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Curso de Posgrado “Desarrollos en torno a la dirección de la cura en psicoanálisis”

Prof.: Dr. Alfredo Eidelsztein


Clase Nº 3 - 28 de Mayo de 2004

Clase Nº 3

Metapsicología en Freud - Estructura en Lacan - Primera y Segunda tópicas freudianas


Sujeto e individuo - Palabra plena y palabra vacía – Representación y significante
Concepto de inconsciente

Alfredo Eidelsztein: retomaremos nuestro trabajo donde lo habíamos dejado.


Alguno de ustedes podría objetar que lo que estamos trabajando es
metapsicología y no dirección de la cura. Para los que tienen un poco de
formación en Freud y en Lacan, la bibliografía que estamos utilizando les
resultará plagada de lugares comunes. Pero ocurre que, si revisamos los
fundamentos lógicos y teóricos de un argumento –el metapsicológico, por
ejemplo-, no podremos evitar desprender del mismo, concepciones de la
dirección de la cura.
Retomemos el Esquema del Peine freudiano, que corresponde a la Figura 3
de “La interpretación de los sueños”:1

Figura 3 .

aquí tenemos: la percepción (P), las huellas mnémicas (Mn, Mn’), el sistema de
huellas mnémicas comprendidas por la llave inconsciente (Icc), el preconciente
(Pcc) y el acceso a la motilidad (M) que, en realidad, es la inervación nerviosa.
Del argumento, así planteado, ¿no se desprendería, como consecuencia, el
1
Freud, S. (1994). La interpretación de los sueños. En Obras Completas. T. V. Buenos Aires: Amorrortu. p.
534.

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“hacer consciente lo inconsciente”? La dirección de la cura postulada por Freud


en esta época deriva de la lógica de este esquema. Vale decir, la dirección de
la cura es derivada de la metapsicología. Para decirlo de manera más
lacaniana: la idea de práctica analítica que se postule dependerá de la
concepción de estructura que uno sostenga.
Mi objetivo de ese año será, justamente, discutir e intercambiar con ustedes
en torno al problema de la dirección de la cura como una forma, ya muy
especial, de encarar la cuestión de la práctica clínica. Por tal razón, les
propongo una primera revisión de lo que sería la metapsicología en Freud y lo
que sería la estructura en Lacan, para que después no nos quede hipotecado
el argumento y que uno pueda llegar a decir, luego, cualquier cosa. Lo
imaginario de la cadena significante es que siempre, en cualquier momento, se
puede decir cualquier cosa. Por ejemplo, ahora voy a decir cualquier cosa:
“Cualquier cosa”. Podría haber tenido un lapsus, pero los dioses me fueron
favorables y no lo permitieron. Entonces, se podría decir cualquier cosa.
Ustedes dirán: “No, todo no se puede decir”. Y yo responderles que sí y decir:
“Todo”. ¿Qué es lo que no podría decirse? A nivel imaginario, cada vez que uno
habla, tomando cada una de las palabras en sí, impera la impresión de que se
puede decir cualquier cosa. Ahora bien: si empezáramos a contemplar los
sistemas de relaciones y a estudiar las determinaciones, descubriríamos que
ese término que considerábamos que era independiente y voluntario, está
determinado no por nuestra voluntad sino por otros términos. Entonces
podemos empezar a considerar un encadenamiento en el que empieza a ser
necesario calcular.
En cuanto a las relaciones entre Freud y Lacan, considero que si no
despejamos las diferencias entre ambos y no establecemos las distinciones
entre ellos, jamás podremos establecer qué dijo Lacan -al menos en Argentina,
que tenemos un muy buen desarrollo de la lectura de Freud. Porque vamos a
tener hipotecada nuestra lectura de Lacan por aquello que no hemos revisado
de la lectura de Freud y que ha quedado en nosotros. Por lo tanto, propongo
tomar el problema de la práctica analítica concebida desde la perspectiva de la
dirección de la cura, para tratar de establecer cómo concebimos la estructura y

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poder deducir, de dicha concepción de estructura, la razón de determinada


dirección de la cura.
El sistema representado en la Figura 3 de Freud, 2 es el que les propongo
que sostiene el hacer consciente lo inconsciente. Sabemos que Freud
rechazaba esa dirección de la cura. La historia del movimiento psicoanalítico
dice que se había empezado por ahí 3 y que después descubrió que era
impracticable si no se trabajaba el sistema de resistencias, etc. A pesar de lo
cual, como no hemos realizado todavía la crítica sistemática de ese esquema,
sigue operando para nosotros el hacer consciente lo inconsciente. Aunque
Freud lo haya rechazado hace más o menos ochenta años. Freud demostró y
desarrolló el por qué había que rechazar una lógica de esa índole. Dicho “a la
lacaniana”: sería la emergencia del inconsciente o advenimiento de lo
inconsciente. El problema con la emergencia y el advenimiento del inconsciente
es que se lo piensa con la tópica de la de la Figura 3. Tenemos que discutir el
problema de la tópica que está en juego.
La Figura 3, que es el Esquema del Peine, es una tópica, la primera tópica
freudiana, así la llamó Freud. El segundo desarrollo de Freud que corrige al
primero, no deja sin embargo de ser una tópica, es la segunda tópica freudiana.
Después vamos a tratar de establecer qué significa el enfoque tópico. Por
ejemplo, observemos que si le damos a la Figura 3 un estatuto tópico, que
significa espacial, que ocupa un lugar; el preconciente, ¿qué quiere decir?

Comentario: un lugar.

A.E.: ¿qué lugar?

Comentario: un lugar previo.

A.E.: previo a lo consciente. Bien, pero ese “previo” nos domina. En este
sistema, la lógica es la de lo “previo”. Y habrá que ver qué estatuto le damos a

2
Ver el esquema en pág. 1 de este curso.
3
En realidad, Freud había comenzado por la abreacción, el efecto sugestivo y después pasó a la idea de
hacer consciente lo inconsciente. (A.E.)

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“previo”. Por ejemplo, podríamos considerarlo como un tiempo 1, respecto de


un tiempo 2:
T1→T2

O si “previo” es, en una superficie cualquiera, respecto de un punto cualquiera,


en un sentido determinado –no lo podría escribir, es cuando la cosa se empieza
a poner interesante, pero podría ser como una imaginarización de esta
escritura:

así se podría escribir el punto previo en el espacio. Tendría que ser definido,
para hacerlo correctamente, como infinitamente próximo. No se pueden escribir
dos puntos infinitamente próximos, se pueden concebir sin dificultad, pero no
se los puede escribir. La palabra clave aquí es “infinitamente”.
Con lo cual, tenemos que lo preconciente es lo previo de la conciencia y que
ese previo indica o una tópica o una espacialidad, que siempre se caracteriza
por tener un sentido. Si no tuviera sentido, ni siquiera podríamos hablar. Si no
ordenamos con un sentido los instantes temporales, no tendríamos siquiera
cómo decir “tiempo primero” y “tiempo segundo”. Lo que sí podríamos hacer es
poner una lógica en lugar del sentido. Por ejemplo, si dijéramos: “Siempre
antes de tal cosa, debe existir tal otra”. Ese “antes”, expresado así,
lógicamente, quizás podría escapar a eso, habría que revisarlo.

Comentario: para hacer la diferencia y evitar la confusión, ¿no sería mejor


hablar de dirección en lugar de sentido?

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A.E.: claro. Sucede que yo prefiero “sentido” porque nos agrega el problema
del sentido. Al contrario, claramente podríamos haberle quitado la ambigüedad
y hablar de dirección.

Comentario: no lo estás planteando entonces en términos de dirección…

A.E.: sí, también. Reflexionar sobre esto nos va a permitir trabajar un poco
entre nosotros el sentido de la interpretación o el sentido del acto. O el sentido
del deseo. ¿Hacia dónde apunta el deseo? ¿Qué dirección tiene el deseo?

