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Resumen Rawls

El liberalismo político plantea dos preguntas fundamentales:


1. ¿Cuál es la concepción de la justicia más apropiada para especificar los términos justos de
la cooperación social entre los ciudadanos considerados libres e iguales?
2. ¿Cuáles son los fundamentos de la tolerancia, entendida de manera general, dado el
hecho de un razonable pluralismo como el resultado inevitable de los poderes de la razón
humana que obran al interior de instituciones libres y duraderas?
A partir de estas dos interrogantes nace una: ¿Cómo es posible que exista a través del tiempo
una sociedad justa y estable de ciudadanos libres e iguales que, sin embargo, sigan
profundamente divididos por doctrinas razonables, religiosas, filosóficas y morales?

La estructura básica de tal sociedad está efectivamente regulada por una concepción política de
justicia. Esto es lo que hace posible que la concepción política compartida sirva de base a la razón
pública en los debates acerca de los asuntos políticos, cuando están ej juego los elementos
constitucionales esenciales y las cuestiones relacionadas con la justicia básica.

Lo razonable y lo racional

1. Respecto de lo razonable, las personas son razonables en un aspecto básico cuando entre
iguales están dispuestas a proponer principios y normas como términos justos de cooperación y
cumplir con ellos de buen grado, si se les asegura que las demás personas harán lo mismo.  lo
razonable es un elemento propio de la idea de la sociedad como un sistema justo de cooperación,
y el que sus justos términos sean razonables a fin de ser aceptados por todos forma parte de su
idea de reciprocidad (entre la idea de la imparcialidad que es altruista y la idea de la ventaja
mutua)

A las personas razonables no las motiva el bien general como tal, sino el deseo mismo de que hay
un mundo social en que ellas, como ciudadanos libres e iguales, puedan cooperar con los demás
en términos que todos puedan aceptar.

Las personas son irrazonables cuando piensan comprometerse en esquemas de cooperación pero
no están dispuestas a honrar ni si quiera a proponer, excepto como una simulación pública y
necesaria, ningún principio general o normas para especificar los términos justos de la
cooperación.

2. Los agentes razonables y racionales constituyen las unidades de responsabilidad en la vida


política y social, y pueden ser acusados de quebrantar los principios y las normas razonables.
Lo racional se aplica a un solo agente unificado poseedor de capacidades de juicio y deliberación,
que persigue fines e intereses sólo en su propio beneficio. Lo racional se aplica a como adoptan y
afirman estos fines e intereses, así como la forma de darles prioridad, también se aplica a la
elección del mejor medio para lograr el fin que se desea.
Lo que les falta a los agentes racionales es la forma particular de sensibilidad moral que subyace
en el deseo de comprometerse en la cooperación justa como tal, y para hacerlo en términos que
otras personas, en tanto que sus iguales, podrían suscribir razonablemente.  lo razonable es la
parte que se conecta con la idea de la cooperación social justa.

3. En la justicia como imparcialidad lo razonable y lo racional son ideas distintas, por cuanto no es
posible pensar en derivar una de la otra.

Idea de derivación de lo razonable a partir de lo racional  algunos principios de justicia definidos


pueden derivarse de las preferencias particulares, o de las decisiones, o de lo sacuerdos de
agentes meramente racionales, en circunstancias convenientes especificadas, entonces lo
razonable estará por fin asentado en bases firmes.  justicia como imparcialidad rechaza esta
idea.

Afirma en cambio, que dentro de la idea de cooperación justa lo razonable y lo racional son ideas
complementarias, por ello no pueden existir una sin la otra  los agentes meramente razonables
no tendrían objetivos propios que quisieran promover mediante la cooperación justa, a los
agentes meramente racionales les falta el sentido de la justicia y no reconocen la validez
independientemente de las exigencias de los demás.

Los representantes de los ciudadanos, como agentes razonables y racionales, deben estar situados
razonablemente, es decir, justa o simétricamente, sin que ninguno, sin que ninguno tenga ventajas
de negociación sobre los demás, esto se logra mediante el velo de la ignorancia.

