Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
20
julio-diciembre 2010, 07-36
ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS
Universidad de Melbourne
During the second half of the fifteenth century and the first years of the sixteenth, the vihuela was in a full
phase of development. Using documentary, iconographical and literary sources, this study reviews the initial phase
of its history in sections that deal with the instrument, its makers and players, its technique and repertoire. The
article shows the diversity of designs and sizes of instruments that were indistinguishably played using a plectrum,
the fingers, or with a bow, and held on the knee, between the legs, or on the shoulder. This last but significant
group is omitted in many previous studies. Simultaneously a fiddle, a viol and a guitar, made by the same ma-
kers as lutes, harps, rebecs and keyboards, it was an instrument played in a range of classes of Spanish society.
Keywords: vihuela, organology, iconography, luthiers, fifteenth-century performance practice.
(¡ojalá realistas!) por asimilar junto con la iconografía una variedad de infor-
mación sobre los constructores y tañedores de vihuelas, y teniendo en cuen-
ta lo que podemos deducir de su repertorio y de su práctica musical. Reco-
nocemos que no es una tarea fácil ya que los últimos quinientos años nos
han privado de muchísima evidencia fundamental, desde los mismos arte-
factos hasta la música y las tradiciones orales de interpretación. Lo que
nos queda es evidencia fragmentada e incompleta, aunque cada vez más
abundante debido a la continuada investigación, pero todavía insuficiente
para poder recrear una imagen coherente.
Las conclusiones de este estudio no dan respuestas a todas las incógnitas
pero indican claramente algunas de las deficiencias de los estudios realiza-
dos hasta ahora. Coincidimos con Woodfield en afirmar que las vihuelas
desde su primera aparición hasta aproximadamente el fin del siglo XV eran
instrumentos multiuso que se tañían indiscriminadamente con un arco, o
pulsados con una púa o con los dedos1. La evidencia indica una gran diver-
sidad de tamaños y diseños, sin ninguna asociación clara entre forma o cons-
trucción y manera de tocar. Pero vamos más allá que la mayoría de los inves-
tigadores anteriores al afirmar que los instrumentos frotados en el hombro
o el brazo también son vihuelas, descartando los argumentos de Remnant
y otros que distinguen entre familias de instrumentos según la manera de
coger el arco2. El vocablo “vihuela” claramente se aplicaba en España a estos
instrumentos también y no solamente a las vihuelas grandes apoyadas entre
las piernas, o sobre las rodillas. En cambio a los investigadores que definen
a la vihuela como instrumento principalmente aragonés, nuestro estudio
indica la presencia y uso de vihuelas en toda la Península Ibérica durante el
periodo en cuestión, pero nuestra conclusión provisional es que hasta la
bifurcación de la vihuela en modelos independientes “de mano” y “de arco”
a principios del s. XVI, la vihuela polifacética era probablemente un ins-
trumento de uso limitado, quizás apto para acompañar al canto o a instru-
mentistas solistas, pero difícil de utilizar como instrumento solista. La excep-
ción parece ser algunos de los instrumentos de brazo tocados con arco, pero
es probable que el laúd y el laúd pequeño llamado guitarra seguían siendo
los principales instrumentos protagonistas entre los de cuerda pulsada en
España hasta la separación de las vihuelas en modelos “de mano” y “de arco”.
La ausencia de artefactos, partituras y documentos es solamente uno
de los obstáculos al conocimiento y desarrollo de la vihuela en la época isa-
belina. La tarea se complica no solamente por ser este el periodo de la trans-
formación de la vihuela medieval en un instrumento que serviría las nece-
sidades de una nueva época, sino también porque se tocaba la vihuela en
1 Ian Woodfield: The Early History of the Viol, Cambridge, Cambridge University Press, 1984.
2 Mary Remnant: Musical Instruments of the West, London, Batsford, 1978.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 9
3 Joan Corominas: Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana, Madrid, Gredos, 1954-57,
vol. 5, p. 812, lo describe en las palabras siguientes: “Vihuela, voz común a todos los romances, de ori-
gen incierto, quizá onomatopéyico; es probable que en todas partes se tomara del oc. ant. viula (a veces
viola), derivado de viular ‘tocar la vihuela o instrumento de viento’, cuyo valor imitativo es claro; el
germ. fidula ‘violín’ puede ser onomatopeya independiente del romance.” Algunos de los ejemplos más
antiguos en castellano se encuentran en las obras del Mester de Clerecía, posiblemente Fray Lorenzo
de Astorga, editadas en Poetas castellanos anteriores al siglo XV, Biblioteca de Autores Españoles, vol. 57,
Madrid, Hernando, 1925. El detallado estudio organológico de Rosario Álvarez confirma estas conclu-
siones respecto al origen de la palabra en castellano, pero ningún estudioso ha podido aclarar definiti-
vamente si originalmente se deriva de fides o fidicula, respectivamente “cuerda” e “instrumento de cuer-
da” en latín, o si sus orígines son más bien onomatopéyicos. Véase Rosario Álvarez: “Los instrumentos
musicales en la plástica española durante la Edad Media: los cordófonos”, tesis, Universidad Complutense
de Madrid, 1982, pp. 979-984 y 1029-30. En cuanto a la viola medieval en Francia, véase Christopher
Page: Voices and Instruments of the Middle Ages: Instrumental Practice and Song in France 1100-1300,
Londres, Dent, 1987.
