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SALARIO MÍNIMO EN EL SALVADOR

PASADO

Es la primera vez en la historia de El Salvador que organizaciones tan dispares


entregan propuestas diversas para aumentar el salario mínimo. Esto habla de
la capacidad del actual gobierno para estimular una participación amplia en
la formulación de políticas públicas. Por primera vez se genera en el país un
debate sobre este tema. Antes, con los gobiernos de derecha, lo que había
eran arreglos de cúpulas.

Hace 172 años, Carlos Marx dijo: “El salario está determinado por la lucha
abierta entre capitalista y obrero”. Fue una de las revelaciones más
profundas que hizo sobre las relaciones de producción en la sociedad
capitalista y que sigue vigente hasta el día de hoy. “El nivel mínimo de salario,
y el único necesario -añadía Marx- es lo requerido para mantener al obrero
durante el trabajo y para que él pueda alimentar una familia y no se extinga
la raza de los obreros”.

PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA

Desde el punto de vista de Marx, luchar por un salario mínimo podría


considerarse el esfuerzo por cubrirlas necesidades de la clase patronal y la
sobrevivencia de “la raza de los obreros”, no con las necesidades de la clase
trabajadora. Resolverlas exige mucho más que aumentar el salario mínimo.
Requiere cambiar las relaciones de producción. Mientras se logra, ese
aumento representa un importante respiro para los trabajadores. Lograrlo es
un espacio de la lucha de clases, en la que participan Estado y gobierno.

A finales del siglo 19, después de una combativa huelga de los obreros
portuarios en Nueva Zelanda y arduas campañas de la National Anti-Sweating
League en Nueva Zelanda y Australia, estos países establecieron el salario
mínimo por ley por primera vez en la historia. En menos de 50 años, ya había
nacido la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y obreros y obreras de
la mayoría de los países del mundo habían conquistado ya el derecho a un
salario mínimo.
EL SALARIO MÍNIMO LLEGA A LA CONSTITUCIÓN

En El Salvador, fue hasta 1950 y como fruto de la lucha del Comité de


Reorganización Obrera Sindical (CROS), que se estableció el salario mínimo
en la Constitución. El CROS había nacido cuatro años antes con el objetivo de
reconstruir el movimiento sindical, extinguido durante la dictadura del
General Martínez. En sus primeros años de vida, bajo la dictadura de
Salvador Castaneda Castro, el CROS logró dos reivindicaciones importantes:
la creación de un Departamento de Trabajo, antecedente del Ministerio de
Trabajo, y la Ley de Conflictos Colectivos de Trabajo.

Con el ascenso del Consejo de Gobierno Revolucionario, resultado del golpe


de Estado que un grupo de jóvenes militares, muchos de ellos entrenados en
Estados Unidos, dio en 1948 contra Castaneda Castro, el grupo
“modernizador” de la oligarquía se impuso sobre el grupo más conservador,
que se resistía a la diversificación de la base económica del país. Seis días
después del golpe, el nuevo gobierno declaró: “El desarrollo del país exige
una Carta Fundamental que se adapte a las nuevas condiciones políticas,
sociales y económicas en que se desenvuelve la vida nacional”.

El CROS aprovechó esa apertura e hizo una intensa labor de concientización,


organización y movilización de la clase trabajadora para que se incluyeran
distintas reivindicaciones en la Constitución. Durante los debates de la
Asamblea Constituyente, las organizaciones obreras afiliadas al CROS
mantuvieron una amplia movilización de trabajadores, día y noche, en la
Asamblea Legislativa. Acampaban allí junto a organizaciones estudiantiles y
otras agrupaciones progresistas y en ocasiones, sin ser asambleístas,
tomaban la palabra y planteaban sus ideas y posiciones.

El trabajo del CROS rindió sus frutos. El capítulo II del Título IX de la nueva
Constitución sobre “Trabajo y Seguridad Social” establece varios avances en
materia laboral: el derecho a formar sindicatos, la igualdad de salarios para
igual trabajo, la semana laboral de 44 horas, el derecho al aguinaldo y a
vacaciones anuales pagadas, la indemnización por accidente laboral o por
despido injustificado, los contratos colectivos de trabajo, el derecho a huelga,
las prestaciones a las mujeres por maternidad y el seguro social. El artículo 38
establece que todos los trabajadores tienen derecho a devengar un salario
mínimo, lo que quedó reglamentado de los artículos 144 al 160 del Código de
Trabajo vigente, aprobado por primera vez en 1963.

50 AÑOS DE AUMENTOS MÍNIMOS

Durante los siguientes 50 años, el salario mínimo fue revisado


supuestamente cada tres años, siendo éste el margen máximo establecido en
la ley. Pero revisión no quiso decir siempre aumento. Por ejemplo, entre
1979 y 1986 los salarios mínimos del trabajo en el campo no tuvieron ningún
aumento y desde 1998 a 2003 no lo hubo en ningún rubro de la economía.

En 1965 un jornalero ganaba en colones el equivalente a 25 centavos de


dólar al día por recolectar café. Actualmente recibe $4.30 diarios. En este
rubro el salario mínimo ha subido solo $4.05 en 50 años. En 1970
trabajadoras y trabajadores del sector comercial ganaban el equivalente a
$0.40 al día y aunque el aumento ha sido levemente mayor, sigue siendo
mísero: actualmente reciben $8.39 al día, sólo $7.99 más que hace 45 años.

¿CUÁNTOS SALARIOS MÍNIMOS HAY?

La actual tabla de salarios mínimos es muy variada. Existen 11 salarios


mínimos y 9 se establecen en el marco de la negociación en el Consejo
Nacional de Salario Mínimo (CNSM). No pasan por esta instancia los salarios
de trabajadoras y trabajadores del Estado, que dependen del Ejecutivo.

En 2010, el Ministro de Hacienda, Carlos Cáceres, anunció que a partir de


2011, el salario base para trabajadores estatales sería de $300, lo que
significaba un aumento del 44%. En ese momento ganaban $208.
El salario mínimo del sector de la construcción tiene régimen especial y se
establece mediante los contratos colectivos entre sindicatos y patronales. Por
lo general, según Ismael Nolasco, director ejecutivo de la Cámara
Salvadoreña de la Industria de la Construcción, son un 30% más altos que los
demás “por la especialización que requiere el sector”.

Los 9 salarios mínimos que son competencia del CNSM incluyen 4 del sector
agrícola, 2 del sector agroindustrial, el sector maquila, el sector industria y el
sector comercio y servicios. Muchos creen que establecer salarios mínimos
tan diferentes debe corregirse. Entre ellos, Zoila Quijada, diputada del FMLN:
“En el salario mínimo hay un nivel de injusticia. La industria tiene un monto,
el comercio tiene un monto y los trabadores del campo tienen otro monto.
Como si los seres humanos unos podemos comer carne y tomar leche y los
de otros sectores no tienen ese derecho”.

Actualmente los 9 salarios establecidos son: $251.70 en el sector de comercio


y servicios, $246.60 en la industria, $210.90 en las maquilas, $171 en los
beneficios de café, $129 en la recolección de café, $124.20 en los ingenios
azucareros, $118.20 en el agro, $109.20 en la producción de azúcar y $98.70
en la recolección de algodón, aunque el cultivo de algodón no existe ya
prácticamente en el país.

QUÉ FACTORES TOMAR EN CUENTA EN EL SALARIO MÍNIMO

El artículo 149 del Código de Trabajo dio vida al organismo tripartito


bautizado como Consejo Nacional de Salario Mínimo, “organismo
dependiente del Ministerio de Trabajo y Previsión Social. Estará integrado
por siete miembros: tres representarán al interés público, dos al interés de
los trabajadores y dos al de los patronos. Los representantes del interés
público serán designados por el Órgano Ejecutivo así: uno por el Ministerio
de Trabajo y Previsión Social, otro por el Ministerio de Economía y otro por el
Ministerio de Agricultura y Ganadería. La elección de los representantes de
los trabajadores y de los patronos se llevará a cabo de conformidad con el
reglamento respectivo.” El primer Consejo nació en 1964.
Según el Código de Trabajo, los factores que se deben tomar en cuenta para
establecer el salario mínimo son: el costo de la vida, la índole de la labor, los
diferentes sistemas de remuneración, las distintas zonas de producción y
otros criterios similares.

La representación gubernamental fue más allá e incluyó otros factores: la


productividad, la inversión y el empleo, el costo de producción, la
competitividad, la inflación, la reactivación económica (mediante el
incremento de la demanda interna) y la redistribución del ingreso.

LOS SALARIOS NO ALCANZAN

El costo de la vida se mide por la Canasta Básica Alimentaria (CBA). En el área


urbana se compone de 11 productos: pan francés, tortillas, frijoles, arroz,
azúcar, carnes (res, cerdo, aves), grasas (aceite, margarina, aceite vegetal),
huevos, leche fluida, frutas (naranja, plátano y guineo) y verduras (papa,
cebolla, chile verde, tomate, güisquil y repollo). En el área rural la canasta se
compone de 9 productos. Se excluyen el pan francés y las verduras.

Actualmente, la canasta básica urbana está valorada en $206.54 al mes para


una familia de cuatro miembros. Algunos salarios mínimos cubren la compra
de esos productos. No se puede decir lo mismo de los salarios mínimos en el
campo, en su mayoría inferiores a $148.11, costo de la canasta básica rural.

Según la Dirección General de Estadísticas y Censos, ente encargado de


establecer la canasta básica alimentaria, ésta “representa el requerimiento
mínimo calórico que necesita un individuo para desarrollar un trabajo”,
definición que calza con lo que Marx dijo en Europa hace tantos años: “lo
requerido para mantener al obrero durante el trabajo y para que él pueda
alimentar una familia y no se extinga la raza de los obreros”.

Las cosas cambian con la canasta básica ampliada que, además de alimentos,
incluye vestuario, vivienda, electricidad, agua, salud y educación, y que
actualmente se valora en $407.72 en el área urbana y $291.84 en el área
rural. Bajo cualquier óptica, los datos respaldan el sentir popular de que “los
salarios no alcanzan”.
PRODUCTIVIDAD Y SALARIO MÍNIMO

La productividad se mide dividiendo el PIB entre la población que tiene


empleo. Hay una gran variación, desde $37,153 en el sector de suministros
eléctricos, gas y agua hasta $5,345 en el agro. El promedio es de $9,500 por
trabajador al año, menor que la productividad en Costa Rica, igual a la de
Guatemala y mayor a la de Honduras y a la de Nicaragua.

Bajo la lógica de la productividad, uno podría imaginar que Costa Rica tendría
el salario mínimo más alto en la región y así es. Pero en El Salvador, el mayor
salario mínimo (comercio y servicios) es $90 menor al de Guatemala, $157
menor al de Honduras y solo $30 superior al de Nicaragua, teniendo la
economía salvadoreña casi el doble de productividad que la nicaragüense. En
el agro el salario mínimo es $241 menor que en Guatemala, $200 menor que
en Honduras y está la par con el de Nicaragua.

