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Componentes de la Afectividad
EMOCIONES: Estados que experimenta el sujeto tras recibir un estímulo, en los que se produce
una clara repercusión orgánica con cambios corporales internos (ritmo cardíaco o secreciones
hormonales) a los que se suman unas conductas explícitamente manifiestas (que varían en función
de la emoción experimentada), al tiempo que se produce una interpretación cognitiva de la
situación que ha ocasionado la emoción.
SENTIMIENTOS: al igual que en el caso de las emociones, los sentimientos llevan asociada una
repercusión orgánica, una serie de conductas y unos pensamientos; sin embargo, la intensidad de
la reacción del organismo es mucho más suave pero más duradera en el tiempo. Además, los
pensamientos que asociamos están más elaborados y condicionados por nuestra carga social y
cultural. Imaginemos una situación en la que sentimos miedo, si esa activación se prolongase
durante un largo período de tiempo, nuestro organismo acabaría sufriendo daños.
Educación Emocional
Hasta ahora hemos podido apreciar la importancia que tienen para nuestras vidas las
emociones, y hemos concluido que estas son educables. Es más, hoy por hoy, se acepta que una
correcta educación emocional, desde los primeros años, constituye una importante vía de
prevención, tanto de distintos tipos de trastornos como de conductas de riesgo.
Conocimiento Emocional
Conocer las emociones propias y las de los demás, comprender la diferencia entre
pensamientos, acciones y emociones, comprender las causas y consecuencias de las emociones,
evaluar la intensidad de las emociones.
Expresión Emocional
Regulación Emocional
LOS NIÑOS USAN EXPERIENCIAS POSITIVAS PARA AUMENTAR SUS PROPIAS ESTRATEGIAS DE
TRANQUILIZARSE A FIN DE SEGUIR ORGANIZADOS, Y EMPIEZAN A APRENDER A MANEJAR LOS
PROPIOS SENTIMIENTOS.
LOS NIÑOS NECESITAN QUE SUS CUIDADORES LOS TRANQUILICEN CUANDO ESTÁN
ANGUSTIADOS. SI ESTAS NECESIDADES SE SATISFACEN DE MANERA CONSTANTE SIN ESPERAS
LARGAS, LOS NIÑOS DESARROLLAN UNA PERCEPCIÓN DE SEGURIDAD Y CONFIANZA EN LAS
PERSONAS A SU ALREDEDOR.
Desde el nacimiento en adelante el niño/a ira adquiriendo capacidades para controlar las
distintas emociones que vayan surgiendo.
Control de autocontrol.
Autorregulación: Mecanismo del ser humano que le permite mantener constante el balance
psicológico. Para ello necesita de un sistema de feedback (o retroalimentación) de control que le
permita mantener el estatus en relación a una señal de control.
Pensar- siento-actuó
Autocontrol: El auto-control emocional es la capacidad que nos permite gestionar de forma
adecuada nuestras emociones y no permite que sean éstas, las que nos controlen a nosotros. De
lo que se trata es que todas las emociones, tanto las negativas como las positivas, se
experimenten y se expresen de forma adecuada.
Como ayudar a controlar las emociones en la primera infancia: Pasos Considerar las emociones,
tener palabras para nombrar y expresar aquello que pasa en el terreno emocional.
Ayudarle a verbalizar las emociones e incluso comunicar- cuando sea posible- las propias
emociones.
Reconocer y aceptar las mismas. Superar las emociones aprendiendo a vivir con ellas.
Experimentar que se es capaz de dominar las situaciones emocionales.
El camino no es reprimir, sino enseñarles y animarle a que vayan enfrentándose a ellas, creando
algunas que previsiblemente el niño pueda superar.
Las tres posibilidades fundamentales de llevar a cabo el control de las emociones cuando nos
asaltan son dominarlas, reprimirlas y modificarlas o canalizarlas.
Desarrollo Afectivo: Desde el momento del nacimiento, el bebé empieza a relacionarse con su
entorno. En esta relación, los estímulos sociales son especialmente relevantes. El niño depende
completamente de las personas que le rodean, de manera que va entablando relaciones con cada
una de ellas, llegando a vincularse a las mismas. Estos vínculos van a ir modificándose a medida
que el niño crece.