Comentario: pero no es diferente, porque una lógica también tiene un sentido.

A.E.: ¿por qué decís que una lógica tiene un sentido?

Comentario: en el ejemplo de “antes de tal cosa... viene tal otra”, eso es poner
un sentido.

A.E.: no, porque si dijeras: “antes de tal cosa, necesariamente tal otra”, ahí el
acento cae en “necesariamente” y no tiene sentido. Por ejemplo: “Siempre que
llueve, necesariamente antes de llover tiene que haber nubes”. Ese
“necesariamente” ¿qué significa? Ni siquiera significa que antes de llover haya
nubes, depende lo que uno quiera decir con eso, porque a veces hay nubes y
después no llueve. El argumento no está sostenido bajo los mismos principios.

Comentario: claro, pero es un sentido también.

A.E.: pero ¿a qué estás refiriéndote con “sentido”? ¿Por qué necesitás decir
“también”? No veo la necesidad del “también”. ¿Por qué la lógica te impondría
el sentido?

Comentario: no sé.

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A.E.: bueno, te propongo pensarlo y luego lo retomamos. Frente a estos


problemas, que no sé cómo los evalúan ustedes ahora, uno podría decir: “No,
pero está la segunda tópica de Freud”. Bien, veamos el problema con la
segunda tópica de Freud, ustedes la conocen bien:

El yo como esclavo de tres amos: la realidad, las pulsiones que vienen a


través del ello y el superyó. La dirección de esta clínica es Wo es war, soll Ich
werden, que se traduce: donde eso (ello) era, el yo debe advenir.
Lacan hizo el trabajo de sustituir ese “yo” por “sujeto”. Pero les pregunto: si
leemos “El yo y el ello” y la “Conferencia 31”, ¿cuál es la lectura más próxima a
la letra freudiana, si es que eso se puede preguntar, la de Anna Freud o la de
Jacques Lacan? Tomen esos textos que nombré recién, lean cualquier cosa de
Anna Freud (yo les recomiendo especialmente el libro sobre los mecanismos
de defensa del yo) y tomen cualquier lugar donde Lacan trabaje el Wo es war,
soll Ich werden, haciendo la traducción de Ich por sujeto. Les pregunto
nuevamente: ¿cuál de los dos se aproxima más a la letra freudiana?

Comentario: Anna Freud.

A.E.: sin lugar a dudas. Lacan, para leer a Freud, agrega un concepto nuevo.
En cambio Anna Freud se arregla con todos los conceptos del padre. Más aún,
si leemos el espíritu que trasciende esos escritos de Freud, veremos que es
Freud mismo quien dice que ya llegó la hora de empezar a prestarle atención al
yo, que había sido el gran olvidado hasta ese momento. ¿Y qué hizo su hija?

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Retomó lo que Freud decía: que había llegado la hora del yo. Con una sutileza
enorme, Anna Freud se da cuenta -en ese sentido habría que ver fue sutileza
de Anna o fue el efecto de la cadena significante misma sobre ella- y termina al
poco tiempo diciendo que se trata de una psicología y no de psicoanálisis. Lo
llama “Psicología psicoanalítica del yo”. Es interesantísimo el movimiento de
Anna Freud porque, siguiéndolo a Freud en el punto mismo donde él dejó y en
la orientación que propuso (esto es: ocupémonos del yo), terminó haciendo una
psicología.
Ahora bien: suponer que es Lacan quien leyó a Freud, al verdadero Freud,
habiendo tenido que incorporar un concepto nuevo -el de sujeto, que es un
concepto en la teoría lacaniana y no un mero término- ahí hay ya una maniobra
fulgurante. Lacan se postuló como siendo el que decía lo que verdaderamente
decía Freud y lo dijo mediante la introducción de conceptos nuevos. Pero si
uno hace un “retorno a Freud”, a lo que Freud verdaderamente dijo, ¿cuál es la
necesidad de introducir conceptos nuevos al psicoanálisis? El asunto es ver si
“sujeto” tiene estatuto de concepto y, si lo tuviera, ver cómo se relaciona con
los otros conceptos y qué dirección de la cura impone.
En oposición a “hacer consciente lo inconsciente”, que es una idea que hoy
impera en psicoanálisis, podríamos hacer el trabajo de establecer su lógica
para ver qué se quiere decir con esa frase, para luego poder revisar los
trabajos que hemos escrito sobre nuestros casos y ver cómo hemos operado
allí. También podríamos revisar la propuesta de la segunda tópica: donde eso
era, el yo debe advenir. Es cierto que Freud lo dijo una sola vez y también es
cierto que el escándalo con esa frase -que hasta llevó a Umberto Eco a citarla-
lo armó Lacan y no los posfreudianos. De todas maneras, leídas desde el
concepto de sujeto, ambas frases -“donde eso era, el yo debe advenir” y “hacer
consciente lo inconsciente”- traen el mismo problema, que es el de confundir
sujeto con individuo.
Veamos las primeras cuestiones vinculadas a la dirección de la cura
propuestas por Lacan en la primera época de su elaboración teórica, que son
bien conocidas. Vamos a ver lo que implica, aunque Lacan tome -como nadie-
el Wo es war, soll Ich werden. Por ejemplo, en “Intervención sobre la

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transferencia”, Lacan dice que todo proceso analítico se escande en


inversiones dialécticas y emergencias de la verdad. Ese escrito resultó del
seminario anual que dio Lacan sobre el caso Dora, que no fue publicado. El
Seminario 1 de Lacan es en realidad su tercer seminario, ya que había dictado
dos seminarios previos, que no salieron publicados porque no se contaba con
notas. Del seminario sobre el Hombre de los Lobos hay unas hojitas sueltas
que circulan extraoficialmente. Hubo entonces un seminario sobre Dora y uno
sobre el Hombre de los lobos, que son los verdaderos 1 y 2. Es todo un tema
ver por qué Lacan llamó 1 al tercer seminario, que fue el dictado durante el
‘53-‘54, cuando se separa del resto de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis y
pronuncia el Discurso de Roma. Hay allí un movimiento político muy fuerte que
hace que llame primero a su tercer seminario. Y no son seminarios de juventud.
Lacan ya tenía 49 ó 50 años cuando dictó el primero. No eran seminarios de
cuando tenía 30 años, antes de la guerra, hay ahí un corte muy notable.
El escrito que es el resultado del seminario sobre Dora, es “Intervención
sobre la transferencia”. Podríamos escribirlo así: intervención sobre la
transferencia, que no es lo mismo que decir sobre el paciente o sobre el sujeto:

la flecha marca la dirección de la transferencia. Esto quiere decir que donde


está ubicada la transferencia, no podría ir un “él” o “ella”, ya que la intervención
es sobre la transferencia y no en transferencia. De ahí pasamos a palabra
plena y palabra vacía. La dirección de la cura, recuerden, podría ser la del
Seminario 1 que es el pasaje de palabra vacía a palabra plena. Ahí debemos
acentuar “palabra”. Cuando releamos “Nota sobre la pizarra mágica” de Freud,

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trataremos de establecer una mínima discusión sobre la escritura. La palabra o


el hablar y la escritura remiten al mismo problema que voy a enunciar en breve.
De ahí pasaremos al Seminario 2: el inconsciente es el discurso del Otro o
uno recibe su propio mensaje, su verdadero mensaje, en forma invertida desde
el Otro.

