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CETI AREA: IGLESIA - 610 Imágenes de la iglesia - Unidad 1: Varios conceptos modernos de la iglesia 1

EL REINO DE DIOS Y LA HISTORIA en su unidad y totalidad), especial y representativamente ejercida y


REFLEXIONES PARA UNA DISCUSION DEL TEMA atestiguada en Israel, perfeccionada en Jesucristo y prometida en
José Míguez Bonino manifestación plena en la parusía del Señor. Me parece, además, que
las distintas presentaciones que componen esta obra se estructuran en
Diversos capítulos de esta obra exploran adecuadamente los la aceptación en principio de la interpretación cullmaniana de la
fundamentos exegéticos y sistemáticos en base a los cuales es posible debatida cuestión escatológica, a saber, como una relación dialéctica
la consideración del tema que nos ocupa. Pese a las diferencias que entre el “ya” de un reino inaugurado y el “todavía no” de un
los separan en el enfoque y solución de aspectos y problemas que no cumplimiento esperado. Comparto plenamente esta posición,2
carecen de importancia, los trabajos aludidos concuerdan en las aunque por razones de la temática, este ensayo trate de explorar más
articulaciones fundamentales sobre las que intento apoyar estas cuidadosamente la relación entre el reino ya ahora en operación y su
reflexiones. Por esa razón decidí no repetir las consideraciones y cumplimiento futuro.3
fundamentaciones exegéticas y sistemáticas y dar a este capítulo el
carácter de una breve tesis sistemático-ética, limitándome a referirme 1. HISTORIA DE LA SALVAClON E HISTORIA SECULAR
a las otras ponencias y a indicar en notas los problemas de índole El punto de partida para nuestra reflexión no puede ser otro que el
más académica que me parecen surgir en la reflexión sobre la testimonio bíblico, al que planteamos la pregunta: ¿cómo se presenta
relación entre el reino de Dios y la historia. —en ese testimonio— la relación entre la presencia activa de la
Me confirma en el propósito de escoger este estilo la soberanía de Dios y los acontecimientos que conforman la vida del
convicción de que nuestro problema no es, en primer lugar, un hombre—personal y colectivamente? La respuesta evidente parece
problema abstracto,1 a resolverse en una discusión académica sobre ser que las dos cosas son inseparables: no hay una acción divina que
la relación entre dos entidades conceptuales denominadas “reino de no comporte historia humana ni hay historia que no sea narrada en su
Dios” e “historia”, sino una cuestión bastante acuciante y concreta, a relación con la soberanía divina. Incluso la acción de Yavé en la
saber, cómo podemos entender la presencia activa del reino en naturaleza se enmarca siempre en un cuadro histórico: el diluvio, la
nuestra historia de tal modo que podamos adecuar a ella nuestro separación de las aguas, incluso la creación.4
testimonio y acción, particularmente en esta hora concreta de Es claro que esta afirmación no significa una ecuación entre
América Latina en que nos ha sido dado profesar nuestra fe y servir “soberanía de Dios” e “historia”, como si aquella justificara o
al Señor. Es en respuesta a esta cuestión que presento la tesis sacralizara todo lo que ocurre, en una especie de optimismo
sistemático-ética que continúa, arriesgando para hacerlo, una racionalista como el del célebre Pangloss de Voltaire, o como si la
formulación “de máxima”, es decir, utilizando fórmulas y avanzando historia cumpliera inequívocamente la voluntad divina. Más bien
proposiciones un tanto desprotegidas, ‘cuestionables’, destinadas habría que decir que la soberanía de Dios se realiza polémicamente
más a invitar a un diálogo comprometido de articulaciones en la historia. Incluso parece necesario decirlo de otra manera: la
divergentes, o al menos diversas de nuestra visión de la relación de soberanía de Dios es una Palabra eficaz que historiza y se hace
reino e historia, que a la discusión académica precisa del tema. historia convocando y rechazando a los hombres y los pueblos en
A estas observaciones sobre la índole del ensayo hay que relación con el propósito divino. Es decir, la soberanía de Dios no
añadir algunas salvedades en lo que respecta al tema. Presuponiendo aparece en la historia primordialmente como acto abstracto o como
las precisiones en el campo bíblico de otros autores, me he permitido interpretación sino como anuncio y llamado, anuncio que llama,
obviar las distinciones técnicas en el uso del concepto de reino de como promesa y juicio que invitan y exigen respuesta. Precisamente
Dios, para emplear el término en un sentido teológico amplio y lato “la historia” es en la Biblia ese conflicto de Dios con su pueblo.
de La soberanía activa de Dios sobre el mundo (natural e histórico
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A menudo se ha discutido en este contexto la cuestión de la Negarlo sería cerrar los ojos a la evidencia; en algún sentido, estamos
acción de Dios como “los meros hechos históricos—o su “inter- en un “clima” distinto. El problema consiste en precisar cuál es la
pretación profética”. Nuevamente Cullmann ha señalado la diferencia. Algunas de las explicaciones que la teología ha dado
indisoluble relación entre ambas cosas. Más aún, la discusión me tradicionalmente de esa diferencia son, a mi ver, nacidas del
parece imponer a la Biblia una distinción brotada de la ruptura intelectualismo helénico y tienen resabios de las viejas herejías
epistemológica griega entre la realidad objetiva y subjetiva, entre gnósticas y marcionita: son las que pretenden que el Nuevo
“hechos brutos” y “logos”. Para el Antiguo Testamento tal distinción Testamento es “más espiritual” o “más religioso” que el Antiguo.
no existe: el mensaje profético es en sí mismo acto y eficacia, y no Este tendría que ver con la historia, aquél con la eternidad. Bien
está principalmente destinado a “explicar” sino a llamar, a invitar, o sabemos hoy que esa distinción es ajena al pensamiento bíblico. La
a condenar. No creo que constituyan excepción a esta afirmación ni facilidad con la que el liberalismo y el modernismo —con su
los actos litúrgicos ni la instrucción. El culto, en efecto, no es una inspiración idealista— han aceptado estas explicaciones ya deberla
mera conmemoración ni un acto humano de presentación y homenaje hacernos sospechar de ellas. Tampoco, salimos de este ámbito de
sino, como bien lo han mostrado numerosos estudios, la presencia ideas cuando —en consonancia con la filosofía del Iluminismo— se
activa y eficaz de la Palabra liberadora de Yavé (su Palabra del ubica la diferencia en un pretendido “individualismo” del Nuevo
éxodo o de la creación) en la liturgia y el sacrificio, operando en la Testamento contrapuesto al “colectivismo” del Antiguo.6
congregación (e incluso en el cosmos) la liberación actual. Es por eso No hasta, sin embargo, rechazar las falsas explicaciones.