Los cambios se producirán tanto por las nuevas capacidades que el niño adquiere como por la
ampliación de los entornos a los que se va enfrentando. Nos encontramos ante un entramado en
el que interaccionan tanto las características innatas del bebé como las del entorno en el que se
desenvuelve, entre las que se incluyen los estímulos sociales.
El bebé manifiesta una serie de necesidades afectivas que deben ser cubiertas por el contexto:
oferta de oportunidades para experimentar emociones, aplicación de etiquetas verbales a las
emociones y definición de las reglas socialmente aceptadas para aquello que el niño está
experimentando. Como vemos, se trata de que las necesidades internas se manifiesten en
conductas externas que le llevan a buscar contactos en su entorno y a vincularse con esas
personas que le ayudan a sobrevivir.
Por un lado, podemos hablar de auto concepto, que sería la imagen que el sujeto tiene de sí
mismo en relación con unos datos objetivos que se le pueden atribuir (alto, bajo, rubio, ojos café,
etc.).
Por otro lado, la autoestima consiste en el valor que nosotros concedemos a esos datos que
conocemos de nosotros mismos (ser alto o rubio o pecoso ¿nos parece positivo o negativo?).
Como podemos apreciar, la autoestima supone una valoración, un juicio sobre aquello que nos
conforma.
¿Qué es la Autoestima?: La autoestima es la conciencia de una persona de su propio valor, el
punto más alto de lo que somos y de nuestras responsabilidades, con determinados aspectos
buenos y otros mejorables, y la sensación gratificante de querernos y aceptarnos como somos por
nosotros mismos y hacia nuestras relaciones. Es nuestro espejo real, que nos enseña cómo somos,
qué habilidades tenemos y cómo nos desarrollamos a través de nuestras experiencias y
expectativas. Es el resultado de la relación entre el carácter del niño y el ambiente en el que éste
se desarrolla.
Pirámide de Maslow:
FREUD: DESARROLLO PSICOSEXUAL ELLO: representa los instintos básicos del Ser Humano: amor
y odio, y se guía por el principio del placer.
SUPER YO: representa las exigencias éticas y morales del hombre. Es la voz de nuestra
conciencia y se guía por el principio del deber. Está en lucha interna con el Ello.
YO: Es la parte de la personalidad que está en contacto con la realidad. Toma decisiones de
forma libre y madura, sin dejar gobernarse ni por el Ello ni por el Súper Yo.
El nacimiento supone el primer choque del niño con el mundo, la ruptura del placer y la primera
frustración (sentimiento de angustia)
La succión y la forma de coger al niño cubre el principio de placer y las manifestaciones del ello
Las frustraciones de la realidad, demora en cubrir necesidades y acercamiento/distanciamiento
del objeto que las cubre, es un binomio para el nacimiento del yo y para su autonomía.
Zona erógena: mucosa anal. Control de esfínteres. Manifiesta gusto por verla y tocarla.
La figura que cubre sus necesidades está fuera del niño y es quien exige la aceptación del
principio de realidad.
Necesita de la afectividad de la figura que a su vez condiciona el principio de placerla relación
de ambivalencia está presente en el amor odio. El yo necesita poner en marcha mecanismos de
defensa para el equilibrio de la personalidad.
Necesita identificarse con los de su mismo sexo y amar y ser amado por el sexo contrario. Para
acercarse al sexo contrario necesita ser aceptado por los de su mismo sexo.
Nueva situación de ambivalencia amor/odio. Vuelven a funcionar los mecanismos del yo.
Parte de una visión del psicoanálisis freudiano añadiendo una dimensión psicosocial
Los modos de comportamiento del niño y su conducta social dependen del proceso de
desarrollo psicosocial
Confianza v/s desconfianza (0 – 1 año) Desde el nacimiento hasta la edad de un año, los niños
comienzan a desarrollar la capacidad de confiar en los demás basándose en la consistencia de sus
cuidadores (generalmente las madres y padres). Si la confianza se desarrolla con éxito, el niño/a
gana confianza y seguridad en el mundo a su alrededor y es capaz de sentirse seguro incluso
cuando está amenazado. No completar con éxito esta etapa puede dar lugar a una incapacidad
para confiar, y por lo tanto, una sensación de miedo por la inconsistencia del mundo. Puede dar
lugar a ansiedad, a inseguridades, y a una sensación excesiva de desconfianza en el mundo.