En el polo enunciativo pondríamos una boca (así como en telescopio poníamos


un ojo). Es como el esquema de Saussure del Curso de lingüística general, ese
en que están las dos caras, la boca. Ya es imposible articular los dos
esquemas, el de las inversiones dialécticas. Ppor ejemplo, si digo que algo es
“AB”, la inversión dialéctica sería que alguien lo diga “BA” y es en la inversión
dialéctica -hegeliana o no, no interesa- donde emerge la verdad.
Palabra plena o palabra vacía. El problema con “palabra” es que es
comunicativa: si yo tengo una instancia enunciativa, podría ser todo el
esquema de la “Conferencia 31”. Podría tomarlo y ubicarlo en el lugar del polo
enunciativo. ¿Se ve el problema? El inconsciente viene de “P-Cc” y si no, el
inconsciente viene del Otro. Con el Esquema del Peine (Figura 3), no sé cómo
les gustaría escribirlo, seguramente que como lo hizo Freud, pero yo lo giraría y
dejaría el sistema “Icc” donde está el polo enunciativo. A ustedes les gustaría
del derecho, pero es porque son muy respetuosos de Freud, no le dan ni un
cuarto de vuelta a sus esquemas. Si lo ponemos dándole un cuarto de vuelta,
inconsciente queda en el polo enunciativo y en el bucle que acabo de dibujar, el
inconsciente sería el Otro.
El otro gran inconveniente, nos extendemos un poco, es el del Seminario 11.
Jean-Michel Vappereau es un psicoanalista francés y además es un topólogo

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de primer nivel mundial. Sabe muchísimo, quizás esté entre las cuatro o cinco
personas que más sabe de topología. Vappereau dice que todo el problema es
la caverna. Por ejemplo: en el escrito de Lacan “Posición del inconsciente”,
“posición” se puede leer como ética o se la puede leer tópicamente. ¿Cuál es,
en “Posición del inconsciente”, la posición del inconsciente para Lacan? La
cosa metaforizada por la puerta de la caverna. Si buscan la caverna en el
Diccionario de Filosofía de Ferrater Mora, encontrarán que dice que es la
metáfora más importante. Lacan plantea que la posición del inconsciente
respecto de la caverna, es la puerta. Siempre, cuando uno llega al
inconsciente, encuentra esta puerta cerrada.
No hay que perder de vista que la desventaja del esquema antes planteado
de “El yo y el ello” es que se puede parecer muchísimo a la metáfora de la
botella, porque siempre, para Freud, el sistema “P-Cc” es metaforizado como el
cuello de una botella. La desventaja de este esquema es exactamente tópica,
espacial y geométricamente igual al de la botella, salvo que uno le agregue la
caverna. Si se afirma que el inconsciente está allí sólo cuando la puerta se
cierra, quizás lo que Lacan esté proponiendo sea que el inconsciente aparece
cuando se cierra el bucle. Este bucle podríamos representarlo, por ahora que
estamos tomando la caverna de Platón, por ejemplo, como las inversiones
dialécticas, con una trampita topológica. La inversiones dialécticas se escriben
así:

es una espiral que deja separadas las vueltas. Aunque haga las vueltas
infinitamente próximas, no dejan de ser otra vuelta. Podría retomar una, pasar
por debajo de la otra y dibujarla infinitamente próxima a la anterior. Sería otra
vuelta pero que, al dibujarla, quedaría pegada una con la otra.

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Al punto donde los quiero llevar es al inconsciente pulsátil, que es el que


está más de moda, el de apertura y cierre. Pero les quiero preguntar si se trata
del mismo inconsciente que el de Freud en “El yo y el ello” o “La interpretación
de los sueños” en la versión primera tópica-segunda tópica, que implica algo
de la índole de un recurso a lo temporal (primero se abre, después se cierra) o
si implica cierres de la índole del bucle.

Tomemos Estofa de Jean-Michel Vappereau, en la página V y el gráfico del


Seminario 1 de la página 122 de la edición de Paidós:

Si quisiéramos empezar a preguntarnos hoy por los problemas del fundamento


argumental máximo en psicoanálisis, especialmente en los argumentos de
Jacques Lacan de sus últimos diez seminarios –que son muy difíciles-
debemos leer a Jean-Michel Vapperau. No hay otro autor que sepa tanto y que
haya tenido la disposición de dedicarse los últimos veinte años de su vida a
enseñarlo y a desarrollarlo. No estoy de acuerdo con sus desarrollos, pero no
hay de quién aprender tanto en todo el mundo. Con este respeto y esta
presentación que hago de Jean-Michel Vappereau, vamos a trabajar su
propuesta de Estofa.
Observen lo que Jean-Michel hace: escribe “Schema de la Traumdeutung”,
que es la Figura 5, y hace el siguiente esquema:

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P S1 S2 Ics Pcs

……. M

Schema de la Traumdeutung Fig. 5

Esquema en francés no se escribe así, por lo tanto, schema es un neologismo


de Jean-Michel que convierte “esquema” en la primera parte de una oración en
hebreo que dice: “Escucha Israel nuestro Dios es Dios único”, porque Shma en
hebreo quiere decir escucha. Entonces, Vappereau hace un jueguito entre
esquema y escucha. Como si dijera: “escuchen lo que dice el esquema”. Es
una maniobra suya, un neologismo, está muy bien. Pero dice que es de la
Traumdeutung. Si revisamos el esquema de Freud, correspondiente a la Figura
2,

veremos que dice: Mn, Mn’, Mn’’. Sin embargo, Vappereau pone allí S 1, S2.
Dejemos este esquema y volvamos al Seminario 1 de Lacan, ya que es Lacan
quien pone allí S1, S2. No tengo problema en que Jean-Michel diga que este el
esquema de la Traumdeutung y que escriba ahí el esquema de la lectura de
Lacan. No hay ningún problema en ello, excepto que Lacan no escribió allí el
inconsciente (Icc) y Jean-Michel sí.

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Lacan propone sustituir la huella mnémica de Freud –y habría que ver por
qué nadie estudia estos problemas- o la Vorstellung (representación) freudiana.
Tal vez discutamos un poco este año acerca de la Vorstellung, para ver si
logramos curarnos de una buena vez de la representación de cosa y la
representación de palabra, que se siguen utilizando hoy -como siempre- para
autismo, esquizofrenia y psicosis infantil. Todos los lacanianos, cuando se ven
enfrentados al problema del autismo, recurren a la representación de cosa.
Debemos prestar atención a lo siguiente: Lacan introduce (y es un impacto
total) el significante en lugar de huella mnémica o Vorstellung –que en Freud
mismo no queda tan claro qué es. El problema es que cuando se introduce el
significante, hay que preguntarse si se puede seguir escribiendo inconsciente
(Icc) entre “P” y “M”, como está escrito en la página V del libro Estofa de Jean-
Michel Vappereau. ¿Por qué lo pregunto? Porque significante es cadena de
fonemas.
Retrocedamos un paso y vayamos primero a la huella mnémica. Cuando era
estudiante, mis maestros de psicoanálisis explicaban la huella mnémica
diciendo que era como un rayón en un disco de pasta. La metáforas nos
dominan, vivimos en un mundo de significados. Entonces, debemos revisar la
huella mnémica. ¿Qué significa “huella mnémica”? ¿Qué quiere decir Freud
con eso? ¿A qué problema intenta responder? Intenta responder al problema
de la memoria. La huella mnémica es, entonces, el soporte de la memoria.
La especialidad de Freud era la neurología, era neurólogo y era quien mejor
sabía, en su época –porque casi descubre la neurona-, acerca del soporte
material de la memoria. ¿Cuál es el soporte material de la memoria, de la
huella mnémica? La sustancia tridimensional, marcada. Freud intentó empezar
a pensar la sustancia neuronal tridimensional, marcada transitoria o
definitivamente. Se trata de sustancia neuronal alterada, definitivamente o no.
Vamos a dejar en suspenso el asunto de si Vorstellung es equivalente o no de
representación.
Vayamos a significante. ¿Qué es el significante? Significante es cadena de
fonemas, una definición canónica. ¿Qué es un fonema? Ahí está toda la
diferencia: fonema no es sonido.

