y 5. >ujetarso a h s (bTisioi.es dcl grupo que representa la mayoría y fomentar
5 Capital and O thtr H'ritings, ed. Max Kast'ratt, jip. 332 y 341-3-12.
6 j4n Anenccn ViifrKfnu, p. 24.
149
14« VAI.OUES EN IA KMl'KF.PA rjí-;r{.TIVJ
H)fCAC10N Y VALORES

Si preguntáramos ahora ¿hicimos una buena elección al preferir x


SU3 normas; 2 ’' i'vtcilc Iratar de rvprcfcntar en sus enseñanzas :.í3 r.o.iní
u )•? la respuesta sería seguramente que oso depende de por qué fue csco*
de todos loa sectores impovlíiut:;a do la cí^munidiul, a un liempo o vn <iiío*
ida X. Si sc la escogió caprichosamente, no b.ay nada más que decir. Si
rentos ocasiones; 3) puede tratar de cvití;r la enseñanza Ac Ttioti rini aior»
l.í escogimos porque juzgamos que fomentaría alguna actividad, propó*
ca de ias que hay gravea desacuerdos en la comunidad, o 4) puede trr.ar
ito o iriterc$, las circunstancias nos dirán, con el tiempo, si nue-^tro juicio
de íijur i;n pnnlo <k* vista n qué apegarle, que zanje 'as dHcrer.Ci'us ilflj
fu.? cierto o falso. X puede resultar más valiosa, tan valiosa o menos
preferencia de ío» grupos, tomando sus normas de algún concepto ili- Itj
naturaleza y destino del hombre mismo. valiosa de lo que previmos.
Supongamos qtic un alumno dcl primer año de un colegio se ve ante
Ninguna de estas alternativas está exenta de dificultr.' práctic?.*
rl dilema de escoger cnlre ingresar a una fraternidad o gastar su dinero
insuperables. Siei^do este cl cnso, bien jKjdemo?. guinrnoí. jioc la lógic»]
(f. formar una bibJiolec.i personal. Sujiongamos que le gustaría hacer
de la situación. ¿Cuál cs la lógica do la situación?
imlías cosas pero que sólo tiene dluero para ut.a. Tomando como meta
Si todo lo que hemos diclio acerca del conocimiento ti^nc nl^'O do \:?r*
•1 éxilo en el colegio y en la vida, )>esa los dos términos de la alternaliva
dad, y si lo que hemos dicho de la csctícla, como entidad dedir.id;i a It
• (-ácoge 1a fraternidad. Sujwnganios qtie efectuó todo el proceso reflc*
transformación de ia vida mediante cl conocimiento, no es utui contpl*?ta
ivo de estudiar bi conexión entre los libros y el éxito, y la vida de la
insensatez, sc desprende que las prácticas y normas de ln escuela debenj
í^ratemidad y e! éxito, l ’na vez que ha escogido y, según Geigcr, sólo
ser tan universales como sea posible, con la ayuda del conocinuento.
';i8ta entonces, la fraternidad adquiere un valor. Pero para saber si es
tan valiosa como nuestro estudiante pensó, bay que esperar a que la vida
T e OHÍA CENEHAL DEL VALOR confirme o refute su juicio anterior.
Observtinos algunos puntos de esta explicación do la percepción dcl
¿Cómo puede el conocimiento en cualquiera de s.v\s formas, dani!>si valor. Prinicro, ia fraleinidad no tendría valor para mu-^tro estudiante,
un modo de juzgar lo que deberíamos escoger? En otras palol^ras, ¿puedíj a menos que este tuviera algún interés en ella. Segundo, no adquirió ese
el conocimiento dar a la escuela normas objetivas que logre sostener en valor sino basta que él la escogió, y finalmente, el grado de valor que
una c\iltura heterogénea? Lstas cuestiones se estudian en filosofía con • nía fue determinado por su efectividad para rcfolvor su problema o
el nombre de teoría general dcl valor. l ’sj)cc¡almente impoitante en dicha alcanzar $u meta. l*ara olro estudiante en circunstancia.^ di>linlas Ja
teoría es el modo de comprobar los juicios sobre los valores. fraternidad podía haber tenido un valor diferonte. Ix) importante es que
r¡ valor no rstabt en loa libros o en la fraternidad. El hecho de que tu*
vi‘:ra intcréa en ambas cosas, solamente hace a cada una de ellas candidato
Im teoría expcrimenlalista dcl valor
para una clase de valores.® .\?í, los valores son relativos primeramente
a lo< intereses o gustos que podamos tener, y en segundo lugar a su utiii*
Los experimentalistas e iustrumentaliMaí!, siguiendo a John Dr-wcy,
«lad o facultaíi de adaptarse a nuestras empresas o impulsarlas.
creen que se puede probar que un juicio de valor e.s correcto, de la mUma ¿Qué significa dicha teoría para la educación con respecto al valor?
manera que sc prueba que la declaración de un hecho es cierta. Así como Kl ¡n<trumentaH>jta aduce que cada situación problemátiea implica una
una declaración se hace cierta en la mediila en que ayuda a hacer una fíección, aunauc no sea sino entre una hipótesis y otra, .^sí, cuando los
situación precaria y problcmátii'a, menos precaria y coi^fuffl, un oltjetol alumnos tratan de resolver sus problemas inteligentemente, no sólo ad*
adquiere valor cuando es escoaido para lograr un propósito, eliminar una quieren un conocimiento preciso de! medio que los rodea, sino también
dificultad o servir a un interés. llegan a sal>er qué preferencias M)n más efectivas para controlarlo. Así
Geigcr, por cjenq^lo, dice: ..los valores son resultado de prefercn* como sus declaraeioiies acerca de los hechos reales sc hacen más veraces
cias humanas entre intereses bumanos que com piten... el giisto por x, cuando son comprobadas por la experiencia, sus juicios acerca de los va*
digamos, se convierte en valor después que ha sido preferido al gusto lores se hacen más exactos y sus elecciones mejoran proporcionalmente.^
por y »• 7
8 “El saber x en sí, es un candidato para la clase de valores, no es automá*
ticaniente un miembro de la clase” . Gciger, obra citada.
7 George Geigcr. “ Valores y Cifncia Social’ , The Jcurnal of Social Issues, 9 L a solución de problemas, como método para organiíar cl plan de estudios,
6:4, 1950,p. 9. Publicado por la Sociedad para el F.nudio Sicológico de Cuei*
tienes Sociales. se examina en los capítulos 12 y 13.
150 VA LO ítI S l. \ I ‘ ry K J K i LTIV,
' \ r-J O N Y VALORES 151

Además, mediante nueslrai r ‘•«i ¡nle..- ) lii«ar ;


‘•bccnV*. Quizá it'ua :: -; :: ];ri:r.iriva '•'lia U a'i»:ii«54r' de que un gri.po
coda vez m cómo siugí-n ¡as p-of Tcm.i'ís, qi:.': . o-ndicif-i' s l
: ii l t: r-rgani^r. r |i -! U . . . a \ *ea por JU capicidad j;arA crecer y
que !os liombros hac^n y qué tn:. lA -\ ¡ »• i^lvf'n cít*-;. r .V:io . k.-y;...;.... , .. .f., 'i-i r-;~r.tiíict. i'.o es “meríiinc.-.tc” i.n nisdio para
alcanzar m i s meta*.. Pyr lo ta»;to, :r. .ula 1 i;*ji.ma ¡ . j-.i,''ndo a mr.M Ii ’ llc§?.r a ?.¡gái. íin exlietno íi .r que conliej;e rie/.tro de ví un proposito
que los hombres .-ialicn ni.if- y mas. 'iir.imicc- y iosce^ti )!c ve - '-yirsc per si misir.o, para eJ que no ei necciario
l’uodo causar s<.>rj)r»':, a! . -.luiianle ■l-.r.ya ilf'.ulrn •'•i de¿acuerife liar rxcuis- ctiras.^0
con una e\j*Iiracú'M ton sóndala y op’imUtr» »ii > -íí-.' .. \ n., ,.uí 'u *
t)*la (iia, aunque incompleta, da una respuesta claramente afirmativo
ititenciór. inp*r o m'fiüUvTr la v< rat.i-I<ici y ei val /r .1,* r-ta e x p Ü i r i n
•I -.ira pregunta. Al m i'" /' liitnpo nos hace prcgimtamos si el concep*
I inl'ar.>-TO. nu parece .««t un.i <J''-crÍpf ió». ach cuada i!r jicrccpción
tlr !'>« valí.r»-'. ••pinimrnl.dislí» d-'l ví;;:n um relativo como pretende. Nos da tam*
un in«licio ¿Kerca tic 1a posición dcl cxperjmeuif.liíta con respecto a
.nrm^s escolare-s.
1. Suj>oníianios qur ;•<* a .' n,> t nr-^ j:n 'al'‘>r sino )ia-ta de-'»
1. (Jr.n-ideraría el método científico de investigación de todos los
pué-5 íi-. hace una <’lccción cntr» . o quc* rivalizan. A!i'-
i l.l-’mas de elección, con.-:- iu ]5auta fundamenlal. Tralaría las demandas
ra hien, <-i escojo x t-r. \oz d».' y. lo hasi-i y;i s.-a i ninL'.uia razón .■ • -r
»alor de k's diverso’-el''mept0 í. de ia comunitlad, de mancut muy seme-
ui-nuis. Si i.-á Mn r.Wíj'jna tazón, la eh-^ión do x 'ímpiemi'nte amitiew
■ • ; la empleada por l.i I>=rccción de Normas para tratar una mucítra
el hecho de que m* d-s'<> d« x o nú iiu»‘n'--. pot x. imús fu' itc más
cualquier producto que s^- le pie^'^rte a prueba. Tendría que reservar
inlon?. que iK»r y. Así. o x no tiene valor auu después <K» halx^r «ido
i la e-cuola y alumnos el deiecho de llegar a conclusiones adversas a
oíCiigida ;ya que lo.^ ¡nlrrcs<\% como t;i'"S f-')u / •:» indida!'. al irtkir),
demandas de vahr de U conmnidad y hasta de Is naviór.*^
o f*l vr or que tlíne deriva la intensidad dcl micics. K>.lo nos cojidu»
Alentaría, v aun exigiría, que cada alumn.í examine de iiucvo lo»
ce a sospechar qu(' ut)a elección no ’:rea valor, sino íol*um‘ule ef^lin^<^ cl
valor en el objeto que sus intereses o gustos h*M <Í<.nado. ' inacioni's de valores que ya se haya formado en el hogar, la iglesia y
Kn c;n;:hio. si hay una ra/óii para escopr-r x en vi z de v. su '.al >r :\o ' ronuniflad. Fslo sería tomar urr. posición no solamente lógica sino
deriva de haberla c-scogido. sino de la razón (nn-i^. ¡viopósilo, «tr. •. parí i- valero«a j>ero, ¿es ]>0 !»ible lomarla?
la que se juzga que es un medio n‘.'ces»ar!ii. Kn oirás ¡alabras. s-ti relación ^'1 método científico es cuai'.do má^ una forma de llegar a una e!ec-
con el éxito c* !a que hace <jui’ la fralerr.iilHd o los libros w.m valiowjs, Aunqup la lealtad al método científico desarrolla la persistencia,
no el hccho de que y haya e>-.ug¡do una u otra .osa. )>a '‘scojo porque ya ••■•-tidad y lil*eraUdad de mente, no liene contenido propio que nos
ha ífido juzgada como valiosa o jKjrquc hay al^o que ?>e juzíra valioso en •, para que íin debe usarse. Ei concepto necesita aquí dgo como el
•>í, V . gr., el éxito. I irrollo de la capacidad para (.onlrolar el medio”, la eliminación de
2. Kslamos liatando de mostrar que ia explicación ex]>crinien:'disla líÜcios, el ajuste, etc., para a^^egurar cl método en una especie de fun-
dí^l juicio de los valores no tendrá st'nlidc, a meims que algún objeto o ' níiMito ‘'lempijrar*.
alguna experiencia sea valiosa por sí mi*ma í > por su pnijiia naturaleza. P-)r lo lauto, aigimos experimentalistas añaden la democracia al mé-
Do ser así. no todos los valores son relativos en todos respectos. .Si )iay científico como pauta fundamental, instando a que todas las elec-
valores coadyuvantes, tiene que liaber intrínseco?, y s:n iti-íi-jtir en la se juzguen segím sean verdaderamente democráticas o i\o.*2 Pero
cuestión por cl momento, concluiremos que la fuentedcl valor debe bus­ • cf un criterio cultural que adolece de una gran debilidad, la de que
carse no sólo en los resultados que los objetos puedan dar como instru­ ^ )>ugna dentro de una democracia puede consistir precisamente en defi-
mentos, sino también en su propia estructura, que de alguna manera •ir qué es lo verdaderamente democrático. ¿E<4 o no realmente demo­
tiene la facultad de hacerlos buenos instrumentos.
3. ¿Tiene realmente el concepto experimentalista .tlgunos valores in* ro OJ ra filada, p. 13.
trínsccos, valores que sean valiosos por lo que son, n'ás bien que por lo Para una buena exposición de Cíte ccncepto, ver, de Lawrence G: Thomas,
i ; 5igr.ifÍ,-aJo de progreso en la Rducación Progresiva” , t'ducaíioncl Administra-
que nos pernúlcn hacer? Ceiger dice, jx>r ejemplo: e n and Supervisión, 32t385-399, octubre de 1946.
• 2 "Conu' norma, el valor demarrAtico llega a ser la más cercana aproxi-
Básica en tal conjunto (de su:x>jÍcioncs) serla Ja m)ci6n pcsihiementc pri- ^ ción a cualquier ideal definitivo que el pragmatiita-progresivista está díspue.sto
niitiva, de que ];i resolución de conflictos, ]% sohición de problomas, cj ¡Tptar". Thecídorú Brarneid, Patte/ns of F.ducation.ú Philosophy, Yunkcrs-on'
Hiidíuni World Book Company, I9.Í0, p. 127.
152 YAl.ORES E .'i LA E IU ’HESA EJECUTÍ FüUCACIÓN Y VALORES 153

crálico que el gobierno sea propietario de ludas \ rs centróles hidroeícct «•! contrario al concepto adoptado en este libro, son pertinentes una o dos
cas? ¿Es más democrática la acción colectiva <j\ic la individual? palabras a guisa de comentario.
Entonces, si la cscuel.i lia de tomar como patita dcfíniliva la democra Sí el bombní fuera como el sol, la luna, cl oxífreno o rl hidrógeno, por
o cl nacioualUmo, ¿cuál versión de esas ideas o ideales adoptar¿i? ¿C cuidavlosamente que describiéramos sus ac'^'i^nes o su constitución, nunca
es cl objeto de controlar cada vez más el medio? ¿Para que eliminar llegaríamos a concebir la idra de que “ debe” portarse de manera distinta
conflictos? ¿Qué clase de ajuste es c! bueno? il
a como sc porta, pues ¿qué sianificaría decir que la luna “debe” portarse
Hemo^ alegado repetidamente que sin alguna teoría metafísica acerei
<!e otra manera?
la naturaleza de la vida buena y la buena sociedad, tales preguntas
La luna ya está portándole de acuerdo con su naturaliza y no es libre
ptjeden siquiera hacerse, mucho menos recibir contentación precisa. >Íi
de hacerlo de otro modo. Para que |>odamos signific.ir algo al decir que
tras sc aparte de la mctaíísica y de todos los absolutos, la escuela exp<^
el hombre debería hacer tal o cual co«a, él debe tener un fin natural
mentalista, aunque reclama cl derecho de examinar y criticar la cultura, n t
que dicte la orden y un Ubre albedrío para obedrccrla o dc^hedecerla.*^
tiene base teórica debidamente {m\dada par;\ hacerlo.*^ ;'
Hemos tratado, especialmente en cl capítulo 3, <lc describir íin
if y sólo podemos repetir brevemente ahora, que las faculta<les de sim^>olizíir
Teorias emoíívo5 rfeí valor que tiene cl hombre, le permiten imaginar una vida en la que la autode­
terminación, la autorrealización y la autointegración son posibles. Una
Fslas teorías sostienen que las declaraciones de valor tale* como “í i ^ vez que entreve esta posibilidad, sc le revelan también sus metas y obli­
es bueno”, “esto es bello” y "esto es correcto", realmente no nos d ic ^ gaciones fundamentales. Tenga o no éxito, o cualquiera que sea el grado
nada acerca de algún objeto o acto. Indican más hicn cuál es nucstn en que lo tenga, su obligación es inconfundible. Lslá obligado a escogrr
actitud o sentimiento Iiacia esc acto u objeto. Pueden ‘también soslcnít lo mejor, a la luz del conocimiento; está obligado a criticar su cultura
que las normas de valar son establecidas por la cultura que prevalece. IjH de la misma manera, pues ¿qué es el conocimiento sino una guía segura
normas expresan lo que la mayoría de la gente apr'jcba o desaprueba,* §. hacia la» posibilidades de una forma de vida diferente y lal vez mejor?
lo que siente acerca de ciertíis clase.? de actos. Está obligado a examinar sus deseos, necesidades e intereses para rectifi­
Según este concepto, la ciencia puede ayudarnos a decidir qué áac|j car su dirección, a la luz del conocimiento. En otras palabras, comprender
si queremos alcanzar alguna meta, pero no puede derirnos definitiva que 50 puede ser racional, c.*'. lo mismo que sentirse obligado n scrlo.*^
mente qué meta es mejor que otra. Como dice Peigl, “cl coriocimicnl' ¿Qué clase do educación para estimar los valores sería posible, según
científico, aun sí es conccrnientc a las condiciones y consecuencias dií li la teoría emotiva o de las arlitudes con rc-spccto .«íl valor?
valuaciones, en un sentido perfetl.imenlc claio es ajeno al valor o neulrí Dicho brevemente, colocaría a la escuela en el papel de transformadora
con respecto al mismo”.^^ de actitudes. Las actitudes pueden cambiarse alterando las creencias de
Las teorías emotivas no dicen que cl conocimiento uo pueda modifica los alumnos por medio de la sicoterapia, la persuasión o quizá hasta por
nuestras elecciones o cambiar nuestros actitudes, pero niegan que cl d la fuerza. La escuela, sin embargo, no podría decidir con fundamento
nocimiento científico pueda justificar racionalmente cualquier nonna fun lógico qué actitudes deberia fomentc.r y a cuáles oponerse. Se vería una
damental, como la justicia, la benevolencia o la voracidad. Niegan tai¿ vez más frente al problema de adoptar una norma, en una cultura que
bién que jwdamos averiguar lo que cl hombre “debe” valuar, niediaiite tiene muchas. Según esa teoría, la escuela no podría siquiera sostener
una descTÍ}>ción de su estructura, sus necesidades o intereses. Como estc| que la actitud científica debe ser cultivada, a menos que la comunidad
En cambio, el experínicntalisla replicaría: "Este prubicrr.a deja de cxi
apoyara esa actitud.
tir cuando declínamoj recjucfir absoluta rertcza de un presunto valor, con fundí
mentó meramente lógico. La necesidad de e>a certidumbre se elimina cuand|
nuestro proceso de hacer valuaciones incluye una manera independiente y o b j^
tiva de proVar y mejorar continuamente nuestros juicios del valor” . I.awrení >5 Ver, de John WÍld, “Tendencia: E! Campo Ontológico de la Étic,V’, 7'he
G . TKoma», obra citada, p. 395.
Journal of Philosophy, 40:14, 3 de julio de 1952, pp. 461-475.
!•* Herbert Feigl, “La Diferencia entre Conocimiento y \'aluació:i”> TA 16 Ver, de C. L Lewis, “ Imperativo de Racionalidad”, An AnalysU of
Journal of Social Issuet, 6:4, 1951, p. 41.
Knouledge and Valuationj pp. 480 y ss.
A CIO N Y V 'A l. í» U K S 155
151 VM.OHEíi i;\ i.\ e m :' ü k <\ v ' . K ' I ' ; ' .

'iif>onírritnos. píit « 'm lia rf mu ^ '• l. l<*s acto? <le c ltM i' tin se p ir f < e n
/».< valoren objetive
! íle s a ob.s^ rvu'] >re> Mú;íe--.s. '■írít.r- rn u ílic ifín e s. K‘.r<» nos p “ n n it ^
ir qu«» lo s o b je i s y artos, si tif-i. t; de e.'Structura. d a n
Rn un í'.KMÍo anl-*r¡or 1k;M2íí.;- de rminiiar la !■!’: ¡’u-da il-.'l \,il i
. a t i r r ia s dt> en ui O ; 'i j n ? q u e p u e d a
jx>r tíic'lio ílfl f,f>noc¡iiiÍf‘fi'.>. • > ÍTnj li''3 que •?. -'--i ■•'•iniif ;i?o
o it-ndor l.i c o r fít^ u r a tió n ñ - ' i^ ln .c t iir a . '-i tei.;. • ’ r.al ^ íd o m\i ical,
compr» uder 1’' nHuraleza valifi*.?, de la;* «>■>.'’?. I que a <u v<'z ]>r*-upe i*
•y le " o en m ú s ic a , si i. i int>'lip» n : i a ' d.'l i! en iriatf'na*' m oralc>, no
qtu* la= ni«i^ titMicn ??3 n.'.tiKaUva vnli- -- qu^ Iny qu? i:o:iij»ri*i:rkr. •'i
:i[U i*nderé l i ef-Unclura qU'. . r; . ' u i -ii -ncN a u in p ie p u e d a v; r
en a]'’úr h iv hontlad, rc''liiu''l y l-i.ilcTis ru ln? n?.:- y act''-s. cu.i..
alp:un.i -‘•^'5 ;• lU' r-níi r.r.'-tiór.. F-t.» lí. :‘‘oría d< 1 valor que ir..li­
t-:) niñ^ srpamv- de m ustio más subromos «cfrca de ^ü5 pf
aos de exponer lo- e q-itu' pí>iu’í f i ' -• .\quí bastará C4>n indic«r
<!adti di- valor.
•iir.as do ui-* i\\i : que ’cncitv' pa?- usli-t-larla como una bn^f* p,;ri
C u ’lquíer Ii í 'í Ih (|up afirme ijui.- t'l \alor <!e un r^cto c>tá en í ' .-l'jct*.
-lucavión relaliv-i a la • 5tirn • i'-n «i*- valor.*’’'
o ; la Tc'lación cntrf ohjct d»* ina’i''ra tai qu-- |nicca <<-r rcconoridu >
l'n prim« r lu^ar. •‘iíúa la' fuente los valore? e»' lo relación
MjZsTr.do. cj. inia teoría objetiva d d vnlcr.’"
;>hucturas d-' Ir^ y la i.itru-.tura ue la naTuial^zr iiumr.ua. Fu
Vi... de . ’corías .so'lione i-juc los a’ ribi i 'í de va\->r. cnnio lo bu'’? "
• •'?nt!d"i. los valores fon cibjítivos 1’’^ autonió\il no > val’-^.--') )>oríj!ii'
y lo Ix’l!.», *;nn ••iialiílades que se tojiocrn Í!’nud:a»amcnte. Ct^nio !o n:n i
■<r.ncro, más bien lo qu^ '■v , <ríjuo 3.. ■ ‘ -Uu'-lura prr cnt ; posibilidades
ril|i> o ia suavidad, la Ix-ndid cs una cualidad de un acto u objeto y sc l:i
evperimeníar aípti que cci-íid,. sati.-{f.-:*ri:).
>i'.'n\o inn^ydiatair.f'nte ronjn taí Decir que ‘‘bondaiV es lu capar-ida-í d»-
£/'giindo l»¿ar. baco qj.r l.i 0 ÓU''’a-'-i ;/i aprí- .‘ajívci ..•'•) valor no sea
Titisfacor el fl.-'sco O interés. O de producir ci«'rla? r.-.n-VUí'ncias. es comí
rameivlf cuestión <Ít- r^irl-inr !ns .irfitudf. r|r la ¡)«»r íícondicio.
ler lo que 0 . K. M<x)re ha llamado la ‘"falaria naturalista”,** porqu''
' nento u otro> i- ^dr- uo ra^'y-raUs «irio m«^s l-ir:i «^urslión lO acre*
todavía queda por preguntar si un deseo o un ínleTéf t h bn.'no. La peí
: r su capacidad d tomprcruler las • nructuras que dan origt n a per-
ceprión del color amarillo es causada por las ondas lunnttc.írts v el ?Í5tcmii
' iones de va)or en ol inun«lo,
nervioso, prro esto no quiere decir que percibir lo amarillo cs jK-riH-ii
tercero, podemos apro\,.. '.r la ) vte valiosa del concepto expe*
el 5Í«-t<nna ni'rvioáo y las ondas luminosas. Muy \y>cas y>eííí»na» han
(lentalista sjn limitarnos Se rvquieri* expcrin?enlación c investí*
un si-^trjna nervioso, y la« quo Id han \isto no dicen que sea amarillc.
/.'•n para descubrir la cstiTctura que es sostén de las potencialidades
Cualesquiera que wan ias dificultades teóricas de tal concepto,*^ Ibm#
' valor, pero la comprensión do e.<a estructura es unn \isión íntima de
nuestra atcnrión hacia im liecho relativo a U jyjrcepeióu. No potlcmoi
' naturaleza de las cosas. No es incramont»» una noción viouf'ebidn por rl
hablar dcl color amarillo, a menos que nuestro ijitcrlocutor haya j>er< ibido
>'íligador, con cl objeto Je rc?olv.‘r un problema en particular.
dirc* tamí-níf lo amarillo. Y no po<Iemos hablarle de bondad, rectitud y
Si puede hal>cr una base racional para fomentar la c«jn>ec-U(;ión de va*
liclleza. a nienos que haya experiuieníado sc.isacioncs que correspondan
a esos términos. !' '■intrínsecos y descubrir la eficiencia de los instrumentales, el educa*
' >r no está, teóricamente al menos, en una situación impjsiblc. Además,
Cada objeto y cada aclo al que preciamos atencl«3n se nos presenta ,
con ci<rt£. cualidad, amarillo, rojo, U'Ilo, amenazador, bueno, correcto,' la autodeterminación, auforrealización y autointegración son en verdad
repulsivo etc. Llamaremos a esta faí^* del objeto o de iv.iestra percepción ( íúrmas ile la vida buena, y si podemos decir lo que cada una d f
de cl, la fase intrínseca. La proposición “c.«-lo par*’ce bello”, nunca puede is significa para un alumno en pailicular, podemos especificar cuáles
ser falsa si quien la dice no está mintiendo deliberadamente. Pero la* ilori'S promotuu facilitar o cítorl.'ar las perspectivas de una vida buena
declaracionrs como “esto me parecerá bello mañana” o *‘«c lo parecerá a , ira él. Este programa no es imposible pero tampoco fácil, como lo ates*
toda la gente con ojos normales” o “a lodos los lunáticos” no pueden púa la clase de cuestiones que inmediatamente se presentan.
comprobarse inmediatamente; hay que esperar a que los hechos las con*
firmen o refuten, para saber si son ciertas o íalsas. 1. Al entrar el niño al primer año de la escuela, ya está bion provisto
>li’ preferenciaR, predisposiciones y gustos. Kn ello han intervenido cl
Ver, de C. D. Broad, “Algunoi de los Principales Probierraj de Ética”, en i jpar, los amigo.«, las pciículas, la televisión y las historietas cómicas.
Readings in Philofcphical Analysis.
Ver, de G. E. Nfciore, Frineipia Ethica, Cap. 4 y Vihics, Cap. 4.
20 Para un examen ticológico <lc este tipo de teoría, ver Sew Kr.oiv'fdge ín
Por ejemplo, ¿ Por qué dijculimoj tanto acerca de lo que ci bueno, si
podemos coniprcr.drrlo dircctamenle y cal vez comprendamos la nii^ma cosa?
-
‘í t . Valuts, ed. A. lí. Nfaslow, pp. 119 y s».
156 VALOKKS EN I.A KNfPRESA EJECUTH 157
' í ;a Cí 6 n y VALOIIKS

2. Cada alurni\o es portador de su respectivo conjunto d<? hab)1idl(l> l 'dores religiosos. Se dice que un objeto tiene valor religioso, cuando
des, realizaciones y posibilidades. Su potencrnlídad puede ser liaja part : virtud de su relación con la Divinidad se le puede llamar santo o «i*
los valores estéticos, alia ])ara los intelectuales y mediana para los Hsic^ ‘ ido, y a la consideración de tales objetos como «anlos o sagrados se la
¿Debemos tratar de emparejar esas irregularidades? ¿Debemos alentaf
^ma sentimiento religioso.
una especialización que puede dailc distinción en un campo y mdÍocrid«4 Cada zana de vnlor tiene un aspecto subjetivo y otro objetivo. A \eces
o haí-la deficiencia en otros?
• il'l.imos del valor sipnificnndo la sensación de satisíacción del indivi-
3. ¿Podemos medir el valor potcncinl del alumno? ¿De qué instr^ ■ y a veces refiriéndonos a alpuna propiedad o cualidad de un objeto
montos dispone la escuela para tal medición? • ' to. ICsto se debe a que el valor es la relación entre un organismo y
•. objeto, aunque nunca, podemos estar seguros de cuánto aporta cada
¡Ms zonas de vaJor ^ • de ellos a la transacción.

Como el placer de contemplar un bello panorama no es el mismo qiM


h¡>eclos intrínsecos e instrumentólas
cl de escuchar una sinfonía, y dado que ambos son diferenlcs de la fi-
ti>facciün que obtenemos cuando las piezas de un rompecabezas envajan Comúnmente se hace una distinción entre valuar y evaluar. Valuar
ct\su sitio, es conveniente distinguir diferentes zonas de percepción de loi =!5Ífica el liecho de estar realmente poniendo precio a algo; la evalúa-
valores.-* I i«<n es un juicio que confirma qne lo que esiimamo.> es o no realmente
Valores económicos. Un objeto tiene valor económico sí tiene ua .'uno de cítimawe. Valuar es la f%^se intrínseca dcl concei»to del valor.
precio en dinero. Es bien sabido que no valuamos cl dinero o la.s cosA» Para decirlo mr.s conrretamcnte, cuando vemos a un amigo qucri<Ío,
materiales por lo que son en sí, sino por ios goces que jiacen posibles. H
\perimenlamos una sensación emocional que no se asemeja i>or entero
valor económico es inslnimenlal más bien que intrínseco, aunque el avara
<1 ningnua otra. En e.se momento no preguntamos si debemos o no sentir
puede encontrar una autentica y tal vez única satisfacción en cl mer^
•ff esa manera por ver al amigo, ni tamjX)co si es digno de nuestra devo* W:'-; ti
manoseo de sus monedas. fíi
ión. Nos parece inlrínsecamente digno de ella. r,
Valores de la salud, corporales y recreatiios. Bajo este enc.ibeza^
Por otra parte, cualquier valor puedo tener una fase instrumental,
incluiremos los \alores de la .«alud o bienestar físico, do la diversión f
purde conducir a )« percc|>eión de olro \alor. Pocos son los valores que
todas las complacencias que derivan de la satisfacción de necesidades físi* Mi
■-* dei>enden de otros para su cal.*al dc*sarrollo. Los crepúsculos y el canto
cas. como el hambre, la sed, el descanso y la relación sexual.
■ I -las aves son ciertamente gratuitos, pero la educación cue.«ta dinero, lo
Valores sociales. I.,as satisfacciones que obtenemos de la amistad, el que los objetos de íirte y las entradas a teatros y roncierlos. Hasta
amor, la familia y la asociación en grupos, deben quedar incluidas entr« liiv : I valores religiosos, si han de practicarse en una congregaiión, requieren
los valores sociales.

i
«Irrigos que npcesítan algunos bienes materiales, y un edificio para la
Valores morales. Estos fon las satisfacciones y descontentos que s
i^lt^ia, que rara vez es construido con la sola piedad.
brevienen al individuo, en el curso de sus intentos por hacer e lm io El lector puede exjdicarse esas relaciones, tomando una z<^na de valor
correctas.
(li'ladamenle y observando su contribución en cada uno de los demás
Valores estéticos. La percepción de objetos a los que pueden aplica.
^.dores. El punto en que hay que hacer hincapié, es que así como la fase
adecuadamente los adjetivos bello y feo, dan origen en el observador 8 a
intrínseca de la percepción del valor e* cierta, su fase instrumental es pro-
la clase de sensación que llamamos estítica.
' lemática, ya que en el momento de valuar algo, sus modificaciones y
Valores intelectuales. Decimos que un objeto o acción tiene valo.^
lelacioTics no son visibles. Mientras estamos disfrutando la solución de un
intelectual, si de alguna manera a>nida o estorba al descubrimiento de li^ 3 [Toblema matemático, los usos a que puede ser destinado no son evidentes
verdad, ya que estimamos o encontramos satisfacción en llegar a la verda
y quizá nunca lleguen a serlo sin investigarión. El sabor del vino no nos
en cualquiera de sus formas.
predice sus cfeeios, ni la buena obra sus frutos.
21 Para lista» similares de cuadros de \alores, ver, de Evcrett, M oraí Values¡ Un tipo de valor puede ser coadyuvante de otros pero también puede
p. 182; y <tc E. S. BrJghiinan, A Philotophy of Religión, pp. 94 y ss. rMar en conllicto con ellos. El hombre de negocios puede estar dema.'^iado
CACION' V V*10KKS 159
lo 8
v a l o u í .s e .n i .a k .m p r l s a e j j : cl*tiv

íullas indican «;uo el sifiniíiv-du de Irs U'rmino.^ superior e lufcrji»- no «


ocupado p:ira aprecí.ii Ls c*:-’!!. •.$ o fociíilep^ si ?c dtdioa «.on ts-
rvidentc por sí mismo, ¿ l ’or qué son Io¿ valores íi.ti’í«;..furtle«, por ejemplo,
ahlnco n reíilinar valoras •.con'Wnicos; níoiui* que el aitUta puc.!-: le?i
Mip-‘riori.5 a los de .liifrutar de uri bislec' Si ob:-rvumo» la cla>e de lib»v>*
q u f viviv vn u n a bo!iai»Jjlis «i igní>ra Ífi* cojnil* ioiie? rn qiu- K-* cur.dri
;ju<' l‘.»> houíbre.s conpran, las ¡‘elíralas que ap;irfntem<-nt«* ',i ^ tuj'-lan y
sc cambian por diní^n). Ao podvnj-js ci;Ili'.ar tudoÑ ]u;; valore-» c -r.
' «.inn-íro <!e vi v^c.s que prcfirrcn e-1 bistec- j I estudio. »ólo pod<»m<>.‘5 'lew r
inlcn'idad Ai iniinio lícnii''j. rada ^Ircción va sc¿:uida dr algún sarrificid^
• !a conclusión d<- que C'».i ‘r ’cuer.eia prcfjcun lo inferior a le juperior. o
I j i experiencia práctica rt’ducc c?c sacrificio, p*To la itducción lurica
completa. quo aun p r c h in . l.í los superior *• .'jten 1*’ Inferior.
Kn apovo del ju.'iv» couii’in d»* lo i'>ferior y ñ '•nper¡«ir, está la creencia
• 'tafísira íli' tj'ie aquellas tcti\ida<le.s que '‘jercitati las fai.ulí.-\d**í pecuUa*
Valores ¡x)si¡hos y nogaliío.i t>'' \lel hombre o qu*- están má-i desartollail.*v en cl, soi\ más re.iles quc Ij i
-ctividades que cojnpart.; ■on las 1c.«lia". Hay también la !-’ros'cióíi de
Parce»* í*xlrano hal-!ar •’<» i.ii val'jr i/-ra’ivo. p» ;o avvTSÍó»:, dv>*nr.leníí ijuf lo que e.* meii''; ^■•UíÚt. es más pr».ríüso, j)oi K» que la «'xcelrneia en los
)• desaRiailo •on lan rc.ile?^ romo sus antónimo.'!. valoKs ncgali\ s sofl campos estéticos, reUpio«o< e infvL^.lnale», es má.>t digna de estiinarso que
nlgo que preferiríamos nu cxperln’entar y (^lu* tcl v«-z daríamos cualqui ! vigor Í!‘ ico o los placeres mr.leriaUí.
cosa por evitar. _ lates convic<iones puc::en -^ir firme?, |kto es difícil ver cómo ]K>dríaii
Al comliinar la dimensión iTitnJiscea-in.-Ijumeníal rga la po«itl\a*urgf¿ proban-’o a satísfflcríón de \m excéptico. *¡ ést>; «V'ciillera aiejr.i” fiue lo <jue
ti'a , si; puedfn ü!>lciKr Ir-: ?igui<'rite& fom!.»' ’.cioncs:

1. I n t r ín .w a m e n t e p o > iú v . -inítrunuMUcdm enie ]X)sili\a,


gc-itión de ui\ alimento
v. gr. í-í ;n-L
- i.........gr-»
> niUiiiis «. la Ici-tura vk- un'libro inl*'ri • an*?
\ '.mpartimos ron los animal"!* es. en términos di nerales, más n»*crvírÍo y
placentero qt.v io qnc disfrutamos como seres l;u:nanos. Podría al. ^rar m e
1.} ran> es una monstruosa dc■^^^'^« lón del género, tjue lo p^r;.* en pelii<ro.
y quo, )>or V tanto, es menos valioK' <.ur )o común, lo ordinario y lo a! un
te e instniclivo. ^ (iant(‘,
2. lutrír.*': cambute po‘-itiva-in>Uvtmeul.il:nenle negativa,. V. íir.. Í.W|! Olra mant ra de ju-itificar el uso común de los término." suj'^rior e in-
placeres del nareniíiano, dvi .i'.col'ólico.
ic'hólico. d<j
dfi apostar en las carrí
carreras d-‘ v^ílta* i •'■rior. para calificar los valores, es argumentar lo >iguientet
lío s ( a l m e n o s p a r í; lo$ qvu i.rdea Lv;n«laiitemente). y )a excesiva "aii»*
facción de los apcíiios. ^ 1. Loa valores estí-iic.i-í. relipi(>s<is, morab» e inlel'*< !uaU«, son más
3. Inlrínsecamcnltí nt»aiv%a’jí><^uvniu'ntilm«'nte jH>sitiva. v. gr.. «n '.\:o5i!fi-'ient».-5 qne los otro.s; por esa ra-/ón son superiores. Aunque la
dolor que avisa «jue «-s noce^ar:a 'a .';ltnci«>n inédioa. la píldora amai}ja verdad, la belleza, la santidad y rl buen raiárter, «i.-j/ettdan drl dinero.
o la dolorosa intervirncióu quin>T¡¿ica mejoran U bdUid. el fracaso que . ’■ Sv’ lud y los amigos, si es nrce.^ario pueden ser ejdtisad - y di>frnta<íos
inspira un esfuerzo mayor. * cojx un mínimo de ¿-»a dependencia. Aun admitiendo qm- si dispone de
•l. Intrín.'fCeauieníe ncgetiva-inslrunu tiuinu'nle m*gí’liva.'v. pr., lodot ' loc. i-,e«lios para pagar la colegiatura y los libros, .«<? puede obtener una
los ca&os de sufrimienU- innecísario ' »*\ital«!e, enfermedade? duk-ro.sas e < educación nuV'» si^^leuiáUca que cuando no se c irnta con esos medios, es
incurable.'», crut-ldid, malicia, envidia. as«.n^bI0^0 la canculad de o ta s que pueden apr'. nderse con muy poco dinc*
En general, los l»ond)rcs suspiran por la primera dafe <le valores, con ^ ro. Puede uno no estar on condiciones de comprar obras muotras de pin­
frecuencia sucumbí*» anle la segunda, soportan la lero'Ma y delectan la tura o abonos para la temporada de conciertos de la orquesta sinfónica,
cuarta. J..-10 ¿quedan estriel«irnentc Ürnitadi's lus oporlunidtulcs di. salisfacción
estética por la falla de .iinero?

I
2. K*ta'- valores no .»•; desbastan ro n el curso del liem)»o. 1^1 vigor
í alores su¡tertores r inferiores
físico y los placeres corporales declinan con la edad, los amigos y íamllia-
n*s inuerert. ti i^inenj es un bien que se e**fuma f.on facilidad. La lileralura
F.ri el uso conuif. e« frecu'^nto ralificar de “.«iuporiiire.» \ lo.<» vaíore^ji
'-tá llena de comentario? acerca de la efímera naturaleza de los bienes y
religiosos, intelectuales, estéticos, morales y algur.os de )->s .«íK-iaIe.<?; llaman*’ ^
{/.aceres terrenales. Por CL>ntra«te. los placeres de la actividad it.teleciual.
do en cambio “infcTÍores'’ a los valores materiales y corporales. La-* co-j-
160 VALOHKS EN LA EMPRESA EJECUTIT Mti I VCíON Y VALORES 161

moral, eitéiica y religiosa, sc acrecientan con la edad, si no por otra razón,íi - i'ilo más grande sea cl escrúpulo, mayor será la satisfacción final. ¿Có*
por la tic (JUC cuanto i«ás viejos no?, liaccinos, menos nos distraen l<is aha> - ' .«hemos esto? Quizá por el hecho de que los conocedores rara vez se
ciones de los valoios corpurales. La juvenlud nunca tomará cl consejo devjf ’tlrntan con volver a la inocencia de la ignorancia. m
la aticianidaíl en esta cucT^t¡ón y, consecuenlomcnle, no sc empalará eii )' r.jra la educación, esto cs de primordial importancia porque el cono-
cslablccer cu los años verdes, xina reserva de recur?os para los swos. Lo» 'k "lii’uto, o más bien lo hábitos de conocer, son ia mercancía de la escuela.
educadores que traten de cojivcncer a sus alumnos do qne debe aprenderse \li'iitras cl conocimiento pueda haccr algo para la formación o modifica-
algo, para su posible uso en la ancianidad, pierden el liempo. • OI del valor, la escuela puede tener una legítima participación en la
3, Puede alegarse que los valores superiorc.s, los de la mente o cl espi njirCM.
ritu, llenan la vida más completamente que los inferiores. Toda actividad
suírc un cambio en su calidad cuando se sujeta a in\estigación, cuando st COMPONKNTES DE LA EDUCACtÓN E.V VALORES
exploran sus posibilidades estéticas y su carácter o valor religioso. Pueden
hacerse casas y comidas que sean bellas y al propio liempo úiilcs, y el Es importante distinguir dos clases de resultados de la instrucción. A
eípíritu de santidad puede llenar la vida de la familia y po.siblementc hast| <Mio de ellos se le podría llamar resultado probatorio, significando una
nuestra vida económica. El hombre de negocios de gran carácter es un ^ tniicstra de conocimientos que nos dice si la instrucción que acaba de com-
mejor negociante, y una danza hermosa es tan higiénica como una des* I Id.ir la escuela ha sido fructífera. Por ejemplo, si hemos estado enseñan-
manada. •I • lústoria, un resultado probatorio sería recordar la información contcni-
A la larga, tienen que cjnplearse ambas líneas de justii’icación. Kl queí'^. rlt en el texto, o poder interpretar un conjunto de declaraciones heciias
inm vida aiitodelcrminada, que realiza potencialidades y que está autoin*! * n cl mismo.
legrada, sea buena, descansa en la creencia de que el perfeccionamiento Al otro sc !e podría llamar resultado vitalicio. Aquí significamos un
dcl hombre sc inclina en dirección de los valores superiores. Es^la creencia ‘'«tilo o conjunto de normas de comportamiento, con e! que una persona
llega a fundarle empíricamente, haf-ta el grado de que realmente cncon* tirscmpcña sus diarias labores de una manera distintiva. Por ejemplo, la
tremos el cultivo de esos valores superiores, más satisfactorio que una vida manera de leer los periódicos, educar a sus hijos, invertir su dinero e ir
que no los cultive plenninenle.^^ de posea Jos fines de semana.
Todo hombre realiza alguna clase de valor en cada zona. Todo hombre El punto importante con respecto a esta diferencia, es que en la escuela
no podemos observar los resultados vitalicios, sino solamente los probato-
licne que poseer algunos bienes materiales, alguna salud y plarer corpo*
lios. La vida buena es una meta fundamental de la educación, pero no es
ral y algunos compañeros humanos. Sus conocimienlos nunca son iguales
un resultado probatorio de la instrucción. Como sc ha indicado muchas
a cero; disfruta alguna dase de belleza, tiene cierto código .le conducta
veccs, la insiruc'ción es soJamonte un factor en la producción de la vida
y considera algunos objetos dignos de veneración.
buena. Tratamos de hacer ver que los resultados probatorios son condicio­
íwos hombres difieren en la clase de valorea que hacen predominantes
nes necesarias para la vida buena; lo que no podemos probar es que sean
en sus vidas, v. gr., el intelectual o el económico, y en vi níicZ a que cada
condiciones suficientes para lograrla.
uno de ios valores se realiza. Dentro de cada zona de valor podemos dis­
La educación en valores implica per$pectiva y deliberación. Perspec'
tinguir niveles sui«riores c inferiores. ¿Que es lo que los distingue?
fita es el cuadro de valorea, Ja lisia de preferencias con que un hombre
Esla pregunta podría contestarse de varias maneras, j>ero sostendremos ■ obra en su vida cotidiana. A vecos se la llama jerarquía de valores. Den*
que cl conocimiento es lo que los distingue. Cuanto más sñbemo« acerca Iro do cada zona de valor puede h-iher una C-soala de preferencias, y puede
(lo una zona de valor, más capaces do disefiniir nos haremos. Observamos haberla también entre las diversas zotjas de valor. Así un hombre puede
diferencias más pequeñas, nos damos cuenta de m áí alternativas y. con ello, colocar el valor religioso en el primer lugar de su lista, y dentro del campo
do más posibilidades di- realización de valor. En oira«i palabra?, cuanto de los valores religiosos, puede colocar en primer lugar a la oración.
más sabemos acerca de un campo, más “escrupulosos” nos vol\emos, y Deliberación es cl proceso de seleccionar entre varias alternativas de
valor. Usa cl conocimiento ya adquirido, tanto en hechos como en valores
22 Compárese con ks faracierísticas d<i ajiorrí'aliiración qvic H . ^fas^o^v
considera típicas de la< experiencias “aimbre” de la vida- Ver New KnouUdge y, aunque puede inducimos a buscar un conocimiento que es necesario pero
in Iltm a n Valúes, pp. 119 y ss. que no se ha adquirido todavía, no es esc su objeto principal.

M..-;

i
162 VAL.>HES EN LA EMPllESA r jKCUTlv] 163
il»lU:\CION Y VALORf^

En consecueucia, la ethicacídn en valores combina laa artes de d<?lil)e—


P r o b lu m a s pa ra d is c u s t ó n e in v e s t ig a c ió n
juzgar, pesar y criticar, con el conocimiento de los medios y maneras. I
porción que corresponde al conocimiento no presenta problemas espec
1. De la bibliografía que se sugicie a continuación lea lo bascante para ad>
les, porque puede ser un resultado probatorio Sin embargo, usarla e.5 » • ♦rtir de manera má» co.Tip)eta los problema» y posicior.eí que hay en la teoría
gran parte un rebultado vitalicio. Por lo tanto, e) problmia de la »M'.cral del valor.
es incluir, en su programa de instrucción, tareas delibf'rativas que pucd» 2. Examine propia escuela y cncuer.tre la fuente de algunas de sus nor-
ser resultados probatorios, pero que se asemejen a los resultados vitalici *>u« para juzgar Jo correcto y lo Indebido, lo bueno y lo malo.
3. ¿Encuentra usted algunos acuerdos y desacuerdos básicos acerca de qué
lo bastante para damos la seguridad de que el éxito en la escuda cont
j-iitticas de la comunidad son realmente democráticas? li! >
huirá al éxito en la vida.
‘t. Examine su propio sistema de valores. ¿Cuáles de ellos están dispuestos
La fuente de material para In perspectiva esta en la ciencia, la historitf^ 4 considerar relativos? ¿Hay algunos que consideraría absolutos?
la literatura, la íilosoíía y la religión, pues esas disciplinas son mane 5. Trate de identiíicar en su propia experiencia ur.á muestra de cada una
<!r las zoita« de valer enumeradas. Trate de distinguir sus fases intrínsecas e
distintas pero convergentes, de describir y justÍpri»ciaT los estilos de la '
iiiitriimentalc*.
vida o cuadros de valores. Hasta las ciencias sociales, economía, sicologS
social y sociología, aunque prometen presentar “hechos” acerca de la vl„
S u g e s t io n e s pa r a le c t u r .\s m á s e x t e n s a s
hunana, nunca logran omitir juicios sobre los que los “hechos” signiílcai^
para la vida buena. En una palabra, no fon “ajenas al valor”. Sutilmente No hay introducción realmente fácil o simple al aspecto filosófico, porque
abogan por lo que "‘debería” ser, so pretexto de decirnos lo que “es” . ri asunto no es fácil ni simple. E l material que trata de los valores desde un
El material para la deliberación es más difícil de encontrar en libro^ll l>into de vista didáctico es tal vez !a mejor introducción para el estudiante
y cursos. Posteriormente, tn el capítulo 1?^, so presentará en detalle un iln pedagogíat r ,
argumento partí un cui-so de problemas sociales en masa. Aquí sólo e» \ Urubarhcr, EcUctic PhUosopky o/ Education pp. 142*160.
necesario observar que los problemas de la pociedad y del ser son materia -- , Modérn Philosophits of Educaiion, Cap. 5.
les apropiados para desarrollar hábitos efiracf’s de deliberación. The Journal of Social Isiues, 6:4, 1950, todo el número.
Maslow. ed., Ken- Knoulfdge in Human Vaiuts.
Myrdal, An American Dilemma, Cap. 1.
R esum en •Stanley, Education and Social Integradon, Caps. 6-7.

Para un estudio avan?ado en el campo de la teoría del \alor como tal:


Este capítulo es un puente entre la primera y la segunda parte dcl
libro. Si consideramos la primera parte comí> el e-$quejeto de la vida buena | Devicy, “Teoría de Valuarión”, ¡nitrnaiional Encycloptdia cf Unified Science,
VoS. I I No. 4.
y ds la educación que parece requerir, podemos considerar los capítnloi
I.eplcy, Valúe: A Cooperaíive Jnquiry.
venideros como la carne que cubre ese esqn''Vto. Kn otras palabras, nosl Í.CWÍS, An Anatysis of Kncfiledge and Eiatuation, Caps. 12*13.
ocuparemos de las diversas zonas de valor de la vida buena y de lo que] Moore, Principia Eihica.
reqiui'ren de un sistema escolar. Pepper, C. S. ‘‘Una breve historia de la teoría general del valor” en A History
of Phiiosophical Systems, de Ferm, pp. 493-r)03.
En capítulo nuestra pregunta fundcmciUal fue; ¿Con qué (un*
Perr>', General Theory of Valué y Realms of Valué.
damrnto puede juftiíicar la escuela la preferencia por una cla»e de conduc* Stevenson, Ethics and Language. (Presenta la muy discutida teoría emotiva de
ta en vez de otra? Esto nos condujo al examen de la teoría general del, la ética.)
valor con un breve análisis de la teoría experimentalista, la emotiva, y una
Íeoría que Irata de establecer un fundamento ncional objetivo para las
nonnas de valor. -
I,a última sección del capítulo dn un bos/|Ucjo de parte de la lerminolo»i|
gía, zonas y dimensiones de la percejK-ión del valor, que serán utilizadas
en los capítulos subsecuentes.
i
Los valores económicos,
de la salud y recreativos

I-^TE CAPÍTULO EXAMINARÁ tres cUses de valores que p o r lo común se


colocnn en los peldaños más bajos de la escala Ies mismos. Tero ya
M.-an altos o bajos, implican actividades en que todos los hombres tienen
que participar, de grado o por fuerza, y que la escuda licnc, j-Mir lo lanto,
que tomar en cuenta. Nos o c iip a re n io s de ver cómo puede la escuela lo­
marlos en cucnla y qué cuenta de clIo:> debe lomar el individuo c-n )a
vida buena.

L o s VALORES ECONÓMICOS

Estos son los valores de los artículos de comercio y surgen de la pro­


ducción y uso de bienes materiftlcs. Son los instrumentos fundaméntalos no
sólo de la buena vida sino de toda vida, cualquiera que sea.
IvOS norteamericanos creemos que la producción de artículos y la eje­
cución de servicios son deberes de ioJo ciudadano. T^s jóvenes ricos y
ociosos son más envidiados que admirados. En \m orden industrial suma­
mente complejo, nadie puede csj>erar satisfacer ni una pequeña fracción
de sus necesidades malenalcs. Por lo tanto, cada quien depende de todos
los demás para tomar parle en la empresa económica. Una huelga de
estibadores en San Francisco o un paro ferroviario en Chicago, interrum*
j)en la producción y distribución de artículos de consumo de la nación
entera, en un plazo relativamente corlo. Esas huelgas son problemas mora­
les y políticos, así como económicos. Ks inevitable, por lo mismo, que el
papel económico del hombre en iiuestra cultura sea estratégico, tanto así,
que nucí-tra preocupación es ver cómo evitar que se convierta en exclusivo.

165
166 VALORES E.N LA EM PKESA EJK x
C u tiv ^ H ,
>«U1HES ECO.VÓMICOS, DR L A SALUD Y RECREATIVOS 167

Compremión de la estrucíura económica l. ¿Cómo encuentran los precios su nivel en tal sistema de pro*
lún?
Uno de los resultados de líi educación geiieial, debería ser laa roiM«f
rom» 1-os principáis grupos o bloques económicos, y su acción recíproca
prensión del sistema ir.eUiantc el qu<s se producen, intercambian \ 11 if.onomí^.
>' di*-
íli*-
tribuyen ios biene.s materiales necesarios paia el mantenimiento dcl grupc.
grupo. h. K) papel dei gobierno en la economía.
Dicho conocimiento es desarrollado sistemálicamente en el estudio de U I. i. t i papel y el mecanismo dcl crédito y el dinero.
economía, aunque escasamente hay una disciplina que no tenga alguna Factores de equilibrio y desequilibrio en la economia.
relación con él. 9. Kaíccs bisióricas de nuestro sistema, para explicar algunas de aua
La meta de )a escuela, conjo veremos en el capítulo 12, ca perfeccionar >jracteristicas presentes.
10. Otros sistemas económicos, y posiblemente una valuación crítica
los hábitos de adquiiir y usar el conocimiento acerca dcl sistema econ^
mico, más bien que acopiar un cúmulo de información, por una paile, o ' los mismos.^
Mi'-nlras no se haya logrado entender esto» puntos básicos, las cues*
practicar ia participación directa, por la otra. Para dirigir el “cómo' de
• •i.cs acorra de $i j>odemos o no tener una economía planificada, de si
e^ta investigación (« cualquier nivel que se emprenda) y de.scubrir reía*
j*í>demüs tener democracia económica, y otras semejantes, son materias
ciones que los jóvenes no podrían dífeernir por sí mismos, es para lo qu
'• iitadoras pero de dudosa utilidad para discusiones de grupo en la es*
nece.s¡tamos al maestro, y a é] corresponde también determinar lu cantida^
■i 'la secundaii?. El estudiante no puede salir precipitadamente dcl
y clase de material simbólico, en cuanto a lectura y cálculo, que serÍA
- rrillo para ir a la biblioteca y volver con igual presteza al grupo, con
conveniente usar para mejorar el conocimiento precj«) dcl sistema
I.» información necc.'íaria. Los principios, y la comprensión de los mis*
relaciones económicas.
III"’», no sc toman de los libros de consulta; resultan, cuando así ocurre,
Es importante que el estudio no limite al alumno a lo.% movimiento^ !^fl estudio y reflexión sistemáticos.^
económicos de su ambiente inmediato, pues el problema que nos uroiá
es la interdependencia nacional y hasta internacional, de la producciói^l
Hf.y mucho qué decir '-n favor de los educadores que ven en la
pceuelp 1,1 oportunidad de producir una generación que será impelida a
I!
y distribución. Para el trabajador industrial, nna tdevada tarifa sobre hacer nuestro sistema econónnco más racional, más humano y más acorde
los artículos manufacturados, tiene razón de ser, pero no la tiene cuando ron su interpretación de la democracia. Hay, al menos, nuicho qué decir
se trata de la carne. Xo estoy s*'guro de que cl hecho de comprender ia rii pro do la bondad de sus corazones. No obstante, si la discuiión y ex-
situación la cambiaría mucho, pero puede dejarnos menos t-xpueslc» a fi"í1,ición no van <ioompañadí*s de nna sólida comprensión de sisle*
considerar a todos los grupos económicos, con excepción del nuestro, como mas económici>s, aun en la modesta escala contemplada en nuestro plan
malignos conspiradores dispuestos a explotarnos. de estudios, la escuela estará siendo usada para propaganda, no para
Si preguntamos cuáles son los componentes mínimos para cl pen$a<) educación.^
miento inteligente acerca de los problemas económicos, parecería razo*;
nable anotar los siguientes: 1 Para hacer una, I jju de co.ifronución de los príncipaí-is tem¿u de educa-
tión cconóniica, \-er, del Consejo para cl Adeíanto de la Educación Secundaria,
Key UndéTftandi-in. tn Heonorntct. Ver también, de H . S. Broudy, “Teoría Edu­
1. Los principios de la industria mecánica en gran escala, con su cativa y la Knjeñai ?a de Econvt;'.la", en Teackfr Edueation Quarterly, 17:2, 59*
altamente desarrollada división del trabajo, y sus no menos bien plaiica* 69, invierno 1060.
dos métodos de coordinación de los divisiones. 2 Hn et capUuk* 13 se diKute si la cconomía debe s<^r estudiada como mate*
rU apane. en la cscue'a secundaria.
2. La relación entre la industria en gran escala (contando la agii* ^ “Si la escuela intenta e::sef.ar a los niños c ^ . o resolver k>& problemas de
cultura en grande), con la formación, consolidación y movimiento dcl c.ida dia, se rxp'r.c h quedarse siempre atrás. Lo más qxie puede conr;hiblemente
capital. ^.Cómo sc acumulan y concentran las enormes sumas de dinero inier.'ar, es 1;* rn»eri3n?a de paula de pensamiento y sentimiento que permita
ftl ciudadano aterirse a l;>s nuevos problemas de una manera adecuada. Perú
requeridas para la industria en gran escala? «*«a pauta no piicf^e ser mvrntada por el pedagogo, es al teórico polUioo a quien
3. El papel dcl trabajador en dicha industria; cómo se fija el nivel f-mpete trazarj-i' . W a’a cr l.ippmann, Tke Pkantom PubUe, 1925, p. 27. Citado
de salarios; la relación del trabajo con la adminstración y el capítol. r-n pcimisu de 1 he Macmillan Company. Lo que Lippmann dice acerca del teó­
rico político, puede decirse también del teórico económico.
168 169
VALOKKS E N Ij^ EM PRESA E JE O U rrtB vA L O U K S E CO N Ó M IC O S, DE LA SALUD Y IlE C K E A T IV O S

No hay ncccsidad de sentir Ictnor por la conlrovers>ia en esle ctimpo, 4 icl trabajo para Us diversas ocupaciones ]>odría ni"» estar lan congoctionado
la misma se basa trn el conocimiento disponible, y disj^nenios de m u c^ ni tan escaso, si el ajuste dcl mdividuo a la labor se hiciera tan preciso
más dcl que cualquiera do nosotros pueda dominar fácilmente. como puede hacerse.
Dado que los intereses vocacionales no i>on tan estables como las tapa*
k [jidades, estas últimas son la gnía más segura para la elección voracionul.
Papel dcl individuo en cl orden económico
I Cuando un vivo interés por una vocación no va acotiqiañado de la corres*
pondientc habilidad, el interés puede satisfaccwe a menudo encontrando
Los conocimientos derivados de la educación general, deben ser
iin tipo de trabajo, en cpo campo, que esté al nivel de la capacidad dcl
ducidos por cl individuo en conclusiones pertinentes a su propio papel ^
?.i'm)no.
la vida económica de la comunidad. Por lo que respecla a la escu<
Por ejemplo: un niiío tiene la intensa ambición de llegar a ser doc*
esto tienen tres fases:
lor. Dt'saforiunadamente, en siete \ i ocho años de escuela, y según los
resultados en ias prucbai de aptitud a que se le tujcló. ha dentoslrado j'le*
1. Orientación. Justificadamente píjdcmos demandar que, ante^
namentc al maestro orientador que, de no ser por un milagro, tío |odrí
terminar la instrucción secundaria, los alumnos sepan lo bastante ace
realizar el trabajo cscoláslioo de la calidad qoe se io<pjjerc en U3i'. escuela
de sus capacidades, inlcieses y posibilidades vocacionales.
de medicina. Pero ¿qué va a decir cl maestro a un niño que ansia fer
1^3 técnicas de examinar son lo )>a>lante avanzadas para dar dat
máh'co, y a sus padres, quo están díípuostos a sacrificar mucho p.jra «jue
objetivos fidedignos, con los que no sólo cl orientador, sino también
su hijo llegue a serlo?
propio alumno y sus padres, puedt-n valuar los conocimientos adquirid
Sujwngamos que, tanto el niño como sus pa<lrci?, son sensatos v con*
Más aún, como las ocupaciones lucrativas posibles sc cuentan |>or nuUar>
virnen en que el juicio dcl consejero es correcto. ¿Tiene que abandonar
y como varían enormemente en cuanto a la clase de com]V*íencÍa que
el niño su interés por la medicina? No ncecurlain''nte. Si muestra alguna
quieren, no es ilusorio concebir cl ideal de hacer concordar la vocación coa
la capacidad de cada alumno. habilidad mecánica, pnede llegar a ser uno fie los muchos tralojadorcs
técnicos conectados con el camjx» médico. Si tiene la personalidad reque­
Este proceso de autocomprensión y justipreciación merece que sc ln
rida ])a;a ser vendedor, tiene abierto todo el canqw de la venta de equ’po
dedique una buena cantidad de tiempo y dinero. vocación de un hon>
e instrumental quirúrgico. Si tiene habilidad mercantil y ejecutiva, puede
bre es demasiado importante para ser decidida a capricho de los padre#l<
triunfar rn la admiTíi'itraclón de hospilale.«. Puede emplearse mucho tiem­
de los alumno?, o para que se la deje na\egar a la deriva en las corrirn
po en imaginar las combinaciones posibles, sin agotarlas. Y lo que es
tes de la oferta y la demanda del morcado <lei trabajo. La vocación de ti
pcisíble en ol cami)0 médico, lo es también en muchos otrc>s.
hombre no cs mcraincnlc un medio de ganarse la vida*, el trabajo que e)<.
En su \erdfldero sentid-v, éstos no son de ninpuna manera problemas
cula día tras día ajusta todos sus demás valore.? al tipo de aspiración qa
filosóficos, ya que su sohición cslá dentro de los Hnñtcs de las tci-'nc.’ í de
tendrá, a la clase de carácter que dcsarmllará v a la clase de prvstigi
que se sentirá obligado a obtener. orientación ya desarrolladas; dar esos servicios do orientación es problema

Xo necesita haber, como Dewey tan hábilmente argumentó/ un del administrador.


2. /ídiestnimienlo tocacional. De igual manera, la cuesliÓM del adies*
abisnio entre trabajo y descan.*o, cnlre cullura y ocupación. La rnismá
iramicnto espccinliaado que el alumno necesita para satisfacer sus prefe­
multiplicidad de ocupaciones lucrativas en nuestro país, hace innccesarit
rencias vocacionales, está furra dcl dominio de la filosofía de la educación.
la elección entre esas alternativa?, pues si podemos encontrar para cad^
Dofcrmiudr la clase de adiestramiento que se necesita, compele a los
hombre un trabajo de toda (h vida, que lo haga emplear por entero
practicantes de la profesión. El eflucador puéde ronlrilniir con la meto-
capacidad intelectual, el Irabajo puede ser educativo, y mientras lo
rlología medíante la que se (ipra eficazmente thVho adiestramiento, pero
n\inca |K)drá convertirse en una faena agobiadora.
para aronseinrse en esta cu« -!ión. recurro al sicólogo más bien que al fi­
En realidad, la elección está lejos do «er libre. I.a demanda de trabaja*
lósofo de la educación.
dores cti diferentes campos varía de cuando en cuando, p<ro el mercado,
El papel de ln educación eeneral romo preparación para ganarse ln
4 Democracy and Kducaticn, Cap. J9. vida, se verá en el capítul.-» L”. pero en el presente podemos ir.dicar que
» « nKV;S P/CONÓMICOS, DK LA SALUD Y RECREATIVOS 171
170
VALOltKS EN LA EMPHESA EJKCÜTir

, ain Me los rasgos contrarios. Puede también certificar al patrono (jue


el nivel a q\ie el alumno Itaya dominado la educación general, señala el
terminado alumno ha maiufestado esos rasgos en tal o cual grado
daño de la (^ a la de ocupaciones a que puede aspirar de manera realista.
li rscuda, y d-*jac a juicio dcl patrono colegir que los seguirá manifes-
Por una parle, muclias profesiones requieren una preparación formal y U
admisión a ellas se basa en los progresos logrados en la educación gcner*l, ■ V.; el trabajo.
* nando la limpieza, el orden y quizá la pront'lud, se lOnsideran esen*
v.gr., las »’.«.oui.’las profesionales de medicina, ingeniería, derecho, ele., rn
para la seguridad y eficiencia inilustrial, y si cl trabajador desea
otros camiK»?, las licencias para ejercer estájí sujetas a la condición de le i^r
r seguriíLü y eficiencia, tsos hábitos .'^e desarrollan constantemente.
un diploma de instrucción secundaria o cierto número de años de estudio*
I ■in desarrolláis aun bin esa cOJisideración, mcdiatite el ejercicio y
universitarios. En segundo lugar, los liáhitos hien desarrollados «le ad­
quirir y usar el <-onocimíento, no son de poco valor como armas \oc«cion|- tiflón forzo?a. Algun.ns p?r«onns desearían que l.\ escuela luciera
-:i.:jentc eso. Sin v-nihargo, la escuela rto putde (opiar situaciones
les y los patronos los esliman m«s todavía que a las aptitudes específicas, ei
los principianlcs o aprendices del trabajo. Estas dos consideraciones debe« I irIa>-< o mercantiles, y no hay garantía de que el adiestramiento me-
. }j >r coir.]i;eto que sea. pu da hacer nacer un ra^^go que sea tran?-
rían militar en centra de un a)>indono demasiado precipitado de la cduol*
rión getierai, en favor de la m.ís específicamente vocacionnl, aunqu# ”le a siliiaoiones fuera de l.i escuela.
.'i. Prudencia del corisumiJor. Como todos somos coiuumidoros de
indudabicme^it'' se nccesila una diplomacia de alta calidad para persuadir
' y como la \aricdnd de aitículos e; tan grande. la prudencia para
a un adolecente ansioso de dinero e independencia, de que debe continuar
adquiriendo la educación general.® ;;irarIob ta obviamente útil. D “ aquí que muchos educa<lores han
1> predirar.do la e<lucael<';í tlel con?umidor como un desiderátum de
Otro campo de adicsíramiunto vocacional está situado más o menoi
entro )as féinlcas especializadas y la educación general. Consiste en lo* I : imj>ortaucia.
<na cla^e d-> prudencia de consumidor no consumir todo nucslro
hábitos de trabajo y rasgos de carácter, como prontitud, limpieza, orden,
• so. Esto pue«l,* ligarse mediante la economía, la buena administra-
|>cr5e\nHncia, formalidad y responsabilidad que son útiles en toda ocupa*
. el conocimiento de n'crcanoias y materiales y, preferentemente, con
ción, ) ciertamente ninguna escuela deja de Infundir en el alumno U
combinación di. todo lo anterior. Claramente se ve que la economía
convicción de que son deseables. Kn un sentido, cuando más se perfeo
ser fomentada y practicada en la e«euela. La buena administración
clonen los liábilos de adquirir, usar y disfrutar de la verdad, más se
difícil de enseñar cuando el alumno licne muy poco que administrar.
fortalecen esos rasgos, porque el éxito en cualquier labor (inteleclual o
' ronocimiento de mercancías y materiales, en relación con su precio,
de otra clase), los demanda. Sin embargo, el alumno que entrega pron­
I • (le envñarse, pero la cucslión es dónde, por cuánto licmpo y qué tan
tamente sus tareas escritas con limpieza, aquel en que se puede confiar
' lall,idamente.
que liará lo más que pueda en toda ocasión y que persiste en su labor,
S» es verdad qiie las mujeres hacen la mayor paite de las compras en
puede tener una actitud intelectual indiíerenle. Ix)s hábitos de trabajo y
>i:e!?lro país, esta fa*c do la economía doméstica parece clamar por un
el coeficiente menta! no van de la mano. Oe los dos, los hábitos de trabajo
' en ia educación general de Ja nuijer, )o que ciertamente no perjudi*
bien pueden ser los más importantes. No obstante, vacilamos en decir
■lía a los hombres. Sin embargo, es difícil incluirla en la educ.ación ge*
que si la escuela no desarrolla esos rasgos en un grado notable, debo asumir lal sin incluir también la enseñanza del uso de herramientas para reparar
la responsabilidad do hacerlo.
-
’ res caseros y automóviles, de n<Hiones elenientai.'¿ de in^lafación de
La razón de la vacilación es que los rasgos de esta índole son el re* iTUI y electricidad, de alb.iñíleríri. jardinería y atención de los niños y
sultado de una vida integrada por muchos factores y entidades. LI niño " ..liimalitos mimados. Conviene a todos tener estas habilidades, pero si
que es obediente en la escuela puede ser un terror en casa. Casi todo lo que ’ incluyeran en ti pían >1-' f<;iudios, no habría tienijv) ni espacio para
la esencia puede hacer, es poner su influencia dcl lado de los ángeles y | i'.cuna otra cosa.
recompensar la limpieza, prontitud y jícrseverancia, desaprobando enér- [ Fn nuestro país es ulfíi'l adquirir la prudencia de consumidor, por
’ lu'vho de que haeemo’. la major parte de nuestras compras bassíndonos
5 Por lo que puede conjeturarle acerca de ios rcjvdudo» de la jvwiwnati*
zación tn la industria, una mayor pri>porción de la fuerza labora! te dedicar.^ a 'I la informarión que nrs da la propaganda comercial de los productos
ocu!>ac¡or.eí <tc nivel tcrf.ico. y e»to puede interpreurw como significando un nivel marca de fábrica. I ’ra jx-rsona ordinaria nece?llaría cas» toda su vida
superior de prepataci<^i\ leórica para ir.Ás pcrsonjii, al nivel de la educación ita aprender los anuncios de bue.jos refrigeradores, automóviles, ciga*
cunriaria.
172 VALORUS EN LA E M P R E SA E JE C
niKES ECONÓMICOS, DK LA SALUD Y RECREATIVOS 173

riilIo$, ondulaciones periuanentes, ciases de alimentos, bebidas alrohóli'


insecticidas, depilatorios, tricóferos, productos para afeitarse, ícrtíli:^antii| > de ser libres. Un orden económico que redujera esos temores y aflojara
medicamentos, los mil y u» artículos que tiene que comprar en cl curso é I I , aia<luras, mejoraría ciertamente la vida individual, pero no es fácil
la vida. Habiendo aprendido bastante acerca de la lana, cl algodón y li II si podríamos mantener un sistema industrial en pleno desarrollo sin
seda, por ejemplo» repentinamente encuentra en el mercado una docenj i X “esclavitud” . Los planes de seguridad social, los seguros para la vejez
raás de nuevas telas sinlélicas, de las que no sabe nada. I • l desempleo, disminuyen dichos temores, y como hemos podido mantener
Hasta para la escuela es difícil valuar la estrepitosa industria de k ‘..I rievado nivel de productividad, dentro de ese orden, no es ilusorio
propagonda. Discutir ut» producto específico por <?u nombre, ya sea fat| t-jx jar una continua disminución de la inseguridad y un aumento de la
rabie o desfavorablemente es m irar en dificultades. Instar a los niñ U\: liad para el trabajador individual,
guardarse dcl anuncio, de poco sirve, ya que son tan escasos los prod ( ada persona tiene que decidir por sí mi.sma lo que ha de hacer con
que no se anuncian. Sobre todo, sería un acto de ingratitud nacional lan if-' temor. El ahorro logrado con privaciones nos hará más independientes
denuestos contra una industria que trae a nuestros hogares la mayor .ir nuestro empleo, pero cincuenta años de privaciones son un precio de-
de nuestras diversiones, así como de la información de actualidad, piii •3 ;i-iado alto para comprar cinco o diez años de independencia. ¿Pueden
si no fuera por el anuncio, sc nos advierte, no habría radio, televisi6ff|| C-lircvivir las facultades de disfrutar, después de medio siglo de póster-
periódicos. ^ «ción? Y es tan frecuente que esa independencia fulura nunca llegue,
En el lado positivo, alguna propaganda es veraz y, lo que es más Isrit-ndo así que el sacrificio resulte irónico o trágico, dependiendo de la
portante aún, sin el anuncio no habría enormes mercados; sin éstos, |llío»ofía del observador. Finalmente, ¿es mejor ser esclavo de la econo*
habría producción en masa y sin ésta, no habría artículos de con ®la que del empleo?
baratos.^ De esta manera, puede resultar que el dinero no sea la libertad después
El aspecto tal vez más importante de la educación del cojisumidor, 4i» todo, o que no garantice la libertad que buscamos. Ciertamente no es
la perspectiva desde la que el individuo ve las posesiones materiales. Coii . sustituto de la confianza que la fuerza, la destreza, la salud y la
cediendo que el dinero es una condición necesaria para la consecución ^ • unju-lencia pueden dar. Y aun estos atributos, sin la cooperación de
casi todos los valores, ¿cuánto dinero necesita una persona? ¿Hasta •ca moderada buena suerte y de otros hombres, no nos asegurarán contra
grado deben posponerse o ha.^ta sacrificarse a é! los demás valores? ¿ D íb f íiirntecimientos adversos, pero ¿qué otra cosa puede hacer el hombre
mos privarnos de libros, viajes y vida social jxnque sentimos que es nec# iii lo individual, sino desarrollar la fuerza, la destreza, la salud y la
sario guardarlo para los difíciles días de la vejez? ¿Vale la pena tcn^ i.imiictencia?
un trabajo que perjudica nuestra salud y afecta nuestro carácter? ¿Merc^ Hay quizá otra cosa que puede hacer, y es aprender a disfrutar de los
el sacrificio un trabajo que nos aparta de nuestra familia y amigos? alores que no dependen tenlo dcl dinero. En realidad, esta es una líber-
Estas pregimtas nos llevan a examinar más de cerca la relación enlft •.i'l de índole negativa, pero no es irreal, ya que es posible cncontrat
los bienes materiales y la vida Ijucna en general. l-»itivo placer en los libros, la conversación sobria y moderada, la natura*
lrr.a y los amigos, sin gastar mucho dinero. Pero, como tendremos ocasión
Valores económicos y auiodctermiaación lie demostrar en capítulos posteriores, esas posibilidades de disfrutar de­
penden de la educación dcl individuo.
El dinero es libertad. 1.a pobreza o el temor a ella nos ata a nuestn* Por lo tanto, así como la educación nos proporciona los medios para
empleos. En la medida en que tales ataduras y temores nos posean, dejit ítillivarnos, ajusta autoraálieamente nuestra perspectiva del lugar que debe
ocupar el dinero en el orden total de la vida. De aquí que con frectiencia
6 Actualmente, las actividades de comprar y vendor implican :nás que pr*■ i más fácil descubrir a un hombre realmente bien educado, cuando está
dencia y sagacidad. Están ligadai al otorgamiento <Ie crédito. F.l consumidi<
purdft tAmhién esperar quft habrA mayores complicaciones, ron los problfinas ¿ rn circunstancias modestas, que cuando cslá en la opulencia, ya que el rico
los Impuestos, seguros c inversiones. Todo lo cual habla en favor de la educaciéi puede comprar las apariencias de cultura con qué engañarnos, mientras
económica, pero no necesariamente de la infruduccíón de cursos sobre la i>^se*to
de casas, en cl plan de estudios de la escuela suncrior. que el pobre, que a pesar de serlo vive bien, tiene que hacerlo con sus
jiropios recursos interiores.

i.
•:dS ECONÓMICOS, DE LA SALUD Y RKCBEATIYOS 175
174 VAI.ORES EN EMPRESA EJECI

Mgunas realizaciones no tienen valor monetario. ?'l hombre tranquilo


Valores económicos y autor realización onÍhI es valioso en cualquier grufK» pero no tiene precio en dii.erc*. Kl
I ;nnigO, el buen ciudadano, el buen carácter, no llevan etiquetas con
La autorrealización o desarrollo de las propias potfiicialidadea |un'lo. Los hombres dedicados a la ciencia, la religión, el servicio social
experin»entar cl valor cs, como herr.os visto (en el capítulo 3 ), otro fl nrtc, son hombres de fuerza y capacidad creativa, pero sería absurdo
indispensable de la vida Inicna. ¿Hasta que punto ayuda o cstorla U *lir 9u realización en unidades» económicas.
actividad económica a la autorrealizarión? ( íiando se interroga a los hombres poseedores de gran riqueza, con
La aulorrealización lleva también cl nombre de logro. liOgrar lijH ' ¡ectn a sus realizaciones, rara vez hablan de sus cuentas bancarias.
significa hacer un esfuerzo para llegar a alguna meta que el sor ha >ii«t ii ■l\rfoller, Carnegie y Ford, no abandonaron sus actividades cuando
siderñdo digna de e.se esfuerzo. Realizarse uno mismo es hacer efecllt^ iv fron más dinero del que ellos o sus hijos podrían gaslar jamás. Sim-
el ser en la propia vida o en la vida de otros. Es hacerse real, sig'niíl' tf I■ >tnenle ocurre que en las empresas industriales el éxilo significa el
algo en el mundo. | . tiin^l de los productos, de los medios de producción o distribución, y
En nuestra cultura, la riqueza es prueba de realización. A excep<í¿a 'irlio dominio sc expresa en términos de dinero en nuestra cultura. Ford
de las raras ocurrencias, tales como heredar una fortuna o sacarse <U : pudo hacer un automóvil barato sino en condiciones de pro<lucción en
lotería, la gran riqueza es un producto de la destreza, sagacidad, nudacli y la producción en masa entraño grandes concentraciones de capital,
y capacidad creativa. La riqueza lle^a a aquellos que tienen algo que U l'ir al lener éxito dieron por resultado un enorme volumen de utilidades.
gente desea lo bastante para sacrificar su dinero con tal de poseeilo. Km 1.a realización, por lo tanto, tif'ne que s*)r definida en térníinos distin-
puede decirse tanto en el caso de una estrella cinematográfica como en 4 i ; dcl dinero, y tal vez se la pueda definir de manera más general, como
de un jugador de béisbol o un magnate industrial. Hasta cuando sc amaim f i producción de lo excelente en cualquier campo de valores. La mejor
grandes fortunas mediante el fraude y la violencia, el hecho va acompaña«Ja lionera, la mejor tienda, el mejor amigo y el mejor libro, son realiza-
de un notable despliegue de fuerza y habilidad, por mal que juzgueo^ tenes porque señalan el surgimiento de un nuevo valor o de un nuevo
la dirección en que esas facultades se han encaminado. Ivel de valor. Si la escuela puede, con los medios de que dispone, crien*
Aunque la riqueza obtenida cs resultado de una realización, no to0 í r»r ni alumno en el conocimiento de la relación entre la realización y el
realización va acompañada de la riqueza. Esta pequeña verdad está t*^ iiilo monetario, impedirá el ilusorio desden al dinero, por ima parte, y
vez oculta en nuestra cullura, pero basta con una ligera reflexión pai^ I I veneración, por otra.
descubrirla. Los ser\icios que la mayoría de los hombres tienen para ven*
der, no son muy escasos. Puede haber una restringida demanda de e!)^ i
o el público puede no valuarlos tan alio como otras cosas. Por consi;?uÍenle, | Vaiores económicos y au!oint€i¡ración
la ganancia en efectivo obtenida por algunos servicios podrá ser niodesl|J
pero la realización de la persona no debe medirse por esa ganancia. l>o* La aulointegración ha sido representada como cl ordenamiento de los
médicos, abogados, maestros y sacerdotes ejercen sus talentos para bcnefí víilores en una jerarquía, para que la vida de una persona tenga un tema
cío de sus clientes, y aunque esperan que les sean pagados, es difícil dominante, del que tcKlas su» actividades son variaciones. Negativamente
compensar esos servicios con un valor monetario. El arte de pagar, observó rxpresada, integración significa simplemente la auícncía de conflictos
Platón en la República,^ es distinto del arte del médico. Cuando unl^ rr.ire valorea, dentro de la persona.
sociedad deja de pagar adecuadamente esos servicio?, muestra un sentido^ La vida económica puede ser integrante o desintegrante. Dada una
pervertido de los valores, pero esto no significa que esos servicios seavi profesión que utilice cl intelecto, fuerza de carácter e impulsos sociales,
menos valiosos en una sociedad estúpida que e;i una inteligente. La conV I 'da la vida de un hombre podría radiar desde su c»cupación. Buscaría sus
tinua pugna enlre el trabajo, la administración, el capital y otros factoreal amigos entre sus asociados profesioncles, sus lecturas podrían ser sclec*
por una mayor tajada del paste! económico, es testigo de la discrepancia clonadas por su pertinencia a la vocación, su cosa y ropa podrían ser
qjic los hombres oreen que existe entre cl valor de sus senicios y la c-onjJ escogidas apropiadamente. Podría desarrollar su valor, honradez, verari-
pensaoión que obtienen. ilad y perseverancia, todo ello en lénninns de lo que su trabajo demouda.
<;uale-«qu¡era que sean los valores estéticos que le agraden, puede encon-
7 República, !, 346.
' ONÓMICOS, DE M SAJ-C» Y RECRKATíVOS 177
176 VALOURS EN I J , EMPUKSA EJECI

i .'erial ntá.*? in-truclivo es lal vez la biografía, h a biografía íueijs


Inilos también cii su labor; es concebible qne a im abogn<lo le pair I y por ser aleii:adoramí»uC concreta, debo ser atractiva para Jos
hermoso el manejo <!e un caso. Alg\mos hombres consideran su lral»«|
í.fi. Cada biografía es una aventura con los valores y una res-
como el cumpllinicnío fie la vnluninJ <le Dios en la tierra.
I individual ai enigma de la pci¥|>ecíiva.
La completa integración <le la personaliíiacl en torno a (m núcleo vcic*-
cional, es aforlunaílnmente rara, pues quien es víctima de ella, por mitrlu
que sea en otros aspectos, es cl mayor j>clmazo de! nnmdo. Pero en el olH Los YAI.ÜKES DE LA SALUD
extremo de la escala e«á cl hombre cuya ocupación se aparta tanto del nii
lo de su vida, que llega a ser como un braguero que sostiene los tejidos } '■ . no de lo que !?e ha dicho acerca de los valores ecor.cmicos puede
que los irrita incesantemente. ■ los valores de la salud. F.slos> \dlores tienen ut;? estructura
E«!a o s la tragedia potencial de una sociedad sumamente industria)! ' \ que toila persona normal discierne con facilidad. A diíe-
da, en la que tantos liombres tienen que ganarse la vida en trabajos rull de ios económicos, tienen también un valor intrins«'co, porqjio dan
rios, en los que no pueden realizar ningunos valores que no sean - o e.vpcrier.ciüs que áOi» lt>mediatam..'ntc sentidas uomo deseables
económicos y |>osÍblcmente la camaradería de sus compañeros. Esos ei mismas.
)>leos no requieren ingeniosidad, demandan pocos conocimientos, ningu ij^ingo que )iay j/crsonys qui; se alegran de ¡-nuirse bien» porque eso
iniciativa ni heroísmo, salvo el de la pcrses'eraiicia; no hay en ellrf . ‘rMÍtc ejecutar su irali.go, rervir a sus amigos o beneficiar a la
sentimiento, belleita ni santidad. Lo que Carlos Marx dijo acerca de !«■ iMidad en general, pero s<)b el más confirmado liipocondiíaco di>ja
efectos degradantes de la producción en masa, sobre el trabajador,^ H'i. íar la positiva sensación de bienestar que tienen las personas que
tenía mucho de verdad, por lo que, aunque los salarios que ee pagan u de buena «ah d, y que no tienen las que están enferme:*. Hay un
nuestro país por esos trabajos son más altos que en ninguna otra partt| para la alegría que jwdemos derivar de sentirnos bien, y es por
del mundo, el problema aún suhsiste y no se puede re^lver con dinero,^ que tornamos nu^stia atención hacia actividades más interesantes,
Si los liombres no pueden ser plenamente hombres en su trabajo, tiene( i que cl dolor nos recuerda que nunca podemos dar por aceptado que
que jugar a serlo en alguna otra parte, y los salarios que demandan M
‘•‘3 de gozar de buena salud constantemenle.
basarán, no simplenicnle en el valor económico de su trabajo, sino en lo
que cuesta jugar a sei hombres fuera de él.
Y no obstante, el solo dinero no puede hacer esto por el Irabajadori . cimiento y hábitos
Tiene que ser dinero usado para cultivarse en todas las zonas de valor qu#
le restituyen su aulointegridad. Kl dinero usado para entrelenimienloi Aíortiinadaincnte para nosotros, hay algo que debe saberse y Imcerse
que le distraen, para pas/-ar sin objeto por el campo, para el juego, d i .:» de la conservación de la sahtd. Podemos saber mucho <ie las erífer-
alcohcl. la eompra de artefactos y hasta para cosas más importantes, eomo I ''ilades, sus causo.» y su prevención, i-o que es higiénico, tanto para el
mejores ropas, casas o doctores; no hará lo que el trabajador quiere (¡ue i.iMduo como para la comunidad, no os cuestión de conjetura. Hay en
se haga. Xo es que no tenga derecho a esas cosas, pero lo que nccesit* campo tccnieas y conocimientos seguros, que sc>laniei\le aguardan una
desesperadamente es una vida on la que pueda ser creador de valer, en - más de racionalidad de parte, do los liombres civilizados, para ser
la que pueda realizarse a sí mismo, en la que tenga alguna meta lo ba«tan* nijiloados con mayor efectividad.
te amplia e importante para llenar su vida entera, venciendo cl desinte­ l ’fir consiguiente, cl problema de la escuela es sencillo. El conocimien*
grante efecto de una ocupación monótona. ; I »’e a fisiología e Iiigiene es parle del estudio de las ciencias físicas y
Podemos terminar esta sección sobre los valores económicos, pregurij ’ílológiras. Como estas son parte de la educación general, no hay excusa
laudónos cómo puede la escuela ayudar al alumno a tener una perspectiva i ira que quienquiera que haya terminado la inslrucción secundaría, ignore
correcta, desde la cual juzgar la vida económica. rías materias.
La literatura está llena de vividos experimentos con el valor. La Pero, como en el caf.o de los valores económicos, interviene en la
fil0 s®
0 fía, en un nivel más abstracto, jamás se cansa de abordar cl tema* -iíuacíón otro elemento que la escin*la no puede enseñar con lanía fn-
. ilidad. Saber que es necesario cepillarse los dientes, no es lo mismo que
5 Capital and Otker frnVinff, pp. 125 y ts.
178 VALORES EN I.A EM PBKSA E J E C l.'llV A .
.¡{t:s E C O N Ó M I C O S , i.K S A U ' D Y R E C R E U IV O S 179

cepillárselos. Saber que necesitamos dormir lo bastante, no no» met


I, niniisible^i, es eic-iea K» moralidad pública que nos vede exponer a los
au^oinálicftmeiite a lu c.ima a una hora apropiada. For ser del conocímienl
I nuHs a nuestros padecimientos, *\o nos hemos convencido todavía de quo
gci.eral en ci nu)dIo en que viven, los norieamcricanos saben que, higií
. 'ma infrac''íón a ias normas de civismo y a la buena índole, llevar los
nicamcnte, in obesidad p-.-ligrosa, pero no i>or ello caa;biftn de lu nocU
iniencs de nuestro ciitarro a lo^ teatros, escuelas centros de trabajo. Por
a la m.iñat:a sus hábitos de comcr.
' • que respecta al conocñniento, la csrucla tiene la il-míUidn i-eíponsahilidad
F-n las escuelas de párvulos se intenta formar tales hábitos, pero a^
ei'.sv'ñar la naturale?a de )a tran«misiúr. y prevención dr enf'írniedades,
riicdida que los niños van pasjndo a cursos su|>criores, es cada vez más raroj
, *ro en cuanto a los hábitos que e«a enseííanza entr.ula. e-* difícil fincar
que practiquen los de comer, eliminar y dormir, en la '^cupla y bajo lal
It responsabilidad.
supervisión de los maestros. Los exámenes médicos y las clínica*, escolare
Hasta cuando utilizamos todo lo que .'abemos ac» r -a de la higiene y
pueden desempeñar un notable papel en el ])ronto descubrimiento y reme
I '.<h ?imiei tos nos hará vulnerables el futuro. Las dp!ulidad''S orgánicas
dio de defectos físicos, pero eso no es 1ü mismo que la práctica de fiábit<
li'TeditArias y nubes de virus y bacterias que se dan maña para atacarnos,
sanitarios.
lontinúan l.ncieiido de la saluil del hombre una cosa precaria y asombrosa.
A menos que estemos dií-puestos a embarcarnos en algún sistema esta*
Por lo tanto, la perspectiva correcta acerca de la salud parece r<'querir
tal de organizaciones juveniles, que obligue a los júvenes a vivir al^unc
•|i:e. después de haberse tomado todas las precaiu'ioncs empleando todos los
años bajo la supervisión de las autoridades de salubridad, parece no haber
■onocimionlos disponibles para evitar o rf‘meíliar los ataques de la enferme-
más alternativa que hacer recaer sobre el hogar la completa responsabildadj 'lid, no se debe pensar más en ello. Sólo cl reconocimiento de la impolen-
de la formación de esos hábitos.
na puedo engendrar esta resignada serenidad. Es tan cerca como podemos
llegar al justo medio enlre la hipocondría por una parte, y el alegre des­
Perspeclii'a en los talares de la salud mido de todas h s precauciones por la otra.
No sc exactarncíílc cómo o con qué mnleriales pned«*n las escuelas
El valor de la salud es tan poco discutible, que el problema de la líper.ir infundir c-^a perspecliv.i. Escritores conjo Montaigne trataron e.x-
perspectiva que el alumno debe adoptar con respecto a ella, es acadcmico.j irnsamejjlv; el tema de la correcta actitud hacia la sídud, pero aun si
Ciertamente cl alumno del>e ver la salud como cosa de la mayor impor- ¡-iidiera reunirse una selección de tales escritos, cá dudoso que causaran
de las enfermedades, quedan aún algunas de las que sabemos |x»co, y oirás mucho efecto on lo.s niños adolescentes. La salud on ellos es por lo general
para las que no hay reniedio disponible. Tampoco sabemos a qué nuevos] ik-masiado buena, y sus fuentes de energia demasiado grandes, para que
tancia, que sólo debe exponerse cuando el sistema entero de valores de la l«»s problemas de la salud les parezcan reales.
persona esté en juego. No entraremos a indagar especifícauicnte las relaciv>nes entre ios valores
Y con igual certidumbre, la correcta perspectiva demanda que el indi­ íl< ; la salud y la nulodeterminación, autorrealización y autointegración, en
ftran parte porque, U'ando el mismo método de análisis cmpU-ado para los
viduo pese todas sus actividades, especialmente las que dan placer corí>oral,i
valores económicos, cl estudiante puede hacer im análisis similar de los
para vigilar sus posibles consecueneiaá sobre la salud. En nuestra cultura
'lo !.i salud. Bastará con hacer notar aquí, que la salud es un factor limi-
hay “ vicios” re«pelables, que no hacen ningún bien a la salud y que
lantc de los otros tres y, por consiguiente, de las posibilidades de la vida
pueden causarle algún daño. La ingestión de alcohol y el uso dcl tabaco, si
liuena como un lodo. La nuiia salud limita las potencialidades que podemos
nunca se hubieran iniciado, jíunca habrían hecho falla. Como la prohihi- •
realizar, y es difícil conservar una personalidad íntegra cuando se es paslo
ción legal de esos artículos ha resultado inefica?:, lo mismo que las leyes
«le la enfermedad. Pero aunque siempre es bueno estar sano, y aunque
que prohíben su venta a los menores de edad, y como los más re?pelab!os
nadie, por ninguna razón, preferiría estar enfermo, una vez que la enfer­
elementos de nuestra comunidad sc per«»ite usarlos, el problema piireco
medad nos aflige, puede damos una oportunidad para el cultivo do valo-
no tener inmediata solución.
n s qtie de ot^-a manera podrían haber pas.ido inadvertidos.
Eócistc un problema de perspectiva má*» profundo, con respecto a la
Ks digno de admirarse en cl espíritu humano que la belleza, la ve*
salud, que es el de que nuestra salud individual dei>endc sólo parcialmente
r.’.cidad y vi carácter juiodcn desarrollarse a un alto n¡v»l, a pesar de la
del cuidado que tengamos de ella. Por ejemplo, ¿cómo podemos evitar
•^rapacidad física. Kn ningún otro caso son los valores religiosos más
contraer el catarro? Pese a nuestro conocimiento de las enfernu-dades
Titiles que cuando hay que hacer frente, con fortaleza constructiva, a lo fili
180 VALORES EN L.^ EM PBKSA KJ>rC. TlV, 181
.A L O K SS e c o n ó m ic o s , de I -A s a l u d V RECPEATIV05

que de ningún modo podría evitarse. Y si Io¿ materiales para 1^ .u-


m uí
’ » más bien en el exuberante gasto de energías que se d;.’spliegan entre
dft esa resignada scrcnMad frente a lo inevitable no son sufiriontíMiicnl* risas y retozos en donde encontramos una forma pura de juego in/anti),
efectivos para los jó\eucs, no hay cícaícz de lectura para inspirail’S ... l .. palabra “chistosa” tan común en cl voc¿d)ulario de los niños, les signi*
horoííino qxie la enfermedad y los impedimentos fí'^ico» han hcdio n . cr íica una excitación placentera más bien que cómica, Xo consideran
en í l huniíld<* y en ol grande y poderoso.
incongruente llamar “chistosa’* q una película terrorífica.
No es de tí^perarse que la escuela establezca un curso cspccial l'n la vida adulta, la actitud hacia el juego es una forma única de ex-
cómo ser valeroso en la enfermedad. La propia educación general i;.'Uive lícriencia. l.os obstáculos que hay en nuestros juegos son aitiíiciaics y las
la enseñanza de cómo vivir con uno mismo, frente a esta cíese ulti^ i-.”.‘recueneia3 de |>erder no son fatales ni tienen rtípercusioncs. Hay emo*
de aflicción.
rión sin demasiado peligro. Hay la sensación de eslar libres de cuidados
Hay en nuestra cultura una especie de <x-gucra peculiar, que hace \ansiedades. Tal actimd hacia el juego no se obseiva en los espectadores
el estudio de humanidades sc considere como un lujo del qui- cl h'^Jiíbr^
íináticamente aficionados a los deportes, ni en la nia)xiría de los partici-
común puede prescindir. V cs difícil saber qu¿ decir acerca dt esa ccgne*
pautes en cl deporte organizado, ya sea profesional o amateur. Cuando
ra, cuan<lo ataca al educador profesional, que suda tan copiosa y fú'il-
fl rebultado del juego adquiere mucha importancia y tiene consecuencias
mente cu su empeño de dar una educación práclUa ¡vi hombre “connin”^ rr^ves para cl individuo (perder o ganar una gran apuesta, ganar una
pues si algo debería ser del conocimiento común, es que no hay conjuuto ’ «stanciosa beca en alguna universidad u obtener un aumento de sueldo).
de conocimientos, habilidad y buena voluntad, que pueda poner lodo» lo4 la cuestión sc convierte en un negocio serio y deja de ser juego. Nada
factores que dan forma a nuestras vidas, bajo nuestro control indivii^iíl íay que resienta tanto el deportista entusiasta, como que alguien, {«artíei*
o colectivo'. Para lodo hombre, la perspectiva cs un requÍ?llo que no ])ucdt pante o espectador, tome una actitud de hurla hacia su favorita actividad
eludir, y ia perspectiva sc encuentra en ias humanidades, en la lilcralura^ «le “juego”. El objeto de todo lo dicho cs hacer notar que las actividades
el arte, la religión y la filosofía. La enseñanza de los rñcdios para coh.sel verdaderamente recreativas no siempre se encuentran en los juegos o
guír los valores económicos, los de la salud, o en realidad cualcsquicrij
deportes, ni aun en las diversiones ordinarias.
otros, es incompleta, si no se enseña también la perspectiva desde la que Para los niños, los valores instrumentales del juego consisten en que es
hay que juzgarlos. /.
'•durativo y saludable. TJ juego es una fuente de experiencia y da opor­
) '.v.(
tunidad de desarrollar los músculos, la destreza y la sociabilidad en todas
L o s VALORES RECREATIVOS ^
sus formas.’® Para loa adultos, el valor instrumental del juego es mucho
más <x>mplcto.
La palabra “recreación” nos Irae a la mente sus dos aspectos, el in*
trínseco y el instrumental. El ánimo de divertirnos es lo que comúnmenlo 1. La» actividades recreativas liberan porque están libres de cuidados.
consideramos ser el aspecto intrínseco de esta actividad, y la noción «le que, Rn tales actividades. jndivi<!uo tiene m.^yor oportunidad de autodeter­
el juego restaura la energía gastada en el trabajo, es el aspecto instri’rnen^' minación que el trabajo. Permiten uria flexibilida<l que otras fases de la
tal de la recreación.
vida no conceden.
Como la belleza, el juego cs difícil de definir pero fácil de reconoeei?] 2. í^ s aetividades recreotívas frecuentemente puo<len ser usadas p.ira
El juego no es trabajo, aunque en él gastamos muchas energías. Taro* desarrollar ciertas potencialidades. Esla cs ia fase en que la recreación
poco cs serio, aunque para los niños jug-ar es una cosa muy seria. Hay toma la forma de tui pasatiempo favorito. Son numerosos los clisos de hom­
mucho escrito sobre el juego,^ j)ero para nuestros fines tal vez sea bres que han desarrollado así dotes artísticas, literarias y musicales, así
suficiente representarlo como una actividad libre de cuidado?, quo ejceu como habilidades manuales, hasta un grado bastante notable de perfección.
tamoí» por gnsto. Según tMa definición, mnchos de \os que los tidull. Fn una cultura en la que cl factor económico restringue tan a menudo las
llaman juegos infantiles, no lo son de ninguna manera porque no se reali potencialidades del trabajador. Jas actividades recreativas pueden ser su
zan despreocupadamente, v.gr., cuando juegan a la casa o a la escuela.!
salvación.
9 V . gr.. HuítiriSíi, Hom ú ÍM<i<nt\ A SUidy «f ih t Play'EltvMnt ín C u Jlu rí;’!»! 10 Para Froelx!!. cl jiieío sombreaba las actividades adultas del hombre en
Groos. The Play of Animáis; Lchrr.an y W iuy, Psychology of Play Actiiitiet;\^ ius tranjwtceiones con Ir» Absoluto. N o hay para qué decir que cl juego frocbeÜano
Mitchcli y ^ía$on.. The Theoty of P hy, entre jr.;icJ»as otras.
no es especialmente divertido.
182 VALORES EN LA EM PRESA E J E C U T lV i
v a lo u k s e c o n ó m ic o s , dk l a s a i .u d y u e c r e a t iv o s i8 3