4. Otra diferencia entre lo racional y lo razonable, es que este pertenece al ámbito público de una
manera en que lo racional no.  es a través de lo razonable como entramos como iguales al
mundo público de los demás y que nos alistamos para proponer o aceptar según sea el caso, los
términos justos de la cooperación con ellos.  esperar que todos suscriban y de acuerdo al cual
todos actúen siempre y cuando confirmemos en que los demás harán lo mismo.

Por ultimo, lo razonable, con su idea de la reciprocidad, no es lo altruista (lo imparcial que sólo
actúa a favor de los intereses de los demás) ni tampoco es la preocupación por el yo (y sólo
impulsado por fines personales y afectos).

En una sociedad razonable todos los ciudadanos tienen sus propios objetivos racionales que
esperan favorecer, y todos están dispuestos a proponer términos justos que se espera
razonablemente acepten los demás, de manera que todos puedan beneficiarse y mejorar, según lo
cada cual pueda lograr por sí mismo.
Las cargas del juicio
1. Como resumen, aspectos básicos de lo razonable:
1. estar dispuesto a proponer términos justos de cooperación y a cumplir con ellos, siempre
y cuando los demás también lo hagan.
2. Disposición para reconocer la carga del juicio y aceptar sus consecuencias en la aplicación
de la razón pública cuando se dirige el ejercicio legítimo del poder político en un régimen
constitucional.

Cultura pública de un régimen constitucional , se compone por dos hechos fundamentales 


pluralismo razonable y el hecho de que esta diversidad solo puede ser doblegada mediante el uso
opresivo del poder del Estado.

¿Cómo se genera el desacuerdo razonable?


Asumiendo que el desacuerdo razonable es un desacuerdo entre personas razonables, podemos
decir que dados su poderes morales comparten la misma razón humana, así como semejantes
poderes de pensamiento y de juicio: pueden hacer inferencias, ponderar las pruebas y equilibrar
las consideraciones rivales.
La idea del desacuerdo razonable implica la explicación de las fuentes o causas del desacuerdo
entre las personas razonables así definidas  cargas del juicio.

Como seres razonables y racionales tenemos que hacer diversas clases de juicios:
 Como racionales  tenemos que equilibrar nuestros diversos objetivos y estimar que
lugar les corresponde en nuestra manera de vivir, y hacer esto nos enfrenta a graves
dificultades a la hora de hacer juicios correctos de racionalidad.
 Como razonables  debemos valorar la fuerza de las demandas ajenas, no solo
comparándolas con las nuestras, sino unas con otras, o en el ámbito de nuestras prácticas
e instituciones comunes, y todo esto suscita dificultades cuando queremos hacer juicios
razonables y validos.
 Como razonable aplicable a nuestras creencias y esquemas de pensamiento o en cuanto a
la valoración de nuestros poderes teóricos.

A partir de los siguientes puntos se pueden explicar algunas fuentes de las dificultades que surgen
para llegar a un acuerdo en cuanto a juicios, fuentes, que son compatibles con quienes hace los
juicios en la medida en que estos sean plenamente razonables:
a) La evidencia que se presenta en el caso es conflictiva y compleja, por tanto difícil de
establecer y valorar.
b) Aun al estar de acuerdo acerca de las clases de consideraciones relevantes para el caso, se
puede disentir acerca de su importancia, y llegar así a diferentes juicios
c) En cierta medida, todos nuestros conceptos, y no solo los morales y los políticos son vagos
y están sujetos a casos difíciles, y esta indeterminación significa que debemos atenernos a
juicios e interpretaciones que están dentro de ciertos limites.
d) En alguna medida, la manera en que valoramos las evidencia y como sopesamos los
valores morales y políticos está condicionada por la totalidad de nuestra experiencia, y
esta siempre diferirá.
e) A menudo se presentan diferentes clases de consideraciones normativas y de diferente
fuerza en ambos bandos de una disputa, y se dificulta hacer una valoración de conjunto.
f) Cualquier sistema de instituciones sociales está limitado en los valores que puede admitir,
de manera que hay una selección entre ellos. Esto obedece a cualquier sistema de
instituciones que tiene un espacio social limitado. Al hacer esta selección nos enfrentamos
a grandes dificultades al establecer prioridades y al hacer ajustes.

