Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Los movimientos sociales surgieron hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX,
como parte y reacción de los cambios estructurales a nivel económico que se
estaban desarrollando en el país. Estos provocaron una transformación de las
actividades productivas y de los modos de organización rural y urbana. A su vez,
generaron tensión en las relaciones entre trabajadores y patrones lo que derivó en
la formación de organizaciones laborales y campesinas. Éstas exigían salarios
justos, mejores condiciones de trabajo, tierra para trabajar, entre otras peticiones,
que buscaban mejorar la calidad de vida de los trabajadores. Medidas que, por
supuesto, no eran aceptadas fácilmente por los patronos o por las clases
adineradas.
En los años veinte, con el crecimiento de la economía colombiana, se produjeron
migraciones masivas del campo a la ciudad (los campesinos no veían otra
alternativa para subsistir), por lo tanto, se aceleró la urbanización, la construcción
de obras públicas, creció el empleo y, como consecuencia directa, los trabajadores
comenzaron a asociarse exigiendo mejores condiciones laborales. Al mismo
tiempo, la industria cafetera y las empresas extranjeras encargadas de la
producción y exportación de banano y la explotación de petróleo y minerales
también se desarrollaban, necesitando mucha mano de obra en detrimento del
campesinado rural. Cada uno de estos obreros necesitó organizarse para luchar por
sus derechos como trabajadores. Estos fueron los orígenes de los primeros
movimientos sociales en Colombia.
Para finales de la primera década del siglo XX, el número de obreros frente a los
artesanos aumentó. Esto hizo que los obreros relevaran a los artesanos en la
dirección de las luchas y movimientos sociales. Así surgieron asociaciones obreras
como el Partido Obrero en 1916 y la Asamblea Obrera en 1919.
El conflicto social durante la segunda mitad del siglo XX
Se definen como una actividad organizada a largo plazo para promover o asegurar,
al margen de la esfera institucional establecida, un interés u objetivo común a través
de la acción colectiva
¿QUE PROVOCÓ LOS MOVIMIENTOS?
¿CÓMO SURGIERON?
Surgieron como una reacción a los cambios económicos de la época, que entre
otras cosas produjeron un detrimento de las condiciones laborales.
Simultáneamente, crecían las migraciones del campo a la ciudad, con lo cual los
trabajadores se organizaron en movimientos sociales para reclamar por sus
derechos y por mejores salarios.
La organización de los obreros en sindicatos y partidos políticos, y las luchas por el
mejoramiento de sus condiciones de vida y por la transformación de las estructuras
sociales, trajo como consecuencia el enfrentamiento de aquellos contra las élites
del país y contra el Estado.
Durante los gobiernos conservadores, las huelgas de los trabajadores fueron
duramente reprimidas y sus peticiones, poco escuchadas. Líderes, campesinos,
intelectuales y políticos simpatizantes de las luchas obreras y campesinas eran
perseguidos y encarcelados.
Artesanos y organizaciones obreras
Este ambiente de intolerancia frente a los movimientos sociales y a sus protestas
tuvo como máxima expresión la Masacre de las Bananeras, ocurrida el 16 de
diciembre de 1928.
Estos provocaron una transformación de las actividades productivas y de los modos
de organización rural y urbana. A su vez, generaron tensión en las relaciones entre
trabajadores y patrones lo que derivó en la formación de organizaciones laborales
y campesinas. Éstas exigían salarios justos, mejores condiciones de trabajo, tierra
para trabajar, entre otras peticiones, que buscaban mejorar la calidad de vida de los
trabajadores. Medidas que, por supuesto, no eran aceptadas fácilmente por los
patronos o por las clases adineradas.
El Artesano fue el principal encargado de dirigir las luchas y los movimientos
sociales. Se organizaron con los obreros y fundaron asociaciones como la Unión de
Industriales y Obreros en 1904 y la Unión Obrera Colombiana en 1913. A través de
estas organizaciones, los artesanos les trasmitieron una tradición organizativa y
combativa a los obreros.
LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN COLOMBIA SIGLO XX
Los obreros eran los trabajadores asalariados que laboraban en la trilla de café, el
procesamiento de alimentos, los textiles, los cultivos de bananos, las petroleras y el
sector de los transportes.
Centrales unitarias de trabajadores
Fue la primera mujer líder política en Colombia; dirigió la lucha por los derechos
civiles fundamentales de la población y por los derechos de los trabajadores
asalariados; encabezó la convocatoria y agitación de las huelgas obreras, colaboró
en la difusión de las ideas socialistas y participó en forma decisiva en la fundación
del Partido Socialista Revolucionario (PSR).
En 1925, se fundó la Confederación Obrera Nacional, CON y, en 1926, su brazo
político el Partido Socialista Revolucionario, PSR.