3. Kinaliuentc, la recieacián contribuye a 3a autoinlcgraciÓJi, alj


de adquirirla de.spués son escasas. En consecuencia, puede aducirse que la
reducir las tciisionc¿ oca-^ionadas por los afant.s de la vida diaria, l’s <lu*j
escuela debería enseñar esas habilidades, y dar oportunidad para prr.cti-
dosü q\ic los conflictos profundamente arraigados dentro de una pi.Ttona*
carias en cl período de instiucción secundaria.
lidad, puedan curarse con el juego, pero hablamos aquí del liunibrt
Es de suponerse que tales habilidades jwdrían ser adquiridas en los
ordinario y de las luisíones ordinarias de una vida ordinaria. En tales
vastos programas deportivos, actualmente lan característicos de !a escuela
circunstancias, el juego Lien puede ser h válvula de seguriiKid que impide,
lecimdaria y el colegio, pero la queja consiste en que los adolescentes no
la explosióti.
quieren detlicarse a tale, deportes, a menos de que sean obligados a hacer*
lo. Están pt-rfeclanienle ronfornif s con ver a sus héroes realizar sus ha-
Los valores r('''truliios y la escuela /iñas en el cuadro de béislwl. <1 .mparrillado de fútbol (americano), y
en la cancha de baloncf^to. De aqiu nace el argumento de que la! educa­
En i.ts dos úllimns di'cadas s«' ba hablado jnucho acerca de la c<lucacióni ción depoiliva no dcfic ser aj?nit al plan de estudios, sino quedar incluida
para e! uso del tiempo libre, y h oxprr«!Ón “ uso constructivo dol ticinp^ I\imo materia regular, a la que se debe asignar su tiempo en el programa
libre” tiene un sitio finnc en ei léxico de los lemas didácticos. logular de c-^tudios.
F1 argumento presentado en pro de tal educación es que n\iestra poI>)«« Algunas almas intrépidas Ih-gan a otra conclusión; la do que los dcpor-
ción adulta, por causa de la decrccicnte longitud dcl día de trabajo y de la l's interescolares deberían ser sustituidos por deportes n intramuros, lo
creciente auto:nalización, está expuesto a tener una ociosidad constnictiva* cual es Iniena lógica pero mr.la |K)lílic.i didáctica, ya que la gente no vería
mentó, pueden usarla destructivamente ergo llagamos que la escuela .v:- ocu* con gu«to que .«e le privara de sus cs|K'Ctáculos.
pe de impedir esa posibilidad Si la escuela ha de tomar en serio la cuestión de educar para el tiemi*o
Kcsulta un tanto paradójico que los educadores modcrpo-s hayan ata­ libre, debe hacerlo con toda s-'rii dad, y requerir para la graduación, jur.ío
cado a la educación tradicional o clásica, lachándola do ser adecuada con las buenas calificaciones en inglés, historia, matemáticas, etc., algunas
únicamente para una ríase acomodada, y que cuando hemos realizado nn
liabilidadef como las siguientes:
orden social en cl que todo hombre puede tener muchas comodidades
tiempo libre, tengan que fruncir el entrecejo y preocuparse por la clasoj 1. Cuando menos en un deporte colectivo que pueda ser jugado en la
de educación que sea adecuada para esc tiempo libre.
\ida adulta, como los bolos, el golf o el softbali.
Por lo tanto, nuestro primer punto por demostrar os que la educación
2. Cuando menos en dos deportes individuales, como natación, ex­
genera! es en sí educación para el tiempo libre tamhiín, no solamente para '*
cursionismo y equitación,
el trabajo o en materia cívnca.
3. En baile de salón.
El que tantos adultos no aprovechen la literatura, la música y el teatro,]';
4. Cuando menos en aríe u oficio manual, como platería, ebanistería,
o siquiera una conversación de alia calidad, para llenar su tiempo libre, se
f'-jido o pintura.
debe prolialil' niento al hecho de que su educación general no perfeccionó I ’
5. Cuando menos en un juf'go de cartas.
en ellos los hábivos de adquirir, usar y disfrutar de! conocimiento, al ni- í
6. Cuando menos en ur'ii de las artes crcalivas, como poesía, actua-
vel en que esos recursos podrían ser utilizados, pues como veremos en el i
f-ión. música, pintura, decoración de interiores, etc.
capítulo que trata <le los valores e¿lélicos, a un nivel superior al obviamente.'
El grado de aprovechamiento podría ser el que un aficionado necesi­
{opular, la literatura, la música, el teatro, la danza, la poesía y las artes ,
tara para continuar esa actividad en la vida adulta.
visuales, quedan vedadas a las personas que no han cuUivado las faculta- I
Esas aclividades, aunque deben «M*r requeridas, no han de formar parte
des de usar sistenus de símbolos en que están conltnidas.
dcl plan <íe estudios, sino qued"r fuera de él. Deben proporcionarse las
Hay otra clase de actividades que tienen un alto valor recreativo y J
oportunidades, materiales c in'-'ructores, para que cada alumno pueda
que también proporcionan el ejercicio físico tan urgentemente necesitado ji,
llenar el requisito para su graduación.
|K)r los trabajadores sedentarios. Esas actividades son los deportes y jue* [!
Cuando la escuela, mediar.t.- la educación general con su insistencia
gos. Cierto ts también en este caso que, a menos que la destreza para ''
rn que se practique u j í !/.nju-i’..- mínimo de actividades recreativas, ha
ellos se adquiera durante el período de la adolescencia, las 0 |>0 rtunidades f
k’grado crear cierta comj>elenci\ en ellas, su labor queda prácticamente
18 4 V A W ItE S KN LA EM PRESA E J E C U T I v B 1 VaI.OKES ECO N ÓM ICOS, DE J A SALUD Y RECUEATIVOS 185

terminada. Fl único íumlamento con que puede c«perar que en los a5 Hay una fuerte corriente de opinión en el sentido de que la recreación
posteriores a ia escuela, la gente prefiera dedicarse a esas actividades fs una gran formadora del carácter, A los campos de juego de Kton se
vez de concurrir a la« tabernos o ver los eventos deportivos por televisión, In acreditado la edificación dtl Imperio nritániro. En nuestro país, los
es que nos inclinamrs a querer haccr lo que podemos hacer muy bien. '1 . en equipo dan por resultado, según sc afirnin, un fuerte «enlimien*
I.<a cscucla rnoMraxá un optimismo indebido si cree que dicha com] *' te equidad, valentía, lealtad y perseverancia. Sin «luda eso es cierto,
tencia, seguirá usándose inevitablemente en la vida adulta,*^ pues flunqiie por la n-ituraleza del ca?o, sería difícil probar o refutar lal aíir*
entrenamientos que los hombres adoptan como recreación, son delermini tiuc'ón. S o se ha precisado lodavía lo que (a comercialización de los
dos en gran parle j>or el medio que frecuentan. Sí a nuestros ainjgot' deportes en la eácucla secundarla y el colegio hace por el carácter.
compañeros de trabajo les gusta concuriir a las tabernas o jugar a I elevada posición de que goza el deporto comercializado y organiza*
cartas, nosotros haremos lo mismo o perdciewo» su amistad. Si í*on m en la cultura norteamericana, es tal vez un síntoma de nuestra actitud
grupo activo con inclinaciones atléticas, tendremos que manlenemos :íuivalente l'.acia el juego. Por vma parte, una tendencia puritana con-
forma para los fines de semana que pensemos pa»ar con ellos. Con d. jía el j»<?go por considerarlo pecaminoso o cuando njenos frívolo. Por
preferencias rcorcativas, como con lodas ias demás, ocurre que lo educé\_ ll otra, el ritmo de la vida es tan rápido y I.i compelencia tan reñida, que
ción del “medio” (capítulo 1) es mucho más poderosa que la de la <e»^ neccsilainos grandes dosii. de lo trivial para aliviarla. Considerar cl deporte
cuela, porque sus Icccioncs nos son enseñadas incesantemente y 'on ^íl como un negocio serio, como una gran índu'-lria cuyas estrellas son héroes
má^ fuerte afjí'yo: la aprobación o desaprobación de las j>ersonas cuyi \icionalcí, nos coloca en el justo medio entre nuestros impulsos y nuestras
buena opinión nos es indispensable. l •.:)iib;cionts de jugar, ya que si cl juego es un negocio serio, no puede
No obstante, también es cierto que de no haber com|>elencia en talcr. r pecaminoso ni frívolo.
actividades, seguramente no seguirán practicándose en la yida adulta, Considerar la recreación como una oportunidad de mejoramiento pro­
aquí que la obligación de la cscucla es requerir esa coinpetencia, í-in íhk pio o de la humanidad, es convertir cl juego en wn deber, y difíciljnentc
portar que haya de ser usada o no posteriormente. El hecho de que Ion te puede ver con frivolidad cl del>er. En cambio cl sempiterno ocioso, que
graduados de nuestras escuelas no usen lo qui; aprendieron, no prueba qu» no hace más que jugar, no lleva su parte de la carga en cl orden social.
no lo hayan aprendido o que no debió habérseles enseñado. Todo )• r.s necesario que haya alguna separación entre cl trabajo y el juego, para
que prueba e» que la índole del medio al que ingresaron era tal, que nd
prci^n ar cl carácter de cada uno de ellos.
les pennitia hacer uso de esos conocimientos, pero en esas condiciones lo La recreación puede contribuir al enriquecimiejilo de los valores es­
que se juzga es el medio y no la escuela.
téticos y utilizarlos a su vez en provecho propio. La actividad artística
puede ser recreativa y viceversa. Existe una velación similar entre 1a
Perspeciit'a en h s valores rccreatitos í recreación y los valorea intelectuales, pero difícilmente la hay entre la re­
creación y los valores religiosos. Cuando una institución religiosa desa­
liOs valores lecteativos pueden incorporar casi lodas las demás clascif rrolla un programa recreativo, rara \cz lo hace « ) el templo propiamente
de valor. Por lo general no dan origen a valores económicos, a no ser para dicho, sino en un local apartado dcl mÍ¿mo. Los dioses de los griegos eran
quienes ganan apuestas en los juegos de a^ar o las carreras. Como li juguetones, pero en la historia de la civilización, fueron muy escasos los
actividad recreativa no sc practica por lucro sino por diversión, tnleij otros dioses que rieron mucho.
ganancias monetarias surgen incidentalmente o son obtenidas por las peí Sin embargo, el carácter intrínsi^'o de la recreación, su alegría, no
sonas que profesionalmente proporcionan los medios de recreación. debe perderse en la vida buena, pues es un pt'queño impulso de libertad,
Algunas clases de recreación dan origen a valores de la salud y otr« con el que manlenemos a distancia la realidad, mitigando así por un
los destruyen o perjudican. Kn cuanto a los valores sociales, hay menc
momento su inexorable tensión. No necesitamos preocuparnos demasiado
duda. La recreación rara vez se logra a solas y es uno de los mejore*]
por conservar (a gravedad y seriedad de la vida; bien pronto nos recuerda
modos de romper cl hielo social entre extraños. Los bebés, los perros y,
que sólo por muy corto tiempo podemos dejar de tomarla en serio. Las
los juegos hacen innecesarias las presentaciones formales.
grandes ideas, como los grandes hombres, pueden tolerar el toque de hu«
11 Ver Masiachuseiís Youth Sludy, pp, 200 y ís. morismo sin perder su grandeza. Kl humorismo y cl juego sólo causan
\\J/)RES ECO.NÓMtr.OS, DK l.\ SALIH) Y RECREATIVOS 18 7
186 VvVLORES EN LA EM PRESA EJECÜ T H

6. F.n este capítulo se fstimar&n lo* deporte» en equipo de una rr.anera


estragos en lo absurdo, y por osla razón, si no por otra, mt-recen ser .,.ie acaso r.o <A'.iifat;a a jn-ichas personas. Komiule un argumento en defenja
cOfiditncnto indispensahlo de la vida buena. odctikir.o interese jl\r.
Kl hombre educado Jíflcrc dcl inculto, no tanto por ía cantidad
recreación como por )a fonna que ésta tonin. recreación del hom)>i S v c s sT íO fíts i'Ay.\ rKcrr/RAs »rvs e x t ív s a s
educado es más susceptible de abarcar una encala más amplia de valores,
de rcfUjar sus putencialidades de dísfi-utarlos y de discetnir entre elle Para una inf'ianacíón m is con:pJeta s -bte obras anauda^ a contin;;3ción,
Sobre todo, ó! está menos expi:e.-to a confundir lo jocoso con lo serlo, «i.n-'lítese la bil>!’c^rr.ií& general-
placer con el abandono y. en general, depende menos para su recreaciór írubacher, Ü clecif Phii'.-sofh) c f HducMitn, Tenia 27.

, U-’rfírj. I'l:ih-.t0phi<s of Fid ícuiion. Cap. 9.
de los esfuerzos y recurso» de oíros.
Ihwcy, Kduí'^tL.n, Caps. I i , 19, 23.
I\,iett. .VÍsA»'tf» V u lu t», pp. I8á-I99,
R esum en <- . .•■, Th/ rij} ■'/
Huizinga, Ilotno L u d r’^t. A Study of lite Play-Klement in Cultute.
■{ocierlaU .loJjn Pfv\<*y. Q uintv Anuario, Educcti’^n in the United Síatetj
En 05tc capítulo hemos examinado Ires cla^^s de valores: cconcmic Cap y passiin.
de In salud y de la recreación. Con respecto a cada imo de eilo5, indaga ' ' jjian & Witty, Pr,(hology cf PLy A cliiU ití, passim.
lo relativo a sus fases intrínseca e instnimental, a sus relaciones con olia I’itrick. T ht Viy<hf;i.t^y of Iiela\attcu, Cap. 2.
zonas de valor y a los problemas qije presentan a la escuela. '^•'.>'11. Fducntion and the .^fcdertt Wvrld, Caps. 10, 11. 13.
\i.llen. Theory of th* Ltisurt C ’>3ss, Cap. 14.
Con respecto a cada zona, vimos tjue hay un elemí*nto dt* conociniien
to o habilidad que puede ser enseriado, y encontramos que la educaciónl
general proporciona el conocimi-nto y comprensión reqftyridos. Oliser»
vamos que, en cambio, la educación formal liene gran dificultad para dar'
las oportundíades de formar y perfeccionar algunos oíros hábitos que se
requieren para la consecución de esos valore?.
Finalmente, con respecto a cada clase de valor, inleníamos esbozar o
indicar una perspectiva desde la que pudieran verse sus relaciones con
oíros valores v con la vida buena.

P r O » I .U M A S pa ra W S C I ’ S IÓ N R I N V E S T IO A C IÓ N

1. Obtenga ejemplarcí de una domínjcal del S t u IVrH; Times o de


a!sún Otro gran periódico metropolitana o ejemplares de re\*iitas semanarias
tale» como T im t o Seivstvfek. Lea la» «cccionei mercantiles y financierai. ¿Cuán-1
t'} puede usted entender de ellas? ¿Con qué frecuencia lee usted esa clase de
matrrial?
2. ¿Q ué piensa usted del argumento presentado sobre la prudencia dcl
consumidor? Puede usted demostrar la ct>nvenicRCÍa de crear un c»irso espei;ial
de educación del consumidor? ¿Q u é forma se le daría?
3. Organice uii debate o discusión en corrillo sobre alguna crntroversi»
económica actual. Analice cuidadosamente los tesuhadoi educativos que deru'en
de ella. Si no hay ninguno, ¿por qué?
4. Analice su propia perspectiva con respecto a l-i$ valores económicos, de
la salud y recreativos.
5. Lea la biografía de algún norteamericano notable y vea si puede ex­
tractar el cuadro de valores del hombre.
mpituio 8

Los valores de asociación

(Uksde e l PiU M rft ALIENTO hcsla el último suspiro , los hombres pa<an la
!tilla haciendo demandas a íus senicjantes o atendiendo las de ellos. De
r»l« comercio fuij^cn los valores, tanto positivos como negativos, de la
••ociación huinajia. E-los son lan numerosos y variados, que ni la más
minuciosa biografía puede hacer jyeticia & lodos ellos en b vida de tm
•olí- individuo S iq u ie ra . Por convenir así al estudio, d is lin ^ iir c m o s tres
lijios de asociación:

1. Asociaciones afeclitas. Contraemos algunas relaciones humana?


(on e! fin do recibir y dar afecto. Kn esas asociaciones )>uscamos lo
que los sicólogos llaman “seguridad emocional” , o sea la seguridad de que
K>mos amados por nosotros mismos, como persona», y no meramente por
I i que damos a otros. Es la claái^ de aféelo que demandamos en nu:*^lra
infancia y que tememos perder más tardi*. en la vida (ver capítulo 3).
L í umi$>tad, el amor paternal, el romúnlico y el mavita), son especies de
este tipo general de asociación.
2. Asociaciones de posición. Nos afiliamos, o a veces nos encontra­
mos en agrupaciones que dan prestigio a sus miembros. Pertenecer no
sólo & círculos sociales selectos, sitio también a ciertas clnse.s soci«]e$,
razas, vecindarios y sociedades, proporciona grados variables de j)Osíción
V prestigio.
3. Asociacioncs funcionales. Algunas asociaciones se forman para
alcanzar ciertas molas. En unas de ellas, .«limplemenlc nacrmos, v. gr., la
familia y el clan. En otras ingresamos delíbera<lamcnte. como en los
sindicHlop, cooperativas de consumo, partidos políticos y organizaciones
profesionales.
Cada tipo de asociación puede servir para más de un fin, y la mayor
parle de ellas así lo hacen. Puede uno amar con to<la sinceridad a la

189
\ a O K E S D£ ASOCIACIO N 191
190 VALORES I;N l a EN fPK K SA E J E Í l ’T l

I «las variacior*-? dan a ia vida individual su calidad única. T'xloá


liija df] patrono, y jütjorar su posición y pcrsppcíivas económicas caí .
■^iirtKTcmos a los tres tip<*s de asociaciones; io que dií^tinguc a cada uno
dofe con cila.* Sin embargo, cciuicne di¡itli);'uir entre tila?, -j^oniuc uÉ
llf ti"Miiros es la forma precisa que asume nuestra participación en ellas,
asociación j)ucde producir ima ciase d<* valor y no ncce&ariamfntc
f jo matices de sentimiento que la acompañan.
otros. El matrimonio puede liaccr adelantar nuestros planes econóniirt
o puedft no hacerlo así. Pertenecer al club canipesstn* piu-de liarnos pi
tigio, pero puede laminen ser un eslorbo j>ara conservar las nmií-taí tÍELAClONtS AFIXTIVAS
de la infancia y las ajociacíont-s económicas que son iticompaíiblcs
los clubs campe-stres. Km presencia de nuestros padres no nos sentimos como ante nuestro
.\dcmns, cada lipo de asociación demanda algo diferente de nosoli |i«i Y en ninguno de los dos rasos la senseción es igual a la tpie tenemos
y de la educarión. Lo que sc necesita para ser un buen padre, un bue HMhdo estamos en compañía de un viejo y querido amigo. )' :i cuanto al
marido o un buen amiso, puede no s#ír precisamente lo que se requicí •iiixr lomántico. Ir. teorí.i general es que nada hay que se le compare y
para ser un buen miembro de ln logia, del partido o del club de “1 . además, no bay dos casos de dicho amor que sean comparables.
400 . Puedo resultar que la labor de la educación difiera según ia clí
de papel y la clase de asociación que ten{jamos en mente.
4*t*fctos intriwcco y de instruntenío
Otra razón para hacer estas distinciones, e$ que cuando m»Mioa alpi
ñas de nuestras dificultades sc explican mediante la teoría de qu? U
I,a calidad inmediata de estas sensaciones es tal vez única y tal vez no.
papeles que nos toca desempeñar en diversas asociaciones, se contrapone
I m primer lugar, como yo nunca puedo sentir lo que usted siente, no hay
La dulzura dcl amunte es casi carente de valor en im de|)atc políti<v>,
♦n.iiicra de comparar directamente io que ambos sentimos. En segundo
enérgico conductor de hombres i)uode .ser el más inepto de los padrt
Inif.ir, una sensación no puede ser extraída dcl interior de una persona
Cuando usamos la amistad para lograr ima ])Osición, igualmente d«
truimos la amistad, y cuando dejamos que la amistad influya en mientra fira inspeccionarla. Consecuentemente, no podemos darle un nombre que
actividades de negocio.^, podemos perder los negocios. iiri-a significado preciso. Si pudiéramos ser tan precisos con respecto a
• loira vida emocional, como lo somos acerca dcl mundo material, los
El hombre educado se señala porque no confunde los múltiples pape l,
j -Tta?, novelistas y artistas quedarían sin qué hacer.
que tiene que desempenar en las asociaciones liumanas, y es señ.nl de unaj
Sin embargo, esas sensaciones no pueden completamenle diferentes,
vida artística el quo esos papeles i-i^téu en armonía. Pero la armonía no!
j -iijuc cuando digo que estoy enojado, indignado o complacido, sc me
cs una mescolanza, es un ordenamiento ríe elementos on un cuadro de’
(.ui'de entender, aui.que la calidad peculiar de mi enojo o indignación
valores. Es una cuestión de per.«peotlva, pero si los olomcntos no están^
j hula no ser compartida por nadie máf. Esto significa ((ue siempre que
diferenciados, no hay nada que ordenar; tenemos una nu-scolaiiza en vez
de unti pauta. Lil«lcmos de los valores derivados de las asociaciones Immanas, seremos
■■<mpn»ndidos, pero que 1a comprensión se limitará a la aproximada idcnti-
Los valores realizados en las asociaciones humanas difieren tambi<.n
( ación, por parte de quien habla y quien escacha, de una clase de sentí-
en cuanto al n iv d on que los realizamos. Amistad es el nombre de una'
i‘i’'‘nlos, como amor, odio, ira y devoción.
serie do sentimientos que van desdo el valudo o camlWo ocasional de
En su f.is*í intrínseca, los \alores afectivos positivos sc sienten como
palabras, hasta la pasión casi sobrehumana que Montaigne tenía en mcnte.^
»nliosos por fcí mism(>s. Nuestro amor por un recién nacido es lo que
Una asociación funciona! puede variar des<!e el simple convenio para cor.i*
lia reflexión de que tal amor puede echarlo a perder, o de qu« es
prar carbón en carro jwr entero, hasta la formación de uti monopolio del
un síntoma de egoísmo paternal, es co¿a distinta y puede producir un
carbón. I.as asociaciones por prestigio varían desde las sociedade.^ secretas
■■•iitimiento <(iforente. En cambio, el odio de nue.stros semejantes, su
de la infancia, liasta los más exaltados rangos de nobleza.
rrucldad recíproca, se sienten inmediatamente como un mal; ln relación
* Robcrt S. H aiim an, 'G ro u p Nícr^ebírjhip and .NÍ^mbcríhip'’. Pki- -itre el verdugo oficial y el scnleciado a mucrlc, no causa placer a nadie,
híop hy and Phenomenohgical Refearch, 13:3. Marro de 1953, pp. .'í.')í.3G9. |or justifi<a<la y hasta benéfica que pueda ser e.«a relación para la sociedad.
2 The Essayt of Montaigne, traducidos prr R. J. Trcfhn-.an. pp, 182-195.
192 VALORES KN LA EM PRESA EJECUTI 193
|. > s VALORrS l>E A S O C I A C I O N

¿Puede L 1‘ducación ampliar el cain|x> de lal sensación cualitativa i


inodiaia en ci alumno? En la vida ordinaria, la calidad de la$ $c)isacio l-i\ relaciones afc<uivas y la escuda
expcrinjicnladas es su&ceptible de nianlencn>e también en un término i
dio, l'.a<-ta que iaij circunstancias nos arrojan a proíundidudc!» que nu ¿Por qué es que tantos adultos no pueden comprender los valores de
pencábamos explorar. Así, la niayoría de las nndres aman a sus hijos, po íii unistad, el am{>r y la familia? Es difícil estar seguro de si esa incapa-
si un niño es secuestrado o sc pierde por vatrios días, la calidad del amor ddrui esté creciendo realmenlc o si los medios de descubrirla están mejo-
la madre so Irunsíorma hasta lal punto, que ya no podrá compararse rindo, pero la búsqueda del amor es indudablemenlc la gran cueslión de
amor maternal orilinario. }ir «tro-» tiempos.
Kn otras palabras, las relaciones humanas son infinitamente variaU Podemos clasificar los factores que se interi>onen a la satisfacción de
en sutileza y complejidad, y con cada variación se modifica la calid In relaciones afectivas, en tres grupos:
de! scntiinicnJo. Seriamos pocos los que qusjéramos pasar por esas vari
ciones, y sin embargo, la vida se vuelve superficial a menos que podan 1. Desajuste emocional que se origina en la primera infancia, o in*
contemplar y experimentar scntimienlus de amistad, amor y afecto fam ‘ íd«*ntcs traumáticos excepcionales, es decir, personas con marcadas ten*
liar, en niveles que sobrepasen al ordinario o rutinario. Por lo lant ■lencias neuróticas.
la manera de hacer que el alumno pueda ampliar cl campo de las ikjsí 2. Falla de conocimientos o habilidad, v.gr., un niño o niña que no sabe
lidadfs de valor sustiuui\ámenle, es problema de educación en los valor • ^lirse o hablar como lo hacen otros adolescentes, o personas tan ignorantes
sociales. la sicología de las relaciones humanas, que pierden amigos y alejan
El que los valores afectivos nos ayuden a realizar otros valores, ».a I la gente. Aquí podemos incluir también la falta de aulocomprensión.
no requerir demostración y uo daremos ninguna. No obstante, debe o 3. Kaclores que podemos llamar “ circunstanciales”, v.gr., una posi-
í-ervarse que en las relaciones afectivas tendemos a rcpiídiur el asj>ccl .¡ón económica muy baja, demandas extraordinarias de tiempo o dinero,
insirumental. Los amigos, por ejemplo, son útiles as: como salisfaciori romo las de parientes polílicos indigentes, o las causadas por enfermedades
y un buen amigo se ofrece generosamente a servirnos, jwro 6Í sospeclian graves y prolongadas.
que se ofreció para lograr algún l>eneficio, la amistad muere, por herí Si $e pregunta cuál es cl papel de la escuela en las relaciones personales
mosa que sea. Hombres y nnijcres sc casan a menudo para oblener be iiliííactorias, la respuesta no es sencilla. Se aclara cuando los factores que lí
fÍcio.s económicos mutuos, pero tanto ellos como ellas resentirían que s ilifiuullan esas relaciones son examinados.
les protestara amor, como un medio para obtener tales l>cneí¡cios.
Por consiguiente, los valores Instrumentales de las relaciones afectiv 1. Tomemos los factores debidos a desajustes emocional.^ Es di*
deben mantenerse siempre subortiinados a su calidad intrínseca o n íícil ver qué puede hacer una escuela para curar tendencias neuróticas
perílurarán muclio. Al propio tiempo, si las relaciones afectivas }>one profundamente arraigadas, excepto diagnosticar la necesidad de curarlas.
en peligro otros valores, pueden perecer. Así, si el amor romántico causj Pero cuando menos eso es lo que debe hacer.
I>obreza o pérdida de posición y amigos, puede salir volando por I 2. Cuando las relaciones afectivas son impedidas por falla de confianza
venlana.
«11 sí mismo, debida a carencia de conocimientos, habilidad y éxito, la
Concedido todo esto, la poderosa calidad inslruinental de la« relaciones
situación es enteramente dislinta, tanto teórica como prácticamente.^
afectivas sc demuestra en el simple hecb.o de que sin amigos, sin amor y Si recordamos que los rasgos más generales de la vida buena son la
sin afectos familiare?, todos los demás valores se desprecian. Lo que los nulodeterminación, autorrealización y autointegración, se ve con mayor
hombres hacen por amor, no lo harían por ninguna otra cosa. La amiilad
no puede ser excluida por completo de las cuc-stionc^ de dinero, de las 3 Para una apreciación de lo m iifho que eiioj pueden interv'enir, ver, por
carreras y ha«ta de los asuntos de eslado. l'n o de los objetivos usuales rjtniplo, I.tarning Tkeory and Personaiily Dynamus, Cap. 21, de Mowrer.
* Así, Mowrer tibser.'a: "Ade,uirir o tener temor depende, según parece,
de lu asistencia al eolepio, es adquirir amistades útiles. Raro es cl hornbr lie un principio de aprendizaje, v.gr., cl de la preparación; y la disminución del
que, en igualdad de circunstancias, no dé empleo a un amigo en vez de a lemor prepara cl campo para la segunda forma de aprendizaje, o sea la que re­
un extraño, y niás raro todavía es aquel qnc pueda dejar de tomar en talla dcl íortalcrimicnlo d d comportamiento manifiesto en la solución de proble-
ir.as” . Ohra cit.\da, neta al calce de Ja p 587, citada con permiso de The Ronald
cuenta la amislad, al decidir si las circunstancias son realmente iguales.
I ress Company.
\ VLÜHKS D E A S O C IA C IO N
195
194 VALOIIKS EN LA EM PRESA E J E C im

I lile, y ni unos ni otros tienen los conocimientos o experiencia del


claridad cómo puede contribuir la escuela a esa facultad de idcnlificr,‘ i
t?n necesnria para cl éxito en cl amor, la amistad y la vida familiar. ijcro orientador (ver capítulo 13).
A medida que los hábitos de adquirir y usar el con«x*imicnto se pi|i
fcccionaii, el margen de libertad del alunmn se amplía, y con ello. cr»-i« » alumnos como personas
también su confianza y sus sensaciones de fuerza c idoneidad. Siente «JM
ha triunfado en proporción con sus facultades y que merece el amor y || ir.en puede ser que la mayor contribución de la escuela al éxito de los
estimación de sus semejantes, así como el sityo propio. Puede identifica '■itmios en las asociaciones afectivas, se logre 1) tratando a cada uno
con el Olro, porque tiene algo de sí mismo que dar, y sabe que lo que il' rllos como una personalidad válida, y 2) ajustando las demandas de la
de sí mismo es necesitado por el Olro. Sin aulodeterminación y nulor Uiwr de aprendizaje a lo que razonablemente pueda esperarse de su
lización, no podemos darno? a otros porque no nos tenemos para dar i|iacidad.
Aquél que no es amo de sí mismo, es un mal amigo, un amante inconata Ks relativamente fácil que un alumno se convierta en un simple núme-
y un padre inadecuado. Pero la libertad y la autorrcalización imid r* rn los registros de una gran escuela. Si sus realizaciones son dignas
significan el dominio de sí mismo, el racional dominio de sí mismo •W notarse, para hien o para mal, será notado; peio aunque esto pueda
hombre bueno. Si no podemos darnos cuando no somos libres ni nos heiAai •Irnlar el sentimiento de verdadera o falsa idoneidad, no satisface la
realizado, tampoco podemos dar nada de nosotros mismos cuando el n f nccsidad de ser valuado por él mismo, independientemente de sus reali-
está rasgado y dividido por deseos y lealtades en conflicto, esto e.s, cuanÁ -u iones, que es lo que la seguridad emocional implica.^
no cstamo? integrados. ^ Aunque la escuela no puede sustituir al amor de los padres, no necesita
Por lo tanto, la educación general tiene mucho que ofrecer a los valiJ .l>truir la seguridad que esc amor ha engendrado; y aun puede contrarres-
res de las reali¿aciones personales, pero más mediante los efectos del p!«| Ur en cierto grado cl descuido de los padres a este respecto. Pero a más
total de estudios sobre autodeterminación. autorrf*alizacÍón y autoinlepr^ ---• lodo lo dicho, aún subsiste el problema de cómo puede un maestro o
ción, que por medio de uno o varios cursos específicos. i.iia escuela manifestar una auténtica preocupación por cada uno de sus
3. Algunos desajustes afectivos se deben a la extrema tensión a (|U| ■lumnos cuando éstos son muy numerosos.
se encuentran sujetos los individuos. A un estudiante que tiene que trab»« Cada ingenioso artificio empleado para asegurar esa preocupación, es
jar duramente y por largas horas para continuar en la escuela, le qued^l minado por e! hecho de que se le reconoce como lo que es: un artificio.
vedados los caminos hacia las amistades. pobreza puede amargarlm Tampoco es posible, al seleccionar el personal docente, estar seguro de que
Las condicioncs en el hogar pueden ser lo bastante malas para etiM^mbtrH lada maestro se preocupará realmente por los individuos, especialmente
cer toda relación personal. |M»r los mediocres y los revoltosos.
Pero los desajustes circunstanciales son tan \ariados, que solamente U Al nivel elemental, esle factor comúnmente llamado “amor a los niños”,
orientación individual puede s>ervir de mucho. Ks por esto que tal orien* i's considerado como indispensable para el maestro. En realidad, algunos
piensan que este factor es tan importante, que están dispuestos a sacrificar
tación resulta indispensable en el programa c&colar. Kl conocimit-nlo
1,1 compelencia intelectual, en su favor. No hay para qué decir que sería
trata siempre de lo general. Las circunstancias son particulares Coi
magnífico que el maestro de instrucción elemental los tuviera amhos, pero
frecuencia, bs conexiones entre ambas cosas no son evidentes, al me
»i hay que conformarse con uno o con el otro, sería difícil no preferir el
para el alumno. siquiera las discusiones en corrillo descubrirán .«Kn>
pre qué alternativa me queda en m i predicamento. Así como el conocí* "amor a los niños”.
Al nivel de la instrucción secundaria es más difícil garantizar la
miento no siempre se adquiere resolviendo problemas particulares, tampofi
preocupación por cada alumno en lo personal. Kn primer lugar, porque
t.% en sí, un« prescripción automática de lo que se debe hacer en uní
i-s más difícil amar a los adolescentes que a los pequcñuelos. cuyas trave-
situación determinada.
‘^uras pueden ser más fácilmente perdonadas. En scgimdo, ^ r q u e los
virtud de un buen programa de orientación está en que se intcrcil
maestros de instrucción secundaria tienen que preocuparse más directa*
por el alumno como individuo, sin involucrarse en su problema pcrsonW
como estudiante. Tal combinación es difícil de encontrar. omigO# 5 y competcncia, hecha por J. S.
Sieviiendn la distinción entre M^uridarl
y parientes están demasiado interesados, los extraños no lo están «uficiciv Plant, en Pfrscrttlity and tht Culture taliern.
196 VALOKES EN LA EMPllESA EJKCI TI
t 1 v A L o n i:s n n a s o c ía c io n
197

mente por las materiaij de estudio, y finalmente, porque las neccsiJAiliB


Tampoco ni.*ccs¡la el éxito así inducido, ser tan enteramente relatíNo al
afectivas de los adoluj^ccntes 6on mucho más complejas quu las de los díiV4
•lividuo, que resulte espurio cuando se le compara con el de los otros
de la e‘<ue)a elemental. La convicción do que estos problemas .«on de ¡nl#<
' 'libros de la clase. Afortunadamente, la distribución dcl talento entre
ré& para la c^^cuela. puede hacerse llegar a cada alumno por el simple he- Ihi
individuos es bastante <lcsigual, por lo que en la mayoría de los casos,
de eslar interesíida en ellos. Hay dos aspectos en loá que la escuela pín-W
.1 j.uen diagnóstico de ese talento descubre la posibilidad de un éxitc
hacerlo:
1 1 ’ivo tn algún campo del trabajo escolar. Pero cs importante quo cuan-
■ tal ixjsibilidad se dwseubre, v.gr., en historia o gramática, el individuo
1. G>n respecto a tos desajustes circunstanciales, ol consejero orien­
,1 impulsado hasta el punto en que su realización se aproxime realmente
tador es el instrumento que usa la escuela para mostrar su ínteres.
( i excelencia.
2. La escuela está obligada a ayudar a cada individuo a rivalizar }h4
So objetará que este método de afirmar la seguridad emocional es
potencialidades, no la.s dr la clase. Esto significa, ipso fado, que iient qiM
n*fimí*nte un método de adquirir competencia, lo cual es verdad. Com*
preocuparse por los seres o individuos. Sin embargo, la preocupación nc
l»*tencia no cs lo mismo que seguridad. St r umudo jx»r la que uíio ha
cs una iclación de cariño entre mjveslro y alumno. Por lo contrario, U
iralizado nc cs ser amado por uno mismo. T.a compctcncid cuanuo más evita
escuela demanda que el alumno se mantega a! nivel de sus ])ot<fiicia]íd^j|«
ln inseguridvid inncccs-iria, pero esa prevención es una meta legitima y
y no se conforma con menos. ¿No es este ci mayor tributo que ¡.íodenKW
rundir a cualquiera? ¿ H jy .-ílguna manera m.ís eftctiva de reconoce)^ li imposible para la escuela, n»ci)ir;is que la p/oinr^a de posilivn seguridad
personalidad de un alumno, su validez y su dignidad? \ ríiTtiva para cada alumno, hecha por los teóricos de la educación, rava
La escuela puede ser decepcionante para muchos de sus alumnof. rn lo irresponsable.
Puede convertirse en el lugar en que uno fracasará, seiá rldiculiza^^ Ningún ¿rtificio n i metodología, puede inipedir a todo& los niños que
; [
castigado o humillado. Kn ese caso la escuela es considerada como eost -irntan desHgiado por la escuela, pero a ningún niño debe desagradarle
hostil, amenazante y hasta maligna, y cuando así la considera, el ahimn^ por temor a Us demandas que le impone, y ningún niño debe sentirse ir i
estaría mejor en alguna otra parte, situación a la que trat,í de llegar lo jamís aburrido en la escuela porque ésta no haga llegar sus facultades
más pronto posible. intelectuales hasta el limite. Esos son pecados pedngógiccs para los que
' ti
Sin embargo, esto no va en apoyo dcl principio de que ningún alum» hay poca posibilidad de redención.
debe fracasar en cl trabajo escolar, o de qi:e nunca debe estar en comp.-
tencia con otros. Nadie, y menos que nadie el alumno, se deja re<dment^
ASOCIACION DE POSICIÓN
engañar por los H\Utcrív»gios de las escuelas q\»e tratan de seguir (-.íle]
principio.^
La cle\/:da posición entre nucí»lros semejantes es uno de los valores
sociales más atractivos. Cuando la posición es una recompensa por lo
Seguridad mediarUe confianza realizado. j>rueba al individuo que puede juítificar debidamente la estima-
i ión en que fc licnc a sí mismo. Esto es eminentemente satisfacíorio, tanto
verdadera seguridad emocional ?e confirma cuando ol alumno com­ así, que poilemos decir que el deseo de tal cftimacíón es un motivo casi
prende que la larca que le lía sido asignada, no está por encima de sus univcr.-ial.
facultades. Si los mac.stros se toman la molestia de asignar la capacidad
de aprender del alumno, ajustando las deinandas del aptcndizajc n un
nivel que no sobrepase esa capacidad, el íraca«o no es inevitable y el . <{¡10 í.rí/o y fracaso en lograr una posición
es aulfntico. No es necesario citar muchos cas(*íj en los que el esfiicrüo y
la perseverancia van seguidos del éxito, p a n convencer al alumno de que, Las medalla» otorgadas por heroísmo, los preñaos ganados p«or proezas
el esfuerzo y la per.Mstcncia resultarán en el éxito en el futuro, y esta en cupiquier campo y la admisión a sociedades honoríficas, son símlwlos
también una forma de seguridad emocional. de una elevada posición. Los puestos importantes en la vida de la comu*
ni<lad son también prueba de la posición alcanzada por lo que se ha
6 \'er Th* Psychology of Tíachinn de Woodruff, Cap. 27. rcalirado. Es difícil hallar tacha en estas satisfacciones y símbolos de
| o . VAL01U:S DE ASOCIACIÓN 199
198 VALORES BN L.V £MJ>UESA EJKfIL-TM

Kiierc$cs. Las personas que no se interesan por la fotografía, no insistirán


posición, sálvo la dft que pueden reflejar un anhelo rlc algo que está |»«
encima de los propios méritos. .1 í^er mi»*mbros de clubs fotográficos. .Vo es necesario estipular en los
Pero con méritos o sin ello?, los honíbres necesitan tener una posici . ’ ‘iiloá de los círculos filosóficos, literarios o artísticos, que sus miembros
tienen que convencerse a sí mismos y convenccr a los demás, de que poL. <1 t>cn e»tar interesadv>s rn c.^s materias. Una fraternidad estudiantil que
alguna superiuridod que los al/-a por encima del grupo ordinario, o cuan ii*(ringíer<i la admisión como miembros únicamcnt«^ a personas aíectax
monos, de parte dcl mismo. L'n modo de hacerlo, es escoger una c.nra 4 lomar una ducha fría dinriam<.'nte, causaría ri&a y nada má», pero una
lerística distintiva y convertirla en señal de superioridad. Si se nace < (riteniidad que mantiene su prestigio mediante la exclusión de personas
piel Wanca, amarilla o morada, que para el caso es lo mií*mo, se pm ¡wr raxories de ra/a, color, credo, nacionalidad o ingresos económicos, debe
inventar una teoría que relacione cl color de la piel con la suma virtud «i menos ser franca con respecto a lo que está haciendo, y lo bastante
cl noble carácter. Si la característica distintiva es la ríquez.i heredada Uonrada para no inventar razonen piadosas y nobles para esa exclusión.
los distinguidos antepasados, resulta bastante fácil llcg.ar a convence Hay nna manera más extejjsa y general en la que este problema afecta
de que esas son señales de valor o dignidad, porque e ^ s afortunnc H in escuela. La educación general debe dar enseñanza acerca do la na*
accidentes confieren prestigio. iiiraleza de tales asociaciones de posición y de. su papel en el deíarrollo de
Si no se dispone de ninguna de estas co!>as p.Tra lograr una posiciá IX personalidad. Sin embargo, tas necesidades sicológicas que in'pulsan
elevada, puede ser factible afiliarse a centros sociales selectos, a socieda<^ t los hombres a entrar en esas asoeiacioncs, tienen su origen y apoyo en
secretas o a cultos de diversas cla.seá. Automáticamente sc queda convc rircunstancias que rara vez c.«tán dentro dcl control de la escuela. Cuanto
tido en suj>erÍor a los excluidos. Un rígido código de creencias y pioce,
rníá pueda la escuela contribuir a la competencia do los hombres, más
res distinguiría a ios miembros del gru|x>, de los quo no lo son. Un co
innecesarias se harán las muletas sicológicas de las asociaciones de
junto peculiar de modales, prendas de vestir e insignias, ayudaría tambit^
|Kjjic'ión artificial.
a distinguirlos de los excluidos. Los esfuerzos de los miembros del>^
encaminarse al mantenimiento y observancia de esc código, más bien <|
AstX.«ACIONES FUNCIONALES
a adquirir méritos, ya que la posición no depende de los méritos.
Uno de los inconvenientes de tales grupos es que forman emlav-^
cerrados dentro de una sociedad más extensa. Si llegan a tener tamaño Llamaremos “funcionales’' a aquellos grupos formados con el íin de
y fuerza suficiente?, tales grupos pueden convertirse en parásitos irritan» iograr algún objetivo colectivamente. Un equipo de béislwl, una asocia-
tes y hasta peligrosos dcl organismo político. I lón de fabricantes, un partido político, un sindicato de trabajadr>res, una
Kl problema de las asociaciones de posición no basada en méritos iiga para combatir la vivisección y una liga de naciones, son todos ellos
demostrables, afecta a la escuela de dos maneras: Directamente, las es* ejemplo de asociaciones funcionales. í.imitaremos nuestro estudio a lo#
cuelas se enfrentan a la situación en que dentro de su recinto u op^.-rando grupos formados para lograr objetivos económicos y políticos porque, como
bajo sus auspicios, hay camarillas y círculos selectos y ex^lusi\os. Es'# ya hemos observado, no hay vida posible sin la transformación de bienes
claro que en una in.stitución dedicada al perfeccionamiento de los indi*ij|( materiales y su utilización; y sin actividad política, no sería posible nín*
viduos, no hay lugar para asociaciones que no se basen en esc perfcccio*) gún orden social.
namicnto. Pero raás fundaraentnlmentc objetable aún, es el hecho de que Hay otra razón de que. en nuestros tiempos, h s agrupaciones de esta
esos grupos presentan la tentación de sustituir cl mérito con la posiciún. índole sean estratégicas. Xace del hecho de que en el último siglo la
Se argumenta que las personas que tienen los mismos itUereses! debenj produccióit de artículos de consumo ha tomado la forma de una industria
asociarse y que ser demócrata no implica temr que invitar a comer a todo mecánica en gran escala. Fsta transformación ha causado un poderoso
el electorado. A esto se puede replicar que las personas que tienen interc* efecto en lodas las facetas de nuestra vida, desde el cuidado de los niños
scs semejantes deberían asociars<5 y que sin duda lo harán. Pero las aso* hasta la política. Ha creado nuevos problemas para la vida y la educación,
elaciones de intereses no se establecen meramente para ele.var la posición.- que se agudizan más en cada década.
JVo necesitan barreras artificiales para excluir a quienes no tienen esos i Examinamos algunas de las características de la industria mecánica
en gran escala que han dado origen a esas dificultades.
7 Ver Explorations in Ptrsonaliiy de Murray, p. 150.
200 201
VALOnES EN 1*.^ KMPKKSA E .IK d-'l ‘ \LORES DK ASOCIACION

venderse con utilidades en cl país. Si otros países están también


La red de interdependencia económica
t. 'Iriali/ándosp y en huíca de materias primas y mercados, habrá
f .'HH tcneia entre naciones y esa competencia puede conveitirse en guerra.
Hacer trabajar una moderna ¡ndu.«-tría siderúrgica o nulomovilí*iL^
I f lo cual significa que la industrialización eii eran escala demanda, t ’ 'i
requif^rc ante todo grandes conccnlracioiics de capital. Se necesita inticll
dinero para construir los edificios, armar e instalar la nutqiiínarin y I .{ su existencia mi^ma, cooperación y coordinación no sólo dentro de
tratar el períM)naI, antes de que siquiera una unidad haya rialido a I. -;iiidad más pequeña, sino entre todos los produ«'tore? y eonfumidores.
venta. Como tienen que fabricarse simultáneamente grandes canlidn I I mundo es la unidad m{\s pequeña para la industria mecánica en gran
de automóviles, las piezas nccc^sarias para todas la unidades en procesé , ' it.i.
manufactura, tienen que estar lÍ3 ta s y en espera del montador. Cirrll
piezas deben ser casi exactamente iguales {.erque tienen que sec interen I r CÍO sobre cl orden social y cl individual
biables. Esto significa que hay que contar con máquinas y herrnmi<
de alta precisión. Una ve/ quü la unidad es puesla en la lítíca de Esta demanda de cooperación y coordinación global, no tiene prece-
taje, cada pieza y cada trabajador dehi-n oslar listos en el momento y lu^— ’• tUe cu la historia del mundo. Cuando ia producción estaba en manos
precisos. Esto requiere la planeación de cada moviinienlo y cada \u<li I cada agricultor y artcfuno en particular, ora una virtud que cada quién
de un tomillo. Una huelga en la pequeña fábrica proveedora de cualqui
ilrndiera a lo suyo. Hasta cuando llegarnos a la etapa de la manufactura
pieza del automóvil, detiene toda la linea de montaje. El proceso demai
Ubril, cada pequeña fábrica era una unidail más o nienos independiente,
una completa coordinación de trabajadore'^, m.^uinas. niaterlaleí, sub
•n la que b:ibía coojxjración interno, pero ?ólo una ligera conexión con
tratistas. abastecedores de materias primas, etc. Carlos Marx Damó a ...
iras unidades. En aquellas formas de producción, la doclrit:a de las em-
com]>lejo ajuste de la industria mecánieu en gran escaLi. la “socializaci*.
{•resas libres compitiendo en t n mercado libre, era una imagen más o
de la producción”.® »\o sólo los trabajadores delH*n cooperar, tiene qi
haber quien coordine a los trabajadores, materiales y máquinas. I ifnos fiel dcl estado de cosas. Las ‘ieyes*’ de la oferta y la demanda regu*
Además de la cooperación y coordinación deritro de la propia fái*ri a* I t' ati precios, salarios y todos los demá? factores variables relativos a la
liene que haber la cooperación de industrias aliadas y la coordinaciós( impresa. Cada hombre de negocios, cada trabajador, era teóricamente un
con ellas. Para los automóviles, industriaj» tales como la d»'! acero, cauchv il-.-mento libre, libre de comprar lo que quería a quien prefería, de vender
vidrio, textiles, radio y muchas otras, tienen que estar en\ucltas en U’ US servicios en los ténuinos que podía concertar.^
red de interdependencia. Lo que aún no hemos comprendido plenamente, es que la expresión
No liene objeto producir diez millones de automóviles al año, a nieni “iiidusíria mecánica en gran escala” no significa simplemente que la;»
que )a gente los compro. Produciendo esos ditz millones, la induítria j)uci. fábricas hayan crecido. Es un cambio en la naturaleza mii-ma de la forma
reduí-ir el precio, para que diez millones de personas puedan jiormitlrs '•tí que se hacen y distribuyen los ailículos. l.o que no'í resulta nuevo es
conjprarlos. Pero si demasiada geiite pierde su empleo, o si lo.s alimcntov^ i-l monto y akaucc de la int(. rdc|>endencia quo se hace i'idixpcnsable para el
ropas y habitaciones tienen un costo excesivo, no pueden comprar automó^ funcionamienlo del sistema entero, pues eso es precisamente, un vasto sis­
viles, aunque para el público de ios Estados t'ni«íos el automóvil do«« tema l<*cnológico que sólo puede existir creciondo, y que sólo pu»‘de crecer
empeña el papel de un dios del hogar. De esta manera, hi industria absorbiendo en su intf'rior ca<Ja una de las fases de la \Ída. Tarde o
automovilística demanda la cooperación de la economía de to<ia la nación; l*'mprano afecta a la? i^desias, familia?, libros, cuadros, amor y crimen.
que los agricultores vendan sus cosechas, que los tral»aja<loies reciban í-us I./as viejas l«;yes se d'Truml>an bajo el peso de los requerlmentns dcl
salarios, que los inversionistas aporletj su dinero y que otras industria» si.«tenia. ¿Qué significa U nejiligencia cuatulo se acusa a una corpora­
reduzcan sus precios.
ción de haberla cometido? ¿Qué significan ias leyes contra el monopolio,
Pero eso no es todo. Para llevar a gran velocidad la pro»lucción en
cuando o) si.stema «lemanda que haya unidades rada vez mayores de pro-
masa, cl sistema industrial necesita materiales de otros paí<>cs y puedo|
requerir mercados extranjeros para que absorl-an los artículos que r.o 9 En realidad, cl poder rara ve* ha *:do diitrlbuIHo lan uniformcir.ente, para
que la eii>j>rcsa fuera, rsirictam'ntc hablando, libre en verdad, o lat reglas de la
® Ver Capital and Other M^riiings, Cap. 9. conipctencia realmente juíta».
202 VALOHKS EN LA EM PRESA E JE C im » ! 203
» M O R E S D E ASOCI.ACION

ducción y distribución? ¿Q ué significa la propiedad cuando un milk'm *li


Rl individuo deseulire que ya no es una unidad económica indc-
persona» tienen acciones de uiía corporación?
"'^-di- :ite y atílo.suficienle. Tiene que estar imido con otros, en grupos
¿Qué clase de 'amilia bal)ron)os de tener sí el sistema <lcmanda (]'•*
\!x|iics que trabajan por cl bicne.star de determinado sector «leí sistema
las csi>o«is trabajen en ocupaciones lucrativas? ¿Cuáles son los papi^-
..j::iico. El individuo comprendo que sólo puede tener poder económico
masculino y fpmcuino en la vida norteamericana actual? ¿Es masculiit-
.Ütico mí'diante K>< grujios. K.slos pueden no ser las “clascs* de Marx,
lavar píalos y pañales? ¿Es femenino conducir taxímetros y niaucjn
tornos? ¿Qué debe significar la castidad en una era en la que las mujcin ■de todas maneras son grupos.
pueden fer económicamente libres dcl matrimonio y tecnológicamente libift 1!. Kl individuo encuentra dentro de sí mismo una réplica de los con-
de la preñez? F.slos son solamente unos cuantos ejemplos de la íomia t n s.: i tiire valores en cl orden social. Su \idn familiar es distinla de la
que cl níétodu económico de producción hace senlir su efecto hasta sobii ]>adrcs. Ciertos valores que sc le enseñó a eí-timar cuando niño, ya
las mores e instituciones más firmemente establecida?. /»n e.'itimados por sus hijos. I^ s viejo? libros, las viejas moralirlades,
Kn orden social es perturbado porque los conceptos y valores en qu* \icj«^s ideales, asumen ur. aire de irrealidad en el nuevo sistema.
se fundaba, ya no se ajustan a las condiciones en que tienen que obrat ■frugalidad, la honradez, el honor, ei «leber, ¿qué significan ahora? La
Continúan funcionando, pero con un chirrido que significa dislocación] ■.«í ir de integrar su vida sc hace más difícil. La arena que hay en los
conflicto. I,os tiemjK)s claman )>or una reconstrucción de esos concepl c-í>„-ranC8 de las instituciones se infiltra en su propia vida, por lo que aun*
piden nuevos significados. i|iir rada parle de ella tiene sentido, bu vida entera no lo tiene.
Hay también otra clase de efecto. Al observar el escenario social n<. i . Finalmente, el individuo siente que su individualidad se le escapa.
mos que se están uniendo grujws de hombres en gremios de trabajado] I «jue él hace en el sistema entero significa algo, pvro le cs difícil ver
asociacioncs de íabiicantes, grnpos de agricultores, de pequeños conv es lo que significa. Ix) que hace puede hacerlo igualmente bien casi
ciantes, de publicistas y de profesionales. Cada grupo se ocupa de foinenL n ilquiera otro, a menos que él sea uno de los de la pequeña mii'.oría que,
su propio bienestar económico o de proteger cl bienestar que haya lograc
j -r virtud de un a gran destreza técnica o habilidad administrativa, alean-
obtener. Vemos esos grupos apelando al gobierno en demanda de ley<
it*i una posición más e.«tratég:ca en el sistema. Sólo es libre en cuestiones
que cambien o conserven cierla.<i disposiciones económicas. Algunas vec<
itivialcs, las importantc-s parecen ser decididas por el sistema.
se organizan en giupos o bloques políticos.
Pero tiene que lener una posición, algún prestigio y seguridad, por lo
Pero el sistema demanda coordinación. Varios planes de coordinación
«pie presta oídos a las promesas de posición y seguridad. La exclusividad
total pugnan j)or el poder.*® El estado socialista es uno de ellos.**^
Varios tipos de socialismo y de control gubernamental pujan también. I>t iiaeional, focial, religiosa o de la sangre, y toda clase de superioridades
dictadura del proletariado es un licitante más. La guerra civil r«talll imaginarlas y asociaciones de posición se le hacen atractivas. Recurre a
cuando vina licitación ix>r cl poder cncucnlra suficiente oposición denti !o<la clase de artificios para garantizar el anwr. Kl alcohol, el crimen, la
de la nacióti, pero debido a que son tan pocos los intereses mer¿'.ment violencia, la promiscuidad y las distracciones, le prometen alivio de su
nacionales, las posibilidades de mantener la guerra dentro de las front< insignificancia personal.*^
ras nacionales son pocas. Este es, pues, un ctiadro esquemático de nuestros tiempos. Tiene un
aire de descspf^ración. de crisis, de desorientación, pero sobre kulo, de la
Efecto sobre el indhiduo frustración y amargura que provienen de comprender que este gigante
de la iudustria mecánica, podrJa ser puesto de algún modo al servicio de
la \ida buena, con sólo que pudiera encontrarse la asociación funcional
I>as personas, dentro de la* sociedad, son como los pasajeros en un gran',
trasatlántico. Parecen estar moviéndose en todas direcciones en el barco, | «jtie lo manejara corrcelamenlc,*-^
pero obviamente es el barco cl que los está llevando en una .sola dlrección.|
12 \ partir de la secunda guerra mundial^ ur.a gcncración literaria ha tra­
*0 Ver M an and Sc>ciely in an Age cf Reconstructtor. de ^íannheim , p p ,: tado de dar expreilón a esta tendencia y el cxistenciaHínío hace de esta situación
I.’55 y »s. m punto de partida.
i t Ver “L a Doctrina Política del Fascismo” , por .^!fTedo Rocco, en 5ofial í í \’er ‘’fíum an U'ant is ObíoJcic’’, por Gerald Piel, c:i Tke Saturday
RefoTmers de Wagner, pp, 643-666. Reiiew, 27 de junio de 1953, p. 9.
I
|4i» VALORES DE ASOCIACIÓN 205
2M VALORES EN LA EM PRESA EJECUTnf|

Hnr el tirano o cl grujM) es'.'ogido no pudieron o no quisieron .vntir hacia M, .


E l s l ’k ñ o D E M 0 f:» Á T ir 0 ll hombre común. Significaba tomar en consideración las cualidades hu*
vi
unas de cada persona al tomar decisiones. Esos significados todavía
¿Hay alguna forma de asociación humana que pudiera dar círtU .f}K*rcuien en nuestra manera de pcn.«ar acerca de la democracia, y los
eí'j'veranza de una vida (!c nutodeterminación, avílorreaUzorión y amoinlt
gracíón, en una compleja civilización mecanizada? ¿Puc<le hahcT U
coordinación requerida sin tiranía?* ¿Puedo haber la cooperación rcqufr
rida sin coerción? ¿Puede haber ambas cosas, cooperación y coordina­
|.4i)rc5 fundadores de nuc.«tra nacionalidad tenían sin duda en mente algo
\*'t el estilo. El enemigo era !a tiranía, lo que había que defender era la
.Imocracia o alguna variante de ella.
Mientras «-I si.<*temo industrial no había establecido su dominio sobre
ti'! *
if',
ción, sin (a destrucción de ia individualidad? r( tinnido civilizado, c«tos significados eran claros y correspondían aproxi*
En alguna otra parte (capítulo 4 ), hemos tocado el punto de la dcnl^ .idamente a la realidad social. Ayudaron a de.-arrollar la tecnología y
{jí ,íiñ
cracia
^ia y el orden social. Examinaremos aquí más de cerca la cuestión. ' I condiciones apropiadas para el nacimiento del sistema industrial mismo. ¿íji
I -I clase de liberlad, igualdad y fraternidúd que concebíamos, era precisa* f]
^ L’
Democracia histórica .<nlc la que un joven mimdo en expansión necesitaba, Como defensa
n>ntra e! despotismo, como escudo contra la dominación de un grupo
• M'ogido de cualquier clase, era y sigue siendo una fórmula no superada. •wr ,
En una acejwióii, democracia es e! nombre de una forma de orjíanizl*
'!'!■l
ción política. Sc caracteriza por la suposición de que In máxima soberaA
reside en la masa dcl pueblo. A diferencia de una aristocracia, en la q** in mteva democracia
las decisiones son tomadas por un grupo selecto o una tiranía y hasta por
un individuo, la democracia es un convenio mediante el qual las decisión^ ¿J’iiedcn de/eiidernos esos significados de democracia, contra la tiranía
son lomadas por el pueblo. Lo que debe hacerse para el Ijíen común y il<' un sistema quo tiene una lógica y un dinamismo pro])io»?
cómo hacerlo, depende de la voluntad del pueblo. La cantidad de cooperación y coordinación necesaria para mantener
Sc supone que cada individuo sabe cuáles son sus propios intereses y l«s economía-s de los siglos 18 y 19. era relativamente pequeña. Un mer­
que, naluraimente, cuidará de ellos. Por lo tanto, cuando el pueblo habli, cado tolerablemente libre y, como ^fannheim ha indicado, un sistema de
su voz representa el mayor interés del mayor número. No hay robtricciÓM a<.
rectificación de errores, conservaba la economía más o menos en equili*
lógica a la voluntad del pueblo, que puede decidir restringirse a sí mlsinjB l.jio.^* Esa situación ya no existe.
por la ley, o no ser restringido por las leyes que ha dictado. Puedo s e ^
rcpre.ientado por reyes o parlamentos, por un cuerpo legislativo, |>or doi{ 1. El bien comútj ya no puede ser determinado j>or ol pueblo reunido
o por media docena. ^‘ rn lu plaza del mercado, en juntas vecinales, ni aun en cucrix)s legislativos.
En consecuencia, la democracia ha sido una protesta contra la tiraní» I.U verdad 1*$ que probablemente nadie sabe lo bastante para decir en un
y contra la aristiXTacia. Cuando instituyó la libertad, igualdad y fratcr* momento da<lo, qué liaría funcionar mejor el sistema. Ciertamenlc no
nidad como su trinidad de valores fundamentales, esos términos tenían un |iuede hacerlo el hombre ordinario.
significado definido. Libertad significaba liberación de las intrusiones dcl 2. Tampoco os jKJsible estar seguros de que cada hombre sabe cuál es
tirano en la acción personal, y especialmente de la esclavitud. Significaba nrabncnte su pro/»io interés. ¿Conviene a mi interés que ol mercado de
también liberación de la dominación extranjera. El significado de liberta valores esté rígidamente controlado o no? ¿Conviene a mí Interés como
dep^tide de qué tirano es el que Uay que deponer y en beneficio de quién impleado del gobierno, que se eleven los impuestos o que sc reduzca la
Los pueblos hf»n derramado su sangre por las libertades personales, sólo nómina gubernamental? ¿Que las corporaciones obtengan grandes utili­
para de^ubrir que estuvieron peleando para liberar a los tirai]os nacionaJ dades o no? ¿Qu«^ se suspendan ias pruebas de arma.<? atómicas? Yo po-
de la dominación de los tiranos extranjeros. dría votar gustosamente por mis intereses egoístas, si suj>iera cuáles son.
Igualdad significaba que todos los votos contarían por igual, que la S. I^a simple compasión por los suírimicnlos de mis semejantes tom-
ley no haría distinción entre personas y que las oportunidades no sería poco os bastante. Mi compasión por los mendigos me induce a darles
obstaculizadas arbitrariamente por el tirano o por la aris'tocracia. Fralemi*"
dad significaba una natural simpatía hacia los demás hombres, simpatít Mannlieiiií, obra citada.
i'i

200 VALOUE:? EN LA KMPUKSA KJK(.UT| 207


VALOKKS DE ASOCIACIÓN í'l
k.
limosna. ¿Sería im^jor que no lo hiciera y que en vez fie ello tralmn í«ida la humanidad, de íu naturaleza, problemas y destino comunes, en
para rehabilitarlos? Mi simpatía liacin el agricMltor iiic iiulucc a ripo).ir iniuvo mundo. Es el respeto a la demanda universal de autodclermina-
control de las siomhrag para que el mercado no se congestione, pero, ¿luf • !i, autorrealización y autointegración de todos los hombres. Es esa
alguna lógica en una cconomía de escasez? Más aiui> lodo liombie « I
!• itrrnidad la que se convierte en autointegración, la que cura las heridas
ahora mi seniejanle, no sólo unos cuantos en m i pueblo natal, ni aun n
t la desorientación, de la individualidad que se pierde, de la ir.signi*
los millones de habitantes de mi propio país.
t ' «ncia. '■I-
‘V. Finalmente, no podemos permilirnos dejar que los grupos econ«ji«^
iiOs nuevos significados de democracia, según se ve, depenrlcn de las
eos en competencia lo resuelvan simplemente en las elcccIoncs, y es|i«m
iTindas positivas del individuo a la vida buena, )x>r la que todas las aso*
que de algún modo quedará todo en equilibrio. La lógica dcl sistema i||
lo permitirá; sin cooperación y coordinación se derrumba. ^ • 11 iones funcionales habrán de ser juzgadas finalmente. ¿Con qué fun-
Llegamos a la conclusión de que, así romo el sistema es cualitativamen|| 'imentos filosóficos pueden liacerse \alcr esas demandos?
r I
una nueva forma de producción, la democracia tiene que ser de. una
clase para manejarlo. Xo puede ser meramente una defensa contra || ir^umenios en pro de la individualUlad
tiranía o los grupos escogidos. Tiene que ser un control ¡xisítivo del sisU'm
mismo, pero ese control debe estar en manos del pueblo. Veamos lo qu# Fn primer lugar, podemos argumentar que el progreso demanda va-
esto significa.
».;-.lad. Ij?s individuos pueden compararse a las p<.“qucñas variaciones
i|ue ol micrófono imprime a la sólida unifotmidad de una onda condue*
L lieciuiere un electorado que pueda buscar el hirn común in e d ia ^
el conocimiento. De otra manera queda a merced de expertos, de bur^
cracia y grupos po<lerosos que puedan controlar los medios de comimi^**
|i>ni en la transmisión por radio. Sin la fuerza de la onda conductora, las
•liniinutas variaciones del micrófono se disiparían inmediatamente; sin
I as variaciones, la onda conductora emitiría solamente un zumbido
4
lii, i
ción de la masa.
uniforme.
2. Requiere un electorado que esté profunda y casi unánin;(.‘mci\J»
En segundo, hasta en un orden social colectivizado $e necesitan dirigen­
aj>egado a un conjunto de v.ilores que le proporcionen criterios para con­
tes cuya acción, a menos que se limite simplemente a reflejar la situación
trolar las decisiones que toma con respecto al sistema. La autodelermini^
existente, tendrá tjue correr el riesgo de apartarse un tanto de las normas
ción, aulorrealización y aulointegración muy bien podría ser la ntievi \,r,
Irinidad. Libertad significa aliora no sólo liberación de reslriecíonts ar-_ del grupo. Que esto es arriesgado lo atestigua el destino de los dirigentes
:VÍ
bitrarias a la iniciativa personal, sino además, es la libertad de juzgar! rn los estados totalitarios, donde el héroe de hoy puede ser cl traidor de
determinar las propias decisiones mediante el conocimícnto. Cuando ruaí mañana.
quier decisión a que se enfrente el grupo demande ser tomada a costa Finalmente, se puede argumentar que el encogimiento de la persona­
la autodeterminación racional de algún individuo, es preferible no tomarliP lidad nos hace preguntarnos cuál es, cu todo caso, el objeto de la vida. ■
'^'.1.T;
pues el sistema mismo es racional y debencos controlarlo racionahnen!< En el capítulo 3, tratamos de demostrar que la vida buena debe medirse
también. por la autodeterminación, autorrealización y autointegración, pero sin in­
.3. ¿Qué significaría le igualdad en la nueva democracia? Que dividualidad, ¿qué significado podemos dar a la personalidad?
cada hombre corresponde un voto, por supuesto. Este es un significad^ Lógicamente, no es difícil hacer uria defensa de la individualidad, pero
mínimo. ¿Significa igualdid de oportuni<lades para progresar en el m und^ los hechos no siempre concuerdan con la lógica y, como se imÜcó antes
y,
sin Rihilrarias restricciones de raza, credo y color? E fI o está aún denlro on este capítulo, los hechos no son favorables a la individualidad. En I*
de los límites mínimos. Xecesitames más que eso. No !iavt.i con eliminar cambio, mientras lo.s individuos aislados están perdiendo significación,
obstáculos arbitrarios a la educación y utilización del talento. Tenemos que los grupos económicos y políticos no la pierden. Se estáii convirtirndo en
dar pasos positivos para hacer que r| talento se desarrolle en todas par*' las verdaderas unidades de acción recíproca en el escenario social, y así
tes hasta el máximo. autorrealización es un del>cr, no un privilegio. como el individuo f'slá en efectivo peligro de ser borrado ]>or la masa, cl
•1. ¿Qué significará la fraternidad? Simpatía hacia nuestros !>'J
bien común está a ]ninto de ser olvidado por los grupos de gran influencia
jantes, pero una s!mp''.lía qne ^e base en la compretjsíón de la índc'le común que parecen haJ>cr concentrado íoda individualidad en ellos mismos.
209
208 VALO U rS ES LA EM PRESA E J E í.ri M .O R ES D E A S O C I A C I Ó N

k' manera semejante, si se insiste en que el individuo es un proditcto


Iji verdad cs que, ima voz que hemos concedido que cl l>icn común
* • .i!lura y que cada fragmento de él, desde los píes a la cabeza, inciuso
superior al bien individual y que adquiere piecedcncia sobre el mi?mo^
h»li¡racioncs, es simplemente un reflejo de la mente colectiva, resulta
hay punto lógico en que podanio^ invcrlir el curso del razonanitul#
d defender su líbert&d, su racionalidad, sti creatividad y su suprema
No hay punto lógico en el que el individuo pueda reclamar una prcfer«*inH
•riancia. Kn la precipitación por echar fuera el agtm sucia dcl indivi-
M)bre cl biencplar del grupo, o lo que éste pueda pensar que cs su bienertM
í»mo de lahsez jair^., el ¡nduíduo mismo i>uede ser arrojado.
TiOíi grupos más grandes pueden constreñir a ios má« pequeños, y piio^l
* 'f^i’Ttad, racion tlidad y crealivid^td, son palabras sin sentido cuando
haber uno que los constriña a todos.
ican a entidade* físicas. Sólo los individuos, con la facultad de ín- •II
Si el educador pretende justificar las demandas de cualquier indivi
, t itr los símbolos c ideas pueden ser libres, racior.aUa y creativos.
en lal conflicto, tiene que iiívocnr una ley Jiaturnl o sobrenatural que
* l<is individuos pucdon obrar en reciprcK:idad con los objetos para que
superior a todss las agrupaciones, o tiene que hacer de la personali
' la percepción del valor. Todo individuo humano cs así an creador
humana individual, la unidad suprema de realidad y valor, y dolarla
tperimeiitación de valor y no cs sustituible. Si yo di?tnilo «le un ere-
derechos y facultades inallneables, que ningún organismo político pu K
tílo que usted no ve, una posibilidad de valor es destruida pora siempre.
nulificar con sus leyes. La declaración de Derechos es un conjunto fie r
ir que k percepción del valor es importante, es meramente rejyitir lo Li
facultades que nuestros antepasados, con encomiable premura, enclava
1.1 pnlnbni “ valor” significa. Si todo lo que los hombres hacen es
en nuestra Conslilucíón, para evitar que cl Eslado que habían creadoj^*'
experimentar un valor, el individuo humano es el valor supremo. íI
tragara a los individuos para quienes los crearon. it
I un momento en que es improcedente preguntar para qué “c8 bueno”
¿Cómo podemos afirmar esta suprema dignidad del hombre? Podrit*
l)onibre. Percibir ol valor cs su propia excusa para existir. .Bí'hecho
mos hacerlo con una base religión. Si sostenemos que el hombre está ci
'jue las personas existan impone a cada lu ia de ellas esle “ iroperativo
relación con un ser divino y que esta relación es person«l, que es uni
tríinsacción entre Dios y el hombre en lo individual, la dignidad del l’.om* 'Teórico” ; i
i “Obra como para tratar a la humanidad, ya sea en tu propia persona
bre queda inmediatamente garantizada por la relación que Dios tícnt
i. cualijuiera otra, en todo caso, como si fuera un fin también y no
con <;1.
límente un medio”.*^
O jfodemos afirmarla basándonos en ia racionalidad del hombre, con» F^te cs un principio metafísico que nunca puede ser derivado de la
lo hizo Kant. Como, por virtud de sus facultades racionales, cl hombn loia natural o social. Una filosofía quft afirme la importancia de la per- I
puede convertirse en un legislador moral del universo. (Obrar sólo <lo .iliilad y al mismo tiempo niegue los principios metafísicos, cs ín*
acuerdo con aquella máxima de la cual no puedes desear que el mismo -lia o inconsciente de lo que está haciendo. Sin tat principio no hay
tiempo se convirtiera en una ley u n i v e r s a l ) , puede tener uní Sólo él delimita lo que puede
vfensa contra las decisiones del grupo
buena voluntad que es buena sin distinción.
' en nombre dcl Lien común
Podemos también alegar que la naturaleza de toda realidad es "sem%
jante a la persona” o que hasta cierto punto es un ejemplo o producto d«
la mente. Dicha tesis idealista hace de cada hombro una encarnación vi« f La kscüela y l a d e m o c r a c ia

viviente de la estrectnra fundamental del universo mismo.^*


Hay educadores que sincera y honradamente afirman la importancli' I^ s requisitos para el ciudadano en la nueva democracia son exigen-
ir<. Muchos teóricos sociales, entre ellos Platón, Párelo y Sumner, opi­
de la personalidad humana, sin recurrir a ninguno de estos argumento».:
-Niegan todo lo absoluto y definitivo; se estremecen ante la palabra “meta» naron que era un orden imposible y que una sociedad sería afortunada
física”. Consecuenlcniente, es un tanto difícil decir cómo dan validez a su kl un pequeño grupo escogido pudiera adquirir esas virtudes. Platón
creencia en la dignidad del individuo. iionsejabft confiscar las í«milias patliculares y la propiedad privada de
guardianes, as» como una educación fantásticamente rígida, para ob-
•IS
15 fufídam fnlal Princífiles of tht Mttaphysxes of Rtkict, de Manuel Kanl, siquiera un puñado de hombres que pudieran ser reyes filósofos.
irner
traducido por Thomat K. Abbott, Nueva York: Longmans, Oreen and Company,-
1947, p. 46.
K ant, obra citada, p. 56.
V'cr Typfs of Philosophy do Hocking, Cap. 23.

i
VALORES DE ASOCIACION 213

212 VALORES EN LA KMPKCSA EJECVTIfJ


i'xlividuo debe sentir la compulsión de aportar su contribución y conside*
1
3. Las fasts uno y <Ios deberían aclarar la controversia pero tanil)i4| («ikT culpable si no lo hace.
pueden a^idizarlíi. i ’or fijemplo, algunos pueden consklerar que la in** Kl hombre democrático ospera, como cosa natural, que el grupo lia*
diclna socializada destruirá ]a práctica de la medicina como profetiún 1.1 li ílc modificar sus deseos y no sc siente emocioualmentc destrocado cuan*
Otros alegarán que la salud de la nación es más importante que U ilr rslo ocurre. Hay un sentido en el que los procedimientos democráticos
situación de cualquier profesión. Dudo que una clase de la cscucla m - eficaces demandan que los participantes insensibilicen sus egos. Es extra*
cundaria o el cologio pueda resolver este empate de valores que pn* 'jiilinariamcntc difícil persuadir a la gente de que el fracaso en influir
de, no obstante, refltfjar en lo que cada concepto iiuya de signifiov bre un grupo o ganar una elección no es un deliberado ataque a sus
• Por supuesto q^uc a veces es prccisanierte eso, pero no con tanta fre*
para la autodeterminación, autorrealización y auiointi^gración. Ijl
fílosofía, la sicología, la literatura y el arle, pueden contribuir para rli| • iiencia como se imagina.
I,a atención que \ o í eítudiantcs de dinámica de grupo están prestando
a la discusión algún contenido, por lo que ni aun esta fase abs-trncta de U
I» nte aspecto de la participación colectiva, es de la mayor importancia
inveáligación necesita verificarse en un vacío conceptual.
práctica, tanto para )a escuela como para la sociedad, pues no será sino
4. Ln algunos problemas puede haber una cuarta fase, que es la d*
liiuta que los participantes asuman esta actitud o adopten esta postura
proyectar las posibles soluciones. Esta fase i:o irá muy lejos en problen^
iqulcH, cuando la discusión en gnipo tenga posibilidad de ser tanto una
complejos. No obstante, la práctica de proyectar soluciones es im})r)rtflrilf
•renn para la batalla de los egos, como una búsqueda del bien común. Tal
en el pensamiento creativo y no debe restringirse meramente por careen
vrz baya algo qué decir en pro de los cursos de problemas, en los que
de utilidad. Después de todo, es la imaginación creativa de alguien ll
los c*studiuntes no están vitalmente interesados en !a cuestión que se discute,
que puede salvamos a todos algún día.
Tft que en ese caso los egos sufren menos daño por causa de la critica, la
Hasta aquí hemos estado examinando los aspectos intelectuales de U
«lifcrencia de opinión y las derrotas parlamentarías.
manera de tratar las cuestiones sociales en la escuela. £1 concepto que soti
so«
Finalmente, el hombre democrático es, por hábito, leal a las reglas del
tenemos considera que el estudio de la materia, por generalizado que
juego colectivo. Nunca se le ocurre pedir uu cambio en ci^s reglas a mitad

i
no se hace automáticamente aplicable a ningún problema social co
■leí juego.
creto. Todo lo que cl conocimiento puede hacer, es permitimos plant
Estas características del hombre democrático son actitud(*s y no cues*
correclamcnte los problemas y tratarlos de manera sistemática y conv ^
tioncs de voracidad o argumentación, aunque se puede argumentar que
cente. Los estudios específicos de los verdaderos problemas sociales del d e ll
son buenas actitudes. Un curso de problemas debidamente conducido du*
presonte, son imprescindibles, pero no son sesiones de “palabrería” n i gru
rantc un período de cuatro a seis años de la vida del alumno n*fcrzaría
pos de acción (ver capítulo 13).
estas actitudes (ver capítulo 13). Se convertirían en una tradición de la
la escuela que sería al).sorbida casi inconscientemente por la facultad y los
El aspecto de la actitud estudiantes. Se convertirían en parte de las mores de la escuela, sin mani*
feslacioncs de sorpresa extraordinaria cuando estén presentes y con general
El hombre democrático siente automáticamente que todos los intcr desaprobación cuando no lo estén.
dos en el resultado de cualquier cuestión social deberían ser consultad Naturalmente que si una escuela no pone ejemplo de esas actitudes a
Es señal de desarrollo democrático el que el individuo sienta de esta ma* cada paso, en su comiucción y administración, no se harán tradicionales,
ñera sin pensar en ello, como es señal de conocimiento de la etiqueta no no serán contagiosas y nadie las contraerá. Desde luego, cl punto espinoso
titubear para escoger el utensilio con que hay que llevarse los guipantes a aquí es el de si una escuela puede ser democrática sin permitir que los
la boca. alumnos tomen todas las decisiones que de alguna manera les afecten.
El hombre democrático siente que debe contribuir con algo a la dell Flste üs un viejo problema. Sin embargo, hay un principio que nos
beración y decisión del grupo. Nuestros ciudadanos no siempre están bien puede ayudar a decidir cuándo conviene usar los procedimientos democrá­
maduros en esta fase de la democracia. En toda reunión hay **pasivo9^* quo
I
se conforman con ver los esfuerzos de los “activos” y hasta loa complace lal ^
actitud, que es claramente incompatible con el proceso democrático. El
ticos y cuándo no. F«s el principio de responsabilidad. FJ procedimiento
demociático carece de sentido si los participantes en una decisión no tienen

