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Karen Castillo
Secretaría de Gobernación Instituciones invitadas
Alejandro Poiré Romero
Secretario María del Rocío García Gaytán
inStituto nacional de laS MujereS
Consejo Nacional para Miguel Ángel Carreón Sánchez
Prevenir la Discriminación inStituto Mexicano de la juventud
Ricardo Antonio Bucio Mújica Xavier Antonio Abreu Sierra
PreSidente coMiSión nacional Para el deSarrollo
de loS PuebloS indíGenaS
Junta de Gobierno Alejandro Lucas Orozco Rubio
Representantes del Poder Ejecutivo Federal inStituto nacional de laS PerSonaS
en la Junta de Gobierno adultaS MayoreS
José Antonio Izazola Licea
Max Alberto Diener Sala centro nacional Para la Prevención y
Secretaría de Gobernación el control del viH / Sida
Carlos Montaño Fernández María Cecilia Landerreche Gómez-Morín
Secretaría de Hacienda y SiSteMa nacional Para el deSarrollo
crédito Público inteGral de la FaMilia
Pablo Antonio Kuri Morales Rodrigo Quevedo Daher
Secretaría de Salud José Antonio Silva Peñuñuri
Guillermo Edmundo Bernal Miranda Secretaría de la Función Pública
Secretaría de educación Pública
Patricia Espinosa Torres
Secretaría del trabajo y Asamblea Consultiva
PreviSión Social Mauricio Merino Huerta
PreSidente
Representantes designados por
Karina Ansolabehere Sesti
la Asamblea Consultiva
Judit Ester Bokser Misses de Liwerant
Roy Campos Esquerra Roy Campos Esquerra
Katia D’Artigues Beauregard
Miguel Carbonell Sánchez
Rogelio Alberto Gómez-Hermosillo
Marín Katia D’Artigues Beauregard
Mauricio Merino Huerta Rossana Fuentes-Berain Villenave
Francisco Javier Rangel González Rogelio Alberto Gómez-Hermosillo
Marín
Epigmenio Carlos Ibarra Almada
Clara Jusidman Rapoport
Rebeca Montemayor López
Adriana Ortiz Ortega
José Antonio Peña Merino
Luis Perelman Javnozon
Juan Martín Pérez García
Francisco Javier Rangel González
Ricardo Raphael de la Madrid
Martha Sánchez Néstor
Regina Tamés Noriega
Fabienne Venet Rebiffé
DigniDaD y religiones
Karen Castillo
2
�
Diseño y formación: Paula Montenegro
Cuidado editorial: Leonardo Castillo Medina
Coordinación editorial: Carlos Sánchez Gutiérrez
Presentación 9
Prólogo 13
Introducción 17
i
�
Puntos de encuentro 23
Dignidad 26
Ontológica 27
Trascendental 30
Igualdad 41
Ontológica 43
Relacional 44
Derechos humanos 45
Respeto y tolerancia 52
Relacional 54
Derechos humanos 55
Tolerancia 57
tradiciones religiosas
� 59
Puntos de encuentro 63
La reflexión en torno a los puntos de encuentro
en las diferentes tradiciones religiosas 67
Conclusión 69
ii
�
Religiones y discriminación 71
Motivos de conflictos 91
Poder 91
Cuestiones económicas 92
Fundamentalismo 92
Diferencias de interpretación 93
Cuestiones éticas 94
�
Crisis de identidad y sentido 94
�
Concepciones de Dios y religión 95
Sincretismo religioso 97
Temor 98
6 Conclusión 114
iii
�
Líneas de acción 113
Motivos de participación
Conclusión 152
Conclusiones 155
Anexo 159
PReSeNtACióN
�
Sigue una enorme y cruenta lista que pasa por los funda-
mentalismos, los destierros, el Holocausto, lapidaciones y eje-
cuciones por la violación de lo sagrado, y múltiples y cotidianas
formas de discriminación. Incluso cuando se busca el respeto
de las diferencias y no su destrucción, hay grandes espacios de
confusión que han llevado –según explica con profundidad y 9
1
Gilberto Rincón Gallardo, “Presentación”, en Roberto J. Blancarte,
Libertad religiosa, Estado laico y no discriminación, México, Consejo Na-
cional para Prevenir la Discriminación, 2008, pp. 5-8, en esp. 5-6.
Dignidad y religiones
2
Véase Roberto J. Blancarte, Libertad religiosa, Estado laico y no dis-
criminación, México, Consejo Nacional para Prevenir la Discrimi-
nación, 2008.
Presentación
dignidad y la tolerancia. No lo hace desde la sociología de las
religiones, ni a través de los diversos caminos de las teologías,
ni desde los instrumentos jurídicos de los derechos humanos,
sino desde la escucha, el diálogo y la idea central de la diversidad
religiosa, que es no sólo realidad, sino riqueza.
La diversidad, en las religiones y en cualquier tema, es signo
de los tiempos, requiere saberse y reconocerse, pero sobre todo
necesita encontrarse y dialogar, y descubrir todo lo que tienen
de común, en lo más profundo, las personas. La diversidad no
sólo es realidad creciente, sino posibilidad de libertad, de cohe-
sión social, de respeto a los derechos de quienes –para cada una
y cada uno de nosotros– representan la otredad. Es difícil acep-
tar la diversidad, a juzgar por los resultados de la Encuesta Nacio-
nal sobre la Discriminación en México, 2010 (Enadis) 2010, que
da cuenta de que tres de cada diez personas que pertenecen a
alguna religión distinta a la católica consideran que su principal
problema es el rechazo, la falta de aceptación, la discriminación y
la desigualdad, mientras que una proporción similar considera
que su principal problema son las burlas, las críticas y la falta de
respeto, y sólo siete por ciento considera que no tiene problemas
con su religión. Es significativo que las personas que pertenecen
a minorías religiosas consideren que la gente de su colonia, los
otros más cercanos, son las más intolerantes a su religión.
El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación publica
este texto para motivar la reflexión en torno al papel que des-
empeñan las religiones en la construcción de la igualdad y de
la centralidad de la dignidad humana, para contribuir al deba-
te y al diálogo sobre este otro espacio social donde las formas
de discriminación han encontrado huecos e impulsos. Mucho 11
agradecemos la revisión y comentarios del doctor Jesús Rodrí-
guez Zepeda, de la teóloga Judith Vázquez y de la pastora Rebeca
Montemayor. También el profundo y generoso comentario del
doctor Juan José Tamayo, así como la participación en entrevis-
tas, diálogos a profundidad y cuestionarios de casi treinta per-
sonas miembros y representantes de diversas religiones. Todas
Dignidad y religiones
12
PRóLoGo
�
15
*
Doctor en Teología y en Filosofía y Letras. Es profesor en diversas Universida-
des de España y América. Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las
Religiones Ignacio Ellacuría de la Universidad Carlos iii. Secretario General de
la Asociación de Teólogos Juan xxiii. Autor de numerosos textos sobre diversi-
dad, pluralismo y diálogo interreligioso.
iNtRoDuCCióN
�
1
De acuerdo con Maurice Blondel “la religión pone al hombre en posesión
de la verdad misma de su esencia”.
Karen Castillo
2
Huston Smith, “Religiones del mundo: ¿emanan de un mismo origen?”,
disponible en <http://www.sublimesanteria.org/wp-content/plugins/down-
loads-manager/upload/ReligionesdelMundo.pdf>.
�
3
Mircea Eliade, Tratado de historia de las religiones, trad. de Tomás Segovia,
4
Cada religión cuenta con diversas estructuras, por lo que se puede hablar de
estructuras dogmáticas, jerárquicas, asociativas, entre otras. Todas ellas pue- 19
den influir de una manera u otra en las estructuras sociales, económicas o
políticas.
5
Aurelio Alonso, “Exclusión y diálogo en la confrontación de hegemonías:
notas sobre la relocalización de influencias en el campo religioso latinoame-
ricano”, en Aurelio Alonso (comp.), América Latina y el Caribe: territorios re-
ligiosos y desafíos para el diálogo, Buenos Aires, Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, 2008, pp. 1-40, en esp. p. 27.
Karen Castillo
6
Paul Poupard (coord.), Diccionario de las religiones, 2ª ed., Barcelona, Her-
der, 2003, s.v. religión (Michele Despland), p. 1499. 21
7
Hoy en día gran cantidad de libros, documentales y escritos presentan la di-
versidad religiosa, así como la historia o los puntos centrales de cada una de ellas.
8
Dado que el estudio se centra en acciones concretas y en la relación entre re-
ligiones en México, las entrevistas se llevaron a cabo sobre todo con miembros
de organismos de acción y diálogo interreligioso en México, como el Consejo
Interreligioso de México (ciM), el Centro de Estudios Ecuménicos (cee), la Red
Ecuménica de Mujeres (reM), el Seminario Intercultural Mayense (SiM).
Karen Castillo
1
Productor televisivo, dependiente de la oficina Misión Adventista de la Con-
ferencia General con sede en Washington. Elaboró una colección en dvd que
fomenta la comprensión entre las religiones.
2
Juan Antonio Estrada, El cristianismo en una sociedad laica: cuarenta años
después del Vaticano ii, Bilbao, Desclée de Brouwer, 2006, p. 356.
Karen Castillo
24 3
Julio Luis Martínez Martínez, Libertad religiosa y dignidad humana: claves
católicas de una gran conexión, Madrid, San Pablo, 2009.
4
Paul Knitter es un teólogo que ha escrito mucho sobre pluralismo religioso
y tiene posturas muy favorables sobre el diálogo. Para el análisis de su pro-
puesta en torno a la verdad recomiendo leer José María Vigil, “Otro modelo
de verdad”, en Teología del pluralismo religioso, Córdoba, El Almendro, 2005,
pp. 201-228, disponible en <http://cursotpr.adg-n.es/archivos/Vigil/TPRVi-
gilCap14.pdf>.