que no se puede separar el culto de la obediencia—en ese caso se ¿Dónde reside, verdaderamente, la diferencia que advertimos entre el
torna “abominación” y acarrea juicio. En la enseñanza, la “clima’ de la expectación del reino en el Antiguo Testamento y en el
interpretación de la historia se vuelve nuevamente Palabra Nuevo Testamento en relación con la historia humana? Propongo lo
históricamente eficaz.5 siguiente: en el Nuevo Testamento, la historia de la salvación
En el Antiguo Testamento se impone el carácter eminente- adquiere una cierta consistencia propia, una cierta “distancia” con
mente político de este “conflicto”, entendiendo político tanto en el relación a la totalidad de la historia humana. No se trata,
sentido más amplio, que se refiere a la vida total de los pueblos como entendámonos bien, de una historia separada: es siempre la historia
entidades colectivas, como en el más estricto, relacionado con el de Herodes, de Pilato, de Nerón o de los comerciantes de Éfeso. Pero
poder. Todo intento de separar en el Antiguo Testamento lo religioso al surgir una misión que queda indisolublemente anudada a un
de lo político resulta totalmente artificial. Incluso las núcleo histórico particular (la historia de Israel y de Jesucristo), la fe
manifestaciones más personales —el llamado de Moisés e Isaías, el de los paganos convertidos queda sujeta a una doble referencia
tocante episodio de Rut y Noemí, las plegarias de los Salmos— están histórica: la propia y esta otra, que viene a ser ahora constitutiva de
indisolublemente enmarcados en un movimiento de pueblos y del su fe. En otros términos, la “recolección” o “memoria” salvífica de
“pueblo de Dios”. Dios polemiza con los pueblos y en ellos, y en ese Israel se confunde con su memoria histórica como pueblo, con su
conflicto se sella el Pacto, que constituye un pueblo, en cuyos reyes y propio proyecto histórico, la de la iglesia gentil, en cambio, sin
jueces, leyes y culto, comercio y arte, constitución interna y desprenderse de ésta, incorpora otra, “extraña”, la de Israel y
relaciones internacionales, Yavé afirma conflictivamente su Jesucristo. Confesar el reino no es, pues, para nosotros íos cristianos
soberanía, llamando y rechazando, perdonando y castigando, y gentiles, solamente entrar en la herencia de nuestra propia historial
erigiendo así las señales y el camino de su propia soberanía por sino a la vez tomar distancia de ella, entroncándonos en esa otra:
consumarse, de su victoria venidera. confesar como nuestro el éxodo, el destierro, Belén y Nazaret, el
Sin duda experimentamos un cambio cuando entramos al Gólgota y el sepulcro de Arimatea —y esto no meramente en su
Nuevo Testamento, particularmente a la literatura juanina y paulina. significado, o su ejemplaridad sino en su particular e irrepetible
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historicidad. Por consiguiente, inevitablemente surge una “dualidad” se plantea la pregunta acerca de cómo identificar la presencia del
de historias. Los gentiles, a diferencia de Israel, no podemos “creer” reino en la historia particular de la fe. La cuestión reino historia
sin esa doble referencia y. por lo tanto, sin preguntarnos cómo presenta como una de sus caras la cuestión reino iglesia.’9
relacionar la acción de Dios con esta doble referencia histórica en la Pero, por otra parte, aunque menos advertido hasta ahora,
que nos envuelve inescapablemente el evangelio. tampoco la discontinuidad total entre reino e historia general puede
sostenerse. Es difícil leer la Biblia y seguir afirmando que la historia
II. DUALISMO Y MONISMO general es un mero episodio, o que no tiene ninguna vinculación con
Me parece que en esta situación que acabo de describir se el reino, y más precisamente aún con la dimensión escatológica del
arraigan los problemas que nuestra teología latinoamericana está mismo. La cuestión se planteó ya muy temprano en el problema de la
afrontando actualmente. En efecto, católicos y protestantes hemos salvación de los paganos que no habían conocido a Jesucristo. No es
vivido aquí mayormente inconscientes de la referencia histórica; me muy claro hasta qué punto el problema se halle ya en el Nuevo
atrevería a decir, tanto de la “general” dada nuestra vinculación con Testamento (por ej., en los discutidos pasajes de 1 Cor. 15:29 o 1
nuestro mundo, como de la “especial”, dada la forma “religiosa” y Ped. 3:18, 19), pero no hay duda que se plantea al menos desde el
ultramundana en que hemos concebido nuestra fe.7 Al tomar segundo siglo, y que la doctrina del descensus ad inferos y todas las
conciencia de estas dimensiones históricas. no sabemos cómo fórmulas teológicas que surgieron en el catolicismo y en el
integrarlas. Las distintas teologías que se echan a andar por el protestantismo (incluso ciertos aspectos de la doctrina de la
continente son intentos—a mi ver, más o menos felices pero aún predestinación, que se hacen claros en Barth), intentan explorar el
insuficientes— de responder a esta dificultad. contenido salvífico (a saber, la soberanía redentora de Dios en
Pero el problema es antiguo. Una línea de solución Cristo) en la historia general. Pero no creo que se trate de una mera
podríamos llamarla “dualista” y remontarla, con las debidas reservas, especulación (aunque muchas de las fórmulas teológicas usadas sean
a la “ciudad de Dios” de Agustín. Consiste, en lo esencial, en especulativas y hasta fantaseosas): en realidad, las numerosas
vincular el reino a una de las historias, la de la fe, que se transforma referencias de Jesús a las “sorpresa< del juicio final, a una inversión
así en una línea unívoca, sagrada y distinta, y reducir la otra historia escatológica, aunque tengan como primera referencia a Israel,
a un mero marco general, episódico, sin significado escatológico: un plantean indiscutiblemente, la continuidad entre la historia general y
escenario. Puede discutirse hasta qué punto Agustín haya el reino, o si se quieren términos más simples, el significado
identificado la primera historia —la de la civitas dei— con la iglesia, escatológico de las acciones humanas de amor.’10
pero en este punto no importa tanto dónde ubica exactamente esta Por todo eso no es de asombrarse que hayan surgido diversas
historia: lo central es que ésta es la historia del reino —sea que luego formas de la solución que yo llamarla “monista”. Podríamos hallarla
se identifique con la iglesia jerárquica, con la iglesia de los piadosos en teólogos como Ireneo u Orígenes (en formas por cierto muy
o con la ortodoxia. distintas entre sí) y de diversas maneras a lo largo de la historia de la
Esta solución, sin embargo, adolece de dificultades insal- doctrina, pero creo que, para nosotros, la forma más inmediata y
vables. Por una parte, la continuidad iglesia-reino no funciona en significativa es la que toma en la llamada “teología de la liberación”
vista de las innegables fallas de la iglesia. ¿Cómo eludir, en efecto, el desarrollada en los últimos años.”11 En efecto, una de sus
hecho evidente de que la “historia de la fe” comparte demasiado las afirmaciones centrales, reiteradamente subrayada por Gustavo
características de la historia secular y resulta, en muchos sentidos, un Gutiérrez en su ya clásica obra, es que “hay una sola historia”. Dios
trozo difícilmente distinguible empíricamente de ella? Aquí se va construyendo su reino en y desde la historia humana en su
introducen todas las teorías de la iglesia invisible, el coetus totalidad; su acción es un constante llamado y desafío a los hombres.
electorum, o las diversas soluciones sectarias.8 Como quiera que sea, La respuesta de éstos se juega en la arena concreta de la historia con
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sus opciones económicas, políticas, ideológicas. La fe no constituye ya famosa figura de dos esferas concéntricas (la iglesia y el mundo).
