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Luego de tres años consecutivos de caída (2014-2016), a partir de finales del 2017, la
inversión minera mostró una recuperación sostenida y ya acumula siete trimestres de
crecimiento continuo. En el 2018, según el Minem, la inversión en dicho sector se
incrementó 26%, lo que representa la tasa más alta desde el 2011. En total, el sector
minero invirtió casi US$5 mil millones
El fuerte crecimiento del último año se explica por la mayor inversión en equipamiento
debido, principalmente, a las ampliaciones de Toquepala y Marcona. En este rubro
destaca el gasto en plantas de beneficio, en las cuales se procesan los minerales, que
ascendió a US$1.412 millones, casi el quíntuple de lo registrado el año anterior.
CONCLUSIONES
El principal atractivo de América Latina para atraer capitales son los sectores primarios
(metales, agrícolas, hidrocarburos, etc.). Esos sectores son, también, los más
representativos y lo que impactan con más fuerza en el producto bruto interno (PBI) de
cada país.
Es por eso que a largo plazo necesitamos una economía más balanceada en diversos
sectores, para que el Perú se integre al mundo, no solo como productor de materias
primas sino como parte de cadenas de valor multinacionales. En este camino hacia el
desarrollo, la innovación y la aplicación de la tecnología parecen ser las respuestas para
acortar distancias y estar menos rezagados.
Se espera que solo en este año la inversión privada alcanzará un crecimiento de 4.7%, el
más alto en los últimos cinco años, y continuará acelerándose. El ministro opina que el
Perú mantiene indicadores estables, un marco institucional fuerte y un crecimiento
económico que destaca entre los países de la región.
Durante el 2018, la recuperación de la demanda interna respecto a los dos años previos
se sustentó en la evolución positiva de la inversión privada, principalmente minera, y
en el sostenido crecimiento del consumo privado. Este último aumentó 3.8% y la
inversión privada creció 4.4%, ambos por encima de lo alcanzado en el 2017 (2.5% y
0.2%, respectivamente).
Están dadas las condiciones para que aumente la inversión en minería en Perú y no hay
motivos por los cuales Cajamarca no debería desarrollar nuevos proyectos si los apoyan
las comunidades locales
CONCLUSIONES
Algo que el gobierno repite sin que la población preste atención es que
la minería representa más del 50% de las divisas, el 20% de la recaudación fiscal, el
11% del Producto Bruto Interno, la mayor parte de la inversión extranjera, entre otros
destacados factores macroeconómicos. La minería tiene una presencia importante en el
país ya que genera un gran impacto en el resto de la economía
Pretender que haya un Perú sin minería, no es un escenario factible. Existe la opcion de
diversificar, pero eso no debe significar reemplazar la minería por otras actividades, sino
construir con la minería. La disminución de la inversión minera quizá pueda tratar de
compensarse en el corto plazo con el desarrollo de infraestructura o la agricultura que
puede ser una gran generadora de divisas, además del turismo que es otro sector en el
que se tiene mucha expectativa.
En vez de buscar un sustituto para la minería, deberíamos trabajar para que la minería
se convierta en un sector querido y admirado siguiendo la tendencia eco-amigable de
otros países.
CONCLUSIONES
Uno de los principales determinantes de la inversión pública local es el ciclo
político. Durante el primer año de gobierno, la inversión pública se reduce debido, en
parte, a la inexperiencia de las nuevas autoridades en gestión pública nacional, a la nueva
definición de prioridades y a la falta de continuidad de proyectos emprendidos por la
anterior administración.
Por estas y otras razones existe el dicho que dice que el gobierno no es un buen
empresario, hacen falta acciones de acompañamiento, como capacitaciones y
asistencia técnica, y la estandarización de la información entregada a las nuevas
autoridades sobre convenios de inversión, estado de ejecución de las obras, entre otros.
Los resultados de estas iniciativas podrían mejorar la deficiencia en la inversión pública.
Es posible ser un país desarrollado, pero hay que actuar sobre instituciones: con orden y
reglas de juego en las que todos confiemos. Además de una revolución de valores que
comience en casa y en los colegios. Sin eso no habrá lecciones aprendidas: tendremos un
país con cifras que nos encumbren al desarrollo, pero donde la realidad de la vida diaria
sea otra.
La inversión privada ayuda a generar empleo, formalidad y bienestar para la población.
En este contexto, las nuevas iniciativas mineras y de infraestructura darán soporte al
crecimiento en los próximos años.