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LA INNOVACIÓN Y SU IMPACTO EN EL DESARROLLO

ECONÓMICO
AVILA BARRIOS, Delia; FRANCO ORTIZ, Reyna Briz.

Resumen

El presente trabajo de investigación pretende medir y analizar algunas


experiencias representativas a nivel mundial respecto a la relación entre
innovación y desarrollo económico, en países tales como: India, China, Estados
Unidos de Norteamérica y Brasil; sin embargo, las conclusiones y el ámbito de
aplicación de los resultados que se obtengan se pretende sean comparables y
aplicables en el caso mexicano.
Si bien es un análisis prospectivo, desde el punto de vista histórico,
partirá de la revisión de la Revolución de la Información que comenzó en la
década de los 80s y se generalizó a través de las Tecnologías de la
Información y Comunicación (TIC) en la década de los 90s, con el propósito de
obtener un esquema que dé cuenta de las principales transformaciones que la
economía ha presentado ante ésos y los más recientes hitos innovadores que
han transformado a las TIC en Tecnologías de la Información y el Conocimiento
(TICs) en la actualidad. Por lo anterior, el marco geográfico en el que se
desarrollará la presente investigación considera cada uno de los estados de la
República Mexicana, utilizando estadísticas que midan y evidencien el impacto
de la innovación en la actividad económica a nivel industrial.

Palabras clave: innovación, desarrollo, conocimiento, competitividad, TIC.

Abstract

This research intends to measure and to analyze some representative


experiences on a worldwide basis with respect to the relation between
innovation and economic development, in countries such as: India, Chinese,
United States and Brazil; nevertheless, the conclusions and the environment of
application of the results that we will obtain with this intends to be comparable
and applicable in the Mexican case.
Though it is a forecast, since the historic point of view, we will leave from
the review of the Revolution of the Information that began at the 80s and was
generalized through the Information and Communications Technology (ICT) in
the 90s, in order to get a plan that realize the main transformations that the
economy has presented before those and, most recent, innovative milestones
that have transformed to the ICT as Information and Knowledge Technologies.
Therefore, the geographical framework in which will develop the present
investigation considers each one of the states of the Mexican Republic, utilizing
statistics that measure and show the impact of the innovation in the economic
activity to industrial level.

Keywords: innovation, development, knowledge, competitiveness, ICT.

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Introducción

Así como para la elección de una profesión se hace hincapié en la vocación y


en las aptitudes y habilidades personales para elegirla, en la actualidad
también se podría considerar que una importante proporción para el desarrollo
y crecimiento económico de una nación depende de su vocación, de sus
aptitudes y de las habilidades predominantes en sus organizaciones y
habitantes.
Por otra parte, la innovación en sus diversos orígenes y ámbitos de
aplicación puede diferenciar las vocaciones, aptitudes y habilidades al interior y
al exterior de los países.
En el pasado, considerar la función de Tecnologías de la Información
(TI) de una organización como una función meramente de soporte –una función
separada y diferenciada del resto de la administración gubernamental– era una
práctica común. Actualmente, la mayor parte de la inversión en infraestructura y
nuevas aplicaciones de tecnologías abarcan líneas y funciones del gobierno.
Por consiguiente, los gerentes de TI sienten cada vez más la necesidad de
aumentar las relaciones entre TI y la Administración Gubernamental.
Si dicha innovación tiene impactos en sectores tales como la educación,
la salud y el desarrollo social y si podemos establecer una forma de medición
que evidencie el vínculo entre dichos ámbitos y el desarrollo económico de
manera irrefutable, podríamos comprobar que la innovación tiene un impacto
directo en la economía y, con ello, se podría verificar también que la innovación
deja atrás su papel como apoyo en las funciones cotidianas y comienza a
adquirir características de una industria sustantiva para el crecimiento
económico.
Por lo anterior surge la intención de profundizar en la idea sobre la
medición del impacto de la innovación en el desarrollo económico de un país y
concretarla como propuesta de protocolo de tesis doctoral.

Pregunta principal

¿Cómo se puede medir el impacto de la innovación en el desarrollo económico


y cuáles son las implicaciones de dicho impacto?

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Problema

El uso y aprovechamiento de nuevos procesos no siempre y no forzosamente


se traduce en un mejor funcionamiento, con mayor calidad ni con un
incremento de la productividad, puesto que cuando se trata de utilizar
determinada tecnología de vanguardia no todos los colaboradores implicados
en su uso tienen los conocimientos o la voluntad para acceder a dicho cambio,
lo cual termina por multiplicar y repetir funciones en las que se desaprovechan
tiempo, recursos materiales así como humanos, y se inutiliza por completo el
intento de modernización propuesto. Como complemento de la situación
descrita, también puede presentarse cierto desperdicio o desmotivación a
generar ideas innovadoras que resulten en una utilidad personal, grupal o
nacional, por no existir el adecuado sistema de estímulos, principalmente
económicos, para desarrollarlas.
Si suponemos que la innovación, vista como tecnologías, como nuevos
descubrimientos (patentes), como nuevo conocimiento (capacitación) o como
reingeniería de procesos, puede evaluarse y medirse con mayor claridad en las
actividades pertenecientes al sector industrial, entonces el aprovechamiento de
la innovación en diversos ámbitos, tales como la salud, la educación y el
desarrollo social, sería la clave para la solución de los principales problemas en
dichas áreas y, por ende, se supondría que impacta también en el desarrollo
económico y en la solución de problemas graves y urgentes como el cambio
climático, el analfabetismo, el hambre y la pobreza extrema, las medidas a
tomar ante desastres naturales, el tratamiento de enfermedades incurables o la
aparición de pandemias.
En la actualidad, pese a todos los desarrollos tecnológicos y
descubrimientos que se realizan y se superan a sí mismos día a día, los
grandes problemas económicos siguen prevaleciendo y, en muchos casos,
agravándose con el paso del tiempo; sin embargo, existe una posibilidad de
que el problema no radique en el desarrollo innovador, sino en el propósito
original por el que surge la innovación o que no le estemos dando el uso o el
cauce más conveniente a los descubrimientos que dicha innovación trae
consigo en las diferentes áreas económicas.