I
216 217
VALORES KN LA EMPRESA EJEC VALORES DE ASOCIACION

rición dcl Sputnik hemos padcci<Io el apoido nerviosismo <íc que nu (icadiis para la nueva democracia. Finalmente tratamos de indicar cómo
grupo selecto científico pueda quedar a la zaga del de Rusia. Ha i ^dían practicarse en la escuela los as[>t’clo& cognoscitivos y de actitud.
nado el clamor de que es preferible que las escudas nortcamcricanju f 11 h eílucación de los ciudadanos para esa democracia.
olviden de la igualdad de derechos y pongan lodo su empeño en apr
char el talento de los mejores dotados. P * O B í y « A S PAXA D Í$ C V S IÓ S £ IN V E S T JO A C ló.V
Por otra parte, la nueva dercociacia demanda un nh'el inusUada
elevado de educación general para todos nuestros ciudadano?!, q o1íh<| 1. Analice sa comunidad para ver si puede encontrar asociaciones que co­
de evitar que los grupos selectos puedan darnos «n jí^undo en cl rrespondan a los tipos mencion.tdos en este capitulo. ¿Hay ejemplos exactos ele
vale la pena vivir, ya que los grupos do eienlífíccs y téonicos no son nmt • üda tipo?
2. Analice algunas de Ja* asociaciones a que liífcd pertene7ca y los valí-res
sanamente entidades morales ni siquiera humanas. Dependemos del¡i|
«4>tenidos úe cada una de ellas.
pocos pero tamliicn de los muchos. i ■ 3. ¿Tisnc su escuela los tres tipos de asociación de que se ha tratado en este
Si tomamos en serio estas dos demandas, la nueva democracia r.o (p kptiiilo?
la glorificación del mínimo denominador común. Por lo contrarktfil I 4. ¿Es este capitulo demasiado pesiniista con respecto a la individualidad
educación para la democracia es un requerimiento de prescindir d e ^ [ f . una ccimpleja civllintctén industrial? ¿Hn^cndra eia civilización m^^s posibili-
Idadcs de elección que !as que destru>’e? Promueva ura discusión en corrillos sobre
individuos mediocres y atenernos a los de alta calidad.^* Por lo tanMífll
testas cuestiones.
nueva era no será la del hombre común, sino la dcl bien común prtf* 5. ¿Puede ser compatible con la democracia una economia racionalmente
lado poT hombres exc<^ionnlmenle iíusUadoí». piaixada? ¿Es posible la demorracia en nuestros tiempos, sin esa plantación?
6 E n relación con cl trina 5, lea en especial U sección de Alfredo Rocco
en Sedal fíe/om érí, por Alfred Wagner, pp. 643-663, y algo de M an and So-
ResiMtN •
titty in an Age of Rtconsiruciion, de Wannheim.
7. Analice hasta qué giado se usan en su escuela el ritual y la cere:noma.
Hemos distinguido tres clases principales de asociaciones (afectivu ¿Q ué valores tienden a acentuar? ¿Con cuinta efectividad?
de posición y funcionales), con el objeto de ver cómo puede ccnliibuir l|
escuela a la tcalización de tada tipo de valor de asociación. f
S v C r . S T I O S T .S i'A R A L E C tC R A S m As F . X i r .N S A S
L'n las asociaciones afectivas, el problema de la escuela es o lim im
la inseguridad fomentando la competencia, por lo que se sugirió que uni Para una información bibliográfica más completa acerca de las obras citadas
manera de respetar la personalidad de cada alumno, era dematularlc qu| a continuación, consúltele la bibliografía general.
realice todo aquello qur estamos plenajnente seguros de q*;e pin-dv ref Es incontable lo escrito en general s^bre los problemas de la democracia en
lizítr. una civilización tecnológica compleja, y sobre el ajuste individual a tal
En las asociaciones de posición, la escuela se enfrenta al problengi civilización. Las siguientes sen unai cuantas muestras.
general de la existencia de grupos qiic no pc-rmilen que se logre ohtei
Dcwey, Indivi<ÍU‘7U¡7n O íd and A 'w .
una posición, )legándo.se a la conclusión de que, aun cuando la ficui Eastman, Capital and Other IVritings <>)• Ka^i Marn. pp. 321*334.
no puede tolerar que haya tales grupos, su principal conlribuclón es Freud, C iiU i:athn and its DísíonttntJ.
fomento de ios verdaderos mérito.% para que las posiciones artificial Hayck The Road ío Serfdom. (Contra la plancacióri sccial y econon^ica.)
resulten innece.^iias. Homcy, The Neurcíic PersonaUty of Our Time.
Mannheim, Man and Society in en Agé of Recontiruction. (Libro muy convin­
Ccn respecto a las asociaciones funcionales, se examinó cl ofeclo can
cente que ve ía planeación romo alternativa dcl (otalítaiismo.)
sado por la industria mecánica en gran escala en lo& significados hi$l6; Mos:er, The American Temper: Paltexns of Our Cultural Heritage. (Acerca-
eos de la democracia. Tratamos después de volver a definir esos $ip\ camiento filosófiro a los antecedentes del pemamiento nortcameriacno.)
Mowrer, Learning Theoty and Personatiiy, Cap. 21.
IS “Ser una demccrActa. • .Implica una continua redistribución del poder y Packard, The StaSut Seekers.
el privilegio, en dirección de una mayor participíirjón de las ma^as del puebki
Rie»man, The I.onely Crowd.
Implica también que el pueblo, al disfrutar de mayor poder y privilegio, dejará d« Rocco, “Ja doctrina política dcl ía$cisn:o’* en Social Reformen, de Wa.nr.er.
ser masas”. Ralph B. Perry, "E l Sij?nifirado de Mí*rar’, T ht BJucaiionnl llecorií
22: p. >60, julio de 1941. (U na explicación excelente y concisa de la cuestión )
220 VALORES EN L.\ EMPRESA EJEClíT lH 221

sensorios, sistema nervioso, experiencia nnlcrior y nna disposición o írnll


nación, i^or su experiencia anterior, el maderero y el guardabosque, lia* U objeto estético f:,'
estniclurado sus vidas de tni manera, que esl¿ii más o menos dispiie$A
percibir todo aquello que «irve *i los itilcrescs de los maJetetos o Kl objeto estético i>s lo que percibimos cuando asumimos la actitud
bo.sques. ♦•Ifftica. Sa> constituye nuestra percq>ción interna, más los eslímulos que
IKvvienen del objeto material. Ün cuadro es un ordenamiento de pigmentos
1. I-*a disposición eslélica es llamada con Irecuencia actitud e sté tl^ f formas, hecho por el artista. Puedo ver en el la imagen trazada por el
Significa que estamos dispuestos a ser estimulados ikjí* la apariencia o »l! (•jntor u otra que no intentó representar. Los sujetos pueden hasta impo-
“aspecto” de un objeto y a concentrarnus en e«a apariencia por sí nii! nrr pautas donde no hay ninguna. Por ejemplo, ordenamos una serie de
En esta actitud, estamos interesados en cómo se ve ese árbol «nidos uniformes causados por las pisadas de un caballo o por el golpeteo
maje.ítuoso, bravio), y no en el precio de la madera, la despiadada cxpfc lío las ruedas de un tren, en ritmos a nuestro gusto. Pero es obvio que si
tación de los bosques o la salud de los árboles. Por lo tanto, la actit^ ) aporto demasiado al objeto estético, el objeto material se hace supcrfiuo.
estética es diferente de ias actitudes morales científicas o practicad.:
2. £1 apreciador introduce también en la situación alrro de su c\perij|i
? a no necesitaríamos cuadros o sinfonías para darnos percepciones estéti-
hl
MH, Podríamos ver hojas de papel en blanco o escuchar un metrónomo y
cia anterior. Yo he contemplado el mar mucha» veces. Ocasionalmente! H* MipUr el resto con nuestra imaginación.
nave3 ado en él. Mi habilidad como nadador es escasa, por lo que ten|<* El objeto estético tiene irígredienles que nosotros le damos e ingredien* 'j
cierto temor a sus aguas. Cn amigo mío ]ia vivido siempre en la costi^ trs que le son propios. proporción que guardan unos y otros es un
cslá por completo en su elemento, tanto sobre cl mar como dentro de H problema que no se ha resuelto lodavía.
Ambos contemplamos un paisaje marino de olas que se estrellan contra ioi
cjeollos, un ciclo gris oscuro y una profunda marejada. luO quo él .aj>oi 1. En cl objeto estético, ya sea natural como el mar, un crepúsculo o
al cuadro no es igual a lo que yo pongo en él. Así obtenemo.4 nucslro im árbol; o una obra de arte ejecutada por el hombre, hay ante lodo un
gundo principio fundamental: que el contenido de una percepción ost^ Bcdio, v.gr., color, sonido, mármol.
ca depende de lo que llevamos a ella, asi como de lo que ella trae a no^otr. 2. En el objeto estético, los materiales del medio están dispuestos en
3. Hay otro elemento en lo que aportamos a la percepción, que es ^ cierta clase de pauta, orden y diseño. Esta es su composición. La armonía,
relacionado con cl conocimiento estético. He aquí a un hombre que lit equilibrio, ele.» son características del diseño.^ 'j'-
tratado de pintar el mar. Sabe cómo dar la impresión de aspereza de unt 3. El objeto estético, si es hecho por el hombro, usualmente tiene algo
roca con unas cuantas pinceladas. Ha dominado el arte de dar al oleajt que expresar: un mensaje, un significado, un sentimiento, alguna cualidad
una apariencia fieramente espumosa. A su lado está otro hombre que no de percepción.
ha herho ninguna de esas cosas. ¿Verán ambos las mismas cosas cu un 4. Ei objeto estético tiene un vehículo por medio del cual transmite su
paisaje marino?
contenido. Puede ser el mar, una figura humana, un grupo de tales figu­
Tomemos un ejemplo más exacto: Oo» hombres e.<itán e.M:uchando uu ras, un edificio, un friso, un argumento, períonajes e incidentes. El ve­
pieza de música muy moderna. Uno de ellos la ha estudiado por larf hículo transmite literalmente el mensaje, el contenido de lo que ha de
tiempo y el otro no. Este último experimenta muy poco, aparte <le irrit
expresarse.
ción, porque no percibe una continua melodía ni las pulsaciones regulai
de un ritmo. El primero, por lo contrario, está absorto en ella. EscucI
ritmos, advierte cierta paula en los extraños sonidos, que no le son partí* Fl acto eátéfico
cularmente extraños. Se adelanta a la siguiente frase porque conoce la
Durante ia acción recíproca enlre cl objeto material y cl observador, en
pauta de toda la composición. En otras palabras, no todos los objetos C!?té^
una actitud estética, emerge una percepción que tiene varios rasgos
ticos revelan sus secretos con igual facilidad.
Por lo tanto, cl sujeto contribuye a la f)ercepción estética con una distintivos;
disposición o aclilud, con su expe.rienria anterior y con cierto grado de 2 Ver, de Thorias Munro, “fil .‘Xnálisij de Ja Forma", Cuadrasc*tmo Acua­
pericia para los objetos estéticos. rio de (a Socícdad Xacional para el Estudio de la Educación, 1941, pp. 353-359;
y de CotshaUc, Arí and ik* Sciial Order, pp. 108*126.
226 \u-> VAI.ORES ESTETICOS 227
VALORES EN LA KMFHESA EJKi l í

La apariencia física y el medio circundante. A menos que • tras ropas y nueslra comunidad, no necesitan carecer enteramente de
ermitaños, presentamos diananiente nufislros cuerpos a un número •■ >estético.
tanle grande de espectadores. Cubrimos esos cuerpos con ropas, v hl habla. .‘Vlgunos educadores recuerdan despectivamente los tremcn-
objeto qiie así exhibimos puede ser cstctícaniente agradable o no, < ' <<fuerzos do los maestros para dar elegancia a la manera de hablar de
sivo o no. En realidad, nuestra primera impresión visual de un evtntñ'i k 1 niños de escuela. Nuestros antepasados dieron por concedido lo que
estética. $us ropas, su expresión facial, postura y modales, sc funden tojg '■ ,icología ha descubierto posteriormente: que el habla tiene una cali*
ellas en una expresión unificada de calidad. Decimos que sc ve iutelÍRr«|| It«1 eatética que conduce a juicios acerca de la personalidad.’^ Hasta
sereno, agitado, enérgico, aletargado o encorvado. < (upKos comandos usuarios íc>s negociantes prácticos, están acudiendo a
Las apariencias son engañosas, pero por el momento limitémoiií'i | I' I <»s de oratoria porque también ellos comprenden que la calidad estética
ellas. L'na apariencia atractiva es un valor intrínseco que no nrcesita ' • l.i expresión verbal puede ayudarles a vender todo, dcs<le ideas hasta
justificación. Los hombres, así como las mujeres, profieren ser atrapli»l| 1‘i tquinas barredoras.
aunque con frecuencia se lesisten a hacer el esfuerzo ní^es-ario. Ter>Mil|[ Aparte de e.stas consideraciones prácticas, la calidad del habla es agra-
cl deber moral de pre.«entar «l mundo una presencia física tan atrartH| Mile o desagradable, variada o monótona, estimulante o soporífera. Si
romo podamos. Si esto parece una exigencia excesiva, debemos al uttos deben escucharnos, tienen el derecho de esperar un ápice de precisión
exhibir tan poca fealdad como nos .sea posible. Sacrificar toda la beM^ rn nuestro lenguaje y nos agradecerán un matiz de elegancia y estilo. í>a
a la comodidad y utilidad es una especie de egoísmo, un auténtico dcipH iM¿a norteamericana, especialmente la usada por los adolescentes, cs un
ció a la sensibilidad de aquellos que tienen que vemos, aunque sólo intoma de aburrimiento con los niotlos estereotipados de hablar, pero a
por uno.s instantes. f:**ilia vida, la mayor parte de los ciudadanos renuncian hasta a este inten-
No podemos controlar los cambios fisiológicos ni mejorar en nnickl ') de distinción lingüística.
]a fisonomía que nos tocó en suerte. Nuestros semejantes tienen cl dehertíl El vestido, los casas y hasta cl habla, tienen límites de expresión. El
soportarla tan pacientemente como nosotros. Pero la apostura, el asa^ y •i r, si tiene alguna profundidad, necesita otros “lenguajes” y éstos son
la vestimenta, están bajo nuestro control, y una manera de embellecer 4 ’■. medios de las bellas artes: poesía, música, drama, escultura, danza y
paisaje es mejorar la apariencia do las personas que en él figuran. ,ÍU odas las artesanías. Estos medios tienen gran potencialidad para expresar
mismo puede decirse acerca de la calidad estética <!c nuestras casad,||» nuestros scre:» y la forma en que el mundo y la vida se nos presentan,
1. .1}
cindarios, edificios públicos y los demás objetos que presentamos a b •ií-mprc que separaos cómo usarlos.
inspección pública.
Todo esto podría decirse en cuanto a la raridad estética para
y.l problema de !a escuda y su solución
nuestros semejantes, pero hay olro aspecto de la cuestión. Nue.'trus cu«f
pos, ropas, casas y comunidades pueden expresarnos a nosotros mUinoÉ
La esvuela se enfrenta a dos problemas estratégicos en la educación
Podría saberse mucho acerca de las per.soaas, por la apariencia de M
rstctica. L’no es la liberación del impulso estético, el otro e.*' el desarrollo
casas y de los prados y setos de rus jardi<ies, si f^tas cosas no exprcsarü i'
de técnicas con las cualcí» expresar ese impulso.
el estereotipo o la moda más bien que sus dueños. Sabremos que la cdu4*>
.Sabemo.s que lo.s niños pequeños licnen el impulso estético y que no
ción estética en las escuelas es realmente efectiva, cuando lo.? individuo!
vacilan en expresarlo trazando garabatos, pintando con los dedos, haciendo
de baja estatura y complexión robusta se nieguen a usar ropas disoñíidai
figuras do arcilla, representando dramas, poetizando y tocando música.
para atletas esbeltos y cuando los moradores» de las casas s« rehu?i‘n^i
La escuela elemental puede reclamar el mérito de desarrollar esas ten­
recortar kilómetros de setos porque desean tener sus jardines decorad»
dencias naturales, pero la actividad estética espontánea parece ir menguan­
con rocas.
do a medida que el alumno llega a la adolescencia. ¿Por qué?
Parte de la fatiga que nos causan los quehaceres domésticos, cl ase® Hay razones para ello. Por una parte, las demandas prácticas de la
de !a ropa y demás taieas cotidianas, está en que exprc!«n tan poco de li>
vida se hacen más urgentes. En comparación con escoger una profesión,
que consideramos que vale la pena expresar. Es difícil ver, por ejemplo,
lo que cl Invado semanario de la ropa puede expresar estéticamente. Sin 8 O. \V. Alloport y H. A. Cantril, “Juzgando la Personalidad pf'r la Voz”,
embargo, los alimentos que tomamos, las habitaciones en quf vivinoe. The Journal o¡ Social Psychology, 5: 37-55, 1944-.
. VAL0 UE3 KSTETICOS 229
228 VALORES KN LA KMPRi:SA EJECUTII

I !-ti$cn, i>erü la belleza es irresistible, y no agradecerán a la escuela que


n.-íquirir iin automóvil, maiuencrsc en paz con los padres y evitar >omp
; lan ix'rezosa c incompetente con respecto a ella, como las mismas comu-
rcc^r ante lus Irihunales juveniles; la aclivulad estética parece trivial
rclegable. Esle es *.l juicio de la comunidad adulta, del qiie se hace e<o d ■idades pudieron haberse he- ho.
I!
IIa.«Ui aquí llegamos con el modo informal de fomentar la ncliind e^lc-
adolescente. Pero en ningxjna época de la vida ncccsita tanto ol aIinu:io ]nt
' • t en el alumno. í^i otra solución es formal, es cl períecrionuniento de
medios de arlictilar su neniosa perspectiva de la misma, como en
' hil*i> y dcMre?! para usar los medios arríslicos. Parte de esto es la en-
\o puede expresarse muy efectivamente en la vida social y económica dt
fiar.;.! de técnicas artí.-licas, como las de dibuj.ir, pintar, cantar, tocar
la comunidad adulta, y aunque su anhelo de indepenílenria es fuerte, M
iislrtnncntos, actuar, etc. ()lra parle tal vez más básica os el desarrollo de
dependencia es real y humillante.
la sensibilidad a la forma tslélica, con los medios principales de las artes.
Otra razón es que el impn]«o e?tetico del adolc»c<'ntc es tr.ii.'ionad#
De loíios los componentes de K« percepción e«tét¡ca, la forma o diseño
por una técnica inadecuada. Sal)e lo bastante acerca de Li rc.'.üdad part*
/.•star insatisfecho con garabateo.? y ficciones ínfantilcK. Las travo^urai, . quizá la más distintivamente estética. No podemos obsor\.*tr la forma
la j<‘rga «'■n que habla, la.« bravatas y retos, exprcíin íus necesidades mucho, «le ninp.una cosa sin la «clitud estética. I>os objetos reales dcl mundo &>n
mejor. Parece haber un punto crítico en nuestras \idas. en cl que ^ •iempre unidades de forma y contenido. En la pcrre{KÍóti Oidir.aria csla-
dominio de la técnica decide si debemos o no debemos continuar u«andt^ ni09 tan intciesados en los objetos reales y en su relación con !« arrción, r'
I:
un )nedio artístico. Si esc momento llega en la temprana adolescencia, it qtic nos es difícil pensar on su forma, s(*paradai.;enlc tic algún conlenido
i j c;;ififo. Cuando vemos una silla en un cuarlro. Io jn.ís probable es <}ue
lili
deduce que la educación estética alcanza su etapa crítica en la escuA
secundaria.^. vrnnio.3 la silla como una pie¿a de mobiliario más bien que como un
C n n íe n a r el impuls<.> estético ante la presión del medio es un problem* vehículo de expresión de una forma interesante para el pintor. n
casi insuperable. La escuela no tiene otra ailcrnali\a que la de ir contra Nuestros líábitos de apreciar hs fonnas qu'dan así congelados tn los
la corriente dcl medio. Las consideraciones estéticas tienen suma impor­ moldes acostumbrados de v«r y pensar. !^e convierten en estereotipos, y
tancia en la vida de la escuela, independii-ntemente do lo que esté </curriet»* para el trabajo creativo tales estere<*tipos presentan )>oca prome?a de ade­
do fuera de ella. Kl edificio escolar debe ser estéticamente agradfii>Ie^ lanto. Ya sea que bus^juemos una solución al problema de conseguir un
atuique esto signifique sacrificar algo a? utilidad, pero ambas c-xas no } réstamii, una hipótesis pira explicar una enfí'rmedad crónica o \ina mane­
son necesariamente incompatibles. Kn su apariencia, lenguaje y forn^ ra de expres.'ir nue.«iros sentimientos acerca «le un día de soledad, estamos
general de vida, se requiere que los maestros vivan imaginativanunte, rn bupca de un nuevo patrón, de una nueva forma.
«sí como sana e higiénicamente. I.as ceremonra? y rituales de la cí.-uclt De esto p.irece desprenderse que la educación cslélíca debería Cf»men7ar
deben distinguirse por <u aha calidad eilélica.’’^ <v?n un esfuerzo para fomentar la sensibili<lad a la forma en el alunmo. T.’no
Significa también insistir en la calidad csléli<a do la apariencia, len^ iV los nu'lodob para hacerlo es la práctica de abstraer la foima de ?u con­
guaje, porte y comportamiento del estudiante. Aunque Ja vida pueda o tenido. para tener la sensación de su autonomía parcial. Por ejemplo,
no ser hermosa en cualquiera otra parte, debe serlo en !a e*cuela. Si 1«! pufdr dísp.jnersc un núm< ro de círculos de acuerdo con su tamaño, color,
forma es injjiortanle en cl canipo de fútbol o cji la canchr de ten:?. ¿l>or] ¡>oslción y cualquier combinación de estos elementos. Añádaníe tmos
qu<' no ha do seiio en otros aspectos de la vida csíjolar? cuantos triángulos a les círculos y el número de figuras posibli's aumenta
Tcdos eatos esfuerzos pueden .ser subvertido? por vi medio ajeiio a enormemente.
la CRCucla, peto los educadores se inclinan a de«e«tjmar liarer.invnte La :n'jsi<a nos da rci>efidos ejemplos dt; la multitud de paittas en que
anhelos permaneries tIe los seres humanos. Muestras frimi»nidade.s ]iuec^n pue<lcn <IÍ!iponer<e unas p«*ea.«i nota?, varinrulo el tono, tiempo y ritmo. l/>
parecer indiferentes a lo bello, tal vez tengan que serlo o í)lamí'nt«‘ lo mismo ocurre con los volúmenes y espacios en la escultura y arquítcclura,
y nc me*m« corj las pa^jl'ras. Pero se requiero una expf’rimentación
5 Vrr. t!e H . S. Broudy. “.Msunos debcrci t!c una teoría de £diirr.<i<^n Ej*
tétita*'. Educationai Theory. 1:3, novicnibrt de 1951, pp. 190*198.
H I,-.:-' :t«re raparic’ad crcativa. la qvift a su ve2 demanda lo e,ue « ha
Sin que so.i catastrófico, no deja de ser un tanto ¡nc^'n^ruenle i.- ;' dc«|
rn cl cstumant*? graduado la idea de la suprema importancia del doctorado, y en J'oniado “j;«n*a;ii:''f.to divergente” y “ ílcxUjilidad de reacción” . Ver "Las tres
/ases dcl intelecto'*, de J. P. Guilford. en T hf Amfrican P.^yckoloB¡¡t, 1-1:8, agosto
segui'Ja hacerlo que Mutcntc su examen profcíional en una oficina pt.»lvti¡!-.'.’a o
dr 1059, pp. 4SQ-4:í*.
e:i un saióv» c?c juntas devirdcnado.
230 v a l o r e s E ST E T IC O S 231
VA r.O R E S K N LA EM PUKSA EJECl

consciente con las variaciontó en la forma, para hacer senslhlr ni cslutÜal -'i repa-'Amos los rasgos y elementos de la percepción estética, vistos
le a las ]»oslbilúla<!í-s He Imcer combinaciones íonnilcs. ‘2 . 11 primera parte de este capítulo, difícilmente esperaremos que lodos
La expcrinícnlación con la íornia con<h>ió a Li confianza par í mmí i. •-J'íervadores reciban la misma impresión de una pieza de músl:a, un
pularla, y c .'í I c c s cl primer paso on la producción crca*iva de ohJ<t<n ,h .. poos:a o drama. Esto se debe a que una parte muy importante de
estético?, llabieiulo cierto dominio de la forma y algo que e\prts.t¡. '■ j»-r!Lpción rs lo que cl sujeto estético aporta a ella. Las distinlas reae*
cueslión de la técnica no presenta un proldoi.ia educativo csyjerin't u al obj'íto pueden eítcluarse en uno, o más de varios niveles.
difícil. La técnica en sí, puede no conservar <*! impulso e.^tético ni iU| ¡‘‘'rcepción de la caliSad semoria estética. Veamos una buena copia
]nos siquiera dominio sobre él, pero los alumnos no se resisten a la . t.,lores tiel Granero lilancOy^^ de Georgia O'Kcefe. Es un granero
nica cuando tienen algo » >tético que crear. i'[gado y de poca allur.i, con paredes blanca», techo negro, una estrecha
Lo menos que poilcnios i>edir de la educación general, cs que nos h I de ciclo azul encima de él y otra faja igualmente estrecha de verde
alguna facilidad para matiejar Ins formas, y fccnica suficiente para Ii| - I rente. Hay dos huecos azulados en la pared, una pequeña puerta y
ccrlo. Esto está muy lejos de la com{>etcncÍH profesional pero es el mir.n . I \cntai.a más chica aún. ambas azuladas. Frente a las dos grandes
para el conocimiento estético. Poder escribir un poema, actuar en \u ttas hay unos cuantos peldaños amarillcnlos.
obra teatral, pintar o esculpir, tocar un instnunenlo musical, debería n Kl ciclo, cl \erde césped y ol techo son de fírme# colores lisos y prác*
part". de los conocimientos oidinaríoa de todo hombre educado. Kl qi I imente sin sombras. Tomados separadameii'.c, los colores son agrada-
esta conclusión nos p.irezca inaudita revela cuán descuidada está l.-\edt ' •: un blanco límpido y deslumbrante, azules suaves y ricos, verde y
cación eslélica en nuestros tiempos. "larillo brillantes. Ni un niño de cinco años podría pasar frente a esta
1 llura sin quedar impresion.'ido por la simple apariencia, la calidad
útica, de los coiorc-s.
Niveles de apreciación estética ‘ Hay también formas en este cuatlro, formas muy sencillas trabadas
• :i lincas rectas y que, »in etabargo, líencn una calidad de gracia general.
Además de la expresión crealiva, la escuela sc oi;upa, naturalmente, Veamos ahora el cuadro IHjas de la Rew lución Norteamericana, de Grant
de la apreciación. Por apreciación se entiende a veces:
Wo*)d.‘^ Toda porción do color se ve desvaída y op.’ica. El retrato en­
arcado de Washington cruzir.do el Delaware cslá pintado en grises
1. Lvaluación en el s/'ntido de crítica. V.gr., «mo aprecia un jK>vinl'
■rite. Kl color de la piel de las tres rnujerefi cs pálido y atezado, sus ves*
cuando puede medir sus inéiitos según cierta nornivi.
• «los son de colores igualmente pálidos. La calidad estética de eslos
2. Apobación general, como cuando sc “aprecia” la geometría, ei
colores ts casi la opuesta a la de los del cuadro de O ’Keefe.
juego limpio o la democracia.
Las formas son Igualmente opacas. En otras palabras, las cualidades
3. Tener una intensa sensación de jilaccr o excitación en prcsrnf la dei
M-nsorias no son particularmente agradables, ya sea que sc las tome en
algún objeto artístico, como cuando uno realmente aprecia una slnfoníi
detalle o en conjunto. Kn cambio, la Mujer con Plantas dcl mismo pin*
concierto o representación.
l->r,*5 tiene una gran riqueza de colorido, todo él agradable sin ser
Kl primer significado tiene un .cilio en la educación estética jwrque’
sería de esj>erurse que si hay una diferencia real entre cl arto de buena ílcílumbranle.
y de mala calidad, ei alumno pueda a la larga descubrirla. El segundo’ Es más difícil hablar ron palabras, de la calidad sensoria de la música,
significado es demasiado vago para ser do utilidad en la educación t-«té»! |)cro la describimos como dulce, áspera, flúida, placentera, excitante, tran­
lica o de cualquiera otra clase. El tercer significado es pertinoiilo a la quila, rica, ligera, etc.
educación e.«tética, pero la intensidad emocional es con fre<'uencla ftujrión Kl objeto de estas ilustraciones es indicar que la percepción de la
de factores distintos al objetivo estético, como la fama del ejecutante o calidad serííoria es el orden más M*ncillo y fundamental de apreciación
artista, 1h calidad social de! público, la ropa que $e lleva, la persona que estética. Lo»» matices de color y bs formas se perciben casi como son por
nos acompaña y basta cl precio de las entradas.
IJoswcll, Modirn Arntriean Painting, p. 124.
12 Sobre c*tc tetr.a de ta fcrma y alguno» medios prácticos para detarrollar' M iii:ia ohra, p. 66.
la sensibilidad a la misma, ver T ht Sew A rí E áucathn, Cap. 4, de Pcarso». f 15 M iír.i» obia, p. 67.
233
232 VAtOKES EN LA EMPRESA EJKCCTI t os VALORKf K STK TIC O S

lodos los obscn'adores con órganos sensorios y cerebros normales, varían gradualmente desde las manos al tiesto ilo flores, .il camafeo, a la
re !a mínima canlidaH He aprendizaje. -.ira. El azul verdoso de) cirio se repite en el cuello del vertido y en las
Hay sin em!)argo una diferencia enlre nolnr que un taxímetro |i!mtas. K1 bordi- elíptico del tiesto de flores se repi’-' tu la .'lipse más
marcando con un chasquido cada kilómetro que recorre y ob«^r\ar quf alargada de las manos que lo rodean.
produce esc chasquido incxorablfmente. Hay una difcreticia entre dcfW En música también existe la <*stnirtura de la Kn^a nielúdíra. la pauta
que el cíelo es nzul y decir que es deslumbrantemente azul. I-n ostéiic# tíf} ritm«^, l.T rej>cfiríón d<? temas y variariones, y l>»i tr.ntrastes de tono,
dt’l chasquido es la “ inexorabilidad”, la dol azul es el “desiunibraniiento^ Nolumen y timbre.
Se iia sugerido que ioá colorea, sonidos y formas adquieren una calid Por re^la general, no analizanjos deliberadamente el diseño de un
estética cuando nos recuerdan lo que es importante para la vida misnMM objeto de e.»ta manera, pero tarii]>oeo lo perri!)ímf s ivn s<n«*íila r ing»’nua*
I^ s percepciones de lo áspero y lo suave, lo blando y lo duro, lo rogulM iiirnte como adverfimos l.i calidad sensoria fie li>« elementos por separado.
y lo irregular, lo limpio y lo sucio, lo equilibrado y lo dcscquiltbnulo: Kn los ciem)j!os que hercios usado, la estructura de eada enadm como
todas ellas caracteríslicas de nuestras transacciones fructíferas o estéril un todo, se comprende con bastante facilidad porque í \ is vehictdos nos

con la naturaleza, y las advertirnos “naturalmente'’ con interés.*^ ion familiares. Graneros y mujeres, como objetos reales, tienen una unidad
No poco goce se deriva de la simple observación de e^^as c a lid a d ^ propia. Otros discno.s no encarnados en objeto.^ familiares, pasan inad­
estéticas, cuando son agradable.*». Cierta música es una sencilla suresió vertidos fre< uentemeiito por el obsiTvador. a menos que de manera explí­
de notas agradables que se disfruta como tal y nada má?. Kdnrativamen cita les pr«>ti; r>,!uieión.
no hay m\Jcho qué hacer en este casí>, exrepto poner al alumno fr^-nte Hay un sc-itido er. el que el espectador no debería prestar atención,
objetos estéticos en gran variedad y animarlo a observar las formas, porque si ti luadro da una impresión unificada, e? por \iríud «le .'■u
res y soni«los que nunca habrían ocurrido si no Ioa hubiera creado aljiu compo«lci«>n. l-a ruoítión es que e) o),»scrvador reciba una impresión de
artista. Naturalmente, cuanto más pueda crear el alumno nusmo. mi ur^idad e&télica más bieti que de alguna otra cla^>. í ’or ejemplo, la M nj.'r
probable es que desarrolle U3\a disposición .sicilúgicd para observar It* ccrt Plantas no vs simplemente una mujer que se dc?‘laca en un fondo
variedad y riqueza de las calidades estéticas. lural. Ese es el vehículo con el que el artista trati de tran?milir una
Percepción de la fornm estética. Todo objeto de arte tiene í»lgú impresión estética, jn-ro bien pudo ha!>cr lomado una fotografía de su
diseño o estructura que Hga las calidades estéticas de sus elemcnl<.»s. «ífldre y logratlo el mismo efecto, si todo lo que irtentaba mostrar era
el Granero lilanco, la faja de ciclo guarda proporción con la de verw*
una mujer dcstacándoí-e en un fondo r\iral.
césped. Los cuatro pararrayos están colocados simétricamente. El techí
En pinturas que contioncn objetos fácilmente reconocibles, como flores,
negro haré un vivo contraste con la blancura de las paredcjt, do*
de.<nudos y paisajes jnarínos. hay el j)eligro de (jue t.< io lo que se origine
grandes puertas están en equilibrio, pero la i>equeña puerta y la ventana
sea cl reconocimicnío del vbjeto má.*! la obsí'rva^ión de .'•us cualidades
a 1h izquierda impiilcn que sea un equilibrio geométrico sin prado. U
sensorias. í’or lo contrario, en muchas obras de arte mcdernas, el diseño
Manco de la pared se repite en cada uno de los ciiatro pararrayos.
es tan complicado que el espectador no logra i-ncontrarlcs ningún signi­
FJ diseño de las Hijas de la Retoiución Norteamericana es casi tan
ficado. l.xs muestras de desagrado que reciben algunp.s obras itiodi rnas
interesante como su colorido. Aunque la pintura es un rectángulo bori*
son oca-jionadas por lu f!ii>tración del espectatíor, qtio bu«’a un objclo
zontal, la mayor parte de las líneas y conjuntos acentúan la verti-.'al.
familiar como clave de la i-'^tniclura dcí cuadro. De manera ^im¡lar.
Hay equilibrio enlre las dos figuras a la izquierda y la otra, más U|
un cuadro que tleforma grantlemenle los objetos familiares, como sillas
mayor parte del cuadro del paso del Dclaware, a la derecha. Hay un*\
y íif-'uras humana'*, conduce al obscrva<lor a coiu.ontratíe en la deforma­
especie de ritmo en las tres caras con uná expre.sión casi igual y el mi'n»¿
ción más bien que en lo tpie el artista tenía en mente. M ?er reprendido
color de piel.
por el artista, el observador inexperto siente como si se le estuviera liablan*
En el cuadro Mujer con Plantas, la figura central es, por «upiiestoji
do en un idioma extranjero y luego se le llamara torpe por no encontrar
la mujer. El contraste entre el colorido de las rliversas partes de su ves
tido se prolonga en el color más suave y desvaído del fondo. Lf»s rojf>s*' pies ni cabeza a lu que se li* dice.
Llegamos así a una fa-íc de la apreciación que ivrjuiere in.strueoíón.
16 Ver la nota 8 al p;e de la página 227. Si el alunmo ha tenido experiencia etj hacer diseños de muchas chases,
(

í
234 VALORES ESTETICOS 235
VALORES EN LA EMPRESA EJECirTIYJ

aprenderá más facilnjcnle los qiie soan realmente creativos. Pata himno vea o escuche nada, (.xcepto Ifcs ]U\:tas y agnipamiento comunes
carecen de adicslramicnto, nada hay que sustituya n una biiena orien­ i.unitiares.
tación para ver y escuchar. K1 solo liecho de ver cuadros o cwuchir Las arles n.odernas y más abstractas pue<len ser timadas con ventaja
piezas de mú$ica no es la panacea para toda ignorancia estética. Igual el estudio de la forma c^letíea, por ser tan iirominente en ellas el
mente dudosas son las afirmaciones de aquello*» que temen que aiiali/.ir rito formal. CtJando lo que relata un ptx'ma e.-5 demasiado prominente, I"
una »l>ra de arte es destruir la sensación que se del>ería obtener de cllt. .. ■en E tY iftg fU fí't, * 5 difji.il prestar .''lenrión A ningunos otros elementos
Las sensaciones que el ignorante obtiene pueden resistir con provr-rlto no sean los má*» si'breDalienles de la forma, como la rima y el ritmo,
una buena dosí^t de destrucción. Quienquiera que haya asistido al en«avo cdgunas de las poesías moder;ias “el relato” está tan bien oculto, <iue
de una orque.^tH sinfónica sabe que las subsecuentes audiciones son enoi*
memente dUlintas de !a primera.
f«.rma emerge como la co^a mó.-' inurcsiuUc de clins.
Pcrc€¡>ción de It si^nificodón.^^ Ln el análisis de la percepción
I'
Ningún comjx)5Ítor crcc que haya atajos que acorten el camino n li •' ‘loa !=e obst'rvó que la percej>ción tí.» incompleta a ineno.« que los di*
mejor apreciación de la música. Lo único que «e puede hacer por quien . elcmí'ntos se percibieran -omo un . unidad de vnsación, fignificado
la escucha, es indicarle lo que realmente existe en la mvisica mi>m’\y imagen. Ks la forma la que da a la obra de arte su unidad estructural,
explicarle razonablejnente el cómo y el porqué de la cuestión. El oyenti .1 fi el ailisla tiene éxito, esta forma .«''rá p-.-roibitla también como una
debe hacer el reslo.^^ • !:• idad de sensación y significado. Kl f->njuntc- dcl cuadro, el del poema
Una vez que se ha pasado de lo simple, obvio y familiar, ya sea e I «!•• drama, producen cierta s«.'tisaciúti que pnrcxte eslar en Ja propia obra
poe.«iía, literatura, música, pintura, arquitectura, etc., el objeto estéli il arle.
demanda estudio. lUlo no quiere decir que sin el estudio el ob$er\ad ÍVtainoí ahora en un terreno etí el q u e « más f^cil disentir q u e conve-
no pueda tener alguna ciase de ímpre.«ión, sino que pu^de ser una i r. ¿Cuál es, ])or ejemplo, la hensación í^ÍKn’f'catiA'*. del Grnnv'O Blari'
presión muy pobre, en comparación con la que podría lograr. Si yo dijera que se sentía “brillant'.'V.-'nle seteno”, ¿podría obtener
Ksto no es pedir el análisis gramatical de Ia¡» obras de Shakespeare . ' . i.laniii'nto de otros obserNftdorea, el de lor críticos o el Je los pintores?
de Keats, el análisis gramatical no es la búsqueda de un diseño. Pero .al voz no mucho. Sin embargo, un? vez que se ha sugerido este signiíi*
quienquiera que haya tratado de crear algo, desde un gallinero hasta una . oirás peii^ nas podrán encontrarlo sin duda en el cuadro.
trage<Ha, sabe que la parte más difícil de todas es el diseño, que es la importante observar que ruando liablamos acerca del significado
que da sentido a una obra de arle; sin él, un objeto e?>tético es insensat- ilel cuadio, no queremos decir “aquello en que este cuadro le haga pen*
y la instrucción quo no busea el diseño so aproxima también a la .r". No es una mera asociaeiún de ideas despertada por el objeto. En
insensatez. calidad, si un objeto de aite nos p-jne a i^íjisar. Jo hacemos nie<l¡ante la
¿Cómo fomentamos la sensibilidad a U estructura formal de los ob\ «ríitud <;átét¡caj )icn?os abartdonado 'J objeto y segiado nuestro propio
jetos de arte? Aislando la forma, del contenido. Esto se aplica tanto a ^ : iiis.o. Si un granjero, al ver el Granero ¡ilanco, comienza a prrguiUarse
la fase de expresión como a la de impresión de la percepción csiéticaT cuánto costaría hacer uno semejante, y de aüí pasii a calcular cuánto le
i.'.&taría pintar su propio ¿’ranero y termina j>or deci<lir que quien cons*
Tal como en lógica nos hacemos sensibles a la fornja de las proporcioned|
;ruyó el granero no cía, en primer hipar, gran cosa como carpintero:
sustituyendo las palabras con símbolos, para que los significados de las
puede agradecer al .uadro un interesante curso do pensamientos, pero
palabras no nos estorben; así en el arte teneníos que abstenernos de los
elementos t»o formales para discernir la fomíS. \ no una percepción ebtclica.'^
La inteligencia y experiencia anterior del alumno determinará cuán
18 ViT "F.l significado en ía mú>Íf.V’, de .Tohn en A M o Jtrn Book
complicada y sutil ha de ser la forma que pueda comprender. No hay o/ Hiihetics, segunda adición, pp. Q58 -82, de Radcr, lomado de Meaning and
justificación para demaiular del alumno más de lo que le sea pcisible dar, ’j 'ruth in tke Arls, Cbapcl JIÜl, 1916,
W r.ion Lee cncoiuró en Mustc and lis Lovtft, que cerca de U mitad de
ni excusa para demandarle menos. Lo imporlanle es impedir que la
percepción so convierta eji un estereotipo que haga casi imposible que

Aarcn Copland, lo I.ifU n fcr tn Afuste, Nueva Y o r tj McGrav.-nill Sus ir.er.tcj ic apartaron ficcicntemerAe de la »rt«siíca, pero sabían cuándo le
Book Company. Inc., 1939, p. 13. aparial>.’»n. ¿Cuánta divagaijión e» jwnniilble antes de que la percepción deje de
VALORES ESTETICOS 237
236 VALOURS E N L.\ E M P R E S A E J E L L Í I

H»', liabicn«l«> dominado el “ lenguaje" de las diversas artes, dl.<cetnirá


Pero, cu términos generales, el clemcnlo signiíicalivo ¿A Crnnti^
f ' ijU'o necesita en las grande*» obras de arte que liombres y mujcre.-í con
Dlanco no es prominente y quizá no muy importante. Es una intorcsanli
I lohmda. cuidadosa y cultivada experiencia, han encontrado significativas.
estructura fornml que atrae la atención, dando una impresión seusoHl
unificada. F.n cambio, las ¡lijas de la Revolución Soriratnrrtcona es w Puede la escuda cultivar y mejorar la e.vpresión estética del alumno?
cuadro cargado de significado, no muy agradai))e }>or cierto. Si quitanM ■•.i=-5tro análisis de los componentes de la percepción estética no está
al cuadro la sátira ¿queda mucho que nos interese en cuanto a fornwi f ’ stitiaoo a servir de manual para los maestros de aríe y música. Debe,
calidad estética? Este no es un cuadro hermoso pero transmite una SíMíí*, 1 embargo, mostrar qué comjwnentes de la percepción c^-tétlca se pros-
ción significativa, una sensación unificada que ha sido expresada cti un| • . a la instrucción y la clase de instrucción que da alguna promesa
disposición formal de material sensorio. En la Mujer con Pl(in(ai^ la srtk éxíio.
sación que obtengo es de simple vigor, de sincera fe, de dulziira y vuloí
sin espeetacularidad.
y educación eslétíca
Este elemento de significado es el mé% difícil de captar para los pro*
cedimientos educativos. Podemos señalar la calidad sensoria y ex})crti
K! análisis de la educación estética hizo hincapié en Ja e.xpresíón
mentar con ella. Podemos discernir la forma, indicarla a otros y crearli
irtíslica como clave de la impresión estética. La última es tal ve/, la
para nosotros mii-mos. Pero la sigJiificación no es cosa que podanm
nuU importante para la educación general, porque aparte de los profe-
indicar y tener alguna seguridad de que será discernida. Y si yo dig*
•tonales, no muchas personas se dedican seriamente al arte en ctialquier
lo que se dchería percibir en cada caso, ¿no se pierde el objeto de
educación estetlca? í->rn\a. Para la mayoría de nosotros, lo» más elevados valores estéticos
Los alumnos que tratan de expresar algima sígniíicjjción de sentimien* tendrán que ser realizados mediante Ja creación de otras personas. Pero
tos en forma artística, serán más susceptibles a verla en las obras di ¿a qué nivel debemos apreciarlos?
otros. Probablemente la mejor educación para la impresión estética €• .4rie popular. Se observa írecuentf’mente que nuestro nivel de apre*
la expresión estética. Apreciamos lo que hemos tratado de hacer cuando ilación cítética es bastante bajo.^* Somos particularmente vulnera­
lo vemo.*i realizado por otros.^*^ bles a esta acusación, porque en nuestra cultura los productos estéticos
La significación que hayamos de advertir es probablemente una fun* fsltin expuestos a ser fabricados para un consumo en gran escala, lo que
ción de muciios factores. Ei primero e.s el ohjcto mismo. Puede liacef (1.1 por icsultado un conjunto de arte comercial al que llamamos popular.
el significailo tan obvio, claro o poderoso, que ruidic puede dejar do verl«, y.ile ¡techo tirne dos consecuencias inmediatas. Primera, )a obra »)e arle
como en las Hijas de la Revolución Sorteamericana. Puede atenuar el (Kipular debe catar dentro de la comprensión de las multitudes y ajustarse
sigjiificado, pre-sentar uno ambigijo o uno muy sutil. h| a sus ga!!>tos; el mínimo denominador común es el blanco a que debe
ajiuntar el artista. En segundo lugar, las obras que no son populares en
Otro factor es el nivel de percejx-ión del observador. ¿Qué tan t o o i^ l
pilcada y sutil es? ¿Qué tan profunda es emocionalmentc? ¿Con cuánti Cite sentido tropiezan con dificultades hasta para naccr. Los artistas
M'ríos también tropic<:an con dificultades, a menos que logren iiamar la
vehemencia anhela la expresión? Esto debe lener«* en n»ente en la i du^
cación estética de los jóvenes. Bien j)uede ser que algún arte no sea atención de los conocedores. E-stos no pueden remunerar ellos mismos al
adecuado para ios jóvenes en espíritu, experiencia y edad. Sin embargo, artista, pero aíorlunadamejite bny quienes pueden hacerlo y lo harán si
debería haber una progresión en las necesidades artísticas dcl alumno. su “ reputación” queda bien establecida.
Sus .«entimientos a los 15 años deben necesitar un modo de expresión rs'o hay nada de malo en el arle popular como tal, a»í como no lo hay
diferente del de los que tenia a los 10. La escuela sólo pvicdc esperar en el caramelo en sí. Pero si el caramelo sacia el apetito del niño hasta
el punto do impedirle tomar una alimenlación nutritiva, hay algo de malo
C
»cr estética? Mientras algún significado o mensaje sea v¡t(o u oído, como en el. en í u c o nsum o de caram eJoíj. K1 arte popular se hace sospechoso si
cuadro o en !a mCisi^a, )a percepción es estética; en el mon>cnto en que nuestra
conciencia deja de conccnirarsc en !a obra de arte para fijarse en lo que
L'r.ix cxpuji<*ión más » mcii'S típica ce e;ta queja puede v-srse en “ ¿Es
sugiere, quedamos fuera de la percepción estética.
iiufíítro bunibre común dcir.asiado (•cmúni'", de Joscp.H Wood Krutch, rn 7*Aí
20 Aristóteles dijo: “Es difícil, si no imposible, que quienes no obran sean
buenos jueces de las obras de otros”. PolUica, ISHCb 23. I Saturd.iy f íít ieu- ?•>; 10 de ct-oro de 1953, pp. fi y ss.
238 \ALORES ESTKTJCOS 239
VALORES EN JA EM PRESA EJH

eRtereolipa c\ guslo y In pírccpción y liacc muy tlifícil que el indi; o movimientos corporales. Lstas normas son baslanlc objetivas en
disfrute lo quo ncfcsita y lo quo jKKiríu realnícnte disfrutar. ' • jiii* ri'specta a la opinión de los expertos en la materia.
Estética y artjsticam«'ut*', ol arle poj)uInr es demasifldo baladí 2. t^onnús formales, con lo que se significa el grado de éxito alcan-
diiríir murho. Una canción se nmnlicne en el dcsíilñ do éxitos durnnl* nm» • ■' • v.i composición o diseño. Muchas de las reglas de arte tienen rela-
cuantas semanas y dcspucj; ti)dos se fastidian de ella. Ciertos [m'nfH • < II ron e^tos requisitos formales del diseño (annonía, equilibrio, contras-
de películas están de moda jwr algún tiem]>o y 1u c í :o desaparecen, l^iliip I'. luiidud en la variedad). En esto también e.<tán bastante de acuerdo
que son ios más vendidos este año, son olvidados al siguiente. De cu4 m t i'\{K‘rtos, aunque los innovadores están siempre desafiando alpunas de
en cuando so revive utta vioja touftda para una mieva geucraciói\, ú • «I ■xcylas y abriendo así el cambio para nuevas tendencias de diseño.
otro momento de popularidad y su hunde de nuevo. 3. Normas expresiv<is, con lo que significamos el grado en que el
No es sorprendente que así sea. Tome usted cualquier canción p o p u ._ ' Sji’to artístico da al observador un mensaje en términos estéticos, acerca
La melodía es pegajosa pero simple. Si la oye dos veces la podrá c A n lf • Ja vida y a realiilad. Aquí es mucho más difícil definir o encontrar
usted mismo. El ritmo es preciso y contagio.‘so. La forma de la caneión U objetividad.
populariza en «n período delcíminado. t i sentimienio o tcshura es Cuando decimos que al alumno “ debería” gustarle más Beethoven
mentó identificadle: amor aleare, celoso, anhelanlCt desesperado, l.ua b s canciones populares, o que deberia gustarle una canción más que
rístico y traicionado. La lírica es simple, franca y usualmente predecil I tr.i, ¿qué estamos diciendo en relación con estas tres clases de normas?
Hay excepciones; en cada período hay quienes pueden conquistar Usualmente, el maestro o crítico de arte competente significa que las
mercado popular con ohras más fólidas. Pero en general, el arte p o p u » tfbras de Reetlioven tienen una complejidad de diseño y un pulimento
demanda tan poco de quien lo aprecia, que produce muy poco cainM| iccnico que las coloca en una clase muy superior a la de la canción
I opular ordinaria. Hanúet tiene un diseño y un pulimento técnico mucho
en su experieneta. y esta os una definición aproximada })cro no inadÍi
cuadft de lo trivial. complicado que una película de vaqueros. Kn general, las obras de
■rtc completas son más importantes que las simples, aunque hay compo-
Podemos estar seguros de que si >=■1público norteamericano oyera siil
'-'iones musicales y cuadros tan intrincados y dieslrame.nlc ejecutados,
música sinfónica o de ópera durante, digamos, cinco años, ciertas pof
que parc-cerj no ser otra cosa que ejercicios de complejidad y destreza.
ciones de esa música .se haríari “populares”, en tanto que otras parMl
Cuando la complejidad es dictada por el tema mismo o por la complejidad
quedarían para los ‘'conocedores'*. Las partes que se harían populaPü
(le la percepción que el artista está tratando de expresar, es cuando se
serían aquellas con buena melodía, ritmos fáciles, y clara expresión ^
convierte en medida dcI valor de un objeto de arte.
lo que la mayor parte de la gente siente. Tenesmos ahora esas piezas clási­
cas favoritas. - Si el alumno llega esjxjnláncamcnlc o con alguna persuasión, a pre­
ferir la clase do arte que rl maestro considera buena, no hay, por supues­
Para la escuela, la elección enlre el arte popular y el serio es i«*
to, problema didáctico, pero rara vez ocurre a^í. En lo que al sujeto
fluida i>or el hecho de que el arte popular no necesita instracrióa fornnl
indocto concierne, hay poca concordancia enlre U excelencia según las
para su apreciación, mientras que el serio sí la requiere. Con.íecucnte* normas formales o técnicas, y la excelencia según la norma expresiva. La
mente, uu programa de educación estética que no intruduzca al alumoo concordancia crcce a medida que el conocimiento aumenta. Si este prin­
a la literatura, música, pintura y drama serios, es un desperdicio indcfen* cipio es falso, el problema de las normas en la educación artística desa­
dible del tiempo del alumno y del dinero de contribuyente. parece. l a labor educativa es, por lo tanto, ayudar al alumno a apren<lcr
Arle bueno y m<ih. ¿Podemos baWar razonaV>Umente de arle “bueno** a disfrutar el arle que exprese los más complejos e importantes aspectos
y ‘‘malo*’? ¿PoJemo> insistir en que nuestros alumnos “del>orjan” pro­ de la percepción, especialmente la clase de j>ercepción imaginativa que
ferir un objeto de arte a otro? no es proba!>lo qre encuentre en el curso de la vida ordinaria fuera de
Ksins cuestiones pueden ser más fáciles de manejar si dístinguímfli escuela.
1.1
tres clases do normas arlístieas. Uay dos maneras de abocarse a esta labor: Una es «I método directo
que trata de descubrir al alumno la i.vtructura de objetos de arle cada
L Nftnnas técnicas, con lo que significamos las normas de destreia vez más complejos y sutiles, como medio para disfrutarlos. Para hacer
en ía ejecución de tval)ajo arti^lico. fn <■! uso de pinturas, sonidos musi* esto {Vedemos;
240 VALORES EN LA EM PRESA E JE C ;i;í|
» U.OHKS ESTÉTICOS 2-U

1. Comenzar tksdc temprano y scg^iir hasta tarde, akrstantío la


»’" r roíjslfiuiint»'. ro c.s argumento decisivo contra una obra do aitc,
prC'iiiSn cn.'ativa en tantos rncílios como sea posible, para que ésios > ;•
,.!• no sea aprj'ciada inmediatamcnt? por el alumno, ni de ello se
siendo “leupuajcs’’ naturales para el alumno.
^we no debería cí-tar en rl plan do. estudios dcl mismo, ya que
2. Alentar la cxperimemación con la forma para lograr que la . 'll
I <!•• ( Star desempeñando una función más amplia en la economía tclal
luil estética ííca fácil de asumir, y hacer al alumno sensible n Ja forma fu
' ‘ >ida, que la del ^ioce inmediato.
los objetos estéticos.
' 1 e>tos principios son seguidos fiehnenlc |K>r maestros (pie han tratado
3. Utilizar una gran variedad de actividades y objetos estéti-^os j>An
miamos de realizar sus posibilidadt's estéticas, poca ítecesidad hay
mantener en el primer término de la conciencia dcl alumno, las infliiltHj
•.iiocu[<arse poi las rioim^ts, |>oTqu(!:
posi-bilidadca de creación catctíca.
4. Introducirlo gradualmente a productos artísticos m is romplfinl,-
1 I.as normas serán gfnuiras, lo que significa que no frrán impues*
y sutiU-s, para ver qué impresiones estéticas puede recibir. j
|fir el miestro. j>or la taquilla, ni siquiera por ios críticos, sino más
5. Demandar e insistir en que el alumno pmehe la percepción
' I? por las necesidad'» en clesarrollo del alumno mism(».
tica que requiera tanta inteligencia, observación y discernimiento, coiM '2. Al alumno no s^*lo le «pistará 1<> que le gusta, sino también sabrá
sus realizaciones anteriores indiquen que es capaz de !ener. ¿ I .|ué, y cítc es el primei paso para llegar a ser uji conocedor, que no
I,a segunda manera es indirecta. I ’na razón muy sencilla de que ii'i'is ijue tener un gusto inteligente.
no podamos reaccionar secún lo requiere la lectura de Haniiet, por eji tn»/ No ntcc‘iÍtamos pr<;Ot.uparnos jx»r la falta de entusiasmo por los
pío, e«i qu(; no tenemos el nivel de percepción que esa obra representa. liOi' I icos en cualquier campo. Si la percepción del alumno es lo bastante
temas de amor y coníHcto que hay en Ilamlety los encontramos cu casi tod* i'lura para nycc>itar esa forma de expresión, la apreciará,
obra de arte» pero ¿qué adolescente ha pasado e)i su vida por la claí* liemos hccho hincapié en los aspectos más intelectuales de la educa-
do amoi y conllicto que Shakespeare trata de expresar aquí? ¿\o « ; estítica y no en KíS emocioitales y de actitud, y las razones que tcnc-
el idilio del **jovcn que conoce a la joven” de las películas corrientcf, j»ar;i ello dclxírían ser ya cr.tcramentc familiares para el esludi.mte.
historietas cortas o canciones populares, mucho más expresivo de \a /i'pcctos envxionalí s y de actitud, de la i>erce|)ción estética, dependen
que el adolescente normal siente, que Ífamleí o Trislán e ¡sóida? ¿.No i.uulcmcnle «le ptesiiuics culturales que eatán, en s» mayor parto, fuera
expresa adccuadarrtetile la película dramática, las j>rucbas, tribulacionc* rl control de la escuela.
y jrinnlos del ama de cosa común y corriente? ¿No son, por lo tar.to^ Ksto significa que los rrifuerzos de la escuela durante doce y hasta
osas obras de arte funcionalmente “mejores” que las óperas, siníoníai, •torce años, no pticden ^aranti/ar que los hábitos formados en ella sean
dramas y cuadros, que laa dejan desconcertadas o indiferentes? ^2 • ipaces de resistir I i presión social. l a profesión, la familia, los amigos
Una función de la educación cstctica y acaso también de la general, c* , la comunidad en general, pueden contrarrestar mucho de lo que la
ampliar y sutilizar la percepción dcl alumno, sustituyendo las obras d« •ruci.< ha logrado, 3Vro .«) Ja escuela es fiel a su futición, deberá pro*
arte que conoce con otras cada vei mÁs complejas y sutiles, hasta hacer quf^, '•íl«‘r teniendo fe en que lo« Jiábitos de la inteligencia buscarán una opor*
necesite <Je estas últimas para expresar esa percepción. Eíi otras palabraij I ífudad de ejfrcitarse, y a Ja larga, en circunMancias favorables, modi*
¡fuinlet puede no )>roílucir la debida reacción cstcti:a en un ahiinr.i dd í'iarán la cidtura para que sea menos hostil a los valores que la escuela
último año de secundaria, pero si este hace »m verdadero esfuerzo por proírsa.
coiiiprenderio, puede ampliar su percepción de manera que el amor, el
conflicto y el deber, adquieren un significado mucho más complejo <K1
I.OS VAI.ORES ESTÍTICOS COMO INSTHt-MENTOS
que lian teniílo en su propia experiencia directa. Todo aquello que con»
tribuye al eniiqutcimiento do la percepción en la escuela, asienta lc»<
cinuctUos pava normas estéticas más madviras. Hasta aquí hemos tratado de justificar los valores esléticos, en «u
facultad de dar una cla:*e e‘>pcc5al de goce intrínseco. Sin t mbargo, pode­
22 No* ci.coniramcij atjuS en un tírculo viciosor Lo» jórtnes q'.ie \.%n a icr mos esperar (|ue se nos diga que por l.ueno que sea el goce de la música,
eJxiCíidfn que Jes eujte el arte “ bueno”, no lo “nccc^ltan", y como i\o lo pintura, drama y poesía, no hornea el pan, no mueve las locomotoras, í »o
nnccntan, pn/bal'1'’mcnte se resistan a U cducaicíí-n.
Rana las guerras ni cultiva las míeses. Por lo contrarío, tafea goces cuestan
242 VA1.0 RES KN* LA EMPUESA KJIXU 243
VALORES ESTÍTICOS

dinero. El liempo que se requiere pnrn crear y disfrutar las obrai ^ ' Plicas. L'na teoría pulcra y simétrica es tentadora. I’latón cataba fran*
arto, tiene que ser pagado por todo oi sistema económico. I^a cducc* í<^ ■iit tile temeroso de la seducción de las arte.«, cuando se inmi^ícuían en
estética no es menos costosa que otras clases de educación. ¿'So es in •liones intelectualo.s.
un ornamento, un delicioso adorno de la vida, de! que en un apun* m r». Kl apego al deber en circunstancias extraordinariamente difíciles,
puede prescindir? Im ' c sublime, y hay un encanto estético en la generosidad, amabilidad
Xo sabría cómo argumentar que el goce e*tct¡co es tan i)n{K)rtani# liuena voluntad espontánea. Dante no pudo describir la Divinidad en
biológica, económica o polílícamente, como las miescs y los tañonCb. N# I 'iiiinos de bondad y sabiduría solamente. Tenía que ser soberanan\ente
obstante, los valores estéticos tienen una utilidfld que a veces no advicrtt ' imosa. Las religiones, con sus ceremonias, rituales y liturgias estética*
el hombre práctico. " »nti* satisfactorias, atraen adeptos. Whitehea»! dice:
Las cualidades estéticas son constantemente usadas por una culluri
para guiar las preferencias de sus miembro.*. El mecanismo para haccrlt l a supifnia fuerza niotri¿, Jo m iw io en la rJencia que en la moralklail y Ja
rrligión. es la sensación de valor, ia sensación de im portancia... £ s u sen*
es dar al objeto una apariencia que lo haga más o menos atractivo qut
«ación de valor impone a !a vida labores increíbles, y separada de ello, la
otros objetos, dentro del campo de elección y acción. Veamos cómo fun­ sUii vitclve a sttmtnc en Ja pasividad <Je sus tipos más l>ajo}.
ciona en algunas zonas de valor. I.n patente exhibición de esta fuer?a es la sensación de be'le;a, la sen*
vicjon e$tética de la perfección rcalieada^í.
L La industria y los negocios norteamericanos lian aprendido qiw,
de dos artículos con la misma utilidad, el más agradable estctícamcnl'i Por lo tanto, es manifiestamente falso negar a Jos valores e.<lélicos una
alcanzará un mejor precio. El arle funcional hace una virtud de la práe* !'*ro.<a titilidad como in-stnimcntos. Cierto es que no siempre pulamos
tica de procurar que la forma misma de una casa o un automóvil, contri* '•'•«Ira conduct.i por orientaciones estéticas, porque sólo en un mimdo
buya a su utilidad, proporcionando al mismo tiempo satisfacción estétii 1‘TÍecto coincidirían perfectamente lo cierto, lo bueno y lo hermoso. Si

ÍA propaganda no sólo debe ser estéticamente agradable en sí, síi, I» perfección tiene algún significado, connota un objeto o un acto que
H á perfectamente adaptado a m propósito, que representa la verdad y
también utilizar las cualidades estéticas del producto que anuncia. Esl
es uno de sus “ángulos” más potentes. La prosperidad del arte comci T» delicioso de contemplar. Hay pocos objetos así.
cial es prueba suficiente de que los valores cstéticí>s rinden dividendos. Debido a que los valores estéticos tienen utilidad como inHnnnentos,
‘■u los estados totalitariot el control de las artes es considerado como de
2. Darwin llegó a la conclusión de que la brillantez y colorido de li
mi menor injportancia que eí control do ía industria y <le la milicia, ya
plumas de los pájaros machos no eran meros accidentes. Eran los rnedit—
i(ne las arles revisten de atractivo a las ideas, objeto.^ y persojias. excitando
de atraer a las hembras, y por tanto, factores en la selección biológica^
i las emociones de Jos Jiombres. Y quienquiera que controle la.s emo-
I>a apariencia es ciertamente un fuotor en el aparcamiento humano.
. i'»nes de los hombrea, controla también sus acciones en .«u fuente misma.
hombres deberían preferir en sus futuras esposas im carácter amable a"
I‘n por esto que en una democracia tenemos que estar alertas a la primera
una cara bonita y unas formas bellas, y el hombre prudente, puesto a es*
•eñal de suprefiión o intimidación del artista por el estado o etialquier
coger, escogerá como debe. Desafortunadamente, muchos caracteres ama^ i^rupo dentro del orden social. E* señal de que la tensión de la democra*
bles carecen de un exterior suficientemente atractivo para alentar a loa lia se está haciendo demasiado grande para algún sector de ese orden.
varones a descubrir cuán amables son en realidad. No sólo es que los va* Negativamente, la educación para los valores Mífre si los de una cultura
lores estéticos influyan en la selección para el casamiento, sino q»ie eJ tío pueden ser transformados por la imaginación artí.stica, en ideales
esfuerzo por llegar a tener atracción estética, ha hecho de la belleza un ' leduclores y sumamente drámaticos. difícil enseñar valores sin modc-
gran negocio.
'• 8 de valor estéticamente emocionantes.^'*
3. atracción estética realza lodo roce social. En igualdad de cir
cuntancia.s preferimos las ocasiones y compañías que nos proporcional 23 Alfrcd N. Whitchead, T/ie Ainif of Education, Londres, WilHams and
satisfacción estética a la.« que no nos la dan. ^ North^ale, Ltd., 1929 pp. 62-63. Citado con permito de The MacMiJIan Company.
2-* John P. Antón hace notar que los griegos vieron claratnente que en una
4. Hasta en el ambiente límpido y transparente del intelecto, niuchaS' •ocledad bien ordenada, “la excflencia moral requiere un arte excelso, y que la
hipótesis han logrado que los hombres crean en ellas, {>or sus cualidades actividad artística, cuando es jabíamente conducida, termina en una cunsutnada
245
>S VALORES ESTKTICOS
211 V.M.OKKS E\ LA KM?HES\ LJE< l*T

•» meaos adecuada, nos parece extraña. Sin embargo, cuando decimos


P k e is p e c t iv a kn l o s v a l o r e s e s t ít jc o s
•ji* una persona os inadaj>tada, ¿no significamos sino que está sujeta a
inflictos no resueltos, que sus diversas acciones no parecen tener una
Kri fácil excederse en la estimación de los valores estéticos. En nm itlación clara entre sí, y que hay en ella una discordancia y aspereza
gima otra zona ele valor es tan prometedora la persj>ccliva de alcanzar U |iie dan a toda su vida una desagradable calidad estética? Nuestros com-
autodeterminación^ autorr«ralizaci6n y autointegración. 1‘licados artefactos de prueba sicológica nos ayudan a localizar las zonas
No obstante, cultivar los valores csléticos o expensas de los otro? valo­ • ccnflicto, los elementos discordantes, pero por regla general, la calidad
res, revela una falta de sensibilidad moral o un dcfcuido inh'lecluol. I4 létita total del comportamiento de una pers«)nvi, es la que nos da el
seña] de insensibilidad moral, porque los medios para cultivar iu)a \i>U •upio’’ de si es o no iiiadaptada.
estética tienen que ser proporcionados por alguien, y nada hay que ik» Desgraciadamente, la palabra misma ‘Vstéliea”, connota una atmós*
exima del deber de contribuir a esos medios. Sólo puedo dedicarme a W Irra en la que hay afeminados, bohemios, mujeres “supereducadas” y
contemplación de la belleza, si alguien más produce los alimentn-j, coi» il'innarios qur se mezclan en uíia niebla amorfa y ligeramente desagrada*
truye la casa y fabrica las otras cosas que necesito para vivir. ICs un l‘Ie. I/> estético se convierte en la antítesis de lo útil, lo vigoroso, lo
descuido inleleclual no comprender esta inlerdependencia de unos valofM
\i;il, lo efieii-iUe. lo valeroso, lo imjwrtantc.
con otros.
Hemos tratado de mostrar quo la estética se convierte en una auténtica
Cosa enteramente distinta es vivir estéticamente, tratar de alcanfl
fuerza social por la “valencia” que estampa en el mundo que nos roilea.
todos los valores de manera que su calidad estética se enaltezca. Una cñn
Y.i rasgo universal del hombre leaecionar estéticamente, desde la tierna
es renunciar a las responsabilidades cívicas para visitar las galerías d«
ilonccUa hasta el más rudo pistolero. Hay sin embargo una idea más pro­
arte, y olra es infundir calidad estética en las actividades cívicas, la
n d a debería ser bella, pero la esencia de la vida buena, y por tanto d« funda, que si pudiéram«>s comprenderla, prdría hacer que el criterio para
i
la educación general, es una vida bella y no la belleza en sí. juzgar la estética en la educación, fuera más convincente que ahora.
La vida buena puede tener diseño y expresar una sensación sigiúíio^ Esta idea fue enunciada por Platón en la unidad de lo cierto, lo bueno
iU'i
tiva. Esto, a su vez, significa dar a la vida una pauta que se comunicl y ío lií-llo. que es cierto ipor representar la realidad), es cstctioamonle
l.Í(y
al espectador. Significa ser una personalidad distinguida con grande* llamativo (bello) y adaptado a su propósito (bueno). Cuanto más eficien­
te se hace una máquina, mayor probabilidad hay do que su forma se baga •!,ll
polcncialidndcs de placer para lod demás.
Los principios estéticos pueden servir como guía bacía la aulodete^ más estélicamente satisfactoria y más fiel a los principios científicos que
minación, autorrtalización y autointc^r.ición. Si pregúntame? ¡yor qué representa. í.a arquitectura modcrtia, el diseño de aeroplanos y muebles,
queremos aulodetern»inarnos, />or qué deseamos el máximo de libertad, confirman este principio. La ornamentación no funcional, el exceso de
es correcto contestar que la vida, como \nia obra de arte, puede ser uní peso, la redundancia de las partes y la mala articulación, reducen la
expresión creadora de sentimiento distintivo, y que no hay creación sil eficiencia de un objeto y al propio tiempo su calidad c&tética. Por otra
libertad. Tambiéji es correcto pensar en la autorrealizaciótj como la dit parte, el arte y la mú>ioa abstractos pueden ser nuevas sendas hacia la
posición de nuestras actividades en el mundo real, de manera que « reprcsi*ntación de la realidad.
combinen en un conjunto distintivo. Y si logramos l.\ aulodctCTmínnciói .Según este principio, es correcto pensar que la vida buena es aquella
y la autorrealización, ¿no estamos también alcanzando en la mif-ma ni( que realiza toda la gama de valores, de acuerdo con el mejor conocimiento
dida la autointegración? que tengamos. Y cuando así funciona, se hace estéticamente significativa,
En nuc.stros tiempos y en nuestras escuelas no concebimos así la \ida] Y para hi mayoría, estéticamente satisfactoria. Vista así, la estética no
o la educación. I>a eslélíca e.«tá separada y se ia reserva para las eere>| necesita ni debe connotar la afeminado, lo inútil, lo sentimental, lo débil
monias, decoración de los salones y adiestramiento en el arte. La nociói. y lo irreal, sino más bien lodo lo contrario.^^
de que la vida del alumno puede ser juzgada como utta obra do arle inái
25 L 'n e s tu d io d e t a lla d o d e e ste t r n ia p u e d e v-erse e n The Afstethic Dirita-
visión social. Para el arte que legraba hacer exactamente cji", trnían cr. nombre sifíftt úf l'alug Education, d e Ü o n a ld ü . .\rn stir.e. D is e r ta c ió n d o c to r a l in é d ita ,
especial, la llamalxin sUagcgia'*. "Arte y Sociedad: Uorntro y el Dian.a de hs ü n i v e n i d a d d e I 'lin o is , I960.
Predicamcntoi", The fyeílern J-IunaniiUs R ívitw , I 4 : J , 3-12, irvicrn-^ de 1060J
246 247
VAI.OKES EN LA EM1>KESA KJEC • ••4 V ALO R E S EST K T IC O S

«
compctcncia en experiencia eslclica, si de algún modo se transmil^ Tuvimos después que distinguir los diversos niveles de percepción
probablemente lo logra haciendo al aiiininu más exigente en cuanto i || HUtica, y examinamos la cuestión crucial de las normas. La conclusión
forma en loda percepción. El acto sin objeto, el acto incongruenle, il ' que el arte !>ueno es el que el conocedor, el hombre cultivado, encucn-
acto torpe, &on desagradable® pava la persona con sciisibilidad eslctii'it lu estéticamente satisfactorio. Sin embargo, lo importante es que cada
Por lo contrario, para que la percepción se convierta en “una experiencí»*": -i^imno forme sus propias normas, basándose en la cíase de adiestramiento
según la frase de Dewey, debe tener un principio, un desarrollo y uNt I iiseñanza que lo conduce a ser un conocedor.
culminación; debe tener una calidad dramática que la hace vivida ^ Al procurar encontrar una perspectiva desde la cual ver los valores
significante. i-‘ticos, tratamos de observar lo que significaría vivir estéticamente.
Lo contrario de )o vivido, lo significante, lo dramático, es lo nionótí<Mt III'ontramos que hay un sentido figurado, en el que la vida buena puede
lo opaco, lo aburrido. Huir del aburrimiento es también ir en busca dr l| r i-ntendida como una obra de arte, que la vida buena tiene las mismas
percepción eslélicamentc salisfacloiia. No es por accidcnle que la palaliH "alidadcs que una buena obra de arte; y se sugirió que la labor educativa
“interesante” sea tan usada y tan abusada en la educación. La tar«^ I Iria concebirse de esa manera, especialmente si en realidad había una
aburrida es la tarea rutinaria, prosaica y mal organizada, y lo •Jtcntica relación entre lo cierto, lo bueno y lo bello.
puede decirse del maestro, dcl trabajador y del ciudadano insípido. D ^ i
graciadamente, hemos considerado que “interesante” es una cualidad di
P r o b le m a s t a rk d is c u s ió n b in v b s tio a c ió n
los objetos o personas que son o pueden ser útiles a nuestros intereses.
es desafortunado por dos razones: una de ellas es que los alumnos m 1. I ^ a The Basis of CrUidsm in tk< Arts, <te Sicphen Pcpper, para tener
siempre tienen “intereses*’ que jxídamos aprovechar para )a instrucción; U ' a útil clasificación de métodos para abocarse a los problemas de estética.
otra es que oculta el potencial pedagógico de una absorción en lo quf 2. Vea si puede clasificar el concepto sostenido en este capítulo, dentro del
poc su apariencia misma atrae la atención. luidro de Pcpper.
3. Haga un inventario de sus propios conocinñentos en las artes. ¿Q ué tanto
La rutina no puede ser eliminada de la vida. En realidad, si se U usted reguiarntcnte de las secciones de arte, música, drama, danza y literatura,
eliminara, la vida serta caótica y también lo sería la escuela. Pero m I >1 \ew York Sunday Tmes o periódicos semejantes? ¿Q u é tanto puede usted
hace soportable e importante si se la considera como un medio para dt._ mtender de ellas?
estructura al drama total, de la misma manera que se necesita la rutin«| +. ¿Hasta qué yrado tiene su vida diseño? ¿U nidad en la variedad? ¿Esti-
'>•? ¿Puede descubrirlos en }as vidas de sus amisos?
en los deportes, para proporcionar los medios con que se prepara la cul
5, Trate de analizar «n "probJerna”, alumno o personalidad, en ténninos esté-
niinación de juego. La rutina sin objeto, la práctica de un deporte q» IIIos. ¿Tiene objeto tratar de hacerlo? ¿Kn qué seniido es t>ella una vida buena?
jamás se juega, de im concierto que nunca se lleva a cal>o, es la tnaldl , F.n qué sentido serla buena una vida bella?
eión de la escuela y de la vida misma.
S C O K S T IO N E S PARA LECTURAS MAs EXTEN SAS

Rr.SU.MEN
Para datos bibliográficos más completos subre las obras citadas a continuación,
consúltese la bibliografía general.
Dentro de la percepción estética distinguimos el sujeto, el oiijeto y rl
acto estéticos. Como introdurción a este Cenia pueden ser útiles las cuatro obras siguientes;
En la educación estética encontramos que tuvimos que distinguir la
Pcpper, The Rasis of Criticism í« ¡he Arít, completa.
producción de objetos estéticos, de la apreciación de ellos. Además, se Platón, El Simposium y ]a República, Libro X , 595A*608B.
presentó la cuestión de considerar la diferencia entre la fase in trín se c ^ Rader, A Modern of Esthetics (Esta antología tiene una excelente biblío-
de la percepción estética, aprender a obtener el máximo goce con la pura' fi:rafia).
apariencia sensoria de las cosas, y la fase utiüaria de los valores estético^ Viva y Kieger, The Pfoblem% of AeUhetics. (U n libro de lecturas).
Para el estudio síitemático de !a estética como tal: (Ninguna parte de él
Con respecto a esta última, se indicó cómo se usan los valores estéticos^
es f,\cil).
dando valencia sicológica (atractivo) a los objetos, para enahccer todoa Arístófc?e$, Poética, 1448*H54.
los demás valores y como medio de controlar nuestras elecciones. Bosanquet, Thtee Lectures on Aesihetic. (Idealismo objetivo).

f*
1(1
J.
2 iS V A L O ia iS KN LA L M P K E S A E J E C Ü l l !