Desde el punto de vista del empresario, la relación entre productividad y


salario mínimo es en El Salvador la mejor de la región. El trabajador
salvadoreño produce más y gana menos. Por eso, contratar fuerza de trabajo
nacional le es más rentable al empresario salvadoreño que contratarla en
otros países. Sin embargo, la oligarquía salvadoreña, reacia a invertir en su
propio país, tiene inversiones importantes en Guatemala, Honduras y
Nicaragua. Desde hace décadas la familia Poma construyó un Metrocentro en
cada país de Centroamérica y abrió importadoras de vehículos a nivel
regional y la familia Simán instaló sus tiendas en varios países de la región.
Todos los bancos salvadoreños llegaron a los países vecinos y aparecieron
nuevos hoteles de capital salvadoreño por toda la región. Con la dolarización
estas inversiones proliferaron aún más. Uno pensaría que invertirían más
donde la fuerza laboral les produce más por menos. Pero también influyen
otros factores. Uno, que los mayores salarios mínimos de los países de la
región aumentan las ventas de sus productos y servicios en esos países.
ARGUMENTOS QUE SON FALACIAS

Quienes se oponen a un aumento significativo del salario mínimo


argumentan que esto afectaría negativamente la inversión y desincentivaría,
por eso, la generación de empleo. Esta afirmación carece de sustento. Un
informe de la OIT de 2015 concluyó: “Las investigaciones indican que el
aumento del salario mínimo y el nivel de empleo no se contradicen, y que ese
aumento tiene un efecto muy limitado sobre el empleo. Además, en todos
los países centroamericanos donde hay salarios mayores que en El Salvador,
la inversión y el PIB también son mayores. En realidad, los salarios componen
solamente el 22% de los costos de producción de las empresas del país. En el
agro representan sólo un 15%-18%.

Otro argumento para no aumentar el salario mínimo significativamente es


que haría subir la inflación. Los datos tampoco lo respaldan. En 2011 hubo un
aumento del salario en 8% y en 2013 del 4% anual para 2013, 2014 y 2015, lo
que significó un incremento del 16% entre 2011 y 2013. Y en ese mismo
período la inflación fue sólo del 2%.

¿ELEVAR EL SALARIO MÍNIMO REACTIVARÍA LA ECONOMÍA?

El economista Cesar Villalona explica que “lo que dificulta que la inversión
crezca más en El Salvador es la estrechez del mercado interno, debido a la
excesiva concentración del ingreso, a los bajos salarios y a las bajas
pensiones, incluso más bajas en el caso de las mujeres”.

Elevar el salario mínimo ayudaría a crear mercado para la producción


nacional, lo que contribuiría al crecimiento económico. Vale decir que los
bienes producidos y/o comercializados por las micro y pequeñas empresas
constituyen casi el 100% del mercado interno salvadoreño. Y de las 162 mil
empresas registradas por el Ministerio de Economía, un 99% se encuentran
en la categoría de producción para el mercado interno. Y aunque un aumento
del salario mínimo no sería el único mecanismo para reactivar ese mercado,
puesto que una parte importante de la población trabaja en el sector
informal y otro, más pequeño pero importante, son los pensionados, un
aumento en el salario mínimo contribuiría a beneficiar, más que a dañar, a
ese sector de la economía, que es el que genera empleo a un 68% de la
población urbana que tiene empleo.

¿INFLUIRÍA EN REDUCIR LA DESIGUALDAD?

La propuesta gubernamental, y varias propuestas del movimiento sindical


incluyen el criterio de “redistribución del ingreso” en las variables que
sustentan el aumento del salario mínimo. Sin embargo, la desigualdad en El
Salvador es tan histórica y tan extrema que difícilmente esta medida haría la
diferencia.

El 10% de la población con mayores ingresos registrados recibe casi un tercio


del ingreso nacional y el 10% con menores ingresos registrados recibe menos
del 2%. Según la consultora Wealth-X y la financiera UBS la oligarquía
salvadoreña, sin tomar en cuenta a las transnacionales, cuenta con un capital
acumulado de 21 mil millones de dólares. Y entre 2011 y 2014, 160
millonarios salvadoreños aumentaron su capital en 1 mil millones.

Un análisis de la distribución del PIB arroja que el 63% es ganancia para los
grandes empresarios, el 16% se tributa al gobierno y sólo el 21% se dedica al
pago de salarios.

Ante estos datos, es evidente que se requiere mucho más que un aumento
del salario mínimo para lograr una eficaz redistribución del ingreso en el país.
La leve mejoría vista en los últimos años en el coeficiente Gini, indicador de la
desigualdad, no se ha debido a un aumento en el salario mínimo, sino al éxito
de los programas sociales del gobierno. Teniendo en cuenta también que
sólo un 12% de la población recibe el salario mínimo.

Las cifras de la desigualdad no cambiarían notablemente con el aumento del


salario mínimo. Ayudan sólo a visibilizar el absurdo razonamiento de los
grandes empresarios, preocupados porque sus ganancias serían afectadas si
mejora el salario mínimo. Lo que sí mejoraría es la situación cotidiana de
mucha de la gente con trabajo formal.

UNA LLUVIA DE PROPUESTAS

Desde junio de 2015 hasta la fecha el Consejo Nacional de Salario Mínimo ha


recibido propuestas diferentes de aumento. La primera, del Sindicato de
Trabajadores de Empresas de Seguridad Privada, miembro de FENASTRAS.
Siguieron el Movimiento de Unidad Sindical y Gremial de El Salvador
(MUSYGES), una agrupación del movimiento popular con representación
sindical: CONPHAS-CSTS-FEASIES-UNEP-FESITRASEP, la Concertación por un
Empleo Digno para las Mujeres (ORMUSA, MT, Las Mélidas, FEASIES, CMESIS
y EIL). Siguieron la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), el
Centro por la Defensa del Consumidor y Enlaces, la Unión MIPYMES,
asociación de pequeños y medianos empresarios agremiados en la ANEP, el
Movimiento Laboral Salvadoreño (MLS), la Coordinadora Sindical
Salvadoreña (CSS), la Coordinadora Unitaria Social y Sindical (CUSS) y la
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD).También el
gobierno tiene propuesta.

6 propuestas vienen a nombre de representaciones sindicales o agrupaciones


que las integran, 2 a nombre de ONG, 1 a nombre de organizaciones de
mujeres, 1 a nombre de la empresa privada (una de la gran empresa y otra de
la pequeña y mediana) y 1 a nombre del gobierno.

De esta lluvia de propuestas, 5 provienen de organizaciones y/o alianzas


política e ideológicamente cercanas al FMLN y al gobierno, 3 se ubican
claramente en el campo de la derecha a la par de ARENA y 3 no tienen
ninguna coherencia ni política ni ideológica.

LAS DISTINTAS PROPUESTAS

La propuesta que apunta más alto es la del CUSS, que plantea un salario
único de $550 para todas y todos los trabajadores. Sigue la CSS con $450 en
la ciudad y $300 en el campo y la CSTS-CONHPAS y la Concertación por un
Empleo Digno para las Mujeres con $407 en la ciudad y $298-$307 en el
campo, seguida cercanamente por el CDC/Enlaces que propone un salario
único de $400. FESPAD lo propone único de $300.

El gobierno propone $250 en el área rural y $300 en la ciudad. El MLS, cuyos


representantes son las mismas personas que conforman la “representación
trabajadora” en el CNSM proponen un aumento de 25%-30% por cada uno
de los sectores productivos que se encuentran en la tabla salarial. MUSYGES,
un movimiento sindical que ha acompañado, de forma fluctuante, tanto a la
derecha como a la izquierda, propone un aumento salarial del 7% anual
durante 3 años para cada sector, hasta logran un 21% de aumento.

Las propuestas más bajas son las de la ANEP y MIPYMES, que coinciden en
proponer un aumento salarial del 9% dividido en 3% por año para cada
sector.

DOS IMPORTANTES NOVEDADES

La primera novedad que hay que destacar es la multiplicidad de propuestas


entregadas al CNSM. Es la primera vez en la historia de El Salvador que
organizaciones tan dispares entregan propuestas, hecho que habla bien de la
capacidad del gobierno para estimular una participación amplia en la
formulación de políticas públicas. Maricarmen Molina, responsable política
de la Confederación Sindical de Trabajadoras y Trabajadores de El Salvador
(CSTS), lo celebra: “Nos alegra que por primera vez en nuestra historia se está
generando un debate en el tema de salario mínimo. Anteriormente, lo que
había con los gobiernos de derecha eran arreglos”.

La segunda novedad es que la gran mayoría de estas propuestas rompen la


lógica de heterogeneidad en los salarios mínimos, lo que instala de hecho
una jerarquía injusta entre los distintos sectores productivos. Algunas de
estas propuestas plantean sólo dos salarios mínimos: uno para el campo y
otro para la ciudad, tomando en cuenta que la Canasta Básica Alimenticia
tiene un valor menor en el campo y uno mayor en la ciudad. Y otras plantean
un salario único tomando en cuenta que, en realidad, el costo de la vida es el
mismo en el campo y la ciudad y tanto la población rural como la urbana
tiene que resolver necesidades más allá de los 9 o los 11 productos de la CBA.
Aunque un salario mínimo unificado sería el paso más seguro hacia la
erradicación de esta injusticia, cualquiera de las dos opciones representaría
un avance importante en la situación actual.

2013: AUMENTO IRRELEVANTE

Una tercera novedad es el planteamiento de los representantes de los


trabajadores en el CNSM, son ellos quienes firman la propuesta del
Movimiento Laboral Salvadoreño. Por primera vez en la historia su propuesta
retoma en mayor medida las reivindicaciones y argumentos de la clase
trabajadora por encima de las de la clase empresarial.

En abril de 2011, estos “representantes” coincidieron con la representación


empresarial en un aumento del 8%, lo que al fin fue aprobado por el
gobierno de Mauricio Funes. Dos años después, Funes propuso otro aumento
del 10%. Los empresarios, del 8% y la representación laboral en el CNSM, del
7%. Al fin, la negociación tuvo un desenlace desafortunado: aunque un
aumento del 12% parecía una solución aceptable, la ANEP, con el apoyo de
“los trabajadores” le dobló el brazo al gobierno, quien se abstuvo de votar en
ese momento, y se salieron con la suya: el aumento sería del 12%, pero
escalonado durante tres años: 4% (2013), 4% (2014) y 4% (2015). En realidad,
un aumento irrelevante.

