DECÁLOGO DEL NARRADOR DIVULGADOR DE LA CIENCIA

- Domingo Villamil -

Aquellos que deseamos ser narradores y divulgadores de la ciencia, debemos cumplir con
algunos aspectos que hemos enlistado en este decálogo:

1.- El narrador divulgador de la ciencia debe ser representativo y simbólico.

La información que comparta deberá ser propia de las actividades mentales y lograr que
sea representacional; su trabajo deberá tener contenido y referirse a “algo”.

2.- Su propuesta deberá tener un matiz adquisitivo y constructivo.

Sus textos o narraciones deberán promover conocimientos surgidos de los sentidos y la

experiencia para lograr que su público obtenga conocimientos desde la experiencia.

3.- Tiene la obligación de manifestar, en su trabajo, que no reconstruye el mundo de

manera absoluta. Deberá comprender que su público aprende apenas fracciones o
aspectos. No posibilita aprendizaje total. No formula esencias o integridades.

4.- Puede ser metódico y normativo. Puede promover el conocimiento utilizando

cualquier método científico o cualquier otro método, siempre y cuando su método sea
dúctil y pueda ser modificado y reinventado, no olvidando que hay procedimientos que se
sujetan a un estándar de valor.

5.- Su misión es hacer público activo y productivo. Debe lograr en su público posesión de
una técnica para la comprobación, descripción, cálculo y previsión de un objeto.

6.- Todo espectáculo de divulgación científica tiene la obligación de ser “aplicado y

mañoso”, con el fin de que el espectador pueda realizar modelos (un modelo es una
representación física de un idea), obtenga teorías; pueda explicar, interpretar y predecir la
realidad.
El espectador, después del espectáculo, deberá ser capaz de producir artefactos y generar
tecnología: realizando pequeños experimentos y cuestionándose sobre situaciones
menores.

7.- Será adaptativo y creciente. El narrador divulgador debe lograr que el conocimiento
sea la adaptación y la consecuencia de la evolución. Debe priorizar un tipo de aprendizaje
como un proceso de adaptación a nuevos contextos.

8.- Debe convertirse en un ente difuso y ecológico, y procurar que cada historia esté
llena de conocimiento y se manifieste como una interacción del sujeto con su medio,
totalmente implícito en la totalidad del organismo; este organismo será integro, con la
totalidad de sus órganos, flujos de información y mecanismos conductuales, que resida y
opere en el conocimiento.

9.- Su trabajo escénico y narrativo debe percibirse, valido y adecuado: siempre generar
en lo que cuenta y hace, un halo de verdad; nunca debe olvidar que la verdad es una
adecuación ante el conocimiento y el objeto.

Aunque la verdad se pueda corresponder entre la mente y el objeto puede resultar

evasivo, porque aunque el espectáculo o la historia sean muy descriptivos, nunca podrían
ser tomados como una verdad absoluta.

10.- Todo narrador divulgador de la ciencia está obligado a ser convincente y manifiesto.

Narrar con verdad sobre un conocimiento ofrece atributos de convicción en la conciencia

humana.

Cuando la narración se vuelve subjetiva se le llama certidumbre; cuando es objetiva, se

convierte en certeza o garantía.

Nuestra narración o trabajo como divulgadores de la ciencia genera saberes.