4 Woodfield: The Early History of the Viol, p. 77 ss.
5 Johannes Tinctoris: De inventione et usu musicae, (c. 1487), citado en Anthony Baines: “Fifteenth-
century instruments in Tinctoris’ De Inventione et Usu Musicae”, Galpin Society Journal, 3, 1950, p. 22.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
10 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
islas Baleares, las islas de Sicilia y Cerdeña, y otras partes de Italia política-
mente enlazadas con España. Contribuyen a esta difusión el dominio ara-
gonés de Nápoles desde 1442, lazos matrimoniales con poderosas familias
italianas como los Este en Ferrara, y otros hechos significativos como la
elección de Rodrigo Borgia como papa Alejandro VI en 1492.
La experimentación con las vihuelas duró casi todo el reinado de Isabel
la Católica y no sería hasta alrededor de 1500 cuando los nuevos modelos
independientes de vihuelas de arco y de mano se estabilizaron. Una vez
independizados, la vihuela de mano adoptó una forma que perduró hasta
finales del s. XVI con cierta variedad pero sin aparentes cambios notables, y
la vihuela de arco siguió evolucionando principalmente fuera de España hasta
estabilizarse como viola da gamba. El trayecto de la vihuela antigua tocada
de brazo y su eventual reemplazo por el violín es menos estudiado. Hasta el
momento de la separación de los modelos frotados y pulsados, la evidencia
que proporciona la iconografía conduce a la conclusión de que las vihuelas
anteriores fuesen en su esencia un sólo instrumento polifacético que se toca-
ba de formas distintas. En su conjunto, las representaciones gráficas del s. XV
muestra gran variedad tanto en el tamaño y como en el diseño de las vihue-
las, pero con unas características esenciales y constantes que definen su iden-
tidad. Los demás elementos eran variables y lo más difícil de explicar a lo
largo del periodo es la falta de una relación clara entre estos elementos varia-
bles y la manera de tocar el instrumento. Por consiguiente, encontramos ins-
trumentos casi idénticos tocados con la mano, con una púa o con el arco,
bien sujetando el instrumento en el brazo o en las rodillas, lo que nos obli-
ga a considerarlo un verdadero instrumento multiuso.
En la búsqueda de explicaciones coherentes de la evolución y transfor-
mación de las vihuelas se interponen elementos perjudiciales que provie-
nen del bagaje que hemos heredado de nuestra propia tradición musicoló-
gica. Directa e indirectamente, el sistema de clasificación organológica
elaborado por Sachs y Hornbostel que domina esta área del pensamiento
musicológico ha sido un impedimento. Basado en las taxonomías creadas
para la clasificación de las ciencias naturales, es un sistema que intenta sepa-
rar cada especie del otro, clasificando cada instrumento a base de la forma
de generar su sonido y su estructura física. Dentro de este sistema, son infre-
cuentes y presumiblemente no deseados los instrumentos como las vihue-
las del siglo XV que resultan ser anómalos por pertenecer simultánea-
mente a diferentes grupos, de instrumentos de cuerda frotada y pulsada
aunque dentro del mismo género de cordófonos compuestos. De forma
menos directa, hay otra tendencia más por parte de los usuarios que por la
de los creadores del sistema de confundir su propósito puramente taxonó-
mico con una especie de genealogía y, por consiguiente, de interpretarlo
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 11
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
12 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
Instrumentos
La base sólida para el estudio de la vihuela en el s. XV son los trabajos
ya citados de Rosario Álvarez (1982) e Ian Woodfield (1984). La tesis doc-
toral de Álvarez recopiló y catalogó la iconografía de los cordófonos espa-
ñoles durante la Edad Media, mientras The Early History of the Viol de Ian
Woodfield aportó en su momento una visión renovadora del desarrollo
de las vihuelas españolas. Fue este autor el que por primera vez propuso
que las vihuelas de arco sujetadas en las rodillas y las de mano eran un mismo
instrumento, subrayando la similitudes físicas entre las vihuelas frotadas y
pulsadas hasta alrededor de 1500. Su estudio también estableció la rela-
ción entre la técnica de arco de la vihuela con la del rabel árabe y trazó el
desarrollo de un modelo de instrumento que designa la “vihuela valencia-
na” y su migración a Italia. A pesar de sus conclusiones renovadoras, su
trabajo requiere una cuidadosa revisión ya que está basado exclusivamen-
te en fuentes iconográficas. Se limita casi exclusivamente a instrumentos de