Hacia 1929, el PSR se alió con un sector radical del liberalismo para intentar la
primera revolución socialista en Colombia, la cual fracasó. Este hecho, causó una
crisis dentro del PSR de la cual surgiría el Partido Comunista Colombiano (PCC).
Esta masacre tuvo como trasfondo la huelga de trabajadores de la United Fruit
Company, iniciada en noviembre de 1928 en la región bananera del departamento
del Magdalena. Los trabajadores solicitaban la abolición del subcontrato, el aumento
de salarios y la eliminación del pago en bonos de compra. La compañía les negó el
pliego de peticiones. El gobierno de Abadía reprimió la huelga mandando un
contingente del ejército que abrió fuego contra una manifestación que se
desarrollaba en la población de Ciénaga. El saldo fue de más de mil trabajadores
muertos.
MOVIMIENTOS SOCIALES
Luego de la CON y del PSR, la clase obrera vio la necesidad de conformar una gran
central de trabajadores que juntara al mayor número de sindicatos del país.
Aprovechando el reformismo del gobierno de López y su legislación laboral, obreros
del liberalismo y del PCC formaron en 1938 la Confederación de Trabajadores de
Colombia, CTC.
Ocho años después, los jesuitas, con el partido conservador, formaron la Unión de
Trabajadores de Colombianos, UTC una central obrera de línea conservadora.
Desde un inicio, la clase obrera estuvo compuesta por mujeres, pues ellas, eran las
más contratadas en la industria textilera.
MOVIMIENTOS SOCIALES EN COLOMBIA
Los movimientos sociales en Colombia surgen a lo largo de la historia desde dife
rentes problemáticas sociales que han influido en los esquemas sociales que giran
alrededor de los mismos. Por consiguiente, el historiador Mauricio Archila hizo un
balance sobre las luchas sociales (Archila, 2001) que resulta útil pues permite
comprender cómo ha evolucionado el “deber ser” de las luchas sociales en
Colombia. Partiendo del trabajo de Archila, se presentan a continuación tres
momentos claves sobre el tema desde finales de la década de los cincuenta hasta
los setenta, momento en el cual nos encontramos con la aparición de los nuevos
movimientos sociales. En general, estos tres momentos están marcados por una
lectura economicista de la realidad. Hay que aclarar que la categoría de movimiento
social, como tal, no apareció como sujeto de estudio de las ciencias sociales sino
hasta finales de los setenta y principios de los ochenta, aun cuan- do es innegable
la existencia de movilizaciones sociales desde mucho tiempo atrás (Archila, 1994).
A finales de la década de los cincuenta las ciencias sociales en Colombia se
alimentaban del discurso desarrollista, inventado en el Norte, que pregonaba el
atraso del llamado Tercer Mundo.
Lo que se buscaba entonces era explicar el subdesarrollo y ofrecer soluciones al
mismo. Desde este punto de vista se hizo una lectura funcionalista de las
movilizaciones sociales. En este escenario, los sindicatos de trabajadores
asalariados, sobre todo, pero también los estudiantes y los campe- sinos eran
considerados actores fundamentales para el impulso del desarrollo, siempre y
cuando guardaran una estrecha relación con el Estado y no adoptaran ideologías
revolucionarias.
Posteriormente, al finalizar los sesenta, desde la academia se empezaron a hacer
lecturas marxistas de las problemáticas sociales, que tuvieron acogida gracias al
clima sociopolítico que trajo la oposición al Frente Nacional, la Revolución Cubana
y los crecientes movimientos estudiantiles en Europa y Norteamérica. Sin romper
definitivamente con la tradición eurocéntrica, el marxismo leninista ofreció una visión
de la acción colectiva que se centraba en el conflicto de clases. Así, el proletariado
fue la clase llamada a liderar la revolución, aunque necesitaba un actor externo que
la dirigiera: una élite intelectual agrupada en el partido del proletariado. En
conclusión, esta visión marxista naturalizaba la existencia de las clases sociales y
concebía que fuera la voluntad de la clase obrera el motor de cambio de la sociedad,
sin tener muy en cuenta otras condiciones objetivas (Archila, 2001).
El tercer momento que Archila identifica se puede ubicar a principios de los años
setenta con la aparición de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC)
y el éxito electoral de la Anapo. Con estos nuevos y diversos actores se hizo
necesaria una aproximación a las luchas sociales que trascendiera la clase. Se
comenzó a hablar no solo de proletariado sino de un conjunto de sectores oprimidos,
lo que se empezó a designar como pueblo. La mirada hacia lo popular estaba
apoyada principalmente, por un lado, por la vertiente maoísta del marxismo que
ponía al campesinado en el papel protagónico, y por el otro la teoría de la
dependencia que daba una lectura crítica del imperialismo y el desarrollo. Cabe
decir en este punto que, una vez más, la mirada a las luchas sociales se daba desde
una óptica extranjera, que, aunque se oponía al desarrollo capitalista seguía
teniendo como meta un desarrollo material. Entre las innovaciones en el
pensamiento sobre luchas sociales que trajo este momento se encuentran: ampliar
los fenómenos que atañían a las luchas sociales y considerar la esfera tanto de la
producción como del consumo en los conflictos sociales
(Archila, 2001). Aun cuando se amplió el espectro de comprensión y análisis de las
luchas sociales la idea de una unidad de clases, que ahora buscaba extenderse al
“pueblo”, seguía estando presente en los temores de la derecha y los anhelos de la
izquierda. El paro cívico de 1977, por su gran magnitud fue el primer y último
escenario en el que se hicieron reales esos imaginarios.
