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Escuela Nacional del Ministerio Público

Programa de capacitación inicial para aspirantes a fiscalizadores

Asignatura: Las Pericias

Tema V

Patología Forense

Módulo V

Profesora: Práxedes Apolinario

Las pericias. Dra. Apolinario. Paá gina 1


Modulo V.
Patología forense

 5.1. Levantamiento del cadáver

 5.2. Solicitud del fiscal

 5.3. Tanatología forense

 5.4. Diagnóstico de la muerte

 5.5. Necropsia médico-legal

Profesora: Práxedes Apolinario

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Levantamiento del cadáver.

El levantamiento de un cadáver es un acto judicial, consiste en la búsqueda meticulosa y


ordenada de signos en el cuerpo y en sus inmediaciones, que realiza el médico forense en el
lugar en que fue hallado el cadáver. El artículo 174 del Código de procedimiento penal de
la Rep. Dom. Establece:

“Art. 174.- Levantamiento e identificación de cadáveres. En caso de muerte, cuando existan


indicios de la comisión de un hecho punible, antes de procederse al traslado e inhumación
del occiso, los funcionarios y agentes de la policía realizan la inspección corporal
preliminar, la descripción de la situación o posición del cuerpo y de la naturaleza de las
lesiones o heridas, además de las diligencias ordenadas por el ministerio público.”

En el levantamiento del cadáver hay tres elementos esenciales a tomar en consideración:

1. Signos en el cuerpo:

Se refiere a las características que presenta el cadáver al momento de ser evaluado, si esta
rígido, si las livideces modifican a la digitopresión, si presenta signos de deshidratación
cadavérica. Etc. En este aspecto sugerimos seguir este orden.

 Indicios de violencia

 Posición del cadáver

 Fenómenos cadavéricos

 Condición de las ropas

 Relación entre los hallazgos del cuerpo con los de las ropas.

2. Signos en el entorno del cadáver:

 Objetos en el lugar.

 Condición de los objetos en el lugar.

 Posición del cadáver en relación a objetos encontrados

 Distribución y características de manchas encontradas.

3. Información sobre lo ocurrido en relación a la persona fallecida, en las horas o días


antes de que fuera encontrado su cadáver; tales como.

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En el levantamiento del cadáver intervienen diferentes actores; Policía preventiva, policía
científica, el fiscal y el médico forense. En este capítulo haremos referencia a la labor del
médico forense en el lugar del hecho.

La labor del médico en la escena de la muerte tiene tres objetivos fundamentales:

1- Confirmar o descartar la muerte.

2- Establecer el cronotanatodiagnóstico.

3- Ayudar a establecer la etiología médico legal de la muerte.

Confirmar o descartar la muerte

La muerte, no es más que el cese irreversible de las funciones vitales. Cuando esto ocurre
se inicia en el cuerpo sin vida un proceso de cambios, que conocemos como fenómenos
cadavéricos. (Enfriamiento, deshidratación cadavérica, livideces, rigidez y putrefacción
cadavérica). Cuando estos fenómenos son valorables a simple inspección, es muy sencillo
confirmar la muerte.

De no haber manifestación de fenómenos cadavéricos, buscaremos entonces los signos de


muerte, como, respiratorios, circulatorios y nerviosos (Bouchut, Lancisi y de Winslow etc.)
cuya presencia nos indicara con certeza que estamos ante un cadáver.

Establecer el cronotanatodiagnóstico.

Es una tarea que puede tornarse algo complicado, partiendo del hecho de que son varios los
factores que influyen en un cuerpo cuando se produce la muerte y empiezan a manifestarse
los fenómenos cadavéricos. Entre los principales factores tenemos; los extremos de
temperatura, el medio físico en que se encuentre el cadáver, la causa de la muerte, el clima,
entre otros.

Partiendo de este conocimiento, para determinar el tiempo aproximado de la muerte,


valoraremos signos en el cadáver reciente, signos en el cadáver antiguo, signos en restos
esqueléticos y signos en la escena del hecho. Valoraremos las características de los
fenómenos cadavéricos presentes en el cuerpo. Esto es: si esta rígido, si las livideces
modifican a la digitopresión, si presenta signos de deshidratación cadavérica. Etc.