la zona aragonesa sin reconocer la existencia de imágenes procedentes de
otras partes de la Península, y excluye totalmente las vihuelas de brazo por
no considerarlas verdaderas vihuelas. De golpe, eliminó la mitad de la ico-
nografía conservada y comprometió la validez de sus conclusiones y la uni-
6 El término “vihuela de mano” aparece por primera vez en Gonzalo Fernández de Oviedo: Libro
de la Cámara Real del Príncipe Don Juan, (c. 1530-35?), Madrid, Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1870,
p. 182, citado en Higinio Anglés, La Música en la Corte de los Reyes Católicos, Barcelona, CSIC, 1960,
vol. I, p. 75. Aunque trate de la vida del príncipe Juan (1478-1498), fue redactado bajo mandado de
Carlos V para guiar la educación de Felipe II. Al otro extremo, la “bihuela de péndola” figura en la copla
1203 del Libro de buen amor (ca. 1330) de Juan Ruiz.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 13
7 Woodfield: The Early History of the Viol, p. 38: “One of the problems of discussing the growth
of the vihuela in the latter part of the fifteenth century is knowing how to distinguish between early
examples of the true renaissance vihuela and depictions of medieval fiddles being plucked.”
8 Dentro de España, 21 de las obras aragonesas son catalanas, 21 son valencianas, hay ocho ara-
gonesas y cuatro de las islas Baleares. Las obras castellanas están más distribuidas y proceden de los
siguientes centros: Andalucía, Ávila, Burgo de Osma, Burgos, El Escorial, Extremadura, Galicia, Gua-
dalajara, Medina del Campo, Navarra, Salamanca, Segovia y Toledo. En Italia, la vihuela está presente
en obras conservadas en Cagliari, Cerdeña, Ferrara, Florencia, Mantua, Nápoles, Orvieto, Roma y Vene-
cia. Hay iconografía conservada fuera de esta región geográfica, principalmente en cuadros españoles
y manuscritos que se encuentran en la actualidad en Alemania, Bélgica, Francia, Reino Unido y EEUU.
Sobre los instrumentos italianos, véase Hiroyuki Minamino: “The Spanish Plucked Viola in Renaissance
Italy, 1480-1530”, Early Music, 32, 2004, pp. 177-193.
9 Todas las cifras son aproximadas y representan el porcentaje de los instrumentos representados
en la iconografía que poseen la característica indicada.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
14 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
Caja de resonancia
Curvada en forma de ocho (±60%)
Aros de múltiples piezas con cinturas apuntadas (±40%)
Orificios
Bocas circulares (±60%)
Orificios simétricos en forma de C (±40%)
Atadura de las cuerdas a un
Puente fijo y plano (±55%)
Cordal (±35%)
Botón (±10%)
Cuerdas
4 a 6, simples u órdenes dobles
Clavijero
Plano o ligeramente inclinado hacia atrás con clavijas laterales
(±75%)
Forma de hoz y clavijas laterales (±20%)
Acanalado, perpendicular al mástil con clavijas laterales (±5%)
10 Woodfield: The Early History of the Viol, pp. 44-48: “(i) By the mid 1480s the plucked vihuela
with its long neck and waists with well marked corners was firmly established in the Kingdom of Aragon.
(ii) In and around the city of Valencia two distinct off-shoots of this instrument began to emerge: the
bowed vihuela de arco or viol, structurally identical to its ancestor, but borrowing its playing techniques
from local Moorish players of the rabab; and the plucked vihuela de mano which reverted to the guitar
shape and abandoned the use of corners.”
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 15
11 No se sabe si los autores de la iconografía copiaban instrumentos reales o si tenían en sus talleres
una colección de bocetos que utilizaban de referencia. En cualquiera de los casos, tampoco sabemos
el origen de sus modelos, si eran locales o importados, viejos o recientes.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
16 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
12 Florence Gétreau: “L’iconographie de la vihuela”, Aux origines de la guitare: la vihuela de mano, Joël
Dugot (ed.), Paris, Musée de la Musique, 2004, pp. 41-49, ofrece un análisis de los temas simbólicos
de la iconografía de la vihuela.
13 Citado en Pepe Rey: “Cordophones pincés et styles musicaux dans la Péninsule Ibérique (1200-
1500”, Instruments à cordes du Moyen Age, Rencontres à Royaumont: Centre Européen pour la Recherche
et l’Interprétation des Musiques Médiévales (CERIMM), Grâne, Editions Créaphis, 1999, p. 105.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 17
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
18 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 19
Ejemplo 1.
