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Historia de la Filosofía Medieval, 2017-I

Alumno: Cristhian Enrique Bustios Malaver

Examen Final

1. ¿Por qué afirma Tomas de Aquino que el alma es subsistente? ¿Cuál es su relación
con el cuerpo humano? ¿Por qué para Tomás la explicación dualista de Agustín no es
suficiente para explicar la relación entre alma y cuerpo?

En los seres humanos se dan por un lado los fenómenos materiales, que se reducen a lo que se
puede medir cuantitativamente como: el peso, la talla, la inercia, etc., y por otro lado los
fenómenos cualitativos como el pensamiento, la voluntad, los sentimientos que, no pueden
reducirse a movimientos físicos. Estos fenómenos tan opuestos no puedan proceder de un
mismo principio, por lo que es necesario admitir que en el hombre hay un cuerpo y un alma
unidos en un compuesto con unidad de composición y unidad de totalidades. En otras
palabras, para Tomas al ser el hombre capaz de conocer por su entendimiento las naturalezas
de todos los cuerpos esto hace que hay lago en ella que sea subsistente por no ser corporal de
esta manera es el entendimiento lo que hace que el alma sea subsistente.

El alma humana es un principio inmaterial, pero que no puede tener existencia sin el cuerpo
sino de una manera incompleta y por tanto imperfecta en cuanto con el cuerpo forma una
unidad de composición. Por eso concluye la necesidad de que el alma de la que proceden las
operaciones inmateriales del entendimiento sea capaz de existir sin el cuerpo, aunque sea
imperfectamente, porque el alma humana sin el cuerpo es una substancia incompleta. El alma
no es el hombre, sino sólo una parte del hombre, contrario al pensamiento Agustiniano que se
había fijado con más preponderancia en el alma. Para san Agustín era suficiente que se diera el
alma en la persona; las almas separadas del cuerpo continuaban siendo personas. Según
Aquino, sin embargo, el alma separada del cuerpo no es hombre y no puede llamarse persona.

2. Para Agustín los sentidos no son fuente de conocimiento porque la realidad sensible
está sujeta al cambio. El testimonio de los sentidos proporciona sólo opinión. Sin embargo,
esto no quiere decir que para Agustín no tengamos conocimiento del mundo sensible. ¿De
qué manera da cuenta Agustín de la capacidad de la mente humana de trascender los
sentidos y adquirir conceptos firmes sobre el mundo sensible?

San Agustín veía en la iluminación, la participación con el Intelecto Divino la manera como
nuestro intelecto puede adquirir conocimientos firmes sobre el mundo sensible, por tanto, él
encontraba dos funciones: una activa o intelecto agente y una pasiva o intelecto posible que
permitía conocer los objetos inteligibles ya sea por los sensibles que obran sobre sus sentidos y
el intelecto, como por la enseñanza y la investigación que obra sobre su intelecto. Y como el
objeto propio de la inteligencia es lo inteligible de lo sensible y esto inteligible es universal, no
puede conocer lo particular más que volviendo por reflexión a la imagen sensible. Los primeros
principios del orden lógico son las primeras concepciones que forma el intelecto al entrar en
contacto con lo sensible, su asimilación es la intervención de lo sensible y son garantía de
todos nuestros conocimientos ciertos y el punto de partida para descubrir la verdad,
desarrollar la ciencia, etc.

En el hombre se daría el conocimiento sensible y el intelectual como dos tipos distintas de una
misma operación gracias al elemento común que es la inmaterialidad. Con todo esto queda
aclarado que el conocimiento se da de forma a forma, que el elemento del objeto asimilable
por el pensamiento es precisamente su forma. El ser del objeto se presenta frente al sujeto
que se incrementa al conocerlo por lo que todo acto de conocimiento supone la presencia de
un sujeto y un objeto. El sujeto cognoscente se trasformaría así intencionalmente en el objeto
conocido gracias a la especie (forma en el intelecto) de modo que el objeto, sin dejar de ser
objeto, se hace sujeto gracias a que puede hacerse presente en el sujeto por modo de especie,
y es la especie sensible a la que el intelecto agente hace inteligible en acto, transformándose
en la forma de nuestro intelecto posible. Por esta razón, la noción de especie salvaguarda la
individualidad del sujeto y del objeto sin que lo que conocemos sea un ente distinto de su
forma, sino únicamente un modo de existir distinto y con esto se garantiza el conocimiento
firme de la realidad y no únicamente una representación mental de éste, y una vez que el
objeto, a modo primero de especie sensible y luego inteligible en acto, es recibido por el
entendimiento posible, este produce el concepto, que es la semejanza del objeto que el
intelecto engendra bajo la acción de la especie. Mientras la especie es el singular concreto en
la mente, el concepto es el universal abstracto que resulta de tener la especie en nosotros, es
la transformación que en nuestro intelecto se produce cuando éste entra en contacto con la
especie inteligible en acto.

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