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Por otra parte, abordando de forma particular el caso mexicano,
podremos encontrar que de manera adicional a la problemática descrita, en
nuestro país respecto al tema de innovación tenemos una transferencia de
tecnología que, originalmente, ni siquiera estaba concebida para México y que
profundiza las diferencias tecnológicas y de innovación al interior, puesto que
dicha transferencia tiene mayor probabilidad de llegar primero a zonas urbanas
o a regiones fronterizas que tengan importantes vínculos al exterior o con los
lugares donde justamente comenzó la innovación en cuestión, y ante lo cual se
ampliarían las brechas tecnológicas, económicas y de desarrollo al interior del
país.

Objetivo

Medir el impacto de la innovación en el desarrollo económico de los estados de


la República Mexicana.
Objetivos específicos:
 Realizar una medición de la situación de la innovación a nivel
industria en los estados de la República Mexicana.
 Analizar la evidencia empírica que las experiencias mundiales más
relevantes destacan para medir el impacto final obtenido de la
innovación a nivel económico.
 Proponer, como consecuencia de la medición, un modelo del uso de
la innovación a nivel industrial que tenga impacto en el desarrollo
económico de los estados de México y que impulse la competitividad
como país en el resto del mundo.

Hipótesis

La innovación tiene un impacto en el desarrollo económico si se ve reflejada, a


nivel industrial, desde una perspectiva técnica y, a nivel de desarrollo humano,
desde el punto de vista social.
La evaluación que requiere ésta hipótesis estará orientada a medir el
incremento en productividad y eficiencia que una innovación genere en las
industrias estatales al ponerse en marcha y modificar determinado proceso,
sistema productivo o estructura económica.
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Metodología para comprobar la hipótesis

Dado que la información estadística respecto al tema de innovación,


productividad y su relación con el desarrollo económico es limitada o, en
algunos casos, inexistente y con inclusión de series de tiempo con pocos años,
se pretende manejar un modelo de datos de panel que vincule en cortes
transversales la información estadística de la implementación de TIC en las
industrias estatales, con ello medir su impacto a dicho nivel, y, a su vez, medir
esos cambios a través del marco teórico propuesto en su impacto a nivel de
desarrollo económico y social en general (Pulido San Román, 1966).
La metodología a emplear, derivado de los dos escenarios mencionados,
uno técnico y otro social, será la de, en un primer momento, hacer las
mediciones en lo referente a la parte técnica, para lo cual se empleará el Censo
Industrial que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de
México, elabora cada cinco años, utilizando así los correspondientes a los años
1999, 2004 y 2008 y con ellos medir los cambios que a partir del uso de TIC e
innovaciones en general en las industrias estatales se vean reflejadas en el
Censo.
Con la información obtenida en el paso anterior, se elaborará una nueva
medición de los cambios reflejados en los Censos Industriales como resultado
de la innovación sobre el entorno económico-social de cada uno de los estados
de la República Mexicana, a través de su incidencia en el Índice de Desarrollo
Humano o, de no contar con los datos estadísticos suficientes para establecer
la relación correspondiente, se empleará una aproximación al mismo y que
considere el desarrollo humano como función de la innovación expresada como
Formación Bruta de Capital Fijo (FBKF), gasto en equipo de cómputo (G TIC) y
calidad de mano de obra especializada (MOTIC).
En este punto se realizará el análisis econométrico de tres regresiones
en las que educación, salud y PIBpc (Producto Interno Bruto per cápita), se
vean impactados por las variables mencionadas en el párrafo anterior: FBKF,
GTIC y MOTIC.
De ser verificada la hipótesis propuesta con las dos mediciones
mencionadas, se evaluará el modelo que maximice la introducción de

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innovación en industrias estatales mexicanas y, con la correspondiente
consideración respecto a las diferencias regionales que se evidencien en
nuestro país, se tratará de hacer la generalización del modelo de medición
obtenido.
Desde el punto de vista de la economía de la información, no podemos
ignorar que el marco en el que se desarrolla la economía actual se caracteriza
por el exceso de información, la continua informatización y automatización de
los procesos, la modernización y actualización de las técnicas gerenciales, la
agudización de la competencia entre las organizaciones y como marco general
el acelerado proceso de globalización económica (Marrero Rodríguez, 2002).
La verificación de la hipótesis propuesta requiere de una cultura de
medición, en la cual el efecto de las competencias se pueda verificar fácil y/o
rápidamente y que no forme parte de los procesos que ya se incluyen dentro de
la cadena de valor, para que, de comprobarse la misma, se esté en posibilidad
de generalizar el modelo.
Asimismo, respecto al planteamiento de la base de datos a utilizar y
partiendo del supuesto mencionado al inicio del impacto de la innovación a
nivel industrial, se pretende utilizar la información del Censo Industrial
elaborado por el INEGI de México, de los años 1999, 2004 y 2008, para medir
cómo se ve afectada la productividad industrial ante la introducción de
innovación o TIC en sus procesos productivos y con ello conseguir una medida
de la innovación industrial.
También se pretende medir el impacto que esos cambios a nivel
industria generan en el desarrollo económico, a través de indicadores que
midan los cambios ocurridos en la Salud, la Educación y la distribución del
ingreso, vía el PIBpc, en donde posiblemente podría funcionar el Índice de
Desarrollo Humano (IDH) de México, de los años 2000 y 2005, o, en su
defecto, una aproximación del mismo y que refleje tales datos.
De considerarse pertinente, para un análisis en los cambios
institucionales y públicos que la innovación produce y se ven reflejados en el
desarrollo económico, se puede emplear el Índice de Funcionalidad basado en
el enfoque evolutivo (Sandoval-Almazán & Gil-García, 2006), el cual presenta
estadísticas nacionales para evaluar al gobierno electrónico en nuestro país y
con ese dato medir la función institucional que los gobiernos estatales tienen en