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Comentario: fonema es la unidad mínima de lenguaje.

A.E.: bien, aceptemos que sea la unidad mínima del lenguaje. ¿Por qué sería,
por lo tanto, una diferencia absoluta y radical con huella mnémica?

Comentario: porque no hay registro.

Comentario: porque no es sustancia.

Comentario: porque no está materializada.

A.E.: ¿y se podría materializar? ¿Se podría inscribir un fonema en una huella


mnémica? Si respondieran afirmativamente, entonces para ustedes fonema
sería sonido. Un sonido y tres letras no tienen nada que ver. Es como una
hembra y una mujer: no tienen nada que ver. ¿Por qué? Porque un sonido es
registrable en un grabador, un fonema no.

Comentario: falta la idea de diferencia.

A.E.: el fonema es solamente diferencia y es compartido con todos los


hablantes de la lengua en una cierta comunidad témporo-espacial. Es
discursivo. La huella mnémica, en cambio, es neuronal, individual y personal.
¿Se entiende el problema? ¿Puede entrar el significante entre “P” y “M”?:

P ... M
------
Cc
------
Prcc

Podemos escribir “M”, “Cc” o “Prcc”, da lo mismo, no cambia nada. Lo que


estoy preguntando es si en los puntos suspensivos entre P y M se podría
anotar el significante. Les propongo leer que cuando Lacan introduce el

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significante en el Esquema del Peine, lo hace para hacer estallar dicho


esquema. Jean-Michel Vapperau -y nadie menos que él, que es de las mentes
más subversivas que tiene hoy el psicoanálisis lacaniano- no admite que la
maniobra lacaniana sea hacer estallar el Esquema del Peine freudiano. Por el
contrario, lo digiere. Conserva el sistema freudiano y le articula el lacaniano,
pero así se termina haciendo de Freud y Lacan un “lindo matrimonio”.

En la página VIII de Estofa Jean-Michel Vapperau presenta una idea


espectacular y es que cambia el esquema freudiano, aplicando rayas a las
letras.

En lugar de que la raya sea lo que une “P” con “Ps”, desplaza “P” sobre la
raya. Es decir, realiza la maniobra de transformar los puntos en rayas y las
rayas en puntos. Son maniobras. Freud llamaba “P” al punto, Jean-Michel va a
llamar “P” a la raya. Luego, toma cada letra como si fuese una función a la que
le corresponde un segmento y las pliega. En la página VIII de Estofa indica
cómo es ese plegado. Hasta nos hace el movimiento intermedio para que nos
demos cuenta de cómo las pliega. Es una maniobra sumamente interesante y
la considero perfectamente válida.

Comentario: hace estas transformaciones autorizado por la topología (...)

A.E.: perfectamente, uno puede pasar de raya a punto y de punto a raya, ¿por
qué no? Pero esto no es una transformación topológica estándar. Solamente es
tomar una línea, quebrarla y superponerla sobre sí misma. Esto en Freud sería
el cataclismo total. En primer lugar hay que ver que tanto en el Esquema del

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Peine como en el esquema de la “Carta 52”, la altura de las huellas mnémicas


no es necesaria. Las huellas mnémicas no tienen altura, son un elemento. Lo
que pasa es que para dibujarlo hay que ponerlos cortados, si no, no se vería.
No es bidimensional sino unidimensional. La altura no tiene valor, es solamente
para que se pueda ver, es un recurso del dibujo. Y para Freud tienen una
dirección. Si a ese dibujo (Esquema del Peine) lo empezáramos a plegar como
si fuese articulado y lo empezáramos a superponer, comenzarían a producirse
choques (indicados con círculos rojos) que en ese esquema serían
inconcebibles:

Es decir, dentro de la perspectiva de Freud serían inconcebibles, pero no


está mal esta maniobra, se la puede hacer perfectamente.
Pero la maniobra que me interesa destacar no es esta sino otra: una vez que
Vappereau produjo esa maniobra de pliegue -que consiste en la transformación
de la “Carta 52”- lo superpuso luego al Esquema Lambda y al Esquema R,
constituyendo lo que llamó el “Schema F”, como se puede observar en la
página VIII de Estofa:

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Pcs i
Sx x M
a

C
m Schema F de J.-M. Vappereau (en
P Ics Estofa)
a’

x x
I Ps A

Una vez aplicado ahí, aparece un problema que es lo que propongo trabajar
a continuación. Tenemos que observar conjuntamente el esquema de la página
VIII de Estofa (Schema F) y los de la página 168 del Seminario 2 de Lacan en
español:4

4
Página 134 en francés.

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La relación Esquema del Peine-Esquema Lambda es de Lacan, no de


Vappereau y la encontramos en la página 168 de su Seminario 2. Pero
comparemos el esquema Lambda de Lacan con la versión del esquema

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Lambda de Jean-Michel Vappereau. En los cuatro extremos del esquema,


donde Jean-Michel pone una “X”, Lacan pone dos círculos plenos en la parte
superior y dos círculos vacíos en la parte inferior:

Me pregunto cómo deberíamos considerar ese detalle, ¿tiene valor o no lo


tiene? Es una decisión epistémica que tendremos que tomar. Si decidimos que
no tiene valor, entonces no podemos ser analistas. Porque el análisis,
necesariamente, debe cursar por esto, por ejemplo: “¡Qué raro! Usted la
primera vez dibujó dos círculos llenos y ahora, al mencionar los dos círculos de
la vez pasada, los hace vacíos. ¿Cómo son, llenos o vacíos?”. Considero que
no hay “método” psicoanalítico sino ética y nuestra ética consiste en
preguntarnos por estas cosas en los textos con los que tenemos que trabajar
como analistas.
Ahora veamos otra cuestión del esquema Lambda de Jacques Lacan: del
lado derecho, donde están a’ y A, esas dos letras están envueltas en círculos.
Pero a la izquierda, donde van el yo y el Es, ambos están entre paréntesis:

Les propongo lo siguiente: los puntos llenos marcan el lado de arriba, los
puntos vacíos el de abajo; los paréntesis el lado izquierdo y los círculos el lado
derecho. El esquema Lambda es un cuadrado al cual Lacan, por motivos de

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enseñanza, le borró los lados izquierdo y derecho. 5 Eso quiere decir que, entre
el ello y el yo no hay pasaje directo y entre a’ y A, tampoco. Pero en el resto de
los lados están las flechas:

Más aún, las flechas indican que hay pasaje y en qué sentido es: el Otro
determina al yo. Entonces, lo primero que debemos observar es que Jean-
Michel pasa de un esquema lineal (el freudiano, de la “Carta 52”), lo transforma
con pliegues en un esquema bidimensional (Schema F), al cual superpone un
esquema respecto del cual Lacan se caracterizó por establecer que se trataba
de un cuadrado. Un cuadrado que, por motivos ya señalados, no lleva escrito
los lados izquierdo y derecho. Es en realidad un cuadrángulo.
Seguramente, si han estudiado el Esquema Lambda, no habrán reparado
demasiado en el esquema pero sí en los párrafos de arriba y de abajo del
mismo. Si pasaron los ojos por ese esquema, ¿vieron más la dupla de puntos
negros versus la dupla de puntos blancos o los círculos versus los paréntesis?
Lo que quiero mostrar es que son muy significativos tanto el lado izquierdo y
como el lado derecho del esquema Lambda. Quiero llegar a que el esquema
Lambda se puede cortar verticalmente de este modo:

S A

5
Cf. Eidelsztein, A. (1995). Modelos, esquemas y grafos en la enseñanza de Lacan. Buenos Aires:
Manantial. pp. 65 y subs.