una historia distinta sino una dinámica y una motivación y, en su Su propia respuesta parece concentrarse en esta afirmación:
horizonte escatológico, una invitación transformadora. La iglesia tiene un significado cósmico porque es la
Personalmente, no creo que estas soluciones sean aislada- afirmación de la autoridad universal de Jesucristo. En
mente satisfactorias. La primera, la dualista, suele aducir una ella y a través de ella los poderes de la nueva edad,
cantidad de textos bíblicos—además de adecuarse mucho a la desatados por el Mesías, están presentes en medio de los
tendencia predominante en las religiones, lo que ya debería tornarla hombres. El correlato del reino de Dios es el mundo,
bastante sospechosa. Pero depende de una visión hermenéutica que pero el mundo que es redimido en la iglesia y a través
considero profundamente antibíblica, a saber, una concepción de la de la iglesia.
redención tomada de las religiones mistéricas o gnósticas. El Dios de Me he permitido este extenso resumen porque plantea agudamente el
los profetas y de Jesucristo, en cambio, difícilmente puede ser problema de la relación reino historia iglesia al que aludíamos
asimilado al soter de una secta, ocupado en poblar su olimpo con anteriormente. En la imposibilidad de explorar detenidamente el
algunas almas que rescata del mar tumultuoso de la historia. La tema, debo limitarme a tres breves observaciones. (1) Hay, sin lugar
visión Lucas-Hechos de una misión divina que recoge la esperanza a dudas, en el Nuevo Testamento una estrecha unidad entre el Señor
de Israel (Luc. 1 y 2) y la lanza en el poder del Espíritu hacia los y su iglesia, en virtud de la cual ésta participa en su ministerio
confines de la tierra y de la historia, o del visionario de Patmos que profético y sacerdotal en el mundo (sin asegurarlo, pienso que el
ve los pueblos del mundo trayendo sus ofrendas a la Sion celestial, o ministerio real, en lo que toca a la iglesia, es presentado casi siempre
de Pablo al describir la “creación que suspira anhelante” por la escatológicamente). Hay, por lo tanto, una verdadera mediación por
manifestación de los hijos de Dios o al cantar el derrumbamiento de la iglesia de los poderes de la “nueva edad”; (2) sin embargo, con los
todos los muros y la constitución de una nueva humanidad y la reca- reformadores, es necesario insistir en que el Señor no está limitado
pitulación de todas las cosas en Cristo —todo esto y mucho más, por la mediación de la iglesia: como en el Antiguo Testamento, él
constantemente presente en el Nuevo Testamento, es incompatible manifiesta su soberanía sobre el mundo incluso entre quienes no
con el estrechamiento “religioso” que consigna a la irrelevancia la confiesan su nombre, y realiza por medio de ellos su obra (véanse las
historia de los hombres y de los pueblos. dos últimas páginas del ensayo de Núñez). Además, pese a algunos
Parecería que el dilema se resuelve admitiendo—e incluso autores, creo que incluso en el Nuevo Testamento la obra del Espíritu
celebrando—una acción transformadora de Dios en la sociedad Santo rebasa los límites de la comunidad creyente.12 (3) Nos falta
mediada por la iglesia. Tal parecería ser la interpretación de René realizar lo que los reformadores no completaron: relacionar ambas
Padilla en su capitulo sobre “El Reino de Dios y la Iglesia” en esta manifestaciones del reino de manera intrínseca y en su contenido y
misma obra. El reino, en efecto—a saber, la soberanía activa de Dios no sólo formalmente. Creo que un cierto “docetismo” en cuanto a la
en Jesucristo—desborda a la iglesia: “Cristo ha sido entronizado vida y enseñanza de Jesús y el con tenido profético del Antiguo
como Rey y su soberanía se extiende a la totalidad del universo.” La Testamento, que entró muy temprano en la teología cristiana, nubló
iglesia, por su parte, es la comunidad mesiánica; la comunidad del la visión de esa relación. Es precisamente el mensaje del reino, en su
Espíritu “es la esfera en la cual opera la vida de la nueva edad contenido profético y en la propia humanidad concreta de Jesús, lo
desatada por Jesucristo”. Estas dos afirmaciones plantean la que nos da la posibilidad de vincular y reconocer la acción del
pregunta, “¿en qué sentido es la iglesia el correlato del reino y en qué Espíritu —del Señor resucitado— en el mundo y su mediación
sentido lo es el mundo?” Padilla rechaza —con razón a mi ver— la profética y sacerdotal en la iglesia.’13 A su vez, es la acción del
distinción puramente epistemológica propuesta por Cullmann en su resucitado en el mundo la que provee el llamado a la interpretación y
proclamación profética de la iglesia. El estudio de esta correlación es
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uno de los temas más urgentes para la teología actual en nuestro aclarar nuestra perspectiva de la relación reino historia es el de la
medio. continuidad y/o discontinuidad entre el reino de Dios y la historia
Si la solución dualista, aun un tanto atemperada, no provee una humana general. ¿Tienen los acontecimientos históricos —a saber, la
solución, también la monista comporta riesgos muy graves, que las acción histórica humana, con sus diversas dimensiones: política,
formulaciones corrientes no siempre advierten. En efecto, para darle cultural, económica— alguna significación en términos del reino que
significado concreto a la historia una, es necesario encontrar una Dios prepara y ha de establecer gloriosamente en la parusía del
transcripción del evangelio que pueda verse operando Señor? ¿O es éste la negación total y absoluta de aquellos? Si hay tal
significativamente a nivel de la historia “general”. Dicho de otra relación, ¿cómo hemos de entenderla, y cómo incide en nuestra
manera, es necesario “nombrar el reino” en el idioma de la historia acción?