Puntos de encuentro
peto como parte esencial de su concepción de vida, con lo que
se evitan las luchas y se abre la posibilidad de que cada religión,
desde la diversidad, tenga un espacio y participe de la vida so-
cial, del ejercicio de los derechos y de la no discriminación.
Cuando se comete algún acto de discriminación por cuestio-
nes religiosas, la libertad religiosa de quien sufre ese acto se ve
violentada sin importar de la tradición religiosa a la que perte-
nezca. Para toda religión será importante, entonces, reconocer
que es necesario promover la dignidad, la igualdad, la toleran-
cia y el respeto al interior de ellas, en el contacto con las otras
tradiciones religiosas e incluso en relación con quienes no son
creyentes. La no discriminación aparece en un primer momento
como una condición para el diálogo; pero también a partir del
diálogo será posible promover la no discriminación desde cada
religión.
Los conceptos que consideraremos en este texto ayudarán a
unificar la reflexión de las tradiciones religiosas en México para
promover la no discriminación y el ejercicio de los derechos.
Ellos son: a) dignidad, b) igualdad, c) respeto y d) tolerancia.
Estos conceptos, además de ser valores comunes al ser humano
y a las religiones (aun cuando cada una tenga sus propias defini-
ciones), nos proporcionan una base para la no discriminación y
para el diálogo. Cada uno se analiza a partir de las humanidades
y de definiciones establecidas, y luego se muestra la información
obtenida en las entrevistas con miembros de algunas tradiciones
religiosas, mujeres y hombres, representantes, líderes o gente
comprometida con la sociedad.5
25
5
En el Anexo (pp. 159-161) se ve el esquema que se siguió para las entrevis-
tas, así como una lista de las personas entrevistadas.
Dignidad
Karen Castillo
Ontológica
6
El Diccionario de la lengua española define dignidad como: “cualidad de dig-
no. Excelencia, realce. Gravedad y realce de las personas en la manera de com-
portarse. Cargo o empleo honorífico y de autoridad”.
Karen Castillo
7
Francesc Torralba Roselló, ¿Qué es la dignidad humana? Ensayo sobre Peter
Singer, Tristram Engelhardt y John Harris, Barcelona, Herder, 2005, p. 62. Este
texto sirve como referencia para el análisis del proceso del término.
8
Para un breve recorrido histórico del término, así como cuatro dimensiones
28 de análisis, véase Francisco García Moreno, “El concepto de dignidad como
categoría existencial. Un recorrido del concepto a la largo de la historia de
la filosofía”, El Búho. Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía,
época ii, año 1, núm. 1, enero-junio 2003, disponible en <http://aafi.filosofia.
net/publicaciones/el_buho/elbuho2/dignidad.htm>.
9
Aún en el siglo xx las propuestas de superioridad racial del gobierno nazi tu-
vieron la clara intención de evitar que hubiera más personas con discapacidad
e incluso se llegó a eliminarlas.
Puntos de encuentro
ser humano la libertad y la voluntad. Sin embargo, a partir de
estos conceptos, el enfoque que propone Pico della Mirandola,
quien coloca al ser humano como el “intermediario de todas las
criaturas” y le concede omnipotencia, no encuentra sustento.
La postura de Kant presenta la dignidad como un valor co-
mún e invariable atribuido a las personas o a la “humanidad
realizada en las personas”; sin embargo, también la coloca en
el estatus de honorable, que otro debe reconocer y que impone
ciertas actitudes y un comportamiento adecuado hacia las per-
sonas que gozan de ese estado.10 Podemos ver que esto corres-
ponde con la definición propuesta por los diccionarios.
Todas estas características ayudaron a entender al ser huma-
no, pero, como se ha dicho, resultaron limitadas. Era necesario
que la reflexión girara en torno a lo específico del ser humano
y que se encontrara un concepto que fundamentara la existen-
cia y esencia humanas desde las características que comparten
todas las personas (aun quienes se consideraba “limitados”) y
que reconociera a cada ser humano sin que ninguna condición
fuera motivo de exclusión.
Este recorrido muestra como se intentó avanzar y subsanar
ciertas limitaciones; no obstante, aún en la actualidad es nece-
sario luchar para que se entienda que la dignidad, como caracte-
rística propia de toda persona, no es algo que deba reconocerse,
sino que está por encima de la valoración individual, incluso por
encima de cualquier pretensión de negarla. Hay que entender
que el sustento de la dignidad ontológica es la existencia, cuyo
análisis se debe llevar a cabo desde la filosofía del ser.
Todo ser humano posee una dignidad inalienable que está por en- 29
cima de cualquier precio y que no admite equivalente alguno, pues
no tiene un valor relativo sino absoluto.11
10
Torralba Roselló, op. cit. supra n. 7, p. 69.
�
11
Thomas de Koninck, De la dignidad humana, trad. de María Venegas Grau,
12
En las sociedades europeas aristocráticas y socialmente estratificadas, se le
reconocía dignidad a los individuos en virtud de la función pública que desa-
rrollaban, por causa de su pertenencia a la nobleza o su rango eclesiástico. Cf.
Torralba Roselló, op. cit. supra n. 7, p. 69.
Karen Castillo
13
Martínez Martínez, op. cit. supra n. 3, p. 263.
Puntos de encuentro
tivo que sirve de base al imperativo (el derecho). La dignidad se
presenta como fuente en tanto que no es suficiente establecer
o hablar de ella como si estuviera en todas las relaciones o si-
tuaciones humanas; más bien, al reconocerla como intrínseca,
tiene implicaciones que se deben explicitar. En este sentido, la
dignidad indica al sujeto lo que supone ser digno, mientras que
los derechos se crean como un imperativo para hacer valer la
dignidad siempre.
14
Juan José Tamayo-Acosta, Fundamentalismos y diálogo entre religiones, Ma-
drid, Trotta, 2004, p. 237. En el capítulo ix de este libro, “Religiones y derechos
humanos”, se proporciona una visión completa sobre los derechos humanos
en el cristianismo, el islamismo, el judaísmo, el hinduismo y budismo.
Karen Castillo
15
Victoria Camps, Virtudes públicas, Madrid, Espasa-Calpe, 1990, p. 33, cit.
en Mauricio Beuchot, Filosofía y derechos humanos, 5ª ed., México, Siglo xxi,
2004, p. 25.
Los derechos humanos son un producto histórico y su desa-
Puntos de encuentro
rrollo ha respondido a las situaciones y contextos específicos o
globales, por lo que, dependiendo de la época, se ha buscado
garantizar con ellos aspectos políticos, civiles, sociales, económi-
cos, culturales, ambientales, de género, sexuales, por condición
de identidad o por tipo de violación que se sufre, entre otros.
Entender que la dignidad es la fuente de todo derecho favo-
rece que el análisis de los derechos humanos sea profundo y se
admiten clasificaciones, renovaciones, dinamismo, creatividad,
pedagogía y un claro interés por enseñarlos, promoverlos, dis-
cutirlos y difundirlos. Desde esta perspectiva debe entenderse la
labor de los organismos de derechos humanos que han creado
nuevas dependencias, las cuales, además de vigilar el cumpli-
miento, están en contacto con las comunidades para entrever
las necesidades que expresan caminos por recorrer hacia el reco-
nocimiento pleno de la dignidad, pues es una tarea abierta y en
desarrollo. No se puede pretender que se ha logrado expresar la
totalidad de la dignidad humana en el conjunto de los derechos
que hasta ahora se han reconocido.
Es importante advertir que la defensa y la promoción de los
derechos humanos no son tareas exclusivas de los organismos
internacionales, sino que atañen a todos los seres humanos,
quienes en sus relaciones experimentan la necesidad de vivir
plenamente la igualdad, la libertad, la justicia y la paz como for-
mas concretas de expresar su dignidad. Por ello, es preciso que
también las religiones, especialmente desde sus instituciones,
asuman esta responsabilidad.
16
Tamayo-Acosta, op. cit. supra n. 14, p. 207.
Karen Castillo
El ser humano es un ser creado por Dios para ser mayordomo, ser
responsable de la creación y tener relaciones con otros seres huma-
nos. Venimos a la tierra para tener plenitud de vida pero también
el compromiso de buscar la plenitud de vida para otros y otras,
entonces, en sentido estricto, debemos decir “Dios creó hombres y 37
mujeres”, pero más allá, Dios nos creó como seres humanos para
estar en relación.
(Representante de la Iglesia evangélica bautista)
La cualidad del ser humano es tratar a los otros como uno quiere
ser tratado; por tanto, lo más importante para hablar de la consti-
tución del ser humano está en función de su comportamiento con
los demás, un trato igualitario a todos, y con ello buscar alcanzar la
divinidad. Somos parte humanos y parte divinos y tenemos carac-
terísticas humanas y características divinas. Existe un mismo nivel
38 de conciencia donde la meta es la espiritualidad.
(Representante del hinduismo)
17
Es común encontrar la expresión Madre Tierra, donde se entiende a ésta
como proveedora y como el elemento de donde surge la vida, de manera que
la Tierra adquiere personalidad y llama a la armonía entre los seres humanos
a favor de la unidad.
Karen Castillo
40 18
El dharma es el soporte del ser, de todo lo existente, y la ley que rige la
estructura ontológica de la realidad, la ley del orden cósmico. Es el principio
de la estabilidad universal, de la armonía y equilibrio fundamental, la ley o
ritmo del universo, la norma que rige el mundo, la naturaleza, la sociedad y la
existencia individual. Cf. José Luis Sánchez Nogales, Cristianismo e hinduismo:
horizonte desde la ribera cristiana, Bilbao, Desclée de Brouwer, 2000, p. 51.