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la introducción de la innovación y en su impacto a nivel económico, dato que
podría ser relevante en lo referente a la innovación social y hacia el exterior, al
poderlo comparar con indicadores internacionales similares.

Capitulado

Capítulo I. Teoría de los procesos de Innovación; en este capítulo se


realizó la aproximación teórico-conceptual que se empleará a lo largo de este
trabajo, con el propósito de entender la relación que la innovación ha traído en
el ámbito económico, lo cual se pretende evidenciar a través de su impacto, en
un primer momento, a nivel industrial y, posteriormente, en el desarrollo social.
Capítulo II. Medición de la innovación industrial en los estados de la
República Mexicana; éste capítulo se desarrolla teniendo como referencia los
Censos Industriales que en México elabora el INEGI y con los cuales se
pretende medir la evolución en el uso de tecnologías en las diferentes
industrias estatales y evidenciar el dinamismo que la innovación puede generar
al interior de una industria que la emplea, entendiendo dicho dinamismo como
alcances y como límites. Éste capítulo permitirá estandarizar las mediciones
locales con las internacionales y de ello derivar un análisis comparativo.
Capítulo III. Medición social del impacto de la innovación en México; en
esta sección se pretende verificar si la medición y el análisis comparativo
internacional desarrollado en el capítulo precedente está relacionada, en el
ámbito social, con el Índice de Desarrollo Humano a través de su impacto en
sus componentes de educación, salud y distribución del ingreso; a través de lo
cual se comprobaría el impacto de la innovación en el desarrollo económico.
Capítulo IV. Modelo para medir la innovación industrial a nivel estatal y
su impacto en el desarrollo económico de México; de ser comprobable la
relación entre innovación y desarrollo económico, como está propuesto en los
capítulos II y III, en éste último capítulo del trabajo se pretende proponer un
modelo para medir la innovación industrial que sea comparable con modelos
similares a nivel internacional y que indique con toda claridad el impacto de la
innovación a nivel local en el desarrollo económico y en nuestra posición
competitiva internacional.

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Avances de la investigación

Al hablar de innovación, prácticamente de forma automática nos trasladamos al


futuro y pensamos en los diferentes descubrimientos que se harán a lo largo
del tiempo y que, consideramos, invariablemente beneficiarán nuestras labores
y actividades cotidianas.
Por otra parte, tratando de establecer la relación o el efecto que dicha
innovación puede tener en el desarrollo económico de una nación, nos
encontramos, en primera instancia, con la importancia de definir lo más
acertadamente ambos conceptos para que, una vez obtenida esa acotación,
estar en posibilidad de definir las variables o los parámetros en los que se
encuentran relacionados y, con ello, establecer ese vínculo de causalidad
(Jasso Villazul, 1999).
Así, haciendo una revisión en la literatura económica de cómo ha sido
analizado el desarrollo económico, nos encontramos con que es un concepto
que per se presenta cierto nivel de complejidad, desde su análisis histórico, los
diferentes puntos de vista para definirlo, para abordarlo y las diferentes
opciones que se supone existen para impulsarlo.
Tenemos autores como Landes (1998), Lewis (1998) y Kuznets (1955)
que nos presentan los problemas de desarrollo desde el punto de vista
geográfico, dividiendo las regiones en dos polos, norte y sur, y precisamente de
esa división derivan las diferencias en cuanto a desarrollo económico; otros de
los motivos de diferenciación que consideran son la productividad y el pago
justo de la misma, la asignación original y la redistribución de los insumos de
producción en los diferentes países y regiones del mundo, el entorno religioso,
el nivel cultural y el grado educativo, entre otros; sin embargo, es precisamente
en este tipo de factores que el presente trabajo pretende incidir, puesto que la
mayoría de éstos autores e investigadores clásicos del desarrollo económico
enfatizan los limitantes que la innovación y el avance tecnológico han tenido
para efectivamente impactar en el desarrollo económico.
Estos autores argumentan que desde la misma Revolución Industrial en
el siglo XVIII, o en cualquier avance innovador previo, el objetivo para dicho
fenómeno fue el interés por la supremacía, el dominio, el control y la
apropiación del poder de una región, de un país o de un grupo o persona sobre

