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• Servofreno,
• Pedal de mando,
• Canalizaciones
Cuando el conductor pisa el pedal del freno, el líquido es comprimido en la bomba y la presión
obtenida en esta compresión es transmitida a los dispositivos de frenado instalados en las
ruedas, que son activados para obtener el efecto de frenado.
1. El sistema de mando, que es gobernado por el conductor actuando sobre un pedal con
su pie derecho.
2. El circuito de transmisión del esfuerzo, que está constituido por los elementos que
enlazan el sistema de mando con el freno, y este ensamble se realiza de una manera
funcional por un medio mecánico, hidráulico, neumático, eléctrico, o combinación de
varios.
3. El freno propiamente dicho, que es el órgano donde se desarrollan las fuerzas que se
oponen al movimiento del vehículo, pudiendo ser de diferentes tipos:
a) De fricción: donde las fuerzas nacen del frotamiento entre dos elementos, de los
cuales, uno es solidario de una parte fija del vehículo (chasis) y el otro de la rueda.
b) Eléctrico: donde las fuerzas se generan por la acción electromagnética entre dos
elementos en movimiento relativo, que no rozan entre sí.
c) De fluido: en los que las fuerzas se desarrollan por la acción de un fluido que se
encuentra entre dos elementos en movimiento relativo.
El sistema de freno principal, o freno de servicio, debe permitir controlar el movimiento del
vehículo, llegando a detenerlo si fuera preciso de una manera segura, rápida y eficaz,
cualesquiera que sean las condiciones de velocidad y carga en las que rueda. Para ello debe
reunir las cualidades de:
En la acción de frenado intervienen otras fuerzas además del sistema de frenos. De ellas hemos
de destacar:
La resistencia a la rodadura
El valor de las fuerzas de rozamiento depende de la organización de los frenos, del esfuerzo
ejercido sobre el mando y de la naturaleza de la transmisión de este esfuerzo. No obstante, es
imprescindible que exista una buena adherencia del neumático con el suelo para lograr una
frenada óptima.
1. La primera fase comprende la acción desarrollada desde que se activa el mando, hasta
el momento en que comienza la acción retardadora de frenado.
2. Una vez iniciada ésta, transcurre un tiempo (segunda fase) hasta lograr un valor normal
del esfuerzo retardador,
4. Comprende el tiempo que transcurre desde que deja de activarse el mando, hasta que
el sistema de frenos queda desactivado.
Sin embargo, en la acción de frenado, la fuerza aplicada no puede sobrepasar un cierto valor,
pues en caso contrario, superada la fuerza de adherencia del neumático con el suelo, se
produciría el derrape del vehículo, de manera similar a como ocurre con el patinado cuando el
par motor aplicado a la rueda es mayor que la fuerza de adherencia.
Cuanto más fuertemente se apliquen las zapatas contra el tambor y mayor sea la adherencia
entre ambos, más importante será la acción de frenado; pero no por aplicar más fuerza de
frenado a las ruedas se consigue detener antes el vehículo, pues si esta fuerza es mayor que la
de adherencia del neumático con el suelo, se produciría el blocaje de la rueda, con lo que el
vehículo se arrastra, tardando más tiempo en detenerse que si la rueda va rodando y siendo
contenida en su giro.
• Deja de transformarse en calor la energía cinética que posee el vehículo y, por ello, se
pierde efectividad en la frenada.
Por todo ello se comprende que la fuerza de frenado debe ser tal que contenga enérgicamente
a las ruedas en su giro pero sin llegar a blocarlas.
Los neumáticos juegan un papel muy importante en el sistema de frenos, pues si están
desgastados o su presión no es correcta, pierden parte de esa adherencia. Si la pérdida de
adherencia es grande, puede llegar a producirse el blocaje de la rueda en frenazos bruscos. El
estado de la carretera (lluvia, nieve, barro, etc.) también disminuye la adherencia.
Esta transferencia de peso al eje delantero durante la frenada, tendrá que ser tenido muy en
cuenta para:
aplicar a las ruedas delanteras una mayor fuerza de frenado, ya que como consecuencia
de soportar un mayor peso en estas circunstancias, crece la
traseras, que al ser descargadas de peso pierden adherencia y debe disminuirse la fuerza
de frenado que a ellas se aplique, para alejar el peligro de blocado de las mismas (uso
de compensadores de frenada).
Conviene resaltar que las fuerzas de frenado aplicadas a las dos ruedas de un mismo eje,
deben ser rigurosamente iguales, de lo contrario tendremos inestabilidad del vehículo
en las frenadas.
La influencia del frenado en las ruedas también se manifiesta en las curvas. En ellas,
junto a la fuerza de frenado aplicada a las ruedas, aparece una fuerza transversal
consecuencia de la fuerza centrífuga, que hace aumentar o disminuir la adherencia del
neumático con el suelo, en
función del peso transferido en la curva hacia las ruedas exteriores, las cuales ganan
adherencia, mientras la pierden las interiores. Si en estas circunstancias se frena, puede
llegarse a blocar prematuramente cualquiera de las ruedas interiores, en particular la
trasera (que se deslastra en el frenado), con el consiguiente derrapado del vehículo y
pérdida de estabilidad.
