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August 2, 2017
Alberto Baraya
Alberto Baraya es artista plástico egresado de la facultad de
artes de la Universidad Nacional de Colombia y con estudios en
las Universidades Autónoma (Master en Estética y Teoría del
Arte) y Complutense de Madrid (especialista Multimedia).
Frederic Edwin Church, Cotopaxi (1853). Óleo sobre tela. 24.8 x 36.8 cm
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El año pasado estuve de peregrinación. Salí de la ciudad al atardecer, por la carretera
secundaria que corre paralela al río, entre luces, carteles de hoteles, semáforos cada vez
más distanciados y el perfil de pequeños edificios y bodegas a la sombra de árboles bajos
oscureciendo el camino. En casa a un cielo así lo llaman el “sol de los venados” , con nubes
de color del fuego por la luz que las toca rasante. Hacia el cenit es azul claro, jalado por el
horizonte, cada vez más pesado. Montones de nubes forman dulces de algodón. En el
agua, una manada de hipopótamos se prepara para la llegada de la noche. Solo el sonido
estelar de las ranas deja al descubierto el frío imposible de la laguna.
En sus escritos y descripciones del mundo que ha recorrido, Alexander von Humboldt
comprueba la inseparable interrelación de los territorios, los océanos, los cuerpos de agua,
los animales, los hombres y el clima en el planeta. Es él quien también advierte a sus
contemporáneos sobre las peligrosas transformaciones que ejerce la acción del hombre
sobre los componentes de la Naturaleza.[1] En la introducción a su libro Cosmos, ensayo
para la descripción física del mundo, Humboldt dedica sendas páginas a señalar a las artes
como las responsables de su afición científica exploradora, e invita a el viaje como forma
de conocimiento fundamental. ¿Qué mejor aliciente para un pintor? Por entonces, el
conocimiento artístico y el científico convivían cómodamente en aulas y laboratorios de
experimentación en las Academias de Artes y Ciencias, y toda expedición científica
contaba con la presencia cuestionadora del artista visual. La invitación de Humboldt es
secundada por cientos de artistas, quienes no pueden sino terminar siendo “pintores
viajeros”.[2]
Hay varias preguntas que quiero plantear con el proyecto de los Estudios Comparados de
paisaje. Desde hace muchos años he venido realizando bocetos al óleo en pequeño
formato, desplazándome por diferentes puntos de la geografía regional y por los lugares
donde estuve realizando las “expediciones” del Herbario de plantas artificiales[3] cuando
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recogía taxones y especímenes de flora artificial para mi colección, usando la pintura “a
plein aire” como método de obtención de datos sobre una determinada realidad. Una
considerable ventaja de esta técnica es el hecho de que es un lenguaje muy conocido y
“hablado” amplia y popularmente, con lo cual evita ser excluyente. Dicha práctica supone el
recorrido físico de los paisajes y la utilización de una técnica/tecnología tradicional de
representación que, inevitablemente, se puede equiparar hoy con la más inmediata de la
fotografía. Estos ejercicios son realizados por la figura del viajero romántico como
personaje alusivo a las condiciones históricas del descubrimiento, la conquista y la
colonización de “nuevos” territorios. Parafraseando al escritor inglés Thomas de Quincey,[4]
he denominado este método de trabajo en el desplazamiento como el “De la expedición
como una de las bellas artes”, una suerte de título que agrupa las ideas de la práctica
artística bajo condiciones de viaje.
Durante los recorridos y expediciones del proyecto del Herbario de plantas artificiales,
aproveché las lecciones de la metodología científica como estrategia para legitimar una
actividad artística. Retomando las invitaciones humboldtianas para obtener y producir
conocimiento en el desarrollo de la práctica artística, me dediqué a la extracción de datos
de la realidad, de los espacios sociales, geográficos y políticos, con el pretexto del estudio
de una botánica artificial, recolección de datos en forma de “taxones artificiales” –la
mayoría de ellos “made in China”–de fechas y lugares de recolección. De forma continua
me dedique también a la obtención de imágenes documentales sobre los diferentes usos
de las plantas plásticas en la vida cotidiana de la sociedad. La colección de dichos usos
está recopilada en el formato de archivo fotográfico (Archivo InSitu del “Herbario de plantas
artificiales”) bajo categorías de clasificación personal, atendiendo a las diferencias y
coincidencias encontradas en un detallado estudio de las imágenes. La hipótesis para toda
este conjunto de Expediciones supone la obtención de un otro conocimiento bajo la
práctica artística, definitivamente diferente a aquel obtenido por la ciencia.