19
Hans Küng, Proyecto de una ética mundial, trad. de Gilberto Canal Marcos,
Madrid, Trotta, 2006 p. 78.
Puntos de encuentro
de vulnerabilidad y el arduo trabajo de otras para abrir nuevos
horizontes en la conciencia son signos claros de que la dignidad
puede vivirse más allá de doctrinas excluyentes y centrarse en
lo común a todos los seres humanos. Entonces, el papel de las
religiones es importante, como lo destaca Hans Küng al afirmar
que “en la lucha por la libertad y los derechos humanos, las
religiones aportan un referente anclado en la experiencia del ser
humano”.
A menudo, esta lucha se queda en teoría, y aunque parece
incuestionable para todas las religiones, llevarla a cabo no siem-
pre es sencillo; la necesidad del cambio parece quedar clara para
todos a nivel teórico –que puede incluir textos sagrados o no–;
sin embargo, en la práctica de la ética y con respecto a los pape-
les que desempeñan hombres y mujeres en la misma religión,
esto se complica y en algunas circunstancias el incumplimiento
de la dignidad e igualdad se justifica fácilmente.
Igualdad
20
Como propone Antonio Pelé, de la Universidad Carlos iii de Madrid, en
“Una aproximación al concepto de dignidad humana”, Universitas. Revista de
Filosofía, Derecho y Política, núm. 1, diciembre-enero 2004, pp. 9-13, disponi-
ble en <http://universitas.idhbc.es/n01/01_03pele.pdf>.
Karen Castillo
21
Establecida claramente en el artículo 7º de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos: “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción,
42 derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección
contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provo-
cación a tal discriminación”. Organización de las Naciones Unidas-Asamblea
General, Declaración Universal de Derechos Humanos, Resolución 217 a (iii),
10 de diciembre de 1948.
22
Véase Ronald Dworkin, cit. en Jesús Rodríguez Zepeda, ¿Qué es la dis-
criminación y cómo combatirla?, México, Consejo Nacional para Prevenir la
Discriminación, 2004.
Ontológica
Puntos de encuentro
La igualdad, como característica ontológica, se fundamenta en
la dignidad; por lo tanto, no admite niveles ni condiciones, es
una y se encuentra en razón de la existencia de cada persona.
Sin embargo, si no se entienden las diferencias y características
de cada grupo, se corre el riesgo de violentar la dignidad en
nombre de la igualdad.
Aun cuando parecería que hoy es fácil entender que la dig-
nidad es una y que los seres humanos somos iguales en digni-
dad, el camino ha tomado diferentes procesos. A lo largo de la
historia se ha concebido una estructura social sin igualdad, pero
además –y tal vez sea lo más grave– se han creado estructuras
verticales donde algunos se sienten superiores a otros y creen
poseer el derecho o deber de decidir sobre quienes consideran
inferiores. En la lucha por el reconocimiento de la igualdad y la
dignidad, quienes se han considerado superiores han preten-
dido “otorgar” el reconocimiento de igualdad y de dignidad a
los supuestos “inferiores”, además de esclavizarlos y de decidir
sobre ellos.
Una tarea pendiente, que no se pretende abordar aquí pero
que sí hay que resaltar, es saber que a lo largo de la historia, e
incluso en la actualidad, existen grupos a quienes no se ha es-
cuchado o que no participan en la construcción de la historia
o que han vivido al margen de ella. Muchos de éstos son pre-
cisamente a quienes se les ha negado la igualdad no sólo en la
reflexión, sino especialmente en la vida cotidiana. Trabajar por
esa igualdad implica saber cómo la entienden, qué significa ser
iguales en sus condiciones socioeconómicas, en su cultura y, 43
por supuesto, desde su religión.
La dignidad y la igualdad –sobre todo entre quienes han con-
quistado otros pueblos– se han identificado con características
particulares, de manera que se pueden adoptar dos posturas
que niegan la igualdad. Una es considerar lo extraño o ajeno
como amenazante, y entonces catalogarlo como no humano,
Karen Castillo
Relacional
Derechos humanos
hacerlos cada vez más específicos hasta que cada sector o grupo
se vea protegido en su diferencia y de acuerdo con sus necesida-
des de integración y participación en la sociedad. Con esto se ha
promovido la igualdad.
Con la igualdad se busca, ante todo, brindar las mismas
oportunidades de desarrollo, de crecimiento, de formación y de
posibilidades; por eso, para los diversos organismos de derechos
humanos el trabajo aún sigue. Existe una estrecha relación y re-
ciprocidad entre la no discriminación, la igualdad y los derechos
humanos. Sin embargo, esta relación no siempre se da, porque
igualdad y derechos humanos son pronunciamientos universa-
les en los que distintas naciones o gobiernos han participado,
pero que en la práctica concreta siguen teniendo limitaciones
y se necesitan especificaciones al hablar de no discriminación.
Por ejemplo, todas las personas tenemos derecho a un trabajo
digno, pero cuando alguien tiene discapacidad o ciertas limita-
ciones, éstas requieren determinadas condiciones de trabajo. Si
no se aseguran esas condiciones, habría discriminación y des-
igualdad. Esto evidencia la relación entre estos tres acentos; por
lo tanto, promover la no discriminación es una forma de hacer
valer los derechos y con ello reconocer la igualdad.
Cuando se impone una única forma de entender la vida dig-
na, la igualdad y otros conceptos relacionados, se corre el riesgo
de obstaculizar el descubrimiento de qué significan estos con-
ceptos para cada comunidad. Qué significa tener una vida plena
o digna puede estar sujeto a determinados condicionamientos
culturales, históricos, religiosos o incluso sociales. Pretender
aplicar parámetros establecidos desde fuera puede dejar a un
46 lado las principales necesidades de determinada comunidad, y
sujetarla a un esquema predeterminado y cerrado. El reto es que
los conceptos universales de vida digna e igualdad se puedan
leer y llevar a cabo desde la diferencia, las necesidades y lo espe-
cífico de cada grupo humano.
Para respetar aquello que pertenece a cada grupo humano
debe considerarse siempre a la igualdad como constante bús-
Puntos de encuentro
queda de justicia social que asegura a todas las personas con-
diciones de vida y de trabajo dignas e igualitarias, sin hacer di-
ferencias entre unas personas y otras a partir de condiciones
sociales, sexuales o de género, entre otras. No se puede justifi-
car la falta de igualdad con el argumento de que se respeta lo
específico; por ejemplo, no se puede negar a una comunidad
indígena el acceso a servicios educativos, médicos, tecnológicos
o cualesquiera otros con el argumento de que así se respeta y
conserva su cultura, sus tradiciones y lo propio.
Es paradójico que se busque la unidad y que en ella se mal-
entienda la igualdad. Con esta idea se puede pretender que haya
igualdad en expresiones que pueden ir de aspectos simples a
cuestiones culturales profundas. Se tiende a creer que en la me-
dida en que la vida tenga expresiones más uniformes u homo-
géneas será más fácil evitar conflictos. Sin embargo, se percibe
una amenaza cuando esa unificación atenta contra elementos
básicos, en especial, contra la vida como única en cada ser. Así
pues, la igualdad entendida como uniformidad representa una
amenaza a la dignidad del ser humano.
plementa con una segunda parte que tiene que ver con algún
tipo de diferenciación relacionada, comúnmente, con la prácti-
ca religiosa.
La igualdad se puede analizar desde el concepto de comuni-
dad, como grupo en el cual se comparte lo esencial, al cual se
pertenece y el cual proporciona identidad. Comunidad también
puede referirse a un concepto global donde todos los seres hu-
manos, pertenecientes a una misma especie, compartimos la
misma casa –el planeta Tierra–; por lo tanto, compartimos una
igualdad básica relacionada con la dignidad, pero que se con-
creta en aspectos más específicos, como las oportunidades y los
medios de desarrollo de cada persona. Por eso, en las respuestas
hubo casi siempre una segunda parte en el sentido de que, si
bien en esencia hay igualdad, ésta muchas veces encuentra ma-
tices.
Hubo también otra distinción; la igualdad entre religiones pue-
de hacerse valer en la medida en que el derecho a la libertad reli-
giosa se cumpla. Hasta ahora se ha avanzado en el acercamiento
entre las tradiciones religiosas, pero los esfuerzos comienzan a
girar en torno a la necesidad de valorar y conocer más profunda-
mente cada una de ellas. Por su parte, la igualdad al interior de las
religiones, es decir, entre sus miembros, es un punto más delica-
do, sobre todo en la relación hombre-mujer y en las estructuras
jerárquicas.
Algunas estructuras sesgan este derecho en una de las carac-
terísticas humanas principales, la diferencia entre sexos. No se
da el mismo trato ni la misma posibilidad de participación en al-
gunas religiones, y existen claras diferencias entre el hombre y la
48 mujer, aun cuando en todas las tradiciones religiosas se habla de
igualdad, que implica, por supuesto, la igualdad entre ambos.
De esta manera, a veces la igualdad no se cumple porque son
más fuertes las formas en que se estructuran las organizaciones
o la vida religiosa. El siguiente cuadro muestra cómo la mujer
ha sido y sigue siendo discriminada al interior de las religiones:
Puntos de encuentro
cuadro i.1 Discriminación hacia las mujeres en las religiones
Respeto y tolerancia
53
23
Fernando Savater, Sin contemplaciones, Barcelona, Ariel, 1993, p. 78, cit. en
Isidro H. Cisneros, Los recorridos de la tolerancia. Autores, creaciones y ciclos de
una idea, México, Océano, 2000, p. 148.
Relacional
Karen Castillo
Derechos humanos
24
Tamayo-Acosta, op. cit. supra n. 14, p. 261.
Karen Castillo
25
Ibidem, p. 274.