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sus similares. Landes, en el capítulo 14 de su libro, La riqueza y la pobreza de
las naciones. Porque algunas son tan ricas y algunas tan pobres, menciona
que el estímulo para desarrollar innovación en esa época, en general, era la
fama, razón por la cual la ciencia era vista como un concurso en el que lo más
importante redundaba en conseguir seguidores; sin embargo para que dicha
innovación incidiera de manera efectiva en el desarrollo económico sus motivos
tuvieron que cambiar hacia una visión de mercado, a través de la cual se
modificó la distribución de recursos y con ello se estableció la base tecnológica
necesaria para el progreso. Proposición que al paso del tiempo ha perdurado y
en nuestros días se puede verificar en trabajos que Sen (1998), Ranis (2004),
Maddison (1994), en el ámbito internacional, y Carreón (1998; 2001), en el
entorno nacional, han desarrollado, ya sea retomando y actualizando los
argumentos de Lewis y Kuznets, o tratando de modelar la competencia
económica, la innovación y sus costos a través de los preceptos que Cournot
estableció en 1838 en su modelo y en el que el comportamiento de los actores
económicos se supone funciona de manera sencilla, por lo que el equilibrio se
deja sea establecido por el mercado. Existe cierto costo social, menor que en
un modelo monopólico pero mayor que en competencia perfecta, y en el que el
principal interés de un agente que pretende innovar, desde esta perspectiva, es
obtener una ganancia perpetua por haber introducido ese nuevo proceso al
sistema económico; interés que en nuestros días puede ser verificado a través
del registro de una patente y que confirma tales argumentos y que, lo más
preocupante, son las que probablemente impiden la difusión de las
externalidades y los efectos positivos que la innovación realmente podría
alcanzar.
A pesar de los autores mencionados, en la literatura actual no existe un
desarrollo en el que a partir de la evidencia histórica y de la conceptualización
se identifiquen y formalicen los cambios que se han presentado en el proceso
de innovación tecnológica. De hecho, en los trabajos existentes no se
considera que la innovación tecnológica ha cambiado de naturaleza en los
últimos 250 años, sino que sólo ha cambiado de ritmo (Benavides, 2004).
Durante la década pasada, México dio un gran paso a un progreso
significativo hacia la estabilidad macroeconómica y emprendió importantes
reformas estructurales para abrir aún más la economía al comercio y la

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inversión, y mejorar el funcionamiento de los mercados de productos y
servicios. Sin embargo, el crecimiento potencial del PIB es todavía demasiado
bajo para eliminar la diferencia en estándares de vida con respecto a los países
más ricos de la OCDE y reducir la pobreza ampliamente difundida. México se
esfuerza cada vez más por competir con muchas otras grandes economías
emergentes, que están construyendo sus capacidades para aprovechar los
beneficios de la globalización a un ritmo mucho más rápido (OCDE-CONACYT,
2009).
Una razón importante es que los tomadores de decisiones de los
sectores público y privado en México se han percatado con lentitud de la
importancia de la inversión en innovación como impulsora del crecimiento y la
competitividad. Perder competitividad en actividades basadas en el
conocimiento puede convertirse en un proceso autorreforzador que resulta
cada vez más difícil de revertir porque las débiles capacidades innovadoras
limitan las oportunidades ofrecidas por las repercusiones internacionales de la
creciente inversión en conocimiento. Para proporcionar a la economía
mexicana un crecimiento más fuerte y sostenible, se requieren esfuerzos
renovados de reforma en un frente amplío, motivados por un sentido de
urgencia y de visión y respaldados por un compromiso y un liderazgo políticos
fuertes.
Para crear un México innovador capaz de cubrir las crecientes
necesidades y aspiraciones de los ciudadanos (estándares de vida más altos,
una mejor salud, seguridad y medio ambiente mejores, una vida cultural
enriquecida, etc.), el gobierno debe comprometerse a fijar sus políticas de
acuerdo con este objetivo. Deberá apoyar estrategias empresariales e
iniciativas de la sociedad civil para estimular todas las formas de creatividad e
innovación individuales y colectivas. Impulsar la inversión en capital humano,
sobre todo en educación, y fomentar la innovación en el sector empresarial
será crucial para lograr esta meta.
La falta de un crecimiento robusto de la productividad y el bajo
desempeño innovador general del sector empresarial (medidos, por ejemplo,
por contribuciones y resultados de innovación, así como la creación de
empresas basadas en la tecnología), junto con el aumento de los costos
unitarios relativos de mano de obra de México desde fines de la década de

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1990, han tendido a erosionar la competitividad internacional del país, en
especial con respecto a economías emergentes como China, la cual, a partir de
2003, desplazó a México como el segundo socio comercial más grande de
Estados Unidos de América después de Canadá y ha aumentado de manera
significativa su inversión en ciencia, tecnología, innovación y capital humano
durante la última década.
Las experiencias de los países de la OCDE muestran que el desempeño
de los sistemas de innovación se basa en varios factores o condiciones que
están lejos de cubrirse con eficacia en México:
 Reconocimiento político de la importancia de las inversiones
relacionadas con el conocimiento junto con asignaciones
presupuestarias apropiadas;
 Mecanismos gubernamentales sólidos que aseguren la participación
de los interesados en la definición de orientaciones y prioridades de
política, así como la gestión eficiente de la puesta en marcha de
políticas;
 Una mezcla de políticas que se ajuste a los retos enfrentados por el
sistema innovador y flexibilidad institucional que permitan respuestas
adaptativas de políticas;
 La existencia de condiciones estructurales para el entorno
empresarial que afecten de manera positiva los incentivos y la
capacidad de las empresas de innovar (por ejemplo, acceso a capital,
regímenes de competencia y propiedad intelectual);
 Infraestructura física y de TIC que facilite la ubicación y desarrollo de
plataformas de inversión en conocimiento e innovación, y
 Una fuerza de trabajo bien educada y sostenida para desarrollar el
capital humano calificado.
México tiene que avanzar en todos estos frentes para asegurar que la
mayor inversión pública y privada en conocimiento contribuya de hecho tanto a
aumentar la capacidad innovadora de su economía como a cubrir los desafíos
sociales que su población encara.
No obstante los valiosos esfuerzos por reforzar la infraestructura
tecnológica y mejorar el acceso a los servicios tecnológicos, la inmensa

