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Tema V
Patología Forense
Módulo V
1. Signos en el cuerpo:
Se refiere a las características que presenta el cadáver al momento de ser evaluado, si esta
rígido, si las livideces modifican a la digitopresión, si presenta signos de deshidratación
cadavérica. Etc. En este aspecto sugerimos seguir este orden.
Indicios de violencia
Fenómenos cadavéricos
Relación entre los hallazgos del cuerpo con los de las ropas.
Objetos en el lugar.
2- Establecer el cronotanatodiagnóstico.
La muerte, no es más que el cese irreversible de las funciones vitales. Cuando esto ocurre
se inicia en el cuerpo sin vida un proceso de cambios, que conocemos como fenómenos
cadavéricos. (Enfriamiento, deshidratación cadavérica, livideces, rigidez y putrefacción
cadavérica). Cuando estos fenómenos son valorables a simple inspección, es muy sencillo
confirmar la muerte.
Establecer el cronotanatodiagnóstico.
Es una tarea que puede tornarse algo complicado, partiendo del hecho de que son varios los
factores que influyen en un cuerpo cuando se produce la muerte y empiezan a manifestarse
los fenómenos cadavéricos. Entre los principales factores tenemos; los extremos de
temperatura, el medio físico en que se encuentre el cadáver, la causa de la muerte, el clima,
entre otros.
Recolectar información.
• Antecedentes de enfermedad.
Tanatología Forense
El vocablo tanatos, deriva del griego Thanatos, que significa “muerte” y LOGOS, también
es un vocablo griego, tiene varios significados: palabra, razón, estudio, tratado, discurso,
sentido.
Tanto el estudio del cadáver como de los fenómenos que en él se producen, son de gran
interés para la investigación, porque aportan una serie de datos que son muy útiles para
resolver una serie de problemas legales, entre los datos podemos mencionar:
La data de la muerte.
La primera definición científica de la muerte fue hecha por el genial Javier Bichat (1771-
1802), que la describió corno la "detención funcional del sistema nervioso, de la
circulación, de la respiración, de la temperatura corporal". En los albores de este siglo el
Doctor Icard en Marsella precisó que para diagnosticar la muerte era útil la prueba de la
fluorescelna inyectada subcutáneamente, porque al haber circulación se veía progresar la
pigmenta-ción. El concepto de la muerte llegó a simplificarse hasta el punto de equiparar el
momento de la muerte con la detención de la función cardíaca; esta manera de determinar
la muerte tuvo validez hasta 1960.
La Muerte Cerebral: En 1960 los autores franceses llamaron la atención sobre un coma
extremo que denominaron "coma dépassé", o coma sobrepasado, en el cual las funciones
cardiorrespiratorias era preciso mantenerlas por algún medio artificial, porque
espontáneamente no se mantenían; la medicina para esta época tenía avances vertiginosos y
ya se insinuaba como tratamiento de algunas enfermedades el trasplante de órganos, de otra
parte la biología molecular demostraba que no había un instante de la muerte. sino un lapso,
en el cual según la jerarquía de los tejidos iba produciéndose la muerte celular, y con
métodos corrientes como el cultivo de tejidos se Podían mantener células vivas, como por
ejemplo en las válvulas cardíacas, horas después de haberse producido la muerte somática
del cuerpo. Estos hechos volcaron la atención hacia el concepto y la definición de be
Muerte. Pudo establecerse de una manera muy amplia que una vida vegetativa, podía
sostenerse algunos días por medio de «respiradores automáticos" de terapia cardiovascular,
pero la vida humana, en un sentido antropológico no podía sostenerse cuando desaparecía
la función cerebral. El concepto de la muerte fue, pues ase enfocado hacia la cesación de la
función cerebral, sin esperanza de recuperación. Los parámetros para el diagnóstico de la
muerte cerebral fueron establecidos así:
1. Historia clínica
El electro es muy útil porque queda un, registro de la actividad cerebral. Se excluyen de
este grupo las personas con antecedentes de ingestión de sobredosis de drogas depresivas o
sometidas a hipotermia. El estudio de necropsia en personas sostenidas con respirador
artificial, ha demostrado sistemáticamente cambios iguales a los que se ven post-mortem
en los encéfalos de personas que mueren por cualquier causa, si la necropsia no se realiza
hasta después de veinticuatro horas. La definición de la muerte con base en la pérdida de la
función cerebral sin esperanza de recuperación, ha tenido amplia aceptación ética en todos
los' credos religiosos y políticos, y el primer líder espiritual en aceptar el concepto de la
muerte en función de la terminación de la actividad cerebral, fue el Papa Pío XII, que se
adelantó al concepto médico; jerarcas de las iglesias judeo-cristianas y protestantes aceptan
también esta definición de la muerte.