LOS COMPADRES Y SUS MANIOBRAS

En ese año 2013, el entonces Ministro de Trabajo, Humberto Centeno, acusó


públicamente a Israel Sánchez Cruz, Israel Huiza, Miguel Ramírez y José María
Esperanza Amaya, representantes del sector laboral en el CNSM,de no
defender los intereses de los trabajadores.

Este grupo, más Ricardo Soriano, son conocidos en el mundo sindical como
“los compadres”. Soriano, Huiza y Ramírez tienen una relación histórica entre
sí y con los anteriores gobiernos de derecha, desde la época en que Napoleón
Duarte era Presidente. Representan confederaciones y federaciones
sindicales (CTD, CSG, FESTRAES, FESINCONSTRANS y más recientemente
FESTIVES), cuya historia muestra también pactos con los anteriores gobiernos
militares, como sucedió en la Huelga de Aceros de 1967, chispa que catapultó
la consolidación de las fuerzas populares.

En aquel momento, FESINCONSTRANS pactó con el gobierno de Fidel Sánchez


Hernández y casi logró doblegar a los trabajadores para que aceptaran los
despidos injustificados en la Fábrica de Aceros. Para suerte de los
sindicalistas apareció en el escenario la FUSS, bajo la conducción de Salvador
Cayetano Carpio, que les apoyó en la dirección de una huelga solidaria y en
un proceso de negociación exitosa, hechos que conmovieron al país.

Los compadres se encuentran, no sólo en el organismo tripartito del Salario


Mínimo, también en el Consejo Superior de Trabajo y en el Instituto
Salvadoreño de Seguro Social. Se han sumado a posiciones de la ANEP, no
sólo en los diálogos tripartitos. También en otras ocasiones, como cuando el
Presidente Funes intentó sacar a los empresarios políticamente
comprometidos con ARENA de las instancias de dirección de las instituciones
autónomas en 2012, y en el recurso de inconstitucionalidad que presentó la
derecha contra el fideicomiso de las pensiones en 2014, ya estando en el
gobierno Sánchez Cerén, siendo este fideicomiso una figura que ellos mismos
habían aprobado para salvar el problema fiscal del entonces Presidente de
ARENA, Antonio Saca.

Según Maricarmen Molina del CSTS, “el problema es que no están claros ni
transparentes los procesos de elección de la representación del sector laboral
para los tripartitos”.

Son cinco los organismos del Estado donde el sector laboral toma decisiones
conjuntas con el gobierno y el sector empresarial: el Consejo Nacional de
Salario Mínimo, el Consejo Superior de Trabajo, el Instituto Salvadoreño de
Seguro Social, el Instituto Salvadoreño de Formación Profesional y el Fondo
de Vivienda Popular. En cada sector, los mecanismos de votación son
diferentes, garantizando una correlación favorable a las representaciones
laborales que tienen posiciones antilaborales. En la elección para el CNSM,
por ejemplo, la fórmula electoral es “Un sindicato, un voto”. Hasta los
sindicatos del sector informal, que no se rigen por el salario mínimo, pueden
votar en esta elección, aunque, debido a una gestión de “los compadres”, los
sindicatos de empleados públicos, muchos de ellos simpatizantes del FMLN,
quedaron fuera.

“NO SE VENDAN A LA EMPRESA PRIVADA”

Cada dos años, el Ministerio de Trabajo convoca a los sindicatos ahí


registrados. Actualmente éstos pasan ya de 550 organizaciones. Molina
califica a gran parte, incluyendo a muchos de los 200 que participan en la
elección de representantes en los tripartitos, como “sindicatos virtuales” o
“sindicatos con sello”, porque no representan a una base de trabajadores.

Muchos son sindicatos que quedaron con su personería jurídica, pero que
dejaron de existir en la práctica. Molina propone que el gobierno realice una
auditoría a fin de depurar el registro sindical y se mantengan solo las
organizaciones que sean legítimas, con trabajadores que mantengan una
relación laboral con un patrón y que lleven a cabo procesos de negociación
colectiva con las patronales.

Por toda esta historia el movimiento sindical en su totalidad y el mismo


gobierno se han sorprendido positivamente por la propuesta de “los
compadres” y su MLS, que por primera vez en la historia, se alejan de las
propuestas del sector empresarial, acercándose a la propuesta del gobierno
de Sánchez Cerén. Molina hizo un llamado a “los compadres”: “Sean
coherentes con la propuesta que han hecho los trabajadores en el proceso de
negociación. Sean firmes, coherentes y no vendan la voluntad de la clase
trabajadora a la empresa privada”.

Aumento histórico del salario mínimo aprobado en El Salvador


El 14 de diciembre, los recientemente elegidos miembros del Consejo
Nacional del Salario Mínimo de El Salvador aprobaron el aumento más
grande en la historia del salario mínimo del país, siguiendo una lucha difícil
del movimiento sindical para derrocar los sindicalistas corruptos que los
representaban en el Consejo por décadas. El aumento, que va a tomar efecto
el 1 de enero de 2017, representa un aumento salarial de 102% para los
trabajadores con los salarios mas bajos del país.

El salario mínimo en El Salvador está determinado por un consejo tripartita


del cual forman parte representantes del gobierno, el sector privado y
sindicatos; sin embargo por muchas décadas los dirigentes sindicales más
prominentes han denunciado los individuos representando su sector en el
Consejo como “pseudo dirigentes” atados a los intereses del sector privado.
Esto fue especialmente aparente en junio de este año cuando los
representantes del sector privado y sindical en el Consejo se unieron para
rechazar la propuesta de aumento del gobierno del FMLN y en vez aprobar
un aumento mucho más pequeño.

Tras su rechazo de ratificar el aumento inadecuado, la Ministra de Trabajo


Sandra Guevara convocó elecciones para escoger nuevos representantes de
sector privado y sindical para el Consejo Nacional del Salario Mínimo. Dado a
que los plazos de los representantes salientes habían vencido en marzo de
2015, las elecciones fueron muy atrasadas. Guevara también creó una
comisión electoral y implementó nuevas medidas de transparencia para que
el movimiento sindical y las organizaciones del sector privado podrían auditar
y supervisar la elección de sus sectores. Los sindicatos se organizaron y
movilizaron sus afiliados para que salieran a votar. Wilfredo Berrios, del
Frente Social y Sindical Salvadoreño (FSS), y Marta Zaldaña de la Federación
de Asociaciones o Sindicatos independientes de El Salvador (FEASIES) se
hicieron los nuevos representantes laborales en el Consejo; ambos son
respetados y duraderos veteranos del movimiento sindical y lucha más
amplia para justicia social y económica en El Salvador.
Mientras el movimiento laboral celebraba esta victoria histórica,
organizaciones del sector privado como la Asociación Nacional de la Empresa
Privada (ANEP), la cual representa el sector de empresas más grandes del
país, previsiblemente seempezó a quejar que el proceso electoral había sido
“ilegal e arbitrario,” y anunció sus planes de hacer una queja con
Organización Internacional de Trabajo (OIT) y además pedir que la Camera
Constitucional de la Corte Suprema declara el proceso inconstitucional. En
respuesta a la declaración de ANEP, el representante laboral Wilfredo Berríos
dijo a la prensa que los sindicatos del país defenderán el proceso
democrático y que, “ya estamos en las pláticas de llegar y pedirle a la misma
OIT que cuestione la injerencia por parte de la empresa privada[en la
elección de los representantes laborales].”

La ANEP no solo negó de asistir la toma de juramento de los nuevos


representantes empresariales y laborales en el Consejo, pero tampoco no
mandó a sus propios representantes a asistir las sesiones del nuevo Consejo
para implementar un nuevo salario mínimo. En la ausencia de la
representación del sector privado, representantes laborales y del gobierno
negociaron y aprobaron un aumento al salario mínimo que tendrá efecto el 1
de enero de 2017. Actualmente, el salario mínimo del El Salvador consiste de
once diferentes salarios que difieren por industria, oscilando entre $251 por
mes en el sector de comercio y servicio al escandalosamente bajo $98 por
mes para trabajadores agricultores en la cosecha del algodón. El aumento
aprobado reducirá las categorías salariales a cuatro: trabajadores en
comercio, servicio e industrial ganaran un mínimo de $300 mensuales;
trabajadores en el sector maquila ganaran un mínimo de $295 mensuales;
trabajadores agrícolas en plantas de café y azúcar y en la cosecha de la caña
de azúcar ganaran un mínimo de $224 mensuales; y trabajadores agrícolas en
la cosecha de algodón y café ganaran un mínimo de $200 mensuales.

En un editorial titulado “Por fin, una para los trabajadores,” la Universidad


Jesuita de Centroamérica (UCA) llamo el aumento al salario mínimo “uno de
los mejores regalos de Navidad que se les puede dar a los trabajadores.”
Sobre la crítica del sector privado a la decisión, el editorial declaró: “Ahora
resulta que el nuevo Consejo del Salario Mínimo es cuestionado, pero nunca
hubo la menor crítica cuando los supuestos representantes de los
trabajadores hacían mancuerna con los empresarios para acordar aumentos
ridículos. Las quejas de los que no están de acuerdo con los nuevos salarios
mínimos no son justas ni legítimas. Ellos no están en contra del proceso legal,
como argumentan, sino en contra de que no se les permita seguirse
enriqueciendo a costa de sus empleados, por lo menos al mismo nivel de
antes. Con su actitud, pues, queda claro que están en contra de una vida
digna para los trabajadores de El Salvador.”

La reciente aprobación de un aumento al salario mínimo para los


trabajadores urbanos y del campo muestra una recurrente contradicción en
la historia del país: la negativa obtusa de ciertos sectores empresariales a
pagar mejores salarios a sus trabajadores. Pero detrás de ese rechazo
subyace otra constante histórica quizá más importante; la manera cómo se
ha generado la riqueza del país y la facilidad que los grupos de poder
económico han tenido para poner al Estado al servicio de sus intereses.

Un estudio reciente del historiador Antonio Acosta muestra que, en la


segunda mitad siglo XIX, empresarios y propietarios hicieron esfuerzos para
sacar al país de la postración en que lo dejaron las guerras federales y la
inestabilidad política de las dos décadas siguientes. Demuestra que a la vez
que impulsaban los cambios en la economía —transitar del añil al café— se
instalaban en las instituciones del Estado en formación, desde donde
legislaban y gobernaban dando prioridad a sus intereses de clase (Acosta,
2013). La tesis no es novedosa, pero Acosta la sostiene con abundante
evidencia empírica.

