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INTRODUCCIÓN:
JUSTIFICACIÓN: Ecl. 1:9-10
“La infancia gusta de oír la historia, la juventud de hacerla y la vejez de contarla”.
José de la Luz y Caballero.
Hoy en día no respetamos suficientemente el valor del estudio de la historia. Vivimos bajo el dominio
de la ciencia, y el científico no necesita haber estudiado la historia de su ciencia para llegar a ser un
experto en ella, de tal manera que es posible progresar en la ciencia sin haber entendido previamente
la historia. Pero esto no es posible en la filosofía o la teología.
Hasta hace una o dos generaciones los hombres siempre miraban el pasado como un gran tesoro de
sabiduría y conocimiento, pero el éxito de la ciencia moderna y los métodos científicos han provocado
una nueva actitud hacia el pasado. El pasado es nuestra fuente de información vital. Los escritos de los
grandes pensadores del pasado están repletos de instrucción y advertencias para nosotros; ignorar su
sabiduría es abrir la puerta a la superstición y a la presunción.
1. tenemos raíces: no partimos de cero. Toda colectividad, y todo individuo, que pierde sus
raíces está en trance de perder su identidad.
2. la historia nos brinda una lección de humildad.
3. la historia de la iglesia ayuda a comprender muchos problemas teológicos.
4. la historia de la iglesia ayuda a entender ciertas realidades sociales y eclesiásticas.
5. la historia de la iglesia puede convertirse en una fuente de consolación.
J. GRAU.
En la iglesia primitiva empezaron a desarrollarse nuevas formas del pensamiento humano acerca de
Jesús, que fueron rechazadas por la iglesia como insatisfactorias. En una palabra, eran “heréticas”.
La palabra Hairesis, “herejía”, se deriva del verbo que en su forma media significa “escoger”, y de
esta manera viene a ser utilizada para calificar a aquellos que siguen una opinión particular. Como la
utiliza el libro de Hechos 5:17, 15:5, sin tener la connotación despectiva que tiene hoy día. Pero más
adelante, la iglesia como tal, siguió el consejo dado por Pablo de evitar los “partidos” dentro de la
unidad de un sólo cuerpo, ya que Cristo no está dividido (1 Co.1:13). La fe de la iglesia era una, y el
espíritu sectario no debía ser tolerado. La amenaza de conflicto interno es uno de los obstáculos más
serios para que la predicación del evangelio en el mundo tenga éxito, y la iglesia primitiva pronto
descubrió su necesidad de presentar un frente unido en su entorno hostil. “No llamemos invenciones
a lo que no son sino imitaciones”.
OBJETIVO:
Análisis crítico de la historia del cristianismo desde el siglo I hasta el siglo V, desde los tiempos de
Jesucristo, pasando por la iglesia primitiva de Jerusalén y el primer concilio realizado entre la iglesia
apostólica, la iglesia perseguida o la época de los mártires, la iglesia imperial o el gobierno de
Constantino para terminar conociendo algunos personajes dentro de la historia conocidos como los
gigantes de la fe.
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1. ANTECEDENTES DEL CRISTIANISMO
Antes de continuar adelante es necesario considerar los sucesos acaecidos durante los 400 años
transcurridos entre Malaquías, el último de los profetas del Antiguo Testamento, y el nacimiento de Cristo,
pues las Escrituras dejan un vacío histórico en este lapso de tiempo, debido a que no registran ningún libro
inspirado, por lo cual se conoce este periodo como "los 400 años de silencio". Esta consideración es muy
importante para comprender la situación y los evidentes cambios sociales que se aprecian a primera vista al
adentrarnos en el Nuevo Testamento, con relación a la época de Esdras, Nehemías y Ester.
Estos sucesos, en lo que atañen al Judaismo en Palestina, son esencialmente de tipo político.
LOS MACABEOS
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Con este nombre se conoce el movimiento independentista judío encabezado por el sacerdote Matatías y
sus hijos (también conocidos como "Dinastía Asmonea"), que se opuso al dominio y la imposición
cultural del reino Seleúcida bajo el gobierno de Antíoco IV Epífanes.
Este movimiento fue liderado inicialmente por el sacerdote Matatías y continuado por sus hijos
Judas, Jonatán y Simeón, en este orden.
Bajo el mando de este último, se logró un corto y relativo periodo de independencia y paz y el pueblo
judío concedió a los Macabeos y a sus descendientes el gobierno hereditario de la región y posteriormente
el Sumo Sacerdocio que correspondía legítimamente a los descendientes de Aarón. A partir de Simeón, sus
sucesores empezaron a desvirtuar la motivación religiosa inicial del movimiento y se mostraron más
dispuestos a amoldarse a las tendencias culturales griegas o helénicas que, precisamente, habían suscitado
el levantamiento de este movimiento. De cualquier manera, Los Macabeos dieron un nuevo y renovado
impulso al movimiento mesiánico entre los judíos alentándolos a afirmar la esperanza de un libertador.
LOS FARISEOS
Su nombre proviene de el vocablo hebreo "perusim" que denotaba separación debido al separatismo que
los caracterizaba. Su origen probablemente se remonta a los "Jasideos o Hassidim" (devotos), Para ellos
lo importante era asegurarse de cumplir la Ley aún en los momentos difíciles. Fue la única secta del
judaísmo que sobrevivió a la destrucción del Templo en 70 d.C. y dieron origen al judaísmo
rabínico de nuestros días.
LOS SADUCEOS
Era el partido sacerdotal y aristocrático del judaísmo. Sus doctrinas fueron opuestas a las de los fariseos. Se
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cree que su nombre proviene del Sumo Sacerdote Sadoc, Aceptaban sólo el Pentateuco como
inspirado por Dios y esto, unido al hecho de ser sacerdotes, fue la causa de que su interpretación de la
Ley girara alrededor de la ley ritual y del mantenimiento del culto en el Templo.
LOS ZELOTES
Palabra proveniente del griego que significaba "celoso". La voz hebrea "cananita" tenía el mismo
significado. Este era un movimiento subversivo de corte político-religioso cuyo origen parece ser la
insurrección de Judas el Galileo contra los romanos en el año 6 d.C. (Hc. 5:37).
LOS ESENIOS
La Biblia no hace referencia a esta secta, pero fuentes históricas confiables como Josefo, Filón y Plinio el
Mayor nos han dejado evidencias de la existencia de esta comunidad que ha tomado gran importancia en
nuestro siglo debido al descubrimiento de Los Rollos del Mar Muerto en las cuevas de Qumrán,
hallazgo cuya autoría se ha atribuido a este grupo.
LOS HERODIANOS
Nombrados en los evangelios (Mt. 22:16; Mr. 3:6; 12:13), no se sabe con certeza acerca de su carácter y
doctrina. Se supone que se trataba de un movimiento político judío que simpatizaba especialmente con la
casa de Herodes (Antipas) por encima de los procuradores romanos, quizá con la esperanza del
restablecimiento del reino davídico.
EL SANEDRIN
Del vocablo griego "synedrion" que significaba "un conjunto sentado". Sanedrín fue el nombre
dado al concilio o consejo judío establecido en los últimos 2 siglos a.C. y activo hasta el 70 d.C. Era
un cuerpo de la aristocracia sacerdotal y de la nobleza, compuesto por 71 miembros, con sede en Jerusalén.
Trabajaba bajo la dirección del Sumo Sacerdote y tenía funciones legislativas, ejecutivas y judiciales. Su
autoridad variaba según el régimen político. Durante la época romana (63 a.C. - 70 d.C.), especialmente
bajo los procuradores, este cuerpo era prácticamente la última autoridad en Judea. Presidido por el Sumo
sacerdote, estaba conformado en su mayoría por los saduceos con una menor participación de
escribas eruditos de entre los fariseos y otro porcentaje menor de miembros laicos nobles. Los
rabinos atribuían su origen a Moisés (Nm. 11:16). Este tribunal fue el que dictó la sentencia de muerte de
Jesucristo que fue confirmada después por el procurador Poncio Pilatos.
- Arquelao era hijo del anterior y a la muerte de su padre y consecuente división de su territorio entre sus
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hijos, fue confirmado por Roma para gobernar Judea. Fue semejante a su padre en sus actos de
crueldad (Mt. 2:22).
- Herodes Antipas, también hijo de Herodes El Grande, le correspondió el gobierno de las provincias
de Galilea y Perea. Su reinado coincidió con el ministerio de Jesucristo en Galilea. Es mencionado
repetidamente en los evangelios. Jesucristo se refirió a él en un tono de desprecio (Lc. 13:32). Fue el
responsable de la encarcelación y ejecución de Juan El Bautista (Mr. 6:17-29) y a él fue remitido Jesucristo
por Pilatos para su juicio (Lc. 23:6-7).
- Herodes Agripa I, sobrino del anterior, llegó a gobernar un territorio casi tan extenso como el de su
abuelo Herodes El Grande (Judea, Samaria, Galilea, Perea, Idumea, entre otros). Ordenó la muerte
de Jacobo el hermano de Juan y posteriormente la encarcelación de Pedro (Hc. 12:1-5). Su muerte es
relatada por Lucas en Hechos 12:20-23.
- Herodes Agripa II, hijo de Herodes Agripa I. El y su hermana Berenice escucharon la defensa de Pablo
ante Festo en Cesarea y por poco es persuadido a convertirse (Hc. 26).
EL MOVIMIENTO MESIANICO
A pesar de la diversidad de sectas dentro del judaísmo, existían dos elementos comunes a todas ellas como
son:
EL MONOTEISMO ETICO
El monoteísmo ético sostenía que hay un sólo Dios y que este Dios requiere, aún más que el culto
apropiado, la justicia entre los seres humanos. Las diversas sectas podían estar en desacuerdo respecto de
lo que esa justicia quería decir en términos concretos. Pero en cuanto a la necesidad de honrar al Dios único
con la vida toda, todos concordaban.
LA ESPERANZA ESCATOLOGICA
Todos los partidos del judaísmo también coincidían en su creencia firme de que llegaría el día
cuando Dios intervendría en la historia para restaurar a Israel y cumplir sus promesas de un reino
de paz y justicia. Algunos pensaban que su deber estaba en acelerar la llegada de ese día recurriendo a las
armas (los Zelotes). Las otras facciones creían que la manera de apresurar esta intervención era practicando
la justicia, según el concepto que cada una de ellas tenía de ésta. Y precisamente era este concepto el que
condicionaba la idea que cada una de ellas tenía del Mesías. Estas ideas eran esencialmente 4 a saber:
EL PROFETA
Para muchos de los judíos el Mesías era un profeta. Los discípulos de Juan El Bautista que
llegaron a creer que él era el Mesías sostenían este punto de vista.
EL SACERDOTE
Esta idea surgió con la figura de Judas Macabeo, de ascendencia aarónica, toda vez que su padre Matatías
era sacerdote. Los saduceos defendían esta concepción que era por demás favorable a su condición. Según
ellos el Mesías debía ser de origen levítico-sacerdotal.
EL ANGEL
Esta es la tendencia de carácter mesiánico sobrenatural. Para ellos la intervención vendría del cielo.
El Mesías era pre-existente y de carácter sobrehumano. Los que se adherían a este concepto evocaban
la imagen del ángel libertador en la noche de la salida o éxodo de Egipto.
EL REY
Este era el Mesías ideal de los Zelotes. Un caudillo militar que los libertaría del dominio gentil y los
pondría a la cabeza de todos los pueblos de la tierra.
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1.1.2. EL JUDAISMO DE LA DISPERSION
La Sinagoga en reemplazo del Templo y El Escriba o Doctor de la Ley (Esdras 7:12) en lugar del
sacerdote. También las labores usuales de los judíos cambian durante este periodo de las labores agrícolas
(pastoreo, ganadería, agricultura) al comercio.
En relación con el judaísmo de la dispersión, existen otros factores de tipo cultural que influyeron
notablemente en él y que estudiaremos más en detalle a continuación:
ANTECEDENTES CULTURALES
LA LENGUA FRANCA
A pesar de ser una consecuencia de lo anterior, este punto amerita ser tratado aparte, ya que hasta la fecha
no se ha encontrado un idioma tan rico y con tantos matices como el "griego koiné" o griego común. Esto
representó una ventaja para el cristianismo pues colocó las Sagradas Escrituras al alcance de todos
por medio de La Septuaginta, versión en griego del Antiguo Testamento, traducida del hebreo por
los judíos helenistas de Alejandría.
LA FILOSOFIA GRIEGA
Debido a que los judíos de la Dispersión se veían obligados a defender su fe a cada paso frente a aquellas
gentes de cultura helenista para quienes la fe de Israel resultaba ridícula, anticuada o ininteligible; éstos se
vieron en la necesidad de adoptar la lógica de la filosofía griega para tratar de demostrar la compatibilidad
entre ésta y la revelación bíblica. El principal representante de esta tendencia fue el filósofo judío
Filón, en Alejandría.
EL MUNDO GRECOROMANO
Aunque ya ha quedado esbozada una visión panorámica del mundo grecoromano en los aspectos político y
cultural, existen otros factores de carácter religioso a saber:
ANTECEDENTES RELIGIOSOS
El imperio procuraba fomentar la unidad en sus dominios por medio de la uniformidad religiosa que se
lograba mediante el sincretismo y el culto al emperador.
EL SINCRETISMO
El sincretismo no es otra cosa que la mezcla indiscriminada de religiones; fue impulsado por Roma
como lo evidencia el Panteón romano ("templo de todos los dioses") donde hallaban cabida los dioses
provenientes de las más diversas regiones. El sincretismo era la moda religiosa de la época y obedecía a
motivaciones políticas más que religiosas, pues estaba muy lejos de satisfacer las necesidades
espirituales de los corazones nobles y sencillos, de modo que lo único que logró en el campo
religioso, fue hacer patente la gran deficiencia espiritual tanto de las mitologías griega y romana
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como de las "religiones de misterio".1
EL CULTO AL EMPERADOR
En este culto lo único que se pretendía era conferir un carácter religioso a la lealtad política, de modo que
quien se negaba a rendir este culto era visto como traidor al estado.
En contraste con lo anterior y a pesar de la diversidad de sectas en su seno, el judaísmo ofrecía una
religión basada en un monoteísmo ético y una esperanza escatológica, que sí satisfacía los anhelos
espirituales de un buen número de gentiles que anhelaban conocer la verdad con sinceridad de
corazón. Esta es la causa por la cual encontramos que las sinagogas del judaísmo de la Dispersión abrian
sus puertas a dos categorías de gentiles conocidos en el Nuevo Testamento como prosélitos (Hc. 13:43) y
devotos o temerosos de Dios (Hc. 10:2; 13:16; 18:7).
CUESTIONARIO DE REPASO
1. De donde proviene el nombre "judío" y en que se diferencia el judío del N.T. del hebreo o israelita
del A.T.?
2. Cuales son los tres elementos religiosos principales en la vida del judaísmo?
3. Con que nombre se conoce el periodo comprendido entre el final del A.T. y el inicio del N.T. y por
qué?
4. Cales son los antecedentes políticos del Cristianismo?
5. Que imperio sucedió al Medo-persa y bajo la dirección de qué rey?
6. Cual fue la causa de la aparición de Los Macabeos?
7. Que imperio desplazó a los griegos y que aspectos de ese imperio representaron ventajas para la
expansión del Cristianismo?
8. Cuales eran las principales sectas del judaísmo y cual de ellas tenía la doctrina correcta?
9. Cual fue la secta que sobrevivió a la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.?
10. Cual era la secta que controlaba El Sanedrín?
11. En que puntos se oponía la doctrina de los Saduceos a la de los Fariseos?
12. De donde proviene el término sicario?
13. Cual era la secta de carácter ascético y a que debe su importancia?
14. Que funciones ejercía El Sanedrín y quién lo presidía?
15. Mencione los miembros de la Dinastía Idumea que tienen relevancia en el N.T., para la historia del
Cristianismo.
16. Cuales eran los dos elementos comunes a todas las sectas del judaísmo?
17. Cuales eran las 4 formas clásicas en que los judíos concebían al Mesías?
18. Cuales fueron las causas de la aparición de la Sinagoga y el Escriba o doctor de La Ley?
19. Qué es el Helenismo
20. Por que medios el Imperio Romano fomentaba la uniformidad religiosa en su territorio?
21. Que nombre recibían los gentiles que mostraban interés en la religión judía y asistían a la sinagoga?
2 LA IGLESIA APOSTOLICA
IGLESIA Etimología: Jesús se refirió solo en dos ocasiones a la iglesia (Mt 16.18; 18.17). La
palabra iglesia se deriva del sustantivo griego ekklesía (de ek-kaleo que significa llamar fuera), una
asamblea pública, generalmente de orden político (de polís que significa ciudad), convocada por un
heraldo oficial. En el Nuevo Testamento, en singular, iglesia se refiere a alguna congregación local y
1
Religiones antiguas, propias de cada región, cuyos dioses tenían un carácter más personal y cuyas doctrinas se basaban
en supuestos mitos o misterios acerca del origen del mundo o de la historia del dios en cuestión.