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Se pueden cortar el lado derecho y el izquierdo. De hecho, es una escritura


standard de Lacan. Lo que antes dibujé es equivalente al esquema del
Seminario 10, el lado del sujeto (S) y el lado del Otro (A). Lo que ocurre es que
en el esquema Lambda eso no se ve, por determinados motivos.
La superposición del Schema F -que es la transformación de la “Carta 52” a
Fliess, tal como la opera Jean-Michel Vapperau al producirle quiebres y
superposición de los extremos- presenta el problema de que, al superponerlo a
su vez a los esquemas R y L, queda velada una maniobra de Lacan. La
maniobra que queda velada en la operación de Vappereau es que, para Lacan,
el esquema mínimo sobre el que trabaja el analista debe ser dual y tiene dos
instancias enunciativas. El esquema de Freud, en cambio, tiene sólo una. Si
quisiéramos, podríamos dibujar una boca a cada lado del esquema Lambda.
El salto que da Jean-Michel puede ser interesantísimo, pero en nuestro
estado actual de discusión del psicoanálisis tiene la desventaja, a mi entender,
de velar la gran maniobra de Lacan que es extraer al inconsciente -o al ello- de
la exterioridad o interioridad del aparato psíquico. Por eso considero que en la
superposición de los esquemas que hace Vappereau, eso queda velado.
Ahora voy a leer cuatro citas de Lacan de los siguientes textos:

 “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”, el


punto III.
 Seminario 7, “La ética del psicoanálisis”, capítulo V, ‘Das Ding (II)’.
 Seminario 11, “Los cuatro conceptos…”, capítulo V, ‘Tychè y
automaton’.
 “Apertura de la sección clínica”, en Ornicar? 3, de 1976.

Es interesante escuchar los vaivenes en Lacan y quizás estas citas sirvan


para orientarnos respecto de qué posición asumir ante el siguiente problema: si
en este punto se deben tensar al máximo las diferencias entre Freud y Lacan,
tal como propongo hacer; o si hay que hacer lo que proponen otros analistas
(Jean-Michel Vappereau, por ejemplo) que es superponer y amalgamar las
enseñanzas de Freud y de Lacan.
Comencemos con “Función y campo…”, punto III. En primer lugar, ya en el
título mismo de este escrito encontramos el campo del lenguaje. El campo del

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lenguaje no figura en los esquemas de “El yo y el ello” ni en el de la


“Conferencia 31” y no puede estar en dichos esquemas freudianos porque el
campo del lenguaje no está en ninguno de nosotros. Quizás por ese motivo
Lacan inventó lalangue, que constituye una instancia particular al lenguaje. El
campo del lenguaje, si ese lenguaje existe, es decir, si no es una lengua
muerta, no puede estar nunca en mí ni en nadie, sino que necesariamente
tiene que estar entre varios, entre muchos.
El título de este punto III de “Función y campo…” es “Las resonancias de la
interpretación y el tiempo del sujeto en la técnica psicoanalítica”. Comienza así:

Entre el hombre y el amor,


Hay la mujer.
Entre el hombre y la mujer,
Hay un mundo.
Entre el hombre y el mundo,
Hay un muro.
ANTOINE TUDAL, en Paris en l'an 20006

es bien notorio cómo aparece el “entre”.

Es siempre pues en la relación del yo del sujeto con el yo (Je) de su discurso


donde debéis comprender el sentido del discurso para desenajenar al sujeto.
Pero no podréis llegar a ello si os atenéis a la idea de que el yo del sujeto es
idéntico a la presencia que os habla.
Este error se ve favorecido por la terminología de la tópica que tienta demasiado al
pensamiento objetivante,...7

Aquí hay una crítica furibunda de Lacan a Freud, que jamás nadie destaca.
Como Lacan siempre es en extremo cauteloso, no se anima a decir “freudiana”,
pero ¿de qué otra tópica podría estar hablando?

Este error se ve favorecido por la terminología de la tópica que tienta demasiado al


pensamiento objetivante, permitiéndole deslizarse desde el yo definido como el
6
Lacan, J. (1988). Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. En Escritos 1. Buenos
Aires: Siglo Veintiuno. p. 278.
7
Op. cit., p. 292.

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sistema percepción-conciencia, es decir como el sistema de las objetivaciones del


sujeto, al yo concebido como correlativo de una realidad absoluta, y de encontrar
en él de este modo, en un singular retorno de lo reprimido del pensamiento
psicologista, la "función de lo real"...8

Por ahora vamos a trabajar la relación del inconsciente –el inconsciente de


la práctica analítica- con esquemas en donde haya “adentro” y “afuera”. El
segundo movimiento que haremos, que espero podamos llegar con el tiempo,
es trabajar con el microscopio o el telescopio de Freud y el Modelo óptico de
Jacques Lacan.
Pasemos ahora al Seminario 7, capítulo 5, ‘Das Ding (II)’:

Freud considera a la Vorstellung en su carácter radical, bajo la forma en que es


introducida en una filosofía esencialmente diseñada por la teoría del
conocimiento.9

La Vorstellung es un elemento de una filosofía dedicada a pensar el


problema de cómo podría haber aprendizaje. Es por eso que hay percepción.

Y aquí está lo llamativo -le asigna hasta el extremo el carácter al que,


precisamente, los filósofos no se decidieron a reducirla, el de un cuerpo vacío, un
espectro, un pálido íncubo de la relación con el mundo, un goce extenuado, que
configura su rasgo esencial a través de toda la interrogación del filósofo.
Aislándola en esta función, Freud la arranca de la tradición. 10

Lacan está diciendo que Freud tomó la Vorstellung de la filosofía de su


época, que era una filosofía que se estaba planteando el estatuto de lo
psicológico, fundamentalmente con Brentano. Y, planteándose el estatuto de lo
psicológico, la pregunta era: ¿cómo puede haber aprendizaje? ¿Cómo es que
el sujeto aprende del entorno? Entonces se concibió la presencia de la
Vorstellung, que era la representación interna de eso que estaba afuera.
¿Cómo se aprehende? Los filósofos decían que dentro nuestro había un

8
Ibíd.
9
Lacan, J. (1997). El Seminario. Libro 7. Buenos Aires: Paidós. p. 77.
10
Ibíd.

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representante de lo que estaba afuera. ¿Qué era ese representante? La


representación, en mí, de eso externo.
Lacan plantea que hubo un maniobra de Freud -es el único autor que lo dijo
y habría que ver cuál era el objetivo de que lo estableciera- y es que cortó con
toda la tradición de su época en la concepción de Vorstellung. ¿Cuál había sido
esa maniobra freudiana? Que para Freud, en el comienzo, los seres humanos
estamos constituidos por un sistema de Vorstellungen (representaciones)
vacías. Eso puede resultarnos obvio, pero es porque somos muy freudianos y
al ser freudianos nos resulta evidente que cada huella sea el resultado de una
inscripción. Por lo tanto, es claro que en el comienzo –para Freud y para los
freudianos- había representaciones vacías que, vía la huella, se iban cargando
de contenidos de representación. Considero que Lacan tenía razón en su
planteo: que hasta Freud, para cada uno de nosotros, el filósofo concebía que
ya había representación.

Comentario: pero, ¿cómo sería?

A.E.: se lo podría pensar por la perspectiva kantiana.

Comentario: pero si hablaban de tabla rasa, entonces, si era rasa no podía


haber inscripción.

A.E.: hay ahí una gran dificultad y es la del estudio de los fenómenos
históricos. No me refiero a los problemas de la historia oficial, porque con la
historia oficial no habría inconvenientes. El problema es cuando uno quiere
escribir la historia de algo. Porque en el proceso de la historia de algo, se
representa el devenir temporal con una flecha, en una cinta o en una banda:

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Supongamos que, en la línea que divide a esta cinta en dos, escribiéramos


“Revolución Francesa”. La Revolución Francesa terminó con una declaración,
la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. ¿Quiénes eran
esos hombres y quiénes eran esos ciudadanos? ¿Por qué habría “hombre” y
“ciudadano”? Según Giorgio Agamben, a partir de ahí se complicó todo.