Autonomía v/s vergüenza y duda (2-3 a) Entre el primer y el tercer año, los niños comienzan a
afirmar su independencia, caminando lejos de su madre, escogiendo con qué juguete jugar, y
haciendo elecciones sobre lo que quiere usar para vestir, lo que desea comer, etc. Si se anima y
apoya la independencia creciente de los niños en esta etapa, se vuelven más confiados y seguros
respecto a su propia capacidad de sobrevivir en el mundo. Si los critican, controlan excesivamente,
o no se les da la oportunidad de afirmarse, comienzan a sentirse inadecuados en su capacidad de
sobrevivir, y pueden entonces volverse excesivamente dependiente de los demás, carecer de
autoestima, y tener una sensación de vergüenza o dudas acerca de sus propias capacidades.
Iniciativa v/s culpa (3-7 a): Etapa del juego Alrededor de los tres años y hasta los siete, los niños
se imponen o hacen valer con más frecuencia. Comienzan a planear actividades, inventan juegos,
e inician actividades con otras personas. Si se les da la oportunidad, los niños desarrollan una
sensación de iniciativa, y se sienten seguros de su capacidad para dirigir a otras personas y tomar
decisiones. Inversamente, si esta tendencia se ve frustrada con la crítica o el control, los niños
desarrollan un sentido de culpabilidad. Pueden sentirse como un fastidio para los demás y por lo
tanto, seguirán siendo seguidores, con falta de iniciativa.
Industriosidad frente a inferioridad: (7 a – pubertad) Desde los seis años hasta la pubertad, los
niños comienzan a desarrollar una sensación de orgullo en sus logros. Inician proyectos, los siguen
hasta terminarlos, y se sienten bien por lo que han alcanzado. Durante este tiempo, los profesores
desempeñan un papel creciente en el desarrollo del niño. Si se anima y refuerza a los niños por su
iniciativa, comienzan a sentirse trabajadores y tener confianza en su capacidad para alcanzar
metas. Si esta iniciativa no se anima y es restringida por los padres o profesores, el niño comienza
a sentirse inferior, dudando de sus propias capacidades.
EL NIÑO INTERACTUA CON LOS ENTORNOS DONDE VIVE: MICROSISTEMA: Familia, centro
educativo, lugares de juego MESOSISTEMA: relaciones entre los distintos microsistemas
EXOSISTEMA: escenario social, condiciones ambientales, sanidad, vivienda, impuestos ¿?
MACROSISTEMA: cultura y subcultura del niño. Sistema político.
DESARROLLO EMOCIONAL SEGÚN SPITZ
Iº ESTADIO: PRE-OBJETAL (0 a 3 meses) Este estadio coincide con el del narcisismo primario, en
el que se da la indiferenciación entre sí mismo y el medio. Se inicia con el traumatismo del
nacimiento, estado transitorio de excitación que se va superando durante los primeros días de
vida para dar lugar a un estado de sosiego. Este proceso fisiológico servirá de base a una conducta
psicológica posterior: la angustia.
Alrededor de los 2 meses y medio, cuando percibe un rostro humano, lo sigue con la mirada en
todos los movimientos. Responderá, fundamentalmente, al rostro de frente, por ser el que percibe
con mayor asiduidad en los momentos de mamada, cambiada y juego. Este rostro será lo primero
que se establezca como señal y se transformará en el objeto precursor a partir de los 3 meses.
IIº ESTADIO: DEL OBJETO PRECURSOR (3 meses) PRIMER ORGANIZADOR: La sonrisa Esta etapa es
la del tránsito de la pasividad total al comportamiento activo. Se caracteriza por la aparición de
una reacción particular y específica: la sonrisa frente al rostro del adulto que se muestre de frente,
con ambos ojos bien visibles. Pero no es ésta una verdadera relación objetal, pues lo que produce
la respuesta es lo que Spitz llama una Gestalt señal. El bebé no reconoce cualidades especiales ni
esenciales, sólo atributos superficiales ya que responde a cualquier rostro de frente y deja de
hacerlo si éste se coloca de perfil.
La señal es pasajera; pertenece a las cosas más que a los objetos. Sin embargo, permite conocer la
primera respuesta a un estímulo externo. Por ello tiene un lugar en la genealogía del objeto ya
que, el niño siguiendo a su madre y utilizándola como intérprete de la acción y del conocimiento,
logra establecer la Gestalt señal, pudiendo separar del caos un elemento con valor significativo.