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mayoría de las empresas pequeñas y medianas (PyME) mexicanas aún
carecen de la capacidad para introducir y administrar actividades de
innovación, debido en parte al bajo nivel de calificaciones de sus trabajadores y
su equipo directivo.
Las debilidades crónicas del sistema de innovación de México continúan
obstaculizando el surgimiento de una dinámica virtuosa en la que la producción
de conocimiento y su difusión y uso se refuercen mutuamente y rindan
beneficios en crecimiento económico y bienestar social. Vencerlas representa
retos pendientes al diseño, el gobierno, el financiamiento y la puesta en marcha
de la política de Ciencia y Tecnología (C+T) e innovación de México en los
años futuros.
Por otra parte, respecto a la definición de innovación que nos pueda
ayudar en los propósitos de este análisis tenemos que, de entrada, no es una
tarea menos complicada que la realizada en la definición de desarrollo
económico, y menos aún si tenemos la intención de relacionar ambos
conceptos; sin embargo, se puede emplear la definición que hoy en día maneja
el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) en nuestro país, en
el cual se define la innovación como la generación de una idea aplicable, que
surge en un centro de investigación y de la cual, al implementarse de manera
exitosa, se puede obtener un beneficio (principalmente económico).
No obstante la propuesta anterior, el propio CONACYT reconoce que
existen tres grandes obstáculos que impiden que dicha innovación genere todo
el beneficio que se espera de ella: 1) la falta de confianza en la propia
innovación o en el generador de la misma; 2) la inexistencia de planes o
programas que utilicen la innovación y, 3) los problemas de comunicación entre
los creadores de la innovación y la industria en donde sería aplicable tal
descubrimiento y que redundan en complicaciones para la vinculación entre
ambos. Por lo anterior, el CONACYT recientemente está impulsando la figura
del bróker tecnológico, cuya función sería la de cubrir esa ausencia de
vinculación a través del desarrollo de revisiones técnicas, la traducción de las
auténticas necesidades en la industria y, con ello, lograr una auténtica
comunicación (OCDE-CONACYT, 2009). Cabe mencionar, que a pesar de esta
postura e interés del Consejo por fomentar la innovación en nuestro país, la
realidad es que sus trabajos y esfuerzos se ven limitados y mermados por

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ciertos problemas de definición y estructura respecto a la calidad de la
innovación desarrollada, lo cual ha originado la proliferación de científicos e
investigadores que, como estableció Landes (1998), sólo buscan la fama o el
reconocimiento y que es el tipo de innovación que no tiene mayor impacto en
nuestro desarrollo económico.
Por Tecnologías de la Información entenderemos a "aquellas
herramientas y métodos empleados para recabar, retener, manipular o distribuir
información. La tecnología de la información se encuentra generalmente
asociada con las computadoras y las tecnologías afines aplicadas a la toma de
decisiones” (Bologna & Walsh, 1997).
Es necesario un cambio en el rol de las Tecnologías de la Información y
Comunicaciones (TIC) para extraer el máximo rendimiento a una inversión en
las mismas y usar la tecnología como un arma de progreso. De esta forma se
consigue que la actitud de las TIC frente al gobierno pase de ser meramente
reactiva a ser proactiva, anticipándose a las necesidades de la organización y
al mismo tiempo ofrecer un progreso a la par de las nuevas herramientas
tecnológicas. La investigación de las prácticas de gestión de TIC en cientos de
compañías y de gobiernos en todo el mundo ha revelado que la mayoría de las
organizaciones no están optimizando su inversión en dicho rubro, ya que se
puede observar que el factor diferenciador entre los que consiguen optimizar la
inversión y los que no, radica en la participación conjunta de las Direcciones
Administrativas y de TI en las decisiones clave de TIC. La correcta participación
de los gerentes en dichas decisiones, aporta un valor real a la inversión en TIC
al tiempo que sirven para evitar desastres relacionados. En estos tiempos se
dan numerosos cambios en TIC y en la construcción de redes informáticas que
están enfocados en la necesidad de manejar mejor los riesgos relacionados
con las actividades regidas y administradas por dichas tecnologías. La
dependencia de la información electrónica y de los sistemas de TIC es esencial
para respaldar procesos críticos dentro del gobierno y los negocios exitosos
necesitan manejar mejor la compleja tecnología que predomina en todas sus
organizaciones para responder rápida y eficazmente a las necesidades del
negocio. Además, el entorno regulador está exigiendo un control mucho más
estricto sobre la información, lo cual, a su vez, está condicionado por el
incremento de la importancia de desastres en los sistemas de información y el