Las doctrinas religiosas y filosóficas expresan puntos de vista acerca del mundo y de nuestra
convivencia a nivel individual, es decir, con el prójimo, y en lo colectivo, como un todo.  nuestros
puntos de vista inidividuales y asociativos, nuestras afinidades intelectuales y vínculos afectivos
son demasiado diversos, especialmente en una sociedad libre, como para permitir que esas
doctrinas sirvan de fundamento a un acuerdo político duradero y razonado.

Esto lleva a una afirmación  muchos de nuestros mas importantes juicios se hace en
condiciones en que no es de esperarse que lleguen a la misma conclusión.

Las doctrinas comprensivas razonables


Características de las doctrinas comprensivas razonables:
1. Es un ejercicio de la razón teórica, abarca los más importantes aspectos religiosos,
filosóficos y morales de la vida humana de manera más o menos consistente y coherente.
2. Organiza y caracteriza valores reconocidos, de modo que sean compatibles unos con otros
y expresen una concepción inteligible del mundo.
3. No es necesariamente algo fijo e inmutable, sin embargo, normalmente pertenece a una
tradición de pensamiento y de doctrina o deriva de ella. Por ello, tiende a evolucionar
lentamente a la luz de lo que se consideran buenas y suficientes razones desde su punto
de vista.

2. La evidente consecuencia de las cargas del juicio es que no todas las personas razonables
profesan la misma doctrina comprensiva. Sin embargo, la persona la profesarla, cree, que es
verdadera o por lo menos razonable, según el caso.

Se debe reconocer que nuestra propia doctrina no tiene, y no puede tener sobre los demás, en
general, mayor ascendencia de a que a sus méritos atribuya su propio punto de vista. A otras
personas que profesan doctrinas diferentes de la nuestra concedemos el también ser razonables y
ciertamente no irrazonables.

3. Las personas razonables considerarán irrazonable utilizar el poder político, en caso de que lo
tengan, para reprimir puntos de vista comprensivos que no son irrazonables, aunque difieran de
su propio punto de vista.
Quienes insisten en sus creencias también insisten en que solo sus creencias son las verdaderas 
imponen creencias por que son verdaderas y no solo sus creencias. El problema es que esta es una
aseveración que nadie podría hacer valer ante todos los ciudadanos en general.
Conclusión  las personas razonables se dan cuenta de que las cargas del juicio de valor
establece limites a lo que puede ser justificado razonablemente para los demás, y así es que
suscriben alguna forma de la libertad de conciencia y de libertad de pensamiento.

4. Esto de ser razonable es parte de un ideal político de la ciudadanía democrática que incluye la
idea de la razón publica, abarca lo que ciudadanos libres e iguales, en tanto personas razonables,
pueden exigir unos de otros respecto de sus puntos de vista comprensivos razonables.

5. Escepticismo que parece sugerir la explicación de las cargas del juicio


La explicación de la carga de juicio no implica esto, solo hace una lista de algunas de las
circunstancias que dificultan más en el terreno de los juicios el consenso político.
El liberalismo político no argumenta que deberíamos ser vacilantes o inseguros, mucho menos
escépticos acerca de nuestras propias creencias, sino que reconoce la imposibilidad practica de
llegar a un acuerdo político razonable y viable en el juicio acerca de la veracidad de las doctrinas
generales, especialmente, a un acuerdo que pudiera servir para propósitos políticos.

6. Distinción entre el hecho del pluralismo como tal y el de pluralismo razonable  ¿afecta a la
exposición de la justicia como imparcialidad?
En primer lugar se recordarán las dos etapas de esta exposición:
1. La justicia como imparcialidad en tanto que punto de vista independiente y recuento de
una concepción política de la justicia que se aplica en primera instancia a la estructura
básica y articula dos clases de valores políticos: los de la justicia política y los de la razón
publica.
2. Cuando se analiza el problema de la estabilidad, se pregunta si la distinción entre
pluralismos es importante y pertinente.