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específica (Hch 11.22; 13.1), pero a veces también a varias congregaciones (Gl 1.13; Hch 9.31),
aunque hay poca distinción entre el singular y el plural (cf. 1 Co 10.32; 11.16; Gl 1.13, 22).
La Iglesia Apostólica abarca un periodo comprendido aproximadamente entre el año 30 d.C. y el 100 d.C.
(Ascención de Cristo y muerte de Juan respectivamente) y comprende todo el periodo durante el cual
ejercieron su ministerio los 12 apóstoles. Para un mejor estudio de este periodo lo dividiremos en tres
subperiodos claramente identificados en los Hechos de los Apóstoles y el N.T.
PERSECUCION RELIGIOSA
Esta es la persecución propiciada por el Sanedrín que ya hemos tratado en el punto anterior. Bajo esta
persecución cae Esteban, el primer mártir cristiano y es debido a ella que el evangelio empieza a
expandirse más allá de las fronteras de Judea. Los judíos de la Dispersión también fomentaron este tipo de
persecución en todos los lugares a donde llegaban los misioneros cristianos, como se puede notar en los
viajes de Pablo, quien también fue, en su condición de fariseo inconverso, instrumento de esta misma
persecución. Los judíos solamente estuvieron en condiciones de perseguir a los cristianos hasta el 70 d.C.
A partir de este momento algunos "cristianos" comienzan equivocadamente a incubar un sentimiento
antisemita, que terminó desembocando en el "holocausto" de los nazis en el cual perdieron la vida cerca de
seis millones de judíos.
PERSECUCION POLITICA
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Es la persecución originada por las autoridades seculares, en este caso romanas. La primera de ellas se
dio bajo el gobierno de Herodes Agripa I, quien probablemente para complacer a la dirigencia judía e
inclusive por instigación de ella, procedió a perseguir a los cristianos en Jerusalén dando muerte a Jacobo,
hermano de Juan y encarcelando a Pedro, quien escapó milagrosamente (Hc. 12). Posteriormente esta
persecución también trasciende las fronteras de Judea produciendo un gran número de mártires bajo la
dirección de los propios emperadores del imperio.
2.1.2. DOCTRINA
Al principio, la teología o creencia de la Iglesia era simple. La doctrina sistemática fue desarrollada más
tarde por Pablo. De cualquier modo, hay tres puntos que resaltan de manera prominente en la predicación
de los apóstoles y que son considerados esenciales:
- Jesús de Nazaret era El Mesías, el Cristo largamente esperado por Israel a quien cada miembro de la
iglesia debía demostrar lealtad personal, reverencia y obediencia.
- El segundo punto era la Resurrección de Jesús, es decir que después de haber sido crucificado, había
resucitado de entre los muertos para vivir como la cabeza de su iglesia y no morir jamás.
- En tercer lugar encontramos la segunda venida de Cristo, es decir que aquel que había ascendido a los
cielos, a su tiempo volvería a la tierra y reinaría sobre su iglesia.
2.1.3. DIRIGENTES
En una iglesia comparativamente pequeña en número, todos en una ciudad, todos de una raza, todos
absolutamente obedientes a la voluntad de su Señor ascendido y todos en comunión con el Espíritu de
Dios, poco gobierno era necesario. Este gobierno era administrado por los doce apóstoles, quienes
actuaban como un cuerpo, siendo Pedro su portavoz. A pesar de lo anterior, sobresale en la narración de los
Hechos los nombres de Pedro y Juan, pero ésto no obedece a que hubieran sido formalmente constituidos
como dirigentes por sobre los demás, sino que Pedro tenía un don natural de liderazgo que le hizo
destacarse desde un comienzo por encima de los otros apóstoles. Fue esta circunstancia la que lo lleva a
asumir la voceria y el liderazgo de la iglesia de Jerusalén del mismo modo que Juan había llegado a esta
misma condición debido a su carácter místico. Pablo menciona que ellos dos, junto con Jacobo, "eran
considerados como columnas" (Gal. 2:9). Además de estos; Jacobo, el hermano del Señor (Gal. 1:19)
también gozaba de gran autoridad. Aunque Jacobo no era uno de los doce, Jesús se le había
manifestado poco después de la resurrección (1 Cor. 15:7) y se había unido al número de los discípulos,
donde pronto gozó de gran prestigio y autoridad. Según Pablo, él era la tercera "columna" de la iglesia
de Jerusalén (Gal. 2:9) y hay razones para suponer que, en cierto sentido, estaba por encima de
Pedro y Juan (la decisión final en el concilio de Jerusalén es tomada por él. Hc. 15:19).
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Esta decisión también obedecía a un propósito práctico de evitar las sospechas por parte de los romanos ya
que los cristianos se confesaban seguidores de uno que había muerto crucificado por los romanos y que
pertenecía al linaje de David y un movimiento con estas características, tenía que parecer sospechoso ante
los ojos de los romanos. Aún más, tras la muerte de Jacobo el hermano del Señor, aquella antigua iglesia
siguió siendo dirigida por los parientes de Jesús y la jefatura pasó a Simeón que pertenecía al mismo linaje.
Poco tiempo después, alguien acusó a Simeón como descendiente de David y como cristiano y este nuevo
dirigente de la iglesia judía sufrió el martirio. La mayor parte de los judeo-cristianos vivían en la creencia
de que era perpetua obligación la de observar las prescripciones de la Ley. Después de terminada la guerra
salieron de Pella y se establecieron entre las ruinas de la ciudad, permaneciendo allí hasta el reinado de
Adriano (136 d.C.), fecha en la cual el terreno fue vedado para todos los judíos como represalia por la
rebelión final de "Barcokebas o Bar Kosebá ". Los numerosos judíos que permanecieron en Decápolis
constituyeron una iglesia diferente que sobrevivió hasta el siglo V. En aquellos lejanos parajes el
cristianismo judío entró en contacto con varios otros grupos que en fechas anteriores habían abandonado el
judaísmo ortodoxo y se habían refugiado más allá del Jordán. Dentro de ellos se destacan los ebionitas y
los nazarenos siendo estos últimos los que más se acercaban a la ortodoxia cristiana. Otros optaron por
integrarse totalmente a la iglesia cristiana gentil y los demás siguieron viviendo como "creyentes secretos"
entre los judíos.
También existían razones prácticas para obrar de esta manera, pues su condición de fariseo lo investía de
autoridad para presidir en la sinagoga, contando de antemano con un auditorio nutrido entre el cual podía
haber algunos prosélitos y devotos de entre los gentiles. Usualmente la generalidad de los judíos de la
sinagoga era reacia a recibir el mensaje del evangelio, pues a pesar de que algunas veces lo acogían,
tan pronto se daban cuenta que Pablo no hacía distinción entre judíos y gentiles, los celos los
impulsaban a oponerle resistencia y hostilizarlo verbal y físicamente, hasta el punto de que en la
mayoría de ocasiones tuvo que huir para evitar una muerte prematura. La excepción a esta tendencia
general la constituyó la sinagoga de Berea (Hc. 17:10-12). También hubo ocasiones en las cuales Pablo no
tuvo una sinagoga a su disposición como en el caso de Listra (Hc. 14:8-23) y Filipos (Hc. 16:11-40).
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Esta fue otra característica del ministerio de Pablo. No se limitaba a la mera exposición del evangelio con
sus consecuentes convertidos, sino que se preocupaba por el establecimiento de iglesias en cada lugar
visitado y su ordenado y sano crecimiento y desarrollo, para lo cual constituía pastores y ancianos en cada
una de ellas, que estuvieran en condiciones de velar satisfactoriamente por el rebaño.
Una vez concluido cada viaje, volvía sobre sus pasos para supervisar su obra, animando y
exhortando a sus "hijos espirituales" para que perseveraran en la fe y siempre que podía, cuando el
itinerario de su viaje se lo permitía, visitaba de nuevo las iglesias establecidas en anteriores viajes.
Esta preocupación también se refleja en las trece epístolas atribuidas a él, que eran una manera de suplir la
incapacidad de acudir prontamente a las iglesias que tenían algún problema específico que requiriera
soluciones inmediatas.
Adicionalmente a los anteriores, existían otras pautas que se repetían durante el ministerio paulino y aunque
no eran de carácter imperativo, no por ello dejan de ser importantes y merecen considerarse en este estudio:
o VIAJAR EN GRUPO
En este aspecto Pablo siguió la instrucción de marchar de dos en dos, dada por Jesucristo a los doce
apóstoles y al grupo de los setenta; añadiendo en lo posible una persona a su comitiva. Es así como en el
primer viaje le acompañan Bernabé y Juan Marcos. Para el segundo y debido a las posturas radicales y
opuestas de Pablo y Bernabé acerca de las deserción de Juan Marcos en Perge (Hc. 15:36-40), el grupo se
divide y Pablo sale acompañado por Silas (Silvano) recogiendo en el camino a Timoteo en Listra (Hc.
16:1-3) y a Lucas en Troas. En las pocas ocasiones en que Pablo marcha solo, lo hace obligado por las
circunstancias y no por voluntad propia (por ejemplo en Atenas y Corinto, en donde se le añaden
brevemente hasta Efeso la pareja de Aquila y Priscila). En todo caso, a partir del segundo viaje, Pablo
cuenta con la compañía incondicional, fiel y casi permanente de Timoteo y Lucas.
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o ACOMODAR SU MENSAJE A SUS OYENTES
Significa que él preparaba su mensaje de tal manera, que sus oyentes pudieran entenderlo
plenamente con los recursos y elementos de los que disponían 1 Cor. 9:19-22. En el primer caso
presenta a Cristo relacionándolo con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob y aludiendo a las Escrituras judías
(Hc. 13:16-41); en el segundo lo hace con gran elocuencia, refiriéndose a la cultura y filosofía griegas,
citando incluso a sus poetas y recurriendo a sus dioses (Hc. 17:18-31) y en el último echa mano de los
beneficios divinos que todos los hombres están en capacidad de percibir y apreciar (Hc. 14:15-17).
o IGLESIA DE JERUSALEN
Aunque no es una iglesia gentil, no se puede desconocer la importancia de la Iglesia de Jerusalén en esta
lista, pues entre las iglesias gentiles, la de Jerusalén fue tenida en gran estima y reverencia ya que la
consideraban "la iglesia madre". Pablo mismo señala la obligación de los gentiles hacia Jerusalén en
Hechos 15:26-27.
o IGLESIA DE EFESO
Fue la iglesia más importante de Asia menor. Pablo pasó uno de los periodos más largos de su
ministerio nómada en esta ciudad (dos años según Hechos 19:10). Desde aquí se propagó el evangelio a
las ciudades más importantes de Asia Menor, entre ellas las "siete iglesias del Apocalipsis" (Apo. 2-
3). La tradición señala que el apóstol Juan ejerció su ministerio en esta iglesia durante los últimos años de
su vida hasta su deportación a la cercana isla de Patmos.
o IGLESIA DE CORINTO
Su importancia radica en que era la "iglesia cosmopolita" de la época, en la cual confluían todo tipo
de personas. Ubicada en la provincia de Acaya (antigua Grecia) contaba entre sus miembros con griegos
cultos, instruidos en la filosofía, las letras y la mitología del helenismo e igualmente con comerciantes
adinerados de todo el mundo conocido, gracias a su condición de puerto importante en el Mediterráneo.
o IGLESIA DE ROMA
Esta iglesia es notable por su condición de capital del imperio romano. Era la iglesia imperial. Aunque en
sus comienzos su papel fue secundario y pasó desapercibido ante la labor de iglesias como la de Antioquía
de Siria y la de Jerusalén, con el paso del tiempo hizo valer su posición hasta extremos realmente
perjudiciales para la autonomía de todas las demás iglesias bajo el gobierno del imperio.
o POR PEDRO
Esta controversia debería haber encontrado solución definitiva en la experiencia anteriormente relatada de
Pedro y Cornelio, Pero el orgullo de la raza y las prevenciones de una época no se dominan fácilmente.
Aunque los cristianos de Jerusalén admitieron la conducta de Pedro en este caso especial, dejaron
de extractar de él el principio universal que implicaba y aún Pedro mismo, como se ve después, no
comprendió enteramente lo que envolvía en cuanto a su propia conducta.
o POR PABLO
Sin embargo, la cuestión había quedado arreglada en una mente mucho más fuerte y lógica que la de Pedro.
Pablo había recibido su evangelio directamente del cielo y en las soledades de Arabia, en los años
inmediatamente siguientes a su conversión, había reflexionado acerca de este asunto y había llegado a
conclusiones mucho más radicales que las que hubieran entrado en las mentes de cualquiera de los otros
apóstoles. A él (fariseo, versado en el conocimiento y la práctica de la Ley) mucho más que a
cualquier otro de ellos, le había parecido la Ley un yugo de servidumbre; vio que no era más que
una rígida preparación para el cristianismo, no una parte de él. Había en su mente un contraste
profundo entre la miseria y maldición de un estado y el gozo y libertad del otro. Para él, imponer el
yugo de la Ley a los gentiles habría sido destruir el genio mismo del cristianismo; habría sido la
imposición de condiciones para la salvación totalmente diferentes de lo que él sabía que era la única
condición en el evangelio: arrepentimiento y fe en Jesucristo como el Hijo de Dios. Su epístola a los
Gálatas es una emotiva expresión de este pensamiento.
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directamente apostólico. Es así como por ejemplo, puesto que la iglesia de Alejandría rivalizaba con las
de Antioquía y Roma, ella también tenía que reclamar para sí la autoridad y el prestigio de algún apóstol y
ésto a su vez dio origen a la tradición según la cual San Marcos había fundado la iglesia en esa ciudad. De
igual modo, cuando tiempo después Constantinopla llegó a ser la capital del imperio, la nueva ciudad no
podía tolerar el hecho de que tantas otras iglesias pudieran reclamar para sí un origen apostólico y ella no
pudiera hacer lo mismo. De ahí surgió la tradición que decía que el apóstol Felipe había fundado la iglesia
de Bizancio, que era la ciudad que se encontraba en el lugar donde Constantinopla fue edificada más tarde.
Como vemos, la generalidad de las tradiciones de este período son poco dignas de confianza.
De todo el cúmulo de tradición que la Iglesia Católico Romana defiende acerca del apóstol Pedro, lo
único que parece ser digno de crédito es el hecho de que para el final de sus días llegó a Roma y allí
murió crucificado - algunos autores dicen que cabeza abajo -lo cual encuentra eco en Juan 21:18-19.
o ANDRÉS: Estuvo presente en el aposento alto después de la ascensión (Hch 1.13) y entonces
desaparece de la historia bíblica. Según una tradición verosímil, lo crucificaron en Acaya tras
una actividad misionera muy fructífera allí.
o JACOBO Hermano de Jesús, mencionado con sus hermanos (¿menores?) José, Simón y
Judas (Mc 6.3//, HERMANOS DE JESÚS). A juzgar por Mt 12.46–50; Mc 3.31–35; Lc 8.19–21
y Jn 7.5, Jacobo no aceptaba la autoridad de Jesús durante el ministerio de este, pero después
de que se le apareció resucitado (1 Co 15.7), llegó a ser un líder importante de la iglesia
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judeocristiana de Jerusalén (Hch 12.17; Gl 1.19; 2.9).
La tradición posterior (Hegesipo, primitivo historiador cristiano ca. 180 d.C.; y el Evangelio
según los hebreos, EVANGELIOS APÓCRIFOS) exalta el papel de Jacobo, llamándolo «el justo»
y
presentándolo como muy reverenciado por su piedad y apego a la Ley. Hegesipo y Josefo
(Guerra XX.ix.1) relatan su martirio (ca. 62), lapidado a instigación de los saduceos.