Otro elemento de vital importancia en este sentido, es obtener información sobre lo


ocurrido en relación a la persona fallecida, en las horas o días antes de que fuera
encontrado su cadáver.

Ayudar a establecer la etiología médico legal de la muerte.

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Esto es el carácter homicida, suicida, accidental, natural o indeterminado del fallecimiento.

Para ello estudiaremos:

• Posición del cadáver.

• Tipo y localización de traumatismos.

• Tipo, localización y aspecto de manchas.

Para cumplir los objetivos, conviene seguir este orden.

• Examen externo del cadáver.

• Examen de sus ropas.

• Examen del lugar y los alrededores.

• Recolectar información de los investigadores, familiares, amigos y vecinos.

Examen externo del cadáver.

Buscamos signos de muerte, indicios de hora de muerte y señal de violencia.

Examen de las ropas del cadáver.

Observamos si están desordenadas, desgarradas, mojadas etc. Si el desgarro coincide con


las lesiones en el cuerpo.

El olor en la ropa y en el entorno

Examen del lugar y los alrededores

Observamos la condición del entorno; desorden de muebles y objetos, Posición de objetos


en relación al cadáver, la distancia del posible objeto agresor utilizado, en relación al
cadáver. Existencia de medicamentos, de notas u otros documentos orientadores.

Recolectar información.

La podemos obtener de los investigadores policiales, de familiares, amigos, compañeros y


vecinos de la víctima. Interesa conocer:

• Antecedentes de enfermedad.

• Intentos, manifestaciones o motivos para el suicidio.

• Temores o amenazas de muerte.

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• Vida sexual.

• Alcoholismo o fármaco dependencia.

Autorización del fiscal.

En nuestro país el fiscal es el responsable de dirigir la investigación, es quien puede ordenar


el levantamiento del cadáver (como acto judicial) y solicita la realización de autopsia.

Tanatología Forense

El vocablo tanatos, deriva del griego Thanatos, que significa “muerte” y LOGOS, también
es un vocablo griego, tiene varios significados: palabra, razón, estudio, tratado, discurso,
sentido.

Tanatología: Es la parte de la medicina legal que estudia todo lo referente a la muerte y al


cadáver, se encarga del estudio del cadáver y sus fenómenos evolutivos, así como de las
técnicas más adecuadas para el manejo de estos.

Según Palmieri, la Tanatología, es la rama de la medicina legal, que estudio el cadáver


desde el punto de vista de las exigencias judiciales.

Bajo este concepto, la Tanatología Forense comprende dos aspectos fundamentales:

 El estudio de los fenómenos que ocurren en el cuerpo desde el momento en que se


manifiestan los signos externos de la muerte hasta su destrucción final.

 Las técnicas usadas en la observación, análisis, estudio e impedimento de los mismos


(técnicas de autopsia, tanatoquimia, tanatopraxia, embalsamamiento, etc.).

Cambios postmortem inmediatos

Durante las primeras horas de la muerte, la musculatura intestinal puede mostrar


peristaltismo activo, algunos músculos esqueléticos pueden contraerse bajo estímulos
eléctricos y mecánicos y los espermatozoides pueden conservar su motilidad en la uretra
masculina por 24 horas.

Tanto el estudio del cadáver como de los fenómenos que en él se producen, son de gran
interés para la investigación, porque aportan una serie de datos que son muy útiles para
resolver una serie de problemas legales, entre los datos podemos mencionar:

 El diagnóstico cierto de la muerte.

 El tipo de muerte, (natural o violenta.)

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 La Etiología médico legal de la muerte (natural, homicida, suicida, accidental o
indeterminado)

 La causa de la muerte, tanto la directa como la causa básica.

 La forma rápida o lenta en que se produjo la muerte.

 La data de la muerte.

 Otras condiciones que pueden estar relacionadas con la causa de la muerte.