Dcwcy, Art as Experience. (D a u n concepio <ic D cw ey no suficiciiu


acentuado).
Duca$Sí, Thf Fhihsophy of Art. (Lúcido >■ de fáci! Icciura).
Capitulo O
Gilbert y Kuhn, A Hiflory of Aesthetics. (Edición corregida).
Gotshalk, Art and tht Social Order, especiahr.or.tc sobre í l papel de los vaí
eitéticoj oomo insirunientos.
I,anger, ed., ReHectiom on Art.
Maritain, Creative Intuition in Art and Pvttry, (Para el estudiante adcl.^nu
Mcyer, Emotion and Aíeaning in Mujíc, Los valores morales
Parker, The Principies of Aestke'ics. (Extensanicnic u$ado como texto),
Saniayana, E l Sentido de h BelUsa. (Para el estudiante adelantado).
Más directamente relacionado* con la educación:
The Visual Arts in General Educalion, de la Ciw.i^ión pata el pJan de cs(udi<
la escuela secundaria, de la A&ociació:: de Educación Progresiva.
Copland, Wkat to Listen for ín Musie.
Fleming y Veinus, Understanding Muiic.
Lconhard y House. Fcundaiions and P n n d p U t of Síusic Edvcation. Los v a Lu u e s MoiiALKS surgeu en ol curso dcl discernlmiíMUo mor.il. Dis-
lx)wcnfcld, Creative and Mental Grcivth. i cerjíimiento moral es el íjue tenemos siempre qtio dclilK'ramos acerca de
Myert, Undentanding the Arts. ) lo que ‘‘deberíamos” hacer, en una situación que nos permite escoger.
Comité Nacional para la Educíón .Artística, 'i ¡;e Art in Art Educaiion. i
K.S.S E., Cuadragésimo Anuario. Art in Anigrican Life {Trata todas las f.^se* d^
asunto). s
Kr. JU IC IO MOUAL
----- QuinciiAgísimo séptimo Aniiario, Baiic C:>ncepis in^M usic Educatih.
(Especialmente la Pane I ) .
Pearson, "Ihe S'eu- Art Education, especialmente Caps. 6-9. L La palabra “dchcría" es Ki clav»' tío lo que ilistiiigue al juicio mo­
R c.id, Edttcalion Throv^h Art. ral. En primer lugar, implica libertad para escoger, pues no tendría senti­
Seashore, H’hy We Love Music. do decir que yo de!)ería ohedec«T la ley de la tierra- si no hubiera posibi­
Seibcrllng. Looking Ínto Art, especialmente pp. 15-47, sobre la naturaleza d» lidad de deso)'cdecerIa. Por tanto, en se^nndo lugar, el juicio moral
la forma y el contenido.
demanda que haya altcrnalivas cTitre las que yo pueda escoger. Esas
Sobre !a cultura y medio de la5 ntasas: allcrnalivas dcljí'n icner consecuencias distinta? y no debe .«er indiferente
r.crner, America as c Cifilizalion. cuáles escoja. Por ejemplo, la nece.<5idad do escoger entre merluza y
Louenthal, Leo, ‘*Pfrpccii%-as Históricas de la Cultura Popular*’, en The lenguado en un restaurante, difícilmente puede considerarse una situa­
rican Journal of Sociology, 55, pp., 323 > ss., 1950. ción moral.
N.S S.E. Q uinriiagííim o primer Anuario, Part»' l í , Mass Media and Educalio» 2. El hecho de que todo juicio moral tenga en sí »n> elemento de “de­
1954.
ber”, significa que reconocemos principios por los que juyg.irno.s que un«
Roíetiberg y \\h¡te, Mass Culture: The Popular Arts in America.
elección o una acción es indebiila o correcta, buena o mala. Si no hubiera
diferencia entre las acciones buenas y las malas, no tendría objeto <lecir
que uíio ‘“debería” hacer o escoger X en voz de Y.
3. Por lo tanto, el juicio racionahnente moral se caracleriza |>or el
sentimiento de obligación de escoger librcmenle lo rjue yo juzgo correcto,
y de escogerlo porque lo juzgo correcto. S¡ escojo el lenguado en vez de
la merluza porqm' aquél me gu^ta más que ésta, no he escogido moral*
mente. Sin embargo» sí ereo que es correcto que un hombre escoja
siempre lo que cree que le dará placer, y si en este ca.«o juzfw que el
lenguado Ío hará, debo escogerlo. M i «-lección se convierte en una .«itua-
ción moral, aunque no muy imp-^rtaute. Se haría un poco más importante
2-W
250 V A L O R E S E N L A E M P K K S A K JK C fT lV 4 t OS VALORES MORALKS 251

si el lenguado fuera más caro que la merluza, j>orq»e entonces tendrí» Un acto se hace moralnientc justo a ) , cuando se rcnli/a con la in-
que contrastar el placer de comerlo con el dolor de pagarlo. Si yo juzgara t»‘nción de satisfacer una demanda que se nos impone y que cojisideramos
que el dolor sobrepasa al placer, ini principio me ordenaría c&coger la cálida, ¿ ) , cuando los medios que escogemos son adecuados para cumplir
merluza |>orquo del>o hacer mi elección conformo al principio. ^ intención, y c), cuando el acto cumple realmente la intención. Por
rji-niplo, si yo reconozco que mis alumnos tienen el derecho de demandar-
Consecuentemente, uno de los designios imi>ortantcs de la nhiración
im- que les dé la instrucción más moderna cu mi materia, obro con
moral es la formación de la tendencia o disposición en el individuo» t
(tí^ficia si trato de darles esa instrucción, si mo m antelo al día en las
guiar sus elecciones por el deseo de hacer lo que sea correcto, y a escoger
lecturas relativas a mi campo y las comunico en mis clases.
lo que escoja porque lo juzga correcto.
Claro está qu«- yo podría proccdcr mal en una o en las tres co‘‘as.
I’odría, por ejemplo, hacer lo que mis estudiantes demandaran, no ¡)oique
Im. obligación, lo justo y lo bueno ronsiAeiara que es lo conecto, sino porque quisiera hacerme popular
rntrc ellos. Podría también escoger medios inadecuados o dejar de trans­
Si el “debería” es lo que distingue al juicio moral, resulta iniportantt mitir la información a mis alumnos. Si mi intención fue mala, yo no
preguntar de dónde proviene esc sentimiento de obligación. ¡Midría ser moralmente justo. Si fue sincera, no podría ser enteramente
Diremos que la fuerza de ese “dehcria” proviene de cualquier de* injusto en cuanto a moral aun habiéndose eqtiivocado en 6) y c ) .
Pero sujwngamos que consideré que mí clase era una pandilla frívola «I
manda que reconocemos como válida. Xos imponen doniandns las situa*-
cioncs, los hombres, Dios», las ideas, las cosas y hasta nosotros n la que le vendría bien s?er sujetada a un examen que no pudiera pasar.
i '
nos las imponemos. £ l gatito hambriento reclama nuestra atención con sm Al tener éxito en mi maniobra, estaría moralmente en lo justo. Pero
maullidos, y lo mismo hace un automó\il en malas co^idiciones. I^oc «le todas maneras esto parece mal. ¿Puede ser moralmente justo un acto
liombres claman por f»l dinero que pretenden les dobenio.^; la comunidad <iue ocasiona tm daño y que no hace ningún bien? ¿Puede alguna vez la
reclama parte de nucátro* ingresos, el patrono demanda nuestro tiempo y Intención a acusar un daño, hacer que \m acto sea justo? ^
esfuerzo. Yo demando la atención de mis alumnos, ellos demandan ti Rsto nos muestra que la rectitud de un acto implica no solamente una
sustento a sus padres, la costumbre deman<la conformidad. Lvi conciencia fontia o manera especial de escoger, .sino también una clase especial de
hace demandas, lo mismo que los ideales. demanda. En otras palabras, una demanda moral tiene que hacerse en
Sin embargo, no todas las demandas son morales. Ix) son cuando se heneficio de la felicidad o bienestar de alguien. La demanda fundamental
hacen en nombre de la justicia. Un hombre me presta $ 100. Prometo de la humanidad es la persecución de la felicidad, y no podcmo.< impedir
restituírselos y le doy mi pagaré. Si me rehusó a pagarlo, puede )Kvarm® Ja afirmación de esta demanda, así como no podemo.s evitar sei hombres.
a juicio porque tiene un derecho legal sobre mi propiedad. Lo tiene Un acto es “bueno” hasta donde contribuye a alcanzar alguna meta
también moral, porque puede alegar que, “ no es justo que yo pierda mi o fin, a realizar alguna esperanza de biene.^tar, satisfacción o felicidad.
dinero cuando tú le has beneficiado con é). ÍS*o es justo que quebrantes Fs malo si frustra esa esperanza. Por lo tanto, para que sea moralmente
tu promesa porque no es justo que nadie falte a uno promesa en estas Justo, un acto debe estar áesVmaóo a saOsíacer, no cualquier demanda,
circunstancias”. En cambio, cuando reconozco que su demanda es justa sino aquella que conduzca a algún bien en la vida.
y correcta, estoy obligado a hacer algo al respecto. Si él considera tener Un acto puede ser justo y sin embargo no producir el bien esperado.
un derecho moral y yo disiento, tenemos una implicación moral acerca Yo puedo hacer todo lo necesario para dar a mis estudiantes la instruc*
de si del)o o no reconocer su demanda como un derecho moral. i ción más moderna, pero si no me prestan atención, el bien que se busca
¿Qué hace a un acto morabncjitc ju«to? ¿Qué lo hace morahncnlo l no se producirá. Puedo en esc caso planear su calda, sólo para lograr
bueno?.* ! que su fracaso en el examen a que los sujeté, haga que se me despida o
se me sustituya con im instructor más benigno y eficiente.
1 U na manera más completa de tratar este punto puede verse en “ .AIr u o o s
de los principales problemas de ética” , de C. D. Broad, en Rtadings in Pkiloso’ 2 Sócrates repara a Polemarco: “ ¿Puede realmente ser deber de un hombre
phiíal Analysif, de Feigl y Sellar*, pp. 547-563. Una manera cnteramenle distinta, justo causar daño a algún ser humano?’*. De la República de Platón, traducida
en Concluding C'ntcifntific Postícripí, de Kíerkcgaard, pp. H6-167. por F. M. Corníord, Clarendon Press, 1945, p. 13.

li
252 VALOIU:S KN LA EMPUESA KJECI .l\
VAI.ORKS MORALKS
253

¡ n t c r io r y e x te r io r rí<(tns casi imprcdecible-í. e«j>foialmonte cuando chocan con la otra mui-


■•i'id de accior.es que se ponen en movimiento al nu.«-mo tiempo.
í,ii (ííslinción c r ttr e lo b u e n o y lo ju s to lia s id o im p o rtf in le , t.in to rn 1-as «ituacione.s morales tampoco «on tr.n seneülad como para que
l a h is to r ia d e la c líc a n o n io e n la d e la e d u c a c i ó n m o r a l. Kl i.:il«iuier conjutjfo de principios pueda decirnos escuetamente lo qiir
K '< lucido fl f o r m a m á s sirn ])le, e s e s te : ■rrccto hacer. ?Í un liombre empuñando una pistola pregunta «i el
■i'ii'no para tiada'* de su l:ijo e.«tá escondido en nii rasa, rl principio de
S i n o s c o n c e n tr a m o s e n l a r e c t i t u d d e lo s a c to s , a c e n tiin m o s l a im p í i un mentirá?.” parccc inadecuarlo. A un hoi.'ibrc hambriento m el desierto,
t a n d a d o lo q u e o c u r r e e n r l i n t e r i o r d»*l a c t o r m o r a l ; su in tc i'.c ió n , mi i|Uf se en''ue’itru un r-scondriíc de alimentos, el principio do *’no tomrs
s e n tim ie n to tic o ln ii:a c ió n y s u s d e lib c T a c io n e s.^ í)***gracíadAin«-iU.‘ purili* ■ que no te p e rtí- n w e '* íe par«xe improcedente. Sólo los prÍnripio« jnás ’l
c o m iíte r crror«íS e n to d o e llo , p o r lo (ju e su a c c ió n p u t 'd f p r o ílu c ir . «i ■Tíijdios. tales con)o “ haz el hien'* o “ no bagas a nadie lo uui' no quieras
n o , u n r c t ’.ilta d o q u e s e a p a r a b ie n d c l d e m a n d a n t e o d r n lg u irrt m.W. •ira ti” abarcan la diversidad de situaciúncvs a (JU’' n o s : n/rt cada
T i^ o a la m e jo r d e la s in te jic io n c ó , p u e d e c u itfiT d e la d e s tr e z a <ju«* •lio; pero ?n misma amplitud reduce su utilidad como suías «n cí;^o3
g a r a n t ic e la b o n d a d d e s u s a c to s . í ) e a<[uí q u e t l i s a r r o l ie u n a ti-n d e n c ii p.irticulares.
a q u e d a r s a tis f e c h o c o n s e r m o r a lm e n te jii&lo, d e ja n d o Kis c o n sc (u e n c -ia 5 cu
í.a acción mora!, por Jo (nnto, es siempre una trflM.»arción entro }'i< nes
m a n o s d e los d io s e s , lo q u e p u e d e d e s a le n ta r lo e iitc r a m e n lc p a r a o b r a r , ) .i
.• males cu conflicto. Esta es otra manera de decir que la acción moral I' í
'iempre implica un azar, en lo quo a sus rv»sMltados concii rnc. Tratamos
q u e la c a l i d a d m o r a l d e l a c to d e p e n d e e n to n a lto g r a d o d e la in te n c ió n
d e l a c to r .
de reducir k'S riesgos aumentando nuestros conocimientos. p«>r una parto,
y iiaciénílor.os cada v. z más sensibles al llamado del <ie!>er, por otra. >to
K n el la d o c o n t r a r i o a d u c e q u e l a s c o n s e c u e n c ia s d e u n a c to son
■iflínea automátií ámente los problemas y el alcance de la educa'ión
l a s q u e lo h a c e n i n o r a h n e n tc b u e n o o n o . D e b e m o s p r o c u r a r el b ie n del
d e m a n d a n te , d o la s o c ie d a d o d e l n u iy o r n ú m e r o d e s u s m ie m b ro s . U sual*
nwral.
n ie n te se )ia id e n t i f ic a d o e s te b ie n c o n u n a c la s e d e c o m p la c e n c ia o fe li­
c id a d , y a e s a t e o r í a s e le b a d a d o el n o m b r e d e u tilita rlsin o ."* N o $r K d u c a c ió n moral

d a e n e lla t a n t a i m |x j r t a n c i a a la in te n c ió n o a lo s s e n tim ie n to s d e o b li­


g a c ió n , c o m o a! c á lc u lo d e los m e d io s q u e r e a lm e n te ])ty d u z c a n consc- Prcgúntc*sC a ur conjunto representativo de ciudadanos lo qtic desean
c u o n c ia s d e s e a d a s o ile se a b le s. '•n cuanto a educación moral, y la respuesta será más o mer.os ésta:
q u e to d o s q u i e r e n e s u n a u n i ó n t a l d e lo i n t e r i o r y lo e x te r io r ,
Queremos que n\icstros hijos desarroller. firmes 1t-ndencia.s a decir la
q u e b a g a q u o los h o m b r e s e s c o ja n d e m a n e r a c o r r e t t a . í >«t o te n ie n d o p re -
s e jite el b ie n d e s u s s e m e ja n te s .^ 1.a d i f ic u l ta d e s tá e n e l h e c h o d e v'*rdad, a respetar los códigos dcl )iien y el mal de la comunida«l, a ser
q u e to d a a c c ió n p o n e e n m o v im ie n to c a d e n a s d e r e s u lta d o s , q u e tie n e n valeros*>s, a ser perseverantes frcnlc a los obstáculos, a resistir las tenta­
ciones de los placeres proliibidos, a poder sacrificar los placeres prc* MI
^ Véase A Ct'tllcül Introductiori to Ethics de Whcchvright, cdiúón corregida. .«entes por otros nws remotos, a tener sentido ((e justicia y equidad.
pp. 156.158. /i
•* Miin'.a obra, pp. 257-205. Los padre.s no esperan que les garantice <juc sus hijos harán esto o
5 Dcwcy da una solución útil a cstc problema en Democracy and Educalion, aquello m determinado momento en el futuro. tíu.«can rasgos de carácter
Cap. 26, pero obsérvense que el mismo autor dice en alguna otra parte: “ Rn o firmes tendencias y disposiciones a reaccionar de cierta manera, en
principio, su papel (c) de las consecuencias) en la moral, e$ el mism>'> que en la
investigación científica. Son importantes, no en sí y de por sí, sino en su función prcíiencia de dificultades, deberes y conflictos.
corno pruebas de ideas, principios o teorías. Es posible que a veces, en oposición Ix>s ciudnl«nos convendrían en que no hay un conjunto establcíido
a “iniuiciones" ipse dixit y afirmaciones df)gmáticaa de norjiias absolutas, yo haya
de reglas para orientar a sus hijos, pero insiátirían en que a la* larga, los
exajjcrado la importancia de las consecuencias, haciéndolas supremas en sí y de
por sí. .Al hacerlo, si lo hice, me he apartado de mi concepto correcto, el de su princÍi»ios de veracidad, cumpíimienío de las promesas, honradez, valor,
Uso como pruebas de fines e ideales propuestos” , 'i'he Philosophy of John Deii-<y, pcrsovcrancia y fuerza de voluntad, sean fórmulas seguras para que obren
H51>Ur.iccík de >»16$oío$ Vivienies, Vol. 1. editado por Faul A n hu r Schilpp. Evans-
con rectitud. Estos prÍncij>Íos son parte de la cultura, e.^tán reforzados por
twn. n . , Nürthwestern Unlvcnity, 1939, nota en !.•» p. 591.
la religión y en consecuencia con la tradición. I^ s padrc.s. no lo? discuten
251 VALORES EN LA EMPRESA EJECÜTIV* L»S VAl.ORES MOKALKS 255

ni gastan demasiado tiempo en los casos “especiales'* en que no pueda# ii-luriamentc ineficaz para conseguir la formación de actitudes. Si no se
aplicarse precisa o felizmente. u<i el azote, la prédica es inútil; si se usa el azote, la prédica es
Innecesaria.
Otra queja proviene de los educadores raisnws. Los teóricos de la es- ,) V
La escuda y la formación del carácter
rij<*la progresiva se quejan de que la escuela tradicional no dio un lugar
•uíicicntemente central en su programa, a la formación del carácter. Pero
Hcsumiendo ios párrafos anteriores los padres quieren que sus hijti» U que sugieren no es lo que el público tiene en mente.
tengan un firme sentido de deber y una decidida tendencia a cumplirlo. Devey nos dice, por ejemplo, que rasgos tales como la Honradez, la
Les preocupa menos pensar en lo que es el deber y lo que realmente lo l>crseverancia y la sensibilidad a las demandas y apelaciones de los dnnás,
cumpliría. En gran parte tienen razón. Saben, como /Vristóteles indicó fcr forman en el individuo como resultado directo de resolver inteligente­
haco mucho, que el estudio de )a ética no forma la disposición emociona! mente los problemas. Seguir las ramificaciones de cualquier problema
a hacer lo correcto. Solamente las personas que ya tienen un firme .mentido
del deber, valor, perseverancia y honradez, pueden estudiar con provecho
locial, conduce automáticamente al acrecentamiento del interés. EMo se
ilrbe a que los problemas sociales no son aislados. K1 probema de con*
•I'
lo que hace que los actos sean correctos o erróneos, buenos o malos. •rrvar buena salud, por ejemplo, me lleva a descubrir que mi salud de­
¿Qué puede hacer la escuela acerca de tal Adiestramiento? Lo llama* pende de la salud de la comunidad. El interés por mi salud tiene que
mos adiestramiento porque precisamente eso es. Viviendo con otros, y crecer hasta abarcar la de los demás. Los términos del problema me
sintiendo sus placeros y dolores, nos adentramos en sus actitudes moralesj^ rthllgan a verlo objetivamente. No puedo abandonar la búsqueda de datos
de suerte que esperamos de nosotros mi«mos lo que otros esperan de
e hipótesis, y finalmente, no puedo detenerme hasta no haber hecho lodo
nosotros. Es cosa ya bien sabida que esas actitudes básicas se forman i
lo posible por verificar las generalizaciones que escojo como guía do mi
antes de que el niño entre a la escuela. ¿Qué puede añadir ésta?
conducta. El método científico tiene una moralidad propia.*
La respuesta es clara pero decepcionante. I.*a escuela puede reforTar
Con toda razón, Dewey considera la búsqueda de soluciones a los
y refuerza esas actitudes. Los maestros alaban las virtudes y censuran los
vicios. Algunas escuelas usan enseñanzas religiosas para ayudar n refor*
zarlas, algunas no; pero sería difícil encontrar escuelas en las que los
principios morales de la cultura no sean aceptados y practicados. Lna
problemas, como una empresa nioral a la vez que intelectual. Si llenamos
los requisitos intelectuales, estamos llenando al mismo tiempo los morales.
Kn la investigación inter\-ienen la perseverancia, el valor y la receplivi-
i)
<!¿id mental. Y a medida que el alumno resuelve más y más problemas, y
escuela que no lo luciera no duraría un año. ¿Por qué, entonces, el
encuentra su vida más eficiente y satisfactoria, esos rasgos forman parte
perpetuo clamor de que la escuela debiera hacer más, en cuanto a la for*
de su carácter, en calidad de hábitos. Tal disciplina es una verdadera
mación del carácter?
autodisciplina.
Hay cuando menos dos razones para esta queja. Es natural que el
Para que esta paula de a«liestramier.to del carácter sea efectiva, los ii| .
público, alarmado por la delincuencia de jóvenes y adulto?, señale con
alumnos deben conservar su interés en el problema. Si el grupo comienza í
índice acusador a la escuela así como al hogar. Para remediar la situa­
con el problema do mantener su propia salud y conserva ese Ínten?s, el
ción, sugiere una disciplina más estricta jn ambas parles, con castigos más
trabajo inteleclual que se necesita para explorar y resolver el problema
severos para las infracciones. Demandan también exhortar más dilibera*
liará surgir la piTSí-verancia, receptividad mental, valor y resistencia a las
damentc a los alumnos a ser buenos.
distracciones. Si el grupo o un individuo tiene un intenso deseo de resol­
La escuela podría castigar más y exhortar máí. Si se le dejaran los
ver el problema, obtendrá el mismo resultado, aun cuando el interés por
niños las 2-% horas del día durante varios años, podría adaptarlos, lo que,
por lo visto, no puede a veces hacer el hogar. En las actuales circuns* la salud se disipe durante la investigación.
tancias, una disciplina más estricta por parle de la escuela, solamente La curiosidad inteleclual, el interés personal o ambas cosas,- son ne­
haría que los recalcitrantes la abandonaran más pronto. Significaría i>oco I cesarias para hacer que este método produzca el adiestramiento del ca-
si no iba acompañada de igual severidad en el hogar y en la comunidad.
6 Democraty end E<Íu<ation, pp. 407»4H. Véa$e también “La Dimensión
Actualmente, la escuela es tal vez más severa en estas cuestiones que la Moral de la Ciencia", de WiHiam Gruen, en Jiotes and Essays, No. 23. dcl Centro
comunidad en general. En cuanln a predicar el carácter moral, es cosa para el Estxulio de las Artes Lü>eralc8 en la Educación.

l
256 VALOIIKS M O R A L E S 257
V A l.O H K S KN LA EM PRESA K JK í.LT ivJ

r.u tff. La p r i m e r a r«tá ilr s ig u n lm c n te d ¡? trib « i< ln y »*s e s p o r á d i o a ; rl I 1. ?i ia moralidad tiene n'lación con las demandas que se nos hacen, '
I r r é s f l u c t ú a g r a i u l e r n f n i c e n lo s n¡ñ< « y h a s t a e n lo s a d a h o s . P oden» . r«luracíón moral significa no solamente aprender cuáies son esas deman*
em i? c z a r c o n n n v iv o in le r< « e n »•! p r o h l n n a d e Ki s a lu d , }>ero m lo s d;<t<>í J- . sino también cómo surgieron y cuán justificadas son desde, el punto
s o n d cm a?ía< lo d if íc ile s d e o h t e n r r o In*. h ip ó te s is d e m a s ia d o c o m p le ja s '”•‘1 i ‘ i isla de la x'ida buena.
íntcrcA p u e d e c v aj^ o ra n -e. C o m o n ié lo d o s e g u r o p a r a f o r m a r ra«ao« <!<• 2. ¿ Dónde obtenemos esta elaí.í* de conocimienlos? Evidentemente en
c a r á c t e r , la p r c ic n s i ó n d e e s te m é to d o p i e r d e m u c h a d e s u a d m is I U lid a d I'» ciencias de la sociedad y del ser; en la bisioria, «oeiología, antropo-
El olro punto que debe ol)«ervnr*« i'n este método, es que »o u*i I economía, sicología, filosofía, literatura, religión y en las artes.
3. Dónde obtenemos la }>ericia jiara evaluar las diversas deman*
un conjunto específico de priucípios morales fijos, como guía para U
«tu que se nos hacen? En las experiencias de solución de problemas
eduvaeión moral, Kl grupo es honrado j>orque los ruquifitos inlcleeuuiW
,<rlneÍonados con cuestiones aulénticamcnte morales y sociales (ver ca*
de ía invcsligación deinandají honradez tn cuanto a los datojt. ai^í coroo
|4lulo Kl).
constante atención a la meta y resistencia a las distracciones. lionredci,
Ix» que ¡iodemos hacer, lo aprendemos de las ciencias sociales y natu-
la jjei'sevorancia y la rccepfividail mcnlal derivan su valor, de su utilid*^
Más difícil es aprender lo que debemos hacer. En la solución de
pava resolver ptobU-mas-, y no se practican por eíias miomas. O rn o r*
<stros problemas podemos tratar de aclarar el significado de nuestro
natural, eslos principios pueden surgir de muchos expeiiencias en la so­ ^fi'er, y en el programa <íe orientación, los individuos pueden aclarar la
lución de problemas, y cuando así o»urra, serán sostenidos más fiel y I i.uiera de tomar decisiones morales más inteligentes en sus propias vidas,
firmemente porque han sido probad*3S en la exj>erlencia dircrla dcl alum­ itm no hay un curso ni un hombre que nos diga lo que debemos hacer.
no. Según esle cf>ncepto. los científicos y otros soUioionadores pr<>i»** a p r e n d i z a j e s ó l o p o d e m o s p r o d u c i r l o e n n u e s t r o i n t e r i o r , r e f le x io n a n *
sionaies de* probleínas, deberían tener los caracteres ^niás estft)*le< y ' tn las situaciones morales de otros y de nosotros mismos. (Con
admirables. Mpecto al papel de la solución de problemas y de la orientación en el
difícil justipreciar esta parte de la teoría, porque ningún alumno o i''
F.S }’an de estudios, ver el capítulo 13).
maeílro, en nuestra cultura, está comj.leiamcntc exento de la adapta* •t. ¿Qué relación tiene esta clase de educación con el sentido del
rión quo le hace sentir que la honradez es buena de por sí y qu»' incnt^ Vber? l«i vida Iniena es la nieta fundamental de la educación, y para
es intrínsecamente malo. Por lo tanto, no puede determinarse decisiva* «da alumno esto significa aulodeterminarse, autorrealizarse y autointe-
mente si la solución de probleniüft reíucrzd, usa o crea e^as adaptacioneí , rarse, mediante los hábito'* de adquirir, usar y disfrutar de la verdad. La
Se puede* aducir tan admisiblemente que las adaplacionc? ayudan a re­ «da buena hace vnia demanda al individuo. Todo depende de si la
solver los proMenjos, como que la ‘ olución de problemas forma lai l í ucla puede pei^uadirlo a reconocerla como una demanda moral, como
d¡s]K>sicionc5. 1 una dcrn.inda quo, « su juicio, debe satisfacer.
Llegamos a la conclusión de que es probable que la fórmula progrc^ En cierto sentido, esa obligación ya ha sido contraida por nosotros.
siva no logro cl adicstranucnlo moral o la formación d>'l carácter, a meno^ l>orquc e?tá en la naturaleza humana tratar de autodeterniinarse, auto*
qu(\ jjara comenzar, hay» una viva curiosidad intelectual, a mejios quo. ircali/arse y autointegrars<*. £ ji otro .sentido, sin embargo, no es automá*
tica, ya que no necesitamos deternunarnos, realizarnos o integrarnos
pui'íin mantenerse el interés a un nivel ba.Mante elevado en gran núniero de
mrdinnte el conocimienlo. Sólo cuando el alumno, con el perfecciona-
alumnos, durante largos j>eríodos, y a menos que ya se haya formado una]
niientí» de sus hábitos de saber, comprenda que éste e.s el mejor inslrumen*
inclinación en favor de ciertos valores morales.
!«> para la vida buena, se considerará obligado a aceptarlo como un deber.
5. í.a educación moral, tal como la hemos concebido, puede no parecer
La escuda y la educación moral Mtisfactoria al público en general ni a los padres. Kn primer lugar, no
ri equivalente al adiestramiento moral, que es realmente lo qufr ambos
Poco es lo que puede hacer la escuela acerca del adiestramiento del buscan. En secundo lugar, la reflexión moral al examinar las demandas
car.^ctcr. ¿Fíicde hacer algo acerca de la educación moral? La respuesta que se hacen a nuestro si'ntido del deber, puede resultar embarazosa.
es, desde luego, que lodo el plan <Íe estudios es una especie de educación^! I)icha reflexión es siempre un peligro jx)tenciai para la morniidad con­
moi'al, y no jncramenle en sentido figurado. vencional.
259
258 VALOUKS KN LA KMI'UES^ EJKt.l,ii1
\ M .O M K S M O R A L E S

ir-ra de evitar esc riesgo si queremos ser hombres y no animales amaes*


Como ejemplo patenlc, veamos la cucslión <Jo la moraiidaH pevu.il. S
¡íeflexionar sobre la moralidad .sexual u otras cueMiones, no es
lodo adolo^ente de «no ii otro seso le. jjreocupa» las demftndns (pte W
imponen en este aspecto rlr la vida, las cosUimhres y morcx de la rnliin* ■ mismo que «-elebrar “sesiones de solteros” o de ruidosa rebeldía contra
por una parli-, y las d<-l sexo opuesto, por la oira. Hay en e^le oa-ío vi. • ‘ mores de la comunidad. Cualquiera que sea el mérito que esas acti*
ti{>o de comporlawieiUo en el <jU(' las glándula?, ei medio ambiente f>ahirii'V iiiUdes puedan tener, no son características de la reflexión y el estudio.
de »exualidiid y la <>{>ortuiii<Íad de sati:<facci<Sn, se combinan para ponrr • I I é:ica es el estudio de los principios y problemas de moral, y la edad
pnioba la fii ra moral de cualquier mo7/> o doncella. f.’al para comenzar ose estudio es Ja adolescencia, esto es, en la e.«cue)a
Esle conflicto existe desde hace mucho en las sociedades civiltxadatl H 1 inularia v la imiversidad.''-
lap5o enlre la pubertad y el matrimonio tiene un valor rea) para la .''n-»*
dad en conjunto, pero su precio lo paga el adolescente. IvO.- adultos qn*
C»ITEH[OS DE K1>L’CAC1ÓN Y DE DKS\HKOLf.O MORAL
han resuelto el pyo!>lema sexual con el matrimonio, enruentran <Uín)|
recordar sus propias tormentas y tensiones de días anteriores. í.os miU
lescerites, en cambio, viendo el atractivo sexual recompensado eoti fmni Si la autodeterminación, la autorrelización y la autoíntegración son
y fortuna, y celebrado en casi todo anuncio, no píieden coniprend»T »t iiiténticos criterios de la vida buena, lo son taiibién para la 'icción
valor personal y social de las restricciones impuestas al comix»rtamien^ moral.
sexual. Es para ellos casi increíble que, dentro de quince años, pensaré»
acerca de estas cosas como sus padres piensan iihora.
Los padres quieren que sus hijos se abstengan del comjKirtanúri Im iu((A{ctermÍnadón
sexual ilícito. Si esto no puede lograrse, se conforman ^con ocultar diJ»<i
comportaminuo n lo** ojos de la comuniilad. Para los padres bien educa^"* La educación moral procura el desarrolle) de la libertad, porque sin
es indiscutible que dicho comportamiento es malo, y si se les obUíja i ! libertad de elección ningún acto tiene calidad moral. ¿Cómo educar a los
entrar en esa discusión, sólo pueden manifestar que las consecuen^* ¡ tlumnos para que sean libres?
M>ciale<^ SA»n de tal naturaleza, que es preferible evitarlas. Si el adolescci^ Podemos instarlos a querer serlo. Nacimos en lii)ertad; la libertad es
insiste en querer wiInT por qué han de s«‘r tan drásticas las coníecuen^w rricomiada en cantos y consejas csi como en la historia. ¿Tenemos que
sociales, los padres se sienten irritados. ofeMulidos, o amhas c<)sas. insiar a los seres humanos a querer ser Ubres? ¿Tenemos que instar a
Pero en la moralidad reflexiva, estas son pres.samcntp las prrgun 1.: gente a qucR'r librarse de la sujeción, del temor, de la necesidad, del
tas que ^ liarán y pueden no ser contestadas de *iif.aina manera, u <lr dcs-iíoli^mo político? Nadie, me atrevo a afirmar, necesita que se le diga
una que podría no gustar a los padres. El papel de la castidad en la vi«U que debe desear esta clase de lüjertad. l.’sualmente deseamos m.4s de la
buena no es una euestiún sencilla. SoUinieJite en un plano elevado iW que nos es |>osible tener.
pensamiento y sentimiento se la puede rlefender de tnanerA que rcsUu Hay* sin embargo, una libertad que no todos queremos. En realidad,
las objeciones del miolescente escéptico. a veces la tememos. Es la Ühertad que tictic como precio í« responsabilidad.
Nos gustaría esperar que, a medida que el adole.sccnte va avunzan^i Kl n)ás enconado crítico de una organización se siente descoi\eertado,
en el conCKJiniiento de las ciencias del ser. descubrirá la sij^jjíficació*! il menos momentáneamente, cuando se cticuentra en situación de presi­
moral, estética y religiosa del acto sexual, para la personalidad. Mir-nlr» dirla. Antes podía sugerir los planes más <ícscabellados, las jnedidas
no se llegue a ote descubrimiento, el impulso sexual tendrá que ser dÍM i
más se\eras, ya que otros compartirían la resj>onsabiUdad en caso de
plinadu por medio del temor o de ingeniusas meíÜtlas de \i^'ilancia.
que se adoptaran, y no incurriría en rcsponsabÍlitla<! si se rechazaran.
)>ués del di'K’ubrimiento. la disciplina provendrá de un concepto de la |>fi
Ahora las <-o.«as depcn<len realmente de éJ.
sonalidad que e* adolescente ha reconocido como válido para él y para todo*
Con la concieneiu de la libertad, viene la temible comprensión de
los denuis. inclusive los miembros del sexo opuesto, t i conocimiento for
que hemo:5 quedado sujetos a una demanda que no podemos desatender.
ma c! cará»:ter en la medida en que contribuye a crear tal concepto dcl ser
Ks más fácil, por lo pronto, tener una vida regida por otros o por eir-
No obstante, siempre hay riesgo en la investigación, en la reflexiú*'
cunstancius sobre las que no se tiene control.
y el conocimiento. Serían impotentes si {iieran innocuos. Pero nr> h«)

j
260 VALORES EX LA EM PRESA EJECÍ. v| VALORES M O R A LES 261

Debemos a los escrilorpí exislcnrialistas, y especialmente a I bien a la determinación del alumno por el grupo, por el orden econó-
gaord,"^ e! rcconocimiunto de este aspecto de la libertad y de la ?m por (u.-ílquier coso, meno.^ por s> mismo.
fsiedad existencial que ci parte de la naturaleza humana. Todos e.‘ ta*i ''•’i embargo, repitamos que el ccnocimiento en sí no e.^ garantía de 'I
ansiosos, sepámoslo o no, [.wrque tenemos indicio-i dr lo que la libcrt. i tada alumno se sujetará a vivir de acuerdo con el conocijoiciuo.
humana significa.* ‘ tcniaeióí) del placer y la incitación de la lujuria, el temor y h ira
educación moral lim e que combatir esta tendencia a eludir ! n í>orxar, al menos leníporalmente, el conocimiento que tenemos.
clase de liheítad. Hacer a cada alumno sensible a la posibilidad de q»*- • jnocimieulo que garantiza la virtud no es la simple comprensión. ís
en cada momento fie su vida haya algo que él pueda hacer para dar íorai j^íen aquello a que Platón se refería, ruando dijo:
al siguiente momento, es educarlo para la libertad. Autodeterminación «-if
En el nuindo dcl conocimier.to, lo í'iltlmo que se |>ercil)e >■$ó!o coi; gran
nifiea que uno ha acepta<lo la rcápousabiUdad de hacer su futuro y (ti
diiiiuliad, es la fonna esencial ;le la Ixmdad. Ur.a ve¿ que eí percibida,
vez el futuro de todos los demás hombres. J
debe ícgi'irie la conclusión de que, para todas las C'>ja3, esta es la causa de
La escuela, se dirá, no es el lugar donde los alumnos hacen eleceioni* í uaiuo es recio y bueno; en el niundu visible da origen a y al « ñ o r
importantes. ¿Cómo puede, entonces, educarlos para la libertad? Lo ha# do ia Jur, siendo al mismo tcei:;po sobctatia en mundo infeligibJt' y
por medio del conocimiento. A inedula que aprendemos más arerca «radrc de 1a inteligencia y la vertlad. Sin ha?>er touido una visión de ci.a
n\ie.'tro mundo, nuestro orden social y acerca de nosotros mismos, ¿no no* fot..;'-, nadie puede obrar con sabiduría, ya sea en su propia vida o en
hacemos más y «nás seiísible.s a las demandas que se nos imponen? Y asunios de Rstado.9

sabiendo esto, ¿podemo? desatender la cuestión de cuál es nuestra respon


sabilidad para ron la comunidad, el país, la familia, la escuela y para íl? una con\ersÍóti del espíritu, u» compromiso eniocionyl con lo
nosotros mismos? . '• revela acerca <lc la vida buena. Ks uoít e.^pecie de estado místico
bienavcntujados son los que lo han c.\peíimentado. En un sistema es­
Además?, el uso del conocimienlo para dar forma a nuestros empeña»
piar íiy es fácil crear la senración mística. Casi lo más que se puede
es lo que los hace lacionales en vez de caprichosos. Nunca puedo prever
todas las consecuencias de lo que me empeño en hacer, pt'ro sí In hagí rer • *. presentar el eonociniienlo al estudiante y espervir que. a medida
de acuerdo con todo el conocimiento de que puedo disponer, mi aclo da i : ap’ i.nda a usarlo, sentirá la fuerza de la demanda que le irnpone.
arriesgar algo en la vida tiene plena justificación. Ningún hombre pu«Jj C rin parte de la discusión acerca do la libertad en la cdueación y
hacer más. ■ la educación para la libertad, está relacionada con la posibilidad y con-
-.í r-via de que el alumtio “decida por sí mi'»mo'’. Es importante observar
primera ley moral para todo hombre, es ser tan racional y ta*
conseiunte en stis elecciones, como las circunstancias lo permitan. Esl» . lación enUc e»te concepto de libertad y el involucrado en )a autodc-
ley implica otra; es deber de todo hombre aprender tanto cuanto pueda, I -r: inación.
acerca del muudo, de la sociedad y de sí mismo. / ;,Quó significa “«lecidir por tuio mismo"? Tal vez es lo contrario de
->j*if:ione», creencias, valores y actitudes ya hcchas, tomáíjdola.^,
Un síntoma seguro de si una escuela o sibleina escolar e^iá lrn}»ajando^
, -'r ej*j:r>:.. de lo.-i libros de texto, costumbres, convenciore.s tradiciones
en la educación moral, es su respeto j)or el conocimiento. Importa poco
que una cs* uela tenga uno o una docena de cursos llamados de “educación V au»ovidade-< ^exceptuando quizá a los expertos). Se alega que ‘.-I cslu«
del carácter” . S i su actitu<l Ijacia el saber humano es despectiva. t=i ■ Uat.re no <l‘*b?ría aceptar nada sin hacer un e.’ fuerzo por valuar y criticar
antiintelectualisfa en su filisofía, si adapta su plan de estudios a las nr-^ •^í’.í- está aceptando. Es concebible que dos individuos puedan tener
cesidades mínimas del curso o del grupo, ese sistema escolar no lien i l m.si'x» coiijunto de creencias y el mismo cuadro de valores, pero que
verdadero respeto a las personas como legisladores morales en polencia, ut.^' d.' e)lo^ haya decidido por sí mismo, mientra? que el otro no.
por «u propio derecho. Kse sistema no tiende a la autodeterminación s.no \ Por lo tanto, libertad de pensamiejito significa la posibilidad de rccha*
¿yr lítia opini-'n, aun cuando sea presentada con una considerable cantidad
? K.j|>eciabucntc en The Concepi t>/ Dread y The Sickitetj Vnto D<'aih. !.• iirewóh o persttasión. Significa también el derecho de pxaniinar las
V é a « lambicn Niveles de Existencia de Kicrkfíjaard”, <lc H. S. Droudy, en
Fkihsophy and Fkfncmenoloéital Research, 1:3, pp. 294-312, marzo de ypiiiionea, con opción a rechazarlas. ¿Por qué damos tanta imjwrtanci.i
- Para <^bservar la relación entre el concepto de la ansier'.'xd. de Kícrke*
g.".ard y fl de Frcud, véaw» l.earnxn% Thfory and Perscnality Dynamics, de Mouiet.' ^ l)e /.rt ¡ief'úbüca de PUtón. traducida por K. .VI. Ckirníord, Clarendon Press,
pp. 540-Ó+6 1945, p. Z3I.
|. - VALORES M ORALES 26.*^
262 VALOKES EN LA E M J ‘ UK«A KJKM II

1 ;i\ert¡r:n<* en un i>oeta. músico, científico, doctor o cai-pintero de pri;ne-


a cíle díTPolio? Por qué debemos alcnlar a nuestros alumnos y l:a<t«
• I liitegiuía. Siipoiiffamos que nur conformo con ^erio de scgund.a y
si^lir en quo 5C formen la tendencia a examinar las opiniones?
Im.Iíi de tercera. ^ Pueile usted decirme que debo llegar a ser de prime*
P o rq tií* para mí. la verdad c» lo que la rrid m n a me oUliga a v
..'lO
Por lo tanto, es mi dchor buscar la vordod. lo es lambicn oxominar la
Podemos contestar afirmativamente, pero sólo si estamos preparados
dencia en que baso mis creencias. conipcjencia intclcclual os a»i
■.llegar que la Inmiatiidad lleno derecho a demr.ndar la cabal re¡di7ación
primer deber mormal de l.i escuela, y la piedra angular de su ])rc<gral
■I ■toda humbre. /.Oiái podría ser la base ilc i*sa demanda?
formal do edueaciói» moral. Si examinar la opinionc'* es reronocídam*
No jKidemos, en justicia. <lematidar que nadie realice sus fa''ultades
peligroso para la crocncia. no oxamlnarIa« e?. de«^'itroso para <•! alni«.
I ..K allá de 1" nece'iaii * para rccomiH’n.íiar a sus semejantes por los valores
0!)«érve?e una vez más que examinar una opinión no es lo mil
•p.- le ]>etmlten alcanzar. Sin embargo, .«i puede inducirse al indi\id»io
que hablar acaloradamente acerca de ella, o expresarse con rude/a
»• \perim«'ntar un valor de orden más elevado que los que hasta ahora iia
quienes la tienen. Para hi escuela y para la vida, esta es una di^tinei^
i'i.uiza<lo, v si lo reetmoce como más elevado, tiene ya la obligación de
fundamental.
•■nlribuir con los valores nuU grandes de i(ue sea capaz. 1 na vez que
nroni'ce qui l.i ciencia de primer orden es mejor que la de segundo,
AiUorrcalización .(lutla obligado a conv<Ttirsc en un científico de la mejor clase que le
po.vible. l'stá atendiendo la denmnda de valor misma. EsI«ti <lemftnda
Debemos escoger libremente, pero, ¿(¡ué debemos escoger? Kn lo universal, esto es. tndo aqui'llo que es juzgado como bueno o recto,
a la edutación concierne, la elección debería sor alcanzar la autor • jtizga qne lo es para todos los hombres «*n las mismas circunslrtticias.
lización. Ks por e«to que en la e^u<*la tenen'.o? que síicar ventaja de nuestra
Oe:ule el punto de vista del alumno, la autorreali^ación está en (-•.-.lejón como maestrus. para poner en movimiento el proccw de autorrea*
propio futuro. Para el educador, la meta es la autorrealización de to tización. Kn verdad, í'sto se convierte en nuestra obligación moral. El
sus alumnos. Moralmente hablando, cada alumno dcbtrUi realizar
•-lisien de e-^ta demanda está en la m>ma naturaleza del hombre, pues si
potencialidades y la escuela deberia cidlivar las potencialidades de ca
i!go «abenms de la naturaleza hvmmna. es que la dirección particular del
alumno. Esto parece tan obvio que re.sulla trivial, pues ¿no nos obli
-sfuejy.o de los hombro no es predelerminada congénllameiit-, sino por
la naturaleza humana a esforzarnos por la autorrealización? ¿Hay algu
Ii facultad nn-ntal de percibir normas de ¡josibilidad. Dirigir este e«fuerzo
alternativa, alguna ohUgación en la cueslión?
liAeia la auiorreollza<-ión mediante el conocimiento es, por lu tanto, lo
La respuesta estriba en los muchos niveles de esfuerzo que s *n
.pie la villa l ucni demanda de h escuela.
bles», j>or lo que, aunque el esfuerzo es un raspo universal de Id natural
Se hu objetado que la autorrealizaciún como meta didáctica o como
humana su carácter preciso no lo es. L’n hombre puede vivir a su mane
objetivo fl'.- la vida, tiene muclio tle individualismo, y de un individualismo
sin esforzarse por llegar al límite de su capacidad. Puede estar ifrnoiüuiU
egoísta jH>r cierto. Parece connotar una mezquina devoción hacia un
de sus caj>acidades o no hacer caro de ellas. Hay aquí una elección
deliciii?<> futuro para uno nii»nio, sin pci’.var mucho en la )>ondad de la
puede haber una obligación, si podemos establecer una denunida sol)
vida «le los <len¡á-s.
él y hacer que l.i reconozca.
.'^in emltargo, la situación no es tan mala como parece. Sólo p<jdemos
Hay im argumento al que puede uno recurrir como educador: si y
autorrealizarnos por conducto de otros. A<lemás, nos autorreallzamos en
como maestro, conozco el valor de un crepúsculo, de un amigo, de
la creación de valore» para otros. No tiene objeto que me convierta
acto generoso o de una visión íntima de la verfla<l. y si se que usted, • «>
alumno, lii-no capacidad para comprender estos valores, debo dc'scubri 10 l ^ i a c u ltu ra , al cstablccer el estilo de v id a que es con*idcrado general*
c.«as ]>osibilidades y enseñarle a cultivarla?. Si de ahí en adelante e, iiir n ic con ;o deseable, establece al m isino tiemi>o r l g ra d o de autorre.xU/arión que
íiH n iirm b n^s. en iirc'nicdio, censlrierar4n d c íta b le . E n nuestra c u ltu ra , u n a 'to g ra ­
valores no pueden hablar por ellos mismos, no hay nada más que yo pned do de a<it«;rrc.-»li¿aLÍün por parte de « n g ru p o selecto intelectual ie cn o ló «ico , ha
dí'eir por ellos. if d u c id .) la a u to rrra Ü -’.ició n requerida p o r los iiiuchr>$ para ganarse u ;ia v id a de-
Supongamos que el alumno replica: importa a nadie qnc no rente, p e ry rlcvad*» r in :n iirm c n te el g ra d o de autorrealÍ?aciAn reque rida para

yo, el que cultive o no mis capacidades? Supongamos qne yo pudicn \ivir vcrd a d iTu n ie r.le !>icn.
26-i VALORES EN LA EMPUK^A EJECI l • VALORES M ORALES 265

en ingenitTo sí no proyecto obras para uw de al>ii»icn uins. Do p «i r<lios, a cuamlo menos de algunos de cllo.s para la integiación del
sirve que llegue a ser doctor, a mfnos que haya gente a quron curar. »ili>r. ¿(iómo pic(.eíU nu*s al rcsjKcto?
¿Significa la autorrealización que /lebo n^alizarme a rxpcn«a> .!'• Ks dudoso que se pueda lanzar uit ataque frontal a oste pioblcma en
autorreali^acíóii de otros? ¿Del)o cultivar mis ¡Jtopias facultadc-í •! u '> »*scuelti. La oíase de integrución sicolópica que el bigirnisla mental
significa qiUí otros tendrán que quedar síu satisfacer las necesidctde- i-quiere, involu*'ra demasiados factores ajenos a la escuela, p^ra que
la vida, sin educación, sin lugar bajo el sol:* Si baso nu deber do reí ' la pueda controbirluá. Si la desintegración no está d'-masiado avan/aila.
zarme en el principio de que el valor j»oíitivo es bucjio en sí, ¿ae tí' dv ■programa de orjonlatióíi puede ayi-iJar al indivitJuo a alterar la? iH'r'>p«'c*
que sólo el valor que yo alcanzo cft bueno? • con lo que pt»edon iwlucir!*e U»s conflictos.
Todo lo contrario. Si hay cOj^i tal como la naturaleza liun.ana, Además en la escuela no se (omplrta la integrauCn. proque é^la iiu';ca
valor es aquello que In períecciona. Si la saluil es buena, lo es pura te» ‘tja de ser amenazada. ¿Quiét» sabe hasta qué j unto pviede sojwrtar “1
lob seres humanos; si la eduoación es buena, lo es para todos. I.n sui • d¡\¡duo cal.nnidades tales como el fracaso profe.-^iontd. la pérdida de
si mi deberes realizar mis capacidades, es deber de tod'W hacer lo *nirt_ ti'res queriílos o la dcsy acia?
Tengo que respetar c?ta demanda siempre que so haga. En realidad, ‘'.‘ni Kinalnunte es dudoso que haya una fórmula integrante general que
que hacer e.>ta deninnda para toda la hun;nnidad. •e aplique convenientotnonlc a lodo individuo. Algunas pt-rsonas pueden
En la educación, el imperativo de la aulorrcalización lienc consecu» ínlegrar sus \idas mediante la religión; para otras, la religión es una
cia.'« definidas. Significa que tenemos que recomendar, solicitar y. b u 1'H‘rza desintegrante. Pata alirunus, l>s valores estétiros «on integrantes;

donde se nos permíta, insistir en que no sea refri>trada y truncada la c«L ■ira alguna.4 niÚ3 lo es ei servicio social; para otras el éxito pecuniario
cación de un individuo, antes de haber a])ro\ecbado sus capa<ndader: )>o] y para otras má.s el sentido bumí.-rl'-tico.
aprender, basta el límite de nuestros tecuií.os. Esto significa qiu- si Kl conocimH nt'i pvdría ser el inliigrador universal, y en o?tf libro se
jyvcn puede aprender Uteiatvua, se le reqvjcrirá aprejulerla; vi U [M>r concedido tjue la escuela se dedic*ará a la inle^iaoión de la vida
I por medio del eonocinM'uto. Sit' en)bargo, es necedad Ín>tar a un jnv«-n
dominar la trigononjelria, se le requerirá que lo liaga; si pin-d»' ser n i l i i
con escasas dote» inti-b':tuale‘<. a integrar su «istrma <le valores mediante
tiramcnte competente, se lo requerirá serlo, .«in preocuparst» deni.)'ia(.
1.*, erudición, o sugerir a un alu-nno con aptitudes nmsi^ales, que st* d<»di-
acerca de si con ello se ganará un empleo, una casa en los mejores bairi<
qi:i,- a la a^sricultura como una manera de simplificar y i.ídi'i.ar «u \idy. l.o
o ser miembro del club cauípestre.
que la escuda puede hacer, es calcular intoliger-temente la pauta j>or
Kl alumno mide con cMraordív.aria exaelilud U «lílidatl \oeaciur.al
leguir para lograr la integración del alunmo. basáfuUi-.* en su:» jK>t»'ncidli-
sus tan*as escolares. Lo que no puede íliscernir Í¿u-:lmentí.- es la uluMa^
dadc<. Adeniiás gran partf <lvi ]>!an de cstu<lios q>ic debe trabarse, o-j urj
de lo» estudios escolares para lo que Aristóteles llamó civi>in<* y tc-/:íí
estudio dolo que los hombres han tratado de integrar y hasta qué punto h
(cultivo de nuestras facultades racionales). Los retjuisitos inU*Ieclu;dt
lian logrado. Dado que e.^os c^íuer^l^s tienen lugar en los escenarios de
para ello son tan extremados boy en día, que a ineni/s que fe j>erferc:'.'nei la Idslotia y el arle, escriben nuestros problemas iníli\idiialiH en letras
en la escuda secundaria los insirvimenloa para Uenavl>s, Ws posÍbili:K;dt
grandes y hímino.íd.s.
de cultivar adecuadamente nuestros recursos racionales son renvíta-, Estos son métodos rcconocidanionte indire<lüs. No obstante, si el
mundo no tiene sentido jmra un hombre, es porque j;o F;^tá debidiinente
A u t o i n í f fo ra c ió n ii.tegrado. El conocimirnto trata de cjicontrar qué ^enticlo hay v¡\ el
mundo, y a ese respecto es iiítegrante para todos. Lu-i tstttdios de si<.i»is
Autointegrarnos significa que tenemos qiic colocar en algún orden *iescubn-n n*pelidam<lU»- una Incapacidad o renuncia para ¡xTciínr la
inteligible las demandas que tiran de no>otros desdo todas direreionos. realidad. I^as ihisionrs, la« utu^<:a-iones, las ansiedadis neuróticas son
demandas de valor chocan unas con otras. Mí<'Mtras no t»scojami*!i entr<; ‘‘malas*’ todas ellas |»orqin- ."mn e:.‘¿aÍM>s. La li-rapeútica trata de ayu­
alternativas de valor, nos desagarrarnos entro e'las. Decidir qué valore»! dar a la SMtini.i « recobrar el sentido de la realidad. La escuela no es
deben dominar y guiar nuestros esfuerzos hacia la autorrtMÜ/.'K ión. er-,':, una clínica sirpilátrica. \ solo oono<intirnt«) purch* no mantenernos
en si una decisión moral, tal ve? la m.ís grave de todas la<i decisioiu s. I ’ t J &an«js mentalmente, pero ai vigilar el i o u o í imienit». hi o(.ui*la pi^a un
lo tanto, la educación moral en la cspueb incluye la cnsoñan/a de Ií.c firme terreno sic.ulógieo.
266 VALORES EN LA EMPRESA EJECUTIVA
I OS V\LO»KS MOH.M ES 267

Hor lo laiUo. si inm fílucación general puodi' ciar al olutnno corififtn/Ji norteamericanas, cxnistíuiym una educíicióu mor.il i‘m cI má^ am:»lio y
í^n facxilt.iíl fie adquirir y usar el conociiníonlo, y si le da u» sentido ftutcnlico de los scntido>. La ie<U-ínnción del cstlio de \id-i qne el Credo
rmliMa do stis proptns capacidades, de sus fuerzas y dobiluladcí., cílc requiere en una época da<lu. c-tá r:i la médula de In reflexión n) >r.'ii. SÍ
quizá s<-a )>ucn comienzo de su integración. resulta ser que el (áedo norleamnlrano. ¡,T tn ¡n a i i m u c i ó t i y a n á l i s i s ,
líesulta que los critorioí! de educación moral (uo adiestramiento moral) demanda y íomcrita la autoirealización. autodeteimliiaeión y aulointegra*
son los criterio^. <Íi- la nii^-ma \ida buena, y que la erlucaeión moral coin« i-ión; ]>o<lemos ju»ltficar el hecho de ji->ni-r el pi M, <\v la tradición, autori-
cido con una cducacióji goncral que apnnt.i a la NÍda buena. Ksto signi* :.'d y aun liel rilual. en su fa\or. K>te análisií. ;ation;d il que el j)lan
fica que una escuila deilicada a la educación general, prohablementc ili- estudios de la eduración gener.d ilt be fomentar y íum*‘nia. hi licne conu
no lendr.i un c\n>o llamado de “cducaclón moral” en .«u plan ilo estudios, ■i'i.lro fl conocimiento.
ni <e dtdicará al adiestramiento del carácter por ada]>lación, aunque
reforzará ili<ho adleslramienlo cu el curso escolar ordinario, y basla pro»|
i ’ EUSl'ECTIVX EV LOS VALOlJKS Mii|:\L».S
yodará sus a«'tivi<!ades no didácticas, cuidando ríe hacer tal refuerzo en
forma sislemática má> bien que incidental.** Juzgará il éxito de su
Kn un sentido. r»o tiene objeto pn*guntar qué per:[>rcti\a <lcbemos
educación moral por el grado en que el alumno se haga sensible a la
adi'])tnr r<»ri rrsp«it«» n lu- \alun.' morales, porque ello< dan 1a i>er.«]M\-‘áva
demanda de que se determine, realice e integre por sí mismo.
di- toíla.'* hn demás per&j>celivas. La interrogación moral siempre está in«!i-
cada, pnrquf siempre es pertinente preguntar: e-lo lo que dibe
Jm dt'mocracia t o¡uo twnna ética haci-r>e?
Hay sin embargo cii rlas abcrrarjones ele aeli%idad mora), que c! hom­
í)fl¡bei'at]amcnU* lu-nios eludido referirnos a la tle^ocra<'ia o a la bre* moralmente educado trata de evitar. m
fornhi de \Ída domocrálica como un conjunto d<- nonna'* morales. No
hemos arginnrnlado que un acto e.<; correcto si está de acuerdo cot» la ]. ¡nsi^^iiridad mond. Cuandu uno está aprei.d!'nilo a andar en biei*
lra«lii'ión demoerática. e incorrecto si no lo está, porque e¿to sería ]x»ncr| «!• *.». tiene que |Kuier nuifba atención en todos sus m«*viniienlo«. Con el
la carreta delanti* del caballo. Si la democríicin es urj bien fundinientul, tiempo, sólo la fljrt en loí nuV- imjKntantes, conK» llevar la <lir<‘f<.¡ón. au­
no puede ser dÍM Utida. IC«to es, no jwdomo? preguntar scnsalamente si mentar o disminuir la velx-idad y i.n¡drtn«e tlel deniá? tr.in<ito. Lo (jue U
la dcmoi-racia nií^ina es buena. Según este concepto, tendríamos que [irádiea hace para el ciclista, Iti hacen las mores, c«'.‘t.imlueíi y principios
decir quu los retos lanzados a la democracia por líitler y Stalin, entre para el hombre ir.oral. (juien cuando i'tro ser humano en pi ligro, no
otroJí, fueron ])eljgroso.4. pero no sensatos. Si queremos defenderla contra inicia un largo i>n»eeso de in\esti';afión para decidir .«I debe aymiarlo.
otras formas de vida, debemos hacerlo íundán<lono.«i en que satisface las | Tam|>oco se preganta en cada oca>ión '■i <lel>€ derir la \erdad. honrado,
demandas de la naturaleza y los valores humanos, mejor ijue .*us conipe*]! amable, generoso o leal. Kn la maytir parte de lA^ sitúa* iotij-s teaccit'na ¡i'
tidoraí. Creo que si examinamos el sistema de valores en ipic se apoya j cijKintáneamente. Sóh) cuando una «U'tumbre. tradición -i ])rine¡plo da
la democraiia norlcain* ricana, encontraremos que reconoce consciente y ¡ •imIIcíos d'- conducir a «mu.;!'-nen' ias <lui)o«a>. r-curre a la deliberación. Kl
e.xplicllámente a la autoiletenninación, autorrealización y autoin*egrac¡ón, < iidicslramii’nto moral le da la e>j'ontaneidad. jnateria pilma de la educa­
como lo.-} bienes supremo>. U Credo norteamericano puede coi»vertirse ' ción moral.
legítima y racionalmente, en nn gran sistema Itílegrantc <1<‘ los valores en ' 2. Hitíidcz moral. .\<[uí la Inibituaelón a las iiion's. co.stumbre.«. tradi-
nuestra propia cuhura y en la cícucla pública norteamerieaua. |l cione«« y precejiln< os (ni! • .nu]>h ta. qne la n ’fh'xión nun< a h.* inicia. “ KstO
Kl csluiiio del Credo, el análisis de lo que significa })ura la vida buena, ; no -ie hac(?”, Ile^ii a •-er la 'niíreinQ máxima moral. l>.is pi*;.M*na.s obran bien
y ia compren-ión de cómo se ajustan a él o divergen de él nuesiras prácticas ' ca<ii siemiHc, Sí»n lo« caballo», ile la!>or del orden social, pero si de ellas de­
pendiera. nunca jwdría haber algún di’.«yirrnl!o moral.
>1 La deliid.-\ rcílcxión inr ha convcncido de que la úliiina frase de e.<l« I
párraío no al'iindtna el concepto de que la instnicrión rs la futxión primaria de | K«ta se aicmcja on tanto a !a distinción hecha por rriodrich S<‘hiHcr en
la escuda. i| *11 en.<.i>o A>i'r..‘it und H'üríif, rn c] q»ic disling'.ic el ent:ar.to o W ndad espontánea,
12 N'éasc -4n A n fitcan D'Aftnmc de Myrc.il, Cap. 1, y Education and do l.i divnidad; y !a cualidad de mcrcciniiento cjuc proviene de sor h del
íifj/ Imegraiion <lc Stanley, Cap. 7. fj sentido dcl del>cr.
26 8 V A L O lin S EN LA KMIMIKSA E J K O lJ T tV A
LHS V A L O R ES M O R ALK S 269

3. Ku'riipuIosU¡a<i excesiva. í-a interrog:ación moral siempre tiene un hechos, disminuye la necesidad de hacer elecciones torpes, pero no eli­
lugar cu la conducía, pero el lnlcnnir>al)lc dehate acerca de la corrección mina las arriesga<l.is.
de un acto, puede Ím]>odÍr la acción o arruinar la cualidad misma por la Supongamos que un grupo de médicos esfX’clallstas dijera a un iiom-
que se emprende. Puede uno, por dcrirlo así. quedar inordlni»*nle parall* bre que su condición era lal que no le dejaba sino tma alternativa: no
za<lo. El hombro que sigue pregunlánd<iw* sí dohió ha{>or ga^laílo tanlo hacer nada y morir en unos cuantos años, o someteree a una ojMjración
por una entrada de teatro o por un traje, se queda sin el dinero y j»¡n el quirúrgica, que de acuerdo con los registros ha tenido éxilo en el 95 por
placer que esperaba comprar con él. ciento <lc los casos, y que le penniliría \ivir muchos años. Supongamos
Estas tres aberraciones se revelan primero, y con mayor claridad, a que fuera un hombre racional, .Aqui habría un riesgo, pero calculado,
nu(*stra sensibilidad estética. Hacen a un hombre ligeramente repulsivo, en el que el gran peso de la evidencia estaría en favor de la operación.
molesto o irritante para quien tíetie un p-etado moral más normal. Como!^ Sujxmgamos q\ie corrió el riesgo y que murió. El efeclo para las estadís­
todos los aspectos de la vida, el moral c.s estéticamente agradable cuando ticas seria in<igriificanle. pero para el, considerable.
funciona bien. ¿Significa cslo que no debenios confiar en el conocimiento, en el
4. Presunción intcleclua!. K» fácil, especialmente en un libro que mejor conocinjítulo disponible? Oe ningún modo, pero quien quiera que
encomie la vida inteleclual. dar la imj)resión de que con sólo que pense^l crea que el conocimirnlo liará inncce.sario al valor moral, al sufrimiento,
mos lo bastante larga y cuidadosamente, ganaremos con seguridad nuestras! la ansiedad, la culpa y el arrepentimiento, está malinterpretando la natu­
vidas por las sendas de ía ininterrumpida pro?|)erida(l y felicidad. F^la es i raleza del conocimiento y la naturaleza riel hombre.
una especie de allivez inleirctua! que procede a muchas caídas. Kl bom- u I-a jM?rspectiva moral es una conciencia equilibrada de lo precario
bre realmente racional conoce lo.« límite.*^ de la razón. verdad es que , de nuoíitras elecciones y de í-u tremenda importancia. Puede uno ahogarse
sobre la mayor parte de los factores de nuestra vida, sólo tenemos un ¡| tan efectivamente <-n dos metros de agua como en 2(X). Es parte de la
control parcial, y que sobre muchos otros no tenemos nihguno. Aparlf perspectiv.*» moral no anonadarse ante los 200 ni despreciar loa 2. Ni si­
de las calamidades naturales, como son las inundaciones, trombas. Ierre*
quiera sabemos de antemano cuáles de nuestras elecciones resultarán
motos, y .sequias, hay automóviles y oíros riesgos hechos por el hombre
haber sido las grandes.
que en un instante pueden arruinar toda una vida de esfuerzos y servicios.
La actitud moral seria es algo que se asemeja a nuestro comporta­
Al (ralar de predecir el futuro, nos alonemos debidamente a la expe*
miento cuando se acerca »ni perro desconocido. Mantenemos la raima
riencia anterior, esi>ecialmeníe eu.mdo hn sido acopiada, clasifi'.’ada y
exteric-rmenle, temblamos un poco por dentro, vemos con firme/a los
do!<r¡lft esladisticamente. 5i el promedio de vida del varón norteanieri*
cano es de 65 años, coní<> se dc*<'lara; ¿podemos planear nuestras vidas ojos de la bc&lla y esperamos que ocurra lo mejor.
de acuerdo con ese promedio? Como gru]>o, sí. Tomándolo como base,
calculamos las pensiones por anrianiilad. ia magnitud del mercado del H kscm en
Irabajo y la demanda de dentaduras» artificial»-'. ¿Puede mi ir’.dividuo
planear su vida según esle conocimiento cítadíitico? Sí. pero e.<o ts como \a\ñola di.?tinti\a en el juicio moral es la presencia de la “obligato-
un juego de azar j>laneado. ¿Estará incluido entre las <los ífrceras parles ric<lad”. Surge cuantío reconocemos como válida alguna demanda que se
que unieren a lo.s 65 años? ¿Kutre los grupos más pequeñ\'< que n iu e ie n nos hace. Orar con la intención de satisfacer esa demanda, es condición
a los 53 o a los 75? Acude a un doctor <jue le dice que tiene uua afección necesaria )>ero no suficienle j>ara la justificación moral. Hacer que un
cardíaca. “¿Cuánto viviré” ? indaga. “ Mien*', replica el dotlnr, “ Nucslras acto íca plenamente moral, requiere corrección para aquilatar las deman­
estadísticas nnu*stran que el 70 por ciento de lo.<5 p.K Irnh's d<* esla afee* das que nos hacen y para emplear los medios de satisfacerla. Nuestra
clon mueren en 10 año?, el 25 por ciento en v el cinco ¡x>i ciento manera de obrar, por corntcla que sea, no impide que un aclo intente
en 20”. y logre hacer el nial. De aquí que el arto comp!ctam«*nte moral tienda
El azar del juego ha #ído reduci«Io pero no eliminado. ¿A qué gru|>o siempre a algún bien y lo escoja de cierta manera.
corre.«|K>nderá él? ¿Quién lo sal>c? Esle es un esl^ozo de los requisitos de la educación moral en la escuela:
Mií'íilras no haya certeza en cslas cuestiones, el futuro rio dc*ja de la producción do aíiltudi^ y metas morales que resistan el escrutinio mo­
ÍM-|)irar tem *r. I.a clase de conocimientos que tengamos acen*a de los ral. El programa se divide así en dos partes: 1) adiestramiento moral
270 VALORná KV I.\ K M l'U E S A E JE C U T IV A
LOS V A L O m :s MOnALES 271

que sólo pilado ícr rcfor/^<lo por la cscíU’Li íí ya st' ha inioiaflo fuera ilc Viene en seguida el estudio de varias teorías éticas, en obras tale* rc-mo:
cHa. y 2) Cíluración moral, quf c¡> el ««> fK'l conociminilo para oriciilar
Edwards y Pap, A Sfodern ¡:Ur<^du(tion lo Philosophy, p{j. 310*+42.
las elccciotics y juicios nioralr.a. Hill, Contemporary /■Uhical Theories.
Knconlrúmos que los crÍterio<i <le la ethícaoióii inornl 50n la autotlclcr* Hospers, .4n J7tlroduclion io Phihsophical Analytír, CJapitulo 7.
Tninaoión, amorrcalización y auloiulcgrarión, quo son lo«5 rrile- Whcelwright. A C titifal Introductiotí lo Klhiet.
rios (le la vida luininna. Dado que el Credo norleann ricano aíl»>)>ia tr.m*
bién esoa crUerio?', nuestras f^rucla? puede» iledícarR* a la educación L'n examen critico de este campo, especialmente para el estudiante adelantado:

moral dentro de un marco deniocrálico, en In ronfianza de <iuc resistirá W. K. Fraiikcna, “Moral PhÍlos'’i>liy at Mid-Cenlury” , Philoiophical Hetieiv, 1951.
el más minuriostj escrutinio de reíloxióu moral.
Aunque l«»íi valores morales dan la |>crs«“|>e<‘tiva de lodn>! las <lemá4 Muestras del método empírico para tratar problemas de moralidad:
perspeetivas. tii ellos e?táu exentos de jK)sÍliles aherracinnes. tales comal Hartíhc*rrjc y May, Studies Ín Ihe Sature of Deceit y Studiet Ín the Xature of
la inscpuritlad moral, la rigidez jtioral. la escrupulosidad cNce-^iva y la j Charaeter.
presunción intclecluai. Jones, “ Charaeter Developinent in Cliildren: An Objetive Approach” . Manual
of Chüd Psychology,

PnOnLRMA» TARA DISCl'SlÓ.N R INVBSTIOACIÓN Más directamente relacionadas con )a íil'^soíía de la educación:

Brubacher. Eclectic Phihsopky of Kducatíon. pp. 199-207 460-475.


1. Estudie y haga un bosquejo dcl ariículo de G. D. Broad (vea las Iccturai ----- Modern Philosophits of P^ducation, Cap. 13.
que íe sugieren a continuación), para darte una buena idea <tc les problemas qvie Childs, Education and Moráis, Parte II.
se prewnian en el estudio de la así c«iuo de la tcmiinologla en uso. Hutchins, Moráis, Religión, and Higher Edueation.
2. Lea H primer capítulo de An American Dileinma, de ‘Ounnar Myrdal, Masón, Moral Valúes and Secular Education.
para coi:iprender el Credo norteamericano. Redder. y Ryan, A Caiholie Phihjophy of Education, Cap. 6.
3. Estudie el Credo norieamericauo para ver si señala o no la auiudeterml'
nación, autorrraliración y autointegiación como valores primario®. ,,
4. Organice un corrillo o mesa redonda para diseutir la diíercnria entre aclie$' t
tramiento moral y educación moral. ¿Puede defcr.dersc leóricamentc esta disiin*^ {
ción? i Puede mantenerse en la práctica escolar?
5. Lea cuanto pueda de la É'iea de m ciinaeo de Aristótelrj y de <4 Freface to
M crah de Walter Lippmann. ¿Hasta que punto considera usted que Ic-s ci-nrep.
tos ¿ticos de Aristóteles son anacrónicos?
6. ¿Puede usted encontrar un caso en el que una lultura haya llegado a con
siderar bueno lo que anieriormentc consideraba malo? ¿Cómo e.xplicaría usted
el cajnbiü?

S U O E S T Z O N r .l P A K A LECTCBAS MÁS EXTEN SAS


i
Para una información bil)lí'.’gráfica m ái cvmplcta sobre las obras citadas al"
continuación consúltese !a biblicgraHa genera!.

Yo ccmcnzaria {x>r estudiar con todo detenimiento y pc^r hacer un br.Mjuejo de;

Brwad, C. I). ".•Mguros de los principales iíri>b!cir.as de Ética” en lleadingí ín^


Philosophical Anaíyíis, de Feígl y Sellars, pp. 547*5G3.

Con esto como guía leerla:

Aristóteles. Klica de \'icámae<>. (Completa si fuera p<KiibIe.)


Lip])maun. A Prefate to (U n libro moderno y no técnico rclativauicnte.)
Platón. Cárniidei. Lisiat, Laches, ProtágorAS.
Capítulo

Los valores religiosos

En los c a p ít u l o s n n lc rio rc s hem os tr a ta d o de a is la r las caracte rísticas


peculiares q u e c o n s lltu y c n u n a p e rc e p c ió n e c o n ó m ic a , s o cial, estética o
m o ral. ¿ P o d e m o s h n c c r lo lu is m o c o n el s e n tim ie n to religioso , o es cslc
« n a c o m b in a c ió n de o tra » percepciones d e v a lo r ?
Cuando la gente reza o venera, decimos que tiene un sentimiento reli­
giosa. Hay quienes dicen tener visiones de Dios y de los ángeles, y quienes
mnniíieAtan tener otras formas de comunicación con la D ivinidad. WiHiam
James, en sus Vurieties of ReÜgioi^s £’A;períence, liacc una recopilación de
uiHalíestacioni-s que rcvelun la intensidad y polencia de tales sentimientos.
¿Qué es lo que constituye un sentimiento religioso?
!
El s e n t i m ie n t o r e l i g i o s o

En e! fentimiento religioso liay una íicnsacíón de <estar en presencia


de algo f.anto o en comunicación con algo sagrado, algo que es digno de
veneración y adoración
Muchos son los casos en que un harapiento ermitaño ha dado a sus
discípulos la impresión de ser santo, porque ellos tenían «.-sa sensación en
su presencia. Tx>s clérigos son santos en lo que respecta a que están formal*
mente relacionados con Dios, y han recibido autoridad para hablar y obrar
en Nombre de Dios. También pueden, por supuesto, ser santos en el senti­
do en que lo es el ermitaño, tin a iglesia, un altar o un cementerio se con­
vierten en un objeto santo cuando es consagrado; lo mismo ocurre con las
vcstiduias, cálices, altares, reliquias y muchos otros objetos re lig io ^ .
I^a reacción ante el objeto santo puede ser una emoción de temor, res­
peto, reverencia, am or o una combinación de todo d io. Una imagen de la
Madona en u n a galería de arte, da origen a una clase de sensación, por lo
general cslétíea. Ksa misma imagen, en una iglesia, nos insj)ira un scnti-
273
274 VALARES EN LA KMl»UKSA EJECLTlV
>.n.S VAl.OHKS UKI.ICIOSOS 275

miento (liferenlp. Robarla de la galería tic nile es un Jolito que pene


Existe el campesino más sencillo e ignorante, para r¡u:en cada detalle
£>cción a la policía; robarla de una iglc:>la es sacrilegio. ^
de su trabajo cotidiano es obra de Dios, que tiempla sus tristezas y ale*
Vemos con frccucncia en el Antiguo To'jlainrnto, una persona tuv
I rías con la creencia de que tales cosas son dispuestas por una mente y una
c o m o Moisés y Jacob, la sensación de c iic o n tra r^e en un lugar santo, |*oír ^
¡iiu-o nnicho más sabias que las suyas. I'odemos encontra.* hombres como
blcmeníe porcjiie el sentimiento que (Usj>crtü en ella era similar al in^piráUl.a* ^
V rl fÜósifo Benito Espinosa, quien aunque señalado como hereje durante
do por objetos ya conocidos como santos. El objeto santo es \islo cornoI un< luii .
•u vida, fue llamado también el “hombre ebrío de Dios”, lleno de amor m*
fuerza que cslá por encim?< y es diferente n la fuerza que se manifiesta
los objetos naturales, pero tai» análoga a és^los, que en cietlo modo infiuv H i
fiuVR ^!
'Mlcclualis Del, del amor intelectual a Dios. 1^ santidad varía desde ol
•l'.í&ionamiento de Santa Teresa hasta la firmi*za intelectual de Samo
en ellos. A menudo, pero no siempre se concibe esta fuerza C''»mo dot.^^^'l j
lomás.^ El grupo mas numeroso lo componen los hor.íbres y mujeres para
naturaleza de persona, esto es, como si tuviera mente, voluntad y emoción.
•quienes los valores religiosos son reales, p'*ro desempeñan un papel limí-
I ii!o en sus vidas. Algunos guardan sus sentimientos religiosos para las
El fenómeno religioso... ha mostrado consistir, dondequiera y rn toda#
lUiaeiones críticas, como el narimiento, matrimonio, muerte, buena fortu- u\
sus ci&pas, en la conciencia que los individuos tienen de una intercoinunl*
cación entre ellos y los poderes superiores con los que se siente rclafior*.'^d< ina o desastre, pero rara vez los dejan impregnar su.? diaria? actividades.
5Alj>unos muestran sus inclinaciones religiosas en su manera de hablar y
Tal sentimiento, por lo que parece, es “perfectamente sui gencris e irrc' proceder, otros la.*; ocultan tras una simplicidad realista. Ciertamente,
dtictible a ningún o tro .. tomo íCñala el teólogo y filósofo danés Sorea Kierkegaard, encontrar la
ci^rrecta expresión de religiosidad no es fácil.^
Si el sentimiento relijj'joso no puede s«r confundido con ningún otro,
Penetración de los valorfis religiosos les jwsible (^ue algunas personas no lo tengan en absoluto, o que no sepan
%
lo tienen? Prolwblemente no. Efectivamente es cierto que muchos
Si el objeto santo obra en alguna forma sobre el mun«lo de la naturale­ íioinbrcs y mujeres niegan tener tal sentimiento ahora. Menos son ios que
za, puede penetrar en lodos los campos de percepción del valor. Dios .legan haberlo tenido /amát. Por ejemplo, dicen a menudo que tuvieron
dría hacer o destruir la vida económica dcl grupo enviando o retirando la r-nlimienlo religioso en su niñez, pero no en su reciente edad adulta.
lluvia, suspendiendo o fomentando ol procedo de fi rtilidad. Dio« |>odría Otros, cuando se Ies pregimta si tienen el sentimiento religioso, contestan
también imponer dem«ridas acerca de las relaciones de unos hombres coi^ r-m opiniones o aun argumentos acerca <!(» alguna religión en particular
otros (ios valores morales). Podría asimismo afectar nuestra capacidad del I. de la religión en general. Por lo tanto, es muy ])0 ‘ ible que esta forma de
saber y podría hacer el mundo bello o feo. Y hasta un espíritu dcl jnal.j lonlimiontosea ca?fi tan universal como cualquiera otra. El que se nos haya
Satán, podría intervenir con su influencia en todos los campos de aprecia* rducado para tenerlo o hayamos nacido con el. es mencs importante que el
ción del valor. I echo de que seamos capaces de tenerlo.
Algunas personas intensamente religio.<4as ven la mano de Dios en Supongamos que tenemos esa capacidad y que Iti humanidad la desarro*
negocios, vida familiar y labores sociales, eii sus luchas morales, en los lia, ¿para que sirve? Después de todo, reza el argumento, ¿no está la reli*
descubrimientos del científico y en la inspiración del arti.Ñti. Ven a Dio pión hecha de infantiles supersticiones que no tienen cabida en una níentc
en la guerra y on la paz, en la tempestad y en la ctibna. Otras solament, ri en una edad científico? ¿Xo se han cometido incontables crímenes en
lo ven en la iglesia una vez por semana y en ciertos días festÍNos, y otros ;onibre de la riligión? ¿X o habría sin ella menos conflictos en el mnndo?
más manifiestan, por lo general con vehemencia, que minea lo ven. Así,
aunque el sentimiento religioso puede impregnar la NÍua, no necesita ha* l.'f ¡Hipel de los valores rclifiiosos en la vida.
cerlo, así como no es inevitable que los valores estéticos o sociales sean iili
Hemos hablado nnicho en e-jle libro, acerca dr l esfuerzo por llegar a la
igualmente penetrantes para todos los individuos.
ptifección y también bemoi observado que. en los hombres, este cifuerzo
1 WiHiam James, Varifties of ReVtgious Experienct, Nueva York; Longn>am,'
Green y Compañía, Inc., 1902, 1929. p. J V¿Aíc Ia obra rit.'ída de James y la descripción dcl círculo más alto dcl
p.'traísu en la D iitna Comedin, de Dante.
2 Rudolph Otto, Idea of the Holy, traducido por J. W . Harv-ey, Nueva York; 17^.
4 V¿a$e “Klerkccaaifl’s Levéis of Existence” , en Phiiosophy and Phtnomeno’
Imprenta de la Universidad de Oxford, 1943, p. 7.
ín^jVrt/ fíetearck. de H . S. Bnjudy, 1:3, marzo de 1941, pp. 309 y sígíe».
276 VALORES KN KMPHESA E jrC U l IOS VAI.ORES RELir.lOSOS 277

toma la forma de tratar <ir rralÍEar e! máximo ric valores po&tivos en ca< MI el momento en que se asume la actitud religiosa, se siente inmediata­
íaAc de la vida. Pero a?tmÍNw> henK*< visto que cílc c^íuerzo nt> os auto mente que un poder más grande quo el nuestro entra en escena, deseinpe-
tico ni tiene como conrJusión segura el éxito. l/>s hombre.*) Im<en ñ«ndo un papel, el papel más importante en el drama de los valores. Sin
esfuerzos en diferente» nisTle^ de «utiliza e inlcnsidHd. Pueden a<l«‘más w este sentimiento, la oración, la comunión o la adoración de cualquier clase
vertirlos con lo que m rc?ijlttdo es la autodegradación en vcv. <lcl perfecc» «1. una ceremonia vacía.
namiento. La vida bitcna no e« fácil, lo e» más darse una muy buena vid| Haciendo a un lado por el momento, los rasgos que distinguen una reli­
en cambio. I^ s prinieras etapas del perfeccionamiento propio puc<lcn s4| gión de otra, parecería como si «na característica común dcl sentimiento
doloroMS. El bien no parece estar distribuido justamente entre los acti\'<i^ religioso, fuera la de ver y sentir a los demás, a la naturaleza, a nosotros
y los perezosos, los buenos y los pcr>'«rs05. mismos y. en suma, al cosmos en forma de drama. Hay un argumento y
Fn la vida de toda persona reflexiva, llega un momento en que se p hay persona]»^ hay conflicto entre las fuerzas del bien y del mal; el resulta­
gunta si la batalla es digna del esfuerzo; si su cuadro de valores no es do final nunca es dudoso, el inmediato siempre lo e.^ El mundo es visto
fuego fatuo ideado por el fuerte para explotar al débil (Marx), o i»or liistórica y moralmeiüe, conro una obra dramática con determinado argu­
débil para encadenar al fuerte (Nietrsche) mento, conflicto y resultado.
¿Cabe preguntar si ei universo sanciona esos valores o c$ Indiferent Podemos ver, por lo tanto, cuán cerca está «'1 sentimiento religioso dcl
ellos? Esta es una cuestión meta^Vica. No importa ai físico, como tal, q if «•stético. Lo está porque en una sensación unificada comprendemos cierta
el universo esté en favor o en contra da la amabilidad, o que sea indiferei clase de significación, una dramática significación moral. No es sin em­ i
a ella; tal como no importa al matemático, en su calidad de tal, la actit bargo idéntico al estético, porque no necesariamente comprendemos esa
del universo hacia las ecuaciones diferenciales. Como el físico y el ma lignificación en una fonna perceptible. L1 sentimiento religioso es tam­
mático pueden resolver sus problemas especiales, cualquiera que sea la t bién social, pt*rquc considera las fuerzas dcl uni\erso como coparticipantcs
puesta, no tiene objeto que hagan esta cla^e de preguntas. en el drama; es moral, porque el drama es un conflicto de elección entre
Naturalmente, cuando el físico construye bombas atómicas, puede per el bien y el ma!. Es intelectual, porque la trama y los personajes de este
el sueño preguntándose sí tales bombas deberían ser usadas, pero pad drama tienen que S(‘r entendidos.
esos insomnios y tiene esos escrúpulos como hombre, no como cientjficói^ Como las fases intrínsecas de todas las demás percepciones de valor, ésta
Supongamos que su bomba mata varios millones de personas. De toda.'i r tiene una cualidad distintiva propia, que es inmcrliatamenle scr>tida.
neras mueren millonea cada aiío; si la enfermedad del corazón no se })r Si un hombre tiene la abrumadora impresión de haber pecado, la siente.
cupa por el hombre ¿por qué habría de preocuparse el? Sin embargo, Podemos alegar que hay o que no hay base justificada para esa sensación,
hace la pregunta, como tarde o temprano tiene que hacérsela cada hombi pero no podemos negar la sensación mi.íma. El sentimiento religioso, en
y en la medida en que ios hombres busquen una contestación racional su fase intrínseca, se siente como se tiene, satisfactoriamente o no, y con su
esa pregunta, son metafísicos, ya que es simplemente metafÍMco el intent propio sabor peculiar. Siempre que comprendemos la significación de lo
racional de encontrar en la naturaleza y experiencia humanas, indicios que experimentamos en el drama total de ser, estamos sintiendo religiosa­
cuál podría ser, si alguno es, el principio universal del valor. Las teori mente. Como el estético y el moral, el modo religioso de sentir es \ma
no son lo mismo que el sentimiento religioso. dimensión de percei>ción, tan real como la sensación del color o del sonido.
Un filósofo define la religión como sigue: "L a esencia o médula de Dejemos aquí la fase intrínseca del sentimiento religioso. ¿Nos ayuda
religión es la crrencia personal de que nveslros valores más importan en los otros cam|x>s de la vida? Algunos manifiestan que sí, que puede vi­
son apoyados por la perdurable estructura del universo, o están en arn gorizar los esfuerzos de la persona |>or realizar su cuadro de valores, que
nía con ella^ ya sea que la socu.'dad los apoye o no”.5 puede ayudarla a s0|X>rtar la adversidad merecida o inmerecida, o a hacer
En este caso, se hace de la creencia en una teoría metafísica la mcdu frente, con serenidad mayor que la usual, a las durezas de la vida ordinaria,
de la religión, pero el énfasis se carga en la creencia. En el scntinueni [.a actividad religiosíi puede dar al imliviíluo una sensación de paz, de con­
religioso, no argumentamos en nuestro interior hasta convencemos de qu fraternidad, y en ciertos casos, de éxtasis. Algunos esperan que Dios haga
nuestros conceptos dcl valor tienen el apoyo del cosmos. Por lo contrari milagros, pequeños en su mayor parte, para favorecerlos; como cuando el
5 Peter A. Bertocci, Introduclion to th« Philoíophy of R tlig h n , Engl^'w estudiante que sabe que se ha equivocado en siete de diez preguntas do
CUffs, N. J., Prentice-Hall, Inc., 1951, p. 9. un examen, espera un milagro que ablande el corazón del instructor, o su
278 VALÜRKS KN I.A KMFKKf V E.IECiniV|
279
IMS VALOHI S KKl.lGIOSOS

cabeza, o ambas cosas. No sería de es«pcrnrsc que en la sutileza del sc iil


imoginar un drama cósmico en el que los personajes soan poderes .sobre-
miento religioso hubiera menas gradaciones que las encontradas en otri«
.it u r d li’S. Habría percepción de valor y aun senlimicnlo religioso, sin
géneros de |>orccj)ción. Varía de$dc una increíble crudeza, ha>ta lina íul li
un dios sobrenatural como objeto de lal sentimiento.* En otras palabras,
midad no menos increíble-. Finaltnenlc, algunos sostienen que las person»»
^considera al dios sobrenatural como un postulado superfluo, en el mejor
no se portarían híen si no tuvieran temor al castigo divino, o que se desfj
«)>• los casos, y como un patonlc engaño, en el peor. Hay en contrario el
rrarían unas a otras, si sus enseñanzas religiosas no les ordenaran amar •
•onccpto niás común, de que el sentimiento religioso es una sensación es*
sus prójimos. No trataremos de decidir esas cuestiones en esle punto, l’o
/erial, caus,nda por un objeto que es realmente santo y sobrenatural, o
demos adoptar una perspectiva desde la cual verlas, recordando que u n
_ Dios.
vez que un acto produce consecuencias, no hay manera de decir si tcrminof*
Kl debate habría terminado hace mucho, si Dios fuera un objeto
de producirlas, si acaso termina. Si dcbiüo a un sentimiento religioso d«y
ruya exislcncia pudiera probarse como probamos la existencia de la
lo dólares para el fondo de conslriicción de una iglesia, entre otros e/et-
'jna dcl sol o de los clectronts. Dicho con mayor precisión, si Dios
los, puedo ayudar a pagar el sueldo de un carpintero, quien puede cmpleíf
it.viera existencia material, real o supuestamente, decidir si existe o no
el dinero en comprar un billete de lotería que resulte premiado, y entregar­
cría una cuestión científica.
se tan por entero a los placeres nnuulanos, quo jamás volverá a entrar •
Pero ¿cómo reciben los hombres a Dios, en la tradición judaico*
una igle^ia.
iristiana, pongamos por caso? No se le percibe j)Or los sentidos, no es
Ln religión tiene toda dase do consecuencias. La religión hizo belicoa^
lina criatura, no es como los hombres y sin embargo los entiende; está
a los musulmanes y a los cruzados, pero ha hecho cxlraordinaríamonte pací­
rn todas parles y en ninguna en particular, es eterno, y no obstante eso, en
ficos a los cuáqueros. Condujo a la inquisición, pero también a imvnti*
h tradición cristiana se manifestó en una histórica ocasión particular
bles actos de caridad humana. Ha estorbado el conocimiento, pero también
rti este mundo. La teología expone en detalle el concepto de Dios en una
lo ha presenado. Para hacer que lodos leyeran la biblia, fue necesario
religión determinada, pero ninguna teología ha resuello el problenta teó­
fundar, tarde o temprano, la escuela común. ¿Cómo, pues, podenco» con­
rico de demostrar la existencia de tal Dios, a nadie que no acepte nada
testar la pregunta sin saber de quién es el .«.entlmiento religioso de que
menos que una prueba empírica. Podemos ser imj>clidos a creer q\íc
estamos hablando, y sin saber qué ca<lena entera de consecuencia engendró?.
fl mundo debe tener una Primera Causa, si creemos que todo tiene una
En cambio, acerca de la fase intrínseca podemos eslar más segurosj^
CAusa, pero probar que e«a causa es Dios, en la forma en quo es concebido
Cada hombre sabe si le satisface o no y si una de sus formas le es m.xíí
|íor cualquier enseñanza religiosa en particular, es cosa distinta y mucho
satisfactoria que otra. Hay conocedores y expertos en e^te oamjw, como’
más difícil.
en oíros. Para que alcance su máximo valor este senlimiepto, como oira^
Ha habido innumerables intentos de probarlo, algunos más ingeniosos
formas de percepción, tiene que ser cultivado. Quienes lo han hecho así,
y convincentes que otros.^ Supongamos, jx>r ejemplo, que se ha cometido
son la generalidad, no los que no se han molestado en hacerlo.
im crimen que do4i.'oncÍcrla a la policía. Supongamos que con la ayuda
de la ciencia, con cierto número de pistas y razonamientos lógicos, un
/?e/igton y racionalidad | detective maestro deduce que el crimen debe haber sido cometido por
i uj' hombre de un metro setenta y ocho oontímetros de estatura, que usa
¿Es el sentimiento religioso algo más que un producto de nuestra^ sí>mbrcro hongo, es gran aficionado a las peleas de box, y tiene una
imaginación, mezclado con mitos que se nos inculcaron en nuestra candida), esposa rubia y sobrada de carnes. Pero supongamos que la más diligente
niñez? ¿Es meramente un gran engaño para aloniorizarnos a fin de
6 Véase, por ejemplo, rstc párrafo de John Dcwey: “En consecuencia, raíi
quo nos portemos bien? ¿Ks un instnmiento de clérigos astutos, para j
todo lo q >e necesito dccir acerca do loi últimos escritos.. . «“j que están dedicados
asegurar «u dominio .«obre nosotros? ^ a hacer cxpüfitos los vaíores rcliglosoi implícitos en el espíritu de !a ciencia, en
Algunos pensadores creen q\ie el sentimiento religioso no tiene un sefial de rejpcio no dr- ^átiro p í.r la verdad, rn cualquier fr.rnia que se presíínte;
y los valores rclÍKÍf.sos implícitos en nucsiríi vida comíin, especialmente en la
único objeto, sino que es ntás bien otro nombre que se da a la lealtad!,
iigniíicaclAn nicral de la democracia como una inftnera cié vivir juntos’’. The
quo los hombres tienen hacia sus idealba. Según este concepto, el que los] Philosophy of John D iu ry , Bihiíoleca de FilíStofoj Vivientes, ed. Paul A. Se.hilpp.
homl-re.s busquemos el valor es un fenómeno natural, y no necosilainost' Ohlfagy; Northwestern L'nivenity, 1039, p. 597.
^ V’é.tjc la t.bra citada de Bertocci, pp. 271*^04.
280 VAIX5RES EN W EMPHESA EJECUTI r.OS VALORES nELlGlOSOS 28!