Detalle de una miniatura
del MS 492, Aeneid 745-7,
Florencia, Biblioteca
Riccardiana, fol 75.
(1450-1470)
Ejemplo 2.
Detalle de “La Coronación de la Virgen” de Fernando Gallego, Salamanca,
Catedral vieja, Museo Diocesano.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
20 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
Ejemplo 3. Ejemplo 4.
Detalle de un anónimo, “La Virgen Detalle de un anónimo,
con el Niño”, colección privada, “La Virgen con el Niño”, colección privada,
Barcelona (1425-1450) Barcelona (1425-1450)
Ejemplo 5. Ejemplo 6.
Detalle de “La Virgen de las Virtudes” Detalle del anónimo, “La Virgen
de Martín Torner (fl. 1480-1506), con el Niño y ángeles músicos”, escuela
Valencia, iglesia de San Esteban de Cerdeña, finales del s. XV, Birmingham,
City Museum and Art Gallery
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 21
Ejemplo 7. Ejemplo 8.
Detalle del anónimo, “La Virgen con el Niño Timoteo Viti, detalle de “La Virgen
y ángeles músicos”, escuela aragonesa, finales con el Niño”. Urbino, 1501-1505
del s. XV, Jaca, Palacio episcopal
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
22 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
Ejemplo 11.
Luis de Narváez, Los seys
libros del Delphín
(Valladolid, 1538), fol. a iv.
Violeros
Del periodo isabelino solamente se conocen los nombres de una doce-
na de constructores, activos en Zaragoza, Sevilla, Málaga y Toledo. Los docu-
mentos más antiguos les nombran como hacedores de laúdes, un término que
hacia finales del siglo se convierte en hacedores de vihuelas y finalmente, vio-
lero. La presencia de violeros de origen árabe entre ellos es notable y el
hecho de que su oficio les obligaba a construir instrumentos de cuerda de
todo tipo –laúdes, vihuelas, rabeles, arpas y monacordios15. El hecho de que
todos estos instrumentos de cuerda procediesen de los mismos talleres y de
las mismas manos implica naturalmente que también compartirían la misma
tecnología en su construcción, hecho que a veces no se ha tenido en cuen-
ta en estudios puramente iconográficos.
Si se refiere a un constructor y no a un tañedor, el más antiguo fabricante
de instrumentos de cuerda que conocemos por su nombre es el “citolero”
sevillano Pedro García, activo en 144416. Entre las referencias más antiguas a
15 La fabricación de una variedad de instrumentos continúa siendo parte del oficio del violero a lo
largo del s. XVI también. Véase la discusión de las ordenanzas de los gremios de violeros en Cristina
Bordas: “Du violero au guitarrero: l’activité de la corporation des violeros de Madrid (ca. 1577-ca. 1801)”,
en Aux origines de la guitare: la vihuela de mano, Joël Dugot (ed.), Paris, Musée de la Musique, 2004,
pp. 29-40.
16 José Gestoso y Pérez: Ensayo de un diccionario de los artificios que florecieron en esta ciudad de
Sevilla, Sevilla, 1899, p. 108.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 23
17 Miguel Ángel Pallarés Jiménez: “Aportación documental para la historia de la música en Aragón
en el último tercio del siglo XV”, 5ª parte, Nassarre, 9, 1993, pp. 227-310, documentos 9, 12-15, 26,
29, 37, 86.
18 Gonzalo Fernández de Oviedo: Libro de la Cámara Real del Príncipe Don Juan, Madrid, Sociedad
de Bibliófilos Españoles, 1870, p. 182; citado en Anglés: La Música en la Corte de los Reyes Católicos,
vol. I, p. 75.
19 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…”, 3ª parte, Nassarre, 8, 1992, pp. 213-74, doc. 127.
20 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…”, 2ª parte, Nassarre, 7, 1991, pp. 171-212, doc, 10.
21 Gestoso y Pérez, pp. 109 y 404.
22 Eusebio Rioja: “La guitarra malagueña a la luz de sus documentos”, La guitarra en la historia, 1,
1990, p. 73.
23 François Reynaud: La Polyphonie tolédane et son milieu des premiers témoignages aux environs de
1600, Paris, CNRS, 1996, p. 399.
