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Difracción de Neutrones
Acelerador de partículas
En la gran pantalla, el acelerador de partículas es capaz de crear agujeros negros, destruir una
ciudad en apenas unos segundos y otorgar poderes extraordinarios a aquellos que se
encuentran a su alrededor. Pero ¿en qué consiste realmente este enorme artefacto?
Uno de los descubrimientos científicos más importantes
para la humanidad fue el ocurrido en el año de 1896
cuando el físico francés Henri Becquerel descubrió el
fenómeno conocido como radiactividad y que consiste
en la propiedad que poseen algunos átomos (tales como
radio, polonio y torio) de emitir energía
espontáneamente. En estudios posteriores se determinó
la naturaleza de esta energía, consistente en la emisión
de partículas y fotones, y se usaron las primeras letras del
alfabeto griego para designarlas como radiación: alfa,
beta y gama.
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partícula alfa de cada diez mil era rebotada a ángulos grandes. En un libro de física, Feynman
menciona una analogía para recalcar lo sorpresivo de estos resultados y dice:
"puede compararse a la sorpresa que tendría una persona que disparara balas con un rifle a una
almohada llena de plumas y encontrara que algunas de las balas rebotaran hacia él "
La conclusión a la que llegaría el que está disparando, es que dentro de la almohada además
de plumas esta contiene objetos muy masivos tales como balas de cañón. La única forma de
explicar los resultados de los experimentos de Rutherford fue la de suponer que la mayor
parte de la masa de los átomos de oro estaba concentrada en un pequeño volumen, al cual se
le llamó el núcleo atómico y fue así lo que dio origen al modelo nuclear de los átomos.
Es importante recalcar que el principio del procedimiento utilizado por Rutherford y
colaboradores en este experimento es el mismo que se utiliza rutinariamente en muchos de
los laboratorios equipados con modernos y complejos aceleradores de partículas.
El estudio del núcleo atómico tanto en el ámbito teórico como experimental dio origen a una
nueva rama de la ciencia llamada la física nuclear y el estudio experimental de estos sistemas
se hizo inicialmente estudiando las colisiones de los núcleos con proyectiles producidos por
fuentes radiactivas. Las limitaciones que tuvieron los primeros físicos nucleares eran que
disponían de pocas fuentes radiactivas y también estas eran poco intensas, por lo que los
experimentos eran muy largos y tediosos. Otra limitación fue que los experimentadores no
podían seleccionar el tipo de proyectil y su energía tampoco la podían variar adecuadamente.
La necesidad de disponer de instrumentos para generar proyectiles con los cuales el
experimentador pudiera controlar el tipo de partícula (protones, deuterones, alfas, etc.) así
como su energía y flujo de estos (corriente eléctrica) fue lo que originó el invento de esos
instrumentos a los cuales se les llamó aceleradores de partículas. La satisfacción de construir
el primer acelerador de partículas para bombardear núcleos y producir la primera reacción
nuclear o transmutación nuclear controlada totalmente por el hombre provocó una carrera
para lograr este objetivo entre algunos de los científicos de la primera década de este siglo.
Esta carrera duró 20 años y los ganadores fueron los ingleses Cockcroft y Walton, quienes
en el año de 1932, fueron los primeros en construir el primer acelerador de iones positivos,
con el que generaron un haz de protones de bajas energías y lo usaron para bombardear
isótopos de litio 7Li. El resultado de este bombardeo fue producir la primera transmutación
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nuclear hecha totalmente por el hombre. Por este evento Cockeroft y Walton recibieron el
premio Novel de Física en 1933.
La reacción nuclear observada en este experimento fue:
Este proceso lo hemos visto aplicado a una sola partícula, pero un acelerador de partículas
no trata una sola sino un haz de partículas, que al estar en un ambiente controlado y pudiendo
aplicar a cada placa un potencial alterno controlado, pudiendo repetir el experimento de
forma continua para poder observar mejor el comportamiento de estas partículas.
De esta forma las partículas se van acelerando hasta acercarse a la velocidad de la luz, con lo
que la necesidad de alternar los campos eléctricos a gran velocidad, hace necesario operar
con frecuencias de microondas.
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SLAC el acelerador lineal más largo del mundo
Acelerador Circular
Los aceleradores de partículas circulares emplean tanto campos magnéticos como campos
eléctricos, duplicando la potencia y consiguiendo aceleraciones mayores en menor espacio,
si además le añadimos que al ser circular podemos mantener una configuración determinada
el tiempo que necesitemos necesario, pudiendo funcionar, teóricamente de forma indefinida.
Pero en un acelerador capaz de hacer circular las partículas a tanta velocidad, tiene un límite
ya que cuando las partículas se cargan de demasiada energía al ser aceleradas, emiten una
radiación llamada Sincrotrón. Cuando una partícula emite esta radiación pierde energía y
esta pérdida es proporcional a la aceleración impartida. Es decir, cuanto mayor es la
aceleración más energía pierde una partícula.
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Esta radiación llamada luz sincrotrón, puede ser aprovechada como fuentes de Rayos X de
alta energía. Esta radiación se produce principalmente con los electrones, ya que son las
partículas más ligeras, por lo que cuando se quiere generar grandes cantidades de esta luz
sincrotrón, se utilizarán electrones.
Para estudios científicos de energía se utilizan para acelerar las partículas más pesadas, como
los protones. Con los protones o núcleos ionizados, las partículas se acelerarán sin llegar a la
radiación, pudiendo cargarlos con mayor energía.
El consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN), ahora llamado Organización
Europea para la Investigación Nuclear ha construido el mayor acelerador de partículas
circular del mundo. Preparado para estudiar las alteraciones que se producen al colisionar un
haz de electrones con otro de positrones que circulan en sentidos contrarios.