bú^iieda no logra fiar con uti hombre a^í. El delecUve puede- pa$ar tenga el sentimiento, de cuál sea su concepto del objeto santo y de cuán
toda la vida tratando de probar al ftscéptico que un itombre con completamente impregne este lodo su cuadro de valores.
características tiene que haber exii^ido y cometido el crimen, pero
cícqnico simplemente replicará que lo creerá cuando vea al hombre.
El fentimienlo rclif',ioso y ¡a religión
Supongamos ahora que el detective predice que tales y ciiaies crím
ncs serán com<^tídos por ese hombre que no se ha poílido encontrar, l's necesario pertenecer a determinada iglesia o secta para tener el
supongamos que sus predicciones se realizan. En eso caso, el r-jccpli sentimienlo religioso?
titubearía, pues ¿cómo podrían ser las predicciones tan acertadas, Como hay pocas cosas en el mundo o fuera de él. que no hayati sido
menos que existiera ese hombre, o a menos que el mismo detective fue adoradas por alguii’n eomo un objeto santo, en una éjwca u otra, pare*
el criminal? Ahora bien, en el caso de Dios, podemos inferir que tal cería que el sentimiento religioso no está ligado a ningún dios en parti­
cual Sor sería necesario para producir la clase de mundo y de vida q cular o al concepto de ningún dios.® Ver el mundo en forma de drama
tenemos. P^ro no podemos presentar a Dios para ponerlo frente al es, en términos generales, una práctica un tanto primitiva, a ju?gar por
ceptíco y contundirlo. Si comenzarnos a predecir lo que Dios hará, nu las religiones de los pueblos primitivos. Una religión, cuando es practi*
tras predicciones pueden no realizarse, o si se realizan, el esv-épti cada por un grupo, meramente aclara y formaliza el drama de manera
insistirá en que los hechos que hemos vaticinado pueden ser satisfactoria permanente, v prescribe los )>rocedimientüs mediante los que deben llevarse
mente explicado» por las leyes de In ciencia. a cabo las transacciones con la Divinidad. Esos procedimientos son el
Lo mejor que los hombres pueden hacer con su razón natural, et'
examinar la experiencia y naturaleza humanas, en busca de prueba? qu^j
ritual de la religión, tal conw el argumento del drama está contenido en
su historia sagrada.
fl
les permitan aceptar o rechazar la hipótesis de que existe un poder Las religiones civilizadas tienen la niísma estructura, pero el drama
ciertos atributos. ^ tiene un argunjento más cuidadosamente elaborado, los personajes son
Como este no es un libro de teología, nos hemos limiln<lo a so.sfcncr más sutilmente trazados, y el ritual tienda a hacerse más sitnbólico que
q\ie el esfuerzo humano, guiado i>or el conocimiento humano, da |x>r imitativo. Cuanto más complicada se hace la vida, más finas nuestras
resultado apreciaciones del valor que son renumerativa» en sí, y quo distinciones morales y más delicadas nuestras sensibilidades, más sutil se
dan origen a otras percepciones de valor que también lo son. vuelve nueílro concepto de Dios. De no ser así, hay el peligro de conli* i .
Mas si pudiéramos creer con (rcrtúlumbre que el cosmos apoya el nuar concibiendo a Dios como un severo y aterrador que. sin em!>argo.
esfuerzo humano, el significado de la vida bien podría ser diferente. no está al corriente en electrónica y fisión nuclear.
Ksla certidumbre nos la puede dar el sentimienlo religioso, j)ero es una El propósito de toda religión organizada es estimular el sentimiento
certidumbre que nos viene por medio de la fe y no del solo conocimiento religioso en la comunidad de >us adeptos. El uso del mismo drama,
humano. personajes y ritual, fomenta una unidad de sentimiento religioso y el
consecuente sentimiento de confraternidad. Asi, es más probable que
La fe no es meramente una disposición a ajwstar por aquello de queí
una congregación de jtidíos ortodoxos tenga un sentimienlo reIigit>so
no ,>odcmos estar seguros, como apoitamos con una compañía asegura­
eonmn, que un grupo formado por individuos de diversas religiones. Los
dora, por ejemplo, que no viviremos tanto como ella espera que vivamos,’
valores del grupo se solidifican por su incorporación al drama cósmií*o. y
La fe religiosa no es simplemente la disposición a aventurarnas a crecij
se hacen así, no sólo socialmcnte deseables, sino también sancionados
en la existencia de Dios aunque no podamos probar esa existencia. Por
y demandados por la divinidad. I^a religión organizada es el mejor apoyo
lo contrario, es la certeza que proviene de una vivida conciencia de
emocional del cuadro de valores de una sociedad.
prcHincia del objeto santo o de la comunión con el. Esta fe puede ser* Como una institución religiosa puede o no acomodarse a los cambios
apo)<ula con argumentos racionales, pero puede haber fe sin esos argu-^ sociales, puede ocurrir que la iglesia esté en favor de valores que el
montos, y pueden haber argumentos sin fe. Mientras esc vivido sentimiento^
ocurra o vuelva a presentarse, no puede ser discutido. ^ B«r(occi, obra citada, neta en p. tO, copia este párrafo de la p. 20 <!e
fií/í«tofi in liu v ia n Experimence, de John R . Evereil, para mostr.ir que los fan­
El que tales sentimientos sean buenos o malos para la vida humana,
tasmas y ejplritui en alguna* de las religiones más priiiiiiivas, no son lo mismo
intli liiual o colectivamente, depende, como ya se ha indicado, de quién] que los verdaderos dioses.
282 LOS VALORES RELIGIOSOS 283
VALOltKS KN LA KMPRKSA EJKCUTIVA

grupo ha tksccliailo y en contra de los nuevos que ha adoj>taílo. Cuando Ocurre más o menos lo mismo con la historia o el dogma de la reli­
e?to ocurro, lauto la eockdad como la iglesia sufren, ya que )a j>rimcrá gión. Puede ser in« sistema sumaniente complicado de conceptos tales
pierdo el apoyo estabilizador de la segunda, y osla pierde adepto?. c&mo los que encontramos en algunas de las religiones, tanto dcl Occiden­
te como dcl Orioite; o puede sor »ma leyenda ba^tajiio simple o exíre-
niadamente fantástica. Pero juzgarla meramente como una descripción
Papel (l('¡ ritual dtr realidad empírica, es no advertir su objeto, ya que primordhlmente
es un estínndo para el sentimiento religioso.
Sean ci:ale.^ fueren las demá? cosas que se ¿iiponc que logra el ritual,j
tiene la virtud de conectar el sentimiento religioso interno con actos;
físicos externos, tales como arrodillarse, hacer rc\erencias, danzar. pes*j, Religión y educación
licular, escanciar, sacrificar y cantar. Una \ez que la adaptación es
Si ol .Sentimiento religioso es la parte valiosa d>. la religión, y gi iodos
coin:>leta, <*1 acto físico jmede inducir al sentimiento interno. La cuida*! l '\\y
los honlb^ís son capaces ¿r tenerlo en cierto grado, /.por cjué h.i haber
dosa atención al aspecto del lugar dcl ritual, ciertos sonidos, olores y
tantas religiones separadas y en guerra unas con otras? j>o<lcmos,
vestiduras que no cambian, ayudan también al proce.so de adaptación.
en una democracia, desechar las peculiaridades que nos divid«-n y bacer
Por lo tanto, el ritual es h clave del adiestramiento Toli¿;io«o, por ser el
naeor la nueva religión; una devoción a un Dios, que jíodría sor la
método establecido para inducir al sentimiento religioso. F.l ccntcnido lo
libertad dcl hombre, la paz en el nnnido y la \ida buc-na?
proporcionan el dogma y el credo de la Ígle.^ia en particular. Tanto el Religión gencntlizada. Tal idea metocc atención e igualmente la
ritual como el dogma de una religión, están al cuidado de sus sacerdote# merece el argumento do que podemos ser religiosos individualmente y
o clérigos, que tienen autoridad para administrarlos e .interpretarlos. f que no necesitamos de ningima institución especial que nos administro
Con frecuencia escuchamos la queja de que esta o aquella religión está la religión.
llena de un ritual “sin significado”. Esto revela un mal ^nitendimiento. No es teóricamente imposible hacer de la democracia, del comunismo o
Kn primer lugar, no es carente de significado. La danza religiosa de una de las carreras do automóviles, el foco de una religión. La prueba deci­
tribu primitiva reproduce hechos dramáticos importantes en la vida de siva sería que esos objetos o sistemas de ideas pudieran despertar c)
osa tíibu. Puede ser la histórica batalla que dio origen al establecimiento sentimiento de estar en presencia de un objeto santo, que dramatiza
de la tribu y en la que participaron ciertos dioses, o puede sor la ceremo* vividamente la lucha por realizar ol valor. Si se puede hacer encajar un
nia del pan y el vino que simboliza el drama de la transformación de sistema de ideas, on una historia que se repito una y otra vez, acompa­
e.»as materias terrenales en el cupr]>o y sangre de Cristo. En la celebra­ ñándola o! mismo tiempo con un ritual, no hay razón sicológica para que
ción tle la Pascua, los judíos comen rábanos picantes u otras hierbas \ luia generación no pueda ser enseñada a considerarlo como su i’oligión.
amargas, como recordatorio de la dura suerte de loa israelitas en Egij>to, | El punto importante es que sin un contenido y ritual, ol srntimlonto
y se consunier\ copas de vino en <letcrnnnados puntos del servicio, para ( religioso permanece incipiente, vago y difícil de despertar o inducir a
simbolizar ciertos hechos y significados. Dado que los rituales son símbo* í voluntad. Tenemos que esperar a que nos venga, como vino a los inicia­
lo?, representan algo «iistínto de ellos mismos y no carecen de significado. dores de toda religión, hasta que el espíritu do Dios dt's<^ondió sobre cllo^.
Sólo deja») de tenerlo cuantío se practican sin referencia a lo que repre­ Podría ser hoy, dentro de un año o ca<la diez minutos. Podría haber
sentan, caso en el cual no representan nada, y, por lo tanto, nada aún sontimionto religioso, j>oro sería esporádico y sumamente indivi­ i
significan. dualizado. Sería difícil do comunicar y no ] X ) d r ía Hogar a ser socializado.
Hasta cuando esos significados no son plenamente entendidos j>or el Si la religión tiene una función social en una connjtiidad racional, debe
participante, el ritual puede inducir los sentimientos deseados; ésta es ser formalizada, simbolizada y e.«tahlecida como una institución.
su principal función. Kl ritual puede ser estíticamente hermoso por su í.a escuela no ha lonido mucha suerte on su coqueteos con la religión
música y vestiduras, puede .*er repulsivo ípara no.«utro:<) como en el generalizada y ahora i>odemos comprender por qué. J/OS idéalos no se
sacrificio emento, u obsceno Tpara no&otro.s) como tu algunos de los an­ dramatizan ¡>or sí mismos, son demasiado abstractos. Pued<‘n despertar
tiguos ritos de la fecundación. firmes lealtades en los adultos, pero rara vez en 1>S niños o en los hoi.íbrcs
281 LOS VAI.ORES nKLlCIOSOS 285
VALOHES EN I.A EMPRESA EJECUTIVA

con mcnlalida<l infantil. H concepto de un Dios, por ejemplo, no inspirará bien una división de sus lealtvides. Un joven religiosamente educado,
el sentimiento religioso, a menos que ese Dios wa sentido y rcconocid(i| no pierde con facilidad la fe en determinada religión. No ol»>.tante, está
como el que hizo esto o aquello, en tal o cual ocasión, por un cierto; adquiriendo nuevas amiMades que ptieden no compartir su fe. lealtad
grupo de gente» y que aún cí>’á vivamente interesado en sus luchas. a e&as amistades es también importante para cK
A medida que los niííos m.idurau, su concepto de Dios cambia. Deja Lfi5 simples conceptos de Dios aprendidos en la niñez, parecen ahora
de ser un anciano poderoso y aterrador pero benigno, para transfonnar®«) inadecuados. £1 adolescejile quiere indagar acerca de la relación de Dios
en algo más tenue y e-spiritual, pero ya para entonce?, si la adaptación con sus propias condiciones. Lis preguntas usuí^les le vienen casi es­
religiosa se ha efectuado, el sentimiento religioso puede sor inspirado por pontáneamente: Si Dios es omnipotente, ¿por qué permite ei mal? Y si
el ritual y el dogma, aun cuando el contenido preciso de esc sentimiento lo permile, ¿puede ser perfectamente bueno? Un adolescente no es más
sea ahora entoram?nlc distinto dcl que se lenía en la niñez. propenso a hacer concesiones a Dios que a sus padres. Aunque la impre­
Si para la educación religiosa se necesita una historia sagrada y un sión causada por la ciencia probablemente no sea tan grande como al
ritual, ¿qué historia y que ritual deberá escoger la escuela? En un sis* principio, todavía llega como una sacudida al adolescente educado reli­
lema <lc escuelas piiblicas, esta fase de la educación religiosa es práeti* giosamente, descubrir que la historia de su religión no es considerada com o
canif utc imposible, excepto en aquellos casos aislados en los que toda literalmente cierta por sus más respetados libros de texto y maestros.
la comunidad profesii una misma fe rt-ligiosa.^ Si es que del)c impartir»!*] La necesidad de orientación en el cuadro de valores tíe su cultura,
la educación religiosa, la iglesia y el hogar tienen que encargarse de ello. es más aguda que nunca. El tiempo y la experiencia no lo han encajado
No es posible entender un orden social sin entender el papel «lo la todavía en los rígidos poro no incómodos estereotipos de la madurez.
vida religiosa en el. Fomentar ese entendimiento no es educación reli­ ¿Qué debe pensar acerca de las sexuales y económicas de la cul­
giosa,^® porque su propósito no es despertar o afirmar ql sentimiento re­ tura? ¿Tiene el acto sexual las sombras religiosas que s\i fe declara?
ligioso, aunque para los alumnos ya educados religiosamente, no podría ¿Son realmente ilícitos los imperativos glandulares que lo atormentan, o
dejar de tener repercusiones emoiionales. es ésta otra invención de los adultos para frustrarlo? ¿Puede haber cari­
Un pensamiento religioso de índole más directa nos haría preguntar: dad y compasión en los negocios?
¿Cuál debe ser mi concepto de Dios, para explicar los hechos de la vida Esta^ son preguntas que siempre encuentran m anera de entrar en loda
humana? Esta es sin duda una especie de teología, ¡>cro es la parte reunión de adolescentes de un mismo sexo. Pensar detenidamente en
filosófica de la teología, o más exactamente, es pensar en Dios fili&óflva- ellas, con la ayuda do la filosofía, no sería servicio pt-quoño para cualquier
mente. Ni aun esto es, estrictamente hablando, adiestramiento religiosojj generación. Los materiales para adquirir esa in«trucción pueden encon­
Si el alumno ya ha sido adiestrado en el sentimiento religioso, dicho pon- trarse, ya sea en libros especialmente dedicados a la filosofía de los cur­
samifnto lo roíinará, lo hará má.« .^util y i>osÍblemcnte hasta más intenso. sos de religión,** o en literatura filosófica y religiosa más general.
Lo hará ineíliante el mi^no proceso que se describió en el de-í^irrollo de K1 verdadero obstáculo e» que las personas que dan gran importancia a
la perccjxión estética y moral, el método de llegar a ser un conocedor, la religión, no siempre están dispuestas a aceptar que sea estudiada fllo-
lo cual significa el refinamiento de la percepción inmediata que se tiene, sóficamente. ¿.\ qué se debe esto?
por medio del conocimiento. ¿Significa esto que la filosofía de la reli­
gión, pucí a pso equivale, debería ser parle del plan de estudios de la 1. Adoptar una actitud fiíosófica y cognoscitiva bacía el sentimiento
escuela pública? religioso es, :m sentido de gran importancia, í^alir del estado de ánimo re­
Durante sus últimos años en la escuela secundaria, el adolescente ligioso. Cuando uno se siente cíi comunión con Dios, no necesita pruebas
busca co.n desesperación precisamente esta clase de pensamientos, así de que Í J existe. Cuando uno tiene una verdadera gemación de pecado,
como aiisía hablar acerca de las normas morales, y estéticas. es vi significa religiosamente que ha ofendiilo a Dios. Sin embargo, cuando
período en qne surgen las dudas religiosas y en el que puede surgir tani- preguntamos qué sig nifica estar en connmión con Dios n ofenderlo, no
^ Lcsa’mente, esto podría ser imposible, aun on esas siiuaciones lan homo-' estamos en comunión ni sintiendo el pe-^ado; somos investigadores de un
génca».
10 \'é.\se "El problema tic los cursos scHgiosos en \ma vjnivcrsidad dcl cs> .i 11 V.gr., Bortocci, obra citada; Wríght, A. Stud<nt's Philosopky of Heligian,
tado’‘, de Olivrr Martin, en Educational Theory, 3:1. 76-8’J. ’ y Brlghlman, A Fhtlosophy of Religión.
2S6 r o s VALORES UEI.ICIOSOS 287
VALOUKS EN LA K.MPUKSA EJECtTlVA;

hombre feliz, e! hombre inteligente, el hombre democrático, neccsita este


concepto y í1<* su significado. K.« conccbible. muique quizá n o prol)al>Ic.
nentimicnto religioso lanto má'? que su apéndice vermicular. ¿Fs el valor
que un teólogo muy competente no tenga muchos o muy intonsos sentimien­
que de él se deriva, digno de las luchas y divi^íoncj (jue tan a menudo ha
tos religiosos^ como es posible ser experto rn instituciones filantrópicas,
sin sentirse parlicularniente caritativo. Por consiguiente, podemos entender rausado la religión?
£n muchos sectores se tacha aliiertaníente a la religión organizada,
la falta de entusiaí^mo para e! estudio del sentimiento religioso, por parte
(le ser v.n enemigo de la libre investigación, de la democracia y de la
de los jóvenes, a monos que se ilevc a cabo de manera que aliente y forta*
vida racional en general. La esperanza dcl mundo, dice el argumento,
lozca ese sentiniiento. Pero esto, como hemos visto, presenta dificultades
insuperahlf's en )a escuela pública. cMá en la ciencia y en el método científico con el que los males del mundo
pueden ser atacados con alguna es)>eran7a de cNÍto.
2. Algunos consideran que estudiar críticamente la religión destruirá !
Ksto es un punto de vista valeroso, optimista, inteligente, humanitario,
la fe religiosa. La obser\-ación de que las religiones fian tomado tantas ¡
y sin embargo, cuando pas-imos revista a los progresos de l", ciencia y la
formas diferentes, puede hacer vacilar la creencia del estudiante en que j
su religión es la única verdadera. También, sin las enseñanzas apropia* J tecnología, vcni)s que las victorias prometidas traen tras de sí derrotas
das, las contrailicciones <'ontetíidas en libros sagrados o en dogmas pueden ^ no menos resonantes. I>a crueldad ha sido compatible con !a eficiencia
sufK:ilar dudas. Finalmente, es posible que tal estudio hiciera que otra científica. El brutal desprecio j)or la personalidad humana no fue desalen­
relifrióri resultara más atractiva que la propia. tado por el éxito científico de los alemanes; la crueldad de Rusia no lia
Los riesgos son muy reales, de aquí la renuncia a correrlo?. Esto, a sido mitigada por su animadversión hacia la religión.
su ve/, Imce qne la .sugestión lógica de que la filosofía de la religión ¡í I.a respuesta a este argumento .se encuentra, no tanto en las recrimina*
forme parte del plan de estudios de la escuela pública, sea tan poco ciones entre la ciencia y la religión, como en distinguir claramente el
realiíita, que ni siquiera la presentaremos en el capítulo ,relativo al plan pape! que podemos esperar que cada una de ellas desempeñe en !a vida
de esUidios. buena.
Pero p«.ra el Jiombre educado dicho estudio es una necesidad. N’ues*
Ira esperanza es que una buena educación general desarrolle en él los
¿Y papel de la ciencia
hábitos y facultades de adquirir y usar ci conocimiento, para qne pueda
ir a las fuentes de este estudio por sí mismo.
¿Qué podemos esperar de la ciencia? La ciencia nos da el conocimien­
Por supue.sto, lu iglesia puede hacer notablemente bien lo que no es
to acerca de cuestiones reales, y cuando somcs afortunados y cuerdos,
factible para la escuela pública. Suponiendo que el hogar y la iglesia
usamos ese conocimiento para ^'onfrolar el medio que nos rodea. De la
hayan tenido éxito en la temprana adaptación del niño, el problema
ciencia podemos esperar los medios para reducir la enfermedad, el hambre
de relacionar C á t e sentimiento con las preguntas del adolescente, queda
V hasta la locura. Supongamos que la ciencia alcanza un éxito que S‘>bre-
aún por resolver. No bastan para ello más historias bíblicas y más
práctica del ritual. Lo indicado es algo como una filosofía de la religión, pasa a nuestros sueííos, ¿qué ocurre entonces? Fntonees podemos decir
y a menos que la iglesia lo oíre/ca con abunilanic erudición y objetividad, que queda muy jwca excusa para que los hombres no realicen los valores
no quedará satisfecha la v*'rdadera necesidad. I^oí* jóvenes suficiente­ más altos que son capaces de alcanzar. La ciencia, por lo tanto, prepara
mente inlcligentes para hacer preguntas, lo serán también para descubrir el camino para la realización del valor, dando al hombre un poder mayor
puntos discutibles cspoctaics, y esto difícilmente reforzará sus convic­ que el que necesita para satisfacer sus necesidades físicas.
ciones religiosas. Sin embargo, no es función de una filosofía de la ^íediante la inve.stigación descubrimos lo que es verdaderamente dis-
frutablc en la vida. La investigación empírica puede certificar, con deter*
educación, decir a la iglesia cómo manejar sus asuntos, aunque tal vez
minado grado de probabilidad, que en ciertas circunstancias algún acto
no esté fuera <lc lugar soííalar el probíemít.
u objeto continuará dando placer. Esto no es cosa de poca monta para
la vida buena, ya que saber lo que es verdaderamente d^^frulable es un
P r n s r E C T iV A e n l o s v a l o r e s r e l i c i o s o s
conocimiento en verdad vaHo«o.
Dando i>or concedido todo lo que se ha dicho acerca del sentimiento Pero ¿en qué conocimiento empírico podemos basar la convicción
religioso, subsiste aún la cuestión de si el hombre bueno, esto es, el moral de que el hombre debe ser tratado como un fin y no meramente

i,
288 VALORES EN I.A E»tl*UKSA EJECUTH I.OS VALORES HI-XICIOSOS 289

como «n medio? Ciertamente ol hombre no «icmpre a tratado a murió en combate, o para un hombre obligado a escoger entre traicionar
demá» homljr's de esta iimnera; con írecurrjfíia ha encontrado sati» ‘ .sus amigos o arruinar su vida, un sistema conceptual es un consuelo
faotorio coníidt.Tarlos meramente como nipíllos o instrumentos para estéril.
propios fincí. Ciertamente el inimdo del género infrahumano no da prue*
bas de la noción de que los animales o vegetales $e consideren unos a
t.l papel de la religión
otro? como fines en sí. ¿No hay momentos y ocasiones en que rcspeltr
a ciertos individuos como personas, requiere gran C í í u e r z o moral d« El sentimiento religioso, sin cuíbargo, hace precisamente lo que un sis-
nuestra parte? t. ma conceptual no puede hacer. Da una inten^ certidumbre y una vivida
¿Kji qué fundamentos empíricos, en que estudios científicos hasamo| conciencia de un j>odrr que está del lado de la rectitud y la bondad. Puede
nuestra convicción de que el esfuerzo continuado en pro de un niunrlo ► íaÍ dar esperanza, ánimo y consuelo, tal como puede engendrar temor, ansie­
mejor, cuenta con la simpatía del cosmos? Por lo contrario, mediante un ^ dad, remordimiento y desesperación. Si un drama bien representado domi­
uso sagaz tiel método científico, muy bien podríamos labrarnos una v id t í na nuestras emociones hasta el punto de hacernos olvidar que estamos en
enteramente satisfactoria en un mundo hostil. ¿Por qué razón empíric» * un teatro, ¿cuánto más puede dominarlas la fe en que somos realmente parte
debo sentirme obligado a ser inteligente eji mi comportamiento? ¿Por qué de un drama moral cósmico, en el que están en juego la vida y el valor mis­
debo resolver mis problemas inteligentemente, atento a la evidencia y el co* ^ mos? La religión, ya sea establecida como institución o no, aumenta la
uocimiento? ¿No es concebible que, siguiendo una línea de rcspuesl*j¿ intensidad de nuestra conciencia de lo que es ser un hombre en un mundo
estereotipadas, pueda yo obtener mayor satisfacción que poniéndome i ; <)ue el hombre no ha construido, de su peculiar grandeza e insignificancia,
pensar en la cuestión? ¿Por qué debo realizar mis capacidades má* { de su fragilidad y su fuerza.
allá de un cómodo grado de ajuste, que haga mi vida tolerablemente Que algunos pueden, o crean que pueden prescindir de iesta cla.«e de
feliz? ¿Por qtíé debemos ser “conquistados, vencidos icn nuestra nalur*» í-cntimiento, tiene tanta fuerza de argumento en contra de él como el hecho
Icza activa, por un fin ideal” ?^^ de que algunas personas no usen los bancos o los doctores. La verdadera
Si estas convicciones se basan en el conocimiento, no es en el conocí* cuestión es saber si el sentimiento religioso hace lo que de él se proclama.
miento empírico de que se ocupa la ciencia. más bien el conoiiiniento La prueba debe venir de quienes lo han tenido. Una prueba que venga
filisófico de la naturaleza del hombre, y la interpretación de su destino de quienes no están en ese caso carece de valor.
basada en esa naturaleza. Vs una inferencia acerca de aquello en qu Ilabiendo dicho esto acerca <lc la realidad y papel del sentimiento reli^io-
el hombre tiende por naiuraleza a conierlirse, y un estudio de las fuer: M). tenemos que estar seguros de que no le atribuimos lo que no puede rea­
y factorcs que impulsan o frenan esa conversión. De la naturaleza mis lizar. Fn )>rimer lugar, el sentimiento religioso puede hacernos sentir como
de la racionalidad del hombre, si percibimos con claridad su significa <|ue sabemos algo, y que lo sabemos cot> certeza. Aunque lo sintamos
fluye una visión de la perpetua obligación de buscar lo mejor que su como un conocimiento, no puede ser calificado como tal, según cualquiera
razón descubre. \ de los criterios que empleamos ordinariamente para probar el conocimiento.
Es por tales razones que una vida dedicada a alcanzar lo? supremo* Que sea realmente Dios con quien estoy en comuriíón o a quien estoy rezan­
valores de que el hombre es capaz, requieri. algo ademjis de la actividad do, no puedo probarlo jamás ni con argumentos ni con demostraciones. Y
científica. Requiere un concepto de la realidad que no haga absiirda es* como no puede prcseotar a la observación pública el objeto al que mi senti­
búsqueda. concepto puede formarlo una motafísicn racional, y para ] miento se dirige, nunca puedo refutar realmente la jx»sU)ilidad de que en
algunos hombres tal sistema de pensamiento tan extremadamente abs­ alguna forma he engendrado c.*te sentimiento dcsd,e mi interior, como ocu­
tracto, es suficiente para dominar sus emocioney. Pero para la mayoría rre con mis sueños y aiuclnacionc-’?.
de los hombres no es eMe el caso. Los sistemas conceptuales, por con* Si por saber entctulemos certificar de alguna manera públicamenle com­
gruentes y penetrantes que sean, siguen siendo productos de una mente probable, la exislencia o las características de un objeto, ya sea percibiéndolo
en descanso, de una mente que se ha desentendido del drama de la acción o llegando por inferencia a la conclusión de que existe, el sentimiento reli­
y emoción humanas, l^ara una madre a quien se notifica que su lujo gioso no es conocimiento, aunque es el ejemplo por excelvncia de la fe.^^ \
John Dewey, A. Common Faith, New Haven: Imprenta de la Universidad 13 “ Kl reino de la íc no es, por tanlo. una clase para necios en ía esfera
de Ya!c, 1934, p. 20. de lo inielcctual, o un asiío para retrasados rneiiialM. I.a fe constituye en m y de

A .
290 Va l o r e s e n l a k m j ’ k e s a e j e c u t i v a LOS VALOUES HhlLlOlOSOS 291

6Ín embargo, antes di^ rechazar las pretcnsiones cognoscitivas del senámiv»' pictensión, el irreconciliable conflicto cutre ciencia y religión es inevita-
tú religioso, hay que preguntar: “ ¿ Q u e dice el acto de fe, acerca de la viJ« l»le y ni la escuela 3ii el alumno tienen modo honrado de eludirlo.
humana?”. ¿No es posible que diga lo que ])odría resultar íer cieruííici- í’or lo contrario, conceder que el sentimiento religioso es auténtico y
íjue tiene ]>oderosos efcclos sobre el sentimiento y la conducta humana,

I
mente cierto? Decir que la fe no es conocimiento, es liacer iiincapic en que
no da uíia prueba de lo que dice. La fe afirma, la ciencia prueba s\is propiai rs despertar la ira de quienes cslán convencidos de que afecta demasiado
afirmaciones, y una de las afirmaciones más importantes de la fe, es qu« a la vida humano, y que lo hace de una manera irracional, emocional y
algunas afirmaciones pueden ser prol>adas científicamente. mística, que está por encima de la prueba y la crítica. Alegan que la
Eti segundo lugar, es fácil confundir las eriseñar.zas de una religión orpa* religión organizad* tradiicc su misión espiritual en una tiranía .w:ial
nizada, especialmente como se encuentra en las Sagradas Escrituras, con y política, a la que hay que resistir a toda costa. Consideran cualquier
la descripción histórica o científica. Como se vio en el capítulo 4, toda nota religiosa en el aula, como la nariz del camello que inevitablemente
proposición que pretenda ser una descripción de lo real, tiene* que ser liará entrar a toda la iglesia on la tienda.
certificada por el método de la ciencia, ya sea que dicha proposición Es esta situación la que nos hace imposible tratar de los valores reli­
aparezca en un texto de historia o en una escritura sagrada. giosos como hicimos con los demás. Estamos dispuestos a tolerar diver­
Esto no quiere decir que las descripciones de hechos en una cscritur» gencias en los gustos estéticos porque, en general, esas diferencias no nos
sagrada, no putdan ser histórica y hasta científicamente ciertas, pero d ponen en violento conflicto social. En cuanto a los valores morales, real­
lo son, no es porque estén en el libro sagrado. mente hay poca diferencia fundamental enlrc nuestras adhesiones a ellos,
Sin embargo, si el dogma de una religión es considerado como Ki sim* por mucho podamos diferir en la manera de justificar esas adhesiones.
bolización dramática de la naturaleza y la vida, el que sea ¡ileralmenU Pero las diferencias religiosas pueden ser más que eso. Hacen variar la
cierto o no, deja de tener importancia, ya que su (unción no es lanío fornía en que los hombres votan y pueden ser una poderosa fuerza
ensenarnos Iiifiloria, coma intensificar cmocionahncntc el significado de social. I^a dÍ\orgencia en este campo no es sólo cuestión de g\istos, sino
nuestra participación en ol drama de la vida. ¿Es esto, entonces, igual puc<le convertirse, como a menudo lo ha hecho, en ocasión de enconada
que ir a) teatro y presenciar una grandiosa representación? En amboi y violenta lucha social.
casos nos ¡tleníificamos con la acción. En ambo.s la trama y los perso­ No es la diferencia en credo y ritual la que hace que una secta tema
najes despiertan en nosotros ciertos complejos emocionales. Pero en el tanto a otra. En renlitlad, con frecuencia estamos “interesados” en reli­
teatro tenemos que conservar la distancia física, no |>odcmos idontlflcar* giones ajenas, siempre ({ue se encuentren a 5,000 kilómtros de distancia
nos tan completamente como para olvidar que estamos en una repre­ y que no sean practicadas por nuestros competidores por el poder econó­
sentación. En la iglesia, por lo contrario, lo imix>rtanlc es hacer desa­ mico y político. Sólo cuando las diferencias religiiisas contribuyen al anta­
parecer totalmente la distancia física. Kl drama religioso no pasa de ser gonismo en la acción social y política, ocasionan la lucha en la comunidad. i
una representación ¡nteresrnte, a menos que haya la fe de que no es una Pero el remedio de esta situación no está en la supresión del senti­
comedia la creencia en que ésta es la forma en que tiene que haber ocu* miento religioso, aim en el caso de que pudiera lograrse suprimirlo. Kl
rrido y en que nosotros somos participantes, no nu'ro< rsprctadores. remedio está en el mismo botiquín a que con lanía frecuencia hemos recu-
l)el>ido a esta relación entre el conocimiento, la roligióti y el senti­ rido: ol conocímienlo.
miento n‘'ligioso, la escuela se encuentra en una posición embarazosa «-on Kn cada una de los zonas de valor, estético, moral, social y económi­
respecto a este último. Afirmar <(uc no es “conocimiento’’, es ofender .i co, ctícontramos gradaciones de complejidad y conij>etencia. La percep­
quienes e¿tán convencidos de que su religlóji no sólo liene un significado ción drl valor, tanto en su fase intrínseca como en la utilitaria, cambia
simbólico y cspiulual, sino también literalmente real. Si acoplamos esta a medida que se reflexiona más en él, sin que por ello se dcbilile necesa­
riamente su intensidad. ¿Era el sentimiento religioso de Santo Tomá.s,
i>or sí una esfera, y (oda n:aU ínterprclarión de) cristianismo, que Ja coloque on San Francisco o Alberto Schweitzcr, menos real y menos vivido que el
Ja fsfcrft de lo inteleciua), puede rcconocer$e inniedir.tí\n5entc. en que la transfonni
en una dc*ctriiia‘'. Sdrcn Kierkegaard, Conchding Uuscientijic 1’osisetipt, tradu­ di* un labrador jlctnulo, di-bido a que aquellos hombres reflexionaron ínter-
cido por Duvid F. Sucr.íon, Princcton: The Aniprican-Srandlnavian Fcundation y minablrinmlc sobre el significa«1o do Dios en la viila humana?
la imprenta de !a Universidad de Princcton, 1 9 4 1 , p. 2 9 1 . \ ' c a $ í íanibicn Sums Aún si fuí'ru cierto que el contenido medular ticl sentimiento religioso
forfra loi !:tn{ües. Libro I, Caps. 3-I3, y la Parte I, pregunta 2 de la .9uw;a
lógica, de Santo Tomás de Aquino, es pi'oducto de una imposición, ¿tiene que permanecer dicho contenido en

il
292 VALORES EN LA EM PRESA EJECUTIVA
Los VAI.ORKS RELIGIOSOS 293

esa simple forma? ¿Impide el origen impucslo de nueslro juicio mori^'


4. Mostrar la relación entre el sentimiento religión) y la bús^pieda de
que c^te se haga más y más raciona), a medida que reflexionemos ncer^
valores.
de la vida buena y de las elecciones que ncccaila?
5. Mostrar la relación del sentimiento religioso y la religión, con el
Algunos hombres se admiran de que cícnlificos famosos sean profun*
damente religioso?, y de que muy frecuentemente lo sean de manera que
parecen bastante convencionales. ¿Es de admirar que, como deben hacer*
lo los hombres de mente despejada, no reaccionen a una sinfonía y a l«
I onocimiento, la fe y la ciencia.
Llegamos a la conclusión de <[ue los valores religiosos tienen el mismo
íundamento que todos los demás valores. Son realeo, pertinentes y social*
mente importantes. Presentan sin embargo a la cíjcuela un problema que,
í
r ; ' 'I
tragedia humana, como lo hacen ante las reacciones que observan en un
l>or ct momento, parece no tener solución. Casi de lo único que podemos
tubo de ensaye? Cuando los hombres empiezan a resolver las cosas, coin
estar seguros, es que esc conocimiento puede producir un mejoramiento
batiendo la enfermedad con brujerías y pretendiendo medir el scjitimieá*
rn esta fase de la vida, como en todas las demás y que este conocimiento y f ''í
to religioso con una regla de cálculo; es cuando tenemos nuestros m ej^' fm
no la práctica o profesión de la religión, es propiamente la función de
res ejemplos de ignorancia, tanto religiosa como científica. El verdadert^
1.1 escuela.
científico no desprecia a los candidatos al conocimiento debido a su
origen y, en cierto sentido, gran parle de la labor de la ciencia es ratiíljñi v!r 1^
PrOBLKMAS PAKA üISCCSIÓ.S t INVESTlOACtÓN
car o rectificar las intuiciones de nuestra actividad no científica. La rellii4
gión, el arte y el sufrimiento son los semilleros de nuestras intuición «! 1. Decididamente se recomienda la lectura de y aritlú s of Rtligious Expt‘
del valor. para dar contenido a algunos de los puntos tratados en este capítulo.
En lo que respecta a la Ialx>r teórica de las escuelas, es la misma para 2. ¿Cuánto sabe usted acerca de su propia religión? ¿Acerca de otras reii*
los valores religiosos que para los demás. Es perfeccionar los hábitos de fiones? ¿Encuentra usted interesante o aburrida la lectura acerca de religión?
adquirir conocimiento acerca de religión y acerca’de todo lo demás pare ^Aíccta su fe?
3. ¿Con qué frecuencia surge en sus reuniones U cuestión de la religión?
lo que haya conocimientos disponibles, los hábitos de usar el conocimien^
¿Qué formas torna?
al reflexionar sobre el sentimiento religioso, así como sobre los de todas las 4. ¿Knseña su iglesia lo que hemos llamado "filosofía de la religión"? ¿Qué m
demás clase?, y finalmente, los hábitos de disfrutar del conocimiento a me* lÍM
piensa de ella su clérigo?
dida que intensifica, sutiliza y enriquece nuestra pcrcej>ción inim-dia 5. ¿Hasta qué grado penetran l<>s valores religiosos en la( otras zonas de su
en cada campo de valor. percepción dcl valor? ¿Q ué tan representativo de sus condiscipuJos es usted, a
e»te respecto?
que no puede hacer la escuela es dur práctica en el senlimion
religioso, ní examinar las profesiones de fe religiosa de sus alumno», pere
en el concepto de la escuela que hemos estado tratando de desarrollar, c» SuOESTtO.NES HARA I.F.CTCRAS ilks BXTENSAS
precisamente este elemento de imposición el que encontramos difícil de
Para datos bibliográficos más completos acerca de las obras citadas a continua-
justificar en cualquiera de las zonas de valor. <ión. consúltese ia bibiingrafia general.

Subre la naturaleza del sentimiento religioso:


R e SL'MKN

I
Allport, The ¡nd hidu a l and His Religión. (U n estudio sicológico.)
Bergson, The T uo Sources of Morality ú7\d Religión. (U na versión moderna del
En este capítulo tratamos de: misticismo, por in\ alambirado intuicionista.)
Bertocci, An Introductlon to the Phiiosophy of Religión, Gap. 1.
1. Analizar y describir la forma de sentimiento propiamente llnma Brightman, A ?hiloiophy of Religión, Caps. 2 y 3.
religio.so y de distinguirlo de otras formas de percepción. i r.vcrctt, Religión in Human Experienee. ■I
2. Analizar los comjwnrntes de una religión organizada, suhdivl^ J Hocking, Hum an Sature and It¡ Rem akini, Cap. 39.
James. Varieties of Religiout Experienee. (Excelente descripción del sentimiento
dicndolos en dogma, ritual y clero, y mostrar cómo se usa cada uno de
religioso, de muy fácil lectura.)
ellos para producir y unificar el sentimiento religioso en el grupo. \S'rigl:t. A StudentU Phiiosophy of Religión. (Buena orientación panx el prin­
3. Mostrar el papel que la escuela, la escuela pública en i)arlit.'ulaí| cipiante.)
puede o no puede desempeñar en la educación religiosa.
Sobre la naturaleza de Dios y la relación entre ciencia y religión:
Capitulo

El plan de estudios I

la naturaleza de la vida buena como el objetivo más


H a b ie n d o d c s c k ít o
amplio (le la educación, y habiendo delineado la estructura de la peráo*
nalidad y de la sociedad, como la matriz dentro de la cual pueden reali­
zarse di\‘ersos tipos de valor, llegamos ahora a los medios de alcanzar
la vida i)uena a través de la educación formal.
Acerca de los medios podemos hacer dos pregimtas: ¿Qué debe apren­
derse? y ¿Cómo debe fomentarse este aprendizaje? Eáta sciamda pre­
gunta puede subdividinjc n í-u vez en dos lemas: la organización d d sistema
escolar (capítulo 15), y la metodología que se ha de u?ar en la ense­
ñanza (capítulo 14). En este capítulo nos ocuparemos de la forma del
plan de estudios o sea de loa hábitos y habilidades, y en el capítulo 13.
del contenido de esos liábitos y habilidades.

El p h o b l e m a d e l p l a n d e est u d io s

Puede ser provechoso hacer en este punto varias distinciones:

1. Hay una diferencia entre la e\-periencia que la escuela proporcio­


na al alumno y el resultado de tener esa experiencia. A la primera la po­
demos coníiderar como wn abastecimiento semejante al que se efectúa con
una máquina computadora, a la que primero hay que abastecer de cier­
tos datos, para obtener ciertos resultados. Para que éstos se produzcan,
Y r-
la máquina tiene que efectuar numerosas oj>eraciones.
2. Po<!emos llamar a las operaciones que se efectúan dentro del alum­
no» “procesos intermedios”. Son de muchas clases. Percibir, recordar,
imaginar, í^entir, analizar, clasificar, combinar, juzgar, escoger y muchos
otros, qiift obran sobre lo«i conocíinientos que se han abastecido. Sin
embargo, para simplificar nuestro estudio, distinguiremos dos clases prin-

297
298 L A VID A B U E N A Y LA ESCÜE EL l'LAN D>: ESTUDIOS I 299

cipali’s de oporacionrs en las rjiic el maestro y l.i c$cucla csláii primordiaí >u prominencia. La mecanografía, la Icneduría de libros, la seguridad
mente interesados. Estas son el acopio selectivo y la recordación solee* y el manejo de automóviles han conseguido ui; silio en el. Pero l.i ])auta
liva. El acopio selectivo es importante porque el orjjaiusmo humauo « w i central es todavía la del estudio de materias dísritítas. Para hi mayor
desintegraría si no pudiera recoger y escoger entre lodos los estímulo# parte, esta clase de plan resultaba sensata, si el propósito de la escuela
que continuameJite lo acosan y se disputan su mención.^ era proporcionar al alumno la información que las atj(ori(lade.<5 «..«colares
El aprendizaje fracasa si el alumno no puede o no quiere seleccionar
lo quo el maestro quiere que seleccione. Por lo cor:lrario, el aprendizaje
se aquilata haciendo que el alumno escoja, de su experiencia, algo que
sen pertinente a una situación, ya sea un liecho, un nombro, una relación
consideraban qtie debía tener.
Se esperaba también que a medida que el alumno dominara la infor-
mació/» fonloMida en la ni.iteria de estudio, se desarrollarían en él ciertos
lijbilos y liabilidades (procesos inteimcdioi), como los hábitos de oli.íer-
u
o una imagen.
3. Ya so ha indicado que los resultados de la inslrticción cícolar
I var con exaolitud, de pensar clara y lógicamcnle, de perseverar incansa­
blemente en tareas desagradables, y de ser puninnl, limpio e induslrio^.
pueden dividirse en resultados en la escuela y resultados en la vida. Entrr En el último medio siglo, las crílicas a este plan de estudios han sido
los resultados en la escuela, ésta puede frecuenlemcnle desear incluir la incesantes y han provenido tanlo de sus amigos como de sus enemigos,
eficiencia de lo? procesos intermedios. Así, una escuela puede estar iulere» l^odcmos resumir las principales dificultades como sigue:
sada en perfeccionar la eficiencia del alumno en el pensamiento crítico,
el razonamiento matemátiro o la devoción jwr el método científico. Estot 1. Poco incentivo. El inconveniente más obvio fue que muchísimos íi;
son también resultados en la vida, en el sentido de que tales rasgos pue­ niños llegaron a considerar la escuela coir.o una de las penalidailes ^'ene-
den llegar a caracterizar muchos aspectos del comportamiento de una rales en la niñez. La escuela se interj>onía a lo que uno deseaba realmen­
persona en la vida fuera de la escuela. Kn la escuela son prohados me* te hacer. Este o aquel trozo de lectura podía ser intcro.'Sante para el cu­
diante larcas escolares y no de la vida. Consecuentemente, el que se apli rioso, y unoa cuantos niños se complacían en gozar dcl favor dcl maestro
quen después a las tareas de la vida, es algo que podemos ra/onaMemen o en ganarse el lespcto que sus altas calificaciones merecían. Pero en
le esperar pero no garantizar. general, el alumno no podía ver la conexión enlre la lectura corrccJ.!, el
Un modelo o proyecto de plan de estudios se distingue por la forma cálci'lo aritmético preciso, la meticulosa ortografía y la historia de 1oí<
en qíie combinan los elementos destinados a obtener los difcrcnlcs re­ griegos por una parte, y las cuestiones verdaderamente importantes de
sultados de que antes se liabló. Examinaremos ahora dos tipos de planos
de esludios, en cuanto a sus cualidades y defectos, y posteriormente suge*
rimo» un lercero, como proyecto alternativo.
comer, jugar, pelear (tratándose de un niño), bromear, y más tarde las
películas, radio, telavisión > deportes por la otra.
De cuando en cuando, un maestro de escuela emprendedor hacía
i
^‘interesante»” las materias, convirtiéndolas en juegos, apelando a la
rivalidad o mediante la ingeniosa narración de historias. Esla inventiva
E l plan de esludios por materias
daba sin duda al maestro cierta reputación, pero nunca resolvió 1a difi­
cultad fundamental. El estudio sistemático de geografía. hi«loiia, snate-
I,as controversias sobro el plan de estudios son argumentaciones acer­
máticas, caligrafía y ortografía, simplemente no tienen un alto grado do
ca de las clases de experiencia que el alumno debe obtener en las aulas,
atractivo e interés para lo» jóvenes.
durante su vida escolar. El modelo tradicional del plan de estudios en el
2. Escasa retención. Las escuelas nunca han tenido mucho éxilo en
mundo occidental, ha sido un grupo de materias. Cada una de ellas,
pasar la información, de los libros y maestros al ahimno, de manera que
como el latín, el inglés, las matemática^ o la geografía, era una muestra
éíitc la retenga, j>orqi:c !a información que no encuentra .«.ÍlÍo en las agru*
de todo un conjunto de conocimientos. Luego se simplificó, nalurahnen»fi
paciones de nuestra experiencia no tiene aromodo. y como el huésped
te, taríto en cantidad como en complejidad, para aproximarlo a la madu-lj
mal recibido, se retira temprano. Ciertas cosas se retienen. Cual<(uier
rez del alumno. Ya dentro de esle molde, el latín y el griego han perdido
hecho será recordado sí so le repite mil vcces.^ Pero la cantidad de ínfor*
1 En un iUistrativo ariírulo, “Knowlcdgc: A Growth Proces»*’, Paul WrÍM
2 P^to se conoce como "estudiar de más", cq.úvale a practic.ar una labor
indica qne en c! conocimiento, como en el desarrollo orgánico, parte de lo que
más del tirtripo nccesaiio p.-\ra ejecutarla conforme a una determinada nonna de
entra está destinado a caer en desuso y a ser desechado. ScUnct, 131:3415, 10
calidad. Pfir ejcjnplo, si la meta es repetir un pccma «I píe d f Ja letra y sin
de junio de 1960, 1716-1719.
errores, toda práctica que pasara de esc piinto serta "estudiar de más” .
t.U PLAN DE ESTUDIOS 1 301
300 LA VIDA BUENA Y LA KSCUELJ^j
no tienen relación con las de matemáticas y ni unas ni otras con las de
raación malcrial que los niños olvidan en solo unas vacaciones de verano literatura.
es asombroso.^ Además, las materias se desarrollan lógicamente, de elementos a com­
Esto no debería sorprender a nadie, aunque invariablemente así ocu* plejos. Sin embargo, sicológicamente, el aprendizaje puede no seguir de
rre. Provoca cartas al director del periódico y sugestiones de medidas a)
consejo escolar, pero si examináramos a quienes escriben las cartas y
sugieren las medidas, encontraríamos que recuerdan muy poco de ia
ninguna manera esa p.iuta lógica. Aprendemos a leer toda una oración
o frase, aunque las palabras son lógicamente más simples que las oracio­
nes. Tendemos a aprender lo que nos interesa, sin tener en cucrita la ló­
I
h '\ \

injorniación qu^ clics aprendieron en la (escuela, a menos que la profe­ gica de la materia de estudio.
'i ,
sión u otras circunstancias los hayan obligado a repasarla una y otra vez. Finalmente, los problemas sociales de interés actual tienen ílilicultad
Un físico tiene sólida preparación en matemáticas y química, ]>cro para encontrar la manera de entrar en el plan de estudios por materias, ]x>r
¿que calificaciones obtendrían los doctores en un examen de álgebra de
la escuela secundaria? A no ser que el médico haya estado usando las
matemáticas para otros fines que el de calcular sus impuestos sobre la
renta, la calificación será probablemente modesta.^
que los problemas de la gueira, la pobreza y las luchas políticas abarcan
muclias materias de estudio y, por consiguiente, no encajan limpiamente
en ninguna de ellas.
Ilcsumiendo esas objeciones, el tradicional plan de estudios por ma­
ki
3. E l raciocinio no se desarolla. Tampoco se ha realizado la esperanza terias, tal como enseñaban tradicionalmcnte, no hacía conexión entre
concebida de que las facultades de pensar se transformaran de algún lo que se ponía en él y los resultados que de él se esperaban. I.os proce­
yiii
modo en hábitos. Por ejemplo, hay poca correlación entre la habilidad sos intermedios, que debían pasar los conocimientos a su aplicación en
u :'
para hacer cálculos aritméticos y el razonamiento aritmético.* Si el la vida no se dcsarollaban, ni las normas de comportamiento adulto eran
interés se concentra en la habilidad para el cálculo, no hay un aimiento afectadas considerablemente por lo que se ponía en él.
automático en la facultad de razonar en problemas matemáticos. De roa*
ñera semejante, aprender de memoria hechos de historia, geografía y otras Planes de estudios centrados en problemas
disciplinas, no garantiza la capacidad para pensar con esos hechos.
Los maestros universitarios encuentran que las partes que requieren Smitb, Stanley y Shores,^ disctiten dos tipos principales de organiza­
ción de planes de estudios, además del de por materias: el de actividad
pensar, en un libro de texto o conferencia, pasan por lo regular inadver­
y el de núcleo. El plan de estudios de actividad nació de la filosofía ex-
tidas por el estudiante. Doce años de aprender de memoria detalles de
perimrntalifta de John Ocwey y fue desarrollado por J. L. Meriam,
información, han dejado a los alumnos casi ciegos para cualquier otra
Ellsvvorth Collings, William H. Kilpatrick y otro.?.
cosa que haya en una página impH»a. En un examen, lo más probable
En vez de las materias normales, son los propósito? e interose.-í de lo?
es que el estudiante dejo sin contcslación las preguntas que requieren
alumnos los que dan la guía para el plan de actividad. El problema dcl
“pensar'^ si se atiene a los hechos que pueda recordar. El estudiante que­
incentivo queda asi resuelto, p o n j u e defde un principio no se le deja
da además sorprendido y molesto j>orque eso “no es lo que el instructor n..
surgir.
quería”. Bajo la guía del maestro, lo.«! alumnos tratan un problema d<; manera
4. Oirás objeciones.^ Al plan de estudios por materias se le ha hecho muy semejante a la que emplea un científico, definiéndolo, buscando
también el cargo de ser fragmentado y encasillado. Es decir, que cada dalos pertinentes al mismo, usando lo que ya sabe (generalizaciones y Si
materia pierde su relación con cualquiera otra. Las clases de historia hecho.s) para proponer soluciones tentativas, y finalmente probando la
solución (hipótesis) que prometa éxito.® Así, el alumno aprende ¡censan­
5 S. J. Bas^ett, "Retención de Ja historia en el sexto, «éptinio y ocUvo años,
con espacial referencia a los factores que influyen en la rctcncíón”, Johns Hopkim do, lo que para Devcy implica sicn>pre hacer o modificar las condiciones u
Uni:'friity Studifs in Education, N<*. 12, 1928. que nos ponen en duda, confusión o situaciones i)recaria.s, en primer lu-
* U n argumento bastante más completo sobre este punto, puede verse en gar.^^
“Historia sin histeria” de H. S. Rroudy, Sshool and SocÍ*ty, 58; 1494, 14 de agosto
de 1943, pp. 106-107. 7 Obra citada, pp. 292-419.
5 Véase "New Data on Transíer in Arithmetic’* de L. J. Brueckner, AE R A , 8 Véase ¡ lo w We Tkxnk de Dcwcy y Foundationt of Method de Kilpairik.
Official Iteport, Reconstruciing Educalion Through Research, 9:212-218.1936. 9 Dígase que íc diga acerca de la teoría y práctica de algunos ric los
6 V^ase FundamentaU of Currtculun Dfvelopment de Sinith, Stanley y seguidores de Dcwcy, para él, obrar debía ser, siempre que fuera pcíiblc, obrat
Shores, pp. 392-309. inteligentemente, es decir, pcnwindo.
502 LA VIDA BUENA V L.\ KS<^L'KM KL PLAN P í: KSTl'DIOS 1 303

Acom])nña a esta teorín la crc-cncia de <j\ie si lui niño ro?uolvc .'■u» Los problemafi no necrsUan cxifiir coiKH'imicníos. Las necesidades,
diarios problemas inteligí'n'.enipntf, en compañía de loá oíros niños <\ i\
r propósitos V dificultades do alumnos ininaturo.*, no son menos inmatu­
constituyen la conunúdad escolar, a medida que crezca se irá ijiterc.«a5ido ras. Los niños de cuarto año tienen tan poca necesidad real de indagai
más y más en los proldemas de la comunidad adulta. Ll buen esliulianl»- acerca (kl pueblo de la ín-lia, como de la geografía formal, y tan pix:a
y el buen ciudadano son, jx>r lo tanto, la primera y la última fnsc de un necesidad natural de tener una tienda escolar, como de la economía y
mismo proceso; el del desarrollo. aritmética formales. Si el propósito del plan de estudios por problemas es
Según c?tc plan, la escuela es una comunidad en proceso de desarro* embrollar al alumno en problemas que requieren conocimientos y métodos
lio. No hay lecciones, sólo tarcas rcaks. TI juego y el trabajo se entrelazan. de adquirirlos, tendrá que ¡ngerir-e en la naturaleza.
Ko hay materias, sólo conocimientos acumulados como rccurf^os para Los problemas no necesitan exigir método científico. Supongamos que
ufarse cuando sea necesario. Hasta las habilida<lcs para la lectura, escri* una escuela secundaria se enfrenta al problema de que hacer cuando la
tura, ortografía y cálculo, se desanollan porque son ncco'?arias y sola­ mayoría de sus miembros quieren celelirar el gran baile anual en un ho­
mente cuando se necesitan para atacar problemas verdaderos. En otras
tel, y sus padres, así como la dirección de la escuela, ponen objeciones.
palabras, lo que se mete es muestra de lo que se espera sacar, el compor­
Asumo que esta clase de problema os más típicamente “autentico’’ para
tamiento en la vida real.
los adolescentes, que el de qué baccr acerca de los barrios bajos, la paz
Este paraíso educativo tiene un aspecto bastante más severo en el mo*
mundial o la situación actual del teatro. Tienen que pensar científica­
derno plan de estudios de núcleo.*'^ Aquí se liacc que las necesidades de
mente en tal ]>roblcma?
la vida social común a todos los ciudadanos sean la guía, on vez de los
Innegablemente el grupo ¡x>dría hacerlo, pero bay alternativa-'». Po­
intereses que siente el alumno. Cada hombre tiene que ser un trabaja­
drían, por ejemplo, desafiar a las autori»ladcs, someterse a ellas, renun­
dor, un elector, un vecino, un usuario del tiempo libre y un consumidor.
ciar al baile o hacer lo que los grupos anteriores han hecho en tales cir­
Efte lipo de plan de estudios se ocupa de problemas rn los que solamente)
cunstancias. Cualquiera de estos medios resolvería el problema sin in­
los alumnos más estúpidos podrían dejar de estar interesados. Este es
vestigación científica. Esto significa que si la escuela quiere usar los
especialmente el caso, cuando se promete a los adolescentes que la escuela 1
problemas para provocar el pensamiento, tiene que seleccionar problemas
estudiará los problemas que r«alinpnle les interesan, tales como llevarse
que no sólo sean reales, sino que no puedan resolverse sin reflexión.
bien con los miembros de su prt’pio sexo o del opuesto, con sus padres,
¿Cuán necesarid es ¡a escuela? Pero supongamos que logramos encon­
ganar dinero y convertirse en un miembro de la comunidad.
trar uno de esos problemas, pongamos por caso el de persuadir a la
Aquí tampoco hay distintas materias o habilidades ((ue aprender. El
comuniila<l a construir un nuevo gimnasio para la escuela secundaria. Ad­
problema mismo o algún interé« especial, dicta lo que debe aprenderse
mitamos que el capricho, el impulso y la costumbre no dan una solución.
o practicarse. I,as virtudes que se atribuyen a este método son casi igna*
El grupo se ve obligado a pejisar.
les a las del programa de aclividad, y casi por las m:«mas razones.
Inevitablemente aprenderá uno mucho acerca de su comunidad y de
Pero hay todavía más. Doce años de actividad colectiva debieron
la naluralcza Inunana en una empresa así. Conocerá las afiliaciones polí­
formar hábitos de cooperación, iniciativa, espontaneidad, disposición a
ticas entro los ciudadanos, la realidad de los impuestos y la renuencia de
experimentar, receptividad mental y un alto grado de .sensibilidad social.
los contribuyentes a pagar i>or algo que no los beneficia inmediatamente.
Por lo tanto, se espera que las actividades de la vida real perfeccionan los
Tal vez podría también aprender cómo organizar im grupo para la acción
proce.«os intermedios, tanto el cognoscitivo como el de actitud, v que pro- ;
política. Pero ¿se ha mencionado hasta ahora algún aprendizaje que no
porcionen también un cúmulo de información. Esto parece en verrlad f
pudiera efectuarse con igual efectividad juera de la escuela?
un paraíso educativo para el nmestro, el alumno y la comunidad. Sin ¡
“¡ncursióft’* en la maleria de estudio. En el proceso de reflexión
embargo, tambiéií aquí hay algunas dificultades,
científica, llega un momento en que se necesita información acerca »!u la
I>a primitiva versión del plan de csf.idir.s de núcleo, pioruraba annoni/ar situación problemática. Podríamos necesitar, por ejemplo, saber cuánto
{«•Kta-; las malarias usar.do iin rstiidio. v «r.. el ds la histrri.i, m m o reniro. Véase costaría el gimnasio, conocer las condiciones económicas de la población
la obra citada de Smiih. Slantcy y Siiorcs, pp. :ír2-3l3. Wase también l.is
o ciudatl, qué otros servicios de gimnasio hay disponibles, y cuál podría
aprcndirajcs romxines por los que aboga Ilarold C. Hand, en Science Editcalton,
32:5-11, fi;brero de !94fi. ser In población escolar dentro de cinco años.
304 LA VIDA BLUSA Y LA TSCUEL VL\:¡ DK KSTUDIOS 1 305

A) adi'líiiiLir cti «'1 proceM) de reflexión y basándose en rl estudio, .. I ]>rocesos de pensamiento muy complejos y abstractos, v. gr., oxidación,
encíirgailo de resolver el pioberaa prcdkc u conjeuiva que **&\ haceroot • tiádad «narginal, peso específico y super ego.
cslo, ocurrirá aquello”. Por ejemplo, que sí proinoloino:! a las iglesias, f.V 2. Todo un sistema de datos, hechos, reglas, gentruHzaciones y teo-
bricas y organizacií^nes fraternales, que podr¿ui usac el nuevo gimnasio ■úis qui- han sido probada* más o menos satisfacíoriameníe en Ja historia
para s»$ proj^ramas dejx>rlivo?. darán s\i apoyo a la conslrucción del mis '!<' la disciplina.
mo. O que si amenazamos con sacar a la luz algo “sucio” de parle del 3. l.’n método de investigación que en cierto sentido le es peculiar.
líder de la ojK>s¡clün, éslc se alemoilzará y guardará silencio. •1. Reglas para justipreciar ias pruebas.
Formulumos esla hipótesis basándonos en algxmos oirás conDoimienlo* Cualquier lector qnc lo dude, puede comprobar esto abordando aun-
que ya i>oseemo.« o en ciertas creencias que tenemo?. La hipótesis de que _'ie »ea un libro de toxto elemenlal sobre una materia que le sea deseo*
lo.s diversos grupos que tienen programas dejxirlivos nos darán su rcíucr- >i'KÍda. l'n a materia no es un conjunto de hechos o reglas que hay que
zo, ?e funda en la creencia de que la gente apoyará lo qne promao ser­ •iprender de memorin. Es por ello que no se la puede saquear a voluntad.
vir a sus intereses. de que el líder de la oposición retirará sus ul»jo- £ í d iln M . Kl pían de estudios según el método de solución de pro-
ciones, se basa en quo la mayoría de la gente teme más al escándalo !]i-mas, se enfrenta por lo tanto a un dilema: Si los problemas usados no
que a retirase de vina contienda política. n-quieren el conocimiento de las disciplinas organizadas, la escuela es
Tanto con respt’cto a los dalos, como a esas generalizaciones, hay Mjperfhia. Si dicho conocimiento se requiere, no puede obtenerse sino
grandes diferencias de accesibilidad. Observemos los mencionados. Si iii«diant? el estudio sistemático de la materia. En consecuencia, llegamos
'ü'
no todos, la mayor parte de ellos pueden obtenerse haciendo pregunla» i la conclusión de que el c.sludio de la materia organizada es indispcn*
a las personas adecuadas, consultan<lo algunos documentos o jK>r ol^ser- í-able, si la escuela no es algo de que podamos prescindir.
vación. En cambio, los principios involucrados en la distribución de Nuestra breve crítiua de estos dos conceptos del plan de estudios, pue­
tensiones y resistencia de las vigas de) gimnasio, la composición de loi de resumirse como sigue; el tradicional pian de estudios por materias, te
materiales usados, los príiKÍ])ios de economía que afectan a la tasa de «■•mprendía encumbrados objetivos, que en su mayoría eran prontamente l
impuestos, y los de sicología social que rigen las actitudes colecliva<, no olvidados, a medida que avanzaba la instrucción. £1 único objetivo a Í'
están expuestos en la snj)erlíeie de la vida de la comunidad para «jue que era fíe!, lúe el de aprender de memoria los hechos conlcnidos en la
todos los veatí y utilicen. ¿Kn dónde <lcbe encontrarse lodo esto?
Vn recorrido por la enciclopedia hundiría a los eíludianles en un mar de
términos Iccnieos. Sí logran descifrar cada uno de ellos con ayuda
de la enciclopedia, podrán ser o no más sabios cuando aeuben, pero «;¡rr*
materia, que tanibién eran olvidados por el alumno tan pronto como podía
hacerlo sin riesgo.
Kl jdan de estudios centrado en la solución de problemas tiene tam­
bién encumbrados objetivos y realiza algunos de elloe, particularmente
5Í-
lamente serán más viejos. Si nunca han estudiado química o física, las ciertas actitudes deseables para vivir en grupo. Su principal inconve­
posibilidades de que hagan una “incursión” fructífera en un libro de niente es que si no puede de algún modo asegurar el dominio sistemático 'íl!
Icxlo sobre esas materias, son escasas. Fs casi imj>osible hacer una incur* le la materia de estudio organizada, los problemas que puede resolver i)
sióu en las ciencias nalurales, sin antes haberlas dominado, y lo mismo en la escuela, no son de la clase para la que la instrucción cíicolar es
ocurre non las ciencias sociales. esencial.
Si sabemos leer, podemos encontrar mediante esta ciase de invtíslí»
gación. dalos o informaciones, como la de que el carbón cuesta tanto por U n TKRCEIl CONCEPTO DEL PLAN DE ESTUDIOS
tonelada y el acclle tanto por litro, v que uno tiene más unidades térmi*
cas que el otro, pero las gcTicralizacíones que nos permitirían entender Hacer frente a las dificultades de los planes de estudios por materias
los principios y métodos do combuslióti, no pviedcu Mearse de manuales y de actividad, requiere un golpe de genio o una juiciosa combinación.
o almiuKKjucs. ya qtic una disciplina, por poco desarrollada que esté, tiene A falla del genio, por el momento, podemos hacer juiciosa la combinación,
estos aspectos que dificultan una “incursión” esporádica: teniendo en mente nlgimas de las observaciones hechas anteriormente en
esie caj>íuilo. Primero necesitamos examinar más de cerca lo que es gene­
I. Terminología o conce¡‘los que son nombres abreviados que se. dan ral en la educación general.

V I
/
306 LA VI1>A B I ; K N A y t . A E j- C i; •Í07
tL I’ L A N 1>E K S T L ' D I O S I

Educación generúl jnico basándonos en que solamente ese sistcmit tá en consonancia <on
democracia.
La educación general es aquella que prefuiniUanxutc d cb tríi u iv f Nue.«tra$ escueUis no sólo confunden esos significados de la educación
todo liomhrc como taU a diferencia de la educación especializada que Si fcrneral, sino complican 1« confusión mezclándola coíí la educación liberal
gunos hombres necesitan, debido a alguna función que ellos, perú no totí» ‘ los í'sludios de artes liberales. Convemlría que reserváramos la expre-
los individuos, tienen qxie desempeñar. ^ “ instrucción o educación ‘liberal’ ”, para referirnos a cualquier cstu-
Decir qutí un hombre debiera tener lanto educación general com«i «Ko emprendido primordialmenle para el cultivo propi(», más bien que por
especial, resollaría obvio, pero por lo visto hemos llegado a una siUiución ftu utilidad práctica o j>ara cumplir con la-^ obligaciones públicas o pri­
vadas del ciudadano, p’n cambio, los estudios de artes libérale.'^ son ciertos
que niega lo obvio. Tan especializadas se han hccho nue.<«trns vidas pru*
fe.sionaÍes, y tan dominante es el papel que este aspeclo de la vida ha íisu - itrs<:ís, Uí-almente chisificndos entre los de Inumnidades. que se enseñan
mido, que hasta los hombre? educados encuentran que son “expertos" e* rn colegios y escuelas supcriore.^. .Algunos de estol cursos, por ejemplo
su propia especialidad y “legos” en casi lodo lo demás. Como los “ c\j>er- l«>s de literatura, matemáticas e historia, son generales (exlcnsamente apli-
tos” sólo pueden conversar con otros “expertos*', esto significa que la| rabies) pero no se esludiaji “Iberolmentc”. ni aun en las escuelas de artes
vías de comunicación entre miembros de. diferentes profesiones, están libennle». Dado que los cursos de artes libcrali's se toman como prepara-
«ion prevocncional, no son estudiados libcralmentc, como se verá en el
cerradas a todo tránsito que no sea trivial. Xo hay literatura, ciencia, arte
o filosofía comunes, que un hombre educado pueda suponer que conocen rapílnlo relativo a la organización escolar (capítulo 15).
lodos los demás hombres educados.*^ Muscar cualquier conjunto de c.«ludios que lodos deban saber y puedan
Educación general puede significara) un programa de estudios comúil^ dominar, tiene toda» las seíales de ser una empresa imposible. Un método
6) un programa de estudios que sean extensamente apVcahles, debido a nás promefedor es buscar aquellas formas de comportamiento inteligente
su naturaleza abstracta o general, o c) un programa de esludios o activi­ qne se encuentran en todos los hombres. Es el cultivo de esas formas lo que
dades que todos los ciudadanos encuentren útil. La dificultad e^-tá en ron^^tituye la r ducación general, más bien que cualquier conjunto particular
escoger entre los significados b ) y c ), y es causada por el Ucclio de confuudÍT .le estudios. I.a educación general tiene que .ser trasladada a los elementos
dos diferentes maneras de hacer que los resultados en la escuela puedan í^er la.íS universales <lel comportamiento humano, pero tienen que ser ciernen-
útiles para los resultados en la vida. que también podamo.< n:conocer en la<^ aulas. Sí nuestros elementos no
Las ciencias naturales, las matemáticas y la lilcratura son útiles po^ universales, la educación no será general; si no dan por resultado un
quo se aplican a una gran variedad de ¡situaciones en la vida; tienen un r<»mi>ortamienlo digno de obscr\'arse, son iniitile^ para la educación. Los
elevado potencial para su explicación y transmisión. Sin ellas, toda núes* hábitos de adquirir, usar y disfrutar el conocimiento, {)arecen llenar am*
tra vida tecnológica c intelectual se derrumbaría. Pero como son difícile^ l>os requisitos.
de dominar, sería una torpeza insistir en que todos las aprendieran, esto|
es, hacerlas comunes según el significado «)> antes citado.
Los HÁUITOS COMO FORMAS VNIVHHSALES DK COMPORT a MIRNTO
Los problemas de civismo, formación dcl hogar, vida familiar, cuidado^l
de niños y automóviles son temas de estudio útiles, porque son muestras de i
En yaturateza Humana y Condiut't. Dcwey señala que les hábitos son
los resultados en la vida promedios por la escuela. Podría tamViién ale*:
funciones no hólo del individuo a quien son asignados, sino también dcl
garse que todos pueden secar provecho de esos estudios. Desgraciad.imontc,
trrujw y dcl medio en que se forman y operan. Son respuestas a las de-
su poder explicativo teórico es escaso. De aquí nace la paradoja de la i
nw.’idas de im medio, pero una vez que .se ••.tiablecen, hacen demandas al
educación general: cuanto más general es un programa en un sentido, lo
es menos en otro. medio ambiente.*^ De igual nmnera podemos decir que la escuela es un
medio que hace «Icmandas, las que. sí tienen éxito, se convierten t-n hábitos
Es por esto que nuestro programa e^olar tiende a cristalizar en dos
tipos de educación general, pese a nue.«tro apego a un sistema encolar de! alumno, y a la inversa, e«os hábitos constituyen a su ve?, nuevas de­
mandas
Kias a
H la
líi escuela.
lí Véase el Informe de Harvard, G tn tra l Educaiion ín <x Fr<e Socitty,
pp. 53-54. 12 Dcwey, fíutticn Sature and CcnHuct, pp. 13-17.
308 U VID A B U E N A Y L A E ACU El^ I , p E ESTU D IO S I 309

El hábito tit'ne una naturaleza dinám ica. No es simplemente un n* ■itnina!, y la manera de pensar de un industrial pura resolver un proble»
truniento esperando pasivamente ser usado, sino más bien una te nde nC u i de producción, pueden lener la misma forma, aunque los contenidos
buscar ocasiones para su propia utilización. Si yo tengo los l.ábito^ *U •lííieran grandemente. Podemos decir que un hábito es más general, más
fumar y leer, me impulsan a hacer co¿as que, de no tenerlos, quizá hium# t itensamcnto aplicable o más utilizablc que otro.
haría. Podemos llamarlos tendencias autodinámicas.*^ »\os interesan t^pecíalmente tros grujws c?c Jiábilos: Jos que se relacio*
1>)S hábitos varían en su flexibilidad. El hábito de quitarse e! tiun con la adquisición del conocimiento, los hábitos de usar éste para
izquierdo antes que el derecho, formado cuando no había ventaja en haui I «ol ver problemas y, j>or último, los hábitos de uwir imaginativametite el
lo de otra manera, es ejemplo de un hábito con escaria flexibilidad. H fonocimiento para la actividad creativa y apreciativa.*5
hábito del detective, de hacer ciertas preguntas a todos los sospechoaojil#
un crimen, es ejemplo de un hábito que tiene gran ilexibilidad.^'*
Por flexible que sea, el hábito aún conserva un elemento de fijeza tiabUidades y símbolos linf^üiuicús
io distingue de la reflexión racional. Kl dcleclivc varía las preguntas pai«
Si preguntáramos que hábitos y habilidades o]>eran en la más amplia
ajustarse al caso, pero la parte habitual dcl interrogatorio, probablemítii*
variedad de siluaciones en que se busca y se usa el conocimiento. la respues*
será uniforme y fija. La manipulación de significados simbólicos pirt
1.1 sería que los simbólicos. Tradioionalnienle, éstas son las tres enseñan-
formular hipótesis y pesar pruebas, no es habitual en este sentido. Sia
embargo, buscar hipótesis puede hacerse habitual. inducción, la deduc­ M5 esenciales de los sistemas de símbolos de la lectura, escritura y aritmé*
ción y el examen crítico de alternativas, pueden hacerse habituales en uní tira, pero no solamente esos. I^ns notas musicales son símbolos, y las artes
gran variedad de situaciones problemáticas. vi'Uales también emplean símbolos para comunicar lo que comunican.
Debe aclararse que, si decimos que los resultados inmediatos de U predominancia de esas tres en^^ñanzas esencinles en el plan de
instrucción escolar son hábitos, tendencias o dÍs]K>siciones, no significamflk fstudios do la escuela i'lemental, ha sido discutida con frecuencia. Ya
con ello un conjunto de respuestas fijas y semiautomáticas. Inclinarse •) desde 1898, encontrumos que John Dewey escribe:
sombrero o repetir la tabla de multiplicar pueden no ser más que eso. ifsy
sin embargo una jerarquía de hábitos, basada en su generalidad o en rl M t proposición es que las condicionen sociales, industriales e intelectuales,
han sufrido un cambio tan radical, que ha llegado el momento de examinar
alcance de su aplicabilídad y flexibilidad. A la cabeza de la jerarquíi
cuncicnzudamerttc la in'.portancia dada al trabajo lingüístico, cu !a educa­
está el hábito del pensamiento reflexivo, que reduce al mínimo la rigid« ción elemental.16
de los hábitos. En el último lugar de la escala c^tán los hábitos impu(
que, en el mejor de los casos, son sólo scmiconscientes. Dewey alega a continuación que esa importancia dada a la lectura,
Un hábito es una unidad de contenido y forma. Sn contenido es sier surgió cuando no había otro camino, como el dcl método científico de
pre particular, ya que nunca podemos pcní»ar en general, escribir en gei. ínvesligación libre y directa, para controlar ios recursos culturales acu­
ral o comer en general. Cuando jK'nsamos con símbolos matemáticos, no] mulados. Por lo contrario, en los primitivos Kslados Unido?, la lectura
estamos penf?ando con dalos históricos: cuando comemos carne, no estai. era casi el único motlo de “escapar de la pobreza del medio intel»;ctual”.
comiendo verduras. Pero si lodo aprendizaje fuera particular, la labor d# “Aprender a leer y escribir era cosa interesante y htisla emocionante;
la educación seria tan vasta que resultaría imposible. Si el cálculo aril* hacía la vida lan diferente” .*^
métíco necesario para tapizar paredes no pudiera aplicarse a la agriniei La situación» prosigue Dewey, ha cambiado. En primer lugar, no hay
sura, tendríamos que enseñar tantas aritméticas como ocupaciones hubiera. ahora escasez de estimulo intelectual directo dcl niedio, en forma de viajes
Nos salvamos de esta imposibilidad por el hecho de que las ocuparion*,
Kstos grupos de hábitos pueden ser constderadc>s como modos de saber y
requieren la misma forma de hábito, aun cuando varíen en contenido. Así,
serán tratados más amptlanientc. Véajc tantbién “Chess Not W iiheut thc Queen'*
encontrar el área de un campo y la de una pared, requiere la misma fon de V’irgil C . Aldrirh, en Froceedings and Áddreises of the American Phitoivphical
de hábito. La manera de pensar de im detective para resolver un caso] Association, 1957-195B.
*ó John Dcvicy, Edueation Today, Nueva Voric, G. P. Puiuam’i Soj)S, J940,
Misma obra, p. 25. . p . 19.
Misma obra; pp. 51-52. También Democracy and Edueation, pp. 55*56.1 17 Misma obra, p. 20.
310 L a v id a n fi:\ A v l a kscu h 3 11
I I. J>J.AN D E E S T U D I O S 1

y galerías de arle. Kn nticslros días aña<líríamos el radio y la El papel del aprendizaje simbólico tiene que ser valuado nuevamente,
a.*í como las revistas ilustradas populares. Por consiguiente, la lectura i j la luz de lo que ha ocurrido desde el principio del siglo. Para comenzar,
la escritura han perdido su “fuerza impulsora y motriz” . En se^unl'» .■qué tan sóliilos son Jos argumentos de Deivey cu corítra de la importancia
lugar, el conocimiento ya no .«e oculta tras sistemas de símiiolos oácur^ central de las habilidades simbólicas? Nos dejan con la vaga sensación
y difícilís. ili- que se ha dejado algo sin considerar. Podemos llamarlo el papel
ítcüúvo de la facultad de leer y cscril>ir. El lenguaje cslá hecho de sím-
£s posible iniciar ai niñn desde el principio, de una manera directa y m bi'los que representan los aspectos universales de las cosas, más bien que
abstracta o simbólica, en las operaciones con las que la sociedad manticM I<w cosas mi.«mas en concreto isillas en general, j>or ejemplo y no una
su existenria inaieiial y espiritual.'®
•illa en particular). Sólo ellos nos permiten tratar de lo general, liberan*
d«>nos así do las restriccÍone.s de las cosas y hechos en particular.
Además, como Dewcy vio, el pequrno probablemente >jo está prepara»
Por tanto, aunque es verdad que para los fines eslrictamenlc utilitarios
do fisiológica o sicológicamente, para aprender las fases siml)ólieas niú
*ie irla pasando de algíin modo, la habilidad simbólica necesitada por

1
abstractas de la experiencia humana, ni tiene una natural necesidad
un alumno en lo personal ))uede ser muy poca y puede reducirse más aún,
mucho adiestramiento sistemático en ellas.
«I arguniento pierde .«u fuerza cuando consideramos las potencialidades del
Diversa» personas se han encargado de la defensa de las tres ense­
alumno para su propio perfeccionamiento y las necesidades de comuni*
ñanzas esenciales. I.os profesores universitarios se nniestran CTÓnicamerrti»
ración de la sociedad. .Aunque olro.s medios pueden ser más inmediatos
cáusticos acerca de la ineptitud lingüística de los graduados de la c.^eudl rn sti efecto y menos difíciles de usar, no hay sustituto para los símbolos
secundaria. Esto es comprensible porque los maestros, en sus profe.‘iionr\
del lenguaje en una educación general, ya que ello.s son el camino por
tienen que usar símbolos con un grado bastante elevad<j de precisión, y
(‘xcefcncia hacia la generalidad.
esperan, con razón o sin ella, temas y escritos que muf.stren un grado
Pese al derrocamiento del verbalismo, la lectura sigue siendo la mate­
re.-*petable de exactitud. La lectura de loa libros de texto de la univ<Tsidad.
ria esencial de los cursos elementales. F.l educador más radicalmente pro­
no es en sí escasa muestra de habilidad simbólica. I%! número de gradúa
gresista sabe que hasta los padres más progresistas recelan de un programa
dos de la e.«c\iela secundaria que son deficientes ei» lodaS' o en algún
<le actividad, mientras el niño no haya salvado el obstáculo de la lectura.
de e'^tas labores, es bastante para obligar a los colegios a organizar clases de'
Por muy feliz que sea la niñez pintando con los dedos, hablando en coro,
lectura que remedien esa deficiencia.
haciendo música espontánea y recibiciido la atención social, no compensa
Las quejas vienen de contribuyentes descontento.^ que eoNsideran que
enteramente una prolongada incapacidad para leer.
un simplificatlo plan de estudios de las tres enseñanzas escancíales, reduciría
La producción de materiales de lectura infantil es uno de nuestros
el costo de las escuelas. Los reaccionarios sociales declaradosj temen que
jóvenes gigantes industriales; los cursos sobre métodos de lectura han
un plan de estudios que incluya la discusión de cuestione’? sociales, jxilí*
equilibrado el prcsupuc>lo <le muchas escuelas de educación; la investi­
ticas y económicas, pueda perturbar los rasgos del escenario social que
gación de materiales, condiciones, métodos, fases correctivas y preventivas
cneu'-Mtran agradables; otro*' más se oponen en principio a todo Hqueilo
y anormalidades de la lectura, es el camfx» mejor y más constantemente
;ii
que no estuvo incluido en su propia instrucción elemental.
cultivado de la granja de la educación. Quienes dicen que la lectura es
Kl énfasis puesto por Dewey en la experiencia dírccla» ha sido dcfor*
pasada por alto en la escuela moderna, simplemente no conocen la rea-
mado frecuentemente por los frenéticos y a veces cómicos esfuer/oü de
lirlad de los hechos.
ciertos mae.«lros de instrucción elemental, por evitar el aprendizaje en I
¿Qué hay de malo, entonces, en la enseñanza de la lectura? En un
los libros. Los niños que han sido ahuyentados del cuartc*! de bomben's
sentido, nada. lx)S niño.^ aprenden a leer. Quienes no pueden, reciben
de su distrito, cada tercer día durante año.s «e inclinan a visitarlo para uo
pn>bab!cmente más ayu<la correctiva que la que se dio a sus padres. Los
tener solamente una familiaridad ‘‘verbal” con él.
niños leen baslante bien en determinado nivel de abstracción, j>ero ese
jj nivef no síi-mpre es l<» bastante elevado ]'ara comprender a Shakespeare,
Misir.a obra, p. 22. Pero obviamente e«o s6!o puede decirse de algíjnosj:
d f pí'rMTO* conocimientos. Cuando más teóricamer.te desarrollado sea el tonoci-i' Milton y algintos ile los otros “clásicos” incluido? en el tradicional plan
r .t • más expuesto está a convertirse en "recóndito”. de estudios de la escuela secundaria. Tampoco alcanza el nivel interpre*
312
I.A VIDA BUENA Y LA ESCUX1 PLAN DB ESTUDIOS I

tativo demandado por la historia y ciencias naturales que $c enseñan i . |.»rdtí culpar a esc niño por creer que cuando ha repasado el material dos
)a escuela secundaria. En el aspecto expresivo, ía mayoría de los nifi«i veces, lo ha “estudiado”, y que el único remedio de su fracaso es “estu*
aprenden a hablar y escribir el lenguaje suficientemente bien para It «liarlo” algo más.
mayor parle de los íincs. La dificultad e«tá en satisfacer las demftn't»* El análisis hecho por el autor, de los hábitos <le estudio de muchos
de precisión y elegancia inherentes a los cursos de composición literaria A infortunados estudiantes universitarios, lo ha convencido de que eqnij)arar
la escuela secundaria y la universidad.*^ lii rápida lectura narrativa con la lectura de estudio, en los primeros y,
Hay olra dificultad que es ésta; En su afán por enseñar a leer, im hasta donde sabe, en los últimos años de la instrucción por medio tle la
maestros de instrucción elemental se han dejado vencer comprcnsililrtiv n* li-clura, es a menudo responsable de sus apuros. A propósito de lo cual,
le, por el argumento de que, como la lectura silenciosa do prosa corriiul# las clínicas de corrección de la lectura, en colegios que hacen mayor
es la clase de lectura que la mayoría de la gente practica la mayor parlu hincapié en (a lectura rápida de materiales narrativos, pueden ayudar al
del tiempo, esa es la única dase que debe dominarse. ('onsccuentero«it«'i estudiante en los cursos que requieren grandes dosis de esa lectura, pero
en los cursos elementales, la clase de enscñan2 a de lectura que se inipailf, >iu pueden ayudarlo a comprender la filosofía, la ciencia o la literatura
es la de la lectura rápida para lograr la comprensión de ideas <‘nIaza<ÍM nniy avanzada.
sencillamente.
Dejejnos en este punto lo referente a la lectura. El u?o del lenguaje
El género más familiar de material de lectura es el iiistúrico o narfs- para la comunicación, tanto en su forma verbal como escrita, no necesita
tivo. Los niños empiezan con él y muy frecuentemente lernúnan con 11. tratars<! por separado. Podrían usarse los mi«mos argumentos en pro y
Para mantener los materiales al alcance de la comprensión de los niños, fn en contra del desarrollo de esas habilidades.
tiene cuidado de mantener la amplitud dcl vocalniíar^o dentro de límite*
comprobado* de tolerancia. La estructura granjatical se mantiene tara-
bien sencilla.. Siempre que es posible, se usa un estilo narrativo brillamí* Símbolos matemáticos
y dramático. Hasta cuando se necesita la descrij>ción o exposición, se U
Si preguntamos: “ ¿cuántas maten>átioas usará el norteamericano me­
dramatiza para hacerla vivida. Por consiguiente, la compn'n?»ión vicnr
dio, en un trabajo ordinario y llevando una vida media?*’, la respuesta es
& significar la habilidad para seguir ia trama <Ie una narración o l.i
“no mucha.s”. Ix s días en que tenía que enseñarse aritmética a los
reproducción de los eirmcntos de dí,*scriprión y exjwsición sencillas.
niños, para que pudieran contar su cambio y comprobar que era correcto,
Mientras este es el platillo nadie padece indigestión, pero cuando
han pasado. Además, se puede emplear un tenedor de libros, los impues­
introducen los libros de texto con terminología técnica, m los rursc^
tos serán calculados por un representante dcl fisco y, en último caso, las
superioreP, cuando entran en juego las relaciones de causa y efecto. ]«'
máqtiinas sumadoras son más exactas que e( cálculo mental. Pero desde
complejas relaciones espaciales y las cronologías, es probable que ia lec­
luego, muy pocos norteamericanos Ih-van vidas medias, por lo que prever
tura fracase. Este fracaso e.s de dos clases: una se <lebe a los límites <lcl
cuánta aritmética necesitará determinado alumno, es empresa csléril.
potencial de abstracción; en lenguaje más llano, el alumno no j>ued»
En cambio, si recordamos que la meta de la vida buena es el propio
pensar a este nivel de generalidad, y de aquí que solamente pueda repetir
perfeccionamiento del individuo, el pape! de las maíemáficas ca relativa­
las palabras y aprenderlas de memoria. La otra clase de fracaso es peor
mente claro, ya que son ellas las que se ocupan de los aspectos cuantitativos
aún; es la que sobreviene al niño inteligente que lee un p.írrnfo de un
<le la realidad, y entender las matemáticas es una manera de perfeccionarse
texto de geografía, como si fuera una narración y rncuentr;!, para su
uno mismo. El nivel de abstracción en que podemos operar cómodami-ntc
consternación, que no hay trama o per.<ionajc que conipreml» r. iVad*
en este campo, varía de un individuo a otro. .Algunos niños habrán
ocurre en e.'íta clase de lectura. Por lo tanto, familiarizarle ton el sonido
llegado al máximo cuando puc<lan hacer las cuatro operaciones aritmé­
o apariencia vle las palabras tiene que bastar. Como el empeño se ha
ticas ftmdameiUales. con elemento^ relativamente simples. Otros piieden
puesto en la rápida lectura en silencio, con un mínimo de r«*pasos, no se
subir basta el Jiivel en que no les canse horm r que se les pregunte ‘‘¿cuán­
Sobre este punto, véase “ Niveles culturales y varicdadcj Íunr5nna?e$ del tos lápices se pueden comprar con 77 céntimos, si tienen el precio de 3
ir.gtc»” , de John S. Kenyon, College F.nglifh, 10:31-36, ocnibre de 1948. por 11 céntimos?”, o “ ¿cuánto interés devengarán 850 dólares en 18
3 1 1. ■I. PLAN DE K ST liniO S 1
:U5
LA VIDA BUENA Y LA KSCl’LI

nirscs, si el tipo íU’ interés qur se paga en uti haiico de ahorros es <U1 irrm5miten su significado ai v.’rw. oín«> n s«*fttit>'e oomo son. t i árix»! en
2** ) por ciento al año?”. Olro.« má^ pueden avaiuar al siguieut’' jwWaño utt íuadro se le nditarin. d poema lime un fonido melancólico; pero cl
r-n la escala de )a< malemáticaft y llegar i*l álgebra y nlpunos pueden ir ilista tuvo que ir.ji«*niarse para hacnr que se \i-an o suenen así. En
liasla la geojm-lría analílica y la trigonometría, a la geometría de H¡<-maii« .'ipítulo 9 dijimos que e? c>encial tener alguna ile^tre/a í'u hacer objetos
o la lógica mateniáíico. Pero sea cual íuere el nivel e?\ que el alumií» itjíslicos, para poder advertir la *S<^nsaeirm significativa” contenida en
pueda manejar los símlwlos matemáticos, a ese nivel debe llevarlo U is obras de arle bien ejecutr.da?.
instrucción, dentro del l:em)X» disponible.^® Los símbolos representativos sugieren idens e imágenes que no jaieden
Do?- clases de hábitos malcnútic'M son eseneiaies para l.\ educr^ci/m rncrtnrMí^ en la chra de arle niisina. í'l halo en irrno a la cahez-i de
un samo o las alu>iones a la mitología griega, en «•! Paraixo Perdido
general. Vno es e) dominio tie las operaciones aritménea.*» funt^amentalr^
líe Millón, evocan en nosotros cicrfos sigi»ificados. poro nostdros tr-ncmos
has5a cl punto de hacerlas aulomáticamente. Kl alumno no debe necesitar
que darles esos significad'''s. Es decir, la mesa pintada en un cuadro puede
hacer cálculos para Mimar, restar, multiplicar y dividir. Ü«‘be saber «le
iihulir a xma m(sa real que está fuera del cuadro, y obrar así como un
memoria las tablas n^pectivas.
símbolo repre^’nlativo.22
El otro liáíiito es el de resolver problemas matemáticos. .\un dando
Comprender el dignificado de un slm!)nlismo represontativo requiere
por comedido que la comprensión de las matemáticas no es cuestión de «"nocimienio 8*-: como habilidad. Pero las arles literaria^ y musicflh-s
hábito sino de intuición, hay un aspecto de hábito eti los procedimientos liaceu virlualmerue indispensable tener cierta deslrc7a en el uso de sus
para resolver problemas. Quienquiera que haya trabajado con probleme»
«.ImMIísmos.
aritméticos, sabe que lo que fue una gran labor de raciocinio indepen­ Como el aprendizaje d«* esa dc«lreza hace hincapié en las re?pucslas
diente, en el primer problema de dos trenes de {errocaTri! corriendo • ^emiaulomáticas. es fácil subestimar su importancia intelectual. Pero al
derlas velocidades, llefia a ser bastante rutinario después de haber re­ aprender a usar <liestramente los símbolo.*, el pen'^amicnto del alumno
suelto el décimo problema <le esa índole. I.a actitud adoptada en l.i asimila la estruclura di‘l lenguaje, de las matemáticas y de las arles mismas.
solución de problemas, la manera de despejar incógnitas y de buscar
posihb’s sustituciones y equivalentes, son operaciones genéricas en el pro*
ceso deductivo y se perfeccionan con repeticiones ad»*cuadas, como ocurre
con cualípiJer olro hábito. Son estos hábitos fífncraUzados los que per­
I I.e proporcionan una esj>ecie de disciplina inlelectual.

lliibiíos de estudio
durarán mucho d«‘spiiés que los procedimientos específicos de cálculo huyan
l ’na queja comúnnunte escuchada en lodo eer.tro acudémifo y en
sido olvidados.-*
incontables hogan-s, es la de que los ahimnos no saben cómo estudiar,
Kt) c u a n to a la tercera e n se ñ a n za, o sea la e scritura, s e n tim o s v iv a ten­ >ituación extraña, si se ccnsid<-ra que pasan tan eran parte de su vida
ta c ió n de o m it ir la p o r c o m p le to en este e s tu d io . Es cnteT am enle u¡» ins*
estudiando.
tru m e n to , y la le g ib ilid a d es su ú n ic a virtu<l.
¿Qué significa esa (pieja? Depende «le quien la expr<.-^c. Para un
maestro puede significar torpeza para aprender de memoria, para otro sig­
.SfmiWoí ariísticcs nifica falla de sisit-ma para preparar las lecciones en casa, para otro es
sinónima de falla <le concentrnción y para otro más deficiencia para
I.as notas mu^sícales. las imágenes en pinlura. escultura, lenguaje y esbozar la lección. Kl fracaso en el Iraliajo e.scolar se debe a enseñanza
}M«tura, son símbolos artísticos. La percepción estética o)>era por conduett) \ deficienle, a estudio deficiente o capacidad deficiente, y c*mio los maestros
de símbolos de presentación y de represenlaclón. b>s de prf«entación í i)ú son aféelos a admilir lo primero y los padres lo úllinio, el ei-tudio
deficiente ex la explicación favorita, aunque no siempre sea- la que da
20 .Si las rrrlcntcs invcíiigaciones sobre la enseñanza de la5 niatcmáiicas han í cl alumno.
m<.>strado algo, es que prnl>ablcmente hemos subestimado la capacidad e inclina­
ción de los niños a abf>rdar los aspectos más icóricos del estudio matemáúco. 22 El (juc los juicios de valor se nos puedan dar o no, medi.xnte símbolos de
21 \*éa*e ÁTithmftic in Central Education, en el décimo sexio aiuiari<i ilel presentación, es un probicna que fue discutido i>or Donald Cí. Anisiine, en ur.a
Conícjo Naciaixal de Maestros do. Matemáticas, pp. ft-4L V íA « lam bifn Hiah dUerución diKioral inédita para la Universidad de Illinois, titul.ula The Aesthfiie
School Methematiet de Bebcrman y Vaughan. Dimensión of Valué Edueaiion.
KL PLAN DK ESTUDIOS I 31'
31G LA VIDA BUK.VA Y I,A KSCfiíLA

mente de su especialización posterior, debe adquirir un ra/onable dominio


Cada materia de disciplina li<-nc s»i propio método de invcíligación,
de esos hábitos generalizados de inve.«tigación.
su terminología di:>t!nl¡va y sus teorías básicas, que en conjunto conslilu*
Observación.. Las habilidades y hábitos de que hemos tratado hasta
yen la estructura rl« la disciplina. Es esta estructura la que debe aprcn*
ahora, se concentran en el arte de interpretar y comprender los materiales
dcríc y comprenderse. Habrá clcíncnlos que se deben aprender de memoria,
simbólicos de índole lingüística y matemática. Pero si los astrónomos no
métodos de resolver, problemas que hay que entender y practicar y IcorÍM
obsen-aran los cielos, no podría haber libros de astronomía. Sería razo­
que comprender.
nable, por lo tanto, catalogar la observación como uno de los hábitos o
Si el alumno se atiene a un método de estudio, v.gr., el de aprendo habilidades para adquirir el conocimiento. Observar no es simplemente
de memoria, y si el maestro valúa su trabajo sólo on términos de es* ver, es buscar lo que sea j>erlincnle a im problema. La observación no
aprendizaje de memoria, no aprenderá cómo estudiar para enteder, Enten* es una facultad sino una habilidad, y muy específica por cierto. El detec*
der un libro de texto es reproducir el pensamiento del autor. Diseños, ex* tive es un minucioso observador de situaciones criminales, pero puede
pHcacioncs, lecturas, frases subrayadas y recitaciones, son medios de facili» no observar lo que está tomando en la comida. Podemos fomentar el
lar esta producción. El estudio de una materia lógicamente organizada, en hábito de observación, haciendo que el alumno sepa cuanto sea posible
uu texto lógicamente becbo. es un proceso de búsqueda e indagación ac­ acerca de las distinciones que son propias de cada una de las materias que
tivas, no meramente de lectura pasiva. estudia.
So todas las materias y textos e.«tán organizados lógicamente. .\lguno^ Experimentación, La exj)er¡mentación es, desde luego, el método ¡x>r
consisten en gran parte en listas de dutalles que deben aprenderse de excelencia para el descubrimiento del conocimiento y su ratificación, l-n
memoria o de instrucciones que se deben seguir. En una materia o texto nuestros días, ninguna escuela que se respete carece de laboratorios ]>ara
organizado lógicamente, la suprema habilidad es la, de selección y dife* sus trabajos científicos y de economía doméstica.
renciación. Las ilu.straciones deben distuinguirse de los principios que Es de dudarse que en esos laboratorios se descubran muchos conoci­
están destinadas a ilustrar. í^as pruebas deben separarse de la teoría para
ara mientos nuevos. Su objeto es más bien hacer más vividas y convincentes
la que son aportadas. De entre todos los hechos, se seleccionan algu las declaraciones verbales contenidas en el libro de texto. Dan también al
" O »
como cruciales para la teoría y sólo esos son los que están señalados par alunmo una familiaridad perceptiva con sustancias tales como el sodio y
aprenderse de memoria.
Decir que los hábitos de estudio pueden formarse, equivale a dcci
que el estudio puede ser un oficio y que el buen estudiante es un buin
i
artesano. I^a noción de <[ue el estudio es una misterioía ósmo.-jis enlre un
el HjSO^ en química. Pero quizá la función más imporlanle del trabajo
de )al>oratorio es ilustrar los principios de una ciencia. En el laboratorio
se puede demostrar convincentemente que las fórmulas de química y física
y las teorías de biología y sicología no son mistificaciones tejidas con
libro y un cerebro, explica por qué se le praclica lan poco, y que gran sueños. Esto no ocurrirá si el trabajo de laboratorio es un ejercicio de
parte de lo que pasa por estudio, sea como el sortilegio del que se espera sujeción a las instrucciones contenidas en un manual.
que prepare el camino para un milagro. El buen estudiante es, si no algo Encontrar el conocimiento con este método, requiere un alto grado de
más, un artesano eficiente, gústele o no la malcria. Como buen arte>:ano¿ interés y competencia en un campo determinado. Sólo las j>ersonas que
ejecuta su trabajo con orden, método y facilidad, ya sea que construya lo tengan pueden hacer siquiera las preguntas a las que los experimentos
un palacio o un gallinero. podrían dar re.*puesla. Sólo esas personas, y no siempre, pueden reconocer
la respuesta cuando la ven. Si la escuela puede engendrar ese interés y
I/ahüidades para la investigación competencia, puede crear buscadores experimentales de la verdad en campos
11 especiales. Para el estudiante en general, este método es rara vez un
Habilidades de biblioteca. I>as materias de conocimiento no están medio de descubrir nuevos conocimientos, o siquiera viejos.
dispuestas en moslraílores o escaparates de las tiendas, para ser recogidas
23 En una tesis doctoral inédita presentada a ia Universidad de IJIinois en
al a2 ar. E^tán almacenadas en bibliotecas, diccionarios y libros <le con* I9G0, y titulada Devtlopment and Preliminary Trial of a M tthod of Teaching
sulla, y su uso es cuestión de habilidad y hábito, tanto como lo son la Chemislry, Paul Westmcycr e.ncontró que los estudiantes de la escuela wcundari.'»
lectura y la escritura mismas. Por lo tanto, todo alumno, independiente* pueden sacar provecho de la experimentación autodirigida en química, y que

ü
318 LA VIDA BL’KNA Y LA KSCaí.l n. PLAN DE ESTUDIOS I 319

IVro. se of»jct.irñ. ¿no hay loda una filosofía de educación qui* >i»*> irae un d e s lo r n ilia d o r y u n m a r t illo . Se p o n e e n s e g u id a e n a c c ió n y !a

tiene que la solución de problemas o invcsligación experimt-nial, es j« jA jr r la sale .