corriente de los hombres. No faltan formas de hacerlo. En general, Debemos reconocer que el Nuevo Testamento nos da pocos
hablamos del “amor”, de “el nuevo hombre”, de ‘la liberación”, elementos directos para responder a nuestra pregunta. Me parece que
como los lenguajes que nos permiten identificar la soberanía activa hemos de atribuir ese hecho a las circunstancias históricas del
de Dios en la historia, la presencia redentora de Jesucristo y, por mismo; pero a la luz de la totalidad del mensaje bíblico, considero
consiguiente, el llamado y la convocación a la obediencia de la fe. legítimo plantear la pregunta y considerarla en la analogía de los
Esto me parece legitimo—y volveremos sobre ello en un momento. conceptos escatológicos de cuerpo y resurrección.’15 Es evidente que
Pero es en esta transcripción donde aparece el riesgo, porque al en Pablo el concepto de cuerpo permite señalar a la vez la
historizarse en la historia general de los hombres, estos términos continuidad y discontinuidad entre la vida histórica presente y la
corren peligro de desarraigarse, o deshistorizarse de la historia resucitada, una continuidad que afirma la identidad reconocible de
particular de la fe. Es decir, pronto hablamos de un amor, un hombre ambas, a la vez que la transformación. Esta transformación no es una
nuevo, una liberación en los que la referencia a la historia de la “desfiguración” o “desnaturalización” de la vida corporal sino su
revelación especial, y particularmente a Jesucristo, es secundaria, o cumplimiento, su perfección, la eliminación de su corruptividad y su
meramente ejemplar, o prescindible. En términos cristianos, si eso debilidad. En realidad, la vida corporal alcanza su verdadera figura,
ocurre, la referencia a Dios mismo ha perdido su contenido. ¿De qué realiza su plena significación —comunicación, amor, alabanza— en
Dios hablamos entonces? ¿Y de qué reino? Si se llega al extremo, la resurrección.’16
concluimos deificando la historia o al hombre y más valdría, como Otro concepto paulino complementa al anterior: el de “las
algunos dicen, llamar en tal caso a las cosas por su nombre y obras”. ¿Tienen las obras humanas, las obras realizadas en esta vida,
confesar un total inmanentismo. Es indudable que esta posición es significado escatológico? Pasado el furor de la polémica, veo difícil
totalmente ajena al propósito y al pensamiento de los teólogos de la negarlo. Pero sí resulta indispensable profundizar el asunto. Para
liberación. Lo que sí cabe preguntarse es si las formulaciones que Pablo, las obras realizadas “en el cuerpo”, en la vida histórica
hasta ahora hemos alcanzado toman suficiente cuenta de la necesidad corriente, tienen un futuro en cuanto pertenezcan al orden nuevo, al
de excluir tal posibilidad.”14 orden del mundo resucitado, al orden del amor. Tienen ese futuro, no
por algún mérito asignado a ellas, sino por pertenecer de hecho a ese
III. EL DISCERNIMIENTO DEL REINO EN OBEDIENCIA orden nuevo. Pero a la vez son las obras cumplidas en las estructuras
¿Cómo manejarnos teológicamente frente a esta problemática, de la historia: como amo o esclavo, como marido o mujer, o hijo o
suponiendo que mi análisis sea medianamente correcto? Debo gobernante, o incluso como misionero.’17
reconocer que no puedo ofrecer una solución completa y Habría mucho más que profundizar en esta línea. Par-
satisfactoria. Pero quiero someter a la discusión un enfoque que a mi ticularmente, me parece necesario señalar que la distinción entre
me resulta provechoso. Considero que un problema básico para obras de la carne y obras de la fe no corresponden a la distinción
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entre obras sagradas y profanas u obras “humanas” y “cristianas”, ofrece y se comunica en Cristo, en el Espíritu. Porque las primicias
sino a su referencia a la nueva era en Cristo, y que esta referencia es del Espíritu son el anticipo del reino, la calidad de existencia que
explícita ene1 amor. Por razones que ahora no es del caso examinar, tiene futuro, que tiene densidad escatológica, que concentra la
la teología y la ética cristianas han tendido a separar las acciones verdadera historia.
humanas de su contexto histórico, y por lo tanto a reducirlas a su Las preguntas ¿qué debo hacer?, ¿qué debo decir?, ¿cómo
connotación individual. De ese modo se ha nublado la relevancia de hacerlo?, ¿cómo decirlo?, no son de fácil respuesta. Porque aquí nos
todo este pensamiento para el problema que nos ocupa. Tal vemos de nuevo confrontados con la irreductibilidad de dos
estrechamiento es, creo, ajeno al pensamiento paulino acuñado en la referencias históricas que mantienen su consistencia propia pese a su
concepción judía de los ‘eones que se cumple el propósito divino. unidad. La acción que corresponde al reino, que tiene realidad
Si nos libramos de estos estrechamientos, me parece posible permanente, debe ser acción que nombre el futuro y que corresponda
afirmar una continuidad/discontinuidad entre historia y reino de Dios a su calidad. De allí la imposibilidad de reducir el anuncio a la
del mismo orden de la del cuerpo terrenal/cuerpo resucitado. El reino acción eficaz del amor o ésta a aquél. La discusión envuelta aquí ha
no seria la negación de la historia sino la eliminación de su sido últimamente muy agitada, y a menudo muy mal planteada, pero
corruptibilidad, de su debilidad, de su ambigüedad —más la tensión no es evitable sino a costa de una tergiversación. Porque el
profundamente, de su pecado— para realizar en plenitud el anuncio y la acción son, ambos, escatológicamente significativos.
verdadero significado de la vida común de los hombres. De la misma Pero su unidad no está en nuestras manos. Por el contrario, a menudo
manera, las “obras” históricas adquieren permanencia en cuanto se dan en tensión y conflicto.19 Sólo en la plenitud del reino todo
anticipan esa historia. Al mismo tiempo, se excluye toda posibilidad anuncio y toda acción son rescatados de su ambigüedad y
de confusión porque, en un caso como en el otro, se interpone la aislamiento y unidos y perfeccionados, manifestados en el sentido
realidad del juicio que “quema”, que excluye, que divide. El reino (y bíblico del término. A esta unidad escatológica de lo nombrado y lo
aquí hay que profundizar el sentido de la literatura apocalíptica) no hecho me parece que apuntan las numerosísimas indicaciones
es el desenlace natural de la historia. Por el contrario, se interponen bíblicas del carácter sorpresivo del juicio final. Pero nosotros
el conflicto y el juicio. Pero el reino rescata, transforma y plenifica la vivimos en la tensión de esta doble referencia, que es una en
“corporalidad” de la historia y la dinámica del amor solidario que ha Jesucristo y en el fin, pero nunca totalmente una en nuestra
operado en ella.18 experiencia.
Ahora bien, en relación con esta perspectiva, me parece que La cuestión es, pues, el discernimiento del reino en
la pregunta principal no es: “¿Dónde está presente o dónde es visible obediencia. Es imposible exagerar la importancia de esta última
el reino en la historia presente?”,. sino: “¿Cómo participo (no sólo expresión: el reino no sólo se discierne en obediencia. Preguntarse
individualmente sino como comunidad de fe y como inserto en una por la presencia del reino en la historia es pedir que el Rey nos señale
historia) en el mundo que viene, en el reino prometido?” La cuestión nuestra tarea y pedirle que se digne recoger nuestra obediencia en su
no es primordialmente noética sino, por así decirlo, empírica. Tiene reino. Entra de esta manera en consideración toda la problemática
que ver con una respuesta activa. El reino no es un objeto a conocer ética acerca de cómo conocer la voluntad del Señor, cómo discernir
sino un llamado, una convocación, una presión que impulsa. La el camino de la obediencia, o de las buenas obras. Mi respuesta
verdadera pregunta es ¿qué debo hacer?, ¿qué debo decir?, ¿cómo puede ser poco original o poco inspiradora, pero creo que —
hacerlo?, ¿cómo decirlo? La historia, en relación con el reino, no es planteada a nivel teológico— no hay otra respuesta que la labor
un enigma a descifrar sino una misión. La misión, sin embargo —y cuidadosa de una ética teológica. Planteada a nivel teológico,
esto hay que decirlo de inmediato— no es un mero conjunto de actos decimos, porque no podemos menospreciar el discernimiento que el
sino la manifestación de una nueva realidad, la nueva vida que se
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Señor da a la fe sencilla; el teólogo sólo reflexiona críticamente esa IV. EL REINO Y EL DILEMA SOCIO-POLITICOECONOMICO
obediencia “espiritual” ya presente en el pueblo de Dios. LATINOAMERICANO
En este punto, algunos teólogos han buscado fundamentar Con las observaciones que anteceden completo, en realidad, la
una interpretación ética actual partiendo de la pregunta ¿qué está presentación del tema. Resumidamente podría decir: 1) sólo hay
haciendo Dios en la historia de hoy? para luego vincular a ello discernimiento del reino en la historia en la obediencia de la fe; 2)
nuestra propia acción. Tal como Paul Lehmann formula esta cuestión esta obediencia no puede ni debe querer escapar a la tensión de su
en su obra (Etica en el Contexto Cristiano), me parece legitima y doble referencia histórica—nombrar y manifestar la realidad
fructífera. Pero no estoy convencido que sea la más adecuada. Creo escatológica que esperamos; 3) esta obediencia se historiza en
que corre el fácil riesgo de la fanatización, de la “cruzada”; una vez mediaciones (doctrinal e ideológica) que debemos reconocer,
que uno ha creído descubrir ‘lo que Dios hace, lógicamente lo analizar y asumir críticamente. Dadas tales conclusiones, no me
absolutiza y con ello absolutiza la propia acción y sacraliza su parece posible formular tesis generales sobre el reino y la historia.