Haciendo cálculos, la distancia de parada de un vehículo que pesa 900 Kg y circula a una
velocidad de 80 Km/h, cuando se le aplica una fuerza de frenado de 720 Kg (que representa
una eficacia de frenado del 80%), suponiendo despreciable la fuerza del viento, y un tiempo
de reacción de 0,75seg se recorre una distancia desde que se ve el obstáculo hasta que el
coche se detiene totalmente de 47,34m.
6.6 FUERZAS DE ROZAMIENTO EN LOS FRENOS
Para detener un vehículo que se encuentra en movimiento se utilizan los frenos, bien sean de
tambor o de disco, con los que se logra el frenado mediante el frotamiento de dos piezas: una
fija y otra móvil.
Para obtener una fuerza de rozamiento elevada, es necesario que la presión entre superficies
rozantes sea importante (lo que puede lograrse con facilidad por procedimientos hidráulicos) y
que los materiales utilizados tengan un coeficiente de rozamiento entre sí elevado. A este efecto
se utilizan en las zapatas y plaquetas unos forros de tejido moldeado y en los tambores y discos
la fundición. El coeficiente de rozamiento entre ambos suele ser 0,3.
Con esta disposición se consigue una mayor libertad de movimiento de las mismas, que además
de aplicarse al tambor cuando son separadas por la acción de la presión hidráulica del bombín,
pueden desplazarse ligeramente en sentido vertical, adaptándose mejor al tambor en toda su
periferia. Los fijadores mantienen las zapatas alineadas. El efecto de acuñamiento de la zapata
primaria puede ser aprovechado para distribuir las acciones de frenado entre las dos zapatas.
Este tipo de freno de tambor se caracteriza por no ser el mas eficaz a la hora de frenar (se suele
usar en las ruedas traseras), debido a que las zapatas no apoyan en toda su superficie sobre
el tambor, pero destaca por su estabilidad en el coeficiente de rozamiento, es decir, la
temperatura que alcanza los frenos en su funcionamiento le afectan menos que a los otros
frenos de tambor.
En este freno, y con el fin de obtener una mayor fuerza de frenado, se disponen las zapatas en
forma que ambas resulten primarias. Para ello se acoplan 2 bombines de pistón único e
independiente para cada zapata, los cuales reparten por igual las presiones en ambos lados del
tambor.
Estos frenos provistos de bastidores con efecto unilateral son muy eficaces pero se calientan
mucho. Presentan la ventaja de que, con su empleo, no se ponen de manifiesto reacciones sobre
los rodamientos del buje.
PUNTOS FIJOS
PUN
Este tipo de freno de tambor es muy similar al Duplex salvo que los
puntos de apoyo de las zapatas en vez de ir fijos se montan flotantes.
En este freno las dos zapatas son secundarias, pero por un sistema de
articulaciones, trabajando en posición flotante, se acoplan al tambor
en toda su superficie, evitando el acuñamiento y ejerciendo una
presión uniforme sobre el tambor. En un sentido de giro las dos
zapatas actuarían como zapatas primarias y en el otro
sentido como zapatas secundarias. PUNTOS FLOTANTES
PUN
Freno de tambor Duo-Servo o Autoarrastre.
Para aumentar la acción de frenado de las zapatas secundarias se dispone algunas veces de un
bombín de doble cuerpo, en el que existen dos secciones, la mayor de las cuales manda el
desplazamiento de la zapata secundaria. Con ello se consigue que ésta se aplique al tambor más
enérgicamente, para contrarrestar el efecto de desplazamiento de él en la acción de frenado y
compensar el acuñamiento de la zapata primaria. ZAPATAS CON
DISTINTA
Otras veces se disponen los forros de las zapatas de distinta
LONGITUD
longitud, presentando la secundaria una mayor superficie de
rozamiento que la primaria, compensándose así su menor
acción de frenado.
FORROS
DECALAD
OS
6.8 LOS BOMBINES
De esta manera, en todo momento tienden a juntarse y con ello mantienen un empuje en los
pistones del bombín. Cuando se produce la acción de frenado, dichos pistones separan las
zapatas que se aplican contra el tambor. Al soltar el pedal del freno, los muelles 2 tienden a
juntar las zapatas y para ello empujan los pistones del bombín, que vuelven a su posición de
reposo devolviendo el líquido que los había separado a las canalizaciones y a la bomba. Las
excéntricas 5 sirven para aproximar las zapatas al tambor a medida que van desgastándose con
el uso.
Generalmente, los cilindros receptores de las ruedas delanteras de un vehículo son de diámetro
mayor que los correspondientes a las ruedas traseras, dado que las primeras deben ser frenadas
más enérgicamente.