Desde el punto de vista' legislativo, la Corte Federal de Kansas en 1971 sentó un mojón al
aceptar dos alternativas diferentes para precisar el momento de la muerte; la primera de las
alternativas acepta como válida el que un médico en condiciones ordinarias declare muerta
a una persona cuando han cesado las funciones cardíaca y respiratoria, y no existen
esperanzas de reanimación. La segunda de las alternativas acepta que una persona, en
condiciones extraordinarias (donantes para un trasplante), ha muerto cuando se demuestra
"ausencia espontánea de la función cerebral, sin esperanza de recuperación, por los medios
usuales de la medicina"; luego de la aceptación, por la Corte de Kansas, numerosos Estados
en el mundo se han acogido a la definición médico-legal de la muerte, fundamentándose en
la muerte cerebral.
Algunos de estos órganos sirven horas después de la muerte somática, pero otros requieren
que la circulación no se haya deteriorado. Esto recalca la importancia del lapso que ha de
esperarse entre la certificación de la muerte cerebral y la suspensión de los medios
artificiales. Muchos autores dicen que la espera ha de ser de 24 horas, pero la experiencia
Como no existe nexo de causalidad entre la toma de órganos y las lesiones que han llevado
a una descerebración, no puede esgrimirse que este acto sea considerado corno lesión
personal, ni tampoco como homicidio por omisión; tampoco puede asimilarse este acto a
los que reprime nuestro Código Penal como violación de cadáver (Art 297, C.P.).
Por último es importante también deslindar este concepto del homicidio por piedad que
señala nuestro estatuto represivo en el artículo 326, porque en realidad la toma de órganos
procedentes de una persona, que llena los criterios médicos de muerte cerebral, no
configura ninguno de los señala-dos para el homicidio pietístico.
Signos de muerte:
Los fenómenos cadavéricos son los cambios producidos en el cuerpo sin vida a partir del
momento en que se extinguen los procesos bioquímicos vitales, sufriendo pasivamente la
acción de las influencias ambientales. Tienen tres orígenes diferentes: Los cambios
químicos histicos, los fenómenos cadavéricos abióticos y la putrefacción.
Tras la muerte se produce una acidificación progresiva de todos los fluidos y tejidos del
cadáver. Existen numerosos signos según el tejido orgánico donde se estudie:
c) Técnica del sedal (ICARD, LEONARD, REBELLO). Estudio del pH sobre un hilo de
algodón o seda, que atraviesa un pliegue de piel (generalmente la cara anteroexterna de la
pierna).
e) Técnica de Icard. Se obtienen gotas de serosidad por forcipresión de la piel, en las que se
determina el pH.
Como fenómenos naturales siempre constantes en las primeras etapas de la evolución del
cadáver poseen un gran interés desde el punto de vista del diagnóstico de la muerte.
Las livideces constituyen un excelente signo tardío de muerte cierta cuando son intensas,
extensas y típicamente localizadas, lo que habitualmente ocurre de 12 a 15 horas tras el
fallecimiento.
2. Rigidez cadavérica o rigor mortis, fue definido por LASSAGNE como “un estado de
dureza, de retracción y de tiesura que sobreviene en los músculos después de la muerte”.
Sigue una secuencia de aparición variable según las circunstancias del fallecimiento y las
características del sujeto. Suele ser completa alrededor de las 8-12 horas, alcanza su
máxima intensidad a las 24 horas e inicia su desaparición a las 36 o 48 horas. El comienzo
suele ser de las 3 a las 6 horas en los músculos de la mandíbula inferior y orbicular de los
labios, afectando posteriormente, la cara, cuello, tórax, brazos, tronco y, por último, las
piernas.
1. Mancha verde. Es un signo de aparición tardía, por término medio a las 36 horas del
fallecimiento. Se produce por la acción del ácido sulfhídrico producido en la putrefacción
sobre la hemoglobina y sus productos de degradación. Aparece en los lugares de máxima
concentración de gérmenes, habitualmente en la fosa ilíaca derecha. Tiene la ventaja de ser
un signo absolutamente cierto y el inconveniente de lo tardío de su aparición (24-48 horas).
Entre las técnicas propuestas, que oscilan desde las más rudimentarias y de interés
puramente anecdótico (espejo que se empaña, llama de una vela que oscila, etc.), hasta las
más sofisticadas, como la radioscopia o la electromiografía con registro gráfico de los
movimientos respiratorios, el principal problema práctico viene del hecho de que carecen
de validez en los sujetos sometidos a monitorización.
La auscultación cardiaca fue propuesta por BOUCHUT, que estableció, asimismo, los
criterios de su validez. Debe ser directa, sin instrumentos ni aparatos, durante 5 minutos sin
interrupción, en cada uno de los cuatro focos cardiacos. Tiene el severo inconveniente de
depender de las características sensoriales del explorador, que quedaría resuelto si se
realizara una fonocardiografía.
Consisten en inmovilidad, flacidez y blandura de los músculos, con pérdida de los reflejos y
parálisis de los esfínteres.