Puntos de encuentro
La reflexión sobre los derechos humanos ha caído en la cuen-
ta de la necesidad de vincularlos con las obligaciones, ya que,
al centrar la atención en los derechos personales, a menudo se
dejan fuera los derechos de las otras personas. No es suficiente
poner de manifiesto el respeto a las características particulares,
sino que se deben hacer valer los derechos en su totalidad, y
esto implica considerar qué requiere la otra persona. Por su-
puesto, el respeto personal de los derechos pasa por el respeto a
los derechos universales.
Por último, hay que advertir que en el afán de promover los
derechos humanos y de hacerlos cada vez más específicos y obli-
gatorios se corre el riesgo de olvidar que también éstos tienen lími-
tes. Por ello, para hablar de la cuestión relacional o de interacción
entre los derechos, es inevitable establecer los límites de éstos.26
Tolerancia
58
28
Jonathan Chaplin, “How Much Cultural and Religious Pluralism Can Lib-
eralism Tolerate?”, en John Horton (coord.), Liberalism, Multiculturalism and
Toleration, Nueva York, St. Martin’s Press, 1993, pp. 32-49, cit. en Cisneros,
op. cit. supra n. 23, p. 156.
29
Promulgada el 16 de noviembre de 1995 por la Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(Unesco).
Puntos de encuentro
cultura de paz; aun cuando no haya identificación clara con la
otra tradición. Entonces, el respeto pasa por tres etapas que se
pueden identificar con la propuesta de Paul Knitter, quien afirma
que las relaciones interreligiosas deben pasar de un matrimonio
por conveniencia –regla– a un matrimonio por amor –unidad–,
pero al que se puede añadir el beneficio de dar frutos –enrique-
cimiento mutuo desde la diferencia.
Al descubrirnos como otro distinto, podemos tomar el mis-
mo lugar que cualquier otro tiene –horizontal–, así podemos
entender la diversidad o diferencia sin establecer calificativos
–negativos– ni mucho menos comparativos. Entonces, cambia-
mos la creencia de que “Yo estoy bien, y tú estás mal”, por un
“Yo lo creo o vivo de una manera y tú de otra”.
30
Adolfo Ham, “El desafío del diálogo interreligioso”, en Diálogo interreligioso
y macroecumenismo, La Habana, Centro de Estudios Consejo de Iglesias de
Cuba, 1997, pp. 6-7.
Karen Castillo
31
Vale la pena mencionar que una de las propuestas en torno a la integración
de las diferentes tradiciones religiosas en México es crear espacios abiertos
para la oración interreligiosa, a lo cual se puede añadir una feria de la diversi-
dad religiosa donde se expongan los elementos necesarios para que la gente
conozca las diferentes religiones, así como sus expresiones en la comida, la
vestimenta, la ritualidad y otros.
Puntos de encuentro
que nos atañe y, aunque a veces no podemos estar totalmente
de acuerdo, es pertinente ser tolerante con la manera de pensar
de cada quien.
(Representante de la Iglesia anabautista menonita)
Puntos de encuentro
32
Jean-Claude Basset, El diálogo interreligioso: oportunidad para la fe o de-
cadencia de la misma, trad. de Miguel Montes, Bilbao, Desclée de Brouwer,
1999, p. 333.
Karen Castillo
sino sobre todo en la relación con las demás personas.33 Para las
religiones no teístas ha sido más clara esta centralidad.
Cuando se habla del ser humano, lo esencial no es lo religioso,
aun cuando desde ahí se le defina, sino todo aquello que tiene en
común con las demás personas, sobre todo en lo que se refiere a
sus principios básicos, entre los que se encuentran la dignidad y la
igualdad. La definición de cada religión sobre el ser humano pue-
de expresarse en términos universales sin importar que se refiera
a un acontecimiento o a una relación especial con la divinidad. Se
entiende que se describe a la persona con características particu-
lares, pero que al mismo tiempo se incluye a toda la humanidad,
desde su esencia más que desde la forma en que se vive como ser
religioso.
A lo largo de la historia, el ser humano ha experimentado
dolor, sufrimiento y guerra porque, al considerar que ciertas ca-
racterísticas circunstanciales son constitutivas del ser humano,
se provoca una lucha que crea divisiones y nuevas luchas. Por
ello, si se coloca al centro del sistema económico, social, po-
lítico, cultural o religioso, el ser humano queda supeditado al
funcionamiento de ese sistema. Así, lo circunstancial se coloca
por encima de lo esencial o fundamental, el ser humano y su
dignidad.
El ser humano constantemente se ha enfrentado con la nece-
sidad de ubicarse en el centro de la reflexión, de las estructuras, de
sus propias creaciones. En el Renacimiento se redescubrió como
microcosmos, síntesis y culmen de la creación, en contraste con
el teocentrismo característico de la época medieval en que el ser
humano parecía quedar disminuido en sus capacidades. En ese
64 momento se descubrió como un ser profundamente necesitado,
con dudas, incertidumbres y limitaciones. Después, con la mo-
dernidad, el ser humano encontró que la razón es el único me-
33
Peter Hünermann afirmó que en Europa “Dios se había convertido un
extraño en nuestra propia casa”, idea que retomarán diversos autores –sobre
todo Louis Duch– con la intención de reflexionar sobre un giro copernicano,
donde la religión se torna antropocéntrica.
Puntos de encuentro
dio capaz de ayudarle a superar su fragilidad, pero, aunque apa-
rentemente estaba en el centro, la razón tomó el lugar que éste
buscaba para sí mismo. Hoy parece que el ser humano experi-
menta un profundo sentimiento de vacío, de ausencia de sí en
medio de la estructura social que él mismo creó; de esta manera,
experimenta que la modernidad lo hace enfrentarse con la mayor
de sus debilidades, el levantarse violentamente contra sí mismo.
Con ello se evidencia que en esta evolución se consideró un solo
aspecto del ser humano y no a éste de manera integral.
El ser humano se ha intentado colocar en el centro, como
respuesta a la realidad que lo ha ignorado o que incluso ha so-
brepasado su propia dignidad. Por ello, la dignidad sigue siendo
en muchos casos sólo un concepto. Aunque no sean conceptos
antiguos, griegos o medievales los que sirvan para justificar las
exclusiones, hoy por hoy se crean otros, en función de los cuales
la dignidad no se cumple, en especial, con relación a los dere-
chos humanos.
Cuando el ser humano experimenta que es frágil, choca
contra su peor debilidad, el mismo hombre; así, después de la
Segunda Guerra Mundial, varias naciones quisieron asegurarse
de que ningún pueblo se volvería a levantar contra otro y se
crearon organismos que hasta ahora buscan la unidad, pero que
no han podido superar su fragilidad ni vencer la lucha contra los
sistemas. Por el contrario, aún se experimenta la necesidad de
mirarse ante el drama de la pobreza, la injusticia y la desigual-
dad. En lo más profundo de lo que es el ser humano, hay una
búsqueda por encontrar respuestas para lograr recuperar la dig-
nidad a través de la solidaridad. El signo más claro de disgusto y
vacío en el ser humano se expresa en su búsqueda por colocarse 65
en el centro, de manera que recurre al antropocentrismo, pero
no desde la razón, sino desde una mirada introspectiva cuyo
núcleo es lo más esencial y constitutivo, la dignidad. Esto es
muestra del intento por redescubrir al ser humano.
Para construir una definición de ser humano, podemos acer-
carnos a un diccionario básico, cuyas acepciones ofrecen verbos
Karen Castillo
34
Como señaló Amina Teslima, representante de la orden sufi en México.
desde la espiritualidad será posible unirnos. Es como una semilla:
su meta es crecer, cuando se convierte en una planta deja de tener
la cáscara, pero sin ella no hubiera sido posible lograr su objetivo.
(Representante del hinduismo)
Conclusión
70
35
Cf. Pablo vi, Octogesima adveniens, carta apostólica § 16, Ciudad del Vati-
cano, 14 de mayo de 1971, disponible en La Santa Sede <http://www.vatican.
va/holy_father/paul_vi/apost_letters/documents/hf_p-vi_apl_19710514_oc-
togesima-adveniens_sp.html>.
ii
�
ReLiGioNeS y DiSCRimiNACióN
�
1
Destacado escritor y poeta inglés del siglo xx, quien escribió, entre otros
temas, sobre religión.
Karen Castillo
2
Si bien a partir de la Ley sobre Libertad de Cultos, promulgada hace poco
más de 150 años comenzaron a entrar diversas religiones al país, la realidad
es que sólo hasta las reformas de 1992 comenzó un nuevo episodio para la
pluralidad.
Diversidad religiosa en la sociedad
Religiones y discriminación
Al parecer, la diversidad religiosa en México se reduce a pequeños
grupos, cuya presencia en términos porcentuales es tan reducida
que los hace casi invisibles; sin embargo, la práctica cotidiana
muestra otra realidad.3 Aunque la diversidad religiosa hasta hoy
se ha presentado como un porcentaje mínimo, es una realidad.
A pesar de quienes se oponen a admitirlo, hoy en día hay mayor
pluralidad, mezclas o prácticas religiosas entrecruzadas. Un ejem-
plo claro del miedo a admitir esta diversidad fue la indignación
de la Iglesia católica ante el censo de 2010, ya que las cifras mos-
traban un debilitamiento estadístico de creyentes.