24 Reynaud, pp. 400, 401, 406 y 416. Un estudio reciente de esta vihuela indica que el diseño del
instrumento corresponde más a medidas aragonesas que cualquier otro sistema y, por consiguiente, cues-
tiona la posibilidad de ser construida en Toledo. Véase Javier Martínez González: “De la mesure des vihue-
las”, en Aux origines de la guitare: la vihuela de mano, Joël Dugot (ed.), Paris, Musée de la Musique, 2004,
pp. 83-93.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
24 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
Vihuelistas
Son más abundantes las noticias referentes a vihuelistas del periodo, prin-
cipalmente en Zaragoza. Muestran una amplia distribución social desde el
príncipe Juan, hijo de Isabel la Católica, hasta músicos modestos. Entre ellos
figuran aristócratas soldados y poetas, músicos de la corte, poetas, judíos,
árabes, y ciegos de las clases bajas urbanas. La prominencia de Zaragoza se
debe tanto a la abundancia de documentos conservados del s. XV como a
la labor dedicada a la búsqueda25.
La presencia de la vihuela en el ámbito real es bien conocida. Figuran
vihuelistas, todos tañedores de instrumentos de arco, a partir de 1489 en las
nóminas de la Casa Real. Incluyen al “tañedor de vihuela de arco” y “de
cañas” Rodrigo Donaire (1489-1500)26, al “tañedor de vihuela de arco”Vicen-
te Ferrer (1498-1505)27, a Diego de Medina y Alonso de Baena (ambos 1493-
1495)28. Este último posiblemente fue pariente del organista Gonzalo de Baena
y, según Knighton, Rodrigo Donaire posiblemente fue el maestro de músi-
ca de los hijos de la reina29. Hay una coincidencia entre las primeras noticias
de vihuelistas en la corte y el desarrollo de instrumentos grandes con puen-
tes curvados, hecho que posiblemente permitió por primera vez su uso en el
repertorio polifónico cortesano. Hay razones para creer que la música que se
tocaba anteriormente en las vihuelas pertenecía a otras tradiciones musica-
les y que este empleo polifónico de las vihuelas era novedoso por estas fechas.
Siendo así, esto explicaría perfectamente la presencia de estos músicos en la
corte por primera vez al comienzo de la década final del s. XV. Quizás eran
estos vihuelistas que hacían “música de vihuela” los que, según las crónicas,
el rey Fernando escuchaba por la tarde después de comer y antes de Víspe-
ras, música que según Knighton, posiblemente incluyera canciones con acom-
pañamiento de vihuela30. Aparte de estas referencias, el testimonio frecuen-
temente citado es el Libro de la Cámara Real del Príncipe Don Juan en el que
su autor, Gonzalo Fernández de Oviedo, afirma que la música y la vihuela
formaban parte de la educación del príncipe. Insiste que Juan era diestro en
25 Las aportaciones principales son Pedro Calahorra: La música en Zaragoza en los siglos XVI y
XVII, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1977, y los artículos de Pallarés Jiménez, op. cit.
26 Anglés: La Música en la Corte de los Reyes Católicos, vol. I, p. 68.
27 Archivo General de Simancas, Quitaciones de la Casa Real, leg. 97, citado en Ramón Perales de
la Cal: Papeles Barbieri, Madrid, Alpuerto, 1985, p. 258.
28 Anglés: La Música en la Corte de los Reyes Católicos, vol. I, p. 68.
29 Tess Knighton: “The a cappella heresy in Spain: an inquisition into the performance of the can-
cionero repertory”, Early Music, 20, 1992, pp. 574-76.
30 Madrid, Archivo Histórico Nacional, Colección Salazar y Castro, A11, fol. 301, citado en Tess
Knighton: “The Spanish Court of Ferdinand and Isabella”, en The Renaissance: from the 1470s to the
end of the 16th century, ed. Iain Fenlon, Londres, Macmillan, 1989, pp. 341-60.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 25
todos los instrumentos que tenía, incluso las vihuelas de mano y de arco que
enumera entre varios otros instrumentos, y que tenía numerosos instru-
mentistas a su servicio31. En cambio, el inventario de los instrumentos que
la reina Isabel tenía en el Alcázar de Segovia en 1503 no incluye ninguna
vihuela de mano, solamente a un “ducemel”, arpa, chirimías, flautas de box,
laúdes de costillas, vihuelas de arco, y un órgano32. Una posible explicación
de la falta de vihuelas de mano puede ser que el instrumento todavía esta-
ba en su fase de desarrollo y no había logrado la aceptación general que le
permitió suplantar al laúd para la interpretación de música solista.
Tampoco sería improbable pensar que otros músicos cortesanos tocaran
instrumentos de cuerda en sus horas de ocio o, como es bien sabido en el s.