La tradición asigna a Jacobo la paternidad de la carta de SANTIAGO (Stg 1.1; cf. Jud 1).
o FELIPE, EL APÓSTOL Parece que Felipe inspiraba confianza, ya que los GRIEGOS que
habían subido a adorar en la Pascua se dirigieron a él (nótese su nombre griego) cuando
querían ver a Jesús. Felipe buscó el apoyo de su amigo ANDRÉS (el único otro apóstol de
nombre griego) y los dos llevaron los griegos al Señor (Jn 12.20ss). Una tradición dice que
falleció de muerte natural en Hierápolis. Después de visitar Frigia y Panfilia.
o MATEO: En los pasajes paralelos, sin embargo, a este apóstol se le llama LEVÍ, y Marcos
añade la frase «hijo de Alfeo» (Mc 2.14; Lc 5.29). Sin duda se ha de ver en Mateo/Leví un
nombre doble.
Fuera de los textos mencionados no hay otra referencia personal a Mateo en el Nuevo
Testamento. Papías (siglo II d.C.) dice que Mateo «compiló los oráculos [del Señor] en lengua
hebrea [o sea, arameo], y cada uno los traducía [o interpretaba] luego como podía». Por tanto,
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la iglesia primitiva creía que Mateo era el autor del Evangelio que lleva su nombre, a pesar de
que este Evangelio se escribió en griego. Una tradición dice que tras predicar en Judea salió
a la obra misionera. O Persia.
o TOMÁS Tomás es un apodo cuyo equivalente griego, Dídimo, aparece solo en Juan (Jn
11.16; 20.24; 21.2). No se sabe su verdadero nombre (algunas traducciones siríacas lo
identifican como «Judas Tomás»), ni quién era su hermano gemelo.
Su nombre se destaca en la literatura apócrifa de carácter GNÓSTICO del siglo II, donde
figura como gemelo del mismo Señor Jesús (!) y como evangelista en la India.
o TADEO (probablemente del arameo tad, que significa pecho femenino; o del hebreo taddai,
que significa valiente). En Mt 10.3 los manuscritos vacilan entre la lección «T» y «Lebeo»
(del hebreo lev, que significa corazón), que son casi sinónimos. Acerca de la vida posterior de
Tadeo solo tenemos datos poco seguros, provenientes de las leyendas surgidas en épocas
posteriores.
Además, la tradición identifica a Tadeo con el Judas al que hace referencia Jn. 14, 22, y se
cree que es uno de los hermanos de Jesús mencionados en Mc. 6,3 y en otras partes. Es
posible que debido a un error de transcripción, Tadeo sea llamado, a veces, Labeo. Además se
le conoce como san Judas. Una tradición dice que murió mártir en Mesopotamia. O Siria.
o SIMÓN Forma helenizada del nombre hebreo SIMEÓN (cf. Hch 15.14 VM, donde Santiago
emplea la forma antigua). Es nombre de varios personajes del Nuevo Testamento (y de un
descendiente de Judá en 1 Cr 4.20). Simón el ZELOTE, otro discípulo (Lc 6.15). Marcos
(3.18) y Mateo (10.4) lo llaman «el cananista», pero esto no quiere decir que fuera de Caná o
Canaán, sino que es el término arameo que significa «celoso» o «entusiasta». Probablemente
pertenecía o simpatizaba con el movimiento judío nacionalista apodado «zelotes». No aparece
más en el Nuevo Testamento, aunque una tradición posterior lo identifica con Simón, hijo de
Cleofas, a quien menciona Hegesipo. Se dice que evangelizó Mesopotamia e idumea.
o BERNABÉ (en arameo, hijo de la exhortación). Nombre que los apóstoles dieron a José,
levita de Chipre. Fue Bernabé el que convenció a los apóstoles de la conversión y sinceridad
de Pablo (Hch 9.27). De nuevo en Antioquía, a Bernabé y Pablo, contados entre los profetas y
maestros de la congregación, los separaron para la misión gentil (Hch 13.1ss; cf. Gl 2.9). Al
regresar del viaje, Bernabé tuvo otra misión importante cuando lo nombraron junto con Pablo
para presentar la cuestión de la circuncisión ante el CONCILIO DE JERUSALÉN (Hch 15). Su
ministerio se reafirmó y parece que Bernabé se destacó más que su compañero en el concilio
(vv. 12, 25), tal vez por ser el representante original de Antioquía. Sin embargo, para no
oponerse a Pedro, en una ocasión Bernabé contemporizó con las convicciones de este sobre la
aceptación de los gentiles, dejando de comer con ellos en Antioquía (Gl 2.13). Algunos
atribuyen a Bernabé la Epístola a los HEBREOS. La llamada Epístola de Bernabé, de tinte
alejandrino, es seudónimo y data de ca. 125 d.C. La obra apócrifa de fecha tardía conocida
como Hechos de Bernabé relata sus viajes misioneros y su muerte por martirio en Chipre.
o MARCOS Llevaba dos nombres: «Juan», nombre hebreo, y Marcos, sobrenombre romano
(Hch 12.12, 25; 13.5, 13; 15.37, 39). Era hijo de una viuda rica llamada María, cuya casa era
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centro de reunión para los primeros cristianos en Jerusalén (Hch 12.12–17), pero no se sabe
cuándo Marcos abrazó el cristianismo. En 1 P 5.13 leemos: Marcos debe haber trabajado con
este apóstol en Roma, además de colaborar con Pablo. Hechos 12.12 y Papías, quien lo llama
«intérprete de Pedro», evidentemente confirman esto. La expresión «mi hijo» es una muestra
del cariño que unían al apóstol y su discípulo. Se ha conjeturado que el joven que «huyó
desnudo» (mencionado solo en Mc 14.51s), fue Marcos. Según la tradición, Marcos fue el
fundador y el primer obispo de la iglesia de ALEJANDRÍA y, años después, los venecianos se
apoderaron de sus restos y los llevaron a Venecia, ciudad que ahora lo tiene como su santo
patrono.
o LUCAS: Se supone que era gentil, y único escritor no judío entre los autores del Nuevo
Testamento, porque Pablo lo distingue de «los de la circuncisión» en Col 4.11–14. Fue
MÉDICO y compañero íntimo de Pablo (v. 14).
Además, de su obra se desprende que Lucas tenía un espíritu amplio y bondadoso,
caracterizado por gozo y piedad genuinos, humildad y cortesía. Según la tradición posterior,
trabajó en Acaya después de la muerte de Pablo y murió en Bitinia (o Beocia) a los 74 años
sin haber contraído matrimonio. Una leyenda del siglo VI lo llama pintor.
o MATÍAS Cristiano elegido como sucesor de Judas Iscariote después de la ascensión del
Señor (Hch 1.15–26). Lo seleccionaron mediante un sorteo (cf. Lv 16.8), método que se ha
criticado como poco espiritual (pero cf. 1 S 14.41). Sin lugar a dudas Matías fue considerado
APÓSTOL de Jesucristo según Hch 1.24s; solo él y José Barsabás llenaban los requisitos del
oficio, pues habían acompañado al Señor desde su bautismo por Juan Bautista hasta su
ascensión. Hay una tradición que dice que murió apedreado en Judea y otra que pone su
muerte en Etiopía.
o TIMOTEO (en griego, temeroso de Dios). Hijo espiritual (2 Ti 2.1), compañero y ayudante
(Flp 2.19–22) de Pablo. Nació en Listra de madre judía ( EUNICE) y padre griego (Hch 16.1; 2
Ti 1.5). Fue altamente estimado por los hermanos en Listra e Iconio (Hch 16.2). Cuando
Pablo tuvo problemas en Tesalónica y en BEREA, Timoteo se quedó allí con SILAS mientras
Pablo se trasladaba a Atenas (Hch 17.14). Se reunieron en Corinto (18.5) y siguieron juntos
hasta Éfeso, desde donde lo enviaron con Erasto a Macedonia (Hch 19.22). Fue emisario
personal de Pablo a Corinto con una misión delicada y lo recomienda cariñosamente (1 Co
4.17; 16.10). Pablo exhorta a los corintios a enviarlo de regreso en paz. En 2 Co es Tito el
emisario, lo que insinúa que Timoteo dejó algunos problemas sin resolver en Corinto y que no
tuvo éxito.
Pablo lo envió a fortalecer las iglesias gentiles (Flp 1; Col 1; Flm 1). En Flp 2.19 aparece
llevando un informe directo del estado de la iglesia filipense. Fue uno de los que más trabajó
para levantar las iglesias gentiles. Era muy afectivo pero tímido (2 Ti 1.4, 7). Necesitaba las
amonestaciones personales de Pablo. Según Eusebio, fue el primer obispo de Éfeso y murió
como mártir allí en el año 97 d,C.
o TITO Hijo espiritual, compañero y colaborador de Pablo (Tit 1.4; 2 Co 8.23). Como era
griego, no lo obligaron a circuncidarse (Gl 2.3). Se ha conjeturado que Tito era hermano de
Lucas y que este sea «el hermano» mencionado en 2 Co 8.18, 22; así se explicaría por qué
Lucas modestamente calla el nombre de Tito en Hechos. Sin embargo, este tipo de
explicación no deja de ser solo una ligera conjetura. Pablo llevó a Tito a la isla de CRETA,
donde lo dejó para consolidar la obra y organizar la iglesia (Tit 1.5). Pablo lo llamó a reunirse
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de nuevo con él en Nicópolis (Tit 3.12). De acuerdo con 2 Ti 4.10 es posible que lo mandara
en otra gira de evangelización a Dalmacia.
Según la tradición, Tito volvió a Creta y sirvió allí muchos años como obispo, y murió a una
edad avanzada. Primer obispo de la isla.
CUESTIONARIO DE REPASO
1. Cuál es el acontecimiento que marca el inicio de la historia de la iglesia y cuál fue el efecto que
tuvo en los discípulos?
2. Por qué se considera que la práctica de la iglesia de Jerusalén de "tener todas las cosas en
común", a pesar de contar con una motivación correcta, no fue un plan muy acertado?
3. Por medio de qué acontecimientos registrados en Hechos de los Apóstoles se puede contrastar el
trato diferente dado a los judíos de Palestina respecto de los judíos de la Dispersión?
4. Cuales son los dos tipos de persecución que padeció la iglesia de Jerusalén y en que consistió
cada una de ellas?
5. Cuales son los tres puntos doctrinales que se destacan en la predicación de los apóstoles?
6. Cuales son los dirigentes de la iglesia de Jerusalén?
7. Que sucedió con la iglesia de Jerusalén después de la destrucción de la ciudad en 70 d.C.?
8. Qué circunstancia fortuita estimuló la predicación del evangelio más allá de las fronteras de
Judea, qué grupo judío asumió esta labor por estar mejor preparado y quién se distingue
dentro de este grupo por su celo misionero?
9. Que apóstol tuvo a su cargo la aceptación oficial del primer gentil dentro de la iglesia y como se
llamaba este gentil?
10. Enuncie cinco (5) de los 7 puntos o parámetros en la metodología misionera de Pablo y
explique uno de ellos?
11. Cuales son las cinco iglesias destacadas en Hechos de los Apóstoles y por qué?
12. Cual fue la principal controversia en la iglesia gentil, cómo se solucionó de manera oficial y en
que consistió esta solución?
13. De todas las tradiciones acerca de los últimos días de los Apóstoles, cuales son las que tienen
mayor fundamento histórico y qué dicen de los apóstoles a los que hacen referencia?
14. Qué dice la tradición acerca de la muerte y los últimos días del Apóstol Juan?
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3. LA IGLESIA PERSEGUIDA
A estas alturas ya debemos conocer las persecuciones de carácter religioso de que fue objeto la iglesia por
parte de los judíos, en los tiempos en que la fe cristiana comenzaba a extenderse por el imperio romano.
Paradójicamente, el estado romano protegió en varias ocasiones a los misioneros cristianos de esos ataques
orquestados por los judíos (comp. Hc. 18:12-17; 21:30-34). Debido a que inicialmente el imperio
consideraba a los cristianos como una secta más entre los judíos, daba a aquellos el mismo tratamiento
tolerante que a éstos y cualquier conflicto entre estos dos grupos era tratado simplemente como un
conflicto entre judíos. A no ser que el alboroto fuera excesivo, los romanos preferían que los propios judíos
resolvieran esa clase de problemas. Solamente cuando el tumulto era demasiado, los romanos intervenían
para restaurar el orden y a veces para castigar a los culpables.
Un caso ilustrativo lo constituye la expulsión de los judíos de Roma por el emperador Claudio
alrededor del año 51 d.C., acontecimiento que se menciona brevemente en Hc. 18:2 sin explicar sus
razones. Suetonio, uno de los primeros historiadores seculares en hacer referencia a Cristo, nos ofrece un
dato intrigante al decirnos que los judíos fueron expulsados de Roma porque estaban causando disturbios
constantes "a causa de Cresto". La mayoría de los historiadores concuerda en que "Cresto" no es otro
que Cristo, cuyo nombre ha sido mal escrito. Por lo tanto, lo que sucedió en Roma parece haber sido que
la predicación cristiana, como en tantos otros lugares (Hc. 17:6), causó tantos desordenes entre los judíos,
que el emperador decidió expulsarles a todos.
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propagaran de una manera alarmante para Roma, hasta el punto de que en muy corto tiempo se
convirtieron en el grupo mayoritario del imperio en oposición a los paganos y aún a los mismos judíos y
esto fue visto por el estado romano como una amenaza a su estabilidad política.
Aparte de estas consideraciones existían ciertos agravantes en la conducta de los cristianos que trataremos a
continuación:
3.1.1. LA ALABANZA Y ADORACION A OTRO REY
Los cristianos añadían a su natural resistencia a rendirle culto al emperador (compartida con los judíos) la
particularidad de alabar y adorar a otro hombre, "otro Rey, un tal Jesús" y por ello eran
considerados por la multitud como desleales y conspiradores de una revolución.
Estando así las cosas, en el año 64 d.C. estalló el famoso incendio de Roma y a pesar de que el
emperador tuvo gestos generosos para los que habían quedado sin refugio; esto no bastó para apartar las
sospechas que, de manera creciente, recaían sobre él como autor intelectual del siniestro. Las llamas
devoraron diez de los catorce barrios de la ciudad y ante la exigencia del pueblo romano de que se hallara
al culpable, el emperador optó por desviar las sospechas de sí mismo hacia los cristianos;
argumentando para ésto la circunstancia de que dos de los barrios que no habían ardido, eran las
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zonas de la ciudad en que había más cristianos y judíos.
El historiador romano Tácito nos cuenta lo sucedido en sus "Anales" y aunque en ellos desaprueba y
censura la crueldad del emperador, no sólo por su saña, sino porque no parecía creer que los cristianos
hubieran originado el fuego; también deja ver el escaso y equivocado conocimiento que tenía el imperio
acerca del cristianismo y su naturaleza, así como la actitud despectiva y desobligante con la que eran
tratados. A pesar de esto, los documentos dejados por Tácito son de gran valor para el cristianismo
porque son una prueba a favor de la historicidad de Cristo, escritos por una persona hostil al
movimiento cristiano y casi contemporáneo con su fundador, lo cual hace que los datos por él
consignados sean de mayor valor.
Como lo veíamos en la anterior unidad, en esta época fue cuando Pedro y Pablo fueron sorprendidos
en Roma y martirizados hasta la muerte.
Esta persecución es de gran trascendencia para la historia subsecuente, porque brindó un pretexto a los
romanos paganos para comenzar a perseguir a los cristianos, pues; aunque inicialmente se les perseguía
por incendiarios, pronto se comenzó a hacer por el solo hecho de serlo. Lo anterior es confirmado por
la decisión de Nerón de promulgar un edicto contra los cristianos con el fin de justificar su conducta.
Probablemente los planes de Nerón incluían extender la persecución a las provincias, pero en el año 68
d.C. buena parte del imperio se rebeló contra el tirano y el Senado romano lo depuso. A su muerte muchas
de sus leyes fueron abolidas pero su edicto contra los cristianos siguió en pie y se convirtió en "la espada de
Damocles" a la que podía apelar posteriormente algún funcionario del gobierno para desatar la
persecución.
3.2.2. LA PERSECUCION BAJO DOMICIANO
Este emperador que llegó al poder en 81 d.C., comenzó su persecución a los cristianos cerca del año 90
d.C. Siendo una persona que amaba y respetaba las viejas tradiciones romanas y teniendo en cuenta
que buena parte de su política imperial consistió en restaurar estas tradiciones; era de esperarse que
se opusiera al cristianismo, que continuaba su empuje creciente, ya que éste se oponía tenazmente a la
religión romana.