Si suponen las partes que es el pluralismo razonable el que se encuentra en uso, saben que la
mayoría de estas libertades acaso ya esté asegurada tal como está la situación, pero incluso si
pudieran contar con esto, seleccionarían, por razones publicas, los dos principios de la justicia, o
principios semejantes a éstos, deben expresar en esta, la concepción política que sea más
compatible con los intereses fundamentales de los ciudadanos a quienes representan. Si suponen
que es el pluralismo como tal, si estuviera en su mano, la libertad de conciencia y de pensamiento,
las consideraciones anteriores e vuelven por ello más apremiantes.  en la primera etapa el
contraste entre los dos pluralismos no afecta el contenido de la justicia como imparcialidad.

Justicia como imparcialidad tiene un amplio alcance  partes supongan que el pluralismo como
tal es el establecido.
Contenido de la justicia como imparcialidad no recibe influencia de la existencia de doctrinas
comprensivas irrazonables  el pluralismo razonable es el establecido.
7. Respecto de la segunda etapa, el problema de la estabilidad para una sociedad democrática
exige que su concepción política pueda ser el foco de un consenso traslapado de doctrinas
razonables, que a su vez sirva de sostén a un régimen constitucional.  la concepción política
recibe el apoyo de una pluralidad de doctrinas comprensivas razonables, las cuales persisten a
través del tiempo y conservan un numero considerable de seguidores.

¿Qué pasa cuando no pueden tener el apoyo de doctrinas razonables? Se debe ver si realizar
cambios aceptables a los principios de justicia daría la estabilidad deseada o, si es posible en
realidad, que haya estabilidad para cualquier concepción democrática.

La condición del reconocimiento público: sus tres niveles


Una sociedad bien ordenada está regulada por una eficaz concepción pública de justicia.
Idea del reconocimiento publica entendida en tanto que justicia como imparcialidad, tiene tres
niveles:
1. La sociedad está efectivamente regulado por principios públicos de justicia, aceptados por
los ciudadanos, sabiendo que los demás los aceptan. Además las instituciones de la
estructura básica de las sociedades son justas, y todas las personas con uso de razón
reconocen esto.
2. Pueden aceptarse los mismos primeros principios de la justicia, esto es, las creencias
generales acerca de la naturaleza humana y acerca de la manera en que funcionan
generalmente las instituciones políticas sociales, y todas las creencias que se relacionen
con la justicia política.
3. Justificación pena de la concepción publica de la justicia, presentada en sus propios
términos, esta incluye todo lo que podamos decir cuando exponemos y fijamos la justicia
como imparcialidad. La justificación completa está rpesenta en la cultura publica, reflejada
en su sistema jurídico y en sus instituciones policías y en las principales tradiciones
históricas de su interpretación.

La sociedad política se distingue por dos aspectos:


1. Especifica ua relación entre personas dentro de la estructura básica de la sociedad, una
sociedad que, como hemos supuesto, es cerrada.
2. Aunque el poder político es siempre un poder coercitivo, en un régimen constitucional es
el poder del publico, es decir, el poder de ciudadanos libres e iguales, en tanto que cuerpo
colectivo. Las instituciones tienen efectos sociales profundos y a largo plazo y de modo
fundamental conforman el carácter y los objetivos de los ciudadanos, en el sentido de las
personas que son y aspiran ser.

Por esto es apropiado que los términos justos de la cooperación social entre ciudadanos satisfaga
los requisitos del pleno reconocimiento. Cuando una concepción política de la justicia cumple esta
condición, y son plenamente justificables los arreglos sociales básicos y las acciones individuales,
los ciudadanos pueden dar razón de sus creencias y de su conducta, los unos a los otros,
confiados en que esta consideración mutua y abierta en si reforzará y no debilitará el
entendimiento publico.

3. El primer nivel de reconocimiento se modela fácilmente en la posición original  requerimos


que las partes, como representantes nuestros, valoren las concepciones de la justicia recordando
los principios en que concuerden deben servir como concepción publica y política de la justicia.

El segundo nivel de reconocimiento se modela a partir del velo de la ignorancia  creencias


generales que utilicen las partes al ponderar las concepciones de la justicia también tiene que ser
del conocimiento público.