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incremento de los fraudes electrónicos. Por lo que la gestión de los riesgos
relacionados con TIC está siendo entendida ahora como una parte clave tanto
de los gobiernos como de las empresas.
Las TI están cambiando la forma tradicional de hacer las cosas, las
personas que trabajan en gobierno, en empresas privadas, que dirigen
personal o que trabajan como profesional en cualquier campo, utilizan las TIC
cotidianamente mediante el uso de Internet, las tarjetas de crédito, el pago
electrónico de la nómina, entre otras funciones; es por eso que su función en
los procesos de Gobierno para el acceso a información electrónica y los
procesos de las empresas como manufactura y ventas, se han expandido
enormemente. La primera generación de computadoras estaba destinada a
guardar los registros y monitorear el desempeño operativo de las empresas,
pero la información no era oportuna, ya que el análisis obtenido en un día
determinado en realidad describía lo que había pasado una semana antes. Los
avances actuales hacen posible capturar y utilizar la información en el
momento que se genera, es decir, tener procesos en línea. Este hecho no sólo
ha cambiado la forma de hacer el trabajo y el lugar de trabajo, sino que también
ha tenido un gran impacto en la forma en la que el gobierno administra todos
sus recursos disponibles (Alter, 1999).
Utilizando eficientemente las TIC se pueden obtener ventajas
competitivas, pero es preciso encontrar procedimientos acertados para
mantener tales ventajas como una constante, así como disponer de cursos y
recursos alternativos de acción para adaptarlos a las necesidades del
momento, pues las ventajas no siempre son permanentes. El sistema de
información tiene que modificarse y actualizarse con regularidad si se desean
obtener ventajas continuas y óptimas. El uso creativo de la tecnología de la
información puede proporcionar a los administradores una nueva herramienta
para diferenciar sus recursos humanos, productos y/o servicios (Alter, 1999).
Este tipo de preeminencia puede traer consigo otro grupo de estrategias, como
es el caso de un sistema flexible, normas justo a tiempo (just in time) y
certificaciones de procesos, que permiten administrar una variedad más amplia
de elementos en menor tiempo que el que se utilizaría sin estas herramientas
tecnológicas.

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Las TI representan una herramienta cada vez más importante en el
gobierno, sin embargo el implementar un sistema de información no garantiza
que obtenga resultados de manera inmediata o a largo plazo. En la
implementación de un sistema de información intervienen muchos factores
siendo uno de los principales el factor humano. Es previsible que ante una
situación de cambio el personal se muestre renuente a adoptar los nuevos
procedimientos o que los desarrolle plenamente y de acuerdo a los
lineamientos que se establecieron. Por lo anterior es necesario hacer una
planeación estratégica tomando en cuenta las necesidades presentes y futuras,
así como una investigación preliminar y un estudio de factibilidad del proyecto
que se desea.
La implementación de procesos de mejores prácticas es factible en
cualquier tipo y tamaño de organización, ya sea pública o privada, aunque el
principal reto para ambos tipos de organización es el de la inversión, ya que los
resultados de adopción de las mismas se comienzan a observar hasta el
mediano plazo.
Dado que la administración de TIC es crítica para el éxito de la
estrategia empresarial y en estos tiempos también del ámbito gubernamental,
se requiere de una estructura de administración conocida para que cada uno
sepa qué hacer (políticas, controles internos y prácticas definidas). En este
sentido, las mejores prácticas proveen muchos beneficios, incluyendo aumento
en la efectividad, menor dependencia de los expertos, menos errores e
incremento de la confianza en los socios de negocios y organismos
fiscalizadores.
Existen cuatro marcos de referencia que lideran, en términos de mejores
prácticas, las alternativas más utilizadas para mejorar el desempeño, el valor y
control sobre las inversiones en TIC (Carvajal & Toculescu, 2006).Ellos son:
 COBIT (Control Objectives for Information and related Technology),
provee un alto nivel de gobernabilidad y control en TI.
 ITIL (IT Infraestructure Library), entrega las mejores prácticas para la
administración del Servicio de Informática.
 CMMI (Capability Maturity Model Integration), es un modelo de
evaluación de los procesos de una organización.

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 ISO 17799, provee una estructura estándar para la administración de
Seguridad en Información.
Partiendo de este esquema de mejores prácticas, se puede determinar
de una manera más eficaz el estado que guardan en estos días las TIC dentro
del gobierno mexicano y el lugar hacia donde se deben dirigir para que se
conviertan en una herramienta que permita la explotación de la información
electrónica que se maneja dentro del gobierno, como lo son procesamiento de
nómina, portales ciudadanos, cumplimiento de normativas de Función Pública,
entre muchas otras.
La inversión en TIC en México ha sido mínima; ya que en los últimos
años se ha gastado únicamente el 3.2% del Producto Interno Bruto (PIB). Si se
compara esta inversión con la realizada en el resto del mundo, se puede ubicar
a nuestro país en el lugar 50, incluso debajo de otros países latinoamericanos
como Argentina (que ocupa el lugar 29) (Vázquez Aguilar, 2009).
Es necesario que el gobierno mexicano invierta cada vez más en TIC sin
dejar de controlar cada inversión que se realice, ya que estas inversiones
tienen que dejar dividendos dentro de las áreas en que se vaya a trabajar en el
mediano plazo. Anteriormente un obstáculo que se presentaba para
implementar TIC en México era el elevado costo que éstas significaban, el cual
se conjuntaba con la homogeneidad que existe en las diferentes áreas de
nuestro gobierno, además del desconocimiento de las ventajas que presentan.
Muchas de las TIC que existen en la actualidad están adaptándose de
forma paulatina a las medianas empresas, a las pequeñas empresas y a las
microempresas, por lo que se están convirtiendo en herramientas al alcance de
prácticamente cualquier negocio o empresa, obligando con esto que el
gobierno mexicano no se rezague en este tenor, porque si deja que crezcan
sólo en el ámbito privado, puede perder el control y conocimiento de las TIC
que surjan con el tiempo. Esto implicaría un descenso aún mayor en la compra
de tecnología por parte del gobierno mexicano, dejando a las empresas
privadas desprotegidas en cuanto a éstos avances de última generación y,
como ya se ha comentado, dejaría el control total en este ámbito a la iniciativa
privada.
Actualmente un mayor número de personas y empresas se ha dado
cuenta de la importancia de las TIC como estrategia para aumentar la