Comentario: no todos los hombres son ciudadanos.

A.E.: y acaso hoy ¿no se trata de eso? ¿No está todo el mundo escapando de
los países pobres para ir a países ricos donde los dejen tener la ciudadanía?
¿Por qué tanta gente quiere tener el pasaporte europeo? Porque no quieren
ser hombres, quieren ser ciudadanos.
Bien, pero el esquema no es tan simple como una banda dividida en dos,
sino que más bien se produce una diferencia que antes no estaba [marcada entre
paréntesis rojos], pero hay otros elementos [los puntos negros] que siguen
perdurando tal como estaban anteriormente:

Por lo tanto, una lectura interesante sería ver cómo la incorporación de ese
elemento nuevo altera y se articula con los otros elementos. Entonces, no
habría ese corte radical que planteábamos inicialmente, aunque por lo general
se cree que sí y es por Marx, quien daba a entender que había cortes a partir

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de los cuales todo cambiaba. Tales cortes eran, por ejemplo, el advenimiento
del capitalismo. Luego seguía cierto momento de desarrollo del capitalismo,
después le seguía la dictadura del proletariado, luego el comunismo y por
último el socialismo. Hay que entender que cuando se proponía la dictadura del
proletariado, el comunismo y después el socialismo, en ese sistema, que era el
sistema marxista, se consideraba que todo cambiaba y no había más
problema. Cambiaba la moral, cambiaba la salud, cambiaba la educación, la
educación de los niños, la familia, etc., todo cambiaba. Es preciso revisar esa
concepción.
Si actualmente continúa habiendo gente que consulta con la bruja, ¿sería
posible escribir, entonces, “sujeto de la ciencia”? Surge ahí un inconveniente
debido a la suposición de que un cambio implicaría una transformación total de
la sociedad. Se puede escribir “sujeto de la ciencia” aunque siga habiendo
gente que consulta a las brujas. Por lo tanto, es preciso revisar cómo es
encarado el estudio de la historia, porque es falso suponer que se encuentre
una uniformidad dada, a partir de la cual se produciría un cambio total y radical
en todos los aspectos.
Si en cambio se sostiene una concepción del tipo estructuralista, los
elementos en juego son covariantes. Si se consideran a los elementos en tanto
covariantes, resulta interesante entonces estudiar ya no el hecho de que siga
habiendo brujas en Occidente, sino si las brujas siguen funcionando del mismo
modo que antes del advenimiento del sujeto de la ciencia. Y podría ser que en
las brujas sí hubiera covarianza, porque tienen que ver con la creencia y ya la
creencia es un elemento de la cultura. En cambio, quizás no encontremos la
covarianza en el carbonato de calcio, por ejemplo, porque ese elemento no
tiene que ver ni con la Revolución Francesa ni con el sujeto de la ciencia. Pero
aquellas cosas que sí tienen que ver con la cultura, no se modifican de la
misma manera. Por lo tanto, el percibir la existencia de algo no indica ni
siquiera una tendencia. Es muy difícil su análisis, casi tan difícil como el análisis
psicoanalítico, porque no se tiene en claro qué elementos tomar en cuenta y
cuáles no.
Retomemos la lectura:

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Aislándola en esta función, Freud la arranca de la tradición. 11

¿Cuál sería la ganancia, según Lacan, de que para Freud la Vorstellung sea
Vorstellung de nada? La paradoja freudiana sería que habría representaciones
que serían representaciones de nada, vacías. Es difícil entender que haya
representación que sea de nada y que después pueda pasar a representar
algo. De haber sido así, Freud habría dejado picando el significante como una
pelota frente al arco, para que Lacan hiciera el gol. La maniobra de lectura de
Lacan aproxima muchísimo Vorstellung a significante.

¿Y la esfera, el orden, la gravitación de las Vorstellungen, dónde los ubica? Les


dije la vez pasada que, si se lee bien a Freud, había que ubicarlos entre
percepción y conciencia, como se dice entre cuero y carne. 12

este es un párrafo que hay que decidir cómo leerlo.

¿Y la esfera, el orden, la gravitación...

con “gravitación”, se está queriendo decir campo. Estamos tratando de


establecer cuál es el campo de las Vorstellungen. Si es lo que Freud nos dice
en sus esquemas, o si se trata del lenguaje.

¿Y la esfera, el orden, la gravitación de las Vorstellungen, dónde los ubica? Les


dije la vez pasada que, si se lee bien a Freud, había que ubicarlos entre
percepción y conciencia, como se dice entre cuero y carne.

Comentario: ¿se está refiriendo a huella mnémica?

A.E.: debemos establecer a qué se está refiriendo. Lo hemos leído ya dos


veces, en voz alta. Podríamos suponer que Lacan está queriendo decir que el
campo al que se refiere la práctica analítica, Freud lo concibió como un campo

11
Lacan, J. (1997). Op. cit., p. 77.
12
Ibíd.

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de Vorstellungen. Pero lo característico de la maniobra freudiana es que, a


diferencia de la filosofía de su época –y habría que estudiar cómo era la
filosofía de la época de Freud- para Freud se trataba de Vorstellungen vacías.
Cuando los niños egresan del jardín de infantes, los padres les preparan una
obrita de teatro, que en alemán se diría Vorstellung. Los papás van a hacer una
Vorstellung para los chicos, una representación. En ese sentido del uso de la
palabra en alemán, sería una representación, pero de nada. Representarían
nada, lo que sería ridículo.
¿Qué quiere decir una representación vacía? Es claro que Lacan la lee así
por la huella mnémica. Y frente a la pregunta de cómo podría ser de otra
manera, deberíamos pensar en Kant. Para Kant, ya nacemos con las
categorías de tiempo y espacio. Habría que ver si es cierto que se nace con
tiempo y espacio, porque ahí ya nos encontraríamos con una representación
llena, no vacía. Todo esto después trasciende a campos enormes como el de
una estética trascendental. Pero para mantenernos en un plano más sencillo,
por ejemplo, cuando se habla de un asesino serial, ¿acaso la gente no empieza
a preguntarse por lo que le habrá pasado de niño, si tuvo padres, si fue
abandonado, si fue violado, etc., etc.? ¿Se nace con eso o con la tabula rasa?
Todavía no estamos demasiado persuadidos de un nacimiento puramente en
blanco. Lacan dice que eso tiene una fecha y que la maniobra del vaciamiento
puede estar en Freud. A mi entender, sería un concesión de Lacan
inconcebible, porque para Freud hay herencia genética, hay recapitulación, la
ontogenia repite la filogenia, es decir, si durante catorce mil años se mató al
padre, es por eso que la gente nace hoy con culpa. Freud jamás habría
concebido a la Vorstellung como vacía. Se trata de una maniobra de lectura de
Lacan, pero la pregunta es para qué, para qué Lacan habrá leído ese costado
de Freud que deja regalada la sustitución de Vorstellung por significante, que
en cuanto tal, no significa nada. Pero ese no era todo el problema. Es habitual
en Lacan el criticar a Freud por un lado y protegerlo por otro.

Comentario: esa maniobra es la misma que propone Derrida en el texto de


Freud, no es sólo de Lacan.

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A.E.: correcto. El único autor que he leído y que no “compra” la representación,


es A. Juranville. Retomemos la cita de Lacan:

¿Y la esfera, el orden, la gravitación de las Vorstellungen, dónde los ubica? Les


dije la vez pasada que, si se lee bien a Freud, había que ubicarlos entre
percepción y conciencia, como se dice entre cuero y carne.