Proceso de difracción
Un rayo difractado puede definirse como un rayo compuesto de un gran número de rayos
dispersados que se refuerzan mutuamente. La difracción es, por tanto, esencialmente un
fenómeno de dispersión. Los átomos dispersan la radiación incidente en todas direcciones, y
en algunas direcciones los rayos dispersados estarán completamente en fase y por tanto se
refuerzan mutuamente para formar rayos difractados.
Cuando los rayos X son dispersados por una red cristalina, se observan picos de intensidad
dispersada, que corresponden a las siguientes condiciones:
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La diferencia de longitud de trayectorias es igual a un número entero de longitudes
de onda.
La condición de máxima intensidad contenida en la ley de Bragg de arriba, nos permite calcular
detalles sobre la estructura cristalina, o si se conoce la estructura cristalina, determinar la longitud
de onda del rayos incidente sobre el cristal.
Al incidir un haz de rayos X sobre un átomo, esta radiación interacciona solamente con los
electrones del átomo; no interacciona con el núcleo. Ahora bien, resulta que mientras más
electrones tenga el átomo, mayor será la intensidad de la interacción. Para átomos de muy
pocos electrones, la radiación de rayos X casi no experimenta interacción alguna. Así, por
ejemplo, si la muestra contiene átomos de hidrógeno, que recordamos tienen solamente un
electrón alrededor de su núcleo, prácticamente "siente" a los rayos X. En consecuencia, usar
los rayos X para determinar estructuras de sustancias que contengan muchos átomos de
hidrógeno es muy difícil porque la intensidad de los haces difractados resulta ser muy baja.
Sin embargo, determinar estructuras que contengan átomos de muchos electrones, por
ejemplo, cloro, que contiene 35 electrones, es relativamente fácil porque la interacción entre
los rayos X y el átomo es muy fuerte y el patrón de difracción correspondiente es muy intenso.
La intensidad del haz difractado por los rayos X es proporcional al cuadrado del número de
electrones. Esto significa que al aumentar al doble el número de electrones, la intensidad
difractada aumenta cuatro veces, o sea dos al cuadrado; al aumentar al triple el número de
electrones, la intensidad aumenta nueve veces, o sea tres al cuadrado, etcétera.
Por otro lado, al incidir un neutrón sobre un átomo, en virtud de su neutralidad eléctrica no
interacciona con los electrones. Debido a ello, el neutrón puede penetrar con toda facilidad
dentro del átomo, cruzar su nube electrónica y llegar al núcleo. Cuando el neutrón se
encuentra a distancias muy pequeñas del núcleo se provoca una reacción entre el núcleo del
átomo y el neutrón, interacción que es de origen nuclear. En consecuencia, un neutrón
solamente interacciona con el núcleo de los átomos. La intensidad de la interacción depende
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del tipo de núcleo; de hecho, esta interacción depende de cuántos protones y neutrones se
encuentren dentro del núcleo. Así resulta que, por ejemplo, al incidir un neutrón sobre un
núcleo de hidrógeno, que contiene solamente un protón, interacciona muy intensamente. Esto
significa que el neutrón "siente" fuertemente al hidrógeno y puede dar información acerca de
sus características dentro del cristal. En general, la interacción que ocurra entre el neutrón y
el núcleo dependerá de qué isótopo se trate. Distintos isótopos de un mismo átomo
interaccionan de maneras diferentes con un neutrón.
Por lo tanto, al hacer experimentos para determinar estructuras, la utilización de rayos X y la
de neutrones resultan ser complementarias. Cada una de estas radiaciones pone de relieve
diferentes características de una estructura.
Se muestra que el índice de refracción n y el coeficiente de extinción 𝑛𝑘 están dados por las
siguientes ecuaciones cuando la longitud de onda y la dirección de incidencia de los
neutrones no son tales que se cumplan las condiciones de Bragg:
Estas son generalizaciones de un conjunto similar de ecuaciones derivadas por Fermi. Aquí
𝑛0 es el número de celdas unitarias por unidad de volumen del cristal; k es el número de
onda, que es igual a 2𝜋/𝜆, donde 𝜆 es la longitud de onda; 𝜎𝑎𝑖 es la sección transversal de
dispersión del átomo j en la celda unitaria; y 𝜎𝛼𝑖 es la correspondiente sección transversal de
absorción.
Los signos que aparecen antes de los radicales en la primera ecuación están relacionados con
el signo del cambio en la fase de la onda dispersada por el átomo correspondiente. Estas
ecuaciones se pueden usar para materiales altamente desordenados en el caso de que la
longitud de onda sea tan grande que el material sea homogéneo en una distancia comparable
a la longitud de onda. En este caso, la punta debe tomarse como el número de moléculas
químicas por unidad de volumen, y las sumas se extienden sobre los constituyentes de la
molécula química. Es interesante notar que la segunda ecuación se puede escribir en la forma
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2. Un cristal reflejará neutrones que lo golpean en la incidencia siempre que el índice de
refracción sea menor que la unidad. Esto es lo que se espera de las leyes generales de la
óptica y Fermi ha señalado anteriormente en relación con la derivación de las ecuaciones
que se analizan en el párrafo 1. La reflectividad de un haz de neutrones monocromático
viene dada por la ecuación
Los experimentos llevados a cabo por Fermi, Zinn, Marshall, Horst, y Wollam parecen
mostrar que el índice de refracción es usualmente menor que la unidad.
Se señala que esta observación no puede ser más sorprendente que el hecho de que la
mayoría de los medios ópticos transparentes tienen un índice mayor que la unidad en la
parte visible del espectro.
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