El diagnóstico de la Muerte, Concepto Histórico

La primera definición científica de la muerte fue hecha por el genial Javier Bichat (1771-
1802), que la describió corno la "detención funcional del sistema nervioso, de la
circulación, de la respiración, de la temperatura corporal". En los albores de este siglo el
Doctor Icard en Marsella precisó que para diagnosticar la muerte era útil la prueba de la
fluorescelna inyectada subcutáneamente, porque al haber circulación se veía progresar la
pigmenta-ción. El concepto de la muerte llegó a simplificarse hasta el punto de equiparar el
momento de la muerte con la detención de la función cardíaca; esta manera de determinar
la muerte tuvo validez hasta 1960.

La Muerte Cerebral: En 1960 los autores franceses llamaron la atención sobre un coma
extremo que denominaron "coma dépassé", o coma sobrepasado, en el cual las funciones
cardiorrespiratorias era preciso mantenerlas por algún medio artificial, porque
espontáneamente no se mantenían; la medicina para esta época tenía avances vertiginosos y
ya se insinuaba como tratamiento de algunas enfermedades el trasplante de órganos, de otra
parte la biología molecular demostraba que no había un instante de la muerte. sino un lapso,
en el cual según la jerarquía de los tejidos iba produciéndose la muerte celular, y con
métodos corrientes como el cultivo de tejidos se Podían mantener células vivas, como por
ejemplo en las válvulas cardíacas, horas después de haberse producido la muerte somática
del cuerpo. Estos hechos volcaron la atención hacia el concepto y la definición de be
Muerte. Pudo establecerse de una manera muy amplia que una vida vegetativa, podía
sostenerse algunos días por medio de «respiradores automáticos" de terapia cardiovascular,
pero la vida humana, en un sentido antropológico no podía sostenerse cuando desaparecía
la función cerebral. El concepto de la muerte fue, pues ase enfocado hacia la cesación de la
función cerebral, sin esperanza de recuperación. Los parámetros para el diagnóstico de la
muerte cerebral fueron establecidos así:

1. Historia clínica

2. Pupilas persistentemente dilatadas


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3. Perdida del tono muscular (aunque se conservaren algunos reflejos espinales);

4. Cesación de la respiración si no se mantenía por medios artificiales

5. Caída progresiva de la tensión arterial,

6. Un electro encefalograma plano, es decir sin actividad eléctrica del cerebro.

El electro es muy útil porque queda un, registro de la actividad cerebral. Se excluyen de
este grupo las personas con antecedentes de ingestión de sobredosis de drogas depresivas o
sometidas a hipotermia. El estudio de necropsia en personas sostenidas con respirador
artificial, ha demostrado sistemáticamente cambios iguales a los que se ven post-mortem
en los encéfalos de personas que mueren por cualquier causa, si la necropsia no se realiza
hasta después de veinticuatro horas. La definición de la muerte con base en la pérdida de la
función cerebral sin esperanza de recuperación, ha tenido amplia aceptación ética en todos
los' credos religiosos y políticos, y el primer líder espiritual en aceptar el concepto de la
muerte en función de la terminación de la actividad cerebral, fue el Papa Pío XII, que se
adelantó al concepto médico; jerarcas de las iglesias judeo-cristianas y protestantes aceptan
también esta definición de la muerte.

Desde el punto de vista' legislativo, la Corte Federal de Kansas en 1971 sentó un mojón al
aceptar dos alternativas diferentes para precisar el momento de la muerte; la primera de las
alternativas acepta como válida el que un médico en condiciones ordinarias declare muerta
a una persona cuando han cesado las funciones cardíaca y respiratoria, y no existen
esperanzas de reanimación. La segunda de las alternativas acepta que una persona, en
condiciones extraordinarias (donantes para un trasplante), ha muerto cuando se demuestra
"ausencia espontánea de la función cerebral, sin esperanza de recuperación, por los medios
usuales de la medicina"; luego de la aceptación, por la Corte de Kansas, numerosos Estados
en el mundo se han acogido a la definición médico-legal de la muerte, fundamentándose en
la muerte cerebral.

La muerte cerebral y los trasplantes de órganos.

El nuevo concepto de muerte adecúa la terminación de la vida humana y los adelantos


científicos en la terapia médica porque con los órganos de un cadáver puede hoy día
restablecerse la salud de una persona o salvarle la vida. En efecto, hoy son medidas
terapéuticas corrientes el trasplante de córneas, de huesos, de tendones, de nervios
periféricos y de órganos, como sucede en el caso de los riñes.