En conclusión, primero se entendió que la problemática social más grave tenía que
ver con el desarrollo del país y los actores principales fueron los sindicatos de
trabajadores asalariados. En segundo lugar, se rechazó el discurso desarrollista y
se reemplazó por la visión marxista que entendía como problema central de la
sociedad la lucha de clases. Por esta razón fueron los movimientos obreros los que
tenían que encabezar la acción social colectiva. Por último, se comprendió que tanto
la idea de desarrollo como de lucha de clases se quedaba corta para comprender
la diversidad de actores y problemas que existían en la sociedad. Así, se comenzó
a hablar del pueblo como un conjunto de sectores oprimidos que debían actuar a
través de la conformación de movimientos populares.
Tres cosas fueron constantes desde finales de los cincuenta hasta la década de los
setenta. La primera de ellas parece continuar hasta hoy en día y es que los
movimientos sociales se han pensado siempre a partir de modelos y teorías
extranjeras que ven los problemas sociales desde afuera. En segundo lugar, y
derivado del punto anterior, se encuentra el hecho de que lo económico estuvo
siempre en el centro del discurso sobre las problemáticas sociales a las que
respondían los movimientos, se hablaba continuamente de progreso en sentido
material. La última constante tiene que ver con la idea de que los actores sociales
(primero las clases y luego los sectores populares) eran una unidad cohesionada y,
en mayor o menor medida dependiendo del momento histórico, homogénea.
NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN COLOMBIA
Los movimientos sociales, denominados así, se da a finales de la década de los
setenta enmarcada, en el plano nacional, en la desaparición del Frente Nacional, en
1974. Esta estrategia de los partidos tradicionales colombianos buscaba calmar los
odios que había desencadeno el periodo de guerras civiles bipartidistas conocido
como La Violencia. Sin embargo, el Frente Nacional más que solucionar este
problema llevo a un serio decaimiento de la democracia al excluir toda forma de
oposición, llevar a la clientelización de los partidos políticos, dar autonomía a los
militares en el manejo del orden público y abandonar lo social. El régimen bi-
partidista llevó a que la sociedad civil se quedara sin intermediación política lo que
abonó el terreno para la radicalización y por lo tanto para la legitimación de una
creciente violencia guerrillera (Archila, 2002). La aparición de los movimientos
sociales está marcada también por una represión institucionalizada. En el gobierno
de Alfonso López Michelsen, después del Paro Cívico Nacional de 1977 se inició el
nombramiento de alcaldes militares en zonas de conflicto, se promovieron
mecanismos de limitación a las libertades personales y se comenzó el fenómeno de
desapariciones de activistas políticos. Después, en el gobierno de Julio césar
Turbay se promulgó el Estatuto de Seguridad que hizo punibles nuevas infracciones,
aumentó las penas y dio más control judicial a las fuerzas militares, entre otros.
En el plano económico son dos los fenómenos que marcan el contexto del
surgimiento de los nuevos movimientos sociales: En primer lugar, desde 1975 hasta
los ochentas se vivieron en el país ciclos de recesión e inflación. En segundo lugar,
las esperanzas de algunos sectores de que se priorizara en la agenda pública el
desarrollo económico por encima del crecimiento se vieron frustradas cuando los
dos gobiernos que iniciaron con el cierre del Frente Nacional persiguieron políticas
aperturistas de corte neoliberal. Este descontento se evidencia en el auge de los
movimientos cívicos y laborales desde 1975 (Archila, 2002).
Adicionalmente el país no se libró del flagelo de la violencia. Se destaca la aparición
de Muerte a Secuestradores (MAS) y el auge del M-19 y sus ofensivas como el robo
de armas a los militares en el Cantón Norte y la toma de la embajada de la República
Dominicana que dio pie a las primeras negociaciones entre el gobierno y un grupo
insurgente. Otro hecho que evidencia este crecimiento de grupos armados al
margen de la ley es la radicalización de la izquierda armada que responde a las
políticas internacionales del gobierno López Michelsen que incluyeron la alianza del
país con EEUU e Inglaterra en la guerra de las Malvinas y el quiebre de las
relaciones con Cuba que aíslan a Colombia de los países latinoamericanos.
Además, esta radicalización está alentada por el triunfo de la revolución sandinista
en 1979 (Archila, 2002).