Además de esta obvia predisposición, existieron otros motivos más específicos que consistían en que,
debido a que ya no existía el Templo de Jerusalén; Domiciano decidió que todos los judíos debían enviar a
las arcas imperiales la ofrenda anual que antes mandaban a Jerusalén. Cuando algunos judíos se negaron a
hacerlo o mandaban el dinero al mismo tiempo que dejaban ver bien claro que Roma no había ocupado el
lugar de Jerusalén, Domiciano empezó a perseguirles y a exigir el pago de la ofrenda. Puesto que todavía
no estaba del todo claro en que consistía la relación del judaísmo con el cristianismo, los funcionarios
imperiales comenzaron a presionar a todos los que practicaban "costumbres judías". Así se desató
una nueva persecución que parece haber ido dirigida, no sólo contra los cristianos, sino también
contra los judíos.
Al igual que con Nerón, parece que esta persecución se dio solamente (por lo menos con mayor severidad)
en Roma y Asia Menor. En cuanto a los nombres de los mártires conocidos en Roma, sólo podemos
mencionar a un primo del emperador llamado Flavio Clemente y a su esposa Flavia Domitila a los
cuales se acusó de "ateísmo" y de "costumbres judías", lo cual es un indicio muy probable de que
fueran cristianos, habida cuenta de la idea que del cristianismo tenían en ese entonces la generalidad de los
paganos del imperio.
En Asia Menor encontramos al apóstol Juan, deportado a la isla de Patmos, de lo cual podemos
deducir que no todos los cristianos eran condenados a muerte.
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Afortunadamente cuando se desató la persecución el reino de Domiciano se acercaba a su fin. Al igual que
Nerón, Domiciano había cobrado fama de tirano y por fin fue asesinado en su propio palacio.
Sin tener la experiencia necesaria para juzgar sobre este asunto y sabiendo que existían leyes imperiales
contra los cristianos; Plinio, más justo que su amigo Tácito, no quizo formarse un juicio por
indicaciones vagas y por opiniones preconcebidas. Fue así como se tomó la molestia de informarse
con exactitud de lo que eran los cristianos. Los resultados de sus pesquisas quedaron registrados en la
correspondencia aludida, en la cual informa al emperador, entre otras cosas, que "multitud de gentes de
todas las edades, ordenes y sexos, son y serán cada día acusados. Este mal contagioso ha inficionado
las ciudades y se propaga por las aldeas y los campos". Como consecuencia de lo anterior, los templos
paganos estaban prácticamente abandonados y no se encontraban compradores para la carne
sacrificada a los idolos, informa también Plinio.
Inicialmente, el gobernador requirió de los cristianos acusados que invocaran a los dioses y que
adoraran al emperador ofreciendo vino e incienso ante su estatua y que maldijeran a Cristo. Los
que siguieron sus instrucciones en ese sentido (hubo un buen número de ellos) fueron puestos en libertad,
pues según Plinio le dice a Trajano "es imposible obligar a los verdaderos cristianos a hacer estas
cosas".
Fueron precisamente los cristianos que persistían en su fe los que planteaban al gobierno el problema más
difícil, pues a pesar de haber condenado anteriormente a muerte a algunos de estos últimos, no tanto por ser
cristianos como por su obstinación y desobediencia ante el representante imperial; ante la larga lista de
personas acusadas de ser cristianas, Plinio se sintió obligado a investigar el asunto con mayor detenimiento.
Después de escuchar el testimonio de muchos de los acusados, resultó que el "crimen" de los cristianos
"consistía en reunirse para cantar antifonalmente himnos a Cristo como a un dios, para hacer votos de
no cometer robos, adulterios u otros pecados, y para una comida en la que no se hacía cosa alguna
contraria a la ley y las buenas costumbres". Esto colocó al gobernador ante la disyuntiva de si debía
castigar a los cristianos sólo por llevar ese nombre, o era necesario probarles algún crimen.
La respuesta del emperador fue breve. Según él, no hay una regla general que pueda aplicarse en todos
los casos. Por una parte, el crimen de los cristianos no es tal que deban emplearse los recursos del
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estado en buscarles. Por otra parte, sin embargo, si alguien les acusa y ellos se niegan a adorar a los
dioses, han de ser castigados. La anterior vino a constituirse en la primera política de estado efectiva
contra los cristianos que tuvo vigencia, no sólo durante el reinado de Trajano, sino a través de todo el
siglo segundo y buena parte del tercero. Ahora bien, aunque la decisión de Trajano no tenía sentido lógico,
si tenía sentido político. A los cristianos se les castigaba no por algún crimen que supuestamente
habían cometido antes de ser delatados, sino por su crimen ante los tribunales ya que, en efecto, el
culto al emperador era uno de los vínculos que unían al Imperio, y negarse en público a rendir ese culto
equivalía a romper ese vínculo.
o IGNACIO DE ANTIOQUIA
Uno de los mártires más conspicuos durante la vigencia de la política de Trajano fue Ignacio, obispo de
Antioquía. Gran parte de esta relevancia se debe a las cartas escritas por él a las iglesias de las ciudades de
Magnesia, Trales, Efeso, Esmirna, Filadelfia y Roma, a su paso por Asia Menor, durante el transcurso de
su traslado desde Antioquía a Roma para ser ejecutado en el anfiteatro de Flavio. Todas estas iglesias
habían enviado delegaciones a verle cuando iba camino del martirio a la capital, custodiado por diez
soldados imperiales. Dentro de la delegación de Esmirna se hallaba su amigo Policarpo, obispo de la
iglesia de esta ciudad, que moriría como mártir algún tiempo después. Precisamente estas visitas son
las que confirman la contradicción lógica que encerraba la política de Trajano, pues por el hecho de no
haber sido denunciados o acusados, podían visitar impunemente a quien había sido condenado a
morir por el mismo "delito" que ellos practicaban. Aunque las cartas no nos dicen nada sobre los
detalles de su muerte, si nos dejan apreciar el deseo ardiente que tiene por el martirio y el gozo que
experimenta ante la sóla perspectiva de poder padecerlo (en especial la carta a los romanos). Esta
actitud ante el martirio fue discutida y rechazada por otros dirigentes de la iglesia primitiva. De cualquier
modo, parece ser que Ignacio terminó sus días en Roma viendo cumplido su deseo, arrojado para ser
devorado por las fieras.
o POLICARPO DE ESMIRNA
Aunque Policarpo fue martirizado casi medio siglo después de Ignacio, bajo el reinado del emperador
Antonino Pio en el 155 d.C.; lo relacionamos bajo la persecución de Trajano debido a que fue víctima de la
política establecida por éste, así no haya caído bajo su gobierno. Además, en relación con su martirio, si
disponemos de detalles gracias a las actas que sobre el mismo se escribieron. Como se puede leer en
estos documentos, Policarpo no se entregó solícito a las autoridades sino que cuando intentaron capturarlo
por primera vez y ante la insistencia de los miembros de su iglesia, huyó de la ciudad a una finca cercana y
ante la proximidad de sus perseguidores, huyó nuevamente a otra finca. Solamente cuando supo que uno de
los que habían quedado atrás, al ser torturado, había dicho donde se había escondido Policarpo, el anciano
obispo decidió dejar de huir y aguardar a los que le perseguían, enfrentando su martirio con gran entereza y
dignidad. Es célebre su respuesta al juez ante la insistencia de éste pidiéndole maldecir a Cristo: "Llevo
ochenta y seis años sirviéndole, y ningún mal me ha hecho. Cómo he de maldecir a mi rey que me
salvo?".
La actitud inicial de Policarpo ante sus perseguidores puso de nuevo sobre el tapete la discusión acerca de
si era lícito o no entregarse espontáneamente para sufrir el martirio. El autor de las actas deja sentada
su posición al decirnos que sólo son válidos los martirios que han tenido lugar por voluntad de Dios y no
de los mártires mismos. La razón de la insistencia de este documento en que sea Dios quien escoja los
mártires, era que había quienes se acusaban a sí mismos a fin de sufrir el martirio. Tales personas
eran denominadas "espontáneos" y por lo general acababan por acobardarse y renunciar a su fe en el
momento su-premo. Clemente de Alejandría era de la misma posición que el autor de las actas, pero
otros padres de la iglesia como Justino Mártir, aprobaron tácitamente en sus escritos el martirio de los
"espontáneos".
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3.3.2. LA PERSECUCION BAJO MARCO AURELIO
El nombre de Marco Aurelio está unido a todo lo piadoso y noble en el paganismo clásico. Asumió el
gobierno en el año 161 d.C. y fue a todas luces una de las mentes más preclaras del ocaso romano. Su
espíritu culto y refinado nos legó sus "Meditaciones", una de las joyas literarias de la época. Es por eso
que no se comprende del todo por qué desató una fuerte persecución contra los cristianos. Parece
que no comprendió, o no quizo comprender el Evangelio. En sus "Meditaciones", en su única referencia al
cristianismo, revela cual era su opinión respecto de los cristianos diciendo que aunque alababa aquellas
almas que están dispuestas a abandonar el cuerpo cuando sea necesario, hace la aclaración de que
tal disposición ha de ser producto de la razón "y no de terquedad como en el caso de los cristianos".
Esta actitud probablemente fue acentuada por el hecho de que, como buen hijo de la época; Marco Aurelio
era supersticioso y ésto, aunado a la circunstancia de que durante los primeros años de su reinado las
calamidades se sucedieron una tras otra (hasta el punto de que el año 166 d.C. fue llamado "annus
calamitosus"), hizo que el emperador prestara oido a los rumores del pueblo que atribuía a los cristianos la
causa de todos los desastres debido a que "habían atraído sobre el imperio la ira de los dioses".
Aunque no existen indicios de que Marco Aurelio haya creído estos rumores sobre los cristianos, todo
parece indicar que prestó su apoyo a la nueva ola de persecución y que veía con buenos ojos el intento de
regresar al culto de los antiguos dioses. Quizá, al igual que Plinio años antes, Marco Aurelio pensaba que
era necesario castigar a los cristianos, si no por sus crimenes, al menos por su obstinación.
Bajo esta persecución cayeron mártires que las actas de la época nos permiten identificar claramente, así
como algunos de los detalles de su muerte. Entre estos se encuentran la viuda Felicidad y sus siete hijos y
uno de los más destacados maestros de la época: Justino Mártir, que por haber desempeñado un
gran papel como apologista, será tratado más extensamente en el siguiente capítulo correspondiente
a este tema.
No podemos dejar de mencionar las cartas que los mártires de Lyon y Viena, en la Galia, les enviaron
en el año 177 a sus hermanos de Frigia y Asia Menor, en las cuales nos refieren los padecimientos a los que
fueron sometidos los cristianos de estas ciudades. Se destaca de manera especial en estas narraciones a
Blandina, una debil esclava que demostró una entereza sin par ante sus verdugos.
Después de la muerte de Marco Aurelio en 180 d.C. la persecución amainó durante un tiempo, aunque
nunca dejaron de presentarse martirios esporádicos. Sólo hasta el siglo tercero vuelve a desatarse bajo el
reinado de Septimio Severo, pero esto será materia de otro capítulo.
- El "ágape" o "fiesta de amor", comida celebrada por los cristianos todas las semanas, unido al
hecho de que se celebraba en privado (estríctamente entre bautizados) además de que los cristianos se
llamaban "hermanos" entre sí; dio origen a rumores que desembocaron en la creencia según la cual los
cristianos se reunían para celebrar una orgía en la que se daban uniones incestuosas.
- Sobre la base de la cena del Señor surgió la creencia de que los cristianos escondían a un niño
recién nacido dentro de un pan, para después sacrificarlo y devorar su cuerpo todavía palpitante.
- Por último, circulaba un extraño rumor sostenido por algunos, cuyo origen no se ha podido
establecer, que decía que los cristianos adoraban a un asno crucificado.
Se destacan como exponentes de esta actitud los paganos Celso, que compuso contra los cristianos un
tratado que llamó "La palabra verdadera", y Cornelio Frontón, maestro de Marco Aurelio.
La enemistad contra los cristianos también tenía mucho que ver con prejuicios de clase. Las personas
supuestamente refinadas no podían ver con buenos ojos que esa gentezuela, pobre e inculta,
pretendiera conocer una verdad que ellos no conocían.
* Celso llega a decir que Jesús fue un malhechor condenado por las autoridades romanas, hijo
ilegítimo de María con un soldado romano.
A tales burlas y ataques no se podía responder con una mera negación (como en el caso de los
rumores populares). Era necesario más bien ofrecer argumentos sólidos que respondiesen a las
objeciones que se planteaban. Tal fue la obra de los apologistas. La tarea de defender la fe ante esta
clase de ataques produjo algunas de las más notables obras teológicas de la iglesia primitiva.
- "El discurso a Diogneto" atribuido a Cuadrato (con algunas reservas), es una de las más antiguas
apologías que han llegado a nuestros días.
- Arístides compuso otra apología que también ha llegado hasta nuestros días.
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- Justino Mártir, el más famoso de los apologistas del siglo II nos ha legado:
- Una apología dirigida al emperador Antonino Pio
- Otra apología dirigida al senado de la época de Marco Aurelio
- El "Dialogo con Trifón" que consiste en una discusión con un rabino judío.
- Taciano, discípulo de Justino, escribió un "Discurso a los griegos".
- Atenágoras, apologista ateniense cuenta con una "Defensa de los cristianos" y un tratado "Sobre
la resurrección de los muertos" entre sus apologías.
- Teófilo, obispo de Antioquía, compuso sus "Tres libros a Autólico" que tratan sobre la doctrina
cristiana de Dios, la interpretación de las escrituras y la vida cristiana.
Todas las anteriores apologías fueron escritas en griego, en lengua latina encontramos a finales del siglo
segundo y comienzos del tercero las siguientes:
Durante el siglo tercero se destaca el maestro alejandrino Orígenes y su refutación "Contra Celso" escrita
en griego.
* En las apologías vemos reflejado un conflicto al interior de la iglesia que aún persiste, consistente
en LA RELACION ENTRE LA FE CRISTIANA Y LA CULTURA CLASICA PAGANA. No ha podido
llegarse a un acuerdo general acerca de cual debe ser la actitud de la iglesia hacia la cultura pagana,
aunque hoy, al igual que en la época de los apologistas que hemos relacionado, hay mayor tendencia a la
aceptación de la posición que dice que la cultura pagana no es de desechar, sino que debe utilizarse para
la defensa de la fe, conforme a la exhortación de Pablo a "escudriñarlo todo y retener lo bueno". En el
siglo segundo y tercero encontramos representantes de ambas corrientes.
Entre los que no veían sino una oposición radical entre la fe cristiana y la cultura pagana se encuentran
TACIANO y TERTULIANO y entre los que sostenían la tesis opuesta se encuentra principalmente
JUSTINO MARTIR, quien abrió el camino para que el cristianismo pueda reclamar todo lo bueno que se
pueda encontrar en la cultura clásica, aún a pesar de ser una cultura pagana. CLEMENTE y
ORIGENES de Alejandría, son continuadores destacados de esta corriente. Esta tendencia, a pesar de las
ventajas que significó para el cristianismo, también acarreo peligros debido a su excesivo carácter
especulativo que tendía a interpretar las Escrituras de manera alegórica y simbólica, desechando en
muchos casos la interpretación literal; con el fin de adaptar mejor la doctrina cristiana a la cultura
clásica.
Hacia la década de 390 d.C. Filasterio, el anciano obispo de Brescia que había consagrado la vida entera a
recopilar información acerca de la herejía, tenía una lista de 156 bien delimitadas y, al parecer, todas aún
florecientes.
3.5.1. EL GNOSTICISMO
Esta fue una herejía que representó un gran peligro para el cristianismo hasta el punto de que llegó a estar
cerca de imponerse en muchas iglesias como la "doctrina oficial". No ha podido definirse claramente
debido a que era un movimiento sin una forma específica que albergaba una gran variedad de
"escuelas" dentro de sí mismo que no reconocían ningún vínculo formal entre ellas. Además existía
tanto dentro del cristianismo como fuera de él. El que representó el mayor reto para la iglesia era el que
existía dentro del cristianismo ya que trataba de reinterpretar la fe en términos que resultaban inaceptables
para los demás cristianos.
Era marcadamente sincretista y aunque es imposible señalar hacia un jefe, se destacaron como
maestros gnósticos Basílides y Valentín.