El desgaste que se produce en las frenadas, hace que las zapatas queden cada vez más separadas
del tambor, en posición de reposo, lo que supone un mayor recorrido muerto en la acción de
frenado y la necesidad de enviar una mayor cantidad de líquido desde la bomba.
Para subsanar estos inconvenientes se hace necesaria la operación de reglaje periódico de los
frenos, consistente en aproximar las zapatas al tambor todo cuanto sea posible, en su posición
de reposo, sin que llegue a producirse el rozamiento entre ambos.
Para realizar esta función se disponen unas excéntricas, mediante las cuales, pueden
aproximarse las zapatas al tambor cuanto sea necesario, operación que se realizará
periódicamente.
La mayor parte de los vehículos actuales están dotados de frenos de disco, al menos en las
ruedas delanteras, ya que con ellos se obtiene una mayor fuerza de frenado.
Los frenos de disco están constituidos esencialmente por un disco fijado al buje de rueda, con
el cual gira, y una pinza donde se alojan unas plaquetas que pueden ser aplicadas contra el disco
para contener su giro.
-Pinza de freno 2
-Porta mangueta 1
-Soporte 3.
-Plaquetas/Pastillas de
freno 4,
-Pistón/émbolo 5
En los frenos de disco puede aplicarse mayor fuerza de frenado que en los de tambor, porque
como la mordaza solamente rodea una parte del disco, éste se encuentra en contacto directo
con el aire, y por ello su refrigeración es mucho mayor que la del tambor. Además no tiene el
inconveniente de la dilatación y aparición del "fading", como en el caso de los frenos de
tambor, ya que el disco apenas se dilata y, en todo caso, esta pequeña dilatación en vez de
alejarlo de las pastillas, lo acerca a ellas.
En los frenos de disco, la fuerza de frenado es obtenida por la aplicación de fuerzas axiales y
no radiales, como en los frenos de tambor. El contacto entre disco y las pastillas se realiza sobre
una superficie plana y no cilíndrica, de lo que resulta que toda la superficie de las plaquetas
está prácticamente utilizada, en beneficio de una mayor acción de frenado.
Además, el disco es sometido por sus dos caras a fuerzas iguales, evitándose así toda
deformación del mismo y el desgaste irregular de las pastillas.
El equilibrado de las fuerzas puede lograrse mediante diferentes sistemas de montaje de la
pinza:
El contacto directo entre pistón y pastilla en la pinza de frenos, hace que el calor generado con
el rozamiento entre el disco y la plaqueta se transmita en parte al líquido a través del pistón, lo
que no es deseable, pues favorecería la aparición del fenómeno del "fading". Para limitar esta
transmisión de calor, los pistones se fabrican huecos y alargados, de manera que el líquido
contenido en la recámara esté suficientemente alejado del foco de calor, y éste sea evacuado
fácilmente por la superficie del pistón.
Del estudio que hemos hecho de los frenos de disco presentan unas
ventajas esenciales con respecto a los de tambor, las cuales han determinado su utilización casi
en exclusiva en los vehículos de turismo. No obstante, dado que en las ruedas traseras se
requiere una menor fuerza de frenado y la disposición del mecanismo del freno de mano, siguen
utilizándose los frenos de tambor en muchos vehículos por su sencillez, sobre todo por cuanto
se refiere al accionamiento del freno de mano.
Las ventajas que presentan los frenos de disco frente a los de tambor son:
a) El equilibrio de las presiones en ambas caras del disco y la dirección axial de las mismas no
producen deformaciones de las superficies de frenado.
d) Los cilindros de freno están situados en el exterior y son mejor refrigerados que en los frenos
de tambor, resultando más difícil la aparición del "fading" por aumento de temperatura del
líquido de frenos.
e) Menor peso total, que en un automóvil de turismo puede llegar a suponer hasta 100 Kg.
Las desventajas que presentan los frenos de disco frente a los de tambor son:
a) Las superficies rozantes son más pequeñas, lo que supone un aumento de la presión de
mando, que se logra en la práctica haciendo mayor el diámetro de los cilindros receptores.
b) El nivel de ruido es más elevado que en los frenos de tambor, dado que las presiones de
aplicación de las superficies rozantes son mayores en los frenos de disco, lo que obliga a la
utilización de materiales más duros.
En los vehículos de gama alta suele utilizarse actualmente un freno de disco denominado de
altas prestaciones, cuya peculiaridad estriba en que las plaquetas de freno se subdividen en
dos piezas (cada plaqueta), de lo que resultan cuatro pastillas, que se montan sobre la pinza de
freno manteniendo una cierta distancia entre ellas, creándose así un espacio que mejora la
evacuación del calor generado en la frenada. Para una misma superficie de rozamiento
comparativamente con las plaquetas convencionales, este sistema presenta la ventaja esencial
de que las temperaturas de funcionamiento son menores, al tiempo que disminuyen también los
ruidos y vibraciones producidos en la acción de frenado. Por otra parte, puede aumentarse la
superficie de fricción y, con ello, la eficacia del frenado.