Algunos de estos órganos sirven horas después de la muerte somática, pero otros requieren
que la circulación no se haya deteriorado. Esto recalca la importancia del lapso que ha de
esperarse entre la certificación de la muerte cerebral y la suspensión de los medios
artificiales. Muchos autores dicen que la espera ha de ser de 24 horas, pero la experiencia

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demuestra que en este tiempo puede instaurarse una bronconeumonía en el donante, o por
caída de la presión arterial presentarse cambios renales, como daño en túbulos. En
Colombia la Ley 9a. de 1979 (Código Sanitario Nacional) acepta, el concepto de muerte
cerebral, y el transplante de órganos procedentes de cadáveres cuando exista
consentimiento de los deudos o abandono del cadáver. En estas circunstancias, el
Certificado de Defunción ha de ser firmado por más de un médico, que no estén
directamente vinculados con el equipo terapéutico que efectúa el transplante; permite
también esta Ley la donación de órganos vivos desde que no Conlleve mayores riesgos para
la salud del donante.

Como no existe nexo de causalidad entre la toma de órganos y las lesiones que han llevado
a una descerebración, no puede esgrimirse que este acto sea considerado corno lesión
personal, ni tampoco como homicidio por omisión; tampoco puede asimilarse este acto a
los que reprime nuestro Código Penal como violación de cadáver (Art 297, C.P.).

Por último es importante también deslindar este concepto del homicidio por piedad que
señala nuestro estatuto represivo en el artículo 326, porque en realidad la toma de órganos
procedentes de una persona, que llena los criterios médicos de muerte cerebral, no
configura ninguno de los señala-dos para el homicidio pietístico.

Signos de muerte:

Llamamos signo de muerte a la comprobación, instrumental o no, de determinadas


condiciones o estados capaces de demostrar la muerte. Existen dos grandes grupos:

1. Signos debido al establecimiento de los fenómenos cadavéricos.

2. Signos debido al cese de las funciones vitales.

Signos debido al establecimiento de los fenómenos cadavéricos

Los fenómenos cadavéricos son los cambios producidos en el cuerpo sin vida a partir del
momento en que se extinguen los procesos bioquímicos vitales, sufriendo pasivamente la
acción de las influencias ambientales. Tienen tres orígenes diferentes: Los cambios
químicos histicos, los fenómenos cadavéricos abióticos y la putrefacción.

Fenómenos cadavéricos consecutivos a cambios químicos histicos

Tras la muerte se produce una acidificación progresiva de todos los fluidos y tejidos del
cadáver. Existen numerosos signos según el tejido orgánico donde se estudie:

a) Técnica de Brissemoret y Ambard. Se estudia tejido hepático o esplénico, obtenido por


punción con una aguja y aspiración del tejido.

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b) Técnica de Tourdes. Se investiga el pH del tejido muscular.

c) Técnica del sedal (ICARD, LEONARD, REBELLO). Estudio del pH sobre un hilo de
algodón o seda, que atraviesa un pliegue de piel (generalmente la cara anteroexterna de la
pierna).

d) Técnica de Dominicis. Se investiga el pH en el tejido subcutáneo, mediante incisiones


superficiales sobre las que se deposita una gota de suero fisiológico.

e) Técnica de Icard. Se obtienen gotas de serosidad por forcipresión de la piel, en las que se
determina el pH.

f) Técnica de De Laet. Se mide la acidez en el humor acuoso ocular.

g) Técnica de Lecha-Marzo. Investiga el pH en la secreción lacrimal, con la ayuda del papel


de tornasol.

Fenómenos Cadavéricos Abióticos

Como fenómenos naturales siempre constantes en las primeras etapas de la evolución del
cadáver poseen un gran interés desde el punto de vista del diagnóstico de la muerte.

1. Livideces cadavéricas. Las livideces cadavéricas constituyen un fenómeno derivado del


paro circulatorio, que habitualmente aparece en los planos en declive del cadáver no
sometidos a presión, comenzando en la región posterior del cuello en el cadáver situado en
decúbito supino. Se inician a los 20-45 min en forma de manchas rojo violáceas y empiezan
a confluir después de 1 hora y 45 min aproximadamente, ocupando todo el plano inferior
del cadáver a las 10-12 horas de la muerte.