Un análisis de las estadísticas sobre el comportamiento reli-
gioso permite observar que algunos de los acontecimientos his-
tóricos relevantes del siglo xx, como la Revolución, la Cristiada
y los movimientos sociales democráticos con su expresión en
el movimiento estudiantil están relacionados con el considera-
ble aumento de quienes manifiestan que no profesan religión
alguna. Esto muestra que la religión queda en entredicho ante
las críticas externas contra sus instituciones y representantes, por
lo que deja de ser referente para muchas personas. A principios
del siglo xx, el catolicismo se encontraba en una época de hege-
monía debido a los acuerdos de poder entre la Iglesia y el Esta-
do. En el contexto del movimiento revolucionario en contra del
gobierno dictatorial, se cuestionó al cristianismo católico al estar
identificado con el gobierno que se criticaba. De esta manera, de
3
En Pedro Rivera, Protestantismo en México: su desarrollo y estado actual,
México, Jus, 1961, se muestran las cifras estimadas de protestantes en México 73
de 1916 a 1963: 1916 (30 242), 1949 (265 000), 1959 (910 000) y 1963
(1 065 000), cit. en Manuel Molina, Biblia, protestantismo, ecumenismo, Méxi-
co, Círculo Bíblico, 1967. Es difícil hablar de esas cifras ya que se han hecho
subdivisiones, de manera que el censo de 2000 incluye Iglesias protestan-
tes históricas (599 875), evangélicos (3 808 284) y bíblicos no evangélicos
(1 751 910). A pesar de estas clasificaciones, es evidente que la diversidad
religiosa en México es cada vez mayor.
Karen Castillo
4
Los siguientes datos estadísticos se tomaron de La diversidad religiosa en
México. xii Censo General de Población y Vivienda 2000, México, Instituto Na-
cional de Estadística y Geografía, 2005.
Religiones y discriminación
contacto con culturas y formas de pensar distintas a través de los
medios de comunicación, se ha iniciado el proceso de apertura en
los modelos culturales y religiosos. Vivimos en una sociedad plu-
rirreligiosa a pesar de que haya una religión mayoritaria que cuen-
ta con un porcentaje que puede hacerla parecer como única. Sin
embargo, esa religión se enfrenta con la aparición de numerosas
manifestaciones de sincretismo con religiones orientales y prehis-
pánicas. Cada vez es más evidente el establecimiento de lugares
donde gran cantidad de personas practica cultos que no pertene-
cen a la religión mayoritaria, por ejemplo, meditación budista,
yoga hindú, santería y algunos ritos prehispánicos. Este cambio
responde a factores como el deseo de salud y desarrollo integral
de la persona. En efecto, algunas prácticas religiosas orientales se
realizan como métodos alternativos en la búsqueda de salud.
La disminución de católicos se presenta ante dos realidades:
por un lado, la pérdida de credibilidad a nivel institucional, fru-
to de diversos problemas; y, por otro, el aumento en la oferta
religiosa. Ambos se expresan en dos variables: gente sin religión
(que asciende a casi 4.7%)5 y el porcentaje de católicos (que dis-
minuye considerablemente, 96.2% en 1970, 88% en 2000, y
82.7% en 2010). Esto demuestra que en la última década el
porcentaje disminuyó lo que antes se había dado en tres dé-
cadas. También cabe destacar que en el apartado de religiones
del censo de 2000 no aparecía la respuesta “No especificado”,
mientras que 2.71% de la población en 2010 no especificó qué
religión practicaba.6
5
Panorama de las religiones en México 2010, México, Instituto Nacional de Es-
tadística y Geografía, 2011, p. 3. Los datos aparecen en cifras, por lo que 5 262 546
75
declararon no tener religión y 3 052 509 aparecen como no especificado, es
decir, 2.7 por ciento.
6
Hay que aclarar que este rubro se ha querido eliminar en los resultados
finales, porque la respuesta puede deberse a la falta de capacitación de quien
realizó la encuesta; sin embargo, es seguro que también representa falta de
definición de algunas personas; por ello, no se puede ni eliminar esta categoría
ni menos distribuir proporcionalmente sus resultados entre los demás rubros,
como se pretende hacer.
Karen Castillo
76
Religiones y discriminación
cuadro ii.1 Datos sobre diversidad religiosa en el Censo de
Población y Vivienda 2010.
7
Es importante aclarar que el término minoría no remite a una situación de
inferioridad, como puede identificarse en el imaginario colectivo, sino especí-
ficamente a una cuestión cuantitativa.
Religiones y discriminación
temas relacionados con la religión, y manifestar su realidad en
una sociedad laica y de libertad de culto.
Se requiere que la religión mayoritaria y las minorías bus-
quen en la vida social el espacio a través del cual expresen sus
valores, en el cual es posible alcanzar lo más alto en función de
sus creencias y formas concretas, porque las prácticas religiosas
promueven la dignidad de cada persona, rechazan la exclusión
y reconocen la importancia del respeto, así como la posibilidad
de enriquecerse desde la diversidad.
La diversidad religiosa cada vez es más clara no sólo en Mé-
xico sino en América Latina y otras regiones, plantea la discu-
sión en torno a la libertad religiosa y propone nuevas formas
de abordarla. En México la lucha por separar las decisiones del
Estado de las de la Iglesia hizo que el gobierno limitara la vida
religiosa. Esta situación propició la exigencia al gobierno de la
libertad de culto, para buscar cierta independencia en la práctica
pública de cultos religiosos. Hoy, se promueve la reflexión desde
la diversidad religiosa para incorporar la vida cotidiana de las
diferentes tradiciones religiosas en la sociedad.
Sobre la libertad religiosa se destacan algunos aspectos de
acuerdo con lo establecido en el artículo 18 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, donde se dice:
8
Este artículo protege las creencias teístas y no teístas, así como el derecho a
no profesar ninguna creencia; y no se limita a las religiones tradicionales o a
las religiones y creencias con características o prácticas institucionales análogas
a las de las religiones tradicionales, aunque sí pone límites a grupos que pre-
tenden utilizar el carácter religioso para fines ilegales.
Karen Castillo
9
Esta propuesta aún está en proceso de aprobación por los congresos esta-
tales.
Religiones y discriminación
b El crecimiento del fundamentalismo secular en los países
occidentales, que considera a los creyentes una amenaza a
la política secular, democrática y liberal.10
10
xvii sesión plenaria de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, celebrada
82
En las respuestas de las entrevistas en torno a este tema se ex-
presó a menudo que, en la medida en que los líderes religiosos
se puedan comunicar, dialogar y llegar a acuerdos, será más fácil
para las personas creyentes y para el resto de la población acep-
tar y convivir con diferentes tradiciones religiosas. Para todas
las personas entrevistadas es importante el papel de los líderes,
Religiones y discriminación
pero en especial en las comunidades indígenas se da un valor
importante a los representantes así como a los ancianos o pa-
dres. Ellos “cuentan con una autoridad moral muy importante,
por eso, si desde ellos se promueve el diálogo y la convivencia,
será más fácil para las comunidades abrirse a esta actitud”.12
Es necesario dar testimonio, ser congruentes con las pro-
puestas de cada religión, entender, una vez más, que desde los
principios de cada una de ellas se promueve la igualdad y la
dignidad y que, si se es fiel a lo fundamental, se hacen posibles
e incluso necesarios el diálogo y los acuerdos.
Esta esencia es una para todas las religiones ya que hace referencia
al anhelo del ser humano por regresar al origen, adonde todos per-
tenecemos, donde no hay separación. La separación es relativa, es
una experiencia para buscar y valorar esa unidad de la que venimos
y a la que vamos.13
12
Expresión tomada de la entrevista con Aurelia, una joven de la comunidad
presbiteriana que participa en el SiM en San Cristóbal de las Casas.
13
Expresión tomada de la entrevista realizada a Bhagwant Kaur, de la comu-
nidad sikh dharma.
Karen Castillo
14
Jacques Dupuis, Hacia una teología cristiana del pluralismo religioso, trad. de
Ramón Alfonso Díez Aragón y María del Carmen Blanco Moreno, Santander,
Sal Terrae, 2000, p. 452.
Religiones y discriminación
evidente la necesidad de trabajar en esto, ya que aún hay mucho
por hacer para conseguir que en la sociedad haya igualdad de
apoyos y oportunidades para todas las religiones.
15
Existen diversos grupos al interior de las religiones que no se reconocen a
nivel “institucional”, pero que se identifican con alguna religión y crean sus
propias formas y estructuras. La separación puede ser por cuestiones doctrina-
les o bien por pertenecer a grupos específicos como homosexuales, mujeres
que participan de ciertos ministerios y otros.
Religiones y discriminación
propia experiencia y reconocen que en su religión sí hay un lu-
gar para vivirla plenamente desde su propia realidad. Todas las
religiones tienen en su origen el encuentro del ser humano con
la trascendencia; por ello, estos grupos apuestan a crear una
nueva forma de vivir su experiencia desde su religión, en la cual
han sido formados o con la cual se sienten tan identificados que
no entienden el motivo de su exclusión, y se sienten vinculados
con lo más profundo de su religión. Estos grupos se crean en la
misma religión con plena conciencia de que sí pueden participar
de ella, en sus bases, aunque no se identifiquen con una comu-
nidad incapaz de abrirse a la característica que los segrega. Esto
provoca conflictos, generalmente no violentos, y es necesario
que impulse a la reflexión para dar respuestas a su situación
concreta.
De acuerdo con la realidad que se expresó en las entrevistas,
la diferencia natural entre el hombre y la mujer es el mayor
motivo de división interior en las religiones. Esa diferencia es
innegable, pero hay que entenderla desde su origen como algo
natural y con un objetivo específico que no va en función de la
dignidad o de la capacidad de participación, sino de la naturale-
za y el sentido de complementariedad y relación entre los seres
humanos. Pese a todo, esta diferencia se ha utilizado para justi-
ficar la participación y la constitución jerárquica en el ámbito re-
ligioso, la cual se centra en la figura masculina y hace a un lado
a las mujeres. En la actualidad esta estructura provoca conflictos
porque la participación de la mujer en la vida social, política y
económica es cada vez mayor, por lo que es necesario replantear
el papel de las mujeres en la organización interna.