única manera segura de adquirir el conocimiento? Aun s-iendo así. fl 3. Ya fea un físico en un laboratorio o un hombre perplejo ante una
propósito de tal invcsligación es resolver problcm.ís pariirularcf, nuís bien líucrta que no puede abrir, el proceso de solución d<*l problema tiene laí
que llegar a un conocimienlo sislemálico acerc<» <ícl mumlo o di’ cualquier! r*mas caracteríílifas: una situación que era confusa e indeterminada,
olra cosa. Kn el curso de lalcs «laquea e\[>cr»m'-’nlalc5 a nuestros prol'l*'- ■ hace clara y definida. Para Dewey. esto es pensar y esto es producir
mas. cierlan:«'ntc adquirimí>> conocinnVnlo'. pero esl.ín subordinados a !■ ’ . \erdad. K? el instnimentalismo. lambjf'n educación jK >rque la expe-
solución de problemas. ■■•ncia usada en la solución do problemas puede repetirle, de níanera que
Só!o el científico o el hombre con n'.eta:i teóricas, usa los problerua.' rl éxito resultante se convierta en el medio de hacer n u f \ o s intentos y
su solución, como medioss de adquirir conocimientos. l'>grar posibles éxitos; es el tejido mismo del desarrollo.
l.n gran verdad que encierra la insistencia de Dewey en la solución de
problemas como una forma de instrucción, f.stá en el hecho de qtie pen«sar
HÁI5JT0.S DE rS A n EL (:(»\OCIMIENTO l
melódicamente es en sí cuestión de formación de hábito, y la formación
<!e este conjtjrto de hábiles es más importante que el contenido particular
En su pequeño pero famoso libro Hotv ¡Fe Fhink, Dewcy analizó !«>*«
de los problemas que se usaron para formarlo. Desde luego, si para el
pa'^s que entran en la solución de cualquier problema por el método
adiestramiento «e u ^ n problema» que interesen al alumno, se re*uelve
lienlíficf». Tal vez podamo.s condensar su análisis, señ.'ílandn los punlo'
corrcctamenli* el problema dcl incentivo, de cautivar y mantener el in­
sobresaliente» ílel proceso <le p^•n^ar.
terés al mismo tiempo. Ir
Nótese que ett los pas^^is 2 y 3 dcl procedimiento de solución de pro*
1. Al verse frente a xin obstáculo a! eur>«o de acción, el ser humano
blemas, el conocimiento previamente adquirido determina cómo fonnula*
reacciona de una manera o más. entre muchas posibles. í>i una puerta sin
mos nuestro problema y las conjeluras y tentativas que hacemos para su
el cerrojo echado «e resislc a abrirse, puede parearla. Si la palada nu
la abre, puedo hacer sonar la aldaba, empujar, tirar. levantar, bajar jr solución. ¿De dónde proviene dicho conocimiento?, del conocimiento
sacudir hasta que algo ocurre. Si la puerta se abre, acaba su problema común, dcl estudio deliberado y de la solución de problemas anteriores. i. 1
particular, jx:ro si no, o abandona la empresa de pasar por cyi puerta o Hacer a un lado el p.>lud¡o delibeiado y sislemálico de los campos organi*
i'
renueva sus esfuerzos. zados del conocimiento, significa atenernos, para tme.alras generalizaciones,
2. En ese punto en que lo aprendido anteriormente ha faliailo, es a las otra.s dos fuentes más la información re«.ibida por radio, por los
cuando puede entrar en juego la reflexión o |>ensamienlo. 1.a persona deja; periódicos y dem.is cosas iK)r el estilo. Pero coda vez son menos nue.siros
de empujar, tirar y llamar, y comienza a imaginar cuál podría s»'r la problemas realmente graves, que pueden resolverse mediante el conocí*
causa de que la puerta no se abra. ¿Podría ser la hinchazón de la puerta miento “común”. 'ii' ■
o del quicio? De .«u experiencia puede surgir la generalización de que
cuando el tiempo es húmedo y caluroso, la madera se dilata. Si esto es P r n s a m ic n lo a m tlític o
lo que lia ocurrido ( y técnieamenle «lecimoí que si e>tr hipótesis o con*
jetura fuera correcta), ¿cómo reducir la hinchazón de la madera? En* I .a <lescr¡|ición que da Dewey del mótodo de solución de problemas,
friándola y secándola, pero ¿ c ó m jo hacerlo? Nada parece oeurrír>ele. incluyr im conjunto de habilidades secundarias que hacen el proceso toUd
Al pasar la vista por la puerta y el m ano, en busca <le algo que in-pire más o níenos preciso, y en igual medida, más o menos fruetífero.^"* Se
otro proceso de imaginación más pronn-tedor. .sus ojos .*<• po«an eri los requiere poca o ningima instrucción escolar formal, para resolver algunos
goznes. Su exj)criencia parece enlrar en activida<l y lo dice: “Saca los problemas, pero es indispensable para pensar como piensa un físico, un
pernos de los goznes y la puerta se aflojará”. Mentalmente comprueba si biólogo o un doctor en ciencias i>olíticas. Generalmente se necesita adíes*
pueden drsArrollarsc en esa dimensión si se les alienta. Sin embargo, no todos , 24 Para la investi?afi6n, en la teoría dcl aprendi/aje, puede ser provechoso
loi estudiantes responden unifrrmrnirnte y no se «>l>e aún ron precisión qué e» interesaric en estas habilidades secundarias, es decir, en las que operar, en la
lo que los distingue a c$e respecto. obtención de conceptos, en la categ«vrÍ7ación e Inferencia.
320 l.\ V ID A BUK.NA Y I.A K S C U í l [. P L A N D E E S T C P l ü S I 321

Irflinif’nlo formal j>ara pencar con precisión en cualquier campo, y i Ir oxidación en química, se le enseña poniendo como ejeniplos la herrum-
tocios los hombre» Orbcn jx'iísar tan prcci«flnicnlc como ¡mcdan acerca «i • I.'. <1 fuego y la combustión espontánea. El principio de los ciclos eco-
los j)roblcmas generales ele la vida, pensar con precisión es \ino de li« . vmicos se enseña igualmente, exponiendo muchos ejemplos diferentes
hábitos que deben incluirse en la educación general. ■ auges y depresiones económicas. Ea justo esperar que después do. algún
Kn comecuencia, nos es lícito incluir en nucftra lista lo que podrii . it:po, se formará en el alumno el hábito o tendencia a prenguntarsc en
llamarse pensamiento analítico o crítico. La destreza en la fonnacicWi Hilquier situación problemáticai ¿De qué principio o conocimiento es
)• prueba de definiciones, en el descubrimiento de falacias cu un razon»> ' luplo esta situación? ¿Cómo aclarará el problema este principio? ¿Qué
miento, la familiaridad con Ins proj)icdades formales, tanto deductivM ijic'tc-sis sugerirá?
como inductivas de la inferencia, y la clasificación, son muestras de Im Tal vez el uso más importante a que deba destinarse el conocinnento,
habilidade? que deben incluirse bajo este encabezado. ¿So son opuestas 1 el de ju/gar lo que es valioso. Tan importanle es este uso, que hemos
al hábito más inclusivo de la solución de problemas, sino más bien liabi* odicndo toda la segunda parte de este libro a su consideración. ¿Hay
lidades que se usan a cada paso al resolverlos. Proporcionan los materialr* jtia habilidad o hábito especial de valuación? Cuando nic encuentro en
críticos para la diferenciación y refinamiento de los conceptos y para 1« -iluación de escoger, ¿liay una habilidad peculiar mediante la cual decido
apreciación de su validez en ])roporcÍones y argumentos. Hacen nuestro alternativa Ch preferible?
pensamiento preciso. Ciertamente los maestros deben estar completaraenli Ariaótclcs llamó a la valuación inteligente de alternativas, sabiduría
avezados y ser diestrü.« con respecto a estos habilidades analíticas. l-rActica. No e.s sin en^bargo, una clase de inteligencia diferente de la que
usa para enU'ttder la astronomía. Ks inteligencia dirigida a una meta
<ii-linta, a una meta mucho más compleja. Qué profesión escoger o con
Hahilidades ddiberalit a$
i;ál hombre casarse, es una cuestión mucho más complicada que la posi-
ión de \ni planeta en el sistema solar.
Otro grupo de habilidades y hábitos que son requisito previo para li
Lo quo tenemos en mente, por lo tanto, no es una distintiva habilidad
educación general, especialmente si esa educación ha de funcionar en un»
.le valuación. Es más bien cl hábito de valuar una situación o una clec*
democracia, comprende las habilidades deliberativas de discusión, con­
:ión, mediante el uso dcl pensamiento y el conocimiento.
senso y decisión en grupo. No podemos, según parece, dar por concedido
¿Neccsitanios desarrollar dicho hábito? Sí, porqtie podemos valuar
que los niños nacidos y criados en ima democracia, asumirán automátí*
de otras maneras. Por ejemplo, pedemos basar nuestras elecciones en lo
camente la postura democrática con respecto a los problemas colectivo*.
que los Jones e?tán haciendo, en guatos forma<los inconscientemente, en cl
Por consiguiente, hay habilidades y hábitos “ democráticos” que debe#
prejuicio y la ignorancia. Necesitamos cultivar este hábito deliberada­
aprenderse bajo la deliberada orientación de la escuela. Resolver proble­
mente, y tan bien, qtie se convierta en tma firme tendencia, en una parto
mas colectivos requiere no sólo una comprensión de la sicología, sino
dv juje&tro carácter. ¿Cómo procede una escuela a efectuar ose cultivo?
también autoanálisis y la habilidad de proyectarse uno mismo en lo»
En el cap'tulo 13 se propondrá que se desarrollen las habiHda«les deli­
senliinienlos de* oíros, t^lo i“s probabb-njentc tanto un arte como una
berativas en un curso dct problemas destinado a t*sc objeto. Estos problemas
cií'nein, pero es un arte que está arraigado en la ciencia de las relación^
>erán colectivos, serán problemas que se presentan a la sociedad como un
hunjatms; en realidad, sólo por estar arraigado así, podemos ^•^peraf
todo. Hay una diferencia real entre un j)roblema pcrstmal y un problema
racionalizar alguna vez esas relaciones lnimanas.^5
colectivo. Yo puedo estar complelunu nte enfrascado en un jiroblema per­
sonal, pero no así en tu'.o colcclivo. l ’n esludiatite del ú’timc año de
Hábitos de valm ción «crundaria picocupa por decidir qué orquesta se ha de contratar para
el baile de fin de cursos, pero no lRéJt>* ni tan intensamente romo por
Cuando se enseña un principio, se le enseña como si fuera aplicable decidir si puede permitirse ir al baile y a quién llfvar como pareja. Nunra
a una gran variedad de siturriones. Así, cuando se enseña el princ¡pi< es p^X'ible reducir exactamente un problema col* ctivo a personal, o vice
vi-rva. cunq\ie anjbos tienen puntos comunes.
25 Véase Group Dynamics and Social Aciion, de Benne y clros. Tambié»
Psyífiodrama de Moreno y ’J'ke Im proi ement of Praclicat Judgemeni de Raup yj
Por esta razón e.« indispensable que en el plan de estudios haya un
o(ro). programa d.* orierilaiMÓn en cl que !'»s problemas Ín«Hvldiiales se manejen
'¿2 2 LA VÍDA n U E N A Y L A K*:':: f 323
fu PLAN DE E STCD IO S 1

inílívidualmenle. Esta orientación e» una niansra de ayudar al ah::;!.!'» , ».. también agradable en sí. Saber es una facultad humana natural, usarla
enfrentarse a au propio proV lm a y a ver oljjeti\ainrnto su situaóón. ['jíri I' I-I' dar una salisfacciÓJi inmediata, así como re.*uhados felices.
qu(! su inteligencia y conocimiento puedan aplicarse a rcsolvoria. El notorio desagrado de los jóvenes hacía ia instrucción escolar, es
‘ a'ial de que la facultad intelectual no está funcionando eficientemente.
H á b i t o s m : im a g in a c ió n y ApnEciAciÓN '’ÍKnlfica que se está pidiendo a los alumnos hacer lo (jUe está fuera dcl
«trance de sus fuerzas, no que a los niños no les guste apiender o que no
Además de usar el conocimiento como un insírunicnto. mmo un nictlío hacerlo.
■ iin e r a n

para lograr nueátro# fines, podemos u«arlo ¡mag¡nalivani»*iik-. E: mundo Cada realización es inmediatamente sentida como agradable, es como
puede percibirse como si tuviera cualiílades que reflejan valores humarjos. una sensación do fuerza, de confianza, y un incentivo para dar el siguíen*
En el capítulo 9, al hablar de la ptTcepoión estética» ho trató ci\ úcialle I- paso.
Kn cuanto a qué es io que debe pedír-seles, ¿ m es obvio que Jos niños
esto aspecto de la vida, y en este capÍJulo se hizo menvión, íir.lcriuimente,^
in-»eu un conjunto ‘'natural" de cosas (jue quiert*n hacer? Rechazando
do las habilidades simbólicas requerida? para hacer y apr».\ iar loi objr*.
juguetes ingeniosamente hechos, el pequeño se deleitará frecuentemente
toíi de arte.
• >ii una vieja sartén. ¿Ks aprender a leer, escribir, dibujar o “ealcular'\
l>a imaginación es más amplia que el arte. E) científico la usa al
i»eno5 ‘‘natural’' que aj)render a vestirse, a i.omcr con culúertos, a ir al
formular hipótesis, el buen trabajador inia¡?ina cómo se w el interior de inematógrafo o las otras veintenas de tareas que constituyen su medio
la máquina que falla, y oíros podemos imaKÍ»ar’‘'^s llevando vidas libr»** iH»i,ial? Cierto es que los deseos del niño pueden no coincidir con los
de cuidados en playas placenteras, durante ios tristes días de! jnviejno, ¿ [ adulto en un monK-nto dado, pero eso ocurre lo mismo en la escuela
Gran paite de lo que se llama pensamiento ensalivo requiere imaginación.
qtie en cualquier otro lugar.
Es importante, educativamente, la formación de ]a twjdencia o l.iunto Ir a la escueJa es considerado por un niño en nuestra cultura, tan
de ser imaginativo, es decir, de liberarse uno de 1>' litvTal. de lo prártico, natural como ir al cinematógrafo. .\o espera hacer en la escuela lo que
del prurito de observación, para volar a la libertad simbólica, o a lo que líate en casa, en el cinematógrafo o en el campo de juego. La escuela es
en el capítulo 9 se llamó libertad natural. La actitud estética, que es la «I lugar en don<lc uno hace algo especial y en donde las reglas del jueg(»
disposición a ser estimulado a imaginar, por una obra de imasinaciún. ion algo distintas, l’ero hay también uiui cIhjjc especial de excitación
también requiere libertad.
V triunfo.
De aquí que en la educación estética, ri.'niifii-a y en todo? loi deu»ás Hacer agradable el proceso mismo del aprcnflizaje es, por lo tanto,
campos de instrucción, la escuela puede v debe alentar y premiar l«»s un objetivo legítimo de hi escuela. No es coi^a Imponible ni Incompatible
esfuerzos imaginativos do* alumno. Pero el incentivo más eficaz r> .1 '•on los hábitos de adquirir y usar el eonoeimlenlo. En realidad, se re*
éxito, y para este, la destreza es la mejor seguridad. Aunque todavía na fuerzan mutíiamente a cada paso.
se sabe con precisión cótrw se cultiva !a imaginación, podi.-mos f.-tar
bastante seguros de que la práctica en tratar cou materiaU ». imaginativos
fÍESL'MEN
en las artes y en situaciones indefinidas qui; permitan soluciune^ alterna*
tivas. producirá con mucha íreeuencía un resultado feliz V los resulíarlns
En este capítulo examinamos y rechazamos el plan de estudios por
felices, contrastados con los de?aíort\inados e indiferontes, «uudurán a
materias, coniv ¡o concihrn laa escuelas íradicionales, por razón de que no
eliminar los esfuerzos imagleativos estériles y a reforzar los frutiiferus.
jodría reíjolser el probletna del incentivo, tío podría garantizar la reten*
Ahora que la ima^jinación y la rri‘ativi.-lad han ''rendido sus frutos'’ en
' ión de la infornjacíón. ni podría desarrollar el raciocinio.
la exploración del especio y la potencia militar, han adquirido una re-pe-
Kwhazamos el plan de estudios centrado en la solución de problemas
labilidad qu? nunca tuv'eron cuando st* limitaban a aplicarse a le.s b< Jlas.
artes. |!orque n'* li'>i probl<*inas no necesitan exigir ningún conocimiento supe­
rior a qiu- ’fl <'\{'. ri<ncía ordinaria de la vida podría proporcionar»
Es bueno adquirir conocimientos y es mejor aún utilizarlos como un
y /*i los |)r"b¡omas no sitjnpr»* retjuiereti métoilo científico para su
mcdly de alcanzar la vida buena. Pero e) proceso de apreri<íuaje di'be
si lufión. Cuando son ¡jlanteados de manera que h» requieran, el valor

i
f l.
324 LA VIDA BUENA y LA W 325
!♦ fLAN DE KSTÜDIüS I

del incentivo natural puede perderse, y ei conocimiento r«jucrúlo no pulii í Tralc di; hacer una "incunW n" en, una materia organizada que nunca
obleneríc haciendo una “ incursión” en materias que nunca lian .1 -“siudiaJo. ¿Q ué ocurre?
minadas sistemáticamcníc. í. E n U» ediciones dominicaJM del N fw York T im tt (y otrot periódico»
F! criterio del p]an de esludios prepuesto en su lugar, coná.‘df>.i lu« irrpolitanof) ae p\il>lican Kcciones especiales sobre arte, ciencia, econcnnta,
y asuiuos infemacionaleí. ¿Puede ujíed Jeerlai y eniendcr’a»? De
hábitos y habilidades de adquirir, usar y disfrutar la verdad, como lo* i h
y»r 3 $S, ¿por qué? ¿t>ué le impide entenderlas?
jetivos inmediatos de la educación general. Esto se fundo en la c.« •!*.•»#
Alcalice las actividades de ur dia (fuera de la preparación de sus cWes),
de que esos hábitos son formas universales de actividad ’iumQ'x. b
ver cuánto usa de las materias que estudió en la escuela secundaria.
bastante flexibles par.i enfrentarse a la más exten«ia variedad de >!hi#rU
res de aprender, variando los contenidos particulares por cuyo condticíu #
S O E X T IO N E S I .E C T V R A S C X T hN SA S
desarrollan. l pa ra m á s

Se hizo un análisis de los diferentes tipos de )ial>ilidades de intorpr*


ia luía de obras sugeridas al final del capitulo 13.
tación de símbolos, de investigación, estudio, deliberación, an.ílifis, im^i
ginación y valuación, así como de los hábitos requeridos por la rducaciiW
general. Anticipándonos al capitulo siguiente, dimos alguno.^ indicacioiMi
acerca de los diverso? medios contenidos en el plan de ccludios, que |»*
drían utilizarse para perfeccionar esos hábitos.
Para los hábitos de adquirir el conocimiento, necesitamos \:5s; l«
materia de estudio organizada, como camjK» de práctica para desarrollar
las habilidades simbólicas de información e imagínnción, y Ioa de uh*
servación, investípación, experimentación y estudio.*
Para los hábitos de u:ar el conocimienlo, necesitarnos pro)»lrnas V
ruados para desarrollar las habílidade.-? de pensamiento crítico y cW
solución de problemas. Para las habilidades de valuación, m-r^sitinv**
IrAbal.-xr en problemas colectivos que reíjuieran deliberación en frrupooy
un programa de orientación que ejercite la habilidad de usar la int--lijjcn-
cia en la solución «e problemas personales.
Para lo.<; hábitos de usar él conocimiento en la imaginación y «tprcc:»-
ción, experimentar con la exprcíión o impresión artísticas, sigue odo
el recurso primordial. Pero todos los campos de estudio dan *p->rlv iMad
para alentar ).'*s habilidades creativas e imaginativas.
Finalmente, se ha sugerido (pie el acto mismo de apr«nd»*r iiiic<le ha*
cerse agradable y que el hábito de disfrutar de! conocimienlo y de u o'.io,
puedrt ser cultivado.

P r o b le m a s pa ra d is c u s ió n t J s v r s T m - \ c ió N

1. En Funditmentah of Currieulm D e ith p m tn l, Smith, Síani<.y y S' -vi


hacen una enérgica defensa dcl plan de estudios centraüo en la soluciún cc p jy
bleniií. cCrre usied que refuta la» objeciouc» presentr.Jas en este ca[‘ituk>?
2. T.'ítcd ha tenido por lo menos t? amos de insirucíión et'tolar. ¿Q y '
modelo de pian de estudio» «-rguia? ¿CuAles de los hábitos o habilidades rc*n«I I*"'
que han sido bien d(sarn.llados? ¿Cuáles comidera que han jido dcscuidic•‘s?
r » p it u io 3

El plan de estudios II

Mn el ( APÍTl’LO ANTKRiOK sc íiid ic ó qu<? el p r o W tm a d e f o r m u la r u n p la n


do esludic*s, p a r a d a r u n a e d u c a c ió n q u e íu e rA rc-alm ento g e r.c v al y , p o r
1: ta n lo , ig u a l p a i a to d o » a lu m n o s , p o d r í a re s o lv e rs e lia c ic n d o q u e la
i» c u t'!a s e c o n c e n tr a r a e n i> c ríe c c io n a r lo s h á b it o s d e a d q u i r i r y u& ar el
c o n o í-im ic n to . S e s o s tu v o q u e lo s h á b it o s so n fo r m a s d e a c t i v id a d c a p a c e s
d e f u n c io n a r e n d i s t in t a s c la s e s d e a c tiv id a d e s y q u e , c o n s c x u c n te n ie n te ,
|) o d r í a n a p li c a r s e a s itu a c io n e s f u e r a d e la c a c u e la . P o r o t r a p a n e , lo s
h á b ilu « í^e p r r f e c c io n a n d e « ir r o lla r .d o h a b il i d a d o e f ic ie n c ia c u ?u e]ecu«
c ió n . E s to s ig n if ic a q u o c a d a h á b it o tienv» u n c o n te n id o do id e a s , im á g e n e s
a c titu d e s y o p e r a c io n e s q u e e s p a r ti c u l a r .
P o r lo ta n to , cl p la n d e e s tu d io s d e b e t e n e r m a te r ia le s y a c tiv id a d e s
q u e ta m b ié n se a n p a r ti c u l a r e s . E sto« só lo p u e d e n p r o v e n ir d e la c u ltu r a
on q u e !a e s c u e la o p e r a . P a r t e d e e s a c u l t u r a e s e! c o n o c im ie n to y é ste
e s tá a lm a c e n a d o e n f o r m a d e s ím b o lo s . D e a q u í Ja n e c e s id a d d o la s h a b i ­
lid a d e s p a r a i i i t e r p r c ta r s ím iw lo s , d e q u e se h a b ló en e í c a p ítu lo a n te r io r .
P e r o q u e d a a ú n e l p r o b le .n a d e d e c i d i r q iió c o n o c im ie n to s d e b e m o s e n s e ñ a r
p a r a q u e el a lu m n o p u e d a u s a r la in te lig e n c ia e n s u v id a y p a r a p e rfe c ­
c io n a r s u c a p a c i d a d d e a d q u i r i r y u.«ar el c o n o c im ie n to .
S i p r e g u n ta m o s . ; q u é s e r ía dc>seablc q u e s u p i e r a to d o h o m b r e , r o m o
ta l? la re s p u e s ta b ie n p o d r í a s e r “ to d o ” , y a q u e e n g e n e r a l, e s m e jo r
s a b e r q u e n o s a b e r , y C o m e n io , d e m a n e r a e n te r a m e n te ló g ic a p e r o n o
m u y p r a c tie a b io , h iz o m e ta d e su s is te m a e d u c a tiv o a l a Pansofía fc o n o c i-
m ie n to u n iv e r s a l)

C am pos dk e s t u d io

S e g ú n T y k rtc in c r, j>odem os d i s t in g u i r la s s ig u ie n te s f u n c io n e s d e l c o n o ­
c im i e n t o : 2

t Véase Comeniut ah Pamophisí, de Bcíww-anger.


2 Esta etasiíicación de conocimiento», con toscas adaptaciones, es tomada

327
329
328 L A V I D A «t-’ K N A Y L A E S C ! I L PLAN DB ESTU DIO S 1!

1 Y 2. Sistematizar ol conocimiento He heclios básicos y sus rciari» , r.jan en un plan de educación genera!, y muchas /nás pyr falta de
nc$. Para este fin contamos con ios sistemas de símbolo» de que ya li''mpo en el plan de estudios.
trató en el capítulo anterior, y las ciencias físicas, biológicas y sociai^*, Má .<5 importante, sin embargo, os el Ivccho de que quien proyecta el
Él anota más de veinte disciplinas básicas en estos campos. ■Van (N ^L‘udio5 debe tener en mente no sólo la forma en que el conoci-
3. Sistematizar el conocimiento de cómo se desarrolló nuestro nnindi»,, inientt crece y es sistematizado por la cultura, sino también cómo dcf>e
sus seres vivientes, sus instiluciones y su cultura en general, desdo r tradu(ído en los procedimientos de ia escuela y sus resultados. .A«í.
pr^bisloria hasta nuestros días. Aunque en el estudio de una cioncin ; ira 'i»ic una materia pueda tener un sitio en el plan de estudios de cdu-
incluyo a menudo algo acerca de cómo se de'snrrolló su materia, mo I JiCión freneral, tiene que ser indispensable para pcríeccionar los hábitos
necesario hacerlo. Por ejemplo, la ciencia de las matemáticas puede c^íí 'o adquirir, usír y disfrutar el conocimiento. «lilidad para la socie-
diarse como el conjunto de relaciones entre ciertas ideas bien definiil d id o )a iiTjportancja pitra la investigación, pueden hacer valiosos ciertos
acerca de las cantidades, sin mencionar el desarrollo de esas ideas en lütudios, pero no necesariamente para la educación general.
historia de la humanidad. Quien proyecta un plan de estudios pu( P a rí l i educación gí*neral tieno que hacerse una selección, del campo
escoger entre hacer que se estudie cada disciplina básica, tanto como ■motado en la primera columna del Cuadro I, en relación con los resul­
sistema de ideas, como en lo relativo a su desarrollo histórico juntament tados en la escuela anotados en )a última columna. Estos incluyen las
o separar el estudio de las disciplinas como sistemas, dcl estudio de habilidade.'. y hábitos de que se trató en el capítulo anterior, más un
desarrollo. conjunto rti?íímo de ideas clave. Una vez obtenidas esas habilidades e
4. Prever futuras necesidades y regular las actividades de los bor
brcs al tratar de satisfacerlas. Según Tykociner, la agrictillura, la medí* Cuadro 1
ciña, la tecnología y la defensa nacional son mueitras de lo primen.»»^
HL P/.AN D E K ST U D IO S
mientras que la ciencia política, la jurispnidencia, la economía y li
administración, lo son de lo segundo. Aquí podrían inchurse también laj Formas de organi-
Campos > funcio*'.«s Jel Resultadas en ¡a escuela
ciencias que fomentan y regulan nuestra actividad cognoscitiva disentí* cc^nvcimienlo zaci6ti para Iti inj*
trucciórt
nando conocimientos; ciencias tales como las de la educación, biblíotecni
periodismo y otros medios de comunicación con las masas. Come listeoias con* Uso inteligente y fácil de
). I.of medios sinibólicot esos lenguajes ---artel
5. Sintetizar nuestro conocimiento de los hechos y los valores. La cep'.ualcs o jerar­
de aprender, penwr y de adquirir el conoci­
quías de habilida­
filosofía, la teoría de sistemas generales, las ideologías y religiones, sin-ení de jiuiMcación miento.
-Icro/jaje de díscjtso des
para este fin.
«'rJt'wio
6. Dar aliento al anhelo humano de alcanzar el conocimiento y <rom> - Icjii^uaje de cantidad
prender el valor. Aquí se incluyen todas las bellas artes. finate-niátlcas)
-Scnjfuaje da arte (di­
7. Tykociner hace también hincapié en otras funciones: alentar, es* bujo. piriiura, ejecu­
tudiar y desarrollar la investigación. Da a esta ciencia el nonibre de ción mujícal, etcétera)
Zetética. •• c<^io influyen en to-
dcrf e)J<« Joj m odfm oj
adelantos en Hogult-
Para nuestros fines, esas funciones aunadas a las disciplinas ((ue la^ lica. Kyica y teoría de
sirv'cn, pueden ser agrupadas como se muestra en el Cuadro I, con objeto infom'.ací6n
de indicar seis ramales distintivos del plan de estudios, cada uno de los Como sistemas con- Logro de un ro t n i ni o
2. o tste niatización de
CAmpoi básico* de c<> fcpfialci básico de conceptos clave,
cuales organiza el conocimiento de manera diferente, para lograr re.=5ulta-
relaciones y familiaridad
dos un tanto distintos en la escuela y en la vida. Se omiten ciertas dis* A'^cim^enlo:
- ííilca, quínjíca, astro* con formas de investiga­
ciplinas mencionadas en la clasificación de Tykociner, algunas porqu«> no : geología ción y cntcrios de idonei­
- b i o l o g í a , fisiología, dad en c a d a uno (la
de Risearch as a Science — Zetetics, de Joseph T. Tykocínrr, obra imprtsA pri-* horánira forma de cognición cien*
vadamentc y que puede obtener*e dcl autor, en la Universidad de Illinois. ••íicol<^ía, sociología tíficaV
LA VH)A HKKNa Y LA KSOUKl KL IM.AN DK ESTUDIOS II m

Cuadro i (continiía) jileas, ol nhinino delxí .«er capaz ele* leer, di-.cutir y con í‘irrla ffloilí-
fiad acorca <1».* cnaloiuií-ra df lew tenías que ií(tcrcs.nn al hombre como Uil.
Campos y iuncionei dtl Formas de orgatxi' liemUúdpí rn la fjcu*li Kn oirás palabras, dche senlírsi? n gus-to leyorírlo las ])áginas <íe leí perioíli-
conoamitnto zaeión para ¡a ins­
trucción eos, libros y revi.«t.is <le alta falíflnd. psoritoís para el lepo educado. No
lo Míhrá lodo o no rebordará siquiera to<lo lo que ha ••sludiado. pero
3. Org»r.i7^<ión del pa- T /C desarrollo: Perspectiva, uricr.taciót íahrá qué postura asumir, qtic fticnte.« con-ultar y qué admilir como
sjtdo: y conocimiento acerca
-evr»lutivo ia cultura. )»ru{'lia perlincntc al punto en <lipcusión. Sa!»rá también ¡k>r qué, en cada
- explicación <Ie la evo­
lución dcl cosmos - histórico canqK) <l(? valor, unos t\Ívele.<» Hiperioreí! a otros, y tal vez. aunque esto
-de la c v o l u r i ó n de - biográfico no fs ai>«>lulamentc necesario, vivirá de acuerdo con e$0 í» niveles.
agriipAciones hiur.anas
ífamilia, c<^niunWades
y tipos de estado)
F o KMAS DK OUCANJZAflÜ.V
- explicación de la evo­

I:
lución de las iiistitu-
rinnes gociales, tecno- La columna de i-n niedio, titulado ‘■formas de inííruoción” tiene rela­
loglaj, arte y sisionías
ción coji la forma en que dehen disponerse los mal'*riali‘s .tnotados on
de valores.
la primera colunuui. Kstos ya han sido mencionados, pero requieren ex­
4. Modos de analizar y T einitira o como Facilidad para analizar y plicación que, on ia escuela, “jimbínas’’ «ignifica cualquier co.«a, desde
hacer frente a los pro­ problciras sociale» eitnicturar ,!io resolv<r)
en mawi, v.gr.. los problemas, en término! caligrafía h.-’-ia física, y la organización de la materia de estudio puedo
blemas del t’.ituro — el
papel de la agricultu­ p r o b l e m a s de la , del conCKÍniicnto derivad» n ‘ív.*rir«e u la estructura de los materiales o al orden t!e sucesión do las
ra. nicdicin.'). ingenie­ p a ? . producción de un número de diKi» aeti\5dados fie^rrolladas por mac>!ros y alumnos en el salón de cla?e.s.
ría y otras artes basa­ mundial de alimen­ plinas: aptitudes de d«!l>
das en el conocimien­ tos, distribución de beración usando el c_n» Por ejemplo, los materiales histórico.^ stí organizan cronolófricam^nte.
to— t a m b i é n l a s la p o b l a c i ó n , re­ ciinicrtto (ia forma del poro ]>ara los fines de la ousenanza, una clase de historia de los Estados
r i e n c i a s reguladoras, cursos mundiales; saber cotno instrumenTó o Lnido:í }K>dria comon/ar con una película qne mostrara a Nueva York, en
como la de leyes, cien­ conflicto de ideolo­ cognición;
cias í>oUúcas. econo­ gías. etc.
toda la \igoro.«-a confusión en que ahora existe. Corno ordenar los jxisos
mía. administración y de la «•íM'ñanza es. prirnordialmente, cut-.iiión de m-lodologia.
dirección — t a m b i é n I/>^ K-n^uaje.-í de loólas cla«<*s 9-c organizan como í.¡st* ma*^ eonccptuale.>;
lai cienria» de úistri*
hución d f infonna- di sií-’nificado l'si'^tcmas de ideas y palabra.?), con reglas para su tj«o, L)
ción. c a l e s c o m o gramática, las jnatemática.s y la lógica son ejen»plos de e^os sistemas há*
educación, bibliotecnia. sicoft de ideas. Sin embargo, esos lenguajes sólo pueden f<*r usados fies-
periodismo y comuni­
caciones en ina«a pues que las aptitudes de hablar y pensar se Imn perfeccionado; compren­
der »*1 sistema de significados no es suficiente. F<las dos aptitudes pueden
5. Sistemas <le vak>res que Ejcnjplarps o mo­ Familiaridad con dcst
sintetizan e integran el delos de sistemas cados intentos de foníí' aprenderse independienlemcnte, y con frecuencia así se aj>rcnden; puede
conocimienio del hoin- filosóficos y obras lar cuadros de %alores uno llej/ar a ser diestro para hablar la lengua materna, nnníjo antes de
hre y refuerzan sus de arte de recon<>. apreciación de su cele!
fida excelencia y ción en notables ohras entender lo que son los sujetos y predicddos, los nombres y los \erbos, c
aspiraciones — íil''>soíia
y bella artes tí]>icas d e épocas arte — uso imaginaü’ incontables generaciones han eon>prendido la graníátlea del latin. .sit»
signiíirativas en la del conorimiento {el
fiviliíarión o c c i- do de, cognición iiv.agii
haber teiiido jamás la aptitud de hablarlo. Idéntica obsí-rvación podría • ‘I
dental tiva). hacerse acerru de los papeles de la aptitud y la compreníáón en matemá­
ticas, literatura y otras arles.
6. Prybleinas personales P r o b l e m a s de Práctica en analizar prt
orieUJación y con­ blcmas personales a la lu \o ob.-stante. si sr deja que la aptitud y la comprensión tengan acción
sejo dcl conocimiento iecí]>roca. pu'*dcn afcctar.«e mutuamc-nte de manera ron^íiderablc. Como
del ser y de la situari¿ resultado del jHTfcccionnmiento di* ins máquina-^ eleciroñicas, que pueden
manejar cantidades cnoimes de datos, de manera« iticreíblemente complc-
I- L P L A N D K E S T U D I O S II 833
332 L A VU>A H U E S A Y L A E S C U K L A

t n lo que respecta a que se concentran en mostrar cómo emergió dcl i>asado


jas. liemos tenido que ol>íiervar más de cerca la teoría del uso dul Icnguajr • I pr-'-^ePtc, j)cro se refieren a maneras un tanlu diferenlcs de hacerlo.
y cójno se formulan y emplean la$ reí»las. Se ha recurrido a la liiigüíslic i, El método evolutivo busca leyes o teorías que e.vpliquen cómo so con\ier-
ía lógica y la teoría de información, para que ayuden a descubrir la« te una forma determinada de *.ve. l íencia o in.stitución, en otru forma sub­
relaciones entre el habla, la información, las actitudes y elecciones. Al secuente. Por ejemplo. Darvrln trató de explicar cómo llega cual-piier
tratar do inventar máquinas que imiten loa procesos del pensamiento especit! animal a subdivi<iirsc en nuevas espccics, por selección natural.
humano, nos vemos obligados a examinar cómo operan éMos en el ser bu* O a veces se ar^jumenta que in’>tituciones humanas como el estado o la
mano. Y si la máquina funciona mejor que el hombre, es posible que fatnilia, evolucionan de fornuis más simples a más complejas.
podamos encontrar la clave para mejorar el aprendizaje de este, estudiando Lr.a V irtu d de t-sle método e.-; quu para .vguir el cur.so de la evolución
la máquina. de cualquier desarrollo l ulairal, es nec^isario recurrir a nmchaá fuenlrs de
Como resultado de estas indagaciones, la organización de los matcriale* infurmación. As', si quisiera uno organizar materiales ecerca de la fami­ • 'I
para la enseñanza del lenguaje y de las matemáticas, está sufriendo un lia, según el método evolutivo, tendría que aportar información de la
cambio,^ lo que ocurre también con la enseñanza mi«ma, que puede sor arqueología, la sociología y la antropología. Esto no es u n sustilulo ade­
concebida como una elaboración lingüistica de la información, por parte cuado de esludiar dichas ciencias por separado, pero da al alumno alguiia
de maestros y alumnos.^ comprensión de los recursos intelectuales de la cultuia. y de cónm pjeden
Por lo tanto, hay base para sugerir que los materiales destinados al usarse.
desarrollo de las habilidades simbólicas sean organizados conceptualmentr Aunque todos los métodos evoluti\os son históricos por ir de lo pasado
(oomo materias) para su comprcnsióf y también como procedimiento! a lo presente, tendemos a usar la palabra “histórico** para referirnos a
ícomo un conjunto de habilidades) para su fácil uso. Las habilidad^» relatos que siguen un estricto ordfn cronológico. A«í, el relato histórieo
mismas se disponen en jerarquías, de tal manera ijue cada conjunto c> de la familia noiteamericana, describiría a la faTnilia como evi-stió en
requisito previo para los sul>secuentea. períodos suce.'i\os. Podría o no terminar con “leyes”’ acerca del df?.irrollo
En cl segundo campo de estudio, las ciencias se organizan como ma* ■le las familias en general.
tcrias de Instrucción separadas, porque cada ciencia es un sistema con* El método biográfico es también histórico, p**ro j>e refiere nKis especí­
ccptual, y la comprensión de su estructura es la razón primordial de ficamente a la descripción de la \Ída de un individuo. Ampliando el í.¡g-
estudiarla. Posiblemente si se tratara de aprender las ideas básicas de las nlficado de la palabra, |x>demos hablar de la biografía de una nación o de
ciencias básicas, podíamos comprender la forma en que el conocimiento! una ciencia, pero esto puede confundir las cosas, má^ bien qu«í aclararlas.
humano se organiza y comunica. Nótese que cl objetivo primario no es un El resultado prevl-jlo <le la for/na de disposición que hemos llaniado de
hábil trabajo científico ni una hábil aplicación de la ciencia a la desarrollo, es familiarizarnos con la< principales líneas de desarrollo de
tecnología. , ciencias, instituciones y artes, asi como lo*' sistemas de valorc.s de nuestra
Pero las ciencias que pueden ser estudiadas en la educación general, y cultura. Este resultado no es el tonocimi<MUo de las ciencias v las ai;«-.
estudiadas cuidadosamente romo sistemas conceptuales, representan sólo >ino más bien el coí:ooimirnto cc'’^* - <!'• í«u paprl en la ctcltura v ei» nu -^íra
una diminuta fracción do todas las ciencias. Las grandes resersvas Je %¡da. Kl conocimiento de un sístem.; coi:ceptual ol resultado primaiio
informaciones c ideas acumuladas durante nuestro desarrollo, no pueden] de la dispo.'icion de los elemento- »)'• e^uidio por materias.
ser estudiadas sistemáticamente. En tales circunstancia», cl método de Puede objetarse que cl estudio s^j'ún el múodo de <Ii»sarrollo producirá
desarrollo sugerido en cl campo 3 del cuadro, se hace útil. I^ s formas evo­ -ana familiarizariórt «liluida y difu>,i. 'upurstac nte rara*;lcr;?l:ca de los
lutiva, histórica y biográfica <lc organizar el conocimiento, son de desarrollo curso<i Miperfieiale-. A lo que sólo piu-de replicarse que un mapa que iná!-
3 De los numerosos artículos y libros escritos sobre cl asunto, sólo es necesa­ que lo.s línrtfs de los catados de uii país, mi va meros pr'c'.-; que uno ípie
rio mencionar aqut, como ilustratívas de esta tendencia, obras tales como Pallerns inHuj a lambiét' [«k I o s los río^ y po]»U'a ' i i t s , y que e s más útil para la
of Englúh, de Paul Roberts, Harcourt, Brace & World Inc., 1956, y los materia* • 'mpronsión general, que un almanaqi;- qi?e r.':is{re toilos los detall-s
les del Comité para el Estudio de Matemáticas en la Escuela, de la Universidad
de Illinois.
^.gráficos de un paí- por orden a lfa l -ti •.<. S; no pedemos c-tudiar c .íl-;
* B. O . Smith, “ U n concepto de la enseñanza", Teachers CoUegi Record, Ji-t-nsivam-lile, y <•. c s desastroso r :i^Ío s u p ^ r f i - ’ainunte. la
61: 229-241, 1960.
334 LA V IDA BUKNA Y I.A K S C l'f'I ti *•! *.N DE ESTUDIOS II 335

I.a tercera condición concicrnc a la estructura interna de un cuísko. L*n


alternativa es esludiar unas cuantas cosas inlciisivametiU'. o cslutlijir nm
-.ii> libro licne muchas intcrprctaci«’'nes posibles. Kstv") no significa que sea
intensiva y otras t-xtcnsivamciUc.
iiuiplementc ambiguo y que pwr ello conduzca a la cuníusíón. Por lo con-
Otia fonna ile; organización e-ílá pr«*^i;taiia en í-\cuarto campo M trariJ. es posible descubrir en una gran obra, como ía D tiina Corr.edia de
cuadro. I)ih|K;»í<* rl niatfrial de manera que ir rolñciotif* ron »n asunlu n lUntc o ios Prindpioi de Nev.tf>n. varios significadr-s dÍMÍntos. completos e
lema. Por ejemplo, “alimentos y poblarión”, romo (ema. ab«or!>erá. por ir.dej>endiente». cada uno de los cuales pcnnit? que Jos dtm is permanezcan
decirlo así, •iaios y teoría de la aírricallura. medirína. liidlogín. élica. if* A a i lado, y los apo>a y complementa. £s íunciót; ce un artista liberal
í -nstruir tales cibra* y tar.^bícr. analizarlas y comprenderlas.
liglón. ixonomía. arqull«‘ctura. iirl>anización, lryr$, ecbírarión y p^Tiodisnio.
l¿i cuarta fondición demanda que un i{ran libro debe suscitar las cucs-
En realiilad. cada una de la< ciencia* regulnlixa.*. prrventixas y de di>r* ; «i 'iies pennanei'.te y humanamente insolubits, actrca de loi grandes temas
minación an(»túda> en el cani]>o 1, a^í como alfruna? de lo? ramjx)', • i la expcriei:cia humana. Por una parte, esto significa que un gran libro
f=rrá;i pertinentes en algún fenlido. j • cbe sor honrado en cuanto a recc’noccr l>>s limites de su< fuerzas de exposi-
l\‘ro <*1 problema absorbe los matcrialc'; «selectivamente y los <!i»p irie ¡ rión. admitiendo las incertidumbres y paradojas que ^xlean a la pr;ictica
de las artes liberales. Por la otra significa que el ar:iita lil>eral n<> del>c
a su nianera. no como la historia o l<i lógita podrían ordenarlos. (áhth>
permitir que una falsa modestia u e.xcepticismo lo exima de llevar '..i ra?ón
el re.-ullado no es el cotwcimicnlo ac/*rca de tni campo r^pocial do o!)jc*.o». c imaginación hasta las cuestiones Íundamentalcí. Con<el-ir y explorar las
ni el cunocimionlo do dicho campo c«penal. esta cla^e de organización te c'ji.‘siiuncs fundamentales relativas a número y medida, fr^nna y rraleria. cau»
rocumioiida ruando el resultado que se d'*!^ea i's la habiliilad ))ara ri.áol\»T salidad. tragedia y Dios, amplia, modera y t()uilibra el us < de nuesüas capa­
problenja*. K>t;i habilidail. cuando se practica i-n i>robli ina.s social» < ini' cidades intelectuales.
portamos ajHjrta también, como producto secundario, oí conocimiento accr-
ca íle la forma en que so han movilizadu los conocimientos para (¡uo ontron Para los finr« del plan de c?‘tudios tot.il. los «ran(h*s libros u obras
rn a» rión on tuics'.ra cultura. Mucho dependo, deí^le luo^'o. de cuálrs s-'-an Mstrasson inndectiados. porque no dan los resultados íjue se anotan en Icjs
los {rmns ([t:e esc<»jan como núcleos. '' Mii'S campos de estudio. N o garantizan ias h a b llid a d o ' sin>b61ieas. rl
La forma de orjr»tiiiración en el cam¡K) 5 difiore de las utras cjue se l«»n a n (lo los (.onceptos clave ntxicsarios para sistematizar el conorím irnto. la
visto, en que concentra el material en un ni'Klrlu o on un ojotnplo i. lí.tble, nuiiarización con el <;on(K'imionto o\ohiti\u. ni la liabiÜd.td p :iia ostruo-
i,
líe squí. j>or «■jiuiplo. la descripción do un tlá^iío: (lirar problemas sociales.
P e io para mo^tra^ síntesis jílobales (jtJe uni f i ran U';- iun o c im irn to ? y
ifpiraciones de los hombres, no tienen igual, pues nmi ton>iiiiccloiH s erea-
í^ l'K JIA C K y i E l ’ .N L J B K O b h \ l > OKXN L lB » t) -
' vas, luK'lms en form a lógica o im agin ativ a, de lo ipie hi vida re<dnu'nlr e.«
■!• lo q u r le parc-ee al artista y el filósofo.
U i |>ri:Hcra c«'nrliciói! « que un cli»ico «Icbr ser íina obra maestra Cíi
La id liin a fo n n a de organizar el conoeim ien’o gira rn torno a [•/'
las aitrs )iL-«ralcs. S\i autor debe ser un maestr de )as arKM IHK‘ralc$ <l-' vi
liempo. y '!» debe $cr ejeiuplo de fóiíio dirigir c;as ar:cj tkl problemas personales de los estudiantes en lo iiuMvidual, \ el program a (ir
e i[na^i:.aiiúi) a sus dcb!dc>s fmcs: la (cnii/rcnsión y ia ex|x>sición de la '■iioiilación de que se tratará m ás adelante, orítaniza el (onueim ento d r esta
••orclad .• i : > él la ve. 'llanera.
La u>;KMi;i«!>n c» consccucncÍA de la j>»ín»era. l.'n M'ro cld$i«.o
i
rict.-r ser una obra de arte. D chr tener en su íuperfioie esa l;rllc;'a y cl.%ridad
<.uc K> ha<"en ininediaiaiueiUP i:;t?Ü«ibIf y que II: ..%!i la mente del Icctoj I 'l p l a n d e e s t l d io s
hasta s.ii inti:r.aá pri%lundidadcs de ilum iiiación y rotn]/ici>sión. Kste prin-
«.ii^i >. de titj’i ' i l iii.jK'ftaiicja en 1.» ci.vcñai-./a. c< lasi uni^crsalmer.tc trani-
L’na mirada .il Cuadro l, aunada a lo ilieho anl:M¡órmrtiir. rr\rla m-ís
vu'ditl - er. Us libros de toxt.i i .i';a<l<>» en c¡ sistema c!c<.l¡\«>
M.uh'js de !<^s gram io libros fuewn ejfritf s para el públí^!* inteli^erítc or- ■•.'.nipos de coiíocimiento. organizado^ cada \u.-> a tu ntarH-ra. Pero las
ílinario. y tiene;;. p<.r lo el ícdu(.i<’r enoatit-» de las ••lir.u do .^r:p M-is d:«tinta> maneras do disponer las materiales, corre?j>‘.indrn a las dife*
in?r{nsr-.vnentc intcre:.intes y s';^ disciplina» *e areptaii «\n pl.\rc:. •nlr.- funciones del conocimiento, y cada función de! conocimiejilo corre.s*
l-^nde a un rr.«nUado escol.ir paia el alumno, en la educación general. Cada
(Jatal -<-x lie) .St. J 'bn's C<'!lcgir. \'< I. !\'. .Vo. 1, 1933.
336 LA VIDA BL’EVA Y L\ fSCUI

ramjK) t-s indi«pen«al>lc para la crlucfición general, y por lo u n to ücnc qu


(*iiconlrár?ele algún lugar entre el pjimcro y el último ano íle la es- mi'* ito ,lf rj-;
•I • . _ ;
I 1
secundaria. Algunos campo» de aprendizaje se adaptan mejor a los prn v .
. 4 . 'u ;r U' t • d' oif'icir!" -■:
ros años, v.gr., los campus 1, 3 y 1. Otros licnrn que dejarse par*» cuar.d-i
il. ^ qi./ el.
hava mayor madurez, v.gr.. los oanijK» 3 y 5 y las formas más rompl« j«i
..:lla ;
deÍ4. . .. a ' • 'oncípl c’ ■. .
La colocación de osos materialf '^ en diversos niveles de inítru-'ción, : r' > / i-ls .? • . ;
tin problomv'i de organi^ración y metodología escolar. Adomús. la ol>jcción
: ¡ ..'n ■. .'! ‘ .
de <iue el Cuadro I comprende niuclias más malcrías de las que nueíttn ... a . : .y ... •-
escuelas actuales pueden enseñar, está también fuera de bigar. .\tane ai
- . - • • V . df Ir ::.v r 1-
administrador encontrar medios y arbitrios. Para nuestro? fino', la fur4.
tión principal es ju/gar si éste e« siquiera «n mínimo adecuado y si !.>•
estilos de organización sugeridos harán ju.sticia a los res\>ltndos de .ipri n-
dizaje propios de la educación general. • ••ni ■-■ . r'cl p*. -
Al efecto pe presentarán argumentos en pro de cada caini>o de cono. i- .1 ::: ¿ !ir ‘ .
tniei'.lo y de las formas de organización indicadas en el cuadro. En cuanto ■ ” I. i ‘ ' ‘ .id í \
a las habilidades simbólicas, el lector se remitirá a! capítulo anterior. ■ ■ ■
! .’ • ■ . 'T ■ ■" !í.
■m O l. • “

CieticUt
__
Las ciencias anotadas cons-tituven una muestra mínima de las formni , .- ;.r I7i“’ <
en que se sistematizan los hechos y relaciones básicos, acerca de la natura* . . ' ! que ' : ir. -

li'Zfl. !a sociedad y los seres. Y es de esperarse que. dentro de cada ciencit. ^ , *

contenido pueda ser Tcducido a los conceptos clave que son c^lralégic i I 1- ,
para su comprensión. Kn química, física y matemáticas, por ejemplo, se ' . .. . U:-' •
lian comenzado a encontrar esas grandes ideas estratégicas, y los moteríalf« ^ ón. : r- .
escolaren Lasado* en ellas ya se están ensayando y usan<lo. Kn economí:' ^ • • . no . / . ,
ha hecho el intento de id«’nlifiear las cuestiones cla\e.^ ' 4i*. fp.* 1 .
'lOm •• l• n _•l '. *0
1
1 a observación ordinaria induce a sospechar que, en la escuela elcnten-
tal, las maestras no están enamorailas de la ciencia. Kn nuestra ailtura. V ' i . • . -\rt e. ’ -
{ !
produt en j»->cos complejos do inferioridad en las mujeres, jx>r falta de corn* - r dr •' ‘
petrnria et> ciencias y matcnúti'.a-. a jx-sar <lel .Sputnik y sus conse.. ii' j«*
cía;'. Por lo tantu. esc dc.sapej;o .«o debe probnbleinenle a la preparación
cultural y a que el ieacondi<*i»riamímto en las iiiítituciones normales «le
-.0 V-. .
maestros r-.iá muv lejos de ser ec*ti’]>ielo. El plan de estudios d<; cionci.'is
.M-I jn= d«-;
en las escullas normales, es ca«i 'icmpre una combinación d'’ {.'abajos 'n
he ociii-
las wi;Uerias científicas convencioriaK-«. más un eucso sobre los malrrl.ilcs
r;'-- bi-’..-' i\ ina -tr^
y métodos de envcñan/:» de las ciencias, en diversos nivoK*s de jT'slrucción.
D-- no
^ •.■'fj' «riÍt.-> : ; p U « este tem a en las lect’.^ra* iuí(:ri<Ia*
d ? 11-
í¡n.\l de e»te c a p íiu ’o.
338 L A V ID A B IT N A Y ! V 1 ' : > uj
PL\X DE ESTIDIOS il :ía9

ílailo, a mcnoR que lo )>ayainos “e^luJíado de más”. Hccho < ? í


Iu\’ montañas, lagos, ríos y zonas. T.sta^ entidades son llamadas a vece«
cnrrclalivo de éste, es el de que los principios qucilan en nuf-^tra rr-m *;
“constiucciones" porqi:e son construidas !ó|:»icamenie por el científico.
m.is tiemjK> qur los detalles que cxplicrn.® Podemos, por ejcn)pl>». r-> •
2. Esas entidades están relacionadas e!>lrc sí dr algú:« modo. Kn la
y usar cl principio de los p^'sos atómicos, mucho de«>pui's il«- haLr .
historia, los heclios se relacionan de causa a efecto o en sucesiones crono­
los pesos alómicos parlículares de lodos los elementos, a : i
lógicas. En geografía las relaciones son de espacio y causa. En matemá­
del hidrógeno. FJ principio de valencia puede funcionar miirho dcv¡ ,lr
ticas, las relaciones entiv tmidadeí o eslrinturas de unidades ?on deduo-
(jue hemos olvidado cómo determinar las ecuacioncÑ ^ uihf- : li­
tivas. En química las utiidades ?e combinan, <<r «eparaa y v«í?lven a
ciones químicas especificas. La relación general entre temperMlura. -'li­
coníbinarse de acuerda con ciorlss li'\es.
men y presión de un gas es recordada mucho después de , le U<? á'-\ '
3. Hay hechos o dalos. Es decir, hay declaraciones que se dan por
de los problemas parlictdare.^ en los que hemos practicado la fórinub- m*
proba«ias o que han sido probadas lo bastante para eximirlas de mayor in-
han ido de nuestra memoria.
du"ación. I.os pesos atómicos de los eler.ientos, por'ejvmplo, se dan por
t i segimdo liecho vital es que en la educación general es Inipc;.:* 'r
aceptados, aunque concebiblen.ente podrí.in determinarse en el futuro con
llegar a la integridad tan deseable para el e.speeiahVta.
mayor precisión toclavía. lx> mi«mo ocune con cierto.^ ‘‘liechos” en geo­
Podemos ahora preguntar: ¿Son los objetivos de la enseñanza de li*
grafía e historia.
ciencias para la generali<lad, incompatibles con la minuciosidad, la integri­
4. Hay hipótesis (pie prelenden explicar ciertos bichos, v.gr., la mi­
dad y el sistema? Si sólo los conceptos, Iiechos y principios fundamoius!c.H
gración de Irts aves en las distintas estaciones, rl origen de las galaxias,
de una ciencia tienen que s-er dominados, obviamente tiene que sacrifif.irse
las causas do algunas enfermedatles y la naturaleza de la energía lumínica,
la integridad; pero si son oní>eñado3 deltidamenle, es jwco lo que mif-sita
qi’.r no han sido aceptadas aún como incontrovertibles.
sacrificarse de la minuciosidad y el sistema, ya que los conceptos y Ieve«
5. Hay hipótesis bien establecidas, que son aceptadas por los más
fundamentales deben dominarse hasta el ]mnto en que cí estudiante pueda
deilarados expertos en la resj)ecti\a disciplina, porque están garantizadas
usarlos para explicarse y explicar a los demás los fenómenos básicos de esa
por h»s prueba? que ya se han aportado en su favor.
ciencia. ICs cuando menos una mayor contribución a la sólida ¡n'-lruccíón
6. Cada disciplina tiene ‘^u propio método de investigación.
escolar, seleccionar y enseñar los conceptos y leyes científicas de e«ta Dominar un.» ciencia es dominar todos estos elementos, y dominarlos
manera, que pormenorizar grupos de detalles tal como se ordenan en los li­ de numera *al. que la eílructura total de la ciencia quede aclarada. Esa
bros de texto ordinarios. L^na vez obtenido el completo dominio de )o9 roinprcnsión do la estructura y conceptos básicos de unas ctiantas de las
rasgos esenciales de una ciencia, no será demasiado difícil llegar en la cirnoias más básicas, es todo lo que razonablement-' puede esperarse de
universidad hasta el grado de Integridad requerido para el estudio avanzado la educación general.
y especializado. Es importante indicar lo que entraña el dominio d-* una
disciplina científica, j>orque es difícil convencer a algunas personas de
Lf>s estudios socüiUs
que dominar * el conocimiento de los heclios no es lo mismo que aprender*
lo.s de memoria.^
El medio social está constituido p-ir las expectaciones de otra** perso­
Toda c ie n c ia , y ert re a lid a d to d a m a te r ia de estud io ló g ic a m e n te orga-
nas y por la necesidad de vivir con ellas en algtma >1«•'c de organl/acíón
nÍ7.a<la, c o n tie n e los s ig uien te s elem entos:
í; ;viftl. Xo escogemos esle aspecto de la existencia sino, corno algunos
existencialistas insisten, somos arrojados en él.*® Muclio se ha repetido
1. Un conjunto de entidades o unidades que se describen o definen. Ku rl aforismo aristotélico de que cl hombre es un anima) social por naturaleza.
quín>ica, por ejemplo, hay ¿tomos, moléculas, elementos, compuestos. Hobbes sostuvo que es social por necesidad, y Rousseau yue es socializado
En historia hay hechos. Kn biología, céluiaí, tejidos, órganos. En geografía por fraude. Cualquiera que .sea la absoluta verdad, la labor de la edu­
S Víase, de Katona, Orgartizing and M^moriitng: Studies ín (fi4 Fsychohgy
cación es la mi^ma: el perfeccionamiento del jndividuo dentro de un medio
of Learning and Teaching. social que impone t>na firme tendencia a usar el conocimienlo en la ma­
® Vé.ve * 'I^ lógica de la materia de estuaio", de Frank C. Wcgcner en nera de pensar y obrar socinlmente.
School und Soeitty, 77:2004, 16 de njayo dr 1953, pp. 305-3C8.
íO \\ gr., Sein und Zeit, de >íartin Ileidcsfger.

lá :
TT

W-AN DE ESTUDIOS 1! S41


^10 I-A A ÍDA PL'E.Va V L\

Todai ostaA condiciones hicieron a los educadorc-» vivamenlc t«Mr'i\,n-


lífíiíO s In o i.K Í ) <li! o H m ii.u u r .il o n l a s o c i e d i d . Kn •! ' i.;' '* d'.* )a dinionsióii social de la vida, de la necesidad de convivir ¿on oiixjá
ti r iiió (JU-’ c a d a i .í‘lituriÚ T i - « . 'a l , g o b ie r n o , fcn»iilia, i g l 's i f r • i»ri Je planear una economía de abundancia y estabilidad que loinaia »1
(,a*r*a f u n c ió ji p rí;i» p ria q u o t.‘ ? n r a o ’y n .• - 't . 1 /i.áC 'ibrÍi la ..jr d<* lú ecunomia de ciclos de escasez. Se consideró de la mayor y
j ( i'i : tu c ; ó n y d i s c r m i r :^us r c la c i o n r - o"?»! u tra »
ijtf« urgi-nte importancia, que en todos los niveles de la escala eiícoldr. los
d o n e s , c> u s titu y c ¡a cií-íi. '.;’ p o lític a S e g u i r e l c i i r .» '!«'! d> .-irrívllí*
iunmos tuvieran plena conciencia de sus obligaciones y oportunidades >o-
i n s l il u i ’ioin r- .» r\ t i \ i ‘ d c l lirm |K ), Cí l a m 'd . .i l<’ la
íialo'*, Tanto así, que al^unoi edueadoiea han propuesto la rfcoiistnic.*
I j;t e ij t a r u im Naltia» íó n <í • io b ie n o m a l q u e ci>as i n - •; :Í k, . r. ¡ ,i n
M>cial como meta y guía de la organización y conducción de la e^'Ur»
p c fía d o las la K o rt^ p n r n q»:>' f u e r o n e r r a d a ? , i m p l í 'r . c.Dn<- r: la fí!
[Íj .’^ Por lo tanto, no es sorpreaílonte que cl jilan de estudios reflejara
d e l a i d i v e r ^ ^ ' c ic r c i a ? s o r ia lr ;».
peta exaltación de la conciencia s(xial. en una mayor atención a los
El término “social”. C5 cvogido ainorovimcnte por to«lo-. ]■. :M
res inodorno?. En la rr.itciúii contra el indi\iilua)ÍMno í ■ ttidios sociológicos.
laU*€z-fairet supuc?t.imento impcrant'' en el e.KcnarIo iivitcM IVn- aquí nos enfrentamos a la imposible empresa de e-tudiar todas las
de hace un #ig!o. surgírt I.-» tercera dccad.i dcl presrn:. vina iBumeíOaa'; disciplinas que pueden >Nor apropiadamente intluidas entre los
conciencia de la rcipon^bllidad »1p1 ir<^ividuo para con sus sen'ejí [estudios sociales. Aparte de la sociología y de algo como la sicología social,
inayor lodavía, de la rcsponsabilidrdad dcl grupo para ron sos mi «^ue podrían quedar incluidas entre las ciencias de que habló en la
menos prá«p€ro« y menc> .^fortunados. ¿sección anterior, es difícil hacer cualquier selección que sea lo bastante
grande para ser útil, jMjro lo bií>tante j>equeria para ‘ t manejable. Adc-
Parodiando a Mane, r! intclcfiu.»! radiral dr aqueüa fí/.*ada « '*- ¡más en cmís campos no se ha avanzado todavía l.a'tu ol punto de poder
‘■Imelc‘’tu»'e3 d?l m ’.u:do, unl-^; radn qy*: perder li:.."» vMCt - i definir con precisión la» materias de estudio, p.^ra no hablar dcl cúmulo de
ijro*” . V probablr:ncn:e cita :'uf la rais ^.t^eí‘l;A iSr. qik: K ji
loorías que se contradicen y que estimulan al d.x:lo jK»ro que sólo confunden
entre tu idfaJir.nJ y »u realuiad, p-irtju.’ r$»o ocurría d':i»rrí- !a
v^uando n‘.uch< n intpkc'it.ilf*» citaban en tan mala li'uacii':' v-Ká'' i al principiante.
lariadr». No comprar rr.utlw con í ‘A ccrcbrr.j. P^hj «un ott Para folucionar esta dificultad {<• stisíli-re dividir cl campo de los es­
e! inttlcftiial niir.c.T te atrc\ir a li.'iblar en ju propio nocnUe. Rt pi tudios sof iaK's, enlre los estudios evolutivos del canip-o 3 y los di^tinados
si io hacia, pero ei :; ‘r:cc.t'ial sólo hablaba en nombre dr alRuir.r. i-cr^i'^ a iiacer frrjito a l»>s pr‘‘»bl-‘mas d-‘l presente y del fiiíuro, anotados en el
podría coníundirtr mi^orali-i'-iic, pcr>> qur r.o e'.i. que nuitca ’ campo i del Cuadro 1.
qv'í nunca i' >l kía tVíraJ ' jrr iin proletario *1
Kl estudio evolutivo del pasado, si^lenializa v ortli-na cl conglomerado
de de la historia y el panorama de la civilización que e^lán conv
I.i gran drprj'iór. do la '•«•>.ada de 19-‘iW den»oslr6 qne lí- rr.'in'
{.¡ntndu ahor.i por un sitio en el plan de e.«tudios. Si dívidlínos el cono­
era it.^renuo etj su « Ti cnris do que ol trabajo duro, la ho^i: • ’v”. !« ífiií
trio.^idad > la or.-r;nin¡;i garantirirían el éxito. I^a depresión fí-vj»* cimiento evolutivo en ol del mundo on general, inclmiv»,* rl hombre, el de
r-imprensión de qm* cl drviino crsnómiro del hionhre la« í.ocied.i«lo.s humanas y el de la humanidad y su crltura. ten<lríomo$
parte en manos de torjíoracionos, a<<>cia<¡onei, adores de pr^a-P-O tr. s curs-‘?i t. i am¡>os dentro de h s cuples podría orgaMÍjroTsc el material
manipuladores del dinero y %alores, fobrc k*s que <1 tr.ibajador pa“p:-íí d f ! '•••ludios .<¿ociales. Si w distribuyen lo« materiales proporcio*
no tejiía rontrol. fialr* Tfi'r . • ,!a iniu de los 12 añ'>s lectivos, ron las debidas adaptaciones
Con la dcpreóiCJ* vino también un acie-.^^ntamicnto de r ..i 1. .i de aprender, se abarcaría ima rosj»etablc proporción de )a
cjitre lo» di\ersos «riq/os racialc' y religiasos, dentro de la heí-r<?^e¿í it '"Mr ;rni<lo do Iss ciencins sociales. O/n' .» la meta de <*sle seclor
(K)bUción de ios K^(adc<3 Unidos. ík. p! .:i -ludios es la })crspecliva y la formaci-'n de una masa cons*
tinaimenle, con ia Srgunda Guerra Mundial llegó s! dé '• *‘f enseñaise romo una serie de materias'independientes. La
supervivencia en un muiid • /.ulco, cuando la.s naciones no ncstraEj .1 ' irtá-- completa de este campo tendría lugar on cl curso de
pauicular disposición a abniidonar afujr^ ambicior - ’^ y •:^<Kos. 5-1 .'Irmaí.

Diaj-a Tr:!Iin(?. L'n f '«-iiu í:ia y sui jdcalrs” . ^'.’íÚ4;¡ R n i^ x ¡ \'.í liraii.rM, en Patterns of Fducatioral Philcsophy, Parte II [.
lio-ayo»to de 1951, p. 436 i.
342 L A V ID A B U E N A Y I.A E S C l 343
' I I . l ’ L A N D E E S T U D I O S II

Curso de problemas pmblcmas y disponerse a buscar y pesar la evidencia. Pero ¿dónde bus-
l iria? ¿Qué es pertinente? ¿Cómo juzgar su valor? E n .su propio campo
Aunque un curso de problemas puede aclarar la naturaleza e im| i'uode resolver esas cuestiones sobre la marcha, por eso es un experto. Kn
taiicia de los diversos campos de conocimiento su principal objetivo no -ucslión de contribuciones se le \nelvcn un problema porque es un novicio.
el conocimiento en sí. Ks más bien perfeccionar las habilidades y háliíK d. Sin embargo, así como podemos hacernos más y más eficientes para . ‘I'l
de usar el conocimif^nto como imirumento, como medio de alcanzar níeli resolver problemas en im determinado campo de cuestiones, v.gr., física,
Podría preguntarse: ¿Por qué tienen que desarrollarse diicctamí iDijemáticas o contribuciones; podemos esperar mejorar nuestro proceder
esas habilidades? ¿Xo se formarían como productos derivados, al c«tudii fíi la solución de problemas sociales, mediante la instrucción.
las habilidades simbólicas o las variar otras materias? 5. La solución de problemas colectivos o el estudio de cuestiones so*
niales complejas, da práctica para fortnar juicioi? de qué contenido es per*
1. La ex]>crienc}a indica que hay una perturbadora separación enti linente en varias clases de problemas, y para localizar la.s fuentes de ese
el conociraicnto de los hechos» rcgUs y teorías de una materia, y el óxU tontenido en los departamentos apropiados del conocimiento organizado,
en resolver problemas no practicados en la misma. Hacer “originali*$‘’ l’resupone, por lo tanto, que el estudiante está farniliarírado con el mapa
problemas de gcomelría o de otras materias de aplicación, es la suprer... <lrl conocimiento y con los métodos de usarlo.
prueba escolar. Quien pasa esa prueba no necesita otra, pero ninguni Kn alguna olra parle se ha esbozado con cierta minuciosidad un curso
otra prueba puede garantizar el éxito en ésta. il** problemas.*^ Aquí, el punió por discutir es si ese curso puede o no
Como W oodnifí ha diclio: producir cambios mensurables o siquiera observables, para justificar la
inferencia de que nuestros alumno"» han mejorado su eficiencia. Sólo ma­
. . .en visiá de lo que ic sabe acerca de ta re)atii*a falta de aplicación pos­ yores estudios y experimentaciones pueden dar respuestas definitivas, pero
terior de! adiestramiento en la mayor:a de las materias escolares, es el colm* ;t juzgar por lo dicho hasta ahora, parecería quc un curso de problemas
de la torpc?a esperar que los estudiantes desarrollen la habilidad para resol* _ licne b.istante posibilidad de lograr los resultados que de él se pretenden,
ver problemas, como un aprendizaje incidental, a menos que »e Ic dedique ♦
y que esos resultados no se producirán sin él.
considerable tiempo y atención, rn cuyo caso deja de ser incidental. Ei |
mucho más probaTjle que algo se aprenda acerca de cuestiones cívicas en
una unidad sobre solución de problema? y no que la solución de probleniai J
se desarrolle en una unidad típica sobre cuestiones cívicas.13 Los clásicos

2. La solución de problemas hace entrar en juego actitudes.’^ habil¡*i


i: Kn el Cuadra 1 se sugiere quo los estudios integralivos y estéticos se
dade:?, conocimienlo y creatividad. Emplea símbolos, conceptos, imágenes, fj organicen como ejemplares. Ya se han dado razones para ello en párrafos
hechos y generalizaciones. En consecuencia, ía solución de problema^ • anteriores de esle capítulo. Pero puede hacerse notar, una vez más, que
puede equivocarse por muchas razones, mientras que acertar requiere una \ aprender a apreciar el valor no es lo mismo que aprender a hacer algo o
feliz concurrencia de circunstancias. | íaher algo.^^ Implica, entre otras co&as, ser impresiciKido por una idea
3. La habilidad para resolver problemas, de¡5arrol}ada tlenlro de la 7 o una imagen, hasta el punto de quedar cautivado por tila, o cuando me­
física o la i|uímic«, puede no ser transferible a problemas de con(ribu*|'- nos, darle nueslra viva aprobación.
ciones o de la conservación de la paz. Un ingeniero, experto en resoh er j ]Vro casi ia única manera de poder alcanzar la sensibilidad a la im ­
problemas en su campo, cuando se ve frente a una cuestión de. contribu* presión, es estar en contacto con las cautivadoras obras de la imaginación,
ciones, puede adoptar inmediatamente su postura habitual para resolver j ya sea en forma de grandes sínlcsis filoí^ficas, o de obras de arte clásicas
o contemporáneas. Esla no es la historia del arte (que .debió haberse en-
li Asahel Ü . Woodruff, Tke Psyckohgy of Learning. 3a. edición, Nueva
York; Longmans, Greeix & Co., 1951, p. 301. Citado con permiso dcl editor. 15 llepo 7t of the Commitíee to Siudy General Edueation tn Massachuselts
14 Dewey las ha llamado rectitud, mentalidad recepti%-a, mentalidad con­ S M f Teachers Co¡Ug/s, dirigido por John F. Bowler. Boston: Mancomunidad
centrada y rcíponsabilidad. Dtmccracy and Educaii<in, Cap. 13. de Mass. 1959, pp. 122-127.
16 Schcífler, The í.anguage of Kducation, pp. 79*&2.
3-14 L a \, i . ?ii t Y UK h s c r I . D E E S T l'D in S II
:.t5

'jiUrado en las cíenc^^• e v o lu liv 'i, r.i - una 'icaiuTvi 3 U1 un sentid*^. ‘‘‘•í”. Dado que injdior habilidade.-; y aptltU'’’- comuju':
oamjxís cspeciaics de ht-clios <les : ; « i,; ; íí^ir-«, 5 .1 • y r lia í -iis ).roc-í-. • : ‘n« no b.ty i -.zón para que no pueda ••.••.«c*
tampoco un nie<liú de hacer fr''“lc ‘ !ív problcjuas icsm? ■4 ). i 1 ■. Pero '.I •tiv ‘"Mido la respuesta es ‘*1:0 ”, ’>orque rl contenido
p-^'sito es inspirar, integrar y s-!>icnlu; wílorí^s, v para ■ . op6«ílo, ■ laii*^. 1>>$ dat(»s cTvvviales, íw>n dclaÜcs rn !a hi.l«’ria de l.i vitl^ de
ejemplar escogido, teniendo cu cuenta Isí’ diferetri.'’ ^ madurez, :di* iduo en p<Trticu'-.r. No cAtán cx]>i.> " • c:i los libros de texto ccr.io
ser la respuesta pvalerius e»t olajes. Cómo ilcgar a sos dr.tos pr;\ados y como ir.ter*
Los cursos sUteináticos de filosofía, religión y flpr'’cí,iui<S:» »i.' I u l í y p varios, en un arte que cl consejero orIentad;jr puede ayudar
las bellas artes eátó« £u«ra de "n^'ar en la «Jucación ;;incr.5Í- pl-íu íío un'.::: a /ulcrjirír.
conocimifnty de nuieiaras do grandes obras en >’a í. o in.i.r Ta. vez 'lo } ucda hacerse í-n gruj)0 . ij.divi<tualmenle, o de ambas
mo> c^lo método en lireralura, peio podrir anípUaise }).ira íorni.ir ¿ü ‘ TíiT.’’:, pero .'•n cualquier ca*:-o, es una dificultad indivldun! y no colee-
de clásicos cu -.ü^ipos; de inlcgr^-i /n e in'j*i.'.v, ii-.:) también. Aunqi í’ a ; (jae en cuestión, y la meta no es mciamentc el conocimiento *!no
éste no es un =»rguwcnto en f¿\or ilar :*. cv«r..-t. r los i'X) mcjorcÑ libi I • ii'ií frr. ¿.uíceptible de conocer.<c.
pi/ituras. com[»ns;eioneá mi;*>icalcí y drair.af, 1 5 un;¡ uruj; -^riiSn pare ha< ’ ji orientación debe distinguirse de la trrajua. K.l programa de orlen*
que todos conozcan un ni.iaero reiati>.um rcdueido de tales -v -i,, durai no una clínica siquiátrica en la se anaivan y tratan d/ ijus-
le sU vida üscolar elemental y ¿rarundarri. - f : -fünoamentr arraigados. Fs más bien t) lugar en donde «.I alma sana
• ■ nwíva sana.*'
í.n M-leccIón no neresífa *cr fija ni limitarstí al pa‘ nJo. Los ej<m|
res contemporáneos puí-dfn ‘ :r más in^lructivos que los nntiguos. ;.o 11
portvintc es que cualesquiera que fvan lo^ que se escojan. ca A!f;unas oblaciones
delilx'radnmente por ser signifiratists « j $u c-J itenido. ^tct^rAmcrfe -
tivos en su forma, y ombai « A es jx>siblc. S«.‘ objetará qu-- en el j.l-in de *--lu<l:'>» no fsip ia ningúi\ lup ir es*
L' cín..- a la educación íj*-ícíi, a la idufarión para la seeuridail ni a la
Orientación •'íi oión d -; cí’r.icler, y que no --i* hr^'e mención de clubs, atlcti.«mo,
y bindas, que dr}-:n figurar dej-tro o fuera '!c los planes de es*
' de ia escuela secuinúría ínodorai y, hasta ci?rto punt'*», i Ic"- de
¿Cómo difieren los problem;-.-; individuales de Jos sociales? ¿I\.r -inc,
no basta la práctica en K’s primcrc' para resolver los segundos? Pui. ,0 | -‘.menta! t.anbién.
Ni: Ira rt rpueíta es que r-n lo que respecta a que la salud, ia M-guridad
•'1 irkics por un resultado pn»l¡eul;jr es un ií¡sgo ejx'ticial di ■n -jrcbieí is
, irfl<ter ton afectados por cl conocimienlo y por los Jiábííos de ad-
individuales pero no <li' .'ícclivoí^. S<* j'uedi: decir razonabb’:iv-'m-,
íiiijirlo, uí irlo y disfrutarlo; e'-tón en cl ] lan de r&tudíos. Kn lo que resp<
‘V.noy estuílianflo rl jvrublema de los impuc^loc.. ¡K?ro no i.sloy ri*ahncntr
■ qur depo’i lon dol arondicionam:<‘nt'> rmocíonal y de la diaria práctica:
interesado en él**. I r. t anibio, no lendrí.-; ’cnlídj de«.ir: “tenfi.» u:i prublwn.t
en relación con e! pago de mis impmstoí, poro no rstuy realmente intorc- jí.> J.i • 5íán, por razync.s ya expuestas en capitulos anteriores.
sado en él”, '(, Kn cambio, cl atletisnio. lo? juegos y la gimnasia, así tomo Jas au<li*
Lo quu realmente di>tin¿ue a los do3 de problenjjs, es qtiv. p.iraj Í0í2 ■ , nuj<;‘ alcs para cl público; se exCiUyen d lilKíradatncuic drl plan de
;->*udio.> f« rnuil. E ^ s aolividades bien jiuoden desarrollarse en la escuela,
h.i‘,cr (rento irileli^entenicnlc a las tllílcuIlaJes pctsonalr.s se requieren
ronKJ i>aiie de la vida de lys alumnos qu^ en ella se congregan, pero corres­
concKÍnjicntos acerca de la propia personalidad y de los propios recursos,
y e & l - > í s < .* n difíciles de obtener y valuar, respectivamente, cío manera s . ponden a la ed'.K'.irión infurind y deben wr conducidas informalmente.
pC'-' . ! en la juventud. Tar;tf> rl proixísito de formali/ar tales actividades, romo cl de formalizar
cl estudio de las materias organizadas, provocan confusióú.
I.t que loá hombres, en todos los caminos de la vida y on todos loí
Kl estudio de idiomas extranjeros presenta un problema especial a la
giados de cultura y sabiduría, se encuentren de cuando en cuando de:»-
educación general. Podría incluírsele entre la hal*ilidades simbólicas si
ori<*^.*i!;idos e inseguros de sus fuerzas y sus motivos, indica que conocerscs
uno mismo no es eosa fácil de lograr. ¿Puede enseñarse? ‘ 7 Vcasc P a id th : The Idtals of Gteek Culture, de Jacgcr.
P L A N DE ESTU DIO S II 31.7
Zi6 LA VJDA BUENA Y LA ESCUE

p.ilahra«, el futuro técnico electrónico y el futuro ingeniero electrónico,


se le juzga esencia! para todos los mieml*ros ücl origen social. Al presente, necesitarán especialmente los mismo*; cursos de instrucción secundaria
no hay uno ni dos idiomas extranjero?, que sean «nivcisaliní nle esenrialc*, para pasar a la postsecundaria.*®
pero tal vez podrá haber en el futuro algún sistema de coraunicación 3. En rcpctidus ocasiones, cuando se pregunta a los patronos qué clase
internacional y liadla ínterplanpt.iria, que será cscneial para la educación de preparación vocacional les gustaría que tuvieran los prineipiantes en
general. f-ü ramo, tienden a divagar por lo.s campos de las actitude.s (prontitud, lim­
pieza, responsabilidad) y de competencia general en las habilidades sim-
Educación espedul líólicas básicas, más bien que a insistir en la competencia en las tccnioaa
c.«pecíf¡(.as. Naturalmente «juierer. que las aspirantes a un puesto de e?le-
La rducñción “cspecirir’ es aquella que no se e$p<‘ra tengan en "cneral nógraía, sepan tomar dictado y escribir a máquina, pero ias deficícneias
todfS los miembros de la comunidad. La educación vocaclonai, la ]>ro* en Citas actividades pareccn molestarles menos que el descuido o la? malas
fc5Íonal y la necesaria para alcanzar una competencia superior a la normol, actitudes hacia el trabajo.
soii todas ellas variedades de la educación cspecial. La educación general concebida como l')s hábitos de adquirir, usar
V disfrutar la verdad, conilituyc. eses hábitos se han formado realmente,
Esí.i clase de espccialización ha sido entusiastamente culti\ada oíi los
una sorprendente j'rojwrción de lo que se piescribe para el adiestramiento
Estados Lnidos. I^ s catálogos do los colegios alíultan más y niá< cada
especializado, hasta en los niveles superiores de las escuel.'is profesionales.
año, a medida que los cursos se multiplican por mítosis pedagógica. iJi*
5. Nuestra sociedad industrializada se encamina, paradójicamente aca­
fícilmente hay una ocupación para la que alguien no haya establecido una
so, a que se emplee en el Irabajo menos liempo en vez fie más. Cuanto más
institución do adioslramiento.
nos dedicamos a la producción en masa, menos satisfacen las actividades
Nada hay de malo en esta educación f.xtn-madamente cf^pecííica, siem­ en el trabajo tcda« h< neccíidade* básicas de los hombres. La educación
pre que no sea considerada como un sustituto de ^a educación general, y para el irabajo no es educación para las comodidades que el trabajador
que no se convierta en la cola que menea el perro de la educación ge­ C5tá logrando gradualmente, ni es apropiada para sus papeles de marido,
neral.
j-;i»lre y ciudadano, o más generalmente, de hombre feliz.
r.l principal areumenlo en favor de la tejnprana especialización, e.'» la popularidad de la temprana especialización en nuestro país, es
extraordinaria diversidad de ocupaciones que requieren adiestramiento ^•:ltomática <le la posición central <jue ha asumido la función económica
sumamente especifico; )>cro al valuar esle argumento no debe olvidar$e del individuo en nuestro cuadro de valores. Í.05 norteamericanos acaso
que: f«téíi verbalmcnte opuestos al marxismo, ])oro sus hábitos educativos brin-
daJi una c.\celente verificación de su dctcrininismo cconóniico, porque en
L Muchas ocupaciones lucrativas requieien relalivamentc poco adies­ la niisnja ttjcdida en que sostengamos que la forma en que un hombre se
tramiento esjx*clalizado en la escuela. Nujncrosos induslriaVs preferirían pana la \ida determina el rc«lo de su experiencia, nos suscribimos a e.«ta
enseñar los detalles e.«pecííicos de su maquinaria en el tr.íbajo mismo. Ade* te.-sis marxista.
mas, a medida que aumenta la subdivisión de las o]>eracione¿s, os menor ¿Pero es este un hecho? Es un hecho siempre que la lucha por la sub­
el adifistramienlo que necesita el encargado de ejecutar cada partícula de sistencia material sea tan dura, que el hombre disponga de poco tiempo
la operación total. Posiblemente se requiera meno.s aiHcstr.imi?nto para para alguna otra cosa. Cuando los medios materiales de vivir están cons­
apretar dos tuercas, que para hacerlo con una tuerca y im tornillo. tantemente amenazados, no hay tiempo para otros valores. La exhortación
2. Por otra parte, con el advenimiei\to dcl automatismo y los .uK Irintos al hombre hambriento a que encuentre consuelo en la resignación, es ruin
tecnológicos, hay base para esperar que una mayor ]>roporción de la cuando es sincera, y enteramente dolosa cuando no lo es.
S in em bargo, la c-speranza del m undo está puesta en que los norteame­
fuerza laboral llegará al nivel del técnico, v.gr., lécnLo electrónico, Itcnico
ricanos demostremos que podemos re.solver tan eficientemente los pro­
médico, etc. Aunque csio reclama más adiestramiento especializado para
más gente, los requiiilos previos para dicho adiestramiento son tan seme­ ís Posibilidad mencionada en una romunicacíón personal de M . Ray Kar-
jantes a los del adie.etraniien'.o profesional, que el programa de la i-'-uela nej, aniiguamente jefe dft la División de Educación Industrial, y ahora profesor de
secundaria no necesita diferenciarse grandemente para antb*>s. En nlras educación superior en la Universidad de Illinois.

i
LA MDA JH-T.NA Y 1.\ Kf< «'I
. -.N V.: ksiL'DIOS II
bli ndas ílc producción y distribución, que cl tlí -rno t:?l Itomhrc no n<
tr ?er determinado i»connmicanicnlc, como no lo e* por las ansiedad? j ^
-S tro r . l ‘ *Tt M... VíTr.S'ÍA#
originara la falta do agua u oxígeno. La m^diíla ilcl i)rogreso del
e< la indiferencia cconómira tná* M^n que l i preocu]*ííoión cconómi< Pí- ' un: ii •..-^■ drión hiblíoíriíica niis f r ^ m p l r b r e las obras .uacus a
aunque requiera luchar en forma'^ pc.;.‘ hatvr p<>^iblv iinis.K’ón, ton-júltf: j‘ biwUografla Kcnc'il.
indiferencia. Tal vr la m inera i r í r cconóu.ii-. de ^licnur le- capítuJo* J¿ y •
f?a Irer;

U e s im e v
' chcr, tr ‘ . - F d :.í:::^ r, '? 26.
cU y íí.*"';'-, in especialm ente Caj
J . 7 y 10, K’óre le rri-l—. 7 dcf;. .. pl*n de e<tudi<«f por maferia*.
El problema dcl contenido dM plan de estudios fs de selección t-n!| ..'th ;• otros, fiá\ ..¡fnid/t of CutrU ' D t : . -.'r.t.ní correidda, ci-
un cúmulo de conocíinientoj, d'-masiado grande para ser incluido en cl pecialme u** li Pa v.-r |U, <-uc da un i^ccl-mt-' an.\iiji» de \rr;.^ nodeloi
amplio programa de educación g'^n^ral. de plf«-'. de estudie-'.
El modelo fldopta<lo en e«te capítulo se bc!»» en las fjuciones dcl C'*n
Para ; • escueU c’ -. criftl;
cimiento en la socie<lad, y en producir ciertos re#uha«!o! en la escM'.-Ia
en la \ida. Para lomar muestras de los j)rincipales can\{>os dcl conocimi — n I,-'*, y otrc.^ ^2 ¡ñ tk E ltm r i' r y S i - '
" T ht ' " n í f i f ArtÍvit\*s.
to por una parte, y para desarrollar los liúhilí)* d« adquirir, usar y diflfni
‘ ■'■-líings, ■ : E x p v i - i t r , u i i k a f r o j f c t CuTriivl'..nt.
tar el conocimiento por la otra, lo» materiales se organizan de diferen
' .-.'.cv. y cA-:- •. Tk- Dé- -^chcal: Tht l.4botútory Seh^-A ef th^ Vnií/r-i!-, rf
maneras: como habilidades, materiaj, oolulivamcnle, como ejemplar L hicago. (*--'’*■ -r*a en:urt hi*tó;i<a .-n ia educar í ' ; .tr.-
como problemas sociales y como problemas individuales. rt*ana.)
EMc conlenido, distrilmido en todo el periudo de* la instrucción elemciiv .'lorri*on, T ht C «t-»-.- Scho'<l. (Basado en las íor de
lal y secundaria y estudiando en las formas propiicí^tas, podría Henar lol' las "• '! ■ ,
requisitos de la fducación general para todos los alumnos. Se éo^iiene '• "Hkr, Tt&chini, S íh :j¡.
que la educación espc*cinl es indispensable ca nuestra sociedad, pero c,ue, Pa* •. )« fr- r’:. - «.Jaría:
■’ in, The Su- : of i- ■ ^=s*rf S tu Jj (l''\ íAíxrimento jr ;resi-. . el
si se imparte una apropiada educación general, no hay |>«Ta qué comen
nivíj í : —
zarla la» pronto o acentuarla Unlo en la instrucción s^tundaria, tomo se -.K.zy^ th i llig h Sch - ! C m úcu lu' ' 1 . ' Nro de k*i intento* hechr-^
ha considerado necesario. para verr i «.i - r* ‘•■‘iltades del f-?- '’ - tradiciona!.';
t C : ‘ ;:sl Kdu<útM. tt ' . .t€ Soc:-!y ( I n í ' “ "if de Harvard.) C*neral :'duc>tí-'~
in £nd C clltut. í Cn r re*=lua>'vjn del ; ’ an ’ estudios iradifto: al
P r o b l e m a s t a r a r . s c ’ .'iÓN k i n v í s t i o a c i ú n Í
de la ■
* r‘ * 5^ h rl* y •. Vir.tv.-=i-i--' por m grupo de núemhroí de
1. T iate de verificar r l de una materia de es^idlc urganizada, en la ^ f a - - ’■ ■ - -J* cs«-.-»r!i: - r ; i - V Cvlejios.)

fonna que te indica, aplicándolo a uno de sus litaros de tcxtc. ¿Cuáles son W v Hand, Pt¡íii:y : ; Secon'í-ry ! ■ ‘-on
conccpios, hcchcs, hipótesis y teoría* <¡ai(, (joe le son índispenjables? ^ Scbr* - • - . -'-lUs de ! t este i-j; = " • -r ?:
2. ilag a que un grupo e$tuci<} un piol>Icnia tal como ci de la 'rV.-\ j e) de É
la m cdiiina socializaba, para vt.r cómo se ramifica en varios camix» do conc't* S Bebennan y •' ' in , Schoct M aíiW r ‘ 's , y cl trabajo ciel ( ñ
irúenio. ¿Has'a dó;idc puede llegar a invpstiísar ';n ^’xir.wi.^rse? ¿E n qué puiuu " de Estu-íio de 'as Matcniiticas en la rt:>i^5a, * •; • 'z dirección d - ‘ .
necesita usted del maestro? ¿ M á j materia de estudio? G. Bcgle, r;; I.» L'r.‘.‘."rs:dad de Va!e
3. Examine Jas obicrvacioncs hechas sr.bre la educación es)>cciaUze.da y para j Coruti.t, On L^^'^frttanding
aduhfs. ¿Hay algunos hcthijs que éstas parezca:» «:<«r.tradccir? Pregunte a aJtjuno» ' CoDtíjjo pa; . el Mejoraniíento de ’ “ iiín Sccii'i-.’.rM. /Cry L'nd<r>!sidÍHff
patronos qué preparación desean que tc::gan sus empleados. j in
4. ¿Q u¿ malcrías que ahora se estudian en la escuela secundaría serían oiiu» -ailey, J. A-, ' , '--.■i;: '. del métc ' • un didáct * iro-
tidas en el modelo de plan de cst.jd:os propuesto? -;riante?'\ : ‘ '->r, Fkiioscphy pp. 154*179.
5. ¿Convendría usted o no en que cl plan de estudios propuesto fuera con- j., H u n t y ^ í''V ílt 't -T^hivg f í i g h Sehrcl Sp:r.'!
siderado como prepara-.ióü ader-.iada para ia universidad? Fonnule sus argunicn-í , E. P . F J. Fri»"'* J . R. / / a. “fcl -Míudio de la
tos de defensa de la posición que escoja. u, (! 'truy«; ■ r~'. nueva eslr í"';- T«u<hfr, *1;
7, 195: .
350 L A V ID A B U E N A Y L A ESCUKI

Consejo Nacional de Maesiros de Matemáticas, 24? A nuarh, “Desarrollo*


ideas ir.alemáticai, Añoi del Kindergarten al 12”. (Trata de desarroiUr
principales ideas matemáticas.)
Oapítiilo 4
Reincr W. B.. “Revista de recientes Investigaciones en la enseñanza de la tiene n.
en el nivel secundario”, Science Education, 40: 341-350, 1956.
Raup y otros, The Improvemer.t of Prcctical InUlligfnce, pp. 103 y sigtes. (Sobr»
la habilidades dclíbi^rativas).
Simpson, Ray H.. Jm proiing Teaching Learning Procedures, Cap. 6. MetodoloEíía
Strontf, L. K. y M . K. W iijon, ".Afinidades químicas: U n tema central para U
quím ifa de la escuda secundaría” , Journal of Ckem. Education, 33: 56-5'i,
1958.