Hacia principios del siglo XX, los esfuerzos de estos pioneros parecían haber
sido exitosos. La economía del país había crecido gracias a las divisas
generadas por el café, las cuales a su vez fomentaban el consumo, lo cual se
reflejaba en el aumento de las importaciones. El Estado mismo había crecido;
y las ciudades principales mostraban en su arquitectura e infraestructura los
beneficios del cambio: plazas, teatros, bancos, tranvías, ferrocarril, etc.
Todo eso era positivo, pero había un par de detalles preocupantes. La
economía había crecido mucho gracias al café; el valor de las exportaciones
del grano pasó de 138,263 pesos en 1865, a 7,568,399 en 1896 (Lindo
Fuentes, 2002: 192-193). La riqueza generada era mucha, pero a los
trabajadores agrícolas se les seguía pagando 25 centavos, lo mismo que se
pagaba en los años de la independencia (Acosta, 2013: 136). Mi padre trabajó
toda su vida en las fincas de café: me cuenta que cuando comenzó a trabajar
en la década de 1930 le pagaban 25 centavos. Es decir, por más de un siglo el
salario en el campo fue prácticamente el mismo.

Por otra parte, para favorecer la caficultura se privatizaron las tierras


comunales y ejidales a principios de la década de 1880; los municipios
perdieron su fuente de ingresos más importante, el canon ejidal, y las
comunidades indígenas las tierras que eran buena parte del sostén de su
identidad étnica. Rafael calificó esta medida como expropiación de tierras
(Menjívar, 1985); no lo fue, pero a la larga favoreció la concentración de la
propiedad. Y ya para finales de la década de 1920, muchos campesinos e
indígenas habían perdido las parcelas que titularon y solo tenían su fuerza de
trabajo para subsistir, la cual se pagaba muy mal.

Pero había algo más; estos propietarios-gobernantes se cuidaron de


conservar sus ganancias al máximo posible. Los mayores ingresos del Estado
provenían de los impuestos a las importaciones y al consumo del licor. Por el
contrario, las exportaciones de añil y café prácticamente estaban exentas de
impuestos. Para 1879 el valor de las importaciones fue 2,549,160 pesos, lo
cual le reportó al fisco ingresos por 1,402,204 pesos. Obviamente, los
comerciantes trasladaban esos impuestos a los consumidores, que debían
pagar casi un 55% más por los productos. Por el contrario, ese año las
exportaciones ascendieron a 4,122,888 pesos, el fisco recibió de ellas solo
35,461 pesos (Acosta, 2007: 20).

Llevar el añil y el café a los puertos requería una infraestructura adecuada,


para ello se construyeron carreteras, puertos y ferrocarriles. Al menos en el
caso de las carreteras, buena parte de su costo era pagado no por los
propietarios, obvios beneficiarios de ellas, si no por los campesinos y
jornaleros. La ley obligaba a todo hombre entre 15 y 60 años a pagar el
“fondo de caminos”, cuatro reales al año, o dos días de trabajo en las
carreteras, bajo supervisión del alcalde. La escasez de dinero hacía que
muchos jornaleros optaran por pagar con trabajo (López Bernal, 2007: 155).

Bajo esas condiciones fue que la economía del país creció en el siglo XIX, el
panorama no cambió mucho en el siglo XX. El Salvador se volvió
extremadamente dependiente del café; para la década de 1920 este
representaba el 90% de las exportaciones (Arias Gómez, 1996: 81).
Dependiente y vulnerable para ser más exactos, pues los altibajos de los
precios del café en el mercado internacional marcaban la bonanza o crisis de
la economía nacional. En realidad estas variaciones afectaban más a los
productores, que no a los jornaleros, cuyos salarios permanecían
inalterables, aunque los precios del café fueran altísimos. Los efectos
perversos de esa condición fueron patentes con la crisis de 1929 y el trágico
levantamiento de 1932.

El presidente Hernández Martínez debió enfrentar la crisis. La rebelión fue


reprimida con severidad inaudita; al menos 15,000 campesinos e indígenas
fueron asesinados en un par de semanas. Luego atendió el problema
económico: suspendió el pago de la deuda externa, dio la ley moratoria para
evitar los embargos a los moroso, muchos de ellos cafetaleros y creó el Banco
Central de Reserva en 1934. No fue más allá, solo quería preservar las
condiciones que favorecieran la economía agroexportadora y reforzar el
control social.

Para mediados del siglo XX, la “Revolución de 1948” llevó al poder a militares
y civiles jóvenes que tenían un proyecto de país diferente: querían combinar
la modernización económica y política con principios de justicia social,
consignados en la constitución de 1950. Se impulsó la diversificación de la
agroexportación, al tiempo que se apostaba a la industrialización y a la
integración económica regional. Por primera vez, la mejora de las
condiciones de vida de los trabajadores fue parte importante del quehacer
del Estado. Seguridad social, políticas de vivienda, sindicalización urbana y
más tarde salario mínimo agrícola dieron fe del viraje hacia lo social.

Curiosamente este proyecto de desarrollo no surgió de una crisis. Por el


contrario, la década de 1950 fue de bonanza económica; en 1950, el quintal
de café valía 132.5 colones, para 1954 había alcanzado 171.1 (PNUD, 2013:
78). Más bien se trató de aprovechar una coyuntura económica para
fortalecer la economía mediante la modernización y la diversificación de la
inversión. Y aunque los salarios no subieron, al menos se mejoró la
recaudación de impuestos. Con esos recursos el Estado impulsó sus políticas
sociales, mejorando indirectamente las condiciones de vida de los
trabajadores.

En septiembre de 1950 se creó un impuesto de carácter progresivo sobre la


exportación de café, el monto variaba según los precios del grano; un año
después se modificó el impuesto sobre la renta, también con una lógica
progresiva y dando un tratamiento favorable para la industria y las
sociedades anónimas (Turcios, 2003: 82-83). Los resultados se vieron de
inmediato, para 1949 los impuestos del gobierno central eran de 64.04
millones de colones, en 1954 alcanzaron 156.9 millones (Dada Hirezi, 1978:
39). Obviamente hubo oposición de los capitalistas, pero el gobierno manejó
bien la situación; justificó debidamente la medida, hizo ver los beneficios que
de ella se derivaban y cuando fue necesario impuso su autoridad.

Lastimosamente los beneficios para los sectores sociales subalternos fueron


dispares. En general, se favoreció a los trabajadores urbanos y se marginó a
los rurales. Una ley de salario mínimo debió esperar hasta 1964, desde
entonces ha tenido aumentos muy limitados. En la década de 1970, por
presiones de las organizaciones campesinos, se agregó una compensación
adicional por alimentación; esta consistía en 1.5 libras de maíz y 4 onzas de
frijoles por día laborado; los patronos podían pagar 1.5 de colón diario si no
daban los alimentos cocinados. Considerando que en las labores agrícolas, el
jornalero generalmente solo dispone de su fuerza física, es válido
preguntarse si tal alimentación podía al menos reponer las energías gastadas
en una jornada de ocho horas a pleno sol.

Al final de cuentas, la diversificación de la agricultura de exportación tuvo un


costo social muy alto. El algodón, la caña de azúcar y la ganadería
incorporaron a la dinámica productiva tierras que hasta entonces habían
estado sin uso, o las quitaron a la agricultura de subsistencia. Por otra parte,
tampoco aumentaron los niveles de empleo.

Campesinos y jornaleros buscaron otras opciones: cultivar tierras menos


fértiles, emigrar a las ciudades sin tener la formación necesaria para
insertarse laboralmente, o emigrar a Honduras. Para inicios de la década de
1970, estas alternativas se habían agotado. No es extraño que fuera entonces
cuando el tema reforma agraria se puso en el centro del debate; sin
embargo, la oposición del capital bloqueó el proyecto de reforma impulsado
por el gobierno de Arturo Molina. El resto de la historia es bien conocida. Los
campesinos organizados siguieron su lucha; la intransigencia del gobierno y
los poderes económicos los llevó a acercarse cada vez más a la izquierda
radical por entonces en auge. Cuando en medio de la crisis y la guerra civil, al
fin se hizo una reforma agraria, esta había perdido sentido y sobre todo
legitimidad. La larga historia de marginación de campesinos y jornaleros
explica en parte por qué la base social del FMLN durante los años de conflicto
estuvo en el campo. La posguerra no significó cambios significativos para las
condiciones de vida en el ámbito rural. La persistencia de salarios diferentes
para el campo y la ciudad, o la falta de cobertura de seguridad social en el
agro, son solo reflejo de la discriminación y marginación históricas; no
importa cuán pesadas y desgastantes sean las labores del campo, ese
esfuerzo se cotiza mal en este país. Quienes tanto critican el reciente
aumento al salario mínimo debieran conocer un poco más de la historia del
país, sobre todo la historia agraria. Históricamente la rentabilidad de la
actividad productiva en el país ha dependido del bajo costo de la mano de
obra; pero este rasgo ha alcanzado niveles mayores en el agro. Este aumento
al salario no es la solución, es solo un intento de justicia a un sector social
largamente marginado.
SALARIO MÍNIMO EN EL SALVADOR

PRESENTE

El salario mínimo en El Salvador 2019 es el monto mínimo que un empleado


de este país debe ganar por la prestación de su servicio o su tiempo a una
empresa privada, negocio o patrono durante este año. Este salario que se
maneja de manera oficial se encuentra vigente desde el 1 de enero de 2018.
Se espera que para este año se reúna el Consejo Nacional del Salario Mínimo
y puedan llegar a un acuerdo para un nuevo aumento.

¿Quién establece el salario mínimo en El Salvador?

Para el establecimiento del salario mínimo de El Salvador se ha creado el


Consejo Nacional de Salario Mínimo, una instancia o mesa de acuerdos que
depende del Ministerio del Trabajo y se encuentra integrado por siete
miembros:

2 Representantes del sector patronal (empresas)

2 Representantes del sector laboral (trabajadores)

3 Representantes del sector gubernamental

Su función es elaborar y proponer periódicamente al Órgano Ejecutivo


(Asamblea Legislativa), en el ramo de Trabajo y Previsión Social, proyectos
para la fijación de salarios mínimos y trabajar las propuestas de incrementos
salariales en el país.

¿Cada cuánto debe revisarse el salario mínimo?

De acuerdo al Código de Trabajo, el salario mínimo en nuestro país debe


revisarse cada tres años, para verificar la posibilidad de si es viable realizar
algún aumento.
Lo anterior se hace tomando en cuenta algunos aspectos como por ejemplo
la situación de la canasta básica en El Salvador, así como también el
crecimiento de la economía nacional, la inflación y el ambiente económico
por el cual están atravesando las empresas en el país en ese momento
específico.

¿Qué se toma en cuenta para aumentarlo?

Para verificar si es posible aumentar el salario se toman en cuenta algunos


factores como la inflación actual y otros aspectos económicos como por
ejemplo el costo de la canasta básica.

En un estudio oficial realizado en el mes de octubre de 2014 se concluyó que


el costo de la canasta básica en El Salvador es de $193.10 en el área urbana y
de $139.06 para el área rural; tomando en cuenta los insumos mínimos que
una familia necesita para vivir.