Las livideces constituyen un excelente signo tardío de muerte cierta cuando son intensas,
extensas y típicamente localizadas, lo que habitualmente ocurre de 12 a 15 horas tras el
fallecimiento.

2. Rigidez cadavérica o rigor mortis, fue definido por LASSAGNE como “un estado de
dureza, de retracción y de tiesura que sobreviene en los músculos después de la muerte”.

Sigue una secuencia de aparición variable según las circunstancias del fallecimiento y las
características del sujeto. Suele ser completa alrededor de las 8-12 horas, alcanza su
máxima intensidad a las 24 horas e inicia su desaparición a las 36 o 48 horas. El comienzo
suele ser de las 3 a las 6 horas en los músculos de la mandíbula inferior y orbicular de los
labios, afectando posteriormente, la cara, cuello, tórax, brazos, tronco y, por último, las
piernas.

Fenómenos cadavéricos originados por la putrefacción

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Los signos derivados de estos fenómenos se deben a la acción de los gérmenes presentes en
el cadáver.

1. Mancha verde. Es un signo de aparición tardía, por término medio a las 36 horas del
fallecimiento. Se produce por la acción del ácido sulfhídrico producido en la putrefacción
sobre la hemoglobina y sus productos de degradación. Aparece en los lugares de máxima
concentración de gérmenes, habitualmente en la fosa ilíaca derecha. Tiene la ventaja de ser
un signo absolutamente cierto y el inconveniente de lo tardío de su aparición (24-48 horas).

2. Reacción sulfhídrica o signo vulgar de Icard. Pone de manifiesto la producción de SH2


en los procesos putrefactivos. Para ello, se colocan en las ventanas nasales papeles de filtro
humedecidos en una mezcla de acetato neutro de plomo (10 g) y agua destilada (20 ml); en
caso de desprenderse SH2, aparece un ennegrecimiento del papel. Tiene el inconveniente de
la aparición de falsos positivos en sujetos vivos, al generarse también SH2 en abscesos,
neoplasias ulceradas o emanaciones procedentes del intestino. Su interés actual es muy
escaso.

Signos debidos al cese de las funciones vitales

Seguiremos la clásica concepción del trípode de BICHAT de las funciones vitales,


constituido por las funciones respiratoria, circulatoria y del sistema nervioso. La parada
funcional irreversible de cualquiera de los tres sistemas equivale a la muerte del individuo.

Cese de la función respiratoria

Entre las técnicas propuestas, que oscilan desde las más rudimentarias y de interés
puramente anecdótico (espejo que se empaña, llama de una vela que oscila, etc.), hasta las
más sofisticadas, como la radioscopia o la electromiografía con registro gráfico de los
movimientos respiratorios, el principal problema práctico viene del hecho de que carecen
de validez en los sujetos sometidos a monitorización.

La anulación de la función respiratoria para el diagnóstico de muerte cierta debe valorarse


en el conjunto de signos clínicos que presente el sujeto, ya que, como signo aislado, carece
de validez.

Cese de la función circulatoria

La auscultación cardiaca fue propuesta por BOUCHUT, que estableció, asimismo, los
criterios de su validez. Debe ser directa, sin instrumentos ni aparatos, durante 5 minutos sin
interrupción, en cada uno de los cuatro focos cardiacos. Tiene el severo inconveniente de
depender de las características sensoriales del explorador, que quedaría resuelto si se
realizara una fonocardiografía.

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Paralización de la circulación periférica. En los casos de la anulación de la circulación
periférica se puede observar con el oftalmoscopio: Decoloración del fondo del ojo,
Vacuidad de la arteria retiniana y Fragmentación gaseosa de las venas de la retina.

Otra técnica propuesta es la prueba diatérmica, que en el cadáver no provocaría la elevación


térmica que produce en el vivo, por la ausencia de circulación periférica.

Cese de las funciones nerviosas

Consisten en inmovilidad, flacidez y blandura de los músculos, con pérdida de los reflejos y
parálisis de los esfínteres.

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