ideología. Por eso me parece de fundamental importancia reconocer Sólo creo posible asumir posiciones concretas y temporales. Es por
las mediaciones entre el reino y nuestra obediencia. Toda acción que eso que, arriesgando para subrayar esta concepción, propongo un
se pretende obediente, que se confiesa respuesta al evangelio, debe ejercicio concreto y actual con referencia a un tema que, para
reconocerse, sin embargo, como una acción mediada por criterios, nosotros los latinoamericanos de hoy es, creo, ineludible: el reino y
análisis el dilema socio político económico latinoamericano. Se trata
decisiones humanas. El pretender un acceso no mediado a la simplemente de un ejercicio, con todas las limitaciones de tal. Indico,
voluntad de Dios es precisamente la esencia del fanatismo. Tales por lo tanto, resumidamente, cómo encaro yo la consideración de
mediaciones pueden ser conscientes o inconscientes, explícitas o este tema dentro del marco teológico que he tratado de explicitar.
implícitas. Pero no son evitables. Por el contrario, creo que nuestra No podemos partir de una supuesta situación neutral o
ventaja actual es que poseemos una serie de instrumentos — esquema abstracto. Nos encontramos en una historia con sus dilemas
psicológicos, sociológicos, teológicos— que nos permiten tomar y tensiones particulares —que no trataré ahora de describir— donde
conciencia más clara de esas mediaciones y neutralizarlas o los cristianos de diversas confesiones y orientaciones han jugado y
corregirlas en alguna medida. juegan papeles distintos. No se trata, pues, de elaborar una
Estas mediaciones son de dos órdenes. Por una parte, está alternativa teórica para ver luego cómo se historiza, sino de partir de
nuestra comprensión de la Escritura, del evangelio y la historizaciones actuales de la fe y confrontarlas críticamente con las
“racionalidad” o instrumental teológico hermenéutico que mediaciones de las que hemos hablado. Limitaciones de espacio me
utilicemos. Por otro, nuestra comprensión del contexto histórico. En impiden intentar hacer esto en estos párrafos finales. Pero puedo
este último aspecto, tanto en acciones individuales como colectivas, esquematizar, un poco caricaturescamente, mi propia composición de
políticas, o económicas, o relaciones “cara a cara”, en todas se lugar. Las historizaciones de la fe tienden a moverse en dos
sintetiza una comprensión de la realidad, del hombre, del futuro —en direcciones cada vez más polarizadas: las que optan por una
síntesis, una ideología— y todas, en cuanto pertenezcan a un continuación (más o menos modificada o mejorada) de las
cristiano o a una comunidad cristiana, sintetizan también una estructuras económicas y políticas existentes (conservadoras o
comprensión del evangelio. Hoy me parece especialmente urgente desarrollistas) y las que creen que ha llegado el momento de cambiar
darse cuenta de este hecho, desimplificar estas mediaciones, a una estructura económica no capitalista con las consiguientes
confrontarlas críticamente y asumirías conscientemente, porque sin modificaciones socio políticas y culturales. Me doy bien cuenta que
ellas no hay verdadera obediencia. este planteamiento ya incluye un análisis debatible. Pero por el
momento bastará admitir que es un análisis posible. Porque lo que
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quiero señalar es que los cristianos que se adhieren a cualquiera de Es este doble proceso el que me ha convencido a mí —y a un
las dos líneas admiten una lealtad común al reino. Y de aquí parte un número de cristianos en este continente y en otros— que el
posible diálogo. Basta comprobar en principio, formalmente, que sus capitalismo liberal, enmarcado en el sistema monopolista inter-
opciones históricas son opuestas (y de eso hay poca duda) y que nacional actual, no es una estructura viable para historizar la calidad
confiesan la misma esperanza del reino. de vida que tiene futuro en el reino. Por el contrario, su forma de
Dado ese hecho, hay una primera discusión: ¿es posible decir definir las condiciones y relaciones humanas constituye (al menos en
algo de la calidad de vida humana —personal y comunitaria— que su realidad histórica, que es la única que podemos juzgar y en la cual
corresponde al reino y que, por lo tanto, tiene una significación podemos participar) una negación de esa calidad de vida. Es una
escatológica, de modo que se pueda decir que la búsqueda de antiliberación: es opresión y esclavitud en términos del reino. Por eso
historizaciones (por más parciales y ambiguas que sean) de esa el término liberación me vincula históricamente —por más ambigua
calidad de vida llevan la dirección o la dinámica del reino? A mí me que sea la relación— con quienes luchan por la eliminación de esa
parece que la respuesta es indiscutiblemente sí. Todo el mensaje esclavitud.
profético, la enseñanza de Jesús, la descripción de la nueva vida Pero no basta llegar hasta aquí. Precisamente, porque no se
apuntan en direcciones convergentes.20 Un número de cristianos trata de una construcción especulativa, sino de una obediencia activa,
latinoamericanos utilizan el concepto de liberación como una manera tengo que hacer una opción concreta, histórica, en términos de la
histórica actual de trasponer esa calidad de vida en términos cual procuro condiciones que respondan mejor a esa vida que tiene
traducibles en acción significativa. Creo que el término es legitimo futuro en el reino. Nuevamente, con otros cristianos, hemos optado
(un estudio bíblico lo mostraría a satisfacción). Podemos, por lo por una alternativa histórica —en términos de la problemática aquí
tanto, utilizarlo como un núcleo de reflexión. De allí parten dos mencionada— que en general llamamos “socialista”. Es necesario
procesos muy entrelazados pero distinguibles, vinculados, no entender este término en un sentido amplio, que abarca posibilidades
simplemente a la discusión del término liberación sino a la crítica de muy distintas de instrumentación y estructuración, dentro de una
la práctica histórica de los cristianos latinoamericanos en el día de concepción global común de la apropiación de los bienes y la
hoy. consiguiente forma de organización de la sociedad y la vida humana.
El primer proceso consiste en confrontar esa práctica con el Sin entrar en estas precisiones, y para expresarlo en una forma un
contenido bíblico de esa calidad de vida que denominamos tanto polémica: el socialismo como estructura social es para mí hoy
liberación. Provisionalmente podríamos indicarla por justicia, en América Latina el medio de correlación activa con la presencia
solidaridad, posibilidad real de asumir responsabilidad, acceso a la del reino en lo que hace a la estructura de la sociedad humana. Es, en
creación que Dios ha dado al hombre, libertad para constituir la este terreno, mi obediencia de fe. Dicho esto así, termino con tres
comunidad a partir del propio trabajo y del amor, espacio para adorar acotaciones:
al Señor. Sin duda estas cosas son aún un poco abstractas, pero en (1) Esta afirmación no sacraliza un orden social. No
conjunto creo que describen una cierta textura de vida humana. El diría (aunque la afirmación pudiera sostenerse en algún sentido) que
segundo proceso abarca las condiciones que estructuran nuestra vida Dios está construyendo una sociedad socialista en lugar de la
latinoamericana: sus formas de relacionar al hombre y su prójimo, al capitalista. La estamos construyendo los hombres en el espacio de
hombre y su mundo circundante, de transmitir la cultura, de producir pensamiento y acción que Dios nos ha dejado para que ejerzamos
bienes y consumirlos, de determinar y satisfacer necesidades, de una obediencia inteligente. Y la estamos construyendo dentro del
resolver conflictos, de ordenar la vida. Para este proceso tenemos vasallaje que nuestra conciencia, nuestros medios de análisis,
instrumentales científicos, relativos y superables, pero indispensables nuestras formas de trabajo, nuestras motivaciones y relaciones, aún
para una evaluación actual. pagan a “esta edad”, ubicada bajo el signo dcl poder de las tinieblas.