El aumento siempre es un acuerdo que se toma entre las partes involucradas


y siempre buscando que beneficie tanto a las empresas como a los
trabajadores.

¿Cuándo fue la última vez que se aumentó el salario mínimo en El Salvador?

Haciendo un poco de memoria recordaremos que en julio de 2013, el


Consejo Nacional del Salario Mínimo acordó hacer un aumento del 12% al
salario mínimo también conocido como sueldo mínimo de El Salvador, pero
éste se realizaría en tres partes de 4% cada una, de esta manera:

El primer aumento del 4% sería en julio de 2013,

El segundo aumento del 4% sería en enero de 2014, y


El tercer y último aumento del 4% sería en enero de 2015.

La medida de hacer los aumentos en tres períodos fue propuesta por la


empresa privada, alegando que las pequeñas y medianas empresas del país
no podían absorber los costos de un solo aumento del 12%, debido a la crisis
económica de esa época.

Para principios del año 2016 no hubo ningún aumento al salario mínimo de El
Salvador. Sin embargo ese mismo año hubieron otras propuestas de
aumentarlo para el 2017.

Según decreto ejecutivo números 103, 104,105 y 106, Diario Oficial No 119
tomo 400 del 1 de julio del 2013, se dio por concluida la negociación para el
incremento del salario mínimo llevada a cabo por Consejo Nacional del
Salario Mínimo y la intermediación del Ministerio de Trabajo.

A partir del 1 de enero de 2016, en El Salvador entró en vigencia la nueva


tabla del salario mínimo. Los trabajadores del Comercio y Servicio gozarán de
un salario de U$251,7 mensuales, en maquila textil y confección el nuevo
salario mínimo será de U$210,9 y para los trabajadores agropecuarios, el
salario mínimo será de U$118,2 mensuales.

A partir del 1 de enero del 2017, en El Salvador entró en vigencia la nueva


tabla del salario mínimo. Los trabajadores del Comercio y Servicio gozarán de
un salario de U$300 mensuales, en maquila textil y confección el nuevo
salario mínimo será de U$295.50 y para los trabajadores agropecuarios, el
salario mínimo será de U$200 mensuales.

Acuerdo de junio 2016

Pues para entender un poco esta situación nos remitimos al día 1 de junio de
2016 cuando el Consejo Nacional del Salario Mínimo se reunió y entre todos
los sectores acordaron que se realizaría un aumento de 15% para todos los
sectores laborales, con excepción del rubro de comercio y servicios, donde el
aumento sería de 13. 5 %. Esta propuesta fue hecha por la ANEP (Asociación
Nacional de la Empresa Privada).

El incremento a los salarios se aplicaría de forma escalonada durante tres


años, es decir que los trabajadores verían sus ingresos crecer en 5 % cada año
y en 4.5 %, en el caso del otro sector ya mencionado. Quedando así:

Sector Industria: subiría a $258.93 este año y para 2018 sería de $285.47.

Sector Comercio: subiría a $263.03 este año y en 2018 llegaría a $287.23.

Sector Maquila: el salario mínimo será de $221.44 desde este mes y en 2018
alcanzaría los $244.14.

Sector Agrícola: cambiaría a $124.11 este año y para 2018 llegaría a $136.83.

Acuerdo de diciembre 2016

Al parecer la anterior propuesta no era bien vista por algunas de las partes
involucradas (trabajadores y gobierno), por lo que el 14 de diciembre de
2016 se llevó a cabo otra reunión para discutir el tema y se obtuvo un nuevo
acuerdo cabe destacar que esto fue sin la presencia de los representantes de
la empresa privada.

Los salarios aprobados estaban en un rango de entre $200 y $300 según cada
rama de actividad y tendrían vigencia desde enero hasta diciembre de 2017,
sin embargo como en este año (2018) no hubo aumento la información sigue
siendo la misma y es la que compartimos a continuación.
Salario mínimo en El Salvador 2019

Entonces, tomando en cuenta que actualmente el salario mínimo varía según


el área de trabajo, se concluye que el salario mínimo en El Salvador 2019
mensual y diario se encuentra distribuido de la siguiente manera* :

Salario por Salario Salario


Sector
hora diario mensual
Comercio y servicios $ 1.25 $ 10.00 $ 300.00
Industria $ 1.25 $ 10.00 $ 300.oo
Ingenios azucareros $ 1.25 $ 10.00 $ 300.00
Maquila, textil y
$ 1.23 $ 9.84 $ 295.20
confección
Beneficio de café $ 0.934 $ 7.47 $ 224.10
Recolección de $ 224.10 (por
$ 0.934 $ 7.47
caña de azúcar tonelada $3.74)
Sector agrícola $ 0.834 $ 6.67 $ 200.00
$ 200.00 (por
Recolección de café $ 0.834 $ 6.67 libra $0.054, por
arroba $1.334)
Recolección $ 200.00 (por
$ 0.834 $ 6.67
de algodón libra $0.067)
Beneficio de
$ 0.834 $ 6.67 $ 200.00
algodón

*Cantidades expresadas en dólares estadounidenses y en base a un mes


comercial (30 días).

Este aumento debe ser acatado por todas las empresas, de lo contrario
aquellas que no cumplan con esta disposición podrían arriesgarse a ser
multadas con sanciones económicas que van desde los $57.14 por cada
violación al salario mínimo diario.

¿Cuándo habrá un nuevo aumento?

A decir verdad no existe una fecha estipulada para conocer de cuánto será el
nuevo aumento al salario mínimo, sin embargo debemos tomar en cuenta
que el actual salario estaría vigente este año en el cual no han habido
aumentos.

Es posible que los sectores involucrados se reúnan para discutir la situación y


discutir el nuevo aumento que de ser aprobado entraría en vigencia hasta
principios del año 2020.

El acuerdo en el incremento del 15 % al salario mínimo, logrado la noche del


miércoles, será para todos los sectores económicos a excepción del sector
comercio y servicios, que tendrá un incremento de 13.5%.

Con el aumento, el salario mínimo en la Industria subiría a $258.93 este año y


para 2018 sería de $285.47.

En el caso del sector comercio subiría a $263.03 este año y en 2018 llegaría a
$287.23.

En la maquila el salario mínimo será de $221.44 desde este mes y en 2018


alcanzaría los $244.14.

En el sector agrícola cambiaría a $124.11 este año y para 2018 llegaría a


$136.83.

El acuerdo fue tomado entre la empresa privada y la parte sindical, quienes


sumaron cuatro votos de seis en total.

El último aumento que aprobó el Consejo hace tres años fue del 12%, una
propuesta que también surgió de la empresa privada y que fue respaldada
por los trabajadores.

GOBIERNO PROPONE AUMENTAR HASTA $300 Y $250 EL SALARIO MÍNIMO


PARA ZONA URBANA Y SECTOR AGRÍCOLA

El gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén presentó al Consejo


Nacional del Salario Mínimo su propuesta de incremento, la cual contempla
un ajuste de $300 para el salario mínimo en la zona urbana y de $250 para el
sector agrícola.
Así lo informó la ministra de trabajo, Sandra Guevara, en el programa
presidencial Gobernando con la Gente, realizado en la ciudad de Sonsonate,
evento en el que explicó que con dicha propuesta se estaría homologando a
dos salarios el total de nueve que contiene en este momento la tabla de
salario mínimo.

“Esto es el compromiso de nuestro gobierno con la clase trabajadora, por


cuanto esta ha sido la propuesta que hemos presentado al Consejo Nacional
del Salario Mínimo, quien tuvo a bien acordar recibir de todos los sectores
del país”, informó la funcionaria.

Explicó además que son 11 las propuestas que ha recibido el referido


consejo, siete del sector sindical, dos de las empresas privadas, una del
Gobierno central y una de la sociedad civil.

Informó además que las propuestas de la empresa privada representadas por


ANEP y MYPIMES, constituyen unas de las más bajas.

“Un 9% de salario en tres años. 3% el año 2016, 3% el 2017 y 3% el 2018, lo


que ni siquiera llega a $10 el aumento anual. Esa es la propuesta de ANEP y
de MYPIMES”, dijo la funcionaria.

Por el contrario, explicó que la propuesta del Gobierno del presidente


Salvador se ha realizado atendiendo criterios, como la competitividad de las
empresas y el costo de la canasta básica.

En este sentido, el gobernante reiteró que “los trabajadores necesitan un


incremento de salario porque las empresas están generando ganancias y esa
ganancia también hay que dársela al trabajador.

Discuten nuevo aumento del salario mínimo para 2019 en El Salvador

El monto del incremento se discutirá este año. El Consejo del Salario Mínimo
no tiene, por el momento, representantes del sector privado. El Ministerio de
Trabajo dijo que realizará una nueva elección.
Este año se discutirá un nuevo aumento al salario mínimo, que será efectivo
a partir de 2019, anunció Sandra Guevara, titular del Ministerio de Trabajo y
Previsión Social (MTPS). El último ajuste al salario mínimo se aprobó en 2016,
sin los votos del sector privado, y comenzó a aplicarse en 2017. Los salarios
básicos por ley, desde entonces, son de $300 en el sector de comercio e
industria.

El Gobierno tiene la intención de aprobar este nuevo incremento sin la


participación del sector privado. Según Alejandro Rosales, presidente del
Consejo Nacional del Salario Mínimo (CNSM), esta entidad podría votar por
un nuevo incremento sin la empresa privada, ya que tiene los miembros
necesarios según el reglamento, aunque la naturaleza del consejo es
tripartita.

Guevara agregó que no hay necesidad de apresurar la decisión del


incremento y que esta podría tomarse hasta el segundo semestre del año.

Además, el Ministerio de Trabajo anunció que los representantes del sector


privado ante el (CNSM), que fueron electos a finales de 2016, perdieron su
cargo porque no se presentaron a ninguna de las sesiones.

El CNSM el organismo de discusión en donde representantes del Gobierno,


de los sindicatos y de las empresas discuten y votan por los incrementos a los
salarios mínimos del sector privado. En 2016 hubo una serie de choques
entre los tres sectores, y la empresa privada denunció que el Gobierno llevó a
cabo una elección ilegal para favorecer a un grupo de sindicatos en vez de
otros.

Los representantes del sector privado, cuya elección no fue cuestionada por
el Gobierno, no se presentaron a las sesiones del CNSM, por lo que, según el
MTPS, su cargo quedó suspendido.
Rosales afirmó que si los representantes no llegan a cuatro sesiones de forma
consecutiva y no lo justifican, pierden el cargo; pero que aún así se les
convocó durante todo 2017 y nunca asistieron.