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competitividad del país, ya que son aplicables a cualquier tipo de empresa y
son un factor fundamental que impacta la competitividad en cualquier sector del
país.
El gobierno mexicano está promoviendo el uso de tecnologías de
información mediante diversos programas. El Plan Nacional de Desarrollo
2001-2006 planteaba el fomento a la industria y el mercado de TIC como
estrategia para aumentar la competitividad del país, ya que tienen un efecto
transversal en toda la economía, razón por la cual impactan positivamente la
competitividad de todos los sectores. Dado el gran potencial con que cuenta
México para desarrollar esta industria, la Secretaría de Economía, en
coordinación con organismos empresariales y empresas del sector, diseñó el
Programa para el Desarrollo de la Industria del Software (PROSOFT), el cual
tiene como objetivo impulsar a la industria de software y extender el mercado
de tecnologías de información en nuestro país.
Las metas de PROSOFT hacia el año 2013 son poder lograr una
producción anual de software de 5,000 millones de dólares, alcanzar el
promedio mundial de gasto en tecnologías de información y convertir a México
en el líder latinoamericano de desarrollo de programas y contenidos digitales
en español.
Para lograr los objetivos, la Secretaría de Economía, en consenso con la
industria y con los organismos gubernamentales relacionados con el sector,
acordaron desarrollar siete estrategias, las cuales son:
1. Promover las exportaciones y la atracción de inversiones.
2. Educación y formación de personal competente en el desarrollo de
software, en cantidad y calidad convenientes.
3. Contar con un marco legal promotor de la industria.
4. Desarrollar el mercado interno.
5. Fortalecer a la industria local.
6. Alcanzar niveles internacionales en capacidad de procesos.
7. Promover la construcción de infraestructura básica y de
telecomunicaciones.
Otro de los programas que buscan el fomento del uso de TIC en nuestro
país es el desarrollado por la Fundación México Digital. El propósito que tiene
es incrementar el uso de tecnología en el país por medio del desarrollo de

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proyectos en beneficio de las empresas mexicanas. En esta fundación
intervienen varias empresas que se comprometen a aportar recursos junto con
el gobierno, como son: IBM, Microsoft, TELMEX y Dell.
Además, otra de las opciones que tienen las empresas mexicanas
(especialmente las pequeñas y medianas), es la de solicitar financiamiento a
Nacional Financiera, ya que se han destinado más de 100 millones de pesos
para impulsar la compra y la implementación de TIC en este tipo de empresas.
Estos programas, como fomento del uso de TIC pueden ser un factor
importante para que en México se empiecen a desarrollar a través de su
implementación. Cabe destacar que el costo de las tecnologías ya no es un
factor que impida la implementación de las mismas, ya que muchas empresas
productoras y comercializadoras de tecnologías de información han diseñado
opciones más sencillas y accesibles para las pequeñas, medianas y micro
empresas.
Por su parte, el gobierno mexicano, sobre todo la Secretaría de
Economía, ha generado formas para promover las tecnologías de información.
Una de ellas es apoyar a las empresas para que usen hardware y software
tanto en sus operaciones diarias, como en su relación con proveedores y
clientes. Otra de las formas es el otorgar créditos “blandos” para que la
iniciativa privada se meta de lleno en el área de las TIC.
Otra postura teórica que puede apoyar en la definición de innovación en
su relación con el desarrollo económico es la economía de la información a
través de su propuesta del análisis del efecto que tiene la información sobre el
comportamiento agregado y los modelos microeconómicos convencionales,
cuando la información es considerada un bien en términos económicos.
A nivel internacional, se destaca la propuesta que el Massachusetts
Institute of Technology (MIT) está desarrollando a nivel mundial, The next
billion network, cuya premisa es que dentro de los próximos tres años, otros mil
millones de personas comenzarán a hacer uso regular de teléfonos celulares,
continuando con la más rápida adopción de una nueva tecnología en la historia.
Pronto, estos próximos mil millones se conectarán a la red de información
global y a la red mundial de información. Esto desencadenará una ola de la
capacidad empresarial, la colaboración y la creación de riqueza, convirtiendo al
recién conectado en una fuerza fuerte en la economía mundial. Esa clase de

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mundo que sale de esta transformación dependerá de nuestra habilidad de
reconocerlo como una oportunidad.
Por lo anterior, para el caso de México, CONACYT le está apostando al
modelo que ha tenido buena aceptación y resultados tangibles desarrollo en el
caso brasileño, denominado Bróker Tecnológico, y que, ante todo, pretende ser
el eslabón de unión entre las innovaciones generadas al interior de la academia
y las necesidades detectadas en las diferentes empresas e industrias de
nuestro país (Hidalgo Nuchera, 2000).
Por último, respeto al tema de la innovación, tenemos a Ríos Figueroa
(2009) quién señala que el potencial de la realidad virtual radica en su
capacidad de permitirnos experimentar y en cierta medida sentir, el resultado
de nuestra actividad dentro de un ambiente tridimensional creado
artificialmente. Las aplicaciones son numerosas y entre las principales tenemos
hoy en día: a) el diseño y recorrido de modelos arquitectónicos, b) la
visualización científica, c) la educación y capacitación de personal, d) medicina,
e) la diversión y juegos electrónicos y f) la ayuda a minusválidos; con lo cual
concluye que dado el gran potencial que ofrece la realidad virtual y el
abaratamiento que se espera de sus accesorios, es cada día más factible la
aplicación de esta tecnología en México.
Así, planteadas estas dos visiones que parecen converger en ciertos
puntos, pero, al mismo tiempo, divergir en otros, el objetivo de esta
investigación es destacar los puntos de convergencia para obtener el modelo
que maximice el efecto que la innovación puede significar en el desarrollo
económico y cuya aplicación garantice la difusión de un beneficio social para
México.
En este punto conviene introducir el concepto de competencia dinámica
entre las nuevas y las viejas rutinas, confrontación que genera modificaciones
en el conjunto de eventos disponibles introduciendo nuevas opciones que
previamente eran inalcanzables y que no podían ser pronosticadas de manera
precisa. Por lo tanto, la innovación tecnológica representa cambios en el
conocimiento tecnológico generado por una competencia dinámica entre
rutinas, es decir, por un proceso de aprendizaje.
La caracterización de la innovación como un proceso de aprendizaje
identifica dos características del conocimiento: la complementariedad y la