El término proviene de la palabra griega "gnosis" que quiere decir "conocimiento". Según los
gnósticos, su doctrina era un conocimiento especial, reservado para quienes poseían verdadero
entendimiento. Su preocupación fundamental era la salvación. Creían que todo lo que fuese materia
era necesariamente malo, por lo cual el propósito último del gnóstico era liberar el espíritu
escapando de este cuerpo y de este mundo material. Por lo tanto, explicaban el origen del mundo
diciendo que en un comienzo toda la realidad era espiritual, compuesta por un ser supremo y una
serie de emanaciones espirituales de este ser. Fue uno de estos seres espirituales distante del ser
supremo quien, por error, originó el mundo material. Así, nuestro mundo es un "aborto" del
espíritu y no una creación de Dios. Argumentaban que, debido a que algunas "chispas" o "porciones" de
espíritu habían quedado aprisionadas en estos cuerpos materiales, era necesario el advenimiento de un
"mensajero del reino espiritual para darnos la información o "gnosis" necesaria para nuestra
liberación. En el gnosticismo cristiano, ese mensajero era Cristo.
Debido a su posición respecto de la materia, los gnósticos sostenían que Cristo no podía haber tenido
un cuerpo material como el nuestro y negaban su nacimiento, pues esta eventualidad le habría
colocado bajo el poder de este mundo material. Las diversas explicaciones que daban para justificar
la encarnación de Cristo reciben el nombre de "DOCETISMO" (de una palabra griega que significa
28
"parecer", pues lo que estas doctrinas implicaban era que el cuerpo de Jesús era una apariencia).
Como consecuencia de su doctrina, algunos gnósticos abogaban por un ascetismo extremo mientras otros
practicaban el libertinaje.
Los principales dirigentes de la iglesia se opusieron tenazmente al gnosticismo porque veían en él una
negación de varias de las principales doctrinas cristianas como son: La Creación, la Encarnación y la
Resurrección.
Marción fue el "cristiano" que más efectivamente adosó las doctrinas gnósticas a la fe cristiana. Su
estructura doctrinal fue marcadamente antisemítica y compartía con los gnósticos su condenación del
mundo material. Para él, el A.T. era la revelación de un dios diferente e inferior al Dios del N.T. que
Cristo nos había dado a conocer. El dios del A.T. era un dios de justicia implacable y evidentes
favoritismos, "Jehová", o como se designó en escritos de corte filosófico "El Demiurgo"; mientras que el
Dios de los cristianos era un Dios de amor, por encima del Jehová del A.T. En consecuencia de lo anterior,
el mundo material fue creado por el dios inferior Jehová y por lo tanto, al igual que en el gnosticismo,
Jesús no podía haber nacido de María, puesto que tal cosa le habría hecho súbdito de Jehová, sino
que apareció repentinamente, como un hombre maduro, en la época del emperador Tiberio.
Para sustentar sus doctrinas, Marción fue el primer "cristiano" que estableció formalmente un canon
para el N.T., formado por las epístolas paulinas y el evangelio de Lucas debidamente editadas por él
mismo, con el fin de excluir cualquier cita que hiciera alusión favorable al A.T. o a los judíos, pues
según él, estas citas no podían ser genuinas sino que debían haber sido incluidas en el texto sagrado
por judaizantes que trataban de adulterar el mensaje de Pablo y de Lucas.
Marción, al igual que los gnósticos, fue señalado y condenado por hereje por la iglesia en general; pero
representó una amenaza más seria que aquellos para el cristianismo, debido a que llegó a organizar su
propia iglesia con obispos rivales de los de la iglesia oficial y por tanto sus enseñanzas tendían a
perpetuarse. Además la propaganda marcionita dentro del resto de la iglesia era impresionante, sobre todo
porque sus doctrinas parecían tan sencillas y lógicas.
29
llamó Sabelianismo a causa de otro de sus defensores: Sabelio.
- El Montanismo recibe ese nombre de su fundador Montano, quien había sido sacerdote pagano
antes de su conversión. Montano dio un renovado énfasis a los dones del Espíritu Santo,
especialmente la profecía, además de dar una participación y autonomía inusual a las mujeres en el culto
formal. Esto no involucraba un problema en sí mismo. El problema se presentó cuando, en ejercicio del
don de la profecía, los montanistas comenzaron a decir que "con ellos había comenzado una nueva
edad". Esa nueva edad se caracterizaba, entre otras cosas, por una vida moral más rigurosa. La razón por
la cual la iglesia se opuso a la predicación de los montanistas no fue su énfasis en las profecías, sino
lo que pretendían en el sentido de que ahora comenzaba una nueva era, el fin de la historia.
Afirmar, como lo hacían los montanistas, que el fin había comenzado ahora, con la dádiva del
Espíritu a Montano y los suyos, era disminuir la importancia de los acontecimientos del Nuevo
Testamento y pretender que el Evangelio no era sino una etapa más en la historia de la salvación. La
iglesia no podía aceptar tales doctrinas.
1. EL CANON
Antes de Marción no existía una lista oficial de libros del Nuevo Testamento, pero en vista del peligro que
planteaba el marcionismo; la iglesia se vio obligada a compilar una lista o grupo de libros sagrados.
Tal lista no se hizo de modo formal (es decir que no hubo una reunión o concilio para determinarla)
sino que poco a poco se fue formando un consenso dentro de la iglesia. Algunos libros que habían sido
usados por iglesias locales cayeron en desuso y no se incluyeron en el N.T. Otros lograron acogida general
y otros fueron discutidos por algún tiempo antes de ser generalmente aceptados.
* Dentro de los libros que se usaban en un considerable número de iglesias locales, además de una
buena cantidad de apócrifos decididamente espúreos y evidentemente inferiores desde todo punto de vista
a los libros inspirados y que no es del caso mencionar; circulaban los que se han dado en llamar
"ESCRITOS DE LOS PADRES APOSTOLICOS" que, aunque no se incluyeron dentro del canon, si
gozaban de cierto aprecio general dentro de la iglesia primitiva debido tal vez al prestigio de sus autores
o por su contenido de carácter evangélico que no ponía en entredicho ningún punto esencial de la sana
doctrina. Estos libros son:
2. EL CREDO
Otra de las maneras de responder al reto de los gnósticos y marcionitas fue la formulación de lo que hoy
llamamos el "Credo de Los Apóstoles" cuyos orígenes se remontan a mediados del siglo II en Roma. En
esa época se le llamaba "símbolo de la fe", entendiéndose por símbolo la credencial que acreditaba a
una persona como cristiano auténtico. El núcleo del credo tiene su origen en las tres preguntas que se le
30
hacían al candidato al bautismo antes de su inmersión en el agua bautismal.
3. LA SUCESION APOSTOLICA
Esta respuesta pretendía subrayar la autoridad de la iglesia como legítima depositaria de la fe. Los
herejes decían que las verdaderas enseñanzas de Jesús habían sido pasadas a través de un apóstol y que
ellos eran los verdaderos depositarios de esas enseñanzas. En el caso de los gnósticos, se trataba de una
supuesta tradición secreta. En el caso de Marción se trataba de los escritos de Pablo mutilados. Frente a
ellos la iglesia decía que si Jesús tenía alguna enseñanza secreta que comunicarles a sus discípulos, lo
más lógico sería suponer que les confiaría tal enseñanza a los mismos apóstoles a quienes les confió
la dirección de la iglesia. Y si tales apóstoles a su vez habían recibido algún secreto, sería de
esperarse que se lo transmitirían, no a algún extraño, sino a las mismas personas a quienes
confiaron la dirección de las iglesias que iban fundando. Por tanto, si hubiera tal enseñanza secreta,
esa enseñanza no se encontraría sino entre los discípulos directos de los apóstoles, y sus sucesores.
Pero el hecho es que los jefes de las iglesias que podían reclamar esa sucesión apostólica niegan
unánimemente que haya habido tales enseñanzas.
En desarrollo de esta idea y con el fin de darle fuerza a este argumento, las principales iglesias del imperio
procuraron mostrar por medio de variadas listas de obispos, que los dirigentes actuales de la iglesia (en el
siglo segundo) eran sucesores de los apóstoles. Pero en realidad, no se trataba aquí de que todas las
iglesias pudieran mostrar su conexión directa con los apóstoles, sino que se trataba más bien de que
todas concordaban en la fe, y que pudieran juntamente mostrar que esa fe les había sido enseñada
por los apóstoles. En este sentido la iglesia sí era "CATÓLICA", es decir "universal y según el
todo".
- La Escuela de Alejandría (Egipto), fundada por Panteno, que había sido filósofo estoico antes de
su conversión; cuenta entre sus más grandes exponentes a Clemente de Alejandría y a Orígenes.
Clemente no fue pastor como Ireneo sino maestro, y maestro de intelectuales. Su propósito era ayudar
a quienes buscaban las verdades más profundas y convencer a los intelectuales paganos de que el
cristianismo no es después de todo la religión absurda que sus enemigos pretenden. Para ello recurre a la
alegoría o la parábola para interpretar las escrituras. Sostiene que el texto sagrado tiene más de un
sentido, y que aunque el sentido literal no ha de despreciarse, el que se queda en él es como un niño
que se contenta con beber leche y nunca llega a ser adulto. Por medio de este particular método de
interpretación, logra construir puentes y conciliar muchos aspectos, aparentemente irreconciliables,
de la filosofía pagana con la doctrina cristiana. Se le critica que su enfoque tiende a producir una
teología de tipo elitista, ya que está dirigida más para las mentes cultas que para las masas. En realidad,
31
Clemente sigue la línea de pensamiento iniciada por Justino Mártir, pero adentrándose mucho más en
ella. Establece puentes entre la filosofía pagana y la doctrina cristiana, no solo por la conveniencia del
argumento, sino principalmente porque está convencido de que la verdad es una sola y cualquier atisbo
de ella que Platón u otros filósofos hayan podido conocer, no puede ser distinta de la verdad que se
ha revelado en Jesucristo y en las Escrituras. Muchas de sus obras han llegado hasta nuestros días, entre
las cuales se cuentan "Protrépticos" (o Exhortación a los paganos), "Paidagogos" (o El Tutor) y
"Stromateis" (o Misceláneas).
- La Escuela de Cartago (norte de Africa) hizo más que cualquiera de las otras para darle forma al
pensamiento teológico de Occidente, los dos nombres más grandes de esta escuela durante los 3
primeros siglos del cristianismo fueron Tertuliano y Cipriano (este último será tratado más adelante).
Ya en la época de la iglesia imperial surgirá aquí uno de los teólogos más grandes de todos los tiempos
(para muchos el segundo después de San Pablo) llamado Agustín de Hipona, más conocido como San
Agustín (que será tratado posteriormente de manera más amplia).
Tertuliano era al parecer abogado, o por lo menos había sido adiestrado en la ciencia retórica y en los
procedimientos que usaban los abogados, ya que toda su obra lleva el sello de una mente legal. Fue, a
semejanza de Orígenes, uno de los escritores cristianos más prolíficos de la antiguedad; pero a diferencia
de aquel, gran parte de su obra ha llegado hasta nuestros días.
Como lo veíamos en el capítulo anterior, siguió la corriente iniciada por Taciano de oponerse radicalmente
a la cultura clásica pagana. Abogó por un rigorismo extremo, una disciplina moral de carácter
extremadamente riguroso, lo cual tal vez explique su adhesión tardía a la secta de los montanistas,
considerada herética por el resto de la iglesia; y el hecho de fundar hacia el final de sus días la secta
de los "Tertulianistas" aún más rigurosa que la de los montanistas. La lógica de Tertuliano es a
menudo aplastante, pero el vigor de sus argumentos se encuentra, más que en su lógica, en su habilidad
retórica que llega hasta el sarcasmo. De este modo, mediante una inigualable combinación de ironía
mordaz con una lógica inflexible, Tertuliano se convirtió en el azote de los herejes y campeón de la
ortodoxia. Entre sus obras encontramos su "Apología", "El Testimonio del alma", la "Prescripción
contra los herejes", "Contra Marción" y "Contra Práxeas" entre otras muchas. Fue el primer teólogo
en escribir en latín, la lengua de la parte occidental del imperio y ayudó a definir con mucha claridad
doctrinas como La Trinidad (fue el primero en utilizar este término) y las dos naturalezas de Cristo: la
divina y la humana, incorporando los términos que fueron posteriormente aceptados de manera general
en la formulación de estas doctrinas. Esto no quiere decir que Tertuliano "inventara" la doctrina de la
Trinidad, pero sí fue él quien creó el vocabulario que a la larga se hizo común para expresarlas.
Bajo esta nueva persecución cayeron cristianos de la talla de Ireneo de Lyon y Leonidas - el padre de
Orígenes - a la vez que otros como Clemente de Alejandría tuvieron que huir para salvar su vida.
El "Martirio de las santas Perpetua y Felicidad" da cuenta detallada de las circunstancias bajo las
cuales murieron cinco de los mártires más conocidos de este periodo: Perpetua, Felicidad, Revocato,
Saturnino y Secúndulo, destacándose en la narración la entereza y el valor de Perpetua y Felicidad
para enfrentar a sus verdugos. El hecho de que los mártires son "catecúmenos", es decir que se
preparaban para recibir el bautismo; confirma lo que hemos dicho previamente sobre las
características de la nueva política implementada por Septimio Severo. Es probable que Perpetua y
sus compañeros hayan sido montanistas y que el autor que nos ha dejado el testimonio de su martirio haya
sido Tertuliano.
Poco después, por razones que no son del todo claras, la persecución disminuyó. Siguieron presentándose
martirios esporádicos y aislados pero de ninguna manera en la medida en que se presentaron en el 202-203
d.C. bajo Septimio Severo. El emperador Máximo desató una breve persecución restringida a Roma
en la cual fueron exiliados y enviados a trabajar a las minas el obispo Ponciano e Hipólito,
destacados miembros de la iglesia de la capital del imperio, pero descontando estos leves brotes, la
persecución cesó casi por completo durante casi medio siglo al tiempo que se añadían nuevos convertidos a
la iglesia. La persecución llegó a ser una memoria amarga y dolorosa del pasado. Entonces se desató la
tormenta...
33
El propósito del emperador no era crear mártires sino apóstatas. Tal vez Decio, al igual que
Tertuliano 50 años antes, creía que "la sangre de los mártires era la semilla del cristianismo, pues mientras
más se le derramaba, más cristianos había". El propósito de esta nueva persecución no era destruir a
los cristianos, sino lograr que renunciaran a su fe, anotándose de esta manera una victoria en la política
imperial de restaurar el paganismo.
Inicialmente, Decio ordenó por mandato imperial, que todos tenían que sacrificar ante los dioses y quemar
incienso ante la estatua del emperador. Quienes así lo hicieran, obtendrían un certificado o "libelli"
como prueba de ello y los que carecieran de tal certificado serían tratados como criminales que
habían desobedecido el mandato imperial.
El mandato imperial tomó por sorpresa a los cristianos de las nuevas generaciones, que no se habían
formado bajo el peligro constante de la persecución y por ello no estaban listas a enfrentarse al martirio.
Algunos corrieron a obedecer el edicto imperial tan pronto como supieron de él; otros
permanecieron firmes por un tiempo pero finalmente también ofrecieron sacrificio ante los dioses;
otros más astutos, se valieron de artimañas y del poder del oro para obtener certificados falsos sin
haber sacrificado nada, y otros, en fin, permanecieron firmes y se dispusieron a afrontar las
torturas más crueles que sus verdugos quisieran imponerles.
Debido a que el propósito de Decio era obligar a las gentes a sacrificar, fueron relativamente pocos los que
murieron durante esta persecución. Pero las torturas a las que se sometía a los cristianos con este
propósito, eran tan crueles y de tal magnitud que, una vez liberados, algunos morían debido a la
gravedad de las heridas recibidas. Tal fue el caso de Orígenes, mencionado en el capítulo anterior.
Esta nueva persecución fue sistemática y universal, como los demuestra el hecho de que se han
encontrado certificados comprobando sacrificios en los lugares más recónditos del imperio.
La naturaleza de la persecución de Decio originó una nueva dignidad en la iglesia: Los Confesores, que
eran aquellos cristianos que, durante la persecución, habían permanecido firmes soportando las
torturas impuestas y finalmente habían logrado sobrevivir sin haber negado su fe.
A su vez, la iglesia debía decidir sobre que hacer con "los caídos" ("lapsi"), es decir, aquellos que de un
modo u otro habían sucumbido ante los embates de la persecución, con el agravante de que no todos
habían caído de igual modo o en igual grado.
- El primer aspecto del problema surgió cuando, debido al prestigio de los confesores, algunos
pensaban que eran ellos quienes tenían la autoridad necesaria para restaurar a los caídos a la
comunión de la iglesia, dejando a un lado la autoridad de los obispos.
