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La Mente De Un Violador

Angie Tatiana Benites Castro


Id: 497540

Mag. Ingrid Lorena Cruz Triviño

Corporación Universitaria Minuto De Dios


Psicología Jurídica
Ibagué - Tolima
2019
La Mente Del Violador
El documental “la mente del violador” muestra cómo funciona para desactivar las cinco
agresiones sexuales a través de un programa llamado de control de la agresión sexual (SAC).
Durante seis meses el equipo de reporteros coexistieran con los infractores, investigaron las
trayectorias de vida e intentaran comprender la mente de un violador. Las estadísticas dicen que
son cortos, hasta que trascurran diez años sin reincidencia, no considera que los infractores
sexuales son totalmente rehabilitados. El documental informa que en España hay más de tres mil
agresores sexuales que cumplen condena y a cada año hay ocho mil nuevas denuncias de delitos
contra la libertad sexual. Los especialistas la estimación que hacen cuatro veces más delitos
sexuales que no se cuentan en las estadísticas.
El cerebro de un psicópata presenta cambios en el funcionamiento en relación con las
personas normales. Tienen una superficie que es una de las más entusiasmadas en las personas
normales que no están trabajando en el cerebro de un psicópata, de modo que esto requiera una
mayor estimulación para provocar la misma reacción que podría provocar a una persona con un
cerebro sano.
El programa SAC es muy importante ya que puede rehabilitar a una buena parte de los
delincuentes sexuales que lo hacen el tratamiento. La cárcel debe ser un lugar para el infractor
cumplir la condena que recibió por su delito, pero también es clave para su proceso de
rehabilitación.
Además, El agresor sexual suele ser un individuo que manipula las percepciones, juicios y
emociones de los demás con facilidad. Saben mentir con facilidad para negar sus delitos y evadir
la condena. Se trata de individuos con fuertes tendencias a mentir, que utilizan como
mecanismos defensivos la negación, la minimización, la proyección, la racionalización y la
parcialización para no sentir que mienten y sostener su autoimagen. Al aceptar sólo fragmentos
de la realidad no sólo engañan al otro sino que se engañan a si mismos para convencerse de que
la víctima deseaba la agresión sexual y no asumir su responsabilidad ni sentirse culpables.
El intento por explicar el comportamiento de los agresores sexuales ha sido un esfuerzo
constante, desde hace ya varias décadas y desde diversas disciplinas. El modelo de análisis del
comportamiento parte de múltiples explicaciones a los componentes del comportamiento del
agresor sexual mismo, como son las motivaciones, procedimientos de ejecución de los hechos,
personalidad, presencia de parafilias, trabajo en solitario o en grupo, métodos de elección de la
víctima y carrera delictual, entre otros (González, Martínez y Bardi, 2004). Las explicaciones
que resultan de las causas que origina la agresión sexual no son unívocas, por el contrario, son
multicausales, razón por la cual las propuestas de evaluación e intervención deberían considerar
la misma perspectiva.
Marshall (Vallejos, Covetta y Salvador, 2012), propone que el comportamiento de los
delincuentes sexuales podría estar determinado por la interacción entro lo innato y lo adquirido.
Desde la perspectiva de lo innato, propone que el hombre debe aprender a controlar la
satisfacción de sus propios deseos (agresión y sexo), ya que los factores biológicos y sociales que
tienen una relación directa con el desarrollo de los inhibidores conductuales, y en definitiva, son
los mismos que en ciertas ocasiones establecerían correlación entre el sexo y la agresión, en
algunos sujetos.
Algunas personas se interesan sexualmente en niños y a su vez, porqué el interés sexual
conduce estrechamente al abuso. Según el modelo de Finkelhor (como se citó en Moreno, 2006)
debe estar presentes algunos factores simultáneos y sucesivos: “congruencia emocional (una
importante inmadurez en el abusador que se experimenta a sí mismo como un niño, manifiesta
necesidades emocionales infantiles y, por tanto, desea relacionarse con niños); activación sexual
ante los niños, bloqueo de las relaciones sexuales normales (sentimiento de inutilidad personal,
inadecuación interpersonal y distanciamiento sexual en las relaciones de pareja); y desinhibición
comportamental (de ellos depende que el abuso sea estable o esporádico)”. Faller (como se citó
en Moreno, 2006), propone una diferencia entre lo que provoca el abuso sexual y los factores
que podrían contribuir pero no lo provocan. Algunas de las condiciones que actúan como
precipitantes se puede destacar: el sistema social (relaciones de poder, relaciones de
dependencia, educación adecuada, reparto de roles y la sexualización de las relaciones) y en
relación con el abusador (haber sido víctima de abusos sexuales, autovaloración deficiente,
consumo de sustancias o experiencias traumáticas, pocos cuidados durante la infancia y modelos
sexuales afectivos).
Partiendo del punto de vista teórico, Modelo biológico que se centra en lo fisiológico,
sustentando que el abuso sexual es causa principalmente de la excitación sexual desviada y el
énfasis del rol hormonal (niveles de testosterona – agresión en general y la sexual en concreto) y
la presión evolucionista que impulsa la tendencia masculina de dominar a otros. En esta misma
línea resaltan también modelos a nivel psiquiátrico, feminista, cognitivo conductual, modelo
sistémico, modelo de la personalidad, modelo social, modelos multifactoriales, multisistémica,
de los cuatro factores y cuadripartido que en definitiva logran dar una puntual explicación sobre
el abuso sexual.
Garrido (1989) por su parte, propone cuatro tipos de explicaciones, la primera de ellas es
explicada desde lo intrapsíquico, psicodinámico o de la perturbación y sostiene que
independientemente de las diferencias individuales, los abusos en niños, el incesto, el voyerismo
y el exhibicionismo son el resultado de problemas intrapsíquicos e interpersonales duraderos. La
segunda, se basa en la psicología de los rasgos y no en las diferencias que existen entre los
delincuentes sexuales, sino en todas sus similitudes y comodidades, y que además les distinguen
de otro tipo de delincuentes. La tercera explicación está dada bajo el concepto de la subcultura de
la violencia, en donde la violación no se ve como algo más que otro tipo de delito común, en
donde los agresores rivalizan con las conductas y valores socialmente establecidos, por último
existe un planteamiento en términos de la socialización y del rol de “víctima legitimada” que se
le otorga a la mujer, es decir, en cuanto al hombre se le enseña socialmente a tomar la iniciativa
con las mujeres, a ser dominante y a enorgullecerse con las conquistas sexuales, a la mujer
socialmente se le atribuye la búsqueda de protección de un hombre y la pasividad.
Algunos de los procesos cognitivos más relevantes en términos de la violencia sexual, son
aquellos que afectan la percepción de la información del entorno, el procesamiento de dicha
información, los procesos de asociación con la memoria ya existente y los procesos de
planificación de una respuesta dada. Así mismo desde los procesos cognitivos, suele jugar un
papel muy importante la creencia que se tienen de sí mismo, de otras personas y del mundo en
general. Como se mencionó anteriormente, los factores cognitivos ayudan a negar, minimizar y
justificar su comportamiento, pero, así mismo, estos factores suelen proteger de alguna manera
los efectos psicológicos negativos como la culpabilidad y la vergüenza por parte del agresor
sexual (Gutiérrez y Flores, 2001).
Además lo observado en las cintas de Ted Bundy nos aporta, la inteligencia de él no parece
ser superior a la media, tras una infancia y adolescencia mediocres y en la oscuridad de la
timidez, decide convertirse en un joven brillante, locuaz y de futuro prometedor.