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Alberto Baraya, Cymbidium V—Herbario de plantas artificiales (2009). Objeto encontrado y
dibujo sobre cartón. 115 x 81 cm
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Alberto Baraya, Archivo "InSitu" (2000–2017) del Herbario de plantas artificiales. 2,300
fotografías en color en archivador metálico. 51 x 45 x 18 cm; cada foto 10 x 15 cm
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Alberto Baraya, Estudios comparados modernistas—Tres poderes (2011). Fotografía b/n. 28
x 20 cm
A sólo tres años del nacimiento del pintor Frederic Edwin Church, el presidente
norteamericano James Monroe, citando al presidente John Quincy Adams, repitio en su
alocución al congreso (1823) la frase paradigmática “América para los americanos”.[5] A
sus 26 años, aceptando el reto humboldtiano y esta otra “invitación” de la doctrina Monroe,
Church decidió entonces tomar su América tropical. Durante su viaje a Colombia y
Ecuador, fue atesorando valles y ríos, lagunas, volcanes y montañas, palmas y humedales
que son dibujados y acumulados en pedazos de papel, bocetos al óleo y acuarela.
Enumerados podrían parecer un listado de conquistas: Vista del río Magdalena, El
Chimborazo, dibujo de El Cotopaxi,[6] boceto de la palma de tamacá (o corozo), cruz en un
paisaje agreste, vista del valle de Pándi, paso del Quindío, Puente sobre el río Combeima en
Ibagué, boceto de Champán. De forma similar, la colección de pinturas del Museo
Metropolitano, bajo el avisado ojo de un administrador de capitales, también conformaría
un extenso listado de territorios contemplados, conquistados y ahora poseídos para el
enaltecimiento de la gran Nación.
La tarea es extensa y requiere largo aliento, sobre todo teniendo en cuenta las diferentes
circunstancias tanto históricas como políticas que constituyen estas extensas y complejas
áreas geográficas. De momento, y a modo de enunciados a vuelo de pájaro, se han podido
comprobar ciertas similitudes compartidas.
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Alberto Baraya y Jonathan Hernández, Estudios comparadaos de paisaje—Hacienda Nápoles
—Lago de Chapultepec (2008–2014). Díptico (óleo sobre panel de lienzo). 24.5 x 32 cm
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chicas sobre el lomo tailandés de un elefante. Ese era el meandro del Magdalena donde
permanecían, aún sumergidos bajo sus aguas, los hierros, espejos venecianos y pianos
bostonianos del viejo vapor comercial naufragado.
Alberto Baraya, Estudios Comparados de paisaje. Instalación de “Elefante tailandes del río
Magdalena” como partitura para piano de media cola en el Espacio Odeon Bogotá, 2017
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Alberto Baraya, Antropometrías aproximadas—Expedición Península Ibérica (Warner Park,
Madrid, 2013). Fotografía b/n. 30 x 21 cm.
Alberto Baraya, Elefante, jaguar y turistas en Catskills (2016). Óleo sobre tela. 40 x 50 cm
[1] 11/12
[1]
Sobre Alexander von Humboldt : La invención de la Naturaleza , Andrea Wulf, Taurus,
2016.
[4]Thomas de Quincey, (1785-1859) “Del asesinato como una de las Bellas Artes ” Murder
Considered as One of the Fine Arts, 1827-
https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_de_Quincey
[6]Frederic Edwin Church, Cotopaxi (1853). Óleo sobre tela. 24.8 x 36.8 cm. (9 3/4 x 14 1/2
"). Colección Patricia Phelps de Cisneros.
[7]
Hacienda Nápoles, antiguos dominios del narcotraficante Pablo Escobar (1949- 1993),
en donde mantenía parte de sus actividades ilegales y un zoológico privado con especies
exóticas.
[8]
Las Antropometrías aproximadas (2013-16), es un proyecto fotográfico en el cual el
autor A.B. solicita su cráneo sea medido con el antropómetro, por las personas con
quienes se encuentra en sus recorridos.
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