4. Dos comentarios:
1. Respecto del segundo nivel ¿Cuál es la razón para limitar a las partes a razonar solo a partir de
las creencias generales que comparten todos los ciudadanos, y no permitirles tomar en cuenta
todas las creencias verdaderas?

2. Llevar a efecto la plena condición de conocimiento público equivale a materializar un mundo


social en el que puede aprenderse el ideal de la ciudadanía y esto puede inculcar un verdadero
deseo de llegar a ser esa clase de persona. Esta función educadora de la concepción política
caracteriza al papel más amplio al que me he referido.

Autonomía racional, artificial no política.


1. Distinción entre la autonomía racional y la plena autonomía de los ciudadanos.

La autonomía racional descansa sobre los poderes intelectuales y morales de las personas. Se
manifiesta en el ejercicio de su capacidad para formar, revisar y aspirar a una concepción del bien
y en la capacidad de deliberar de acuerdo con esta concepción, también se manifiesta en su
capacidad para entablar convenios con otros ciudadanos.  se modela convirtiendo la posición
original en un caso de justicia puramente procedimental, es decir, que cualesquiera principios que
seleccionen las partes de la lista de opciones presentada, se aceptaran como justos.

Esto contrasta con la justicia procedimental perfecta, en la cual existe un criterio independiente y
ya formado acerca de lo que es justo y el procedimiento puede diseñarse para asegurar un
resultado que satisfaga ese criterio.

La diferencia fundamental entre ambos es que en la justicia puramente procedimental lo justo lo


especifica el resultado del procedimiento, cualesquiera que sea este, no existe un criterio previo ni
ya formado con el cual haya que comprobar el resultado.

2. Existen dos maneras en que las partes son racionalmente autónomas:


La primera consiste en que los principios de justicia apropiados para especificar los términos justos
de la cooperación social sean aquellos que se seleccionen como resultado de un proceso de
deliberación racional, el cual se prevé habrán llevado a cabo las partes. Esto modela la idea de que
cuando los ciudadanos están situados justamente unos respecto de otros, les toca a ellos
especificar los términos justos de la cooperación social a la luz de lo que ellos consideran su propia
ventaja o el bien que persiguen.

La segunda radica en la índole de los intereses que sirven de guía a sus deliberaciones, como
representantes de los ciudadanos, ya que se considera a los ciudadanos como poseedores de los
dos poderemos morales, se les adscribe dos intereses respectivos de índole superior al desarrollar
y ejercer estos poderes.
Las partes representan a ciudadanos quienes poseen una concepción especificada por ciertos
fines, vínculos y lealtades claras, hacia ciertas personas e instituciones e intepretada a la luz de
alguna doctrina. Las partes no conocen el contenido de estas concepciones, pero tienen un tercer
interés de índole superior para que las guie, pues deben tratar de adoptar los principios que
permitan a las personas representadas proteger y hacer progresos conforme a sus determinadas
concepciones del bien durante su vida.

Resumen  los ciudadanos son racionalmente autónomos de dos maneras:


1. son libres dentro de los limites de la justicia para perseverar en pos de sus concepciones
de bien,
2. están motivados para asegurar sus intereses de índole superior asociado a sus poderes
morales.
Las partes son racionalmente autónomas de dos maneras:
1. son libres, dentro de las restricciones de la posición original para acordar sobre cualquier
principio de justicia que consideren mas beneficioso para aquellos a quienes
representan.
2. Valorar estos beneficios, consideran los intereses de índole superior de estas personas.

3. Nace un tercer problema, las partes solo disponen de los tres intereses de orden superior para
guiar sus deliberaciones, estos son puramente formales. ¿Cómo pueden las partes llegar a un
acuerdo racional sobre principios específicos, los cuales estén mejor conceptuados que las otras
opciones disponibles, para proteger los determinados intereses de aquellos a los que representan?

Para responder esta pregunta se introduce la idea de los bienes primordiales.