Sobre la organiiadón de conocimiento:

Martin. The Order and Jniegralion of KnowUdgt,


( I
Tykociner, The Science of Research — Zetetics. (En el presente capitulo h«
influido considerabJemente este volumen, para la clasificación de los diver­ No HAY EN EDLXAClÓN ningún argumento que se inirie tan pronto y
sos tipos de conocimiento.) >•* prolongue tanto como el relativo al mélodo. Excita ias emociones de f
doclo.s y legos por igual. Unos se niantienen firmes ph la creencia de que
cl “saber cómo”, en los maestros, es un mal sustituto del conocimiento de
las materias de estudio o del entusiasmo por ellas. I.os otros c^ián igual­
mente seguros de que cl maestro impreparado sólo tiene éxito en las
anécdotas de los díreclores de escuela que están envi*jecietido.

E x p l ic a c i ó n hazonada del método

Kl método connota lo ordenado en oposición a lo desordenado, como


mando decimos que liftv método en una locnra. Sin t*mli¿irgo, el orden no
necesita ser establecido conscientemente. Como caso intere.sante podría
citarfHi el método que nace de las automálicas y ciegas tendencias de los
n)aeílros de escuela, a expresar preocupación por las respuestas correc­
tas en lectura, escritura y aritmética: tal como el hogar crea, sin planearlo
mucho, un eíf.clivo método de instnicción, al expresar enérgicamente la
preocupación paterna acerca de cosas tales como comer y vestir.*

Método rncicncl

No obstante, para justificar tin método hay que demostrar que su


procedimiento está destinado a alcanzar metas eficientemeíite. Se admite
por lo genera! que cuando comprendemos por qué procedemos de cierta

í J. M. Stcphcns, "Instrucción espontánea; un aspecto desanidado en las


teorías de educación” , School and Socieiy, 73; 1902. 2 de junto de 1951. pp.
337-341.

351
352 L A VíD A B f E N * Y LA Eí lE T O D O L O C lA 353

nu:H*ra. los resultare? están mejor controlados y se prestan a un nti mañas de! oficio. Fosibleraentc la sicología educativa proporcionaría
inejoramienln. que cuando ignoramí-*; ias ra7-'>r..c (!c lo?, pr**- pi»* los conocimientos científicos para racionalizar el proceso de enseñanza»
Un n?.'.-c¿:úco de automóvih>, por fjcmplo, pue<lc .vu«tar un <i r ! porque estudia las condiciones en que se verifica el aprendizaje, y la en*
$:n <.-í>noc»*r los principios de le carburación. Mionlras los rcsnltaf* •fñanza es una de esas condiciones. Esta es, entonces, la cicncia maestra
cor^'-íof rl método lo también, pero si jos rcsulladci iin fr.trí <M método educativo. Kn ella buscaremos la clave de los métodos y el
A ntcí.'iníco queda sin 5:u:?r q;íc hri''í*r. hasta que alr'- í'". rriterio para juzgar su validez.
! i i razonr? de métotlo. ro-nlifira ¿u p— ce<limier!i. para .iju^tarlo ’l . u El Cuadro 2 es un tosco diagrama dcl proceso de enseñar y aprender.
conjunto de circunitnncia-í. l o que los gri(¿;- ? llamaban techni. Kn la medida en que la sicología pueda decirnos cómo se relacionan los
l.r\iado f-n el ro.'Wcimiento. fs la rRcionaliración del método medifnt« materiales con los procesos intermedios y los resultados, la enseñanza
puede s<ír tecnología científica. E s innegable que se está progresando
hacia ese día feliz. Artículos, monografías y libros sobre la sicología del
•prendi/aje, se están multiplicando como hongos.
•' u a d r * 2 La dificultad consiste en que la investigación está en esa inevitable
M O D E L O D E ENSKPIANZA-APRFNDIZAJE etapa en la que biguen encontrándose nuevos factores y haciéndose nue­
vas distinciones. En vez de una facultad llamada inteligencia, hay ahora
Enítií-iñttts - - f t o t * -: xnttxmtdxoi --- > / I í 's I' m ío ' cerca de 50 inteligencias diferentes. La variedad de materiales, procesos
intermedios y rcí^ultados que hay que tomar en cuenta, es mayor que nun­
AcN>? ii'«<rurtivoí L!-m rdK «riatr»cnte: PruetT. p ’ m* '
(Lp.-.? íJc urea*; efcct ? . ■ en • ;i ca. Pero cuanto má% grande es la variedad de dalos que hay que explicar,
Inf}iif,.«’íaj r,:. !;■• intcnncdU» ir^str • . ^ en ! más difícil ref.ulta prcMíntar una teoría que los urjifique y los conjunte
r ' i no Instr-..f?ivar “ • ! * .*»* .*?•.«' J.K = fir J
a lodos. Tenemos muchas teorías y es de esperarse que se hagan más
fnti.-*' ajenas ~ i’»íiodci í)abor*r
a i& ««cuela.* precisas y más eficaces para predecir en cada década.^
: ínrrai de ver, í‘!mí- f ’ -':.-.!;;,-.» en í- Por esta razón, un plan de estudios pura el adicstranuento de maes­
= >yr y j-.itir stuentos r.í' >
de i.f^'7ciór '• .t-ú¿-*niaciín t tros, sin sicología educativa, es inconcebible. Sin embargo, no podemos
M ic n u l t u r a i cogn>. oíperar de él la orientación «?gura y directa que el agricultor obtiene de
L->? 5irAmore5 ■ :Wr ■de •-.
la biología y la química, o el ingeniero de la física. Por una parte, no
á. f^.•üc!cr.;c* f^nomeno- - ró>ígrtniz3*"ión ' hay manera de controlar adecuadamente el material que entra en el pro­
lógífoí), o *- de aocíAii ceso. influencia de condiscípulos atractivos o repulsivos, la personali*
-■w.rfl '-.i-ic-An tic
i . {r.C 'T.. ;<rntc;. !!• de *<• dad del maestro y los cuadros peculiares que hay en las paredes del salón
de clases, “contaminarán” inevitablemente el efecto de la lección.
-H•
í í»i!- - de vj'i’ . f .
Además, si no hay dos alumnos que en todo momento estén recibiendo
.. - ' : precisamente ol mismo material, y si una clase puede tener hasta *M)
• ^5n>portuniento. alumfios durante 45 minutos; qué posibilidades hay de que dos o
tres alumnos cualesquiera produzcan idénticos resultados, aun si pudié*
fxi sicoJogia '¡= T racionalización del mfiodo ramos .«uponer, y no podemos, que los procesos intermedio.-^ sean los
mismos y que obrarán de la mi^^ma manera en osos alumnos?
Kl que puede ; n^ptivíología racional parf ensiñá;. il^j Consideremo.s además que a cada momento mientras estamos despicr-
He juc cxlíítft itns ram í (i* Ií ci-nrí.i que pro^yjrcior.- V í¡vír'- tn#, y en no pocos mientras «lormimos, están entrando datos al organismo,
dora de la práctíc». otra manera, métol- «ígríifi'-a r •- (jtie cada ingreso puede cambiar los procesos intermedios y que cualquier
resultado puede volver a convertirse en otro ingreso. Comparadas con
2 Para una d^'-ri-^r detAltedíi la Uchn^ v íi *. de J^hn Wild,
He U téír.k*-, de Pl*i*V!", Phii'i^ phy gtui Phin.-^t^otoeif^i Kficz-i'-:, l.'i, 3 Pam un análifis reciente de cslas teorías, v¿aw Ltarnifig 'I keory &nd
de 1941, pp. 255-293. fíehavior, de Mowrer.
354 LA VJDA BUENA Y LA ilKTODOLOOlA 355

esto, )as más complejas “jnáquinas pensantes” son como un abaco cu«r cit! aprender es la cognición. Así, para Dewey, los métodos de enseñar,
parado con una computadora clectrómca. |i>s métodos de aprender y los métodos de pensar, sigticn todos la mi«ma
rinalmcnte, aunque pudiéraruos dominar la desconcertante compU|| pauta. El análisis del conocimiento, hecho en el capítulo 5, hizo notar
daó <lu lodo olio, aunque puditramos usar una computadora elccir<'itui« qju'! comienza con la percepción de cosas reales y separadas, y que evo­
j>ara dcicubrir qué materiales de ingreso producirán un deternjiiult. luciona por medio de la abi^tracción, convirtiendo esa.<) percepciones en
rísultado (y tal vez algún día podamos hacerlo), queda aún la laUir tk conceptos (ideas) y proposiciones que afirman, verazmente o no, que los
«íácoger entre los resultados para un grupo «li* alumnos y finalmente )>at« conceptos e<lán relacionados entre sí de cierto modo.
cada ahmmo en lo personal. Así, mientras una teoría cxperimentalista o instrunientalista del co­
Una filosofía de la educación no puede ni debe &er una ‘^iriopsi* 4p nocimiento acentúa los esfuerzos del aprendiz por predecir lo que sacará
sicología pedagógica. Pero lo que esa filosofía diga acerca dcl pr<M.f« d'; alguna dificultad, una explicación realista do )a cuestión hará hinca­
de enseñar y aprender, no debe ir en contra de teorías y hechos ?i<*«»li pié en la obtención de conceptos exactos y la deteminación de las rela­
gicos birn establecidos. De la investigación en sicología educativa «• ciones precisas entre ellos. Evidentemente, la estrategia de la enseñanza,
de donde la filosofía didi'ictica obtiene el sentido do las distincioneí así como la organización del plan de estudios, dependerán de aquello en
tienen que hacerse, de los conceptos que son más fructífero» y de Ut que se haga hincapié.
líneas de investigación que son más promctedoras. De manera similar, el papel de la mente al aprender variará en los
Por ejemplo, en la estructura del intelecto, J. P. Guilíord distingue vU dos tipos de teoría arriba mencionados. Para el pragmatismo y el ex-
productos diferentes (unidades, dase?, reJaciones, sistemas, tran?formario- perimentalismo, la mente es acción inteligente y con propósito; es una
nos e implicaciones), cada uno de los cuales tiene cuatro tipos ¡wsibles d» cualidad de comportamiento, no algo que está dentro de la cabeza. La
Í¡\
contenido (figurati\o, simbólico, semántico y objetivo), que se manejan mera conciencia de la naturaleza de algo, de sus propiedades y relaciones,
mediante cinco posibles operaciones (cognición,* memoria, per.samirrtui no debe ser dignificada con el nombre de “conocimiento’’.^ Sin embar­
divergente, pensamiento convergente y valuación). Esto suma leóriía go, no estamos sosteniendo que la conciencia de una pauta de relaciones
mente 120 combinaciones diferentes de tipos dr tareas de apuMidÍMjr.^ lleve su propia garantía de veracidad. Pero negar que esa conciencia
Con pruebas adecuadas se podría identificar y medir la preparación es cognoscitiva, va en contra del sentido común y, lo que es más importan­
dol alumno para aprender cada uno de esos tipos de tareas. Cualquier
‘i i te, haría de la cognición una combinación de elementos no cognoscitivos.
tarea escolar pcKlría ser considerada como una recela compuesta de di\rr-
En cambio, una teoría realista del conocimiento toma la percepción
sas proporciones de varios tipos de tareas. Por otra parte, los fracaí'>i
y la conciencia como un aspecto básico de la mente. En la percepción, la
para aprender podrían ser diagnosticados Iccalizando el tipo de taroi
situación percibida se advierte en su concreta riqueza de sonido, color,
en que ocurrió cada uno de ellos.
forma, tamaño y olor, así como en las relaciones que hay entre los obje­
K1 método de enseñanza requiere una organización y análisis de lo*
tos. La mente es la “forma de las formas”. Por lo tanto, el realismo
alumnos y materiales por una parte, y un conjnnto de estrategias por U
tiende a considerar la mente como un manipulador de datos, que los
otra. La primera parle puede ser labor de especialistas en prueba» t
separa, clasifica y conecta, pero los datos no se consideran como “inven­
investigación de planes de estudios; la segunda sólo el maestro puedt
realizarla, pero es claro que cuanto más comi)lela sea la piimera, m il tados” por el aprendiz y no todas las separaciones son igualmente bue­
inteligente y cíiciente podrá llopar a sc)r la segimda. En el presente ca* nas, por decirlo así. Persuadir al aprendiz a percibir, clasificar y
pítnlo nos ocuparemos de esta última fase del método. relacionar como lo hace el experto en un determinado campo del cono­
cimiento, es el objetivo manifiesto dcl méto<lo realista de enseñar.
Una vez que estos “procesos intermedios’* se han formado, se espera
k l método y la teoría del conocímie’tío
que el estudiante use sus facultades cognoscitivas para resolver problemas,
Los métodos de enseñar y aprender están también relacionados con y parte del plan de estudios está destinada a darle práctica para hacerlo
una teoría del conocimiento, pues avidentemente uno de los re.?u!tad« (capítulo 13).

“Tres faces del intcIccto", The American Psychologisf, 14:8, 469-479¿ S Véase, v.gr., KnoitUdge and Evahation, de I-cwi$, pp, 9 y sigtci, asi como
i^osto d« 1959. Logic: T ht T hfor/ cf Inquiry, de Dcwcy, pp. 143-144.
! METODOLOGÍA 357
356 LA VIDA BUENA Y LA ESCU»:L\

multitud de hccbos sin correlación, tales como la población de Tangañica,


En resumen, puede esperarse que la metodología reallsla se interew* el número de postes de lelegrafo que se colocan en cada kilómetro y el
en la reorganización perceptiva, obtención de concepto?, abstracción
cu tamaño de los transatlánticos; es contrario a lo sabido por todo padre
intuición, como básicas para el proceso de aprendizaje. Otras icorííÉ* que baya escuchado una serie interminable de “ ¿sabes esto?” y las res*
del conocimiento pueden tener mayor interés en otros aspecto?. puest<<$ correspondientes.
En !a motivación es freruenlc hacer la distinción entre sus formas in*
trínsccn )• extrínseca. Una labor es intrínsecamente motivada cuando se
E l p ro c e so de e n s e ñ a r y a p r e n d e r i
hace sin más interés que el de ejecutarla; extrínsecamente, cuando la
i
recompensa por su ejecución está fuera de la labor misma. Hay razón
En el proceso de enseñar y aprender distinguiremos las siguiente*
fases: I. Motivación, H. Presentación, III. Respuesta a la pruelm, IV. para decir que la motivación intrínseca no puede ser urdida o inducida,
Intuición o percepción inmediata de la resput.«ta modelo, V. Incorpora» pues si un alumno ya está interesado en alguna labór, no se necesita Ja
ción al hábito o dominio y V I. Prueba. motivación extrínseca, pero si no está interesado en ella, hay que recii-
rrir a una meta distinta de la labor ]jrimitiva, caso en el cual la motiva*
I. Motivación. Es axiomático que cuando más ve el aprendiz ut»a ción es extrínseca. Por esta razón, los programas de actividades no tier.en
situación como pertinente a sus intereses, mayores son su atención y es- problemas do motivación, pues o el niño ya está loteresado en la tarea
fuezo y más aprende. Por lo tanto, es parte importante del método saber que tiene que aprender, o se cambia ésta por otra en que lo esté. Re*
cuáles son los intereses de los alumnos. La sicología educativa nos )ia sulta interesante pieguntar si un programa de actividad se atiene real­
ayudado a clasificar esos intereses de acuerdo con las distintas edades.^ mente a la motivación intrínseca. Por ejemplo, cuando los niños absortos
Pero los intereses son síntomas de anlielos más profundos y pcnclriu tcs en el juego a p r e n d e n las danzas de los niños indios, ¿están interesados
de autotleterminación. autorrealitación y autointegración. Mientras i-l primordialmenie en el juego, o en los indios?
conocimiento se considere relacionado con esos motivos, el alumno no En cambio, con un programa más ccnvencioral, el alumno que no ostá
será indiícrente a él. Pero estos tres impulsos están tan mal def¡nidc*s en interesado en aprender a un nivel en el que no puede actuar con éxito,
el niño de corla edad, que le es difícil comprender la relación que guardan puede llegar a e.^arlo, si el nivel del estudio se pone al alcance de sus
con gran parte de lo que se le exige aprender en la escuela. La autode­ capacidades. Por ejemplo, el alumno que pierde el interés en un problema
terminación, .lutorrealizacíón y autointegración se manifiestan de maneras de química que no puede resolver, tal vez lo recobre en otro cuya solu­
diferentes, a las edades de 5, 10 y 15 años. Por lo lanío, la clavo para ción í-sté a su alcance. De esta manera, la motivación sigue siendo in-
conocer los intereses del alumno es saber cómo traduce el significado del írín-secíi. Pero si esta maniobra no tiene éxito, el maestro de la materia no
éxito. Podemos estar seguros de que las energías del aprendiz se cana* puede abandonar o cambiar la tarca. Tiene que recurrir a la motivación
lizarán de acuerdo con la forn)a en que lo traduce, lo que en gran parle extrínseca, ya sea en forma de una meta más remota, como la de que el
no requiere apn-ndizaje escolar. alumno debe seguir empeñándose rn resolver el problema de química
Sin embargo, el deseo de saber, de entender y de percibir claramente, porque desea llegar a ser algún día un ingeniero, o en forma do lealtad
no es menos natural y omnipresente que el de ser fuerte, ágil y poimlar. a un principio moral, como el de que “ Debemos perseverar en las labores
En realidad, la curiosidad intelectual del niño es también conocida por meritorias, aunque no encontremos placer en hacerlo” o “Debemos cum­
su i:itensidad, (omo ]>or su falla de discernimiento. Decir que Io« niños plir nuestros compromisos con el maestro, la escuela, etc.”. Existe también
que no han U» gado a la nAoJesccnciu sienten repulsión por npreniler una el motivo má.s materialista de evitar el castigo.
Esta exhortación moral es improcedente si el maestro tiene la obli*
6 Por cjemp!o, T hf Psyckctcgy o/ Plny A c t U tifS , <lc Lehman y Witty. Dale gación de hacer que la tarea nea interesante o que el alumno esté inte*
B. encontró que lo* adolescentes rolocari-n a los hticn^^s mo<lales v la cor»
tfsía, en el 4* lugar en 1935 y en el 10* en 195/; convivir con utras peisoiias, en resado. El llamado a la autodisciplina tampoco tiene objetó en tales
el 7* en 1935, pero rn el 3? en 1957; al ajuste sexual en el 13' en 1935 y en el circunstancias, porque cs’a clase de control sólo se requiere cuando la
7? en 1957. Sin eirhargo. el p r o j { r a m a diario y ! a s respon^bitidade» cívic.is r * t í - dedicación a una labor se debilita. Ser leal a las demandas de una labor, a
isnuaton oeopaudo el x5* y el 14* \\oi dos úitim rij) lugares, rcspecüvaji:er.‘e.
pe?ar del aburrimienlo y la distracción, es realmente guardar lealtad
“Life Probletns and Intcrest of AdoJescents in 1935 and 1957’', Schoot R c ic v ,
2í», Otoño de 1959, pp. 33-50.
358 LA VIDA BUENA Y I A ESCUKI 4 •,'VTOWí LOGIA 3S9

a un conccplo tlci ser, más bien que a b labor en sí. Es difícil ver |Kif 'r' ??iotia algo, recordar algo^ rearomodor símbolos en forma de inferen-
que razón se espera que cl alumno Hrba Wosarrollar esa aiitO(l¡5<'iplin;i. o '•a, o construir algo; la lista ea prácticamente intcrminabie. Lo inipor-
cómo puede uno desarrollarla, «i insiste en que todas la» actívidodf. il^ I int'* o s que el n p re n fU z tenpa que hacer alguna clase de prueba o ensayo,
aprendizaje sean intrínsecamente motivadas. . sea con símbolos, con sus mú«rulos» o de ambas maneras.
II. Presentación. Una vez decidida la estratí‘gin de la motivación, •) Esta activiíJad no drbe int(rpTetarse demasiado estrictamente. No
maestro presenta la tarea de aprendizaje. Se orden:» o invita a lo« alumri fodcnK'S aprender a andar en bicicleta sin prob.ir a Incerlo, pero lam­
a discutir, leer, recitar, realizar un experimento, observar una demoslM ine- jMxlemos aprender a leer í-in leer, o a pensar sin pensar. Ha<ta en
ción o resolver un problema. El maestro puede hablar, demostrar, ha¿< r •! simple arto de notar algo, 1a mf'nte está activa, tratando dr alcanzar
y contestar preguntas, dar órdenes, etc. Al final de este capítulo se fie.'.- ! objeto.
criben numerosos estilos de enseñanza, híMóricamente famoso?, cada mi.i Dfsgraciadamenle, algunos educadores han restringuido el fi^nifitad'-
con su forma característica de pre.«“ntar la lección. c/e “hacer” aJ uso de los gr»>iid<ís músculos. Mucho de )o que hay rl«/
Como podría esperarse, la forma de presentación depende de la ¡•limo eji el programa de actividad está ahora en peligro ponpie, con
de resultado qtie se desea, y cuando bay interés en diíerentcs tipos <le
; izón u sin ella, el público tiene ta impresión de que en tales programas
resultado», como se vio en el capÍMilo el maestro dol>c ser hábil pan»
»;o hay lu;;ar para cl cultivo de la mrnte. Por t< m >r al aprendi^^aje mera-
plantear problemas que resolve:', para formular conceptos, para mejorar
?’.t-nte verbal, algunas escuelas baii convertido sus aulas en talleres o
la destirza y la facultad de apreciación.
p(.«iueñas comunidades en Us que los niños aprenden u vivir jutitos. P>;io
Las presentaciones son más o menos abstractas. Cuanto más verbales
>i esas cs\:ucla? w n fíelo a los principios de Dewey, recordarán que el
más técnicas son; cuanto más teórica?, mayor es la demanda que imjX*iun
coinportami'.i'.to se va haciendo intiligente a medida que notartios las
a la facultad de abstracción del alumno. F’ara concretar la pre'cntpfión
conexiones cutre lo que ensayamos hacer y lo que nos oturre. Kn otras
se emplean medios de ayuda visual, ejemplos, diagramas y demostracic-
palabras;, las pruebas con símbolos son la esencia de la cuestión, iia<5ta
nes. Invocar 1o que ya le es familiar, es otra manera de reducir la ten­
en una filosofía experimentalista.
sión cognoscitiva o la demanda de abstracción impuesta al estudiante. í>o*
Poi lo que respecta al método, l.t fase de la prueba no puede ser con­
pasos de instrucción prescritos por Ilerbart, acentuaron la importencia
siderada como automática. El alumno puede titubear en hacer 1a prueba;
de entretejer en la nueva tarea los conjuntos de ideas firmemente estiuc*
por cualquiera de mil razone*, puede no hacer suficientes ensayos, hacer
turados en la experiencia del alumno.
lo« cní^ayos indebidos, o hacerlos en forma incorrecta. Es en e'.U etapa
Cualesquiera que sean los medios o procedimientos, el objttivr» prima­
en la que »*1 ní^eatro es casi indispensable para el alumno.*^
rio de la presentación es preparar al alumno a cumplir con ias instruc*
I.ü respuesta a la f nK'‘ba a;a5c no j»en más que uda imitación de la
ciones. Es por esto que todo acto de presentación se completa cercioran*
presentación dada por cl instruclor, o la repetición de palabras encon-
dose de que el alumno comprenda con claridad quñ es lo que se le pide
trad.ís en v.n libro de texto; puede ser un intento de usar lo que ha sido
que haga y cuál sería una respuesta satisfactoria. Desde luego, si un alum*
presentado, en una situación no practicada 0 - con unas cuantas indiea-
no lo comprende cosí entera claridad, el aj>rendizaje ha terminado. Sin
f'iones, puede ser un intento de rcíolver un problema de alguna clase.
embargo, esto rara vez ocurre, por lo que el maestro continúa ron la pre­
En este punte, el maestn» corrige la ejecución de la pnteba. sí es
sentación, basta que hay razón para creer que el alumno ha comprendido
necesario, o coníírma que es correcta. Las pruebas y las corrcíTÍoneí
lo que la tarca requiere.
necesarias continúan hasta que el alumno tiene dentro de sí un modelo
Es en este punto en el que el análisis de los tipos de tareas ayuda al
de la respuesta correcta. Xo sólo sabe que es correcta, sino también tiene
maestro a ajustar la íonna de presentación, tanlo ol lÍpo de tarea como a
la sensación de corrección, o lo que podría llamarse intuición.*^
la preparación del alumno, o de ser posible, de la clase entera para
aprender. 7 Para obtener a'.pun? h « rxperitnenlal sobre la efectividad de tal orienta-
III. Respuesta a ¡a prueba. Otro elemento dcl proceso de aprriuU- ción, The Transfer Valué of Guided Ltaring, de Graig, p. 6^ y passlm.
S P.iede trr que el valor de ]a pruebft dependa, sicológican'.cnte, d« loi
zaje es una prueba de alguna clase. Puede ser un acto motor, romo escri­ e><{nniIos que el aprendiz origina cuando responde. Esos estímulos pueden llcjiat
bir o andar en bicicleta; verbal, como recitar; puede ser apren«ler de a ser orientaciones para las subsecuentes respuestas o actitudes hacia la tarea.
360 LA VIDA BUENA Y K5CUI METODOLOGIA 361

IV\ Intuición • la respuesta modelo. El siguicnle paso en cl aprendi­ ción, o sea esa súbita conciencia de integridad, idoneidad y adaptabi­
zaje es el juicio que se forma el aprendiz acerca de si la respuesta lu lidad con que todos estamos fanúliarizados y que evidcntenu'nte pudieron
sido adecuada. A ve«'^ í-sto es obvio, como cuando cl fracaso en oprcndff experimentar también los monos de Kohler.^ Algunos críticos han sos­
la brazada correcta para nadar da por resultado quedar sumergido n> tenido que la súbita intuición puede no hab»*r excluido la anterior corree*
cl agua, o cuando el fracaso para llegar al queso, dice al ratón que dil^- ción de errores, y es la verdad que entre los hombres esa corrección precede
seguir corriendo el laberinto. Si el hambre persiste, evidentemente no *■ con frecuencia a la intuición, lisios son detalles sicológicos interesantes,
ha logrado satisfacerla; si cl maestro no sonríe o aprueba, algo ha salida f)cro para la educación, la contribución importante de la teoría gestálti-
mal; si In madre resprendc o castiga, la respuesta no fue correcta. Prrn ca, es que todo aprendizaje, consciente al menos, se caracteriza por la
en todo caso, nada sigue adelante hasta que se hace algruna valuación d«! intuición.*'^
ensayo. Pavlov pudo enseñar a sus perros a salivar cuando oían sonar una
EUte es un paso realmente decisi\o en el aprendizaje. Cuando cl aprcn campana, como lo hacían cuando se les }x>nía aliento en cl hocico. ¿Cuán­
diz puede valuar la prueba hecha, en función de la tarea, tenemos una do ocurrió cl aprendizaje? Evidentemente cuando el perro consideraba
clase de situación, como cuondo un niño examina su respuesta a un pro el sonido de la campana como señal de la inminente llegada del alimento,
biema de aritmética y juzga que es corrícta o errónea, o cuando al cact cuando el ¿onido de la campana era incorjxirado al proceso de comer
de una bicicleta se da cuenta de que lo que está haciendo es de algún y salivar.
modo incorrecto. Un niño aprende a mecanografiar. ¿Cuándo ocurre el aprendizaje?
Cuando el aprendiz no puede formarse este juicio, tenemos el lento Cuando los movimientos de los dedos, las imágenes de las palabras y los
y titubeante progreso característico del aprendizaje a base de corrección pensamientos acerca de frases enteras se convierten en una pauta de actos
de errores. Se necesita hacer muchas pruebas antes de que la casuali­ sucesivos o en una secuencia de grupos de ideas unificadas.
dad o cl misterioso efecto inconsciente de la recompensa y el castigo, den Si se pide a un estudiante que explique este adagio: “Si los deseos
al sistema nervioso la sensación de distinguir la respuesta correcta de la fueran caballo?, los mendigos cabalgarían” . ¿Cuándo ha ocurrido el
incorrecta. aprendizaje? Cuando advierte la pauta de ordenamiento de estas ¡deas:
En el aprendizaje a base de corrección de errores, cl aprendiz pued®* los pobres tienen deseos, carecen de medios para satisfacerlos, y sin osos
no ver la conexión entre el estímulo y la respuesta que realmente produjojj medios sus deseos no se satisfacen. ;l
cl éxito. Por ejemplo, cuando cl gato de Thoradike no pudo salir de la De todo esto deducimos que ya sea que la tarea consista en organizar
jaula sino después de cometer y corregir muchos errores, loa sicólogo^ secuencia.<5 musculares, como en la natación, cl golf y la caligrafía; en
gestalt indicaron que la situación era demasiado compleja para que el conectar un ntievo estímulo con una vieja respuesta; en reconocer que A
gato pudiera verla como una pauta dentro de la cual podía encontrarse la es señal de B, o en derivar un nuevo orden de significados, de entre un
relación entre oprimir una palanca y abrir la puerta de la jaula. La con* conjunto de los mismos, organizados de diferentes maneras; independien­
eatcnación satisfactoria debió haberse destacado como una figura contra temente de lo que va>a a aprenderse, i'l momento dvl uprendizaje es aquel
un fondo, en vez de confundirse con muchos otros movimientos que no en que el organismo logra la organización.
tenían relación con el éxito. Podemos comprender cómo la intensa mo­ Posiblemente esta unificación se verifica en el sistema nervioso sin que
tivación, Iti frecuente repetición y las recompensas y castigos podrían in*
nos demos cuenta de ello o puede ser un proceso consciente. Si el sis­
citar al gato a separar la pauta adecuada, del conjunto de movimienlott
tema nervioso del ratón no eicoge la pauta correcta, el ratón no ha
innecesarios que la rodean, y si el galo hubiera sido inteligente, el tiempo 1
aprendido. Si el niño que aprende a nadar no sabe cómo se siente un
requerido para separar esa pauta de las demás, habría sido menor; en*
movimiento natatorio adecuad--, manotea estérilmente.
realidad, ¿no es esto lo que entendemos por inteligencia?
El momento en que se aprende es aquel en que se ve, se palpa y se 9 Kóhier, The Aftntality of Apts y Ceslalt Psychohgjí.
comprende una nueva manera de sentir. Los gcstaltistas la llaman intui* 10 V/a$e "L a idea del aprendizaje como desarrollo de la intuición'’, de
Erncst E. Bayles, en Educational Thtory, 2:2, 1952, pp. 65-71.
V¿ase Behaiicr and Learning Thtory, de Mowrcr, Cap. 7. El ensayo también) ti A menos que el organismo tenga conciencia de la ur.ific.-\ci6n, sería in­
fonna lo que E. C. Tolman ha llamado “lign-RCitaU cxpcctationi” . “Teorías debido llamar a este aprendizaje “ intuición” . Por lo tamo, reservaremos el tér­
de aprendizaje" en Comparativt Psychology, ed. F. A. Mom, pp. 3S7*408. r mino “intuición” para los aprendizajes conciernes.
362 LA VIDA BUENA Y LA ESCCKIA ;rODOLOGlA 363

función de la instrucción ayudar cl aprendiz a darse cucnla de U • entro de una principal ya aprendida, v.gr., ]>erfeccionar los métodos dy
paula qiic consliluye la respucMa correcta. \o lodas las tareas pueden • 'Iculo, después que lu teoría de las ccur.-:ioncs ba sido aprendhla, o
valuarse por sí mismas tan aulomáticament»* como la natación. Puede uno potiemos buscar una patito principal que incluya otras men >res qn«- han
dar una respuesta equivocada a un problema de arilmélica, sin a^fixiars-- Ido apren<lidas. si*í>araílam'.'nle. v.gr., ver las causas generales de h gun-
inmediatamente. Kn lugar de las inmediataR ¡sensaciones de plaf'f»r o 'f.i. después d<* haber estudiado las causas particulares de varifts ^u-'rra'
dolor, re.Millantes dcl éxito o el fracaso, e] maestro de orientaciones; coi, -lifervntcs.. Finabninfe, iwilcmos tratar de mejf<rar la eficiencia d*.* una
frecuencia su agrado o desagrado, o .«íu observación verbal, es la mejor rrspuesia aprendida, a decir, llegar a la maestría.
orientación. V. /ncorporación al ím I/Uo . La tendencia a buscar pautas, pautas
misma clase de corrección es necesaria para el perfeccionamionlo in.N inrhisivas y pautas m;ís sutiles, es el hábito de adquirir el conoci­
de los detalles, desptiés que se ha aprendido la pa\ita principal. El niño miento. Parle de ese hábito se formará por la satisfacción qru* el aprendiz
qu aprende a manlenerse a flote y a avanzar ini poco en el apua, ha d*-l lu'iho de saber, otra parte proviene de la tendencia ilc una
aprendido la pauta principal, pero todavía no tiene conocimiento de la^ [•.Hita iiiCí.mpíCia a urgir a quien la tiene a complelarla.*- Kslos f.-velores
pautas secundarias en la sectiencía del aprendiraje. •lableccii la tendencia dinámica de una {K»rción de aprendizaje a enrd-ürar
Podemos ver ahora el lugar que corresponde a la repetición en la oportunidades tío mayor Uí«i, y este mayr^r u?o establece l<>s hábitO'-.*^
situación de aprender. Tradicionalmente se la llamaba ejercicio o prár* l,a marílria viene con la incorporación <le los aprendizajes al hábito,
tica: v.gr., repetir los versos de un ¡>oema que había que aprender de rl momento de aprender <ís aijuél en que se tiene la intuición de una
men'oria, repetir las tablas de m\dtipliear, tratar repetldanjenle de tocar pauta; cuando el aprendiz tiene denlru de sí la respuesta modelo y juzga
la.s notas correctas en un piano o de pisar las teclas debidas en una má­ qu»? rs correcta. Poro esto no es todaví.í maestría, difícllmcnlc querría
quina de escribir. La sicología didáctica nos ha cnsefíado que la repe­ ujio ser oi>erado jv)r »m estudiante de míidicii-a <pic acaba de teñir su
tición en $i, no mejora la ejecución. Una repeticióh adecuadamente va­ primera intuición de un procedimiento quirúrgico.
riada, da oportunidad de formar pautas, cuando los intentos anteriores l.n maestría hace que la ejecución satisfactoria sea eficiente y segura.
han fracasado.
í , Kn se convierte en habitual y scmíautcmática, dejando al maestro
Si el momento del aprendizaje consciente es aquél en que se tiene la
libre para pensar arerré ríe las variables en Ins siluaciones que requieren
intuición de una nueva pauta o se obtiene una respuesta modelo, ¿es el
juieif. r.a maestría sin intuición y práctica es virtualmente imjvíí-ible,
aprendizaje ur»a cuestión de todo o nada? Si la respuesta es afirmativa,
pero la intuición sin maestría no es infrecuente. Como no to<lo el conte­
¿que significado del>eremos dar al mejoramiento dcl aprendizaje?
nido del plan de estudios ncoesila ser dominado a la perfección, los esfuer­
Nuestra respucsln sería que en cualquier momento, tenemos intuición
zos por ensei'ar Jio.'ila la maestría son a vcccs desorientados y decepcio-
o no la tenemos. Las díícrcncias entre aprendizajes consisten en las pau­
nnntes.*^
tas que aprendemos. Unas son más extensivas que otras. Por ejemplo, yo
puedo tener la intuición de que i.a-fb)* es un caso en el que se aplica el VI. Prueba. Kl acto de enseñar es completado'coa una piuela en la
teorema de los binomios. Sin embargo, puedo no tener la intuición de que se pido al ahmmo ejecular la tarea “aprendida”, sin ti^ ^ el eotnple-
que se aplica « [ ín ■*-y) +b]*. Puedo también haber dominado la paula menlo de orientaciones y ayudas que le fuerun dadas durante eí^|fr« ndizaje.
de mecanografiar palabras, pero no frases. Se ha ob«er\ado que esta prueba do “ rendimiento” es mucho más
De igual manera, lo bien que conozcamos una materia, se mide ]>or ríc iiiva para dar forma al aprendizaje del alumno, que ningunn otra losa,
la amplitud de la rc-d de normas que podemo.s comprender. Por lo tanto, porque una de las que >'>!amcntc el csludiaiite cxtraordinarianíento torpe
se deduce que una labor de í^rendizaje que está bien estructurada y cjue puede dejar de comprender, es aquella que le produce recompensas. Es
pueilc sujetarse a normas, es m.ís fácil de realizar, que otra <[ue no !>ea
12 n ZtÍRT.arik. “ D a i B íh a llc r . e rle d íg te r und u r.crlcd iíjte r H a n d U m g ín ” ,
sino un conglomerado de detalles sin relación. Se desprende también que Psycholcgiickt Forsckung, 9 : 1-8 5 , tr a d u c id o y o o n d e n u d o efs A Source Book
parle de lo que entendemos por enseñanza, es el descubrimiento de pautas .■•f Geitalt Fíychohgy, d e EH!i
Algimc>$ hombres Inivcarin toda una noche la o]>crtunldad de decir un
complejas y ocultas, que no son fácilmente accesibles al alumno.
tl\ascarriIlo o narrar vm currto que les c$ part¡rulannc.-.ic agrad.-ihle.
Por lo tanto, un método de aprendizaje puede mejorarse de varias %'éavc “M acjlría” de Broudy, en í^n g u ag t and Conctpts i»j Educalion,
maneras; podemos tratar de tener la intuición de normas secundarias de S.TJÍth y Knnis.
361 LA VIDA BUENA Y LA ESCUELV
METODOLOGÍA 365
por sus pruebas y no por sus sílabas impresas, como se conocen los ver*
daderos objetivos de las escuelas.
Ejcm¡^os de mélodos
Muchas tareas escolares son realmente ejercicios de funcionamlcnioj
He la roenlc, que tienen poca relación con los resultados en la vida, l no
En el curso de la historia se lian desarrollado numerosos métoílos de
espera, naturalmente, que los resultados en la escuela producirán resulta­ enseñanza, de los que examinaremos algunos para ver cómo preparan
dos en la vida; que leer a Shakespeare en la escuela dará j)or resultado para la intuición y la maestría.
asistir a representaciones de sus obras en la vida, pero esto no podemoi Método socrático. Uno de los más famosos métodos de enseñanza fue
ponerlo a prueba. practicado por Sócrates en los foros de Atenas. Él lo llamó una especie
Todos los involucrados en la empresa educativa quedarían más satis* de obstetricia, porque ayudaba al aprendiz a dar a luz lo que ya había
fechos, si las escuelas prometieran solamente aquellos resultados que tie* concebido en su interior, y en seguida a juzgar si era un niño sano o
nen oportunidad de observar y probar cuando menos una vez durante no.*5 hacía por medio de preguntas, pero preguntas que deliberada­
sus cursos. Es aventurado prometer que los aprendizajes, aun habiendo mente ponían a prueba la conciencia del aprendiz, acerca de Ío que sus
sido observados, se aplicarán en la vida, pero prometer lo mismo, con respuestas implicaban. De esta manera, en los primeros Diálogos de Pla­
respecto a los aprendizajes que no han sido observados de ningún modo, tón, Sócrates probaba la solidez de las definiciones entonces corrientes
es una verdadera temeridad. del valor, la piedad, la sabiduría, y en la República, de la justicia misma.
Sócrates tenía fe en que si los hombres usaran términos exactamente
definidos y exploraran sistemáticamente sus implicaciones, penetrarían al
El método, una preparación para la intuición y la maestría significado íntimo de las virtudes, y por tanto, de la vida misma.
Como método de enseñanza, la dialéclii;a socrática era una manera de
La intuición o momento de aprender, y la mac'stría o períeccionamien* hacer que el aprendiz tuviera intuiciones sucesivas de lo adecuado o
to del hábito son, por lo tanto, los objetivos del método de enseñanza. Los inadecuado de significados, generalizaciones e hipótesis. Todo el plan de
medios para lograr la intuición deben caracterizarse por equiparar la pre« estudios de la escuela secundaria, en la República, de Platón, tenía como
paración del alumno para aprender con la demanda cognoscitiva o noe* propós-ito admitido la conducción de la mente hacia lo abstracto, hacia
tica de la tarea. Ksta demanda corresponde aproximadamente al nivel las ideas miomas, o en nuestros términos, hacia intuiciones de niveles de
de abstracción en que se pide que actúe el aprendiz. Cuanto más se abstracción cada vez más elevados.
acerca una tarea a la experimentación perceptiva, más concreta es; cuanto ¿a discusión. El método medieval de la discusión pudo liabcr sido
más se la ensefic mediante conceptos, teorías y símbolos que no se ase* n>ás formal, pero su propósito era igualmente la revelación de intuiciones
mcjan a Ío que representan, es más abstracta. conc'pluales deductivas al aprendiz. Para hacerlo funcionar, era nece­
Si el alumno no aprende, podemos sospechar que la rcsjwnsable del sario haber aprendido de memoria los escritos de las autoridades que
fracaso es la discrepancia entre los niveles de abstracción de la tarea y daban las ré])licas en el juego de lógica que ha!>ría de seguir, pero al
del aprendiz. Restablecer la congruencia de los niveles de abstracción ea menos uno de los propósitos de la discusión era advertir las a'lariones
la estrategia del método de enseñanza, y dicha estrategia es aplicable a la lógicas o deductivas que prevalecían entre ciertas proposiciones en etica,
motivación, presentación, ensayo, intuición y prueba, es decir, a todas epistemología y teología.
las fases del mismo. Tanto el método socrático como el de discusión íon adecuados para la
Este concepto del método requiere instrumentos para medir la pre* fOmpren«i«ín de una clase de paula en particular. Podemos llamarla la pau­
paración del alumno para aprender y la demanda cognoscitiva de las ta de los signiíioadc?, o el molde a que se ajustan los conceptos e ideas
tareas que tiene que aprender. l)e las dos, la última es, con mucho, la más cuando están conectados por ciertas rclacioni*s lógicas, como equivalencia,
necesitada de atención. Aparte del nivel de su vocabulario, los libros oposición, contradicción, implicación, ttc. Esos moldes' son más comunes
de texto prestan poca atención a los factores que hacen una tarea fácil o en lógica y matemáticas, pero no están limitados a esas ciencias. Ki\ toda
difícil de aprender, aun cuando el libro de texto es todavía el instrumento disciplina organizada liay moldes de Ideas, v.gr., hipótesis, teorías, gene­
ralizaciones. Kn reí'.lidad. el más importante de todos ellos es la relación
de instrucción más extensamente usado.
La v id a b u k n a y l a k scu i METODOLOGIA 367

cnlre una teoría y un conjunto de hechos apareiUcir.ente desroneotado«. Pocos ne{;arán que esos métodos produjeron re.sultados, que jxir limi­
método fiialécíico o interrogativo |>or lo tanlo, aplicable y útil >irtni)n* tados que hayan >ido, íuer<.-ii ejemplares. Era una metodología destinada
que la labor do cnicñaiiza sea cf<mpr«'ndcr moldes de t<liM'. n laciot-.os rn a pcríefcio!iar las liabilidades simbólicas y a reforzar ciertas actitudes
tre sipiificados, y conceptos. múralo- y reliíriosas, no a inculcar h.ibitos de investigación indepemliente.
R'.'cordación. Es en v«*rda<Í ha.'lante difícil ver cómo podía funcioruir H i /,0 mviy bien lo que se propuso hacer, que fue mui ho en verdad. Aunque
la inltiielón en aquellos siirki'; en qu»* aprender y reeorrlar se eon«ideral'.in gran parle dcl trabajo del alumno era aprender do njemoria y rcjíctir
cquivalonles. Sin ánimo de sutiliz ar, el punto que hay que atnear aquí no mecánicamente, ora un adiej^iramiento para el uso libre y fácil de la lengua
e.« la falta de iiUuición, sino n:á? bien la clase tle intuirion que se bu®«aba, latina y para llegar a iuia confiada familiarización con los autores clásicos.
p\H‘« como ya se ha visto, hasta la mecánica recordación de un p>rnia im­ Eslo demandaba del mae.Mro una consumada preparción y no escasa ía*
plica una pauta. Se incorporaba «na pauta verbal a los músculo? del hnbli tulla<l de exposición.
y a! sisicma nervioso dcl aprendir. Este ejercitaba y repelía hasta <jue, con Método de conferencias. El método do conferencias presenta pautas
un mínimo de ayuda, la pauta quedaba grabada y podía ser repetida. I.ot de significado er. íornvi verbal. Una conferencia sobre la hiíjloria do la
castigos inventados para incitar al aprendiz y mantenerlo en la tarea, te­ sicología experimental, por ejemplo, po<lría presentar una pauta i-n)roló-
nían como meta esta elav» de “intuición” y maestría. La oratoria hizo uso gica para mostrar cómo so originaron y desarrollaron los lal>0riit0rÍ05, y
de e?a maestría, lo mismo que las profesiones científicas y los hombref olra causa ¡>ara explicar por que se extendió el movimie:ito de ex|>erjmen-
cultos de la época. Podemos rechazar o aceptar la cultura que aprovechó tación et> el laboratorio, a los Estados Unidos, la Gran Bretaña y a otras
e¿ta clase de vcrballzación, pero aquí sólo tratamos de mostrar que fomen­ partes.
tar la asimilación de la pauta es la meta de toda metodología. Sogún nuestro análisis dcl aprendizaje, ia conferencia es una forma de
Una crítica j»ista de esa metodología, e» que np fue muy eficiente, ni enseñanza excesivamente abstracta. K-s sumamente simbólica, no demanda
aun dentro de sus reducidas ambiciones. Se necesitaban años para apren* ningima participación física dcl estudiante (excepto mantenerse despierto),
der rl contenido de un niimcro relativamente pequeño de textos,*^ y pode­ y .su poder de motivación es escaso, a menos que el o&lu<IÍante esté ya inte­
mos comprender por qué era así. Aprender de memoria 50 versos de un resado en la mUeria. No es, por lo tanto, apropiado para apreiulícea
poema perfeccionaba una pauta verbal que no casaba muy f.í<’ilnu‘nte con inmaturos.
nin;:u>ias otras pautas. Ui virtud de la conferencia es que puede presentar materiales que no
Aprender de memoria mediante la repetición es indi«pensal>Ie si quere. se encuentran en olra parte, o presentarlos en pautas que no se encuentran
mos formar piulas fijas semiautomátiras. Ya sea que la repetición s<- en oirás parles. La buena conferencia simplifica, elabora o analiza de una
reaiirc por medio del ejercicio o el uso frecuente en situacionvs ilt* la vida, nmncra que se ajusta al propósito <lel instructor. El liempo requeritio por
el UK'todo es en esencia cl mismo. En todu estudio bay un núcK'O de un grupo para reunir los maleriale.'í que constituyen la bisioria de ln si­
m alenil que tiene que s^t dominado do esla manera scmiantom.ílica. Las cología experimental, bien podría dedicarse, en un curso de sicología gene­
labias de multiplicar, la ortografía, los cálculos aritméticos, ciertos hechoij ral, a alguna otra co.sa. El coníeroncíante los reúne en una forma bailante
en historia, ciencia y lenguaje, son ejemplos de dichos materiales. Los e.«co- simj)lificada. Hace un esbozo a grandes trazos, para que lo.'? contornos y
!ai-e.=¡ que esperan eludir esas tareas son ilusos. Lo más que podemos hacer articulaciones se vean con claridad. En una hora hace lo que sus alumno»
es roiluoir al mínimo rl ruVleo de lo que debe aprenderse ele memoria en harían en veinte, si se les pudiera persuadir a ello.
ia escuela, y utilizar las orientaciones que la sicología nos ha dudo para Cuando el inftruclor tiene un punto de vista diferente al del icxto, o tiene
hacer efectivo el ejercicio. material obtenido por su propia investigación, o de fuentes que no han
Jr.^uilas. Kl método de lo« jesuítas con )a prelccción y repetición, los ' llegado a imprimirse to<lavía, la conferencia es una forma de insirucciót»
frecuontcs repasof. la rivalidad entre alunmos y entre clases y los cuidado* lógica y económica. Cuando la conferencia es s¡mj>lemente una repetición
sos exámenes, tenía también como objetivo la formación de intuiciones y oral dcl texlo, no tiene juslificación. La conferencia puídr ser considerada
liábitos firmes y dignos de c o n f i a n z a . i como un librn de texto oral, y cuanrlo los textos escaseaban, el conferen­
ciante era muy frccuctilemenle cl mero lector de un texto. Por lo tanto, el
\éasc 1 he IUstory and PhUosophy of Edueation, de Eby y ArrowoodJ mét>‘'do de conferencia'» «*s poco recomendable cuando se dispone de mate-
pjí. 703 y ílgtc$., o .-í Cuilural Ilistcry of Edueatton, de Butts, pp. }83>188.
17 Fiirpatrick, ¡gnatius and th« Jiatio Stuáiorum. ri.ale.s impresos adccusdoii.
'MKTODOLOCIA 369
368 I.A VIDA Bl'KNA Y LA F.SCVEW

í.a pedagogía ha aprendido de la sicología que, aprender es más com-


Método de actixidad. Corno ya hemos hablado del mélodo de aclividul
l>lira<lo aún de lo que se había sospechado; la investigación está revelando
en relación con diversos punios, no es necesario tialarlo aquí de manerw
inievos factores en la inteligencia, la motivación y todas las demás fases
csjwial. El hecho de ser concreto lo hace adecuado para los nivele? íníc
drl proceso. Queda todavía por cncoiUrar una teoría que unifique esta
riores de edad monta), para las fases iniciales de toda instrucción y espé
diversidad de factores, |X'ro ya se sabe lo bastante para que p^^Jamos ana*
cialmenic para las normas educativas en forma de aclitudes y manfras de
lizar, si lo deseamos, nuc.«tras tarcas de aprendizaje y la preparación de los
sentir; como e«piriln de cooperación, iniciativa, responsabilidad, limpieza, ríM
tlumnos para aprender mucho más correctamcnlc que como ahora lo
pulcritud, obediencia, disposición a tomar parte en actividadeti de grupo, hacemos.
solhiro social y facilidad en el uso de métodos experimentales. Estas le Sin embargo, la pedagogía tiene por ahora algo que aprender de las
dcs^arrollan mejor en situaciones informales semejantes a la vida real. \arias teorías de la mente y el conocimiento, presentadas por la filosofía.
De todos los métodos que hemos examinado, el que más se asemeja • Diferentes escuelas filosóficas tienden a acentuar distintos tipos de cogni­
la \ida es el programa de actividad, que por ser concreto, fomenta la in*
ción y diversos papeles de la mente al aprender.
tuición cautivan<lo la atención y el esfuerzo del alumno, mendiantc un
El acto de enseñar puede dividirse en seis etapas, pero hasta cierto
auténtico interés pn la tarea. Por tanto, aun cuando las intuiciones perspi*
punto, el de aprender es aquel en que el organismo asimila algu­
caces sean el objetivo, el método de actividad puede ser el medio miu
na nueva paula a su experiencia, independientemente del tipo de esa pauta.
«e^iro de motivación, pero no así en lo relativo al dominio de la maestría.
Todos los método.s de enseñanza son, en sus diversas formas, preparación
La lista de métodos no se ha agotado con la mención de los anteriores.** E»
para la intuición. 1.a maestría representa la incorporación de esas nuevas
dudoso que un método cualquiera facilite igualmente bien todos los tipo*
pautas de los hábitos del aprendiz. Se observó que el método podría ser
de enseñanza y aprendizaje. Cuando para la formación de normas de
considerado como el intento de igualar la demanda cognoscitiva de la ta­
comi>ortarn:enlo relati\amente fijas se necesita la repetición, de nada sirve
rea de aprendizaje, con la ¡ireparación del alumno para aprender.
la discusión socrática ni las conferencias o actividades. Cuando se trate
de normns lógicas, los procedimientos de repetición de ejercicios son vir*
tualmonte inútiles. Cuando las nrtítudes son el objetivo, las actividadet' P R O B tr .M A S P .M ÍA W S C U S JÓ N E I N V E S T IG A C I Ó N

que se asemejan a la vida real son las más pronietedorus. * ‘j,


Por estas rabones, los métodos tienen que segiiir siendo múltiples, a) 1. Escoja ujled doj o tres de esta» tareas: un icorcma de grometria, cómo
resolver una ecuación algebraica, cómo hacer un nudo cuadrado, cómo funciona
mencís por el momento. Kj maestro debe ser capaz «le usarlos tudos, a me»
una máquina de vapor y rl significado de una caricatura. Trate, si le es posible,
dida que ios objetivos cambian de un tipo de pauta a otro. Puede obser* de enseñárselas a un principiante. Trate de descubrir el momento de aprender en
varse de manera casi segura que cuando una escuela se apega a un solo, cada una de ellas. ¿Q ué más habría tenido qué hacerse para asegurar el dominio?
lijX) de método, está descuidando probablemente cierto.^ tipos de formación 2. Identifique en una de ellas Jas seis etapas del proceso de enseñar y aprender.
de pautas. 3. Note la distinción entre los resultados de la instrucción en !a prueba y en
la vida. ¿Considera usted que esta distinción es importante? ¿En qué bajaría
sus argumento» para dar una respuesta afimativa?
KF;SUME?f í 4. ¿Q ué parte de los cursos de su método ($Í ha temado algunos) se en­
lazan con sus cursos de sicología educativa?
5. ¿Trabaja usted mejor, como estudiante, con macsiros que prefieren un
Do? disciplinas proporcionan conceptos con los que puede analizarse
método particular de enseñanza? De ser así, ¿qué método es éste? ¿Puede usted
y racionalizarse el proceso de enseñanza y aprendizaje. La sicología edu­ explicar por qué lo prefiere?
cativa es una de ellas, la epistemología de teoría del conocimiento es la
otra. La pedagogía las combina con la exporleíicia en la enseñanza, para
formar el arte de enseñar. S v o rs T IO N E S V A R A L k.C T l.- R A S m Xs EXTEN SA^

Por ejcir.plo, los dn Ilcrbart, tan populares en f s i c país a ííi»c$ Para una íníonnaiiAn bibliográfica más completa sobre las obras citadas a
dcl íigJo pasiido, incrcccn que se Ies estudie por sus propios míritos, pero puede rontinuarión, véate la bibliografía general.
verse <juf umibirii son medios para fomcniar la intuición. \’casc Outlines of
EdiicatianrJ D ^ítune, de ílr;rhart.
370 L.V V Í D A B l ’ K N A Y LA F S C l'I

Para lecturas y discusión de diferentes ccnccptos:

Baylcs, The Theory and Piact-ce of Teachins. Cap. 7. ( ^ p it illo


Bnibachfr, E de tlic Phxlotopy of Education, Tema 22.
............, Modern Phihsophies of Education, Cap. 12.
Deu-ey, Deniocracy and Education, Cap. 13. (Tudo cl libro es, por supuesto, uN
comentario sobre el método.)
Fitzpatrick, Readings in the Philosophy of Education. Caps. 24 y 29.
Herbartj Quilines of Educaii'jnal Doctrine. (U na muy famcia ir.ci<.‘dolf>^ia qu# Organización de un
tuvo gran ínfluenria en este pais.)
Home, The Democtalic Philosophy of Education, Caps. 12 y 13. sistema educativo
(Compárese con las dos obras anteriores.)

Kilpatrick, Foundations of Melhod. (Traduce la teoría de DcMcy a la práciiri


en el salón de clases.) l.-N SISTEMA KDl’CATivo, c o m o cualquiera o lro , ordena diferente* elementos
Koffka, Principies of Gestalt Psychology,
de acuerdo con determinada norma. Cuando e.sa norma los encamina
Peitalozzi, How Gerlrude Teaches H tr ChV.dren. (U n clásico de educación.)
hacia una meta común, decimos qu<í e^os elementos o procesos han sidu
Ver también: organizados o disjnieslos para que funcionen de manera semejante a un
organismo. En las estructuras orgánicas, cada uno de los elementos contri­
Eby y Arrowood. The Development of Modern Education, pp. 181*198. (Uru
buye con lo que le corresponde a la vida del todo. Kl coraron, por ejemplo,
buena descripción de ios métodos escolares de los jesuítas.)
Moore, The Story of Instruclion; The Church, Renaiisanees, and the Reforma- es indispensable pjra la circulación de la sangre, pero a su vez dej>ende
ticns. (U n libro de muy fácil lectura sobre cl período; véanse las descrip­ de la misma corriente fcanguínea para su propia subsistencia c o m o corazón.
ciones de la vida universitaria y de la discusión.) Es avetiturado llevar demasiado íejos la analogía entre un organismo y
Platón, M /no. (U n bello ejemplo del método socrático.)
un sistema esí.'olar.í Sin embargo, entre el plan de estudios, el personal
Para ver las relaciones entre !a sicología general, la sicología educativa y la
docente, el edificio, la administración y el método, hay relaciones que nos
educación, exarníncse cualquier Hbro de texto rccieme, v.gr., Educaltonal
Psychology, de Cronbach. recuerdan vivamente el tipo de relativa dependencia e interdependencia
que se encuentra en los conjuntos orgánicos. A medida que crece el núme*
También:
ro de alumnos y se multiplican sus necesídade.», ej>as funciones requieren
Bruner y otros, A Study of Thinking, y The ProctiS of Education. más y más espccialización por una parte, y mejor coordinación por la otra.
Guilford J. P., "Tres fa^»es del inteleclo”, The American Píychohght, 14:8, Como quiera que decidamos fínalraenle dividir la tarea, ciertos prin*
469.479, Í959. olpios orientarán la división. Primero, que cada parte contribuya al
Lewin, K urt, "Field Theory and Learning'*, X.S.S.E. Cuadragésimo primer anuti* resultado final. Segundo, que no duplique la contribución de ningima otra
rio, Parte l í , pp. 215-242. También el Cap. 5 por George W. Hartniann.
parte. Tercero, que la contríímción de un elemento no frustre o anule ía
en el mismo volumen.
Piaget, The Origins of Intelligence in Children y ctras obras enlistadas en la de ningún otro.
bibliografía gi^neral.
Véase también algunos asuntos en la bibliografía al final dcl capitulo 13.
A lgunos i *r o b l k m a s d k o r c a m / a c jó n

Ciertas características de la empresa educativa complican los problemas


de su organización.

* Sübre « te punto véase The Language of Education, de Schcffler, pp. 53 y


sigtes.
371
372 LA VIDA üfKN A Y 1,\ LSCfKI.A
OIICANIZACION DE UN SISTEMA EDUCATIVO 373

1. La educación es una actividaíl consf«ullva y acumulativa, porque


la experiencia es consecutiva y a c u m u lA tiv a . Ixis alumnos cambian n que ofrecen una variedad de planes de estudios profesionales, son propen-
nuestra vista. Lo que puede ser enseñado depende siempre de lo que ya sa.s a crear divisiones, por mucho que fraternicen los alumnos en los juegos
haya sido aprendido. Esto significa que toda educación hace historia, tatb de fútbol, en los clubs, bailes y programas de asambleas.
tas historias como alumnos hay. La educación establece encadcnamiemos
de experiencias, a través de un período bastante largo de año«. Poras em­ Organización por edades
presas se enfrentan a condiciones tales en nuestra cultura, por lo que en
comparación, la labor de la industria mecánica, del gobierno o la ley, es En los Estados Unidos la unidad fundamental para medir y administrar
la simplicidad misma. la educación, es el año escolar. Año lectivo por año civil, es la fórmula
2. El problema se agrava porque cada alumno, además de representar casi única para ascender, para cambiar de aula, de programa y de maes­
una ruta separada de íiistoria educativa, insiste en recorrer esa rula a ¡«u tro. Dado que el año civil es la unidad de medida de lanías aclividades
propio paso y a su propio modo. Fisiológicamente, un niño puede tener 11 humanos, no es de extrañar que se le haya adoptado para la instrucción
años de edad, intelectualmente 15; socialmcnte ocho, mientras que .«u también.
capacidad para asimilar la educación corresponde a los 10. Dado que cada Esta fórmula es hasta tal punto parle de nuestras niores pedagógicas, que
dimensión o rasgo es un todo compuesto de un número infinito de valores se necesitaría una revolución para discutirla siquiera. Y sin embargo,
posibles, el número de normas de valor posibles excede a todo cálculo, aun da señales de ha!>er sobrepasado su original utilidad y es ahora un verda­
cuando pudiéramos convenir en qué rasgos precisamente deberían usar:?c dero estorbo para el sigiiientc paso lógico en el desarrollo de la educación.
como base para calcularlo. Veamos por qué.
3. La organización de un sistema escolar es también limitada por los El propósito de graduar la instrucción escolar por años lectivos, es
recursos económicos de una comunidad, y la disposición de los ciudadanos formar grujws de educandos que sean relativamente homogéneos con res­
a usarlos para la educación. En una democracia como la nuestra, con una pecto a intereses, habilidad para aprender y preparación anterior. Se
firme tradición de control local, cualquier sistema escolar lógicamente li­ supone que los niños <ie la misma e<lad son más o menos semejantes en
mitado de recursos, al que se preten<la dar considerable alcance, zozobra CS0 .S tres aspectos, y que si pasan los años junios, su experiencia se desa­
prontamente en el escollo de la idiosincracia local. El problema se complica rrollará aproximadamente al mismo ritmo y siguiendo una pauta casi igual.
más aún cuando tratamos de llegar a una meta pedagógica de alcance Esta su|>osición es inju.slificada, ya que se ha observado, por ejemplo,
nacional, por medio de distritos escolares locales y autónomo*:. que en un sexto año lectivo ordinario, una tercera parle de los alumnos
4. La naturaleza del plan de estudios y la índole del método son otros estarían nícjor colocados en el séptimo y otra tercera parte en el quinto. í/as
factores restrictivos en la organización. La siguiente expo«icÍón presupone estudios de la distribución de edades mentales en una de esas aulas, mues­
la clase de plan de estudios y método ya descritos en los capítulos 12, 13 tran una gran disparidad.^ En esc año lectivo algunas de las niñas han
y 14. Así, una teoría que abogue por el mismo programa de educación gene­ llegado a la pubertad, pero la mayoría de los niños no. Los intereses de
ral para lodos, en la escuela elemental y secundaria, requiere una organi­ los niños en cutinlo a la lectura, difieren señaladamente de los de las niñas;
zación que permita gran flexibilidad en el agrupamienlo de ios alumnos no varían menos sus intereses sociale-i y rccreallvos. El retraso de algunos
para la instrucción. ídumnos contribuye igualmente a hacer heterogéneo el gru|x> ordinario que
5. De no menor importancia es el hecho de que la organización de un no ha sido seleccionado. En otras palabras, si la homogeneidad es deseable
sistema escolar refleja las divisione.s de clases de una sociedad. .Así, una para )a instrucción eficiente, la fórmula de año lectivo por año civil es una
sociedad que se está dividiendo en vocaciones cada vez más e5)>eciali/adas forma segura de no lograrla.
y que sin embargo niega que sus ciudadanos pertenezcan a diversas clases Si se alegara que lo mejor que podemos hacer es ajustar nuestros
sociales, está expuesta a tener una parlo mayor que la que le corresponde, materiales y ritmo ai tercio medio de la población escolar, dejando que los
de las dificultades en la organización do sus escuelas. Queremos una escue­ otros dos tercios se arreglen como puedan, el si-*tema se convertiría en un
la secundaria que sea extensiva a todos, para probar nuestros impulsos lamentai>!c desperdicio de tiempo y de talmlo. Además, tal procedimiento
democráticos, pero también queremos que imparla adiestramiento vocacio-
nal. Pero como la ocupaciones no confieren igual prestigio, las escuelas
.V
2 Véase Variaiiont in Achievément and Abiiily Within the Cradts, de
Garrison.
374 LA V11>A BUENA Y !.A ESCUELA ORGANIZACIÓN DE UN SISTEMA EDUCATIVO 375

eft contrario a la creciente convicción de que las difcrcncias indiviciiiniet dos; 6) la facilidad con que el niño inteligente puede perder el tiempo y
hacen demandas c álidas al sistema cí¡colar, y que no deben ser reducid» volverse vanidoso en tales agrupamientos, y c) la dificultades pedagógicas
a la unifonnidad. que los grupos heterogéneos prei?enlan al maestro. Kn cuanto a la resis­
Por lo tanto, nuestro problema es conservar in educación en ¡¡jnipo, tencia de los padres, lógica o no, cualquier plan práctico para el agrupa-
pero formando grupos tan homogéneos como sea posible. Ku este punto, el miento homogéneo tiene que tomarla en cuenta.
lector de la actual lileratura educativa objetará que los agrup^mientos ho­ Kl principio de homogeneidad con respecto n la habilidad ea*olástica,
mogéneos son anacrónicos por razones sicológicas.^ Ksle no es lugar para tiene que ser limitado, sin eml»argo, por el hecho de que en la adolescencia,
tratar lor argumentos en detalle, pero pueden hacers>c varias conj¡idcracío« las diferencias entre iiombres y mujeres jóvenes por una parte, y niños
nes pertinentes. por otra, son más lmjK>rtantes que cualesquiera similitudes que puedan
mostrar en realización escolástica.
Como la pubertad pregona un cambio cualitativo en la experiencia
Agrufximienío homogéneo dcl alumno, y dado que ese cambio es fácilmente observable, parecería
que lo cuerdo es hacer que la adolescencia sea la línea divisoria entre la
Se alega que si los niños son semejantes en edad mental, pueden ser
escuela elemental y la secundaria. Los niños llegan a este punto a diversas
tan diferentes en edad fisiológica, emocional y social, q«c no podrán traba­
edades, por lo que no es factible esperar a que llegnt*n a una edad uniforme-
jar juntos como una auténtica unidad social. Otro argumento- menos
para salir de la escuela clemenlal. Sin tomar en cuenta lo realizado o la
lógico pero más podoro.so, es que tales agrupamientos pregonan la? diferen­ habilidad para ello, el niño debería entrar a la escuela .secundaria al ini­
cias de mentalidad, haciendo así que los alumnos torpes se sientan infe­ ciarse la adolescencia y no antes.**
riores, los inteligentes superiores, y sus respcclivaa madres indebidamente
abatidas o alborozadas. Se sostiene q»>c los niños torpes no sienten el
L a e s c i; e l a e l e m e n t a l
incentivo de los inteligentes y, finalmente, que como en la vida no hay
agrupaciones homogéneas, dichos agrupamientos en la escuela ocultan a
I>a lileratura sobre educación abunda en planes para hacer frente a
los jóvenes las amargas realidades de la competencia, el fracaso, el res­
esas diferencias individuales mediante artificios de organizaciÓJi, de los
peto por los mejores, etc.
que algunos han tenido el beneficio de haber sido probados extensivamen­
De lodos esos argumentos, sólo el primero tiene alguna validez pedagó*
te. La mayoría de ellos son variaciones de los dos principales métodos de
gica y, por lo tanto, representa un problema que deberá rwolvcr quien*
abocarse al problema.
quiera que alwguc por el agrupamicnto homogéneo. Se le puede dar
réplica haciendo que la base de nuestro agruparoiento sea la aptitud para
J. Podemos llamar al primero el método del aula socializada. En esta
aprender, en vez de la edad mental, el cocíicicnto de inteligencia, o cual­
forma se conserva la organización del año escolar. Cada curso tiene una do­
quier otro factor aislado, i^to es razonable, porque estamos enseñan-
tación r.ormal de alumnos con todas sus variaciones. Pero como el trabajo
do aritmélica, no edad mental. Además, no hay razón para que un alumno del aula es siempre alguna actividad o proyecto colectivo al que cada
esté en el mismo grupo en to<las las materias ni por períodos muy largos alumno contribuye de acuerdo con su capacidad, y del que cada quien saca
de tiempo. í.a homogeneidad de instrucción no significa una perpetua lo que puede aprender, las diferencias indivi<luales se atienden automáti­
marcha a paso reducido. camente. Esto no sólo hace innecesario el agrupamicnto homogéneo, sinu
Los otros argeirnentos se basan en: 1) el natural desagrado de los padres también mantiene la motivación a un alto nivel y ayuda a la escuela a Ingmi
)xir el hecho de que la calidad del equipo mental de sus hijos sea impugnada resultados no cognoscitivos, tales como cooperación, iniciativa y " ii
públicamente, o 2) la noción de que el objetivo primarlo de la escuela es el cia de grupo.
ajuste social y emocional, más bien que la competencia intelectual. Sin 2. Al otro método podemos llamarlo *‘ensc'ñanza <iiiici)i¡< ■
embargo, el liltimo concepto pasa [>or alto: a) los efectos sicológicos de la tarea por aprender es cortada a la medida para qur mu '■ •• ■«> I
constante frustración, sobre el niño torpe en agrupamientos no seleeeiona-
4 Es im posible, p o r supuesto, legislar p.niA )■• i > • '
3 P ara u n a crítica de los descubrim ientos c ie n tííir o i sobre a^rup atn icn to s p or adolesccncia se e ntiende la p u l^ r t a d -I • • ■
hom ogéneos, véase A C rU U a i S tu d y o f H o m o g tn to u s G to u p in g , de K c llih c r. l>erá hab e r g ra n d ific u lta d p ara a p lir a r r) m H' ••
376 LA VIDA BUENA Y I.A KSCUKIA ORGANIZACIÓN DE UN SISTEMA EDUCATIVO 377

dad (le cndti alumno, espeoialmente en Ia.« materias ruyo aprendizaje requi**- De hecho, un niño entraría a la escuela elemental (o kindergarten)
re el uso de herramientas, y en las que la macslría individual es e\objetivo. cuando estuviera listo para hacerlo, y i>ermanecería en ella hasta que el
En este método, el uso extensivo de pruebas determina ia preparación de comportamiento e intcre.ses de la adolescencia se manifiestan. Ko tendría
cada individuo para pasar al siguiente escalón, con lo que las aj^ignalurii* que estar un período dclcr»ninado en ningún curso, y con el tiempo, los
y el ritmo de progreso escapan del paso reducido de toda una clase. K» años escolares dcí>aparecerían por su misma inutilidad.
obvio que la vida social de la escuela en forma de experiencias coleclivaíi, So admite que este plan presenta algunos difíciles problemas adminis­
tiene que ser atendida de alguna manera especial. trativos, como el del método para asignar maestros, para cambiar alumnos
El primer método es tan recomendable, que su e.stablec¡miento definí* de un grupo a otro, para valuar el progreso del alumno, la carga del maes­
tivo en las escuelas elementales es casi seguro. .Sin embargo, hay apren* tro, y muchos otros. Sin embargo, en donde se ha enrayado este método
dizajes que no son colectivos. Organizar una exhibición puede ser una en algunas de sus formas, ha mostrado ser verdaderamente prometedor de
empresa colectiva cuyo éxito se mide jx)r lo que el grupo en conjunto lia éxito, y la solución de los problemas mencionados no está ciertamente por
hecho. El éxito en aritmclíca o lectura se mide por lo que el individuo encima de la ingeniosi<lad de los administradores de escuelas en los Estados
ha hecho. Si hay conocimientos que cada individuo deba adquirir, el Unidos.*
aula socializada no puede garantizar que los adquiera. Ligar el ejercicio Ixígraría: 1) agrupamicntos homogéneos para impartir la instrucción
sistemático en esas materias, al método colectivo, es un renKMÜo, pero tam* de manera relativamente flexible; 2) maestría individual sin sacrificar los
bien es un cotn))romiso con el méto<lo. valores sociales del trabajo en grupo; 3) aceleración y retardación auto­
La enseñanza diacrítica es sumamente eficaz para satisfacer las necesi- mática sin “sallar” o “quedarse atrás”, y 4-) aceptación de los agrupa-
dade.<í y aptitudes individuales, pero tiende a ser extremadamente com­ miemos homogéneos por parte de los padres.
plicada para el maestro, y a meno.s de que jie dispouga de usía gran varieda<l pero cualquiera que sea el ]>lan de organización que se adopte, los
de activi<ladcs colectivas, la escuela llega a tener la atmósfera de tm taller resultados de la escuela elemental deben ser una sólida iniciación en los há­
en el que los alumnos trabajan a de-stajo, unos en presencia de otros. La bitos de adquirir, usar y disfrutar el conocimiento. Mientras la escuela
solución del problema de la enseñanza diacrítica, nos la pueden dar unas elemental no pueda descuidar Jamás su responsabilidad primordial por
m¿íquinas de enseñar que ajusten automáticamente la tarea por aprender las habilidadt's simbólicas, los modernos plants de estudios la considerarán
a la capacidad ei ahimno. cada vez má.% como el lugar en que )os estilos cognoscitivo y valuativo de
La solución parecería estar, ya sea en el término socializado, con ge* la vida se forman medíante la inslrucción. El descubrimiento de juievos
nerosas dosis de trabajo corre< tivo o complrmentario en las habilidades, o factores en los procesos de aprender y pensar, resultará tardo o temprano
bien en alguna clase dn agrupamíento homogéneo, de manera que la en- en un deliberado esfuerzo por rjnrcitar una gran variedad de procesos de
senanza diacrítica pue<la aplieanM* a grupos en vez de a individuos. Esto pensamiento en los primeros años. Un desarrollo comparable du nuestro
se lograría, aiu» en escudas relativamente pequeña?, haciendo nleno^? estric­ conocimiento de enseñanzas apreciativas, acercará los actos de la imagina­
to el sistema de años lectivos en la escuela elemental, para pennitir al niño ción al centro del plan de estudios elemental, mucho más de lo que están
trabajar siempre con un grupo de su propia habilidad, sin tener en cuenta ahora.
la edad cronológica de sus condiscípulos. Si se cambia al alumno muy
frecuentemente, de hecho, cada vez que no lleve el mismo paso que su
L\ ESCUELA SECUNDARIA O PARA ADOLESCENTES
giujKi, la escuela podría evitar que los padres, aun los mas escrupulosos.^
compararan a sus hijos con otros niños. Con este método de organización,
Idealmente, la escuela secundaria debería completarla educación general
el nlunmo podría trabajar en agnipamientos óptimos basta que llegara a
del alumno. ]>ero es difícil determinar con exactitud cuánto tiempo reque­
la .adolescencia.
riría esto. Hay un sentido en el que la educación gcncr.il nunca termina, y
•\o habría retardación y la acelaración significaría aquel progrania
jjay otro en el que ha terminado para algunos individuos mucho antes de
enriquecido dcl que los pedagogos hablan tan frecuentemente, pero que
que reciban el diploma. La educación general tiene que terminar cuando
rara vez logran proj>orcionar al niño inteligente, Al diveraificar«e cada ve/
la comunidad ya no pueda jwrmítirse continuarla, cuantío el alumno hn
n * ‘ on materias el trabajo escolar, no sería inusitado que un ahinmu
trai.íjara con diferentes grupi's en arte, ortografía, lectura y aritmética. 5 Véase T hf h'on^Graded Schocl, de Goodlad >• .^ixicrson.
378 LA VIDA BUENA Y L< ESf.UEJA
I OKCANIZACIÓN DK UN SISTEMA EDUCATIVO 379

cmnonzado una espccialización y cuando ya no piiedft sacar provecho ílr Ciencia: Ciencia L IL III. IV, V, VI.
ftlla. Las dos primeras condiciones pueden caml>iar de cuando en cuando. Para ser distribuidos entre los cursos
úIliniH pucdfi ser determinada con cierto grado de seguridad pero no de física, química y ciencias biológi­
precipitadamente. Muchísimos desertores dft la Wiouela secundaria han cas. Otras ciencias deberían incorpo­
tenido la lial>ilulad de sacar provecho de la instrucción. L'n mínimo de rarse, de ser posible, a los estudios
tres o cuatro años debería ser suficiente garantía contra el desaliento evolutivos.
prematuro por parte de los maestro*! y alumnos, y un máximo de seis años Estudio evolutivo: Estudio evolutivo I, IL II I, I\, VI,
dehcría garantizar una preparación adecuada para la? escuelas poslseeun^^ Para .«er distribuido entre los tt-mas;
darías en nuestro sistema educativo. Pero estas son solamente cifras'í evolución del cosmos y el hombre, evo­
arbitrarias. -IL lución de sociedades c instituciones,
La e.^cucla secundaria tiene la misión de completar lo que las escuelas'') evolución de la humani<lad y la
elcinentales han comenzado. Su estrategia general es perfeccionar la» l'.a* cultura.
hilidades siníbóHcas e introducir al estudiante a los métodos según loa (jue Estudios intc^rativos y dea\)oyo: Clásicos I, IL IH , IV, \, M .
las realizaciones !um>an,is cu las artes y ciencias, pueden ser sistcmalizadas, Para ser distribuidos entre literatura,
iiUegradaSf uiadus y dUfruíatlas. bellas artos y otros sistemas de valor,
Si ésta es la función de la escuela secundaria y si la educación general en forma de ejemplares de cada uno de
es para impartirse al hombre, como tal, sólo puede tener un plan de estu« ellos.
dios para todos. No tiene lugar para el adiestramiento vocacional ni para Problemas: Problemas sociales I, II, I I I, IV , V, \I.
la especialízación. Diferentes planes de estudios dentro de una escuela v Orientación: F.íi lodos los cursos, constantemente.
escuelas nailtiples, vienen a ser casi lo mismo.
“ In c h iid o el lenguaje extranje ro q u e se d e cida a enseñar p a ra la cduc.ición
L1 único principio de variación compatible con una escuela que sigue
general.
un solo carril, es la diferencia en aptitud para aprender causada por el
genes, |>or la preparación anterior o por las condiciones peculiares do Todo depende do lo bien que puedan graduarse esos seis niveles del
crianza. Si el agrupamiento de los alumnos para recibir la instrucción, plan de estudios, especialmente porque los libros di; texto ajustan muy
de acuerdo con su aptitud para aprender en un determinado cam|>o de es­ rudimentariamente sus demandas de abstracción, a la capacidad del alum­
tudio, es adecuado para el alumno de la escuela elemental, no lo es menos no. Lo que tengo en mente es la diferencia entre la historia de los Estados
para el de la secundaria. Vnidos c>tudiada en cierto número de novelas hií-tóricas, como Pasaje del
^'oroe$te, en un libro de texto formal de la escuela secundaria, y en las
obras de Charles Beard. I.a diferencia en la cantidad total de material por
^'itcles Je estudio
leer, de problemas por resolver y de investigación por hacer, tiene también
relación con el nivel de estudio, pero la diferencia más importante es el
Suponiendo que seis años en la escuda secundaria Í.Años 7-12) son el
nivel teórico en que se estudia una materia. El estudiante Inteligente no
objetivo, cada camjK) de estudio (CapítulolS), tiene que ser organizado
sólo puede leer más y con mayor rapidez, sino también puede leer obras
primeramente según seis niveles de aptitud. Cada nivel debe representar
más maduras. Es la madurez de la tarca de aprendizaje, más bien que su
no sólo un adelanto en contenido, sino también demandar un nivel supe­
magnitud, lo que constituye el verdadero reto al intelecto superior.
rior de mentalidad, organización, expresión y apreciación. Tendríamos Sería entonces jwsíble, con ayuda de las modernas técnicas de prueba,
así cursos llamados de: que un alumno encontrara su ritmo apropiado de aprovechamiento cada
año o cada semestre. Ks concebible que algunos puedan terminar el sexto
Ifahilidades simbólicas: “Ivcnguaje I, II, III. IV, V, VI. nivel en menos de seis años y que otros necesiten m.^s tiempo, pero en
Matemáticas I, II, IIL IV, V, VI. todo caso, cuando las ))ruebas y la orientación coincidan dccididamnte
Artes I, II, III, IV, V, VI. en la conclusión de que un joven o una joven ya no pueden sacar provecho