¿Por qué dice Lacan si leen bien a Freud la Vorstellung está entre
percepción y conciencia? ¿No es acaso lo mismo de siempre? Es que Lacan
no se está refiriendo al Esquema del Peine sino al esquema de la “Conferencia
31”. Allí, habría que ubicar las Vorstellungen entre “P-Cc” (señalado en el
esquema con una barra roja):

Esquema de la Conferencia 31

Lacan quiebra percepción y conciencia, rompe el polo percepción-


conciencia. Sobre la barra roja que agregamos al esquema, irían las
representaciones vacías. Ahora vamos a escucharlo mejor en otra cita. La
metáfora “entre cuero y carne”, ¿a qué se refiere? Cuando se dice: “Son como
carne y uña”, ¿qué quiere decir? Que se trata de dos cosas que están
pegadas. Lacan está criticando ese sistema “P-Cc” y propone que todo el
inconsciente está entre percepción y conciencia. Entre lo que percibo y lo que
tomo conciencia de percibir, ahí, en el medio, está la ruptura que se llama
inconsciente. Esta idea de Lacan es fulgurante, es una idea absolutamente

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distinta de entender el inconsciente. Y no se trata de nada que provenga de


afuera o de adentro, es entre.
En el Seminario 11, clase V, ‘Tychè y automatón’:

El proceso primario -que es lo que intenté definir en las últimas lecciones bajo la
forma del inconsciente-, una vez más tenemos que captarlo en su experiencia de
ruptura, entre percepción y conciencia,...13

La acentuación que hace Lacan de la experiencia de ruptura es notable.


Lacan está rompiendo con lo que, para todo el mundo, estaba junto. Estamos
en el Seminario 11, por lo tanto, también está rompiendo, cortando lastre, con
todo lo que era la tradición psicoanalítica. Lacan ya había sido expulsado y eso
implicaba que ya no tenía hipotecada la palabra, al menos por la institución.
Entonces, dice claramente que hay experiencia de ruptura entre percepción y
conciencia. ¿Qué estatuto tiene la experiencia de ruptura en este Seminario?
Tiene que ver con la continuidad que había operado en psicoanálisis hasta el
Seminario 11 y con la cual había que romper. ¿Cuál era esa continuidad?
Percepción-conciencia. Eso quiere decir que el esquema de la “Conferencia 31”
de Freud, no cierra. Ese mismo esquema, representado con la clase ‘Tyché y
automatón’, sería así:

Y eso es el inconsciente para Lacan: lo que viene a romper la continuidad


que producía la superficie cerrada. En consecuencia, no es ni interior ni
exterior.

13
Lacan, J. (1999). El Seminario. Libro 11. Buenos Aires: Paidós. p. 64.

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Comentario: ahí estaba la referencia a la caverna. Quería saber si “Posición


del inconsciente” y el Seminario 11 son contemporáneos.

A.E.: son casi de la misma época y en ambos se plantean los mismos


problemas. En “Posición del inconsciente” Lacan ya tiene resuelto el problema
de la lógica del Seminario 11, porque en las primeras clases Lacan decía que el
sujeto nacía primero alienado al Otro, para luego separarse. Esa teoría quedó
rectificada más adelante en el Seminario y en “Posición del inconsciente” ya
estaba absolutamente corregida. Pero en psicoanálisis quedó inscripto lo
planteado en las primeras clases del Seminario 11. Es casi como una segunda
vuelta al Seminario 11.
Acá hay un lapsus de Lacan que no sé si vale la pena interpretar, pero al
menos se los transmito:

El proceso primario -que es lo que intenté definir en las últimas lecciones bajo la
forma del inconsciente-, una vez más tenemos que captarlo en su experiencia de
ruptura, entre percepción y consciencia, en ese lugar intemporal, como dije, que
nos obliga a postular lo que Freud llama, en homenaje a Fechner, die Idee einer
anderer Lokalität: otra localidad, otro espacio- ahí ya se corrigió-, otro escenario, el
entre percepción y consciencia.14

La frase de Fechner es Idee einer anderer Schauplatz. Lacan comete acá un


lapsus. En la traducción de Freud, esa frase aparece directamente en
castellano. Lacan la cita en numerosas oportunidades y aquí, en vez de
Schauplatz dice Lokalität. Resulta interesante resaltarlo, porque quizás haya
sido lo que Lacan quería decir: que se trataba de la posición del inconsciente
en la localidad psíquica. Y la última cita, para dar como un poco de cierre al
desarrollo de este tema.

Comentario: en el Seminario 11, donde Lacan habla de significante


asemántico, ¿tendría que ver con la representación vacía?

14
Ibíd.

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A.E.: no. En el Seminario 11 ya está planteado un problema que es gravísimo


para la estructura teórica del psicoanálisis lacaniano. Antes del Seminario 11
esa ruptura estaba manifiestamente presente en “Subversión del sujeto…”. Y
es que, en ese texto, Lacan afirma que hay un significante distinto a todos los
significantes. Ese es el significante fálico. Para las leyes del estructuralismo, un
estructuralismo definido como que cada elemento es la pura diferencia
respecto de todos los otros y nada más, sería inaceptable la existencia de un
significante distinto. Uno podría decir que es un detalle pero, en realidad, la
existencia de un significante distinto hace estallar el sistema. Ese significante
distinto, significante fálico, Lacan propone que es un significante impar. El
problema es cómo podría ser, cómo podría ser lo que es. Porque si no es
covariante ni diferencial, ¿cómo es que es? ¿Cómo puede ser que sea lo que
es? ¿De dónde le viene? ¿Hay esencias? Aunque sea la nada, aunque sea la
pura falta. En ese punto, propongo no recurrir a los adoquines de Freud y
sostener que haya algo que sea distinto a todo, como la “represión originaria”,
por ejemplo. Pero no deja de ser una propuesta mía.
En el Seminario 11 comienzan a aparecer los elementos que van a terminar
en el estatuto de los componentes de los cuatro discursos. Considero que
respecto a este problema hay dos posiciones para tomar: a) se sostiene que
hay un significante distinto, el famoso asemántico, que es el significante del
final de la cura, que funciona como nombre propio, etc., del cual habría que
establecer si es un fenómeno propio de la condición particular y, en ese
sentido, ficción de la historia particular, lo que implica que se disolvería al final
del análisis; o b) se sostiene que es una propiedad de la estructura el que haya
un significante distinto, asemántico, etc. Si fuera una propiedad de la
estructura, entonces ya no sé qué querría decir “estructura” para Lacan. Eso
implicaría que el problema queda disuelto, porque ya no sabríamos nada de
nada y mejor será abandonar el asunto. Hay muchos autores que dicen que
efectivamente sucedió eso: que el único que llevó la noción de estructura del
estructuralismo hasta las últimas consecuencias fue Jacques Lacan y, por eso
mismo, lo llaman hiperestructuralista. Estoy hablando de Jean-Claude Milner,