Después de que se anunció el nuevo cálculo del salario mínimo en enero de


este año, BDS Asesores sostiene que algunas empresas tienen dudas sobre
cómo pagar las prestaciones de sus empleados. En 2017, el Ministerio de
Trabajo y Previsión Social (MINTRAB) anunció el incremento al salario mínimo
para todos los rubros del país. Para enero de este año hubo modificaciones
en algunos decretos para establecer un nuevo cálculo del salario mínimo.
“Para los efectos de pago mensual en los presentes rubros se deberá atender
la siguiente aritmética: multiplicar el salario diario por 365 días al año, el
producto se deberá dividir entre 12 meses, el resultado será el salario
mensual a pagar al trabajador indistintamente del mes que se está
remunerando, así: $10.00 x 365 = $3,650.00 ÷ 12 = $304.17”, dice el Artículo
2 de uno de los decretos emitidos por el Ejecutivo a través de su cartera de
Trabajo. Al tomar como base ese cálculo (referido al sector comercio), el
experto en derecho laboral y abogado de la firma BDS Asesores, Jaime Solís,
sostiene que algunas empresas han tenido problemas para determinar cómo
se tiene que hacer el pago de prestaciones a sus empleados. “El Código de
Trabajo calcula las prestaciones desde el salario diario. En la indemnización
se debe calcular 30 días por año de servicio... hay que multiplicar $10 por los
30 días es igual a $300; y el máximo legal de la indemnización que es de
cuatro salarios mínimos, que siempre estará en $1,200. Es decir que $304.17
para el cálculo de prestaciones no va a aplicar. Igual con las vacaciones, son
15 días más el 30 %”, explicó Solís.

“¿Qué pasa si se paga catorcenal?, ¿aplica el $304.17?, ¿o mantengo el


número de días (14) por $10? Se ha determinado el número de días por los
$10, que es lo correcto; porque el número de días es menor que 30. El
sistema de las AFP sí está parametrizado para que el cálculo se haga diario.
En el ISSS sí se está haciendo el cálculo con $304.17”, agregó el experto.
Asimismo, Solís dijo que otra consulta frecuente ha sido el pago de las horas
extras. “¿Cómo voy a pagar las horas extras bajo el $304.17 o el esquema de
los $10 por día? El decreto es muy puntual en ese sentido, en decir que el
salario mínimo por hora es de $1.25. Ese es el monto que se debe tomar para
hacer el cálculo de las horas extras, cuando el trabajador devengue el salario
mínimo”, agregó.

Según el abogado, las empresas que se han visto afectadas son las que
pagaban bajo el sistema del mes comercial, que es de 30 días. “No ha habido
un aumento en cuanto al salario mínimo, sino que la forma de calcularlo ha
sido diferente. El cálculo del MINTRAB ha generado más confusión de lo que
esperaban”, añadió.

El valor del salario mínimo de El Salvador es el segundo más bajo de


Centroamérica, después del de Nicaragua. El salario mínimo más alto en el
país es de US$ 251,70, para comercio y servicios. Como comparación, el
mayor salario de la región es el de Costa Rica, donde se paga casi el doble a
los trabajadores: US$ 500.
La ley del salario mínimo de El Salvador

El valor del salario mínimo de El Salvador se define por ley. La Corte Suprema
de Justicia lo reconoció el 12 de marzo de 2007 como un derecho humano.

De acuerdo con la ley, el salario mínimo de El Salvador debe ser revisado


cada tres años para verificar la posibilidad de aumento. Para ello, se
consideran factores como inflación y otros aspectos de la economía. La
decisión es del Consejo Nacional del Salario Mínimo.

El aumento debe ser acatado por todas las empresas. Las compañías que no
paguen el mínimo pueden ser penadas con multas. Las sanciones parten de
un mínimo de US$ 57,14.

El Consejo Nacional del Salario Mínimo decidió en julio de 2013 dar un


aumento del 12% en el salario mínimo de El Salvador. Ese incremento fue
dividido en tres cuotas. Los trabajadores del país tuvieron un aumento del 4%
al año desde entonces.

La división del aumento fue propuesta por los empresarios del país, que
alegaron que las pequeñas y medianas empresas no podrían absorber los
costos de un aumento único del 12% debido a la crisis económica de esa
época.

El salario en el país es diferente para cada categoría profesional. Con el


aumento, el valor del salario mínimo de El Salvador es de US$ 251,70 en el
sector de comercio y servicios. La industria debe pagar un mínimo de US$
246,60. En el sector textil y de confecciones, el valor es de US$ 210, 90. Para
la cosecha de café, US$ 129.

El sector agrícola paga mensualmente por lo menos US$ 118,20 a los


trabajadores, mientras la cosecha de caña de azúcar tiene un salario de US$
109,20. Los trabajadores de la cosecha de algodón reciben US$ 98,70.
El trabajo en la industria agrícola por temporada y los empleados en
plantaciones de café reciben US$ 171. Los que trabajan en plantaciones de
azúcar y algodón tienen un pago mínimo de US$ 124 mensuales.

Si tienes alguna duda, sugerencia o consejo sobre este tema, comenta a


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El aumento al salario mínimo en El Salvador fue el más alto registrado en


2017 en la región latinoamericana, indicó el último reporte de la
Organización Internacional de Trabajo (OIT).

Según el organismo, el incremento en el salario mínimo nominal y real de


Latinoamérica fue impulsado por el significativo aumento en El Salvador,
República Dominicana, Bolivia, Paraguay y Nicaragua.

Según el documento, “Panorama Laboral de América Latina y el Caribe 2017”


de la OIT, con un 20.7 %, El Salvador fue el país de la región en el que más
creció el salario mínimo en el último año. Le siguió Dominicana con un 9.6 %,
Bolivia con un 7.7 %, Paraguay 5.7 y Nicaragua 5.2 %; mientras que en el
resto de naciones los aumentos fueron más moderados, en torno al 2.5 %.

Sin embargo, la OIT aclaró que los fuertes aumentos reales observados en
2017 se produjeron luego de periodos en los que los salarios mínimos no se
incrementaron.

En ese sentido, los ajustes fueron una compensación por la falta de cambios
en los salarios mínimos nominales de años anteriores.

De manera que “si los incrementos de los salarios mínimos nominales se


hubieran distribuido de manera más proporcional en 2016 y 2017, los
aumentos del salario mínimo real en cada año hubieran alcanzado a menos
de la mitad del incremento observado”, detalló el organismo.

Y es que, en El Salvador, Panamá, Perú y República Dominicana, los ajustes


del salario mínimo nominal se realizan menos de una vez al año, pero desde
el último cambio, en El Salvador habían pasado 24 meses, en Paraguay 33 y
en Dominicana, 19.

En diciembre de 2016, el Consejo Nacional de Salario Mínimo (CNSM)


salvadoreño acordó ajustar en $300 como mínimo para los trabajadores del
sector comercio y servicio e industria (incluye ingenios); y en $295 para el
sector de maquila textil y confección. Además, a partir de enero 2017, los
que se ocupan en las industrias agrícolas de temporada (café) y recolección
de cosecha de caña de azúcar reciben como mínimo $224; y por la
recolección de cosecha de café, algodón, la industria agrícola de temporada
(algodón) y el sector agropecuario, los trabajadores reciben al menos $200.

Según la OIT, los salarios mínimos buscan proteger a los trabajadores contra
el pago de salarios indebidamente bajos, por lo que en su informe también
incluyó un análisis especial sobre la evolución de los salarios mínimos reales
durante una década, entre 2005 y 2015.

En el periodo, el organismo registró que Latinoamérica tuvo un incremento


de 42%, equivalente a un 3.6 % cada año. Sin embargo, se observaron
diferencias entre subregiones: Centroamérica y México un 3%, Suramérica
3.8% y los países andinos 4%.

El último cambio en el salario mínimo salvadoreño estuvo inmerso en un


polémico debate entre el sector público y privado.

La Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) denunció que las


autoridades del Ministerio de Trabajo tenían injerencia en el proceso de
elección de los representantes del sector laboral en el Consejo de Salario
Mínimo, entidad encargada del ajuste.

Tras varios enfrentamientos, el Ministerio juramentó solo a los designados


por el sector público y de los trabajadores. Los representantes de los
empleadores no participaron e insistieron en que su negativa no era por no
querer mejorar las condiciones de los trabajadores, sino por la manera en
cómo se había desarrollado el proceso de elección. El problema llegó hasta la
OIT y a mediados del año, el organismo envió a una delegación a investigar el
caso.

La ministra de Trabajo, Sandra Guevara, anunció que el próximo año el


Consejo Nacional del Salario Mínimo se reunirá para evaluar un nuevo
aumento salarial como lo estable el Código de Trabajo.

“El Código de Trabajo lo establece que cada tres años debe de evaluar y
analizar para el incremento. Ya se tiene con un documento que es el que
arroja cuales han sido los resultados al salario mínimo”, señaló Guevara en la
entrevista matutina de Canal 10, Es Ahora.

El consejo es un grupo tripartito que está conformado por el sector laboral,


empresarial y del gobierno que al llegar a un consenso este es enviado al
Ejecutivo para su aprobación.

“Ha generado mejores condiciones de ingresos a las familias y a la población


trabajadora. Más de 130 mil personas fueron las que percibieron este salario
mínimo, esto representa un 32% que percibe este beneficio y que por
supuesto ha dinamizado la economía”, explicó la funcionaria.

Según el Código de Trabajo, el salario mínimo deberá revisarse cada tres años
por lo que el próximo año las entidades que conforman el consejo conciliaran
una nueva propuesta a las remuneraciones

El último incremento al salario se logró en diciembre del 2016 y puesto en


vigencia en el primer mes del 2017. Los empleados beneficiados con el
aumento lograron obtener entre $200 y $300 mensuales según el rubro
económico para el cual laboral.

El Salvador está lejos de cumplir su Constitución de la República en términos


salariales: los sueldos mínimos no alcanzan para la manutención de un hogar,
de acuerdo a los parámetros que exige el artículo 38 de la Constitución en el
que se establece que un salario debería satisfacer las necesidades “de orden
material, moral y cultural” de un hogar.

Y aunque en enero de 2017 entró en vigencia un aumento en el monto del


salario mínimo, este sigue siendo insuficiente para satisfacer las necesidades
promedio de una familia salvadoreña, reflejadas en la canasta de mercado
que tiene un costo de 590 dólares en el país. La canasta de mercado es una
selección de 238 artículos (196 bienes y 42 servicios), elaborada por la
Dirección de General de Estadística y Censos (Digestyc), y en ella están
representados los patrones de consumo de un hogar promedio de 4.5
integrantes. Los bienes que incluye van desde las prendas de vestir y los
muebles, hasta los alimentos y las bebidas; mientras que en los servicios van
incluidos el transporte, las comunicaciones y agua potable.

Los salarios mínimos en el país oscilan entre 200 y 300 dólares, según el
sector al que pertenecen. El salario mínimo más bajo es de 200 dólares y
corresponde a las labores agropecuarias. El salario mínimo más alto, de 300
dólares, lo pagan la industria, el comercio, el sector de servicios, y las
empresas textiles y maquilas.