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dimensionalidad. El proceso experimentado durante la Primera Revolución
Industrial se caracterizó por ser un proceso de „aprendizaje individual‟. La
innovación típica en esa época se debió a la destreza y habilidad mecánica de
un inventor aislado, es decir, un proceso de baja dimensionalidad. Igualmente,
los inventos no hacían parte de estructuras tecnológicas complejas y no
obedecían a los desarrollos de los otros inventores, es decir, que existía baja
complementariedad. No obstante, dichas innovaciones proporcionaron la base
esencial para desarrollos posteriores. En contraste, el proceso de innovación
tecnológica desarrollado durante la Segunda Revolución Industrial, pero
principalmente, durante el siglo XX, presentó características diferentes, que se
asemejan más a un proceso de „aprendizaje social‟: un proceso de alta
dimensionalidad y alta complementariedad del conocimiento (Benavides, 2004).
Este enfoque proporciona los elementos conceptuales que permiten mostrar la
estrecha relación que existe entre los procesos de innovación tecnológica y los
procesos de aprendizaje en una perspectiva evolutiva.
Tratando de relacionar innovación y desarrollo económico, así como los
cambios generados a partir de esta relación para la era actual, resulta
conveniente partir de los conceptos manejados por Syrquin y Chenery (1988),
quienes analizan el desarrollo económico visto como un conjunto
interrelacionado de procesos a lo largo de transformaciones estructurales que
acompañan el crecimiento, en cuyos elementos consideran el avance
tecnológico para alcanzar el desarrollo económico, y, por su parte, Carlota
Pérez (2001), nos habla de cambio de paradigma tecno-económico como una
transformación del patrón tecnológico y organizativo o, más aún, como un
cambio de sentido común en lo que respecta a las prácticas más eficientes
tanto en la producción como en las demás actividades sociales.
Abordado de esta manera, podemos encontrar estudios para países de
Latinoamérica que encuentran en el aprendizaje y la difusión del conocimiento
como fuentes de innovación tecnológica, en donde se desarrolla la
diversificación y competitividad que favorecen la difusión de dichos
conocimientos a niveles tales como la industria (Maldonado, 2004) y, tratando
de generalizar este enfoque, el presente trabajo buscará medir dicha difusión
en áreas tales como la educación, la salud, el desarrollo humano y el desarrollo
económico.

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Por otra parte, aterrizando el tema de la innovación al interior de los
estados que conforman nuestro país, los resultados más tangibles que
podríamos esperar de tales esfuerzos en el desarrollo económico estarían
reflejados en productividad y competitividad regional, ya que, como lo sostiene
Carrillo (2006), la competitividad es un factor importante a considerar en el
desarrollo económico y regional, por lo que partiendo desde las entidades
federativas, las acciones y políticas que implanten sus autoridades locales
pueden competir directamente entre sí, incluso con autonomía de los gobiernos
nacionales a los que pertenecen. De tal forma que una estrategia de
competitividad en este sentido debe, por una parte, considerar la localización
espacial, pero también la capacidad para crear un entorno económico-social,
tecnológico, ambiental e institucional que impulse el vínculo entre academia y
empresa y, de ser posible, hacia el exterior, para que a través de las redes
adecuadas, se extienda el conocimiento descubierto o adquirido.
En el mundo subdesarrollado es pobre la aplicación de las nuevas
tecnologías y las modernas técnicas de administración. Existen deficiencias
culturales, como la reticencia al cambio y la escasa cultura innovadora.
También hay deficiencias organizacionales, como estructuras poco integradas
y escasa infraestructura de soporte a las actividades de información. Existen
además deficiencias de gestión, como la escasa orientación hacia la aplicación
de métodos profesionales de detección de oportunidades y amenazas en el
entorno y existe, sobre todo, una base económica débil que contribuye a
acentuar la brecha tecnológica con el primer mundo (Simeón, 2002).
Finalmente, extendiendo el problema descrito a la disparidad regional de
nuestro país, podemos considerar el estudio que Hernández (2006) hace al
respecto y en el que menciona que, en la actualidad, el concepto de desarrollo
económico ha cambiado pasando, por un lado, de consideraciones de
crecimiento económico a mediciones de bienestar socioeconómico, en donde
se incluyen medidas de ingresos, de acceso a servicios de salud, educativos y
de los derechos del individuo. Asimismo, el estudio del desarrollo ha pasado
del nivel nacional al regional e, inclusive, local. En este sentido cabe la
pertinencia de pensar en elaborar la presente investigación desde una
perspectiva estatal o regional, ya que a tal nivel las disparidades encontradas
se pueden interpretar como inequidades de bienestar derivadas del entorno

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geográfico: regiones urbanas, rurales, del norte, del sur, con vínculos al
exterior, si ellos, etc., y tales consideraciones, al agregarles el elemento de la
innovación, pueden generar diferentes entornos y resultados para el desarrollo
económico.

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