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El futuro está en el comercio

internacional

Martes, 19 de marzo de 2019

En materia de intercambios comerciales con el mundo, Colombia es hoy lo


mismo que era hace más de medio siglo. Nuestra economía sigue enfocada en
la exportación de commodities como carbón, petróleo y sus derivados, entre
otros productos de bajo valor agregado. Evidencia de esto es que en los últimos
cinco años cerca de 50% de nuestra oferta exportadora ha provenido de fuentes
minero energéticas. Adicionalmente, según información del Departamento
Nacional de Planeación, alrededor de 50% de los flujos de inversión extranjera
directa han estado dirigidos a profundizar las actividades de explotación
primaria.

Por otra parte, los niveles de eficiencia en procesos como logística y trámites
aduaneros para la exportación de bienes aún son muy bajos al compararnos
con otras economías, especialmente las pertenecientes a la Ocde. Según el
informe Doing Business del Banco Mundial, los costos totales por adelantar
operaciones de comercio exterior en Colombia son en promedio 75% mayores
frente a los de países Ocde, una problemática que, sumada a la alta
concentración en el desarrollo del sector primario, nos ha impedido insertarnos
de forma efectiva en las cadenas globales de valor.
En este sentido, tenemos la necesidad de buscar salidas efectivas que le
permitan al aparato productivo nacional aumentar su diversificación y
sofisticación, contexto en el que las oportunidades son muchas. Bien hace el
plan de desarrollo planteado por el gobierno al enfocar algunas de sus líneas
estratégicas en fortalecer el ecosistema de emprendimiento en el país,
buscando que las nuevas empresas sean las protagonistas del desarrollo,
mediante la creación de productos y servicios que nos permitan acceder a
nuevos mercados y profundizar los ya existentes.

En efecto, la implementación de una estrategia de dinamización económica


basada en el emprendimiento, haciendo énfasis en las industrias creativas y de
base tecnológica, permitirá que el país finalmente pueda aprovechar los
mercados internacionales y atraiga inversiones dirigidas a sectores con mayores
niveles de sofisticación. En la medida en la que consigamos fortalecer la
formación de empresas en etapas tempranas, la diversificación del aparato
productivo y el aumento del valor agregado de la economía será una realidad.

Así mismo, lograr una simplificación efectiva de los trámites y regulaciones


innecesarias es fundamental para apalancar el acceso a nuevos mercados por
parte del sector privado. La continua automatización de los trámites de
comercio exterior y la promoción de mecanismos para la facilitación del
comercio, tal y como está planteado en el plan de desarrollo, deben ser
objetivos fundamentales para la administración pública, pues solo así se
lograrán cambios reales frente a las dinámicas de comercio exterior que han
caracterizado al país a lo largo de su historia.

Finalmente, continuar con la profundización en los instrumentos de promoción


a la inversión debe ser un pilar fundamental de la estrategia de
aprovechamiento de acuerdos comerciales y formación empresarial.
Mecanismos como las Zonas Francas, el programa de Regiones Estratégicas de
Internacionalización Prioritaria y el Plan Vallejo, entre otros, representan un
paquete de incentivos para la generación de nuevos encadenamientos
productivos, la inversión en tecnología e innovación y la sofisticación de los
bienes y servicios que ofrecemos en el mercado global.

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