El artículo 38 de la Constitución dice que todo trabajador tiene derecho a


recibir un salario mínimo periódicamente que se fijará “sobre todo”
atendiendo al costo de la vida y al tipo de trabajo desempeñado. El mismo
artículo dice que debe ser "suficiente para satisfacer las necesidades
normales del hogar del trabajador en el orden material, moral y cultural". En
El Salvador esto difícilmente se cumple puesto que solo la canasta básica de
alimentos tiene un costo de 194 dólares, y esta excluye todos los demás
bienes y servicios necesarios para la manutención del hogar y para la vida
diaria como las comunicaciones o el calzado.

El último incremento del salario mínimo se aprobó en diciembre de 2016 y es


un aumento sin precedentes, aunque sigue estando lejos de satisfacer
plenamente las necesidades de la familia salvadoreña. El encargado de
establecer estos aumentos es el Consejo Nacional del Salario Mínimo, una
entidad donde están representados los trabajadores, los patronos del sector
privado y el Gobierno. En las discusiones para el último incremento salarial el
Consejo se entrampó varias veces por diferencias entre las distintas
propuestas de aumento.

El infográfico que se presenta a continuación se elaboró a partir de la


entrevista que la economista y docente de la Universidad Centroamericana
(UCA), Saira Barrera, explicó a El Faro Radio, el jueves 28 de abril. Barrera
escribió el Informe de coyuntura socioeconómica de mayo a agosto de 2016,
del departamento de Economía de la UCA.

SALARIO MÍNIMO EN EL SALVADOR

FUTURO

El candidato del FMLN, Hugo Martínez, busca que los salarios mínimos
aprobados por decreto sean revisados cada año, dentro del primer trimestre
de cada año. Para ello, puso una pieza de correspondencia que pretende
reformar al artículo 159 del Código de Trabajo.

Actualmente el Código de Trabajo manda que se realicen revisiones del


salario mínimo cada tres años.
Según el candidato, prácticamente en todos los países de Centroamérica la
revisión del salario mínimo es anual.

“Acá en El Salvador no hay un estipulación explícita en la ley para que sea


anualmente y eso es lo que estamos buscando en consecuencia con nuestro
programa de Gobierno, donde está incluido en los puntos referidos al
crecimiento económico y a los derechos de los trabajadores, la revisión anual
del salario mínimo”, detalló el candidato.

Según Martínez es el momento para que las fracciones legislativas de los


diferentes candidatos demuestren que hay un compromiso con los temas
salariales de los empleados.

La pieza además se ampara en que la Constitución de la República establece


en su artículo 38 ordinal segundo que “todo trabajador tiene derecho a
devengar un salario mínimo, que se fijará periódicamente. Para fijar este
salario se atenderá sobre todo al costo de la vida, a la índole de la labor, a los
diferentes sistemas de remuneración, a las distintas zonas de producción y a
otros criterios similares. Este salario deberá ser suficiente para satisfacer las
necesidades normales del hogar del trabajador en el orden material, moral y
cultural”.

Este, según la pieza presentada por Martínez, va en concordancia con el


artículo 145 del Código de Trabajo que también establece que para fijar el
salario mínimo se atenderá sobre todo al costo de la vida, a la índole de la
labor, a los diferentes sistemas de remuneración, a las distintas zonas de
producción y a otros criterios similares.

Último incremento

El último incremento en el salario mínimo en El Salvador se dio en diciembre


de 2016, con alzas en el sector comercio y servicios de $251.70 a $300, rubro
industria (incluye café) de $246.60 a $300, maquila textil y confección de
$210.90 a $295 y en la industria agrícola (café) de $171 a $224.

Actualmente en el país es el Consejo del Salario Mínimo, compuesto por los


sectores laboral, Gobierno y la empresa privada, la instancia en la que se
decide cada tres años si es viable o no subir el salario mínimo.

El salario mínimo se ha definido como la cuantía mínima de remuneración


que un empleador está obligado a pagar a sus asalariados por el trabajo que
éstos hayan efectuado durante un período determinado, cuantía que no
puede ser rebajada ni en virtud de un convenio colectivo ni de un acuerdo
individual.

Sobre la base de esta definición, se considera que existen salarios mínimos en


más del 90 por ciento de los Estados Miembros de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT).

La finalidad del establecimiento del salario mínimo es proteger a los


trabajadores contra el pago de remuneraciones indebidamente bajas. La
existencia de una remuneración salarial mínima ayuda a garantizar que todos
se beneficien de una justa distribución de los frutos del progreso y que se
pague un salario mínimo vital a todos quienes tengan empleo y necesiten
esta clase de protección. Los salarios mínimos también pueden ser un
elemento integrante de las políticas destinadas a superar la pobreza y reducir
la desigualdad, incluyendo las disparidades que existen entre hombres y
mujeres.

Los sistemas de salarios mínimos deberían ser definidos y diseñados de tal


forma que actúen como complemento y refuerzo de otras políticas sociales y
de empleo que tienen por objeto establecer las condiciones de empleo de
trabajo (por ejemplo, las políticas en materia de negociación colectiva).
Con el transcurso del tiempo, la finalidad del salario mínimo se ha
transformado, y éste ya no se considera simplemente como herramienta de
política aplicable de forma selectiva en algunos sectores de bajos salarios,
sino que se ha convertido en un instrumento de cobertura mucho más
amplia.

Esta evolución puede observarse en las disposiciones de diversos convenios


de la OIT:

El Convenio sobre los métodos para la fijación de salarios mínimos, 1928


(núm. 26) , dispone que los países deben establecer salarios mínimos “en
industrias o partes de industria […] en las que no exista un régimen eficaz
para la fijación de salarios, por medio de contratos colectivos u otro sistema,
y en las que los salarios sean excepcionalmente bajos”.

Adoptado varios decenios más tarde, el Convenio sobre la fijación de salarios


mínimos, 1970 (núm. 131) , obliga a los Estados Miembros a dar protección a
“todos los grupos de asalariados cuyas condiciones de empleo hagan
apropiada la aplicación del sistema [de salarios mínimos]". En el eje central
de este Convenio se inscribe el principio de la celebración de consultas
exhaustivas con los interlocutores sociales.

Cuando se define un salario mínimo, es importante indicar de manera


específica qué componentes del salario podrán contabilizarse a efectos de
calcular la cuantía mínima, cuáles serán las condiciones bajo las cuales se
admitirá un pago en especie y el valor máximo de esta parte del pago, cuál
será la forma de cálculo del salario mínimo para los trabajadores
remunerados a destajo (es decir, por unidad de obra realizada), y si la tasa
mínima corresponde a una tarifa horaria o a una tarifa mensual.

De acuerdo con declaraciones del secretario técnico y de planificación de la


Presidencia, Roberto Lorenzana, el Consejo Nacional del Salario Mínimo —
integrado por Gobierno, sindicatos y empresarios— recién hizo público el
acuerdo de revisar el salario mínimo.

“Prácticamente ha llegado el momento de nuevo de evaluar el salario


mínimo y el Gobierno tiene ya un diagnóstico y una propuesta, que será
presentada en la mesa tripartita”, sostuvo.

Se refirió a que hay opiniones de sectores que aducen que esta medida es
populismo o propaganda, y que no se está considerando la situación
económica del sector empresarial. En este sentido, negó que fuera así y que
tampoco es la opinión generalizada del sector privado.

Roberto Lorenzana recalcó que es el mismo Consejo donde están


representados tanto el sector público como el sector privado y el laboral, y es
en esa instancia que se está considerando hacer una evaluación que por ley
corresponde, para sobre esa base concretar en un acuerdo subrayó.
El Gobierno tiene la expectativa de que el incremento del salario mínimo no
debe de ser menor del 10%, “tenemos la expectativa de que eso también
será un estímulo para el desarrollo de la economía, ya que al incrementar el
salario también se dinamiza la economía; porque la gente tiene más
posibilidades de consumo, mayor capacidad de compra y, por lo tanto, mayor
demanda de productos y eso es un círculo virtuoso que genera en un mayor
dinamismo de la economía”, explicó.

El sector privado debe de estar consciente de que puede ser una palanca de
crecimiento. “No se trata de incrementar los salarios a niveles inmanejables
que haga incosteable para el sector privado el incremento de salario, pero sí
creemos que ha llegado el momento de hacer una valoración lo más justo
posible para hacer este incremento”, indicó.

“Es un hecho para todos que la canasta básica ha subido, en términos


globales el costo de la vida en el país no ha subido, porque la inflación se ha
mantenido muy baja, por debajo del 1 %, y esa es una inflación constante.
Este año se han tenido algunos beneficios adicionales, como la disminución
del precio de la energía, se han disminuido los precios de los combustibles
arriba de los dos dólares el galón y se van a mantener constante los precios
bajos durante un tiempo, también el transporte ha bajado y eso tiene otro
tipo de efecto”, explicó.
En este sentido, el Gobierno tiene la expectativa de que el próximo mes
habrá una nueva disminución de las tarifas de energía eléctrica; esos son
factores positivos y son beneficios para el sector privado y para toda la
familia salvadoreña, y esto influye, además, para el crecimiento de las
exportaciones en el país, particularmente en el sector textil.

El incremento de la canasta básica se dio fundamentalmente en los primeros


meses del año producto, principalmente, de la especulación que se generó
por el tiempo electoral más que todo de los precios del frijol; sin embargo,
aún con las dificultades de la seguía que se ha tenido, los precios lograron
estabilizarse y las medidas que tomó el gobierno, particularmente el
Ministerio de Agricultura y Ganadería, han dado resultado.

En términos de salario mínimo, se tiene una dispersión salarial, en el sentido


de que hay varios salarios mínimos. “Otros países no tienen esa cantidad de
salarios mínimos, aquí hay salarios mínimos divididos para cada subsector y
esa es una razón de porqué tenemos uno de los salarios mínimos más bajos
de la región”, dijo. “Hay que valorar si se pueden ir unificando estos salarios,
porque hay salarios para la industria, para el comercio, para las zonas rurales,
para la zafra, para la industria de la construcción, para la maquila. Creo que
deberíamos tratar de unificar lo más que se pueda, aunque no fuera un solo
salario mínimo, pero reducir lo más que se pueda la dispersión”, agregó.
En promedio, la canasta básica está costando $146, por eso el Gobierno
busca mejorar el salario mínimo, principalmente el del campo. “Eso se va a
ver en la mesa tripartita. Hay algunos que opinan que el salario rural debe de
ser equiparado al salario urbano, no es tan fácil por la rentabilidad de la
agricultura, pero sin duda es uno de los salarios que debe subir, porque es
demasiado bajo y con ese salario no se puede suplir la canasta básica”,
señaló el secretario técnico y de planificación.