XVI, para ayudarse en la composición de obras vocales33. Muchas de las pie-
zas homofónicas en el Cancionero de Palacio, por ejemplo, se adaptan fácilmen-
te a una vihuela o laúd, ya que sus texturas se reducen a un vocabulario de
acordes sencillos. Igualmente podría ser que algunas nacieran como cancio-
nes acompañadas y fuesen transformadas después en obras polifónicas. Por
otra parte, algunas de las obras de la misma colección que lucen texturas más
sofisticadas y extensos pasajes melismáticos son muy apropiadas para interpre-
tar en un conjunto de vihuelas de arco u otros instrumentos, y podrían deri-
var de su uso en el proceso compositivo34. La evidencia concreta para estas
afirmaciones es más bien circunstancial, pero hay algunas indicaciones, como
el caso del poeta Garci Sánchez de Badajoz (c. 1460- c. 1526) cuyo “inge-
nio en la vihuela no lo pudo haber mejor en el tiempo de los Reyes Cató-
licos”, según fray Jerónimo Román (1575)35. De acuerdo con Emilio Ros-
Fábregas, creemos que este puede ser el mismo compositor Badajoz que
figura en el Cancionero de Palacio36. Otro biógrafo suyo, Melchor de Santa
Cruz (1574), alude a la dimensión musical del proceso creativo del poeta,
diciendo que cuando “estaba componiendo aquellas coplas que comienzan:
salgan las lágrimas mías… las componía tañía juntamente con la vihuela.”
31 “…en su cámara había un claviórgano, que fue el primero que en España se vido, y lo hizo un
gran maestro moro de Zaragoza de Aragón, llamado Moferrer, que yo conocí; y había órganos e claueçín-
banos e clauicordio e vihuelas de mano e vihuelas de arco e flautas; e en todos esos instrumentos
sabía poner las manos.” Véase nota 16.
32 Anglés: La Música en la Corte de los Reyes Católicos, vol. I, p. 75.
33 Véase John Griffiths: “The Lute and the Polyphonist”, Studi Musicali, 31, 2002, pp. 71-90.
34 De obras de este tipo podríamos citar entre las de tres voces a Sospiros, pues que descanso de Aº
de Mondéjar (nº 230 en la edición de Anglés) y a Aquella mora garrida a cuatro voces de Gabriel (Anglés,
nº 254).
35 Véase John Griffiths: “Garci Sánchez de Badajoz”, Diccionario de la música española e his-
panoamericana, Emilio Casares Rodicio (dir.), Madrid, SGAE, 2002, vol. 9, pp. 675-76.
36 Emilio Ros-Fábregas: “‘Badajoz el Músico’ y Garci Sánchez de Badajoz. Identificación de un poeta-
músico andaluz del Renacimiento”, en Música y literatura en la España de la Edad Media y del
Renacimiento, Virginie Dumanoir (ed.), Madrid, Casa de Velázquez, 2003, pp. 55-75.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
26 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
37 A. López Ferreiro: Galicia en el último tercio del siglo XV, Santiago de Compostela Imprenta de la
Gaceta F. de la Torre, 1883, p. 540.
38 M. Soriano Fuertes: Historia de la Música Española desde la venida de los fenecios hasta el año de
1850, Barcelona, N. Ramírez, y Madrid, Martín y Salazar, 1855-59, vol. 3, pp. 199-200.
39 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…” 5ª parte, Nassarre, 9, 1993, p. 227.
40 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…” 5ª parte, Nassarre, 9, 1993, p. 227-310, doc. 47.
El cuadro de Juanés está reproducido en Cristina Bordas et al: La Guitarra Española - The Spanish Gui-
tar. Madrid Sociedad Estatal Quinto Centenario, 1991, p. 31.
41 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…” 2ª parte, Nassarre, 7, 1991, pp. 171-212, doc. 21;
4ª parte, Nassarre, 8, 1997, pp. 171-244, doc. 110. En el segundo documento le citan únicamente como
“sonador”.
42 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…” 3ª parte, Nassarre, 8, 1992, pp. 213-74, doc. 75.
43 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…” 5ª parte, Nassarre, 9, 1993, pp. 227-310, doc. 105.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 27
44 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…” 3ª parte, Nassarre, 8, 1992, pp. 213-74, docs.
69 y139.
45 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…” 2ª parte, Nassarre, 7, 1991, pp. 171-212, doc. 95.
46 Calahorra: La musica en Zaragoza en los siglos XVI y XVII, pp. 326-7.
47 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…” 2ª parte, Nassarre, 7, 1991, pp. 171-212, doc. 11;
3ª parte, Nassarre, 8, 1992, pp. 213-74, docs 4, 7 y19; 4ª parte, Nassarre, 8, 1992, pp. 171-244, docs.
8, 15, 21, 23, 24 y 59; 5ª parte, Nassarre, 9, 1993, pp. 227-310, docs. 27-29, 31, 38-39, 44, 70-71, y 89.