La señal es entonces, la precursora del objeto, la sonrisa del bebé la relación pre objetal. Se
puede comprender la importancia primordial que tiene en el contacto social del niño, la actitud
afectiva de la madre (o figura sustituta) y la ternura que ella le brinda, ya que esto le permitirá
vivir experiencias cuya calidad estará determinada por el cariño y la seguridad recibidos. Los dos
factores: madre (con su individualidad formada), niño (con su individualidad en formación), serán
los que interactúen y permitan la evolución del proceso.
Este segundo estadio señala el punto en el cual el niño se separa de la recepción interna y se
acerca a la percepción de los estímulos del medio y además señala la iniciación rudimentaria del
YO, a través de canalizar energías con una acción desplegada al exterior. Desde los 3 a los 6
meses, el niño se dedica a explorar el terreno que conquistó, utilizando las nuevas posibilidades
que su proceso de maduración le ofrece. Se incrementan los intercambios entre el niño y el
objeto, pasa de la pasividad a la acción pudiendo así conocer los límites de sus capacidades y
transformar en actos sus impulsos agresivos y libidinales.
La angustia es análoga a la sonrisa, pues ambas se originan frente al compañero humano; pero
ahora no es cualquier compañero, sino el recuerdo de su madre y sólo esto, el que la produce. Hay
entonces, auténtica relación objetal: su madre se transforma en el objeto de la líbido, el niño
rechaza todo lo demás y se relaciona con ella en un verdadero sentido de dependencia. La busca,
llora si no está, descarga con intención las tensiones de afecto, permitiendo reducir la tensión del
psiquismo y aumentar las reservas de placer.
SEGUNDO AÑO DE VIDA IIIº ESTADIO: DEL OBJETO PROPIAMENTE DICHO Cuando el niño
comienza a caminar, aparecen en su vida nuevas dificultades: peligros que no sabe evitar,
problemas que no puede manejar. Además, puede voluntariamente alejarse de su mamá y volver
a ella cuando lo desee. La comunicación en este período pasa al plano verbal y gestual, no
dependiendo sólo del contacto corporal.
Se produce en este momento, otro gran cambio, la figura que hasta ahora satisfacía todos sus
requerimientos, debe comenzar a frenar sus impulsos, a darle órdenes y a prohibirle cosas. El
objeto de su amor lo frustra y se transforma en objeto agresor.
El niño se identifica con él para preservar la imagen interna que tiene y vuelve el No contra el
objeto libidinal. Se inicia así la etapa del negativismo. Desde los 8 a los 18 meses se ajusta el
principio de realidad; ello le permitirá organizar sus impulsos y gobernar su Yo por medio de las
relaciones objetales. El negativismo, da origen a la comunicación a distancia. El No tiene así el
valor de ser, no sólo el tercer organizador sino también, la primer palabra con verdadero
contenido social.
DESTETE: Durante los primeros 12 meses de vida se producirá una situación de gran contenido
afectivo para la pareja madre niño: el Destete. El hecho de amamantar a un niño, implica un
compromiso de mutuo placer y comunicación que no debe romperse bruscamente para evitar una
frustración difícil de superar. Sin embargo, tampoco puede extenderse exageradamente, porque
significaría detención en el crecimiento del niño. Como situación emocional implica el primer pasó
de independencia, y físicamente, la satisfacción de nuevas necesidades de exploración que ya no
están centradas en la succión.
La aparición de los dientes trae consigo la capacidad de nuevas acciones, tales como morder y
chupar. Además, estas conductas le permitirán canalizar sus deseos de agresión, usando los
nuevos elementos físicos (dientes) para desgarrar, roer, romper. Dicha descarga debe hacerse con
los objetos adecuados, evitando que, una respuesta externa negativa (como la de la mamá
“mordida” mientras lo alimenta) traiga una sensación de culpa y lo lleve a volverla contra sí
mismo.
El Destete no deberá coincidir con la angustia de los 8 meses, ya que ello implicaría una excesiva
carga para el niño, ni retardarse de modo que éste vea interrumpido su proceso lógico de
separación gradual de su mamá. No se fija un momento exacto pero se aconseja un período
aproximado, alrededor de los 6 meses, que es el que se va a ver enriquecido por las nuevas
adquisiciones afectivas y psicomotrices, así como por el desarrollo corporal.