“Creemos que las condiciones de la economía dan para que haya un


incremento del salario mínimo y que ha llegado el momento de mejorar las
condiciones de los trabajadores y esperamos que se pueda aprobar en
diciembre para que se aplique a partir de enero”, recalcó el titular.

El salario en los sectores comercio, servicios, maquila y en el área rural se fijó


en el rango de los $300 mensuales y benefició a 237,000 trabajadores, según
datos del Ministerio de Trabajo.

"El reto para el próximo año del Consejo Nacional del Salario Mínimo es
analizar todas las variables de la índole de la labor, para considerar acercar el
salario al costo de vida" y tratar de acercanos a los salarios mínimos de otros
países del área que superan a El Salvador, y son Guatemala, Honduras y Costa
RIca, justificó la ministra de Trabajo, Sandra Guevara, en una entrevista en el
canal 10 de televisión.

La funcionaria dijo que el ente tripartito deberá atender lo establecido en el


Código de Trabajo y analizará variables como la inflación, la competividad y
producción laboral con respecto a los países del área, los costos de la
vivienda, el acceso a salud y a educación y la alimentación del grupo familiar
del trabajador.

La ministra Guevara señaló que el mayor nivel adquisitivo de las familias ha


contribuido a la dinamización de la economía, que benefició a 250,000
nucleos familiares.

"Primero hay que cumplir la legislacion que regula, y el Código de Trabajo


establece la revisión cada tres años y hacer un análisis de las variables
económicas" del Banco Central de Reserva, agregó.

"Ya se tiene un documento oficial que señala cuáles han sido los resultados
del aumento del salario mínimo anterior: se ha mejorado la brecha salarial
con el aumento de 2018, sin embargo no está a satisfacción todavía del costo
de la vida", explicó.

Los trabajadores privados de Honduras ganan un poco más de $400


mensuales y condición similar se observa en Guatemala y Costa Rica, que
paga salarios en algunos rubros de mil dólares mensuales.

La funcionaria espera que la Asociación Nacional de la Empresa Privada


(ANEP) participe en el proceso. De aprobarse un nuevo incremento al salario
mínimo entrará en vigencia el 1 de enero de 2020.

El Consejo Nacional de Salario Mínimo es un organismo dependiente del


Ministerio de Trabajo y Previsión Sdcial. Está integrado por siete miembros:
Tres representan al interés público, dos al interés de los trabajadores y dos al
de los patronos.
Su conformación:

Los representantes del interés público los asignan los titulares de las
siguientes Carteras de Estado: Ministerio de Trabajo y Previsión Social,
Ministerio de Economía y Ministerio de Agricultura y Ganadería.

Los representantes de los trabajadores y patronos mediante un proceso de


elección en cada uno de los dos sectores que es administrado y regulado por
el Ministerio de Trabajo, mediante un Reglamento de Elección.

Sus atribuciones:

Elaborar y proponer al Organo Ejecutivo, en el Ramo de Trabajo y Previsión


Social, proyectos de decretos para la fijación de salarios mínimos;

Proponer al Organo Ejecutivo en el Ramo de Trabajo y Previsión Social, las


modificaciones de las tarifas de salarios mínimos fijados por decreto, cuando
varíen sustancialmente las condiciones que determinaron su fijación;

Prescribir normas para la estimación del costo de la vida y de los otros


elementos de juicio que, de conformidad al Art. 145, deben tomarse en
consideración para la fijación del salario mínimo;

Integrar las Comisiones que considere necesario para investigar los


elementos a que se refiere el literal anterior;

Elaborar su reglamento interno.

Mandato Constitucional:

Art. 38 de la Constitución, Ordinal 2°:

“Todo trabajador tiene derecho a devengar un salario mínimo, que se fijará


periódicamente. Para fijar este salario se atenderá sobre todo al costo de la
vida, a la índole de la labor, a los diferentes sistemas de remuneración, a las
distintas zonas de producción y otros criterios similares. Este salario deberá
ser suficiente para satisfacer las necesidades normales del hogar del trabajo
en el orden material, moral y cultural.

En los trabajos a destajo, por ajuste o precio alzado, es obligatorio asegurar el


salario mínimo por jornada de trabajo.”

Según el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Óscar Cabrera, el


salario mínimo de los salvadoreños no alcanza para cubrir la totalidad de sus
necesidades, lo cual califica de “dramático”,

“Latinobarómetro menciona que los salvadoreños solo cubren el 21% de sus


necesidades con el salario que tienen, lo que significa que todavía hay mucho
camino que recorrer en cuanto a la satisfacción de las necesidades de los
trabajadores”, expuso.

Para el presidente del BCR, no es correcto decir que la economía del país
crece porque aumentan las remesas, ya que estas solo representan un 20%.
Cabrera aseguró que “Los hogares en 2018 recibieron en promedio de
salarios $9 mil, mientras que de remesas $5 mil”.

Ante esta problemática, el BCR asegura que han propuesto la necesidad de


incrementar el salario mínimo, lo cual ha sido avalado por el Consejo
Nacional del Salario Mínimo. Dicha propuesta pretende incrementar el
salario del 5% al 12%.

“Nuestra propuesta es que el aumento al salario mínimo sea evaluado, con


incrementos del 5 % al 12 % ; pero a la larga esto será un consenso entre
trabajadores, empresarios y gobierno”.
Cabrera resalta como positivo el aumento al salario mínimo, el cual ha
demandado más bienes y servicios. “Es necesario que cada año se vaya
evaluando el salario mínimo; el nivel de gasto de los hogares se ha
recuperado desde el 2012”, detalló.

Según el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (MTPS), el salario más bajo


pagado en El Salvador es el de los trabajadores agropecuarios, recolección de
café, recolección y beneficio de algodón, con un salario de $202.88 al mes.

El último ajuste al salario mínimo se aprobó en 2016, sin los votos del sector
privado, y comenzó a aplicarse en 2017. Los salarios básicos por ley, desde
entonces, son de aproximadamente $300 en el sector de comercio e
industria.

De acuerdo al Código de Trabajo, el salario mínimo en nuestro país debe


revisarse cada tres años, para verificar la posibilidad de si es viable realizar
algún aumento.

Es posible que los sectores involucrados se reúnan para discutir la situación y


discutir el nuevo aumento que de ser aprobado entraría en vigencia hasta
principios del año 2020.

CNSM apertura proceso de recepción de propuestas para revisión de


aumento al salario mínimo

Este día –miércoles 06 de marzo- inició el proceso de recepción de


propuestas de revisión del salario mínimo actual, de acuerdo al Código de
Trabajo en el Art. 159 que establece: “Los salarios mínimos fijados por
decreto deberán ser revisados, por lo menos, cada tres años”, por tanto el
CNSM recibirá documentación de propuestas para revisión de aumento al
salario mínimo por parte de entes representantes de diversos sectores, así lo
manifestó el Lic. Roberto Alejandro Rosales, Presidente del Consejo Nacional
de Salario Mínimo –CNSM-

El actual salario mínimo entró en vigencia el pasado enero 2017, por tanto en
mandato a la legislación, este proceso debe iniciar, puntualizó Rosales. Por su
parte el Economista y representante del sector gobierno en el Consejo
Nacional de Salario Mínimo, Lic. Cesar Villalona, presentó un informe en el
que refleja las ventajas y beneficios que ha abonado a la dinamización de la
economía de las familias con respecto al aumento del salario mínimo, a
continuación el detalle:

Población beneficiaria del aumento: 350,000 personas

Beneficiaria directa: Alrededor de 241,000 trabajadoras y trabajadores del


sector privado.

Beneficiaria indirecta:

Alrededor de 19,000 beneficiarias del Fondo de Protección de Lisiados, cuyas


pensiones por discapacidad se calculan como porcentajes del salario mínimo
de comercio y servicios.

Alrededor de 90,000 personas que laboran en el gobierno y cuyos aguinaldos


aumentaron porque se fijan de acuerdo al salario mínimo de comercio y
servicios.

Inflación baja: 2.04% en 2017 y 0.43% en 2018.


Reducción brecha entre salario y Costo de la Vida: Los salarios aumentaron
entre 52 dólares y 180 dólares, según la rama de la economía, y el Costo de la
Vida solo creció 12.5 dólares en el área urbana y 23 dólares en el área rural.

Reducción de la pobreza: En el “Panorama Social de América Latina y El


Caribe”, diciembre 2018, la CEPAL dice que “entre 2016 y 2017, la pobreza
cayó en Argentina, Colombia, Costa Rica, El Salvador y el Paraguay”. Y “entre
los países que lograron una mayor reducción de la pobreza (…) en Chile, El
Salvador y la República Dominicana los ingresos laborales fueron la fuente
que más se incrementó en los hogares de menores recursos”.

Mayor consumo privado:

La remuneración total aumentó más que el Costo de la Vida: 3.4% en 2017


(308 millones) y 3.2% en 2018 (299 millones).

El crédito a los hogares aumentó 3.3% en 2017 y 2018.

Las remesas familiares crecieron 9.7% en 2017 y 8.4% en 2018.

Mayor inversión privada:

El crédito de la banca a las empresas creció 8% en 2017 y 11% en 2018.

La importación de bienes de capital creció 2% en 2017 y 8.8% en 2018.

La inversión extranjera neta ascendió a 792 millones en 2017, más del doble
de 2016, y a 456.7 millones hasta septiembre de 2018.

Más empleo. En 2017 se crearon 7,451 empleos en el sector privado y en


2018 se crearon 16,362 hasta el mes de noviembre.

Aumento del PIB: 2.3% en 2017 y 2.6% en 2018.

Aumento de las exportaciones: 6.3% en 2017 y 2.5% en 2018.


Conclusiones sobre el aumento salarial

Benefició a una parte importante de la población laboral y redujo la brecha


entre los salarios mínimos y costo de la vida.

Contribuyó a disminuir la pobreza.

Contribuyó a elevar el consumo nacional, las utilidades de las empresas, la


inversión privada, el PIB, el empleo y los ingresos del gobierno.

No disparó los precios ni afectó a las empresas exportadoras.

Pese al notable aumento realizado en 2017, El Salvador sigue con los salarios
mínimos más bajos de Centroamérica, después de Nicaragua.

Es importe mencionar que por mandato Constitucional: Art. 38 de la


Constitución, Ordinal 2°: “Todo trabajador tiene derecho a devengar un
salario mínimo, que se fijará periódicamente. Para fijar este salario se
atenderá sobre todo al costo de la vida, a la índole de la labor, a los
diferentes sistemas de remuneración, a las distintas zonas de producción y
otros criterios similares. Este salario deberá ser suficiente para satisfacer las
necesidades normales del hogar del trabajo en el orden material, moral y
cultural. En los trabajos a destajo, por ajuste o precio alzado, es obligatorio
asegurar el salario mínimo por jornada de trabajo.”

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