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Pero lo estamos construyendo también en la esperanza y bajo el Está demás decir que el reino no se historiza solamente en lo
poder de la “nueva edad” que el Espíritu hace presente en todo político, económico o social, en lo estructural y comunitario, sino en
anuncio del evangelio y en toda obra dc amor, entrega y solidaridad. la totalidad de la existencia humana. Por lo tanto podríamos hacer el
Es por consiguiente una acción humana y ambigua, cuya única mismo análisis con respecto al matrimonio, la vida devocional, la
esperanza de permanencia reside en su purificación y transformación recreación. Sin duda deberemos admitir, sin embargo, que las
y recuperación escatológica. Por tanto, este orden es un orden a ser estructuras globales tienen prioridad y que, por circunstancias que
trascendido tanto histórica como escatológicamente. Su valor actual sería fácil explicitar, han alcanzado en el presente una urgencia
estriba, para el cristiano, en que ofrece condiciones para una calidad impostergable que obliga a todo cristiano a traerlas a la conciencia y
de existencia más acorde con el reino que la que reemplaza. asumirías responsablemente.
(2) La trascendencia escatológica del reino no debe Tal vez lo más inquietante en todo esto es la imposibilidad
reflejarse sólo en el reconocimiento del carácter provisorio del de reducir las mediaciones que hemos mencionado a revelaciones
orden que defiendo, sino en una constante tarea de crítica inmanente directas e inmediatas. Si pudiéramos hacerlo, mediante una ortodoxia
al propio orden que construyo. Y a la vez, en el testimonio a esa absoluta o una inspiración directa evitaríamos el riesgo y nuestra
“historia” en la que el reino ya reveló a la fe su plenitud escatológica acción tendría asegurada su transcendencia escatológica. Creo que tal
por venir: el evangelio de Jesucristo. Al anunciar este evangelio, e intento es lo que Pablo llamaría “salvación por las obras”. También
invitar a los hombres a la fe, los convocamos a la vez e en este tema, la última palabra es la salvación por la gracia por medio
inseparablemente (y aquí es necesario denunciar mucho de nuestro de la fe. Finalmente, no hay otra coincidencia que esta entre el reino
“evangelismo”) a recibir en fe la liberación del reino que viene (el y la historia. Lo demás es simplemente nuestra respuesta agradecida.
perdón de los pecados por Cristo, la vida nueva en él, la esperanza de
su venida) y a asumir en la totalidad de su vida la obediencia Notas
1
concreta a lo que el reino significa. En un sentido más abstracto, me permito referir al lector a unas tesis sobre
(3) Otros cristianos han hecho otras opciones en este punto. “¿Cómo actúa Dios en la historia?”, publicadas por mí en Cuadernos
¿Qué hacer al respecto? Se trata de decisiones en las que, como Teológicos, No. 60, octubre-diciembre 1966, pp. 256ss. que tal vez pera,
decíamos, intervienen mediaciones: interpretación teológica e precisamente, por una formulación demasiado académica y por ello
insuficientemente concreta.
Interpretación científica. Tales mediaciones son humanas y falibles.
Por lo tanto, yo no puedo absolutizar mi opción. Pero tampoco puedo 2
Véase, sobre este punto, toda la primera parte del trabajo de René Padilla
refugiarme en una simple relatividad. En este momento, en este sobre “El reino de Dios y la iglesia” en esta misma obra.
continente, una o la otra están equivocadas (o las dos y hay una
tercera, pero no teórica sino real y viable). Y esa equivocación es en 3
También habría sido necesario, en una articulación académica más
realidad, desobediencia, es una “obra de maldad”, tanto como la rigurosa, discutir el término “historia”. Aqui, sin embargo, lo utilizaré en el
mentira, el adulterio o el homicidio. Por consiguiente, sólo puedo sentido corriente para abarcar tanto la realidad objetiva de los
reconocer polémicamente la existencia de otras opciones. Es decir, acontecimientos. lo que algunos filósofos y teólogos alemanes han
invitar a mi hermano a analizar juntos nuestras mediaciones caracterizado como Historíe como la vivencia subjetiva de los mismos, que
doctrinales y socio-políticas, en el esfuerzo por llegar a confesar ellos caracterizan con el término Geschichte. Añadiría que la separación de
ambas cosas me parece arbitraria—tanto desde el punto de vista teológico
juntos el reino en la palabra y en la acción. Hacer otra cosa seria
como científico— y que lo que me parece mas importante destacar es el
menospreciar al hermano o menospreciar el testimonio del reino. carácter de la historia como gesta humana, como el ámbito que el hombre
Por supuesto, he escogido este tema para ilustrar el problema porque crea y transforma.
es el que más agudamente nos presiona hoy en nuestro continente.
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Esta última afirmación no debe ser entendida al modo idealista a existen- hablarle a sus discípulos del reino que está por venir (Mal 19:27; Luc.
cialista, que disuelve la objetividad de los acontecimientos de la naturaleza 22:29, 30)”. La afirmación de que el Nuevo Testamento rechazarla o
(como se advierte en el tratamiento teológico del tema de los milagros, por abandonarla la esperanza del reino mesiánico histórico por un más allá
ejemplo, desde el racionalismo hasta Bultman), sino en el sentido de una espiritualizado me parece provenir siempre de la misma raíz helenística y
ordenación de ¡o natural a ¡o histórico, que parece característica de la fe desembocar cii una explícita o implícita negación de la encarnación, la cruz
bíblica en contraposición, por ejemplo, a las religiones naturalistas. En el y la resurrección para transformar toda la salvación cristiana en un drama
Antiguo Testamento el conflicto de yavismo y baalismo hace clara esa subjetivo e individualista, la fuga del alma al seno de una divinidad
oposición: Yavé no es honrado en la sumisión del hombre al ritmo natural indiferenciada que corresponde a la religiosidad gnóstica pero no al
de la fertilidad (en términos modernos, diríamos a la’ tecnología y la evangelio. Sin duda, la afirmación del carácter histórico y político del reino
economía) sino en la adecuación de la naturaleza a la voluntad nos plantea serios problemas teológicos y ha dado origen a diversas dis-
históricamente revelada: la Thorá (es decir, el ámbito de la acción humana: torsiones. ¡Pero no tenemos derecho de resolver nuestros problemas
la política). Este mismo propósito preside los relatos de la creación, como lo teológicos cercenando el testimonio claro de las Escrituras!
ha demostrado claramente Gerhard von Rad en su comentario a Génesis, y Otro campo que debe ser estudiado en relación con este tema es el
en nuestro medio, el trabajo aún inédito de José Severino Croata (El significado y validez teológica del marco apocalíptico en que en secciones
Hombre en el mundo, estudio de Génesis 1.11. a editarse en 1973 por tardías del Antiguo Testamento, en el período intertestamentario y en buena
Editorial “La Aurora”). parte del Nuevo Testamento, se expresa el mensaje y la esperanza del reino.