1
OHOANIZACION I)B UN SISTEMA EDUCATIVO 381
380 L a v id a H t’ENA Y LA ESCL’ELA

de la instrucción en ningún nivel y en ningún campo, la escuela secundaria El plantel de ajustamiento


debe darse por terminada, en favor de In instrucción postsecundaria o del
empleo. La e.<icuela secundaria norteamericana ha luchado denodadamente, por
Nótese, por favor, que un «.«.tema así presupone un plan de osludiot algún liero|K>, con el problema de encojítrar algo que el alumno sin
uniforme y una cuidadosa graduación de los materiales, de acuerdo con inclinación académica pueda liacer y que garantice su permajiejicia en
alguna ha'Sft racional. Como ninguna de estas condiciones ?c satisface en ella durante cuatro años. Llamamo? «himno sin inclinaciótj académica al
nuestra escuela secundaria actual, aplicarlo en ella es impracticable al niño o niña que encuentra cursos tales como los de matemálieas, historia,
présenlo, aunque podemos tener la esperanza de que con el tiempo llegará literatura y ciencia, demasiado difíciles de dominar y demasiado remotos
a aplicarse. de su vida diaria, para ser interesantes.
Esto no quiere decir que sólo al joven sin inclinación académica le
desagrado la escuela lo bastante para abandonarla antes del 12? año. A l­
Algunas ventajas gunos de los estudiantes que desertan son más inteligentes que algunos que
se gradúan. Pero indudablemente, los jóvenes que encuentran que el tra­
Entre las ventajas ds esta clase de escuela secundaría están: bajo está por encima de su capacidad, no querrán permanecer en la
c.seuela.*
1. Atiende a las diferencias individuales en capacidad para apn^nder, La solución sugerida por muchos pedagogos es que para lograr un
sin sacrificar el plan de estudios común. Por lo tanto, reduciría el número buen ciudadano, padre, soldado y defensor de la manera democrática de
de desertores de la escuela secundaria. vivir, 12 años de instrucción escolar no son demasiados y que. por lo
2. Permite a toda escuela postsecundaria y a todo patrono saber, tanto, los años de la escuela secundaria se utilicen en dar esta clase de
con un alto grado de precisión, qué es exactamente lo que el solicitante adiestramiento para la ciudadanía. Otro argumento es que los adolescentes
Jía logrado en cuanto a educación general, y a qué nivel. Esto simplifica* tieniMi problemas, y que si esos problemas se usan como puntos de partida,
ría muchísimo la mecánica de admisión y certificación y reduciría enor­ los jóvenes estarán ansiosos de aprender. Se afirma que hasta los jóvenes
memente las perspectivas de fracaso en la educación postsecundaria. académicamente competentes necesitan una deliberada conformación de ac­
3. La escuela postsecundaria no tendría que emplear tiempo valioso titudes, carácter y desarrollo do la personalidad, de la que no disponen en
en llenar huecos de educación general, como ocurre ahora con frecuoneia. la e&cucla secundaria podría ser coadyuvante en la reducción de neurosis,
Podría comenzar antes su trabajo e^^pccializado. delincuencia juvenil y de la infelicidad general de la humanidad.
4. Permitiría a algunos de los estudianles más inteligentes comenzar Ningún contribuyente respetable se rohu«aria a reducir la infelicidad
la instrucción postsecundaria a más temprana edad o en un nivel superior. general de la raza, a costa de unos cuantos años inás de instrucción, siem­
5. Permitiría a la escuela secundaria hacer una concienzuda lafwr de pre que Id prolongación del término escolar pudiera producir los resultados
asesoraniiento eilucativo y vocacionai, jjrimcas por que podría cumenzarlaj- prometidos. La cuestión es: ¿puede producirlos?
antes, y segundo, porque el aprovechamiento en educación general, cuando La respuesta es probablemente “sí”, a condición de que destinemos una
se le distingue en seis niveles, es en sí un poderoso auxiliar drl diagnós*; institución a lograr esos fines. I>a t^scuela secundaria cottvcncional. con
tico, en la predicción del éxito probable en la educación postsecundaria y su plan de estudios académico (o específicamente vocacionai t, tal vez
en las profesionales. no pueda, ni son los maestros de tales escuelas, en su mayoría especializa*
6. Aquellos que llegan al límite de la educación que se les ha de im* dos en cada materia de estudio, la clase de personas que consideran a la
partir, antes del sexto año, podrían dedicarse a actividades más i)rovei*ho*< escuda secundaria como el lugar en que los adolescentes viven, aman y
sas con una mínima j^érdida de tiemjx). maduran de manera “saludable”.
7. Suponiendo un promedio de 6 años en la escuela elemental y 6 en El profesorado necesario para esa institución deberá tener, por lo
la secundaria, un total de 12 años produciría el equivalente en educación contrario, el adiestramiento y actitud de consejeros de orientación, traba­
gejieral, de lo que ahora requiere 11. Creo que esto es ijosible .<i la escuela jadores sociales y sicólogos, y deberá contarse entre el grupo de los adultos
se limita a la educación general. El tiempo y dinero así ahorrados, po­
6 Broudy y Seyfert, Massachuselts You¡h Study, pp. 92 y s:gtcs.
drían usarse eji más instrucción ]Xistseeundaría.

i
382 LA VrnA HUENA Y

privilegiados a quienes «grada la juventud y vlce versa. Concc!)ilil«'tnontr,


c\ mejurainíríilo progresivo de la isciiola presente podría, con cl Ircrnpo,
LA KSCUEÍJi
T ORGANIZACIÓN DE UN SISTEMA KDtnATIVO

E d u c a c ió n p o s t s e c c n d a k ia
383

dar por resultado la creación de una nueva clase <!c inslilución, a la que
podríamos llamar plantel de ajuslamicnío. Si la labor de impartir educación general a todos es eficientemente
Aimque. según cl concepto fl fjue se .ii)ega e?tc libro, tal adiestrainícnlo rjecutada por la escuela secundaria pública, como creemos que debe, serlo,
no cognoscitivo no es función de la educación formal, pndría ser deseable la educación ¡>o«lsccundarÍA lorpa la forma de escuelas cspeci«lizatla>. Así
crear un plantel de aju?tamiento. Tendría, no obatanle. lan poca semejan* como la escuela secundaria se caraclcrizó por la uniformidad de su con-
7.a con una escuela, lal como la conocemos, que no se ganaría mucho con tcniflo, la íliví.rsi<lad ilcl mi?mo será raraclerí«l!ca entre Ins instituciones
llamarlo “csruela'\ Su objetivo no sería dar instrucción sino más bien de instrucción postsccundnria.
Cstablccer una comunidad adolescente, en la que podrían cfecltiarse las Poilcnios distinguir aproximadamente* Ires ciases de ncccsid.irles de
pruebas preliminares de !a carrera de la sida. D:ffriria de la vida adulla (■diicación poslsccutularia:
en que sc dispondría libremente de consejero.^, sicólogos, trabajadores so­
ciales y médicos, para diagnoslicar y corregir aqucllns dificultades que se 1. Habrá quienes proyecten seguir una de las carreras profefionales,
revelaran en las pruebas preliminares y también en que estas pruebas no y quo necesiten taníbién cMudio intensivo y e.«pcc¡alÍ7ado en uno o más de
serían “definitivas’'. los cam]x>s de eductición pencr<d, es decir, estudios preparatorios para
Tal institución ciertamente haría nruclio bien a algunos adolescentes y la medicim, jurisprudencia, pedagogía, periodismo, etc., los estudiantes
tdgún bien a todos, pero beneficiaría más aún a la empresa educativa en general son ejemplo de esle gruj>o.
entera, porque dejaría a la escuela secundaria hacer su propia labor de 2. Habrá quienes deseen comenzar el adiestramiento técnico o voca-
educación general. Sería preferible una institución así, a imponer a ia cional desde luego.
escuela secundaria ordinaria deberes y actividades ajenos a sus propósitos, 3. Habrá adultos que tienen una o varias de las nec*''sidadt*s antejiores.
facilidades y competencia. La asií>tencia a esa inslilución podría ser re­ n colegio norteamericano, tal como ahora lo conoc<‘mos. muy bien
querida a totlus los jóvenes, antes de entrar a la educación poslsecinidaria podría dedicarse a satisfacer las necesidades del primer gru|x>, y los ins*
o al mercado dcl trabajo, lal como el servicio mililar puede tener qvie ser tilutos técnicos especializados, las escuelas de arles y oficios y las a«'ade-
requerido a todos los jóvenes en un futuro no lejano.'^ mías comerciales, podrían satisfacer las del segimdo. La cducncióo de
Un plañid de ajustamiento podría tal vez convertirse en el agente
adultos prcícnla un problema especial do organiración.
organizador de un cuerpo de trabajo juvenil. La colecta de fondos para la
Cru¿ Hoja, para obras de caridad y oirás empresas cívica?, podría ser des­
empeñada eíicienleniente |X>r los adolescentes. Iv^tas actividade.«. que ahora Kl colegio norteamericano
dependen de la buena vohintad y el tienqxj lib e de los adulto?, darían a
los ailolcscentes un sentido de responsabilidad cívica y de utilidad personal, Ll colegio norteame.ricano es una institución muy difamada pero bas­
que es inestimable para el buen ciudadano. El trabajo cívico podría ayudar tante bien querida. A medida que sus inscripciones attmenlan, crece )a
a tender un puente enlre la adulcsr.encia y la madurez. Dado que esc crítica. Vícllrna del destino y las circunslancias, resulta fá«.il comprender
servicio no sc inmiscuiría en las actividades hicralivas de los ciudadanos, que sea un nido de contradicciones, propósitos encontrados éxlloj?. fraca­
no provocaría ressistencia cconómics. sos, realizaciones y frustraciones.
Por fantástica que parezca la noción de un plantel de ajustamiento, Tal vez la raíz de la mayoría de sus males esté en que sus objetivos
podrá llegar a pareccrlo meaos a medida que la super\’isión palerrta de fueron los de un avanzado y aristocrático internado para damas y caballe­
adolescentes sumamente variable?, se haga cada vez más difícil. Tenemos ros, en cl que el cuerix) de profesores e¿>taba adiestrado para vivir como
aquí otro ejemplo de cómo se retrasa «ma socicda<l en adaptar controles en una universidad prusiana.
sociales a la realidad social. Un adolescente bajo la vigilancia de adultos Un buen internado para los últimos arlos de la adolescencia, ayuda a
que lo super\isen y otro no «ujeto a esa vigilancia, son distintos. los jóvenes y señoritas a desarrollar buenas amistades, ciertos rangos de
7 D c k I c Juego es concebible que el »er\-icio m ilita r p o d ría d c ic n ip e ñ a r cl carácter, normas de valores y gustos, una buena provisión de felices r<“<*uer-
pap e l d c l p lan te l de aju s ta m ie n to . dos para la ancianidad, e incidcntalmcnle, algima educación general;
381 LA VIDA BUENA Y I.A ESCCELV
T
ORGANIZACION DE UN SISTEMA KDUCATIVO 385

objetivos admirable?, y hubo una época en la que el colegio norteamericano Considerando, que al presente se dispone de pruebas objetivas dcl ser-
los logró muy bien. Para muchos, todavía los logra. Hay pruebas de que l.i vicio y adelanto profesional, primordialmente en campos que se ocupan de
educación en el colegio consliluye una considerable y marcada diferencia funcior.es tales como la investigación y publicación, participación en la
en las vidas de las personas, aunque quiza no por sus procedimiento» organización profesional y de la comunidad, y contribución al respectivo
dcparcamento del colegio y la institución, y
didácticos.* ...considerando, que hay descontento con los presentes criterios de medi­
Dos factores han hecho confusa esta noción bastante clara de un colé* ción de la competencia para ensenar, tales como años de experiencia, estudios
gio. Primero: el colegio se lia convertido cada vez más en una puerta de y grados avanzados, y juicios de los funcionarios administrativos;
entrada a la escuda prcfcsional en la universidad. K1 estudiante que se . . . s e resuelve: Que se tome ante todo en consideración la efectividad de
la enscñanra, al decidir los ascensos en categoria y responsabilidad, y los
prepara para la niedicina o la ingeniería, rara vez se siente inclinado a
aumentos de sueldo; así como que se hagan continuos csíuerros para mejorar
salvar los obstáculos de la educación general, especialmente los de índole
técnicas de medición de dicha efectividad, tales como observación de la
“cultural”. enseñanra en las aulas, catificacioncs de los instructores c(»no estudiantes y
Segundo: los profesorados, aun de los más pequeños colegios de arle* aprovechamiento real de ios alumnos en los cursos.^
liberales, son reclutados de entre el grupo de doctores adiestrados en la
universidad para la enseñanza e investigación en campos especiales de es­ El crecierjle énfasis puesto en el asesoramiento y orientación del estu­
tudio. E«os hombres no se ajustan bien al concepto de un colegio que se diante, como departamento separado, indica igualmente un alejamiento
tiene en un internado. Para comenzar, suponen que el conocimiento en su del tipo de adiestramiento universitario, más intclcetualizado, más indi­
propio camjx) es valioso por sí mismo. Relativamente pocos estudiante*: ferente y menos personalizado, el cual supone que el estudiante está ya
comparten wa suposición. De aquí que entren al aula sin la celosa curio­ bien preparado en las fases elementales de una materia y es competente
sidad que reduce la enseñanza a hacer pasar, el conocimienlo, de una para estudiar las fases avanzadas, más o menos independientemente, con la
cabeza llena a otra vacía. Al maestro del colegio no sólo se le exige infor­ sola condición de que disponga de facilidades adecuadas, en forma de
mar al estudiante, sino hacerlo desear ser informado. Esto requiere la bibliotecas, laboratorios y especialistas sumamente competentes.
pericia didáctica de que a menudo carecen los investigadores y escolásticos 1 Tal suposición no es justificada. Los alumnos de primer año de un
y que no están extremadamente deseosos de adquirir. j colegio reflejan diversas normas de preparación secundaria, a muchos
Como el prestigio y el ascenso dependen con frecuencia de la inves* niveles de dominio. Consecuentemente, los dos primeros años del colegio
ligación y su publicación, el profesor de colegio puede llegar a considerar | contienen a menudo cursos elementales que debían haber sido impartidos
la enseñanza como una faena necesaria, con la que mantener su cuerpo ! en la escuela secundaria. Por ejemplo, los colegios tienen que dar cursos
para que su alma pueda dedicarse a investigar y escribir. En cuanto a la de primer ailo en composición inglesa, primeros cursos en leng;uas extran­
formación del carácter, esos hombres pueden inspirar a sus alumnos con ; jeras, y lo que equivale a un repaso de las malcmáltcas de la escuela
el ejemplo do sus j)roj)ias vidas, por lo general inofensivas y neccsariamen* ! «.“cundaria. Mientras esta sea la situación, los primeros dos años de cole­
le ascéticas, pero si lo hacen, no es con intención. gio tendrán que sor usados para llenar los huecos en la educación de sus
Que ha habido algún descontento con este citado de cosas, lo atestiguan estudiante?.
las resoluciones tomadas i>or la Sexta Conferencia .Anual sobre Educación Siempre habrá suficiente demanda de colegios del tipo de internado,
Superior. para sustentar a numeros.'is instituciones privadas, de esta índole, las que
deberían abstenerse de encontrar a sus maestros y escogerlos por sus am­
8 Harr>- P. Stedtnan, An Anuíysh and Evaluaiion o{ Crane Scholanhxp Aid. plias dotes culturales su habilidad para trabajar con adolescentes y su
Te-sis doctoral, Escuda Xoniial dcl Estado, Xorth Adams, ^íass., 1910. Un ¡u* auténtico celo por formar la clase de carácter que no frustre las esperanzas
tenlo interesanio distinto tic investigar esto, se encuentra en “Docs Highcr Edura-
tion Iníluence Studcnt Valué»?'’, de P. E. Jacobs, jV. E. A. Journal, Enero de de los padres, que son quienes pagan la colegiatura.
1958, pp. 35*38, y críticas dcl niismo p< r Paul F. Lazarsítcld, en Siudying ike
Effecs of CoUege Rducaiipn, de A. fl. fiarton. Fundación Edgward Hazen, New 9 Asociación Nacional do F.diiración, Departamento de Educación Superior,
Haven, 1959, y "The Jacobs Report’* de David Rieiman, Americari Sociohgical Charting tht Ccune for American Higher Educalion in a Pericd of Partial
HévUw. 23: 733 y sigies., 1958. MobiUzaiior., ed. Ralph \V. McDonald, 1951, p. 77. Citado con permiso de la
N.E.A.
OnCA N lZACIÓN DE UN SISTEMA EDUCATIVO 387
386 r*.\ VIDA BUENA Y L A ESCU LI \

para llegar a sor profesionales, puedan ser persuadidos a conformarse con


fA coÍ€$ic como escuela profesional. Pero e! tipo de colegio mucho mán la condición de lécnicos, es otra cuestión, pero este no es, estrictamente
común cjilre nosotros, será la división do artes liberales <Íe alguna univi-r- liabiando, un problema de organización. No obstante, puede preverse que
sidad, del estado o privada. I'^te tipo de colegio no debería dar educutión un gran número de escudas técnicas, comerciales y de artes y oficios de
general, o práctica en los hábitos de adquirir, usar y disfrutar el conocí* todas clases, figurarán como elementos en el sistema educativo.
miento. Eslo, como hemos sostenido, corresponde a la escuela secundario. El ntimero total de nuestros jóvenes que recibieran la educación post-
La minuta del colegio profesional se compojidría de esludios organi­ secundaria aumenlaría enormemente, pues hay poca duda de que con una
zados como ramas de conocimiento, c*ludiadas como especialidades. Kn filosofía de orientación en el nivel secundario, que procurara impulsar a
consecuencia, los maestros serian especialistas en su materia de eciudio, cada joven hasta el límite de su capacidad para aprender, encontraríamos
pero también especialistas en enseñarla. Sus ascensos se basarían en la miles de ellos que podrían aprovechar alguna clase de instrucción postse-
eficacia pera enseñar, más bien qijc en la investigación y publicación. cundaria, sin que fuera en un colegio profesional.^^ Se objetará que esta
Serían individuos adiestrados en la universidad, cuya profesión es en* modalidad del colegio norleamericano establecería un grupo selecto inte­
$;-ñar« y serían adiwtrados profesionalmente, esto es, en las escuelas norma* lectual antidemocrático; pero si el derecho a pertenecer a ese grupo no es
les de maestros, pero para dar enseñanza en los colegios.*® limitado por razones de alcurnia, clase o situación económica; es difícil
De esta minuta, cada escuela profesional eii la universidad escogería ver en qué sentido podría ser antidemocrático, a no ser que convengamos
los requisitos de admisión a su rcsi>cctivo programa. Ms de esperarse en la noción de que lodo principio de diferenciación es antidemocrático.
que los planes de estudios preprofesionales contendrán elementos tomados
de campos de conocimiento afínes a la práctica de la profesión, asi como
univcrsiílad
directamente relacionados con ella. Afortunadamente se ha establecido ya
la tendencia hacia una más amplia b<)$c intelectual para el adiestramiento
En los Estados Unidos, la universidad es un conjunto de escuelas pro­
profesional. En un colegio de esta índole, el título de bachiller en artes
fesionales, v.gr., la escuela de medicina, la de ingeniería, la de j>edagogía,
o ciencias sería un titulo profesional que daría derecho a su posee<lor a
etcétera. Generalmente se requieren algunos años de instrucción preparato­
entrar u una escuela o depailamcnto profesional.**
ria para entrar a ellas. Se incluye también la escuela de artes y ciencias para
quienes desean cursar las diversas disciplinas que constituyen los estudios
Escuelas técnicas poslsecundarias generales.
Todas estas escuelas son planteles de educación especial más bien que
No se puede precisar aún cuál será el efecto del automatismo sobre la general, aun cuando la educación general es el material de instrucción. Así,
instrucción. Se predice que aumentará la necesidad de técnicos de num ^ una escuela profesional de inglés, es un vivero de especialistas en dicho
rosas clases, y algunos educadores creen que la solución la darán los > idioma.
institutos técnicos re^onales, más bien que los colegios menores o colegios], La función de la universidad en los Estados Unidos es doble. Primera­
de cuatro años. mente, es un centro de instrucción en las fases más avanzadas y especiali­
Sin embargo, los requisitos previos para esta variedad de udiestramien* zadas del conociinienlo y habilidad. En segundo lugar, es una entidad
lo técnico, pue<]en coincidir en una preparación más o menos uniforme en para el doscubrimienio de conocimientos. El profesorado de las escuelas
U- escuela secundaria. EJ que jóvenes con capacidad intelectual suficiente
profesionales debe llevar a cabo irjvestigaciones, investigaciones explorato­
tO Comprrndo que este lib r o pue<lf ser «nlcnclado a U h o g u e r a por mucho* rias si es posible. Es difícil decir en el momento presente cuál de esas fun­
coIegM proícíorts que lo h.”vyan leído haila aquí. Pero íÍ siguen la lógica fiel ciones es primordial. Desde la segunda Guerra Mundial, la industria y
argumento, acaso no te sientan tan irniat’us i><^r la conclusión. Ks difícl enK-nderW
por qué l\ahr1a de h o rro rÍ7 a rie un profesor de colcgic-. da la dase de ndi'‘strániicn«^ el gobierno han convertido a las universidades en subcontratistas de inve^.
tu p r í'f e s io n a l que un cirujano o ingeniero eitá orgulloso de tener, y me aprojuroj j ligación, por lu que en muchos laboratorios universitarios el profei^or está
A añadir Qi«e, a menos que la es^'uela de educación preparada para dar csti
clave de adiestrainicnco, todo el arguniento »e derrtu)}ba. 12 Véafc Iligher Edueslior. for American D<rn9cr(tey, de k Comisión Pre­
>1 Véanse Ifs folíelas publicado? sobre o,«te terna, por el Instituto de PuljH* sidencial para la Educación Superior.
caciones de Educación Sui,-<ríor, Colegio de Maestroi, Universidad de Colurr.Í!Ía.|
388 LA VIDA BUENA Y LA KSCUí.1.4
o u c a n iz a o iü n dk un s is t e m a e d u c a t iv o 389

trftbajanilo en problemas que no lienen ninguna relación directa con la ut» gr\»|)o que pueda elevarse por encima de esa multiplicidad es indispen­
instrncción, o siquiera con los materiales ele insrtrucción. sable, |x'ro extrañamente, cuanto más grande es la necesidad lógica, más
£ n la medida en que )o.« hombres dividan su interés entre la en^eñanz^ sospechoso se iiace dicho gfupo.
y la investigación, una o la otra pueden sufrir menoscabo, como con fre­ La torre de marfil no es el lugar más popular en el escenario social del
cuencia Ocurre. Pero la conexión enlrc investigación e instrucción es tan momento. Todos deben tomar parte en la lucha como los existencialistas
estrecha en el nivel proícíiona!, que $in ella no hay un verdadero material insisten, y el niur.do podría ser un mejor lugar para vivir, si la gente
que distinga !a instrucción profesional «le la preparatoria. La instnicción
buena tomara »nm parte mayor que la que toma, pero el servicio de la
profesional, cuando realmente lo es, consiste en poco más que exhibir \m
verdad requiere algunos acólitos que primero tienen que librarse do las
métodos y resultados de dicha investigación.
pre.siones de la vida diaria. Amedrentarlos con constantes amenazas y
Podría insistirse en que se lograría una división más lógica del trabajo
exhortaciones podría matar la gallina que ha puesto tan maravillosos huevoí
81 la investigación y la enseñanza se separaran más completamente, pero en
de oro para nuestra moderna civilización tecnológica.^^
e$c caso, ¿en dónde se llevaría a cabo la investigación básica? ¿ t n los
Parcccría, por lo tanto, que la universidad incluiría como parte de su
laboratorios industriales? l^cro, ¿podría la investigación llamada “])ásica”
función primaria, la búsqueda y divulgación de la verdad como tal, aun­
o “pura'’, sostenerse al mismo nivel que la investigación de ])roblemas de
más inmediato interés para la industria? Aunque es verdad que mucha que tn el orden social su función primera debe síeguir siendo la educación,
investigación básica ha resultado del interés utilitario, ¿es este un motivo la preparación mediajite instrucción, para las profesiones y ocupaciont;8
que requieren un alto grado de especialización en el conocimiento. Has­
en que «e pueda liar?
El gobierno podría hacerle cargo de la investigación o proveer los ta que nuestra sociedad quiera y pueda sostener un grupo especia) de su»
medios para efectuarla, pero el gobierno también tiene una jerarquía de ciudadanos, para conducir la investigación con el verdadero espíritu In­
intereses. La posibilidad de una guerra está siempre en |>erspectiva, y vestigador. esta situación sigue siendo, en el mejor de los casos, un número
varios sectores de nuestra economía preferirían naturalmente que los cere* de alternativas imperfectas.
bros del país se concentraran en la solución de sus problema?, más bien
que en la de los de alguien más. Si se niega a un solo bibliófilo oscuro, I m p r e p a r a c ió n d e m a e s tro s
interesado en la filosofía de algún excéntrico anterior a Sócrates, la
oportunidad de investigar en relación con ese excéntrico, la función de Sería imposible, en cualquier libro de e^ta clase, discutir en detalle las
la ciencia pura so pojie en peligro por ese hecho, tan efectivamente conio cuestiones filosóficas, los problemas dcl plan de ei*tudÍos y la metodología
$¡ la investigación atómica fuera sofocada o descuidada. de caila una de las muchas formas de educación especial. Hay, sin embar­
Kn los Estados Unidos, la universidad es hoy en día casi la única go, un tipo de preparación profesional que no puede ser omitido; el de la
institución que refleja el espíritu de conocimicnto por el conocimiento mis* preparación profesional de los educadores mismos.
mo. Platón fue lo bastante sagaz para comprender que basta aquello» !.a batalla para elevar la enseñanza, especialmente la de I0 5 alumnos
paradigmas, sus Guardianes, no ©ervirían a la verdad cntcriínK'ntc y sin más jó\er.«-s, a la categoría de profesión, ha sido larga y eruonada en la
reservas, si tenían otros intereses que dividieran su lealtad. En otras ]»ala* historia dcl país. Continúa aun después que todos los ciudadanos cons­
bras, el baclia del bienestar general sólo será afilada por un grujx* que no cientes liun convenido en que los buenos maestros son los pivotes sobre los
tenga hachas parlicularefi que afilar. ¿Las tienen los profesores univer* que giran todos nuestros planes para la vida buena.
sítanos?
Chesler I. Parnard, Presidente d< la National Science Founcation, dice:
Nuestra cultura tributa al profftscr el incómodo honor de considerarlo “La cicncÍA es vn valor que debe cultivarse por amor a ella m iím a. . . La curiosi­
vivamente sospechoso. Cada prupo político, económico y religioso tO'jiKS- dad, la iriciativa. la imasinación. la pftrsijtcncia y la paciencia que deben
ejercitarse y las frv>stracÍones que deben soportane en. la ciencia, no pueden ser
cha que los profesores no están haciendo lodo lo que podrían y ciertamente
motivadas adecuadamente por la actual exageración de la utilidad de la ciencia,
n j todo lo que deberían para servir a sus intereses (los del prrupo). La !(ino ír.ndarsc en la creencia de que toda esta fatiga se justifica como una expiesión
objetividad o la iniparcialidad se resisten como animosidad. Kn una cul* (ie las facultades superiores de la humanidad y como una contrÍbucÍ<^n a loi
tura que está cristilizando rápidamente s\is intereses en múltiples blo<(ues, valores del hombre en general". Citado por Ccrald Piel, “ Human Want is Obso-
Ictc”, Thí Seturday Rei’iew, 36:26, 27 de junio de 1953, p. 10.

I
(IRGA.NIZACION I)i; UN SISTEMA EDUCATIVO 391
390 LA VIDA BUENA Y LA K Sf.n lÁ

Vista así, no tendría relación ninguna con la etlucación general como tal, y
FundainontalmcrUc, podría suponerse que el buen maestro es un »rf ?i la escuda secundarla pudo completar la educación general, el colegio
humano de alta calidad y diestro en el arte de enseñar. Después <!<• 1» de maestros o escuela normal podría organizar su trabajo como lo hace la
Guerra Civil, bajo la influencia de educadores euroiieos tales como e.^euela de medicina o la de ingeniería.
loz/ci, Froebcl> Hcrbart y otros, tuvimos conciencia del hecho de que el Prescribiría un trabajo prcproíesional seliMícionado, en los campos gene­
arte de enseñar podía ser cultivado deliberadamente; ergo, cualquier mujrr rales del conocimiento, como rc<pjisilo previo para la teoría y práctica
joven y de costumbres decentes, ]X »d :a ser adiestrada en eslc arte. pcd ilógica. Kste trabajo sería proporcionatlo por el colegio de una uni­
Pero cuando la ciejícia de la educación evolucionó y llegamos a com* versidad o por la escuela noi-mal misma, si la universidad no tuviera dis­
prender las complejitlades sicológicas involucradas hasta en la más ponible un colegio para sus estudiantes. En «no n otro caso, no se ocuparía
cilla situación de aprendizaje, no? encontramos demandando que )ai primordialmente de la educación general, tal como la hemos definido.
maestras no sólo dominaron el arle de enseñar, sino que tanibién <“m* Mucha de )a amargura que distingue a las críticas de los ^‘educadores”
prendieran lo ciencia que hizo de la enfr-ñanza un arte racional más i*irn en años recientes, se debe a factores que son más emocionales qu« inte­
que puramente empírico. Esto significaba que la futura maestra t<-n* lectuales, i>ero la cuestión principal es la de si hay o no un conjunto de
dría que sujetarse a un programa de estudios que requería un nivel bas­ conocimientos que define ecUnivamentc la educación profesional. El co­
tante elevado de capacidad mental y un largo jwríodo de tiempo. nocimiento no necesita .ter exclusivo, pero su «elección, organización y
La situación se ha complicado más aún en los últimos líempo?. IJ
aplicación tiene que serlo. Ix>s m^dico-v ingenieros y arquitecto-», por
énfasis que actualmente se pone en la salud menta), prescribe que la mac>*
ejemplo, pueden u?ar todos ellos la ciencia de la anatomía, pero no de la
Ira de niños pequeños esté mentabni.-nte sana, en una ocupación que no
misma manera.
siempre conduce a conservar la salud. La importancia que al presente «
I>a organización del conocimiento en lénninos de problemas de educa­
(la al pajx*I del maestro como participante, si no ís que como un dirigcnt»?
ción constituye la teoría pedagógica y ésta se dcscoiQpor;« en las di\ersas
de la comunidad, requiere mayores cualidades de personalidad. Lslo«
dimensiones en que dichos problemas pueden ser estudiados. Así, si divi­
requisito?, tomados en conjunto, constituyen un modelo de perfección. 1\to
dimos los problemas de educación, según su relación con lo» objetivos y
como relativamente pocos hombres y mujeres, en cualquier población,
normas, plan de estudio*, organización y administración, enseñanza
pueden satisfacer esas normas, y como el número de maestros en un país
y aprcndiz-ije, ] X )d e m o s estudiarlos en las siguientes dimensiones; sicoló­
como el nuestro tiene que ser grande, la educación de los maestros y
gica, histórica, sociológica, filosófica, técnica y clínica, como se ve en el
encarga de desarrollar eslc conjunto de características en aquellos hom­
Cuadro 3.
bres y mujeres a quienes logra atraj-r a este cantpo.
í.lenando cada casilla del cu.idro se puede trazar el esbozo de ua
Podemos aclarar los requisitos de educación para el buen maestro, ob­
programa completo de educación profesional en sus dos fases, la general
servando que la alta calidad, hasta dojide puede ser deliberadamente crea­
y la especializada, y hay ahora un re«i>etable conjunto de materiales con
da, es producto do: 1) la educación general: 2) la ciencia de la enseñanza
qué llenarlas. Los planes de estudios de la educación profesional no nece-
contenida en la teoría didáctica y 3) la hábil práctica del arte en alsuna
sit.^n ser recopilacionvs fortuitas de formaciones, exhortaciones y triviali­
clase de aprendizaje de enseñanza rea!. l/>s proponentis de cada un*, de
dades. y el termino “educador” no necesita ser oprobioso, como no lo son
estos tres aspectos del adiestramiento de maestros, compiten por más y más
“ ingeniero” o “ médico”.
tiempo en la preparación de los mismos, por lo que a la fecha, la escuela
La elevación de la cnsi-ñanza en todos los niveles a la categoría de
normal de dos años ha pasado a la historia, el plan de estudios de cuatro
profesión, puede ser acelerada i>or la necesidad de separar los aspectos
años para los colegios de maestros está en vigor, y el programa de cinco ¿
administrativos de la enseñanza, de sus aspectos instructivos. En otras
años lo estará en un futuro no lejano.
)>alabras, puede cri.stalizar un conjnto de ocupaciones técnicab y semiprofc-
sionales que requieren diferentes cantidades y calidades de adiestramiento.
/y fl e d u c a c ió n d e tn a t's íro s c o m o c d u c a c ió / i p r o fe s io tu il Los encargados de máquin<»í auxiliares de la enseñanza, los empleados de
escuelas y los calificadores de pruebas no necesitan ser instructores,
La solución de este problema no es muy difícil. Es considerar la pero harían mucho del trabajo que los instructores deben hacer ahora.
preparación del maestro como educación especializada para una profesión.
392 LA VJDA U U K N A Y L\ K S C t'K L A O R G AN IZACIO N DE l'N SISTEM A EDUCATIVO 393

El futuro maestro piensa que se está preparando para una profesión.


Bonetes, togas, birretes, títulos y grado?, todo esto ayuda a mantener la
ilusión, pero a msnos que haya la disciplina inlelectual de )m que son sím­
D I M E N S I O N E S DEL E S T U D I O bolo esos adminículos, nadie se dejará engañar, ni el r«tudianlc, ni otras
Problem as profesiones, ni el púlíHco. O hay un conjunto tic coriocinnentos esenciales
H istó­ Sico* S o c io ­ ¡ Filo- Inler-
d« rica 1 lógica lógica ' sófica
I
Téco’ca C línica nado para In enseñanza, o no lo hay. Si lo hay, se requiere inteligencia y tirm*
¡»o para dominarlo. Si no lo hay, !a enseiíanza es uii oficio y no una pro*
l 1
O b je tivos 1 1 fesión aprendida. O la enseñanza es una profesión <l’«tintiva o no lo es.
y norma Si lo es, la enseñanza no es sicjuiat 'a, guardería infantil, política o trabajo
social. Si no lo e.*, de nada sirvo prepararse sistemáticamente para ella y
< Plan de
ninguna cantidad de organización, influencia política o solicitación hará
estudios
avanzar un ápice sus demandas.
La situación profesional en una sociedad no es poca c o ^. 1.a sorirdad
O rgon iia *
elón /
pone su vida en manos de las profesiones. Toda s»i estructura, desde la
admlnls- construcción de caminos hasta lu formación de almas, «c finca en las
Iractón profesiones científicas: dependí* de un número relativamente reducido de
hombres, cuya comprensión de la teoría mantiene al caos y a la barbarle
Enseñanza a una distancia que siempre es demasiado •'orta para ser cómoda.
apren­ ¿Qué demanda la sociedad del profesional, como condición para otor­
t
dizaje
garle esta gran confinnza? Primero, reconocida com]>eteneia. Segundo,
. — - .
indiscutible lealtad hacia el cliente, paciente, alumno o elector. Tercero,
Cam po i una incontestable lealtad a la ética de su profesión y a los cánones de sus
especial
1 disciplinas.
A menos que estas tres condiciones se cumplan ) que el organismo
político esté convencido de que se están cumpliendo, se mostrará rehacio a
I.a categoría de profesional es una esperanza que sólo puede tener razona* dar su confianza y ?u dinero, l.'na vez dada su confianza, pagará lo que
bleraente el maestro, como especialista en enseñar. sea necesario, nunca paga más, para mantener la fuente de sus diversas
I,a diferencia entre un oficio y una profesión es la relativa imjwrlancía clases de salvación. Pagará con dinero, con prestigio o con ambas cosas.
que se da a la práctica o la teoría, reíspectivamcntc. Un oficio como e! de Tal vez nunca tan g<ncrosamenle como paga a sus ídolos d**l all-.[’‘ mo y
sastre, zapatero o carpintero, da mayor primacía a la práctica, l.’na pro­ diversión, pero ningún miembro do una profesión cientííiia luxesita o
fesión se la da a la teoría para ilus^trar la práctica. Por lo tanto, la des«a realmente tanto.
profesión elimina a aquellos que no pueden dominar la parte teórica dcl
adiestramiento, quienes nunca tienen ocasión de llegar a la práclicn. El
¿ 'd u c a e ió n d e (k Í uUos
jo v e n que no logra aprender química, anatomía y biología, d o puede ser
un doctor, por encantadores que sean sus modales para tratar a los Idealmente, la educación de los adultos debería ser \ma autoeducación.
pacientesJ^ Si nos hemos formado los hábitos de adquirir, usar y disfrutar cl conoci*
Las razonM para adoptar este diseño o cuadro han sido cxpviestai en la Por un extraño capricho de la historia hemos vuetto a la subor<ii:iación,
“Declaración de la N.C.A.T.E., sobre el Plan de Estudias para la Educación <!c casi abyecta en ocaiiones, al especialista. C'janto niás especiactilartii^nte
Maestros” , de H . S. Brcudy, The Journal of Teachtr Education, J0:1, 1(j7*112, automáticos se !:acen nuestros sirvientes mecánicos, más nos convcftiinos en
marzo de 1959. escla\*os del hombre que los maneja. Esos hombres, junto con sus superiores
15 Véase “Enseñanza: Oficio o Profesión” de H, S. Broudy, T ht F.ducaiio- en la jerarquía técnica y científica, son las modernas con:r.\partidas de los
nal FoTum, 20:175*184, enero de 1956 y "H acia la Definición de una Profe- antiguos magos y curanderos, que también servían como agentes intef;c$orti nitre
lión”, de Xí. C. Cogan, Harvard Educational Review, 23:33-50, Invierno de 1953. el hombre y el mundo, a veces h'.>stil y a veces amistoso, de lait cosas matrriAlcs.
394 LA VIDA BUr.NA Y LA ESCt'LI \
ORGANIZACIÓN DK L’ .V SI«;TKMA EDUCATIVO 395
iniunlo, hemos «prendido a aprender. Debemos estar preparados para
continuar nuestra propia educación aprovccljaudo los recursos intelccluale* Brevemente, la organización que pareció indicada en una cultura como
de nuestra cullunu la nuestra, fue más o monos ésta:
Kstamos muy lejos de llegar a esa situación. Algunos han tenido que
abreviar s\i educación formal. Otros han sido arrojados a ocupaciones La escuela eíemeiUal. F.l niño asiste a ella hasta la adoU-.scencia. Como
para las que no estaban preparados. Otros más desearían obtener adiestra* principio adecuado para su organización, puede adoptarse un programa
miento para cambiar de ocupación. do actividad o un agrupamiento homogéneo, basado en el aprovechamiento
£s (iificil generalizar en esta cuestión, poro parece que abundan las escolástico. Si se usa c<?te último, deberán hacen*» agrupamientos muy
oportunidades para la educación, ya sea formal o informal» de adultos de frecuc5;t; T en lodos los cami>os de instrucción. La fórmula de año civil
to<las clases. Si !a gente no continúa su educación, no es fácil saber por }jor año lectivo se m.".rchitará así en la misma ran)a. I.a meta de la
qué. Ciertamente no hay escasez de bibliotecas, conferencias gratuitas, cficucla elemental, según cualquiera de los dos métodos de organización,
foros, ciubs de libros y cursos de extensión, además de lo que se difunde la fornnrión de hábitos y habilidades simbólicas y una iniciación en
en ios medios de diversión de la radio y televisión. otras habilitlades cognoscitivas y de valuación.
Fuero de hacer obligatoria la educación de los adultos, no veo que en ¿a escuda secutiJariu. Desde el comienzo de la adolescencia i-l alumno
este canii>o pueda hacerse nada más que proporcionar oportunidades, asiste a la escuela secundaria. Sale de ella cuando ha completado el nivel
realmente accesibles a todos, en cuanto a tiempo, lugar y dinero. más alto de trabajo» cuando ya no puede sacar ]>roverho de la educación
Pudiera ser, sin embargo, que estemos en vísperas de una era en la g» íjeral. El trabajo está organizado en muchos ni\cíes y un alumno trabaja
que cierto gru|X ) de nuestra población este casi maduro para una educa* siempre en u'(uel nivel de una materia, para el <[ue su aprovech.-'.miento
ción realmente liberal. No serán los jóvenes que tienen que buscar su presente lo califica. El único interés de la escuela secundaria es la edu­
educación práctica. No serán los adultos jóvenes qúe tienen que concen* cación general.
trarse en establecer su posición económica y sostener una familia. Tam­ Kl colegio. El colegio- r« concebido como una cs»'ueia prcprofesional.
poco serán los ancianos, que en circunstancias benignas deberían estar Proporciona una sch^ición de materias que deben estudiarse como requisito
gozando los frutos de su propio cultivo, raá.-^^ bien que cultivándose. Esto previo para el estu»iio especializado y profesional. En el colegio ^ da
nos deja con un grupo que ha pasado ligeramente de la media edad; este mayor importancia al contenido que a la formación de hábito?, a las fases
grupo ha logrado llegar a un nivel decente de tranquilidad económica y avanzadas do una materia de estudio que a sus fases introducloriaí^.
doméstica, y to<lavía tiene un futuro de cierta magnitud. Este grupo, no La i niversidaJ. La universidad sería priniordialmentc una escuela
los dirigentes activos en sus profesiones ni en su comunidad, pueden per­ profesional, con funci.>Mt s tanto de Investigación como de enseñanza.
mitirse el lujo de autocultivarse. Se lo ptiede permitir económicamente, Instilutos cspecializailos, (escuelas técnicas y educación do adultos. Este
porque sus miembros se han establecido en s u s ocupaciones; se lo pueden os un sistema de iina sf>la escala, en el sentido de que ningún estudiante es
|>ermitir sicológicamente, porque no se ven impulsados por necesidades forzado a toniar una temprana decisión en una u otra dirección. To<los
extraordinarias de prestigio y realización, y pueden hacerlo pedagógica­ los que puc<lcu y quieren están en aptitud de pasar por la secuencia edu­
mente, porque recibieron los elementos de la educación general en su cación general-univerjíidad. Se dispone de ramas alternativas solamente
juventud. Este es el grupo que puede heredar la tierra, el mejor que dt''pués que las potencialidades para la educación general han sido apro-
nuestra civilización puede producir para la realización de los valores. vecliadas dentro de límites razonables y praticab’.es.

P r OULEM AS I'A R A W S C V S tÓ N U I N V E S T IG A C Í Ó N
R escm en

1. El estudiante dclxrrá t-rnor algún conc>ci;nicnlo de h » tipos de organiza­


Nuestro examen de las diferencias individuales en los alumnos, nos
ción escolar en cite país y en Europa.
ha conducido así a la organización de una serie de instituciones educa­ 2. De »cr r.ccesario. s< podrían invrr:g.ir varias de 5as proposiciones actua-
tivas destinadas a satisfacer las legítimas necesidades del propio perfec­ k i para ren'her los problc:nas de las diferencias individuales.
cionamiento, en una sociedad formada para satisfacer esas necesidades. 3. Los planes prepuesto» en este tapítuJo para h educación elementa!, se­
cundaria y pojticcundaria, presentan problemas para discusiones pn corrillo o
3% LA VIDA BUKNA Y LA ESCUE

debates. F.sta es una buena oportunidad para la práctira del peiisaniicnto cri*
tico sistemático.
4. ¿ Resiste la crítica lo que se ha dicho acorra de !a situación del maestro
Capítulo 6
como profesional?
5. ¿Es deniocrátira la organización dcl sistema escolar piopuesta?

S t'C F .S T IO N F .S ? / R A LECTURAS MAS EXTEN SAS


Edifique su propia
Para una infonnación bibliográfica más completa, acerca de 1 « obras cita*
das a continuación, consúltese la bibliografía general. filosofía de la educación
Si el estudiante ha leído una buena cantidad de lo sugerido para los tres úlci>
mos capítulos, comprenderá que tos libros sobre planes de estudio y inétodoc'
están también oblÍRado$ a hablar acerca de organización. Se supone qv»e el
estudiante consultará algunas de las lecturas ar.teriores, asi como las siguientes:
Si lia liecho uslí.d el esfuerzo de leer los capítulos anteriores, ha lle­
Brubacher y Rudy, Ilighsr Educátion in Transilion.
gado el momenlo de que se haga la.« siguientes preguntas:
Butts, The Armrican CoUegt Ckart iti Courst.
Conant, The American High School Today.
Flexner, Uniiersities, American, Englisk, and Germán. 1. ¿Podría yo hacer una lista de k/s principales problemas que lie*
Foerster, The American State Unii'ersily. nen que ser lrc;tados en una filosofía de la educación?
Lieberman, Educátion af a Profession. 2. ¿Podría yo presentar algún argumento para mostrar por qué son
Newman, The Idea of a Uníversity. * esos problemas verdaderas dificultades?
Pangburn, The Evo¡ution of the American Teaehers CoUege.
3. ¿Podría yo mostrar con algún detalle cómo se relaciona lógica­
Comisión Presidencial sobre Educación Superior, íligh sr Educátion fot American
Democracy. mente cada uno de e.«os problemas con los demás?
Reavis y otros, Adminiitering the Elementary School. 4. Con respecto a cada campo de un problema, ¿podrí.i yo esbozar
Sm ilh y otros, Fundamentáis of Curriculum Devetopment, ed. corregida, Caps. los principales argiimentos en apoyo de cualquiera de los dos lados de la
i0*14. (Estas secciones tratan dcl personal, características físicas y arreglos
controversia?
administrativos requeridos por los diversos tipos de planes de estudios.)
5. ¿Podría yo identificar esos argumentos con nlgún determinado
escritor sobre filosofía o filosofía de la educación?
6. Dado un problema concreto de plan de estudios, metodología u
organizaciór, ¿j>odría yo plantearlo de nuevo para que se convierta
en un problema ile filosofía de la educación?
7. ¿Tengo la sensación de que todos los arfiumentos parecen tener
mérilo cuando los esloy leyendo y de que es difícil escoger entre ellos?
8. ¿Tengo algún anhelo de leer níás en el campo de la filosofía de la
educación, n de la filosofía de la educación?
9. ¿B!ncuentro que hay cuestiones que esle libro no ha tratado o que
no las ha tratado adecuadamente?
10. ¿Encuentro irritantes, molestos o perturbadores algunos de los
conceptos de este libro?
Estas preguntas representan, en »m sentido, los resultados que el autor
tenía en mente para usted en este libro. Si puede dar re.spues*as afirma­
tivas a la mayoría de ellas, está usted listo para comenzar a edificar su

397
m U VID A B U E N A Y LA

propia filosofía de la educación. No hay pri$a sin embargo, ya que ncce*


J1
sitará usted la mayor parte de lo que le queda de vida para complf-tarlo.
Lo que ahora tiene son algunos de los materiales y eU’nienlos conceptúale*
con qué hacer la construcción.
E! que finalmente llegue usted a un concepto similar al prc5cntarl«>
aquí no carece de importancia, pues yo no lo habría presentado si i«»
hubiera considerado falso, pero es mucho menos importante que el que
usted se forme su propio concepto, a la luz de su propia experiencia y Bibliografía genera
reflexión.
Al irlo haciendo paso a paso» los crislales a través de los que forma
sus conceptos cambiarán también. Percibirán a los alumnos, niacstro%^
supervisores, adminiatradorf's, padres y conmnidad en general, on nue­
vas formas y disposiciones, poro siempre habrá una pauta, la de su filo*
sofía en desarrollo.
En otro plano, encontrará que sus perspectivas del valor cambian tam­ En esta bibliografía no se anotan las publicaciones periódicas a que
bién. Su propia vida adoptará nuevas formas de luchar y sentir, a me­ se hizo referencia en las notas de pie de página. Los autores de las citas
dida que su cuadro de conceptos se haga más coniplelo y refinado, al calor contenidas en dichas notas y mencionados en la bibliografía de cada ca­
del argumento o con la 'ectura, la indagación y los golpes de la vida pítulo, están anotados en el índice. Con muy pocas cxcepcione.e, todos
misma. i los títuW mencionados en ia bibliografía general, lo han sido también
A l continuar filosofando, descubiirá por q u é 'la búsqueda filosófica'^ en las notas de píe de página o en las listas de lecturas sugeridas.
nunca termina en una grande y brillante iluminación. Cada nueva era
AikiOj W. M ., Tke Story of th( Eight Y<ar Study. Nueva York: Harpcr and
presenta los mismos problemas en un nuevo marco; las viejas soluciones 1
Brotherj, 1942.
nunca entallan enteramente bien, como un traje no entalla a un niño en All>«rty, Harold. Rtorganiiing the High School Curriculum. Nueva York; The
desarrollo» sino por muy corto tiempo. La mente filosófica es la mente Macn)j)3*n Cooipany. 1947.
en crecimiento y, por lo tanto, crece niás que sus propias soluciones. AUport, Gordon \V., Ptrsonality: A Psychohgical Jntfrpretation. Nueva York:
Si usted es o llega a ser un educador profesional, su filosofar le reve­ Holt, Rinehait íc Winston, Inc., 1937.
lará con el tiempo campos de duda, de desesperación y recompensa que The Indiiidu<íl and H it Religión. Nueva York: T*!ie Macmíllan Com*
nunca soñó. Se verá usted envuelto no sólo en lo que \^1>itehcad ha lla­ pany, 1950.
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mado una "Aventura de Ideas'*, sino en una aventura con las vidas de
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otros, la más peligrosa, la más excitante v la raás remunerativa de todas
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Indice alfabético

Abbott, Tho::ías K ., 208 Aprendizaje:


Abslracción, 122-123, 36+ educación como control del, 20-23
Accicración, 377 excesivo, 300, 338
Acondicionan-,ienio, 60*61 inconsciente, 21 n
Acopio «lectivo, 297 latente, 21 n
Adiestramiento: maestría del, 364-365
moral, 99-102 mediatJte correcciAji de errores, 360
papel de la familia y la escuela en, momento del, 369
98-102 prueba del, 298
Adiestramiento del carácter, 254-256, Aprendizaje rutinario, 300
345 Aptitud escolástica, 169
Adiestramicntt) de los maestros: Aquino, Sto. Tomás de, 275, 289, 291,
metodología, 351-370 293
plan de estudios, 333 Aristóteles, 47 n, 52, 55, 56, 63 n, 64,
Adiestramiento moral, 99-101 68 n. 88, 9 !, 119, 123, 125-127, 134
Adolescencia. 380 137, 222 n, 236 n, 247, 254, 270,
escuelas paro, 377-383 321, 339
plantel de ajustamiento para, 381- Aritmética, 300, 312
382 Arnstine, Donald G., 345 n, 315 n
sentimientos religiosos en, ‘283-285 Arrowood, C. F., 370
Agrupanúcnto de alumnos para im- Arte:
Crucción. 373-374 apreciación de], 344
agrupamiento homogéneo, 374-375 objetivos en la enseñanra, 239-241
Aikin, W . M., 349 popnlar, 237-238
All>edrío, libertad de, 70-73 Asociaciones:
Alberty, Harold, 349 afectivas, 169
Aldrirh, Virgil C., 309 n de posiciór», 189-190, 197-198
Allport. Cl. W.. 62 n, 67 n, 89, 293 funcionales, 189, 199-203
Alunmos, 25 Asociaciones de posición, 197-199
como i>fr$onas, 195-196 Austin, G .A ., 400
Amistad. 53. 193 Ausubel, David P., 66 n
Andrru*n R. II., 377 n Autodeterminación, 54, 65-73, 141-142,
Ansiedad. 48-49, 124. 259 356
Antigui* Tcíiamento, 103, 104, 274 educación moral y, 259-262
Anión, Jolin P., 213 n el yo cf>mo libertaid, 69-70
Apasicnaiiiiento, 222 el yo como realidad y posibilidad, 68-
Aprciiarión, hábitos de, 322-323 69

413

i
414 ÍNDICE ALFABÉTICO INDICE ALFABETICO 415

Hl>erta<l de al1>edrlrt. 70-73 Brantcld, Thcodorc, 151 n, 218 Collings, Ellsworih, 301, 349 Democracia, 151
valores económicos y. 172-173 Brickman, \V. \V., 119 argumentos pro individualidad y,
Comenius, 327
Autodisciplina, 357-35R Brigbtman, Edgar S., 67, 156 n, 285 n. Comportamiento, hábitos como formas 207*20$
Autoeducación, 23 293 universales de, 307*321 características del hombre dcmocrá*
Autointegración, 54, 83-ñ?, 141-142, B r ^ d , C .D ., 154 n, 250 n, 270 Conant, James B., 349, 396 tico y, 213*214
356 Broudy, H . S., 35, 67 n, 89, 167 n, Conceptos, 72, 123 como norma ética, 266
educación moral y, 264*257 228 n, 260 n, 275 n, 310 n, 337 n, pensamiento y, 132-135 educación para, 215
principio de, 85-86 363 n, 381 n, 392 u Conceptualismo, 134 escuela y, 209*216
tipos de, 86-87 Brubachcr, John S., 56, 89, 95 n, 119. concreto, 364 aspecto de actitud, 212-216
valores económicos y, 175-177 163, 187, 218, 271, 294, 349, 370, Conciencia, 123 fase c^noscitiva, 210-212
Automatismo, cfecio en la instrucción, 396 evolución histórica de, 204*205
Conocedor, 224-225
386 Brueckncr, L. J., 300 habilidades deliberativas necesarias
Conocimiento, teoría dcl, 354*355
Autonoiv.Sa para la educación, 112*116 Brumnaugh, K. S., 88, 137 en, 320
clasificación del, 327-335
demandan de, 113-115 Bruner, Jerinnc S., 370 nueva, 205*207
como integrador, 86, 264*265
condiciones para reafirmar las deman­ Br>son, Lyman, 120 significado de, 210
das, 115-116 como liberador, 77
Bueno y justo, 250-251 sueño democrático, 204-209
Aucorrcalización, 54, 78-83, 141-142, estructura dcl, 135
Bullough, Edward, 222 Demócrito, 60
pensamiento y conceptos en, 132-135
356 Biirgess, E. W., 119 Deportes, 181, 182, 185, 346
rapacidades y facultades. 81-83 realidad y, 121-137
Burton, W iíliam H., 349 Descartes^ René, 137
capacidades y su dMarrollo, 78-79 sensación y percepción en, 127-131
Builer, J. Donald, 36, 137, 294 Deseo:
críticas de, 79-80 Conocimiento de uno mismo, 344
Butts, R ., Frccman, 86, 119, 396 como necesidades orgánicas, 59-61
definición de, 82-83 Consejo para el mejoramiento de la
símbolos como objetos del, 62*63
educación moral y. 262-264 Cambio, análisis dcl, 126-127 Educación Secundaria, 349 Deserciones, 380, 381
valores económicos y. 174-175 Cajnpbell, Doak S., 349 Conservación de uno mismo, 69 Determinismo, 71
Axtelle, Gcorre, 94 n, 218, 320 n, 350 Cannon, W alicr B., 63 Cook, W . W . , 349 Dewey, John, 24, 40 n, 56, 82 n, 88,
Ayuda federal a la educación, 9-t Capacidades: > Copland, Aaton, 234 n, 248 94 n, 121 n, 126 n, 135 n, 148, 163,
facultades y, 81-83 Corntord, F. M ., 251 n, 261 n 168, 187, 217, 246, 248, 252 n, 255,
Bagley, W . C., 56, 89 Cos:umbres y maneras, 142-143 279 n, 288 n, 301, 302 n, 307, 308 n,
y su desarrollo, 78-79
Baker. Melvin O., 137 Craig, Kübert C., ;>5Ü n 309*310, 318, 342 n, 355, 361, 370
Carnegie, Andrew, 175
Banner, W illiam H., 92 n Credo Norteamericano, 266 Diferencias individuales, 372, 374, 376,
Caswel!, Hollis L., 349
Baniock, O. H., 120 Cremin, Lawrence A., 86 n 394
Categoría profesional de los maestros,
Darnard, Chesier I., 389 Criticas a la educación norteamericana, Dimensiones de la personalidad:
390-393
Barton, A. H., 384 39 autodeterminación, 65*73
Ciencia, 332
Barloa, George E., 35 Cronbach, L. J., 370, 402 autointegración, 83-87
Bassett, S. J., 300 n conceptos y leyes clave en, 338*339
Cualidades: autorreali^ación, 78-83
Baylcí, Ernrst E., 361 n, 370 en escuelas secundari.^s, 379
estétivas, 221-224, 242 libertad natural y reflexiva, 74-77
enseñanza, 306
Belwrman. Max. 314 n, 349 principio apetitivo, 59-65
metafísica y, 124-127 primaria-secunüaria, 126-131
Bcck, R. H.. 349 Dinámica de grupo, 31 n, 213
método esxilutiTO, 333 Cualidades terciarios, 126
Bc?lc, Edward O., 349 Ixabilidades deliberativas, 320
objetivos de, 338 Cueuiones soc.iales, escudas y, 210*212
BeiíswSnger, Oustav, 327 n Dios, 103-104, 273 y sigtcs., 289
pA|>el de, en la religión, 287-288 Cuidado y adiestramiento de niños,
Bcimc, Kcnnelh D., 94 n, 120, 218, Disciplina, 255
320 n plan de estudios, 336-339 63-63, 96-98
Disciplina formal, 81
Bcrjion Kenri, 67, 293 en colegios, 336-330 Cultura:
Distancia física, 222
Berkcley, Ccorge, 137 verificación cn'.pírica en, 124 método evolutivo, 333
División dcl trabajo, 92, 100, 101
Bertocci, Peter A., 276 n, 279 n, 281 n, Clásicos, en el plan de estudios, 343- sexo y motés económicas, 285
Ducasse, C. J., 35, 248
285 n, 294 3-14 Cunningham, \V. F., 56, 69, 120
Bibliografía, 399*411 Cogan, M . C., 392 n. Cursen de supervisión, 334 Easley, J. A., 349
Bien comán, 93-94 Cognición, ler Conocimiento Childs, J. I.-, 56, 271 Eastman, Max, 217
búsqueda dcl. 204, 206, 208 Colegios. 300.301, 312-313, 341), 383* Eby, Frecerick, 370
Bobbitl, Franíclin. 38 n 386, 395 Dante, 243, 335 Edad mental, 368, 372,-373
Bode, Boyd II., 119 como escuelas preprofesionalcs, 386 Darwin, Charles, 242, 333 Educacióri:
Bombas atómicas, 276-277 de artes liberales, 384 Davis, Allison, i 45 n autodeterminación, 23
Bosanquet, Bernard, 247 organización de, 383*386 Delincuencia juvenil, 101, 146, 381 autonomía para, 112-116
BosweII, Paytftn, Jr., 400 plan de estudios de ciencias en, 336- Demanda noética, 364 como control del saber, 20*23
Bowler, John F., 343 337 Demandas morales, 250-251 de adultos, 393-394

i
416 INDICE ALFABETICO ÍNDICE ALFABÉTICO 4 i:

deíiriición de, 19-26 Enseñanza: Etica, 28, 141 Goodlad, J. I., 377 n
especializada, 306 diacrítica, 375-376 democracia como norma de, 266 Goodnow, J. J.. 401
filosofía de, 26-35, 354 máquinas, 376 Evcrett, John R.. 187, 281 n, 293 Gotshalk, Diltnan W ., 221 n, 248
formal, 22 métodos; véase Metodología Exislencialismo, 30, 31 n, 78, 203 n, Gran depresión, 340
general, 306*307; ver también Edu­ Enscñan7a de la historia, 301, 307 260, 341. 389 Grandes libros. 334
cación general plan de estudios, 342 Experimentación. 317-318 Grcr.e. Marjoric, 36
gobierno y. 94-95 Enseñanza de la química, 317 n Experitnentaltsmo, 335 Griego, 401
infonna), 22 Epicteto, 70 teoría de vakir, 148-152 Groos. Karl, IfiO n, 187
libera!. 307 Epicuro, 60 Gruen. \S'illiam, 255 n
medio ambiente. 22, 184 Epistemología, 27, 73, 121 y sigtes., 368 Facultades, capacidades y, 81-83 (^iuerra M undial I I , 3M
Escrupulosidad excesiva, 268 Fairchild, IIoxíc N*., 1C5 n Gulíford, J. P.. 229 n. 354, 370
objetivo de. 37*57
Escuela elemental, 295 “ Falacia naturalista", 154
percepción estética y, 223*241
‘■amor a los niños”, 195 Familia. 193
relación entre la iglesia y, 107-110 Habilidades; ler también Hábitos y ha­
aula socializada, 375-376 función de la. 96
religión y, 283-286 bilidades,
enseñanza diacrítica, 376 pape! de la, 96-102
v ' a l o r c j V . 141 *163 de investigación, 316*318
organización de, 374-377 papel en el adies'.ram.iento. 98-102
y el orden social, 91-119 plan de estudios de ciencias en la, Habilidades de biblioteca, 316
relaciones con la escuda, 96*98 Habilidades de investisiactón, 316-318
Educación de adulto», 346*347, 393- 337 Fe, 281, 289 experimentación. 317-318
394. 395 Escuelas especializadas, 383, 386-387, Fcigl. Herbert. 152 n, 250 n, 270 observación. 317
Educación del consumidor, 171-172 395 Felicidad, 53 uso de bibliotecas, 316-317
Educación en tiempo libre, 182-183, Escuelas parroquiales, 107-110 Ferm, Virgilius. 137 Habilidades deliberativas. 320
347 Escuelas profesionales, 387 Filosofía, 26*29 Habilidades sinil>ó)icas, 335, 367, 377,
Educación especial. 346-348 Escuelas secundarias, 196, 395 378
Filosofía de la educación, 26-36, 354,
Educación física. 98. 345 función de. 377 artísticas, 314-315
397-398
Educación general. 306*307. 346, 387 niveles de estudio *en, 378-379 Finlay, G., 350 lingüísúcas. 309-313
campos de estudio. 327-330 organización de, 378-382 Finney, Ross. 57 mateniáiicat, 313«314
formas de organi?ación. 333-335 plan de estudios de ciencias en, 337 Fitzpatrick. E. A., 370 necesidad de. 327
hábito» de adquirir, usar y disfrutar Escuelas técnicas postsecundarías, 386- F!cming, Williarn, 248 Hábitos de estudio. 313. 315-316
la verdad. 347, 348 387 Flexner, Abraham, 396 Hábitos de valuación, 320*321
plan de estudios de ciencias. 338 Espinosa. Benito, 70, 275 Ford, Ilenr>\ 175 Hábitos y habilidades. 297. 299
Educación General «n una Sociedad Estética, 28 Form a: como formas universales de compor­
Libre, 349 acto estético, 221-223 tamiento, 307-323
estética. 219-230, 232-235
Educa>-i6n liberal. 307, 384 aspectos del habí.t, 227 conjuntos de, 309
y materia. 123-127, 136
Educación moral, 253-258 educación, 227-230, 322 Formación del cíirácter, 48, 185 de adquirir y usar cl conocimiento,
autodeterminación y. 259-262 estudios, 343 327, 363
Frankena, William K ., 35, 271
autointegración y, 264-266 expresión y producción, 225-227 Frankün, Benjamín, 43 de cjiudio, 315*316
autorrealizacidn y, 262-264 niveles de apreciación, 230-237 de i:nagina-.ión y apreciación, 322-
Frank, L K., 89
criterio y evolución de, 259-266 percepción dcl signi/icado. 235-237 Frateinidad, 207 323
den'ocracia como norma de, 267 percepción de la calidad sensoria es­ Freel, F.ugene L,, 67 n. 89 de interpretación de símbolos, 309-
y r’asc social, 145-146 Freud, Sigmund, 97, 217 315
tética, 231-232
EducA'-ión para ta ciudadanía, 2C9- percepción de la forma estética, 232- Friedman, F. L , 350 de investigación. 316*r-ia
216. 381 235 Frocbel, Friedrich, 181 n, 390 de usar el conocimiento, 319-321
Educación para la seguridad, 345 normas y educación estética, 237-241 Fn.»mm, Erich. 89 de valuación, 320*321
Educa<ión progresiva, 111, 255, 311 objeto, 221 F\mciones primarias, 92, 94, 95, 98, deliberativos. 320
Educación religiosa, 107*110, 286 percepción, 219-223 116-118 incorporación dcl aprendizaje a. 363
Educadón Religiosa, 119 educación y, 223-241 naturalei’a dinámica de, 308
Educación v-ocacional, 169-171, 346 símbolos, 314-315 Carrison, S. C., 373 Habla, 227
EdNvards. Anna Camp, 349 sujeto, 219-220 Ceiger, Cíeorge, 143 n, 150 Hall, C .S , 79n
Eduards, Paul, 36, 71 n. 271, 294 Estructuro y dinámica de la personali­ Gcniüe, (i,. 120 Hand, Harold C.., 302 n, 349
EJerci.'io o práctica, 362, 363 dad, 59-89 rtill>ert, Kathcrine E., 248 Harncr, X. C., 294
Eícic!-.n 65*70, 141-142, 259-260 Estudiar de más, 300, 337 Gilson, Etienne, 294 Harris, D. B., 356 n
Elüy. \V. D., 363 n Estudio evolutivo, 379 Gobiern»*: Harris. H. S.. 120
Encastando, 331 Estudios sociales, 301 educación y. 94-96 Hartnian, Robcrt S.. 190 n
Ennis; Ilobert, 29 n plan de estudios, 339-341 pajwl de!. 53*96 Hartmann, George W , 37i»

i
418 INDICE ALFABETICO ÍN u:Cli ALFABÉTICO 419

Ilartíhorne, Hugh, 271 Intuición, 360*363, 364 I.,e\vin, Kuri, 98 n, 370 Materialismo, 73
Harvey. J. W ., 274 n. Iniiíif.iones mentales, 368 I^wi», C. I., 153 n. 355 n. Mayhew, Kaiherine Cair.p, 349
Hayck, Fwderick A., 217 Libertad: May. Mark, 271
Hcidfigo'cr Martin, 339 n Jacobs P. E., 384 concepto de, 72*74 McDonald, Ralph W ., 385 n.
H cnlíi 'R. J., 119 Jaeger, Werner W ., 345 natural y reflexiva, 74-77 McGuken, 234
Hcrbart, Johann Frlctlrich, 368, 370, James W iliiam, 24, 67, 273, 274 n. educación para lá libertad natura!, McMurray, Fostcr, 36
389 275 n, 293 75-76, 322 Mead. Margarct, 120
H iü, Rcubcr.. 119 Job, 70 educación para la libertad reflexiva, Means, Gardner. 218
H ipótem , 133 n. 136. 242, 302, 304, Johnson, A. V., 119 77 “Medio ambiente”, educación de!. 22,
339 Jordán, Robert, 23 n de albedrío, 69, 70-73 184
Hübbcs, Tht-míis, 69, 92, 339 Juego, 180-181 cl yo como. 68-70 Memoria, 132
Ilockin?, W . E., 27, 36, 88, 137, 208 n, Juicio moral, 249, 253 símbolos y, 74*76 Meriam, J. L., 301
293 Justo y bueno, 250*251 Libros de texto, 364 Metafísica, 2/-I8, 152, 208
Home, Hei-man Harrell, 370 Lieberman, Myron. 120, 396 ciencia y, 124-127
Horney, Karen, 89, 217 Kant Manuel, 51 n. 137, 208 Lilge, Frederic, 120 Metcalf, L. E., 349
Hospers, John, 235 n, 271 Kardiner, Abram, 89 Lincoln, Abraham, 42, 87 Método científico, 310, 318
Housc, R . W ., 248 Karncs M . Ray, 347 n. Lingüísticos, símbolos y habiüdüdes, plan de estudios centrado en proble*
Huizinga, Johan, 180 n, 187 Katona, C., 338 309-313 m u y, 301-304
H ullíiíh, H. G., 120 Kearney, N. C., 349 Lip])iít, R., 93 n. Método de discujión, 365
Humanidades, enseñanza de, 180, 307 Kelliher, A. V ., 374 n Lippn-.ann. Walter. 104 n, 141 n, 270 Méto<lü de enseñanza j>or actividad, 368
Hume David, 66, 137 Kellcy, Earl C., 89 Lipps, Theodor, 222 n. Método de enseñanza por conferencias,
Hunt. M . P., 349 Kenyon, John S., 312 Literatura, 3% , 307 367
Hutchini, Robcrt M ., 271 enseñanza, 3C1
Kierkegaard, Soren, 250 n, 260, 275, Método dialéctico, 365
Liitle. E. ?., 349
289 n. \íéto<lo jesuíta de enseñanza, 366*367
Idealismo, 30, 73, 127*129, 130, 208 Locke. Harvey J., 119
Kilpairick, W ilüam H,, 29, 301, 302 n, Metodología, 351-370
Ideas, 122. 331 Locke, John, 137
370 jesuítas, 36C-367
Idiomas extranjeros, 346 Lodge, K. C., 89
Kirkpatrick, Clifford H., 119 método de actividad, 368
Iglesia: Lógica. 27*28
Khibertanz, George P., 88 mét-xlo de conferencias, 367
papel social de la, t03>107 Lowenfeld, V., 248
Kluckhohn, Clyde, 89 método de discusión, 365
Lowenthal, Leo, 248
relación cun la educación, 107*110 Knellcr, H. F., 57, 120 método de memoria. 366
Igualdad, 204-203 Koffka, Kurt, 370 méto<lo socrático, 365
Imágenes, 72 MacLcod, Robcrt B., 104
Kohler, Wolfgang, 361 Maestría de aprendizaje, 363, 364 método y teoría dcl conocimiento,
Imaginación, 132 Krieger, Murray, 2 I 9 n , 247 354*356
Maestros:
hábitos de, 322-323 Krikorian, V. H., 104 n. m o d e l o de enseñanza-aprendizaje,
categoría profesional de, 390-393
Impulsor iisiológicos, 60 Krutch, Joseph Wood, 237 n. 352
proparación de, 389*393
Independencia económica, efecto sobre Kuhlen, Ri>>Tnond G., 101 n. preparación para la intuición y la
Mannheim, Karl, 202 n, 205, 217
rl orden social y cl individuo, 201* Kuhn, Ilrlm u t. 248 maestría, 364
Mariíain, Jacqucs. 29, 248
202 proceso de cnscñan/a-aprendizaje,
Martin, WilUan’. Oliver, 104 n, 284 n,
Individualidad, 203 Langer, Susanne K .. 73 n, 248 294, 350 356-366
argumentos en pro, 207*209 Latín, 298, 331, 367 Marxismo, 60, 347*348 incorporación al hábito, 363
efecto de la indc]>endencia econó* Lawrence, X . M ., 88, 117 intuición, 360*363
Marx, Karl, 146, 176, 200, 203, 277,
mica en, 201-202 Lazarsfield, Paul F., 384 340 motivación, 356-357
Industria, cfccto de, 200*203 Lectura, 310 Maslow, A .H ., 83 n, 89, 155 n. 160 n, presentación, 357
Instituciones sociales, 91 comprensión y, 312 163 prueba, 363-364
Instrumentalistas, 121 n, 126 n, 136, correctiva, 310 Masón, U.S., 180 n. racionalización del método, 351-356
148, 253, 355 criticas a la instrucción en, 311*312 Masón R. E., 56, 271 respuesta a la pr.ieba, 358-359
teoría del valor, 148, 150 Lee, Vcrnon, 222 n, 235 n. Masoquismo, 43 n. sicología educativa, 353*354
Integración; Lehman, H. C., 180n, 187, 356 n. Mateir.áticas, enseñanza, 301, 306, 307, Método socrático, 365, 368
principio de. 84-86 Lenguajes, 331 332-333 Meyer, I.^onard B., 248 -
tipos de, 86*88 súnbolos y habilidades lingüísticas, símbolos, 313*314 Millard, R . M ., 223
Inteligencia, 354, 359, 360 309*313 Materia de estudio: M ili, John Stuart, 42 n
Interdependenci«i. 92-93 Leonhard. Charles, 248 elementos clave de, 338-339 Mitchell, E. D., 180 n
económica, 200-201 Lepley, Ray, 163 lógica de, 338*339 Modelo de emetlan^a-aprcndizaje, 352
Intereses, K 9 , 168, 205, 254, 357 Lemer, Max, 248 plan de estudios por, 298*301 Montagu, M . F., Ashley, 89

JÜ .
420 Í N D IC E A L P A n í.T IC O INDICE ALKAlíETICO 421

Montaigne, Miohcl Eyquem de, 179, escuela secundaria o para adnlescen- Personalidad: problemas, curso de, 342-343
190 tes. 377-382 cualidades necesarias para la ense­ resultados en la escuela. 329-330
Mix>rt. Krncsi Carrol. 370 escuelas técnicas postsecundarias, 3ilG- ñanza, 390 * tercer concepto deJ, 306 307
Moorc, G . E . , 154, 163 387 y democracia, 213-214 Plan ds estudios cu núcleo, 302
Moreno, J. L., 320 n plantel de ajusiamiento, 381-382 y expresión oral, 227 Plantel de ajustamiento, organización
Mores, 143, 144 preparación de maestros, 389*393 Perspectiva: de, 381-382
Morrison, Hcnrj* C., 349 universidades. 387-369 en valores económicos, 176-177 Plar.t, J. S., 195 n.
Mosicr, Richard D., 217 OrganiraciÓR social, 91-96 en valores, estíticos, 243-246 Platón, 23, 20, 56, 64, 89, 119, 134»
Mos?, F. 359 n Orden r.at.iral. 74. 9?- en valores de la salud, 178-180 174, 245, 247, 25í, 261, 270, 365,
Motivación, 299, 301*302 Orden social. 86-87 en valores morales, 267, 269 370, 388
intrínscfA y extrín»<*ca, 357 autonomía para la edncación, 112- en valores recreativos, 184-186 Posibilidad, 68-75, 78
Mowrer. O . Hobart, 61 n. 81 n, 97 ii, Ii6 en valores religiosos, 286-292 Pragmatismo, 30, 127, 355
182-183, 217. 260 n, 353 n, 359 n. división del trabajo en, 92 Pcstalo22Í, J. H.. 370, 390 Price, Kingsley, 35
Mnriford. Lewjj, 89 educación en. 91-120 Phenix, P. II., 409 Principio apetitivo:
Munro, Thomas, 221 n efecto de la independencia c'cnómira Piel, Gerald, 203, 389 deseos como necesidades orgánicas,
Murphy. Gardncr. 62 n, 74 n Pierce, Paul R., 400 59-61
$obre, 201-202
Miirray, H. A., 89, 98 n Placer, doctrina dcl, 52 educación y, 63-65
escuela como crítica de, 110*112 símbolos como objetos de deseo, 62-
Música, 229, 230, 233-234, 235, 237- papel de ía familia en. 96-102 Plan de estudios, 297-350
238 actividad, 301 63
papel dcl gobierno en, 93-96 Problemas:
Níycrs, Bernard S., 248 campos y funcione* del conocimiento
papel de la Iglesia en, 102-108 cursos, 321, 379
Myrdal, Gunnar, 147, 163, 266 n 329*330
y cl bien común, 93-94 individuales y sociales, 345
campos de estudio, 327-328
Orientación, 168-169, 194-195 Problemas icciales, 336
Natiiralc?a humana, 63, 65 y sigie$., centrado en problemas, 301-305
288 Otto, Rudülph, 274 n. Proceso de enseñanza-aprendizaje, 352-
ciencia, 336*339
Naturalismo, 104 clásicos, 3+3-344 353, 356-366
.N’cfcsidadei fisiológicas, 60 Packard, Vanee, 217» clasificación de] conocimiento. 327- aprendizaje por corrección de errores,
Neorrealismo, 128 Padres, en el adiestramiento de los ni­ 360
335
Newman, J. H ., 396 ños, 63*64, 96-101 e intuición, 360-363
educación especial, 346-348
Newum, Isaac, 335 Paiget, Jean, 370 incorporación del aprendizaje al há­
educación general y, 306*307, 327
Nichuhr, Rhcinhold, 89 Paine, Thomas. 105 bito, 363
educación vocacional, 346
Nietzsche, Fricdrich Wilhelm, 276 métodoj de enseñanza, 364-365
Pangburn. Jessie M ., 396 escuelas secundarias, 377-380
Niveles de discusión, 31*34 modos de mejorar el aprcndizaie,
Par,soíía. 327 estudios sociales, 339-341
Nominalismo, 134 362-363
Pap, Arihur, 36, 71 n, 271, 294 formas de instrucción, 330*331
Normas: momento del aprendizaje, 361-362
Pareto, W ., 209 formas de organización, 330*335 motivación, 356-358
de valor, 142-143 Parker, DeWItt II., 248 habilidades de investigaciói^, 316-
estéticas, 237-241 presentación, 358
Patrick, G . T. W., 187 318 prueba, 363-364
Norleamcricanismo, 152 hábitos de estudio, 315-316
Pavlov, Ivan Fetrovich, 361 repetición, 362
Nottingham, Elizabcth D., 120
Pearson, Ralph M.. 230 n, 248 hábitos de usar el conocimiento, 318- respuesta a la prueba, 358-ÍÍ59
Pedagogía. 368, 369 322 sicología educativa y, 352-354
Objetivo de !a educación. 142 pensamiento analítico, 319-320
h vida buena como, 37*56, 297 Peirce. C. S., 24 teoría dcl coriarimiento y, 354-356
Pensamiento analítico, 319-320 habilidades deliberativas, 320 Proceso de pensar:
niveles de, 38*40 hábitos de valuación, 320-321
Obligación, valores morales y, 250-251 Pensamiento científico, 73 hábitos de usar el conocimiento, 318-
Pensamiento, conceptos y. 132-135 materia de estudio, 298-301 321
Obras maestras, literarias, 334-335
Observ'ación, habilidad de investigación, PensAiniento. facultades de. 300 crítica de, 299-300 pensamiento analítico, 319-320
316-317 Pepper, S. C., 89, !63, 247 escasa retención, 300 pensamiento creativo, 322
O ’Connor. D. J.. 29 n Percepción: falta de incentivo en, 299 Procesos intermedios, 297, 354, 356
Ogburn, W illiam F., 146 de calidad sensoria estéticA, 231-232 raciocinio, no se desarrolla el, 300 Producción cr. masa, 174-175, 200-201
O ’Keefe, Georgia, 231 de íonna estética, 232-235 método evolutivo, 332 Programa de actividad, 359
0 ‘N’eil. Jar.nes N. , 120 de significación estíptica, 235-237 núcleo, 302 344-345, 379
Organizaciór. de nn sistema educativo, sensación y, 127*131 objeciones a la teoría de, 345-346 Programa de orientacíórí, 321, 336,
371-396 Percepción inmediata, 129, 13f), 15f, para adie^trainicnto de maestros, 353 344-345, 379
colegios, 383-386 289-290, 355. 356 problema de, 297-305 Programas de investigación en universi­
educación de adultos, 393-394 Perfeccionamiento de uno mitmo. 91 problemas de conter-ido, 327-350 dades, 387-389
educación postsecundaria. 383-386 Perfección, anhelo de, 276 problema de la '*inrunión” en la Programas enriquecidos, 377
escuela elemental, 375*377 Pcrry, Ralph B., 163, 216 materia de estudio, 304 Pruebas y su aplicación, 363-364
422 ÍNDICE AI.FABÉTICO INDICE AI.FAnF.nCO 423

Puntos tic controvcnia, 54-55, 210, 211 Ritual, papel en cl sentimiento religioso, Símbolos: función de, 387
Pupilaje, definición, 25 282*283 como objetos def deseo, 62-63 organización de, 387*389
Robcrt, Paul, 332 n. papel rn cl aprendizaje, 311 Utilitarismo, 42 n, 252
Racicr.alidad. religión y. 278<280 Rocco, Alfredo, 202 n, 217 Simlxílos artíjtirí.1 . 3I4-31.')
Radcr, M . M ., 235, 247 Simpson, Ray H.. 350 Valor, definición, 47
Rix.kcfel!cr, John D.. 175
Rascy, Maric I., 89 Slcsingcr, Z., 120 Valores:
Rooscvclt, Franklin D., 43
Raup. R. Rrurc, 94, 218, 320, 350 Smith, Bertrand L., 410 aspectos intrínseco y utilitario de,
Rí'ícnberg. B.. 248
Smith, B. O tlunel. 29 n, 57, 94 n, 218, 157
Raymonrt, S., 119 Ross, W'. D,. 52 n.
301. 302, n, 320 n, 332 n, 349, 350, campos, 156-157
Read. Herbert, 248 Roycc, Josiah, 294
Realidad: 396 como objetivo, 154*155
Rudy, WiUis, 396
y conceptos, 132-135 Smith, T. V.. 36 demandas culturales y, 141
Rufia Soviética. 95, 287
conoci-iilento y. 121*137 Sociedad Nacional para el Estudio de ec:»n6niÍcoj, 156
Estados Unidos y, 215-216
y percepción. 127-131 !a Educación, 28 n. educación y. 141*163
Russell. Bertrand, 187
ciencia y, 124*127 5vr>fiología, 341 morales, 142
Ryan, F. A., 271
Realismo, 29, 355 Sócrates, 42 normas. 142-148
Realización, J74; ver también Auto- Solución de problemas, 318-319 positivos y negativos, 158
Sabiduría práctica, 321 relatividad y objetividad de, 145*
rrcaüración y pensamiento analítico. 319-320
Salud mental, 97*98 146
Reavis, Williarn C., 409 plan de estudios, 301-305, 342*343
papel de la familia v ia escxiela, 98- situación de la escuela con respecto
Recitaciones, 359 Spears. W . D . , 97 n
101 a. 147-148
Recí'rdafión. 299-300, 315-316, 359, Salud valores de la. 156-157, 177-180 Stanley, W. O,. 56, 86 n. 120. 163, 218,
365*366 superiores e inferiores, 158*161
conocimiento y hábitos, 177*178 266 n . 301. 302 n. 349, 396
Redden. J. D.. 271 teoría experimentalista de, 148-152
perspecti\-a en, 178*180 Strdman. Harry P.. 384 n teoría general c ;, 148-161
Rcik, Theodorc, 43 n Stendler, Celia, 349
Rcir.e.', W. B., 350 San Franciíco. 42, 291 teorías emotivas de, 152*153
San Ignacio. 366 Stephens, J. M , 382 n N'alores de afociación, 189*218
Relación entre alumno y maeitro, 38- Ste\-enson, C. L.. 163
40 Santa Teresa, 275 ' Valores económicos, 156, 165*177
Santayana, Jorge, 248 StronK. L. R.. 350 autodeterminación y, 172*173
Relaciones afeciiv.ij, 189. 191*197 Stuiken, Edw.yd H., 410
aspecto intrínseco y utilitario de, 191- Santidad. 103, 274 autointegración y, 175-177
Santo Tomás, 275, 289 n. 291, 293 Sumner, William Oraham, 143 n, 146 aulorrealización y, 174*175
192
Sarire, Jean Paul, 68 n, 78 Supematuralismo. 104 comprensión de la estructura econó­
escuela y, 193*195
seguridad en, 196*197'^^ Schefíler, Israel. 29 n, 35, 56, 343 n. Supremos fincj. 142, 152 y n, 209, 266 mica y, 166-168
Relaciones humanas, valores de asrK-ia- 371 n Sweixson, David F., 289 n. papel dcl individuo en el urden eco­
ción. 189-218 Schillc: Friedrich, 267 n nómico, 168-172
Religión: Schilpp, Paul Arthur, 352 n, 279 n T tchni, 352 Val-jrcs citéticos, 156, 219-248
ciencia y, 287*288 Schvieitzer, Alhert, 291 Teología. 279 como instrumentos, 241*243
definición de, 277 Seashore, C’arI X., 248 Teoría pedagógica, 391*393 educación y, 223*241
dogma y, 291 Seguridad, eniorional, 64. 72, 196-197 Teorías emotivas de los valores, 152* perspectiva en, 243-246
educación y, 283-286 Seguridad mediante confianza, 196-197 154 Valores intelectuales, 156
estudio filosóficu de, 285>286 Seil>erl¡ng. Frank, 248 Thomas. I^wrencc C.. 151 n, 152, 152 n Valores intrínsecr>s. 151, 155, 157, 177,
generalizada, 283-284 Sellars, W'ilfrid, 250 n, 270 Thontdikc. Edward I.ee, 360 180, 191-192, 277
papel de la Iglesia. 102*110 Sensación, 132 \'alores iiioralcj 156, 249-271
Tolman, E. C., 359 n
racioiulidad y, 278-280 percepción y, 127-131 Tomismo, 29 \'alor«s recreativos, 156, 180*186
Repetición en el aper.diA'íje, 252, 366 Sentimiento religioso, 273*287 escuela y, 182*184
Toynbee, Arnold, 118
Respuesta a ¡a pn;eha, proceso de en­ papel dcl ritual en, 282*283 juego y, 180-181
Trabajo, división dcl, 92 penpectiva en, 184*186
señanza-aprendizaje, 358'359 percepción esiética y, 277
Trecliinan, E. J., 190n \alores religiosos. 157, 180. 273*294
Resultados: religión y, 272-281
en la escuela, 161-162, 298, 329* Ser, y conocimiento, 121-123 Tres ensef.ati/as fundamentales, 309- papel en la vida de. 275*278
330, 364 Seyfert, W, C., 381 n. 310 penetración de, 274-275
en la vida, 364 Shores, J. Harían, 56, 301, 302 n, 349, Trilling, Diana, 376 perspectiva en, 286-292
Resultados en la escuela, 298, 336, 410 Tykociner, Joseph T., 328, 350 y ciencia. 286-292
364 Sibley, Fr«»nk, 224 Vaughan, Herbert R., á l 4 n , 349
pian de estudios y, 329*330 Sicología educativa, 352-354, 369 Ulich, Robcrt, 57, 120 Veatch, Thorsten. 187
Retención de información, 299 Sicología geitalt, 360-361 n. Uniones laborales, 202 Veinus Abram. 248
Retraso, 377 Significados, 73, 106. 123 Universales, iéai< Conceptos V ida buena, 141
Riesman, David, 217, 384 Simbolización, 73, 328 Universidades. 395 como objeii'M de la cducaciór., 37-57,
Rigidez moral, 267 facultad de, 88 e investigación, 387-389 142, 297
424 IN D IC E A L F A B E T IC O

concepto He, 41-52 VVidcn, In>-in, 107 n.


rMimación objflÍN'íi de, 45*52 Wicman, Hcnr>- N-, 294
«timacioncs subjetivas de, 42-45 W üd , John, 56, 68 n, 72 n, 75 n, 89,
combinación de ambas estimaciones, 93 n, 119, 123n, 126 n, 137, 153 n,
52-53 294, 352 n
rrsultadus en Ja, 364 Wilson, M . K ., 350
Vischer, Robert, 221 n Witty, P. .A., 180 n, 187, 356 n
Viva*. Eüseo, 219 n, ‘247 Wood, Grant, 231, 234
Voltaire, 105 Woodruff, A. D., 196 n. 218, 342
W risht, W iliiam K ., 285 n, 293
W aj^cr, D . O ., 202 n ■\V>Tine, John P., 46
Waller, W., 119
Warp, Camlinc F., 218
Y o:
WVgncr. Franlc C., 338 n descubrimiento dcl, 65-67
Wciss Paul, 298
como libertad, 68-70
W chh, M . G.. 218
como realidad y posibilidad, 68-69
Wcstjncycr. Paul, 317 n.
WhcelwriRht, Philip, 36, 352 n, 271 Yost, F .N ., 119
W hile. D. M ., 248
Whitchead. Alfrwi N., 128, 243, 398 Taeharias, J. R ., 350
Whitc, R . K., 98 n Zeignarik, B., 363
Whytc, W iliiam H ., 218 Ztctics, 328-329

b S TA O BR A S £ T e R M N Ó OE IMPRIMIO E L DÍA
4 Dfc FEB R E R O DE 1991. EN LO S TA LLE R F S DE
TECNO IM PR HSO S LARC. A H U E H U E TE S 69
C O L SAN B AR TO LO A TEPCH UACA N
MÉXICO. O F.

LA EDICIÓN C O N S TA DE 1 000 CJCM PLARES


Y S O B R A N TE S PARA REPOSICIÓN

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