- El segundo aspecto de problema fue el referente al grado de rigor que se debía aplicar a los caídos
para poder ser restaurados a la comunión, asunto en el cual no se ponían de acuerdo los diferentes
dirigentes eclesiásticos.
La anterior situación dio origen a dos de los "cismas" o divisiones más conocidos de la iglesia antigua, en
la parte occidental del imperio (Cartago y Roma).
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EL CISMA DE CARTAGO
El cisma de Cartago tiene como protagonista al obispo Cipriano, mencionado en el capítulo anterior como
uno de los principales exponentes de la Escuela Teológica de Cartago.
Cipriano se convirtió al cristianismo aproximadamente a los 40 años de edad y poco tiempo después fue
electo obispo de Cartago. Admiraba a Tertuliano, a quien llamaba "el maestro" y al igual que él, era
ducho en retórica y sabía exponer sus argumentos en forma aplastante. Muchos de sus escritos se
conservan hasta hoy, constituyéndose en joyas de la literatura cristiana del tercer siglo.
Cuando estalló la persecución Cipriano pensó que su deber era huir a un lugar seguro con algunos
otros dirigentes de la Iglesia, y desde allí seguir pastoreando a su grey con una correspondencia nutrida.
Erroneamente, muchos vieron esta decisión como un acto de cobardía, pues de hecho, el valor y
convicción de Cipriano quedaron probados cuando, pocos años más tarde durante la breve persecución
propiciada por el emperador Valeriano, Cipriano ofreció su vida como mártir. Pero por lo pronto su
autoridad quedaba puesta en duda, pues los confesores que habían sufrido por su fe, parecían tener más
autoridad que él. Fueron precisamente algunos de estos confesores de su jurisdicción, quienes reclamaron
la autoridad para restaurar a los caídos y comenzaron a ejercerla, admitiéndolos de inmediato en la
comunión sobre la base del arrepentimiento. Algunos presbíteros de Cartago que tenían viejas disputas con
Cipriano, se unieron a estos confesores y se produjo un cisma que dividió a la iglesia de la ciudad y la
región circundante. Cipriano, entonces, convocó a un sínodo (asamblea de los obispos de la región)
donde se estableció oficialmente el procedimiento para restaurar a los caídos de acuerdo a la gravedad de
su caída. (La preocupación por la restauración de los caídos fue la que dio origen más adelante, en la
iglesia occidental, a todo el sistema penitencial de hoy).
Este cisma no duró tanto como el que trataremos a continuación.
Es necesario destacar que la iglesia de la parte occidental del imperio (Roma y Cartago), hizo más
énfasis en la organización, la autoridad y la unidad dentro de la iglesia que en la doctrina (aunque no por
ello debemos pensar que descuidó esta última) y es debido a ello que el principal problema que debió
enfrentar son los CISMAS; mientras que la iglesia de la parte oriental (Alejandría y Asia Menor),
debido a su mayor tendencia filosófica y especulativa, debió luchar constantemente contra las
35
HEREJÍAS.
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3.7. LA GRAN PERSECUCION Y EL TRIUNFO FINAL
En el lapso transcurrido entre la promulgación del primer y el último edicto, Galerio se encargó de
indisponer cada vez más la voluntad de Diocleciano hacía los cristianos, achacándoles dos incendios
misteriosos en el palacio y algunos disturbios en diversas regiones, al punto de que Diocleciano ordenó
que todos los cristianos de la corte tenían que ofrecer sacrificios ante los dioses, de tal modo que Prisca y
Valeria cedieron al requerimiento y sacrificaron, mientras que Doroteo, el gran chambelán de la corte, y
varios otros, sufrieron el martirio. A pesar de que la letra de los edictos no parece, en principio, tan hostil
hacia los cristianos; el hecho es que la resistencia propia de éstos a entregar las sagradas escrituras, llevó a
que se les torturara y condenara a muerte. Así se desató la más cruenta de cuantas persecuciones sufrió
la iglesia antigua. El único territorio donde la persecución no fue tan severa fue el que estaba bajo el
dominio de Constancio Cloro, el padre del famoso Constantino.
Estando así las cosas, Galerio maquinaba el modo de hacerse dueño único del imperio, y aprovechando
una enfermedad que dejó muy débil a Diocleciano, le obligó a abdicar tanto a él como a Maximiano, el
"augusto" de occidente.
La tetrarquía funcionó mientras tuvo al frente a un gobernante especialmente dotado como
Diocleciano, pero bajo la dirección de Galerio fue un fracaso que desembocó en rencillas y pugnas
irreconciliables entre los sucesores oficiales nombrados por Galerio (Severo y Maximino Daza) y los
que tenían el derecho legítimo al gobierno (Majencio y Constantino). Poco después Licinio entra
también a disputar una tajada de poder a los ya consolidados Galerio, Maximino Daza,
Constantino y Majencio (Severo ya se había suicidado ante su derrota frente a Majencio en Roma).
En medio de todo este caos, la persecución continuó de manera intensa en la parte oriental del
imperio bajo Galerio y Maximino Daza, pues ni Constantino ni Majencio, dueños efectivos de la mayor
37
parte occidental, se ocuparon en promoverla pues la consideraban una política de Galerio.
A pesar de ello, en oriente la persecución fue excesivamente cruel y sistemática a tal grado que las
listas de los mártires son demasiado extensas para ser consignadas aquí.
CUESTIONARIO DE REPASO
1. Cuál es el primer historiador romano (secular) en hacer referencia a Cristo y cuál es el suceso
histórico en el que se hace esta mención? Explíquelo
2. Por qué la resistencia al sincretismo y al culto al emperador por parte de judíos y cristianos, fue
castigada severamente en los cristianos al mismo tiempo que se toleraba entre los judíos?
3. Mencione cuales fueron los agravantes en la conducta de los cristianos que los hicieron
merecedores de la persecución por parte del estado romano.
4. Bajo que emperadores se persiguió de manera especial a los cristianos durante el siglo
primero, a qué obedecieron estas persecuciones (qué las motivó) y cuál fue su carácter
(sistemático y universal o aislado y local)?
5. Cuales fueron las circunstancias bajo las cuales se dio la persecución de Nerón, cuál es el
historiador secular que la registra, cuales los dos mártires más conocidos de ella y por qué esta
persecución fue de gran trascendencia para la historia subsecuente?
6. Cuales son los documentos que nos permiten apreciar y conocer más claramente y de una
manera más detallada y confiable los aspectos de la persecución en el siglo II?
7. En qué se diferencia Plinio de Tácito, en sus apreciaciones acerca de los cristianos?
8. Cuál fue el sentido de la primera política de estado contra el cristianismo, en qué consistió y
bajo que emperador se dio?
9. Cuales son los dos mártires más destacados durante la persecución que se inició bajo la política
de Trajano, cuál era la posición de cada uno de ellos ante el martirio y por qué era importante
definir la actitud correcta hacia el martirio?
10. Por qué es inconsecuente y contradictoria con su personalidad, la persecución que Marco
Aurelio aprobó y fomentó contra los cristianos y cuales parecen haber sido sus motivaciones?
Mencione un mártir de este periodo.
11. Por qué fue necesaria la aparición de los apologistas? Mencione cuatro de los más destacados.
12. Cuál fue el origen de las acusaciones contra los cristianos? Explíquelas brevemente.
13. Cuál fue la circunstancia que propició y facilitó la aparición de las herejías en la iglesia,
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relacione las 4 más conocidas (incluyendo las llamadas "herejías menores") y explique una de
ellas.
14. Qué es "Docetismo" y cuales de las principales doctrinas cristianas eran atacadas y negadas por
las 2 principales herejías del siglo II?
15. Cuales fueron las respuestas de la iglesia contra las herejías? Explique una de ellas.
16. Relacione las principales escuelas teológicas y sus más destacados exponentes.
17. En que consisten las dos políticas nuevas incorporadas a la de Trajano en el siglo III, en relación
con la persecución de los cristianos, bajo que emperadores se dieron respectivamente y mencione
un mártir de cada una de ellas.
18. Cuál fue la nueva dignidad surgida en la iglesia bajo la persecución de Decio, cuales son los dos
aspectos principales del problema surgido con la restauración de los caídos, en que
desembocaron en su momento y a que dieron origen en nuestros días?
19. Cuales eran las motivaciones (qué defendían) de Cipriano y Novaciano, durante las llamados
"cismas de Cartago y de Novaciano" respectivamente?
20. Debido al énfasis que hacían, cuales fueron los problemas contra los que tuvieron que
enfrentarse más frecuentemente las iglesias de oriente y de occidente respectivamente?
21. Bajo que emperador(es) se dio la última y más cruenta de las persecuciones por parte del
imperio romano a los cristianos y cual(es) fueron los sucesos que marcaron el fin de la
persecución?
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4. LA IGLESIA IMPERIAL
Alrededor de la conversión de Constantino hay tres tesis que debaten sobre las motivaciones y la naturaleza
de la misma:
1- la tesis hipercatólica-tradicional: fue esbozada y sostenida por Eusebio de Cesarea, Lactancio,
Agustín de Hipona, el papado romano y toda la tradición católica medieval. Sostiene que la
conversión de Constantino fue un acto milagroso del mismo Cristo, que por medio de un sueño y
una visión le concedió el secreto de la victoria sobre Majencio, para poner el imperio al servicio de
la causa de Dios único y verdadero: el reino de Dios.
2- La tesis evangelica-radical: fue exhortada por Pedro Chelzicky, disidente husita checo del siglo
XV, y ha sido defendida por el protestantismo radical y otros gruesos segmentos del
protestantismo conservador en general, sostiene que no hay evidencia ninguna de una conversión
genuina en Constantino, que su conversión fue simplemente una engañosa manipulación política
para obtener el respaldo de los cristianos y de esa manera llegar al poder, se diría que técnicamente
no era cristiano pues su bautismo fue realizado solo hasta su lecho de muerte. Es la tesis de los
opositores de la Teología del reino.
3- La tesis moderna-moderada: Es la planteada por los discípulos del teólogo liberal Alberto
Riltsch, sostiene que en Constantino hubo una convicción profunda más no una conversión.
En el momento en que se suscitaron las disputas por el poder entre los aspirantes a los títulos de "Augusto"
y "Cesar", una vez habían abdicado Diocleciano y Maximiano; Constantino se estaba preparando para
asumir el poder sobre un territorio cada vez más vasto que el que dominaba hasta ese momento (La Galia y
Gran Bretaña). A pesar de no ser precisamente el gobernante ideal, Constantino parece haber
poseído el raro don de los gobernantes que saben hasta que punto pueden aumentar los impuestos
sin perder la lealtad de sus súbditos, y que saben también como ganarse esa lealtad. Además de esto,
siempre supo enfrentarse a sus rivales separadamente, asegurándose de que sus flancos estaban
protegidos.
Es así como Constantino, una vez muerto Galerio, logra enfrentarse primero a Majencio, venciéndolo en la
célebre "Batalla del Puente Milvio" (312 d.C.), sin descuidar la protección de sus territorios ya
consolidados de los ataques de los bárbaros y al mismo tiempo asegurándose de que los demás en
discordia (Licinio y Maximino Daza) no intervinieran o aprovecharan la coyuntura en su propio beneficio.
Una vez vencido Majen-cio, Constantino hizo un pacto con Licinio que le permitió un respiro durante el
cual se dedicó a incorporar y consolidar los nuevos territorios adquiridos (Italia y el norte de Africa en la
región de Cartago) esperando el momento propicio para marchar de manera segura sobre Licinio. En este
pacto parece haber habido un acuerdo tácito en el sentido de que le correspondía a Licinio el enfrentar a su
enemigo común: Maximino Daza, de modo que mientras Constantino fortalecía sus posiciones y recursos,
Licinio se desgastaba en una guerra con Maximino Daza , al que finalmente derrotó. Esto dejó a
Constantino como dueño de Occidente y a Licinio como dueño de Oriente. A pesar del pacto y la alianza
hecha entre ellos, poco tiempo después la hostilidad entre ambos emperadores surgió a la luz del día y en
una seria de batallas sucesivas, Constantino logró reducir a Licinio hasta que éste no estuvo en condiciones
de oponerle resistencia y tuvo que cederle sus territorios a cambio de su vida. Poco después Licinio fue
asesinado en circunstancias que no es posible determinar.
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Una vez establecido como emperador único del imperio y habiéndose percatado de la importancia
estratégica de la ciudad de Bizancio durante su campaña contra Licinio; Constantino concibió la idea de
construir en esta ciudad una "nueva Roma" inexpugnable y fastuosa que llevaría el nombre de
"Constantinopla" y que vendría a reemplazar a Roma como capital del imperio. Su decisión resultó en
extremo acertada, pues poco después la porción occidental del imperio (inclusive la vieja Roma)
cayó en poder de los bárbaros y Constantinopla vino a ser el centro donde por mil años se conservó
la herencia cultural y política del viejo imperio.
Ambas interpretaciones son exageradas. Lo único cierto es que la conversión de Constantino fue muy
distinta de la conversión del común de los cristianos. Según la versión del historiador eclesiástico Eusebio
de Cesarea, en vísperas de su enfrentamiento definitivo con Majencio en la "Batalla del Puente Milvio",
Constantino tuvo una experiencia mística consistente en la visión de una cruz aparecida en las
nubes con las palabras latinas "In hoc signo vinces" ("en este signo vencerás") escritas en el cielo.
Al día siguiente Constantino ordenó a sus soldados marchar al frente de batalla enarbolando un
estandarte con la cruz y el monograma conocido como "El Labarum" que consistía en la
superposición de las letras griegas X y P (x P), que no eran otras que las iniciales del nombre de Cristo
en griego. Debido al hecho de que Constantino triunfó en esta batalla se concluye que entonces se
"convirtió" al cristianismo, a pesar de que es evidente que esta experiencia es muy diferente a cualquier otra
de las conversiones reales de la antiguedad y aún de hoy.
También, a diferencia de los nuevos convertidos, Constantino nunca se sometió en materia alguna a la
autoridad pastoral de la iglesia. Aunque contó con el consejo de cristianos tales como Lactancio y el
obispo Osio de Cordoba, siempre se reservó el derecho de determinar sus propias prácticas
religiosas, pues se consideraba a sí mismo "Obispo de obispos". Repetidamente, aún después de su
propia "conversión", Constantino participó en ritos paganos que le estaban vedados al común de los
cristianos y los obispos no alzaron la voz de protesta y de condenación que habrían alzado en cualquier
otro caso. Esto no se debía simplemente a temor o cobardía ante el poder y la irascibilidad del emperador;
sino a que técnicamente, al menos, el emperador no era cristiano, pues no se había sometido al
bautismo (de hecho no fue bautizado sino en su lecho de muerte). Por tanto, cualquier política o
edicto en favor de los cristianos por parte del emperador, era recibido por la iglesia como un favor
hecho por un amigo o simpatizante. Y cualquier desliz religioso de Constantino era visto desde la
misma perspectiva, como la acción de quien, aunque simpatizaba con el cristianismo, no se contaba
entre los fieles. Tal persona podía recibir el consejo de la iglesia, pero no su dirección ni
condenación.
Por otra parte, quienes pretenden que Constantino se "convirtió" por oportunismo político, se equivocan
por varias razones:
- La primera de ellas es que tal interpretación es en extremo anacrónica. Los dioses eran realidades
muy concretas para los antiguos, y aún los más escépticos temían y respetaban los poderes sobrenaturales.
- La segunda razón es que desde el punto de vista político, la conversión de Constantino tuvo
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lugar en el peor momento, cuando se aprestaba a luchar por la ciudad de Roma, centro de las
tradiciones paganas. Además, la mayor fuerza numérica del cristianismo no estaba en Occidente sino en
Oriente.
- Por último, se equivoca porque el apoyo que los cristianos pudieran prestar a Constantino era
harto dudoso debido al pequeño número de cristianos en el ejército y a que la mayor parte de la población
civil cristiana pertenecía a la clase baja, que no podía prestar gran apoyo económico a los designios de
Constantino.
Lo cierto parece ser que Constantino creía verdaderamente en el poder de Jesucristo, aunque esta
aseveración no indica que el emperador hubiese entendido la nueva fe como la habían entendido los
muchos cristianos que habían ofrendado su vida por ella. Para Constantino el Dios de los cristianos
era un ser extremadamente poderoso, que estaba dispuesto a prestarle su apoyo siempre y cuando
él favoreciera a sus fieles. Esta interpretación encuentra apoyo en las declaraciones del propio Constantino
que la historia ha conservado, y que nos muestran a un hombre sincero cuya comprensión del evangelio
era escasa y no le impedía servir a otros dioses.