No nos es posible ahora analizar este problema, pero creo necesario hacer
5
Véase, por ej., en Salmo 78 en su Sitz em Leben pedagógico. Sin duda se algunas observaciones para facilitar al lector la comprensión de la posición
requeriría una discusión más cuidadosa de la literatura sapiencial, que creo del autor. (1) El apocalipticismo es un método de interpretación y
no escapa tampoco a este marco. Véase von Rad, Weisheit in Israel, 1968. comprensión de la historia que la Escritora asume pero no crea y que por lo
tanto no puede ser recibido acrítica o literalmente; como en otros casos en
6
A veces se ha querido validar estas distinciones partiendo de un esquema que la Revelación, apropia una forma de expresión o interpretación (por ej.,
supuestamente bíblico. La dimensión política habría sido en tal caso, una la “saga” en narraciones veterotestamentarias, o la “exhortación ética”
característica de “la concepción teocrática del Antiguo Testamento”, que el estoica en escritos paulinos), la modifica significativamente: nuestra
Nuevo Testamento habría rechazado o abandonado como “una experiencia interpretación debe seguir las líneas de esa modificación. (2) Uno de los
negativa o contraría a la historización del reino”, según lo expresa uno de rasgos centrales en el uso bíblico de la interpretación apocalíptica me parece
los críticos de nuestro ensayo. Me parece que hay pocas dudas que Jesús la insistencia en el carácter único, decisivo, de la acción de Dios en la
rechazó la estrecha interpretación celote de la esperanza mesiánico consumación del reino: con él irrumpe lo nuevo, lo cualitativamente nuevo,
teocrática. Pero nada me parece justificar la afirmación de que el Nuevo lo que no es la mera continuación, desarrollo o perfección de lo existente. El
Testamento desconozca o rechace los términos políticos de la esperanza del apocalipticismo es testigo insobornable de la discontinuidad entre historia y
reino. El punto me parece bien señalado en el capítulo de Emilio Antonio reino. (3) El otro elemento que destaca es la conflictividad en que se
Núñez sobre “La Naturaleza del Reino de Dios” en esta misma obra. AIII se desarrolla la obra de Dios en la historia —y el consiguiente sufrimiento de
destaca, en efecto, la continuidad entre las bendiciones del reino que sus testigos— hasta culminar, no en un suave deslizarse de la historia en el
podríamos llamar “políticas” -“los cambios en lo económico y social”, la reino, sino en una final batalla. En este punto, la interpretación apocalíptica
justicia, la paz, las “grandes transformaciones en el orden natural”— en la resguarda la afirmación del ‘misterio del mal” que opera en la historia.
concepción veterotestamentaria, y la venida de Cristo (el anuncio de Podría decirse que el Antiguo Testamento va profundizando la experiencia
Gabriel, los cánticos de Lucas 1 y 2 Y el propio testimonio de Jesús. Incluso de ese misterio que del plano de la pura voluntad rebelde del hombre —y
más allá de la experiencia de la resurrección, cuando los discípulos reiteran sin excusaría— se desplaza al del poder estructural de un “reino del mal”,
la expectación de “el reino visible, tangible, de los pactos veterotesta- un “poder de las tinieblas”. Esta comprensión da a la lucha por el reino su
mentarios”, Jesús “no lea reprocha por cobijar tal esperanza”, señala Núñez. carácter cósmico y su más profunda dimensión:
Tampoco les dice que sea en vano esperar por un reino terrenal. Las “No tenemos lucha contra sangre y carne - - 2’ (Ef. 6:12, si bien el contexto
promesas divinas no han perdido vigencia, y él mismo las ha confirmado al aclara muy bien que no se trata de un conflicto puramente metafísico y
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menos aún mágico sino profundamente ético, en el sentido bíblico del Esta inconsistencia en la relación real reino iglesia fue parcialmente
término.) (4) Al subrayar estos elementos —que no se destacan en primer soslayable por la apologética en tanto la corte de apelación se ubicaba en el
plano en nuestro ensayo por razones que luego indicaremos— es importante ámbito de la filosofía o de varios abstractos. Se podía entonces sostener que
tener en cuenta que no representan la totalidad del testimonio bíblico del las fallas históricas de la iglesia no afectaban seriamente su afirmación de
reino. Por el contrario, el “modo apocalíptico”, por así llamarlo, me parece ser poseedora de la verdad y fuente de la virtud divina. Esta posibilidad
subordinado como complementario al “modo profético”, tanto en el Antiguo apologética queda ahora, en mi opinión, decididamente excluida por dos
como en el Nuevo Testamentos. Por consiguiente. creo que también nuestra factores nuevos. Por una parte, los instrumentos de análisis sociológicos e
interpretación debe seguir ese orden. La inversión de ese orden ha sido ideológicos han permitido dejar al desnudo la forma en que la iglesia, como
responsable en la historia de la iglesia de numerosos desatinos (como lo entidad sociológica, realmente opera: su vinculación con estructuras
señalan varios de los estudios de la presente obra). sociales, políticas y económicas y la impronta ideológica de su predicación
y teología resultan hoy claramente documentables—y documentadas. Por
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Extrañará tal vez este aserto en vista, por un lado, de la persistente Otra parte, el pensamiento contemporáneo coloca decididamente en el
identificación católica con la esfera del poder político y, por otro, de la campo de la historia, y no en el de la metafísica, la verificación de la
impronta bíblica y cristológica del mundo evangélico latinoamericano. Uno verdad, y no podrá aceptar, por ende, una “justificación” del carácter divino
se sentirla así tentado a proponer la tesis de que, mientras la Iglesia Católica de la iglesia que remita de la verificabilidad histórica a una supuestamente
Romana hizo gravitar su identidad hacia la historia “general”, la evangélica racional. Para el hombre contemporáneo la iglesia es lo que hace, se puede
lo hizo en la dirección de la “especial”. Considero, sin embargo, que tal comprobar empíricamente. Sin duda, teológicamente hay reparos a estas
tesis sería errónea. En efecto, si bien la Iglesia Católica vivió desde el afirmaciones, pero hemos de admitir que son bastante más compatibles con
principio de su ingreso a América Latina en una estrecha vinculación con el el concepto bíblico de verdad que las tradicionales formulaciones metafí-
poder político, lo hizo en función eclesiocéntrica. Al intentar hacer tabla sicas.
rasa de la cultura, mentalidad y religión indígenas, desconoció todo
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significado escatológico a ese mundo en el que penetraba. Y al valerse del El tema es objeto de otras presentaciones en esta obra (véanse
aparato colonial (o conservador, o neocolonial—poco importa cuál) para particularmente las de Núñez, Padilla y Yoder). Por lo tanto, tenemos que
vehicular una iglesia realmente extraña a la nueva realidad histórica, se dejarlo de lado en nuestra presentación, aunque más adelante haremos
alienó efectivamente de la población latinoamericana y negó su humanidad alguna observación al respecto.