48 “Viola vero cum arculo… etiam ad historiarum recitationem in plerisque partibus orbis assumi-
tur,” citado en Baines, “Fifteenth-century instruments…” p. 24.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
28 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
Técnica instrumental
En todo cuanto se refiere a la dimensión musical de las vihuelas del
siglo XV, abundan más preguntas que respuestas.Ya que la música que se toca
en cualquier instrumento está condicionada por la mecánica del instrumento
y la técnica del instrumentista, debemos considerar algunos de estos aspec-
tos antes de abordar las cuestiones aún más extensas de su repertorio. Uno
de los factores fundamentales que define las posibilidades musicales del
instrumento es su afinación, pero no sabemos con certeza cómo se afinaban
las vihuelas del s. XV, aunque no sería de extrañar que utilizasen una afina-
ción parecida a la del s. XVI basada en cuartas. Tradiciones de este tipo
suelen mantenerse relativamente estables. Tampoco descartaríamos la posi-
bilidad del uso de afinaciones como la que ofrece Alonso Mudarra para su
guitarra denominada “al temple viejo” que emplea el intervalo de una quin-
ta entre las dos cuerdas inferiores. Esta afinación permitiría el uso de las
dos cuerdas inferiores como bordones, muy apropiado para los instrumen-
tos de arco de puente plano y vihuelas pulsadas con una púa.
Musicalmente, lo más sugestivo de las vihuelas de arco representadas en
fuentes iconográficas es el número elevado de instrumentos con puente
plano. El diseño en sí no solo limita sino que prohíbe su participación en
la interpretación de música polifónica. Más bien sus posibilidades interpre-
tativas se reducen a: 1) tocar con bordones constantes como las zanfonas y
49 Adamo Rossi: “Memorie de Musica Civile in Perugia nel seculi XIV & XV”, Giornale di Erudizione
Artistica, 3, 1874, p, 139, citado en John Ward: “The ‘Vihuela de mano’ and its Music, 1536-1576”,
tesis, New York University, 1953, p. 60.
50 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…” 5ª parte, Nassarre, 9, 1993, pp. 171-212, docs. 20
y 78.
51 Pallarés Jiménez: “Aportación documental…” 5ª parte, Nassarre, 9, 1993, pp. 171-212, doc. 7.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 29
52 “Alii (quod multo difficilius est) soli: cantus non modo duarum partium: verum etiam trium et
quatuor : artificiosissime promunt. Ut Orbus ille germanus: ac Henricus Carolo Burgundionum duci
fortissimo nuper serviens.” citado en Baines: “Fifteenth-century instruments…” p. 24.
53 Paolo Cortese: De cardinalatu libri tres, Castel Cortesiano, 1510, citado en Nino Pirrotta: “Music
and Cultural Tendencies in Fifteenth-Century Italy”, Journal of the American Musicological Society, 19,
1966, p. 150.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
30 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
54 En De usu et inventione Tinctoris informa, que había escuchado la guitarra en Cataluña tocada
principalmente por mujeres para acompañar a canciones amatorias, pero lo consideraba un instrumento
ya anticuado: “Ghiterre autem usus: propter tenuem ejus sonum: rarissimus est. Ad eamque multo
sepius Catalanas mulieres carmina quaedam amatoria audivi concinere: quam viros quicpiam ea per-
sonare”. Citado en Baines: “Fifteenth-century instruments…” p. 25.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 31
Repertorio
La mayoría de la música que se tocaba en las vihuelas de la época de
Isabel la Católica es desconocida e irrecuperable. Sin embargo, creemos
que debe ser posible delimitar algunas dimensiones de las prácticas musi-
cales asociadas con el instrumento. Podría servir a nuestros propósitos dis-
tinguir entre el repertorio que sobrevive en notación, el que conocemos
únicamente por descripciones, y la música que no podemos más que intuir.
También hay que tener en cuenta los ámbitos sociales en los que florecía
la vihuela e intentar relacionarlas con su contexto. En este proceso, la poli-
fonía cortesana por la que se suele definir la época musicalmente es sola-
mente uno de los varios marcos socio-musicales que pueden ofrecer res-
puestas. El mayor obstáculo es la falta de evidencia directa y tenemos que
adoptar un método deductivo para intentar relacionar lo conocido con lo
desconocido. Como la música de generaciones posteriores inevitablemente
guarda elementos tradicionales de su propio pasado, se ofrece como una
posible vía de investigación.
En el ambiente cortesano en el que prevalece la polifonía culta, la situa-
ción de la vihuela de arco independizada de la de mano es fácil de enten-
der y su presencia es bien documentada. La presencia de varios vihuelistas
en la plantilla musical de la corte supone el uso del instrumento en con-
juntos, puramente de vihuelas solas o con voces y otros instrumentos. La
presencia de obras glosadas en colecciones como el Cancionero de Segovia
también supone la existencia ya en esta época de una práctica sofisticada
de glosar e improvisar parecida a la que revela el tratado de Diego Ortiz a
mediados del s. XVI. Hay otras preguntas en cuanto a estas vihuelas recién
insertadas en las actividades musicales cortesanas no podemos contestar,
sobre todo respecto a todas las posibles implicaciones que supone la adop-
ción en este ambiente de un instrumento con fuertes vínculos populares.