El impacto de Constantino también se verificó en otros aspectos como la práctica del culto formal
cristiano y la arquitectura, entre otros muchos.
Hasta la época de Constantino el culto cristiano había sido relativamente sencillo, pero a partir la
conversión del emperador, el culto comenzó a sentir el influjo del protocolo imperial. Los ministros que
oficiaban en el culto comenzaron a llevar vestimentas ricas durante el servicio, además de que varios
gestos de respeto que normalmente se hacían ante el emperador, comenzaron a hacerse también en
el culto. Por otro lado, se inició la costumbre de iniciar el servicio con una procesión que a su vez
impulsó el desarrollo de los coros, con el resultado de que a la larga la congregación tuvo menos
parte activa en el culto.
Por el lado de la arquitectura, el emperador propició la construcción de iglesias suntuosas (en el estilo de
"basílicas") construidas generalmente en el lugar en que reposaban los restos mortales de algún mártir,
circunstancia que se prestó para que, posteriormente, se comenzara a pensar que un culto llevado a
cabo en una de estas iglesias tenía especial eficacia en virtud de la presencia de las reliquias del
mártir y que se comenzara a atribuir a tales reliquias un poder milagroso, pasando después a
venerarlas y por último a adorarlas.
Por otro lado, durante el periodo de la iglesia imperial aparece una de las herejías que más aceptación
tuvo dentro de la iglesia cristiana, y que en su momento estuvo a punto de triunfar sobre la ortodoxia:
"El Arrianismo".
Si bien, todas las reacciones que hemos relacionado arriba tuvieron su origen en la conversión de
Constantino, no dejan de ser reacciones extremas ya que la mayor parte de los cristianos no
reaccionó ante la nueva situación con una aceptación total ni con un rechazo absoluto. Para la
mayoría de los dirigentes de la iglesia, las nuevas circunstancias presentaban oportunidades
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inesperadas, pero también peligros enormes. Por tanto, al mismo tiempo que afirmaban su lealtad
al emperador, como siempre lo habían hecho la mayoría de los cristianos, insistían en que su lealtad
última le correspondía sólo a Dios. Tal fue la actitud de los "gigantes" de la iglesia como Atanasio, Los
Capadocios, Ambrosio, Jerónimo, Agustín y otros. A pesar de que sus actitudes y soluciones no fueron
siempre las más acertadas, no debemos dejar de apreciar el mérito de su labor en unas circunstancias
difíciles y ante una tarea de tan gran magnitud como la que se presentaba ante sus ojos. El impacto
que su obra ha tenido en la vida de la iglesia, para bien y para mal, justifican sobradamente el apelativo de
"gigantes" que se ha adosado a sus nombres.
Eusebio se formó bajo la dirección del obispo Pánfilo en Cesarea. Este último tenía un gusto inusual por
los libros, gusto que, a la postre, fue superado por el de su discípulo Eusebio.
Eusebio padeció la persecución propiciada por Diocleciano y se vió obligado a huir luego de ver
caer bajo ella a su maestro Pánfilo. De esta época se conservan obras como la "Crónica de Eusebio" y
una "Apología de Origenes" compuesta por Pánfilo y Eusebio conjuntamente.
Independientemente de lo anterior, la obra por la cual Eusebio llegó a ser ampliamente conocido por
la posteridad fue su "Historia Eclesiástica" Sin él, nuestros conocimientos de los primeros siglos de la
iglesia quedarían reducidos a la mitad.
Cuando la persecución comenzó a amainar en virtud de los edictos de Tolerancia y de Milán
respectivamente (a la par de las campañas militares de Constantino por las que llegó a ser dueño absoluto
del imperio), Eusebio y sus compañeros vieron lo que estaba sucediendo como una obra de Dios y
comenzaron a ver en Constantino principalmente (y también en Licinio) los instrumentos escogidos
por Dios para llevar a cabo sus designios. Esta posición dejó su huella en su obra cumbre: la "Historia
Eclesiástica"; cuya intención no era simplemente narrar los acontecimientos de la vida de la iglesia sino
que tenía un propósito apologético. Lo que Eusebio pretendía era demostrar que la fe cristiana era
la consumación de toda la historia humana, intención que ya se percibe entre algunos apologistas del
siglo segundo. Esta perspectiva teológica le prohibe toda actitud crítica hacia lo que estaba
aconteciendo que es el principal defecto atribuible a su obra.
Algunos historiadores tienden equivocadamente a catalogar a Eusebio como un simple adulador que se
plegó servilmente a la nueva situación, hallando apoyo para esta interpretación en el hecho de que la
actuación de Eusebio en favor de la ortodoxia durante el conflicto teológico originado por el Arrianismo,
dejó mucho que desear. Nada hay más alejado de la verdad. Primero que todo, Eusebio no fue un
adulador, por el hecho de que en realidad nunca fue amigo íntimo ni cortesano de Constantino,
además de que sus más halagadoras líneas acerca del emperador se compusieron después de la
muerte de éste (cuando ya no podía retribuirle sus elogios). Por lo tanto, Eusebio no fue tanto un
adulador, sino un hombre agradecido. En relación con su posición ante el Arrianismo, si bien es cierto
que en el concilio de Nicea (convocado para hallar solución a la herejía Arriana y que trataremos más
adelante) su actuación dejó mucho que desear, no se debió a que Eusebio fuese hipócrita u oportunista
como pretenden algunos historiadores, sino a que sus intereses en ese momento eran otros. Eusebio no
parece haber comprendido a cabalidad todo el alcance de la controversia y su preocupación fundamental
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era la paz de la iglesia, más bien que la exactitud teológica. Por ello, aunque al principio mostró
simpatías hacia la causa arriana, cuando se percató de los peligros doctrinales que entrañaba esa
causa, estuvo dispuesto a condenarla.
El aspecto más grave de la posición de Eusebio es que, a través de su obra, buena parte de la teología
cristiana abandonó o transformó algunos de sus temas tradicionales. Es así como, por ejemplo,
vemos que la cuestión de cómo podía ser salva una persona rica, que había preocupado a los cristianos de
los primeros siglos; se transformó hasta el punto de que, a partir de Constantino, la riqueza y el boato
comienzan a ser tomados como una señal del favor divino. Igualmente, Eusebio describe con gran gozo
y orgullo los lujosos templos que se estaban construyendo. Pero el resultado neto de estas construcciones y
de la liturgia que se estaba desarrollando en ellas, fue la creación de una aristocracia clerical, semejante
y paralela a la aristocracia imperial, y frecuentemente tan apartada del común de los creyentes
como lo estaban los magnates del imperio del común de las gentes.
Por último, el esquema de la historia que Eusebio desarrolló le obligó a abandonar un tema
fundamental de la predicación cristiana primitiva: El advenimiento del Reino.
Finalmente, el hecho de que Eusebio nos haya prestado ocasión para exponer estos cambios en la vida y la
doctrina cristiana no ha de entenderse en el sentido de que él fuera el único responsable de tales cambios.
Eusebio no es el creador de lo que aquí hemos llamado la "teología oficial", sino sólo el portavoz de
los muchos cristianos que, como él, se sentían sobrecogidos y agradecidos por el hecho de haber
salido de las estrecheces de la persecución.
Los más conocidos monjes del desierto son San Antonio y San Pablo que deben su fama al hecho de que
dos grandes autores cristianos, Atanasio y Jerónimo respectivamente, escribieron sus vidas dando a
entender cada uno que el protagonista de su obra era el fundador del monaquismo egipcio. Esto último es
dudoso puesto que el monaquismo no fue invención de algún individuo, sino que fue más bien un
éxodo en masa. En todo caso, al considerar las vidas de Pablo y de Antonio, podemos apreciarlos como
los exponentes más típicos del movimiento en sus inicios. Aunque el relato de Jerónimo sobre la vida de
"Pablo el ermitaño" es muy breve y casi totalmente legendario, el núcleo de la historia probablemente es
cierto. La vida de "Antonio el ermitaño" escrita por Atanasio, parece tener mas visos de realidad que la de
Jerónimo, pero no por ello deja de incurrir en exageraciones evidentes.
La vida de estas personas era en extremo sencilla. Aunque algunos cultivaban pequeños huertos, la mayoría
de ellos se sustentaba tejiendo cestas y esteras que luego vendían a cambio de un poco de pan y aceite. Esta
ocupación tenía la ventaja de que, mientras se tejía un cesto, era posible recitar un salmo, elevar una
plegaria o memorizar una porción de las Escrituras. La dieta de la mayoría de los monjes consistía en pan y
a veces frutas, legumbres y aceite. Sus posesiones no eran más que los vestidos mas necesarios y una estera
para dormir. La mayoría de ellos veía mal la posesión de libros, pues ello podría alimentar el orgullo. Unos
a otros se enseñaban de memoria libros enteros de las Escrituras - particularmente los Salmos y el Nuevo
Testamento -. Y además compartían entre sí las historias edificantes, o las joyas de sabiduría de los
anacoretas más venerados.
Muchos pensaban que lo peor que podía sucederle a un monje era ser ordenado sacerdote u obispo (fue
precisamente en esta época que los ministros cristianos comenzaron a llamarse "sacerdotes"). Aunque
algunos de ellos fueron ordenados, esto sucedió casi siempre contra su voluntad, o tras repetidos ruegos por
un obispo de reconocida santidad, como el gran Atanasio.
Este género de vida pronto dio lugar a una nueva forma de orgullo. Con el correr de los años
muchos monjes llegaron a pensar que, puesto que su vida mostraba un nivel de santidad más
elevado que el de los obispos y demás dirigentes de la iglesia, eran ellos, y no esos dirigentes, quienes
debían decidir en que consistía la verdadera doctrina cristiana.
A pesar de que probablemente no haya sido su fundador (al igual que Pablo y Antonio), no cabe duda de
que Pacomio fue quien le dió forma al monaquismo cenobítico egipcio. Pacomio pasó sus primeros
años de monje aprendiendo de un viejo maestro anacoreta llamado Palemón. Después de aprender la vida
monástica, se retiró a vivir sólo en el desierto donde poco después se le unió Juan, su hermano mayor con
quien se dedicó a la vida contemplativa.
Pero Pacomio no estaba del todo satisfecho con esta forma de vida y pedía en oración a Dios que le
indicara un camino para servirle mejor. Por fin tuvo una visión en la que un ángel le dijo que Dios
quería que sirviera a la humanidad. Inicialmente esto le pareció contradictorio a Pacomio, pues el
quería servir a Dios y no a la humanidad, hasta que comprendió que al servir a la humanidad,
estaba sirviendo a Dios. Siguiendo este llamado y después de algunas vicisitudes que no es preciso
relatar, Pacomio logró fundar y consolidar los primeros monasterios cuya norma fundamental era el
servicio mutuo. Su hermana Maria siguió su ejemplo y fundó varias comunidades de monjas. En
vida de Pacomio llegó a haber nueve monasterios, cada uno con centenares de monjes. Fue Pacomio quien
estableció la jerarquía en la cual "el Abad" era el superior del monasterio principal, llamado por ello
"Abadia". Pacomio y sus compañeros nunca aceptaron cargos eclesiásticos y por tanto no había entre
ellos sacerdotes ordenados.
Esta reacción tuvo su origen en el rechazo que manifestaron algunos cristianos ante el nuevo estado de
cosas que resultaba de la política religiosa de Constantino. Pero, mientras los monjes sencillamente se
retiraron al desierto sin romper sus lazos con la iglesia, hubo muchos otros que sencillamente
declararon que el resto de la iglesia se había corrompido, y que ellos eran la verdadera iglesia. De
los muchos grupos que adoptaron esta actitud, el más numeroso y duradero fue el donatismo.
El Donatismo surgió, al igual que los otros cismas tratados anteriormente (el de Novaciano y el de
Cartago), de la cuestión de los caídos y se escenificó en la misma región que había sido testigo del cisma
de Cartago, esto es, Africa occidental.
Debido a que la persecución en esta región había sido especialmente violenta, había producido más
apóstatas que en cualquier otra parte del imperio. Dentro de estos apóstatas existían obispos que
habían entregado a las autoridades sus copias de las Escrituras, para evitar mayores calamidades
sobre sus congregaciones. Y al igual que en la época de Cipriano, existían confesores a los cuales se
veneraba por la firmeza de su fe. Pero algunos de ellos, a diferencia de los confesores del tiempo de
Cipriano, se mostraron bastante rigurosos con los que habían seguido otro camino. Entre las personas
a quienes los confesores rigoristas condenaban, estaban los obispos que habían entregado las
Escrituras. Así se empezó a dar a algunos obispos y otros dirigentes el título ofensivo de "traditores" (o
"entregadores").
En este estado de cosas y poco después de la persecución, se presentó la coyuntura que desembocó en el
cisma tratado, en la forma de una disputa entre dos "partidos" al interior de la iglesia de Cartago,
por la sucesión en el episcopado (obispado) de la misma, que había quedado vacante. Uno de los partidos
(el "oficial" o de gobierno) eligió a Ceciliano, mientras que el partido popular eligió a Mayorino. En el
entretanto, ambos partidos se hacían acusaciones, no del todo infundadas, sobre el proceder de sus
contrarios en la elección del correspondiente obispo que, en el mejor de los casos, había sido irregular. Al
morir Mayorino, sus sucesores eligieron a Donato de Casa Negra como su sucesor y fue él quien dirigió
la política de sus seguidores durante más de 40 años, razón por la cual el movimiento recibe su
nombre. El resto de la iglesia no estuvo dispuesto a tolerar este estado de cosas, pues sólo se podía
reconocer a un obispo en Cartago y no a dos disputándose el cargo. Por lo tanto Constantino, respaldando
la posición de los obispos de Roma y de otras ciudades importantes, declaró que sólo debía reconocerse
a Ceciliano y los que estaban en comunión con él y que los demás eran usurpadores (esto tenía
importantes consecuencias prácticas, pues sólo Ceciliano y sus seguidores podían gozar de la legislación y
los beneficios que Constantino estaba implementando a favor de la iglesia).
La justificación teológica se apoyaba en la acusación de los donatistas de que uno de los tres obispos
que habían consagrado a Ceciliano era "traditor" y por lo tanto su ordenación no era válida. Frente
a ellos, Ceciliano y los suyos respondían diciendo, primero, que el obispo en cuestión no era de hecho
"traditor" y, segundo, que aunque lo fuese, su acción de consagrar a Ceciliano era todavía válida.
Luego, lo que en últimas estaba en juego, no era solamente la cuestión circunstancial de si ese obispo y
otros habían flaqueado, sino la cuestión doctrinal de si una ordenación o consagración hecha por un
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obispo indigno era válida o no. Los donatistas decían que la validez de tal ordenación dependía de
la dignidad del obispo. Ceciliano y los suyos respondían que la validez de los sacramentos no
depende de la dignidad de quien los administra, ya que nos es imposible saber a ciencia cierta el estado
interior del alma del ministro que nos ofrece tales sacramentos. Como consecuencia de lo anterior, si algún
miembro del partido de Ceciliano decidía unirse a los donatistas, estos le hacían rebautizar. Pero si un
donatista decidía unirse al otro bando, éste aceptaba su bautismo, sobre la base de que el sacramento es
válido por muy indigno que sea quien los administre.
Como lo deciamos anteriormente, las razones del cisma no fueron meramente teológicas, sino también
políticas y económicas, y aunque no nos adentraremos en ellas, basta decir que estas causas explican las
inconsistencias que encontramos dentro de los donatistas, como el hecho de que entre ellos también
había sacerdotes "traditores" y el hecho de que uno de los primeros instigadores del donatismo,
llamado Purpurio de Limata, había asesinado a dos sobrinos, hechos que ponen en duda la creencia
de que la necesidad de mantener la iglesia pura de toda mancha fuera la verdadera, o por lo menos
única causa, de la enemistad de los donatistas hacia Ceciliano y los suyos.
La importancia de los donatistas se debe a la gran duración del movimiento, que sobrevivió a la muerte de
su fundador y que, posteriormente, con el surgimiento de un brazo fanático extremista entre ellos, llamados
"Los circunceliones", que seguían prácticas terroristas; se constituyó en un verdadero problema para
el estado, que a pesar de utilizar la fuerza contra ellos, no pudo extirparlo sino que sobrevivió hasta
la conquista de la región por parte de los musulmanes en el siglo séptimo.