Las partes evalúan los principios disponibles estimando cuán bien aseguran los bienes primordiales
que son esenciales para hacer efectivos los intereses de orden superior de la persona para quien
cada parte actúa como un comisionado. De esta manera, dotamos a las partes de objetivos
suficientemente específicos, para que sus deliberaciones racionales obtengan un resultado
definido.
Para identificar los bienes primordiales, consideramos las condiciones del trasfondo social y los
medios de utilidad general que son necesarios normalmente para desarrollar y ejercer los dos
poderes morales y para efectivamente alcanzar concepciones del bien con contenidos muy
diferentes.
4. La autonomía depende de los intereses que a las partes les concierna proteger, y no solo del
hecho de no estar obligadas por ningún principio independiente del derecho de justicia anterior.
Pero, en la base de la dependencia de las partes de los bienes primordiales está el reconocimiento
de que estos bienes son esenciales para todos los propósitos, para realizar los intereses superiores
relacionados con los poderes morales y sus determinadas concepciones del bien.

El objetivo de las partes consiste en llegar a un consenso en cuanto a principio s de justicia que
permita a los ciudadanos que representan llegar a ser personas cabales, esto es, con las
características propias para desarrollar y ejercer plenamente sus poderes morales y perseguir el
logro de las determinadas concepciones del bien que hayan elaborado.

Plena autonomía: política no ética.

1. La plena autonomía de los ciudadanos se modela mediante los aspectos estructurales de la


posición original, es decir, por la manera como las partes están situadas una respecto a la otra, y
por los limites impuestos a la información a los que están sujetas sus deliberaciones.

Que el ciudadano sea plenamente autónomo significa que en su conducta no solo cumplen con los
principios de justicia, sino que también actúan basándose en estos principios considerándolos
justos. Y realizan la plena autonomía cuando actúan en conformidad con principios de justicia que
especifican los términos justos de la cooperación que están dispuestos a tener entre si, cuando
están representados de manera justa como personas libres e iguales.

La plena autonomía es un valor político, porque se realiza en la vida publica afirmando los
principios políticos de la justicia y ejerciendo las protecciones de los derechos y libertades básicos,
también se realiza participando en los asuntos públicos de la sociedad y compartiendo la
autodeterminación colectiva a través del tiempo  justicia como imparcialidad afirma la
autonomía política para todos, pero deja que el peso de la autonomía ética lo decidan los
ciudadanos por separado.

2. Solo si están plenamente disponibles al publico la explicación cabal y la justificación de la justicia


como imparcialidad los ciudadanos podrán llegar a entender sus principios, en concordancia con la
idea de la sociedad como un sistema justo de cooperación.
La plena autonomía se construye mediante las condiciones razonables que impongan las partes
como racionalmente autónomas.
3. ¿Por qué la posición original se considera justa?
Para contestar la pregunta se recurre a la idea de igualdad, la cual para ser construida en la
posición original se requiere decir que las partes, como representantes de quienes satisfacen esta
condición están simétricamente situadas. Las características relacionadas con la posición social, las
dotes innatas y los accidentes históricos, así como el contenido de las determinadas concepciones
de las personas acerca del bien, son políticamente irrelevantes, y por lo tanto, se colocan detrás
del velo de la ignorancia.

Si aceptamos el precepto de que los ciudadanos iguales en todos los aspectos pertinentes deben
ser repsentados en condiciones de cabal igualdad, podemos afirmar que si este requisito se da, los
ciudadanos están representados de forma justa.

4. Esta idea de la igualdad reconoce que algunas personas tienen rasgos especiales y ciertas
habilidades que las capacitan para desempeñar puestos de la más alta responsabilidad con sus
correspondientes retribuciones.
El sentido de justicia de todos los ciudadanos es igualmente suficiente en lo que respecta a lo que
se espera de ellos  todos y cada uno están igualmente representados en la posición original. Y
estar así representados garantiza que todos recibirán las mismas protecciones de los principios
públicos de la justicia.

Otro aspecto importante es que como suponemos que en una sociedad bien ordenada existen
muchas desigualdades sociales y económicas, no pueden tomarse en cuenta estas desigualdades
en lo que respecta a cuan rigurosamente respetan los individuos las exigencias de la justicia
pública.

Las bases para la motivación moral de la persona.