En la antigüedad, las diferencias biológicas entre el hombre 87
y la mujer generaron claras distinciones socioculturales en la
participación en la vida práctica. En aquella época, las limita-
ciones en la visión, educación, protección y atención a la sa-
lud integral de las mujeres, principalmente a la salud sexual y
reproductiva, fueron algunos de los factores que favorecieron
que éstas pasaran mayor tiempo en el ámbito del hogar. En el
Karen Castillo
16
Juan Antonio Estrada, El cristianismo en una sociedad laica: cuarenta años
después del Vaticano ii, Bilbao, Desclée de Brouwer, 2006, p. 325.
Motivos de conflicto
Religiones y discriminación
Algunas prácticas que generan conflictos interiores en las reli-
giones y en las relaciones de unas con otras son: a) el poder,
b) las cuestiones económicas, c) los fundamentalismos, d) las
diferencias de interpretación, y e) las cuestiones éticas. A conti-
nuación se desarrollará cada una de ellas.
17
Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, Ley de Asociaciones
Religiosas y Culto Público, Diario Oficial de la Federación, 15 de julio de 1992,
última reforma Diario Oficial de la Federación, 25 de mayo de 2011.
Karen Castillo
18
Cf. Juan José Tamayo-Acosta, Fundamentalismos y diálogo entre religiones,
Madrid, Trotta, 2004, p. 75.
Religiones y discriminación
misma, para identificarlo más bien con ciertas personas o gru-
pos y no como parte de la religión: “El problema no es la reli-
gión sino las personas”.19 Así, hoy tenemos diversos fundamen-
talismos, los cuales no se entienden desde las propuestas de las
distintas religiones, sino que más bien se derivan de las posturas
de sus miembros.
19
En las entrevistas se expresó esto de diferentes maneras, por ejemplo: “El
problema no es el cristianismo, sino los cristianos”, “El problema no es el
islam, sino los musulmanes”, “El problema se da a partir de los individuos, no
de las religiones”. Por ello se resume que en todas las religiones los conflictos
no surgen de la religión en sí, sino de la interpretación o actitud de quienes
93
las practican.
20
En el censo de 2010 se identificaron 12 grandes ramas de Iglesias cristia-
nas: católica, anabautista menonita, bautista, Iglesia del Nazareno, metodista,
presbiteriana, pentecostal, cristiana y evangélica sin sustento actual pentecos-
tal, Iglesia del Dios Vivo Columna y Apoyo de la Verdad (la Luz del Mundo),
adventista del séptimo día, Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días
(mormones), testigos de Jehová. Cabe destacar que en las ramas protestantes
históricas y las pentecostales existen otras subdivisiones no especificadas.
Karen Castillo
21
Cf. Ingolf U. Dalferth, “‘Was Gott ist, bestimme ich’ Theologie im Zeital-
ter der Cafeteria-Religion”, Theologische Literaturzeitung, núm. 121, 1996, pp.
415-430, cit. en Estrada, op. cit. supra n. 16.
Karen Castillo
22
De acuerdo con el censo de 2010 existen en el estado 282 asociaciones
religiosas, de las cuales sólo 12 son católicas y el resto (270) pertenecen a otras
tradiciones religiosas.
Karen Castillo
23
Carolina Rivera Farfán et al., Diversidad religiosa y conflicto en Chiapas: intereses,
utopías y realidades, México, unaM-Instituto de Investigaciones Filológicas, 2005.
24
Se habla de unidad de cristianos porque, aunque la diversidad es mu-
cha, casi la totalidad de los miembros practican alguna religión cristiana. Sólo
0.04% pertenece a religiones de origen oriental, judaica, islámica, de raíces
étnicas o espiritualistas.
Religiones y discriminación
ta un obstáculo para el diálogo, pero también para la posibilidad
de participación, acuerdo y trabajo en común. Este problema
puede presentarse por pretender que todos estén dentro de la
“verdad”, pero también está relacionado con el temor de perder
recursos y capacidad de influencia en la estructura económica.
Religión y discriminación
25
En la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis) 2010. Re-
sultados generales, México, Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación,
2011, se da esta definición y se citan algunas de las disposiciones aplicables de
la Organización de las Naciones Unidas que definen y protegen los derechos
humanos.
Karen Castillo
26
Mensaje de Benedicto xvi en la xliv Jornada Mundial por la Paz, 1 de enero
2011.
Religiones y discriminación
fiestas o incluso su vestimenta; y responde a estereotipos, tabúes
o falsas concepciones sobre la “otra” religión. Esto se muestra
en la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis
2010), donde se muestran los siguientes datos, ante la pregunta
“Si en una comunidad, la mayoría de la gente es católica y deci-
de que las personas protestantes no deben vivir allí, ¿qué deben
hacer las autoridades?”
27
Cf. Enadis 2010, op. cit. supra n. 25, pp. 30, 31, 63-67.
Karen Castillo
en torno a la discriminación
28
Ante todo se expresó la diferencia que se hace entre las facilidades y el
apoyo que se brinda a la Iglesia católica a diferencia de otras, por ejemplo,
la cooperación para la visita del Dalai Lama o facilidades para celebraciones
católicas y la falta de reconocimiento de días importantes en otras religiones,
entre otras.
Religiones y discriminación
Las diferentes expresiones religiosas han establecido mecanismos
de exclusividad en sus adherentes, haciendo del credo doctrinario
el manual de esta exclusividad, de manera que la libertad que te-
nemos de acuerdo con la ley para profesar el credo que elijamos se
puede ver frenada frente a esto.
(Representante de la Iglesia protestante histórica congregacional)
29
En algunas zonas las proporciones llegan a 50% de personas no católicas.
Karen Castillo
30
Rivera Farfán et al., op. cit. supra n. 23, p. 137.
31
Esto puede ser exagerado o a las personas entrevistadas les cuesta trabajo
identificar sus propias tradiciones y cultura más allá de sus lenguas; sin embar-
go, se deja ver un claro rechazo a las fiestas que se realizan por una celebración
religiosa católica. Esto plantea un enorme reto para que las Iglesias cristianas
creen nuevas formas y expresiones culturales que les den identidad.
Religiones y discriminación
No hemos sufrido discriminación en México, ha sido más en Esta-
dos Unidos, en los aeropuertos. Nuestra comunidad fue fundada en
1987, y está constituida en su mayoría de mexicanos y latinoameri-
canos; como comunidad no hemos sufrido ningún tipo de discrimi-
nación en este país. Aisladamente sí podemos tener incidentes, por
ejemplo, para solicitar un trabajo. No sé si llega a ser discriminado,
pero sí es apartado del resto. Recurrentemente nos encontramos
expresando la valoración de estar en un país donde hay libertad de
culto y libertad de expresión y todos los mexicanos pueden expresar
su camino espiritual sin ninguna perturbación.
(Representante de la orden sufi)
32
En entrevista, Shashi Dhar, hinduista, comentó que en realidad esta clasifi-
cación se ha malinterpretado, y por lo tanto se ha caído en un sistema de discri-
minación, pero que la propuesta original habla de una clasificación por el traba-
jo y no una clasificación que marque diferencias en el trato y las oportunidades.
Karen Castillo
33
El catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense
de Madrid y secretario general de la Real Academia de Jurisprudencia y Legis-
lación de España utiliza ese término en un análisis sobre la relación entre los
derechos humanos, la antropología y la fe cristiana.
Religiones y discriminación
trabajos de promoción humana. Algunas expresiones concretas
en que se manifiesta esta violencia son las siguientes:
sagrados,
�
b Quema de casas,
�
b Expulsiones o desalojos,
�
b Balaceras,
�
b Negación de ciertos servicios, como luz y agua,
�
b Rechazo en los centros educativos, e
�
b Indiferencia hacia las personas practicantes.
�
Conclusión
115
iii
�
LíNeAS De ACCióN
�
1
Teólogo que impulsó la renovación de la Iglesia y que promueve el diálogo
interreligioso, fundador de Ética Mundial, organismo que promueve la paz
entre las religiones como elemento necesario para la paz entre naciones.
Karen Castillo
Motivos de participación
en organizaciones interreligiosas
Para presentar los motivos por los que se han conformado or-
ganismos que favorecen el diálogo entre las religiones, se des-
cribirá de manera sucinta el desarrollo histórico de algunos
movimientos interreligiosos. Esto ayudará a entender que esos
organismos han sido respuestas a contextos determinados.
A finales del siglo xix, en plena modernidad, la idea de pro-
greso ofrece al ser humano la posibilidad de responder a sus ma-
yores interrogantes. Todo lo que “verdaderamente” existe debía
tener una explicación, y la ciencia se ocuparía de encontrarla.
Además, se comenzaba a tener una nueva forma de vida, con
mayor comodidad, mayor expectativa de vida, medios de co-
municación cada vez mejores, formas de producir y trabajar di-
ferentes, estructuras distintas en la sociedad. El capital comenzó
a regir las clases sociales. Ante este panorama, la religión parecía
dejar de ser necesaria, pues el ser humano ya no necesitaba de
sus respuestas últimas. Justo en este contexto se da el primer
intento por crear un organismo de diálogo entre las tradiciones
religiosas, el Parlamento Mundial de las Religiones, celebrado
en Chicago, Estados Unidos, en 1893. Su objetivo era reflexio-
nar en torno al lugar de la religión en la modernidad, además de
promover un espacio de encuentro entre las religiones judeo-
118 cristianas de Occidente y las grandes tradiciones orientales.
Aunque el encuentro no tuvo como finalidad la promoción so-
cial y humana, sí significó un primer intento para ir más allá de
la diferencia y la descalificación. En él se despertó el interés por
establecer vínculos entre las tradiciones religiosas.