4.6. EL ARRIANISMO
* El arrianismo fue la "herejía por excelencia" del siglo IV. A pesar de que ya hemos tratado otras
herejías muy difundidas y peligrosas para el cristianismo como el gnosticismo y el marcionismo, la
aparición del arrianismo se vio favorecida por el hecho de que, una vez cesó la persecución y el
cristianismo pasó a ser una religión lícita bajo la protección del estado, los dirigentes eclesiásticos
involucrados en cualquier controversia teológica se sentían con más libertad para adentrarse y
proseguir en el debate, pues ya no tenían que enfrentar la preocupación de la persecución y podían
concentrar sus esfuerzos en justificar su posición teológica, en lo posible, por la fuerza de sus
argumentos.
Otro factor que contribuyó al fortalecimiento del arrianismo fue el hecho de que ahora el estado estaba
interesado en que se resolvieran todos los conflictos que pudieran aparecer entre los fieles cristianos,
promoviendo la unidad en la iglesia bajo la idea de que ésta debía ser "el cemento del imperio" y por
tanto cualquier división en ella amenazaba la unidad del imperio. Con este propósito el estado comenzó
a utilizar su poder para aplastar las diferencias de opinión que surgían dentro de la iglesia con el
peligro inherente de que, en lugar de permitir que se descubriera la verdad mediante el debate teológico
sustentado en las Escrituras, muchos gobernantes trataron de simplificar este proceso sencillamente
decidiendo que tal o cual partido estaba errado y ordenándole callar. De este modo, la fuerza del
argumento perdió terreno, pues era más práctico tratar de convencer al emperador y no a los
opositores, reduciendo el debate teológico a intriga política, aspecto en el cual los arrianos eran
especialmente efectivos.
Por todo lo anterior, la labor de los defensores de la ortodoxia o "fe nicena" (llamada así debido a que
el asunto se debatió y decidió oficialmente en el concilio de Nicea) es digna de admiración, pues, de no
ser por su decidido empeño, es probable que el arrianismo fuera actualmente la doctrina oficial del
cristianismo, en virtud del mayor apoyo que recibió por parte del imperio.
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El arrianismo surgió en la parte oriental del imperio, específicamente en la ciudad de Alejandría.
Arrio, prestigioso presbítero de la ciudad, difería de Alejandro, obispo de la misma, en sus
interpretaciones teológicas acerca de Cristo.
La controversia podría sintetizarse en la cuestión de "si el Verbo (Cristo) era coeterno con el Padre o
no", o dicho de otra manera, si "hubo cuando el Verbo no existía". Alejandro sostenía que el Verbo
había existido siempre junto al Padre, mientras que Arrio argüía lo contrario.
A primera vista el asunto parece pueril pero, en realidad, lo que estaba en juego era la divinidad de
Jesús, pues Arrio lo colocaba dentro de la esfera del universo creado (así fuera la primera y más grande
criatura, no por ello dejaba de serlo).
Los dos bandos esgrimían razones, hábilmente sustentadas por versículos bíblicos, para "probar" que la
posición contraria era insostenible. Finalmente Alejandro condenó las doctrinas de Arrio y lo depuso
de sus cargos en la iglesia de Alejandría, pero éste no aceptó el veredicto y apeló a las masas y a
varios obispos prominentes que habían sido sus condiscípulos en Antioquía, quienes respondieron
dando la razón a Arrio.
En este punto, Constantino decidió intervenir, enviando primero a su consejero en materias eclesiásticas,
el obispo Osio de Cordoba, para que mediara en la controversia, pero ante lo infructuoso de su gestión,
optó por convocar a una gran asamblea o concilio de todos los obispos cristianos, para poner orden en
la vida de la iglesia y decidir acerca de la controversia arriana.
El concilio finalmente apoyó la posición de Alejandro y su grupo, y formuló un credo conocido como
"Credo de Nicea" que, con algunas leves variaciones, es el credo cristiano más universalmente
aceptado.
Los obispos se consideraron satisfechos con este credo y procedieron a firmarlo, dando así a entender que
era una expresión genuina de su fe. Sólo unos pocos - entre ellos Eusebio de Nicomedia - se negaron a
firmarlo. Estos fueron condenados por la asamblea y depuestos. Pero a esta sentencia Constantino
añadió la suya, ordenando que los obispos depuestos abandonaran sus sedes. Esta sentencia de
exilio añadida a la de herejía tuvo funestas consecuencias, pues estableció el precedente según el
cual el estado intervendría para asegurar la ortodoxia de la iglesia o de sus miembros.
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4.6.2. LA CONTROVERSIA DESPUES DEL CONCILIO
A pesar de lo anterior, el concilio de Nicea no puso fin a la discusión. Sólo cerró la vía del argumento
para abrir el camino a la intriga política, en la cual Eusebio de Nicomedia demostró grandes
capacidades, pues poco tiempo después, Constantino le permitió regresar a su sede como obispo y desde
esa posición, aprovechó para acercarse cada vez más al emperador al punto de lograr que Arrio fuera traído
del destierro y que el obispo Alejandro se viera ante la disyuntiva de restaurarlo a la comunión o
desobedecer al emperador.
A la muerte del obispo Alejandro, Atanasio fue el llamado a sucederlo, constituyéndose a partir de ese
momento en el "gran campeón" de la fe nicena, como lo veremos en la sección de "los gigantes". Baste
decir, para concluir este punto, que el arrianismo estuvo muy cerca de triunfar, al punto de que durante
el gobierno de Constancio en el Oriente (el hijo menor de Constantino que era decididamente arriano),
Jerónimo, autor de la Vulgata, llegó a decir "el mundo despertó como de un profundo sueño y se
encontró con que se había vuelto arriano". La tarea de impedir que esto efectivamente sucediera, recayó
en "gigantes" de la fe, de la talla de "Atanasio de Alejandría" y "los grandes Capadocios" entre otros,
cuya obra estaremos reseñando en una próxima unidad.
En relación con el segundo de los objetivos de su política religiosa - impedir el progreso del
cristianismo - Juliano siguió una estrategia doble de dificultar su propaganda y ridiculizarlos al
mismo tiempo. En el primer sentido, prohibió que los cristianos enseñaran las letras clásicas asegurándose
de este modo de que no pudieran utilizar las grandes obras de la antigüedad pagana para difundir su propia
doctrina, como habían venido haciéndolo desde la época de Justino. Con el fin de ridiculizarlos comenzó a
llamarlos con el nombre despectivo de "galileos" y compuso una obra "Contra los galileos" en la que
mostraba su conocimiento de las Escrituras cristianas y ridiculizaba su contenido así como las enseñanzas
de Jesús. Por último y con el fin de contradecir a los cristianos que sostenían que la destrucción del Templo
de Jerusalén había sido el cumplimiento de las profecías del A.T., Juliano se dispuso a reconstruir el
Templo de Jerusalén.
En todos estos proyectos se ocupaba Juliano cuando le sorprendió la muerte, alcanzado por una lanza
enemiga, cuando dirigía sus tropas en una campaña contra los persas. Se dice que sus últimas palabras
fueron "!Venciste galileo!" al tiempo que tomaba un puñado de tierra mezclada con su propia sangre y la
arrojaba hacía el cielo. Este suceso es más bien de carácter legendario, pero a propósito de él, es necesario
decir que "el Galileo" (Jesucristo) había vencido a Juliano aún en vida de éste, pues sus reformas nunca
lograron arraigo popular.
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Atanasio sucedió a Alejandro en el episcopado de Alejandría. Anteriormente había sido secretario de
aquel en el concilio de Nicea, en su calidad de diácono. Desde su nueva posición, Atanasio fue quien
más decisivamente contribuyó (a través de muchas vicisitudes y destierros sucesivos) al triunfo de la
causa Nicena sobre al arrianismo. Casi podría decirse que la historia de la controversia arriana,
posterior al concilio de Nicea, es la biografía de Atanasio. Gozaba de mucho prestigio y apoyo popular,
no sólo en su sede, sino en todo el imperio, debido a su integridad e inflexibilidad ante los herejes arrianos,
apoyados por el estado. Escribió la "Vida de San Antonio el ermitaño" y el mismo organizó su vida al
estilo de los monjes del desierto. Atanasio fue un monje de ciudad y en sus frecuentes destierros a
Occidente, incorporó, fomentó y promovió el monaquismo oriental en Roma, Cartago y sus
alrededores.
Murió sin ver el triunfo final de la causa a la que dedicó su vida (que se dió en el segundo concilio
ecuménico de Constantinopla en el año 381 d.C.), pero con la convicción de que al final ésta se impondría.
Gregorio de Nisa, el hermano menor del anterior, fue entre los grandes capadocios, el que más se
distinguió por su vida mística. Hasta el día de hoy, sus obras místicas se encuentran entre las
obras clásicas de la literatura contemplativa.
Gregorio de Nacianzo, compuso himnos clásicos para la iglesia oriental. En medio de las luchas
suscitadas por la controversia arriana pronunció sus "Cinco discursos teológicos acerca de la
Trinidad", que aún el día de hoy son tenidos por una de las mejores exposiciones de la doctrina
trinitaria. Como obispo de Constantinopla tuvo que presidir el 2do. concilio ecuménico de
Constantinopla que confirmó, finalmente, las decisiones del concilio de Nicea.
En cierta forma, Juan Crisóstomo también nos ilustra sobre el rumbo que tomó la iglesia de Oriente
en contraste con la de Occidente. En Oriente, un obispo de la talla y firmeza de Juan fue finalmente
destituido y enviado al exilio por el débil emperador Arcadio, lo cual parece presagiar, como efectivamente
sucedió, que en esta parte del imperio el gobierno secular guardaría celosamente sus prerrogativas
sobre la iglesia, amparado en el hecho de que estaba en condiciones de salvaguardar sus fronteras
mil años más que el imperio romano de Occidente. Este "hijo" oriental del imperio romano es el que la
historia ha llamado con el nombre de Imperio Bizantino.
En el ejercicio de su profesión, Agustín pasó de Cartago a Roma y de ésta a Milán donde, por puro
interés profesional y debido a la fama de Ambrosio como un gran orador; decidió ir repetidamente
a escuchar sus predicaciones con el fin de evaluar la forma y no el contenido de ellas. Sin embargo,
el contenido de las predicaciones de Ambrosio fue captando su interés debido a la forma alegórica
en que éste exponía las Escrituras, satisfaciendo de este modo los requerimientos intelectuales de
Agustín. Una vez vencidos los obstáculos intelectuales a la fe cristiana, Agustín tuvo que empezar a
luchar con el "querer" y el "no querer" hasta que finalmente triunfó el "querer" y se convirtió al
cristianismo, recibiendo el bautismo por medio del viejo obispo Ambrosio de Milán. Su concepción
del cristianismo estaba influida por el ejemplo monástico y su formación neo-platónica, por lo que
estaba convencido de que al hacerse cristiano debía renunciar a su carrera como maestro de retórica, a todas
sus ambiciones y a todo goce de los placeres sensuales. Por ello, poco después de su conversión Agustín
vendió todas sus propiedades y, con un pequeño grupo, se dedicó a la vida retirada en la localidad de
Casicíaco donde se entregó al estudio, la devoción y la meditación. Pero la iglesia requería de los servicios
de una mente privilegiada como la de Agustín, y por ello, llegado el momento, tuvo que salir de su
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retiro y aceptar su ordenación como obispo de la ciudad de Hipona.
A esta etapa de su vida corresponden los escritos que hicieron de él el teólogo más destacado de la
iglesia latina, entre los que se cuentan varias obras contra los maniqueos, los pelagianos y los
donatistas. Pero hay dos obras de Agustín que merecen atención especial: sus "Confesiones" y "La
Ciudad de Dios". La primera por ser una biografía espiritual, única en la antigüedad, que no había
conocido escritos de este tipo y que tiene además un gran valor sicológico, aún en el siglo XX. La
segunda, una verdadera enciclopedia histórica en la cual se hace una apología de Roma como la
ciudad escogida por Dios para establecer su reino en la tierra, utilizada posteriormente por el
catolicismo romano para afianzar sus doctrinas y pretensiones universalistas. Algunas personas
pretenden presentar a Agustín, antes de su conversión, como un libertino obsesionado por su sexualidad, tal
vez basados en las declaraciones consignadas en sus "confesiones" sobre los esfuerzos del autor por
dominar sus deseos sexuales; pero lo cierto es que no hay pruebas de que fuese jamás un libertino. El
hecho de que a los diecisiete años tomara una concubina permanente no indica que fuera promiscuo, ya
que éste era un arreglo normal en aquella época. Por lo tanto el concepto de que pasó de los placeres de la
cultura clásica a las austeridades del cristianismo es falso. Sin embargo, su concepción del sexo dejó
huella en la ya deformada doctrina eclesial "ortodoxa" acerca del tema en cuestión, pues
contribuyó a fortalecer la posición célibe, con el agravante de que llegó a formular que el pecado
original era el sexo.
Finalmente, el ocaso de la vida de Agustín coincidió con el ocaso de toda una edad que moría. En
vísperas de su fallecimiento, los vándalos estaban a las puertas de la ciudad de Hipona anunciando
el advenimiento de una nueva edad. Poco tiempo antes, en el 410, Roma había caído bajo el
dominio de los godos en el suceso que marcó "la caída del imperio romano de occidente". Por lo
tanto, la obra de Agustín fue como el canto de cisne de una edad que terminaba. A pesar de ello, su obra no
quedó olvidada entre los escombros de la civilización que se derrumbaba, ya que durante toda la Edad
Media ningún teólogo fue más citado que él y por tanto, a la postre, se convirtió en uno de los grandes
doctores de la Iglesia Católica Romana. Y sin embargo, Agustín fue también el autor favorito de los
grandes reformadores protestantes del siglo XVI. Luego podemos decir que, entre todos aquellos
gigantes del siglo cuarto, ninguno fue tan notable como éste último. Para mal y para bien.
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Cronología de los principales acontecimientos en la historia del cristianismo
SIGLOS I Y V
-4 Muerte de Herodes
42 Martirio de Santiago
48 o 50 Concilio de Jerusalén
63 Pedro en Roma
56
64 Persecución de Nerón
70 Caída de Jerusalén
140-160 Marción
57
171-180 "Meditaciones" de Marco Aurelio
58
250-251 Cipriano huye de Cartago
59
328-373 Atanasio, Obispo de Alejandría
390 Masacre de Tesalónica, Ambrosio obliga al Emperador Teodosio a hacer penitencia pública
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392 Leyes contra paganos y herejes
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CUESTIONARIO DE REPASO
1. Desde el punto de vista administrativo y político, cuál fue la "virtud" o el don más destacado en
el emperador Constantino?
2. Por qué razón los dirigentes eclesiásticos de la época no trataron a Constantino con el rigor que
hubieran tratado a cualquier otro cristiano?
3. Cuales son las razones que nos llevan a considerar que la versión según la cual Constantino se
"convirtió" por puro oportunismo político, es equivocada o por lo menos exagerada?
4. Cuál es la explicación más probable acerca de la "conversión" del emperador Constantino?
5. Mencione cuales fueron las tres reacciones extremas al "impacto" de Constantino.
6. Explique en que consistió la reacción llamada "teología oficial" y cual fue su exponente más
representativo.
7. Cuál es la obra más importante que Eusebio de Cesarea legó a la posteridad y cuál es el
principal defecto que se le puede atribuir a esta obra?
8. Cuál fue la motivación de los iniciadores de la reacción monástica y cuales son los orígenes del
monaquismo desde el punto de vista cristiano y desde el punto de vista pagano?
9. Con qué otros nombres se denomina a los monjes del desierto, cuales son los dos más conocidos
y por qué?
10. Quién le dio forma definitiva al monaquismo cenobita o comunal y cuál fue su motivación para
fomentar este tipo de monaquismo?
11. Mencione dos obispos que hayan contribuido a difundir el ideal monástico.
12. Qué nombre recibe el cisma más representativo y duradero de la llamada "reacción cismática",
a quién debe su nombre y cuál fue su justificación teológica?
13. En qué consistió el arrianismo, que interés político del estado lo favoreció (perjudicando
eventualmente la vía del argumento), dónde se resolvió oficialmente la controversia y cuál fue el
resultado concreto de éste esfuerzo?
14. Cuales fueron los dos objetivos de la política religiosa de Juliano, qué estrategia siguió en
relación con el segundo objetivo y a qué debe el sobrenombre de "el Apóstata"?
15. Relacione los nombres de los "gigantes" de la fe en el siglo cuarto y explique cuales fueron los
aportes positivos y negativos al cristianismo de dos de ellos.
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