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quien dice que luego, en el “segundo Lacan”, periodo que Milner nombra “el
segundo clasicismo”, cae también el hiperestructuralismo en Lacan.
El mismo problema aparece con el nudo borromeo, donde Lacan
homogeiniza los tres redondeles de cuerda. Hay un topólogo lacaniano que
sostiene que el nudo borromeo sirve para decir eso –que los tres registros son
homogéneos- pero que Lacan lo utiliza para desmentirse a sí mismo, porque “lo
más importante es lo real”. Es el problema de todos los lacanianos de la
“última” enseñanza de Lacan: que si se sostiene la existencia de “lo más
importante”, que sería lo real, restaría explicar cómo puede ser que lo más
importante sea lo más importante. Alguien podría decir: “No, es que depende
del sistema”. Pero si dependiera del sistema, entonces sería covariante y, si
fuera covariante, cada elemento sería tan importante como todos los otros.
Porque para que haya “lo real es lo más importante” tiene que haber lo
imaginario y lo simbólico que hacen que lo más importante sea lo más
importante. Entonces, lo más importante son lo simbólico y lo imaginario,
porque hacen que lo más importante sea lo más importante. ¿Me siguen? Es
una lógica muy sencilla. Pero el problema es ese: con qué noción de estructura
trabaja Lacan.
La noción de estructura nos da la idea de con qué estopa trabajamos: si los
elementos son todos diferenciales y covariantes, equivalentes entre sí,
entonces el psicoanalista no puede saber nada, está en posición de nesciencia
absoluta. Pero si hubiese cosas que fueran en sí, como el goce, como el amor,
como el deseo, es decir, si hubiera cosas que son, la situación ya no sería la
misma. Para los que estén interesados en estudiar este problema, que tiene
que ver con lo que se llama instituciones, pueden leer de Emile Benveniste El
vocabulario de las instituciones en Indoeuropeo. En las lenguas, ¿hay
instituciones? Me refiero a lo siguiente, por ejemplo: los indios murumbúes,
¿tienen concepto de amor? Hacernos esa pregunta significa que el amor es
una institución y entonces se acepta que para ellos “amor” sea como en los
dibujitos animados, donde el hombre de las cavernas arrastra a la mujer de los
pelos y le da un palazo. Nada nos impediría decir de ellos que son una linda
pareja o que se quieren mucho. Un árabe con catorce mujeres, ¿las ama o no

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las ama? Desde el prejuicio psicológico occidental se diría que no, porque si el
marido de una tiene otras trece mujeres, obviamente no la quiere. Podríamos
preguntarnos, en cambio, acerca del porqué. Por qué el amor en Occidente
tiende a ser más monogámico y en Medio Oriente más poligámico. El asunto
es: ¿hay amor? Depende de cómo se hable.
Es imposible decretar que haya amor o que no lo haya, en el sentido de
fundar ese tipo de cosas. Sí podría transmitirles cómo entiendo el problema y
las soluciones que he podido encontrar. Les decía que dependía de cómo se
hablara, entonces: si alguien dijese que hay amor, los significantes ya dejarían
de significar nada. Porque, ¿dónde iríamos a buscar el amor? A algunos
lugares y no a otros. Seguramente iríamos a buscarlo entre la gente, no entre
las ovejas. Entonces supondríamos que el amor es algo que está entre la
gente. Si estudiamos a otra sociedad, no iremos a buscar el amor entre las
ovejas, porque suponemos el amor, en ellos, también se da entre la gente. Por
lo tanto, ya tenemos una idea de amor. Es este el motivo por el cual el
estructuralismo cayó, porque después de los magníficos trabajos de Lévi-
Strauss donde todo se disolvió en la nada, se dieron cuenta de que no había
forma de estudiar nada. Si nada es nada, nada se puede estudiar. Por lo tanto,
si algo es, entonces el significante deja de ser aquello que, en cuanto tal, no
significa nada, al menos con que haya uno. Ese es el problema y quedó sin
resolverse aún a la altura de los nudos.
Los tres registros ¿son iguales o hay uno que es más importante que los
otros dos? En general, entre los lacanianos, la mayoría sostiene que lo real es
más importante que simbólico e imaginario; pero ¿cómo puede haber “lo más
importante”? Los tres registros están anudados y, si uno se desata, los otros
dos también. Se están sosteniendo, simultáneamente, las dos cosas: que no
son iguales y que sí lo son. Con “el significante en cuanto tal no significa nada”,
decimos que nada es y nos da muy buena posición psicoanalítica de
nesciencia absoluta. Pero la enseñanza de Lacan -y la de muchísimos otros
autores- tiende a arribar a puntos donde se empiezan a definir cosas que son.
Jean-Claude Milner dice, y considero que está en lo cierto, que en la teoría de
los cuatro discursos de Jacques Lacan, los elementos que participan de los

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cuatro discursos –S1, S2, $, a- si son permutables, es porque hay algo en sí que
es permutable.
Es un problema no resuelto en psicoanálisis, les decía, porque en el sistema
de los significantes covariantes no puede haber ninguno que sea más
importante que los otros, o que tuviera el valor “cero” y fundara la serie, etc. Si
dejáramos caer la concepción de que el significante en tanto tal no significa
nada, entonces tendríamos que establecer qué pondríamos en su lugar.
¿Palabra? ¿Palabra plena y palabra vacía? ¿Vorstellung? Si apelamos a la
representación nos vamos con la neurología. Cada elección trae sus costos,
sus ganancias y sus pérdidas. Puede ser que haya que dejar caer que el
significante en cuanto tal no signifique nada y decir, como Chomsky, que cada
significante es como una entrada en el diccionario. Pero entonces habría que
hacer psicología. Habría que volver a los tests de asociación de palabras, a
Jung. La psicología se dedica a estudiar lo que es en el mundo humano, lo que
es igual a sí mismo. Pero nosotros, en psicoanálisis, sostenemos lo contrario:
que nada es en sí mismo.
Vamos a retomar las citas, para ir terminando. Vamos a leer de la “Apertura
de la sección clínica”, que está publicada en Ornicar? 3, de 1976. Dice allí
Lacan:

Debo decir que, aunque se nos haya querido hacer de Freud un escritor, la
Traumdeutung es excesivamente confusa. Es incluso algo tan confuso que no se
puede decir que sea legible. Me gustaría saber si alguien la leyó realmente de
punta a punta. Yo, por deber, me impuse esta obligación. En todo caso, traducido
al francés, no tiene las mismas cualidades que en alemán. En alemán se sostiene,
pero no por eso hace más clara la noción de inconsciente, del Unbewusst.15

Lacan dice que Freud era absolutamente confuso en su noción de


inconsciente en “La interpretación de los sueños”. Es notable, porque Lacan
siempre dijo que era clarísima la noción de inconsciente de Freud. Sin
embargo, veamos lo que termina diciendo:

15
Lacan, J. (1981). Apertura de la sección clínica. En Ornicar? 3. Barcelona: Petrel. pp. 39-40.

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Conocen ustedes el esquema. Al comienzo está la Wahrnehmung -que en alemán


sirve para designar la percepción- y después algo pasa, hace progresos, hay
diferentes capas de Wahrnehmung, a continuación de lo cual está el UBW, el
inconsciente, y después el Vorbewusst, el preconciente, y de ahí eso pasa a la
conciencia, Bewusstsein. Pues bien: he de decir que hasta cierto punto yo he
vuelto a armar lo que dice Freud. Si hablé de "retorno a Freud" es para que nos
convenzamos de cuán cojo es. Y me parece que la idea de significante explica sin
embargo cómo es que eso marcha.16

Lacan recién se animó a decir esto cuando tenía setenta y cinco años, es
decir, tres años y medio antes de morir. Entonces, empieza a decir que su
retorno a Freud fue siempre para decir que era cojo. ¿Qué es lo que cojeaba?
Este sistema, el del Esquema del Peine: no va, hay que sustituirlo por el del
significante. Dice sustituirlo por el del significante, no montarlos como hace
Jean-Michel Vappereau, que los hace copular. No se trata, por lo tanto, de dejar
el inconsciente de Freud en el Esquema del Peine y poner “significante”:
porque si uno pone significante, eso implica que ese esquema ya no nos sirve
más, no va más como sistema.
Vamos a dejar aquí. Para la próxima reunión les pido que revisen el
esquema óptico, porque trabajaremos con el Seminario 1 y “Observación sobre
el informe de Daniel Lagache”. También les pido que revisen el desarrollo que
Freud hace sobre el telescopio y el microscopio en el capítulo VII de “La
interpretación de los sueños” y en “Esquema del psicoanálisis”.-

Edición y versión final a cargo de Mariana Gomila.

16
Ibíd.

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