Ante los acontecimientos que marcaron la primera mitad del
siglo xx, sobre todo las guerras, no era tan urgente responder a la
Líneas de acción
pérdida de la religión por la modernidad, como por el extremo
deshumanizante de los campos de concentración. Éstos fueron
un parteaguas del pensamiento, pues significaron el enfrenta-
miento del ser humano contra su propia fragilidad. En ellos, se
utilizó el poder sin el referente ético que anteriormente había
proporcionado la religión. En ese momento reapareció la pre-
gunta por la función de la religión como horizonte desde el cual
el ser humano construye su identidad y sus relaciones con las
demás personas.
La situación mundial y los movimientos nacionalistas obliga-
ron a las religiones a responder a esa realidad concreta enmar-
cada por las naciones: no se podía ampliar la mirada lejos de los
límites propios. Ante las propuestas nacionalistas centradas en
lo particular y orientadas a salvaguardar lo propio de un pueblo,
una nación o una raza, el cristianismo se cuestionó su propues-
ta “incluyente y universal”, y descubrió que la división interna
había sido su mayor contradicción. En ese momento buscó en
el ecumenismo la forma de convertirse en signo de unidad, y
ofreció al ser humano la persona de Jesús como referente para
redescubrirse fraternalmente. Hay que entender el ecumenismo
como el esfuerzo por construir y compartir una misma casa, y
descubrir que las diferencias no son obstáculos para la unidad.
El deseo de encontrar caminos hacia la unidad no fue sen-
cillo de afrontar. El reto era trascender las diferencias de credo,
liturgia o forma eclesial. El primer paso se dio con la celebración
de la Conferencia de Edimburgo en 1910. El segundo paso fue
reflexionar sobre la contribución del cristianismo en los ámbitos
social, político y económico, y esto se hizo en la Conferencia
Universal Cristiana en Vida y Obra de 1925.2 Dos años más 119
2
Los seis ejes temáticos de la conferencia fueron: 1) el papel de la Iglesia en
el plan de Dios; 2) la Iglesia y los problemas económicos e industriales; 3) la
Iglesia y los problemas sociales y morales; 4) la Iglesia y las relaciones inter-
nacionales; 5) la Iglesia y la educación, y 6) la cooperación entre las Iglesias.
George H. Tavard, Ecumenismo, história e perspectivas actuais, Cucujães, Portu-
gal, Missões, 1962, p. 129.
Karen Castillo
3
El Consejo Mundial de Iglesias (cMi) agrupa 349 Iglesias, denominacio-
nes y comunidades de Iglesias en más de 140 países y territorios de todo el
mundo, que representan más de 560 millones de personas cristianas, incluida
la mayoría de las Iglesias ortodoxas, gran cantidad de las anglicanas, bautis-
120 tas, luteranas, metodistas y reformadas, así como muchas Iglesias unidas e
independientes. Si bien la mayoría de las fundadoras del cMi eran europeas y
norteamericanas, hoy la mayor parte está en África, Asia, el Caribe, América
Latina, Medio Oriente y el Pacífico.
4
Pío xi, Mortalium animos, encíclica, Ciudad del Vaticano, 6 de enero de
1928, disponible en <www.fsspx-sudamerica.org/mortalium.pdf>.
5
Consejo Mundial de Iglesias, “Qué es el Consejo Mundial de Iglesias”,
disponible en <http://www.oikoumene.org/es/quienes-somos.html>.
Líneas de acción
al mundo.6 No se plantea la unidad orgánica, sino más bien la
unidad de propósito, para ser más fieles al Jesús que los evange-
lios presentan, donde la unidad es signo del testimonio de ser
cristianos: “que todos sean uno […] para que el mundo crea”
(Juan 17, 21). La unidad será entre creyentes, y se pondrá el
acento en lo común y esencial, y se hará el diálogo entre Iglesias,
donde será escuchada la diferencia, y ésta no será un obstáculo.
Como se mencionó, la experiencia de las guerras marcó un
giro en la reflexión en torno a la función de la religión en la vida
del ser humano. La respuesta a toda esa violencia era encontrar
caminos de paz entre todos los seres humanos; con ello, se des-
cubría que el ser humano siempre ha buscado el sentido de sí
mismo en la solidaridad durante los momentos de mayor vulne-
rabilidad. Las preocupaciones de las religiones y, por supuesto,
las del ser humano girarán en torno a tres ejes fundamentales:
6
En 1984, Emilio Castro, entonces secretario del cMi subrayó que al lado de
la perspectiva teológica y pastoral se desarrolla “una línea más política, la línea
de los derechos humanos, la línea de la justicia”, cit. en Manuel Quintero y
Carlos Sintado, Pasión y compromiso con el reino de Dios. El testimonio ecumé-
nico de Emilio Castro, Buenos Aires, Kairos, 2007, p. 315.
Karen Castillo
7
Organización de las Naciones Unidas-Asamblea General, Declaración Uni-
versal de Derechos Humanos, Resolución 217 a (iii), 10 de diciembre de 1948.
Líneas de acción
relación con las religiones no cristianas.8 En su misión de fomentar
la unidad y la caridad entre los hombres y también entre los pue-
blos, considera aquí, ante todo, aquello que tienen en común y les
conduce a la mutua solidaridad.9
8
Ciertamente se encontrará que se habla de religiones no cristianas, poniendo
el énfasis en que no tienen fundamento o base cristiana. Esta manera de clasifi-
123
cación debe cambiar, ya que no se parte de lo propio de cada religión, sino pre-
cisamente de lo que no son en función del cristianismo. Se puede aceptar el uso
del término sólo en función de quien está hablando, pero no como exclusión o
negación de la identidad de cada una de las religiones que entran en tal categoría.
9
Nostra aetate. Sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas,
declaración, en Concilio Vaticano ii, Roma, 28 de octubre de 1965, §§ 1-2,
disponible en <http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_coun-
cil/documents/vat-ii_decl_19651028_nostra-aetate_sp.html>.
Karen Castillo
10
Quintero y Sintado, op. cit. supra n. 6, p. 335.
Karen Castillo
11
José María Vigil, “Espiritualidad del pluralismo religioso: una experiencia
espiritual emergente”, en José María Vigil, Luiza E. Tomita y Marcelo Barros,
Por los muchos caminos de Dios i. Desafíos del pluralismo religioso a la teología de
la liberación, Quito, Abya Yala / Agenda Latinoamericana, 2003, pp. 137-155,
en esp. p. 139.
Líneas de acción
explica y se define a sí mismo, sobre todo, en relación con el
cosmos y lo divino.
Debemos aprovechar la reflexión en torno al diálogo entre reli-
giones, para promover caminos de paz y emprender acciones ha-
cia un objetivo común: el ser humano y la conciencia de vivir en
una “aldea global” o casa común que compartimos como seres
humanos (macroecumenismo), donde se hacen valer los derechos
de cada persona y se generan oportunidades para el desarrollo.
Los motivos para crear en diferentes etapas de la historia or-
ganismos interreligiosos tienen que ver con lo más esencial del
ser humano, con el papel de las religiones en la vida del ser hu-
mano y con la importancia de relacionarnos como miembros de
una misma comunidad o casa. Aunque más adelante se verá que
es importante entender las religiones en sus formas, expresiones,
semejanzas y diferencias, lo más importante será entender cómo
ayudan a la realización del ser humano y a la convivencia.
12
Félix Placer Ugarte, “Pluralismo religioso y convivencia social”, Gara, Bil-
bao, 18 de julio de 2011, disponible en <http://aagaule.dowsport.com/>.
Líneas de acción
Porque me interesa la idea de la no violencia y los principios de con-
vivencia y tolerancia. Es un espacio donde puedo crecer mucho con
el encuentro de personas comprometidas con el prójimo y con Dios;
así como aprender mucho.
(Representante de la Iglesia anabautista)
Organizaciones y religiones
Una vez que se ha reflexionado sobre los aspectos que han fa-
vorecido el encuentro entre las tradiciones religiosas, es conve- 131
niente mencionar las instituciones que se han creado a partir de
ese diálogo, así como las que lo promueven. Con esto se pone
de manifiesto la importancia de que la acción se dé de manera
conjunta y de acuerdo con un esquema de participación que
13
Entrevista con Amina Teslima de la orden sufi.
Karen Castillo
Organizaciones interreligiosas
14
El Parlamento de las Religiones del Mundo. Breve síntesis de su historia, 2003,
disponible en <http://webpages.ull.es/users/mbarral/pr_historia.pdf>.
Líneas de acción
que serviría como referente para actuar de acuerdo con los prin-
cipios básicos que comparten las religiones.
En 1999 se llevó a cabo una tercera reunión en Sudáfrica,
donde se dio un paso significativo, ya que se dirigió el llamado
no sólo a los religiosos, sino también a las organizaciones que
prestaban algún tipo de guía social, como gobiernos, educado-
res, medios de comunicación, empresas, científicos, artistas y
organizaciones de la sociedad civil. Esto evidencia que el bien
del ser humano se puede buscar no sólo desde el horizonte reli-
gioso, sino también desde el reconocimiento de la dignidad de
cada persona.
En el cuarto parlamento, en Barcelona en 2004, el tema
principal fue la paz universal y el respeto hacia el otro. Los re-
presentantes de diferentes religiones aportaron su reflexión, y
centraron su atención en promover el diálogo en un mundo
fragmentado, intolerante y desequilibrado. Con esto se buscaba
una sociedad justa para superar el fundamentalismo intolerante
y poner fin a las guerras, en especial, a las que se libran en nom-
bre de Dios.15 En este encuentro las religiones asumieron que
caer en fundamentalismos puede detonar conflictos, e incluso
llevar a expresiones violentas como la guerra y el terrorismo. De
frente a esta realidad, se tomó una postura clara:
17
Fundación Ética Mundial de México, “Quiénes somos”, disponible en
<http://www.eticamundial.com.mx/quienes.html>.