El elemento popular en muchas obras de colecciones como el Cancionero
de Palacio es sugestivo, pero no sabemos qué otros tipos de música profana
se tocaba en la corte y si tenía relación con otros estilos que existían en
otros ambientes, sobre todo a los que elude Tinctoris, o la música tocada
en sus vihuelas de arco por los ciegos oracioneros en sectores más popu-
lares de la sociedad.
De forma parecida, debió de ser solamente después de independizarse
la vihuela de mano cuando se encontrase en condiciones de asumir el papel
tradicional del laúd para tocar música solista, para participar en conjun-
tos, o para acompañar la voz. El desafío es el de identificar los estilos musi-
cales que anticipan el repertorio editado en el s. XVI, música que se carac-
teriza por su absorción de la técnica y estética de la polifonía vocal. Por un
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
32 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
55 Sobre la relación de esta obra a la tradición de ministriles improvisadores, véase John Griffiths:
“La ‘Fantasía que contrahaze la harpa’ de Alonso Mudarra; estudio histórico-analítico”, Revista de Musi-
cología, 9, 1986, pp. 29-40; para más precisiones biográficas, véase Egberto Bermúdez: “Sobre la iden-
tidad de Ludovico”, Nassarre, 10, 1994, pp. 9-16.
56 Véase Antonio Corona-Alcalde: “The earliest vihuela tablature: a recent discovery”, Early Music,
20 1992, pp. 594-600.
57 Joan Ambrosio Dalza: Intabulatura de Lauto, Venecia, Petrucci, 1508, fols. 2, 47v-50v.
58 Véase Maricarmen Gómez: “Some precursors of the Spanish lute school”, Early Music, 20, 1992,
pp. 583-93.
59 Sobre la difusión de estos grupos, véase Keith Polk: German instrumental music of the late Middle
Ages: players, patrons, and performance practice, Cambridge, Cambridge University Press, 1992.
60 Juan José Rey y Antonio Navarro: Los instrumentos de púa en España. Bandurria, cítola y laúdes
españoles, Madrid, Alianza, 1993, pp. 42-46.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 33
61 Dalza, op. cit. y Francesco Spinacino, Intabulatura de Lauto Libro primo, Venecia, Petrucci, 1507.
62 Enríquez de Valderrábano: Libro de Musica de Vihuela intitulado Silva de sirenas, Valladolid, Fran-
cisco Fernández de Córdoba, 1547, fol. 103v.
63 Pero Tafur: Andanças é Viajes de Pero Tafur por diversas partes del Mundo avidos (1435-1439),
Colección de libros españoles raros o curiosos, 8, Madrid, Miguel Ginesta, 1874, p. 139.
64 Fernando de Rojas: La Celestina, ed. J. Cejador, Madrid, Castalia, 1913, p. 187.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
34 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
JOHN GRIFFITHS: Las vihuelas en la época de Isabel la Católica 35
68 Véase Luis Gasser: Luis Milán on Sixteenth-Century Performance Practice, Bloomington: Indi-
ana University Press, 1996.
69 John Griffiths: “Luis Milán, Alonso Mudarra y la canción acompañada”, Edad de Oro, 22, 2003,
pp. 7-28. El conocido romance Triste estaba el rey David de Mudarra, por ejemplo, refleja su conexión
por el empleo del mismo vocabulario armónico que Guárdame las vacas. Más interesante aún es el empleo
de la misma fórmula en el primer verso de la versión de Luis Milán del soneto O gelosia d’amanti, posi-
ble indicación del uso de música conocida para dar comienzo a una canción improvisada, el mismo
procedimiento que emplea en sus fantasías para vihuela.
70 Sobre el uso de la melodía improvisada para cantar en latín en España, véase Tess Knighton: “La
música en la casa y capilla del príncipe Felipe (1543-56): modelos y contextos”, en L. Robledo et al:
Aspectos de la cultura musical en la Corte de Felipe II, Madrid, Alpuerto, 2000, p. 64; y Luis Robledo,
“La música en el pensamiento humanista español”, Revista de Musicología, 21, 1998, p. 406.
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536
36 Cuadernos de Música Iberoamericana. VOLUMEN 20, 2010
CUADERNOS DE MÚSICA IBEROAMERICANA. Vol. 20, julio-diciembre 2010, 07-36. ISSN: 1136-5536