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En este primer trimestre, pero también a lo largo de todo el ciclo lectivo, resulta de especial importancia
detectar aquellas dificultades individuales que puedan interferir en los procesos de aprendizaje de los
alumnos. Algunas veces estos problemas vienen ya diagnosticados de años anteriores o son informados
por las familias al ingreso del alumno a la institución. Sin embargo, en muchas ocasiones no es así, sea
porque la dificultad pasó desapercibida, sea porque su interferencia se manifiesta posteriormente ante
aprendizajes concretos. Por ejemplo, una audición disminuida, puede no haber sido asociada a las
elocuciones verbales menos correctas del niño, y manifestarse luego, durante la adquisición del lenguaje
escrito.
Un niño frente a una barrera de aprendizaje no diagnosticada ni atendida, no sólo ve disminuidos sus
progresos académicos sino también la visión que tiene de sí mismo. Por eso es tan importante valorar a
tiempo las dificultades de modo que los alumnos puedan construir lo antes posible los recursos que les
permitan enfrentarlas con éxito. La mayor parte de las veces estas herramientas se construyen en la
escuela, a lo largo de la trayectoria escolar, y a partir del trabajo docente que atiende a los diferentes
estilos y ritmos de aprendizaje de los alumnos. En otros casos, la dificultad persiste y requiere la
orientación profesional externa. En este contexto, el informe escolar es la herramienta que brindará
información detallada de los contenidos que el alumno no alcanza y de las dificultades observadas en
relación con los procesos de aprendizaje y de socialización escolares.
La escuela brinda una visión general y privilegiada del desarrollo de las destrezas y capacidades de los
niños a lo largo de su trayectoria escolar. La evaluación docente registra lo que cada alumno puede y no
puede alcanzar en cada etapa, en cada área particular de aprendizaje, rodeado de una cantidad de
estímulos no presentes en el hogar, durante cuatro horas diarias, en situación de comparación con sus
pares, etc. Así, al redactar cada informe escolar, intentaremos centrarnos en esta información, en lo que
efectivamente observamos en nuestras evaluaciones, evitando generalizaciones (es muy inteligente) y
presunciones (pero no se esfuerza), que no dan cuenta de la valiosa labor del docente ni orientan al
profesional con quien pretendemos colaborar.
Abajo se detallan algunas dificultades frecuentes que pueden enfrentar los alumnos y que podemos
acompañar de observaciones concretas. Al consignarlas tendremos en cuenta que todos los alumnos
tienen capacidades y destrezas más o menos fuertes y sólo hablaremos de “dificultades” cuando exista
una interferencia significativa en los aprendizajes, y un “estancamiento” en el desarrollo de recursos.
Ingreso a la Institución: detallar cuándo se produjo y su nivel de integración actual. En caso de haberse
integrado recientemente, describir brevemente el nivel de conocimientos a su ingreso y su adaptación
social.
Continuidad Pedagógica: detallar si el alumno concurre regularmente a clase o, por el contrario, si su
asistencia es discontinuada, por enfermedad u otras razones y, en estos casos, describir cómo se facilita la
continuidad pedagógica y con qué resultados.
Para elaborar el informe, haremos referencia a los tres ejes abajo señalado, consignando sólo los ítems en
los que el alumno manifieste dificultades. Si estas no se apreciaran, simplemente registraremos que el
alumno no presenta dificultades o que se desempeña satisfactoriamente.
1. ASPECTOS SOCIO-AFECTIVOS:
No muestra interés por comunicarse con sus pares y docentes.
Escaso contacto visual en las interacciones con pares y docentes.
Dificultades para comunicar sus estados emocionales.
Dificultades para resolver conflictos a través del diálogo.
Dificultades para participar en tareas grupales.
Dificultades para seguir las normas de comunicación, como respetar el turno en la conversación,
expresarse de otro modo cuando no es comprendido, etc.
Conductas disruptivas (agresión física o verbal).
3. ÁREAS DE APRENDIZAJE:
PRÁCTICAS DEL LENGUAJE: Detallaremos los contenidos que no alcanza y si observamos
alguna de las dificultades abajo señaladas.
Dificultad para comprender el lenguaje oral y/o expresarse oralmente (vocabulario reducido,
discurso incomprensible, etc.).
Dificultades fonológicas que afectan su expresión oral y/o los procesos de lectura y/o escritura.
Dificultades en la fluidez del discurso (tartamudeo): repetición de sonidos y/o sílabas.
Dificultades que se manifiestan en la lectura: dificultad para asociar los sonidos con la grafía
correspondiente, omisiones, sustituciones, inversiones, segmentación de palabras.
Dificultades que se manifiestan en la escritura: dificultad para reproducir la grafía de las letras,
escritura en espejo, omisiones, sustituciones, separación de palabras.
Dificultades para producir textos escritos: vocabulario reducido, gramática limitada, errores en la
planificación y organización de las ideas que influyen en la comprensibilidad de sus escritos,
escritura ilegible, etc.
Dificultad para comprender consignas de trabajo escritas.
Dificultad para comprender textos escritos.