concreta. Las excepciones y calificaciones que estos juicios merecen no
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desvirtúan el hecho de que, en realidad, la historia humana latinoamericana Esta formulación nos introduce de inmediato en la vertiente éticas del
no fue significativa para la Iglesia Católica Romana en América Latina. Los mismo problema. En efecto, tanto en el campo de la apologética como era
evangélicos, par nuestra parte, hemos hablado mucho de Jesucristo y de la en el de la participación del cristiano en la vida diaria, se plantes una
Biblia, pero de manera predominantemente docética, reduciendo la segunda cuestión que puede formularse en dos preguntas complementarias. Si el bien
a un esquema doctrinal (el plan de salvación o “las leyes espirituales”) y y lo bueno coinciden para el cristiano con la voluntad de Dios como ha sido
presentando a Jesucristo casi sin humanidad concreta, como “alguien” que revelada en Jesucristo, ¿cómo se explica que los hombres hayan alcanzado
pende de la cruz y se levanta del sepulcro de acuerdo a un pían mecánico aparte del conocimiento de la revelación un cierto conocimiento y una cierta
para el que poco cuenta las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar practica del bien? y ¿cómo podemos hallar un punto de encuentra a partir
hasta el día en que fue recibido arriba” (Hch. 1:1); alguien, por otra parte, del cual sea posible la cooperación de creyentes y no creyentes en las tareas
que se transforma casi en una cifra o un mecanismo desencadenador de que tienen que ver con la vida social? La teoría de la “ley natural” —
ciertas experiencias subjetivas e individuales. La estructura eclesiástica en respaldada por una “revelación natural”— pareció satisfacer por varios
un caso y la subjetividad individual en el otro absorben en nuestro siglos. Es significativo que, aunque loa reformadores rechazaron la teología
cristianismo latinoamericano tanto la historia bíblica como la historia aristotélico tomista que la fundamentaba, guardaron al menos ciertos
humana en América. elementos de una “ley natural” La doctrina de “órdenes de la creación”
intenta plantear el problema sobre otra base teológica, pero no escapa a la
misma problemática, como bien puede verse en la obra de Emil Brunner
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(por ej., en su Justicia o más completamente en Das Gebot und die


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Ordnungen) Aunque personalmente no comparto ni la formulación de una Ya no sorprenderá que aplique los conceptos de cuerpo y resurrección, no
ley natural ni la idea clásica protestante de los órdenes, creo que las meramente al campo individual o personal sino al comunitario-histórico.
preguntas a las que se refiere, y que traté de identificar en esta nota, son Pues sabemos muy bien que esta escisión no corresponde a la visión bíblica.
insoslayables para una ética cristiana La sección tercera de este ensayo Tanto uno como Otro concepto tienen constantemente connotaciones a la
apunta a una forma de respuesta. vez personales y comunitarias a lo largo de toda la Biblia.
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De las numerosas referencias al tema, destacamos la de Gustavo Gutié- La profundidad de la transformación se mide en la famosa respuesta de
rrez, Teología de la Liberación (Salamanca, 1972), cap 5, segunda parte e Jesús en Mar. 12:25~ paralelos, que no me parece cancelar
cap. 9, TI y III. y Juan L. Segundo, Esa comunidad llamada Iglesia (Buenos escatológicamente la distinción hombre mujer pero si postular una radical
Aires, 1968), cap 1. Aunque los planteamientos son muy diversos, los temas transformación de su sentido y significado, particularmente en lo que hace a
de “una sala historia”, “una vocación universal a la salvación”, o “la la necesidad biológico histórica de la descendencia.
universalidad” de la salvación, apuntan a la unidad de la historia salvífica y
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el desarrollo de la humanidad en la historia como un único y unitario Dos pasajes que merecen la más seria consideración en este respecto son
proyecto divino-humano. los das paralelos clásicos de la “vida resucitada” en este mundo: Col. 3 y El.
4:17; 6:20.
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Véase, al respecto, la sección de la obra de H. Berkhof, La doctrina del
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Espíritu Santo (Buenos Aires, “La Aurora”, 1969), cap. V. Dos preguntas podrían plantearse frente a estas afirmaciones. Una tiene
que ver con las afirmaciones neotestamentarias acerca del mundo que está
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Creo que la teología evangélica debe hacer aquí un aporte significativo. en el “poder del mal”. Al respecto, creo que el problema consiste muchas
La reciente teología de la liberación, en su expresión católica romana se ha veces en ver en “mundo” una dimensión espacial más bien que temporal.
apoyado, con razón, en una concepción de la relación profética de la iglesia No se trata de “lo que ocurre en el planeta tierra’ sino lo que está en la
y el mundo De esa manera corrige una concepción casi totalmente órbita de la “vieja edad” señalada por el pecado. En este mismo mundo, en
sacerdotal que tendía simplemente a sacralizar la situación existente. Pero, esta misma historia, ha irrumpido la “edad nueva”, cuyas obras quiebran
al operar los criterios de interpretación profética, frecuentemente se desde ya el poder de las tinieblas. Aquí se enlaza la segunda pregunta: “¿no
reintroduce una teología natural, sea por vía de concepción evolucionista se tratará entonces exclusivamente de las “obras” de la iglesia, realizadas
influida por Teilhard de Chardin o de una ideología populista o marxista, “en la fe de Cristo”? El tema tiene que ser explorado exegéticamente, pera
que llegan a operar casi autónomamente como criterios de interpretación. en principio considera que la dialéctica fe amor es más compleja en el
Por Otra parte, una teología bíblica protestante necesita hacer explícitos Nuevo Testamento y apunta en ambas direcciones. Así, la fe reclama y abre
también sus marcos de referencia ideológicos y su instrumental analítico— la posibilidad de obras de amor, obras “que permanecen pero a su vez el
que a menudo suelen trasvasarse “de contrabando” como si fueran parte del amor, misteriosamente, hace presente la obra de Cristo en media de la edad
dato bíblico. Es por eso que el diálogo crítico y constructivo sobre este tema vieja. Reclamar para la iglesia la exclusividad del amarme parece contrariar,
que nos es común será sumamente fructífero. no sólo la evidencia, sino ci testimonio de la propia Escritura.
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Se relaciona con este problema la relativa ausencia en la reflexión teoló- Véase el interesante planteamiento del católico J. Dubois, Los dos rostros
gica latinoamericana contemporánea de intentos de considerar las de la iglesia alienada.
consecuencias cristológicas que se desprenden de las líneas teológicas
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asumidas, O, por plantearlo mejor, intentos de pensar cristológicamente la En esta colección sería fácil describir una serie de elementos de
problemática de la liberación. Las conversaciones con varias personas coincidencia en las ponencias de Antonio Núñez, Samuel Escobar y John
comprometidas en esta reflexión teológica muestran la sensibilidad a esta Yoder, para citar las que más directamente se ocupan del asunto, con
dimensión, que la propia práctica política plantea también, y esperamos que referencia a la dirección a que el reino apunta, o las dimensiones
han de ir surgiendo intentos en esta dirección. fundamentales de la calidad de vida que el reino ofrece. Un reciente estudio
CETI AREA: IGLESIA - 610 Imágenes de la iglesia - Unidad 1: Varios conceptos modernos de la iglesia 13

de Pedro Arana sobre Liberación (publicado en “Pasos” No. 53, del 4-6.73)
ofrece un abundante contenido a este respecto.

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