Líneas de acción
Consejo interreligioso de méxico. Al crecer la necesidad de
dialogar y encontrar caminos de relación y acción en la socie-
dad, un grupo de representantes de distintas tradiciones religio-
sas decidieron conformar en 1992 el Consejo Interreligioso de
México (ciM). Después de una reflexión profunda en torno al
tema, se logró crear en 1998 el Código de Ética. En él se recono-
ce la importancia de la religión en la vida de todo ser humano:
En su artículo 20 establece:
18
Consejo Interreligioso de México, Código de Ética, disponible en <http://
www.consejointerreligiosodemexico.org.mx/codigo.html>.
Karen Castillo
19
The Roman Curia, “Pontifical Council for Inter-religious Dialogue”, dis-
ponible en <http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/interelg/
documents>.
Karen Castillo
PrinciPioS
20
Dalai Lama, Valores para la libertad interior, Buenos Aires, Lumen, 2011,
p. 31.
coMProMiSoS
Líneas de acción
b No-violencia y profundo respeto por la vida
b Solidaridad y orden económico justo
b Tolerancia y vida basada en la veracidad
b Derechos equitativos entre mujeres y hombres
Organizaciones ecuménicas
21
Roger Schutz, Dinámica de lo provisional, Barcelona, Estela, 1967, p. 31.
Karen Castillo
22
Consejo Mundial de Iglesias, Una introducción al Consejo Mundial de
Iglesias, disponible en <http://www.oikoumene.org/fileadmin/files/wcc-
main/2010pdfs/WCCintro_ESP.pdf>.
Líneas de acción
zativas, productivas y articuladoras para que los grupos
alcancen sus objetivos.23
23
Centro de Estudios Ecuménicos, portal electrónico, disponible en <http://
�
www.estudiosecumenicos.org>.
�
24
Observatorio Eclesial, portal electrónico, disponible en <http://www.obser-
vatorioeclesial.org.mx/>.
�
Karen Castillo
25
La reunión se llevó a cabo el día 2 de septiembre del 2011.
26
Iglesias por una Paz con Justicia y Dignidad, “Posicionamiento público de
las Iglesias por una Paz con Justicia y Dignidad”, México, 12 de septiembre de
2011, disponible en <http://Iglesiasporlapaz.blogspot.mx/2011/09/posiciona-
miento-publico-de-las-Iglesias.html>.
Líneas de acción
caminadas a lo social, reconocen que su fe es la que une y que
Jesús, como modelo, es su principal motivo. De esta manera,
aun cuando funcionan según el esquema cristiano, sus objetivos
y su actividad marcan pautas hacia lo interreligioso.
Todos estos organismos internacionales y del interior del país
se crearon a partir de la reflexión, e intentan plantear líneas de
acción e integración entre las diferentes religiones, para ello se ha-
cen escuchar y dialogan. También llevan a cabo formas específi-
cas de trabajo social o asistencial. Además brindan un espacio de
encuentro que les permite identificar las acciones que se pueden
llevar a cabo en conjunto a favor de la dignidad, los derechos hu-
manos y la paz. Asimismo, representan una riqueza que les per-
mite, a través de esa interrelación, entenderse y expresarse mejor
a sí mismas. Esto hace posible el trabajo por la no discriminación.
27
Pan para el Mundo es una organización que nace de la reflexión cristiana 145
alemana y que se ha abierto al apoyo en todo el mundo y a la participación
de miembros y representantes de diversas religiones con el fin de ayudar a
combatir causas de pobreza. Es una organización en la que participan algunas
de las personas entrevistadas, quienes resaltan que la acción social favorece la
relación entre miembros de diferentes religiones.
28
David Calderón, José Enrique Gómez y Carlos Lepe, Textos para el diálogo
judeocristiano, México, Tribuna Israelita, 2004, p. 130.
Karen Castillo
La problemática social
La visión holística
29
El concepto de culto se extiende a los actos rituales y ceremoniales con los
que se manifiestan directamente las creencias, así como a las diversas prácti-
cas que son parte integrante de tales actos, comprendidos la construcción de
lugares de culto, el empleo de fórmulas y objetos rituales, la exhibición
de símbolos y la observancia de las fiestas religiosas y los días de asueto. La
observancia y la práctica de la religión o de las creencias pueden incluir no sólo
actos ceremoniales sino también costumbres como la observancia de normas 149
dietéticas, el uso de prendas de vestir o tocados distintivos, la participación en
ritos asociados con determinadas etapas de la vida, el empleo de un leguaje
especial que habitualmente sólo hablan los miembros del grupo. Cf. Organi-
zación de las Naciones Unidas-Comité de Derechos Humanos, Observación
General 22. Comentarios Generales Adoptados por el Comité de los Derechos
Humanos, Artículo 18. Libertad de Pensamiento, de Conciencia y de Religión,
48º periodo de sesiones, un Doc. Hri/Gen/1/Rev.7 at 179, 1993.
Karen Castillo
30
Franjo Terhart y Janina Schulze, Religiones del mundo, trad. de Virtudes
Mayayo, Bath, Parragon, 2007, p. 296.
Líneas de acción
Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible funda-
da en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos univer-
sales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin,
es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos
nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad
de la vida y hacia las generaciones futuras.
El surgimiento de una sociedad civil global, está creando nue-
vas oportunidades para construir un mundo democrático y huma-
nitario. Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales
y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos proponer y
concretar soluciones comprensivas.
151
31
Toda la carta puede leerse en The Earth Charter Initiative, La carta de la
Tierra, disponible en <www.earthcharterinaction.org/invent/images/uploads/
echarter_spanish.pdf>.
La reflexión en las diferentes tradiciones religiosas
Karen Castillo
32
Elisabeth Schüssler Fiorenza, “Mujer-Iglesia. El centro hermenéutico de la
interpretación bíblica feminista”, cit. en Tamayo-Acosta y Fornet-Betancourt,
op. cit. supra n. 14, p. 136.
Líneas de acción
Aunque el tema de la discriminación en ocasiones no está
presente o aparece de manera muy vaga en las propuestas reli-
giosas, sus objetivos sí están directamente relacionados con la
promoción humana y con la no discriminación. El Consejo In-
terreligioso de México reconoce los efectos de la discriminación
religiosa en su Código de Ética, donde expresa lo siguiente:
Conclusión
Para crear mecanismos de acción social fundamentados no en
el credo religioso, sino en el trabajo a favor de las minorías y
del respeto de las diferencias, se analizan las líneas y propuestas
que existen y las que pueden crearse desde la religión, pero no
deben verse como condicionamiento, sino como una forma de
sumar esfuerzos y de caminar juntos en sociedad. De esta ma-
nera, se puede superar la idea de exclusión que predomina.
La necesaria secularización en la sociedad puede ser construi-
da a partir de temas comunes a todas las religiones, los cuales
son esenciales al ser humano, no como lucha entre ellas, sino
como posibilidad desde ellas. Las personas actúan en la socie-
dad no sólo como representantes de una confesión religiosa,
sino sobre todo como miembros de una sociedad.
Si se habla de igualdad, dignidad, respeto, derechos, libertad
y no discriminación, las religiones están de acuerdo en que ésos
son principios fundamentales de todo ser humano y que son te-
mas que se abordan, aunque no siempre se promuevan de ma-
nera adecuada, desde las tradiciones religiosas. Ahí aparecen los
156 conceptos para entablar el diálogo y encontrar puntos de acuer-
do y líneas de acción a favor de cada persona, justo desde su
ser persona y desde sus características específicas.
33
Samuel Hadas fue presidente del Consejo Hebreo de Israel de Relaciones
Interreligiosas y desempeñó importantes cargos diplomáticos.
Líneas de acción
Todo esto se ha reflexionado y trabajado desde las religiones,
pero también desde los organismos a través de los cuales ellas
entran en diálogo y mediante los cuales se han creado accio-
nes concretas de promoción humana y de trabajo conjunto. Se
ha dicho que el camino es largo y aún quedan muchas cosas
por hacer, pero también es importante reconocer que se está
caminando y que el camino andado permite mirar al frente y
descubrir todo lo que hay por delante para seguir trabajando en
función de ello.
157
CoNCLuSioNeS
�
161
ANexo
�
i. PuntoS de encuentro
Personas participantes
entreviStaS
b Ministro Arjan Singh (comunidad sikh dharma)
b Padre Efrén Velázquez (Iglesia anglicana)
b Juan Alvaradejo (Iglesia de los santos de los últimos días /
mormones)
b Pastora Rebeca Montemayor (Iglesia bautista)
b Fray Jorge Rafael Díaz (Iglesia católica)
b Sheija Amina Teslima (orden sufi/islam)
b Maestro Karam (comunidad budista-Casa Tibet)
b Renée Shabot (comunidad judía-Tribuna Israelita)
b Brahamin Shashi Dhar (hinduista)
164 b Ernesto Martín (Iglesia evangélica-Inesin)
b Varios jóvenes del Seminario Intercultural Mayense (Au-
relia, presbiteriana; Rebe, bautista; Mariano, pentecostal;
Noé, bautista; Pedro, bautista; Boni, bautista, y Miguel)
cueStionarioS
b Baghwant Kaur (sikh)
Anexo
b Victoria López (católica)
�
b Luisa Guzmán (bautista)
�
b Rebeca González (anabautista menonita)
�
b Eva Cabrera (anabautista menonita)
�
b Isabel Resano (budista)
�
b Sergio Sánchez (católico)
�
b Padre Javier González (católico)
�
b Amparo Lerín (presbiteriana)
�
b Karla Radomsky (judía)
�
b Jaime Laines (católico)
�
165
BiBLioGRAFíA
�
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Reclamaciones
Dante 14, 5º piso, col. Anzures, Delegación
Delegación Miguel Hidalgo
Hidalgo
México DF, CP 11590
11590
hrs.
Correo electrónico: quejasyr@conapred.org.mx
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