Así mismo, presenta una personalidad psicópata, sádica y narcista. Siendo un agresor sexual
necrófilo. Carece totalmente de empatía y muestra una incontenible adicción a matar.
Ted Bundy, es un asesino atentamente organizado, inteligente, que elige a sus víctimas y
planea si ataque. Podemos considerarlo un agresor del tipo instrumental – cognitivo, que
desencadena su violencia con un objetivo, utiliza una meditada estrategia de aproximación y
oculta las pruebas que podrían inculparlo.

Bundy, muestra conductas parafilicas de intenso sadismo y de extrema violencia, su


excitación sexual tiene lugar en el momento en que ejerce el control total sobre las mujeres, las
aterroriza y sabe que estas han comprendido que su muerte es inminente. Practica la necrofilia y
muestra la tendencia a comportamientos cercanos al canibalismo.

Se desenvuelve con cinismo y frialdad, mostrando una actitud de omnipotencia y un


narcismo que va en aumento ante la certeza de la infalibilidad de sus acciones criminales. Es
especialista en el arte del engaño y la manipulación de los otros. No siente remordimiento por
sus acciones y no muestra ningún sentimiento de culpa ante el sufrimiento de los demás.
Bibliografía
Vallejos, M., Covetta, A., Salvador, M. (2012). Estudio epidemiológico sobre abusadores
sexuales en una institución psiquiátrica penitenciaria. Revista Psicológica, 16 (12), pp. 1 – 16
Moreno, J. (2006). Revisión de los principales modelos teóricos explicativos del maltrato
infantil. Enseñanza e investigación en Psicología, 11 (002), pp. 271 – 292.
Garrido, V. (1989). Psicología de la Violación. Ava: Valencia.
González, E., Martínez, V. y Bardi, A. (2004). Características de los abusadores
sexuales. Revista de la Sociedad Chilena de Ginecología y Obstetricia Infantil y de la
Adolescencia SOGIA, 11 (1), pp. 6-14.

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