1. Elementos básicos:
a) Los dos poderes morales (capacidad de tener un sentido de la justicia y capacidad de tener
una concepción del bien).
b) Los poderes intelectuales de formar juicios, pensamientos e inferencias.
c) Concepción del bien, interpretada a la luz de un punto de vista (razonable) comprensivo.
d) Requeridas capacidades y aptitudes para ser miembros normales y cooperadores de la
sociedad durante toda la vida.

Los ciudadanos poseen cuatro características especiales que el autor considera aspectos de su
razonabilidad y de su posesión de esta forma de sensibilidad moral:
a) Su disposición para proponer términos justos de cooperación que se espera suscriban los
demás ciudadanos, así como su voluntad de acatar estos términos siempre y cuando e
confíe en que los demás harán otro tanto.
b) Reconocen las cargas del juicio como limitaciones de lo que puede justificarse ante los
demás y afirman solo las doctrinas comprensivas razonables.
c) No son solo miembros normales y plenamente cooperadores de la sociedad, sino que
desean ser y ser reconocidos como tales, miembros de la sociedad.  desean realizar en
sus personas, y hacer que se les reconozca el ideal de ciudadano.
d) Poseen una razonable psciología moral.
 Capacidad de adquirir concepciones de justicia e imparcialidad, y el deseo de
actuar según las exigencias de estas concepciones.
 Cuando creen que las instituciones o practicas sociales son justas o imparciales
están dispuestos a hacer su parte en esos convenios siempre y cuando tengan una
razonable seguridad de que los otros harán su parte.
 Si otras personas con evidente intención ansían cumplir con su parte en acuerdos
justos o imparciales, los ciudadanos tenderán a adquirir confianza y confiabilidad
en esas personas.
 Esta confianza y confiabilidad se reforzarán y serán más completas conforme al
éxito de los convenios cooperativos se sostenga en un lapso más largo.
 Lo mismo es verdad conforme las instituciones básicas establecidas para asegurar
nuestros intereses fundamentales se vayan reconociendo más firme y
voluntariamente.

2. Se distinguen tres clases de deseos:

1. Deseos dependientes de los objetos: el objeto del deseo o la situación de lo que lo satisface,
puede describirse sin utilizar ninguna concepción moral, sin utilizar ningún principio razonable o
racional. EJ: obtener comida y beber agua, deseos de tener vinculaciones y afectos, deseo de
seguir ciertas vocaciones.

2. Deseos dependientes de principios: el objeto o la demanda del deseo, o la actividad en que


deseamos intervenir, no puede describirse sin utilizar los principios, razonables o racionales, según
el caso, que entran en la especificación de esa actividad. Estos pueden ser de dos clases, según si
el principio es racional o razonable:
 Racional:
a) Adoptar los métodos más eficaces para alcanzar nuestros fines.
b) Seleccionar la opción mas probables si todas las demás cosas son iguales.
c) Preferir el mayor bien.
d) Ordenar nuestros objetivos por prioridades cuando entran en conflicto.
 Razonables: los que regulan como una pluralidad de agentes, ya sea individual o de
grupos, deben comportarse en sus relaciones de unos con otros. EJ: principios de
imparcialidad y de justicia que definen los términos justos de la cooperación.

3. Deseos dependientes de las concepciones: los principios a partir de los cuales deseamos actuar
se ven como pertenecientes a cierta concepción racional o razonable, o que ayudan a articularlas,
o relativos a un ideal político. Para hablar de estos deseos, debemos ser capaces de formar la
correspondiente concepción y determinar como los principios pertenecen a esa concepción y
como contribuyen a articularla.
¿Cómo fijar límites a las motivaciones de las personas para pensar tal o cual cosa, para deliberar y,
por ende, para actuar según esas motivaciones y esos pensamientos?
Así pues, tomar en cuenta la justicia como imparcialidad conecta el deseo de realizar un ideal
político de ciudadanía con los dos poderes morales de los ciudadanos y con sus capacidades
normales, pues estos ciudadanos están educados para realizar ese ideal por la cultura pública y sus
tradiciones históricas de interpretación.

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